Megan ID

Megan es una joven de cabellos castaños, lacios y de largura media que llegan hasta un poco más abajo de sus hombros cuando está suelto, por el contrario y acción que hace un sin fin de veces, trenza sus hebras y sujeta hacia atrás con ayuda de una cinta roja que forma una pequeña cola que deja dos mechones sueltos a cada lado de su rostro y un cerquillo que llega hasta la altura de sus ojos ámbar. De piel morena, cejas finas, labios suaves y nariz pequeña y respingada. Cuerpo delgado y pequeño, pero resistente gracias a las actividades físicas que realiza con su padre. Sobre su altura es de medida pequeña con unos 156 centímetros que siempre han sido burla de sus hermanos mayores quienes son mucho más alto con sus 180  y 179 centímetros, tanto así que muchas veces le llaman "Pequeño hamster".

En lo referente a su ropa siempre esta usando un pantalón capri negro deportivo hasta las rodillas, un top cuello de tortuga de color azul, zapatillas cómodas de color blanco, un collar con la forma de un copo de nieve que fue un regalo de su amado padre y muñequeras en ambos brazos de color negro.

De carácter tranquilo, pasivo y sereno a simple vista para aquellos quienes no la conocen como sus amigos y familia ya que para ellos es bien sabido que tras esa apariencia natural y sosegada se encuentra una joven de emociones diversas, de un fuerte sentimiento de justicia, de gran curiosidad, de ganas de competencia y aventura que demuestra siempre con un brillo en sus ojos así como energía desbordante que siempre suele transmitir en una sonrisa (suave o de oreja a oreja dependiendo de su estado) que sirve para tranquilizar a otros y hasta a sí misma. Mas, a pesar de eso la de cabellos castaños no es perfecta y como toda joven emocional es capaz de sentirse decaída y sumisa en ciertos momentos donde siente que esta a punto de perder todo por lo que ha trabajado.

Siendo la menor de tres hermanos es la consentida de su familia, especialmente de su padre quien le inició en el mundo deportivo debido a su  trabajo, por ello desde pequeña siempre ha entrenado lo suficiente hasta el punto de tener una resistencia considerable pero nunca exagerando ya que era un pedido de su progenitor para continuar aquel entrenamiento. Es así que siente atracción por la ropa deportiva y lleva el cabello recogido para evitar la sudoración excesiva y la molestia de estar acomodando su melena.  

Tiene una manía con los animales pequeños siendo los que más ama los conejos y los gatos, siendo este último una gran debilidad por la cual deja aflorar una gran emoción y hasta torpeza muy impropia de ella.

No había nada en el cielo estrellado esa noche que pudiera prever los sucesos que estaban por ocurrir en la familia Rodgers, compuesta ya de cuatro miembros. Un padre y dos hijos aguardaban ansioso el nacimiento de su nuevo miembro, sin saber aún cual era el sexo del quinto elemento fundamental que venía de a pocos y del gran esfuerzo de la madre que daba todo de sí en uno de los momentos más memorables de toda su vida. El desconocimiento del genero había sido planeado por los progenitores ya que sería una linda sorpresa además que se justificaba con la apuesta que se había generado entre ellos, siendo el padre quien esperaba una niña y la madre quien esperaba otro niño.

Cerca de dos horas después de iniciado la labor de parto, un diminuto llanto se alzó entre los suspiros de alivios, los leves jadeos una mujer, y las lágrimas de un padre, hasta tornarse tan abrumador que en vez de incomodar a todos causó en ellos una alegría desmesurada que termino en vítores y aplausos de los presentes que después de unos segundos y ya más conscientes, veían hasta con pequeñas lagrimas en las comisuras de sus orbes a la pequeña criatura removerse entre las mantas. Era una niña, fue lo que indicó la enfermera al depositar a la bebe en el pecho de su madre que sonreía de oreja a oreja junto a su marido, quien con todo el sentimiento encima logró rememorarle a su mujer que él había ganado la apuesta.

Megan Rodgers, fue el nombre dado a la joven pequeña que desde sus inicios había sido la consentida de la casa especialmente por su padre, quien con la apuesta ganada había ganado el derecho de educar a su pequeña en lo referente a los deportes, y eso le causaba una gran felicidad ya que a pesar de que sus otros dos hijos eran deportistas estos habían escogido ser futbolista el mayor y tenista el menor. Así, Meg como le llamaba su familia fue introducida al mundo del deporte y del trabajo  de su padre ... La NFL... Y aunque no era del todo bien recibido de ver a una mujer y menos una niña practicando dicho deporte, eso no le importó mientras su padre fuera feliz. Aunque sin duda su madre también tuvo mucho que ver pues no estaba del todo contenta que su pequeña practicara algo tan rudo, así que la escribió en programas de ballet y patinaje para que pudiera desarrollar su lado femenino. Fue en esos años que recibió de su madre un lazo rojo que usa para atar su cabello, aquel presente fue dado como una promesa, un símbolo de paz y de esperanza que fue lo que le explico su madre y un collar con la forma de un copo de nieve dado por su padre.

Por herencia de su madre, la de orbes ámbar no logro desarrollarse como debería a pesar de su entrenamiento deportivo consiguiendo solo unos 156 centímetros, lo cual generaba las burlas de sus hermanos, quienes la comparaban con un hamster de pelaje castaño que habían visto en una serie infantil hace ya unos años y habían mermado tanto en la mente de ella y de sus allegados que era imposible de olvidar hasta para ella. Meg con diecisiete años seguía siendo la misma niña alegre y animada que siempre aunque claro ahora debía presentarse como alguien mas serena y tranquila que demostraba a primera vista.

Fue desde hace un mes que comenzó a tener sueños extraños, sueños que le llevaban hasta un mundo diferente del que vivía, un mundo lleno de luz con un hermoso cielo azul y ventiscas suaves que provocaban que sus cabellos se agitasen con las brisas y ondeasen a dicho ritmo. El primero de los sueños logró que el lazo de su cabello se desatara y fuera llevado hasta un lugar distante que ella buscaba alcanzar con toda su fuerza pero no podía. Consecuentemente cada vez que soñaba, su lazo comenzaba a alargarse poco a poco, como si la llevase por un camino predestinado y al cual no podía negarse en avanzar. Pues su cuerpo se movía por si solo, y con cada paso que daba sentía que su corazón se aceleraba por la emoción, por la aventura de un nuevo viaje y de descubrimientos in-imaginados que hasta ese momento ella no sabía cuanto podía cambiar su destino.

Un día en su sueño avanzó aún más, llevándola hasta un gran árbol de gran tronco y contextura gruesa, de ramas variadas repletas de hermosas hojas verdes que se meneaban con las ligeras ventiscas y que no lograban ser arrancadas por fuerza alguna. Para Megan aquella visión era demasiado encantadora y que se vio reflejada en el brillo de su mirar, un brillo que demostraba su emoción a flor de piel, no sabía porque pero le encantaba este árbol era tan relajante estar allí, ver todo la luminosidad a su alrededor solo le daba a aquel místico árbol una santidad y espiritualidad envidiable. Despertó con un sobresalto, gracias al grito de su hermano mayor que le llamaba a desayunar, causando que cayera de su cama y enredada en las sabanas.

Para cuando llegó al parque donde iba a reunirse con unos amigos, un viento de procedencia desconocida y gran fuerza generó que el lazo rojizo se desatará de su cabellera, siendo arrastrado varios metros hasta caer sobre la tierra húmeda del parque recién regado. Ella se acercó a paso decidido a recuperar su preciado objeto pero inesperadamente un pequeño gato no identificado tomó el lazo entre su hocico y salió a dirección desconocido siendo seguido por la joven de cabellos castaños, y  cuando el animal dejó el lazo, Meg se dio cuenta de su alrededor, su mirada se agrandó, su cuerpo se sumergió en la sorpresa inicial pues ante ella estaba aquel árbol de sus sueños, siendo tan hermoso como lo soñó desde la primera vez. De pronto sintió un movimiento entre sus brazos, ahora un nuevo animal era mostrado, una bolita de pelos con dos moños como orejitas y de color blanco que parecía ser tan esponjoso y sin duda era algo que nunca había visto causando una confusión en ella. Para cuando alzó al pequeño animal una palabra escapó de sus labios en un susurro que la sorprendió aún más si eso era posible. -Quién eres-   Y para cuando fue pronunciado, aquel pequeño animal se remeció entre sus manos por... ¿felicidad o enojo?... Quien sabía.  Cuando bajo el pequeño ser hasta el suelo, un brillo llamó su atención proveniente de su lado izquierdo. ¿Que era esa cosa? ¿Un gps? ¿Un reproductor?... Sin duda, hoy era un día muy extraño.