La Tsunopandilla [Misión Yuu ; Jake]

por Invitado Mar Oct 08, 2013 2:57 am

Vagando por el pantano podría decirse que se encontraba el individuo conocido como Kazami Yuuji, siempre acompañado de su "fiel" -mas bien obligado- compañero: Un Tsunomon, localizado en la cima de su cabeza, a quien lo refería con el apelativo de "Tsuu". A pesar de caminar por el agua aparentemente pútrida y estancada, sin contar con la turbia maleza de la locación misma, parecía mantener -siempre intransigente- una siempre serena e indiferente actitud. Sus ropajes no variaban de lo usual -camisa negra, pantalones azules de una tonalidad oscura- pero podía observarse que contaba con un bulto en su espalda. Equipo de emergencia era como lo llamaba. Dentro de ese bulto -una mochila reminiscente a esas utilizadas por militares en plena campaña- podían encontrarse diversos aditamentos y herramientas. Tan variados son que difícil resulta su descripción, pero bastaba saber conque la expresión "Preparado para todo" podía aplicarse sin necesidad de arreglo al individuo de cabellos oscuros. Tampoco era pesada, por lo que podía suponerse que las herramientas o eran multiusos o simplemente las necesarias para la situación - …- Se detuvo por unos segundos, solo para mirar el reloj deportivo que vestía sin galantería en su muñeca izquierda. Observo la hora, y se dio cuenta de que ya era el momento adecuado para detenerse. No estaba perdido. Simplemente había seguido instrucciones, y ya las había cumplido sin cuestionarlas como le era más que costumbre. "Moverse 3 horas hacía el Norte, y detenerse frente a un gran árbol" Esas fueron, palabra por palabra, las instrucciones dadas por un -en apariencia cuestionable- "comerciante" -que así era como se hacía llamar- quien le había encargado el trabajo: Una bípeda rana –un Gekomon clamaba ser- de escasos modales y abundante zafiedad. Suponía el joven que algo en especial debía pasar en ese lugar, pues solo observaba de importancia de entre toda la maleza y el agua estancada, al gran árbol que le había sido mencionado. Era alto y de tronco voluminoso; hojas caídas pero lo suficientemente notorias como para indicar la edad del gran árbol. No parecía tener nada de especial aparte de ser un ideal objeto referencial.
Se dispuso a observar el lugar, como ya le era un hábito incuestionable, en busca de algún fenómeno inusual. Le habían dejado un encargo. Algo referido a una “peligrosa y feral banda de asaltantes” del cual él debía tener un máximo cuidado. Le dijeron sobre sus resaltantes logros, y sus temibles actos de vandalismo. “Una banda de descarriados” fue lo primeo que le vino a la mente al escuchar tal descripción. Cuidado en efecto tendría, no por ser advertido sino porque esa era la naturaleza del joven de negros cabellos. Así, se dispuso a continuar con su ardua tarea de vigilar el área. Siempre con la guardia arriba y alerta.

por Invitado Jue Oct 10, 2013 6:49 pm

- Si te llevo podrías callarte de una vez? - El peliblanco soltó un suspiro luego de terminar su pregunta, la misma iba dirigida hacia un ser con la forma de una esfera que en la cabeza tenía un cuerno. Dicha constitución provocó que Jake lo llamase "Uniesfera" en vez de "Tsunomon" el cual era su nombre real, o por lo menos en aquella forma. El Tsunomon dio un salto de proporciones ridículas, pasando de estar en el suelo a encontrarse sobre la cabeza del muchacho de ojos violetas, como si este fuese el nido del digimon. - Siiii, wiiii, arre humano!! -Exclamó el digimon con una voz tan fuerte que posiblemente algunos animales hubiesen huido, claro, si hubiesen animales. Hasta ahora no había visto ningún animal que pudiese cazar si no esos seres, había tenido que alimentarse de fruta en vez de la carne que tanto ansiaba. La ropa del boxeador era la misma que la de los 2 días anteriores, un pantalón blanco como la nieve que a pesar de cualquier estadística aún mantenía ese color y no tenía mancha alguna, una camisa roja y sobre esta una especie de saco de manga larga de color negro. En la mano derecha tenía una especie de bolsa hecha de la unión de láminas de corteza de algunos árboles extraños que por algún motivo era tanto flexible como resistente. Allí tenía guardadas 2 docenas de frutas que había sacado de distintos árboles. El bosque se había terminado y habían pasado a un pantano, eso había sido hacia unos minutos, durante la mayor parte del tiempo la Uniesfera había logrado saltar de planta a planta para no ensuciarse pero al ver que el pantano no tenía fin el peliblanco lo había dejado subirse a él. No era la persona más limpia de todas pero sabía que de algún modo o otro el digimon se subiría a él y antes de que se le manchase toda la cara de barro prefería llevar a su digimon unos kilómetros más. Apenas pesaba lo cual facilitaba el trabajo, sin embargo no le gustaba la idea de ayudar a Tsunomon el cual de alguna manera siempre parecía obtener lo que quería.

- Tsk... odio el digimundo... - comentó para si mismo mientras caminaba hacia delante, ignorando que sus pies se sumergían por cada paso que daba y que sus zapatillas se manchaban más y más mientras seguía caminando. Con la mano izquierda sacó su digivice del bolsillo, lo observó unos segundos mientras continuaba su marcha, ya había pasado la distancia total que marcaba el radar desde la última vez que lo había utilizado por lo cual procedió a activarlo de nuevo. Por fin algo bueno! Una grata sorpresa! Un punto en el plano que proyectaba la pantalla de aquel extraño dispositivo, aquel punto dentro del radar indicaba una única cosa, otro humano. Había otro humano en la zona y tal vez aquel humano si supiese como volver al mundo real. Volteó un poco, caminando hacia el noreste en vez de hacia el norte, allí según podía ver a la distancia había un árbol bastante grande con varias hojas caídas. Parecía haber soportado miles de inviernos, sería el habitante más viejo de aquel pantano que había crecido en un lugar que le había dificultado el sobrevivir. Aumentó su velocidad levemente, algo que su digimon no notó, este estaba más calmado, con los ojos cerrados como si estuviese a punto de dormir. Pronto llegaría hacia aquel árbol y podría ver a la persona que, según lo que podía leer del radar, estaría detrás del tronco del árbol gigante.

por Ed Elric Jue Oct 24, 2013 5:56 am

Uno de los humanos seguía instrucciones específicas, al pie de la letra como le era costumbre. Siempre meticuloso, justo y no está de más decir que precavido, notando a simple vista la gran carga que llevaba encima. Y no lo digo por su Digimon, me refiero a la mochila que colgaba de sus hombros. Parecía cargada hasta más no poder, pero a él no parecía hacerle peso en lo absoluto, incluso Tsunomon , que posaba su cabeza en silencio, parecía más pesado.
La razón por la que se encontraba en tan extraño paraje es por cuestiones laborales, un pequeño encargo que había surgido de manera imprevista ese mismo día lo habían mantenido ocupado desde hace unas horas atrás. Dentro de todo, los detalles que tenía sobre esta pequeña tarea eran escasos, lo cual complicaba en cierto sentido la labor de esta pareja. Sólo sabían que se trataba de panda de malhechores y que rondaban por ese lugar, esto lo sabía porque el gran árbol que se encontraba muy cerca de su ubicación, decía a gritos que había llegado al lugar indicado por ese extraño mercader. No está de más mencionar que este había sido víctima en varias ocasiones del grupo de ladrones ya mencionado, mientras realizaba viajes de comercio hacia la ciudad vecina.
Por otro lado, otro joven, otro Tsunomon, cubrían terreno por el bosque hasta que sin darse cuenta llegaron al mismo páramo húmedo que el Tamer anterior, pero esta vez no fue por coincidencia. Hacía tiempo que venía siguiendo a ese punto rojo en su Digivice y por fin, se encontraba cerca de su objetivo en el radar. Ignoraba por completo que el agua y las malezas de aquel pantano ya superaban la altura de sus rodillas, pero eso no impedía que él siguiera avanzando, puesto que sus deseos de volver a su mundo, el mundo humano, era mucho más fuerte que cualquier traba que pudiera ponerle la naturaleza. A Tsunomon parecía importarle poco y nada el cambio de entorno, es más, cabía la posibilidad de que ni siquiera haya percatado de esto, de todos modos el venía en un estado placido en la cabeza de su Tamer, parecía que dormitaba luego de armar un pequeño berrinche para que el muchacho accediera a que este se quedara sobre él.
Una vez más, el mismo árbol se alzaba entre la vegetación apagada y oscura del pantano, incluso parecía no pertenecer a la misma clase de flora que crecía por ahí, podría decirse que se encontraba fuera de contexto entre lianas, troncos flotando, árboles cuyas ramas eran delgadas y extensas, de las cuales caían hojas muy parecidas a los sauces, todo eso sin mencionar el agua de color verde turbio, algas, musgos y demás plantas que flotaban sobre esta.
Este dichoso árbol además de alto, contaba con un gran perímetro, que si te disponías a rodearlo, era claro que te tardarías cerca de un minuto en llegar nuevamente al lugar donde empezaste. Lo más extraño era esa pequeña abertura y una puerta hecha con corteza de otra madera, cortada rústicamente y colocada sin mucha delicadeza, atada con un par de raíces que hacían de bisagras tanto en la parte superior como en la inferior. Nada aparte de un vacío oscuro era lo que se podía llegar a observar a través de los pequeños espacios que quedaban entre la puerta y el mismo árbol sin importar cuanto te acercaras para mirar. Antes de llegar a la puerta, un gran pasillo, similar a un muelle de madera, se extendía por una buena cantidad de metros hasta antes de llegar a tierra firme, más allá de eso y de la bruma que comenzaba a tornarse visible con la severa llegada de la noche, entre ramas tenebrosas y entrecruzadas, podía apreciarse con dificultad que esta extensión de tierra húmeda no terminaba poco después de empezar.

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