Aprender a sobrevivir [Tsurugi Kurone]

Conocía desde hace muy poco a Pinamon, pero ya tranquilamente podía decir que el pequeño era igual de aguerrido como afectuoso conmigo. El mismo clamaba todo el tiempo que eramos camaradas, que había esperado por mi desde el primer instante en que eclosiono de su DigiTama aun cuando ni siquiera sabía mi nombre o conociera mi rostro...Pero que de alguna u otra forma cuando me vio por primera vez en medio de aquella tormenta donde mis padres se habían perdido el supo de inmediato que yo era el compañero por quien aguardaba. No tenía corazón suficiente como para hacer callar al pequeño ni mucho menos para negar el hecho de que la misma noche donde nos conocimos yo había obtenido un Digivice.

Aunque algo innegable era que, si bien eramos compañeros, de momento no eramos ni remotamente un equipo. El era incapaz siquiera se subir por su cuenta a la mesa principal de la casa para comer y ni siquiera podía salir de casa usando el picaporte (la ultima fuga que había hecho para seguirme fue a través de una ventana que el mismo había roto a base de múltiples topetazos). Y yo no era mucho mejor que él. Ni siquiera sabía usar el Digivice, apenas si había logrado descubrir la función que me permitía ver los datos y características de Pinamon. Algo útil ya que de esa forma logré conocer su único movimiento especial, pero el mismo Digivice parecía dejar en claro que Pinamon simplemente se trataba de un Digimon muy débil como para ser efectivo en una batalla por su propia supervivencia.

Esa era la razón para este viaje a un lugar apartado. Nada de parques ni sala de estar, si Pinamon y yo queríamos fortalecernos debíamos acostumbrarnos a estar en un ambiente silvestre. - ¡Bien, amigo! Día de entrenamiento número 1...Paso uno...aprender a no morir.- Por mas entusiasta que fuera mi voz, las palabras finales no hicieron mas que generar un poco de miedo en mi pequeño colega. - Y-yo...Perdona, no quise ser tan visceral.- Me excuse al ver a la pequeña bola de plumas temblar ante el supuesto caso donde alguno de los dos muriera. - Ya ya, tranquilo. Que no moriremos de hambre ni perdidos por aquí. Tenemos un mapa y comida para un día aparte de que ni siquiera nos adentramos demasiado en el bosque.- Saqué un malvavisco de mi mochila, sabiendo el particular cariño que había desarrollado mi Digimon en estos días por aquel alimento.

Deje que Pinamon comiera aquel malvavisco para tranquilizarlo, pero nada mas. Debíamos caminar por una hora mas hasta adentrarnos aún mas en el bosque y plantar una base para todo un día y una noche de supervivencia a la intemperie. - ¿Sabes, Cho? En el Digimundo yo y los otros Pinamon solíamos guarecernos en los arboles durante la noche.- Me comentó mi pequeño camarada al notar que poco a poco el atardecer daba paso a un cielo nocturno y estrellado. - Uh...¿Y eso por que?- Pregunté, intrigado, mientras sacaba mi bolsa para dormir. No había traído ni siquiera una carpa ni nada por el estilo, deseaba dormirme mirando aquellas hermosas estrellas.