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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
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¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
Esto... ¿Y dónde se supone que estamos?- fueron las primeras palabras que pude emitir ante mi sorpresa tras poder observar aquel lugar tan raro.
Pues si no estoy equivocado... Estamos en La Ciudad del Comienzo, en el Mundo de los Digimons- me contestó mi amigo, Leo, quien se encontraba en mi mano derecha, descansando, aunque con los ojos bien abiertos.
Y se llama Ciudad del Comienzo porque... ¿Hay muchos huevos?- pregunté mientras observaba la cantidad y diversidad de huevos que había: a rayas, bicolor, con lunares, de un solo color, tricolor... Había una gran variedad, lo cual complementaba la vista del paisaje bastante bien.
Tenga-kun... ¿Te acuerdas de cuando nos conocimos? Yo nací de un Digihuevo... Los Digimons nacemos de huevos como estos. Esto se llama la Ciudad del Comienzo porque cuando los Digimons morimos, nuestros datos se reorganizan, para formar un Digihuevo y volvemos a la Ciudad, donde podemos renacer- me explicó el bichito diminuto con el que había formado una pequeña amistad desde que nos conocimos... Efectivamente, por arte de magia, mi teléfono se convirtió en un "Digivice", mientras que un huevo cayó en mi mano... Y del que nació Leo, mi compañero Digital. Desde entonces, hemos vivido varias experiencias y combates que nos han fortalecido cada vez más. Y eso me encanta. Pelear contra enemigos fuertes es mi pasión.
Entonces pude observar mi alrededor. El paisaje era una recopilación de lo que parecían ser gomaespuma, camas elásticas y demás materiales presentes en los objetos cotidianos de las habitaciones de los niños humanos. Todo ello conformaba el suelo y las paredes de los "edificios". Las casas parecían de juguetes pero, a lo lejos, parecían divisarse cestas o cunas improvisadad, que estaban rodeadas algunas con las cáscaras de los digihuevos que aún no habían desaparecido.
De los árboles, en lugar de frutas, colgaban juguetes de todos los tamaños, formas y colores. Definitivamente era un lugat extraño pero, para mi sorpresa, me resultaba extrañamente acogedor. Me hacía sentir bien, la verdad. Mientras nos acercábamos a la llamada Ciudad del Comienzo, pude presenciar millones de ojos clavándose en mi y en Friimon. No eran miradas malvadas, sino más bien inocentes, puras, frágiles... Eran miradas de aquellos bebés Digimons que, con curiosidad, nos observaban. Claro, era lógico si veían a un par de extraños entrar en su ciudad.
Entonces... Esto es un Jardín de Infantes... ¿A lo bestia? ¿Quién se encarga de tanto crío?- pregunté mientras que Leo se callaba sin saber qué decir. Estaba claro que debía haber alguien que cuidase de todos los chiquitajos Digimons... ¿No? Quiero decir, son bebés, no pueden defenderse solos...
Pues si no estoy equivocado... Estamos en La Ciudad del Comienzo, en el Mundo de los Digimons- me contestó mi amigo, Leo, quien se encontraba en mi mano derecha, descansando, aunque con los ojos bien abiertos.
Y se llama Ciudad del Comienzo porque... ¿Hay muchos huevos?- pregunté mientras observaba la cantidad y diversidad de huevos que había: a rayas, bicolor, con lunares, de un solo color, tricolor... Había una gran variedad, lo cual complementaba la vista del paisaje bastante bien.
Tenga-kun... ¿Te acuerdas de cuando nos conocimos? Yo nací de un Digihuevo... Los Digimons nacemos de huevos como estos. Esto se llama la Ciudad del Comienzo porque cuando los Digimons morimos, nuestros datos se reorganizan, para formar un Digihuevo y volvemos a la Ciudad, donde podemos renacer- me explicó el bichito diminuto con el que había formado una pequeña amistad desde que nos conocimos... Efectivamente, por arte de magia, mi teléfono se convirtió en un "Digivice", mientras que un huevo cayó en mi mano... Y del que nació Leo, mi compañero Digital. Desde entonces, hemos vivido varias experiencias y combates que nos han fortalecido cada vez más. Y eso me encanta. Pelear contra enemigos fuertes es mi pasión.
Entonces pude observar mi alrededor. El paisaje era una recopilación de lo que parecían ser gomaespuma, camas elásticas y demás materiales presentes en los objetos cotidianos de las habitaciones de los niños humanos. Todo ello conformaba el suelo y las paredes de los "edificios". Las casas parecían de juguetes pero, a lo lejos, parecían divisarse cestas o cunas improvisadad, que estaban rodeadas algunas con las cáscaras de los digihuevos que aún no habían desaparecido.
De los árboles, en lugar de frutas, colgaban juguetes de todos los tamaños, formas y colores. Definitivamente era un lugat extraño pero, para mi sorpresa, me resultaba extrañamente acogedor. Me hacía sentir bien, la verdad. Mientras nos acercábamos a la llamada Ciudad del Comienzo, pude presenciar millones de ojos clavándose en mi y en Friimon. No eran miradas malvadas, sino más bien inocentes, puras, frágiles... Eran miradas de aquellos bebés Digimons que, con curiosidad, nos observaban. Claro, era lógico si veían a un par de extraños entrar en su ciudad.
Entonces... Esto es un Jardín de Infantes... ¿A lo bestia? ¿Quién se encarga de tanto crío?- pregunté mientras que Leo se callaba sin saber qué decir. Estaba claro que debía haber alguien que cuidase de todos los chiquitajos Digimons... ¿No? Quiero decir, son bebés, no pueden defenderse solos...
Re: ¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
Souta
-¡Oye! ¡Regresa! -Exclamé mientras corría detrás de un Pagumon que se estaba alejando del resto de bebés. Me lancé sobre el bicho ese, pero fue rápido y me evadió, dejándome caer de lleno al suelo. Gruñí en respuesta y seguí la persecusión sin siquiera molestarme en limpiar mis bermudas ahora llenas de tierra.
-¡Soutaniichan! ¿Estás bien? -Escuché a Tinkermon a lo lejos, pero no parecía tener intenciones de ayudarme a atrapar a Pagumon. Por el contrario, parecía divertida con la situación. -¿Necesitas ayuda? -Continuó con un tono cantarín y una sonrisa burlona que sólo buscaban provocarme más. Gracias al tiempo que hemos estado pasando juntos, puedo decir que me conoce mejor que yo, y sabe perfectamente lo que más me molesta cuando algo va fallando.
-Por supuesto que no. -Me negué de inmediato y me acuclillé, apoyándome ligeramente sobre las yemas de mis dedos para tomar un mejor equilibrio. -Soy un apuesto genio. -Me jacté con una sonrisa ladina, y esperé a que Pagumon notara que no lo estaba persiguiendo ya.
El digimon, efectivamente, se detuvo y se percató de que me encontraba en reposo. Mi postura no denotaba cansancio, pero era bastante obvio que trataba de provocar al rebelde crío para que se atreviera a regresar. El digimon parecía haberse molestado más de lo que había calculado, y me removí al ver que estaba preparando alguna especie de ataque desde su boca.
-¡Souta-niichan! -Escuché la voz alarmante de Tinkermon y caí de sentón. Pagumon había soltado una asquerosa burbuja verdosa que parecía ser nociva. Me había resignado a ser atacado, no podía huir a tan corta distancia, por lo que suspiré cerrando los ojos. Para mi sorpresa, la burbuja nunca llegó a mí.
Al abrir mis cerúleos ojos, me encontré con un bastante relajado Pawn Chessmon negro, que tenía su lanza en donde se suponía estaría la burbuja unos segundos antes.
-Ahora tenemos una juventud problemática, ¿eh? -Tragué saliva ante la viril voz que se dejó escuchar. Yo la conocía, la conocía mejor que nadie en cualquier mundo. Alcé los ojos, y me encontré con un hombre de cabellos y ojos tan azules como el océano sosteniendo al Pagumon que había estado persiguiendo con tanta pasión. Él parecía tan sorprendido de encontrar su mirada con la mía, por lo que no me vi en la necesidad de retroceder. Sin embargo, ninguno lograba soltar palabras para intercambiar.
-¡Soutaniichan! -Tinkermon voló hasta posarse en mi hombro, y miró como fiera al chico que sostenía al bebé. -¡No interfieras en nuestr-!
-Tink. -Interrumpí a mi compañera con una voz grave, que no pretendía ocultar la seriedad del asunto. -Está bien. -Me puse en pie como si nada, y me limpié la tierra de la cadera para abajo, completa y sinceramente dispuesto a retirarme sin decir algo. Escuché a Tinkermon susurrar niichan, pero hice caso omiso de ello.
-¿Ahora no saludarás a tu hermano? -El hombre de cabellera azul, Shunsuke, finalmente trató de romper la tensión. Lo miré de reojo, para después prestarle atención de pies a cabeza. Vestía de un blanco impecable, con ropas dignas de un príncipe. Sabía que él era de aquellos privilegiados en el mundo digital, pero era algo incómodo encontrarlo frente a frente.
-Aquí no eres mi hermano, eres un veterano. -Lo corregí. Shunsuke era mi hermano mayor, sí, pero no podía permitirme verlo así en un mundo tan competitivo como el digital. El verlo como mi hermano mayor era un impedimento; me sentiría cada vez más protegido de ser así, debía ser fuerte por mi cuenta. -¿No deberías estar cuidando a Lady Le-?
-Estás bien informado por lo que veo, Souta. -El tono sarcástico de mi hermano no era una buena señal. Significaba que estaba tocando terreno frágil.
-No pierdo mi tiempo aquí. -Contesté vagamente y me acerqué al hombre para arrebatarle al travieso bicho de las manos. -¿Qué haces en lugares tan...? -Quería terminar la oración, pero no encontraba la palabra lo suficientemente elocuente para ser pronunciada. Sólo se me ocurrían cosas como aburrido, o simple. No entendía por qué alguien con semejante poder estaría en las zonas iniciales.
-Mi jefa pidió un tiempo a solas. -Me respondió con el mismo tono vago que yo le ofrecí. Era notorio que éramos parientes gracias a eso, nuestros modos tan similares hacían de lado las diferencias en apariencia que teníamos. -¿Trabajas aquí?
La conversación siguió de una manera incómoda gracias a la atmósfera que había creado, pero obtuvimos respuestas a lo que necesitábamos. Le expliqué que necesitaba dinero para sobrevivir dentro del mundo digital, y que era un trabajo simple y sencillo, pero lo dejaría cuando encontrase algo mejor. Tinkermon se mantuvo callada todo el rato, probablemente sorprendida por el hecho de finalmente conocer a mi hermano mayor. No le tomé mucha importancia, a menos que Tink dejara de brillar debería preocuparme, pero como era el caso contrario, todo debería ir bien.
Dejamos a Pagumon en la cerca donde debían estar jugando todos los recién nacidos, y donde nacían diariamente los DigiTama recolectados. No era el único trabajador en el lugar, así que me di el lujo de seguir el consejo de Shunsuke y decidí buscar Tamer recién llegados, los cuales eran algo común por el área sin alguna razón aparente.
-N-No tienes que seguirnos. -Protesté con un volúmen ligeramente elevado y molesto. Habíamos recorrido un tramo considerable, y Shunsuke seguía sin apartarse de nosotros. A pesar de mis objeciones, Shunsuke fingía no escucharme mientras tarareaba una canción. Usualmente admiraba todo respecto a mi hermano mayor, pero era molesto que los bebés de los árboles y alrededores le siguieran la tonada aún cuando no la sabían. Parecía algo desentonado, y caótico, frustrante.
- OFF:
- Para ir a la ficha de Shunsuke, hacer click aquí
Re: ¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
-Esas voces... ¿Quien esta ahí? ¿Por que no puedo ver nada? Estoy sumergida en una gran y absoluta oscuridad. ¿Que hago aquí?- Tantas preguntas y sin una sola respuesta, el aroma se encontraba en todo mi alrededor, un extraño olor a muerte en donde a lo lejos de la gran inmensa oscuridad podía ver una pequeña luz, tan diminuta como una luciérnaga que bailaba de una lado a otro. Sin poder moverme con gran libertad comencé a gatear lentamente hasta llegar al punto de poder observar muy de cerca a aquella extraña luz...
Al llegar a un punto nulo todo se comenzó a volver luz, la habitación en donde me encontraba se encontraba repleta de destellos, unos mas brillantes que otros, las paredes eran como de cristal mientras que en ellas mi reflejo se hacia visible. Llevaba aquel vestido largo de azul oscuro con mangas largas, en ese momento comencé a recordar cuando me encontraba dentro de mi armario, tratando de desconectarme del mundo que me rodeaba, pero era cierto, todo parecía indicar que ya no me encontraba en mi mundo, todo esto era tan real, como si pudiera tocar todo lo que me rodeara.
En un instante me quede fijamente mirando mi reflejo en aquella pared de cristal iluminado, donde lentamente comencé a cercarme mientras que una sombra detrás mió comenzaba a reírse y acercarse a mi -Pero mira que linda chica me han dejado. Mmh! se que me divertiré mucho contigo, gracias a ti podre ser libre otra vez- Decia una extraña figura que se posaba detrás mio mientras acariciaba mi largo cabello -Quien eres tu?- Pregunte sin miedo a aquella figura femenina lo que parecía ser una especie de ángel con un atuendo un tanto extraño, negro y con ojos rojos, obviamente alguien oscuro... -Todo a su tiempo mi niña todo a su tiempo- Aquel extraño ser tomo mis manos dejando algo, un dispositivo un tanto extraño... Y de la nada desapareció... Al momento todos los espejos comenzaron a quebrarse rompiendo toda la habitación. Lleve mis manos a mi cabeza esperando que ningún cristal cayera encima mio ya que sería devastador que alguno se enterrara en alguna extremidad de mi cuerpo...
Luego de un gran grito y carcajeadas abrí mis ojos, parecía como si todo se había tratado de un simple sueño, una visión muy real. Mi visión se encontraba un poco borrosa, mientras levemente se iba aclarando sentí como unas pequeñas burbujas re rompían en mi rostro y en mis piernas tenía un peso extra... Mis ojos se encontraban repuestos y pude ver que me encontraba sentada debajo de un gran árbol y sobre mis piernas se encontraba un extraño ser -Te encuentras bien? Tu rostro parecía tener una expresión como si estuvieras soñando una pesadilla- Dijo el pequeño que se encontraba encima mio lanzando pequeñas burbujas de su boca.
-En donde estoy?- Fue lo que pregunte inmediatamente -Estas en el Digimundo, mi nombre es Chocomon- Las palabras de aquel pequeñín parecían ser reales, este no se trataba de otro sueño -El Digimundo dices?- Me levante tomando en mis brazos al pequeño, para después mirar a mi alrededor buscando algo conocido, pero el ser que tenía en mis brazos parecía tener razón, ya no me encontraba en mi mundo si no en el Digimundo...
Al llegar a un punto nulo todo se comenzó a volver luz, la habitación en donde me encontraba se encontraba repleta de destellos, unos mas brillantes que otros, las paredes eran como de cristal mientras que en ellas mi reflejo se hacia visible. Llevaba aquel vestido largo de azul oscuro con mangas largas, en ese momento comencé a recordar cuando me encontraba dentro de mi armario, tratando de desconectarme del mundo que me rodeaba, pero era cierto, todo parecía indicar que ya no me encontraba en mi mundo, todo esto era tan real, como si pudiera tocar todo lo que me rodeara.
En un instante me quede fijamente mirando mi reflejo en aquella pared de cristal iluminado, donde lentamente comencé a cercarme mientras que una sombra detrás mió comenzaba a reírse y acercarse a mi -Pero mira que linda chica me han dejado. Mmh! se que me divertiré mucho contigo, gracias a ti podre ser libre otra vez- Decia una extraña figura que se posaba detrás mio mientras acariciaba mi largo cabello -Quien eres tu?- Pregunte sin miedo a aquella figura femenina lo que parecía ser una especie de ángel con un atuendo un tanto extraño, negro y con ojos rojos, obviamente alguien oscuro... -Todo a su tiempo mi niña todo a su tiempo- Aquel extraño ser tomo mis manos dejando algo, un dispositivo un tanto extraño... Y de la nada desapareció... Al momento todos los espejos comenzaron a quebrarse rompiendo toda la habitación. Lleve mis manos a mi cabeza esperando que ningún cristal cayera encima mio ya que sería devastador que alguno se enterrara en alguna extremidad de mi cuerpo...
Luego de un gran grito y carcajeadas abrí mis ojos, parecía como si todo se había tratado de un simple sueño, una visión muy real. Mi visión se encontraba un poco borrosa, mientras levemente se iba aclarando sentí como unas pequeñas burbujas re rompían en mi rostro y en mis piernas tenía un peso extra... Mis ojos se encontraban repuestos y pude ver que me encontraba sentada debajo de un gran árbol y sobre mis piernas se encontraba un extraño ser -Te encuentras bien? Tu rostro parecía tener una expresión como si estuvieras soñando una pesadilla- Dijo el pequeño que se encontraba encima mio lanzando pequeñas burbujas de su boca.
-En donde estoy?- Fue lo que pregunte inmediatamente -Estas en el Digimundo, mi nombre es Chocomon- Las palabras de aquel pequeñín parecían ser reales, este no se trataba de otro sueño -El Digimundo dices?- Me levante tomando en mis brazos al pequeño, para después mirar a mi alrededor buscando algo conocido, pero el ser que tenía en mis brazos parecía tener razón, ya no me encontraba en mi mundo si no en el Digimundo...
Re: ¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
Bueno lo que yo quiero saber es cómo regresar a mi casa... ¡Tengo cosas importantes que hacer!- dije mientras observaba a mi pequeño compañero que reía ante lo que acababa de decir, tapando su pequeña boca con la extrala extensión que era su cuerpo alargado que actuaba como pie, mano y cola, dependiendo de la situación.
¿Cosas que hacer, Tenga-kun? ¿Qué cosas tiene que hacer un tipo que busca peleas como tú?- ese maldito enano... ¡Se estaba riendo de mí!
Naaani? ¿Dices que no tengo nada que hacer, zampabollos? Que lo único que haces tú es comerte mi comida, ¡so tragón!- le contesté, profirienfo después un sonoro "tsk"
Efectivamente, eso es lo que he dicho. Y me como la comida que prepara tu querida hermanita, no la tuya.- noté un cierto sarcasmo en la palabra "hermanita". Leo ya sabía que mi hermana resultaba ser adoptada, puesto que se quedó sin sus padres a una corta edad. Sus padres biológicos eran muy amigos de los míos y ellos eran sus padrinos, por lo que cuando murieron, pasó a ser responsabilidad nuestra. Realmente yo la veía como mi hermana pequeña y le prometí ser el mejor hermano mayor del mundo... Aún intento cumplir esa tarea. Sin embargo, Leo decía las palabras "hermanita" y "onee-chan" en un tono muy distinto... Sabiendo que eso me fastidiaba enormemente.
Baka yaro!, deja tu mente pervertida y pedófila a un lado. Te voy a quitar el anime ecchi!!!- tan sólo de pensar n una pizca de lo que podría estar pensando mi compañero Digimon, me producía escalofríos cuanto menos...- maldito lolicon....
Dejando eso a un lado, ya que no podemos salir de aquí... Lo mejor será que demos una vuelta, a ver qué encontramos- me dijo, obviando el tema y subiendose a mi cabeza pelirrosa mientras yo suspiraba, y me llevaba mis manos a los bolsillos, comenzando a caminar entonces, internándome en la Ciudad del Comienzo.
Encima no lo niega... Kami-sama, dame fuerza
Mientras proseguíamos nuestro camino, pudimos divisar bajo un árbol cercano, una figura que parecía humana. Se trataba de una chica bonita que vestía elegantemente o, al menos, más elegante de lo que yo lo hacía... Aunque claro, nunca me había interesado ese aspecto de mi persona, la verdad. Sin embargo, me acerqué a ella. Se podría decir que era la primera persona que conocía en el Mundo Digital... Así que supongo que estaría bien, presentarse... Digo yo, vamos. Cuando me acerqué a ella, aún con mis manos en los bolsillos y a Friimon, alias Leo, en mi cabeza, pude comprobar que ella también tenía un "Digimon bolita", como yo los llamaba. Este era de color marrón parecía ser y tenía la boca húmeda, algo que me pareció extraño, la verdad. Cuando ya me encontraba lo suficientemente cerca de ella, pude observar que poseía un largo cabello castaño y unos adorables ojos de color púrpura. También noté que era algo delgada y poseía una cara de una niña más joven de lo que realmente parecía ser, por su complexión y su estatura... Es decir, que parecía mucho más joven de lo que era. Se veía a simple vista que era deportista también, al menos, parecía tener un cuerpo tonificado en cierta medida. Mi primera impresión es que no estaba nada mal...
Ohaiyou gozaimasu, parece que nosotros no somos los únicos que hemos acabado aquí ¿eh? Jejeje- dije amistosamente, saludando con una mano, seguido de Leo, quien levantó su cola de serpiente... O lo que se supone que fuese eso que tenía. Entonces miré hacia los lados y pude ver miles de ojos clavándose en nosotros cuatro, divisando algunos Digimons bebés por la zona- Vaya, nunca pensé que vería tanto enano suelto en mi vida- dije llevándome la mano con la que había saludado a mi cuello y fijándome en todas y cada una de las formas de vida que nos observaban y que, obviamente, podía visualizar al no encontrarse escondidas. Mi pelo rosado se movía al son de la brisa que soplaba en ese preciso instante, una brisa realmente refrescante, como una brisa mañanera, que te va despertando poco a poco, sin prisas, sin molestia, mientras la disfrutas y das los buenos días a una nueva jornada.
¿Cosas que hacer, Tenga-kun? ¿Qué cosas tiene que hacer un tipo que busca peleas como tú?- ese maldito enano... ¡Se estaba riendo de mí!
Naaani? ¿Dices que no tengo nada que hacer, zampabollos? Que lo único que haces tú es comerte mi comida, ¡so tragón!- le contesté, profirienfo después un sonoro "tsk"
Efectivamente, eso es lo que he dicho. Y me como la comida que prepara tu querida hermanita, no la tuya.- noté un cierto sarcasmo en la palabra "hermanita". Leo ya sabía que mi hermana resultaba ser adoptada, puesto que se quedó sin sus padres a una corta edad. Sus padres biológicos eran muy amigos de los míos y ellos eran sus padrinos, por lo que cuando murieron, pasó a ser responsabilidad nuestra. Realmente yo la veía como mi hermana pequeña y le prometí ser el mejor hermano mayor del mundo... Aún intento cumplir esa tarea. Sin embargo, Leo decía las palabras "hermanita" y "onee-chan" en un tono muy distinto... Sabiendo que eso me fastidiaba enormemente.
Baka yaro!, deja tu mente pervertida y pedófila a un lado. Te voy a quitar el anime ecchi!!!- tan sólo de pensar n una pizca de lo que podría estar pensando mi compañero Digimon, me producía escalofríos cuanto menos...- maldito lolicon....
Dejando eso a un lado, ya que no podemos salir de aquí... Lo mejor será que demos una vuelta, a ver qué encontramos- me dijo, obviando el tema y subiendose a mi cabeza pelirrosa mientras yo suspiraba, y me llevaba mis manos a los bolsillos, comenzando a caminar entonces, internándome en la Ciudad del Comienzo.
Encima no lo niega... Kami-sama, dame fuerza
Mientras proseguíamos nuestro camino, pudimos divisar bajo un árbol cercano, una figura que parecía humana. Se trataba de una chica bonita que vestía elegantemente o, al menos, más elegante de lo que yo lo hacía... Aunque claro, nunca me había interesado ese aspecto de mi persona, la verdad. Sin embargo, me acerqué a ella. Se podría decir que era la primera persona que conocía en el Mundo Digital... Así que supongo que estaría bien, presentarse... Digo yo, vamos. Cuando me acerqué a ella, aún con mis manos en los bolsillos y a Friimon, alias Leo, en mi cabeza, pude comprobar que ella también tenía un "Digimon bolita", como yo los llamaba. Este era de color marrón parecía ser y tenía la boca húmeda, algo que me pareció extraño, la verdad. Cuando ya me encontraba lo suficientemente cerca de ella, pude observar que poseía un largo cabello castaño y unos adorables ojos de color púrpura. También noté que era algo delgada y poseía una cara de una niña más joven de lo que realmente parecía ser, por su complexión y su estatura... Es decir, que parecía mucho más joven de lo que era. Se veía a simple vista que era deportista también, al menos, parecía tener un cuerpo tonificado en cierta medida. Mi primera impresión es que no estaba nada mal...
Ohaiyou gozaimasu, parece que nosotros no somos los únicos que hemos acabado aquí ¿eh? Jejeje- dije amistosamente, saludando con una mano, seguido de Leo, quien levantó su cola de serpiente... O lo que se supone que fuese eso que tenía. Entonces miré hacia los lados y pude ver miles de ojos clavándose en nosotros cuatro, divisando algunos Digimons bebés por la zona- Vaya, nunca pensé que vería tanto enano suelto en mi vida- dije llevándome la mano con la que había saludado a mi cuello y fijándome en todas y cada una de las formas de vida que nos observaban y que, obviamente, podía visualizar al no encontrarse escondidas. Mi pelo rosado se movía al son de la brisa que soplaba en ese preciso instante, una brisa realmente refrescante, como una brisa mañanera, que te va despertando poco a poco, sin prisas, sin molestia, mientras la disfrutas y das los buenos días a una nueva jornada.
Re: ¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
Souta
-Shunsuke, ¿quieres callarte? -Hablé con un volumen bastante elevado y un tono tosco. Comenzaba a sentirme irritado, no por el peliazul, sino por los digimon que trataban de seguirle el paso a la canción. En realidad, comprendía que los bebés le siguieran el juego, su voz era melodiosa y carismática, pero si escuchaba otro grito desafinado iba a explotar.
-¿Ah? ¿No me llamarás Shunoniichan? -Mi hermano me miró sorprendido, e incluso podía ver el genuino dolor en sus ojos. Me removí tartamudeando ante aquello. No era mi intención herirlo, pero prefería no relacionarme como su hermano menor en el mundo digital. No debía ser un protegido, mucho menos de alguien encargado de cuidar a la heredera de la reina de las máquinas.
-Ah… Yo… -No sabía qué decir. Comenzaba a perder el ritmo de mis pasos, y tropecé con una roca en el camino al mismo tiempo que Tinkermon comenzó a volar para no caer desde mi hombro. Shun soltó una carcajada, me había engañado. Me dispuse a protestar, pero me vi interrumpido por la voz de Tinkermon.
-Soutaniichan -Me llamó la pequeña hada al señalar un par de tamers con bebés en junto a ellos. Suspiré de alivio al haberme salvado de la vergonzosa situación anterior. Me puse en pie y nuevamente me limpié la tierra. A aquél paso, terminaría echando a perder mi ropa… Y con tan poco dinero, no era algo conveniente.
El chico se veía bastante relajado, así que no debía preocuparme. Solo debía responder dudas, y ta-chán, trabajo completo. La chica, por otro lado, se veía desorientada en sobremanera, y eso me traía más cosas por hacer. Además de sus expresiones corporales, podía fijarme en que sus ropas eran extrañas. Parecía una muñeca sacada de una de esas tétricas tiendas góticas.
-Mira, Souta, tu fuerte. -Canturreó el mayor. Sabía bien que me estaba provocando, él conocía mejor que nadie mi problema con las mujeres. -Anda, tienes trabajo por hacer. -Me dedicó una sonrisa de dientes, que no pretendía esconder sus cínicos fines, incitándome a hablarle a los novicios. Apreté los dientes, y me dirigí con paso pesado al singular par.
-Ahm… -Me ajusté la voz, para llamar la atención del dúo. Quería decir algo, pero las palabras no me nacían.
-¡Bienvenidos! -Tinkermon saltó de mi cabeza, y lució sus doradas alas al posarse a la vista de los dos tamer. Amaba que siempre sabía dónde intervenir, para no hacerme parecer un payaso. Tink era una buena compañera, y sonreí ante tal pensamiento.
-¿Necesitan ayuda? -Pregunté con aires más relajados. -Mi nombre es Mochizuki, y también soy un tamer. -Hice una ligera reverencia, como aquellos empleados de tiendas departamentales en Akiba.
-¡Qué coincidencia! Mi nombre también es Mochizuki. -Shunsuke se posó detrás de mí con brazos cruzados. Llevé una mano a mi cara, denotando frustración, al verlo ahora tratarme como un desconocido.
-Shun… -Su Pawn Chessmon parecía comprenderme, pero no le notaba intenciones de ayudarme en algún momento.
Re: ¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
Mientras escuchaba las palabras del pequeño ser que tenía entre mis brazos mire nuevamente a mi alrededor buscando otra forma de vida que no fueran estos seres a los que se les catalogaba como Digimon. Observando un poco mas al pequeño entre mis brazos pude ver que mostraba una cara muy tierna para algunas personas, pero por el echo de estos no me iba a fiar de el o ella, o lo que fuera que sea. -Cual es tu nombre?- Pregunto el pequeñín mientras me miraba con un rostro alegre y lleno de lución, como la mirada de un pequeño, la cual no muestra maldad alguna... -Mi nombre es Haruhi- Dije seria levantando mi mirada al cielo...
Sin esperar mucho tiempo lo que parecía ser otro chico llegaba a donde me encontraba ciertamente todos aquí en el Digimundo parecían confiarse de hablar con cualquiera, algo a lo que no estaba del todos acostumbrada ya que la etiqueta siempre fue lo primero. Sin poder decir algo comencé a escuchar lo que el chico que tenía justo en frente tenía para decir, prestando algo de atención a sus palabras mientras este me cuestionándome de pronto. Tal parecía que este chico también se encontraba acompañado de otro Digimon -Tu también tienes uno que te acompaña- observe detenidamente al ser que llevaba consigo -Si bien en este lugar hay muchos de ellos- Lleve la mirada nuevamente al pequeño que tenía entre mis brazos el cual dio un gran salto al suelo -Así es, es aquí donde nacemos tooooodos los Digimons, esta es la Ciudad del Comienzo donde su nombre lo dice, comienza nuestra vida- El pequeño Digimon café parecía un tanto energético y feliz se ver a tanta gente... -Ciudad del comienzo?- Lleve una de mis manos a mi cabeza y solté un gran suspiro tras escuchar las palabras del Digimon.
Si bien nunca había sido buena con los bebes ahora me encontraba rodeada de infinidad de estos, todos con algo en común, un gran rostro lleno de ilusión y sueños -Alguien debe estar a cargo de tantos bebes como ustedes o simplemente andan por ahí solos?- Si algo para mi en este momento era que todo lo queme rodeaba estaba siendo completamente nuevo para mi, sin saber absolutamente nada, ni de como había terminado en esta zona. Lo ultimo que recordaba eran las zonas oscuras en un principio...
Sin poder extenderme tanto llegaron mas bebes Digimon acompañados de otro grupo. Esta ocasión un Humano se acerco a saludarnos cuestionando si necesitábamos algo -Estoy bien, pero gracias- Fue mi respuesta a esta cuestión, si bien no tenía idea de lo que me esperaba, pero algo podía saber en este momento, me encontraba sola. No me planeaba quedar mucho en el grupo de esos chicos, puesto que no acostumbraba compartir pensamientos ni mucho menos andar acompañada de otras personas a menos que así lo deseara.
-No quiero ser grosera, pero quienes son todos ustedes y que hacen aquí?- Llego un punto donde muchos pensamientos se hicieron visibles en mi mente para después soltar una pregunta, si ahora era mi turno de cuestionar algo esperando que respondieran el por que del todo...
Sin esperar mucho tiempo lo que parecía ser otro chico llegaba a donde me encontraba ciertamente todos aquí en el Digimundo parecían confiarse de hablar con cualquiera, algo a lo que no estaba del todos acostumbrada ya que la etiqueta siempre fue lo primero. Sin poder decir algo comencé a escuchar lo que el chico que tenía justo en frente tenía para decir, prestando algo de atención a sus palabras mientras este me cuestionándome de pronto. Tal parecía que este chico también se encontraba acompañado de otro Digimon -Tu también tienes uno que te acompaña- observe detenidamente al ser que llevaba consigo -Si bien en este lugar hay muchos de ellos- Lleve la mirada nuevamente al pequeño que tenía entre mis brazos el cual dio un gran salto al suelo -Así es, es aquí donde nacemos tooooodos los Digimons, esta es la Ciudad del Comienzo donde su nombre lo dice, comienza nuestra vida- El pequeño Digimon café parecía un tanto energético y feliz se ver a tanta gente... -Ciudad del comienzo?- Lleve una de mis manos a mi cabeza y solté un gran suspiro tras escuchar las palabras del Digimon.
Si bien nunca había sido buena con los bebes ahora me encontraba rodeada de infinidad de estos, todos con algo en común, un gran rostro lleno de ilusión y sueños -Alguien debe estar a cargo de tantos bebes como ustedes o simplemente andan por ahí solos?- Si algo para mi en este momento era que todo lo queme rodeaba estaba siendo completamente nuevo para mi, sin saber absolutamente nada, ni de como había terminado en esta zona. Lo ultimo que recordaba eran las zonas oscuras en un principio...
Sin poder extenderme tanto llegaron mas bebes Digimon acompañados de otro grupo. Esta ocasión un Humano se acerco a saludarnos cuestionando si necesitábamos algo -Estoy bien, pero gracias- Fue mi respuesta a esta cuestión, si bien no tenía idea de lo que me esperaba, pero algo podía saber en este momento, me encontraba sola. No me planeaba quedar mucho en el grupo de esos chicos, puesto que no acostumbraba compartir pensamientos ni mucho menos andar acompañada de otras personas a menos que así lo deseara.
-No quiero ser grosera, pero quienes son todos ustedes y que hacen aquí?- Llego un punto donde muchos pensamientos se hicieron visibles en mi mente para después soltar una pregunta, si ahora era mi turno de cuestionar algo esperando que respondieran el por que del todo...
Re: ¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
Más pronto que tarde, fuimos rodeados por una multitud de Digimons bebé. Parecían ser bastante curiosos, eso estaba claro. El Digimon, también un enano, que poseía esa chica entre sus brazos parecía bastante energético, explicando que la ciudad en la que nos encontrábamos, La Ciudad del Comienzo, era el lugar donde nacían todos y cada uno de los Digimons. Ante la respuesta del pequeño de color marrón, Leo y yo nos mirábamos confusos, ya que el comienzo de la amistad que nos mantenía pegados como un chicle a una pared era bien distinta.
Bueno... Desde nuestra experiencia, los Digimons no siempre nacen en la Ciudad del Comienzo...- dije rascando mi barbilla, señalando luego a la pequeña forma de vida que me acompañaba normalmente.
Yo nací en el Mundo Humano. De hecho caí en forma de Digihuevo sobre mi compañero... Casi le aplasto... mencionó mi pequeño amigo mientras miraba al Digimon que se encontraba con la chica.
Bueno, que eras un huevo. Algo más grande de lo normal, pero un huevo al fin y al cabo. Tampoco creo que me fueses a matar...- me reí ante la mala broma que acababa de decir, fijándome en que un nuevo grupo, seguido de más bebés, apareció ante nosotros. El grupo lo formaban dos chicos, una niña en miniatura y una especie de caballero, también en versión pequeña... Aunque no tanto como la niña. Uno de los chicos era un chico rubio, probablemente más joven que yo, de ojos azules enormes. Tenía el pelo alborotado, como si hubiese metido los dedos en un enchufe... Aunque quizás yo no fuese el más adecuado para decir o pensar eso... También pude fijarme que era bastante bajito, de una estatura parecida a las chicas de su edad... Supongo que es cosa de genética. El otro chico era algo más alto que el primero, con el cabello y los ojos azulados. Se notaba que era más maduro, lo cual lo hacía más apuesto... Si me interesasen los hombres, quiero decir. También vestía de una forma más elegante que el primero, el chico rubio. Aunque he de decir que se daban cierto aire... Parecían familiares.
Esto parece haberse convertido en una reunión de tipos raros y sus monstruos cabezones...
Sabes que tu eres uno de esos "monstruos cabezones", ¿verdad?- pregunté, burlándome de mi compañero, que asentía suspirando de mala gana. Entonces, cuando la muchacha preguntó quiénes eramos y qué es lo que hacíamos allí, respondí sin dar muchos rodeos- Me llamo Hajime Tenga, pero puedes llamarme Tenga. Soy lo que se supone que es un Tamer- dije mostrando lo que se suponía que era una especie de teléfono móvil... Aunque fuese realmente lo que se conocía como Digivice o Dispositivo Digital- y este enano de aquí es Friimon, pero yo le llamo Leo. Es mi compañero Digimon y me cayó del cielo... Literalmente hablando- dije, estirando uno de los mofletes del pequeño bicho que se había subido encima de uno de mis hombros-- respecto a qué hacemos aquí... No te lo podemos decir... Principalmente porque no lo sabemos. Pasaron muchas muchas cosas y terminamos aquí, inexplicablemente. No entiendo cómo funciona el Mundo Digital, si te soy sincero.- me encogí de hombros restándole importancia, aunque quería salir de allí cuanto antes. Tenía una hermana que me estaba esperando en casa y debía ir con ella. Pero eso a esta gente no les interesaba...
Por cierto, ese bicho diminuto que te acompaña, Mochizuki... ¿Se puede comer?- preguntó inocentemente Leo, a lo que yo reaccioné agarrándolo de su cola, colocándole boca abajo y mirándole directamente a los ojos. Era algo así como su castigo cada vez que se portaba mal.
Pero mira que eres bruto...- nuevamente, yo no era el más adecuado para decir eso, siempre arreglaba los problemas a golpes... Claro que, era una de las soluciones más efectivas si una persona se peleaba con otra o, incluso, si la intimidaba. Había evitado algún que otro caso de bullying en su instituto gracias a eso... Pero bueno, una buena regañina a Leo bastará por ahora...
Mira quien habla, el perro boxeador...- puyita recibida, muchas gracias Leo. Eres siempre tan amable... Ante la frase de Leo, me disculpe suspirando y mirando al resto del grupo.
Perdonadle, aún es un bebé...
Bueno... Desde nuestra experiencia, los Digimons no siempre nacen en la Ciudad del Comienzo...- dije rascando mi barbilla, señalando luego a la pequeña forma de vida que me acompañaba normalmente.
Yo nací en el Mundo Humano. De hecho caí en forma de Digihuevo sobre mi compañero... Casi le aplasto... mencionó mi pequeño amigo mientras miraba al Digimon que se encontraba con la chica.
Bueno, que eras un huevo. Algo más grande de lo normal, pero un huevo al fin y al cabo. Tampoco creo que me fueses a matar...- me reí ante la mala broma que acababa de decir, fijándome en que un nuevo grupo, seguido de más bebés, apareció ante nosotros. El grupo lo formaban dos chicos, una niña en miniatura y una especie de caballero, también en versión pequeña... Aunque no tanto como la niña. Uno de los chicos era un chico rubio, probablemente más joven que yo, de ojos azules enormes. Tenía el pelo alborotado, como si hubiese metido los dedos en un enchufe... Aunque quizás yo no fuese el más adecuado para decir o pensar eso... También pude fijarme que era bastante bajito, de una estatura parecida a las chicas de su edad... Supongo que es cosa de genética. El otro chico era algo más alto que el primero, con el cabello y los ojos azulados. Se notaba que era más maduro, lo cual lo hacía más apuesto... Si me interesasen los hombres, quiero decir. También vestía de una forma más elegante que el primero, el chico rubio. Aunque he de decir que se daban cierto aire... Parecían familiares.
Esto parece haberse convertido en una reunión de tipos raros y sus monstruos cabezones...
Sabes que tu eres uno de esos "monstruos cabezones", ¿verdad?- pregunté, burlándome de mi compañero, que asentía suspirando de mala gana. Entonces, cuando la muchacha preguntó quiénes eramos y qué es lo que hacíamos allí, respondí sin dar muchos rodeos- Me llamo Hajime Tenga, pero puedes llamarme Tenga. Soy lo que se supone que es un Tamer- dije mostrando lo que se suponía que era una especie de teléfono móvil... Aunque fuese realmente lo que se conocía como Digivice o Dispositivo Digital- y este enano de aquí es Friimon, pero yo le llamo Leo. Es mi compañero Digimon y me cayó del cielo... Literalmente hablando- dije, estirando uno de los mofletes del pequeño bicho que se había subido encima de uno de mis hombros-- respecto a qué hacemos aquí... No te lo podemos decir... Principalmente porque no lo sabemos. Pasaron muchas muchas cosas y terminamos aquí, inexplicablemente. No entiendo cómo funciona el Mundo Digital, si te soy sincero.- me encogí de hombros restándole importancia, aunque quería salir de allí cuanto antes. Tenía una hermana que me estaba esperando en casa y debía ir con ella. Pero eso a esta gente no les interesaba...
Por cierto, ese bicho diminuto que te acompaña, Mochizuki... ¿Se puede comer?- preguntó inocentemente Leo, a lo que yo reaccioné agarrándolo de su cola, colocándole boca abajo y mirándole directamente a los ojos. Era algo así como su castigo cada vez que se portaba mal.
Pero mira que eres bruto...- nuevamente, yo no era el más adecuado para decir eso, siempre arreglaba los problemas a golpes... Claro que, era una de las soluciones más efectivas si una persona se peleaba con otra o, incluso, si la intimidaba. Había evitado algún que otro caso de bullying en su instituto gracias a eso... Pero bueno, una buena regañina a Leo bastará por ahora...
Mira quien habla, el perro boxeador...- puyita recibida, muchas gracias Leo. Eres siempre tan amable... Ante la frase de Leo, me disculpe suspirando y mirando al resto del grupo.
Perdonadle, aún es un bebé...
Re: ¿Jardín de Infantes? ¿En el Mundo Digimon? [Libre]
Tinkermon
No podía dejar morir a mi compañero de una forma tan tonta, como intimidado por una muñeca de tamaño humano. ¡En algún momento debía de dejar de darle importancia! Souta era muy diferente a su hermano en ese aspecto. Claro que era la primera vez que lo veía en persona, pero por cómo Souta hablaba de él, podía concluir que se trataba de un hombre bastante versátil. Aún y cuando llevaba viéndolo alrededor de 5 minutos, su porte era tan seguro de sí mismo que intimidaba. Se sentía la experiencia que tenía con sólo pasar cerca de él.
-¿Bicho? ¡Me ha dicho bicho! -Mostré las garras al digimon que había dicho aquello, adelantándome hacia él. -¡Hada! ¡Mejor que las de los cuentos que te contaba la nana! ¡Ha-da! -Corregí al digimon, haciendo un ademán para rasgarle la cara. Tenía muchas ganas de dejarle una cicatriz para que se lo pensara dos veces antes de llamar bicho a una belleza natural como yo lo era, no obstante, mi tamer me detuvo, tomándome en manos. Me trató como si fuese una luciérnaga de su mundo, no era justo que les diese la razón, así que forcejeé hasta que me dejó salir.
-Disculpen, a veces es algo temperamental. -Gruñí ante su respuesta, pero antes de que pudiese argumentar, habló nuevamente. -Pero no la llamen bicho, por favor. -Me calmé con eso. Entonces a Souta sí le importaba cómo me sentía, y eso me hizo feliz. Podría ser un tonto, pero era un buen tamer. No me molestaba tener que servirle por siempre si era así.
-Es un gusto, Tengasan. -Souta contestó al chico de los cabellos rosados, y miró a la chica del vestido pomposo. -¿Y tú nombre es...? -Al hablar, bajó su mirada, clavándola en la tierra. Me hirvió la sangre y halé de su oreja, a lo que él dejó salir un grito de dolor.
-¡¿Qué te pasa, eh?! -Le cuestioné furiosa. Era molesto que se comportara así con las chicas, no me gustaba nada que se pusiera todo tímido y reservado con ellas. ¿Qué tenían de especial, eh?
-¿De qué hablas? -Souta habló con una voz realmente confundida, y molesto. Me enfurecía que no se diera cuenta de cuán bobo estaba siendo.
-Tinkermon tiene razón, ¿qué te pasa? -El peliazul se acercó a nosotros, seguido de su PawnChessmon negro. -No seas grosero con la señorita. -Shunsuke ofreció la diestra a la chica, y no pude evitar soltar un suspiro. ¡Era tan apuesto y galante! -Contestaré a todas sus dudas camino al pueblo. Pueden llamarme Shunsuke, visto a que habemos más de un Mochizuki en el mundo digital, bienvenidos. -El chico sonrió en dirección a Souta, quién había fruncido el ceño. Seguramente estaba molesto por la intervención de su hermano, pero no podría hacer más. Shunsuke era una gran ayuda, explicaría mejor que nosotros cómo funciona el mundo digital.
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