Conectarse
Últimos temas
Click en los botones para ir a los respectivos temas
El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
¿Quién está en línea?
En total hay 35 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 35 Invitados :: 1 Motor de búsquedaNinguno
El record de usuarios en línea fue de 204 durante el Mar Jul 30, 2019 9:07 am
Staff
Los posteadores más activos del mes
No hay usuarios |
Mejores posteadores
Scott Desaster (2239) | ||||
cadejo (2039) | ||||
Roku Ginshô (1249) | ||||
Fuji Raikomaru (1033) | ||||
Sigrun Vinter (1013) | ||||
Kurai (909) | ||||
Diana S. Bennet (844) | ||||
Ed Elric (640) | ||||
Ralian (621) | ||||
Luna Kobayashi (589) |
Creditos
-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Alexandra Wang escribió:-No lo mates
Era más fácil decirlo que poder cumplir aquella petición. La katana tendría de largo aproximadamente un metro y medio, sin llegar a las dimensiones de una no-dachi, pero acercándose más a dos katanas “normales”. Era amplia, pero no permitiría un golpe directo a aquel demonio, por más que la blandiera con amplios arcos. Podría recurrir al ataque ígneo de la espada, pero pudiendo evadir la habilidad gracias al vuelo, solo desgastaría sus fuerzas.
Roku se encogió de hombros, esperando a que él hiciera el próximo movimiento. Para distraerse, empezó a pensar una posible forma de resistirse a la técnica inmovilizadora de aquel monstruo. Cuando fijaba en él aquellas pupilas carmesís, sus músculos se volvían rígidos, dificultando el contraataque. Debía de existir una manera de protegerse de esa molesta habilidad. Y pensando, se le ocurrió el modo de poder no solo ignorar dicho poder, sino de sentenciar la batalla. Y sonrió.
La criatura batió sus alas, generando una poderosa corriente de aire que arrancó los árboles de cuajo, proyectándolos hacia Roku. Lejos de alarmarse, sostuvo la espada de forma que el mango estuviera a la altura del casco, paralelo a su frente. Exhalando, preparó la kata.
-Los cinco arcanos del kendo, el tercero: 炎 (la llama).
Generalmente, esta postura de esgrima japonesa se destinaba plenamente a la ofensiva, permitiendo unas estocadas poderosas y amplias, en este caso se usó para la defensa. Ya que los árboles caían sobre él, al tener la espada en alto esta podía parar la marea de madera, y con golpes secos, proyectar los árboles lejos de él. No le gustaba usar esta posición ya que desprotegía toda la parte baja, pero en este contexto el Devidramon no podría aprovecharse al seguir en el aire.
La bestia, no obstante, preparaba su siguiente ataque. Una andanada de improvisados proyectiles, creados del hielo que, minutos atrás, generó Roku. Podría protegerse de ellos con la capa negra, la habilidad defensiva de Musyamon, pero lo vio innecesario. Era un ataque de escaso calibre. Y había descendido. Era el momento de su plan.
-Ahora vamos a divertirnos -dijo, corriendo hacia su presa mientras el hielo se dirigía peligrosamente hasta él-. Cambio -con esa palabra, pasó de Musyamon a SkullBaluchimon, cuya armadura de hueso redujo el daño al mínimo- ¿Y ahora, seguimos jugando? -podía notar la mirada del demonio, pero sin efecto alguno- ¡No tengo músculos que puedas afectar, y aunque los tuviera, soy demasiado grande para que me afecte al 100%!
Notando una parálisis en una de sus piernas, usó otra para golpear el torso de Devidramon, abriendo aún más la herida. Si volara, se agravarían los daños, pues la tensión constante de suspenderse en el cielo le castigaría. Para huir por el aire, dependía de un buen estado físico, y este último ataque le privó de la posibilidad, a no ser que quisiera ignorar sus heridas.
El plan había funcionado. Al no ser un digimon normal, podía oscilar libremente entre sus estados evolutivos, y aunque la fuerza no era la misma, cada etapa tenía unas ventajas que le proporcionaban una versatilidad con la que sentenciar el combate. Musyamon, con su destreza marcial, podía propinar precisos golpes con la espada, mientras que el poderío físico de SkullBaluchimon resultaba decisivo, pero torpe. Aquel diablo no tuvo ninguna oportunidad, pues se enfrentaba ante un ejército conformado por un único hombre.
La batalla, sin embargo, no finalizó aquí. Aprovechando el golpe, Devidramon planeó buscando una forma de, si bien no derrotar a su oponente, garantizar su supervivencia. Y la encontró. Valshe. Usando sus alas, pese a que el corte se reabría, aceleró su movimiento con la garra en alto para golpear a la muchacha.
Roku, sabiendo que en su forma animal era más torpe, regresó al samurai para intentar hacer algo, pero estaba demasiado lejos. Ahora, era Devidramon quien sonreía.
Última edición por Roku Ginshô el Vie Nov 18, 2016 2:08 am, editado 2 veces (Razón : Error al colorear)
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Valshe, aún desde la lejanía, analizaba -o intentaba- el dispositivo que ahora estaba entre sus manos. Con los rápidos vistazos que echaba poca información lograría obtener. Necesitaba concentrarse, recordar todos los datos que obtuvo a lo largo del día. Mordió su labio inferior con cierta fuerza presionándose a sí misma. Akuma, consciente de ello, acarició las doradas hebras de su compañera para llamar su atención; la delicadeza no funcionó, así pues, el rookie tiró de sus cabellos logrando su objetivo.
—De nada sirve que te sobre esfuerces de ese modo— quiso calmar a la joven —Piensa con calma.
—No entiendo como puedes estar tan tranquilo— chasqueó la lengua —Mira al frente— señaló la batalla con sus azules ojos —Labramon está sufriendo y, aunque irónico, Abe parece estar pasándolo algo mal intentando no matarlo. Si nos hubiésemos apoderado de este aparato desde el principio nada de esto hubiese pasando.
—Destruye el dispositivo— habló el koala casi en una orden —Tal vez los efectos de la evolución corrupta se desvanezcan y vuelva a ser el de siempre.
La humana no reaccionó. Algo en su interior evitaba que arriesgase así la vida de un conocido y, por qué no decirlo, viejo amigo. Akuma tomó el digivice tirándolo contra el suelo quebrándolo de manera superficial: No estaba roto, pero parecía funcionar mal; aunque seguramente podría llegar a repararse. Valshe alzó la vista en dirección a la batalla sin ver cambio alguno en Devidramon.
Un fuerte rugido volvió a resonar por la zona. Cuando la rubia quiso darse cuenta la gárgola digital había desaparecido de su campo de visión. ¿Dónde estaba? La joven palideció cuando todo a su alrededor oscureció, y mirando hacia el cielo se topó con aquella sombra que se dirigía hacia ella. Era grande, qué digo grande, gigante. Cada metro que avanzaba su aspecto amenazador lograba ponerla más nerviosa. Ni su compañero ni ella eran rivales; solo quedaba una opción.
—¡Corre!
Sí, por cobarde que pareciese aquel acto apreciaba su vida lo suficiente como para querer seguir viviendola. Valshe corrió todo lo rápido que pudo sin mirar atrás, aunque el cansancio de todas las aventuras vividas en ese día estaban pasando factura. Akuma articuló algunas palabras extrañas; ¿estaba maldiciendo en cantonés? Su compañera humana mostró una sonrisa en el rostro al escucharlo intentando acelerar su paso todo lo que podía, pero fue literalmente imposible huir de semejante coloso azabache. Por unos muy escasos centímetros salieron con vida de aquellas rojas garras que se clavaron en el suelo, pero no corrieron la misma suerte con el estruendo creado y la onda de choque. Valshe perdió el equilibrio, sumándose a esto el hielo de la zona, terminando por caer al suelo y rodar dos o tres veces antes de quedar boca arriba soltando un largo suspiro de resignación.
—Que acabe este día ya...— murmuró divisando a su compañero digimon volando sobre ella.
—Vamos, levanta— dijo agarrando su mano y alzando esta en un intento de ayudarla a ponerse en pie —Utiliza tu digivice para acabar con esto.
—Quiero ir a mi casa Akuma— cerró los ojos con una infantil rabieta. Tras unos segundos se incorporó llevándose una mano al brazo sintiéndose dolorida por todo el cuerpo —El jefe va a matarme cuando se entere de esto— se dijo a sí misma antes de volver a chasquear la lengua molesta. La prenda que cubría su cuerpo con anterioridad -el fajín- se había perdido por el camino, peor aún —Genial...— tensó la mandíbula aceptando la ayuda de Akuma logrando ponerse en pie. Se deshizo de la chaqueta que había quedado completamente desgarrada: Su camiseta tampoco había quedado mejor, pues al parecer las garras de Devidramon sí que habían rozado la espalda de la muchacha —¿Qué más puede pasar hoy?
Devidramon sacó la garra del suelo asegurándose de que su enemigo principal estuviese aún lo suficientemente lejos. Sacudió su cola rompiendo los árboles que había a su alrededor hasta lograr golpear a Valshe y Akuma y aprisionarlos contra el suelo. Los filosos colmillos que resplandecían en su boca lograban erizar la piel de la humana que, seguramente gracias a sus entrenamientos, aún no había perdido el conocimiento a pesar del ataque y cansancio acumulado. Forcejeó de manera inútil intentando alcanzar su digivice que se encontraba aún en el bolsillo de su pantalón, pero la escasa movilidad se lo impidió.
—¡¡¡Labramon reacciona de una vez!!!— exclamó a la desesperada queriendo ayudarlo y salvar a su compañero.
Devidramon, por puro instinto, agitó sus alas al sentir como el samurai acortaba distancia con bastante más velocidad de lo que había planeado. Soltó un gruñido entre dientes clavando sus carmines ojos en el digimon humanoide queriendo paralizarlo nuevamente y evitar que acabase con su diversión, pero los pocos árboles que aún seguían con vida dificultaban esta tarea hasta el punto de ser imposible. Ejerció más presión en la humana y el koala girando sobre sus talones buscando con la mirada a su objetivo, y cuando al fin lo pudo ver con claridad, hincó una rodilla en el suelo. Un insoportable dolor se apoderó de la herida abierta de su abdomen. Entreabrió sus fauces rodeando a sus presas con la cola y lanzando a ambos fuertemente contra Abe. Valshe gritó a pleno pulmón rezando para no chocar contra ningún árbol.
—¡¡Chiisana!!— el pequeño koala agarró con fuerza la mano de su compañera intentando estabilizarla, pero su reducido tamaño no le permitía tal acto.
Devidramon se lanzó a por el oponente siguiendo de cerca a la humana, que debido a la fuerza, acabaría muy mal si llegase a golpearse como la retorcida mente del digimon corrupto había planeado. Y si por alguna clase de suerte divina lograba sobrevivir, ya se encargaría él personalmente de acabar con la rubia, su compañero y cualquiera que se interpusiese en su camino.
—De nada sirve que te sobre esfuerces de ese modo— quiso calmar a la joven —Piensa con calma.
—No entiendo como puedes estar tan tranquilo— chasqueó la lengua —Mira al frente— señaló la batalla con sus azules ojos —Labramon está sufriendo y, aunque irónico, Abe parece estar pasándolo algo mal intentando no matarlo. Si nos hubiésemos apoderado de este aparato desde el principio nada de esto hubiese pasando.
—Destruye el dispositivo— habló el koala casi en una orden —Tal vez los efectos de la evolución corrupta se desvanezcan y vuelva a ser el de siempre.
La humana no reaccionó. Algo en su interior evitaba que arriesgase así la vida de un conocido y, por qué no decirlo, viejo amigo. Akuma tomó el digivice tirándolo contra el suelo quebrándolo de manera superficial: No estaba roto, pero parecía funcionar mal; aunque seguramente podría llegar a repararse. Valshe alzó la vista en dirección a la batalla sin ver cambio alguno en Devidramon.
Un fuerte rugido volvió a resonar por la zona. Cuando la rubia quiso darse cuenta la gárgola digital había desaparecido de su campo de visión. ¿Dónde estaba? La joven palideció cuando todo a su alrededor oscureció, y mirando hacia el cielo se topó con aquella sombra que se dirigía hacia ella. Era grande, qué digo grande, gigante. Cada metro que avanzaba su aspecto amenazador lograba ponerla más nerviosa. Ni su compañero ni ella eran rivales; solo quedaba una opción.
—¡Corre!
Sí, por cobarde que pareciese aquel acto apreciaba su vida lo suficiente como para querer seguir viviendola. Valshe corrió todo lo rápido que pudo sin mirar atrás, aunque el cansancio de todas las aventuras vividas en ese día estaban pasando factura. Akuma articuló algunas palabras extrañas; ¿estaba maldiciendo en cantonés? Su compañera humana mostró una sonrisa en el rostro al escucharlo intentando acelerar su paso todo lo que podía, pero fue literalmente imposible huir de semejante coloso azabache. Por unos muy escasos centímetros salieron con vida de aquellas rojas garras que se clavaron en el suelo, pero no corrieron la misma suerte con el estruendo creado y la onda de choque. Valshe perdió el equilibrio, sumándose a esto el hielo de la zona, terminando por caer al suelo y rodar dos o tres veces antes de quedar boca arriba soltando un largo suspiro de resignación.
—Que acabe este día ya...— murmuró divisando a su compañero digimon volando sobre ella.
—Vamos, levanta— dijo agarrando su mano y alzando esta en un intento de ayudarla a ponerse en pie —Utiliza tu digivice para acabar con esto.
—Quiero ir a mi casa Akuma— cerró los ojos con una infantil rabieta. Tras unos segundos se incorporó llevándose una mano al brazo sintiéndose dolorida por todo el cuerpo —El jefe va a matarme cuando se entere de esto— se dijo a sí misma antes de volver a chasquear la lengua molesta. La prenda que cubría su cuerpo con anterioridad -el fajín- se había perdido por el camino, peor aún —Genial...— tensó la mandíbula aceptando la ayuda de Akuma logrando ponerse en pie. Se deshizo de la chaqueta que había quedado completamente desgarrada: Su camiseta tampoco había quedado mejor, pues al parecer las garras de Devidramon sí que habían rozado la espalda de la muchacha —¿Qué más puede pasar hoy?
Devidramon sacó la garra del suelo asegurándose de que su enemigo principal estuviese aún lo suficientemente lejos. Sacudió su cola rompiendo los árboles que había a su alrededor hasta lograr golpear a Valshe y Akuma y aprisionarlos contra el suelo. Los filosos colmillos que resplandecían en su boca lograban erizar la piel de la humana que, seguramente gracias a sus entrenamientos, aún no había perdido el conocimiento a pesar del ataque y cansancio acumulado. Forcejeó de manera inútil intentando alcanzar su digivice que se encontraba aún en el bolsillo de su pantalón, pero la escasa movilidad se lo impidió.
—¡¡¡Labramon reacciona de una vez!!!— exclamó a la desesperada queriendo ayudarlo y salvar a su compañero.
Devidramon, por puro instinto, agitó sus alas al sentir como el samurai acortaba distancia con bastante más velocidad de lo que había planeado. Soltó un gruñido entre dientes clavando sus carmines ojos en el digimon humanoide queriendo paralizarlo nuevamente y evitar que acabase con su diversión, pero los pocos árboles que aún seguían con vida dificultaban esta tarea hasta el punto de ser imposible. Ejerció más presión en la humana y el koala girando sobre sus talones buscando con la mirada a su objetivo, y cuando al fin lo pudo ver con claridad, hincó una rodilla en el suelo. Un insoportable dolor se apoderó de la herida abierta de su abdomen. Entreabrió sus fauces rodeando a sus presas con la cola y lanzando a ambos fuertemente contra Abe. Valshe gritó a pleno pulmón rezando para no chocar contra ningún árbol.
—¡¡Chiisana!!— el pequeño koala agarró con fuerza la mano de su compañera intentando estabilizarla, pero su reducido tamaño no le permitía tal acto.
Devidramon se lanzó a por el oponente siguiendo de cerca a la humana, que debido a la fuerza, acabaría muy mal si llegase a golpearse como la retorcida mente del digimon corrupto había planeado. Y si por alguna clase de suerte divina lograba sobrevivir, ya se encargaría él personalmente de acabar con la rubia, su compañero y cualquiera que se interpusiese en su camino.
Re: Entre mafiosos se entiende uno, ¿no? [Priv. Roku Ginshô]
Desenvainando la espada, el samurai profirió un poderoso golpe que retumbó por el lugar. Los digimons que antes habían sido adversarios se voltearon para ver a qué venía dicha acción, pues siendo meros espectadores del combate lo último que habían visto era como la tamer y su compañero eran proyectados por aquella gárgola hacia el Musyamon. Y el sonido del metal cortando el aire les hacía temerse que, siendo una muestra más de la agresividad hasta entonces mostrada por aquel tipo, se deshiciera de la humana para evitar que Devidramon tuviera ventaja en la confrontación.
Mas no fue eso lo que pasó. La espada taló los árboles aledaños para evitar que estos entorpecieran la maniobra. Soltó su arma y se preparó para la recepción. Una de sus manos se aferró a la cintura de Valshe mientras la otra se colocaba en la base del cráneo, evitando que la sacudida de la frenada le hiciera daño. La fuerza del lanzamiento se anuló al rotar Musyamon para disminuirla por medio de la fuerza centrífuga, usando una pierna como punto de apoyo.
-¿Estáis bien?-dijo, intentando evaluar con un simple vistazo el estado de ambos- ¿Os ha hecho alg...?
Antes de acabar la frase, una garra emergió de su hombro. Devidramon le había empalado, desgarrando la carne del guerrero. Las fauces de la bestia se clavaron en la yugular, buscando seccionar las venas y arterias que llevan sangre al cerebro. Mordisqueaba la criatura mientras la garra seguía hiriéndole, y el samurai, desarmado y con las manos ocupadas, no tuvo más remedio que soltar a la chica y su compañero.
-¿Crees que la pérdida de sangre me importa? Ya has derramado la de una chica inocente -estaba enfadado, pero sabía que no podía descargar su furia contra Devidramon, víctima del control de su desquiciado tamer-, y me temo que mi paciencia se agotó. ¿Quieres que nos matemos como bestias salvajes? ¡¡Pues cumpliré tu deseo!! ¡¡¡Matémonos como bestias salvajes!!!
Una vez más, Musyamon se transformó en un gigantesco monstruo de hueso, oscuridad y frío. Sus cuencas vacías, alumbradas por unos mortecinos fuegos, se clavaron sobre el digimon demonio, y esa parte del cerebro que busca garantizar la supervivencia propia le mandó un claro mensaje: “corre”. SkullBaluchimon preparó su garra, buscando impactar con esa parte negra que llevaba a un mundo de miedo y pesadilla, pero Devidramon, gritando, intentó evadir el golpe. Sus garras se aferraron a Valshe, y desfortunadamente, cuando Roku logró impactar, transportó a los tres a esa horrible dimensión.
-Dita sea...-protestaba, sabiendo que aún no controlaba bien aquella forma- No pude modular el golpe...Deberé buscarlos antes de que el daño sea irreversible...
Se apagaron los ojos de aquella Gargantúa, buscando adentrarse en las sombras de su interior, pero no pudo concentrarse. Los digimons estaban gritando en el mundo físico, y el jaleo dificultaba dicha tarea. Una vez más, las llamas de los ojos se encendieron, y pudo ver como Kevin trataba de huir.
-¿Otra vez...? No aprende, ¿verdad?
Mientras se efectuaba esto, la joven ya empezaba a experimentar los males de las entrañas de aquel esqueleto. Por supuesto, no sabía qué pasaba, que aquello era una ilusión, y por ello, el terror fue más auténtico. Se despertó, sobresaltada, en su cama, con vendajes cubriendo sus heridas. Estaba viva, bien, todo en orden, excepto un elemento. Akuma no estaba.
Buscó por la habitación, pero nada. De pronto, entró la policía, acusándola de unos robos que, aunque no los hubiera realizado, le sonaban. Sí, eran los golpes efectuados por Kevin, de los que se vanagloriaba. Intentaba dar explicaciones, pero nadie iba a creer lo del digivice, ni mucho menos la existencia de monstruos de otro mundo.
Bueno, el jefe la sacaría, ¿no? Al fin y al cabo, ella era inocente, ¿verdad? Sí, la culpa era de aquel chico, que había estado enriqueciéndose a costa de Labramon y ahora quería librarse de los cargos inculpándola. El jefe aparece, habrá justicia. Saldrá de allí, podrán buscar a Kevin y a... Akuma...
No da crédito. El jefe la traiciona, la culpa de todos esos delitos, él y toda la banda. Pero por qué, por qué le hacen eso... Irá a la cárcel, aunque no haya hecho nada. No puede ir, no quiere ir, ¡¡debe buscar a Akuma!! No le dicen nada, va a prisión. Sus padres van a verla, ¿para qué? Para decir que se avergüenzan de ella y de lo que ha hecho, ¡¡aunque no haya hecho nada!!
Planea su fuga, su venganza. Contra Kevin, contra el jefe, contra su familia... ¡Contra todos! Mas algo acaba por apagar sus ánimos. Una noticia del gobierno, de una nueva clase de seres. ¿Alienígenas? ¿Demonios? No saben cómo nombrarlos, pero ella sí: digimons. Han encontrado uno, y lo están diseccionando. Lo reconoce.
Akuma.
Inculpaba... Abandonada... Rota... Sola...
-Espero que aguanten un rato -se decía Roku-, pero ya que no van a pasar un buen día... Él tampoco.
De un salto, sobrevuela la zona, colocándose frente al esquivo humano. Puede ver el miedo en sus ojos. Intenta decir algo, ¿se rinde? ¿clemencia? Le da igual. Sabe que es mentira, pues sigue notando a Devidramon en su interior. Abre las fauces, y saborea el miedo del chico, literalmente. Prometió a Valshe que liberaría al perro sin matarlo, y cree haber encontrado el medio.
Si explota los miedos del tamer hasta el máximo nivel, no podrá mantener el control sobre la armadura, por lo que esta acabará “apagándose”. Pero para hacerlo, no debía depender únicamente de sus temores innatos, sino controlar cada atisbo de terror. Aunque esto le impidiera ir a salvar a la chica y su digimon de su propia habilidad, solucionaría el problema de Labramon.
-¿Qué debería hacer, Bakemono?
Adentró su consciencia en aquel mundo de miedos y traumas, buscando por dónde empezar. De veras quería socorrer a la chica, a su compañero e incluso al perro, pero para desgracia de todos, al primero que encontró fue a Kevin.
Y sonrió.
Mas no fue eso lo que pasó. La espada taló los árboles aledaños para evitar que estos entorpecieran la maniobra. Soltó su arma y se preparó para la recepción. Una de sus manos se aferró a la cintura de Valshe mientras la otra se colocaba en la base del cráneo, evitando que la sacudida de la frenada le hiciera daño. La fuerza del lanzamiento se anuló al rotar Musyamon para disminuirla por medio de la fuerza centrífuga, usando una pierna como punto de apoyo.
-¿Estáis bien?-dijo, intentando evaluar con un simple vistazo el estado de ambos- ¿Os ha hecho alg...?
Antes de acabar la frase, una garra emergió de su hombro. Devidramon le había empalado, desgarrando la carne del guerrero. Las fauces de la bestia se clavaron en la yugular, buscando seccionar las venas y arterias que llevan sangre al cerebro. Mordisqueaba la criatura mientras la garra seguía hiriéndole, y el samurai, desarmado y con las manos ocupadas, no tuvo más remedio que soltar a la chica y su compañero.
-¿Crees que la pérdida de sangre me importa? Ya has derramado la de una chica inocente -estaba enfadado, pero sabía que no podía descargar su furia contra Devidramon, víctima del control de su desquiciado tamer-, y me temo que mi paciencia se agotó. ¿Quieres que nos matemos como bestias salvajes? ¡¡Pues cumpliré tu deseo!! ¡¡¡Matémonos como bestias salvajes!!!
Una vez más, Musyamon se transformó en un gigantesco monstruo de hueso, oscuridad y frío. Sus cuencas vacías, alumbradas por unos mortecinos fuegos, se clavaron sobre el digimon demonio, y esa parte del cerebro que busca garantizar la supervivencia propia le mandó un claro mensaje: “corre”. SkullBaluchimon preparó su garra, buscando impactar con esa parte negra que llevaba a un mundo de miedo y pesadilla, pero Devidramon, gritando, intentó evadir el golpe. Sus garras se aferraron a Valshe, y desfortunadamente, cuando Roku logró impactar, transportó a los tres a esa horrible dimensión.
-Dita sea...-protestaba, sabiendo que aún no controlaba bien aquella forma- No pude modular el golpe...Deberé buscarlos antes de que el daño sea irreversible...
Se apagaron los ojos de aquella Gargantúa, buscando adentrarse en las sombras de su interior, pero no pudo concentrarse. Los digimons estaban gritando en el mundo físico, y el jaleo dificultaba dicha tarea. Una vez más, las llamas de los ojos se encendieron, y pudo ver como Kevin trataba de huir.
-¿Otra vez...? No aprende, ¿verdad?
Mientras se efectuaba esto, la joven ya empezaba a experimentar los males de las entrañas de aquel esqueleto. Por supuesto, no sabía qué pasaba, que aquello era una ilusión, y por ello, el terror fue más auténtico. Se despertó, sobresaltada, en su cama, con vendajes cubriendo sus heridas. Estaba viva, bien, todo en orden, excepto un elemento. Akuma no estaba.
Buscó por la habitación, pero nada. De pronto, entró la policía, acusándola de unos robos que, aunque no los hubiera realizado, le sonaban. Sí, eran los golpes efectuados por Kevin, de los que se vanagloriaba. Intentaba dar explicaciones, pero nadie iba a creer lo del digivice, ni mucho menos la existencia de monstruos de otro mundo.
Bueno, el jefe la sacaría, ¿no? Al fin y al cabo, ella era inocente, ¿verdad? Sí, la culpa era de aquel chico, que había estado enriqueciéndose a costa de Labramon y ahora quería librarse de los cargos inculpándola. El jefe aparece, habrá justicia. Saldrá de allí, podrán buscar a Kevin y a... Akuma...
No da crédito. El jefe la traiciona, la culpa de todos esos delitos, él y toda la banda. Pero por qué, por qué le hacen eso... Irá a la cárcel, aunque no haya hecho nada. No puede ir, no quiere ir, ¡¡debe buscar a Akuma!! No le dicen nada, va a prisión. Sus padres van a verla, ¿para qué? Para decir que se avergüenzan de ella y de lo que ha hecho, ¡¡aunque no haya hecho nada!!
Planea su fuga, su venganza. Contra Kevin, contra el jefe, contra su familia... ¡Contra todos! Mas algo acaba por apagar sus ánimos. Una noticia del gobierno, de una nueva clase de seres. ¿Alienígenas? ¿Demonios? No saben cómo nombrarlos, pero ella sí: digimons. Han encontrado uno, y lo están diseccionando. Lo reconoce.
Akuma.
Inculpaba... Abandonada... Rota... Sola...
-Espero que aguanten un rato -se decía Roku-, pero ya que no van a pasar un buen día... Él tampoco.
De un salto, sobrevuela la zona, colocándose frente al esquivo humano. Puede ver el miedo en sus ojos. Intenta decir algo, ¿se rinde? ¿clemencia? Le da igual. Sabe que es mentira, pues sigue notando a Devidramon en su interior. Abre las fauces, y saborea el miedo del chico, literalmente. Prometió a Valshe que liberaría al perro sin matarlo, y cree haber encontrado el medio.
Si explota los miedos del tamer hasta el máximo nivel, no podrá mantener el control sobre la armadura, por lo que esta acabará “apagándose”. Pero para hacerlo, no debía depender únicamente de sus temores innatos, sino controlar cada atisbo de terror. Aunque esto le impidiera ir a salvar a la chica y su digimon de su propia habilidad, solucionaría el problema de Labramon.
-¿Qué debería hacer, Bakemono?
Adentró su consciencia en aquel mundo de miedos y traumas, buscando por dónde empezar. De veras quería socorrer a la chica, a su compañero e incluso al perro, pero para desgracia de todos, al primero que encontró fue a Kevin.
Y sonrió.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Roku Ginshô, samurai y tamer
» Maldito [Misión: Roku Ginshô]
» Danger? (priv. Roku)
» Starry Night, Showtime. [Priv. Lia, Roku]
» Noche de Bohemia [priv. Iggy, Roku]
» Maldito [Misión: Roku Ginshô]
» Danger? (priv. Roku)
» Starry Night, Showtime. [Priv. Lia, Roku]
» Noche de Bohemia [priv. Iggy, Roku]
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|
Lun Nov 27, 2023 2:03 am por Garrod Ran
» [Gazimon/ Plutomon]
Dom Feb 24, 2019 2:25 pm por Pancho"Gaito"
» Introduccion
Vie Dic 14, 2018 11:32 pm por Milespinas
» [Candlemon/Wizardmon/Mystimon]
Sáb Nov 24, 2018 9:54 pm por Scott Desaster
» La aventura del Apócrifo comienza
Miér Nov 07, 2018 11:12 pm por Guillem Telast
» Danger? (priv. Roku)
Mar Nov 06, 2018 2:48 am por Yuri Matsuoka
» ATLAS DE LOCALIZACIONES REALES DE DIGIMON
Mar Oct 23, 2018 5:35 pm por Pieddark
» Petición de Lineas Evolutivas
Dom Sep 30, 2018 11:59 am por Scott Desaster
» Cuenta Alternativa! [Registro]
Jue Sep 27, 2018 10:57 pm por Koh