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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
En las profundidades de la colmena [Misión]
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En las profundidades de la colmena [Misión]
¿Qué es esto?...
No puedo, simplemente no puedo moverme. Forcejeo inútilmente contra algo que me mantiene inmóvil, algo sumamente sedoso y pegajoso y, como si se tratase de algo agudo que se mantiene fuertemente sujeto a tu piel, duele con cada movimiento en contra- ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? -eran preguntas que pasaban una y otra vez por mi mente mientras trataba de tranquilizar esa parte de mi que no dejaba de mantenerse alerta y con un pesado sentimiento de angustia. Entonces lo vi, una luz que de la nada apareció por un orificio en lo que juraría se trataba de una pared. Mis ojos se alumbraron y cegaron por instantes, ligeramente irritada por aquella luz inesperada en un sitio completamente oscuro, logré reconocer ''eso'' que me mantenía atada- ¿Esto es..? ¿Acaso estoy...?
Un sonido que hacía que mi piel se erizase por completo y que un escalofrío recorriese por toda mi médula se hizo presente y, a través de la oscuridad, cientos de ojos rojos y brillantes se hacían ver mientras lentamente se acercaban hacia el espacio con luz que me cubría, dejando ver las ocho patas añadidas a su cuerpo negro. Esos ojos, esos feos ojos que no puedo dejar de mirar, me observaban como a cualquier presa más; sus bocas chorreaban una sustancia que no podía reconocer. Quería gritar por ayuda pero simplemente la voz no lograba salir de mi garganta. El común valor -u osadía- por el cual me enorgullezco se había completamente desvanecido, me sentía más débil e insegura que nunca. Pedí ayuda con un hilo de voz que ni siquiera yo pude escuchar; mis socorros fueron aumentando poco a poco su volumen en cuanto veía a esas criaturas acercarse más a mi amenazadoramente hasta que por fin el grito resonó tanto en aquel oscuro lugar como en mi cabeza.
- ¡A-Auxilio!
Mis ojos se abrieron al instante y las pequeñas garras que sobresalían de mis nuevas manos se clavaron en una pequeña pero extrañamente cómoda cama de paja en la que recordaba haberme recostado la noche pasada. Traté de calmarme; exaltada, aún no dejaba de tratar de recobrar el aliento perdido ante ese ultimo grito- Todo fue un sueño -me dije, cerré los ojos y llevé mi mano derecha hacia el pecho para poder sentir el latido de mi corazón. Estaba viva, sobre una cama, dentro de una habitación que a la vez estaba refugiada en una casa por encima de un árbol; no en la guarida de ningún insecto, eso significaba que ciertamente todo fue una pesadilla y nada más.
- ¡Ahh..! ¿Que pasó? ¿Quien se murió? ¿A quien tengo que golpear?
Esa atareada ave de ahí es el dueño de todo esto. Toda la casa, la habitación y objetos en la propiedad quiero decir; se llama Delumon. Es un alma caritativa y muy agradable, un ave que ha vivido mucho y, pese a añorar su juventud con su ahora difunta esposa, tiene una visión realista y plena de la vida y se siente cómodo con el presente, trabaja como vendedor de reliquias en este pequeño poblado que posee el nombre de Fortree Town, al menos él lo llama así pero no es más que una tienda para turistas común y corriente.
- Eh... No pasó nada, tan solo tuve una pesadilla -me excusé con una sonrisa bastante nerviosa. No sabía si mentirle o no por lo ocurrido pero creo que no será necesario a menos que me pregunte por el sueño que tuve; no me... gusta mucho hablar sobre mi fobia a los insectos.
- Ohh, bueno. Entonces supongo que no voy a necesitar esto. Ohoho~ -entre sus alas llevaba una especie de escultura rara cuya forma seguramente un digimon reconocerá... E-Esperen, ¿Acaso pretendía golpear a alguien con eso?...
- Lo siento.
- ¿Te disculpas por tener pesadillas? Vamos, no te pongas así. A cualquiera le sucede, no es nada por lo que avergonzarse -me brindó una cálida sonrisa y colocó la extraña estatuilla sobre la mesa de noche- Anda, ahora que estás despierta ¿Podrías ayudarme haciendo el quehacer en esta habitación? No sé cuantos días vayas a quedarte aquí pero quiero que sepas que no me gusta el desorden, y mientras más limpia está mi vivienda de mejor humor me pongo.
- ¿Ah? Claro -no podía negarme, después de todo fue él quien me brindó techo y comida después de... encontrarme en tan malas condiciones.
- Hmphm~ Cuando termines con eso ve a la cocina, estaba preparando el desayuno y... ¡E-Eso me recuerda que aún tengo el horno encendido! -exclamó exaltado y salió huyendo por la puerta.
Eso ultimo fue un poco incómodo pero se le perdonaba, yo también podía ser un poco -muy- distraída como él. Suspiré con intención de liberar la tensión que había generado tras una mala noche de sueños. Tenía mucha suerte de haber encontrado al señor Delumon y tener un lugar donde conseguir comida y cama prácticamente gratis, era un descanso que necesitaba después de todo lo que viví tras el incidente en la villa del comienzo. Todos esos días estuve buscando más información acerca del digivice, sobre los digispirits, el como volver a mi forma humana e incluso aprender a controlar esta nueva forma que he adoptado; tareas... un tanto difíciles si se encuentra en un entorno hostil donde la mayoría de los seres que viven ahí son digimon salvajes. Esta es el primer pueblo que me encuentro después de aquella villa. Por el momento lo único que he aprendido es que las habilidades de este digimon que tiene el nombre de ''Terriermon'' se ''activan'' en torno a lo que mi espíritu pide, es decir, algo tan inconsciente como lo es el respirar.
Tras limpiar la habitación en la que me hospedo fui directo a la cocina. Mi estómago no dejaba de gruñir, quizás se deba a que toda la casa había sido invadido por un delicioso aroma dulce. El desayuno consistía en un pay de manzana y miel con un rico vaso de leche. No sé si es porque adoro los postres en general o me parece que Delumon tiene una buena mano con estos ¿No habrá considerado nunca ser repostero?
- Cielos, estoy muy llena -expresé mientras daba un par de palmadas a mi ahora ligeramente abultada barriga. Delumon sonreía complacido por que me había gustado su comida, incluso él tomó una rebanada.
- Me alegra que te gustara ¿Nada mejor para levantar el espíritu que un poco de dulce, verdad?
- Jeje... ¡Usted lo ha dicho! Me siento reconfortada.
- Eso también me alegra escucharlo ¿Porque sabes? Tengo una petición que pedirte.
Al principio me preocupé, mas que nada por que me preocupaba que a causa del favor voluntario que me estaba haciendo él malinterpretara esto y creyera que me siento en deuda con él. No soy alguien que le guste mucho hacer favores pues, en realidad, soy muy perezosa en esos sentidos. Por suerte la petición no era algo del otro mundo, tan solo se trataba de ir a surtir la despensa con un poco más de miel pues se había terminado toda con el pay que horneó recién. Tras acceder, el señor Delumon me hizo confianza de una bolsa llena de monedas con las que pagaría.
Fortree Town se caracterizaba de que la mayor parte de su población fuesen digimon voladores ya que sus hogares se encontraban encima de los árboles, conectados con escaleras de madera y puentes para permitirles el paso a aquellos que hayan perdido o simplemente no poseen la habilidad de volar. Por otra parte, las tiendas y puestos se encuentran en el suelo. Hace poco fue que me di cuenta de que las orejas de Terriermon pueden ser usadas para muchas cosas, no solo son como un segundo par de brazos/manos más fuertes que los verdaderos, sino que también pueden ser usados como paracaídas- Pero... -le eché un ojo a la gran altura entre la casa de Delumon y el suelo- ...Creo que prefiero usar las escaleras. Heh...
Para ubicarme hacia la tienda que vendía miel tuve que pedir indicaciones a los habitantes del pueblo. No se trataba de un negocio muy lejano lo cual me hace creer que Delumon tan solo me pidió que fuese por esto para ahorrarse tiempo y no precisamente por dificultad. Mejor para mi ¿No?. Me acerqué al mostrador y llamé al vendedor haciendo sonar una campanilla que había por encima de este- ¿Hola?
De una puerta que seguramente conectaba al almacén del negocio salió una criatura... c-con la forma de... una especie de... ¿a-abaja?.
- ¡Siento la tardanza! Estaba un poco ocupado limpiando los estantes, y... bueno, eso no importa. Soy Honeybeemon para servirle a usted, ¿Que se le ofrece comprar en mi tienda? -aquel vendedor me recibía con una actitud radiante y una sonrisa pero eso no me permitía verle con buenos ojos. Permanecí sin habla, mis labios temblaban como si hiciesen el intento de responderle pero esto no conectaba a mi cerebro, o peor, mi cerebro se había apagado- Eh... ¿Se siente bien?
- N-No, digo, s-sí. Yo... Eh... ¡D-Disculpe!
Huí corriendo del lugar pero estaba tan asustada que ni siquiera me percaté de que la bolsa con monedas que me había dado Delumon se había quedado sobre el mostrador. La abeja que atendía salió del negocio mientras yo trataba de recobrar la calma y quiso regresarmelo, pero... fue un mal momento. No podía tranquilizarme y el ver a ese insecto acercarse a mi me hizo recordar la pesadilla de hoy en la noche; tengo vagos recuerdos de haberle pedido mantenerse en distancia conmigo pero como no hubo resultados terminé ¿perdiendo el control? de la forma en la que me encontraba. De mi boca fueron disparadas balas de luz a altas temperaturas; la criatura logró evitar el ataque por poco pero estas lograron impactar en su establecimiento, acabando por incendiar el techo cubierto de paja. Así fue como... terminaría mi tarde.
Me encontraba nuevamente sobre la silla del comedor esperando a que el señor Delumon terminase de hablar con los encargados de la seguridad del pueblo. Una vez lo vi cerrar la puerta de su hogar y acercarse hacia mi tan solo me atreví a preguntar.
- ¿Que... que te dijeron?
- ¿Por donde empiezo? ¿Quizá que mi huésped acaba de incendiar un negocio? ¿Sabes que casi toman cargos contra ti por haber intentado matar a ese Honeybeemon?
- ¡Y-Yo no traté de matarlo!
- ¡Eso parece! Honeybeemon habló a tu favor, dijo que te veías muy estresada y que fue su culpa el que hayas reaccionado de esa manera -permanecí en silencio tras escuchar eso- ...Honeybeemon es un gran digimon, pero eso no quita los desastres que provocaste y el daño que le hiciste a su establecimiento. Tuve que pagar los arreglos, ¿Sabes?
- ¿P-Pagarlos? ¿Con que lo pagaste?
- Con la estatuilla que cargaba en la mañana. ¿Sabes lo mucho que significaba esa reliquia para mi, verdad? Y no hablo de su valor monetario, sino sentimental -su ceño fruncido mostró la pena que sentía en esos momentos- ...Era un recuerdo que tenía de mi esposa.
- Yo... Lo siento.
- ¿Ahora sí lo sientes, verdad? -suspiró- Pero no hay nada que hacer. No quiero que me lo tomes a mal, Amara, pero espero que en una hora te hayas ido de mi casa ¿Entendido? Será lo que tarde en regresar.
Sus palabras dolían más que agujas pero no tenía forma de defenderme, y si la tenía no se me ocurría como en esos momentos. Delumon se dio la vuelta y se salió de su casa con un seco portazo. No era que me doliera el tener que abandonar la casa, después de todo era una idea que ya tenía clara desde que llegué, pero no esperaba que fuese de esa manera. Me sentía culpable y las palabras del Delumon y del Honeybeemon no dejaban de retumbar en mi cabeza. Desde que llegué al mundo digital supe que era como una maldición mía el tener que meterme en problemas a mi y a los que me rodean, pero creo que esta era la que de momento más me había dolido. Sin ver como resolver este embrollo me preparé para salir de nuevo hacia mi viaje en busca de respuestas pero mientras iba en camino hacia el bosque noté en las expresiones de los pueblerinos como observaban algo en el cielo caer. Levanté la mirada para ver como una especie de estrella o algo similar caía y, de repente, un estruendo se escuchó y se hizo sentir. El terror y sorpresa por parte de la mayoría se hizo notar pero tampoco faltaban aquellos grupos que decían saber que era eso que había chocado contra el suelo y lo bueno que sería encontrarlo primero. El encontrarlo y adueñarse de eso podría hacerte rico, famoso, o ambas. Ninguna de esas cosas me resultaban llamativas en lo más mínimo pero el simple hecho de que eso se tratara de suposiciones hacía que la verdad acerca de la recompensa fuese aún más abierta y, por lo tanto, llamativa.
- Bueno, ya no hay nada por lo que deba permanecer aquí, así que... ¿Porque no? -traté de levantar mis ánimos. Adoro las sorpresas y, si hay algo que me encanta jugar, son aquellos juegos de aventuras donde tienes que adentrarte en busca de un tesoro, y me parece que ahora mismo había uno que muchos estaban tratando de hallar.
No puedo, simplemente no puedo moverme. Forcejeo inútilmente contra algo que me mantiene inmóvil, algo sumamente sedoso y pegajoso y, como si se tratase de algo agudo que se mantiene fuertemente sujeto a tu piel, duele con cada movimiento en contra- ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? -eran preguntas que pasaban una y otra vez por mi mente mientras trataba de tranquilizar esa parte de mi que no dejaba de mantenerse alerta y con un pesado sentimiento de angustia. Entonces lo vi, una luz que de la nada apareció por un orificio en lo que juraría se trataba de una pared. Mis ojos se alumbraron y cegaron por instantes, ligeramente irritada por aquella luz inesperada en un sitio completamente oscuro, logré reconocer ''eso'' que me mantenía atada- ¿Esto es..? ¿Acaso estoy...?
Un sonido que hacía que mi piel se erizase por completo y que un escalofrío recorriese por toda mi médula se hizo presente y, a través de la oscuridad, cientos de ojos rojos y brillantes se hacían ver mientras lentamente se acercaban hacia el espacio con luz que me cubría, dejando ver las ocho patas añadidas a su cuerpo negro. Esos ojos, esos feos ojos que no puedo dejar de mirar, me observaban como a cualquier presa más; sus bocas chorreaban una sustancia que no podía reconocer. Quería gritar por ayuda pero simplemente la voz no lograba salir de mi garganta. El común valor -u osadía- por el cual me enorgullezco se había completamente desvanecido, me sentía más débil e insegura que nunca. Pedí ayuda con un hilo de voz que ni siquiera yo pude escuchar; mis socorros fueron aumentando poco a poco su volumen en cuanto veía a esas criaturas acercarse más a mi amenazadoramente hasta que por fin el grito resonó tanto en aquel oscuro lugar como en mi cabeza.
- ¡A-Auxilio!
Mis ojos se abrieron al instante y las pequeñas garras que sobresalían de mis nuevas manos se clavaron en una pequeña pero extrañamente cómoda cama de paja en la que recordaba haberme recostado la noche pasada. Traté de calmarme; exaltada, aún no dejaba de tratar de recobrar el aliento perdido ante ese ultimo grito- Todo fue un sueño -me dije, cerré los ojos y llevé mi mano derecha hacia el pecho para poder sentir el latido de mi corazón. Estaba viva, sobre una cama, dentro de una habitación que a la vez estaba refugiada en una casa por encima de un árbol; no en la guarida de ningún insecto, eso significaba que ciertamente todo fue una pesadilla y nada más.
- ¡Ahh..! ¿Que pasó? ¿Quien se murió? ¿A quien tengo que golpear?
Esa atareada ave de ahí es el dueño de todo esto. Toda la casa, la habitación y objetos en la propiedad quiero decir; se llama Delumon. Es un alma caritativa y muy agradable, un ave que ha vivido mucho y, pese a añorar su juventud con su ahora difunta esposa, tiene una visión realista y plena de la vida y se siente cómodo con el presente, trabaja como vendedor de reliquias en este pequeño poblado que posee el nombre de Fortree Town, al menos él lo llama así pero no es más que una tienda para turistas común y corriente.
- Eh... No pasó nada, tan solo tuve una pesadilla -me excusé con una sonrisa bastante nerviosa. No sabía si mentirle o no por lo ocurrido pero creo que no será necesario a menos que me pregunte por el sueño que tuve; no me... gusta mucho hablar sobre mi fobia a los insectos.
- Ohh, bueno. Entonces supongo que no voy a necesitar esto. Ohoho~ -entre sus alas llevaba una especie de escultura rara cuya forma seguramente un digimon reconocerá... E-Esperen, ¿Acaso pretendía golpear a alguien con eso?...
- Lo siento.
- ¿Te disculpas por tener pesadillas? Vamos, no te pongas así. A cualquiera le sucede, no es nada por lo que avergonzarse -me brindó una cálida sonrisa y colocó la extraña estatuilla sobre la mesa de noche- Anda, ahora que estás despierta ¿Podrías ayudarme haciendo el quehacer en esta habitación? No sé cuantos días vayas a quedarte aquí pero quiero que sepas que no me gusta el desorden, y mientras más limpia está mi vivienda de mejor humor me pongo.
- ¿Ah? Claro -no podía negarme, después de todo fue él quien me brindó techo y comida después de... encontrarme en tan malas condiciones.
- Hmphm~ Cuando termines con eso ve a la cocina, estaba preparando el desayuno y... ¡E-Eso me recuerda que aún tengo el horno encendido! -exclamó exaltado y salió huyendo por la puerta.
Eso ultimo fue un poco incómodo pero se le perdonaba, yo también podía ser un poco -muy- distraída como él. Suspiré con intención de liberar la tensión que había generado tras una mala noche de sueños. Tenía mucha suerte de haber encontrado al señor Delumon y tener un lugar donde conseguir comida y cama prácticamente gratis, era un descanso que necesitaba después de todo lo que viví tras el incidente en la villa del comienzo. Todos esos días estuve buscando más información acerca del digivice, sobre los digispirits, el como volver a mi forma humana e incluso aprender a controlar esta nueva forma que he adoptado; tareas... un tanto difíciles si se encuentra en un entorno hostil donde la mayoría de los seres que viven ahí son digimon salvajes. Esta es el primer pueblo que me encuentro después de aquella villa. Por el momento lo único que he aprendido es que las habilidades de este digimon que tiene el nombre de ''Terriermon'' se ''activan'' en torno a lo que mi espíritu pide, es decir, algo tan inconsciente como lo es el respirar.
Tras limpiar la habitación en la que me hospedo fui directo a la cocina. Mi estómago no dejaba de gruñir, quizás se deba a que toda la casa había sido invadido por un delicioso aroma dulce. El desayuno consistía en un pay de manzana y miel con un rico vaso de leche. No sé si es porque adoro los postres en general o me parece que Delumon tiene una buena mano con estos ¿No habrá considerado nunca ser repostero?
- Cielos, estoy muy llena -expresé mientras daba un par de palmadas a mi ahora ligeramente abultada barriga. Delumon sonreía complacido por que me había gustado su comida, incluso él tomó una rebanada.
- Me alegra que te gustara ¿Nada mejor para levantar el espíritu que un poco de dulce, verdad?
- Jeje... ¡Usted lo ha dicho! Me siento reconfortada.
- Eso también me alegra escucharlo ¿Porque sabes? Tengo una petición que pedirte.
Al principio me preocupé, mas que nada por que me preocupaba que a causa del favor voluntario que me estaba haciendo él malinterpretara esto y creyera que me siento en deuda con él. No soy alguien que le guste mucho hacer favores pues, en realidad, soy muy perezosa en esos sentidos. Por suerte la petición no era algo del otro mundo, tan solo se trataba de ir a surtir la despensa con un poco más de miel pues se había terminado toda con el pay que horneó recién. Tras acceder, el señor Delumon me hizo confianza de una bolsa llena de monedas con las que pagaría.
Fortree Town se caracterizaba de que la mayor parte de su población fuesen digimon voladores ya que sus hogares se encontraban encima de los árboles, conectados con escaleras de madera y puentes para permitirles el paso a aquellos que hayan perdido o simplemente no poseen la habilidad de volar. Por otra parte, las tiendas y puestos se encuentran en el suelo. Hace poco fue que me di cuenta de que las orejas de Terriermon pueden ser usadas para muchas cosas, no solo son como un segundo par de brazos/manos más fuertes que los verdaderos, sino que también pueden ser usados como paracaídas- Pero... -le eché un ojo a la gran altura entre la casa de Delumon y el suelo- ...Creo que prefiero usar las escaleras. Heh...
Para ubicarme hacia la tienda que vendía miel tuve que pedir indicaciones a los habitantes del pueblo. No se trataba de un negocio muy lejano lo cual me hace creer que Delumon tan solo me pidió que fuese por esto para ahorrarse tiempo y no precisamente por dificultad. Mejor para mi ¿No?. Me acerqué al mostrador y llamé al vendedor haciendo sonar una campanilla que había por encima de este- ¿Hola?
De una puerta que seguramente conectaba al almacén del negocio salió una criatura... c-con la forma de... una especie de... ¿a-abaja?.
- ¡Siento la tardanza! Estaba un poco ocupado limpiando los estantes, y... bueno, eso no importa. Soy Honeybeemon para servirle a usted, ¿Que se le ofrece comprar en mi tienda? -aquel vendedor me recibía con una actitud radiante y una sonrisa pero eso no me permitía verle con buenos ojos. Permanecí sin habla, mis labios temblaban como si hiciesen el intento de responderle pero esto no conectaba a mi cerebro, o peor, mi cerebro se había apagado- Eh... ¿Se siente bien?
- N-No, digo, s-sí. Yo... Eh... ¡D-Disculpe!
Huí corriendo del lugar pero estaba tan asustada que ni siquiera me percaté de que la bolsa con monedas que me había dado Delumon se había quedado sobre el mostrador. La abeja que atendía salió del negocio mientras yo trataba de recobrar la calma y quiso regresarmelo, pero... fue un mal momento. No podía tranquilizarme y el ver a ese insecto acercarse a mi me hizo recordar la pesadilla de hoy en la noche; tengo vagos recuerdos de haberle pedido mantenerse en distancia conmigo pero como no hubo resultados terminé ¿perdiendo el control? de la forma en la que me encontraba. De mi boca fueron disparadas balas de luz a altas temperaturas; la criatura logró evitar el ataque por poco pero estas lograron impactar en su establecimiento, acabando por incendiar el techo cubierto de paja. Así fue como... terminaría mi tarde.
Me encontraba nuevamente sobre la silla del comedor esperando a que el señor Delumon terminase de hablar con los encargados de la seguridad del pueblo. Una vez lo vi cerrar la puerta de su hogar y acercarse hacia mi tan solo me atreví a preguntar.
- ¿Que... que te dijeron?
- ¿Por donde empiezo? ¿Quizá que mi huésped acaba de incendiar un negocio? ¿Sabes que casi toman cargos contra ti por haber intentado matar a ese Honeybeemon?
- ¡Y-Yo no traté de matarlo!
- ¡Eso parece! Honeybeemon habló a tu favor, dijo que te veías muy estresada y que fue su culpa el que hayas reaccionado de esa manera -permanecí en silencio tras escuchar eso- ...Honeybeemon es un gran digimon, pero eso no quita los desastres que provocaste y el daño que le hiciste a su establecimiento. Tuve que pagar los arreglos, ¿Sabes?
- ¿P-Pagarlos? ¿Con que lo pagaste?
- Con la estatuilla que cargaba en la mañana. ¿Sabes lo mucho que significaba esa reliquia para mi, verdad? Y no hablo de su valor monetario, sino sentimental -su ceño fruncido mostró la pena que sentía en esos momentos- ...Era un recuerdo que tenía de mi esposa.
- Yo... Lo siento.
- ¿Ahora sí lo sientes, verdad? -suspiró- Pero no hay nada que hacer. No quiero que me lo tomes a mal, Amara, pero espero que en una hora te hayas ido de mi casa ¿Entendido? Será lo que tarde en regresar.
Sus palabras dolían más que agujas pero no tenía forma de defenderme, y si la tenía no se me ocurría como en esos momentos. Delumon se dio la vuelta y se salió de su casa con un seco portazo. No era que me doliera el tener que abandonar la casa, después de todo era una idea que ya tenía clara desde que llegué, pero no esperaba que fuese de esa manera. Me sentía culpable y las palabras del Delumon y del Honeybeemon no dejaban de retumbar en mi cabeza. Desde que llegué al mundo digital supe que era como una maldición mía el tener que meterme en problemas a mi y a los que me rodean, pero creo que esta era la que de momento más me había dolido. Sin ver como resolver este embrollo me preparé para salir de nuevo hacia mi viaje en busca de respuestas pero mientras iba en camino hacia el bosque noté en las expresiones de los pueblerinos como observaban algo en el cielo caer. Levanté la mirada para ver como una especie de estrella o algo similar caía y, de repente, un estruendo se escuchó y se hizo sentir. El terror y sorpresa por parte de la mayoría se hizo notar pero tampoco faltaban aquellos grupos que decían saber que era eso que había chocado contra el suelo y lo bueno que sería encontrarlo primero. El encontrarlo y adueñarse de eso podría hacerte rico, famoso, o ambas. Ninguna de esas cosas me resultaban llamativas en lo más mínimo pero el simple hecho de que eso se tratara de suposiciones hacía que la verdad acerca de la recompensa fuese aún más abierta y, por lo tanto, llamativa.
- Bueno, ya no hay nada por lo que deba permanecer aquí, así que... ¿Porque no? -traté de levantar mis ánimos. Adoro las sorpresas y, si hay algo que me encanta jugar, son aquellos juegos de aventuras donde tienes que adentrarte en busca de un tesoro, y me parece que ahora mismo había uno que muchos estaban tratando de hallar.
- Digi Puntos :13
Amara Aigner
Re: En las profundidades de la colmena [Misión]
El episodio de pánico iniciado por aquella pesadilla había renacido tras ver a aquel digimon insectoide. Aunque no quisiera proclamarlo a los cuatro vientos era evidente que la visión de aquel ser le recordaba su fobia natural a aquellos seres que, si bien en el mundo humano ya le suscitaban una serie de dolores psicosomáticos, en el digital le suponían enfrentarse a versiones más monstruosas y enormes de estos horrores de exoesqueleto.
Tampoco podía olvidar su nueva condición como un digimon más. Siendo más pequeña y disponiendo de unas articulaciones subdesarrolladas que se intentaban solventar con sus gigantescas orejas se distanciaba mucho del aspecto guerrero que ya había visto en otros seres de este nuevo mundo, sintiéndose más vulnerable ante las proporciones de sus miedos encarnados en forma de digimons. Sí, en su nueva forma podía atacar y defenderse de un modo más efectivo que cuando era humana, pero, ¿qué le garantizaba no quedarse en blanco como en su pesadilla y encontrar su fin en las mandíbulas compuestas de un insecto descomunal?
El solo hecho de pensar esto helaba su espina dorsal, provocando un temblor descontrolado que debía controlar respirando pausadamente, pues amenazaba con un nuevo desmayo. El susto ya había pasado, y aunque sus consecuencias eran graves, estaba bien. O eso querría pensar. Había perdido el techo que la cobijaba y volvía a estar sola. Sí, era una idea que ya había barajado, no iba a vivir para siempre con Delumon, mas el haber sido una molestia para este, sumado a su reacción ante el trato que tuvo con aquella horrible abeja le hacía sentirse como una carga, como un peluche que solo ocupa un valioso espacio en la estantería siendo su única función acumular polvo.
Por ello, su fuero interno decidió aventurarse a explorar aquella estrella que se precipitó desde el firmamento, pues no tenía nada que perder y en cambio podía ganar mucho. Podía ganar valor, confianza, respeto y puede que incluso comprender más del mundo y, especialmente, de su condición como nueva digimon.
El positivismo, sin embargo, no llevaba a nada. Debía pensar en pros y contras. La visión de un solo insecto ya la había dejado casi en un estado catatónico, y nada le aseguraba que en el bosque no merodearan más monstruos de este estilo. Además, no tenía idea de cómo moverse por aquel entorno, y aunque podía confiar en sus habilidades previas tras horas simulando aventuras en videojuegos, tal vez un mapa o un guía serían de mayor ayuda.
Claro que, por otra parte, ella no era la única interesada en descubrir qué era aquello, y podía ver que algunos ya se preparaban para acudir los primeros al lugar y poder saciar su curiosidad y su deseo de enriquecerse a costa de aquello.
Debía pensar rápido qué hacer: abastecerse antes de aventurarse en el bosque en búsqueda de los tesoros que aguardaban en aquel astro caído, o partir ya para garantizarse llegar entre los primeros cazatesoros. Ambas decisiones auspiciaban una serie de ventajas e inconvenientes, pero lo importante era actuar.
Nota: Se abren dos opciones- recorrer el pueblo en búsqueda de posibles ayudas (las cuales pueden plantearse pero soy yo quien decide si podrán encontrarse [ej: si buscas un dirigible para ir volando al lugar obviamente no va a haber]) o partir ya para adelantarte a los demás digimons. Piensa bien en qué crees que te beneficiará más.
Nota: Miedo. A medida que Amara se tope con insectos, su histeria y paranoia irá ascendiendo, suponiéndole la aparición de distintos síntomas que le dificultarán su progreso en la misión. Yendo del 1 al 10, este último nivel supondrá la pérdida de consciencia, siendo el deber de la user procurar hallar maneras para tranquilizarla onrol y descender su pánico.
1-Estado normal.
2-Leve paranoia
3-Paranoia moderada
4-Gran paranoia
5-Leve miedo
6-Miedo moderado
7-Miedo absoluto
8-Pánico
9-Pánico absoluto
10-Terror inefable
Miedo: Nivel Dos (leve paranoia)- Amara debe asegurarse de que no hay insectos a la vista antes de entrar en un lugar o moverse por una zona.
Tampoco podía olvidar su nueva condición como un digimon más. Siendo más pequeña y disponiendo de unas articulaciones subdesarrolladas que se intentaban solventar con sus gigantescas orejas se distanciaba mucho del aspecto guerrero que ya había visto en otros seres de este nuevo mundo, sintiéndose más vulnerable ante las proporciones de sus miedos encarnados en forma de digimons. Sí, en su nueva forma podía atacar y defenderse de un modo más efectivo que cuando era humana, pero, ¿qué le garantizaba no quedarse en blanco como en su pesadilla y encontrar su fin en las mandíbulas compuestas de un insecto descomunal?
El solo hecho de pensar esto helaba su espina dorsal, provocando un temblor descontrolado que debía controlar respirando pausadamente, pues amenazaba con un nuevo desmayo. El susto ya había pasado, y aunque sus consecuencias eran graves, estaba bien. O eso querría pensar. Había perdido el techo que la cobijaba y volvía a estar sola. Sí, era una idea que ya había barajado, no iba a vivir para siempre con Delumon, mas el haber sido una molestia para este, sumado a su reacción ante el trato que tuvo con aquella horrible abeja le hacía sentirse como una carga, como un peluche que solo ocupa un valioso espacio en la estantería siendo su única función acumular polvo.
Por ello, su fuero interno decidió aventurarse a explorar aquella estrella que se precipitó desde el firmamento, pues no tenía nada que perder y en cambio podía ganar mucho. Podía ganar valor, confianza, respeto y puede que incluso comprender más del mundo y, especialmente, de su condición como nueva digimon.
El positivismo, sin embargo, no llevaba a nada. Debía pensar en pros y contras. La visión de un solo insecto ya la había dejado casi en un estado catatónico, y nada le aseguraba que en el bosque no merodearan más monstruos de este estilo. Además, no tenía idea de cómo moverse por aquel entorno, y aunque podía confiar en sus habilidades previas tras horas simulando aventuras en videojuegos, tal vez un mapa o un guía serían de mayor ayuda.
Claro que, por otra parte, ella no era la única interesada en descubrir qué era aquello, y podía ver que algunos ya se preparaban para acudir los primeros al lugar y poder saciar su curiosidad y su deseo de enriquecerse a costa de aquello.
Debía pensar rápido qué hacer: abastecerse antes de aventurarse en el bosque en búsqueda de los tesoros que aguardaban en aquel astro caído, o partir ya para garantizarse llegar entre los primeros cazatesoros. Ambas decisiones auspiciaban una serie de ventajas e inconvenientes, pero lo importante era actuar.
Nota: Se abren dos opciones- recorrer el pueblo en búsqueda de posibles ayudas (las cuales pueden plantearse pero soy yo quien decide si podrán encontrarse [ej: si buscas un dirigible para ir volando al lugar obviamente no va a haber]) o partir ya para adelantarte a los demás digimons. Piensa bien en qué crees que te beneficiará más.
Nota: Miedo. A medida que Amara se tope con insectos, su histeria y paranoia irá ascendiendo, suponiéndole la aparición de distintos síntomas que le dificultarán su progreso en la misión. Yendo del 1 al 10, este último nivel supondrá la pérdida de consciencia, siendo el deber de la user procurar hallar maneras para tranquilizarla onrol y descender su pánico.
1-Estado normal.
2-Leve paranoia
3-Paranoia moderada
4-Gran paranoia
5-Leve miedo
6-Miedo moderado
7-Miedo absoluto
8-Pánico
9-Pánico absoluto
10-Terror inefable
Miedo: Nivel Dos (leve paranoia)- Amara debe asegurarse de que no hay insectos a la vista antes de entrar en un lugar o moverse por una zona.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
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