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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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Mensaje por Roku Ginshô Lun Abr 18, 2016 12:14 am

Episodio Cero: Prólogo


-¿Quieres el poder para alcanzar tus sueños? ¿O el poder para proteger a otros? Quizás necesites el poder para vengarte... Sea cual sea tu meta, necesitas poder, ¿no?-decía el digimon encapuchado- Pero en esta vida parece que no alcanzarás ninguno de esos destinos, tu tiempo se acaba, viajero de otro mundo. Pero dime, ¿cuál es tu última voluntad?-el viajero errante señaló las estrellas del firmamento- Antes de que se apaguen tus fuerzas, dime qué puedo hacer por ti.
-No busco nada de eso... Mi tiempo ya ha pasado, y no pude hacer nada. “El reino vive para el rey” decían mis soldados... Jeh, ¿y qué es un rey sin su reino? Ya no queda nada. Exiliado, sin fuerzas, moribundo. Mi vida se extingue, pero dime, hechicero, en este mundo donde se ciernen las sombras ¿mi legado podrá hacer algo?
-Por supuesto que sí, rey de otro mundo. Has sido sabio incluso en tu última hora. Ellos te buscaran aquí, deseando tu poder cercano al de un dios. Disgregarlo es, sin duda, la decisión correcta. Pero dime, gran rey, ¿qué puedo hacer por ti?
-Protege mi poder, porque la salvación viene de que llegue al mañana. Si cae en malas manos, vuestro mundo morirá como el mío, y mi honor me impide abandonaros en estas horas oscuras. Por eso, mi alma y mi furia renaceran en este mundo como vestigios de mi fuerza y gloria pasada, y mi cuerpo residirá, hueco, como un falso vestigio de mi poder-afirmaba el moribundo-. Si la oscuridad de mi tierra viene, pensarán que toda mi fuerza estará en mi armadura, pero no buscarán ni mi alma, ni mi corazón.
-Te ayudaré en lo que pueda, pues en mi sueño pude ver a un dragón engullido por las sombras. Tu mundo sigue vivo, pero Yggdrassil sabe cuándo podrá resistir y vendrán aquí...

La ceremonia comenzó. Aquel que estaba mortalmente herido sacó una grillante esfera de su pecho, la cual, asimilando la atmósfera cercana, conformó un brillante huevo que el ermitaño sostuvo. Luego, la alabarda gigante del guerrero se clavó en el suelo, y prendiéndose de llamas escarlatas, un dragón surgió de ella. Herido, moribundo, esta bestia se despidió de su dueño, y como se vio antes, conformó también una esfera blanca, renaciendo. Por último, el rey exhaló su último aliento, y comenzó a descomponerse en partículas de luz, que iban adquiriendo la forma de su coraza.

-Sellandoos en digispirit, buen truco. Viviréis eternamente en una oscuridad sin fin, mi señor-auspiciaba el extraño-. Pero vuestros enemigos no se fijarán en vuestra prole, solo en vuestra fuerza de antaño-riendo en voz baja y sosteniendo a los herederos del rey, permaneció inmóvil al lado del poderoso rey-. Antes de expirar, por favor, dime de qué mundo provienes.
-Me conocían como MedievalDukemon, señor de Witchenly. Traicionado por mis propios hombres, hallé la muerte, pero con mis últimas fuerzas escuché tu llamado y pude acceder a este mundo. Dime ahora, ¿quién sois vos?
-He recibido muchos nombres a lo largo de mi existencia: La primera estrella, el hierofante, Adán, Salomón, Mefistófeles, el Caído, el Quinto elemento, el Padre de todos los Druidas... Pero puedes llamarme... Merlín.
-Siempre noté que en mi mundo alguien me miraba desde la lejanía, pero con mi magia nunca pude localizarlo. No lo consideraba una amenaza, pues no notaba peligro. ¿Eráis vos?
-Soy uno de los 12 que fueron marcados por Yggdrassil, el dios de este Mundo. Por ello, dispongo de poderes que escapan de la lógica de este mundo, y de otros-decía el mago,carraspeando como si esto trajera un mal recuerdo-. Y sí, os he visto crecer, he visto vuestro mundo caer, y por ello estoy aquí, para evitar que el lugar que amo corra el mismo destino y para, quizás, solo quizás, salvar algún día el vuestro.
-Gracias, amigo. Tus palabras y voluntad me darán consuelo en todos los años que pasarán antes de que alguien con mis mismos ideales reclame mi fuerza.

Mientras el rey conformaba su nueva forma, el mago errante derramó una lágrima, pues en su larga existencia nunca habia conocido a alguien tan valiente que, incluso en su muerte, solo pudiera pensar en los suyos. Pero más le sorprendió que, por vez primera, alguien lo llamara “amigo”. Observando el legado del digimon de otro mundo, marcó ambas esferas con el símbolo de Yggdrassiel, confiriendo parte del poder del digimundo a estos, para que con la fuerza de dos dimensiones enteras pudiera afrontarse en el futuro al mal que asoló Witchenly. Iniciando de nuevo su camino, Merlín alzó ambos y pronunció las siguientes palabras.

-Sois hijos de “aquel al que temían los dragones”*, y por recuerdo a su persona os protegeré hasta la hora señalada... Nuestro futuro depende de ti, “Guardián de la estrella noble”*.



Próximo capítulo: Hermanos de Armas.
*Significado de “Uther Pendragón”.
*“Arturo” significa “Guardian de la Osa Mayor” u “Oso noble”, en este caso se alude a las estrellas por ser estas lo que se utiliza para adivinar el futuro.

Nota: Este proyecto nace del reto de componer un fic basado en las relaciones de los RK's con los mitos artúricos. En esta ocasión, el consejo de Merlín y Uther Pendragón que nunca podrá ver a su hijo Arturo, que ya muchos sabrán quién va a ser. A ver si les gusta y lo prosigo.
Roku Ginshô

Roku Ginshô
Tamer
Tamer

Faltas :
Una por cada double.

Prueba de Rol :
A

Digi Puntos :
1060

Ficha :

NPCs :

Nivel On Rol :
Ancient spirit

Nivel On Rol de los Digi Aliados :
Sven-Hyper Spirit

Icono :
Union Saver: Organizacion mundial e interdimencional destinada a proteger, mantener el orden y justicia en ambos mundos

Rango y Unidad :
Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Turtle

Rango y Unidad Digi Aliado :
Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Turtle

Inventario :
Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10Royal Knights of the Round Table Data10
Royal Knights of the Round Table Digitr10 Royal Knights of the Round Table Digitr10 Royal Knights of the Round Table Digitr10 Royal Knights of the Round Table Digitr10
Royal Knights of the Round Table Cupo_d10 Royal Knights of the Round Table Cupo_d10
Royal Knights of the Round Table Cupode10


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Mensaje por Sigrun Vinter Lun Abr 18, 2016 10:49 am

¡Me encanta! ^^

Se te da muy bien escribir historias épicas e interesantes. Estoy deseando leer el próximo capítulo.
Sigrun Vinter

Sigrun Vinter
Tamer & Digimon
Tamer & Digimon

Prueba de Rol :
A

Digi Puntos :
642

Cuentas :

Ficha :

Relaciones :

Cronologia :

NPCs :

Nivel On Rol :
Burst Mode/Future Mode

Nivel On Rol de los Digi Aliados :
Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]

Icono :
Royal Knight: Guardianes del universo digital. Con fe ciega obedecen las ordenes de Yggdrasil y realizan cualquier acto para proteger su mundo.

Rango y Unidad :
Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)

Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)

Rango y Unidad Digi Aliado :
Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons Destroyers

Inventario :
Royal Knights of the Round Table Ic-azu11
Royal Knights of the Round Table Xdat10
Royal Knights of the Round Table Data10
Royal Knights of the Round Table ZdNcWEd
Royal Knights of the Round Table Digitr10
Royal Knights of the Round Table Cupode10


http://ladyrk.deviantart.com/

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Mensaje por Luna Kobayashi Lun Abr 18, 2016 12:18 pm

¡Me ha encantado! La introducción de Witchenly es genial, y el mago llorando por haber sido llamado amigo es precioso. Además, todo el texto tiene un aire épico, como si estuvieras contando un cuento sobre caballeros, con todo ese ambiente épico y místico. ¡Sigue así! ¡Estaré encantada de leer el siguiente capi!
Luna Kobayashi

Luna Kobayashi
Tamer & Digimon
Tamer & Digimon

Faltas :
1

Prueba de Rol :
A

Digi Puntos :
402

Ficha :

Nivel On Rol :
Rookie

Nivel On Rol de los Digi Aliados :
Leonardo
Royal Knights of the Round Table Gaomon
Champion


Icono :
Union Saver: Organizacion mundial e interdimencional destinada a proteger, mantener el orden y justicia en ambos mundos

Rango y Unidad :
Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule

Flora
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule

Rango y Unidad Digi Aliado :
Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule

Inventario :
Royal Knights of the Round Table Yd10
Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10
Royal Knights of the Round Table Card10Royal Knights of the Round Table Card10Royal Knights of the Round Table Card10Royal Knights of the Round Table Card10Royal Knights of the Round Table Card10
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Mensaje por Roku Ginshô Vie Jun 03, 2016 7:07 pm

“La guerra, la guerra nunca cambia”, es una frase que todo guerrero ha oído alguna vez a lo largo de su vida. Nacen de la avaricia, del miedo, de la ira, y siempre acaban del mismo modo: uno de los dos bandos consigue lo que ansiaba a costa del otro. Unos festejan, ríen, disfrutan de las mieles de la victoria, ¿pero y los otros? Sufren, lloran por lo perdido, pierden la esperanza... Pero no acaba aquí, pues en ellos nace un nuevo impulso. Dedican lo que quedan de sus fuerzas a recuperar lo que les arrebataron, temerosos de que su debilidad atraiga nuevos invasores y, por supuesto, todo esto se debe al rencor que despierta la propia guerra, una y otra vez. La misma historia con diferentes palabras, los mismos soldados con distinto nombre, pero siempre es la misma realidad: La guerra.

Nuestros ancestros ya dejaban constancia de esto en viejas historias que nos contaban cuando dábamos nuestros primeros pasos, conservadas por la tradición oral o en tablas de piedra donde presenciar a aquellos que se convirtieron en leyenda. Y con todo esto, en ninguno de nuestros corazones permanecía la sensación de odio hacia quienes intentaron aniquilarnos. Sí, ganamos guerras, y sí, las perdimos, pero era ley de vida. E Yggdrassil, en su eterna sabiduría, hacía que los caídos se reencarnaran sin maldad alguna.

Los adultos sí, recordaban esto, y a veces el odio corrompía sus corazones, pero todos esos sentimientos desaparecían ante la luz de la nueva vida. Y los cuentos de batallas del pasado solo eran anécdotas para inspirarnos, independientemente del bando. No existía el odio eterno en las tierras de nuestro Dios. Hasta que aparecieron ellos.

Aquellos cuyo odio derivó en una maldad sin precedentes que, repudiando a su mismísimo creador, decidieron aislarse de los dones que este ofrecía, creando su propia zona. En ella la muerte era definitiva, sin posibilidad de regresar, pero no les importaba. De alguna manera, sus tropas no decrecían a cada batalla; en cambio, empezaban a ser más y más, y empleando extrañas habilidades desmoralizaban a aquellos que siempre habían luchado de un mismo modo.

Como un aviso de lo que podían hacer destrozaron una zona del mundo digital. Y cuando afirmo esto no es exagerado decir que todo allí estaba “muerto”. Ni un brote de verde hierba, ni los brillantes rayos del sol, ni el aire que brindaba la atmósfera... Nada se sentía igual allí, en la Zona Oscura. ¿Cómo lo hicieron? No lo sé, pero sí os puedo decir la triste verdad que se desveló tras esto:

Por mucho que nos duela, por mucho que nos aterre, hemos de admitir que ya no vivimos en la época de nuestros antepasados.

¿Y la guerra? La guerra ha cambiado.”


-UlforceVeedramon

Capítulo I: Hermanos de Armas

El acre olor llegaba a todos por igual. Era desagradable, pero la visión no suponía una mejor sensación. Aquello estaba devastado, y peor aún, estaba muerto. Puede que a primera vista no supusiera un asunto trascendente, pero cuando hablamos del digimundo, sabemos que todo puede repararse, regresar, renacer... ¿Pero y la muerte plena y absoluta? Es un concepto tan desconocido que perturba incluso el ánimo de los más valientes.

Aquella zoña montañesa, en el pasado hogar de los digimons bestias era en nuestro presente un pálido y alejado recuerdo. Las forestas que pintaban de verdor el horizonte ahora solo eran hectareas de árboles sin hojas y secos. El aroma y fragancia de las flores y la propia hierba se sustituía por los restos muertos de los camaradas, y una especie de sentimiento negativo que emponzoñaba al propio viento, y los ánimos de los soldados allí reunidos.

Tras semanas de contienda con aquellos emisarios de la plaga, el enemigo, y con titánicos esfuerzos, la guerra se había restringido a la zona montañosa, más concretamente en las minas, lugar del que el ejército rival sorprendió aquella pacífica zona y la convirtió en aquel páramo desolado. Ahora ellos estaban encerrados en aquellas profundidades rocosas, al otro lado de las barreras de sello que podían haber dispuesto, y aunque su poder sagrado les impedía volver al exterior, estas se corroían, y llegaría el punto en que volverían a terminar su conquista.

-¿Cuánto tiempo ha pasado desde que los ángeles pusieron las barreras? -preguntaba, nervioso, un Knightmon, avistando las numerosas entradas a las oscuras minas, atento a algún movimiento extraño- Ya más de una semana, ¿no?
-Nueve días, señor -le respondía un Gatomon, nativo de aquellas salvajes tierras-. Pero no se preocupe, nos aseguraron que el sello aguantaría dos semanas.
-¡Eso no podemos saberlo! ¡Ya has visto cómo han acabado estas tierras, soldado! -le gritaba, preocupado- ¡Nada nos asegura que no se desmoronen en la próxima hora, y los refuerzos aún no han llegado!
-¿Y de que nos sirve desesperarnos, señor? Este era mi hogar, y aún no perdí la esperanza. Están recluidos, ¿no? Solo nos queda esperar y, si se liberan, luchar para reprimirles lo que podamos.
-Jeh, obviamente eres un novato. ¿No sabes que morir a manos de uno de ellos supone el fin? No te reencarnarás en nada, simplemente desaparecerás.
-Vivir con miedo no es vida, señor, y con gusto daría mi vida por la tierra que me vio nacer...
-Eso lo dices porque esta es tu primera escaramuza, pero ya he visto morir a demasiados compañeros, y no quiero desaparecer. Cumpliré mi deber hasta el final, pero eso no quiera decir que pueda mandar a todos mis hombres y a los nativos de aquí que se nos alistaron a una muerte segura...
-Lo entiendo, señor. Es una pesada carga, pero debemos aguantar... Solo nos queda eso...
-No, no nos queda nada. Ya hace cinco días que mandé al mensajero para que pidiera refuerzos a palacio, y el viaje es de tres. Nos han dejado como puesto fronterizo, pero ya sabes qué significa que no nos hayan mandado una respuesta -una pausa dramática heló el corazón de los allí presentes-. Así es, caballeros, somos la primera línea. En una guerra, los primeros en caer. Ya estamos condenados...

Siendo el deber de un líder arengar a sus tropas para que el ánimo no decayera, podría parecer que este Knightmon no cumplía con sus obligaciones, pero para comprender su situación hay que pensar que, por primera vez en la historia del digimundo, “morir” se aplicaba de un modo pleno, resultando en el desvanecimiento de todo, incluso de esa chispa que pasaba a la nueva vida que se producía tras la defunción. Nadie podía echarle en cara el pánico de esa muerte definitiva, ¿verdad?

Por tanto, también se justificaba su mirada de terror compartida con todas las tropas a su cargo cuando aquella gigantesca garra desmenuzó la barrera y amenazaba con arrastrarlos a las profundidades de la caverna. Ningún sonido podía salir de aquellas gargantas paralizadas por el horror, y aunque quiseran gritar en un vano intento por pedir auxilio, ya sabían que la ayuda no llegaría... O eso pensaban, pues en aquel momento, una voz se alzó entre las demás, y su grito resonó en el espíritu de aquellos digimons:

-¡Impulso de dragón!- y una gigantesca figura luminosa surcó el campo de batalla como si de una flecha se tratase, impactando contra aquella zarpa-Vaya, ¡me ha faltado potencia! ¿No me dijiste que el enemigo solo tendría hasta el nivel perfect?

Todos se voltearon viendo cómo un dragón blanco y azul de poderoso porte cargaba con un pequeño digimon lagarto que cubría su cuerpo con una caperuza de cuero. El pequeño, dejando escapar una risueña sonrisa y una parca carcajada, se rascaba la nuca como si quisiera ganar tiempo para su explicación.

-Perdonadme, Lord Veedramon. Le aseguro que cuando estuve aquí los demonios solo alcanzaban un nivel similar al de vos -intentaba justificarse el pequeño-. Pero parece que en este tiempo han logrado ingresar entre sus hordas un digimon de tamaño poder... ¿No le resulta gracioso?
-¡Pues claro que no! Una amenaza así nos amenaza a todos, no es motivo de risa. ¡Y te has confundido! Ahora soy AeroVeedramon, debes llamarme por mi actual cargo.
-Bueno, el nombre solo añade que ahora disponéis del don del vuelo, pero en esencia...-la uña del dragón rascaba con fuerza al pequeño, que por la molestia empezó a quejarse- ¡Deteneos, deteneos! ¡Fallo mío! ¡Debería haber añadido el “Aero-”!
-Te perdono la falta, Gabumon -decía sonriendo con sus dracónicas fauces-. Ahora pensemos cómo podríamos vencer a esa aberración...

Ante este espectáculo, el ejército allí dispuesto no sabía cómo reaccionar, y con sus ojos abiertos con una forma semejante a la de un plato, ya no sabían si reír, llorar o tener cualquier otra respuesta. Reconocían al pequeño, un nativo de esas tierras, que pese a su nivel de rookie sobrevivió a un ataque feroz apartando a un camarada, pero al coste de quedar dañado de por vida con horripilantes quemaduras y cicatrices. La repugnancia que causaba su aspecto en las tropas le llevó a confeccionarse un atuendo con el que tapar las heridas, y su lealtad fue la que le permitió ser seleccionado como mensajero para pedir refuerzos a palacio. Lo que no esperaban era una entrada tan casual.

-¿Y esto es lo que nos mandan como refuerzo? -protestó aquel Gatomon-¿Un único digimon de nivel perfect?
-Cuida esa lengua -corrigió con premura el caballero-. ¿No sabes quién es? No puedo creer que de todos haya venido “él”.
-¿De quién se trata que parece teneros tan sorprendidos?
-El actual campeón del Dragon Roar: Veedramon. Siendo el hijo adoptivo del rey Dragón siempre ha sorprendido por tener una curiosa habilidad... Quizás si tenemos suerte podamos verla aquí hoy.
-¿Y de qué se puede trat...?

Antes de terminar la frase, el monstruoso brazo se estiró atrapando al gato entre sus garras y retrayendose hacia la oscuridad y amparo de la cueva, pese a que sus compañeros intentaron de salvarlo.

-¡Lord Vee -esta vez el pequeño digimon supo corregirse- Lord AeroVeedramon, intentan mitigar nuestras fuerzas aislándonos!
-Puedo verlo, pequeño, pero ya viste que mi ataque no le hace mella. La diferencia entre un perfect y un ultimate es aproximadamente de cien veces más. Supongo que no queda alternativa -decía suspirando pesadamente y depositando al digimon en el suelo-, tendré que usar esa técnica ahora -un aura azul empezaba a recubrirle- ¡Impulso de dragón X!

Esta vez la figura era más pequeña, pero nadie pudo ver la silueta. Alcanzando una velocidad tal que solo su estela podía captarse, antes de que acabara de mencionar el nombre de su ataque este ya había colisionado con la bestia, cercenándole un dedo, de cuya herida empezaba a manar sangre.

-Que sea un perfect no quiere decir que vaya a perder contra estas alimañas -decía el confiado dragón-. Si concentro todo mi poder en un punto mi ataque puede dañar incluso a un ultimate. ¿Por algo soy Lord?

Su pequeño acompañante aplaudía el despliegue de fuerza y gallardía del campeón de los Dragones, pero el resto de digimons seguían preocupados, pues aunque lo hubiese herido eso no garantizaba la victoria, siquiera la supervivencia, de la inminente escaramuza.

-Agradecemos la ayuda -decía el caballero- ¡Pero un solo digimon no uede servirnos de refuerzo, aunque seáis vos!
-Ah, pero es que no vengo yo solo -indicaba AeroVeedramon-. Por supuesto nuestro Rey decidió mandar a más soldados.
-¡Estupendo! -empezaron a decir los digimons- ¿Y cuántos son? ¿Dónde están?
-Mi compañero está justo detrás mi... Oye, Gabu, ¿dónde está mi compañero? Venía detrás nuestra, ¿no?
-Bueno, ya conocéis a Lord Handlanger*, siempre es muy tranquilo, y vos cuando habéis oído el ruido os habéis adelantado a demasiada velocidad...
-Entonces... ¡¿Lo he dejado atrás?! ¡Que igual se pierde y no viene! O peor aún... ¡Igual se hecha a dormir!
-Pero quién es ese tal “Handlangermon” -preguntaba el Knightmon-. Nunca oídmos hablar de él.
-Oh, no, no añadáis “-mon”, no es su especie, es su alias, y seguro que ya no viene...

Pero mientras esta vanal charla se producía, un estruendo perturbó la aparente calma, y pudieron ver como el Gatomon secuestrado caía frente a ellos, a salvo. Rápidamente miraron quién había provocado esto, y pudieron ver un digimon desconocido, ataviado con una capa que cubría su cuerpo, impidiendo una clara identificación. Retorciéndose con extraños movimientos, había dislocado los dedos de aquella mano.

-¡No hace falta que me despiertes, AeroVeedramon! ¡El mal olor de esta criatura no me dejaba pear ojo! ¡Acabemos con ella para poder dormir! -vociferaba el digimon.
-¡Y también tendremos que defender la paz de este reino, ¿no?! -le respondía su compañero dragón.
-¡Eso es secundario, ya sabes que soy de fuera!-gritaba una vez más mientras de una sonora patada desencajaba la falange del enemigo, que volviendo a producir un sonido atroz regresó al interior de la mina- ¡Eh, vuelve aquí! ¡Si sigues vivo no me dejarán echarme la siesta! -protestaba sacando un reloj- ¡¿Ves?! ¡Ya casi es la hora, no me fastidies!
-¿En serio, Handlanger? ¿De verdad? -le decía AeroVeedramon acercándose en una batida de alas- ¿Esa es tu preocupación?
-Compréndeme, amigo, ya sabes que soy foráneo... Vuestros ambientes no es me sientan especialmente aquí, ¿pero esta penumbra? ¿la humedad y frío de aquí? Es como estar en casa...
-Un momento, Lord AeroVeedramon -inquería el Knightmon-. ¿Foráneo? ¿Que está como en casa? ¡¿No será un digimon de la Zona Oscura?!
-Pues claro que lo soy -decía saludando con la mano-, no os puedo decir mi verdadero nombre, pero podéis llamarme “Hand”, que es más corto que “Handlanger”.

Lejos de querer atender a la presentación de aquel digimon, empezaron a rodearle con intenciones hostiles, preparando sus armas. Este comportamiento podía parecer improcedente, pero en la mente de estos digimons se había despertado el rencor que dormitaba en ellos por todo lo que habían vivido en aquellos meses de guerra. Los camaradas muertos, las tierras perdidas, la impotencia de no poder solucionar nada... Ciertamente constituía una opresión en sus ánimas que las iba corroyendo. Necesitaban que alguien pagara por ese sentimiento de no poder cambiar nada, y ese alguien estaba allí, el enemigo.

La tensión en el ambiente podía cortarse con el cuchillo, y ciertamente, el tal Hand parecía ya dispuesto a aceptar esta carga, en posición sumisa. Suspirando con cierta pesadumbra, se percató de que había alguien que no se había sumado a esta turba. Aquel digimon permanecía mirándole con sus amplios ojos, y aunque no intercambiaron palabra alguna, con la mirada se transmitieron más. El Gatomon que había salvado permanecía allí, sin poder moverse, observando con sus ojos lastimeros una simple pregunta: “¿por qué?”, y la respuesta llegó de un modo aún más simple: con una sonrisa despreocupada.

-¿Qué se supone que estáis haciendo? -gruía AeroVeedramon, extendiendo sus alas- Deponed las armas ahora mismo.
-Pero señor -decía aquel Knightmon-, es parte del enemigo, nada nos asegura que no nos traicione o que tenga otras metas peores. Es una amenaza que debe caer ahora, ¡por nuestros compañeros caídos!
-¡He dicho que depongais las armas ahora! -la furia era notable en el dragón- ¡¿Vais a dudar de quien se enfrenta a su propia patria para protegeros?! ¡¿Es que acaso pensáis que para él es fácil alzarse contra sus propios aliados, contra su familia?! ¡El enemigo está delante!
-Pero señor...
-¡No admito peros! ¡Él es mi compañero, mi hermano de armas, y al igual que sé que daría su vida por mí, yo la daría mi vida por él!
-En palacio ya es uno más -aseguraba Gabumon-, le sometieron a pruebas y las superó todas. Aunque no podemos usar su nombre, nunca se ha quejado.
-Sigo aquí -aseguraba Hand-, y me temo que mis “primos” también -decía señalando la cueva-. Estarán sorprendidos por haber logrado herir a su líder, pero dudo que se retiren por tan poco. Va siendo hora de abandonar el trato cordial, y ponernos serios... ¿Les enseñamos el relámpago azul, amigo?
-¡Por supuesto! -alzando el vuelo, el dragón se aproximó a la cueva- ¡Vamos, Hand, ve preparando el cronómetro!
-¡Sin prisas, colega, hemos venido a dar un espectáculo!-aprovechando que las miradas de todo se fijaban en su imponente aliado, este digimon ya estaba corriendo hacia el interior de aquella cueva- ¡Primero comprobemos a qué nos enfrentamos! -de su garganta nació una extraña melodía, entre silbido y canto, que con altibajos se extendía por las superficies rocosas, reverberando en una serie de aullidos que recorrían la red de túneles mientras el dragón ancestral coronaba los cielos, dirigiéndose a las tropas.
-¡Nuestro rey nos encargó que la oscuridad no escapara de aquí! ¡Es nuestra tarea luchar con aquestas tinieblas por el bien futuro, por los que ya han caido, por los que habéis sentido miedo, impotencia, pánico, por todos! -alzando su garra y recubriéndola de energía, prosiguió su discurso- ¡Sé que la desesperación ya ha hecho mella en vuestros ánimos, sé que pensáis que el triunfo es un sueño infantil! -los ojos de AeroVeedramon se fijaban en las tropas, cuya mirada estaba desprovista de cualquier brillo o ilusión- ¡No os puedo pedir que confiéis en alguien que solo alcanza la fuerza de un cuerpo perfecto, o en alguien que sirvió al enemigo! ¡Pero tened fe en algo! ¡Tened  fe en que hoy... NO PASARÁN! ¡¡TENED FE EN LA VICTORIA!!
-¡Sonar preparado, ya puedo guiarte! -Hand ya había regresado de su breve paseo por el interior-¡Activada cuenta regresiva, cuando quieras!

La azulada llama que AeroVeedramon había originado en su garra comenzaba a extenderse por todo su cuerpo, generando la enorme figura de un dragón que rugió con fuerza para luego irse apagando a ojos vista. O eso pensaba su público, para luego ver que estas no desaparecían, sino que se estaban reuniendo en el mismo punto, pasando de azuladas flamas a una intensa luz blanca, y aunque en el rostro del digimon podía verse una mueca de dolor, no detuvo la ceremonia. Finalmente, y con su cuerpo brillando como una estrella en el firmamento, su forma cambió, de temible dragón a orgulloso caballero, y si bien seguía disponiendo de elementos de su anterior forma, la actual presencia irradiaba un poder tal que enmudeció por completo al ejército.

-¿Pero qué es eso? -musitó uno de los soldados, incrédulo.
-Es el poder personal de Lord Aero... No, en esa forma prefiere ser llamado “Ulforce” -empezaba a relatar Gabumon-. Como bien sabrán, nuestro rey sirvió con el propio hijo de Yggdrassil, Imperialdramon el Paladín, hermano de Shakamon el Profeta. Tras la Gran Guerra contra el General del Caos, el primero de estos se sacrificó, partiendo su corazón en doce fragmentos que buscaron a doce elegidos, los que Shakamon llamó “Los Caballeros Reales”.
-¿Está diciendo que Lord AeroVeedramon es uno de esos elegidos divinos?
-... Me temo que no. Es cierto que en la corte ya se han reunido algunos poseedores de estos datos, pero el campeón del Dragon Roar no disfrutó de esa suerte-el pequeño digimon suspiró pesadamente-. Nadie duda de sus esfuerzos o gallardía, pero la realidad es cruel: él no puede llegar al nivel supremo de evolución. Por eso encontró su propia forma de ser fuerte, y por ello redirige la energía de su impulso de dragón a su propio código para poder convertirse en “Ulforce” durante unos minutos, si bien cada vez que lo hace desgasta su propia vida...
-¿Y por qué alguien haría tal cosa?
-Por nosotros, ¿no es obvio?-decía el Gabumon con una sonrisa- Aquellos que poseen la esencia del Paladín pueden alterar sus datos para realizar proezas increibles, pero él... Él se arriesga en cada combate, y citando su propio lema: “por la victoria”. Bueno, ya va siendo hora de acompañarles a la batalla, ¿no?
-¿Pero no deberíamos esperar a que Lord AeroVeedramon avance?

La figura del imponente digimon se desvanecía en una cortina de lúmenes, pues eso era simplemente su imagen residual. Un “boom” anunció su incursión en la cueva, y no pasó mucho cuando la propia mina regurgitó diversos cadáveres de digimons similares a demonios, gárgolas y demás. Viendo que aún había esperanza, todos se unieron a la contienda, empuñando con vigor sus armas y penetrando en aquella oscuridad.

Hand coordinaba los movimientos, aullando cada cierto tiempo para guiar tanto a las tropas como al resplandeciente caballero conocido ahora como Ulforce, avisándole a cada rato del tiempo restante. El límite de esta nueva forma eran tres minutos, ciento ochenta segundos de poder supremo que llevaban la data del dragón a su límite, pero no podía permitirse el lujo de perder el tiempo pensando en qué pasaría luego. Debía acabar con aquellos seres del inframundo antes de que sus fuerzas se disiparan, evento que volvería a sembrar el pánico a sus ejércitos.

Indudablemente la diferencia de fuerzas era palpable. Recorriendo el lugar a grandes velocidades, los enemigos caían antes de darse cuenta, cercenados por dos incandescentes hojas de luz. A esto se le sumaban las corrientes de viento que se alzaban intentando seguir el ritmo de aquel resplandor azulado, sin éxito. Tiéndose de la propia energía del dragón, pequeños y azuladas brisas llenaban las minas, arremolinándose en torno a sus compañeros a modo de escudo ante los infructuosos ataques del enemigo, que caía bajo el agudo filo de los caballeros o las bestiales técnicas de los nativos, todos unidos bajo el estandarte del Reino, portado por Gabumon, que transmitía a todos las directrices de Hand, el cual intentaba acompañar a su compañero Ulforce.

Esta Triada estaba suponiendo la diferencia clave, pues gracias a ellos las tropas avanzaban sin miedo por aquellas oscuras grutas, acabando con todo vestigio de mal. Pero allí donde brille la luz siempre quedarán tinieblas, y estas no tardaron en empozoñar el idilio bélico que se sucedía.

-¡¿De verdad piensas que vamos a caer ante tí?! -gritó un demonio enorme, alimentándose de los restos de sus camaradas muertos- ¡Solo eres uno que pelea por muchos, y nosotros somos cientos que pelean como uno!

Aquella aberración digital sorprendió al caballero, que intentó trocearle con una sucesión de certeros y veloces cortes, pero las dimensiones abismales del engendro le permitieron sobrevivir al ataque. En respuesta, el monstruo machacó con sus fauces la siniestra del caballero, apresando su mano e impidiéndole retirarse para preparar su siguiente acometida. El sonido de los colmillos machacando la coraza que protegía la extremidad reverberaba en el lugar, pero Ulforce no emitió grito alguno. Impasible, observaba como su propio brazo amenazaba con desprenderse de su cuerpo, y una chispa de ira brotó en su mirada.

-El rayo de la victoria.

De la “V” dorada que adornaba su coraza emergió un súbito resplandor que calcinó al oponente sin dejar rastro alguno de su existencia, solo cenizas y un fuerte olor a quemado. Pero el precio fue alto, pues Ulforce tuvo que clavar su rodilla en el suelo y luchar por recuperar el aliento, sumándose a esto el agudo dolor que comenzaba manar de las heridas de su brazo, comprobando que aún podía desenvainar su hoja se intentó autoconvencer de que no era nada, y volviendo a levantarse un desvanecimiento hizo que tuviera que apoyarse contra la pared. Estaba peor de lo que pensaba, y sin embargo no quería reconocer esa debilidad, forzándose a continuar.

-Lo has hecho, ¿verdad? -le decía Hand, que podía alcanzarlo debido a la pausa involuntaria- Sabes que solo puedes usar tu carta de triunfo dos veces cuando te transformas, y ya gastaste una. Déjame ver la herida.
-Estoy bien... -intentaba disimular el caballero- Solo son rasguños...
-Ya, claro -con un hálito frío, Hand empezó a cerrar sus heridas-. Notarás que se te insensibiliza un poco, pero te aguantas -comprobaba el resultado de su tratamiento-. Aún te sigues culpando por lo que pasó con la mano del rey Dynas, ¿no?
-Fue culpa mía, ahora él...
-¡No! ¡El enemigo le arrebató la mano, no fuiste tú! ¡Así que deja de pensar en eso, no tenemos tiempo! ¡Queda menos de un minuto!

Recuperando la compostura, Ulforce abrió sus alas una vez más, y volviendo a demostrar la velocidad de su estado supremo, regresó a ser la estrella que guiaba a las tropas en aquella yihad. Los destellos que nacían del sable luminoso del digimon caballero acababan con las impías criaturas del lugar, intentando que de un solo tajo volaran las cabezas de varios enemigos, procurando ahorrar  así los preciados segundos que podría permanecer en esa forma. Poco a poco su cuerpo se iba recubriendo otra vez de aquel fuego, pero esta vez a la inversa. De una refulgente luz blanca a llamas azules, sus fuerzas se iban extinguiendo junto a estas, pero aún así no dejó que la creciente debilidad lo frenara.

-¡Diez segundos, Ulforce! -le decía Hand, que observaba en su reloj el tiempo que restaba-¡Nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro. tres, dos, uno...!

Pero antes de sentenciar el fin de esta evolución, “algo” emergió del rocoso muro, convirtiendo la pared pedregosa en poco más que vapores y grava. El puño se dirigió al rostro de Ulforce, que apurando hasta la última milésima pudo cubrirse con un escudo luminoso que emergió de sus brazaletes. Intentaba apuntar con su rayo a este nuevo enemigo, pero tanto como el escudo como su nueva forma ya habían desaparecido. Volvía a ser AeroVeedramon, y aunque recibió el golpe el último movimiento que hizo en su etapa suprema logró disminuir el impacto.

-Cero...-decía burlonamente el digimon- Ahora ya no somos tan fuertes, ¿eh? -del agujero emergió un imponente digimon ataviado con una blanca armadura y de grandes dimensiones-. Cuando me atacásteis era un cuerpo perfecto, pero ahora soy yo el fuerte y tú el débil, niñato.
-¿Eres el digimon de la entrada? -inquería el dragón, intentando ganar tiempo para recuperarse- ¿Cómo has podido evolucionar tan rápido? ¿También alteraste tu código?
-¡Jah! ¿Quién usaría un método tan suicida? ¡Mira cómo estás ahora, incapaz de defenderte! No, simplemente he usado el método de nuestras tierras...
-¿Cómo?
-Se ha alimentado de los que han caído- explicaba Hand-. Así es como ganamos fuerza tan rápido: el fuerte se alimenta del débil.
-Oh, vaya, el traidor quiere dar ahora clases de moral... ¡Como si él nunca se hubiera alimentado de nadie!
-Sí, lo he hecho -indicaba el digimon-, y por eso odio todo lo que representamos.

A continuación, proyectando energía de su pierna, provocó un derrumbe en la mina, separando a AeroVeedramon del enemigo. Luego cargó a su debilitado compañero y comenzó a correr por aquellos pasillos. El debilitado campeón del Dragon Roar trataba de hablar, pero el cansancio y la debilidad eran palpables en el digimon debido al esfuerzo de haber permanecido en una forma que no era la suya. Mas lo que intentaba era avisar a su camarada de que el enemigo, usando de nuevo la misma técnica con la que le sorprendió a él. Sonriendo, el poderoso enemigo apuntaba ya hacie nuestros héroes, y gritando “Morid” emitió de sus hombros una corriente de un líquido carmesí y espeso que amenazaba con corroer hasta sus corazones digitales.

Pero no fue así.

La espada dorada del Knightmon se interpuso al ataque, bloqueándolo, aunque con el coste de que el arma quedara reducida a una pasta de metal al rojo. Este digimons y otros comenzaban a interponerse entre el enemigo y los refuerzos, intentando detenerlo aunque fuera unos segundos.

-¡Por el Rey! ¡Por los oprimidos! -gritaban- ¡Para que no muera la esperanza! ¡Por Lord Ulforce!

Les daba igual sacrificarse ya por la causa. Habían comprendido por qué luchaban. Por aquellos que lo habían perdido todo, por quienes no podían defenderse, por aquellos que en esta guerra solo podían resguardarse tras los muros y, llenos de impotencia llorar. Por todos aquellos, había que luchar. Ysi era necesario, morir.

Finalmente Hand y AeroVeedramon llegaron al exterior, aunque el segundo intentaba, ya recuperado, regresar a la batalla, pero Hand lo impedía con vehemencia. Durante unos segundos el dragón intentaba mover sus alas, y con la misma ferocidad con la que pretendía alzar el vuelo su compañero lo inmovilizaba.

-¡Déjame! ¡Debo volver! ¡No tienen ninguna oportunidad contra un nivel supremo!
-¡Sí que lo hay, ya no eres Ulforce! -respondía, incrementando la fuerza de su presa- ¡Ahora eres un nivel por debajo!
-¡Pero no puedo dejarles morir por nada!
-¡Calma, sé como piensa! -proseguía- ¡No va a perseguir a las presas pequeñas, apenas aumentarían su poder! ¡Vendrá a por nosotros! ¡He dejado mis huellas para que nos siga hasta aquí, y tengo un plan! ¡¿No confías en mí?!

Dudando unos segundos, AeroVeedramon asintió. Por supuesto que confiaba en él, segundos atrás le había salvado la vida, y si estaba haciendo eso era para acabar con aquella amenaza, era claro que ninguno de ellos estaban olvidando los valerosos sacrificios. Y por ello, por los caídos y los que seguían luchando en los túneles, no podían permitir que ese demonio siguiera vivo. Cuando terminó de explicar su plan, no tardaron en ponerlo en marcha, esperando la llegada de su enemigo.

-¡Aquí está BelialMyotismon! -anunciaba aquel cuerpo supremo- Oh, solo veo a un traidor, ¿dónde está tu amiguito? ¿Ha huido?
-No, él está a salvo, y para ti me basto yo solo.
-¿Crees que no sé que entre nosotros existe una diferencia de nivel tan clara como que las Lunas están en el cielo? -sus nudillos crujían como si así anunciara su victoria- Pero creo que voy a divertirme con esto...
-No me subestimes -pateando el suelo, ya estaba bajo su rival- ¡Engetsugeri! -de nuevo, su pierna irradió un haz de media luna que su enemigo solo tuvo que disipar con su mano- ¡Esto noa acaba aquí!

Sin éxito, una sucesión de puñetazos y patadas colisionaron con su oponente, sin abollar siquiera la coraza de este, el cual solo respondía a los golpes riéndose. Cambiando de estrategia, Hand empezó a dispararle haces de hielo que, de igual modo apenas perturbaron al oponente. La diferencia de poder era simplemente abismal, y poco a poco Hand iba bajando el ritmo de sus ataques, hasta que finalmente cayó en las garras de su enemigo.

-¿Ya ha acabado el numerito? Un “vegetariano” como tú nunca podrá con un depredador natural. Has renegado de tus raíces, pero tranquilo, pronto volverás a estas cuando pases a formar parte de mí.
-Jeh, esas creencias son absurdas -aseguraba el maltrecho Hand- ¿Te crees fuerte por haberte alimentado de la fuerza de otros? Solo eres un carroñero, sin más...
-¿Acaso tú no llegaste al nivel perfecto precisamente por haber asimilado las datas de otros? Y si no me equivoco, en tu caso érais una familia numerosa, ¿no?
-”Éramos”, y por eso deserté. Porque no voy a permitir que otros acaben tan “zumbados” como tú o como yo -enseñando sus colmillos se agarraba a la zarpa de aquel digimon- ¡Y por eso no voy a caer aquí! ¡Por la familia que devoré! ¡¡Ahora!!

A su señal un resplandor surgió de una de las numerosas entradas a las minas. AeroVeedramon, allí apostado, proyectaba con todas sus fuerzas un poderoso rayo en forma de “V” desde sus alas. Belial solamente sonrió, pues sabía que el impacto apenas le haría un rasguño, pero él no era el objetivo. Los ataques heladores de Hand no pretendían hacerle daño, sino congelar el suelo que ocupaba. La superficie refractaba el poderoso haz de luz, amplificando el poder y engullendo al digimon, que por la sorpresa no pudo impedir que Hand se escapara.

-¿Esto es lo que podéis hacer? Patético...-aseguraba el digimon.
-El número aún no ha acabado -los colmillos de Hand se clavaron en el hombro del oponente, liberando de nuevo su hálito congelante-. Ahora vas a ver un verdadero espectáculo.

De un solo puñetazo, Belial proyectó a Hand por los aires, siendo recogido por AeroVeedramon que sobrevoló la distancia para evitar que su compañero sufriera más daños por acabar entre las rocas. Apuntando a ambos, el monstruo empezó a reunir energía en las bocas que decoraban sus hombreras, pero antes de poder disparar ocurrió el milagro.

Con un terrible sonido, grietas empezaron a surgir en uno de sus brazos, terminando por quebrar el brazo que cayó al suelo entre los gritos del digimon, entre sorprendido y asustado. En su cabeza solo había lugar para buscar la explicación a ese suceso. No podía deducir cómo dos insectos habían conseguido lisiarlo.

-¿Pero qué diablos?
-Mis ataques han procurado “enfriar” tus hombreras -empezaba a explicar Hand-. El ataque amplificado de mi amigo, en cambio, ha “calentado” tu armadura, para que luego te pudiera volver a congelar uno de esos cañones, cuya temperatura has subido tú solito con tu ataque -sonriendo, señalaba la extremidad cercenada-. Cambiar tan rápido la temperatura resiente los metales y la propia carne, siendo tú solito el que ha dado el golpe final. ¡Ahí tienes tu primer golpe!

Iracundo, el digimon comenzó a reunir energía en el brazo restante, cuya boca abrió amenazadoramente mientras gritaba “Llama del pandemonio”, pero de nuevo este ataque no llegó a impactar, pues preparado para esto, el azulado dragón arrojó su “Impulso de dragón X” hacia la cavidad, y ante la explosión de los dos ataques su brazo restante cayó también al suelo.

-¡¿Pero qué diablos?! ¡¿Cómo dos insectos han podido dañarme dos veces?! ¡Es impesable, yo soy supremo!
-¿No te sabes la escala cromática? -indicaba Hand- Según el color de un digimon puedes ver en qué área destaca, y aunque esto no siempre se aplique nuestro dragón es “azul”, lo que significa...
-”Velocidad” -remataba el propio AeroVeedramon-. Aunque pierda en fuerza contra ti en rapidez no voy a quedarme atrás.
-¡Malditos digimons amanerados que pelean en grupito! ¡Ahora vais a ver de lo que soy capaz! ¡DESFUSIÓN!

El gigantesco digimon se dividió en una gárgola ciclópea y en un perro negro de tres cabezas, mientras que sus brazos adquirieron la apariencia de una momia y una araña de aspecto femenino. Sonriendo todos, apuntaron a nuestros héroes, pero el can, intentando abalanzarse sobre ellos abriendo sus tres fauces, solo vio como una enorme garra apresaba la cabeza central, y cerrándola con fuerza machacó el cráneo de esta, matando al digimon. Con ojos llenos de furia, paralizó al grupo de adversarios.

-Soy el campeón del Dragon Roar, no me insultéis de este modo. ¡Un grupo de cuerpos perfecto no son nada para mí! ¡Yo he vencido a todos los aspirantes, me he coronado como el dragón más fuerte tras nuestro rey y Lord Dynasmon! ¡Ni se os ocurra subestimarme!

Siendo conscientes de que las tornas se habían cambiado, el grupo rápidamente se disgregó por la foresta, corriendo a grandes velocidades. Aunque el dragón podría haberlos perseguido, solo hubiera podido atrapar a uno, dejando al resto libres. La duda hizo que no pudiera darles caza antes de que se ocultaran en la naturaleza. Desesperado, atendió a Hand, y ambos sabían qué había que hacer, pero era un método que definitivamente no les agradaba.

-Sabes que luego deberás dar parte al Rey, y también a tu padre... -debía desbelando su rostro, el de un lobo, y preparando sus colmillos- No quiero que me ejecuten por hacer algo que odio.
-Lo siento, pero no hay otra. Dependemos de tu habilidad.

Con pesar, Hand mordió los restos del digimon cánido, alimentándose de su data, de su fuerza, de sus recuerdos. Había sido parte de Belial, sabía qué estaban haciendo allí, por qué el interés en esa zona, y aunque la respuesta no le gustó, pudo verla.

-Hijos de... No querían arrasar la zona...
-¿Entonces?
-Al parecer, en este lugar se esconde un digimon de poder infinito, camuflado incluso por los controles de palacio... Todo esto es para poder acceder a él... Y comérselo...
-¿Y dónde está?
-Según ellos, en el único lugar que no se conecta a la data del territorio, es decir, la única parte de aquí cuya vida no depende del “corazón” del lugar.
-¿Entonces dónde?
-En el único árbol que no esté muerto, Aero -decía, encarmándose en su espalda- ¡Vuela como el viento, no hay tiempo que perder!

Con su ya demostrada velocidad, una vez más el poderoso dragón surcó los cielos con sus enormes alas, recorriendo a grandes velocidades la zona, buscando algo que se pareciera a lo que pobremente podía describirle su compañero, pues el acceder a las memorias de alguien por medio de la absorción de datos no era un método exacto. Le indicaba el tipo de madera, las hojas del árbol, cómo sus raíces se clavaban en la tierra... Pero nada de esto facilitaba la búsqueda.

-Un momento... Regresa a las minas.
-¿Por? Estamos buscando un árbol, no una piedra, Hand.
-Precisamente por eso. Todos pensarían que un árbol estaría en el bosque, pero mira que todo aquí ya está muerto. En cambio, en la mina sería el último lugar donde buscarían, pero nada impide que eche ahí raíces, ¿no?
-Desde vista de pájaro no vemos más que un bosque muerto, no perdemos nada por intentarlo.

Regresando al primer lugar, obviaron el interior ya que sin luz solar ningún árbol podría sobrevivir, y aprovechando su capacidad de vuelo, el dragón prosiguió hasta las cumbres, que arañaban las nubes del firmamento. Allí no había nada, solo los picos de la montaña, pero no abandonó en su búsqueda. Explorando la zona, no tardaron en percatarse que uno de esas elevaciones rocosas era, en realidad, la copa de un gigantesco árbol, cuyo tronco perfectamente pasaba por montaña, y sus raíces extraían los materiales necesarios para su supervivencia de la propia mina. No era extraño que nadie supiera de su existencia, pues literalmente se perdía en la inmensidad de aquellos montes.

Sobrevolándolo, no encontraron ninguna cavidad en aquel pantacruélico árbol, por más que procuraban hallar alguna posible entrada. No saben cuántos minutos estuvieron en aquella cruzada infructuosa, y cuando ya estaban a punto de darse por vencidos un agujero apareció de pronto en aquel árbol.

-Entren al Roble, caballeros -anunció una voz pausada-. Ya ha quedado demostrado que no son enemigos, no se les ha ocurrido abrir fuego contra el árbol en ningún momento.
-...Más bien pensábamos que con ese tamaño poco daño podríamos hacer -declaraba Ulforce-. Además, no podemos gastar fuerzas en hacer algo tan estúpido.
-”Tan estúpido” que no se nos ha ocurrido -indicaba Hand-. Si es que de buenos parecemos tontos...

Una vez dentro, pudieron ver que la decoración se asemejaba a la de un palacio, con columnas y estatuas ricamente adornadas e incluso fuentes que manaban de adornos medievales para ayudar a controlar la humedad del ambiente. El digimon que allí presidía tenía una apariencia extraña, con un cuerpo similar a un espejo y ricos ropajes cubriendo sus hombros, no habiendo nada que tapara sus inexistentes piernas.

-Saludos, caballeros, y bienvenidos al Roble, mi hogar. ¿Desean un refresco? Parecen agotados.
-La verdad no nos vendría mal... -intentaba decir Hand sorprendido por la inesperada hospitalidad- Pero el asunto que nos ocupa es...
-Impedir que el ejército de la Zona Oscura se haga con el digimon de poder infinito, ¿verdad? El cual se guarece en mi vivienda.
-...¿Cómo sabe todo eso? -decía incrédulo AeroVeedramon.
-Para proteger al Rey, adapté mis poderes, renunciando a la capacidad ofensiva para ganar el don de la clarividencia. Les he visto pelear a ustedes y a los suyos, don Ulforce y don Braun.
-Soy Handlanger, por favor. Si tanto conoce ya deberia saber que no soporto que me llamen así.
-Por si dudaban de mis habilidades. Pero no tenemos tiempo que perder, es momento de prepararnos para el combate final. Debemos proteger al Rey.
-Pero si el palacio está a kilómetros de aquí.
-Oh, no hablo de “su” Rey, sino del “verdadero” rey -viendo como esta declaración hacía que ambos invitados se sorprendieran, decidió explicarse-. Si no me equivoco, y no creo que eso sea posible, su acual Rey fue coronado tras la primera gran guerra, siendo uno de los cuatro generales que ayudaron al Paladín contra el Caos, ¿verdad? Pero en sí él no guarda ningún fragmento de este guerrero, a diferencia de los Caballeros Reales. Mi pupilo, en cambio, fue el primero en despertar esta habilidad al morir nuestro primer soberano. De hecho, ya sabíamos que iba a despertar este poder desde que fue concebido.
-¿Y cómo es eso posible?
-Porque desde el mismo momento en que nació, ya sabíamos que su destino sería salvarnos de la oscuridad que se nos cierne. Él no es como los demás. Nació del dios de este mundo y del soberano de otro. Directamente, la corona que Yggdrassiel colocó en Imperialdramon estaba destinada a él, pero no puede canalizar todo el poder de dios, por ello parte de esta va dirigida a otros elegidos, quienes juntos lograrán poner orden a esta nueva época de caos.
-Pero con todo esto, ¿quién eres tú?
-Oh, nadie importante, un simple espectador. Podéis llamarme AncientWisemon, y me temo que se acabó el tiempo de cháchara. Ya están aquí.

Mientras indicaba esto, una brecha se abrió en el árbol, entrando BelialMyotismon con una sonrisa de triunfo que duró hasta ver a los que le habían humillado antes. Se había vuelto a combinar, recuperándose de los daños probablemente alimentándose de algún digimon despistado del lugar. Pero, y aunque su nivel era supremo, los allí presentes no permitirían que triunfara en su gesta.

-Bueno, va siendo hora de que pongamos fin a esto -aseguraba AncienWisemon-, caballeros, prepárense para la batalla final.
-¿No vas a pelear tú? -preguntaba Hand.
-Ya les dije que renuncié a cualquier habilidad ofensiva. Pero eso no quita que no vaya a ayudarles -con un gesto, el enemigo desapareció-. El control del espacio está bajo mi mando. Desafortunadamente no puedo enviar a nadie a un lugar que no desee -encogiéndose de hombros, prosiguió-. Pero por suerte hay varios niveles en el Roble. Los he aislado en dos pisos diferentes, ahora depende de ustedes.
-¿Por qué en plural? -preguntaba AeroVeedramon- Aunque pueda separarse, en sí es uno.
-Error -corregía-, en él veo dos núcleos. Si los dejo como un único ente podría sobrevivir al daño letal aunque destruyáis su corazón, pues solo sería uno. Incluso podría dividirse en varios y esto no acabaría nunca. Por ello, los he separado en dos, así podréis contra ellos.

Antes de poder responderle ambos se desvanecieron, apareciendo cada uno en una diferente sala. AeroVeedramon estaba en una sala amplia decorada con columnas, destacando que el color de las paredes imitaban el azul del cielo con algunas nubes estampadas, siendo su oponente una armadura llameante con alas de insecto. Hand se hallaba en una estancia de suelo rocoso y desigual, imitando las montañas, y su rival era un  BelialMyotismon más humanoide y pequeño.

Rápidamente se sucedieron los ataques; explosiones y descargas  empezaron a inundar aquellas salas, mientras cada uno intentaba acabar con la vida de su opuesto. Aunque el combate comenzó igualado, el desgaste de la anterior batalla empezó a afectar a AeroVeedramon y a Hand, que poco a poco iban recibiendo más y más ataques sin poder contraatacar.

-Perdón, no conté con el cansancio -decía el digimon anciano, comunicándose con sus mentes-. Pero tranquilos, si aguantáis unos cinco minutos os podré ayudar a sentenciar la batalla. Suerte, amigos.

Siendo más fácil decirlo que hacerlo, apenas podían pelear al veinte por ciento de sus fuerzas. AeroVeedramon intentaba interceptar los ataques explosivos de su oponente con sus propias proyecciones de energía, gastando fuerzas en cada intercambio de ataques, mientras que Hand apenas podía evadir los erráticos ataques de su oponente, hasta que al final cada uno dio con su propia solución.

-¡Guardián del viento! -grito AeroVeedramon convocando una serie de torbellinos frente a él.
-¡Una fina capa de viento no frenará mis explosiones! -aseguraba el digimon, proyectando los llameantes orbes explosivos- ¡Muere!

Pero estos empezaban a rotar en la técnica de Ulforce, inmovilizando las explosiones. Recubriendo sus garras en energía, el dragón los cogía y arrojaba como si el ataque fuera suyo. El oponente, sorprendido por la estrategia, apenas pudo reaccionar. Con su defensa el campeón imposibilitó la ofensiva, pero no sabría cuánto podría durar esto.

-Parece que mi otro yo anda en problemas, pero ese lagarto alado no tardará en caer -aseguraba el vampiro-. Y no creo que tardemos mucho aquí, ¿verdad?
-Creo, creo que va siendo hora de que te enseñe un secreto. Ey, Wise, ¿prometes no revelárselo a Ulforce?
-Os doy mi palabra -aseguraba el sabio-. Pero no me llames Wise.
-De acuerdo, es hora de que te cuente una historia. ¿Sabes por qué abandoné la Zona Oscura?
-Porque eres un cobarde incapaz de alimentarte de otros, ¿no?
-No, eso solo es una verdad parcial. Verás, siendo miembro de una de las familias reales del lugar, la de las bestias, se espera de mí que tenga una fe ciega en nuestro amo, pero eso no es así. Me hizo devorar a mis hermanos y hermanas en una competición para ver al futuro rey de dicho clan, y solo quedamos mi hermano y yo -decía, nostálgico-. Por supuesto, tras esto nuestra relación no pudo ser la misma. Él se coronó como un glorioso rey y yo descansé en su sombra durante años, pero entonces ocurrió “aquello” -calló unos instantes-, algo que no se podría considerar traición, pero que obligaba a mi propio hermano asesinarme... Pero me dejó ir.
-¿Has acabado ya tu historia? Me aburre la palabrería de un moribundo.
-Aún no. Aquí empieza el secreto. ¿No se te ocurre nada que forzara mi exilio? ¿Ni un solo detalle? -una pequeña estrella comenzaba a brillar en la zona de su corazón- Pues entonces es que no has entendido nada de esta guerra, pero no se lo digas a Ulforce. No quiero que él también me odie.
-¿Eso es...? ¡Pero serás hijo de ...!

“Glastheim” (en la mitología nórdica, reino del hielo) fue lo que dijo Hand, congelando súbitamente la sala, que pasó a tener una pequeña neblina de copos de nieve que reflejaban la luz del lugar. El digimon enemigo no notó daño alguno, pero cuando intentó atacar, supo que algo fallaba. Hand evadía sus ataques tranquilamente, como si se hubiera sanado de sus heridas.

-Cuando enfrías algo subitamente, se contrae. Ahora mismo tus datos no poseen la elasticidad de antes. Con este ataque hago que todos se ralenticen medio paso, y así hasta yo puedo evadirlos tranquilamente. ¿Ves como no deberías haberte metido tanto con nosotros? Ahora es cuando vas a pagar lo que les hiciste a nuestras tropas en las minas...

Pero mientras este juramento se pronunciaba, había pasado el tiempo que AncientWisemon les había pedido ganar, y ante ellos surgió una estrella roja conformada por la intersección de dos Triángulos. Cuando la tocaron, sintieron que sus fuerzas se restauraban, que ya no estaban cansados, que la victoria estaba solo a un ataque.

-Es el verdadero Sello Real, representando la comunión de los dos mundos. Aprovechen la energía brindada por el digimon elegido y sentencien el combate, caballeros.
-Vaya, es como si estuviera a pleno rendimiento de nuevo -indicaba AeroVeedramon, adquiriendo su forma de Ulforce- ¡El rayo de la Victoria!
-No está mal la ayuda, había gastado toda mi energía en el Glastheim y vencerle a puñetazos no quedaba muy épico, ¡Engetsugeri!

Los ataques aniquilaron la data del enemigo simultáneamente, impidiendo cualquier regeneración posible o partición de aquel digimon. Habían salvado al Verdadero Rey, y aunque no lo habían visto nunca, habían podido sentir ese “poder ilimitado” que lo avalaba como soberano. Sin duda, debían dar sus vidas para que dicho rey pudiera llegar a palacio, siendo quien permitiría la victoria frente a la Zona Oscura.

AncientWisemon los transportó de nuevo a la zona donde se habían conocido, abriendo una puerta a la sala donde les esperaba aquel digimon. Ulforce regresó a AeroVeedramon mientras que Hand intentaba disimular con la capa el brillo de su corazón mientras limpiaba la escarcha que quedaba en algunos de sus cabellos. Finalmente iban a ver a la última esperanza en aquella guerra, y el portón se abrió.

-Caballeros, aquí tienen al Rey.
-Pero... ¡Pero es un rookie! -ninguno de los dos se lo podía creer- ¡¿Como puede tener tanto poder?!

Teniendo una apariencia que combinaba rasgos de dragón y de bestia, el pequeño tenía incrustada en su frente parte de la estrella roja que constituía su emblema. Sentado en un trono, les saludó con la mano, presentándose.

-Soy Dorumon, y desde que nací he estado entrenándome para esta guerra-no pudo contener la sonrisa de ver, por primera vez, a otros digimons-. Espero seros útil.



Próximo capítulo: No es oro todo lo que reluce.

-Notas:

*”Handlanger” es “esclavo” en alemán, mientras que “Braun”, su verdadero nombre, está incompleto. Más es spoiler.
*BelialVademon (o Myotismon) puede ser fusión de Myotismon y Shadramon (los dos del final) o de Deathmon, Mummymon, Archnemon y Cerberusmon, de ahí los ataques.
Roku Ginshô

Roku Ginshô
Tamer
Tamer

Faltas :
Una por cada double.

Prueba de Rol :
A

Digi Puntos :
1060

Ficha :

NPCs :

Nivel On Rol :
Ancient spirit

Nivel On Rol de los Digi Aliados :
Sven-Hyper Spirit

Icono :
Union Saver: Organizacion mundial e interdimencional destinada a proteger, mantener el orden y justicia en ambos mundos

Rango y Unidad :
Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Turtle

Rango y Unidad Digi Aliado :
Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Turtle

Inventario :
Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10 Royal Knights of the Round Table Data10Royal Knights of the Round Table Data10
Royal Knights of the Round Table Digitr10 Royal Knights of the Round Table Digitr10 Royal Knights of the Round Table Digitr10 Royal Knights of the Round Table Digitr10
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