Capitulo 8: Las amistades del fuego [Priv: Demyx]

El joven rubio con cresta estaba dando un paseo por el Mundo Digital. Iba acompañado de una pequeña bola de pelo rosa con orejas y grandes ojos carmesí en su cabeza llamada Koromon, un Digimon y su fiel compañero. Siempre habían estado muy unidos, especialmente después de que Devimon, el eterno enemigo de su hermano Max y del Digimon de éste, Tsukaimon, matase a Agumon. Hacía poco que había vuelto a nacer, volviendo a nacer como un Koromon y, posteriormente a un Agumon, aunque distinto del que era originalmente. Originalmente era un Agumon con correas y bastante delgado (aunque de cabeza muy grande). Al renacer, cambió y se convirtió en un Agumon algo más rechoncho, pero con más fuerza de la que tenía el primer Agumon. Habían decidido ir a las Zonas Montañosas del Digimundo para descansar y relajarse.

Koromon: Esto es fantástico, este aire fresco sienta tan bien...

Demyx: Cuánta razón tienes Koro, es espectacular, lástima que no haya muchos humanos por aquí, podríamos dar un gran concierto.

Koromon: Pero puedes darlo frente a los Digimons de la zona.

Demyx: Eso es cierto, siempre que quieran... yo siempre llevo mi sitar conmigo.

Efectivamente, en su maletín llevaba su sitar portable como siempre. Cuando estaba nervioso o cuando necesitaba relajarse, siempre tocaba su sitar y componía cientos de canciones que luego tocaba frente a sus fans.

Demyx y Koromon continuaban su camino a través de las Zonas Montañosas mientras disfrutaban del suave aire fresco que se respiraba en la zona. Había un par de Airdramons, unos Digimons dragones con aspecto de serpientes azules, calavera blanca y alas naranjas. Volaban a través de las cordilleras que allí habían, seguramente intentando divisar a una presa para comérsela o iban de regreso a sus respectivos nidos. Ello provocó que Demyx y Koromon se detuviesen y comenzaran a contemplar el paisaje, mientras el humano sacaba su sitar del maletín y comenzaba a componer una canción sobre unos monstruos voladores a través del atardecer. Es decir, estaba componiendo una canción sobre los Airdramons, pero adaptada al Mundo Humano, donde la mayoría de las personas no conocían nada acerca de los Digimons. El sonido de ese instrumento impidió a Koromon y a Demyx escuchar el sonido que había hecho el Agumon de aquél Tamer pelirrojo que se encontraba cerca de ellos.

Koromon: Esa canción la debes poner en marcha frente a tus fans, Demyx

Demyx: Si, no es mala idea, podría funcionar.

Tras componer aquella canción, Demyx guardó su sítar y se quedó mirando a su Koromon con una curiosa expresión. Koromon le devolvió la mirada y asintió sonriendo mientras se subía a los brazos de su Tamer.

Koromon: Vamonos, quiero seguir contemplando este precioso paisaje.

A medida que iban caminando, un pequeño Digimon dinosaurio de color rojo se cruzó en su camino. Caminaba a dos patas aunque no iba completamente erguido. Al cruzarse en el camino de Demyx y del Digimon del mismo, el Digimon rojizo se les quedó mirando como si no supiese que él había tenido la culpa.

Koromon: ¡Mira por donde vas!

Guilmon: ¡Guilmon siempre está atento por donde camina! ¡Sois vosotros los que os habéis tropezado con Guilmon!

Koromon: ¡No me hagas reír! ¡Eres tú el que estás ciego!

Demyx: Koromon, basta ya, no es culpa de Guilmon.

Guilmon: El chico con cresta tiene razón, ¡Guilmon es inocente! ¡Guilmon sólamente buscaba algo de comida y de ayuda!