Una promesa por cumplir [priv. Scott]

La flecha logro distraer al hombre bestia. Jinrou al percatarse de que su oponente abandono su posición, intento girarse, aun apoyado sobre su brazo, para mantener en la mira a su objetivo; pero en su lugar vio una flecha acercarse a toda velocidad. Naturalmente el hombre bestia decidió aprovechar una de sus propias patadas para tratar de desviar la flecha, pero antes de que su pierna entrada en contacto con el az de luz oscura, esta cambio de dirección de forma totalmente natural. Nadie allí entendía el porqué de la acción de la flecha, pero si entendían que eso significaba una ventaja para el hombre bestia. Sin el peligro de la flecha y con su propia tiradora confusa, Jinrou aprovecho el momento para volver a usar sus piernas como base de apoyo, gruñendo con cierto enfado y exhalando llamas pequeñas desde su boca central; aquel instinto primitivo seguía creciendo en él, y conforme pasaban los segundos y los movimientos eran ejecutados, más y más crecía. Cuando la mujer dragon lanzo su próximo ataque, Jinrou sonrió ligeramente para después soltar un grito de guerra. Las 2 ráfagas de energía que se aproximaban contra el eran demasiado rápidas, y aunque el propio hombre bestia intento detenerlas con sus cañones; no tuvo la oportunidad. Ambos golpes impactaron de forma directa, levantando una nube de polvo en ese instante; pero no derribando al hombre bestia. Jinrou salió de la nube de polvo de un salto, extendiendo sus brazos y girando sobre sí mismo para volver a crear un tornado de fuego verde, incrementando el tamaño del tornado para tratar de forzar a su oponente a cubrirse. Si bien era una estrategia fácil de contrarrestar, el truco de la misma hiso aparición cuando el hombre bestia detuvo las llamas repentinamente y cerró sus cañones para impulsarse como bala contra Irina. Su objetivo era claro, golpearla con sus cañones como si se trataran de masas, aprovechando cualquier posible cobertura que ella pudiera tomar como “campo abierto”.

Derribar a un oponente en posición defensiva no era tarea sencilla, pero con el impacto apropiado todo era posible. Una lástima que el hombre bestia no impactara con la fuerza suficiente. Lo único que pudo haber conseguido de aquello fue empujar a su adversaria un par de metros y poco más; si había causado daño, no era capaz de verlo, pero tampoco le interesaba. Jinrou aun tenía trucos que demostrar, pero no era el momento… aunque internamente quería usar toda su fuerza. No obstante, tenía un límite moral que seguir… pero aquel instinto primitivo estaba arrasando con dicho límite, impulsando más y más al hombre bestia a atacar con toda la fuerza posible.

Grrrr… mas… velocidad… -murmuro levemente, rodeando sus piernas con energía oscura- más velocidad… es… más… ¡Potencia! –Grito finalmente, impulsándose con tal fuerza para dejar un cráter donde estaba parado anteriormente, dispuesto a embestir a su oponente con una patada lo bastante fuerte para equipararse al filo de sus espadas-
Parece que Jinrou tomara una táctica más ofensiva… curioso –Menciono la maquina, aun prestando particular atención a la batalla- parece que esta prueba de campo aportara más datos de los que supuse
¿Y eso es bueno? –El humano observo de reojo al Machinedramon, quien volvió a sumergirse en aquellas maquinas que había traído-
Depende de que entiendas tu por bueno –Contesto directamente, ya sin disposición a responder más preguntas-

Mientras tanto, en el campo de pelea, Jinrou comenzó a alternar entre los disparos de sus cañones y sus propias piernas; intentando dificultarle las cosas a su oponente. Se veía que Irina aun no era una luchadora a distancia con esa forma, y si bien Jinrou era más versátil en el combate cuerpo a cuerpo, era un luchador hibrido, capaz de usar también ventaja de la corta distancia para someter a sus oponentes. Alternando entre fuegos y patadas, encontraría una brecha para pasar al siguiente nivel, un nivel donde se definiría si Jinrou era o no el mismo que al comenzar la pelea…

Giga ignoro completamente la pregunta de Grademon. Para él, el que un digimon Ultimate que no podía luchar sin una montura se pusiera a cuestionar sus creaciones y equipos tecnológicos de combate y entrenamiento, era una falta de respeto y clara petición de futura experimentación. El Machinedramon no iba a perder su tiempo de análisis respondiendo una pregunta tan obvia como esa; él quería pensar que Grademon se podría responder así mismo con algo tan simple como “La jaula está configurada para niveles Ultimate como máximo, pero un Mode o fusión de digispirits tienden a sobre pasar dicho nivel aunque sea por muy poco, volviéndose un intervalo entre Mega y Ultimate”, pero seguramente no sería capaz de hacerlo. Fuera como fuera, Giga siguió observando aquella maquina, la cual si bien parecía cumplir muchas funciones complicadas y avanzadas… no hacía otra cosa que medir la cantidad de energía que Jinrou estaba empleando. Aquella maquina solo tenía una función: medir la energía que empleaba Jinrou, tanto en cada ataque como alrededor de toda la batalla. No tenía ninguna otra función, ni siquiera hacer cálculos complejos, ya que eso lo hacia el propio Machinedramon mentalmente… si, Giga estaba experimentando con la fuerza total que podía igualar el Jinrou Mode; quería saber la cantidad de energía máxima que podía utilizar, para emplearlo en futuros experimentos, ya fuera con digimons o con humanos. Por bastante tiempo intento conseguir alguna prueba de campo pero no hubo caso, pero entonces llego aquella humana… la perfecta conejilla de indias para el plan. Si ella peleaba contra Jinrou, quizás podría hacerlo liberar una cantidad considerable de energía para tener una base de hipótesis… y aunque al principio fue una rotunda decepción, al final consiguió ser algo bastante satisfactorio. Claro que Giga también sentía cierto interés por aquella forma que había adoptado la humana, Gaiomon, pero no se molestaría en analizarla… porque si esa forma era el resultado de una fusión entre espíritus, no tendría ni de cerca el poder de un Gaiomon real, por lo que sería inútil molestarse en analizarla.

Durante la pelea, Irina logro apartar a Jinrou forzándolo a cubrirse de un ataque directo, pero también hiso una pregunta al Machinedramon, el cual aparto la mirada de la maquina, para responder a su pregunta de un modo bastante… agresivo.

¿Por qué debería decirte lo que pasa aquí cuando tu estas allí dentro? –y con esa respuesta, volvió a mirar la máquina para analizar los datos que esta le brindaba-
No tenías que ser tan agresivo… pero me gustaría saber si todo está bien realmente… estas siendo menos impreciso que de costumbre, Giga –comento el humano cruzándose de brazos-
Egh… todo está bien, Jinrou está empezando a aumentar los niveles de energía ligeramente, nada de qué preocuparse –Giga observo a Grademon- tu, has algo útil de tu existencia y ve al panel de control de la jaula, sube el indicador de Ultimate a Mega… si tanto de preocupa la jaula, aumentemos el nivel para que ningún ataque de alto poder pueda salir –Finalmente el digimon mecánico volvió a lo suyo, ignorando totalmente el exterior que lo rodeaba, ya fuera la pelea o las preguntas que pudieran hacerle-

Mientras tanto en el campo de batalla, jinrou continuaba sintiendo como aquel instinto primitivo crecía en el. El último ataque de su adversaria había dado en el blanco, aunque él se había cubierto con sus cañones como escudo, pero aun así la ira y rabia seguía creciendo dentro de él. Observo a Irina fijamente y después volvió a aplicar la energía oscura en sus piernas, usándola como un potenciador momentáneo para aproximarse a su rival y empezar a atacar; pero a diferencia de las otras veces, no utilizo sus piernas para atacar, si no que decidió optar por algo aun más aleatorio que antes. Al llegar frente a su adversaria se dio la media vuelta rápidamente, dándole la espalda en su totalidad pero sin dejar su guardia baja. Una vez que se dio la media vuelta frente a Irina, agito la cola para sujetarla del cuello y posteriormente aplicar fuerza para generar un efecto palanca, aporreándola contra el suelo. Una ligera risa se escapo de su boca, en principio divertida, pero con el pasar de los segundos, cierta malicia se detecto en aquella risilla. Parecía divertida, pero divertida a modo de burla, como si hubiera disfrutado el haber atacado a su adversario de un modo tan “imprevisto”. Una vez el hombre bestia tuvo a su oponente en el suelo, no perdió tiempo y extendió su cañón derecho contra ella, disparando un Hell Fire directo, sin escrúpulos y sin resentimientos; ahora su objetivo era causar todo el daño que le fuera posible.

Aquello sorprendió a todos los presentes, salvo a Giga que ya había dejado de prestar atención a la batalla para centrarse en la maquina. El humano quiso decirle a Jinrou que la pelea había terminado, pero antes de que pudiera hacerlo, Giga lo detuvo poniendo su brazo frente al humano a modo de freno. Según el Machinedramon, tenían que seguir la prueba de campo, que los resultados que daba la maquina estaba siendo positivos, pero claro, solo el propio Giga sabia que esa máquina siempre daría resultados positivos al ser un mero medidor de energía. El humano tuvo que tragar sus impulsos de detener la pelea y permitió que esta prosiguiera, confiando en las palabras del Machinedramon el cual regreso a su trabajo de análisis. Una vez que la pelea no fue cancelada, Jinrou decidió soltar a su oponente y dar un salto, extendiendo sus cañones para disparar constantes corrientes de fuego a modo de esferas, tratando de mantenerla apartada lo más posible; buscando forzarla a atacar únicamente a distancia, por el mero hecho de que ese no era su fuerte. De un modo u otro, Jinrou estaba peleando con una destreza “mayor” a la usual en ese instante, demostrando un conocimiento medianamente elevado sobre su oponente y sus fortalezas. Si los Gaiomons son luchadores cuerpo a cuerpo, la mejor forma de enfrentarlos seria a distancia, y dado que su oponente no parecía tener control total sobre su ataque a distancia más efectivo, con mayor razón debía forzarla a pelear a distancia.

El hombre bestia reacciono rápidamente ante la táctica de su rival. A medida que la Gaiomon avanzaba, el retrocedía o se movía sin quitarle la vista de encima, disparando con sus cañones constantemente para mantener distancias; siempre con una sonrisa victoria en el rostro, mezclada con cierta gracia o burla. Cualquiera diría que el hecho de moverse sin ver exactamente hacia donde iba era una tontería, que Jinrou chocaría inevitablemente contra la jaula de luz… pero no era el caso. Cada vez que el hombre bestia se aproximaba a un borde, giraba en la dirección más apropiada para continuar su camino; comenzando a rodear como podía a su rival para tratar de impactarla con su fuego desde distintos ángulos. Aquella hazaña no se debía a otra cosa que a los cañones del hombre bestia. Si, eran armas, pero previamente eran cabezas… sensores vivos conectados al cerebro del digimon; y en aquella forma no existían las excepciones. Jinrou aun podía usar sus cañones como sensores visuales, los cuales podían ver en distintas direcciones y advertirle de cuando estaba próximo a un borde de la jaula o de a qué dirección debía moverse para evitar concretamente el chocar con la misma.

De cualquier modo, llego un momento en que Jinrou ya estaba cansado de evadir a su oponente. No por cansancio físico, sino por cansancio mental… su mente estaba llegando a un límite que no podía soportar; ya fuera por no acabar con su rival o porque aquel instinto primitivo estaba comenzando a ser autosuprimido. Con aquel cansancio mental, el cuerpo de Jinrou no perdudaria mas tiempo… regresaría a su forma rookie en cuestión de segundos; y aquel instinto no iba a permitirlo… necesitaba más furia, mas motivos, necesitaba liberar mucha más energía que la que el cuerpo del hombre bestia pudiera soportar para liberar así su autentico potencial. Es así como de un momento a otro, Jinrou dejo de atacar y se concentro en aguantar los ataques que pudiera brindarle su oponente. En un principio sería algo sencillo, pero cuanto más se aproximada su rival, mas difícil seria… hasta que llegara el punto donde las espadas realmente impactaran contra su pecho en forma de X para intensificar un gran poder físico; el suficiente para lanzar al hombre bestia contra el borde de la jaula sin problema alguno.

Es en ese momento, donde la maquina del Machinedramon comenzaría a decaer rápidamente; mostrando bajadas de energías pronunciadas en extremo… como si el poder del hombre bestia estuviera siendo agotado rápidamente. El dragón mecánico quiso informarle al humano, pero al voltearse a verlo, lo vio con ojos perdidos… vacios, como si su vida estuviera siendo drenada rápidamente por algún ente desconocido. No tardo mucho en que el humano cayera al suelo, dejando así caer su digivice también unos metros lejos de él. En la pantalla del digivice había una palabra escrita… o más bien, a medio escribir. “Evol…”. Faltaba la última parte, que parecía no poder terminar de ser escrita… principalmente porque ya no había energía para ninguno. Quizás se debería a que el humano apenas había comido igual que su digimon, o que el propio digimon estaba viéndose afectado por una especie de parasito interno que robaba su energía para hacerse notar. Fuera cual fuera la razón, la escena del momento fue bastante… atemorizante. Jinrou se levanto del suelo, con ojos rojos como la sangre… inclusive sus cañones se habían visto por aquel “parasito”. Los puntos luminosos que representaban los ojos de sus cañones, normalmente amarillos, eran rojos y mucho más pequeños de costumbre; como si fueran monstruos vigilando a su presa. El hombre bestia lanzo un gran rugido al aire, mientras sus cañones expulsaban tal cantidad de fuego que comenzaron a derretir o ablandar el suelo que el pisaba.

La máquina de Giga comenzó a sonar, robando la atención del Machinedramon, el cual al voltearse a ver las lecturas, no pudo hacer nada más que ver aquella maquina explotar en el acto. La energía que estaba liberando Jinrou era demasiado alta, por lo menos, para los estándares predeterminados de la maquina. Pero lo que podría considerarse verdaderamente aterrador de aquello, era que al terminar de gritar como un bárbaro o “berserker”, Jinrou comenzó a reír ligeramente, sonriendo de oreja a oreja mostrando grandes colmillos que normalmente estarían ocultos. El hombre bestia observo de reojo a su rival fue en ese instante cuando su sonrisa demostró malicia y crueldad, junto con una gran ansiedad por atacar constantemente a la humana transformada en digimon.

¡INFERNO GATE! –grito con fuerza, abriendo un sinfín de agujeros negros en el suelo, paredes, inclusive en el techo y el propio aire; agujeros que comenzaron a succionar todo lo que estuviera cerca de ellos- ¿quieres ver el infierno en vida? –pregunto para saltar a uno de los agujeros y salir por otro más cercano a la samurái, empujándola dentro de un “universo” donde solo había oscuridad- ¡JAJAJAJA! ¡QUE EL MAS FUERTE SOBREVIVA! –Grito al inmenso vacío, declarando “formalmente” que ahora era una pelea a muerte-

El hombre bestia no dudo en atacar. Apareció repentinamente frente a su oponente y le propino una patada en el rostro, riendo con arrogancia mientras sus ojos vigilaban cada articulación de la Gaiomon. Su objetivo era jugar un poco con ella, golpearla y desorientarla; algo propio de una bestia o monstruo con ansias de cazar… aquel instinto primitivo diciéndole “divirtámonos un rato antes de terminar”.

Una vez la patada fue realizada, Jinrou se impulso hacia atrás y se hundió en aquella oscuridad, como si fueran arenas movedizas o alguna especie de liquido semi espeso. El reía con calma mientras en distintas partes del escenario aparecían aquellos ojos rojizos moviéndose de un lado a otro como si nada. No se molestaba en ocultar su presencia al 100%; se divertía pensando que su oponente sabía que estaba luchando contra un oponente distinto... le hacía gracia que se prepararan para enfrentarse a alguien a quien desconocían y que de algún modo, compartía el cuerpo con aquel cachorro con el que comenzó todo.

Durante unos instantes se quedo esperando en la oscuridad, observando a su rival mientras soltaba unas leves carcajadas de forma involuntaria. Verdaderamente podía sentirse el tipo de monstruo que era... uno sin preocupaciones. Parecía que sin importar el que, aquel monstruo que dominaba el cuerpo del cachorro no tenia alma... no tenía preocupaciones... solo ansias de divertirse a costa del dolor ajeno. No se estaba molestando en lo mas mínimo por ocultar su risa, sus ansias de matar o inclusive su burla hacia su oponente... no tenia respeto ni consideración; no pensaba en hacer sufrir a su oponente a base de dolor psicológico o emocional por estarlo forzando a luchar contra alguien que inicialmente era bueno... solo pensaba en jugar, como cualquier niño... solo que este tenía una mentalidad psicótica y degenerada hasta el punto de ser enfermiza. Pronto saldría de su escondite y atacaría como una serpiente, pero adoptando un estilo distinto al que usaría una serpiente para matar a su víctima. Normalmente se le podría considerar al ataque de una serpiente como "letal en 2 golpes", haciendo una leve referencia a que las serpientes venenosas tienden a morder en puntos clave... atacar en zonas del cuerpo para que su veneno se propague mas rápidamente... debilitando a su presa de forma rápida y efectiva... pero el ataque de "Jinrou" no fue de ese modo. Si, ataco de forma rápida y certera como lo haría una serpiente venenosa, pero no ataco a un punto clave en el cuerpo de Gaiomon; se ahorro todo ese proceso y simplemente la golpeo en la espalda con sus cañones para después seguir de largo en su recorrido y sumergirse en la oscuridad.

Jeje... ¿qué pasa...? ¿Problemas para acorralarme como intentabas hacerlo antes...? -se escucho en el completo vacio infinito, mientras aquellos ojos se "encendían" y "apagaban" en distintos sitios; como si se tele portara a distintas ubicaciones sin el menor problema... como si "acorralara" a su rival- debo decírtelo... "gracias" por alentar al uso de esta forma... "gracias" por emocionar a mi facción débil... "gracias" por atacar con toda tu fuerza hiriéndolo y dándome poder... "gracias" por ser tan tonta -rio ligeramente, para finalmente aparecer por debajo de ella y atacar con fuerza hacia el brazo izquierdo, tratando de dislocarlo... pero decidió no hacerlo; aun quería jugar, aun quería simplemente divertirse con su oponente, por lo que decidió fallar, sin siquiera tocarla... un mero roce para después mirarla sonriendo con malicia- "gracias"... por dejarme salir... jeje

Una vez dicho eso, Jinrou se quedo en su sitio, sin volver a tomar distancia... sin volver a sumergirse en la oscuridad; esperando un golpe de su oponente. No planeaba recibir más golpes, pero tampoco planeaba tomar una victoria fácil en su juego. El mismo había incitado en "jugar hasta la muerte". Aquel que sobreviviera tenía derecho a salir... y aun cuando el podía ganar con solo ejecutar unos cuantos movimientos en el orden apropiado, no iba a hacerlo... seguía conservando una pequeña parte del comportamiento infantil de aquel Labramon que alguna vez fue. Normalmente ese monstruo que era ahora no dudaría en acabar las cosas de forma rápida y efectiva... pero sumando ese peculiar toque "infantil" de antes, no podía evitar querer jugar... querer demostrar que era superior... igual que un abusivo de la escuela; él buscaba darle una oportunidad a su oponente antes de humillarla y dañarla... buscaba darle confianza para después pisotearla como si fuera basura. El daño físico era algo que podía conseguir sin esforzarse... pero el daño que verdaderamente le alegraba ver... era el psicológico y emocional... un daño incorpóreo, pero que en gente de gran orgullo como lo parecía ser su oponente... podía ser mucho más doloroso que cualquier herida física.

Jinrou se quedo sonriendo con calma, disfrutando de su obra. Haber quebrado tan "fácilmente" a una humana orgullosa y segura de sí misma le resultaba divertido. El verla allí arrodillada ante él, le recordaba una época donde ese instinto primitivo… donde aquel monstruo que reinaba actualmente ese cuerpo, era alguien real; alguien capaz de infligir dolor y sufrimiento en quien se le cruzara. Aquella época realmente no se excedía de unos 20 o 15 años en el pasado… pero, ¿realmente seria verdad?, eso sería difícil saberlo ya que esa era la edad aproximada que tenía el cachorro ahora consumido por esta entidad maléfica. De cualquier forma, su sonrisa se borro ligeramente cuando vio aquellas manos temblorosas ponerse firmes. Arqueo una ceja en señal de curiosidad, y finalmente sonrió ligeramente, aun con confianza pero alegría de algún modo… y no porque su oponente se levantara para seguir jugando, si no porque estaba jugando con otra persona. "El verdadero dueño de este cuerpo". Esa frase hiso emocionar al hombre bestia, el cual permitió que aquella flecha siguiera su curso hasta incrustarse en el hombro del demonio. No hiso amagues de ningún tipo; no se molesto en dar alguna señal o tratar siguiera de esquivar el proyecto. Sencillamente Jinrou recibió la flecha y posteriormente rio, tomándola con una mano-cañón para después tirar de ella y quitarla de su hombro. Quebró la flecha solo con ejercer presión con su mano, y después comenzó a retroceder lentamente, sin sumergirse en la oscuridad como antes… ahora estaba molestando a otra persona, y por ende, debía usar otros métodos.

Una vez que la distancia entre ambos oponentes era lo bastante amplia, Jinrou estiro los brazos hacia los lados, como si dijera "vamos, estoy esperando". El no se iba a molestar mas en esconderse para atacar, ahora iba a luchar un poco más en serio pero… sin dejar su aspecto infantil de brabucón. Internamente él tenía la capacidad de redirigir el dolor físico para no verse tan cansado como lo haría el cachorro que fue alguna vez; y externamente era el señor de aquel campo de batalla, pudiendo cambiar las reglas a su favor en cualquier instante. Si quería, podía ordenar que la oscuridad consumiera a sus oponentes y dejarlos totalmente ciegos, incapaces de usar su luz para defenderse… pero no iría a tales extremos. Planeaba hacer eso mismo, pero al ver a su nuevo oponente… decidió hacer algo que no esperaba hacer: enfrentarse a otro dueño legítimo.

Veo que esto será mas interesante de lo que supuse… pero bueno, mejor para mi… mas diversión -rio ligeramente, mostrando su "superioridad" sin obstáculos- sabes… tomemonos un momento para descansar… tanto tu como yo estamos "agotados", ¿no…? … no… no lo estamos -Su sonrisa poco a poco se volvió la de un maniático; dilatando sus pupilas mientras enseñaba los colmillos delanteros- aquí el dolor físico redice de nuestra percepción… si nuestras mentes detectan dolor, el cuerpo lo sentirá… pero, ¿Por qué seguimos de pie pese a que nuestros cuerpos han ejercido demasiada energía? Simple… -En aquel instante, Jinrou estiro un brazo hacia delante y disparo una bola de fuego, sabiendo que su oponente la bloquearía sin problema alguno- porque somos los autenticos dueños de estos cuerpos, y como dueños legitimos podemos redirigir el dolor hacia esas mentes débiles que tenemos que cargar…

De un momento a otro, Jinrou comenzó a correr hacia su oponente, repitiendo el uso de sus manos-cañones como propulsores, aproximándose hasta quedar lo bastante cerca de su rival para flexionar una pierna y tratar de darle un rodillazo. Una vez sintió contacto físico, independientemente de si había acertado o no, Jinrou rio con cierta burla para después observar a su oponente a los ojos.

¡Tú dices que impedirás que use a Labramon pero…! -De un momento a otro, el hombre bestia estiro la pierna para transformar el rodillazo en una patada al cuello de su rival- ¡¿Qué te dice que no es al revés y soy yo quien está siendo usado por ese mocoso insufrible?! -Al ejercer la presión suficiente, Jinrou logro apartarse durante un instante, pero se mantuvo en el aire el tiempo suficiente para que su oponente lo golpeara en el estomago, alejándolo unos cuantos metros. El rio y se levanto, frotándose el estomago ligeramente, sin expresar dolor de ningún tipo- jeje… no estoy repitiendo tus palabras… pero escucha -Jinrou rio a todo volumen, mientras el campo liberaba un brillo oscuro mostrando cientos de cadáveres por todo el lugar, tanto de humanos como digimons incapaces de volverse datos por estar atrapados en aquel infierno- ¡Ahora te enfrentarás al verdadero dueño de este cuerpo! ¡JAJAJAJA! -la risa callo repentinamente, mientras el cuerpo del hombre demonio se dejaba llevar por su propio peso para caer hacia delante, con una mirada perdida. Durante un instante, sus ojos rojizos adquirieron un tono amarillento, y entonces ocurrió-
¡AAAAAAAHHHH…! ¿Por qué…? ¿p-porque duele…? Hag… egh… ¿q-que ocurre…? ¿Dónde… estamos? -Aquel hombre demonio cayó de rodillas al suelo, tembloroso, llorando, confundido- Irina… ¿q-que ocurre…? ¿Q-que hacemos aquí…? ¿Por qué… me duele todo mi cuerpo…? No lo entiendo… ¿a-algo salió mal…? -El hombre bestia levanto la mirada y pudo ver todos esos cadáveres, haciéndolo entrar en shock. Todos le resultaban familiares pero los desconocía… y no porque estuvieran tan putrefactos que ya eran imposibles de identificar- ¿Q-que es esto…? N-no es gracioso… s-si es una broma… haaa… -El hombre bestia comenzó a hiperventilarse, llevando sus manos a la cabeza- ¡¡No me gusta esto!! ¡Scott! ¡Giga! ¡Saben que odio estas bromas! ¡¡No me gusta el terror!! ¡¡NO me gusta el Dark Área!! ¡¡NO ME GUSTA VER CADAVERES!!

Aquel digimon que hacia un instante había dicho cosas tan horribles, realizado actos terribles… ¿estaba llorando de verdad? Era difícil de creer pero… tenía sentido… porque no era él. Aquella entidad maligna había desaparecido y permitió que el "dueño" original del cuerpo regresara pero… en el peor momento. Labramon estaba de vuelta pero su cuerpo estaba herido, él no tenía recuerdos de lo que estaba sucediendo y ahora estaba rodeado de cosas que le disgustaban… sencillamente estaba al borde de un trauma perpetuo. El lloraba agitado, intentando convencerse de que era una pesadilla, pero cuando estaba romper en mas llanto, se detuvo poco a poco. Se había quedado sin aire para gritar; su respiración era irregular y sus ojos estaban perdidos.

Durante un momento pareció que todo volvió a la realidad, pero no fue así. El digimon inocente desapareció otra vez, y eso era obvio ya que su intento de llanto se estaba volviendo poco a poco una risa maliciosa y burlesca. Pronto el cuerpo del hombre bestia se levanto nuevamente, con la cabeza baja y tratando de aguantar la risa sin éxito. Finalmente alzo la vista y vio a su oponente a los ojos. Ya ni tenía esos ojos amarillos que podían demostrar que era el nuevamente; habían regresado a ese color rojo como la sangre. Las lágrimas de sus ojos se evaporaron lentamente y todo rastro de cansancio se había desvanecido. Es allí cuando aquel brillo que permitía la vista de todos esos cadáveres se extinguió, volviendo aquel campo de batalla un mero vacio infinito de color negro.

Jeje… ¿quieres saber cuál es la mejor parte de ser el dueño real de este cuerpo? -Sonrió con ironía, entrecerrando los ojos para demostrar su desinterés por sus propias palabras- que puedo usar esa personalidad débil para ahorrarme el tener que sentir dolor físico por la batalla… y el bonus de eso es que… como mi escudo es tu amiguito -Comenzó a reír con burla, señalando con la cola a su rival- o al menos amiguito de tu otra ocupante… jeje… cada vez que lo lastimen, sentirán culpa y responsabilidad por ello… jeje… ¡¡TODO DAÑO QUE ESE MOCOSO SUFRA SE VOLVERA UNA CARGA EN SUS ESPALDAS!! Y yo… no sentiré absolutamente nada porque bueno… ¿Por qué debería interesarme una personalidad tan débil?

El rostro del parasito cambio. Su sonrisa se desvaneció, ¿habría sentido realmente el peso de aquellas palabras? ¿Podría ser que ahora dejaría de lado a Labramon para hacer las cosas el mismo…? La respuesta era un rotundo “no”. El hombre bestia simplemente se quedó quieto durante unos instantes, hasta que finalmente suspiro y volvió a sonreír de esa forma tan “infantil y desafiante”.

Listo, ya le envié tu mensaje –rio entredientes- ya le dije lo que opinas de él… que es un cobarde por usarme para su beneficio, que es un cobarde por depender de MI fuerza, que solo es un niño asustado que me utiliza porque sabe que soy más fuerte que él –se relamió de una forma grotesca, comenzando a caminar sin acercarse a su oponente, rodeándolo como si lo estuviera analizando- dime algo, ¿soy un cobarde por usar todos los recursos que puedo en una batalla? No lo creo… eso me hace más inteligente… pero, ¿Qué puede saber alguien que comparte su cuerpo con una tonta como ella? Nada supongo… simplemente… eres tonto como ella, ya que si te gusta compartir y no quieres hacerla pasar dolor, algo deben tener juntos, ¿no?

Deformo toda esa declaración como si fuera un juego; ignoro completamente el mensaje y lo distorsiono para afectar más a su “contraparte”. Aquello no era un cobarde… era una criatura sin buenas intenciones de ningún tipo, ni siquiera intenciones agresivas ante provocaciones. Él sabía lo que hacía, y le orgullecía independientemente de lo que opinara la gente; el usaba, como bien dijo, todos los recursos que tenía para obtener la victoria, y si tenía que aprovecharse de los demás, lo haría gustoso. No veía victorias sucias o limpias, solo victorias…

Aquello, no era un hombre, mucho menos un niño… era un diablo trastornado y desquiciado. Consciente de sus actos pero nunca afectado por ellos; desviando los mensajes y ataques a los demás para ver mutilaciones como si de un espectáculo se tratara. Daba asco… e inclusive daba más asco el saber que, sin importar que o quien lo enfrentara… el jamás dejaría de usar sus trucos sucios. Quizás antes él dijo algo sobre una “pelea de dueños originales”, pero eso no significaría que se quedaría allí a pelear el realmente… usaría un escudo ajeno a sus sensaciones para garantizar la victoria.

Muy bien… suficiente charla, ahora, a lo que nos concierne –apunto su cañón e hiso abrir la boca del mismo, cargando su próximo golpe- más te vale esquivarlo para continuar con esta pelea… porque si no, me enfadare y bueno… tendré que terminar de romper al niñito, así quizás te animes a dar la cara y enfrentar esta situación

Dicho eso, el Hombre Bestia disparo un torrente de fuego constante contra su oponente, ignorando si este lo fuera a esquivar o no, sencillamente comenzaría a pelear de un modo más… “táctico”. Si bien no era la palabra indicada para describir sus acciones, era el único posible para intentar definir su nueva forma de combatir. Antes luchaba como un niño con una mente sádica y trastornada, escondiéndose y atacando, manteniendo la moral del enemigo baja; pero ahora, estaba dando la cara de frente, y aunque sus tácticas para mantener al enemigo desanimado o sin motivos para contraatacar seguían presentes, era capaz de ejercer la suficiente “valentía” para no ocultarse de nuevo.

El hombre bestia observo a su oponente esquivar el torrente de fuego y se le dibujo una sonrisa, aunque lo que siguió a continuación no lo esperaba. Él contaba con que su oponente disparara alguna clase de flecha como intento hacerlo anteriormente; pero lo que ocurrió fue toda una sorpresa para mal. El hecho de que una explosión de luz se produjera a sus pies no solo logro que Jinrou se cubriera con sus brazos a modo de escudo, sino que también consiguió dispersar la oscuridad que los rodeaba. El gruño con furia al quedar ligeramente cegado por la luz, y no pudo evitar el golpe en la cabeza, cayendo al suelo inmóvil durante unos cuantos segundos.

Al final, la cola de la bestia se enrollo en la pierna del contrario y tiro con fuerza, buscando hacerlo caer, mientras que el cuerpo se levantaba gruñendo como un perro rabioso. La zona del casco que fue golpeada, se partió en pedazos, los cuales se hicieron pequeñas partículas de polvo cuando se separaron del cuerpo. Los ojos rojos de los cañones de sus manos comenzaron a moverse de forma errática, mientras echaba demasiado fuego. Se giró lentamente y observo al hombre dragón, rechinando los dientes molesto.

Eso fue un golpe bajo… no me lo esperaba de un oponente que pecaba de ser honorable… je… pero bueno –sonrió de forma forzada mientras enrollaba con fuerza su cola en la pierna del contrario- supongo que eso significa que ya no estamos jugando… y que verdaderamente esto es una batalla a muerte –Se relamió y apunto con uno de sus cañones al cuerpo del contrario- le dire al niño que los asesino a sangre fría, jeje… quizás con eso el trauma sea suficiente para quedarme yo al poder eternamente… aunque claro, primero tendré que deshacerme del humano y sus amigos para cerciorarme de que nada ni nadie me volverá a encerrar en esa patética mente infantil