Biblioteca de Leonardo (Galería de fics de Yatte)

por Luna Kobayashi Miér Nov 20, 2013 6:17 pm

Luna se acercó a Leonardo, un gaomon cuyo gusto por la lectura era realmente grande; él cosechaba todo aquello que pudiera leer y leía todo lo que caía en sus manos, cualquier librillo o papelajo tenía interés para el digimon azulado. Ahora que él compartía casa con Luna y Floramon, el digimon necesitaba su espacio, así que Luna le había preparado una sorpresa. El digimon, le miró, molesto por que interrumpieran su lectura del ya releidísimo Hamlet, la cual era su obra favorita, probablemente por cualquier tontería de las que Luna solía hacer por su carácter descuidado, pero como siempre acabó por ceder.

-¡Compré otra librería!-Luna señaló una pared vacía de la habitación, cerca del ordenador y exclamó muy entusiasmada-¡La pondremos ahí!

-¿Cual es la sorpresa?-preguntó Leonardo, con gesto neutro, apartando la vista del discurso en el que Hamlet se preguntaba si debía ser o no ser-Siempre tienes todo el cuarto hecho un desastre... porque tengas más armarios, no quiere decir que la ropa se ordene sola, por ejemplo.

Luna agarró los mofletes de Leonardo mientras reía. Aunque era un gruñón, lo quería mucho y como Floramon, lo consideraba familia puesto que cumplía el rol de "padre sobreprotector". Aún así, le gustaba fastidiarle de vez en cuando.

-La sorpresa es que la montarás tú, Mac Giver-bromeó ella haciendo alusión a la facilidad de Leonardo para aprender a hacer cosas y ser habilidoso. De ahí le venía el nombre; Leonardo Da Vinci, como buen hombre de Renacimiento, hacía muchísimas actividades aunque no era experto en ninguna. Luego, añadió sin rastro de broma-Y que es para ti. Completamente para ti. Para tus libros, y todo lo que leas. Creo que te lo mereces por cuidarnos diariamente, así que esa es tu estantería, para que coloques todo lo que hayas leído...¡iré por las herramientas y llamaré a Flora para que nos ayude a montarla! ¡Ve pensando qué colocarás, quizás algún día yo le eche un vistazo!

Leonardo no pudo evitar sonreír cálidamente y escribir en un trozo de papel una especie de bienvenida para pegarlo una vez estuviera montada. Sabía que nadie que no fuera Luna o Floramon lo vería, pero, ¿quién sabe?

Bienvenido a mi biblioteca. Disfruta tanto como yo de todas mis lecturas, y por favor, no desordenes nada. Déjame tu opinión sobre estas lecturas si quieres.
Atentamente, Leonardo

por Luna Kobayashi Miér Nov 20, 2013 6:18 pm

Bien, este es un fic sobre Irina y Eis. Luego lo titularé, por ahora, os dejo el prólogo:

Prólogo:
Uno de los internos le había dicho aquella mañana que "hoy sería un gran día, siento un cosquilleo, siento un sentimiento de que hoy será un gran día". Ninguno de los arcanos que estaban sanos y hacían de celadores en aquel castillo retirado de cualquier población de Witchenly hacía demasiado caso a los desgraciados que tenían por internos, al fin de al cabos estaban locos y si les hacían mucho caso, se les podía contagiar. Pero wisemon supo que debió haberle tomado caso, cuando, mientras leía el último pergamino que su colega le había mandado sobre una misteriosa "magia verde", comenzó a oír que lo que era la reyerta de un par de internos se convertía en una sublevación muy violenta. Al salir a ver lo que ocurría se encontró que los internados estaban matando a los celadores, que eran ni más ni menos que mistymon muy bien entrenados para reducir a cualquiera... de las formas más "imaginativas" que se les ocurría a sus perversas mentes y que no hace falta describir. El wisemon emitió un suspiro, en todo el tiempo que llevaba allí, que era un siglo casi, los internos nunca se habían vuelto tan inestables. Aún así, no perdió la calma y confiaba en que aunque se quedase encerrado con esos animales, ellos no pasarían por la barrera mágica de seguridad del complejo.

-Ve a encender la antorcha para avisar de que todo se ha descontrolado-dijo el wisemon a uno de los mistymon, que asintió y corrió hacia un torreón. Un par de flawizardmon le cortaron el paso, pero se ls quitó de encima haciendo que el fuego de su espada se extendiera como una ola-Nosotros, nos haremos cargo de los que podamos hasta que la barrera se active.

Los pocos celadores que quedaban caían uno a uno por la agresividad física y mágica de los internos. Wisemon comenzó a perder la calma y se apresuró a acelerar el proceso de la creación de la barrera haciendo un pentagrama en el suelo y dando su propia energía mágica. Probablemente, moriría de cansancio pero sabía cual era su deber y no podía permitirse no cumplirlo. De las cinco torres saleron pequeños halos de colores que se concentraron en un punto e hicieron una especie de campo de fuerza en forma de pirámide, que sería inflanqueable para cualquier tipo de magia. El mistymon que había permanecido junto a wisemon, redujo a varios que intentaron salir antes de que la barrera se formase. Y aunque quedaban sólo ellos tres, ellos pensaban que la situación estaba controlada, por muy amargo que fuera el destino que les esperaba.

-Ahora nos hemos quedado sellados para siempre-exclamó mistymon con gesto triunfal. Pero eso le duró poco. Varios wizardmon se abalanzaron hacia él, y tras hacer que varios rayos lo atravesasen el guerrero soltó la espalda. Se sorprendió de que la magia de aquellos digimon de menos nivel le estuvieran haciendo daño. De hecho a borbortones de la boca le salían datos y sus ojos se habían vuelto hacia arriba exageradamente, mientras se rectorcía por espasmos.

-¡Mira como baila!¡JAJAJAJA!-gritó alguno de los wizardmon, aunmentando la potencia de los rayos a pesar de que a través de la armadura salía humo y datos porque el cuerpo del mistymon se estaba quemando.

Wisemon puso una expresión de repulsión, y bajo él se materializó un libro. El mistymon que quedaba vivo, encendió la antorcha, que en seguida cobró un fuego verdoso que avisaría de la situación al cualquier pueblo de Witchenly. En cada puesto, con sus correspondientes guardianes que solían ser arcanos que preferían el estudio alejados de cualquier ser vivos y a los que se les otorgaba una torre en mitad de la nada a cambio de que, al ver la señal de fuego verde, ellos la propagasen con rapidez. Era muy eficaz, porque, antes de que el wisemon fuera agarrado por varios de los residentes y tirasen con tanta fuerza que le dejaron desencajado como un muñeco de trapo, todo el mundo sabía que los residentes del sanatorio estaban causando problemas.

Uno de estos vigilantes, de hecho de los que vivian más cercano al sanatorio, encarnó una ceja tras haber cumplido su deber. No estaba asustado debido a que él mismo había hecho aquella muralla, era infranqueable para cualquier tipo de magia, y sólo se podía levantar desde fuera. La muralla se levantaba gracias al poder mágico que le había inyectado varias gemas, y al inyectarles distintos tipos de magia, eso hacía que ninguna pudiera quebrarla. Le llevó tiempo, y muchos arcanos dieron su vida para que esto funcionase, aquellos arcanos dementes podían ser muy destructivos. Subió a la azotea de su torre para ver a lo lejos el sanatorio. Era imposible que la luz se tiñera de azul, porque eso significaría que se había roto la barrera... la luz verde sólo significaba que el complejo se había sellado.

Pero lo improbable ocurrió. Los internos, arrastraron al mistymon hasta el centro del patio del lugar con risas escalofriantes, y alzaron las manos a la vez, mientras se les ponían los ojos de un profundo color verde.

-Podéis matarme... pero no saldréis-dijo el mistymon, aferrando su espada y mirando los restos mortales de todo un ejército que hacía de guardias de seguridad. En menos de dos minutos habían perecido todos, absolutamente todo.

-Sí que lo haré. Habéis abierto la caja de pandora-dijeron todos los internos a la vez, con una voz trémula y casi demoníaca-¡Perece y sé parte de mi esencia!

Enseguida una llamarada de fuego salió de la tierra y dejó hecho cenizas al mistymon. Otra llamarada repentina rodeó la barrera con forma de pirámide, que explotó en mil pedazos y en seguida los fuegos se volvieron azulados. Los trozos de cristal arrsaron lo que encontraron por delante, torres y guardianes muy cercanos que fueron atravesados casi sin percatarse por gigantescas esquirlas de cristal, restos de la barrera. El vigilante que estaba en la azotea observó impasible cómo un trozo de cristal se abalanzaba hacia él.

-Qué poco profesional morir a manos de tu propia magia-dijo con una sonrisa de suficiencia, abriendo la mano y cerrándola. El cristal se deshizo por completo, y él rió levemente-Qué problemático. En fin, tendré que reforzar la seguridad de la torre, se acerca tormenta.

Biblioteca de Leonardo (Galería de fics de Yatte)

Biblioteca de Leonardo (Galería de fics de Yatte)

Re: Biblioteca de Leonardo (Galería de fics de Yatte)