Primeros pasos con el parasito [Cupos libres: 2]

Durante años jamás creí que ese recuerdo regresaría así como así. Lo interprete, tanto por obligación como por cuenta propia, como un sueño catastrófico; una pesadilla duradera que no hiso otra cosa que inducirme en un estado de sonambulismo que me hiso irme de ese laboratorio a mi casa. “En nuestros sueños, el tiempo no tiene validez con respecto a la vida real”, esa fue la excusa que me dieron para explicar mis “meses” de ausencia cuando solo había sido una tarde como cualquier otra. Llegue a creerles, no porque me convencieran fácilmente, si no, porque no quería recordarlo… no quería volver a escuchar esa voz maldita de ese lagarto a quien llame “amigo”; ni tampoco quería recordar a esas bestias sin corazón o pensamientos que lucharon hasta dejarme encerrado en esa montaña. Todo era demasiado terrible para recordarlo, asique decidí aceptar sus excusas… decidí seguir el guion que me dieron los psiquiatras, decir que fue un “sueño terrible” y punto. Mi vida siguió con paz y tranquilidad… cree a Maya y me puse en un punto elevado en mi universidad para poder tener una salida laboral aceptable… pero ahora… tengo que regresar a ese sitio. Tengo que revivir esos recuerdos espantosos en el presente… tengo que terminar la venganza de un parasito que habla en verso, ¿Por qué? Porque quiero olvidarlo todo definitivamente. El me prometió que borraría… no… que reconstruiría mi memoria de tal forma en que jamás hubiera estado allí, y de tal forma en que jamás podría sentir una pisca de nostalgia por cualquier cosa que pudiera hacerme pensar en aquello, como Maya.

Luego de aceptar ese trato obviamente injusto donde yo me llevaría la peor parte durante el proceso, ese caballero se transformó en un aparato de color morado y blanco. Me dijo que ese era mi boleto de partida, mi arma, mi mapa, mi fuente de ingresos y básicamente todo lo que necesitaría para sobrevivir… pero yo no me trague ese cuento. No me creo que ese aparato fuera realmente “todo” lo que necesitara, asique antes de partir hacia donde fuera que tuviera que ir, tome mi teléfono con Maya dentro, y una aturdidora… quien sabe, a lo mejor me seria de utilidad; no contra Digimons, pero si contra humanos fastidiosos que pudiera encontrarme por el camino. Una vez con todo el equipo preparado, abandone mi departamento, ansioso por regresar en algún momento… y me dirigí hacia una estación de trenes.

Según “Fukushū”, como decidí llamar al caballero, una vez que llegara a una estación de trenes, en la caceta de boletos automática, debía mostrar mi aparato y entonces se me daría un boleto especial… el cual debía usar en un ascensor. Francamente, no entendí para nada ese sistema, pero no puse objeción; después de todo, Fukushū es quien sabe de esto, supongo… creo… espero que sea así, porque si no, ambos estaremos perdidos en más de un sentido.

Veo que los humanos son muy extraños, moviéndose tan rápido sin mirar a los lados –Me voltee para ver al caballero caminando a mi lado, en su modo “fantasma”- patéticos e inferiores son, y por eso deseo ejecutarlos con Gordon
¿Acaso no te ven? Porque ningún humano dejaría que hables así de su especie… -Honestamente me importaba más el hecho de que lo vieran a que lo escucharan, porque ni siquiera me escuchaban a mí con tanto bullicio a mi alrededor- se me hace extraño que nadie haya gritado “¡Ah! ¡Un caballero de unos 3 metros de alto!”
Solo mentes brillantes tienen tal derecho, por eso considéralos mal trechos; jamás me verán, ni siquiera en una eternidad, porque nadie tiene tu mente como tal, o quizás porque soy tu parasito personal –Rio con cierta gracia y me observo, llevando sus manos a la espalda baja para tomarlas, quizás intentando parecer “civilizado”- soy tu veneno, alimentado de tu sufrimiento, contaminando tus recuerdos, solo para mi entretenimiento
Linda forma de hablarle a tu “sujeto de los recados”… -Realmente… no entiendo de lo que habla, se contradice demasiado… ¿Qué busca?- ¿entonces solo yo tengo la desgracia de verte…? Bueno, supongo que estará bien…
No solo verme, también resistirme –Nos detuvimos frente a la máquina y lo observe mientras sacaba el boleto… ¿resistirlo?- no bromeo cuando digo que soy tu veneno; contamino el pensamiento hasta volverlo obsoleto; mato desde dentro y causo gran sufrimiento; pero tu mente me tolera, quizás porque ya está muerta, o porque posees una barrera; sea como sea, eres una caja de sorpresas molestas
Entiendo… o eso creo… -Asique él es más un veneno que otra cosa… interesante- bueno, ya tengo el boleto… ¿ahora qué?
Ve al elevador y presiona el botón, no tiene perdida, aun para tu existencia patética
Gracias por el comentario, caballero desgraciado…
¡Oh! ¡Buena rima! Quizás eh aumentado tu autoestima, lo cual me alegra, estimado humano de mier… -Empecé a caminar antes de que terminara esa rima claramente hecha para un contraataque a mi persona- veo que aun eres sensible, aunque eso cambiara luego de que tomes aire libre

Honestamente… no sé si tenga la paciencia para escucharlo hablar en rima o verso… egh… espero que deje de hacerlo una vez cumpla la venganza que tanto desea; porque si no, creo que enloqueceré antes de lo previsto. De cualquier forma, una vez en el elevador, presione el “botón”, aunque no había nada especifico… sencillamente toque un botón al azar… o eso quise. Iba a tocar el botón para bajar un piso, pero mi mano se vio forzada extrañamente para tocar el de subir. No podía subir, no había más pisos por encima… pero el elevador lo reconoció y comenzó a bajar a toda velocidad. Como si hubieran cortado los cables, bajo a tal velocidad que parecía más bien una caída libre hacia un vacío infinito… y entonces freno de golpe. Salí de la cabina infernal casi desesperado, solo para cerciorarme de que me encontraba en una estación de trenes completamente distinta... cuyos pasajeros no eran solo humanos… sino también digimons.

Había algunos que me resultaban familiares, otros que no… pero en general, veía demasiadas bestias… demasiados animales en ese lugar. No tengo nada contra los animales, pero no son de mi mayor agrado… no desde esa pelea que tuve que presenciar hace años. Sentí un ligero revoltijo en mi estómago, pero no pude hacer nada… mi única opción fue subir a un tren al azar y esperar a que me llevara a un lugar con menos bestias a las cuales tener que soportar.

Sentí un mareo bastante molesto cuando el tren se puso en movimiento; no es como que este acostumbrado a subir a un tren, de hecho, me atrevería a decir que era la primera vez que estaba en un tren desde que tengo 14 años. No recuerdo porque subí a uno hace tantos años, pero desde entonces nunca volví a subir a uno… asique este sentimiento de mareo es bastante coherente, quiero suponer. Observe por la ventana como el tren se adentraba a un túnel, primero de ladrillo… después de códigos computacionales, después código binario… y finalmente salió hacia el mar. Aquella vista era simplemente maravillosa… el tren parecía estar sobre el agua, lo que significaba que sus vías se encontraban semi hundidas… algo verdaderamente sorprendente. Algunos chicos humanos me preguntaron quién era y como había llegado exactamente a la estación del tren; seguramente lo normal sería que adolecentes o niños pudieran llegar… asique ver a un adulto seria toda una sorpresa. Simplemente les dije que no me molestaran, que como ellos tome un boleto del tren y punto. Mi respuesta pareció molestarles asique se fueron… algo que no me importo mucho, después de todo, ¿Por qué tendría que interesarme en la opinión de otros? Pero bueno… eso ya no importaba.

Con el paso del tiempo transcurrió una hora, y finalmente se vio una isla lejana a la distancia. Según escuche de algunos pasajeros del vagón donde me encontraba, esa isla era “Atlantis”; una ciudad ubicada en una gran isla cuya influencia era sumamente importante en el mundo. Eso era verdaderamente interesante… ¿y allí me encaminaba? Pues bueno, supongo que podre aprender algunas cosas mientras este allí… porque dudo que Fukushū quiera quedarse en un solo sitio por mucho tiempo.

Llegamos finalmente y las puertas se abrieron, permitiendo salir a todos los pasajeros. El olor del mar era agradable y pude sentir una brisa veraniega bastante leve, no me molestaba… aunque algo que si me molestaba, era mi ropa. Por algún motivo, había cambiado a algo… sumamente extraño. No era así en el viaje… ¿Cuándo y cómo cambio? Realmente, no sé si quisiera saberlo… pero desde luego, se veía sumamente extravagante, y no me gustaba llamar demasiado la atención.

Fukushū… ¿has tenido algo que ver con mi ropa? –observe mis manos bastante molesto-
Puede ser, pero importante no es; te queda bien, asique no te quejes –El caballero volvió a aparecer como un espectro, invisible para todos… menos para mí, desgraciadamente- andando humano, hay un puerto cercano; irnos es nuestra prioridad, asique ponte en marcha
Está bien… pero antes necesitare aprender de este mundo… dime, ¿existe algo en Atlantis que me sirva para aprender rápido?
Pregunta por una biblioteca, humano cabeza hueca
Bien, te concederé ese insulto porque admito que yo me lo busque… egh… -observe la estación del tren, al aire libre; con una buena vista del mar y una ciudad a los lados- quizás este mundo ya no sea tan salvaje como lo recuerdo… solo quizás…

- Estás perdido ♫


- No lo estoy.


- Tengo hambre..., debimos esperar a ese maldito tren ♫


- Te digo que se como volver.


- Tengo tanta hambre que te comería ♫


- No lo harías, me quieres...


- Empezaría por tus orejas de pagumon; haría una fogata..., las cortaría con la navaja multiusos en mi bolsillo...; le quitaría la piel y... ♫


- ¡NO ME COMAS!


- Está bien..., probablemente sepas mal... ♫

____

Realmente era... triste. Viniste aquí en esa computadora como... todos los malditos electrónicos por la calle. El asunto es que no habías encontrado como regresar esencialmente.

La ultima vez escuchaste sobre un tren pero probablemente te lo perdiste. Olías tu ropa, por alguna razón no olía tan mal como creerías, pero no mientes que Pagumon se ve cada vez más sabroso. Llegaste a un lugar extraño, o más bien, no has podido salir de este lugar extraño; ya van... unas horas, estás en parte aburrido, aunque se debe a que dormiste un poco luego de llegar. No tienes mucho interés en conocer más geografía de la que necesitas. Careces de la curiosidad para ello, tienes curiosidad, lo aceptas, pero nada la ha encendido. Extrañas cuando pasaba, hace tiempo que no pasa.

Alguien creería que estos peluches virtuales harían el trabajo pero no funcionan así tampoco. Es tan frustrante, solo entrabas y paseabas por esa cosa que se llamaría ciudad, no hay aroma de alimento cercano, no tienes tiempo para esto, maldita sea, un tren, un medio de volver, desearías saber como funciona la casa del pagumon llamado digivice pero no es como si viniera con un manual de instrucciones sencillo. La mayoría de las veces solo... actúa, dicen que con sentimientos, pero no tienes la menor idea de como se mide esa cosa. Tu solo has notado como hacer que le salgan alas al pagumon en tu cabeza, como hacer que vuelvan; y más allá de eso estás atrapado ante la idea de que tal vez simplemente esto no es lo tuyo.

Buf..., ese es el bostezo más largo del día justo ahora.

- ¿Sabrás bien con arroz?


- ¡Deja de pensar en comerme!

Comencé a caminar por las calles de “Atlantis” en busca de una biblioteca… y no resultaba tan sencillo como esperaba. Veía muchos digimons con apariencia de bestias, por lo que seguramente no tendrían la menor idea de lo que pudiera decirles… y los digimons con apariencias más humanos o robóticos estaban ocupados, al punto en que no podían atender simples preguntas. Comenzaba a frustrarme el hecho de que sin importar que, no pudiera conseguir una respuesta clara… al final, este mundo seguía siendo como lo recordaba: salvaje e instintivo. No sé qué debería hacer, y Fukushu tampoco parecía dispuesto a decírmelo… es más, creo que se guardaba información simplemente para molestarme y complicarme las cosas, lo cual debería ser extremadamente gracioso para el… menos para mí.

La frustración comenzaba a volverse desesperación, y esta, se volvía ira con el pasar de las horas. Al final, termine llegando a una especie de bazar o algo así… una plaza comercial donde parecía venderse todo tipo de cachivaches y recuerdos. No sé porque vender recuerdos o cosas así, pero seguramente este lugar tendría mucho turismo… no lo sé, me era difícil saberlo a falta de una BIBLIOTECA. Sentía que prácticamente, todo esto no fue más que una mala broma de parte de este espíritu… aunque realmente, ¿Cómo puedo saberlo? Habla mal de los humanos, me tiene prácticamente amenazado… ¿Qué opciones me quedan para confiar en él? ¿Qué es antiguo? No lo sé… pero supongo que lo que me mantiene “acorde” a lo que dice, mas allá de sus amenazas… es el tono que usa para hablar de ese asunto de la venganza. No habla de eso como si fuera una broma… lo dice muy en serio, y el tono que emplea me lo demuestra… ¿quizás por eso estoy haciendo esta tontería? ¿Para ayudarlo realmente? ¿O solo para quitármelo de encima…? Sea cual sea, creo que lo mejor sería no pensar demasiado en el asunto y simplemente seguir buscando… aunque…

Comenzó a darme hambre… y no tengo dinero valido en este mundo… Fukushu, ¿alguna idea para que tu títere no muera de inanición? –Sé que no tiene mucho caso preguntarle pero… no tengo demasiadas opciones-
Puedes intentar pescar, solo un palo y cuerda necesitas; también existe el robo, pero te creo tan bobo –en eso tiene razón, no sería tan tonto como para robar en una ciudad de digimons sin ninguna forma valida de defenderme… defenderme…- ¿alguna otra duda? Paradoja absurda
Si, ¿Cómo se supone que vaya a matar a un digimon, que supuestamente es tan o más poderoso que tú, siendo yo un simple humano? –Saque el Digivice y lo observe atentamente, mientras veía el rostro de Fukushu aparecer en la pantalla- ¿Qué se supone que haga? ¿Qué lo mate con una aturdidora?
Oh es verdad, aunque no importa; tengo una armadura para ti, aunque primero la debo convertir
¿En qué?
En una estatuilla, para que puedas usarla como traje de guerrilla –rio leve-
Sabes… me asustas a veces… -por no decir siempre-

- Viejo... tus parientes se ven ricos... - Dices en mencion de aquellos digimon de características animales que rondaban por el lugar.

- Nada dice que yo vaya a parecerme a ellos. Además, yo soy un virus, ni data, ni vacuna..., VIRUS.

- Si si... y lo dices como si fuera algo para estar orgulloso - Mencionas haciendo una señal de aburrimiento con los ojos. Caminando por la calle realmente quieres solo tomar algo, pero será peligroso sin ayuda. Ahora, podrías hacer algo más sencillo, pero necesitarías a... un pequeño; si, si es un pequeño sería más fácil. El problema era como llamar su atención, necesitarías alguna idea apropiada para utilizarlos.

Necesitabas obtener algo mejor, mientras transitabas estabas casi seguro que podría ser tan sencillo como tomar algo de ellos, pero la mayoría estaban en un rango demasiado difícil de considerar. Y eso, oh si, eso se volvía un riesgo que no estabas dispuesto a tomar en este momento. Bostezabas ahora, incluso el pagumon dormía en tu cabeza reconfortado como si no hubiera problema, cansado de discutir, realmente no tienes tiempo de despertarlo y molestarle, tu estomago sonó, era un problema, realmente estabas comenzando a querer comer, y eso era un problema, porque si quieres algo, debes conseguirlo, de la forma que sea, como sea, bajo cualquier riesgo necesario, para obtenerlo, para... hacerlo tuyo.

Y es un caminar sigiloso mientras tu voz se va lentamente moviendo; actuando bajo sonidos y creyendo que estas consciente aun de todo esto, que tu boca ligeramente quiere emitir algún sonido, pero no hay sonido en tus oídos producido por ello, y algo te impide avanzar, y es cuando abres tus ojos por completo que notas el hecho de que hay otro humano allí y tu te encuentras a sus espaldas, y la mente que se centraba en comer al fin tiene otra cosa en que pensar y puede aminorar el hambre, no es excesivo, solo es... demasiado constante en tu cabeza, necesitabas desafinarlo, necesitabas... que desapareciera de tu cabeza para siempre.

- Hola...

Solo dijiste eso, esperando una respuesta; con la mirada un poco caída, y observando con cuidado al mismo.

A medida que transcurría el tiempo, el hambre comenzaba a ser más y más notoria, aunque no podía hacer nada al respecto. Aun existían las 2 alternativas que me dio Fukushu, pero realmente no me veo pescando ni mucho menos robando; tendría que existir algún otro modo para conseguir comida, aunque yo no era capaz de figurármelo aun… pero bueno, ya lo haría, tenía que hacerlo; si no, habré venido a este mundo simplemente para “ver y volver”, causando que toda esta necesidad de venganza que tiene Fukushu se tome más tiempo del que deba. Aunque ahora que lo pienso… ¿Por qué Fukushu quiere vénganse exactamente…? No me ha dado motivos concretos… simplemente me ha dicho que desea venganza y nada más; no se ha molestado en explicarme nada… aunque considerando que para él solo soy un títere que utilizar para llegar a su objetivo, no debería de serme extraño ese hecho… aunque si me resulta desventajoso. Necesito saber un poco sobre lo que voy a hacer para tratar de hacerlo mejor… necesito comprender porque este espíritu… no, este parasito, necesita venganza para saber cómo llevarlo adecuadamente. Quizás pueda intentar persuadirlo para que abandone esta tonta idea… aunque como bien dije, para ello necesito saber que tan serio es este asunto.

Debí haberme puesto a pensar en ello, pero no pude; una voz me interrumpió antes de poder hacerlo, por lo que tuve que salirme de mis pensamientos y atender a la propia realidad. Para cuando me di cuenta de lo que ocurría a mi alrededor, tenía frente a mí a un chico humano con la cabeza baja, como si no supiera que hacer o decir; aunque realmente yo puedo figurarme un poco lo que ocurre, no quisiera saltar con conclusiones precipitadas. Me quede observándolo un momento y esa ropa suya me hiso recordar algo… algo que ocurrió hace tan solo unas pocas semanas. Luego de pensarlo un poco, la imagen llego a mí finalmente… y debo decir que no esperaba ver a este humano de nuevo…

Oye… te conozco… me cruce contigo una vez en un parque en el mundo humano… -Realmente no recuerdo si nos llegamos a presentar ese día, aunque no me sorprendería si la respuesta es que no- hola… eh… lo siento, creo que nunca nos presentamos realmente…

Al girarse y verte fue que lograste recordar entonces ese cabello extravagante más perfectamente. La expresión de tu acompañante, Sokar, esa era una cara de que no reconoce a este tipo, si, estaba guardado en el digivice y no te molestaste en dejarle ver siquiera un poquito.

- Oh, hola...; creo pude notar que eras de por aquí... - Comentas haciendo un gesto con la mirada dado el evento pasado - Al final no supe que pasó realmente, pero por lo visto se encuentra bien.

En parte porque acabaste yendo con Fuji y porque no tenía sentido, demasiado, lo que fuera que viste en primer lugar. Levemente te había parecido percatar que hablaba antes de dirigir tu atención a conversar contigo, giraste un poco para observar pero no viste a nadie detrás suyo - ¿No estaba conversando recientemente? - No sabes si sea lo mejor o lo correcto el hablar de esa manera tan directa pero fue lo primero que llegaste a pensar. Tu carencia de interés en la vida de los demás no hizo que te percatases mucho del significado más profundo que viene con ese no nos hemos presentado. Aunque Sokar por otro lado, transmitiría esas palabras a algo dirigido principalmente a el en todo caso - Hola humano, la verdad no...; me puedes llamar Sokar - Alzando su ala como saludo, se dirigió a aquella persona mientras se mantenía asi mismo sobre tu cabeza. Tal vez captando así su atención a la vez que imitando un saludo apropiado.

Escuchar esas palabras no causa otra cosa que hacerte volver a recordar que tenías un poco de hambre, aunque obviamente no es suficiente para que se escuche en tu estómago, tampoco es como si fueses a morir de inanición, aun así, tienes hambre; de manera considerable al menos. Y eso podría a veces ser más que suficiente para preferir elegir el buscar alimento de alguna manera. Intentaste observar para poder dar con algo que pudiera servir como fuente de alimento dado que obviamente bromeabas, en parte, con la broma de comerte a Sokar. Es bastante peculiar el como los encuentros entre conocidos en un basto mundo como este son posibles - Por cierto, muchas gracias por prestarme unas monedas en ese entonces. Si lo desea, actualmente tengo suficiente para regresarle el monto, si así desea...