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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
Página 1 de 1. • Comparte
¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
~ Flashback ~
- ¡Alex, por fin despertaste! -la criatura sonrió ampliamente- Me alegra saber que estés bien~
- ¿Max?... -la criatura asintió contento por que lo reconoció- ¿Dónde estamos?
- Estamos en mi mundo -comentó con entusiasmo, alzando las aletas hacia el cielo- ¡Bienvenida al Digital World!
Se encontraba igual que despertando recientemente de un sueño del cual no podía distinguir bien entre tal y la realidad. Adormecida, comenzó a levantarse del suelo de tal modo que quedara sentada en la arena; se levantó un poco sus anteojos para poder tallar uno de sus ojos mientras que dificilmente miraba con el otro a la criatura frente a ella, la cual semejaba la forma de una foca bebé.
- ¿El... Digital World, dices? ¿Tu mundo? -dejó de tallar su ojo, acomodándose en la arena de tal modo que se sintiera menos incómoda después de 'haber dormido mal'- ¿Cómo es que puedes hablar?
- ¡Crecí, Alex! Ya no soy un bebé -se quedó dudando unos segundos- Bueno... tal vez lo siga siendo, ¡Pero no del todo!
- ¿Es esto un sueño? -miró a 'Max', quien le contestó negando la cabeza enérgicamente sin borrar esa extraña sonrisa de su rostro- Parece serlo... ¡Un momento! ¿Significa que ya no estamos en la Tierra? ¿Entonces qué lugar es este?
La foca marrón gruñó un poco con cierto fastidio.
- ¡Ya te dije que no. Estamos en el Digital World! Es un mundo completamente diferente, aunque comparte ciertas similitudes con el tuyo.
- Ya tenía las sospechas de que no eras alguien completamente normal, Max... -comentó desviando un momento la mirada, extrañada por todo lo que estaba escuchando de parte de su 'mascota', quien ante el comentario solo sonrió mientras reía en sus adentros- ¿Porque tan feliz?
- Jejeje... ¡Porque por fin llegó el día, Alex!
- ¿El... día? -arqueó la ceja- ¿Qué día?
- El día en que por fin te convertirás en mi Tamer, ¡He estado esperando este día desde que salí de mi cascarón! Podría decir que incluso desde antes, pero mentiría porque no estoy tan seguro de eso -rió entre dientes, mostrando el artefacto que guardaba entre sus aletas- Este es el dispositivo que muestra que eres mi Tamer.
La chica acercó la vista precisamente a ese aparato, tomandolo con una de sus manos después de que Max se la ofreciera para poder verlo con detenimiento por varios ángulos, apreciando más que nada los extraños grabados que tenía por casi todo el material.
- No veo donde dice eso... A todo esto, ¿Qué es?
- ¡Es un digivice! No sé con seguridad lo que es, pero sé que sirve para unir un lazo entre un humano y un digimon para volverse poderosos e inseparables, ¿No es genial?
- Huhh... Suena genial -dijo primeramente, con una media sonrisa, su confusión y falta de conocimiento no la hacía sentir con la seguridad de siempre- ¿Pero qué es eso de Digimon?
- ¡Yo soy Digimon!
- ¿Te llamas Digimon?
- No, me llamo Pukamon.
- ¿No eras Max?
- ¡¡No!! Ugh... -frunció el ceño- ¡Soy un digimon! Mi nombre de especie es Pukamon, pero mi nombre personal es Max porque así me llamaste cuando nací, ¿No?
- Cierto...
- ¿Cierto?
- ¡Cierto! -sonrió.
- Ya extrañaba esa contagiosa sonrisa Jaja -comentó alegre- ¿Recuerdas todas las veces que hablabas sobre aventuras en donde soñabas ser una heroína? ¡Esta es tu oportunidad para volver ese sueño realidad! Juntos.
~
No llevaba mucho tiempo despierta desde que llegué por primera vez a este mundo, ''Digital World'' según Max, y aunque era cierto sobre el hecho de que tenía ciertas similitudes con el mundo del que vengo, también tenía sus claras diferencias; por ejemplo, ¿Desde cuando una Playa es tan solitaria? ¡Hasta me parece difícil de creer, enserio! No había ni un alma aquí, ni siquiera pequeños animalitos como cangrejos o las típicas gaviotas que comunmente se suelen ver surcando el cielo, ¡No había nada! Nada más que un amplio espacio de arena, alguna que otra basura enterrada en el suelo, conchas de mar, y también el gran océano.
- ¿Tienes una idea de a donde ir?
- Mmm... No.
- ¿No? ¡Pero si este es tu mundo!
- Es mi mundo, pero recuerda que desde que nací he vivido en el tuyo, ¿Porque crees que sabría a donde ir?
- Mmm... No lo sé, ¿Quizás porque sabes muchas cosas que nunca antes en mi vida había escuchado? ¿Cómo es que sabes todo eso?
- No estoy muy seguro de como lo sé, ¡Solo sé que lo sé!
- Ugh... Esto es muy confuso, y lo peor de todo es que estos zapatos me están matando. Prefiero estar descalza.
- Nunca le vi utilidad a esas cosas, ¿Porque no te las quitas?
- ¡Son muy caros! Y no quiero dejarlas perdidas en un mundo el cual no conozco y, evidentemente, tú tampoco.
Pukamon, o como dijo que se llamaba, gruñó mirándome molesto cuando remarqué eso ultimo -¡Era cierto!- pero cuando volvió su mirada hacia al frente se exaltó mientras apuntaba con su aleta hacia delante.
- ¡Mira! ¡Mira hacia allá, Alex!
- ¡Woah...! -perdí un poco el equilibrio; tenía a Max justo en mi hombro izquierdo, no me estaba esperando ese grito, por fortuna logré enderezarme antes de tropezar- ¿Qué cosa?
- ¡Eso! -Antes de poder reaccionar, Max dio un salto hacia el suelo y comenzó a ¿Flotar? hacia cierta dirección.
Él ignoró cualquier llamado mío, sabía que lo que él quería era que lo siguiese, por lo que no tuve más opción que hacerlo. Cuando llegué hacia donde se detuvo y me agaché para tomarlo entre mis manos 'victoriosa', él siguió apuntando hacia cierta dirección para que volteara a ver. Justo en esa dirección, flotando en el mar, estaba un pequeño bote de madera que estaba casi a la orilla del agua entre la arena y ésta, pero no estaba solo, había un tripulante cuya forma en un inicio no alcancé a apreciar bien.
- Wow, finalmente encontramos vida en este desierto ¿Pero quien es el que está en el bote?
- ¡Es Orcamon!
- ¿Lo conoces?
- No personalmente, pero sé que es un digimon muy amigable ¡Que alegría que la vida nos lo pusiera en el camino!
- Si, la vida... -miré al tal ''Orcamon'', el hecho de que Pukamon lo describiera como un ''digimon'' me hizo descartar la posibilidad de que se tratara de una persona- ¿Dices que es amigable? Bien, vamos a ver si realmente lo es.
Con Max bien aferrado entre brazos para que evitara volver a salir disparado como antes, me acerqué hacia el bote en donde se encontraba dicho digimon. Parecía estar profundamente dormido lo cual me hizo dudar entre hablarle o no, cosa que Max no tomó en cuenta.
- ¡¡Señor Orcamon, despierte!! -le gritó, colocando sus aletas a un lado de su hocico para amplificar el sonido.
- ¡AH! ¿¡Qué, qué, qué sucede!? -el pobre digimon miraba hacia sus lados alterado por el grito hasta que nos vio a nosotros- Oh... ¿Visitantes?
- Algo así. Estamos perdidos.
- Señor Orcamon, ¿Sabe a donde tenemos que ir para salir de esta playa?
- ¿Salir? ¿Pero porque quieren salir?
- Porque seguramente el desierto es menos desértico que este lugar -reaccioné ante el grosero comentario y lo callé.
- Si, cada vez hay menos visitas a la Playa en sí, todos prefieren ir a Shell's City.
- ¿Shell's City? -preguntamos Max y yo al unísono.
- Si, ha sido la primera ciudad flotante en el océano. Es un lugar muy atractivo para los turistas, mi trabajo es guiar a estos a esa ciudad -comentó con cierto orgullo.
- ¿Una ciudad flotante? Eso suena tan poco creíble, ¿Es de verdad?
- Completamente. ¿Les gustaría dar un vistazo por sí mismos?
Max y yo nos miramos al mismo tiempo pensando en la respuesta, aunque no nos llevó mucho tiempo decidir, pues de un momento a otro ya nos encontrábamos en alta mar en dirección a ''La ciudad flotante, Shell's City''.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :26Nivel On Rol :Bebé II
Alex Carter
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
Shell´s City, una reciente ciudad fundada en las cercanías de las playas tropicales, la primera ciudad flotante del Digimundo, algo que ningún aventurero podía dejar pasar, al menos para relajarse un poco, después de todo por su reciente nacimiento no había muchos secretos ocultos o sucesos de gran importancia ocurriendo en esta pequeña ciudad…tal vez con el tiempo y el crecimiento de la misma vayan apareciendo aventuras y desafíos, como en el resto de las ciudades del Digimundo, aunque para ser honestos sus actuales habitantes disfrutaban estos días de tranquilidad y gozo.
Entre los pocos viajeros que habían apuntado esta ciudad como destino de viaje, estaba un joven de pelo negro corto, pero algo revuelto, y su siempre leal amigo y camarada digital, un Gizamon algo gruñón y con cara de pocos amigos, cuyo tamaño, contando hasta la punta de su espina más larga, llegaba hasta las rodillas del joven llamado Rony. Era claro para ambos que no habría una gran misión o aventura esperándolos en aquel lugar, pero ese no era el motivo de su decisión, sino que fue una simple y completa curiosidad, sumado a que no tenían nada más que hacer y disfrutaban el recorrer lugares con un clima cálido y suficiente agua para nadar en última estancia…en pocas palabras este sería un viaje de reconocimiento y placer, algo que Rony tenía merecido luego de una semana atareada en su trabajo y a Carlos, el Gizamon, no le vendría mal un tiempo despegado del monitor de la computadora y los mundos de los video juegos.
Una vez listos para partir, tomaron rumbo al Digi Central para aprovechar y usar uno de los tantos Trailmon para que les dejaran lo más cerca de su destino. Obviamente aun así deberían recorrer un buen trayecto para llegar a su destino por suerte tenían a un conocido que les ayudaría con eso, un Mantaraymon, al cual Rony había denominado como Birghir, puesto significaba “Ayuda”, ya que eso es lo que este Digimon había hecho por ellos en una aventura hace mucho tiempo atrás jeje; aunque a Carlos le parecía una estupidez andar nombrado a los Digimons que conocieran que no poseyeran nombres, aun si a estos no les molestara en los más mínimo sino todo lo contrario, les encantaba y se sentían honrados de llevar tales palabras como señal de su amistad. Una vez que el dúo fue alcanzado por la locomotora viviente, hasta la estación más cercana, se pusieron en marcha hasta un muelle cercano, un punto de encuentro con su colega acuático, el cual se había comprometido en ayudarles a llegar a su destino.
-¡¡hey chicos por aquí!! – alerta con un grito la mantarraya digital, una criatura con un tamaño descomunal en comparación a sus semejantes del mundo humano. Entonces el distraído dúo, que se había acomodado en la punta del muelle para mirar el inmenso océano, se voltea en dirección a la reconocible y amigable voz, devolviendo el saludo de las aletas de su amigo, con un saludo con sus manos, o en caso de Gizamon con sus garras.
-¡hola Brighir!
-¡¿Que tal vas tapete marino!? – con un tono amigable y completa confianza, evitando que sus palabras se tomen como un insulto.
-También me alegra verte de nuevo, Lodoso – respondiendo con igual confianza al saludo de Carlos. Una ve que se hacerco lo suficnete a sus compañeros estos se agacharon y cocaron puños con él, como una especie de saludo o apretón de manos - hace rato que no les veía por el Digimudno jeje ¿Qué les trajo de regreso?
-jeje ya sabes entrenamiento y aventuras, como siempre – responde con una sonrisa amigable y una risa que pronto contagia a los otros dos.
-jaja si eso he oído jeje. Bueno mejor nos ponemos en marcha que tenemos un buen trayecto por delante – nadando un poco para terminar de espaldas a ellos y dejarles ver una especie de manubrio flotando en el agua detrás de él – los ciento Rony, pero creciste mucho dese la última vez, será más rápido si viajas como carga, aunque seguro te gustara jejeje
-jeje pues bueno sino queda de otra – dice sin disgusto alguno, puesto entendía que debería viajar como si estuviera haciendo ski acuático, lo cual no sonaba nada mal, por lo que sin discutir, se lanza al agua y se sujeta con ambas manos del manubrio. Mientras tanto Carlos aprovecha y salta del muelle hasta la espalda de Brighir – ¡yo, ya estoy!
-¡de acuerdo sujeten se bien! jeje – advierte, antes de empezar a nadar de a poco hasta alcanzar una buena velocidad, justo antes e que la soga que lo conectaba al manubrio se terminara, logrando ir sacando de a poco pero rápidamente, la mayor parte del cuerpo de Rony del agua, llevándolo efectivamente como si el mismo estuviera realizando algún deporte acuático y él fuera el bote a motor.
Entre los pocos viajeros que habían apuntado esta ciudad como destino de viaje, estaba un joven de pelo negro corto, pero algo revuelto, y su siempre leal amigo y camarada digital, un Gizamon algo gruñón y con cara de pocos amigos, cuyo tamaño, contando hasta la punta de su espina más larga, llegaba hasta las rodillas del joven llamado Rony. Era claro para ambos que no habría una gran misión o aventura esperándolos en aquel lugar, pero ese no era el motivo de su decisión, sino que fue una simple y completa curiosidad, sumado a que no tenían nada más que hacer y disfrutaban el recorrer lugares con un clima cálido y suficiente agua para nadar en última estancia…en pocas palabras este sería un viaje de reconocimiento y placer, algo que Rony tenía merecido luego de una semana atareada en su trabajo y a Carlos, el Gizamon, no le vendría mal un tiempo despegado del monitor de la computadora y los mundos de los video juegos.
Una vez listos para partir, tomaron rumbo al Digi Central para aprovechar y usar uno de los tantos Trailmon para que les dejaran lo más cerca de su destino. Obviamente aun así deberían recorrer un buen trayecto para llegar a su destino por suerte tenían a un conocido que les ayudaría con eso, un Mantaraymon, al cual Rony había denominado como Birghir, puesto significaba “Ayuda”, ya que eso es lo que este Digimon había hecho por ellos en una aventura hace mucho tiempo atrás jeje; aunque a Carlos le parecía una estupidez andar nombrado a los Digimons que conocieran que no poseyeran nombres, aun si a estos no les molestara en los más mínimo sino todo lo contrario, les encantaba y se sentían honrados de llevar tales palabras como señal de su amistad. Una vez que el dúo fue alcanzado por la locomotora viviente, hasta la estación más cercana, se pusieron en marcha hasta un muelle cercano, un punto de encuentro con su colega acuático, el cual se había comprometido en ayudarles a llegar a su destino.
-¡¡hey chicos por aquí!! – alerta con un grito la mantarraya digital, una criatura con un tamaño descomunal en comparación a sus semejantes del mundo humano. Entonces el distraído dúo, que se había acomodado en la punta del muelle para mirar el inmenso océano, se voltea en dirección a la reconocible y amigable voz, devolviendo el saludo de las aletas de su amigo, con un saludo con sus manos, o en caso de Gizamon con sus garras.
-¡hola Brighir!
-¡¿Que tal vas tapete marino!? – con un tono amigable y completa confianza, evitando que sus palabras se tomen como un insulto.
-También me alegra verte de nuevo, Lodoso – respondiendo con igual confianza al saludo de Carlos. Una ve que se hacerco lo suficnete a sus compañeros estos se agacharon y cocaron puños con él, como una especie de saludo o apretón de manos - hace rato que no les veía por el Digimudno jeje ¿Qué les trajo de regreso?
-jeje ya sabes entrenamiento y aventuras, como siempre – responde con una sonrisa amigable y una risa que pronto contagia a los otros dos.
-jaja si eso he oído jeje. Bueno mejor nos ponemos en marcha que tenemos un buen trayecto por delante – nadando un poco para terminar de espaldas a ellos y dejarles ver una especie de manubrio flotando en el agua detrás de él – los ciento Rony, pero creciste mucho dese la última vez, será más rápido si viajas como carga, aunque seguro te gustara jejeje
-jeje pues bueno sino queda de otra – dice sin disgusto alguno, puesto entendía que debería viajar como si estuviera haciendo ski acuático, lo cual no sonaba nada mal, por lo que sin discutir, se lanza al agua y se sujeta con ambas manos del manubrio. Mientras tanto Carlos aprovecha y salta del muelle hasta la espalda de Brighir – ¡yo, ya estoy!
-¡de acuerdo sujeten se bien! jeje – advierte, antes de empezar a nadar de a poco hasta alcanzar una buena velocidad, justo antes e que la soga que lo conectaba al manubrio se terminara, logrando ir sacando de a poco pero rápidamente, la mayor parte del cuerpo de Rony del agua, llevándolo efectivamente como si el mismo estuviera realizando algún deporte acuático y él fuera el bote a motor.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :232Cuentas :Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :UltimateNivel On Rol de los Digi Aliados :Champion
Icono :Rango y Unidad :Ronaldo Antonio Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Carlos Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonRango y Unidad Digi Aliado :Le-Amien Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Rony & Carlos
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
No sabíamos cuanto tiempo iba a durar este viaje, quiero decir, ¡Ni siquiera traigo reloj! Pero creo que desde que nos subimos al bote ha pasado alrededor de media hora; no es que no disfrute de estar en alta mar, en lo absoluto, pero si resulta un poco incómodo estar en un bote junto con dos criaturas marinas que hablan, quiero decir... ¡Siempre he soñado con que los animales hablen y eso pero esto es muy descabellado para mi! Había dejado esa clase de fantasías cuando cumplí los 12 años ... Bueno, esta bien, los 15. Pero tener esta aventura creo que me hará dudar seriamente entre lo que es real y lo que no, o al menos lo que me han enseñado en los años que tengo de vida. Max, o Pukamon, afirma que esta aventura es real y no tengo porque no creerle -La verdad es que sí se siente muy verdadera- aunque creo que todo esto está pasando muy rápido.
- Quizás ir a esa tal Shell's City me ayude a asimilar mejor las cosas...
- ¿Huh? ¿Estás hablando sola de nuevo, Alex?
- ¿Cómo que de nuevo? ¡Yo no hablo sola! -contesté en tono molesto.
- Si que lo haces, ¿Qué no recuerdas cuantas veces el tío John te llamó la atención por estar hablando con tu amigo imagina-?
Apenas reaccioné ante lo que estaba a punto de decir, me tiré sobre Pukamon para cerrar su hocico con ambas manos y evitar que pronunciara una sola palabra más -o terminara de decir la que comenzó- intentando no soltarlo por más que se retorciera y moviera. Mis lentes se habían desacomodado un poco por el movimiento al igual que el bote se tambaleó un poco pero no pasó nada malo; Orcamon en cambio se nos quedó viendo extrañado y, en cuanto notó mi apenada mirada sobre él, retiró su vista y comenzó a silbar una canción improvisadamente.
- Ehh... Jaja, no es que quiera entrometerme ni nada, pero he sentido curiosidad ¿Cuanto tiempo llevan siendo compañeros ustedes?
- Siete años.
- Una hora.
Ambos respondimos al mismo tiempo con seguridad, no solo provocando confusión en Orcamon, sino tambien en nosotros mismos quienes nos miramos extrañadamente unos a otros antes de replicar.
- ¿Como que una hora? ¡Pero si hemos vivido casi toda la vida juntos!
- Antes de venir aquí no eramos lo que ustedes llaman ''compañeros'' o ''Tamer y Digimon'' -contesté defendiendo mi opinión.
- ¡Pero llevamos siendo compañeros desde hace mucho! Solo que ahora fue algo más... Oficial.
- Entonces contaremos desde que se hizo oficial, ¿Bien? -me crucé de brazos; ni yo sabía bien porque estaba comportándome de esta manera, simplemente no me sentía del humor usual.
- ¿¡Entonces que pasó con todos los años que pasamos!?
- ¡Oooigan, oigan! Mantengan la calma -intentó calmarnos Orcamon, poniendo su aleta sobre la cabeza de Pukamon quien había terminado alterándose- Dejemos en que se llevan conociendo desde hace tiempo, eso me parece estupendo -rió nerviosamente, en un intento de bajar la tensión.
- ¡Já! ''Mucho tiempo'' dijo, significa que me hizo caso a mi -comentó orgulloso y adoptando una pose victoriosa.
- Está bien... -preferí cerrar el círculo de la discusión, no sin antes liberar un gran suspiro.
En el tiempo que siguió el viaje en bote, yo decidí recostarme sobre la madera del mismo para cerrar los ojos y hace un intento de dormir pues tenía la esperanza de que al abrir de nuevo los ojos me encontraría en mi cama y que Max volviera a ser lo que era cuando nos conocimos, una criatura marina no identificada que no podía hablar, pero no fue así.
- Ya estamos cerca, ¡Estén atentos! -escuché la voz de Orcamon, lo que me hizo abrir los ojos antes de quedarme dormida tan de repente, seguida del peso de Pukamon quien había caído sobre mi hombro de un salto.
- ¡Genial, desde aquí puedo ver Shell's City!
Abrí los ojos para comprobar por mí misma que lo que decían los otros dos tripulantes fuera cierta, y efectivamente lo fue. Shell's City, a pesar de su nombre, no parecía ser una ciudad en sí sino más bien un pueblo -o al menos tenía el tamaño de uno-, desde nuestra posición se podían ver más que nada algunas tiendas pequeñas y el puerto, donde resguardaban muchos barcos y veleros. El barco de Orcamon fue a parar a este puerto en especial.
- Hemos llegado~ Espero hayan disfrutado del viaje y que su estadía en Shell's City sea agradable -comentó el digimon con una amigable sonrisa en su rostro- Oh, y tengan cuidado al bajar del bote, la ciudad al principio pueda marearles por que no está completamente estable pero estense seguros de que no se moverá.
- Mientras no se hunda yo estoy bien -comenté antes de liberar una risilla.
Pukamon fue el primero en bajarse del barco, dando un gran brinco de una orilla a otra, para después darme ánimos para que tambien bajase igual de rápido y eficaz que él, pero el problema eran los zapatos que estaba llevando los cuales no me proporcionaban el mejor balance del mundo, pero con ayuda de Orcamon pude pasar bien.
- Gracias por todo, Orcamon -le agradecí con una amplia sonrisa; a pesar de todo, había sido un grato viaje.
- ¡Hasta luego! -se despedía Max, agitando su aleta de un lado a otro.
Orcamon nos deseó suerte, era momento de regresar a la Playa en busca de más turistas a los qué guiar así que en cuanto zarpó nosotros decidimos comenzar nuestro rumbo para observar lo que ''la ciudad flotante'' nos ofrecía. Mientras caminábamos por el puerto pudimos ver, además de los barcos, botes y veleros 'estacionados' en el agua, no muy lejos observé a alguien practicando el alucinante ''esquí acuático''.
- Wow, increíble... -mis ojos se habían perdido en eso; desde siempre había querido hacer eso, pero hasta el día de hoy no había podido, aún así sé que al menos una vez lo haré en un futuro -espero- no muy lejano.
- ¡Oooye, Alex! -escuché a Max llamarme por lo que giré mi mirada hacia donde se escuchaba su voz; el se encontraba cerca de una de las tiendas en especial, agitando su aleta para llamar mi atención- ¡No te quedes ahí parada, ven y mirar a ver esto!
Le hice caso, y fui hacia donde él se estaba dirigiendo que era el cristal de una de las tiendas donde se podía ver la mercancía a vender. Parecía ser una de las tiendas de recuerdos, objetos que realmente estaban muy bien hechos, las formas y escrituras de algunos de los objetos a comprar eran muy llamativas pues parecían ser de otro mundo, supongo que aunque Max sea de este mundo y misteriosamente tenga algunos conocimientos sobre él, no deja de ser un ''Digimon'' que nació en la Tierra y ver esta clase de artilugios le parecen casi tan alucinantes como a mi.
- Quizás ir a esa tal Shell's City me ayude a asimilar mejor las cosas...
- ¿Huh? ¿Estás hablando sola de nuevo, Alex?
- ¿Cómo que de nuevo? ¡Yo no hablo sola! -contesté en tono molesto.
- Si que lo haces, ¿Qué no recuerdas cuantas veces el tío John te llamó la atención por estar hablando con tu amigo imagina-?
Apenas reaccioné ante lo que estaba a punto de decir, me tiré sobre Pukamon para cerrar su hocico con ambas manos y evitar que pronunciara una sola palabra más -o terminara de decir la que comenzó- intentando no soltarlo por más que se retorciera y moviera. Mis lentes se habían desacomodado un poco por el movimiento al igual que el bote se tambaleó un poco pero no pasó nada malo; Orcamon en cambio se nos quedó viendo extrañado y, en cuanto notó mi apenada mirada sobre él, retiró su vista y comenzó a silbar una canción improvisadamente.
- Ehh... Jaja, no es que quiera entrometerme ni nada, pero he sentido curiosidad ¿Cuanto tiempo llevan siendo compañeros ustedes?
- Siete años.
- Una hora.
Ambos respondimos al mismo tiempo con seguridad, no solo provocando confusión en Orcamon, sino tambien en nosotros mismos quienes nos miramos extrañadamente unos a otros antes de replicar.
- ¿Como que una hora? ¡Pero si hemos vivido casi toda la vida juntos!
- Antes de venir aquí no eramos lo que ustedes llaman ''compañeros'' o ''Tamer y Digimon'' -contesté defendiendo mi opinión.
- ¡Pero llevamos siendo compañeros desde hace mucho! Solo que ahora fue algo más... Oficial.
- Entonces contaremos desde que se hizo oficial, ¿Bien? -me crucé de brazos; ni yo sabía bien porque estaba comportándome de esta manera, simplemente no me sentía del humor usual.
- ¿¡Entonces que pasó con todos los años que pasamos!?
- ¡Oooigan, oigan! Mantengan la calma -intentó calmarnos Orcamon, poniendo su aleta sobre la cabeza de Pukamon quien había terminado alterándose- Dejemos en que se llevan conociendo desde hace tiempo, eso me parece estupendo -rió nerviosamente, en un intento de bajar la tensión.
- ¡Já! ''Mucho tiempo'' dijo, significa que me hizo caso a mi -comentó orgulloso y adoptando una pose victoriosa.
- Está bien... -preferí cerrar el círculo de la discusión, no sin antes liberar un gran suspiro.
En el tiempo que siguió el viaje en bote, yo decidí recostarme sobre la madera del mismo para cerrar los ojos y hace un intento de dormir pues tenía la esperanza de que al abrir de nuevo los ojos me encontraría en mi cama y que Max volviera a ser lo que era cuando nos conocimos, una criatura marina no identificada que no podía hablar, pero no fue así.
- Ya estamos cerca, ¡Estén atentos! -escuché la voz de Orcamon, lo que me hizo abrir los ojos antes de quedarme dormida tan de repente, seguida del peso de Pukamon quien había caído sobre mi hombro de un salto.
- ¡Genial, desde aquí puedo ver Shell's City!
Abrí los ojos para comprobar por mí misma que lo que decían los otros dos tripulantes fuera cierta, y efectivamente lo fue. Shell's City, a pesar de su nombre, no parecía ser una ciudad en sí sino más bien un pueblo -o al menos tenía el tamaño de uno-, desde nuestra posición se podían ver más que nada algunas tiendas pequeñas y el puerto, donde resguardaban muchos barcos y veleros. El barco de Orcamon fue a parar a este puerto en especial.
- Hemos llegado~ Espero hayan disfrutado del viaje y que su estadía en Shell's City sea agradable -comentó el digimon con una amigable sonrisa en su rostro- Oh, y tengan cuidado al bajar del bote, la ciudad al principio pueda marearles por que no está completamente estable pero estense seguros de que no se moverá.
- Mientras no se hunda yo estoy bien -comenté antes de liberar una risilla.
Pukamon fue el primero en bajarse del barco, dando un gran brinco de una orilla a otra, para después darme ánimos para que tambien bajase igual de rápido y eficaz que él, pero el problema eran los zapatos que estaba llevando los cuales no me proporcionaban el mejor balance del mundo, pero con ayuda de Orcamon pude pasar bien.
- Gracias por todo, Orcamon -le agradecí con una amplia sonrisa; a pesar de todo, había sido un grato viaje.
- ¡Hasta luego! -se despedía Max, agitando su aleta de un lado a otro.
Orcamon nos deseó suerte, era momento de regresar a la Playa en busca de más turistas a los qué guiar así que en cuanto zarpó nosotros decidimos comenzar nuestro rumbo para observar lo que ''la ciudad flotante'' nos ofrecía. Mientras caminábamos por el puerto pudimos ver, además de los barcos, botes y veleros 'estacionados' en el agua, no muy lejos observé a alguien practicando el alucinante ''esquí acuático''.
- Wow, increíble... -mis ojos se habían perdido en eso; desde siempre había querido hacer eso, pero hasta el día de hoy no había podido, aún así sé que al menos una vez lo haré en un futuro -espero- no muy lejano.
- ¡Oooye, Alex! -escuché a Max llamarme por lo que giré mi mirada hacia donde se escuchaba su voz; el se encontraba cerca de una de las tiendas en especial, agitando su aleta para llamar mi atención- ¡No te quedes ahí parada, ven y mirar a ver esto!
Le hice caso, y fui hacia donde él se estaba dirigiendo que era el cristal de una de las tiendas donde se podía ver la mercancía a vender. Parecía ser una de las tiendas de recuerdos, objetos que realmente estaban muy bien hechos, las formas y escrituras de algunos de los objetos a comprar eran muy llamativas pues parecían ser de otro mundo, supongo que aunque Max sea de este mundo y misteriosamente tenga algunos conocimientos sobre él, no deja de ser un ''Digimon'' que nació en la Tierra y ver esta clase de artilugios le parecen casi tan alucinantes como a mi.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :26Nivel On Rol :Bebé II
Alex Carter
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
-Jajaja me había olvidado de lo divertido que era esto! – disfrutando completamente del skie acuático gratuito que le proporcionaba su amigo. La verdad es que Shell City no quedaba tan lejos, y hacía rato hubieran llegado de ir en línea recta, pero el deseo egoísta de estar un rato más con sus amigos, después de tantos años separados, hizo que Brighir fuera dando vueltas rodeando en ocasiones la ciudad. Por su parte Rony y Carlos, también estaban disfrutando del tiempo con su compañero, por lo que a pesar de haberse dado cuenta desde hace rato, solo disfrutaron el momento, ya habría tiempo para visitar la ciudad… o mejor dicho pueblo, puesto, aunque tenía planes ambiciosos de volverse una ciudad, a ese lugar le quedaba un largo camino para ser algo de esa magnitud, por el momento era mas un pequeño pueblo en el mar.
Rony disfrutaba de una gran vista, además de la emoción de andar sobre agua a tan alta velocidad. Ya con solo ver a los trabajadores, en las inmediaciones del pueblo, denotaba que sus habitantes estaban muy dispuestos en el interés común de volver su hogar una imponente he importante ciudad digital, esta percepción se debía a que aquellos trabajadores demostraban los rasgos de ser simples campesinos, posiblemente solo algunos de ellos supieran con exactitud que hacían mientras que el resto solo eran peones que seguían ordenes, pero cuyo empeño por cumplirla a la perfección daba ese sentimiento ya mencionado. Otras cosas que formaban esa hermosa vista de la ciudad, eran las estructuras, pequeñas casa o locales de con techos de madera o tejas, aunque lo que resaltaba en gran parte era el enorme monolito que paraca estar en el centro de la cuidad, posiblemente un monumento religioso, dedicado a diversas culturas digitales; luego cerca del mismo se observaba otra edificación e tamaño considerable, pero que desprendía un color blanco el cual reflejaba los rayos del sol, dando un poco de ceguera al que lo mirara fijo mucho tiempo, lo más probable es tal estructura fuera el ayuntamiento del pueblo, lugar central para todos los asuntos diplomáticos y políticos del lugar.
Fue cuestión de tiempo que al igual que el motor de una lancha, la potencia y energía de Brighir, disminuyera, indicando su cansancio y que ya había sido suficiente por el día. Fue algo deprimente para Rony el que tal diversión terminara, aunque comprendía perfectamente que su amigo necesitaba un descanso, por lo que para evitar más molestias, soltó el manubrio que lo unía a su compañero, y nado por si solo a la ciudad flotante, parando solo para flotar un poco y ver bien el camino tomado por sus dos amigos, no quería terminar entrando al patio de alguna casa por accidente jeje.
-hubieras dejado que te trajera- dice algo apenado. Una vez que todos llegaron hasta el puerto de la ciudad, donde Carlos subió de un salto a la plataforma flotante de madera, mientras que Rony solo usaba tal estructura para no hundirse mientras seguía en el agua.
-na, quería estirar los músculos un rato jeje – dice con tono amigable y creando una excusa estúpida pero valida, para evitar que su amigo siguiera con esa escena de lastima. Luego de soltar esas palabras con una sonrisa, se queda otros minutos en el agua hasta que usando sus brazos, se sujeta de aquel piso flotante y se sube a si mismo hasta el muelle donde decide quedarse sentado un rato mientras se despedían de su amigo, el cual simplemente comparte unas palabras de alegría por verles y luego se despide, al parecer tenía otras cosas que hacer en otra parte.
Algo tristes por la partida tan rápida de su camarada, pero felices de estar en este nuevo escenario del Digimundo, el dúo se dispone a hacer un reconocimiento del lugar y de ser posible realizar nuevas amistades y contactos, que seguro les serán útiles en el futuro
-vamos a ver el monumento o a buscar comida?
-jejej todavía creo que es algo temprano para comer – respondiendo parte de la pregunta de su compañero – puede que sea mejor recorrer las calles, conocer a la gente y las tiendas, puede que nos den más información de la zona y sobre el manolito- esperando no solo encontrar información útil para sí, sino también para alguno de sus otros amigos tamers, los cuales cada uno aprecia estar en sus propias búsquedas, mientras que ellos solo recorrían el Digimundo jeje
-solo espero que ningún vendedor se nos pegue demasiado – demostrando poca paciencia ante los vendedores incesantes, en especial en áreas como esta que por lo visto no poseían muchos turistas, ya que la calle estaba vacía para el tamaño que tenía…aunque tal vez fuera cosa de la hora del día.
Rony disfrutaba de una gran vista, además de la emoción de andar sobre agua a tan alta velocidad. Ya con solo ver a los trabajadores, en las inmediaciones del pueblo, denotaba que sus habitantes estaban muy dispuestos en el interés común de volver su hogar una imponente he importante ciudad digital, esta percepción se debía a que aquellos trabajadores demostraban los rasgos de ser simples campesinos, posiblemente solo algunos de ellos supieran con exactitud que hacían mientras que el resto solo eran peones que seguían ordenes, pero cuyo empeño por cumplirla a la perfección daba ese sentimiento ya mencionado. Otras cosas que formaban esa hermosa vista de la ciudad, eran las estructuras, pequeñas casa o locales de con techos de madera o tejas, aunque lo que resaltaba en gran parte era el enorme monolito que paraca estar en el centro de la cuidad, posiblemente un monumento religioso, dedicado a diversas culturas digitales; luego cerca del mismo se observaba otra edificación e tamaño considerable, pero que desprendía un color blanco el cual reflejaba los rayos del sol, dando un poco de ceguera al que lo mirara fijo mucho tiempo, lo más probable es tal estructura fuera el ayuntamiento del pueblo, lugar central para todos los asuntos diplomáticos y políticos del lugar.
Fue cuestión de tiempo que al igual que el motor de una lancha, la potencia y energía de Brighir, disminuyera, indicando su cansancio y que ya había sido suficiente por el día. Fue algo deprimente para Rony el que tal diversión terminara, aunque comprendía perfectamente que su amigo necesitaba un descanso, por lo que para evitar más molestias, soltó el manubrio que lo unía a su compañero, y nado por si solo a la ciudad flotante, parando solo para flotar un poco y ver bien el camino tomado por sus dos amigos, no quería terminar entrando al patio de alguna casa por accidente jeje.
-hubieras dejado que te trajera- dice algo apenado. Una vez que todos llegaron hasta el puerto de la ciudad, donde Carlos subió de un salto a la plataforma flotante de madera, mientras que Rony solo usaba tal estructura para no hundirse mientras seguía en el agua.
-na, quería estirar los músculos un rato jeje – dice con tono amigable y creando una excusa estúpida pero valida, para evitar que su amigo siguiera con esa escena de lastima. Luego de soltar esas palabras con una sonrisa, se queda otros minutos en el agua hasta que usando sus brazos, se sujeta de aquel piso flotante y se sube a si mismo hasta el muelle donde decide quedarse sentado un rato mientras se despedían de su amigo, el cual simplemente comparte unas palabras de alegría por verles y luego se despide, al parecer tenía otras cosas que hacer en otra parte.
Algo tristes por la partida tan rápida de su camarada, pero felices de estar en este nuevo escenario del Digimundo, el dúo se dispone a hacer un reconocimiento del lugar y de ser posible realizar nuevas amistades y contactos, que seguro les serán útiles en el futuro
-vamos a ver el monumento o a buscar comida?
-jejej todavía creo que es algo temprano para comer – respondiendo parte de la pregunta de su compañero – puede que sea mejor recorrer las calles, conocer a la gente y las tiendas, puede que nos den más información de la zona y sobre el manolito- esperando no solo encontrar información útil para sí, sino también para alguno de sus otros amigos tamers, los cuales cada uno aprecia estar en sus propias búsquedas, mientras que ellos solo recorrían el Digimundo jeje
-solo espero que ningún vendedor se nos pegue demasiado – demostrando poca paciencia ante los vendedores incesantes, en especial en áreas como esta que por lo visto no poseían muchos turistas, ya que la calle estaba vacía para el tamaño que tenía…aunque tal vez fuera cosa de la hora del día.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :232Cuentas :Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :UltimateNivel On Rol de los Digi Aliados :Champion
Icono :Rango y Unidad :Ronaldo Antonio Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Carlos Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonRango y Unidad Digi Aliado :Le-Amien Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Rony & Carlos
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
Nos quedamos unos momentos viendo lo que había tras la vitrina del local, los objetos estaban muy bien hechos a pesar de que este pueblo no fuese tan conocido aún, podría apostar que los vendedores hacen el intento de hacer resaltar sus mercancías hacia los turistas para mejorar su economía y acelerar el proceso en volver a este lugar un pequeño pueblo cuya fama solo viene de su curiosa habilidad para sostenerse en el agua flotando a una verdadera ciudad ¡Vaya, incluso con imaginarme que estoy en los inicios de una futura ciudad hace que me emocione! No sé cuales sean sus propósitos, pero tienen muy apoyo si es verdad que ponen todo su empeño ¡Buen trabajo!
- ¡Mira eso, Max! -exclamé de repente, señalando hacia un objeto en especial de los tantos acomodados como exposición al público.
- ¿Ah? ¿Qué? -se tardó unos momentos en hallar que era precisamente lo que me llamaba la atención, pero al final terminó ubicandolo- ¿Qué son esas cosas?
- Son pulseras, hay muchas de diversos colores -sonreí- Me encantan los colores varios~ Recuerdo que de pequeña tenía unas como esas, pero un día en el agua se me resbalaron y ya no los volví a ver -ante esta corta anécdota no pude evitar mostrarme frustrada por el despiste de ese entonces. Esas pulseras me gustaban mucho.
- ¿Ah? Yo no recuerdo eso.
- Sucedió tiempo antes de que te conociera, pero aún así me lamento mucho por lo ocurrido.
- ¿Porqué? -miró de nuevo las pulseras del mostrador- No se ven tan especiales, solo son decoraciones baratas.
- ¡Pero me gustan! Y las voy a comprar -dije con determinación y cierto capricho, yendo hacia el interior de la tienda.
Al abrir la puerta empujandola inmediatamente se escuchó un el tintineo de las campanillas que estaban colocadas por encima de esta. Se suponía que estas servían para llamar la atención del vendedor pero por más que miré hacia los lados no encontré a nadie que se encargara del negocio, ¿Estaría el personal en descanso? Estaba confundida. Sentí en ese momento como Pukamon subía a mi cabeza de alguna forma -no sé si se le puede llamar salto después de que él no toca el suelo, ¿Sabían que Max flota? ¡Es increíble, una foca que flota!-.
- ¿Porqué te quedas parada en la puerta?
- Creo que no hay nadie aquí... -contesté, sin dejar de buscar al dichoso encargado.
- Mmm... -colocó sus aletas a los lados de su hocico- ¡¿HOLA?! Señor vendedor, ¿Está aquí? ¡RESPONDA!
- ¿Si? ¿Qué se les ofrece? -respondió una voz, pero no pudimos ver de quién se trataba.
- Eh... Vinimos a comprar uno de sus... -estaba sorprendida de pensar que el vendedor era invisible, por lo que mi habla era pausada inconscientemente.
- ¿Donde está? No lo vemos.
- Por aquí -volvió a hablar la misma voz, pero aunque seguíamos sin poder ver de donde provenía, supimos que se oía desde detrás del mostrador.
Pukamon y yo nos miramos al mismo tiempo para comprobar si pensabamos en lo mismo, decidiendo finalmente entrar completamente al local y adentrarnos hasta donde se ubicaba el mostrador. Quedé frente a él, pero no había nadie.
- Seguimos sin verlo, señor...
- Mmm... Oh, esperen.
Tal y como la voz pidió, aguardamos un momento en que esta persona invisible o lo que sea terminara de hacer lo que hacía, pero nos quedamos mirando extrañados como un casco azul iba lograndose ver desde el mostrador, este seguía subiendo y subiendo hasta que logramos incluso ver la cara del que, quizás, se trataba de a quien buscabamos.
- Cuanto lo siento, mi silla suele bajarse por sí sola y olvido completamente subirle la altura -el digimon rio apenado.
- ¡Es el señor Kamemon! -exclamó contento Pukamon, aunque no entendía porque hacía eso al menos servía para ubicar los nombres de estas criaturas.
- Bienvenidos a mi humilde negocio, ¿Algo ha llamado su atención?
- Seguro que si, todos sus objetos son muy bonitos e interesantes ¡Si yo pudiera me llevaría cada uno de ellos! Oiga, ¿De casualidad usted ha hecho todos esos objetos por sí solo, o lo han ayudado? ¡Oh! ¿O quizás son importados? Si es así no importa, igual son muy bonitos y me alegra que estén en venta, aunque si usted los hizo me gustaría preguntarle de qué materiales están hecho ca-
- ¡Vinimos a comprar unos de esos aros de colores! -me interrumpió alzando la voz, parecía que le había irritado.
- Pulseras -corregí.
- Cómo sea -se cruzó de aletas.
- Huh... ¿Se refieren a estas? -se agachó un poco, sacando desde uno de sus cajones un montón de pulseras acomodadas en un artefacto especial para sostenerlas.
- ¡Si, precisamente esas! -tomé unas cuantas y las miré de cerca, colocandolas en mi brazo izquierdo para comprobar como se me veían- Son tan lindas... Me encantan sus colores~
- Se le ven muy bien -comentó amablemente el vendedor.
- ¿Cómo vas a saber eso? ¡Ese casco enorme ni siquiera te deja ver! -se calló cuando recibió un leve el golpe en su cabeza de mi parte, usando sus aletas para sobarse- ¡Owch!
- No seas maleducado, Max -lo regañé, quitandome las pulseras. Miré de nuevo al vendedor- ¿Cuánto cuestan?
- No son caras, solo 20 Bits cada una.
- Qué bien~ Creo que tengo esa cantidad en mi... ¿Dijo ''Bits''?
- Eso dije.
Quedé en silencio unos momentos, impactada, ¡No sabía ni siquiera que eran esos tales ''Bits''! Pero lo que si sé es que no tengo nada de eso... Ough ¡Que frustrante!
- Qué lastima... -dejé las pulseras sobre el mostrador.
- Mmm... Veo que de verdad le han gustado estas pulseras, ¿Le gustaría que las apartara para usted?
- ¿Puede hacer eso? -lo miré con sorpresa, ¡Había olvidado que eso se podía hacer!
- Por supuesto, no tengo problema -sonrió- Cuando tenga los Bits necesarios podrá venir a comprarlas, aquí estarán esperandola.
- ¡Muchas gracias, de verdad! -di un par de brincos de la emoción.
- Hurra... ¿Ya podemos irnos?
Nos despedimos del Kamemon y salimos del local. Este pueblo, a pesar de ser mucho más pequeño que como me lo imaginaba en un inicio, seguía siendo un lugar muy grande para dos pequeños novatos como nosotros y, por lo tanto, sé de sobra que habían muchisimos más lugares a los que ir para visitar y entretenernos. Aunque bien, parece que a Max no le parecía muy agradable la idea de visitar tiendas, pero seguro debe haber un sitio recreativo que pueda divertirlo lo suficiente -¡Y a mi de paso!-
- No sé como haré para conseguir esos tales ''Bits''... Para empezar, ¿Qué son esas cosas?
- Los Bits son la moneda oficial del Mundo digital, ¿No te parece obvio?
- Ahora que lo mencionas... -reí apenada- Creo que tienes razón, no sé porque pensé que se trataría de algún objeto especial para intercambiar -Pukamon me miró con obviedad pero preferí ignorar el gesto para no sentirme más tonta- Pero si es una moneda, o sea dinero, ¡Significa que se consigue trabajando!
- ... Oh no... Conozco esa mirada, ¡Por favor, Alex! No me digas que quieres ponerte a-
- ¡Busquemos un empleo ahora!
Al principio comencé a correr mientras leía de prisa los letreros para ver que negocio estaría mejor en el cual ayudar, al ser un pueblo pequeño dudo que tengan mucho personal y siempre pueden necesitar a alguien que ayude un poco para recibir un poco de dinero, pero el recorrido rápido no me duró mucho porque los zapatos que traía de verdad me estaban matando; pienso que después de conseguir mi paga también me compraré algún calzado mucho más cómodo que el que tengo ahora. Finalmente terminamos llegando a un restaurante en el que había un letrero de ''Se busca empleados en el área de la cocina'' ¡La vida juega a mi favor!
- ¡Mira eso, Max! -exclamé de repente, señalando hacia un objeto en especial de los tantos acomodados como exposición al público.
- ¿Ah? ¿Qué? -se tardó unos momentos en hallar que era precisamente lo que me llamaba la atención, pero al final terminó ubicandolo- ¿Qué son esas cosas?
- Son pulseras, hay muchas de diversos colores -sonreí- Me encantan los colores varios~ Recuerdo que de pequeña tenía unas como esas, pero un día en el agua se me resbalaron y ya no los volví a ver -ante esta corta anécdota no pude evitar mostrarme frustrada por el despiste de ese entonces. Esas pulseras me gustaban mucho.
- ¿Ah? Yo no recuerdo eso.
- Sucedió tiempo antes de que te conociera, pero aún así me lamento mucho por lo ocurrido.
- ¿Porqué? -miró de nuevo las pulseras del mostrador- No se ven tan especiales, solo son decoraciones baratas.
- ¡Pero me gustan! Y las voy a comprar -dije con determinación y cierto capricho, yendo hacia el interior de la tienda.
Al abrir la puerta empujandola inmediatamente se escuchó un el tintineo de las campanillas que estaban colocadas por encima de esta. Se suponía que estas servían para llamar la atención del vendedor pero por más que miré hacia los lados no encontré a nadie que se encargara del negocio, ¿Estaría el personal en descanso? Estaba confundida. Sentí en ese momento como Pukamon subía a mi cabeza de alguna forma -no sé si se le puede llamar salto después de que él no toca el suelo, ¿Sabían que Max flota? ¡Es increíble, una foca que flota!-.
- ¿Porqué te quedas parada en la puerta?
- Creo que no hay nadie aquí... -contesté, sin dejar de buscar al dichoso encargado.
- Mmm... -colocó sus aletas a los lados de su hocico- ¡¿HOLA?! Señor vendedor, ¿Está aquí? ¡RESPONDA!
- ¿Si? ¿Qué se les ofrece? -respondió una voz, pero no pudimos ver de quién se trataba.
- Eh... Vinimos a comprar uno de sus... -estaba sorprendida de pensar que el vendedor era invisible, por lo que mi habla era pausada inconscientemente.
- ¿Donde está? No lo vemos.
- Por aquí -volvió a hablar la misma voz, pero aunque seguíamos sin poder ver de donde provenía, supimos que se oía desde detrás del mostrador.
Pukamon y yo nos miramos al mismo tiempo para comprobar si pensabamos en lo mismo, decidiendo finalmente entrar completamente al local y adentrarnos hasta donde se ubicaba el mostrador. Quedé frente a él, pero no había nadie.
- Seguimos sin verlo, señor...
- Mmm... Oh, esperen.
Tal y como la voz pidió, aguardamos un momento en que esta persona invisible o lo que sea terminara de hacer lo que hacía, pero nos quedamos mirando extrañados como un casco azul iba lograndose ver desde el mostrador, este seguía subiendo y subiendo hasta que logramos incluso ver la cara del que, quizás, se trataba de a quien buscabamos.
- Cuanto lo siento, mi silla suele bajarse por sí sola y olvido completamente subirle la altura -el digimon rio apenado.
- ¡Es el señor Kamemon! -exclamó contento Pukamon, aunque no entendía porque hacía eso al menos servía para ubicar los nombres de estas criaturas.
- Bienvenidos a mi humilde negocio, ¿Algo ha llamado su atención?
- Seguro que si, todos sus objetos son muy bonitos e interesantes ¡Si yo pudiera me llevaría cada uno de ellos! Oiga, ¿De casualidad usted ha hecho todos esos objetos por sí solo, o lo han ayudado? ¡Oh! ¿O quizás son importados? Si es así no importa, igual son muy bonitos y me alegra que estén en venta, aunque si usted los hizo me gustaría preguntarle de qué materiales están hecho ca-
- ¡Vinimos a comprar unos de esos aros de colores! -me interrumpió alzando la voz, parecía que le había irritado.
- Pulseras -corregí.
- Cómo sea -se cruzó de aletas.
- Huh... ¿Se refieren a estas? -se agachó un poco, sacando desde uno de sus cajones un montón de pulseras acomodadas en un artefacto especial para sostenerlas.
- ¡Si, precisamente esas! -tomé unas cuantas y las miré de cerca, colocandolas en mi brazo izquierdo para comprobar como se me veían- Son tan lindas... Me encantan sus colores~
- Se le ven muy bien -comentó amablemente el vendedor.
- ¿Cómo vas a saber eso? ¡Ese casco enorme ni siquiera te deja ver! -se calló cuando recibió un leve el golpe en su cabeza de mi parte, usando sus aletas para sobarse- ¡Owch!
- No seas maleducado, Max -lo regañé, quitandome las pulseras. Miré de nuevo al vendedor- ¿Cuánto cuestan?
- No son caras, solo 20 Bits cada una.
- Qué bien~ Creo que tengo esa cantidad en mi... ¿Dijo ''Bits''?
- Eso dije.
Quedé en silencio unos momentos, impactada, ¡No sabía ni siquiera que eran esos tales ''Bits''! Pero lo que si sé es que no tengo nada de eso... Ough ¡Que frustrante!
- Qué lastima... -dejé las pulseras sobre el mostrador.
- Mmm... Veo que de verdad le han gustado estas pulseras, ¿Le gustaría que las apartara para usted?
- ¿Puede hacer eso? -lo miré con sorpresa, ¡Había olvidado que eso se podía hacer!
- Por supuesto, no tengo problema -sonrió- Cuando tenga los Bits necesarios podrá venir a comprarlas, aquí estarán esperandola.
- ¡Muchas gracias, de verdad! -di un par de brincos de la emoción.
- Hurra... ¿Ya podemos irnos?
Nos despedimos del Kamemon y salimos del local. Este pueblo, a pesar de ser mucho más pequeño que como me lo imaginaba en un inicio, seguía siendo un lugar muy grande para dos pequeños novatos como nosotros y, por lo tanto, sé de sobra que habían muchisimos más lugares a los que ir para visitar y entretenernos. Aunque bien, parece que a Max no le parecía muy agradable la idea de visitar tiendas, pero seguro debe haber un sitio recreativo que pueda divertirlo lo suficiente -¡Y a mi de paso!-
- No sé como haré para conseguir esos tales ''Bits''... Para empezar, ¿Qué son esas cosas?
- Los Bits son la moneda oficial del Mundo digital, ¿No te parece obvio?
- Ahora que lo mencionas... -reí apenada- Creo que tienes razón, no sé porque pensé que se trataría de algún objeto especial para intercambiar -Pukamon me miró con obviedad pero preferí ignorar el gesto para no sentirme más tonta- Pero si es una moneda, o sea dinero, ¡Significa que se consigue trabajando!
- ... Oh no... Conozco esa mirada, ¡Por favor, Alex! No me digas que quieres ponerte a-
- ¡Busquemos un empleo ahora!
Al principio comencé a correr mientras leía de prisa los letreros para ver que negocio estaría mejor en el cual ayudar, al ser un pueblo pequeño dudo que tengan mucho personal y siempre pueden necesitar a alguien que ayude un poco para recibir un poco de dinero, pero el recorrido rápido no me duró mucho porque los zapatos que traía de verdad me estaban matando; pienso que después de conseguir mi paga también me compraré algún calzado mucho más cómodo que el que tengo ahora. Finalmente terminamos llegando a un restaurante en el que había un letrero de ''Se busca empleados en el área de la cocina'' ¡La vida juega a mi favor!
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :26Nivel On Rol :Bebé II
Alex Carter
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
No habían elegido un buen día para visitar aquella ciudad, por lo menos no si su objetivo era el reconocimiento, después de todo no solo era una ciudad, mejor dicho pueblo pequeño, sino que por ser día laboral, prácticamente todos los habitantes se encontraban ocupados en sus cosas, dejando que solo los turistas se pusieran a recorrer las calles de su hogar.
-lo siento también vengo de visita jeje – se disculpa un Muchomon, ante la decepción se su respuesta a Rony.
-entiendo, disculpe – apenado por hacerle perder el tiempo, y aunque no lo demostrara algo frustrado por lo mal que iba su búsqueda de información – esta vez estaba seguro que era un nativo- dice a su compañero, ya cuando el otro Digimon se había alejado. Demostrando su profundo sentimiento de fracaso.
-jejeje, al menos ese si parecía ser de esta zona jaja – burlándose por sus fallos y por el hecho de que hace unos minutos le había echo la misma pregunta a un Falcomon, un Digimon que prácticamente no habitaba el mar abierto, no como aquellos que vivían en este proyecto de ciudad – ya, ya no te preocupes seguro encontraremos algún nativo jeje – dándole unas palmadas en la espalda para que se animara un poco, era claro que la búsqueda de información no era su fuerte, pero no debía rendirse tan pronto, algún día lo conseguiría – ¿qué tal si vamos a comer algo?.
-No seas glotón aún falta para el almuerzo…¡además todavía no hemos probado con las tiendas! – empezando con un tono deprimido y cruel, pero retomando las brasas de la esperanza con gran rapidez, no estaba dispuesto a darse por vencido aun…además podrían encontrar algo interesante en las tiendas, quien sabe talves algún viejo artefacto que les revele una nueva aventura…o al menos eso esperaba en lo más incógnito de su imaginación, aunque de si sabía que las posibilidades eran escasas. Luego de soltar una leve risa de incomodidad por la reacción ante la recuperación de la esperanza de su compañero, Carlos, se dispuso a asentir y seguirle el juego de investigadores por un rato más, solo por amabilidad y porque Rony era el que llevaba el efectivo, puesto como Gizamon no tenía bolsillos.
Las primeras tiendas que vieron por la denominada “Avenida Almeja”, vendían algunas de esas baratijas de recuerdo que uno le lleva a familiares y amigos, nada de verdadero interés para Rony y Carlos, y más les valía puesto su ingreso de bits era algo limitado como para gastarlo en esas cosas. Las siguientes tiendas de este corredor eran algunas de ropa, en las cuales Rony echo el ojo desde afuera en algunas chaquetas con simples pero atractivos diseños para su gusto; de utensilios de pesca, música, juguetes, etc. La cantidad de tiendas era considerable y seguro que en cualquiera podrían interrogar a los vendedores para que les contaran cosas interesante de este lugar, pero por un sentido de moralidad Rony deicidio no entrar a aquellas donde no había posibilidad de que compraran algo, puesto de lo contrario sentiría que estaba usando a estos humildes vendedores, sacándoles información bajo la falsa esperanza de comprarles algo. Recién cuando estuvieron más cerca del borde de la ciudad, sobre una especie de mini muelle, que uno de los dos diviso una tienda de alquiler de equipo deportivo acuático; que Rony opto por ingresar, puesto seguramente luego de un buen almuerzo y una sana digestión, seria entretenido pasar el resto del día comprando la diversión que allí vendía. La tienda no era muy grande, estaba hecha en su mayoría de madera con algunas tablas de surf y skies, sujetadas a las paredes o usadas como letreros; lo que realmente la destacaba era su llamativo techo rojo, era un rojo muy fuerte, algo que permitiría ver la tienda desde la otra punta de la ciudad sin el más minino dilema. En su interior el gran número de artefactos para el entretenimiento en el agua, hacia el local mucho más chico de lo que era, y apenas dejaban distinguir la madera que servía de mostrador o escritorio, por donde el dueño atendía a los clientes potenciales. Una vez los dos ingresaron una campana colgando de la puerta de entrada alerto al dueño quien no tardó en dar les una cálida bienvenida.
-¡Bienvenidos al Calamar Rojo! ¿En qué puedo ayudarles hermanos?- dice con ánimos y saludando con su mano a los nuevos visitantes. Luego de terminar de acomodar unas tablas, el carismático y sonriente Frogmon, un Digimon que aunque acuático no esperarías en una tienda como esta, la verdad por su aspecto se le relacionaría mejor con algún local de armas o escuela de pelea – no esperaba clientes tan temprano jeje, suelen venir ya por la tarde.
-jeje, no se preocupe no somos muy diferentes tampoco – respondiendo su amabilidad, con una sonrisa y un tono agradable.
-en nuestro entusiasmo por conocer la ciudad, nos adelantamos así que solo pasamos a ver que había para usar antes de ir a buscar algo de comida jeje – con algo más de confianza al estar ante lo que sería un primo lejano. Robando le las palabras a su tamer.
-jaja ya veo, pues como ven tiene mucho de donde elegir: buceo, surf, skie acuático, … - sonríe, mostrando con sus manos extendidas todo el material disponible en la tienda, luego se da media vuelta y se acerca a saltitos hasta el mostrador, donde toma un pequeño folleto, para terminar entregando se lo a Carlos –allí tiene una lista completa para que puedan ir eligiendo con la comida o la siesta jejeje – haciendo una pequeña pausa para que ambos vean el folleto y sus ojos hieran un recorrido rápido por las opciones – actualmente las aguas están calmas, pero mis hojas me dicen que más tarde habrán buenas olas, o si prefieren podrán ir con alguno de mis empleados que les servirán como lanchas o guías de buceo jeje.
-wow, pues veo que tenemos una gran variedad para elegir, seguro nos lo pensaremos bien durante la comida -
-por cierto, también somos exploradores, por decir de alguna manera jeje – con algo de nerviosismo, más que anda por no saber bien como clasificarse – y queríamos saber si hay algún lugar antiguo o leyenda de interés - yendo al clavo y esperando que este Digimon supiera algo, para no sentir que todos sus esfuerzos de recabar información fueron inútiles.
-jeje si ya veo – entendiendo el verdadero interés de sus nuevos visitantes. En parte por desgracia lo único antiguo de la ciudad era el monolito en el centro y como Rony sospechaba no contaba más que parte de la historia de la ciudad y algunas historias clásicas de diversos cultos religiosos en la ciudad, era más que nada una especie de amuleto de buena suerte y recordatorio de donde provenía este nuevo lugar; en cuanto a las leyendas tampoco había mucho que el pequeño Digimon pudiera contarles, pero por suerte si logro darles algo de información útil. Según algunos rumores, durante las últimas noches han empezado a ocurrir avistamientos de un Seadramon Alvino y aunque había una leyenda detrás de dicho ser, él dueño de la tienda no sabía mucho al respecto pero les dio el dato de otro Digimon en la ciudad, un viejo Hookmon que era más que probable que conociera dicha leyenda. Según su nuevo informante aquel Hookmon se debería encontrar en su restaurante favorito, un lugar a donde iba a comer, jugar cartas y contar historias de sus aventuras a los jóvenes que veía cerca, en ocasiones un acto muy molesto. Armados de esta nueva información y ansiosos por conocer más sobre este misterioso y nocturno Digimon albino, el dúo se dirigió directamente hasta el restaurante favorito del viejo Hookmon, un negocio manejado por un Gesomon.
Una vez localizado el lugar, no les fue difícil encontrar al Hookmon, y menos aún hacer que empiece a contarles sobre la leyenda de ese Sedramon, al parecer era un ente mágico, una especie de espíritu marino, el cual traía buena fortuna a quien lo viera, y para quien lograra capturar lo, las leyendas decían, que aquel ser le concedería un deseo a cambio de su libertad. Aunque la posibilidad de que les cumpliera un deseo, era algo muy tentador, la verdad no les agradaba la idea de tener que capturar le y hacer que pagara por su libertad, en si preferirían ser sus amigos o simplemente capaces de presenciarlo.
-Bueno ya tenemos la información que buscabas que tal si aprovechamos que estamos aquí y pedimos algo- dando a notar aún más su impaciencia por disfrutar de una comida bien merecida.
-lo siento también vengo de visita jeje – se disculpa un Muchomon, ante la decepción se su respuesta a Rony.
-entiendo, disculpe – apenado por hacerle perder el tiempo, y aunque no lo demostrara algo frustrado por lo mal que iba su búsqueda de información – esta vez estaba seguro que era un nativo- dice a su compañero, ya cuando el otro Digimon se había alejado. Demostrando su profundo sentimiento de fracaso.
-jejeje, al menos ese si parecía ser de esta zona jaja – burlándose por sus fallos y por el hecho de que hace unos minutos le había echo la misma pregunta a un Falcomon, un Digimon que prácticamente no habitaba el mar abierto, no como aquellos que vivían en este proyecto de ciudad – ya, ya no te preocupes seguro encontraremos algún nativo jeje – dándole unas palmadas en la espalda para que se animara un poco, era claro que la búsqueda de información no era su fuerte, pero no debía rendirse tan pronto, algún día lo conseguiría – ¿qué tal si vamos a comer algo?.
-No seas glotón aún falta para el almuerzo…¡además todavía no hemos probado con las tiendas! – empezando con un tono deprimido y cruel, pero retomando las brasas de la esperanza con gran rapidez, no estaba dispuesto a darse por vencido aun…además podrían encontrar algo interesante en las tiendas, quien sabe talves algún viejo artefacto que les revele una nueva aventura…o al menos eso esperaba en lo más incógnito de su imaginación, aunque de si sabía que las posibilidades eran escasas. Luego de soltar una leve risa de incomodidad por la reacción ante la recuperación de la esperanza de su compañero, Carlos, se dispuso a asentir y seguirle el juego de investigadores por un rato más, solo por amabilidad y porque Rony era el que llevaba el efectivo, puesto como Gizamon no tenía bolsillos.
Las primeras tiendas que vieron por la denominada “Avenida Almeja”, vendían algunas de esas baratijas de recuerdo que uno le lleva a familiares y amigos, nada de verdadero interés para Rony y Carlos, y más les valía puesto su ingreso de bits era algo limitado como para gastarlo en esas cosas. Las siguientes tiendas de este corredor eran algunas de ropa, en las cuales Rony echo el ojo desde afuera en algunas chaquetas con simples pero atractivos diseños para su gusto; de utensilios de pesca, música, juguetes, etc. La cantidad de tiendas era considerable y seguro que en cualquiera podrían interrogar a los vendedores para que les contaran cosas interesante de este lugar, pero por un sentido de moralidad Rony deicidio no entrar a aquellas donde no había posibilidad de que compraran algo, puesto de lo contrario sentiría que estaba usando a estos humildes vendedores, sacándoles información bajo la falsa esperanza de comprarles algo. Recién cuando estuvieron más cerca del borde de la ciudad, sobre una especie de mini muelle, que uno de los dos diviso una tienda de alquiler de equipo deportivo acuático; que Rony opto por ingresar, puesto seguramente luego de un buen almuerzo y una sana digestión, seria entretenido pasar el resto del día comprando la diversión que allí vendía. La tienda no era muy grande, estaba hecha en su mayoría de madera con algunas tablas de surf y skies, sujetadas a las paredes o usadas como letreros; lo que realmente la destacaba era su llamativo techo rojo, era un rojo muy fuerte, algo que permitiría ver la tienda desde la otra punta de la ciudad sin el más minino dilema. En su interior el gran número de artefactos para el entretenimiento en el agua, hacia el local mucho más chico de lo que era, y apenas dejaban distinguir la madera que servía de mostrador o escritorio, por donde el dueño atendía a los clientes potenciales. Una vez los dos ingresaron una campana colgando de la puerta de entrada alerto al dueño quien no tardó en dar les una cálida bienvenida.
-¡Bienvenidos al Calamar Rojo! ¿En qué puedo ayudarles hermanos?- dice con ánimos y saludando con su mano a los nuevos visitantes. Luego de terminar de acomodar unas tablas, el carismático y sonriente Frogmon, un Digimon que aunque acuático no esperarías en una tienda como esta, la verdad por su aspecto se le relacionaría mejor con algún local de armas o escuela de pelea – no esperaba clientes tan temprano jeje, suelen venir ya por la tarde.
-jeje, no se preocupe no somos muy diferentes tampoco – respondiendo su amabilidad, con una sonrisa y un tono agradable.
-en nuestro entusiasmo por conocer la ciudad, nos adelantamos así que solo pasamos a ver que había para usar antes de ir a buscar algo de comida jeje – con algo más de confianza al estar ante lo que sería un primo lejano. Robando le las palabras a su tamer.
-jaja ya veo, pues como ven tiene mucho de donde elegir: buceo, surf, skie acuático, … - sonríe, mostrando con sus manos extendidas todo el material disponible en la tienda, luego se da media vuelta y se acerca a saltitos hasta el mostrador, donde toma un pequeño folleto, para terminar entregando se lo a Carlos –allí tiene una lista completa para que puedan ir eligiendo con la comida o la siesta jejeje – haciendo una pequeña pausa para que ambos vean el folleto y sus ojos hieran un recorrido rápido por las opciones – actualmente las aguas están calmas, pero mis hojas me dicen que más tarde habrán buenas olas, o si prefieren podrán ir con alguno de mis empleados que les servirán como lanchas o guías de buceo jeje.
-wow, pues veo que tenemos una gran variedad para elegir, seguro nos lo pensaremos bien durante la comida -
-por cierto, también somos exploradores, por decir de alguna manera jeje – con algo de nerviosismo, más que anda por no saber bien como clasificarse – y queríamos saber si hay algún lugar antiguo o leyenda de interés - yendo al clavo y esperando que este Digimon supiera algo, para no sentir que todos sus esfuerzos de recabar información fueron inútiles.
-jeje si ya veo – entendiendo el verdadero interés de sus nuevos visitantes. En parte por desgracia lo único antiguo de la ciudad era el monolito en el centro y como Rony sospechaba no contaba más que parte de la historia de la ciudad y algunas historias clásicas de diversos cultos religiosos en la ciudad, era más que nada una especie de amuleto de buena suerte y recordatorio de donde provenía este nuevo lugar; en cuanto a las leyendas tampoco había mucho que el pequeño Digimon pudiera contarles, pero por suerte si logro darles algo de información útil. Según algunos rumores, durante las últimas noches han empezado a ocurrir avistamientos de un Seadramon Alvino y aunque había una leyenda detrás de dicho ser, él dueño de la tienda no sabía mucho al respecto pero les dio el dato de otro Digimon en la ciudad, un viejo Hookmon que era más que probable que conociera dicha leyenda. Según su nuevo informante aquel Hookmon se debería encontrar en su restaurante favorito, un lugar a donde iba a comer, jugar cartas y contar historias de sus aventuras a los jóvenes que veía cerca, en ocasiones un acto muy molesto. Armados de esta nueva información y ansiosos por conocer más sobre este misterioso y nocturno Digimon albino, el dúo se dirigió directamente hasta el restaurante favorito del viejo Hookmon, un negocio manejado por un Gesomon.
Una vez localizado el lugar, no les fue difícil encontrar al Hookmon, y menos aún hacer que empiece a contarles sobre la leyenda de ese Sedramon, al parecer era un ente mágico, una especie de espíritu marino, el cual traía buena fortuna a quien lo viera, y para quien lograra capturar lo, las leyendas decían, que aquel ser le concedería un deseo a cambio de su libertad. Aunque la posibilidad de que les cumpliera un deseo, era algo muy tentador, la verdad no les agradaba la idea de tener que capturar le y hacer que pagara por su libertad, en si preferirían ser sus amigos o simplemente capaces de presenciarlo.
-Bueno ya tenemos la información que buscabas que tal si aprovechamos que estamos aquí y pedimos algo- dando a notar aún más su impaciencia por disfrutar de una comida bien merecida.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :232Cuentas :Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :UltimateNivel On Rol de los Digi Aliados :Champion
Icono :Rango y Unidad :Ronaldo Antonio Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Carlos Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonRango y Unidad Digi Aliado :Le-Amien Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Rony & Carlos
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
Apenas vimos el cartel que solicitaba empleo Max y yo nos emocionamos demasiado por el golpe de suerte -O creo que él lo estaba, solo que no quiso aparantarlo y por eso fingió esa cara tan seria, ¡Se ve que le gusta la actuación!- y el siguiente paso fue entrar al restaurante y juzgar la apariencia de su interior por nosotros mismos, era importante darse una idea de en qué clase de trabajo estaríamos laborando, por ejemplo, yo no podría imaginarme trabajando en un restaurante con poca higiene ¡No, señor!. Por fortuna, este restaurante cumplía mis expectativas en un cien por cien -No es como si exigiera demasiado, ¡Yo solo quería algo de Bits!-
Lo siguiente que hicimos fue acercarnos a la barra donde se encontraba el recepcionista, aquél que atiende cualquier problema o sugerencia del negocio además de darle una cálida bienvenida a aquellos que entren al negocio para darles una mejor impresión; resultaba que el digimon que hacía ese papel era un Penguinmon -Según Max-. Le preguntamos sobre el cartel que estaba colocado en la pared del establecimiento pero no sería él el que nos diera el visto bueno sino el gerente en jefe del lugar, un tal ''Gesomon''.
- Y por eso estamos aquí... ¿Cree que tenga un espacio para nosotros en su restaurante?
- No lo sé... -cruzó sus tentáculos principales- Nunca antes he contratado a un ser humano, ¿Son en verdad eficientes?
- Oh... Jajaja No sé si mi 'especie' sea completamente trabajadora, algunos dicen que lo somos pero no estoy completamente segura, lo que sí sé es que yo si lo soy, ¡Pongo mi entusiasmo en cada cosa que hago para hacerlo bien! -extendí mi mano hacia arriba, con ánimos- ¡Solo dígame que hacer y considérelo hecho!
- Mmm... -podía jurar que no se notaba muy convencido de mis palabras, pero pasó a mirar a Pukamon- ¿Y este bebé qué?
- ¿¡A quien le llamas bebé!?
- Él es mi compañero
- No podemos contratar bebés, está fuera de nuestra política, si algún superior se entera estaríamos en la ruina.
- ¡Qué no soy un bebé!
- No necesita contratarlo, ¿Quizá puede ser mi ayudante?
- ¿Alguien al menos está escuchandome? ¿Hola?
- Mmm... -rascó su cabeza- Supongo que si nadie lo ve y no está oficialmente trabajando no habrá ningún problema, pero te advierto que debes tener mucho cuidado con él. La cocina no es para ellos.
- ¡Oh, vamos! -agitaba las aletas desesperado.
- ¡Cuente con eso, jefe! -hice un saludo de soldado, riendo entre dientes con simpatía.
De acuerdo, debo admitir que al principio sentí miedo cuando vi a un calamar gigante encerrado en una oficina de su tamaño, pero el ver a Max tan calmado, al igual que el Pinguinmon que nos había guiado tan amablemente a su oficina, supe que no sería nadie a quien temer. ¡Éste empleo de verdad había llamado mi atención! El horario era cortado, cuatro horas desde antes del medio día con dos horas de descanso y después concluyendo cuatro horas más. Siempre me ha llamado la atención la cocina, no es que haya cocinado demasiado en mi vida, incluso puedo decir que solo sé lo más básico pero mi tío afirmaba que siempre le ponía un sazón especial a los platillos -Antes solía ayudarlo a preparar la cena, incluso a veces me dejaba hacer la comida yo sola, si no lo hacía tan frecuentemente quizás sea porque tenía miedo de que me hiciese algún daño o algo por el estilo. Él siempre me sobreprotegía, pro eso me costó tanto convencerlo de hacerme salvavidas-. El problema aquí comenzó poco después de que abriera la puerta de la cocina.
- ¿Ya hay un chef aquí? -observé dentro del lugar a un digimon con apariencia de oso bipedo y de piel marrón -aunque a diferencia de los verdaderos osos, su piel no se veía suave y de peluche, era todo lo contrario-
- ¿Eres tú la nueva lavaplatos? -sonrió- Mucho gusto, yo soy el chef MudFrigimon, encantado de conocerte.
- La-¿Lavaplatos? -Pukamon, quien se encontraba sobre mi cabeza, cubrió su hocico con ambas aletas intentando que su risa no fuese escuchada pero no pudo contenerse y rodó hasta el suelo, sujetandose el estómago- ¿Cómo que lavaplatos? Pensé que yo iba a cocinar...
- Oh... ¿Fue un malentendido? Cuanto lo siento, pero estoy seguro de que estaban buscando un nuevo lavaplatos desde que el ultimo des- renunció.
- Esto no es como me lo imaginaba... -suspiré; MudFrigimon se acercó a mi y me dio un par de palmadas en la espalda para darme ánimos.
- No te sientas mal, el trabajo de lavaplatos es muy importante para los restaurantes, además de que tu sueldo tampoco está mal.
- ¿Sueldo? -en ese momento recordé que olvidé aclarar con el Gesomon cual sería mi sueldo- ¿De cuánto estamos hablando?
- 100 Bits por la hora; sé que no es una fortuna, pero sirve para no tener el bolsillo vacío -rió-
No sabía comparar esas cantidades con el dinero de mi país, pero... ¡100 Bits sonaba como una verdadera fortuna! Esto definitivamente me animó completamente y me hizo ponerme a trabajar lo antes posible. Era una fortuna que estuviese trabajando en un lugar de tan buen ambiente como éste restaurante, así como estar a la mano con buenos empleados, y aunque el jefe tenga una apariencia algo atemorizante tampoco es tan mala gente ¡De verdad estoy de suerte!
El qué tenía que hacer era demasiado sencillo, solamente mantener la cocina limpia así como tener los utensilios y platos aseados y en orden, y si se urgía el caso, tambien ayudar a limpiar el resto del restaurante -Normalmente de eso se encargaban los meseros, pero siempre se puede requerir de una ayuda extra-.
- No entiendo porqué estás tan feliz en este empleo tan aburrido -comentó Pukamon, quien estaba usando la segunda parte del lavavasijas como piscina, aquella que no estaba utilizando yo para lavar los platos.
- No es aburrido en lo absoluto, si te das cuenta, siempre estoy con trabajo encima y eso significa que no tengo tiempo para aburrirme -reí leve, acomodando los platos que iba lavando en orden de pila- Además, ¿Escuchaste cuanto voy a ganar por hora? ¡Voy a hacerme rica!
- ¿Eso? Pfft... 100 Bits no son nada, Alex.
- Son 100 Bits por hora, eso significa que por día ganaré 800 Bits -contraataqué con orgullo mientras terminaba de limpiar el siguiente plato con un secador para acomodarlo en la pila.
- Sigue sin ser nada... -suspiró, sumergiéndose unos segundos bajo el agua. Segundos más tarde, una burbuja empezó a emerger de la 'mini-piscina' de Max con él en su interior- ¡AHHH! ¡Alex, ayudame! -después de golpear la burbuja un par de veces con sus aletas, ésta explotó y dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre el agua, salpicandome a mi y a los platos que acababa de lavar.
- ¡Max! -fruncí el ceño- Deja de estar jugando, ya no eres un bebé.
- ¡No fue a proposito!
La puerta de la cocina se abrió, siendo Pinguinmon el que asomaría la cabeza para vernos a Pukamon y a mi.
- ¿Los molesto? Ha ocurrido un desastre en el suelo cerca de la mesa número 7 y 6, los meseros están algo ocupados con los pedidos, pasen a limpiar por favor -dicho esto se fue.
- ¿Un desastre?
- Seguramente alguien dejó caer su platillo al suelo o tiró su jugo, ya sabes, lo típico -sonreí- ¡Esta es una misión para Alex!
- ¡Y Max! -extendió sus aletas, sin percatarse de que otra burbuja de jabón lo estaba elevando al techo hasta que explotó de nuevo y cayó al agua. De verdad, Max no tenía remedio.
Lo siguiente que hicimos fue acercarnos a la barra donde se encontraba el recepcionista, aquél que atiende cualquier problema o sugerencia del negocio además de darle una cálida bienvenida a aquellos que entren al negocio para darles una mejor impresión; resultaba que el digimon que hacía ese papel era un Penguinmon -Según Max-. Le preguntamos sobre el cartel que estaba colocado en la pared del establecimiento pero no sería él el que nos diera el visto bueno sino el gerente en jefe del lugar, un tal ''Gesomon''.
- Y por eso estamos aquí... ¿Cree que tenga un espacio para nosotros en su restaurante?
- No lo sé... -cruzó sus tentáculos principales- Nunca antes he contratado a un ser humano, ¿Son en verdad eficientes?
- Oh... Jajaja No sé si mi 'especie' sea completamente trabajadora, algunos dicen que lo somos pero no estoy completamente segura, lo que sí sé es que yo si lo soy, ¡Pongo mi entusiasmo en cada cosa que hago para hacerlo bien! -extendí mi mano hacia arriba, con ánimos- ¡Solo dígame que hacer y considérelo hecho!
- Mmm... -podía jurar que no se notaba muy convencido de mis palabras, pero pasó a mirar a Pukamon- ¿Y este bebé qué?
- ¿¡A quien le llamas bebé!?
- Él es mi compañero
- No podemos contratar bebés, está fuera de nuestra política, si algún superior se entera estaríamos en la ruina.
- ¡Qué no soy un bebé!
- No necesita contratarlo, ¿Quizá puede ser mi ayudante?
- ¿Alguien al menos está escuchandome? ¿Hola?
- Mmm... -rascó su cabeza- Supongo que si nadie lo ve y no está oficialmente trabajando no habrá ningún problema, pero te advierto que debes tener mucho cuidado con él. La cocina no es para ellos.
- ¡Oh, vamos! -agitaba las aletas desesperado.
- ¡Cuente con eso, jefe! -hice un saludo de soldado, riendo entre dientes con simpatía.
De acuerdo, debo admitir que al principio sentí miedo cuando vi a un calamar gigante encerrado en una oficina de su tamaño, pero el ver a Max tan calmado, al igual que el Pinguinmon que nos había guiado tan amablemente a su oficina, supe que no sería nadie a quien temer. ¡Éste empleo de verdad había llamado mi atención! El horario era cortado, cuatro horas desde antes del medio día con dos horas de descanso y después concluyendo cuatro horas más. Siempre me ha llamado la atención la cocina, no es que haya cocinado demasiado en mi vida, incluso puedo decir que solo sé lo más básico pero mi tío afirmaba que siempre le ponía un sazón especial a los platillos -Antes solía ayudarlo a preparar la cena, incluso a veces me dejaba hacer la comida yo sola, si no lo hacía tan frecuentemente quizás sea porque tenía miedo de que me hiciese algún daño o algo por el estilo. Él siempre me sobreprotegía, pro eso me costó tanto convencerlo de hacerme salvavidas-. El problema aquí comenzó poco después de que abriera la puerta de la cocina.
- ¿Ya hay un chef aquí? -observé dentro del lugar a un digimon con apariencia de oso bipedo y de piel marrón -aunque a diferencia de los verdaderos osos, su piel no se veía suave y de peluche, era todo lo contrario-
- ¿Eres tú la nueva lavaplatos? -sonrió- Mucho gusto, yo soy el chef MudFrigimon, encantado de conocerte.
- La-¿Lavaplatos? -Pukamon, quien se encontraba sobre mi cabeza, cubrió su hocico con ambas aletas intentando que su risa no fuese escuchada pero no pudo contenerse y rodó hasta el suelo, sujetandose el estómago- ¿Cómo que lavaplatos? Pensé que yo iba a cocinar...
- Oh... ¿Fue un malentendido? Cuanto lo siento, pero estoy seguro de que estaban buscando un nuevo lavaplatos desde que el ultimo des- renunció.
- Esto no es como me lo imaginaba... -suspiré; MudFrigimon se acercó a mi y me dio un par de palmadas en la espalda para darme ánimos.
- No te sientas mal, el trabajo de lavaplatos es muy importante para los restaurantes, además de que tu sueldo tampoco está mal.
- ¿Sueldo? -en ese momento recordé que olvidé aclarar con el Gesomon cual sería mi sueldo- ¿De cuánto estamos hablando?
- 100 Bits por la hora; sé que no es una fortuna, pero sirve para no tener el bolsillo vacío -rió-
No sabía comparar esas cantidades con el dinero de mi país, pero... ¡100 Bits sonaba como una verdadera fortuna! Esto definitivamente me animó completamente y me hizo ponerme a trabajar lo antes posible. Era una fortuna que estuviese trabajando en un lugar de tan buen ambiente como éste restaurante, así como estar a la mano con buenos empleados, y aunque el jefe tenga una apariencia algo atemorizante tampoco es tan mala gente ¡De verdad estoy de suerte!
El qué tenía que hacer era demasiado sencillo, solamente mantener la cocina limpia así como tener los utensilios y platos aseados y en orden, y si se urgía el caso, tambien ayudar a limpiar el resto del restaurante -Normalmente de eso se encargaban los meseros, pero siempre se puede requerir de una ayuda extra-.
- No entiendo porqué estás tan feliz en este empleo tan aburrido -comentó Pukamon, quien estaba usando la segunda parte del lavavasijas como piscina, aquella que no estaba utilizando yo para lavar los platos.
- No es aburrido en lo absoluto, si te das cuenta, siempre estoy con trabajo encima y eso significa que no tengo tiempo para aburrirme -reí leve, acomodando los platos que iba lavando en orden de pila- Además, ¿Escuchaste cuanto voy a ganar por hora? ¡Voy a hacerme rica!
- ¿Eso? Pfft... 100 Bits no son nada, Alex.
- Son 100 Bits por hora, eso significa que por día ganaré 800 Bits -contraataqué con orgullo mientras terminaba de limpiar el siguiente plato con un secador para acomodarlo en la pila.
- Sigue sin ser nada... -suspiró, sumergiéndose unos segundos bajo el agua. Segundos más tarde, una burbuja empezó a emerger de la 'mini-piscina' de Max con él en su interior- ¡AHHH! ¡Alex, ayudame! -después de golpear la burbuja un par de veces con sus aletas, ésta explotó y dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre el agua, salpicandome a mi y a los platos que acababa de lavar.
- ¡Max! -fruncí el ceño- Deja de estar jugando, ya no eres un bebé.
- ¡No fue a proposito!
La puerta de la cocina se abrió, siendo Pinguinmon el que asomaría la cabeza para vernos a Pukamon y a mi.
- ¿Los molesto? Ha ocurrido un desastre en el suelo cerca de la mesa número 7 y 6, los meseros están algo ocupados con los pedidos, pasen a limpiar por favor -dicho esto se fue.
- ¿Un desastre?
- Seguramente alguien dejó caer su platillo al suelo o tiró su jugo, ya sabes, lo típico -sonreí- ¡Esta es una misión para Alex!
- ¡Y Max! -extendió sus aletas, sin percatarse de que otra burbuja de jabón lo estaba elevando al techo hasta que explotó de nuevo y cayó al agua. De verdad, Max no tenía remedio.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :26Nivel On Rol :Bebé II
Alex Carter
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
Esta nueva información era realmente gratificante, no solo justifico todos los esfuerzos de Rony, sino que lleno a ambos compañeros, de un espíritu de aventura, pero como había indicado Carlos, ahora era momento de llenar sus estómagos y cargar energía. El menú del lugar era bastante amplio, y económico, algo favorable para ellos, aunque la calidad de la comida aún estaba por verse. Varios de los platillos poseían nombres extraños, incluso algunos que con solo leer te venia algunas dudas de si era o no comestible, aunque llamaba más la atención aquellos que tenían nombres de algunos Digimons conocidos ¿acaso se puede cocinar y comer a otro Digimon? Una duda bastante común, una vez leído el menú, y muy dudosa, cuya respuesta por el conocimiento que tenían era un rotundo no, después de todo para cocinar algo y servirlo como comida este ser debe morir antes de llegar al plato, o eso ocurría con la mayoría de las comidas, por lo que para un Digimon cuya data se desarmaba y regresaba a la ciudad el inicio, para regenerarse como Digitama; sería imposible ser cocinado…seguramente eran solo nombres ilustrados por algún motivo que los chef conocían…o al menos eso esperaba Rony, ya que le sería raro comer un Digimon cuya especie conociera, sería como comer a un amigo.
-Jejeje no te preocupes, la mayoría de los nombres de estos platillos solo son para decoración, historia o alguna similitud física jojojo – tratando de aclarar la duda y el temor expresados en el rostro del joven una vez que este se usó a leer el menú. La voz de Hookmon parecía mantener siempre un aire gozo y alegría por la vida, y su tono suave y arrullador, provocaba una gran confianza, tranquilidad y relajación en sus oyentes, lo que le daba una gran ventaja al momento de contar historias.
-qué bueno, ya temía estar pidiendo que me sirviera a algún conocido jeje – algo más tranquilo, pero aun con un poco de duda y temor en sus palabras. Ya más calmado, volvió a echar una rápida mirada a la carta del día y, por precaución, pidió lo que le hacía sentir menos incómodo y que en parte ya conocía – una milanesa de merluza, con puré, para mí – le dice a la camarera, una Ganimon, la cual poseía una gran destreza para usar el lápiz y el cuadernillo de hojas amarillas, sin romper ninguno de los dos con sus afiladas pinzas.
-¡Que aburrido eres! Pidiendo comida humana, incluso cuando Hookmon te aseguro que la cocina del Digimundo es diferente a la del mundo humano. Aquí los Digimons no son cocinados y servidos como comida – con un tono burlón y engreído, mofándose de la duda y cuidado innecesario que tenía su amigo. La camarera simplemente espero con algo de incomodidad, la petición de los otros dos clientes, mientras que Hookmon solo disfrutaba de esta pequeña riña amistosa que estaría por ocurrir, en parte le recordaban a sus días de juventud con su amada tripulación, siempre viajando por las aguas más misteriosas, compartiendo aventuras, tesoros y peleas sin sentido que al culminar solo reforzaban sus lazos de unión.
-jeje- una rápida y pequeña risa, ante las palabras hipócritas de Carlos - ¿¡en serio tú me dices eso?! Desde que te conozco no comes anda más que pescado, con suerte algún otro tipo de carne de vez en cuando, y solo si no te doy opción. Incluso pasaste semanas sin comer, cuando intentaba hacerte comer más variado – exponiendo la hipocresía de las palabras de su camarada, esperando que se retractara y por si las dudas no lo hacía, humillarlo un poco por su comportamiento infantil en el pasado.
-¡¡hey!! Eso fue solo durante los primeros años en que nos conocimos, ya paso mucho tiempo…ahora como más variado – ofendido y desviando la mirada un poco con algo de pena ya por las últimas palabras.
-jaja siempre y cuando vaya acompañado de algún pescado jaja – termina de regocijarse ante su victoria parcial, aunque sin intenciones de terminar esto sin un último golpe. Para complacer los caprichos de su Digimon, Rony da otra ojeada al menú - si quieres que elija otra cosa, lo hare…veamos…- recorriendo la lista con el dedo índice, de arriba hacia abajo hasta encontrar la opción que andaba buscando, la cual dice al instante con energía y mirando de forma maliciosa a su camarada - ¡aquí esta! Mejor pediré “Medallones de Gizamon con Puré de Papas”- soltando al final una leve risa, entre dientes.
-¡¡hey!! – reaccionando con gran sorpresa y un poco de molestia, aunque una molestia más que nada fingida y pasajera, puesto sabía que aquello había sido solo un movimiento para molestar le. Accediendo a las indicaciones de Rony, la camarera cambio su orden y luego se dispuso a esperar la decisión de Carlos, para anotarla y dirigirse a la cocina para solicitar las ordenes – bueno, yo pediré Swimmon Dorado al Vapor.
Una vez anotada las ordenes, la mecerá se fue a tomar otras ordenes antes de ir a la cocina a entregarlas. No había pasado mucho tiempo desde que encontraron al Hookmon y este les contara la leyenda del Seadramon Alvino, pero durante el transcurrido de entonces hasta ahora, el local se había llenado, al parecer había llegado la hora más activa del lugar, fue una suerte para ellos llegara unos minutos antes y lograr que el Hookmon les compartiera la mesa. Obviamente obtener esa información, les costaría algo al dúo, y eso sería escuchar las eternas historias de Hookmon, algo no tan malo al comienzo, pero luego de un tiempo se hacían eternas, y si no tenías cuidado, podrías quedar atrapado hasta que saliera el sol del nuevo día. Por suerte Rony recordó esa información de parte del Frogmon, y se procuró mantener a su nuevo amigo, concentrado en todos los datos que rodearan la historia de tal extraordinario ejemplar de Seadramon.
-¿Tiene alguna idea de donde podría aparecer el Seadramon? ¿y cuándo?
-Pues según las leyendas y los avistamientos de hace unos días, aparece solo durante la noche- haciendo algo de memoria, al rascarse donde se supondría que tendrá la barbilla –sobre el donde…pues no hay anda seguro, pero mis huesos de marinero, que luego de tantas aventuras y peligros han logrado como un sexto sentido para detectar extrañas anomalías o peligros; me dicen que debe ser cerca de la cueva submarina, un antiguo terreno sagrado – con un tono misterioso, para aumentar el suspenso y emoción en los dos jóvenes aventureros – El agua que rodea la cueva no es respirable para los terrestres, como tu joven – señalando con la mirada a Rony – pero con un equipo de buceo adecuado, podrás llegar sin problemas. Una vez dentro la magia del lugar te permitirá respirar bajo el agua sin problemas. Se dice que en su interior la cueva es como un laberinto y solo uno de los caminos lleva al hogar de la pálida criatura. Aunque deben tener cuidado, puede que la criatura sea, en su mayoría de tiempo, amigable y bondadosa, pero se cuenta que si se ve acorralada en su hogar ¡se vuelve el ser más temible de todo el Digimundo! – haciendo hincapié en la amenaza. Los dos prestaron atención a sus palabras con gran atención, claramente debían ir a investigar esa cueva, aun sino veían al pálido Digimon, el hecho de que hubiera una zona donde un humano pudiera respirar bajo el agua, ya de si despertaba el interés y la emoción de Rony – pero deben apresurar se. La ciudad no solo flota sino que también se mueve por las aguas, y eso tendrán una semana más para tener la cueva a su alcance – el tiempo límite, aunque suficiente, solo aumentaba la emoción de tal aventura y curiosidad por saber que les prepararía el futuro una vez emprendido el viaje.
-¡genial! – sin miedo de expresar su emoción.
-jeje, pues por tu rostro, veo que no cabe ninguna duda – con algo de humor.
-exacto, definitivamente iremos a hacer algo de buceo luego de nuestra comida jejeje – riendo entre dientes. La emoción de Rony era clara, pero pronto se apagaría un poco, puesto en la mesa de al lado, unos Otamamons que se encontraban en cierta disputa infantil, terminan por empujar accidentalmente un camarero, el cual accidentalmente, no solo deja caer la comida que llevaba, sino que uno de los platos cae sobre Rony, manchando su querida chaqueta –¡hay no! – al ver que su prenda termino manchada. Con un tono de preocupación pero ajeno a cualquier sentimiento de enojo hacia alguien.
-jajajajaja – disfrutando del infortunio de su camarada.
-perdóneme señor! – trata de disculparse con mucha pena, el camarero – enseguida traigo algo para que se limpie, le pido mil disculpa – se apresura a decir y a moverse, sin dar mucho tiempo a Rony para decir algo.
- Realmente lo lamento, mis pequeños hermanos, provocaron esto – dice un Octmon, mientras mira fiero a los dos Otamamons los cuales se encojen de hombros, tratando de ocultarse un poco, como si eso los hiciera invisibles – déjeme compensar se lo.
-¡no, no hace falta, en serio!… estoy bien…fue un simple accidente –dice con algo de pena. Respondiendo de esa manera más que nada por instinto, que por razonamiento.
-por favor insisto, lo mínimo que puedo hacer por las molestias es pagarles la comida – tratando de convencer con una voz algo mandona, pero cordial.
-gracias, pero no es necesario – manteniendo su postura amable y poco colaboradora con la petición del Octmon, únicamente por un sentimiento de honor y/o amabilidad, puesto entendia que fuera un accidente.
-no rechaces tan rápido. Nos vendría bien ahorrar los bits – hablando por su razonamiento, ya que siempre les venía bien ahorrar; y veía correcto el hecho de recompensarlos luego de haber causado un accidente a causa de no poder controlar a sus hermanos menores.
-¡Carlos! – con algo de enojo tanto en su voz como en su mirada. Comprendia la ventaja de que les pagaran la comida, pero no sentía que estuviera bien, por haber sido un mero accidente. Por suerte para evitar un pleito entre los dos colegas el viejo y sabio Hookmon, tomo cartas en el asunto. Levantándose de su asiento y acercándose al Octmon.
-Somos caballeros y no podemos aceptar su dinero por causa de un mero accidente…pero si quiere podemos hacer un trato, usted paga la comida de mis amigos y mientras yo entretengo a los pequeñines con una historia ¿Qué dice?- eligiendo sus palabras y su estrategia con sabiduría.
-por mi está bien – responde el Octmon con una sonrisa.
-Hookmon, no pued…- siendo interrumpido por su nuevo colega, antes de que pudiera expresar sus pensamientos.
-no te preocupes, luego me lo pagas – con una sonrisa y tono amable – en cuanto vuelvan de su aventura, vendrán a este lugar a contarme toda la historia, no solo me gusta contar, también me agrada oír, eje, se podría decir que soy un fanático de las historias jeje.
-jejeje de acuerdo – terminando por ceder a todo, puesto comprendía que el viejo lobo de mar sería más terco que él.
-Jejeje no te preocupes, la mayoría de los nombres de estos platillos solo son para decoración, historia o alguna similitud física jojojo – tratando de aclarar la duda y el temor expresados en el rostro del joven una vez que este se usó a leer el menú. La voz de Hookmon parecía mantener siempre un aire gozo y alegría por la vida, y su tono suave y arrullador, provocaba una gran confianza, tranquilidad y relajación en sus oyentes, lo que le daba una gran ventaja al momento de contar historias.
-qué bueno, ya temía estar pidiendo que me sirviera a algún conocido jeje – algo más tranquilo, pero aun con un poco de duda y temor en sus palabras. Ya más calmado, volvió a echar una rápida mirada a la carta del día y, por precaución, pidió lo que le hacía sentir menos incómodo y que en parte ya conocía – una milanesa de merluza, con puré, para mí – le dice a la camarera, una Ganimon, la cual poseía una gran destreza para usar el lápiz y el cuadernillo de hojas amarillas, sin romper ninguno de los dos con sus afiladas pinzas.
-¡Que aburrido eres! Pidiendo comida humana, incluso cuando Hookmon te aseguro que la cocina del Digimundo es diferente a la del mundo humano. Aquí los Digimons no son cocinados y servidos como comida – con un tono burlón y engreído, mofándose de la duda y cuidado innecesario que tenía su amigo. La camarera simplemente espero con algo de incomodidad, la petición de los otros dos clientes, mientras que Hookmon solo disfrutaba de esta pequeña riña amistosa que estaría por ocurrir, en parte le recordaban a sus días de juventud con su amada tripulación, siempre viajando por las aguas más misteriosas, compartiendo aventuras, tesoros y peleas sin sentido que al culminar solo reforzaban sus lazos de unión.
-jeje- una rápida y pequeña risa, ante las palabras hipócritas de Carlos - ¿¡en serio tú me dices eso?! Desde que te conozco no comes anda más que pescado, con suerte algún otro tipo de carne de vez en cuando, y solo si no te doy opción. Incluso pasaste semanas sin comer, cuando intentaba hacerte comer más variado – exponiendo la hipocresía de las palabras de su camarada, esperando que se retractara y por si las dudas no lo hacía, humillarlo un poco por su comportamiento infantil en el pasado.
-¡¡hey!! Eso fue solo durante los primeros años en que nos conocimos, ya paso mucho tiempo…ahora como más variado – ofendido y desviando la mirada un poco con algo de pena ya por las últimas palabras.
-jaja siempre y cuando vaya acompañado de algún pescado jaja – termina de regocijarse ante su victoria parcial, aunque sin intenciones de terminar esto sin un último golpe. Para complacer los caprichos de su Digimon, Rony da otra ojeada al menú - si quieres que elija otra cosa, lo hare…veamos…- recorriendo la lista con el dedo índice, de arriba hacia abajo hasta encontrar la opción que andaba buscando, la cual dice al instante con energía y mirando de forma maliciosa a su camarada - ¡aquí esta! Mejor pediré “Medallones de Gizamon con Puré de Papas”- soltando al final una leve risa, entre dientes.
-¡¡hey!! – reaccionando con gran sorpresa y un poco de molestia, aunque una molestia más que nada fingida y pasajera, puesto sabía que aquello había sido solo un movimiento para molestar le. Accediendo a las indicaciones de Rony, la camarera cambio su orden y luego se dispuso a esperar la decisión de Carlos, para anotarla y dirigirse a la cocina para solicitar las ordenes – bueno, yo pediré Swimmon Dorado al Vapor.
Una vez anotada las ordenes, la mecerá se fue a tomar otras ordenes antes de ir a la cocina a entregarlas. No había pasado mucho tiempo desde que encontraron al Hookmon y este les contara la leyenda del Seadramon Alvino, pero durante el transcurrido de entonces hasta ahora, el local se había llenado, al parecer había llegado la hora más activa del lugar, fue una suerte para ellos llegara unos minutos antes y lograr que el Hookmon les compartiera la mesa. Obviamente obtener esa información, les costaría algo al dúo, y eso sería escuchar las eternas historias de Hookmon, algo no tan malo al comienzo, pero luego de un tiempo se hacían eternas, y si no tenías cuidado, podrías quedar atrapado hasta que saliera el sol del nuevo día. Por suerte Rony recordó esa información de parte del Frogmon, y se procuró mantener a su nuevo amigo, concentrado en todos los datos que rodearan la historia de tal extraordinario ejemplar de Seadramon.
-¿Tiene alguna idea de donde podría aparecer el Seadramon? ¿y cuándo?
-Pues según las leyendas y los avistamientos de hace unos días, aparece solo durante la noche- haciendo algo de memoria, al rascarse donde se supondría que tendrá la barbilla –sobre el donde…pues no hay anda seguro, pero mis huesos de marinero, que luego de tantas aventuras y peligros han logrado como un sexto sentido para detectar extrañas anomalías o peligros; me dicen que debe ser cerca de la cueva submarina, un antiguo terreno sagrado – con un tono misterioso, para aumentar el suspenso y emoción en los dos jóvenes aventureros – El agua que rodea la cueva no es respirable para los terrestres, como tu joven – señalando con la mirada a Rony – pero con un equipo de buceo adecuado, podrás llegar sin problemas. Una vez dentro la magia del lugar te permitirá respirar bajo el agua sin problemas. Se dice que en su interior la cueva es como un laberinto y solo uno de los caminos lleva al hogar de la pálida criatura. Aunque deben tener cuidado, puede que la criatura sea, en su mayoría de tiempo, amigable y bondadosa, pero se cuenta que si se ve acorralada en su hogar ¡se vuelve el ser más temible de todo el Digimundo! – haciendo hincapié en la amenaza. Los dos prestaron atención a sus palabras con gran atención, claramente debían ir a investigar esa cueva, aun sino veían al pálido Digimon, el hecho de que hubiera una zona donde un humano pudiera respirar bajo el agua, ya de si despertaba el interés y la emoción de Rony – pero deben apresurar se. La ciudad no solo flota sino que también se mueve por las aguas, y eso tendrán una semana más para tener la cueva a su alcance – el tiempo límite, aunque suficiente, solo aumentaba la emoción de tal aventura y curiosidad por saber que les prepararía el futuro una vez emprendido el viaje.
-¡genial! – sin miedo de expresar su emoción.
-jeje, pues por tu rostro, veo que no cabe ninguna duda – con algo de humor.
-exacto, definitivamente iremos a hacer algo de buceo luego de nuestra comida jejeje – riendo entre dientes. La emoción de Rony era clara, pero pronto se apagaría un poco, puesto en la mesa de al lado, unos Otamamons que se encontraban en cierta disputa infantil, terminan por empujar accidentalmente un camarero, el cual accidentalmente, no solo deja caer la comida que llevaba, sino que uno de los platos cae sobre Rony, manchando su querida chaqueta –¡hay no! – al ver que su prenda termino manchada. Con un tono de preocupación pero ajeno a cualquier sentimiento de enojo hacia alguien.
-jajajajaja – disfrutando del infortunio de su camarada.
-perdóneme señor! – trata de disculparse con mucha pena, el camarero – enseguida traigo algo para que se limpie, le pido mil disculpa – se apresura a decir y a moverse, sin dar mucho tiempo a Rony para decir algo.
- Realmente lo lamento, mis pequeños hermanos, provocaron esto – dice un Octmon, mientras mira fiero a los dos Otamamons los cuales se encojen de hombros, tratando de ocultarse un poco, como si eso los hiciera invisibles – déjeme compensar se lo.
-¡no, no hace falta, en serio!… estoy bien…fue un simple accidente –dice con algo de pena. Respondiendo de esa manera más que nada por instinto, que por razonamiento.
-por favor insisto, lo mínimo que puedo hacer por las molestias es pagarles la comida – tratando de convencer con una voz algo mandona, pero cordial.
-gracias, pero no es necesario – manteniendo su postura amable y poco colaboradora con la petición del Octmon, únicamente por un sentimiento de honor y/o amabilidad, puesto entendia que fuera un accidente.
-no rechaces tan rápido. Nos vendría bien ahorrar los bits – hablando por su razonamiento, ya que siempre les venía bien ahorrar; y veía correcto el hecho de recompensarlos luego de haber causado un accidente a causa de no poder controlar a sus hermanos menores.
-¡Carlos! – con algo de enojo tanto en su voz como en su mirada. Comprendia la ventaja de que les pagaran la comida, pero no sentía que estuviera bien, por haber sido un mero accidente. Por suerte para evitar un pleito entre los dos colegas el viejo y sabio Hookmon, tomo cartas en el asunto. Levantándose de su asiento y acercándose al Octmon.
-Somos caballeros y no podemos aceptar su dinero por causa de un mero accidente…pero si quiere podemos hacer un trato, usted paga la comida de mis amigos y mientras yo entretengo a los pequeñines con una historia ¿Qué dice?- eligiendo sus palabras y su estrategia con sabiduría.
-por mi está bien – responde el Octmon con una sonrisa.
-Hookmon, no pued…- siendo interrumpido por su nuevo colega, antes de que pudiera expresar sus pensamientos.
-no te preocupes, luego me lo pagas – con una sonrisa y tono amable – en cuanto vuelvan de su aventura, vendrán a este lugar a contarme toda la historia, no solo me gusta contar, también me agrada oír, eje, se podría decir que soy un fanático de las historias jeje.
-jejeje de acuerdo – terminando por ceder a todo, puesto comprendía que el viejo lobo de mar sería más terco que él.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :232Cuentas :Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :UltimateNivel On Rol de los Digi Aliados :Champion
Icono :Rango y Unidad :Ronaldo Antonio Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Carlos Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonRango y Unidad Digi Aliado :Le-Amien Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Rony & Carlos
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
Había ido a tomar los instrumentos de limpieza que yo suponía sería lo único que necesitaría, igual no pasaría nada si me equivocaba o terminara necesitando algo más, solo bastaba con volver a buscar más -Solo esperaba que con esto no se me acumulara mucho trabajo, ciertamente los lavaplatos siempre estamos ocupados, sobretodo en una hora activa como en la que parecía estar ahora el restaurante-. Terminé tomando solamente una escoba y un recogedor, llegué a suponer que lo que había sucedido era algo roto o un alimento que había caído al suelo, por desgracia no tenía las suficientes manos para aparte tomar un trapeador que seguramente podría utilizar tambien, y además mi 'ayudante' no tiene la suficiente fuerza para tomarlo entre sus pequeñas aletas de bebé.
- ¡Ahora recuerdo...!
- ¿Qué? -me miró confundido, arqueando una ceja- ¿Estás volviendo a hablar sola?
- ¡Que no! Recuerda que Gesomon dejó en claro que no debía dejar que nadie te viera o nos meteríamos en problemas.
- No recuerdo que haya dicho eso.
- Bueno, dicen que los bebés no tienen una memoria muy desarrollada... -dije en voz baja, desviando la mirada hacia otro lado.
- ¡¡Escuche eso!!
- ¡Como sea! Debes quedarte aquí en la cocina, intentaré no tardar ¿Bien?
- Ugh... no me gusta estar escondido.
- ¡Será rápido! Ahora aguarda aquí -le dejé en claro, señalando el suelo como si estuviera tratando con un perrito, antes de marcharme.
¡Odiaba que me trataran como a un niño pequeño! No entiendo de donde sacan eso; digo, es cierto que aún no logro alcanzar mi etapa Rookie, ¡Pero eso no me hace un bebé! ¿O si? No, por supuesto que no, y voy a demostrarselos a todos.
- No soy un bebé, no tengo porque quedarme aquí esperando y ocultándome -dije mientras me cruzaba de aletas, molesto.
- Ohh... conozco esa mirada Jejeje, no te lo recomiendo -dijo el chef mientras picaba un pescado en rebanadas con gran habilidad y destreza. Pfft... ¿De verdad Alex quería ser chef? ¡Ella en la vida haría algo como eso!
- ¿Tú qué sabes? No es como si pudieras leer mi mente.
- Piensas desobedecer a tu compañera por capricho, eso suelen hacer los niños a tu edad -respondió sin dejar su trabajo de lado.
- ¡Eso no es...! ... No es por capricho, es solo para demostrar que no soy lo que ellos creen que soy.
- ¿Y qué es lo que eres?
- Eh... ¿Que soy? Pues... -me quedé en blanco, no esperaba que me preguntara algo así tan de repente- ¡Ya lo verás!
Me di la vuelta y usando todo mi peso logré abrir la puerta; era pesada, así que tuve que avanzar rápido hasta salir antes de que esta volviese a cerrarse y me terminara aplastando ¡Uff, de pensar eso me dan escalofríos! Pero eso no sucedería, claro que no.
Desde mi posición era muy difícil ver hacia donde ir o que era lo que me rodeaba, es verdad que todos son muy enormes, es como vivir en una Tierra repleta de gigantes y yo soy el único con estatura normal. Burlar al recepcionista Penguinmon no fue nada difícil, él parecía estar ocupado escribiendo en unos papeles aburridos y no tendría tiempo para mirar hacia el suelo, además de que el hecho de que puedo flotar me hace mucho más sigiloso porque no se escuchan mis pasos ¡Tenganme envidia, personas con piernas y patas! Lo primero que hice después de salir de lo que yo creía que era la 'zona de peligro' fue buscar a Alex pero a mis lados solo podía ver mesas y piernas, muchas piernas, definitivamente la verdadera 'zona de peligro' era esta.
- Esto no es bueno...
Los meseros estaban muy atareados, también habían muchos niños jugando entre ellos a correr y atraparse, sentía que en cualquier momento de descuido sentiría un pie sobre mi. Entré en pánico y comencé a buscar un escondite, el primero que viera y que pudiera usar para evitar que alguien me pisara, pero para mi fortuna habían muchos de esos 'escondites' a mi alrededor: Debajo de las mesas.
- Uff... Aquí estoy a salvo -suspiré aliviado, ingenuo de mi, no sabía que la cueva que había escogido para refugiarme de las criaturas del bosque era en realidad la cueva del oso.
- ¿Qué tenemos aquí?... ¡Oh, pero si es Stevie!
- ¿''Stevie''? -no pude reaccionar antes de que alguien me tomara de todo el cuerpo y me alzara hacia él. Se trataba de una anciana Delumon, parecía demasiado emocionada y su emoción me asustaba.
- ¡Stevie, hace tiempo que no te veía pequeño bribón! -me estrujó fuerte entre sus alas, solo podía sentir mi columna crujir ante tal abrazo mortal.
- ¡¡Señora... no puedo respirar..!! -ella dejó de abrazarme para poder verme bien, aprovechando esto para tomar una gran bocanada de aire que necesitaba.
- Parece que fue hace mucho tiempo cuando te perdí en ese feo pueblo, tu padre se enfadó mucho conmigo creyendo que te había comido un Ogremon, ¡Pero es una fortuna saber que estas enterito!
- Señora, no sé de que me está hablando, no sé quien es ese tal Stevie.
- ¡Deja de actuar como si no supieras, a mi no me falla la mirada nunca y lo sabes! -me volvió a estrujar- Oh, Stevie... No voy a dejar que te escapes de nuevo nunca más.
- ¿Escapar? No conozco a ese sujeto pero sin duda fue un sujeto listo... -el aire se me estaba volviendo a escapar y sentía que estaba por ahogarme; en un intento de intentar soltarme llegué a tocar algo que rodeaba el cuello de la señora... ¡Era un par de anteojos!- Bingo... -pronuncié a puras penas- ¡Oiga abuelita, use esto!
Tomé los anteojos que estaban colgados en forma de collar en el cuello de Delumon y en cuanto ella dejó de abrazarme para ver que era lo que tenía se los coloqué justo en sus ojos para que pudiera verme con mayor claridad. Ya en su rostro, ella se los acomodó y me miró con mayor detenimiento.
- ... ¡¡AHHHHH!! -me soltó y dejó caer al suelo bruscamente- ¡Tu no eres Stevie! ¡¡INTENTABAS ENGAÑARME!!
- ¡No es ciertoooooo! -huí antes de que la señora armara un revuelo innecesario.
Después de haber salido de la cocina tuve un extraño sentimiento de angustia, me preocupaba dejar a Pukamon solo, tenía el presentimiento de que quizá me desobedecería después de verlo tan molesto.
- No... Debo confiar en él -me dije a mi misma mientras caminaba hacia la ubicación de las mesas 6 y 7 que, si no mal lo recuerdo, era donde había sucedido el ''desastre'' del que hablaba Penguinmon- De todas formas, lo mejor es no demorarme, así me sentiré más segura.
No tardé en ubicar el ''desastre'', solo se trataba de una hamburguesa de pescado que se había desparramado en el suelo; por fortuna no había ningún rastro de vidrio tirado en el suelo, quizás el mesero que cargaba el pedido solo dejó caer la comida en descuido y el plato lo mantuvo con sigo, no lo sé. Esto sería más sencillo. En cuanto me dirigí hacia allá acomodando el recogedor en mi mano izquierda y la escoba en la derecha para comenzar a limpiar levanté un poco la mirada sin pensarlo y observar a los clientes que estaban en la mesa mas cercana, inmediatamente volví mi mirada al suelo para iniciar con la limpieza pero me mantuve procesando un momento que fue lo que realmente vi. ''¿Un humano?''.
Levanté de nuevo la mirada para confirmar, ¡Si era una persona! O al menos eso era lo que parecía, estaba siendo acompañada de otro digimon pero... ¡Era una persona, un ser humano!
- No puede ser... ¿¡Es verdad!? -solté la escoba y el recogedor y me acerqué hacia el tipo, alzando un poco mis lentes para poder verlo con más claridad- ¿Eres un humano, verdad? No un digimon con forma de humano, o con un disfraz de humano, si es así... ¡Tu disfraz es muy bueno! -reaccioné y me di un leve golpe en la frente- Pfft ¿Qué estoy diciendo? Es ridiculo que haya un digimon con disfraz de humano, no es como si fuera día de brujas en este mundo... ¿No lo es, verdad? -me había despistado pero no tardé en volver con el tema que interesaba- ¡Que emoción! ¡No sabía que había más humanos en este loco lugar! Por un momento llegué a pensar que era la unica aquí y eso en verdad me asustó pero... Jajaja ¡Wow!
¡No podía evitar reaccionar así! Era la primera persona que veía en este mundo 'habitado solamente por digimon'. Aunque creo que mi reacción fue algo explosiva... Espero no haberlo asustado. ¡Tonta Alex, tonta!
- ¡Ahora recuerdo...!
- ¿Qué? -me miró confundido, arqueando una ceja- ¿Estás volviendo a hablar sola?
- ¡Que no! Recuerda que Gesomon dejó en claro que no debía dejar que nadie te viera o nos meteríamos en problemas.
- No recuerdo que haya dicho eso.
- Bueno, dicen que los bebés no tienen una memoria muy desarrollada... -dije en voz baja, desviando la mirada hacia otro lado.
- ¡¡Escuche eso!!
- ¡Como sea! Debes quedarte aquí en la cocina, intentaré no tardar ¿Bien?
- Ugh... no me gusta estar escondido.
- ¡Será rápido! Ahora aguarda aquí -le dejé en claro, señalando el suelo como si estuviera tratando con un perrito, antes de marcharme.
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¡Odiaba que me trataran como a un niño pequeño! No entiendo de donde sacan eso; digo, es cierto que aún no logro alcanzar mi etapa Rookie, ¡Pero eso no me hace un bebé! ¿O si? No, por supuesto que no, y voy a demostrarselos a todos.
- No soy un bebé, no tengo porque quedarme aquí esperando y ocultándome -dije mientras me cruzaba de aletas, molesto.
- Ohh... conozco esa mirada Jejeje, no te lo recomiendo -dijo el chef mientras picaba un pescado en rebanadas con gran habilidad y destreza. Pfft... ¿De verdad Alex quería ser chef? ¡Ella en la vida haría algo como eso!
- ¿Tú qué sabes? No es como si pudieras leer mi mente.
- Piensas desobedecer a tu compañera por capricho, eso suelen hacer los niños a tu edad -respondió sin dejar su trabajo de lado.
- ¡Eso no es...! ... No es por capricho, es solo para demostrar que no soy lo que ellos creen que soy.
- ¿Y qué es lo que eres?
- Eh... ¿Que soy? Pues... -me quedé en blanco, no esperaba que me preguntara algo así tan de repente- ¡Ya lo verás!
Me di la vuelta y usando todo mi peso logré abrir la puerta; era pesada, así que tuve que avanzar rápido hasta salir antes de que esta volviese a cerrarse y me terminara aplastando ¡Uff, de pensar eso me dan escalofríos! Pero eso no sucedería, claro que no.
Desde mi posición era muy difícil ver hacia donde ir o que era lo que me rodeaba, es verdad que todos son muy enormes, es como vivir en una Tierra repleta de gigantes y yo soy el único con estatura normal. Burlar al recepcionista Penguinmon no fue nada difícil, él parecía estar ocupado escribiendo en unos papeles aburridos y no tendría tiempo para mirar hacia el suelo, además de que el hecho de que puedo flotar me hace mucho más sigiloso porque no se escuchan mis pasos ¡Tenganme envidia, personas con piernas y patas! Lo primero que hice después de salir de lo que yo creía que era la 'zona de peligro' fue buscar a Alex pero a mis lados solo podía ver mesas y piernas, muchas piernas, definitivamente la verdadera 'zona de peligro' era esta.
- Esto no es bueno...
Los meseros estaban muy atareados, también habían muchos niños jugando entre ellos a correr y atraparse, sentía que en cualquier momento de descuido sentiría un pie sobre mi. Entré en pánico y comencé a buscar un escondite, el primero que viera y que pudiera usar para evitar que alguien me pisara, pero para mi fortuna habían muchos de esos 'escondites' a mi alrededor: Debajo de las mesas.
- Uff... Aquí estoy a salvo -suspiré aliviado, ingenuo de mi, no sabía que la cueva que había escogido para refugiarme de las criaturas del bosque era en realidad la cueva del oso.
- ¿Qué tenemos aquí?... ¡Oh, pero si es Stevie!
- ¿''Stevie''? -no pude reaccionar antes de que alguien me tomara de todo el cuerpo y me alzara hacia él. Se trataba de una anciana Delumon, parecía demasiado emocionada y su emoción me asustaba.
- ¡Stevie, hace tiempo que no te veía pequeño bribón! -me estrujó fuerte entre sus alas, solo podía sentir mi columna crujir ante tal abrazo mortal.
- ¡¡Señora... no puedo respirar..!! -ella dejó de abrazarme para poder verme bien, aprovechando esto para tomar una gran bocanada de aire que necesitaba.
- Parece que fue hace mucho tiempo cuando te perdí en ese feo pueblo, tu padre se enfadó mucho conmigo creyendo que te había comido un Ogremon, ¡Pero es una fortuna saber que estas enterito!
- Señora, no sé de que me está hablando, no sé quien es ese tal Stevie.
- ¡Deja de actuar como si no supieras, a mi no me falla la mirada nunca y lo sabes! -me volvió a estrujar- Oh, Stevie... No voy a dejar que te escapes de nuevo nunca más.
- ¿Escapar? No conozco a ese sujeto pero sin duda fue un sujeto listo... -el aire se me estaba volviendo a escapar y sentía que estaba por ahogarme; en un intento de intentar soltarme llegué a tocar algo que rodeaba el cuello de la señora... ¡Era un par de anteojos!- Bingo... -pronuncié a puras penas- ¡Oiga abuelita, use esto!
Tomé los anteojos que estaban colgados en forma de collar en el cuello de Delumon y en cuanto ella dejó de abrazarme para ver que era lo que tenía se los coloqué justo en sus ojos para que pudiera verme con mayor claridad. Ya en su rostro, ella se los acomodó y me miró con mayor detenimiento.
- ... ¡¡AHHHHH!! -me soltó y dejó caer al suelo bruscamente- ¡Tu no eres Stevie! ¡¡INTENTABAS ENGAÑARME!!
- ¡No es ciertoooooo! -huí antes de que la señora armara un revuelo innecesario.
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Después de haber salido de la cocina tuve un extraño sentimiento de angustia, me preocupaba dejar a Pukamon solo, tenía el presentimiento de que quizá me desobedecería después de verlo tan molesto.
- No... Debo confiar en él -me dije a mi misma mientras caminaba hacia la ubicación de las mesas 6 y 7 que, si no mal lo recuerdo, era donde había sucedido el ''desastre'' del que hablaba Penguinmon- De todas formas, lo mejor es no demorarme, así me sentiré más segura.
No tardé en ubicar el ''desastre'', solo se trataba de una hamburguesa de pescado que se había desparramado en el suelo; por fortuna no había ningún rastro de vidrio tirado en el suelo, quizás el mesero que cargaba el pedido solo dejó caer la comida en descuido y el plato lo mantuvo con sigo, no lo sé. Esto sería más sencillo. En cuanto me dirigí hacia allá acomodando el recogedor en mi mano izquierda y la escoba en la derecha para comenzar a limpiar levanté un poco la mirada sin pensarlo y observar a los clientes que estaban en la mesa mas cercana, inmediatamente volví mi mirada al suelo para iniciar con la limpieza pero me mantuve procesando un momento que fue lo que realmente vi. ''¿Un humano?''.
Levanté de nuevo la mirada para confirmar, ¡Si era una persona! O al menos eso era lo que parecía, estaba siendo acompañada de otro digimon pero... ¡Era una persona, un ser humano!
- No puede ser... ¿¡Es verdad!? -solté la escoba y el recogedor y me acerqué hacia el tipo, alzando un poco mis lentes para poder verlo con más claridad- ¿Eres un humano, verdad? No un digimon con forma de humano, o con un disfraz de humano, si es así... ¡Tu disfraz es muy bueno! -reaccioné y me di un leve golpe en la frente- Pfft ¿Qué estoy diciendo? Es ridiculo que haya un digimon con disfraz de humano, no es como si fuera día de brujas en este mundo... ¿No lo es, verdad? -me había despistado pero no tardé en volver con el tema que interesaba- ¡Que emoción! ¡No sabía que había más humanos en este loco lugar! Por un momento llegué a pensar que era la unica aquí y eso en verdad me asustó pero... Jajaja ¡Wow!
¡No podía evitar reaccionar así! Era la primera persona que veía en este mundo 'habitado solamente por digimon'. Aunque creo que mi reacción fue algo explosiva... Espero no haberlo asustado. ¡Tonta Alex, tonta!
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :26Nivel On Rol :Bebé II
Alex Carter
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
Una vez que el viejo Hookmon se dispuso a entretener a los inquietos Otamamons, Rony y Carlos, se pusieron a discutir asuntos menos importantes, o simplemente compartir opiniones, mientras esperaban su comida.
-jeje tal vez ahora no uses más ropa tan fácil de manchar jeje- disfrutando de la desgracia ajena con mucha facilidad.
-jaja, ya quisieras- con risa sarcástica – solo espero que las manchas de comida digital sean fáciles de lavar – echando otra mirada al recuerdo que ahora se llevaba de este viaje, arruinando su chaqueta favorita. Sus ojos demostraban su molestia y tristeza…por suerte la risa y burlas de su compañero lograban siempre distraer esas emociones por unas algo más hostiles, aunque temporales.
-jajaj ya deja de mirar la mancha con esa cara de perro mojado, tienes miles de esas chaquetas en el armario – en parte tratando de animarlo, pero le costaba entender, a pesar del tiempo juntos, como era que ciertas prendas eran de tan importancia para los humanos. Seguramente la falta de comprensión era porque él, en ninguna de sus etapas, tenía ropa o si quiera algún simple y pequeño accesorio, siempre había estado, en teoría, desnudo en todas sus evoluciones.
-no tengo el armario lleno, solo tengo algunas parecidas …- con voz firme al inicio, pero volviéndose algo evasiva, al igual que su mirada, por el final, puesto en parte su camarada tenía razón, pero él jamás lo admitiría, no le daría el gusto de regocijarse – además esta era especial.
-…especial?...ha ya entiendo jejeje – adquiriendo al final un tono más picaron y burlón – asi que esa era la campera que te dio … - siendo interrumpido por un pan que Rony mete rápido y con fuerza en la boca de Carlos, para callarlo de una vez.
-mejor come pan o empezaremos una guerra en el restaurante – algo apenado por los comentarios de su amigo, puesto no eran asuntos que él querría discutir en estos momentos o en un lugar tan atestado de gente…bueno Digimons, se entiende. A pesar de su reacción su tono era serio, y no había perdido la compostura.
-jejejeje – ríe mientras va devorando el pan que le obligaron a comer, aunque sin disgustarse por hacer lo. Su sonrisa era algo molesta para Rony, quien luego de verla por unos segundos, con una mirada algo molesta, se dispone a cambiar la vista, echando un vistazo al folleto dado por el dueño de la tienda, tal vez si les daba tiempo o mientras esperaban a la noche para bucear; podrían hacer alguna otra actividad. Mientras la joven encargada de la limpieza iba llegando a limpiar aquel pequeño desastre. No era que a Rony o a Carlos no les sorprendiera ver a aquella joven humana trabajando en un restaurante Digital, en especial en uno tan nuevo como la ciudad; sino que no la habían visto, Rony estaba muy atento a su folleto, y Carlos…bueno estaba distraído con el pan y mirando las mesas cercanas seguramente solo husmeando con la mirada a los demás clientes del lugar. No fue hasta que esta joven de pelo negro como la noche les dirigió la palabra, que el dúo se percató de su presencia. ”No puede ser... ¿¡Es verdad!?” estas fueron las palabras que lograron llamar la atención del dúo, Carlos fue el primero en mirar a la chica, volteándose a verla, cuando aún tenía parte del pan que estaba comiendo, saliendo por su boca; por otro lado Rony solo la miro de reojo, puesto no sabía si las palabras eran para ellos, aunque cuando ella se fue acercando, él empezó a levantar la cabeza, para prestarle más atención. A continuación un mar de palabras que formaban frases y preguntas rápidas, salieron de la boca de aquella muchacha, con una gran rapidez. Tanto Carlos como Rony, quedaron sorprendidos, algo atontados y confundidos por todo ello, no todos los día una joven energética saltaba hacia ellos de esa forma, no es que no hayan conocido con anterioridad a tamers novatos, pero la mayoría eran más tranquilos. Aunque los rostros de ambos no tardaron en expresar sus reacciones, las de Rony eran más marcadas, por así decirlo Carlos parecía solo algo confundido. Luego de que ella terminara, un silencio…bueno una pausa mejor dicho, ya que el ruido del resto de los clientes hacía imposible un silencio; invadió por unos minutos la conversación, posiblemente algo incómodo para la joven.
-esto…jejeje, si, tranquila soy un humano jeje, me dicen Rony- siendo el primero en romper la pausa una vez su cerebro volvió a funcionar ante la rapidez de la sorpresa. Aunque algo apenado por lo ocurrido, más que anda por la pausa que pudo incomodarla; una sonrisa cálida y amigable, acompaño su saludo.
-jaja no sé, en ocasiones pareces más un Digimon – mientras se frota la barbilla con su pata -mmm… para mí que si eres un Digimon disfrazado de humano, uno con un traje muy deforme y horrible jajaja – aprovechando para burlarse de su amigo.
-di lo que quieras aun así soy el más atractivo de los dos jejeje – terminado por acompañar en una risa a su camarada, antes de volver con la chica, para aclararle más dudas – pues no te preocupes, el Digimundo está lleno de humanos.
-algunos tiene Digimons y otros no – continua para no quedar atrás en la tarea de sensei temporal o guía.
-si quieres te ayudamos a dar los primeros pasos por el Digimundo, ya tenemos un rato por aquí jeje- siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite…aunque seguro aquella ayuda debería ser luego de que ellos comieran, y de que la joven terminara su horario laboral.
-jeje tal vez ahora no uses más ropa tan fácil de manchar jeje- disfrutando de la desgracia ajena con mucha facilidad.
-jaja, ya quisieras- con risa sarcástica – solo espero que las manchas de comida digital sean fáciles de lavar – echando otra mirada al recuerdo que ahora se llevaba de este viaje, arruinando su chaqueta favorita. Sus ojos demostraban su molestia y tristeza…por suerte la risa y burlas de su compañero lograban siempre distraer esas emociones por unas algo más hostiles, aunque temporales.
-jajaj ya deja de mirar la mancha con esa cara de perro mojado, tienes miles de esas chaquetas en el armario – en parte tratando de animarlo, pero le costaba entender, a pesar del tiempo juntos, como era que ciertas prendas eran de tan importancia para los humanos. Seguramente la falta de comprensión era porque él, en ninguna de sus etapas, tenía ropa o si quiera algún simple y pequeño accesorio, siempre había estado, en teoría, desnudo en todas sus evoluciones.
-no tengo el armario lleno, solo tengo algunas parecidas …- con voz firme al inicio, pero volviéndose algo evasiva, al igual que su mirada, por el final, puesto en parte su camarada tenía razón, pero él jamás lo admitiría, no le daría el gusto de regocijarse – además esta era especial.
-…especial?...ha ya entiendo jejeje – adquiriendo al final un tono más picaron y burlón – asi que esa era la campera que te dio … - siendo interrumpido por un pan que Rony mete rápido y con fuerza en la boca de Carlos, para callarlo de una vez.
-mejor come pan o empezaremos una guerra en el restaurante – algo apenado por los comentarios de su amigo, puesto no eran asuntos que él querría discutir en estos momentos o en un lugar tan atestado de gente…bueno Digimons, se entiende. A pesar de su reacción su tono era serio, y no había perdido la compostura.
-jejejeje – ríe mientras va devorando el pan que le obligaron a comer, aunque sin disgustarse por hacer lo. Su sonrisa era algo molesta para Rony, quien luego de verla por unos segundos, con una mirada algo molesta, se dispone a cambiar la vista, echando un vistazo al folleto dado por el dueño de la tienda, tal vez si les daba tiempo o mientras esperaban a la noche para bucear; podrían hacer alguna otra actividad. Mientras la joven encargada de la limpieza iba llegando a limpiar aquel pequeño desastre. No era que a Rony o a Carlos no les sorprendiera ver a aquella joven humana trabajando en un restaurante Digital, en especial en uno tan nuevo como la ciudad; sino que no la habían visto, Rony estaba muy atento a su folleto, y Carlos…bueno estaba distraído con el pan y mirando las mesas cercanas seguramente solo husmeando con la mirada a los demás clientes del lugar. No fue hasta que esta joven de pelo negro como la noche les dirigió la palabra, que el dúo se percató de su presencia. ”No puede ser... ¿¡Es verdad!?” estas fueron las palabras que lograron llamar la atención del dúo, Carlos fue el primero en mirar a la chica, volteándose a verla, cuando aún tenía parte del pan que estaba comiendo, saliendo por su boca; por otro lado Rony solo la miro de reojo, puesto no sabía si las palabras eran para ellos, aunque cuando ella se fue acercando, él empezó a levantar la cabeza, para prestarle más atención. A continuación un mar de palabras que formaban frases y preguntas rápidas, salieron de la boca de aquella muchacha, con una gran rapidez. Tanto Carlos como Rony, quedaron sorprendidos, algo atontados y confundidos por todo ello, no todos los día una joven energética saltaba hacia ellos de esa forma, no es que no hayan conocido con anterioridad a tamers novatos, pero la mayoría eran más tranquilos. Aunque los rostros de ambos no tardaron en expresar sus reacciones, las de Rony eran más marcadas, por así decirlo Carlos parecía solo algo confundido. Luego de que ella terminara, un silencio…bueno una pausa mejor dicho, ya que el ruido del resto de los clientes hacía imposible un silencio; invadió por unos minutos la conversación, posiblemente algo incómodo para la joven.
-esto…jejeje, si, tranquila soy un humano jeje, me dicen Rony- siendo el primero en romper la pausa una vez su cerebro volvió a funcionar ante la rapidez de la sorpresa. Aunque algo apenado por lo ocurrido, más que anda por la pausa que pudo incomodarla; una sonrisa cálida y amigable, acompaño su saludo.
-jaja no sé, en ocasiones pareces más un Digimon – mientras se frota la barbilla con su pata -mmm… para mí que si eres un Digimon disfrazado de humano, uno con un traje muy deforme y horrible jajaja – aprovechando para burlarse de su amigo.
-di lo que quieras aun así soy el más atractivo de los dos jejeje – terminado por acompañar en una risa a su camarada, antes de volver con la chica, para aclararle más dudas – pues no te preocupes, el Digimundo está lleno de humanos.
-algunos tiene Digimons y otros no – continua para no quedar atrás en la tarea de sensei temporal o guía.
-si quieres te ayudamos a dar los primeros pasos por el Digimundo, ya tenemos un rato por aquí jeje- siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite…aunque seguro aquella ayuda debería ser luego de que ellos comieran, y de que la joven terminara su horario laboral.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :232Cuentas :Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :UltimateNivel On Rol de los Digi Aliados :Champion
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Carlos Kooi
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Rony & Carlos
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
El silencio incómodo era demasiado fatigante, ¡De verdad lo odiaba! Si había algo que odiaba definitivamente era el silencio, incluso antes de irme a dormir debe haber un sonido por más leve y relajante que sea, y aunque a nuestro alrededor había muchas personas platicando... ''Por alguna razón, el silencio incómodo se siente aún más pesado así'' intenté sonreír para ocultar el nerviosismo que está tensión me estaba provocando, pero era inútil, podía sentir mi sonrisa demasiado forzada, no me sorprendería que hasta un niño se diese cuenta de que ''La humana de ahí'' estuviera en una situación muy poco agradable.
Quería romper ese silencio pero el sentimiento de 'Ya he hablado demasiado, lo cansaré o lo asustaré más' impedía que los músculos de mi boca se moviesen un centímetro más; por fortuna, el chico delante mío fue el único capaz de romper este terrible ambiente y volverlo un poco más normal -Si es que esto se puede considerar normal-.
- ¡Oh! Oh... Es un placer, Rony -dije, acompañandola de una tímida sonrisa. Estaba por continuar con mi presentación, pero las palabras del digimon que acompañaba a este chico me hicieron distraerme. Sonreí con cierta gracia para intervenir- ¿Ah? Jajaja, eso no es...
- ¡¡AHHHHHH!! -el grito de una voz que me parecía conocida me interrumpió bruscamente, sintiendo segundos después a algo aferrarse a mi pierna.
- ¿Max? -intenté mirarlo, sorprendida tanto por el hecho de que me había desobedecida como por el susto que me causaba verlo con esa actitud tan alterada, como si hubiese visto un fantasma- ¿Qué suc-...?
- ¡Ahí están! -otra voz conocida me hizo girar la mirada hacia donde provenía, se trataba del Penguinmon que se había dado a la tarea de supervisarnos en estos primeros días. Se acercó a mi e hizo que me agachara, para poderme decir a mi oído- El jefe fue muy claro con ustedes ante el asunto del bebé...
- ¡Que no soy un bebé!
- ...¿O no?
- ¡Si, lo hizo! Perdón, había venido a limpiar como me dijeron que hiciera y... -giré mi mirada, observando atónita la escoba y recogedor en el suelo junto a la comida que, hasta ahora, no había sido recogida- Eh...
- A mi me parece que no estás haciendo muy buen trabajo...
- ¡Lo siento, enserio! Ahora mismo me pongo con mi trabajo, ¡Por favor, no me eche! -le supliqué, juntando mis manos como pidiendo misericordia.
- Yo no soy el que toma esa decisión, ese es nuestro jefe -me miró de reojo, yo no cambiaba de posición- ... Pero supongo que puedo evitar decirle de lo ocurrido por esta vez...
- ¿¡De verdad!? -tomé sus alas, mirandolo con ilusión- ¡Muchas, muchas, muchisimas gracias!
- Aún eres novata, ¿No? A cualquiera le puede pasar -comentó con una sonrisa- Solo evita que pase de nuevo, tampoco somos tan tolerables ante los que no cambian sus actitudes ni prenden de los errores.
- ¡No lo decepcionaré! -hice un saludo de soldado, parandome firme.
- Eso espero -añadió antes de mirar a los dos clientes y hacer una reverencia ante ambos- Lamento mucho las molestias, y los problemas que nuestros empleados les hayan podido causar. Si les reconforta saber, su orden está siendo preparada ahora mismo, no tardará en llegar a sus mesas -se alzó- Cualquier comentario o queja, estaré en mi puesto para escucharlos -dijo antes de retirarse.
- . . . -esperé a que se fuera antes de girarme a verlos a ambos y sonreirles apenada- Cuanto lo siento... ¿Les parece si podemos hablar más de esto cuando termine mi turno? No falta mucho... -escuché como Max comenzaba a fruncir los labios, como si estuviese repartiendo besos; inmediatamente lo tomé e interrumpí su burla- Bueno, ¡Regreso al trabajo!
Regresé inmediatamente a la cocina, donde dejé a Pukamon sobre una de las mesas. Apenas llegó ahí, él había empezado a toser, fingiendo que se estaba ahogando.
- No finjas, no te cubrí la nariz -me crucé de brazos.
- Solo quería darte un susto...
- ¿Cómo el que me diste cuando llegaste gritando como loco? -lo miré de reojo, cruzandome de brazos.
- Esa no era mi intención -desvió la mirada, no sabía que surcaba por su cabeza que lo hacía ponerse tan nervioso, pero...
- ¡No importa! No tenías que haber salido de la cocina en primer lugar, por tu culpa casi nos echan.
- Te echarían a ti, yo no trabajo aquí -se cruzó de aletas también.
- Somos un equipo, ¿No? Estamos juntos en esto.
- Si fuese verdad eso entonces no te avergonzarías por sacarme de la cocina... -desvió más la mirada, llegando a girar su cuello también para no ver su rostro.
- ¿Avergonzarme? -me sorprendí al escuchar esa suposición de Max, tuve que agacharme para poder estar a su altura y acariciar el mechón de su cabeza- ¿Porqué crees que me avergonzarías?
- Porque parezco un bebé... -noté como empezaba a temblar.
- ... ¿Estás llorando? -arqueé una ceja.
- ...N-No... -se giró completamente, dandome la espalda.
- Owww... ¡Max, tu no me averguenzas! Eres genial, eres el mejor amigo que podría pedir -le sonreí- Además, no pareces un bebé, ¡Todo lo contrario!
- Lo que dices es mentira...
- Lo digo enserio, lo que menos pareces es un bebé, yo creo que eres mas bien una foquita -comenté ingenuamene.
- ¡¡Eso no ayuda!! -exclamó mientras se daba la vuelta.
- ¿No? Lo siento... Parece ser que sigo sin ser buena animando -reí apenada- Pero oye, lo que digo es verdad.
- Tienes razón... Eres pésima animando -fruncí el ceño ¡Que directo!- Pero creo que dices la verdad.
- ¡Por supuesto que la tengo! ¿Cuando he mentido alguna vez? Has estado conmigo muchos años, debes saber eso de sobra -mencioné con un tono soberbio.
- La razón no es porque no quieras, sino porque también eres pésima mintiendo -Otra vez siendo directo...- Jejeje ¡Por eso me caes bien!
- ¿Así que es por eso, eh? -lo miré con rencor y, en lo que él intentaba cambiar sus palabras, yo le di un ataque de cosquillas.
- ¡AHH! ¡No, basta, basta, Alex! -repetía entre risas y lagrimas.
- Ohh chicos, ustedes son muy tiernos -rió MudFrigimon. Yo sonreí apenada, había olvidado que todo este 'teatro' estaba siendo mirado y escuchado por alguien más.
- Oye, eres un metiche -dijo tumbado en el suelo y algo molesto por que esto seguramente le resultaba vergonzoso.
MudFrigimon y yo nos reímos por esto, pero el relajo tuvo que detenerse en ese instante. Había dejado la escoba y el recogedor junto a la comida que se había tirado en el suelo así que, para evitar mas regaños, tuve que regresarme al instante para continuar con mi deber lo antes posible y no llevarme solo malas impresiones de parte de mis superiores. Esta vez tuve que pasar de largo al chico y su digimon, no porque no quisiera, sino porque sabía que si me detenía un momento más con ellos seguramente terminaría olvidando lo que tenía que hacer una vez más. Esperaba en mis adentros que no se hayan olvidado de lo ultimo que les dije, de verdad sería agradable hablar con alguien que sepa más sobre el tema de este mundo al que acababa de arribar junto con Max, por suerte no faltaba mucho para que mi turno terminara, aproximadamente media hora.
Quería romper ese silencio pero el sentimiento de 'Ya he hablado demasiado, lo cansaré o lo asustaré más' impedía que los músculos de mi boca se moviesen un centímetro más; por fortuna, el chico delante mío fue el único capaz de romper este terrible ambiente y volverlo un poco más normal -Si es que esto se puede considerar normal-.
- ¡Oh! Oh... Es un placer, Rony -dije, acompañandola de una tímida sonrisa. Estaba por continuar con mi presentación, pero las palabras del digimon que acompañaba a este chico me hicieron distraerme. Sonreí con cierta gracia para intervenir- ¿Ah? Jajaja, eso no es...
- ¡¡AHHHHHH!! -el grito de una voz que me parecía conocida me interrumpió bruscamente, sintiendo segundos después a algo aferrarse a mi pierna.
- ¿Max? -intenté mirarlo, sorprendida tanto por el hecho de que me había desobedecida como por el susto que me causaba verlo con esa actitud tan alterada, como si hubiese visto un fantasma- ¿Qué suc-...?
- ¡Ahí están! -otra voz conocida me hizo girar la mirada hacia donde provenía, se trataba del Penguinmon que se había dado a la tarea de supervisarnos en estos primeros días. Se acercó a mi e hizo que me agachara, para poderme decir a mi oído- El jefe fue muy claro con ustedes ante el asunto del bebé...
- ¡Que no soy un bebé!
- ...¿O no?
- ¡Si, lo hizo! Perdón, había venido a limpiar como me dijeron que hiciera y... -giré mi mirada, observando atónita la escoba y recogedor en el suelo junto a la comida que, hasta ahora, no había sido recogida- Eh...
- A mi me parece que no estás haciendo muy buen trabajo...
- ¡Lo siento, enserio! Ahora mismo me pongo con mi trabajo, ¡Por favor, no me eche! -le supliqué, juntando mis manos como pidiendo misericordia.
- Yo no soy el que toma esa decisión, ese es nuestro jefe -me miró de reojo, yo no cambiaba de posición- ... Pero supongo que puedo evitar decirle de lo ocurrido por esta vez...
- ¿¡De verdad!? -tomé sus alas, mirandolo con ilusión- ¡Muchas, muchas, muchisimas gracias!
- Aún eres novata, ¿No? A cualquiera le puede pasar -comentó con una sonrisa- Solo evita que pase de nuevo, tampoco somos tan tolerables ante los que no cambian sus actitudes ni prenden de los errores.
- ¡No lo decepcionaré! -hice un saludo de soldado, parandome firme.
- Eso espero -añadió antes de mirar a los dos clientes y hacer una reverencia ante ambos- Lamento mucho las molestias, y los problemas que nuestros empleados les hayan podido causar. Si les reconforta saber, su orden está siendo preparada ahora mismo, no tardará en llegar a sus mesas -se alzó- Cualquier comentario o queja, estaré en mi puesto para escucharlos -dijo antes de retirarse.
- . . . -esperé a que se fuera antes de girarme a verlos a ambos y sonreirles apenada- Cuanto lo siento... ¿Les parece si podemos hablar más de esto cuando termine mi turno? No falta mucho... -escuché como Max comenzaba a fruncir los labios, como si estuviese repartiendo besos; inmediatamente lo tomé e interrumpí su burla- Bueno, ¡Regreso al trabajo!
Regresé inmediatamente a la cocina, donde dejé a Pukamon sobre una de las mesas. Apenas llegó ahí, él había empezado a toser, fingiendo que se estaba ahogando.
- No finjas, no te cubrí la nariz -me crucé de brazos.
- Solo quería darte un susto...
- ¿Cómo el que me diste cuando llegaste gritando como loco? -lo miré de reojo, cruzandome de brazos.
- Esa no era mi intención -desvió la mirada, no sabía que surcaba por su cabeza que lo hacía ponerse tan nervioso, pero...
- ¡No importa! No tenías que haber salido de la cocina en primer lugar, por tu culpa casi nos echan.
- Te echarían a ti, yo no trabajo aquí -se cruzó de aletas también.
- Somos un equipo, ¿No? Estamos juntos en esto.
- Si fuese verdad eso entonces no te avergonzarías por sacarme de la cocina... -desvió más la mirada, llegando a girar su cuello también para no ver su rostro.
- ¿Avergonzarme? -me sorprendí al escuchar esa suposición de Max, tuve que agacharme para poder estar a su altura y acariciar el mechón de su cabeza- ¿Porqué crees que me avergonzarías?
- Porque parezco un bebé... -noté como empezaba a temblar.
- ... ¿Estás llorando? -arqueé una ceja.
- ...N-No... -se giró completamente, dandome la espalda.
- Owww... ¡Max, tu no me averguenzas! Eres genial, eres el mejor amigo que podría pedir -le sonreí- Además, no pareces un bebé, ¡Todo lo contrario!
- Lo que dices es mentira...
- Lo digo enserio, lo que menos pareces es un bebé, yo creo que eres mas bien una foquita -comenté ingenuamene.
- ¡¡Eso no ayuda!! -exclamó mientras se daba la vuelta.
- ¿No? Lo siento... Parece ser que sigo sin ser buena animando -reí apenada- Pero oye, lo que digo es verdad.
- Tienes razón... Eres pésima animando -fruncí el ceño ¡Que directo!- Pero creo que dices la verdad.
- ¡Por supuesto que la tengo! ¿Cuando he mentido alguna vez? Has estado conmigo muchos años, debes saber eso de sobra -mencioné con un tono soberbio.
- La razón no es porque no quieras, sino porque también eres pésima mintiendo -Otra vez siendo directo...- Jejeje ¡Por eso me caes bien!
- ¿Así que es por eso, eh? -lo miré con rencor y, en lo que él intentaba cambiar sus palabras, yo le di un ataque de cosquillas.
- ¡AHH! ¡No, basta, basta, Alex! -repetía entre risas y lagrimas.
- Ohh chicos, ustedes son muy tiernos -rió MudFrigimon. Yo sonreí apenada, había olvidado que todo este 'teatro' estaba siendo mirado y escuchado por alguien más.
- Oye, eres un metiche -dijo tumbado en el suelo y algo molesto por que esto seguramente le resultaba vergonzoso.
MudFrigimon y yo nos reímos por esto, pero el relajo tuvo que detenerse en ese instante. Había dejado la escoba y el recogedor junto a la comida que se había tirado en el suelo así que, para evitar mas regaños, tuve que regresarme al instante para continuar con mi deber lo antes posible y no llevarme solo malas impresiones de parte de mis superiores. Esta vez tuve que pasar de largo al chico y su digimon, no porque no quisiera, sino porque sabía que si me detenía un momento más con ellos seguramente terminaría olvidando lo que tenía que hacer una vez más. Esperaba en mis adentros que no se hayan olvidado de lo ultimo que les dije, de verdad sería agradable hablar con alguien que sepa más sobre el tema de este mundo al que acababa de arribar junto con Max, por suerte no faltaba mucho para que mi turno terminara, aproximadamente media hora.
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Alex Carter
Re: ¡Bienvenidos a Shell's City! [w/ Rony & Carlos]
A pesar del encuentro inesperado y apresurado, con la joven, la primera impresión que causo ante este dúo, era de una persona animada y amigable, en síntesis una buena persona. Luego de la charla, las sorpresas inesperadas continuaron, empezando por el grito sorpresivo de un pequeño Digimon, el cual al parecer se terminó aferrando a la pierna de la joven. Al comienzo ellos no sabían de donde venía aquel grito, no fue hasta que la chica dijo “¿Max?” y miro hacia sus piernas, que ellos hicieron lo mismo, divisando al pequeño Pukamon. Era claro que este debería ser su compañero Digimon, aunque la posibilidad de que fuera un mero conocido y ella poseyera un Digi Spirit, también estaba presente. El ver aquel pequeño Digimon le trajo recuerdos Rony sobre la época no muy lejana cuando su camarada era también un Pukamon, la verdad eran muy semejantes, posiblemente por ser Digimons, pero eso no evitaría que Rony soltara un comentario…aunque no logro hacerlo por la intromisión de otro Digimon, un Penguinmon, al parecer por su tono y el trato que tenía con la joven y el Pukamon, era una especie de superior. Rony y Carlos, solo podían seguir la conversación como espectadores, puesto al parecer esto era algún asunto con respecto al trabajo de la joven en el restaurante, además el Penguinmon tenía un punto y demostraba ser una buena persona, perdonando las faltas de sus subordinados; aunque cuando tuvieron el tiempo pudieron apoyarla.
-¿¡he?! No, no nos molestaron en absoluto – responde rápido ante las palabras que le dirige el Digimon pingüino – de hecho todo lo contrario fue una charla muy grata, en parte fue nuestra culpa que se distrajera de su trabajo, así que yo debería pedirle disculpas – miente en parte para intentar ayudar a la chica, puesto sabía que cuando algo pasaba en el trabajo era grato tener alguien para apoyarte.
-exacto, la única molestia fue usted, que interrumpió nuestra charla – dice con arrogancia, siguiendo el juego por aburrimiento nomas. Carlos por su parte no comprendía la importancia de un trabajo, ni las emociones que se sentían cuando uno metía la pata, puesto nunca había trabajado en su vida, lo único que había echo era cazar y sobrevivir, o al menos hasta que conoció a Rony, desde entonces los video juegos y películas se le habían sumado a sus actividades. Rony actuó rápidamente ante las palabras de su compañero, sujetándole con fuerza, para taparle la boca evitando que metiera la pata de forma que les echaran del lugar.
-perdón anda algo irritado por no desayunar jejeje –disculpándose con rapidez, y algo apenado, ante el Penguinmon. Obviamente las palabras de Carlos, habían molestado al Digimon, pero por suerte las rápidas disculpas de Rony, lograron apaciguar en gran parte su enojo. Indicando el regreso a sus actividades laborales, la joven se disculpa ante el dúo, una vez que su supervisor se fue; y les solicita un encuentro luego de que su hora laboral hubiera culminado – claro en cuanto terminemos de comer te esperaremos afuera – le responde con una amigable sonrisa, cosa que no se preocupara. Una vez que la joven se fue, Rony soltó a Carlos – casi nos metes en un lio – soltando un suspiro de alivio porque el Penguinmon no los corrió o les hizo alguna maldad…por el momento.
-Solo te estaba siguiendo el juego- refunfuña, mientras regresa a su asiento.
-la próxima hazlo con más delicadeza y menos ganas de provocar una disputa, más si es uno de los encargados de traerte la comida- agrega para tener la última palabra antes de hacer un cambio de tema – por cierto ese Pukamon se parecía mucho a ti en esa etapa ¿estás seguro de que no es algún hermano perdido? Jeje.
-jaja – ríe con sarcasmo – no creo que ese Digimon tenga tanta suerte de volverse un Gizamon…se ve muy blando, yo hubiera enfrentado a ese pájaro – hablando con orgullo sobre el valor y fiereza de su especie…aunque Rony estaba feliz por no haber estado en esa situación, puesto hubieran terminados expulsado del restaurante y como la ciudad no era muy grande, seguro ningún otro lugar los hubiera aceptado, haciendo que perdieran su almuerzo. Así continuaron una charla sobre tema variados y que cambiaba constante mente, mientras esperaban su comida. Durante el mismo tiempo, divisaron de nuevo a al joven, quien volvió para terminar su trabajo de limpieza, fue algo llamativo que no se detuviera a hablarles o saludarles de paso, pero Rony entendía que luego de su enfrentamiento con un superior lo mejor que podía hacer era trabajar duro sin distracciones; por su parte a Carlos le daba igual, no había conocido a esa joven lo suficiente como para llamar la amiga, en lo que a él respecta aún era una desconocida, una novata desconocida, y lo que hiciera le daba igual.
Una vez llegada su orden, Carlos demostraba una mirada de cierta felicidad y ansias por ponerle sus dientes a su pedido, mientras que Rony solo agradeció al mesero y luego de una risa inofensiva al ver la expresión de su camarada, empezó a comer. En cuanto a modales se podría decir que la rana naranja aun le faltaban varios para dejar de ser la bestia salvaje que fue por mucho tiempo, aunque al menos, gracias a su tiempo en e mundo humano viviendo con Rony; ya no ensuciaba todo mientras comía, prácticamente ahora ninguna migaja salía volando ni quedaba en el pato, puesto al terminar siempre lamia las sobras. Una vez terminada su comida y habiendo logrando pagar aunque sea una parte de la misma, puesto ya tenían un trato con Hookmon y sus vecinos, para que ellos les pagaran por las molestias causadas por sus niños; el dúo se retiró del restaurante para dejar que otros clientes pudieran disfrutar de la comida, la hospitalidad y la elegancia del lugar. Obviamente cumpliendo su palabra, los dos individuos no se alejaron del restaurante, encontrando un cómodo lugar en la plaza de enfrente, sobre una banca al lado de unos jardines, donde un cálido y agradable sol les bañaba con sus rayos…un lugar perfecto para esperar luego de una grata comida.
-¿¡he?! No, no nos molestaron en absoluto – responde rápido ante las palabras que le dirige el Digimon pingüino – de hecho todo lo contrario fue una charla muy grata, en parte fue nuestra culpa que se distrajera de su trabajo, así que yo debería pedirle disculpas – miente en parte para intentar ayudar a la chica, puesto sabía que cuando algo pasaba en el trabajo era grato tener alguien para apoyarte.
-exacto, la única molestia fue usted, que interrumpió nuestra charla – dice con arrogancia, siguiendo el juego por aburrimiento nomas. Carlos por su parte no comprendía la importancia de un trabajo, ni las emociones que se sentían cuando uno metía la pata, puesto nunca había trabajado en su vida, lo único que había echo era cazar y sobrevivir, o al menos hasta que conoció a Rony, desde entonces los video juegos y películas se le habían sumado a sus actividades. Rony actuó rápidamente ante las palabras de su compañero, sujetándole con fuerza, para taparle la boca evitando que metiera la pata de forma que les echaran del lugar.
-perdón anda algo irritado por no desayunar jejeje –disculpándose con rapidez, y algo apenado, ante el Penguinmon. Obviamente las palabras de Carlos, habían molestado al Digimon, pero por suerte las rápidas disculpas de Rony, lograron apaciguar en gran parte su enojo. Indicando el regreso a sus actividades laborales, la joven se disculpa ante el dúo, una vez que su supervisor se fue; y les solicita un encuentro luego de que su hora laboral hubiera culminado – claro en cuanto terminemos de comer te esperaremos afuera – le responde con una amigable sonrisa, cosa que no se preocupara. Una vez que la joven se fue, Rony soltó a Carlos – casi nos metes en un lio – soltando un suspiro de alivio porque el Penguinmon no los corrió o les hizo alguna maldad…por el momento.
-Solo te estaba siguiendo el juego- refunfuña, mientras regresa a su asiento.
-la próxima hazlo con más delicadeza y menos ganas de provocar una disputa, más si es uno de los encargados de traerte la comida- agrega para tener la última palabra antes de hacer un cambio de tema – por cierto ese Pukamon se parecía mucho a ti en esa etapa ¿estás seguro de que no es algún hermano perdido? Jeje.
-jaja – ríe con sarcasmo – no creo que ese Digimon tenga tanta suerte de volverse un Gizamon…se ve muy blando, yo hubiera enfrentado a ese pájaro – hablando con orgullo sobre el valor y fiereza de su especie…aunque Rony estaba feliz por no haber estado en esa situación, puesto hubieran terminados expulsado del restaurante y como la ciudad no era muy grande, seguro ningún otro lugar los hubiera aceptado, haciendo que perdieran su almuerzo. Así continuaron una charla sobre tema variados y que cambiaba constante mente, mientras esperaban su comida. Durante el mismo tiempo, divisaron de nuevo a al joven, quien volvió para terminar su trabajo de limpieza, fue algo llamativo que no se detuviera a hablarles o saludarles de paso, pero Rony entendía que luego de su enfrentamiento con un superior lo mejor que podía hacer era trabajar duro sin distracciones; por su parte a Carlos le daba igual, no había conocido a esa joven lo suficiente como para llamar la amiga, en lo que a él respecta aún era una desconocida, una novata desconocida, y lo que hiciera le daba igual.
Una vez llegada su orden, Carlos demostraba una mirada de cierta felicidad y ansias por ponerle sus dientes a su pedido, mientras que Rony solo agradeció al mesero y luego de una risa inofensiva al ver la expresión de su camarada, empezó a comer. En cuanto a modales se podría decir que la rana naranja aun le faltaban varios para dejar de ser la bestia salvaje que fue por mucho tiempo, aunque al menos, gracias a su tiempo en e mundo humano viviendo con Rony; ya no ensuciaba todo mientras comía, prácticamente ahora ninguna migaja salía volando ni quedaba en el pato, puesto al terminar siempre lamia las sobras. Una vez terminada su comida y habiendo logrando pagar aunque sea una parte de la misma, puesto ya tenían un trato con Hookmon y sus vecinos, para que ellos les pagaran por las molestias causadas por sus niños; el dúo se retiró del restaurante para dejar que otros clientes pudieran disfrutar de la comida, la hospitalidad y la elegancia del lugar. Obviamente cumpliendo su palabra, los dos individuos no se alejaron del restaurante, encontrando un cómodo lugar en la plaza de enfrente, sobre una banca al lado de unos jardines, donde un cálido y agradable sol les bañaba con sus rayos…un lugar perfecto para esperar luego de una grata comida.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :232Cuentas :Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :UltimateNivel On Rol de los Digi Aliados :Champion
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Carlos Kooi
Rango: Soldado
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Rony & Carlos
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