Nada es lo que parece [Privado (Kenku, Yatterwa Again, Ezreal McAyhann y Shou Kudirickimon)]

Sinopsis:

El sol, brillante y cálido, se hallaba en el punto más alto del día, por lo que deberían de ser las doce del mediodía de aquel 29 de Septiembre. Aunque ya era Otoño, el calor seguía abrasando a aquella atestada ciudad. El joven conocido como Max Ueki, llamado Kenku por sus familiares y amigos más cercanos, en honor al colgante que llevaba siempre puesto, el cual era un amuleto de un pariente suyo, tristemente difunto. Guardaba ese colgante como un auténtico tesoro, más valioso que cualquier billete que existiese.

Flashback:

Max corría por las calles de aquella ciudad intentando buscar alguna forma extraña, un Digimon, seguramente volador, pues no había podido coger su colgante sigilosamente y haberse ido como si no hubiese pasado nada y, absorto en sus pensamientos mientras corría y, después de llegar a la plaza central de aquella gran ciudad, se tropezó con una figura, que parecia humana. La pequeña criatura morada llamada Pagumon cayó al suelo botando, mientras que el joven peliverde cayó hacia atrás acariciando su cabeza dolida.

OFF: Se supone que esta figura es Yatterwa Again

Lum esperaba junto a un banco a su acompañante. Se alisó su falda corta de tablas, no por nerviosismo sino porque no estaba acostumbrada a estar e su forma humana. Aunque ella poseía un Digispirit pasaba la mayor parte del tiempo siendo un digimon y viajando por el mundo digital. Se sentía extraña siendo de nuevo una chica normal que paseaba por una plaza. Mientras pensaba en esto, miraba su reloj. Él se retrasaba. Lum era muy irritable, así que ya tenía preparado qué decirle cuando viniera. Simplemente habían quedado para pasear.

Este él del que hablábamos era otro tamer que poseía el digispirit de un Gotsumon. Lo había conocido en el digimundo, por pura casualidad, en su forma evlucionada, Icemon. Pero algo le había hecho volver a su etapa principiante. Dicho digimon tenía la fijación de comportarse como un superhéroe mezclado con el actorzuelo de une telenovela barata y un caballero medieval. No le había visto en su forma humana así que se esperaba a un tipo muy... singular. Pero resultó ser un chico bastante normalito, de pelo castaño y aspecto tímido. Nada que ver con su comportamiento cuando era un Digimon. Él se llamaba Blake, a todo esto.

- Esperaba a un pringado vestido de Superman. ¡Lástima que no tengas su facultad de volar para llegar a tiempo a los sitios! ¡Bastardo, a una dama no se la hace esperar!

- Lo siento.

- Ya...

- Te cité porque... bueno, he visto a un Digimon volador merodeando por el lugar.

- ¿Qué tiene que ver conmigo eso?

- Pensé que podíamos investigarlo juntos.

-Sí...ya...

-Pero antes, tomemos un helado. Los helados de sal marina, sólo se venden en el mundo digimon, pero aún así, ¿no te apetece un helado de fresa?

Dicho esto, se dirigieron al puesto de helados que había al otro lado de la plaza. Compraron un helado, y al volver hacia el banco para sentarse, Blake se tropezó con un chico que al parecer, llevaba mucha prisa. Los helados se estrellaron en la camiseta de Blake, que sonrió alegremente y se encogió de hombros. Al ver que el peliverde se había caído hacia atrás, Blake le tendió la mano.

- Perdón, iba distraído con la señorita. ¿Te hiciste daño? - preguntó educadamente. Blake miró de reojo al Digimon, pero fingió no haberlo visto. Estaban en mitad de una plaza llena de gente y gritar: ¡Ostras, es un digimon como nosotros! no iba a ayudar.

Lum, recogió al pequeño Pagumon con cierta delicadeza. Normalmente, le hubiera dado una patadita por creer que era un balón, pero por suerte sabía que era un Digimon. Le hizo carantoñas y dijo con voz dulce al peluche para no llamar la atención;

- Pequeño peluche, ¿Estás bien?

OFF:

El joven peliverde miraba a aquel chico con el que había tropezado y se incorporó mientras sonreía un poco nervioso.

Si estoy bien- le estrechó la mano al joven que parecía algo tímido-Me llamo Max Ueki, aunque mis amigos me llaman Kenku- se presentó ante los dos sujetos, mientras ese día llevaba, sin darse cuenta, la cinta oficial de los Shibuya Baksket Club, el cual había ganado varios premios en competiciones y del cual formaba parte el joven Kenku.

Por otra parte, Pagumon se hallaba inmóvil ante las caricias de aquella hermosa joven, pero olió algo raro... esa joven olía a Digimon.

¿Eres una Tamer?- le susurró al oído a la muchacha mientras veía como su propio Tamer se acercaba para comprobar como estaba su compañero Digimon y, de paso, presentarse de nuevo, a la joven.

Pagumon saltó, disimuladamente a los brazos de su Tamer peliverde, al que también le susurró algo al oído

Creo que ambos son Tamers, huelo dos espíritus Digitales- miraba a los dos jóvenes que acababa de conocer con curiosidad

¿Espíritus Digitales? Éso es nuevo para mí- decía en el mismo tono de voz a su pequeño acompañante y amigo

Resumiendo, son humanos que se convierten en Digimons- explicó brevemente la criatura ovalada.

¿Y por qué no me informas?- estiró de las orejas de su pequeño Digimon haciendo la situación algo cómica y volviéndose hacia ambos jóvenes que los miraban.

¿No habréis visto alguna criatura voladora que portaba un colgante no?- miró con una expresión alegre a los dos amigos, si así podía decirlo, que acababa de conocer.

Off:

Spoiler:

Blake tenía la sensación de que ese chico le era familiar y que alguna vez lo había visto. Incluso su nombre le sonaba pero era incapaz de saber porqué.
Cuando el Pagumon preguntó aquello de que si era una tamer, Lum se quedó sin saber qué responder. Sólo se le ocurría espetar que simplemene era Lum. Aunque luego se enfadó porque Blake se auto-otorgarse el papel de portavoz personal, lo cierto es que la había sacado del paso.

-Sí, si que lo es. Pero hay que tener siempre está enfadada y puede llegar a morder cuando algo no le gusta... – bromeó Blake con una sonrisa. Sabía que ella se ponía muy susceptible con el tema de qué era, si humano, tamer o digimon. De hecho ella pisaba muy poco el mundo humano y siempre estaba en el mundo digimon en su forma de Lunamon, vagabundeando. Se preguntaba si su familia lo sabría, si llevaba mucho tiempo así, pero ella le arrancaría la cabeza si se lo preguntaba. Además, Blake opinaba que no era educado hacer ese tipo de preguntas indiscretas a una dama... aunque dicha dama estuviera como una regadera.

- ¿¡Por qué no me dejas contestar a mí, bastardo!? ¡Tengo boca! - le gritó ella, sumamente enfadada. A Blake no se le pudo evitar una expresión de miedo, ya había visto cómo se las gastaba Lum cuando se enfadaba. - ¡¡Y no hables de mi como una bestia sin sensibilidad!!

Lum se tranquilizó un poco, y Kenku les preguntó sobre el digimon volador y el colgante. Ella respondió.
Justamente, este idiota parece que me ha citado aquí para tratar un asunto que concierne al esa criatura voladora de marras – dijo Lum cruzada de brazos.

-Sí que la he visto. Bueno, más bien su silueta. Parece que sólo sale de noche, pero lleva merodeando por la ciudad un tiempo. Siento no poder asegurarte si llevaba un colgante o no – se disculpó Blake. Luego rió nerviosamente y dijo – Quién sabe, quizás se trataba de Superman, ja,ja,ja.

Lum se limitó a mirar a Blake como si estuviera tarado. El chiste había sido tan malo que era incluso triste a opinión de Lum.

-¡O de un ladrón profesional! ¡Seguro que quiere algo de ti y de ese colgante, Kenku! - Lum se quedó algo sorprendida cuando el agradable y correcto chico comenzó a aumentar el volumen de su voz, a hablar como si estuviera eufórico y a decir tonterías. Ella solía llamarlo el “modo héroe penoso” y estaba comenzando a activarse. No, por Dios, pensó Lum - ¡Seguramente tenga espías por todas partes y ahora mismo nos hayan seguido hasta aquí! ¡Y en cuanto nos descuidemos, nos secuestrarán y nos llevarán a su base subterránea pero entonces... ¡¡podremos convertirnos en héroes y salvarnos a nosotros y a esta ciudad!!¡Ja,ja,ja,ja!

Lum suspiró de alivio, al menos en el mundo humano se cortaba algo. Normalmente aquella risa vendría con pose de Superman incluida. Y la última vez que la hizo, Blake – en ese momento, Icemon – se pisó su propia capa y se cayó de bruces al suelo, lo cual Lum deseaba no volver a ver jamás.

- O quizás es un simple ladrón normal al que le gusta robar, como sería lógico – añadió amargamente.

-[color=cyan] ¡Aún así, es un criminal! - Blake cerró los puños, y Lum supo que el “superhéroe definitivo” estaba dispuesto a entrar en acción -
[b]¡Hay que atraparle! ¡Además, Kenku necesita recuperar lo que es suyo, y un héroe tiene la obligación de ayudar a sus concuidadanos!

- Sí, eres como Batman... - Lum dijo esto con sorna. A ella le gustaban en cierto modo los superhéroes, aunque no le habían dejado tan tocada. Sabedora de que no habría manera de convencer a Blake y que la corriente le había arrastrado a aquella aventura añadió, refiriéndose a los tres – Y por cierto, Batman y compañía... ¿no deberíamos ir a la Baticueva a trazar un plan? Deberíamos empezar por esperar a que se haga de noche. Si el bicho es nocturno, será un despropósito buscarlo de día – luego se dirigió a Kenku - ¿Qué opina el interesado?

-¡Oh! ¡Ya sé porqué me eres familiar! - exclamó Blake. Lum levantó las cejas algo mosqueada porque no dejase de hablar. Y tenía aspecto -
tímido, decía - ¡Tú estás en el Shibuya Baksket Club! ¿No es cierto? ¡A mi padre le encanta el baloncesto, y cada vez que el Shibuya juega y está en Japón, viene a verlo! ¡Hay veces que incluso se ha vuelto de América sólo para ver un partido! [b]

-[b] ¿Tú has estado en América, Blake?[b] - Lum no sabía aquello y le sorprendió que el padre de Blake fuese alguien que viajara. Ella siempre había imaginado que Blake provenía de una familia japonesa arraigada a la antigüa. Al parecer, Kenku era bastante popular por eso del jugar en el Shibuya, que parecía ser un buen equipo. Lum no sabía nada de esto, pero lo pudo suponer al ver que incluso un tipo como Blake que no parecía demasiado aficionado a los deportes conocía al equipo y había reconocido a Kenku.

-[b]Durante unos años – respondió. Luego miró a Kenku y le dijo con voz de súplica - ¿Puedes darme un autógrafo, aunque sea? Yo no estoy puesto en baloncesto, pero mi padre seguramente reconozca tu nombre, se sabe tan bien los nombres de los componentes del Shibuya como las tablas de multiplicar.

Max, con una sonrisa, se encogió de hombros y asintió.

Bueno, claro que te firmo un autógrafo Blake- sacó un a especie de pañuelo de seda que solía llevar, ya que su tío se dedicaba a la fabricación y venta de pañuelos de seda muy suaves y siempre le regalaba uno a su sobrino favorito.

Después de sacar aquél suave pañuelo de seda, cogió un rotulador negro y puso, literalmente: ``Para Blake, fan y amigo´´ y después firmó con su firma característica y la de los Shibuya Basket Clubs. Después de ello, miró a Lum y le dirigió una media sonrisa.

Yo también estoy de acuerdo en que deberíamos esperar, ¿queréis que os invite a mi casa y tomemos algo mientras esperamos?- dijo el joven deportista de pelo verde.

Si no está tu madre en casa, claro está Kenku. Ya sabes como es tu madre cuando traes visita, especialmente si es visita del género femenino.- decía la pequeña bola de pelos morada mientras reía.

Kenku cerró los ojos algo avergonzado y le dio un suave golpe con los nudillos en la cabeza al pequeño Pagumon.

¡A callar!- decía Max abriendo los ojos riendo algo tímido después, la escena, desde luego, pàrecía un poco cómica.

Mientras esperaba la respuesta de sus compañeros, el joven de pelo y ojos verdes miró en su Digivice D-arc, la lista de Digimons con los que había luchado. Y encontró el posible responsable de aquél robo. DemiDevimon. Se acordaba de aquella clase de Digimon murciélago.

¿Estará Devimon detrás de todo ésto?- de pronto la mirada de Max se volvió completamente seria al ver en el analizador de Digimons a su mayor enemigo hasta la fecha. Devimon. El joven llamado Kenku, no apartaba la mirada de la imagen tridimensional de aquél malvado y terrible Digimon.