Re: Digimon Adventure Rol: Quimera Party [Evento/Capitulo]

por Sigrun Vinter Sáb Mar 18, 2017 2:15 am

Aquella monstruosa quimera, que doblaba en tamaño al líder de los Union Saver, lanzó un poderoso rugido que hizo temblar los escombros de la zona, pero Imperialdramon no retrocedió, no podía hacerlo. Las vidas de los que se había refugiado en el parque dependían de él, si fallaba todos morirían. Debía permanecer firme, debía destruir a esa quimera costara lo que costara. La enorme bestia usó sus tentáculos de Korikakumon, que poseía a lo largo de su lomo, lanzándolos contra el líder para apresarlo. En cada extremo había una cabeza de planta carnívora de Blossomon pero con unos dientes más afilados que los originales. Imperialdramon voló de un lado a otro, intentando que no lo atraparan.

- ¡Ion Blaster!

El líder de los Union Saver lanzó una esfera de electricidad desde su pecho, esta esfera impactó en una de aquellas cabezas de planta carnívora, pero la explosión hizo que la electricidad afectara a las que había cerca, paralizándolas. Aprovechando esta abertura, el digimon alado descendió y usó las garras de sus brazos para atacar el lomo de la quimera, la intención era cortar todos los tentáculos posibles para evitar que pudiera usarlos. El ataque funcionó a medias, pudo cortar varios y, entre rugidos de dolor de la quimera, estos iban cayendo al suelo moviéndose a pesar de estar separados dl cuerpo, como la cola de una lagartija al ser cortada. Sin embargo, Imperialdramon tuvo que volver a elevarse, antes de que los otros tentáculos se le echaran encima.

El gigantesco tigre se elevó sobre sus patas traseras haciendo que pareciera aún más grande, estaba enfadado y rugía sin parar. Desde aquella altura, sus ojos detectaron una pelea: un DarkTyrannomon que luchaba contra un Cyclomon y un Allomon. Alzó su garra, dispuesto a aplastarlos a los tres y descendió usando el peso de todo su cuerpo. Los tres digimon no podían hacer nada. Pero Imperialdramon se situó delante y sostuvo la garra para que no cayera, aun en el aire. No podía haber atacado a distancia porque dañaría en el proceso a los digimons, y tampoco de manera física, ya que el riesgo de que no se detuviera era demasiado grande. El Cyclomon y el Allomon salieron corriendo, tan asustados que casi no parecían digimons champions. El pequeño Draco, aún como un champion, también tenía miedo, se había quedado paralizado y no reaccionaba.

- ¡Aléjate de aquí! – le gritó Imperialdramon, a lo que Draco reaccionó- ¡No podré aguantar mucho más tiempo!

El Royal Knight fue consciente de lo que pasaba y se alejó corriendo, apartándose justo cuando la garra del tigre obligó al líder de los Union Saver a tocar tierra. La enorme quimera trataba de aplastarlo y él solo podía luchar por mantenerse en pie y no caer. Draco hizo el ademán de ir a ayudarlo pero el digimon alado le detuvo.

- ¡Es demasiado peligroso! ¡no te acerques!- le gritó mientras se vio obligado a hincar una rodilla por el tremendo peso - ¡Ve con Valquirymon!

Mudo por el miedo, el aprendiz de los Royal Knight obedeció y fue a buscar al segundo al mando de los Union Saver. La quimera volvió a rugir, era un rugido de victoria.

- No dejaré que me derrotes… ¡No hasta que te haya destruido!- amenazó.

Empezó a cargar energía en el cañón de su brazo y disparó. El rayo de energía dio de lleno en el pecho de la enorme bestia que se retiró tambaleándose, cayendo al suelo, provocando que temblara con el peso de su cuerpo. Apenas recuperó el aliento, el líder de los Union Saver volvió a volar, situándose sobre la quimera, aparentemente inconsciente. Volvió a cargar de nuevo un “Positron Laser” para rematar y asegurarse de que no volvía a levantarse. Por desgracia, la bestia se recuperó antes de lo que Imperialdramon predijo y le atacó con un fuerte zarpazo. El dolor le hizo agitar sus alas y retroceder, le había provocado profundas heridas que iban desde su hombro izquierdo y atravesando su pecho en diagonal hacia abajo. El gigantesco tigre abrió su boca empezado a generar un rayo en sus fauces con la clara intención de aniquilarlo.

- Aún tengo un as en la manga, bestia…- murmuró.

Viendo que aquella herida era muy profunda y que, tarde o temprano, la quimera lo derrotaría decidió usar su máximo poder. Su cuerpo se rodeó de luz, una luz muy intensa que cegó al tigre impidiendo que realizara su ataque, cerrando sus ojos y retrocediendo mientras rugía. Una espada blanca apareció frente al líder de los Union Saver que la sujetó por la empuñadura. Al blandirla, la luz se desvaneció dejando a la vista su Paladin Mode. Sin dejar que la quimera se recuperara, disparó un rayo de energía desde el cañón de su brazo a las patas de su adversario. La cegara temporal le impidió hacer nada por evitarlo, y la bestia cayó de nuevo al suelo. La quimera contraatacó y levantó su cabeza para disparar el rayo desde sus fauces, el caballero blanco tuvo que forzar sus alas para lograr esquivar aquel ataque que se perdió en el cielo. Aún tenía las heridas de su pecho, pero debido a que se había forzado a evolucionar, se habían agravado. Él no disponía de un tamer que le prestara su fuerza durante la digievolución, por lo que usaba más energía durante ese proceso. Un esfuerzo que, estando gravemente herido, no era recomendable pero él sentía que debía correr ese riesgo. Debía hacerlo por la ciudad y los que vivían en ella.

Con ese pensamiento para darse valor, se lanzó en picado contra la bestia, hundiendo la Omega Blade en su cabeza, atravesándola. El rugido que profirió la quimera por el dolor fue tan fuerte que se escuchó por toda la ciudad, sin embargo aquella creación aún no había dicho su última palabra. Herida de muerte, la quimera juntó los tentáculos de su lomo, formando una estaca o lanza y, mientras agonizaba, atravesó al líder de los Union Saver. El caballero blanco se resistía a soltar su espada, que seguía clavada en la cabeza del tigre, pero la quimera parecía resistirse también a morir. Al final, la bestia se desplomó en el suelo, había sido destruida.

Tras sacar la espada del cadáver, Imperialdramon cayó al suelo. Respiró con fuerza pero sentía que la vida se le escapaba de las manos mientras su blanca armadura se teñía de rojo con su sangre de datos. Su vista se nublaba, todo se volvía borroso y ya casi no podía ver. ¿Era su final? Antes de que la muerte llegara del todo, escuchó la voz de su amigo y eso le hizo aguantar un poco más. Valkirymon estaba a su lado, junto con aquél aprendiz de los Royal Knights que se mantenía como DarkTyrannomon. El “pequeño” parecía estar afectado, como en shock por la escena que estaba viendo.

- Estoy… bien…- mintió, no estaba bien, se moría. Pero aún en ese estado se negaba a preocupar a nadie- Aún quedan quimeras… en el parque… - dijo con una voz muy débil y tratando de volver a ponerse en pie, escuchado las quimeras que aún quedaban.

Necesitó varios intentos pero al final, gracias a su amigo, logró ponerse en pie, aunque también usaba su espada como bastón. Observó a DarkTyrannomon, el joven Royal Knight estaba lloriqueando, debía de ser un niño y es duro ver una escena como aquella.

- Has sido… muy valiente, peque… - tuvo que parar de hablar, mostrando una mueca de dolor- Dile a tu clan… que estoy muy agradecido… de que nos hayan ayudado.
- V-vale…- lloriqueó Draco.
- Tengo que pedirte… que acompañes a Valquirymon… y le ayudes…

El aprendiz asintió, incapaz ya de pronunciar palabra, estaba intentando no llorar aunque no podía evitar derramar lágrimas silenciosas. Quería ser fuerte, Imperialdramon estaba siendo fuerte y él también debía serlo. El caballero blanco sonrió al aprendiz y miró a su gran amigo.

- Como líder… quiero darte mis últimas órdenes… lleva a los supervivientes del parque a un lugar seguro… y ayuda a restaurar el escudo…- dijo cada vez más débil, casi a punto de volver a caerse- Como amigo quiero pedirte… cuídate…-sonrió- y una última cosa… me gustó como… hiciste el folleto… - se soltó de su amigo apoyando su peso en su espada- Iros… ponedlos a salvo… os cubriré la retirada… ¡Marchaos!

Draco dudó pero terminó por seguir a Valquirymon. Imperialdramon lanzó su Hyper Prominence contra el grupo de quimeras del parque, era una esfera de electricidad bastante débil, debido a su estado, pero logró llamar la atención del grupo, que ignoró a los supervivientes y se centraron en él.

- A ver si os atrevéis conmigo…- como pudo levantó su espada, sosteniéndose sobre sus piernas que estaban a punto de ceder.

El grupo de quimeras se abalanzó sobre él como una manada de lobos hambrientos. Imperialdramon, llevado por su deseo de proteger, peleó con su espada exprimiendo sus últimas fuerzas, matando a cada quimera que se acercaba. No eran muy poderosas y él, aunque herido de muerte, seguía estando en su máximo nivel. Pero cada movimiento, cada quimera que caía al suelo, le debilitaba más.

La última quimera cayó muerta y él se desplomó en el suelo, ese era el punto hasta el cual podían llegar sus fuerzas. Se arrastró por el suelo, alejándose de los cadáveres de las quimeras hasta que pudo verla. Desde allí, desde aquel parque ahora destruido podía ver la costa y la base de los Union Saver. A pesar de la destrucción, de los ataques de las quimeras y las columnas de humo que se elevaban desde algunos puntos, seguía en pie como un símbolo de la fortaleza del clan. Siempre habría tamers y digimon dispuestos a defender esa base, dispuestos a defender la paz en ambos mundos. Imperialdramon estaba orgulloso del valor que habían mostrado sus soldados… no, su familia aquél día. Él ya no podría acompañarles más, pero tenía la esperanza de que podrían avanzar sin él. Los Union Saver eran un clan fuerte, un clan capaz de superar las desgracias y seguir levantándose para luchar una vez más. Lo único que lamentaba él, era haberse despedido de aquella manera de su gente.

Levantó su mano extendiendo su brazo hacia aquella base, hacia su hogar, el hogar de su familia. Tratando de alcanzarla en vano.

- Es una buena vista…

Su vida le abandonó y su brazo bajó al suelo. Su cuerpo empezó a descomponerse en datos pero Imperialdramon seguía sonriendo, había muerto protegiendo a su gente y al menos se había llevado con él la imagen de su hogar. Una imagen que guardaría como un tesoro.

Mientras se desvanecía, un Dinobeemon, se acercó y empezó a recoger los datos del líder de los Union Saver, formando una esfera en una de sus garras. No había perdido nada, aquella esfera contenía todos los datos de Imperialdramon. El digimon se elevó y cruzó la ciudad volando, su aspecto le hacía pasar desapercibido entre las quimeras del Chaos Empire. Además era rápido, podía volar sin ser visto y lo más importante, nadie le vería llevarse aquellos valiosos datos. En poco tiempo, aterrizó tras unos edificios frente a un grupo de humanos y entregó aquella esfera a su jefe.

…

El fénix sentía los gélidos colmillos del lobo negro, pero agitó sus alas para librarse aquella molestia. Por suerte le soltó y sus llamas que ardían con más fuerza por la ira, derritieron el hielo que se había formado. El lobo pareció marcharse sin decir nada más, y Zhiquiaomon miró a su presa. Sería tan fácil aplastar a Leonardo, tan fácil deshacerse de quien había colaborado con sus captores. Pero no podía hacerlo, Floramon estaba dispuesta a asumir ella el castigo por los crímenes del Gaomon y los pequeños digimon le pedían que lo soltara, que él los había salvado. Tanto él como sus llamas se calmaron y retiró la garra de Leonardo.

- Si no te he matado ha sido por ellos- le dijo Zhuqiaomon mirando a Flora y los digimon bebés- Aunque eso no quiera decir que te haya perdonado.

Observó de nuevo al Gaomon, realmente en ese estado no parecía haber maldad en él. ¿Cómo si no se habría ganado la confianza de Luna y Flora? ¿Por qué habría salvado la vida de esos digimons? Había mucho misterio en ese digimon, aunque puede que cometiera un error. Si había alguien con quien descargar su ira, esos debían de ser los humanos que lo apresaron. Mientras pensaba, se percató de los sonidos de una batalla. Se oían a lo lejos pero parecía algo grande, algo importante. Levantó la mirada hacia la zona del parque, el sonido se oía de ahí, pero dejo de escucharse muy de repente. Demasiado. Había terminado una batalla pero el silencio que precedía de esa zona era inquietante.

- Ha ocurrido algo…- dijo el fénix, inquieto.

…

AeroVeedramon y el Royal Knight prisionero siguieron peleando, pero la diferencia entre ambos era abismal. Era un digimon ultimate contra un mega, que todo apuntaba a que era uno de los Royal Knights antiguos. ¿Qué podían hacer contra eso? Sigrun trataba de ayudar a su compañero, dándole instrucciones pero ni aún así conseguían hacerle un rasguño. Cadejo se había ido, pero hasta que no solucionaran el problema de Sleipmon no podrían seguir con las quimeras. Lo único que podían hacer era escuchar a lo lejos como causaban destrucción. Aquél Sleipmon golpeó con fuerza a AeroVeedraon usando su escudo mandándolo contra los escombros de un edificio. El dragón no estaba luchando en serio, temía hacer daño a Sleipmon, ¿pero por qué? ¿Por qué ese digimon le reavivaba sus pesadillas? El caballo armado se acercó al malherido dragón y lo agarró del cuello, levantándolo como si nada, intentando estrangularlo.

- ¡AeroVeedramon!- gritó preocupada corriendo hacia ellos.
- ¡No te acerques!- exclamó su compañero- Es peligroso…

Le faltaba el aire pero se negaba a defenderse, intentando hacer entrar en razón a ese digimon lleno de cables y partes mecánicas. Sigrun no podía quedarse quieta viendo como su compañero se ahogaba, así que se dejó llevar por la situación y actuó. Sin pensar en las consecuencias. Se subió a una montaña de escombros, a la parte más alta que superaba en altura a Sleipmon. No pensaba, solo veía que hacían daño a su compañero y quería evitarlo.

- ¡Déjale en paz! – gritó saltando desde arriba generando llamas digitales azules de manera inconsciente.

El Sleipmon vio a Sigrun y puso su escudo delante, pero ocurrió algo inesperado. La tamer, de la rabia, dio una patada a su escudo y este se quebró, rompiéndose en pedazos que cayeron al suelo. AeroVeedramon lo vió y por alguna razón se puso furioso y atacó al Sleipmon con su “V Wing Blade”, provocando que le soltara y recogiendo a tiempo a su compañera.

- ¿C-cómo he hecho…?- se preguntaba incrédula
- No es el original, de hecho ni siquiera es un mega- informó el dragón azul- Sólo es una copia. De haber sido un verdadero Sleipmon no habría roto el escudo a la primera.

Dejó a su compañera de nuevo en el suelo y rugió con furia al impostor.

- Entonces ya no puede engañarte más ¡Acabemos con esto!

El dragón levantó el vuelo y se dirigió veloz hacia su contrincante. Aquella creación quiso disparar una flecha pero AeroVeedramon fue más rápido y atacó con sus cuchillas el brazo de la ballesta, dañándolo seriamente. Sin esperar a que se recuperara, usó su Wind Guardian y lanzó decenas de cuchillas de viento que abrieron grietas en esa armadura. Aquel digimon solo podía moverse para evitar las cuchillas, pero sin escudo ni ballesta era como defenderse de una colmena de abejas.
Para rematar, el Royal Kinght se rodeó de una energía en forma de dragón y cuando el Sleipmon quiso ir a por él, la lanzó contra el caballo armado. Hubo una explosión. Sigrun se protegió tras una montaña de escombros y, cuando pudo salir, vio a su compañero de pie en el suelo viendo como ese digimon desaparecía en datos.

- Gracias, Sigrun- le agradeció con una sonrisa- Si no hubieras atacado no me habría dado cuenta del engaño.
- No hay de qué, actué sin pensar- antes de revisar su digivice y sonreír- ¡Vuelvo a tener señal! Ahora podré pedir refuerzos al clan. Podremos acabar con esta plaga de quimeras.

Hizo una llamada con su digivice, y en unos pocos minutos, tropas de los Royal Knights entraron en la ciudad aniquilando las quimeras que se encontraban a su paso. Ayudando de esta manera a los Union Saver. Un grupo de Knightmon iban por tierra, poro había otro grupo de la misma especie que volaban sobre Maildramon.

- Ahora esas quimeras también tienen a un ejército de Royal Knights a los que enfrentarse- murmuró Sigrun subiéndose al lomo de su compañero.- Vayamos a ayudar a los nuestros y a los Union Saver.

Se elevaron en el aire volviendo a tener una vista más amplia de la ciudad, desde allí vieron los restos de la quimera de Baihumon, junto con los restos de otras quimeras de menor nivel. Pero no había nadie más. Sobrevolaron la zona, estaba en silencio, demasiado en calma, daba incluso escalofríos. Pronto empezaron a comprender por qué. Entre los restos de aquella batalla, había restos de sangre digital, pero los restos no se alejaban. Por la forma de las marcas, dedujeron que el responsable de la destrucción de aquellas quimeras se había arrastrado herido hasta un punto, pero allí no había nadie. No hacía falta ninguna explicación, los digimon desaparecen al morir y ese debía de haber sido el destino del que luchó contra aquellas bestias.

- ¿Quién sería tan poderoso como para destruir una quimera así? – murmuró Sigrun viendo el tamaño de ese falso Baihumon desde el aire.

por **Scott Desaster** Lun Sep 18, 2017 1:32 am

~[Narrador]~

La fiesta de las Kimeras llego a su final cuando su anfitrión se retiró repentinamente, dejando a la madre de todas las bestias. Un monstruo de poder inimaginable, listo para acabar con todo y con todos, pero que fue detenido a costa de un gran sacrificio. El líder de los Union Savers entrego su vida para proteger a los habitantes de la ciudad y a los miembros de su clan. El fuego de destrucción fue apagado rápidamente por la lluvia que apareció tras la muerte (Aun sin darse a conocer) de Imperialdramon. Todas las Kimeras menores que aún no hubieran sido acabadas, terminaron desplomándose en el suelo y derritiéndose luego de unos minutos de que la más grande desapareciera. No quedaron restos de nada sobre ellas; todas se borraron completamente como si de estatuas de hielo se tratase. Los civiles pudieron salir de los refugios finalmente, una vez se comprobó que todas las Kimeras se encontraban muertas.

Quienes tuvieron la mala suerte de no llegar a un refugio y debieron de enfrentar a las Kimeras de frente, muchos murieron, quedando solo unos pocos con vida. La mayoría de los Devas terminaron malheridos, pero siempre con la frente en alto por haber logrado su cometido. Los pocos supervivientes del ataque abandonaron la escena apenas tuvieron la mínima oportunidad; e inclusive algunos “héroes” siguieron sus pasos, abandonando las ruinas de aquel terrible evento.

Muchos rumores comenzaron a correr con el paso del tiempo; información fue revelada, tanto a los medios como a los propios directivos de los Union Savers. El saber que una kimera había traspasado la barrera fue un duro golpe; pero nada comparado cuando se descubrió que el líder de los Union Savers ya no se encontraba con vida. Las pocas cámaras de seguridad que sobrevivieron al devastador evento pudieron captar como este moría a los pocos instantes de acabar con la Kimera que se cree, era la más poderosa. El enterarse de que su líder había fallecido supuso el fin de los Union Savers, o eso se creía. Su Sublíder actual, Valkyriemon, tomo el cargo de líder inmediatamente, asegurando de que si querían que ese mismo evento volviera a repetirse, debían dejar las cosas como estaban, permitiendo que el clan desapareciera.

Nadie sabía exactamente si fue un plan para hacer desaparecer a los Union Savers o si fue solo una forma de demostrar su fuerza, quizás sobreestimada, por parte del Chaos Empire. Lo único que se sabe al respecto es que se vio a su líder, lo cual no podía suponer nada bueno. El mero hecho de que este se fuera en mitad del ataque, dio 2 teorías posibles para aquello: la primera, era que pudo haber estado buscando algo o a alguien, y que al no encontrarlo, decidió marcharse para no desperdiciar más tiempo, puesto incluso si lo único que le interesaba era ver caos absoluto, ya lo había conseguido. La segunda teoría radicaba en que quiso probar la fuerza de los Union Savers y que una vez comprobado lo que fuera que quisiera comprobar respecto a su poder, se marchó. La segunda es la menos creíble de todas, pero realmente nadie pudo afirmar nada. Todo lo que se sabe al respecto es que tras su retirada, todas las Kimeras entraron o activaron un sistema de autodestrucción, la cual no solo las hiso morir al instante, sino que también quedaron inutilizables, tanto para investigarlas como tratar de regresarlas a su estado anterior. Lo único que se sabe es que los pocos supervivientes de este atroz evento, nunca podrán olvidar lo ocurrido; y del mismo modo, todo el mundo ahora tendrá en mente de lo que es capaz de hacer el Chaos Empire.

=Fin del Evento=