El circo llega a la ciudad [Misión Charlie; Shaza]

OFF: perdón por mi tardanza para iniciar el tema u.u

Charlie y Hawkmon habían sido amigos durante mucho tiempo. Habían compartido muchas experiencias, comido mucha comida diferente, pasado noches sin dormir hasta completar al 100% algún juego, hecho maratones de mirar películas y muchísimas cosas más. Su vida en el mundo real era tranquila y, a diferencia de otros tamers, tenían muy poca experiencia peleando ya que, aunque aman la violencia como todo el mundo, la tranquilidad era más lo suyo. El digimundo era un lugar desconocido para Charlie, y Hawkmon, al haber sido transportado al mundo real cuando apenas era un Poromon, conocía muy poco de éste. Aunque la vida en el mundo humano era muy cómoda, valía la pena vivir nuevas aventuras, no?

Naturalmente, su motivación no llegó así como si nada. Un día, Charlie estaba revisando sus e-mails cuando notó un extraño mensaje. Era una publicidad de un circo en la Ciudad Central del Digimundo! Cómo es que pudo llegarle un mensaje desde allí? Pues, le resultó extraño, pero no le dio mucha importancia, es decir... Era lógico que un digimon pudiese enviar correos electrónicos. Y así comenzó todo, y tras llegar a la Ciudad Central, notaron toda la publicidad que se le hacía al circo. Habían digimon anunciándolo a los gritos, y todo resultaba muy ruidoso. Aunque esta publicidad era molesta, sin duda lograba su propósito: llegar al público... Era imposible ignorar tanto ruido.

-Esta ciudad no es muy diferente al mundo real, no crees? Siendo sincera, esperaba algo más... rústico? Aunque admito que amo las grandes ciudades.- Comentaba Charlie.

-La verdad, es que yo tampoco esperaba esto. El lugar donde nací se veía muy diferente a esto... pero no puedo recordar cómo era exactamente.- Respondió Hawkmon. Durante la conversación, llegaron a una carpa enorme y colorida. Finalmente habían llegado al circo! Tras pagar la entrada, ingresaron y se sentaron entre el público a esperar que el espectáculo empezase.

Reales o digitales, todas las ciudades parecían compartir un adjetivo: eran grandes, superlativas, colosales. Y no muy naturales.
¿Qué llevaba entonces allí a Shaza? Entre los edificios el viento apenas podía correr, las brisas danzaban enjauladas y no parecía muy plausible que hubiera all´ruinas antiguas. Pero había oportunidad de buscar algún trabajo para ganarse la vida, de visitar bibliotecas y de hablar con gente instruida... así que allí había volado. Y nunca mejor dicho, pues seguía atrapada en su cuerpo de Hawkmon.

Fue una mañana, mientras planeaba sobre los edificios, cuando oyó el notorio anuncio del circo. Curiosa, ladeó la cabeza: ¿Había circos en el Digimundo? No podía negar que le intrigaba pensar cuán bello sería un circo si se aprovechaban las habilidades de los digimon... pero tenía poco dinero. No se lo podía permitir.

Una noche de reflexión después, había cedido a la tentación y compraba la entrada. Unos puestos por delante de ella, para su sorpresa, había una chica acompañada por un Hawkmon. La curiosidad la embargó, mas no dijo nada. No sabía el qué.

OFF: No te preocupes ^^

El sol se comenzaba a ocultar tras las montañas que a lo lejos se veían, tiñendo el cielo de un color anaranjado y rojizo que se apagaba lentamente a medida que la luz del día cedía su espacio a la oscuridad de la noche. Una noche que sin dudas prometía ser distinta y que, de alguna forma, se sentía así por alguna extraña razón. Haciendo uso de mis conocimientos y de la razón, me atrevo a decir que conozco ese por qué y dejaré en claro que la causa de todo esto se encontraba en aquella carpa, en aquellos camiones y por supuesto, en esos Digimon que, pacientes, ya empezaban a sentir la ansiedad, el nerviosismo y la adrenalina que recorrían por sus cuerpos y que se hacía notable a simple vista. Algunos de los integrantes del elenco caminaban en círculos, otros cerraban los ojos y trataban de calmarse, hasta incluso bebían té para lograr estar más tranquilos, ya que a pesar de haber actuado frente a cientos de personas en incontables ocasiones, las horas previas a cada presentación, siempre eran vividas de la misma manera. Pero incluso, hasta podría decir que esta vez era mayor que de costumbre y todo podía deberse a que el espectáculo se llevaba a cabo en nada más ni nada menos que en Ciudad Central, y que seguramente, la concurrencia podría ser superior que en anteriores oportunidades hasta el punto de quizás romper el récord de espectadores.

Y así, ya bajo el velo del cielo nocturno cubierto de estrellas, las luces comenzaron a encenderse, los reflectores encastrados en grandes torres de hierro iluminaron por completo el predio y grandes fuentes de luz a los costados de la carpa principal, aquella de varios colores y adornada con guirnaldas y banderines, la enaltecieron haciéndola ver mucho más imponente de lo que ya era en un principio. En pocos minutos los Digimon comenzaban a llegar y sus ojos se llenaban de sorpresa y de asombro al ver un mundo pequeño, pero completamente distinto al que estaban acostumbrados en su vida diaria. Las decoraciones, carteles, los dibujos representando a los actos que se encontraban dentro del espectáculo, en fin, parecían estar hecho para alejarse de la realidad del Digimundo, pero aun así, conservando la esencia.
La entrada de la carpa por fin se había abierto y la larga fila conformada por varios tipos de Digimon, comenzaba a ingresar rápidamente pero sin atropellos a buscar los asientos designados que se detallaban en cada una de las entradas que se adquirían en boletería. Sin dudas, el espacio dentro de esta era mucho más grande de lo que parecía, era inmenso y a su vez difícil de creer. De pronto, las luces se apagaron y los últimos espectadores que llegaban justo a tiempo, se acomodaban en sus respectivas butacas. Tras un momento a oscuras con sólo el murmullo escuchándose de fondo, un gran rayo blanco salió disparado del foco que se encontraba arriba del escenario, iluminando el centro de este. Instantáneamente, todas las voces callaron, y desde la oscuridad apareció Piximon caminando hacia la luz vestido elegantemente, portando una galera y su característica lanza. Miraba detenidamente hacia el suelo, pero cuando levantó la vista para ver al frente, susurró:
-Es hora del show.

Como era costumbre, tras finalizar la presentación, los artistas dedicaban un momento para que la muchedumbre hablara con ellos, se tomaran fotografías y pidieran autógrafos además de recibir elogios y felicitaciones, por supuesto. Pero, al cabo de unos minutos, el predio volvía a quedar desolado más allá de ser el propio circo quien lo ocupaba momentáneamente, aunque hay quienes se podrían el tiempo y disfrutar del amplio lugar. Era algo parecido a un parque, con una gran zona de césped y árboles que lo rodeaban casi por completo, más allá de eso el clima primaveral de la noche hacía que todo pareciera más especial. La temperatura perfecta y una brisa que refrescaba y hacía danzar a las hojas, podía tentar a cualquiera para que permaneciera allí al menos un corto momento, llenarse los pulmones de aire puro, relajarse y, ¿por qué no? Recordar lo que acababan de vivir. Lo lamentable es que no hay muchas almas libres que aprecien esas pequeñeces de la vida.
Al estar todo en calma, se pudo escuchar una voz desde los camiones que se encontraban detrás de las carpas, era sin dudas, la voz de Piximon.
-¿Có-cómo es posible que eso haya pasado? Y justo en este momento, faltando sólo una presentación para terminar nuestra gira. Creo... que vamos a tener que cancelar la próxima función.


Off: Bueno muchachas, les diré que si quieren pueden explicar y usar lo que pasó en el espectáculo del circo. Si ven que es necesario, usen la información que puse en el post de introducción, pero por lo demás, siéntanse libres de escribir lo que deseen sobre eso. Y aclaro que no es obligatorio, sólo por si necesitan más material a la hora de responder y tal. Saludos :B

Tras una larga espera, la función había empezado. No era muy diferente a un circo humano, pero sacaban algo de provecho a sus habilidades únicas como Digimon. Tanto Charlie como Hawkmon quedaron fascinados con el espectáculo que estaban presenciando y definitivamente querían conocer a los artistas tras la función. Apenas ésta terminó, se levantaron de sus asientos y fueron al espacio al aire libre que había fuera de la carpa del circo.

-Buuu... tengo hambre. Charlie no funcionar sin comida!- Expresaba Charlie, de forma muy infantil, que tenía hambre. -Está bien, en un rato iremos a casa y cenaremos allí.- Respondió Hawkmon. Charlie lo miró con disgusto y reclamó de forma caprichosa: -Ehh!? No! No quiero esperar a llegar a casa, tengo hambre ahora!- Hawkmon era un Digimon con una paciencia increíble por su tamer, y accedió a comprar algo de comida. Sabía que era mejor cumplir con su capricho antes de que comenzase a hacer un berrinche. -Uff... De acuerdo! Espérame aquí y no te metas en problemas, si? Ya regreso-

Hawkmon se había ido a comprar algo para comer, pero tras cinco minutos de espera, Charlie ya se estaba impacientando y no tenía ganas de seguir esperando. Entonces, empezó a deambular alrededor de la carpa hasta toparse con unos camiones con remolques donde vivían los miembros del circo durante su gira. Al acercarse a uno, pudo oír un fragmento de una conversación entre Piximon y otro digimon que también integraba el circo. Al parecer, había ocurrido algo grave y quizás la gira tuviese que ser cancelada. Al oír a ambos digimon acercarse a la puerta del remolque, Charlie se ocultó para que no creyesen que había estado espiándolos. Los dos digimon salieron del remolque con una expresión seria en sus rostros y al salir, no cerraron la puerta de éste con llave. Charlie se metió al remolque y empezó a examinar todo lo que había dentro, no era que quisiese llegar al fondo de lo que estaba sucediendo, es más, nisiquiera le importaba el problema que el circo pudiese estar teniendo, simplemente era curiosa.

El interior del remolque era todo lo que se esperaría. Una mesada con distintos maquillajes y documentos que detallaban las ganancias del circo, un espejo con luces a su alrededor, un armario con distintas prendas que Piximon usaba durante las funciones y una heladera repleta de comida. Sin dudarlo, Charlie abrió la heladera y empezó a comer un gran pote de helado que había dentro.

-Tu! Trabajas en este circo?- Preguntó un Dracmon que había ingresado al remolque sigilosamente sin que Charlie se diese cuenta. Al parecer se encontraba incómodo con la presencia de la humana en el lugar. Charlie lo miró desinteresada y respondió. -Si al serlo no me meteré en problemas por comer helado, entonces sí, trabajo aquí en el circo- Al oír eso, Dracmon tomó los papeles que habían en la mesada y huyó rápidamente del lugar.

-Eso... Eso no debe ser bueno. Supongo que iré tras él... Quizás si lo atrapo no se enojen por robar helado- Charlie empezó a perseguir sin ganas a Dracmon, corriendo tras él fuera del remolque sin mucha distancia de por medio.

Shaza había asistido a más de un espectáculo circense en su vida, de hecho había ido a dos: este y otro cuando era aún pequeña. Pero del primero no conservaba más que recuerdos fragmentados de luces brillantes y habilidad sorprendente y, así, acudir fue una experiencia nueva. Los digimon utilizaban sus habilidades con maestría para lograr efectos visuales asombrosos e increíbles y las más disparatadas acrobacias tomaban forma ante sus ojos.

Fue un espectáculo bello que distrajo su mente por un rato de la urgente búsqueda de su Human Spirit, y por eso se sentía en deuda con los artistas circenses. Una vez acabada la función, se acercó pues a felicitarlos. Dio la casualidad de que, cuando ya se iba, su oído captó una extraña conversación en el carromato que sobrevolaba (y es que estaba a menos de medio metro del techo). ¿Se iba a tener que cancelar la función? ¿Por qué? Su curiosidad sacó lo mejor de ella y se posó en el carromato a tiempo de ver a una humana (la cual habría jurado que se trataba de la compañera del Hawkmon en la que se había fijado) entrar en el mismo.

Momentos después entraba un Dracmon... para salir corriendo con aterrada celeridad. Habían dicho algo de helado, pero Shaza había oído abrir muebles y no quería dejar al pequeño a su suerte si la humana pretendía robar. Así que en silencio (bueno, en todo el silencio que podía causar su aleteo) la siguió, tratando de averiguar qué pasaba allí.