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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
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y Sigrun Vinter
Bienvenido a Black Hallows [privado]
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Bienvenido a Black Hallows [privado]
"Bienvenido a Black Hallows, población: 336" es lo que dice un antiguo letrero de madera que apenas se mantiene de pie, un letrero que sirve para anunciar que ya has puesto pie en territorios del pueblo de Black Hallows, un lugar que parece haberse detenido en el tiempo, los edificios son el arquetipo de una casa embrujada, todo está sucio, en ruinas, las cosechas muertas, cuervos en cada esquina y en el centro del pueblo una enorme iglesia que parece tocar los cielos con una imponente cruz cuya sombra engulle a Black Hallows. El pueblo está perdido entre dos montañas, no hay caminos cercanos ni otros pueblos más civilizados, es fácil deducir por las carretas rotas, estalos abandonados y herramientas esparcidas por el suelo de que este era un pueblo amish, gente que desprecia el mundo moderno siguiendo las enseñanzas de su dios, pero tal parece que las plegarias sirvieron de nada ante el definitivo colapso del pueblo que ahora aparenta abandonado, desierto, muerto...
Zacharie en su constante viaje tubo el infortunio de toparse con este pueblo, de momento él creyó que era el lugar perfecto para refugiarse por unos días antes de seguir su marcha. Desprevenidamente se adentró al pueblo, irrumpe en varias casas solo para encontrar suciedad y comida podrida sobre varias mesas. Pronto, el chico siente una presencia y luego los ve, los habitantes de Black Hallows que se aglomeran a su alrededor, vistiendo atuendos antiguos, sucios y rasgados, sus rostros están pálidos cual cadáver, delgados, uñas largas como las de un animal, dientes amarillos y sus ojos que brillan de forma sobrenatural. Zacharie intenta escapar, se defiende con su cuchillo y se abre paso golpeando gente, pero lo superan en número, el chico es capturado, golpeado, despojado de sus cosas y lanzado dentro de un calabozo que se encuentra en el sótano de una casa.
Él se queda sentado en el frio piso de la prisión, puede escuchar gente hablando en el piso de arriba que discuten si es mejor sacrificar al forastero en la hoguera o en la cruz, también puede oír a las ratas que se mueven en la oscuridad y su respiración que choca contra su máscara de gato... pero él no está preocupado, se mantiene sereno, es cuestión de tiempo para que vea la oportunidad para escapar o en el peor de los casos... finalmente pagara por sus múltiples pecados y finalmente estará en paz consigo mismo, lejos de las voces, lejos del dolor, lejos de la culpa.
Es una tarde nublada sobre Black Hallows, la temperatura dentro del pueblo parece descender drásticamente una vez se entra, el viento no corre en ese lugar, las platas no crecen en ese lugar, solo cuervos y ratas habitan ahí junto con esas criaturas de apariencia humana que siempre terminan reuniéndose en la iglesia a rezarle al dios que los ha abandonado y dejado a merced de una abominación.
Zacharie en su constante viaje tubo el infortunio de toparse con este pueblo, de momento él creyó que era el lugar perfecto para refugiarse por unos días antes de seguir su marcha. Desprevenidamente se adentró al pueblo, irrumpe en varias casas solo para encontrar suciedad y comida podrida sobre varias mesas. Pronto, el chico siente una presencia y luego los ve, los habitantes de Black Hallows que se aglomeran a su alrededor, vistiendo atuendos antiguos, sucios y rasgados, sus rostros están pálidos cual cadáver, delgados, uñas largas como las de un animal, dientes amarillos y sus ojos que brillan de forma sobrenatural. Zacharie intenta escapar, se defiende con su cuchillo y se abre paso golpeando gente, pero lo superan en número, el chico es capturado, golpeado, despojado de sus cosas y lanzado dentro de un calabozo que se encuentra en el sótano de una casa.
Él se queda sentado en el frio piso de la prisión, puede escuchar gente hablando en el piso de arriba que discuten si es mejor sacrificar al forastero en la hoguera o en la cruz, también puede oír a las ratas que se mueven en la oscuridad y su respiración que choca contra su máscara de gato... pero él no está preocupado, se mantiene sereno, es cuestión de tiempo para que vea la oportunidad para escapar o en el peor de los casos... finalmente pagara por sus múltiples pecados y finalmente estará en paz consigo mismo, lejos de las voces, lejos del dolor, lejos de la culpa.
Es una tarde nublada sobre Black Hallows, la temperatura dentro del pueblo parece descender drásticamente una vez se entra, el viento no corre en ese lugar, las platas no crecen en ese lugar, solo cuervos y ratas habitan ahí junto con esas criaturas de apariencia humana que siempre terminan reuniéndose en la iglesia a rezarle al dios que los ha abandonado y dejado a merced de una abominación.
Última edición por Zacharie el Dom Mayo 07, 2017 8:11 pm, editado 1 vez
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :11
Zacharie
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
El sucio pavimento era asediado por mis pies por cada paso que daba, paseándome por el lugar sin el más mínimo cuidado, pues estaba confiado, cargaba conmigo mi teléfono, el cual tenía GPS y una aplicación que servía como mapa, siempre podría volver a Seattle, así que desviarme del camino no sería un problema.
Estaba por la zona debido a unos arreglos de la empresa, ya llevaba un par de años dirigiéndola, pero las deudas de papá me fueron adjudicadas a mi, y por tanto, tuve que desplazarme hasta los Estados Unidos para arreglar esos problemas.
—Maldito viejo, siempre dejándome problemas—Murmuré en voz alta, no me importaba hablar solo, después de todo, esta era una calle desolada.
Llevaba mi conjunto samurái de siempre, pues era básicamente mi uniforme de la empresa, después de todo, era el presidente de "Majestic Blades" una de las mayores distribuidoras de armas blancas en América y la número uno en Asia, este trato que hizo el viejo hace años fue el primero de este continente.
Me estiré, estaba algo cansado, quizás era ya la hora de volver, después de todo, estaba atardeciendo, y el Anciano se molestaría, me decidí y saqué mi teléfono, dispuesto a usar la aplicación para volver a Seattle.
No encendía.
—Maldita sea—Maldije mentalmente, la batería se había agotado, y por tanto, no podía ni volver a pie ni llamar un taxi. Tampoco creo que pasen muchos por esta zona, pensé, divertido.
A mi derecha, unos cuantos metros más adelante, se alzaba un pequeño letrero, enmohecido por ser de madera y que apenas podía sostenerse.
—¿Un pueblo en medio de la nada? Curioso, debe ser uno de esos pueblos abandonados—Supuse, antes de seguir mi camino de regreso.
Sin embargo, un fuerte ruido me hizo voltear, era como si fueran platos u otras cosas de vidrio rompiéndose, como si alguien las tirara con brusquedad contra el suelo. Me adentré en el pueblo, quizás alguien necesitaba ayuda, y mi maldita consciencia nunca me dejaría en paz si me entero de algún asesinato por la zona y pude haberlo detenido.
Saqué mi Uchigatana de su vaina y corrí hacia el abandonado pueblo, una de las peores decisiones que pude haber tomado en mi vida.
Al entrar en las tierras del pueblo, una puerta se abrió con fuerza, chocando contra la pared.
Una mujer salió corriendo, con algunos moretones y algo de sangre escurriendo por su boca. La mujer se posicionó detrás de mi, buscando protección.
Antes de que pudiera preguntarle qué le pasaba, un hombre salió por la misma puerta. Si no medía 2 metros medía un poco menos que eso, tenía piel pálida, ojos completamente negros, los cuales le daban una apariencia espeluznante, uñas largas y descuidadas al igual que su canoso cabello, dientes horriblemente amarillos y delgados, también desnutrido.
Su velocidad, contrastante con su apariencia, me asombró, pues de tres grandes zancadas, el hombre estaba frente a mi, con su mano derecha levantada, dispuesto a atacarme. Rápidamente, empujé a la mujer detrás de mi levemente y salté hacia un lado, quedando ambos ilesos, para luego mandar un corte hacia su pierna, cercenándola.
—Lo lamentó, no dejaré que me mate—Dije en inglés, para que la mujer a mis espaldas y el hombre me entendieran, aunque dudaba que este último pudiera entender una palabra.
Miré a la mujer a los ojos, antes de hablarle.
—¿Tiene su teléfono consigo? Si es así, vaya a un lugar con cobertura y llame a los policías, recuerde, avenida 378, calle secundaria a las afueras de Seattle—Ordené, la mujer sacó su teléfono y salio´corriendo, segura.
La sombra de una gran cruz me rodeo, observando un lugar parecido a una iglesia, en el cual, acababan de cerrar la puerta. Me tensé, sin embargo, empuñé con ahínco el mango de mi arma, tragué fuerte.
—No diré que tengo miedo, pero... agh, ya lo dije.
Y rodeé la iglesia, encontrando una puerta extraña, la cual parecía llevar al sotano. Esta necesitaba ser abierta con una llave.
Simplemente, pateé la enmohecida madera de la puerta, rompiéndola, para caer sobre la cabeza de un hombre con apariencia similar a el anterior.
Al adentrarme en el sótano, lleve mi mano derecha a mi boca, para evitar vomitar ante la escena.
—Esta gente está enferma.
Estaba por la zona debido a unos arreglos de la empresa, ya llevaba un par de años dirigiéndola, pero las deudas de papá me fueron adjudicadas a mi, y por tanto, tuve que desplazarme hasta los Estados Unidos para arreglar esos problemas.
—Maldito viejo, siempre dejándome problemas—Murmuré en voz alta, no me importaba hablar solo, después de todo, esta era una calle desolada.
Llevaba mi conjunto samurái de siempre, pues era básicamente mi uniforme de la empresa, después de todo, era el presidente de "Majestic Blades" una de las mayores distribuidoras de armas blancas en América y la número uno en Asia, este trato que hizo el viejo hace años fue el primero de este continente.
Me estiré, estaba algo cansado, quizás era ya la hora de volver, después de todo, estaba atardeciendo, y el Anciano se molestaría, me decidí y saqué mi teléfono, dispuesto a usar la aplicación para volver a Seattle.
No encendía.
—Maldita sea—Maldije mentalmente, la batería se había agotado, y por tanto, no podía ni volver a pie ni llamar un taxi. Tampoco creo que pasen muchos por esta zona, pensé, divertido.
A mi derecha, unos cuantos metros más adelante, se alzaba un pequeño letrero, enmohecido por ser de madera y que apenas podía sostenerse.
"Bienvenidos a Black Hallows,
población: 336"
población: 336"
—¿Un pueblo en medio de la nada? Curioso, debe ser uno de esos pueblos abandonados—Supuse, antes de seguir mi camino de regreso.
Sin embargo, un fuerte ruido me hizo voltear, era como si fueran platos u otras cosas de vidrio rompiéndose, como si alguien las tirara con brusquedad contra el suelo. Me adentré en el pueblo, quizás alguien necesitaba ayuda, y mi maldita consciencia nunca me dejaría en paz si me entero de algún asesinato por la zona y pude haberlo detenido.
Saqué mi Uchigatana de su vaina y corrí hacia el abandonado pueblo, una de las peores decisiones que pude haber tomado en mi vida.
Al entrar en las tierras del pueblo, una puerta se abrió con fuerza, chocando contra la pared.
Una mujer salió corriendo, con algunos moretones y algo de sangre escurriendo por su boca. La mujer se posicionó detrás de mi, buscando protección.
Antes de que pudiera preguntarle qué le pasaba, un hombre salió por la misma puerta. Si no medía 2 metros medía un poco menos que eso, tenía piel pálida, ojos completamente negros, los cuales le daban una apariencia espeluznante, uñas largas y descuidadas al igual que su canoso cabello, dientes horriblemente amarillos y delgados, también desnutrido.
Su velocidad, contrastante con su apariencia, me asombró, pues de tres grandes zancadas, el hombre estaba frente a mi, con su mano derecha levantada, dispuesto a atacarme. Rápidamente, empujé a la mujer detrás de mi levemente y salté hacia un lado, quedando ambos ilesos, para luego mandar un corte hacia su pierna, cercenándola.
—Lo lamentó, no dejaré que me mate—Dije en inglés, para que la mujer a mis espaldas y el hombre me entendieran, aunque dudaba que este último pudiera entender una palabra.
Miré a la mujer a los ojos, antes de hablarle.
—¿Tiene su teléfono consigo? Si es así, vaya a un lugar con cobertura y llame a los policías, recuerde, avenida 378, calle secundaria a las afueras de Seattle—Ordené, la mujer sacó su teléfono y salio´corriendo, segura.
La sombra de una gran cruz me rodeo, observando un lugar parecido a una iglesia, en el cual, acababan de cerrar la puerta. Me tensé, sin embargo, empuñé con ahínco el mango de mi arma, tragué fuerte.
—No diré que tengo miedo, pero... agh, ya lo dije.
Y rodeé la iglesia, encontrando una puerta extraña, la cual parecía llevar al sotano. Esta necesitaba ser abierta con una llave.
Simplemente, pateé la enmohecida madera de la puerta, rompiéndola, para caer sobre la cabeza de un hombre con apariencia similar a el anterior.
Al adentrarme en el sótano, lleve mi mano derecha a mi boca, para evitar vomitar ante la escena.
—Esta gente está enferma.
- Invitado
Invitado
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
El tiempo pasa, los minutos se vuelven horas y el chico espera pacientemente el momento indicado para comenzar si plan de escape, él sabe que lo estarán esperando en el exterior, después de todo Zacharie ha tenido una extensa vida criminal, lo han capturado varias veces y se ha escapado una misma cantidad de veces, él ha aprendido de sus errores y experiencias y ahora solo debe esperar el momento justo, un momento clave, solo una pequeña distracción para comenzar su huida.
De pronto a lo lejos se escucha un estruendo, gritos y vidrios rotos, el momento ha llegado. El chico saca su digivice de su bolsillo y de el sale su digimon Sakuttomon.
-Hey amigo... necesito que te transformes en un cuchillo, uno muy delgado- Dice Zacharie mientras dibuja la forma del arma en la tierra.
-¿Eso?... lo intentare- Dice la criatura.
El digimon comienza a emitir una tenue luz dorada para luego transformarse en el arma que su tamer le pidió. Zacharie agarra el puñal y se aproxima a la puerta de la jaula, esta tiene una cerradura muy antigua y fácil de abrir con un cuchillo si se sabe lo que haces. Con un par de movimientos la puerta se abre, el digimon regresa a su estado normal para luego regresar a la seguridad del dispositivo. Zacharie sube lentamente las escaleras que van hacia la plata baja del edificio, empuja la puerta muy despacio, logrando ver que esta abre hacia la cocina. Sin embargo una anciana "zombi" está sentada en la mesa, lugar donde se puede ver un plato con cosas incomibles, utensilios varios y un cuchillo, arma que llama la atención de Zacharie... el chico mira a su captora y luego al arma, vuelve a ver a la señora y regresa la mirada al puñal. la belleza oxidada del arma contra la apariencia cadavérica de la mujer, él puede verlo todo.
-e̘̠̮̯̻̪͚u̬̭͓͓̼͓̩͛ͦ̍͞e̢͈̝̯̠̻͛͌̋̀ͨͩ͆ĵ͊̏̋̚҉͕͔̥͉͚nͨͩͣd̬͇̹͓͎̗̻̚s͗̀̅ͬ͐͗̀a͕̖̹̥̫ ͈̞͌͢m͓̻̬̝̮̻ͩ̔́ͅȁ̩͐̅ͮ́t̳̗ͮ̾̅͋ͦͧ̓͘ä̩͔̯̹̫̠ ̮̪͚̤̯̝̯̔̽̋͢m͉̜̦̉̿͒̃́a͎̬͔̙͙̼͔͌̈͊ͨͥ͊͒t̬̅̒͒a̛̪͓͕ͦͫ͛̈́ ̛͈̠̤͓͉̻ͯ̇ͬͪ̌mͧͭ́a̰͊͒̓t͈̖̘͍͈̜̏ͨ̒ͬ̅͆́a͉̳̭̜̼̖͉ ̘̺ͩͨ̾ͩm̝̱̏ͤͭ̓̇͋ͬ̕ă̛ͦ͋ͩť̑͌͡a̯͖̼͈͓͐̑̃͐̐͢ ̵̑̏̅͋̃͌m̭̑̆͒ͯ̂̓ả̦̟̹̒͒ͦͨt͎̖̺͊a͚͍ ͑̒̍͠m͙̠̤͉̹ͩ̈ͧa̬̼̠̟̝̘̎ͫ͐̒̅̐ͤţ̅͌ͬ̓̾̔̀a͙̳̞̦͙̩̹ͫ̒ͤ̾͠ ͉ͪ̓̑ͩ͒m̫̞̀͘a͂̂̍͗͑͏̱̳̟̗̤̭ẗ̩͖̝͍̌ͅą͎̝̫̙̰ͩ̔̃ ̨̈́̆́͌a̹̜̩͍̖̮͎͆̍̅ͨͪ̽ṣ̶͓̟̝̪ͪ̔̅͛ͪ̚k͉̎ͨ̐dͪ̋̔̽͠u̘̬̟͚ͤͫͦͅĕ͖̮̜͉̯͒͌̽̓́-
Es entonces cuando comienzan, las voces, primero como un susurro, luego como mil gritos al mismo tiempo, su mensaje no se puede entender en un inicio, siempre es así, pero luego con las horas, los días, las semanas de oírlas uno ya puede descifrar su mensaje que siempre es el mismo... matar, matar, matar... es oportuno que aparecieran ahora.
Zacharie corre hacia la mesa como un rayo, taclea a la señora de su asiento, agarra el cuchillo para luego lanzarse sobre la mujer para comenzar a apuñalarla una y otra y otra y otra vez, con cada puñalada las voces se atenúan un poco hasta desaparecer por completo... es en ese punto cuando Zacharie se detiene, se levanta del suelo, intenta limpiar la sangre de su chaleco y mascara con agua y un trapo, la máscara queda limpia pero su atuendo ha visto mejores días.
Al asomarse por la ventana el chico no ve gente en las calles, pero si una pierna cercenada tirada como si fuera lo mas normal del mundo, eso puede ser indicativo de que alguien más está en el pueblo y que esa puede ser su pierna, quien sabe cuántos prisioneros tengan esta gente.
-Que dilema... ¿escapar, buscar prisioneros o quemar este basurero hasta los cimientos? hmmm... no puedo decidir- Dice Zacharie mientras recuerda una canción que empieza a tararear.
Él registra la casa, en la habitación principal encuentra varios atuendos pertenecientes a la recién fallecida, Zacharie se coloca uno de los vestidos, que además le queda bastante grande, junto con un velo y un sombrero para pasar desapercibido. Sale del edificio, siempre ocultando su arma entre las mangas y camina tranquilamente por el pueblo, en busca de algún indicio de una persona "normal" dentro de Black Hallows.
De pronto a lo lejos se escucha un estruendo, gritos y vidrios rotos, el momento ha llegado. El chico saca su digivice de su bolsillo y de el sale su digimon Sakuttomon.
-Hey amigo... necesito que te transformes en un cuchillo, uno muy delgado- Dice Zacharie mientras dibuja la forma del arma en la tierra.
-¿Eso?... lo intentare- Dice la criatura.
El digimon comienza a emitir una tenue luz dorada para luego transformarse en el arma que su tamer le pidió. Zacharie agarra el puñal y se aproxima a la puerta de la jaula, esta tiene una cerradura muy antigua y fácil de abrir con un cuchillo si se sabe lo que haces. Con un par de movimientos la puerta se abre, el digimon regresa a su estado normal para luego regresar a la seguridad del dispositivo. Zacharie sube lentamente las escaleras que van hacia la plata baja del edificio, empuja la puerta muy despacio, logrando ver que esta abre hacia la cocina. Sin embargo una anciana "zombi" está sentada en la mesa, lugar donde se puede ver un plato con cosas incomibles, utensilios varios y un cuchillo, arma que llama la atención de Zacharie... el chico mira a su captora y luego al arma, vuelve a ver a la señora y regresa la mirada al puñal. la belleza oxidada del arma contra la apariencia cadavérica de la mujer, él puede verlo todo.
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Es entonces cuando comienzan, las voces, primero como un susurro, luego como mil gritos al mismo tiempo, su mensaje no se puede entender en un inicio, siempre es así, pero luego con las horas, los días, las semanas de oírlas uno ya puede descifrar su mensaje que siempre es el mismo... matar, matar, matar... es oportuno que aparecieran ahora.
Zacharie corre hacia la mesa como un rayo, taclea a la señora de su asiento, agarra el cuchillo para luego lanzarse sobre la mujer para comenzar a apuñalarla una y otra y otra y otra vez, con cada puñalada las voces se atenúan un poco hasta desaparecer por completo... es en ese punto cuando Zacharie se detiene, se levanta del suelo, intenta limpiar la sangre de su chaleco y mascara con agua y un trapo, la máscara queda limpia pero su atuendo ha visto mejores días.
Al asomarse por la ventana el chico no ve gente en las calles, pero si una pierna cercenada tirada como si fuera lo mas normal del mundo, eso puede ser indicativo de que alguien más está en el pueblo y que esa puede ser su pierna, quien sabe cuántos prisioneros tengan esta gente.
-Que dilema... ¿escapar, buscar prisioneros o quemar este basurero hasta los cimientos? hmmm... no puedo decidir- Dice Zacharie mientras recuerda una canción que empieza a tararear.
Él registra la casa, en la habitación principal encuentra varios atuendos pertenecientes a la recién fallecida, Zacharie se coloca uno de los vestidos, que además le queda bastante grande, junto con un velo y un sombrero para pasar desapercibido. Sale del edificio, siempre ocultando su arma entre las mangas y camina tranquilamente por el pueblo, en busca de algún indicio de una persona "normal" dentro de Black Hallows.
- Tamer & Digimon
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Zacharie
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
Solo podía mantener mi ojos cerrados con fuerza, mientras tapaba mi boca con mi mano derecha,
tratando de no observar la escena a mi alrededor.
Había poco más que una docena de personas, todas colgadas y con características parecidas a las de los dos hombres de antes.
Sus cuellos, atados con sogas viejas, estaban magullados y maltratados, además de que podían verse extraños agujeros donde debería ir el corazón, dejándose ver solo un agujero con fondo oscuro.
Algunos tenían cortes a través de su cuerpo, quizás intentaron oponerse a quien sea que haya hecho todo esto, o quizás, sol quizás, fueron los mismos habitantes del pueblo.
¿Una batalla civil? Explicaría lo abandonado y derruido del pueblo, así como la mujer secuestrada de antes que logré salvar, sin embargo, ¿por qué pasa esto? ¿diferencias entre familias? ¿o una persona ajena al pueblo?
No tenía la más mínima idea de que ocurría, pero planeaba descubrirlo.
Un brillo emergió de mi bolsillo derecho, al percatarme de esto, mande mi mano derecha a este, sacando un extraño objeto, parecido a un teléfono.
—Enano, úsalo si quieres sobrevivir—Resonó una voz.
—¿Quién eres? ¡Muéstrate!
—No sé quién te crees para ordenarme eso, pero lo haré—Dijo la voz, antes de que el espacio se distorsionara a mi alrededor, dejándome ver a una criatura extraña.
Era un reloj con cuatro extremidades, con apariencia caricaturesca, sin embargo, un hombre en un traje parecido al usado por los verdugos, emergió desde la parte superior de este, un mazo en su mano derecha.
—Mi nombre es Clockmon, el Digimon encargado del tiempo, un gusto conocerte, Ragna Of The End.
—¿Perdón? ¿Cómo me llamaste?
—Cierto, aún siquiera haz hecho un contacto con el mundo digital, bien, procedo a explicarte, el objeto en tu diestra es un D-Scanner, capaz de transformarte en un Digimon, el D-Scanner contiene un poderoso DigiSpirit, uno que usarás en el futuro.
—¿Trajiste este objeto desde el futuro? ¿Para qué?
—Tu supervivencia es necesaria para el Digimundo, no puedo darme el lujo de perder a un componente importante como tú. Ahora, avanza a través de este sucio pueblo, hay aún más gente atrapada.—Dijo Clockmon antes de desaparecer en un remolino.
—Muy bien, esto es extraño—Murmuré antes de observar el objeto en mi diestra. Una estatuilla se dibujo en su pantalla, teniendo apariencia de león con melena abundante —. No debo vacilar, esas personas deben estar siendo controladas por un monstruo como Clockmon, y si sigue así, atraerán más gente y se harán con sus cuerpos, no voy a permitirlo.
Y una cadena de luz cubrió mi mano izquierda, al tiempo que la chocaba contra el dispositivo.
—¡Human Spirit Evolution, Leomon!
Mi cuerpo cambió llegando a medir dos metros, mi cabello se alargó y se volvió más esponjado, mi piel se recubrió por pelaje naranja mientras mis pantalones cambiaban de forma y mi camiseta desaparecía. Al igual que mi arma y su vaina, siendo más parecida a una Tanto.
—Esto se siente extraño—Dije por lo bajo, mientras flexionaba mis ahora más grandes músculos.
La puerta se abrió, dejando ver a tres hombres en largas batas blancas con rastros de suciedad, también eran pálidos, con higiene descuidada y aspecto enfermizo.
Gritando incoherencias, o palabras casi incompresibles que parecían balbuceos, se lanzaron contra mi, me coloqué en posición de combate antes de esquivar un arañazo y conectaba un uppercut a la barbilla del hombre. Un segundo hombre salto sobre mi, pero una patada en su estómago lo dejó fuera de juego, mientras que el tercero me miraba con sed de sangre, antes de abalanzarse sobre mi, con la boca tan abierta que su mandíbula se había dislocado.
No fue difícil tomarlo por el cuello y estamparlo con fuerza contra el suelo, dejándolo inconsciente. Mire mis manos, sorprendido por el poder que me daba esta forma.
—¿Seré más fuerte en el futuro?
El pensamiento quedo en el aire, pues me decidí a buscar a los demás prisioneros.
tratando de no observar la escena a mi alrededor.
Había poco más que una docena de personas, todas colgadas y con características parecidas a las de los dos hombres de antes.
Sus cuellos, atados con sogas viejas, estaban magullados y maltratados, además de que podían verse extraños agujeros donde debería ir el corazón, dejándose ver solo un agujero con fondo oscuro.
Algunos tenían cortes a través de su cuerpo, quizás intentaron oponerse a quien sea que haya hecho todo esto, o quizás, sol quizás, fueron los mismos habitantes del pueblo.
¿Una batalla civil? Explicaría lo abandonado y derruido del pueblo, así como la mujer secuestrada de antes que logré salvar, sin embargo, ¿por qué pasa esto? ¿diferencias entre familias? ¿o una persona ajena al pueblo?
No tenía la más mínima idea de que ocurría, pero planeaba descubrirlo.
Un brillo emergió de mi bolsillo derecho, al percatarme de esto, mande mi mano derecha a este, sacando un extraño objeto, parecido a un teléfono.
—Enano, úsalo si quieres sobrevivir—Resonó una voz.
—¿Quién eres? ¡Muéstrate!
—No sé quién te crees para ordenarme eso, pero lo haré—Dijo la voz, antes de que el espacio se distorsionara a mi alrededor, dejándome ver a una criatura extraña.
Era un reloj con cuatro extremidades, con apariencia caricaturesca, sin embargo, un hombre en un traje parecido al usado por los verdugos, emergió desde la parte superior de este, un mazo en su mano derecha.
—Mi nombre es Clockmon, el Digimon encargado del tiempo, un gusto conocerte, Ragna Of The End.
—¿Perdón? ¿Cómo me llamaste?
—Cierto, aún siquiera haz hecho un contacto con el mundo digital, bien, procedo a explicarte, el objeto en tu diestra es un D-Scanner, capaz de transformarte en un Digimon, el D-Scanner contiene un poderoso DigiSpirit, uno que usarás en el futuro.
—¿Trajiste este objeto desde el futuro? ¿Para qué?
—Tu supervivencia es necesaria para el Digimundo, no puedo darme el lujo de perder a un componente importante como tú. Ahora, avanza a través de este sucio pueblo, hay aún más gente atrapada.—Dijo Clockmon antes de desaparecer en un remolino.
—Muy bien, esto es extraño—Murmuré antes de observar el objeto en mi diestra. Una estatuilla se dibujo en su pantalla, teniendo apariencia de león con melena abundante —. No debo vacilar, esas personas deben estar siendo controladas por un monstruo como Clockmon, y si sigue así, atraerán más gente y se harán con sus cuerpos, no voy a permitirlo.
Y una cadena de luz cubrió mi mano izquierda, al tiempo que la chocaba contra el dispositivo.
—¡Human Spirit Evolution, Leomon!
Mi cuerpo cambió llegando a medir dos metros, mi cabello se alargó y se volvió más esponjado, mi piel se recubrió por pelaje naranja mientras mis pantalones cambiaban de forma y mi camiseta desaparecía. Al igual que mi arma y su vaina, siendo más parecida a una Tanto.
—Esto se siente extraño—Dije por lo bajo, mientras flexionaba mis ahora más grandes músculos.
La puerta se abrió, dejando ver a tres hombres en largas batas blancas con rastros de suciedad, también eran pálidos, con higiene descuidada y aspecto enfermizo.
Gritando incoherencias, o palabras casi incompresibles que parecían balbuceos, se lanzaron contra mi, me coloqué en posición de combate antes de esquivar un arañazo y conectaba un uppercut a la barbilla del hombre. Un segundo hombre salto sobre mi, pero una patada en su estómago lo dejó fuera de juego, mientras que el tercero me miraba con sed de sangre, antes de abalanzarse sobre mi, con la boca tan abierta que su mandíbula se había dislocado.
No fue difícil tomarlo por el cuello y estamparlo con fuerza contra el suelo, dejándolo inconsciente. Mire mis manos, sorprendido por el poder que me daba esta forma.
—¿Seré más fuerte en el futuro?
El pensamiento quedo en el aire, pues me decidí a buscar a los demás prisioneros.
- Invitado
Invitado
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
El disfraz parece funcionar, nadie ha salido de las sombras para atacar a la "inocente señora" que transita por las calles y que lentamente se aproxima a la iglesia, el epicentro siniestro del pueblo maldito. Pero cuando el chico se aproxima al edificio, él ve como una bandada de cuervos atemorizados se alejan volando, seguido de un grito. Zacharie corre hacia el origen del sonido y es en ese momento cuando ve una criatura imposible, un enorme león antropomorfo que se encontraba combatiendo un trio de campesinos condenados. El chico observa la pelea con bastante admiración, mientras que de su digimon se libera del interior del digivice.
-Eso es un Leomon- Dice Skuttomon.
-Se ve majestuoso... ¿es un amigo digital?- Pregunta el chico.
-digimon y si- Responde la pequeña criatura.
Zacharie recoge a su digimon del suelo y se lo coloca sobre el hombro y camina en dirección del digimon, quien también comienza a caminar en busca de algo, quizás prisioneros si es un ente benévolo o más víctimas si es una criatura sedienta de sangre.
En el camino, Zacharie se desprende lentamente de su disfraz para evitar ser atacado por la criatura, pero al mismo tiempo él nota a los tres campesinos que el león golpeo hasta el olvido, pudiendo notar que, la piel de aquellos sujetos parece haberse vuelto de un tono natural, aunque siguen delgados y sucios ahora parecen menos cadavéricos, lo que es una contrariedad tomando en cuenta que yacen en el suelo y quién sabe si siguen con vida.
Él comienza a caminar cada vez más rápido para poder alcanzar a la criatura, sin darse cuenta de que ha llamado la atención de un grupo de pueblerinos que comienzan a moverse entre las sombras para atacar en el momento exacto, observando a sus futuras víctimas entre los callejones y ventanas.
-Monsieur León- Dice el chico enmascarado con un notorio acento francés. -Señor, creo que estamos atrapados en el mismo predicamento- Continua para intentar llamar la atención de la criatura.
-Eso es un Leomon- Dice Skuttomon.
-Se ve majestuoso... ¿es un amigo digital?- Pregunta el chico.
-digimon y si- Responde la pequeña criatura.
Zacharie recoge a su digimon del suelo y se lo coloca sobre el hombro y camina en dirección del digimon, quien también comienza a caminar en busca de algo, quizás prisioneros si es un ente benévolo o más víctimas si es una criatura sedienta de sangre.
En el camino, Zacharie se desprende lentamente de su disfraz para evitar ser atacado por la criatura, pero al mismo tiempo él nota a los tres campesinos que el león golpeo hasta el olvido, pudiendo notar que, la piel de aquellos sujetos parece haberse vuelto de un tono natural, aunque siguen delgados y sucios ahora parecen menos cadavéricos, lo que es una contrariedad tomando en cuenta que yacen en el suelo y quién sabe si siguen con vida.
Él comienza a caminar cada vez más rápido para poder alcanzar a la criatura, sin darse cuenta de que ha llamado la atención de un grupo de pueblerinos que comienzan a moverse entre las sombras para atacar en el momento exacto, observando a sus futuras víctimas entre los callejones y ventanas.
-Monsieur León- Dice el chico enmascarado con un notorio acento francés. -Señor, creo que estamos atrapados en el mismo predicamento- Continua para intentar llamar la atención de la criatura.
- Tamer & Digimon
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Zacharie
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
Justo cuando me di la media vuelta para salir de aquel extraño sótano, escuché una conversación, una de las voces poseía un acento que sin duda, era francés, mientras que el otro manejaba una voz más aguda, sin ningún acento reconocible, una lengua neutra que era capaz de entender.
—¿Amigo digital?—Me pregunté ante las palabras del chico de acento francés, mientras que su acompañante lo corregía, afirmando que el término correcto a usar era "Digimon". Instantáneamente, pensé que hablaban de mi, así que terminé de darme la vuelta, con la mano sobre el mango de mi Tanto.
El chico de acento francés se despojaba de una bata blanca y sucia, como la usada por los hombres de este extraño lugar, sin embargo, mantenía en su mano derecha un cuchillo con rastros de sangre, lo cual, me puso alerta. Parecía que no era una persona de este extraño pueblo, ¿acaso había atacado a uno de ellos? No puedo culparlo por atacar a uno de ellos, yo le cercené la pierna a un hombre.
Al ver que la mirada del chico pálido se centró en el suelo a mi alrededor, fijé mi mirada en el mismo lugar, observando como los hombres que antes había apalizado se encontraban medianamente "bien", el color de su piel era normal y las uñas de sus manos recuperaron el color normal.
—Esto tiene que ser obra de algún Digimon—Murmuré antes de devolver la mirada al chico pálido, el cual tenía una especie de pelota dorada en su hombro, probablemente, un Digimon. Mientras más se acercaba, más rápido caminaba, haciendo que sus pisadas resonaran por el lugar.
—Sus pisadas hacen mucho ruido, seguro que ya alguien las habrá escuchado.—Pensé al ya estar frente a frente con el chico. Demostrando la procedencia de su acento, se refirió hacia mi como "Monsieur León" mientras que mencionaba que estábamos en un problema en común.
Lo miré fijamente, para luego enfocar mi atención a su compañero, no parecían capaces de hacer mucho, además de que mi poder estaba , básicamente por las nubes, por tanto, me tranquilicé un poco, contestando al chico.
—Bien dicho chico, estamos en un serio aprieto—Dije mientras rascaba mi melena, no sé como los animales la soportaban, luego de eso, volví a fijar mi mirada—. ¿Tienes alguna idea de lo que está pasando aquí? Llegué hace poco, tampoco es que haya hecho mucho.
Observé mis alrededores, el sótano estaba algo derruido, pero las personas "poseídas" estaban afuera y no conocía los límites de mi poder, así que cerré la puerta por la cual habían pasado los tres de antes y coloqué un par de muebles frente a ella. Luego, me senté en uno de los muebles, esperando las respuestas del chico.
—¿Amigo digital?—Me pregunté ante las palabras del chico de acento francés, mientras que su acompañante lo corregía, afirmando que el término correcto a usar era "Digimon". Instantáneamente, pensé que hablaban de mi, así que terminé de darme la vuelta, con la mano sobre el mango de mi Tanto.
El chico de acento francés se despojaba de una bata blanca y sucia, como la usada por los hombres de este extraño lugar, sin embargo, mantenía en su mano derecha un cuchillo con rastros de sangre, lo cual, me puso alerta. Parecía que no era una persona de este extraño pueblo, ¿acaso había atacado a uno de ellos? No puedo culparlo por atacar a uno de ellos, yo le cercené la pierna a un hombre.
Al ver que la mirada del chico pálido se centró en el suelo a mi alrededor, fijé mi mirada en el mismo lugar, observando como los hombres que antes había apalizado se encontraban medianamente "bien", el color de su piel era normal y las uñas de sus manos recuperaron el color normal.
—Esto tiene que ser obra de algún Digimon—Murmuré antes de devolver la mirada al chico pálido, el cual tenía una especie de pelota dorada en su hombro, probablemente, un Digimon. Mientras más se acercaba, más rápido caminaba, haciendo que sus pisadas resonaran por el lugar.
—Sus pisadas hacen mucho ruido, seguro que ya alguien las habrá escuchado.—Pensé al ya estar frente a frente con el chico. Demostrando la procedencia de su acento, se refirió hacia mi como "Monsieur León" mientras que mencionaba que estábamos en un problema en común.
Lo miré fijamente, para luego enfocar mi atención a su compañero, no parecían capaces de hacer mucho, además de que mi poder estaba , básicamente por las nubes, por tanto, me tranquilicé un poco, contestando al chico.
—Bien dicho chico, estamos en un serio aprieto—Dije mientras rascaba mi melena, no sé como los animales la soportaban, luego de eso, volví a fijar mi mirada—. ¿Tienes alguna idea de lo que está pasando aquí? Llegué hace poco, tampoco es que haya hecho mucho.
Observé mis alrededores, el sótano estaba algo derruido, pero las personas "poseídas" estaban afuera y no conocía los límites de mi poder, así que cerré la puerta por la cual habían pasado los tres de antes y coloqué un par de muebles frente a ella. Luego, me senté en uno de los muebles, esperando las respuestas del chico.
- Invitado
Invitado
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
El enorme animal antropomorfo se detiene y voltea para prestarle atención al enmascarado, quien camina hasta quedar frente a frente a la criatura.
-No tengo absolutamente la mas mínima idea - Responde a la pregunta del león -Yo llegue hace unas horas, fui golpeado, encerrado y liberado por mis propios métodos... pero tengo una pequeña suposición, muy pequeña, minúscula pista en realidad, insignificante pieza de evidencia, gran minúscula idea, microscópica suposición, irrelevante hipótesis, pequeña idea a la que no puedo poner más énfasis de lo insignificante que es... de que este sitio es un infierno en la tierra, un lugar donde pagaremos eternamente por nuestros pecados y donde inevitablemente pereceremos con el mayor dolor posible hasta que sea la hora de nuestro verdadero juicio... pero esa es absolutamente mi opinión no científica del tema - Dice comenzando a desvariar un poco.
-Creo que estos humanos están rotos - Comenta el pequeño digimon con su mejor opinión profesional.
-Si, me gusta esa teoría - Dice respondiendo a lo que dice su digimon.
Mientras que los forasteros hablan, ellos son observados, no solo por los aldeanos si no que también por una presencia extraña que se manifiesta como el pueblo mismo.
El sol parece ocultarse a un ritmo acelerado, la temperatura desciende innaturalmente, la sombra de la cruz se mueve debido al movimiento del sol y termina su recorrido una vez la oscuridad envuelve a ambos forasteros, es entonces cuando una bandada de cuervos comienza a sobrevolar sus cabezas y desde las casas los aldeanos comienzan a salir uno por uno, primero son unos media docena que se transforman en decenas de incontables hombres, mujeres, niños y ancianos que se aproximan como una ola de no muertos hacia sus presas. Sobre la cruz de la iglesia se puede distinguir una figura que observa los hechos desde un lugar seguro, esperando el baño de sangre con un hable de sadismo y malicia.
-Ahi vienen... son muchos... muy bien leal compañera de acero, esta será nuestra batalla final - Le dice Zacharie al cuchillo ensangrentado que sostiene en una de sus manos -Por cierto monsieur león... mi nombre es Zacharie, fue un gusto conocerlo-
El chico guarda a su digimon en el interior de su dispositivo para mantenerlo protegido, luego el se pone en guardia para recibir a sus oponentes.
-No tengo absolutamente la mas mínima idea - Responde a la pregunta del león -Yo llegue hace unas horas, fui golpeado, encerrado y liberado por mis propios métodos... pero tengo una pequeña suposición, muy pequeña, minúscula pista en realidad, insignificante pieza de evidencia, gran minúscula idea, microscópica suposición, irrelevante hipótesis, pequeña idea a la que no puedo poner más énfasis de lo insignificante que es... de que este sitio es un infierno en la tierra, un lugar donde pagaremos eternamente por nuestros pecados y donde inevitablemente pereceremos con el mayor dolor posible hasta que sea la hora de nuestro verdadero juicio... pero esa es absolutamente mi opinión no científica del tema - Dice comenzando a desvariar un poco.
-Creo que estos humanos están rotos - Comenta el pequeño digimon con su mejor opinión profesional.
-Si, me gusta esa teoría - Dice respondiendo a lo que dice su digimon.
Mientras que los forasteros hablan, ellos son observados, no solo por los aldeanos si no que también por una presencia extraña que se manifiesta como el pueblo mismo.
El sol parece ocultarse a un ritmo acelerado, la temperatura desciende innaturalmente, la sombra de la cruz se mueve debido al movimiento del sol y termina su recorrido una vez la oscuridad envuelve a ambos forasteros, es entonces cuando una bandada de cuervos comienza a sobrevolar sus cabezas y desde las casas los aldeanos comienzan a salir uno por uno, primero son unos media docena que se transforman en decenas de incontables hombres, mujeres, niños y ancianos que se aproximan como una ola de no muertos hacia sus presas. Sobre la cruz de la iglesia se puede distinguir una figura que observa los hechos desde un lugar seguro, esperando el baño de sangre con un hable de sadismo y malicia.
-Ahi vienen... son muchos... muy bien leal compañera de acero, esta será nuestra batalla final - Le dice Zacharie al cuchillo ensangrentado que sostiene en una de sus manos -Por cierto monsieur león... mi nombre es Zacharie, fue un gusto conocerlo-
El chico guarda a su digimon en el interior de su dispositivo para mantenerlo protegido, luego el se pone en guardia para recibir a sus oponentes.
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Zacharie
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
Mientras el sofá desgastado y empolvado se moldeaba a la figura de mi espalda, el chico con curiosa máscara blanca habló, dialogando que no tenía el más mínimo conocimiento acerca de la situación en la que nos encontrábamos,
divagando luego de manera casi cómica, mientras se iba por las ramas.
—¿Esto es enserio?—Me pregunté mientras el chico no parecía llegar nunca a la finalización de su explicación. Cuando finalmente lo hizo, su conclusión fue que este lugar era una especie de "infierno"; el lugar en el que pagaríamos por nuestros pecados. Y, naturalmente, me sentí fuera de lugar.
¿Qué de malo había hecho yo? Además de clavarle una katana a mi padre y cercenarle la pierna a un hombre, las dos cosas en defensa personal, cabe destacar. Suspiré, pensando sobre lo que el chico había dicho.
Si había llegado a aquella extraña conclusión, no podía ser la persona más santa del mundo, quizás lo compartió, pensando que había cometido algún crimen, como quizás el sí que había perpetuado. No sabía con quien hablaba, y no conocía la fuerza de su compañero, mucho menos la suya. La anterior confianza que antes tenía acerca de un posible enfrentamiento, se desvaneció mientras más pensaba, mientras más analizaba a aquel chico.
Rompiendo la increíble tensión sobre mi cuerpo, el compañero del chico, una esfera amarilla y metálica, mencionó que estas personas estaban rotas, con un tono de niño pequeño, dándole cierta gracia al momento, la cual aumentó en cuanto el pálido chico consolidó con la esférica criatura sobre su hombro.
Reí levemente, estaba tenso, si, pero de nada servía mantenerme quieto y asustado por cosas que ni siquiera había comprobado, así que me levante, listo para buscar una salida distinta o yo hacer una con mi nuevo poder.
Salimos al dejar de escuchar el golpe contra la puerta de salida, dejándonos ver el panorama que abordaba el extraño y poseído poblado.
La noche abrazaba el pueblo, mientras que una bandada de cuervos volaba sobre nuestras cabezas y la enorme sombra que proyectaba la cruz de la iglesia se había movido, producto de la posición del sol. Cuando pensaba que estábamos solos por fin,
las puertas de distintas casas se abrieron, dejando ver a hombres y mujeres de características esqueléticas y aspecto terrorífico, a su vez, enfermizo.
Ignorante a mi, una figura estaba posada sobre la cruz, esperando pacientemente que los que probablemente fueran sus sirvientes, nos atacaran, dando paso a una escena digna de una película de terror.
El chico de cabello negro y piel pálida habló a su compañero mientras empuñaba aquel ensangrentado cuchillo carnicero, mientras se presentaba hacia mi como Zacharie.
Antes de que pudiera responderle de igual manera, mi transformación se deshizo, dejándome vulnerable, como un humano cualquiera.
¿Esperaba el momento de mi muerte? ¿O lucharía como un digno guerrero?
Tomé mi Uchigatana y la saqué de su estuche, el sonido de la hoja de mi arma deslizándose por su vaina resonó en mis oídos.
Preparado para luchar por mi vida, tomé una posición de kendo, perfecta para la defensa y evasión.
Y luego tomé a Zacharie por un brazo para empezar a correr.
— ¡No te quedes ahí, franchute!—Grité mientras corríamos hacia las paredes de la iglesia. —. ¡Los ladrillos son desiguales, podemos usarlos para escalar!
divagando luego de manera casi cómica, mientras se iba por las ramas.
—¿Esto es enserio?—Me pregunté mientras el chico no parecía llegar nunca a la finalización de su explicación. Cuando finalmente lo hizo, su conclusión fue que este lugar era una especie de "infierno"; el lugar en el que pagaríamos por nuestros pecados. Y, naturalmente, me sentí fuera de lugar.
¿Qué de malo había hecho yo? Además de clavarle una katana a mi padre y cercenarle la pierna a un hombre, las dos cosas en defensa personal, cabe destacar. Suspiré, pensando sobre lo que el chico había dicho.
Si había llegado a aquella extraña conclusión, no podía ser la persona más santa del mundo, quizás lo compartió, pensando que había cometido algún crimen, como quizás el sí que había perpetuado. No sabía con quien hablaba, y no conocía la fuerza de su compañero, mucho menos la suya. La anterior confianza que antes tenía acerca de un posible enfrentamiento, se desvaneció mientras más pensaba, mientras más analizaba a aquel chico.
Rompiendo la increíble tensión sobre mi cuerpo, el compañero del chico, una esfera amarilla y metálica, mencionó que estas personas estaban rotas, con un tono de niño pequeño, dándole cierta gracia al momento, la cual aumentó en cuanto el pálido chico consolidó con la esférica criatura sobre su hombro.
Reí levemente, estaba tenso, si, pero de nada servía mantenerme quieto y asustado por cosas que ni siquiera había comprobado, así que me levante, listo para buscar una salida distinta o yo hacer una con mi nuevo poder.
Salimos al dejar de escuchar el golpe contra la puerta de salida, dejándonos ver el panorama que abordaba el extraño y poseído poblado.
La noche abrazaba el pueblo, mientras que una bandada de cuervos volaba sobre nuestras cabezas y la enorme sombra que proyectaba la cruz de la iglesia se había movido, producto de la posición del sol. Cuando pensaba que estábamos solos por fin,
las puertas de distintas casas se abrieron, dejando ver a hombres y mujeres de características esqueléticas y aspecto terrorífico, a su vez, enfermizo.
Ignorante a mi, una figura estaba posada sobre la cruz, esperando pacientemente que los que probablemente fueran sus sirvientes, nos atacaran, dando paso a una escena digna de una película de terror.
El chico de cabello negro y piel pálida habló a su compañero mientras empuñaba aquel ensangrentado cuchillo carnicero, mientras se presentaba hacia mi como Zacharie.
Antes de que pudiera responderle de igual manera, mi transformación se deshizo, dejándome vulnerable, como un humano cualquiera.
¿Esperaba el momento de mi muerte? ¿O lucharía como un digno guerrero?
Tomé mi Uchigatana y la saqué de su estuche, el sonido de la hoja de mi arma deslizándose por su vaina resonó en mis oídos.
Preparado para luchar por mi vida, tomé una posición de kendo, perfecta para la defensa y evasión.
Y luego tomé a Zacharie por un brazo para empezar a correr.
— ¡No te quedes ahí, franchute!—Grité mientras corríamos hacia las paredes de la iglesia. —. ¡Los ladrillos son desiguales, podemos usarlos para escalar!
- Invitado
Invitado
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
Zacharie no pensaba luchar realmente, él simplemente estaba actuando para luego dejar luchar al león bípedo gigante quien claramente se ve infinitamente capaz de derrotar a todos los residentes malditos, sin embargo las esperanzas del enmascarado desaparecen cuando el león desaparece en un haz de luz, dejando atrás a un joven con una espada.
-No me esperaba eso... claramente es una desventaja - Dice el chico.
El enmascarado comenzó a fabricar un plan en su mente, primero piensa en empujar al falso león a los enajenados para luego escapar, quizás escalar la pared de la iglesia, los ladrillos desiguales hacen de una buena superficie para escalar. Pero mientras el chico se perdía en sus pensamientos, el otro lo agarra del brazo y tira de el para llevarlo hacia el muro de la iglesia y decirle su plan que suena muy parecido al plan que había pensado.
-Bien falso león, correré pero no lo hago por ser francés, lo hago involuntariamente para sobrevivir- Dice antes de comenzar a escalar la pared.
El enmascarado se adelanta al espadachín, lo mira atentamente de reojo y en su mente se imagina lo fácil que sería patear al chico para hacerlo caer, creando un buena distracción para escapar, pero entonces un sonido rompe su plan, el sonido de rocas que chocan contra la pared y que son lanzadas por los aldeanos que intentan atacar a los forasteros.
Zacharie escala más rápido para poder llegar al techo de la iglesia para luego recostarse despreocupadamente.
-Bien... eso nos ha dado unos... tres minutos de vida, ¿quieres fundar una nueva civilización mientras esperamos nuestra ruina inevitable? yo pido ser el primer ministro... ¿porque primer ministro? Techonia es solía ser una colonia británica pero la reina aún tiene autoridad... Techonia es mi país ficticio, aun trabajo en la bandera - Dice el enmascarado mientras se acerca lentamente a la orilla del techo para ver a los aldeanos lanzando rocas e intentando escalar la pared.[/color][/color]
-No me esperaba eso... claramente es una desventaja - Dice el chico.
El enmascarado comenzó a fabricar un plan en su mente, primero piensa en empujar al falso león a los enajenados para luego escapar, quizás escalar la pared de la iglesia, los ladrillos desiguales hacen de una buena superficie para escalar. Pero mientras el chico se perdía en sus pensamientos, el otro lo agarra del brazo y tira de el para llevarlo hacia el muro de la iglesia y decirle su plan que suena muy parecido al plan que había pensado.
-Bien falso león, correré pero no lo hago por ser francés, lo hago involuntariamente para sobrevivir- Dice antes de comenzar a escalar la pared.
El enmascarado se adelanta al espadachín, lo mira atentamente de reojo y en su mente se imagina lo fácil que sería patear al chico para hacerlo caer, creando un buena distracción para escapar, pero entonces un sonido rompe su plan, el sonido de rocas que chocan contra la pared y que son lanzadas por los aldeanos que intentan atacar a los forasteros.
Zacharie escala más rápido para poder llegar al techo de la iglesia para luego recostarse despreocupadamente.
-Bien... eso nos ha dado unos... tres minutos de vida, ¿quieres fundar una nueva civilización mientras esperamos nuestra ruina inevitable? yo pido ser el primer ministro... ¿porque primer ministro? Techonia es solía ser una colonia británica pero la reina aún tiene autoridad... Techonia es mi país ficticio, aun trabajo en la bandera - Dice el enmascarado mientras se acerca lentamente a la orilla del techo para ver a los aldeanos lanzando rocas e intentando escalar la pared.[/color][/color]
- Tamer & Digimon
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Zacharie
Re: Bienvenido a Black Hallows [privado]
La cooperación de Zacharie quedó en el olvido, adoptando con velocidad una actitud agresiva, altamente sarcástica. Naturalmente, esto debido a que el tiempo de mi transformación había acabado.
¿Por qué pasó esto? Me pregunté, ¿Clockmon me había mentido? Claro, quizás está compinchado con el Digimon que elaboró todo esto, el plan estaba claro, desde luego. Y mientras escalaba, me dí cuenta de esa realidad.
No podía confiar en nadie, Clockmon me dió ese poder hasta que se me fue arrebatado con un simple haz de luz, Zacharie no tardaría en intentar traicionarme, estaba claro, como si estuviera en el aire; su compañero Digimon estaba bajo la misma sospecha, no podía bajar la guardia.
Y si bien, estaba en el techo, alejado de los "zombies" estaba en aquella superficie, al lado de un dos posibles enemigos, con solo mi Uchigatana en mano. ¿Asesinarlo era una opción? No conocía al chico, no habría remordimiento, eso estaba claro.
Pero no era un asesino, el francés no había llegado a atentar contra su vida, inclusive si lo hubiera planeado o no, el chico merecía vivir, como yo mismo, como cualquier otra persona.
Troné mis dedos, ignorando olímpicamente los sarcásticos comentarios de aquel chico enmascarado mientras observaba el techo con ojo avizor. Las baldosas estaban sueltas, sería fácil romper un techo descuidado y viejo como este, aunque regresaríamos a un punto inicial; la iglesia.
Otro factor relevante: la caída, la edificación parecía medir varios metros de altura, una caída seria nos provocaría un daño grave, incluso, irreparable. Pero...
¿Qué es la vida sin arriesgarse?
Pateó fuerte el techo, partiendo un par de baldosas que cayeron por los costados de la iglesia, sobre las cabezas de distintas personas "zombieficadas", creando un agujero del tamaño de mi pie, luego, mis manos atravesaron dicho boquete, abriéndolo con esfuerzo, hubiera estado bien que el enmascarado me ayudara, pero aún desconfiaba.
La decisión de abrir el techo se veía justificada, noté como los seres no escuchaban mucho, quizás sus sistemas auditivos estaban siendo afectados por aquel virus, aumentando sus capacidades físicas, pero dejando atrás las de audición, problemas cerebrales ocasionados por el "maloso mayor", supuse.
Me lancé del techo hacia dentro de la iglesia. Con una vuelta, mi espalda casi choca contra el suelo, pero logré rodar, disminuyendo así los daños ocasionados por el choque. Aunque mi Uchigatana había rasgado un poco lo que era la alfombra que cubría el pasillo de la iglesia.
Miré hacia arriba, el chico pelinegro no había bajado aún, sin embargo, seguí con la ejecución de mi idea. Afortunadamente, los asientos no estaban sujetos al suelo, logrando levantarlos un poco para colocarlos luego enfrente de la gran puerta que daba paso a la iglesia.
Corriendo por el enorme lugar, cortaba las sogas que mantenían amarradas y levantadas las cortinas, disminuyendo la luz de la habitación, pero eliminando el campo de visión de aquellas personas. Al final del pasillo, una antorcha estaba pegada a la pared, encendida.
—¿Qué diablos?—Murmuré mientras me acercaba a la antorcha, cuya presencia no había notado anteriormente.
Y entre las sombras, una enorme vela con fuego que coronaba su cabeza, apareció.
¿Por qué pasó esto? Me pregunté, ¿Clockmon me había mentido? Claro, quizás está compinchado con el Digimon que elaboró todo esto, el plan estaba claro, desde luego. Y mientras escalaba, me dí cuenta de esa realidad.
No podía confiar en nadie, Clockmon me dió ese poder hasta que se me fue arrebatado con un simple haz de luz, Zacharie no tardaría en intentar traicionarme, estaba claro, como si estuviera en el aire; su compañero Digimon estaba bajo la misma sospecha, no podía bajar la guardia.
Y si bien, estaba en el techo, alejado de los "zombies" estaba en aquella superficie, al lado de un dos posibles enemigos, con solo mi Uchigatana en mano. ¿Asesinarlo era una opción? No conocía al chico, no habría remordimiento, eso estaba claro.
Pero no era un asesino, el francés no había llegado a atentar contra su vida, inclusive si lo hubiera planeado o no, el chico merecía vivir, como yo mismo, como cualquier otra persona.
Troné mis dedos, ignorando olímpicamente los sarcásticos comentarios de aquel chico enmascarado mientras observaba el techo con ojo avizor. Las baldosas estaban sueltas, sería fácil romper un techo descuidado y viejo como este, aunque regresaríamos a un punto inicial; la iglesia.
Otro factor relevante: la caída, la edificación parecía medir varios metros de altura, una caída seria nos provocaría un daño grave, incluso, irreparable. Pero...
¿Qué es la vida sin arriesgarse?
Pateó fuerte el techo, partiendo un par de baldosas que cayeron por los costados de la iglesia, sobre las cabezas de distintas personas "zombieficadas", creando un agujero del tamaño de mi pie, luego, mis manos atravesaron dicho boquete, abriéndolo con esfuerzo, hubiera estado bien que el enmascarado me ayudara, pero aún desconfiaba.
La decisión de abrir el techo se veía justificada, noté como los seres no escuchaban mucho, quizás sus sistemas auditivos estaban siendo afectados por aquel virus, aumentando sus capacidades físicas, pero dejando atrás las de audición, problemas cerebrales ocasionados por el "maloso mayor", supuse.
Me lancé del techo hacia dentro de la iglesia. Con una vuelta, mi espalda casi choca contra el suelo, pero logré rodar, disminuyendo así los daños ocasionados por el choque. Aunque mi Uchigatana había rasgado un poco lo que era la alfombra que cubría el pasillo de la iglesia.
Miré hacia arriba, el chico pelinegro no había bajado aún, sin embargo, seguí con la ejecución de mi idea. Afortunadamente, los asientos no estaban sujetos al suelo, logrando levantarlos un poco para colocarlos luego enfrente de la gran puerta que daba paso a la iglesia.
Corriendo por el enorme lugar, cortaba las sogas que mantenían amarradas y levantadas las cortinas, disminuyendo la luz de la habitación, pero eliminando el campo de visión de aquellas personas. Al final del pasillo, una antorcha estaba pegada a la pared, encendida.
—¿Qué diablos?—Murmuré mientras me acercaba a la antorcha, cuya presencia no había notado anteriormente.
Y entre las sombras, una enorme vela con fuego que coronaba su cabeza, apareció.
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