Desde las llamas (Misión)

por **Hibiki Sanjō** Jue Ago 10, 2017 5:51 am

Hibiki y su compañero yacían en los cuarteles de la US, ¿pero por qué?, hace un par de horas mientras la dupla se mantenían en las cercanías de la zona habían sido convocados con al parecer un buen número más de soldados pues al parecer había un problemilla, o más bien un problema bien gordo, después de todo en pocas ocasiones se solicitaba aquel número de agentes que rondaban entre los quince o veinte aproximadamente, además de los que claramente ya se encontraban en la zona destino a la cual serían mandados, debía de ser una misión clave, importante, ¿reconocimiento o acaso alguna guerra?, les hicieron formar filas a todos los allí presentes en compañía de su Digimon (de tenerlo), desconocía los detalles, mas aquello no fue suficiente para hacerlo vacilar.

—Hibiki, ¿qué es...?.—
—Shhh, escucha.— El Digimon no logró terminar de formular la pregunta pues el humano había tapado (como pudo) el hocico del mismo para evitar que siguiese hablando pues sabido era que con tan solo una advertencia este no se mantendría con la boca cerrada.

Frente a ellos y las cuatro filas que se habían formado a base de reclutas se acabó por aparecer un hombre con claramente un rango superior, ¿sería acaso un capitán o algo similar?, quizás superior, el castaño no lo sabía, seguramente nadie lo sabía.

—¡Muy bien, agentes!.— Se colocó firme en su posición mientras saludaba a todos los allí presentes con la frente en alto, debía de gozar de un rango superior, eso ya estaba claro. —Se ha solicitado su presencia puesto que una catástrofe azotó a un poblado en una zona importante para el Digimundo.— Hizo un silencio, todos estaban en silencio, incluso Dracomon. —¡Nosotros, la división Ban-Tyo evaluaremos su desempeño en esta tan importante misión!. Cada uno de ustedes será designado a una de las sub-divisiones de nuestro grupo, han sido analizados y estudiados, por lo que el margen de error es igual a cero porciento.— Colocó su puño en su corazón y mantuvo su expresión seria. —Éxito para todos.— Finalizó.

Hibiki fue jaloneado junto a dos personas más por un hombre que cubría su rostro con un caso que la mitad superior de su cabeza, el castaño no se resistió, y a pesar de que no fuese la forma más formal de convocarle sí parecía ser la más simple para no tardar más del tiempo necesario.

—Han sido elegidos por el Volcan Golem como unidad de apoyo, sus compañeros Digimon son los más fuertes y resistentes de los convocados, no defrauden a la división, sus indicaciones serán entregadas ya en el lugar, ¿entendido?.— Suspiró cortamente mientras no quitaba la vista de los soldados.

— horas más tarde. —

—Bien, hemos llegado.—

Hibiki junto a los demás miembros de la US llegarían finalmente hasta la zona en los vehículos que el clan proporcionaría para el transporte, aquel era un pueblo que al parecer estaría en las zonas montañosas, lugar en el cual había estado hace algún tiempo pero no tan en las cercanías de los Templos del Nirvana los cuales había estudiado en su presente estadía en la Union Saver.

—Muy bien, ¿preparado?.— Se estiró como pudo mientras observaba a su compañero, nunca habían estado en una operación como aquella.
—¡Listo!.—

por Roku Ginshô Jue Ago 10, 2017 10:50 am

Los Ban-tyo, la unidad bélica de mayor abolengo en los US, apostada en una misión como esa. Era extraño, pero necesario. Aquella zona se adscribía a la protección RK, y por tanto, necesitaban una medida disuasoria para evitar conflicto. No se pretendía atacar su autoridad, solo prestar una mano a los más necesitados. Y esta necesidad se hacía patente en lo que vieron los reclutas al descender del transporte. Ruinas de lo que antaño fueron viviendas y pastos negros, muertos, era todo lo que quedaba. Los supervivientes ya estaban siendo atendidos, intentando que superaran ese miedo que anudaba sus gargantas.

El resto de agentes comenzaron a actuar. Algunos buscaban aquello que se había salvado, otros evaluaban el alcance de los daños, y había quienes erigían un improvisado campamento para que los afectados pudieran descansar. Incluso unos pocos se pusieron a cocinar, combatiendo ese mortecino olor a carbón por especias y aromas. Claro que Hibiki, como pez fuera del agua, no sabía en qué tareas debía cooperar.

-A ver, los novatos -inquirió una voz con autoridad suficiente para llamar su atención-, como podéis ver, hay mucho en lo que trabajar. Así que moveos. Me da igual a quién echéis una mano, simplemente no os quedéis quietos.

Y los más espabilados empezaron a preguntar a otros en qué tareas podrían ayudar. De momento, la inmensa mayoría buscaba evaluar el alcance del ataque, ocupándose en los daños, los costes de reparación o la búsqueda de supervivientes, mas otros atendían a los que ya estaban esperando la llegada de una mano amiga.

por **Hibiki Sanjō** Jue Ago 10, 2017 10:20 pm

Los campos calcinados, las vidas que se habían perdido, los edificios que yacían derrumbados, Hibiki observó todo aquello una vez bajó del vehículo junto a Dracomon, lugar en el cual se estiraría como correspondía, después de todo se había cansado de estar sentado, incluso las piernas se le habían entumecido un poco.

—¿Ahora qué?.— Preguntó el dragón progenitor mientras observaba hacia todas partes sin tener ni la más mínima idea de qué era lo que tenían que hacer, se supone que les darían sus indicaciones una vez llegaran al lugar, pero de momento no habían recibido nisiquiera una bienvenida por parte de los altos mandos que desde antes estaban atendiendo a los supervivientes que aún se mantenían aturdidos.

Antes de poder responder el castaño escuchó una voz que pretendía mostrar autoridad, claramente era uno de los capitanes que estarían a cargo de la operación, ¿podían hacer practicamente lo que quisieran?, claro, siempre y cuando estuviese dentro de los márgenes de utilidad para la operación. Hibiki observó detenidamente a todos a su alrededor, la forma proactiva en la cual todos se comportaban era realmente de esperarse, y vamos, los novatos habían sido convocados por una de las unidades élites del clan, debían dar lo mejor de sí para poder ser considerados, y aunque el tamer de los ojos rojos no estuviese del todo claro de como funcionaban las cosas pues no podía quedarse atrás.

—Sígueme.— Dijo el castaño a su compañero mientras comenzaba a caminar, tenía una vaga idea de lo que podía hacer, seguramente alguien más estaría haciendo lo que él había planeado, mas no podía perder la oportunidad. Comenzó a investigar las zonas comenzando por los alrededores de los campos que habían sido quemados, con un poco de suerte podría encontrar alguna pista que fuese de ayuda o alguien que pudiese brindarle algo de información.
—Hibiki, ¿qué es lo que piensas?.— El dragón notó el temple de su tamer, pues este último demostraba gran seriedad en cuanto a la investigación, ¿sería que acaso este ya encontraría algún patrón o una pista que les llevase hasta el culpable de lo sucedido?, claramente no, pero debía comenzar por esos pequeños detalles en las cercanías antes de dirigirse a una zona más alejadas como podía ser alguno de los templos, sin embargo el castaño sabía que algo o alguien de utilidad habría por aquellos alrededores.
—Algo de información podremos encontrar por aquí, relájate, dudo que tengas que luchar por ahora, acabamos de llegar.— Hibiki conocía a Dracomon y sabía las ganas que este tenía de luchar, siempre las tenía, las tenía a flor de piel.

Así, el humano prosiguió con su búsqueda alrededor de los campos calcinados.

por Roku Ginshô Sáb Ago 12, 2017 7:14 pm

El olor a humo, carbón y ceniza creaba un desagradable vaho que hacía cerrar los ojos, pues esa agresiva atmósfera ya anunciaba que no debían estar allí. Todo estaba reducido a polvo, incluso más allá de lo que la vista lograba alcanzar. Era difícil moverse por ahí sin el equipo adecuado, y es que los vapores hacían que los ojos llorasen al tiempo que cortaba la respiración. Improvisando un filtro con la mano, como acto reflejo, Hibiki se fue moviendo por esa zona, mas su compañero no presentaba esas dificultades. Siendo capaz de expeler fuego, su fisionomía estaba preparada para soportar ambientes como ese, pues sería ridículo que un dragón se asfixiara por su propio humo.

A los pocos minutos de desplazarse por ese lugar, Hibiki notó como una película empezaba a cubrirle la mano, y aunque translúcida, tenía una textura entre pastosa y líquida. Este proceso se debía a los lípidos desprendidos por los cuerpos que han sido quemados, generando durante unas horas esta “grasa” que se va condensando a medida que encuentra superficies donde acumularse, en este caso, el propio Hibiki. De este modo, la ropa quedaba impregnada con este sebo, dificultando el movimiento, pues equivalía a cuando uno intenta moverse estando empapado. Se quiera o no, es un peso extra.

Con dificultades, pudo divisar dos posibles destinos. Lo que parecía ser un grupo de gente conversando (probablemente, miembros de los US), y una especie de estructura derrumbada, cuyos restos se esparcían por el suelo muerto. Probablemente, por esos campos podría haber más, pero las dificultades ya dichas generaban el problema de que no pudiera acceder a otras rutas, teniendo siempre la opción de regresar a la zona donde se desplegaron. Allí siempre podría pedir nuevas directrices y órdenes, accediendo a un camino seguro en lugar de aventurarse a lo incierto.

por **Hibiki Sanjō** Sáb Ago 12, 2017 7:32 pm

A pesar de tapar su boca con su mano Hibiki aún tosía de cuando en cuando, pues la sensación de sentir ese ahogo podía realmente llegar a ser angustiante, además de que claro, al sentir sus ropajes con aquel peso extra que había comenzado a sentir con el pasar del tiempo claramente no hacía las cosas más fáciles, estaba odiando bastante aquella sensación, pero había llegado finalmente el punto en el cual dos destinos aparecerían frente a él, primero unas personas que charlaban entre ellas, ¿miembros de la US?, realmente prefería no averiguarlo, bien sabía que se había alejado un poco de la verdadera zona de investigación mas sabía que aún así podía llegar a encontrar algo de información fuera del área establecida legalmente por los altos mandos, por otra parte no quería defraudar a la sub-división que había solicitado su apoyo. No se confiaría tanto, no, no cometería el error de charlar con personas que apenas y podía distinguir, por lo que antes de regresar por su camino optó por tomar el segundo camino que había aparecido frente a él, pues aquella estructura derrumbada igual y podría darle alguna pista de lo que posiblemente estaba buscando, es decir, lo que fuese que pudiera aportar al caso.

—¿Estás bien?.— Preguntó Dracomon un tanto preocupado por la salud de su tamer, que entre tosidos apenas y parecía poder respirar con facilidad a causa de la zona en la cual habían decidido aventurarse, claramente no había sido la mejor idea y devolverse por el mismo camino habría sido tan solo una perdida de tiempo, volverían tras investigar un poco en aquella estructura, no se permitiría haber perdido el tiempo de aquella manera. —Puedo cargarte.— Se ofreció Dracomon mientras mantenía un ojo sobre su tamer y el otro sobre el camino que seguía delante de ellos, logrando finalmente llegar con cierta dificultad hacia aquella zona de las ruinas donde el humo no llegaba con suma intensidad como había sido con su mala suerte y la dirección del viento. Sí, no habían avanzado tanto, y que de haber seguido así y no haber visto nada tampoco podría apelar el humano a que su salud peligrase porque sí, por lo que tras investigar aquella zona volverían hasta el campamento para recolectar pistas.

—Maldición.— Sentía la dificultad en su caminar por aquella cosa que se acabaría impregnando en sus ropajes, respondió al ofrecimiento de su compañero tan solo con un movimiento horizontal de su cabeza, era temerario, mas no completamente idiota, quizás luego haría uso de su sugerencia, pero aún poseía la capacidad para poder mantenerse en píe, por lo que tras finalmente haber llegado hasta aquellas ruinas se refugió donde aquella sustancia nociva no hiciese tanto efecto, quería volver lo más vivo posible irónicamente hablando.

por Roku Ginshô Sáb Ago 12, 2017 7:51 pm

Resguardados del viento tras ese muro de improvisada madera, pudieron investigar de qué se trataba. Se extendía a lo largo de varios metros, por lo que su longitud debía de ser imponente, y si bien se había desplomado, conservaba parte de su figura base. La madera que la conformaba estaba carbonizada, y sin duda el fuego dañó los cimientos, haciéndolos más quebradizos, y su propio peso, o el viento, hizo que se derrumbara. El golpe contra el suelo acrecentó los daños, partiéndola y astillándola, explicando todo esto los tablones rotos desprendidos de la atalaya principal.

Por otra parte, las hendiduras provocadas por la caída permitían entrar en una suerte de puerta improvisada, así que, en el caso de que la entrada principal requiriera una llave, Hibiki no iba a perder tiempo en su búsqueda ni petición. El problema, en cambio, sería el caos imperante en ese interior. Del mismo modo que una casa afectada por un terremoto, o un barco náufrago estampado en una cala, todo lo que no estuviera anclado al suelo se hubiera movido al mismo tiempo. Y aunque tuviera medidas para esos accidentes naturales, si el suelo no soportó el embate, se encontraban con el mismo problema. Es decir, que habría restos y destrozos por todas partes.

Sería necesario un plan para moverse. En primer lugar, la oscuridad, ya que el complejo estaba cerrado, y sumado al humo de los campos, solo vería negrura sin una fuente útil de luz. A continuación, las puertas, y restos de madera acumulados, de no poder desplazaros o demolerlos, su avance quedaría imposibilitado. Como tercera medida, saber qué debía buscar, y por dónde. Estaba claro que eso era un edificio, más concretamente, una especie de torre, pero, ¿a qué atendía? ¿Era una vivienda? ¿Un almacén? Para algo debía servir, y saber qué es ayudaría a entender mejor ese sitio. Estando por el centro de esta, podía dirigirse a lo que sería su base, o a la cima de esta. Incluso estaba la opción de separarse en las dos direcciones, pues no dejaban de ser un equipo de dos integrantes.

por **Hibiki Sanjō** Mar Ago 15, 2017 7:13 am

Con suma dificultad llegó a la zona "segura", pues ya no sentía a grandes rasgos aquella sensación desagradable en su garganta, además de que la palma de su mano como filtro improvisado había sido de bastante ayuda para evitar daños mayores en su organismo, en ocasiones así llegaba a envidiar un poco a Dracomon al ser así, es decir, era un dragón y claramente los efectos de aquellos gases no le harían efecto alguno, era humo, cosa que usualmente salía de su boca tras las llamaradas y bolas de fuego que salían expulsadas desde los adentros de su gran hocico.

—Un momento, ¿qué es esto?.— Preguntó mientras con dificultad observaba algo que yacía a sus pies, si bien no se equivocaba aquello era... —Una máscara de gas— Sonrió observando a su compañero y la analizó con la vista, no parecía estar destruida y los filtros se mantenían casi impecables, al parecer no sufriría grandes daños con el derrumbe que frente a él se mantenía, por lo que sin darles más vueltas al asunto fue que se colocó la misma, por lo menos así ahora no tendría problemas con los gases dentro de su organismo, por lo que podría volver por aquel camino y no morir (o caer desmayado) por los efectos nocivos.

Claro, ahora no volvería de una sola vez, pues como pudo observó a su alrededor, obviamente observando ruinas y espacios lo suficientemente oscuros al punto en el cual literalmente no se podría ver absolutamente nada, ¿entrar e investigar?, podía ser temerario pero no idiota, ¡pero tenía una idea!.

—Vamos, Dracomon.— Le llamó para que le siguiese, volverían por donde habían venido, mas se desviarían esta vez en la otra opción que anteriormente se le había presentado, buscando acercarse a aquellas siluetas de personas que por su bien y el de su compañero esperaba que fuesen miembros de la Union Saver, realmente no necesitaba una batalla o algo así, mucho menos en un lugar como aquel.
—¿Estás seguro de que vayamos por aquí, Hibiki?.— El Digimon estaba claramente aún preocupado por el bienestar de su tamer, cosa que hablaba bastante bien de él pues con el tiempo habían desarrollado un vínculo de amistad bastante estrecho, además de que el dragón notaba como al castaño se le dificultaba el moverse con aquella extraña sustancia que se había adherido a sus ropajes y que con el tiempo iba haciendo más y más presencia, dificultando cada vez más la movilización del tamer, debían salir de allí pronto, claramente no había sido una buena idea para empezar, pero ya no había vuelta atrás.
—No te preocupes, si son miembros de la US nos ayudarán, debe de haber algo en aquellas ruinas, y no creo que sea realmente buena idea que nos separemos, pueden haber Digimon allí dentro.— Hibiki era precavido, no estaba dispuesto a encontrarse con un Phantomon o un Bakemon allí dentro en la oscuridad, pues al estar en su elemento podían ser un grave problema, ¿qué haría sin Dracomon?, odiaba admitirlo, pero podía llegar a ser vulnerable sin su Digimon.

por Roku Ginshô Mar Ago 15, 2017 7:43 am

Una rápida evaluación de la máscara dejaba todo más claro: ni fisuras, ni desgarros, ni roturas de ningún tipo, estaba en perfectas condiciones. Con algo de polvo, un detalle sin importancia dado el cataclismo, su uso era ideal, incluso era de la talla de Hibiki. Esto casi era un milagro atendiendo al detalle de que, en el digimundo, existirán máscaras a medida para los distintos digimons, y por supuesto, cualquiera con morro o una cabeza no-humanoide tendría modelos para sus necesidades fisiológicas, dificultando al humano usarla. Tenía dos extraños añadidos, similares a orejas de gato, suponiendo Hibiki, como es evidente, que su usuario original tendría estas en lugar de las habituales en los humanos. Sin mayor drama, comprobó los filtros, uno sin apenas desgaste, y, desafortunadamente, ningún recambio a la vista.

Durante unos minutos, puede que unas horas, respiraría a gusto, e incluso podría ver sin dificultad, mas era preocupante la ausencia de otras muestras de equipo. Es decir, la máscara estaba sola, sin nada más. ¿No sería más normal que esta se encontrara al lado de otras provisiones, o es que alguien la dejó ahí adrede? Más sentido tenía pensar que, disponiendo las máscaras, el viento desplazara una hasta allí, parándose al chocar contra la madera.

Ya puesto, reanudaron la marcha, desandando el camino para regresar al grupo anterior, las siluetas que pudo vislumbrar pese al viento imperante y aquella niebla negra. Ahora, sus contornos eran más claros, y su paso más seguro, aproximándose en pocos minutos, pero lo que encontró no fue agradable. Sí, eran un grupo, pero no de US, y de hecho, no podía identificarlos con seguridad, pues aquellos cuerpos, completamente carbonizados, no dejaban claro su humanidad. Como esculturas, permanecían de pie, impasibles, y como los héroes de las baladas épicas, habían muerto de pie. Es de todos sabido que, cuando un digimon muere, su cuerpo se descompone en datos, que son procesados y restaurados en un nuevo cuerpo. Estos, pese a esa ley, seguían allí, encerrados en una prisión de su propia carne, castigada por unas flamas tan intensas que impedía su disgregación, un destino demasiado cruel para cualquiera.

Antes de poder examinar los cuerpos, algo extraño pasó. Igual por el viento, o por algún movimiento de Hibiki, la máscara se iluminó, de forma escandalosa. Multitud de colores, alternándose como si de una bola de espejos se tratara, recorrían distintas partes de lo que él pensaba era un obsequio de los dioses. El digimundo era extraño, y estos artilugios, más todavía. Lo normal hubiera sido buscar algún interruptor para poner fin al espectáculo de luces, pero un nuevo evento lo impidió. Un proyectil, de hierro, más grande que una bala, pasó muy cerca de su cabeza, saboreando el metal la membrana de piel de la máscara. Sonoramente, se clavó en la tierra, y pudieron identificar que era una flecha. Como acto reflejo, el tamer y su compañero siguieron con la mirada la supuesta trayectoria, y ambos pudieron ver una especie de torre, inclinada mas no derruida. Fuera quien fuera su atacante, allí se resguardaba. ¿Arriesgarse a su caza, pese a su posición ventajosa, o replegarse para idear un plan? Había que pensar rápido, pero actuar con aún más presteza.

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