Elecmon

A primera vista aparenta ser muy amable con todos los que se cruzan en su camino. Siempre le habla con educación a todo el mundo y se muestra muy compasivo con todos los que la rodean. Se muestra muy servicial con los demás nunca dejará colgado a uno de sus amigos si este necesita de su ayuda. Siempre tiene una cara angelical en la cara, como si nunca hubiera hecho nada malo y siempre respetara a todos sus superiores y suele trabajar con fuerza todos los días. Se muestra muy agradable con los demás siempre se pone a hacer cosas que le interesan. Es muy apasionado y entregado a todo lo que ocurre con sus familiares y amigos, puesto que no desea que les pase nada malo. Es muy atento con los otros porque siempre tiene ganas de ayudarles en lo que sea. Es bastante atrevido, puesto que no tiene miedo a expresar sus ideas y temores en alto además de ser muy considerado con las opiniones de los otros. Por eso, siempre que otro tenga la razón en una cosa muy obvia, cambiará su punto de vista y analizará la situación hasta conseguir dar con la respuesta más clara y proclamar su veredicto.

Es calculador con casi todas las situaciones. Es muy curioso con cosas que desconoce y siempre está dispuesto a aprender de ellas con otro Digimon que sí sepa sobre el tema. También puede decirse que es cordial con los demás Digimons de los otros clanes siempre y cuando estos no sean una amenaza. Si descubre que son una amenaza para ella o para sus amigos, no dudará en abalanzarse sobre este y darle algún que otro escarmiento como advertencia para que no vuelva a molestarlo o molestar a sus amigos. Es muy directo en cuanto a peleas se trata, siempre lanzando comentarios donde más le duela al contrario, aunque normalmente suele arrepentirse cuando suelta dichos comentarios y siempre acaba por disculparse. Sin embargo, también es muy orgulloso de sí mismo por lo que le cuesta un poco pedir disculpas por sus propios errores. Es dulce con todos los Digimons que viven con ella el día a día. Es encantador cuando se lo propone y siempre gusta de echar una mano cuando los demás lo necesitan.


Como cualquier otro Digimon del Digimundo, Elecmon comenzó su odisea en el Árbol del Comienzo, el lugar donde todos los Digimons comenzaban su travesía en aquel peligroso mundo digital. Su Digihuevo no tardó en agrietarse y salir de él un pequeño Puwamon. Dicho Puwamon llevó sus primeros días de vida en aquel árbol gigante, siendo acompañado por más pequeños Digimons que crecieron junto a él. Él no se preocupaba por ninguna de las calamidades que pasaban en el Digimundo, ni hablar. Sólo le preocupaba estar ocupado jugando con los otros Digimons bebés y comer, así eran todos los pequeños Digimons que vivían allí. Desconocía todo lo que podía estar ocurriendo ahora mismo, aunque eso a él le daba bastante igual, pero sí que le picaba la curiosidad por saber qué es lo que había más allá de aquel gigantesco árbol digital. ¿Qué es lo que estarían haciendo otros Digimons lejos de aquel árbol? ¿Acaso llevaban una vida tan placentera como la de él? ¿O tendrían que competir entre ellos para sobrevivir? ¿Existirían Digimons malos como le había contado la cuidadora del lugar? ¿Acaso aquel mundo desconocido era un mundo lleno de peligros y aventuras? Muchas más preguntas comenzaron a agolparse en su cabeza a medida que el tiempo transcurría.

Cada día, el pequeño Puwamon se quedaba más fascinado e intrigado con el mundo que podría existir fuera de aquel Árbol del Comienzo. Fue un cálido día, mientras descansaba con sus compañeros que comenzó a brillar con un extraño fulgor resplandeciente. Cuando aquel fulgor desapareció de su cuerpo, este había cambiado por completo. Había experimentado lo que se conoce como Digievolución. De algún modo, él sabía que había dejado atrás su faceta de Puwamon para llamarse Pinamon, la siguiente etapa de su vida. Fue con esa pequeña evolución lo que hizo que su vida diera un vuelco entero. Más seguro de sí mismo, se despidió de sus compañeros y su cuidadora y se embarcó en un viaje por todo el Digimundo, intentando experimentar lo que fuera del Árbol del Comienzo ocurría. Al principio todo iba bastante bien, no se había metido en problemas y parecía poder cuidarse lo suficientemente bien. Pero los días comenzaron a tornarse más oscuros, viéndose obligado a ganarse la vida a base de robos y engaños. Quedó perplejo ante la maldad de algunos Digimons. Se prometió a sí mismo ayudar a cualquier Digimon que necesitara ayuda y no descansaría hasta ayudarlos a todos. Así fue como se convirtió en un pequeño justiciero del mundo, siempre robando a los más ricos y dándoselo a los más pobres, un tipo de Robin Hood virtual. En una de sus travesías, consiguió transformarse completamente y adoptar la siguiente etapa de su evolución. Ahora era un Elecmon, igual que lo era su cuidadora. En los días presentes sigue viajando por todo el Digimundo, observando silenciosamente como la maldad de los otros Digimons llega a niveles extremos y cómo estos intentando destruir aquel bello mundo digital y ayudando a los Digimons menos favorecidos con algún acto de su buena fe. Ni siquiera se había parado a pensar en que en algún lugar de aquel devastado y oscuro mundo, podría existir un Tamer que lo ayudara en su labor de hacer a aquel mundo oscuro un lugar mejor.