Ficha de Tai

Nombre: Taisho Nakao
Apodo:"Tai"
Sexo: Masculino
Edad: 16
Digivice: D-Scanner

Imagen:

Desde su nacimiento, Tai vivió bajo la sobra de Yuki, su hermana mayor. Desde una temprana edad de 9 años, la joven pelirroja había adquirido técnicas de combate tanto con espadas como en el uso de digispirits, obteniendo nuevos logros a medida que el tiempo pasaba, hasta el punto de ser reconocida a una edad de 19 años en casi todo el mundo como "The Red Knight" (o en español, "La Caballera roja"), dando honor al nombre tanto con su cabellera junto con su claymore; al fin y al cabo, recorrió todo el mundo enfrentándose y superado en velocidad, fuerza, destreza y precisión a varios de los mejores espadachines del oriente y occidente, logrando ser la mas fuerte de su edad, pero por mas de estar entre los mejores aun faltaban varios por superar, y entre ellos, su tío. Aunque en el mundo digital no era tan reconocida, seguía conservando su velocidad a la hora de pelear, pero no podía superar el nivel de sus padres al no llegar hacia su máximo poder.
Cada logro que Tai hacía, cada acción que realizaba ya no sorprendia a sus padres, Yuki lo había echo a mas temprana edad. Odiando y admirando a su hermana, Tai vivió desde el momento en que nació hasta sus 15 (a pocos días de sus 16) años en su sombra, seguía cada uno de los pasos, aprendía sus mismas técnicas hasta el punto de igualarla el fuerza, pero aún había dos cosas que no podía lograr, superar su velocidad y precisión.
Al volver Yuki luego de una misión y haber descansado unos días en la casa, una mañana el joven pelirrojo procedió a tomar dos espadas, la claymore personalizada de su hermana y su primer espada, la cual el mismo había modificado ligeramente, ya que era la única que podía manejar bien. Yuki se quedó observándolo mientras se acercaba cada vez mas y más, hasta el momento en que engancho su espada en su cinto y le entregó a su hermana la claymore, a lo cual solo sonrió con una mirada desafiante mientras tomaba la espada. -"¿No crees que ya pasamos muchas veces por esto?"- Mencionó la pelirroja mientras desenvainaba su espada, la cual relucia bajo los rayos del sol con la misma intensidad que su cabello. -"No... Esta vez será diferente!"- Exclamó el joven mientras desenvainaba su espada y la chocaba junto a la de su hermana. -"No creo que haya mucha diferencia"- La guerrera empujó a su hermano hacia un costado y de un golpe directo en la empuñadura de la espada hizo que su hermano perdiera el control sobre ésta, dejando un hueco en su defensa, por el cual le golpeó con el codo en la boca del estómago, dejándolo tirado en el suelo sin aire. -"Aun no has aprendido nada, cierto?"- Mencionó la pelirroja mientras giraba hacia la casa -"Sigue entrenando, algun dia podrás hacerme frente... o eso espero"- Tras decir esas ultimas palabras se dirigió hacia el interior de la casa. Tanto tiempo entrenando y aún asi ni siquiera podía competir con su hermana por un corto periodo de tiempo, Tai se sintió humillado y en un arrebato de ira tomó su espada y se marchó del hogar sin decir nada a nadie. Al tercer día de su desaparición, comenzaba a dudar de si había sido la mejor opción, no tenia comida, ni lugar donde estar, solamente tenia su espada y el respaldo de los arboles por las frías noches, a duras penas la mañana del cuarto día encontró un rió que cruzaba el bosque en el cual se encontraba. Alegre por lo sucedido se acercó al rió, del cual bebió agua y se quedó a un lado, relajándose al menos por el momento. Una vez el sol se encontraba en lo mas alto posible, prendió viaje nuevamente, esta vez siguiendo al rió, esperaba en algún momento poder encontrar la salida del odioso bosque. Caminó todo el día y la noche se acercaba mas y mas, tornándose todo con un ambiente mas escalofriante y frio que antes, pero no se mantuvo mucho tiempo, o eso pensaba el pelirrojo, ya que unos minutos mas tardes de ocultarse el sol se desmayó, cayendo al rió, siendo guiado por éste hasta desembocar en un lago. Ya a la siguiente mañana, Tai despertó a las orillas del lago, sin comprender ni recordar que hacía ahí, miró el cielo y comenzó a pensar en como se encontrarían sus padres y hermanas, después de todo ese mismo día era la fecha donde cumplía sus 16 años. -"Maldición..."- Murmuró antes de pararse y dirigirse a unas rocas. -"¡¿Por que esto tiene que pasarme a mi?!"- Gritó a la vez que clavaba su espada en el suelo, entrando en un profundo silencio luego del sonido de los pájaros volando lejos del lugar, a la vez que una lagrima se deslizaba por el rostro del joven, cayendo en su espada, seguida de varias que hacían el mismo recorrido. De un momento a otro, Tai cerró fuertemente sus ojos y tomo su espada con ambas manos, para girarse y cortar uno de los arboles que había a su lado. -"No lo entiendo... ¿¡Por que tenia que pasarme esto a mi!? ¿Por que demonios tenia que ser su hermano?"- Gritó mientras cortaba un árbol tras otro, mientras las lagrimas continuaban cayendo por su rostro. De repente cuando trató de cortar un árbol que se encontraba al pie del lago, sintió como si un viento recorriese todo el lugar en un mismo instante, el cual lanzó su espada hacia el interior del lago. -"No creas que me agrada tanto ser así..."- De detrás del árbol apareció su hermana, con un tono y mirada mas seria de lo normal. -"No puedo vivir una vida normal, sea donde sea que voy todo el mundo me reconoce y no puedo estar en paz, en cambio tú... tienes la libertad de ir donde quieras, de hacer algo sin saber que te están observando todo el tiempo, tratando de encontrarte una falla"- La espadachín elevó su claymore y la apoyó en el mentón de su hermano, para elevar lentamente su cabeza. -"Si tanto te molesta ser mi hermano, se puede solucionar fácilmente"- El pelirrojo tragó saliva, nunca antes había pensado eso de aquel modo, pero no pudo hacer nada más que simplemente cerrar los ojos, dejando pasar unos segundos hasta que, de un salto hacia detrás, se acercó al lago y tomó su espada, mirando nuevamente a su hermana. -"Si te desagrada tu vida puedes simplemente abandonar todo e irte a vivir alejada del resto, nada te lo prohíbe, en cambio a mi"- Sin terminar de hablar, clavó nuevamente la espada en el suelo y observó los ojos de su hermana. -"No se si te gustaría estar en mi lugar, pero puedes hacer lo que quieras conmigo, quisiera poder ser tan fuerte como lo eres, dejar de vivir bajo tu sombra, pero no puedo hacerte frente bajo ningún aspecto..."-  Al decir esas palabras, la pelirroja sonrió y guardó su espada, para luego acercarse a su hermano y apoyar una mano en su hombro mientras sonreía. -"No es necesario que me superes, al nivel en el que estas y a tu edad ya eres capaz de superar a nuestro padre, al fin y al cabo eres mi hermano, no espero menos de ti, pero..."- Sin decir ninguna palabra mas dirigió su vista al lago, el cual había comenzado a brillar. -"Creo que ya es hora"- Susurró antes de tomar la espada de Tai y entregársela. -"No me odies por esto"- Sin mas que hacer, la pelirroja se separó levemente de su hermano, para luego patearlo con tal fuerza que éste salió disparado hacia el medio del lago, hundiéndose en medio de la luz que había surgido. -"Se fuerte"- Fueron las ultimas palabras que el pelirrojo escuchó antes de perder la conciencia, sumergido en la luz del lago.
Al despertar se encontraba tirado en medio de una playa, sin comprender mucho que había ocurrido ni como había llegado, pero al momento de acercarse a su espada una luz comenzó a brillar, luz proveniente de la runa que se encontraba en el filo de la misma. Una vez disuelta la luz observó como un extraño objeto de color rojo y blanco se encontraba al lado de su espada, mas confundido aún por lo ocurrido, observó hacia todos lados esperando ver a su hermana, o el bosque, o algo para guiarse, pero encontró solamente la playa donde se encontraba y un mar sin fin. Algo adolorido por el ultimo golpe recibido por parte de su hermana, tomó ambas cosas que se encontraban en el suelo y se dispuso a recorrer la playa, en busca de algo, o alguien...

Tipo de digispirit: Flamedramon
Elemento: Fuego

Apariencia: