Noche de insomnio [Prueba Geralt]

por Ed Elric Miér Oct 29, 2014 1:58 pm

Bosques - Mundo Digital

Había pasado cierto tiempo desde aquella ocasión. Tal vez semanas, o incluso hasta algunos meses luego de que Yaamon dejara la Ciudad de Inicio, aquella reconocida aldea que había sido testigo del nacimiento del pequeño Digimon. Tal vez fue sólo la suerte que lo acompañó, pero fue capaz de valerse por sí mismo todo este tiempo, aprendiendo a sobrevivir por sus propios métodos desde aquel día en que encontró una oscura cueva en las profundidades del bosque que rodeaba su lugar de origen. Esa cueva que ahora era su hogar, su lugar en el mundo.
Con la llegada de la noche, él decidía mantenerse en su guarida por precaución, ya que no sólo lo aislaba de cualquier inclemencia del tiempo, sino también, que lo protegía de algún posible Digimon malvado o que sólo buscaba problemas. Aunque esto nunca solía ocurrir por aquella zona.
Otra vez, la luna se posaba sobre el cielo y era lo suficientemente brillante como para alumbrar todo lo que tocaba, tanto como si fuera una fuente de luz artificial. Se veían una que otra estrella titilando a lo lejos, nubes distantes unas de otras que se movían suavemente a través de las alturas, al igual que esas barras de datos e información que surcaban el firmamento nocturno.
Parecía ser una noche como cualquier otra acompañada de una brisa que refrescaba de inmediato al tocar cualquier superficie, pero por alguna razón, Yaamon no era capaz de dormir. Se encontraba en los alrededores de la entrada a su cueva, tal vez buscando algo para hacer o simplemente esperando a que el tiempo pasara y que el sueño llegase a él de una vez por todas. Pero lo cierto es, es que daba la sensación de que éste no se manifestaría por el momento.
No se había percatado hasta ese mismo instante, que se encontraba completamente escaso de recursos. Había cenado esa noche, su última tanda de recolección quedándose sin nada para los días siguientes. Se tomó un momento, sólo el suficiente para él, para pensar en lo que debía hacer, en las opciones que tenía. Como por ejemplo, levantarse temprano en la mañana para hacer esa tarea o, ¿por qué no? Hacerlo justamente ahora, aprovechando el insomnio.
Decidió lo segundo.

por Geralt de Rivia Miér Oct 29, 2014 4:08 pm

Se quedó tumbado, mirando la brillante luna durante unos minutos, esa noche era realmente preciosa. bajó los párpados, intentando conciliar el sueño. No sabía cuanto tiempo había estado con los ojos cerrados, si unos segundos o una hora entera, pero de algo sí estaba seguro: el sueño no llegaba y estaba cansado de esperarlo. Se levantó con pesadez. El no poder dormir no significaba que no estuviese cansado de las tareas del día.
- Quizá es que tengo hambre. - Pensó el pequeño, asomándose a su cueva.
Yaamon tenía la costumbre de guardar sus víveres tras una de las múltiples rocas de la cueva, pero en ese momento estaban todas vacías. Suspiró entristecido. Se le había olvidado por completo que se había cenado su última tanda de manzanas y que no le quedaban provisiones para los días venideros. Lo estuvo pensando un momento. Finalmente se resignó. Recogió con la boca una gigantesca hoja de Roble que se había encontrado tiempo atrás y que utilizaba como portaequipaje. Si no era capaz de descansar tendría que darle alguna utilidad a la noche.
Se adentró en el bosque, alejándose de la seguridad que le proporcionaba su preciada cueva. El viento mecía suavemente las hojas de los árboles y ocultaban todo pequeño sonido que Yaamon pudiese estar haciendo sin darse cuenta. Por la noche el bosque intimidaba aún más, y eso sin tener en cuenta que la luna brillaba con una excepcional fuerza, formando extrañas sombras que emergían por doquier.
Avanzó todo lo que pudo hasta toparse con un gigantesco manzano. De ahí había sacado sus anteriores víveres, pero desde aquella vez, con los Demidevimon's, no había podido volver a digievolucionar, así que no contaba con dos manos que le ayudasen a escalar el árbol. Soltó la hoja y la dejó con cuidado a un lado. Miró el enorme tronco del manzano. No tenía ramas bajas a las que pudiese saltar de ningún modo, así que optó por la solución más básica y ordinaria que se le ocurrió: golpearlo.
Agachó las orejitas, haciéndose un pequeño ovillo y rodó sobre sí mismo sin llegar a moverse del sitio, ganando algo de velocidad. Cuando ya levantaba una leve polvareda comenzó a avanzar hasta chocar con el tronco (Rolling Black). Se pasó así un buen rato, pero el árbol no cedía, ni siquiera se movían las rojizas frutas. Yaamon terminó rindiéndose, tendría que buscar otra fuente de alimento.
Recogió su hoja y continuó avanzando.
La luna ya coronaba el punto más alto del firmamento y las resplandecientes estrellas la acompañaban. Era una imagen hermosa, pero para el pequeño Yaamon significaba otra cosa: El tiempo pasaba y debía estar de vuelta en su cueva antes de que los Digimon's más madrugadores despertasen.
Aligeró el paso. Tras cruzar unos frondosos matorrales se encontró con una, ya conocida, manada de Elecmon's. Se quedó inmóvil, contemplando aquellos Digimon's. Para su suerte, parecían estar todos dormidos. Dio un par de saltitos hacia atrás, con intención de marcharse, pero al echarles un último vistazo se le ocurrió una gran idea.
Con todo el cuidado del mundo atravesó aquella multitud, rebuscando lo más silenciosamente posible entre los cuerpos, intentando encontrar la comida de los Elecmon's. No tardó mucho en toparse con ella, que estaba amontonada a los pies de unos arbustos, justo en medio de la manada. Soltó la hoja y empezó a llenarla con las provisiones. Una vez la hoja estuvo a rebosar se la cargó encima y salió tranquilamente de allí.
- Ha sido demasiado fácil. - Pensó con alegría, camino de su cueva.
Fue como si el universo le hubiese oído y quisiera arruinarle la victoria, por que se chocó con un elecmon medio dormido, que se había alejado de su manada para beber agua. Yaamon hizo un gran esfuerzo por no dejar caer la comida y salir corriendo. Se quedó mirando el Digimon, totalmente petrificado. El Elecmon, cada vez más espabilado, le devolvió la mirada y se quedó pensativo, mirando la comida. Parece que le costó un poco reconocerla, pero al momento se puso en posición ofensiva y gritó: "¡¡Ladrón!!", lanzando multitud de chisporroteantes chispas por la cola. Yaamon comenzó a temblar y salió disparado hacia su cueva, no sin antes recibir una pequeña descarga en la espalda. El Elecmon no estaba por la tarea de perseguirle en plena noche, además de que al huir, el pequeño ladronzuelo había dejado gran parte de la comida esparcida por el suelo.
Finalmente Yaamon logró llegar a su amada cueva y, aun que había perdido parte de la comida en la huida, la otra parte de las provisiones se había salvado.
Ya amanecía, pero eso le daba igual, estaba agotado, así que se metió en la cueva, dejó la comida tras una de las rocas y se tumbó, quedándose profundamente dormido al momento.

por Ed Elric Miér Oct 29, 2014 4:17 pm

Prueba de rol: Aprobada.

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