Su cambio, 3 Monedas de Cobre [Mision: Tsukaimon]

Hacía mucho que había abandonado esa  aldea que había llamado mi hogar durante tantos días, hacía mucho que había abandonado esos sombríos bosques que había atravesado en mi huida y me interne en un área hermosa de verdes praderas y hermosos bosques, un área con un cierto toque hermoso pero chillón. Era una mañana hermosa, alce la mirada al cielo solo unos instantes -hermoso- pensé mientras volvía mi mirada al frente y seguía moviéndome por el bosque. Y mientras me movía vi algo, fui testigo de algo hermoso y peligroso, algo que me hizo detenerme en seco, estaba cerca de un hermoso y cristalino rio cuando vi su cuerpo oxidado y me detuve temeroso, una cabeza roja con cuernos grandes y un brazo derecho con forma de guadaña. Parecía sin duda un digimon antiguo y abandonado. Lo observe unos minutos y cuando me di la vuelta para marcharme la guadaña cayo justo delante de mí Un temblor sacudió mi cuerpo en ese momento, trague saliva y me gire lentamente con temor. Trague saliva y observe al digimon. ¿demoniaco? Si esa era una forma de definirlo, más bien era como la muerte en persona y eso me asustaba, pero en un atisbo de valor o de imprudencia, me atreví a mirar a sus cuencas, de una manera fija, pero titubeando, escuchaba en mi mente su voz, la voz de ese ser. Su nombre no me sonaba, pero eso no era importante pues había mucho que desconocía del mundo, el digimon sin duda debía ser poderoso o al menos haberlo sido y eso en parte hacia que me entrara cierta curiosidad sobre él. Poder, era una palabra única que podía alterar el curso de muchas vidas, pero no confiaba en que alguien que se llamaba a sí mismo la parca me ayudara en ese sentido. ¿Dudaba de el? La respuesta es sí, mi mente estaba llena de dudas pero también de curiosidad, además de un ligero sentimiento de temor que empezaba a disiparse con lentitud. Alce la mirada, aun con ese encuentro, aun con ese poderoso digimon hablando, la zona seguía manteniendo ese toque de paz y armonía que parecía caracterizarla.

Se hizo el silencio conforme el digimon se iba apagando y cuando sus cuencas se apagaron y pareció haberse sumido de nuevo en un letargo suspiré, estaba a salvo en parte, pero ahora sin mamarlo me había metido en algo escabroso, era un digimon bebe y había bastantes digimon Rookie por la zona y eso era peligroso aunque fuera una zona pacifica por lo que parecía. Tres monedas, cada una escondida en un lugar, debía moverme y eso hice, primero rodear la guadaña temeroso, esperando que no se despertara de repente para clavármela. ME aleje del digimon que ahora parecía dormir. Con leves botes fui avanzando, alejándome del rio y del digimon, me quede pensativo un rato y me moví en búsqueda de las monedas. La zona parecía estar habitada por biyomons y otros digimon tipo ave, también parecían coexistir insectos y demás, Camine orientándome en el sol y las sombras que hacía, fui hacia el norte con la intención de tomar la primera moneda que me había dicho. El sol estaba en un punto alto y no tardaría en descender mientras mis botes me llevaban a una especie de pradera, sentía la verde hierba y observaba, escuche unos sonidos y me escondí tras una roca. Me asome levemente y vi unos digimons extraños, eran gusanos verdosos -Wormmon- pensé escondiéndome de nuevo al recordar el nombre de ese tipo de digimon. ME mantenía oculto mientras les escuchaba arrastrarse. Estaba cerca, debían tener un nido cerca sin duda y probablemente podría encontrar cerca del nido de esos Wormmon la moneda de cobre que necesitaba ese digimon. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordarle, entre cerré los ojos un momento con suavidad mientras me concentraba. Permanecía oculto tras la roca, sintiendo el sol y la ligera brisa que empezaba a venir y seguía sin inmutarme, solo esperaba mi turno.

Los Wormmons, digimons curiosos. Eran orugas de color verde, de tipo virus al igual que el pequeño Pagumon, pero a diferencia de otros tipos virus, ellos eran mucho más tranquilos. Los pequeños insectos salieron de su pequeño nido de seda y comenzaron su rutina de cada día: recoger hojas para comer. Al cabo de unos minutos varios de los gusanos se fueron tranquilamente, sin prisas de ningún tipo; al fin y al cabo, en aquel bosque no parecía haber preocupaciones de ningún tipo… excepto uno en particular. Un Wormmon se había quedado en el nido, y cuando todos se fueron, asomo la cabeza por el nido lleno de pegajosa tela. Al ver que estaba solo, salió del nido y se estiro un poco, para comenzar a pasearse por el lugar pero sin alejarse demasiado de su pequeño hogar. Era raro que uno solo se quedara, y que al salir, se “asegurara” de que no hubiera nadie… como si no quisiera que alguien se enterara de algo.

Por la forma que tomaba la situación, había 2 opciones posibles. La primera seria intentar escabullirse dentro del nido del Wormmon para buscar la moneda de cobre. La segunda seria intentar averiguar si ese Wormmon la tenia, y en caso de tenerla, tratar de convencerlo para entregarla. Tambien estaba la posibilidad de retirarse y tratar de ir por las otras 2 monedas de cobre… aunque eso sería poco práctico a la hora de ahorrar tiempo.

Off: No puedes controlar al Wormmon. Ahora te toca elegir, justificando el porque de dicha eleccion.