Conectarse
Últimos temas
Click en los botones para ir a los respectivos temas
El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
¿Quién está en línea?
En total hay 534 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 534 Invitados :: 1 Motor de búsquedaNinguno
El record de usuarios en línea fue de 553 durante el Jue Nov 21, 2024 1:55 pm
Staff
Los posteadores más activos del mes
No hay usuarios |
Mejores posteadores
Scott Desaster (2239) | ||||
cadejo (2039) | ||||
Roku Ginshô (1249) | ||||
Fuji Raikomaru (1033) | ||||
Sigrun Vinter (1013) | ||||
Kurai (909) | ||||
Diana S. Bennet (844) | ||||
Ed Elric (640) | ||||
Ralian (621) | ||||
Luna Kobayashi (589) |
Creditos
-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
[Saga de Davy Jones 0] 言葉は銀である、沈黙は金色です (Las palabras son plata, el silencio es oro) [En construcción]
Página 1 de 1. • Comparte
[Saga de Davy Jones 0] 言葉は銀である、沈黙は金色です (Las palabras son plata, el silencio es oro) [En construcción]
Era una noche fría como ninguna en aquella temporada veraniega. El día castigaba las traicioneras aguas del puerto, levantando a la noche una neblina que descendía la temperatura hasta helarte el mismísimo tuétano, del mismo modo que al sentir el agudo sable en tu espalda cuando paseas por la quilla, aquellos marineros debían avanzar moviendo su mercancía por las desgastadas y húmedas maderas del puerto, un emplazamiento decrépito donde diferentes navíos descansaban como buenamente lo permitía la marea.
Sable Bourdeaux, una imponente ciudad costera, apostada en un fértil valle, logró extenderse hasta el mar, lo que facilitaba el comercio marítimo con otras zonas. Pero ah, la avaricia, ese pecado tan humano, es también una lacra en estas tierras, y las riquezas los atrajeron. No hablo de cazafortunas, empresarios o burgueses amigo.
Esta es una historia de piratas.
Solo debes escuchar la mortecina tonadilla con la que descargan sus pesares. Y sus tesoros.
“Tiemblan las velas y el corazón,
yo-ho-hi-hoooo,
hombres de almas negras como el carbón,
yo-ho-hi-hoooo...
Y en su barco el mar
ya cruzando están
al mando del más
sangriento capitán.
Es la historia oscura
de ambición fatal,
y un tesoro oculto
de codicia y maaaal.
¡Tiemblan las velas y el corazón,
yo-ho-hi-hoooo,
hombres de almas negras como el carbón,
yo-ho-hi-hoooo...!
Bucaneros que se han ahogado en ron,
el Diablo también les tiene adversión.
¡Y cualquiera mata, sin compasión,
a su amigo ético por un doblón! Por un doblón (por un doblón)
¡¡Tres, dos, uno, ya!!
Y algo va mal, esta noche va a ocurrir,
algo horrible y brutal; ¿que va a suceder?
¡¡Si el dinero suena ya, y el mal se puede oler!!
(una vez más)
¡¡TIEMBLAN LAS VELAS Y EL CORAZÓN,
YO-HO-HI-HOOOO,
HAY SECRETOS QUE DUERMEN CON DAVY JONES
YO-HO-HI-HOOOO,...!!
Si se eleva el ancla y en el buque estás,
ya n cambia el rumbo ya no hay vuelta atrás.
¡Cuando la codicia viaja en galeón
puedes apostar a que habrá traición!
¡¡TIEMBLAN LAS VELAS Y EL CORAZÓN
MUERTE Y MALDICIÓN!!”
Apilando las mohosas cajas en una esquina de la taberna más cercana, era obvio que aquellos monstruos del mar querían disfrutar de la paz y tranquilidad que confería el volver a estar en tierra. Reían sonoramente mientras dejaban las últimas cajas y se distribuían por el lugar. Las rutas marinas siempre eran peligrosas, ya fuera por las bestias marinas, por los caprichos del clima y la mar, e incluso por los propios US, probablemente el único clan que disponía de divisiones especializadas en las incursiones marítimas.
Por ello, cada regreso era un milagro, y en las mentes de todos aquellos lobos de mar reverberaba el mismo pensamiento: fiesta. Ya pedían las viandas, pero llenar el buche era secundario. Era momento de pedir la joya de la corona, aquello por lo que sus gaznates suplicaban por aquel oro líquido prohibido en altamar: el grog.
-¡¡Tabernero, una de grog!! -gritó el digimon que parecía de mayor rango- ¡¡Probemos la calidad antes de acabar con las existencias!!
En escasos segundos ya le presentaron un vaso con un líquido amarillento y casi translúcido, con un ligero tinte ocre, que el digimon degustó de un solo trago, exclamando con gusto que el sabor era de su (no muy exigente) paladar, pero lo que vino después sí le dolió.
-Son mil bits, señor -decía sin inmutarse, pese al evidente gesto de ira y sorpresa en el pirata.
-¡¿Mil bits por un puñetero vaso?! ¡¡Y luego los delincuentes somos nosotros!! ¡¡Voto a brios, menuda desfachatez!! -haciendo ademán de coger un arma mientras farfullaba, intentaba sonar amenazante- ¡¡¿¿Qué pasa con vosotros??!!
-La cosecha de grog escasea, señor, pero disponemos de otros licores para satisfacerles, como cava, vino o...
-¡¡Uvas incomibles pisoteadas!! ¡¡Eso no lo degustaría ni un Numemon resfriado!! ¡¡¿¿Crees que somos tontos??!! ¡¡Parece que quieres que prendamos el lugar contigo dentro!!
-Y parece que usted quiere que su Eminencia llame a los US y, ya sabe, airee “ciertas cosas”.
El silencio ocupó la estancia como un sibilino y mortuorio mensajero, hasta que las risotadas de los propios piratas, como andanadas de cañón, asesinaron aquella paz. Les daba igual el dinero, en realidad, pues les sobraba tras su regreso y ciertamente ansiaban el grog, un placer insustituible, y más en contraste con esos licores suaves.
Y a pesar del ruido y el creciente olor a alcohol, sí era cierto que “alguien” entró, y por sus atuendos eran más semejante a la idea de mensajero de la muerte. Con solo un golpe seco en la mesa llamó la atención de todos, pero más que el ruido fue la fuente de este. Una botella que dejaba ver un líquido parduzco que, con los reflejos de la lumbre, dejaba ver un halo dorado.
El solitario hombre se sirvió del exótico producto y lo bebió, bufando. El fuerte olor de la bebida hizo acallar a las bestias salvajes, hipnotizadas por el movimiento de aquella agua azabache. Pronto, el digimon que antes protestaba por la calidad del grog se acercó.
-¿Qué es eso que bebes, amigo? Parece...
-Ron -declaró, sirviéndose otro vaso-. Si no sois iletrados sabréis lo básico de altamar, y es algo tan simple como que el “grog” es esto licuado con agua azucarada y limón -bebió una vez más resoplando-. Este es del puro, y tengo de sobra, pero... Es una reserva privada.
Señalaba un palé de madera donde se apostaban varias botellas del tesoro pirata. No hacía falta ser un genio para ver que esto despertaba los profundos apetitos de la tripulación digimon por una buena borrachera. El extraño sonrió, sacando una botella y colocándola en la mesa.
-¿Jugamos? Mi alcohol contra vuestros tesoros.
-¡Jeh! ¡Cree que puede jugar con los piratas! Bueno, bueno... ¡Traedme el dinero del licor, que vamos a “pagar” a este tipo como se merece!
-”Se bueno conmigo, onichan” -dijo en voz baja.
-¿Qué juego usaremos?
-”Dado pirata”, obviamente.
Todos conocían las reglas. Todos sabían la norma no escrita de “nunca te fies de un pirata”. Y pese a esto, el desconocido ganó el juego en todas las ocasiones, sin importar si los propios bucaneros intentaran timarle a él, en todas las ocasiones siempre acababan perdiendo al juego, hasta que el licorero se cansó.
-Bueno, ya van varias veces que hemos aplicado el “todo o nada”. ¿Seguiréis haciendo el ridículo o...?
-¡¡Bah, es imposible!! ¡¡Da igual las veces que juguemos, siempre gana!! ¡¡Está haciendo trampas, seguro!!
-Comprueba mis dados si quieres -por más que se lanzaban estos, el número siempre era diferente-. Una acusación muy fea... ¿Tienen algo con lo que seguir el juego?
-Grrrr -la tripulación estaba empezando a demostrar su descontento ante la pérdida de los fondos destinados al alcohol- ¡¡Una tirada más!!
-Me temo que no, a no ser que ofrezcáis algo. Si no se os ocurre nada, creo que podemos jugarnos MI tesoro contra vuestras...
-¡¿Nuestras qué?!
-Cartas de navegación, mapas, diarios de ruta, ya sabéis. Información
-¡¡Bah!! ¡¡Tengo lo que necesitas!! ¡¡Traedla, total, nadie sabe usarla!!
-Vale, eso llama mi curiosidad...
Unos digimons de aspecto similar a una foca colocaron una especie de “caja china” en la mesa, de proporciones semejantes a un maletín. Algunos piratas farfullaban, disgustados, por desprenderse de aquella pieza, otros simplemente reclamaban el ron, pero quien los lideraba simplemente repetía “No sabrá sacarle provecho”. La lámina plasmada recogía “La tortuga duerme en la flor de Lis”, con un extrafalario dibujo de la adivinanza y espacios donde apuntar la respuesta en digimoji. La tirada tuvo un resultado obvio, ganando el desconocido.
-¡¡Bah, callaos!! ¡¡Ya he dicho que no sirve!! ¡¡Es como perder una bota, callaos!!
-¿Qué se os ha perdido en el norte?-dijo, señalando la solución al acertijo inicial- Oh, así que se abre y deja paso a la siguiente pista, qué divertido.
Todos se sorprendieron mientras veían que el extraño ya había colocado la respuesta y el maletín se plegaba al segundo nivel, revelando una segunda lámina. Rápidamente sacaron las armas, pues una cosa era darle aquello a quien no pudiera desentrañar su enigma nunca, pero aquel tipo lo había resuelto en diez segundos.
-Eh, ¡eh! Gané justamente el juego varias veces, ¿qué se supone que estáis haciendo?
-Bueno, la verdad es que ¡¡ahora en vez de al “dado pirata” jugaremos al “paseo pirata”!! ¡¡Por la quilla, obviamente!!
-Vale, entiendo, no solo sois unas ratas de alta mar, también sois idiotas. Si armáis escándalo aquí vendrán los US.
-¡¡Eh, chicos!! ¡¡El humano piensa que aquí los US pintan algo!! -todos empezaron a reirse- ¡¡Aquí ellos son un chiste hombre!! ¡¡La piratería es legal en esta isla, grumetillo!!
-¡Aaaaahhh! Así que los US no pintan nada aquí, ¿verdad? -empezó a reírse- Menos mal, ¿sabéis por qué? Porque lo que mas disfruto hacer, es enseñarles a los suicidas como vosotros lo necesario que son los US... Con el miedo -de su gabardina extrajo la funda de una pequeña daga-. ¿Empezamos la masacre?
-¡¡¿¿Ese sablecito contra nosotros??!! ¡¡El mejor chiste de la noche!!
-Oh, esto no es un sablecito, es mi espada. ¿Quieres oír su nombre? Bate las alas, Shiratorimaru.
La vaina y la empuñadura eran lo único similar a un arma, pues en su interior solo estaba el d-scanner del muchacho, seleccionando ya la forma deseada. Las cadenas de datos lo rodearon y, mientras se finalizaba la transformación, la caja que albergaba todas las botellas de ron ya se quebraba en el aire al haber golpeado con esta la mesa.
A continuación, con un movimiento seco de espada, un dragón de llamas recorrió el espacio, convirtiendo la preciada mercancia en bombas de metralla y fuego griego que hirió a varios de los bucaneros, constituyendo, aparte, una amenaza flamígera que se extendía por el local de madera. La humedad y proximidad al mar debería impedir la propagación de este, pero aquella madera había absorbido ya cientos de copas vertidas y prácticamente pedía arder, deseo que cumplió el ahora samurai.
Viendo amenazado su tesoro, los piratas intentaron apaciguar las llamas ya fuera con sus ataques o saliendo al exterior armados con cubos, vasos o sus propias manos para poder arrojar agua a aquel infierno apestoso. Al cabo de unos minutos la empresa tuvo éxito, salvo por un pequeño detalle.
-No está, no está, ¡la rata no está! ¡Peinad la ciudad! ¡Tiene el mapa del capitán Long! ¡Hay que recuperarlo, o el Olonés pedirá nuestras cabezas! ¡¡Moveos!! ¡¡¡Moveos!!!
Pero no llegaron a encontrarlo, por supuesto, ya que abogó por la solución más simple: salir por una ventana y arrojarse al mar, no sin antes envolver aquella pieza artesanal con las telas de las que disponía Musyamon. Lo buscarían por el puerto y la playa, pero solo debía bordear la zona hacia otro de los posibles accesos de la zona, sin prisa, dejándose llevar por la marea.
-”Los US no pintan nada”, piratas moviéndose con libertad, productos de lujo incluso en las zonas alejadas de la capital... ¿Qué ocurre en esta ciudad, Bakemono? Seguramente dirías algo como “¿que los Trailmons US se hunden?” o te reirías imaginándotelo. Pero ahora estoy solo. Y es el momento de investigar.
Dos meses explorando aquel lugar, suficiente para aprender su geografía, sus leyes e incluso su idioma. Ya iba siendo hora de dominar el digimoji, y aunque aún costaba entender las expresiones más largas empezaba a dislumbrar vocablos sueltos. Así, las peculiaridades de Sable Bourdeaux eran:
-La zona es una isla, dividida en tres sectores.
-Los tres diponen de mercancías de lujo.
-El tercer sector, los puertos, albergan piratas y negocios relacionados con el alcohol, la pesca, etc.
-El segundo sector, el poblado, ocupa la mayor parte de la isla, y es donde se producen la mayor parte de bienes agrícolas y ganaderos por medio del cultivo.
-Primer sector, distrito rico, donde se gestionan los otros y se organizan entre ellos.
-La ropa es obligatoria en toda la isla.
-Nadie avisa a los US, los cuales solo hablan con los del sector rico.
Sable Bourdeaux, una imponente ciudad costera, apostada en un fértil valle, logró extenderse hasta el mar, lo que facilitaba el comercio marítimo con otras zonas. Pero ah, la avaricia, ese pecado tan humano, es también una lacra en estas tierras, y las riquezas los atrajeron. No hablo de cazafortunas, empresarios o burgueses amigo.
Esta es una historia de piratas.
Solo debes escuchar la mortecina tonadilla con la que descargan sus pesares. Y sus tesoros.
“Tiemblan las velas y el corazón,
yo-ho-hi-hoooo,
hombres de almas negras como el carbón,
yo-ho-hi-hoooo...
Y en su barco el mar
ya cruzando están
al mando del más
sangriento capitán.
Es la historia oscura
de ambición fatal,
y un tesoro oculto
de codicia y maaaal.
¡Tiemblan las velas y el corazón,
yo-ho-hi-hoooo,
hombres de almas negras como el carbón,
yo-ho-hi-hoooo...!
Bucaneros que se han ahogado en ron,
el Diablo también les tiene adversión.
¡Y cualquiera mata, sin compasión,
a su amigo ético por un doblón! Por un doblón (por un doblón)
¡¡Tres, dos, uno, ya!!
Y algo va mal, esta noche va a ocurrir,
algo horrible y brutal; ¿que va a suceder?
¡¡Si el dinero suena ya, y el mal se puede oler!!
(una vez más)
¡¡TIEMBLAN LAS VELAS Y EL CORAZÓN,
YO-HO-HI-HOOOO,
HAY SECRETOS QUE DUERMEN CON DAVY JONES
YO-HO-HI-HOOOO,...!!
Si se eleva el ancla y en el buque estás,
ya n cambia el rumbo ya no hay vuelta atrás.
¡Cuando la codicia viaja en galeón
puedes apostar a que habrá traición!
¡¡TIEMBLAN LAS VELAS Y EL CORAZÓN
MUERTE Y MALDICIÓN!!”
-La leyenda de Davy Jones-
Capítulo 0: Las palabras son plata, el silencio es oro
Capítulo 0: Las palabras son plata, el silencio es oro
Apilando las mohosas cajas en una esquina de la taberna más cercana, era obvio que aquellos monstruos del mar querían disfrutar de la paz y tranquilidad que confería el volver a estar en tierra. Reían sonoramente mientras dejaban las últimas cajas y se distribuían por el lugar. Las rutas marinas siempre eran peligrosas, ya fuera por las bestias marinas, por los caprichos del clima y la mar, e incluso por los propios US, probablemente el único clan que disponía de divisiones especializadas en las incursiones marítimas.
Por ello, cada regreso era un milagro, y en las mentes de todos aquellos lobos de mar reverberaba el mismo pensamiento: fiesta. Ya pedían las viandas, pero llenar el buche era secundario. Era momento de pedir la joya de la corona, aquello por lo que sus gaznates suplicaban por aquel oro líquido prohibido en altamar: el grog.
-¡¡Tabernero, una de grog!! -gritó el digimon que parecía de mayor rango- ¡¡Probemos la calidad antes de acabar con las existencias!!
En escasos segundos ya le presentaron un vaso con un líquido amarillento y casi translúcido, con un ligero tinte ocre, que el digimon degustó de un solo trago, exclamando con gusto que el sabor era de su (no muy exigente) paladar, pero lo que vino después sí le dolió.
-Son mil bits, señor -decía sin inmutarse, pese al evidente gesto de ira y sorpresa en el pirata.
-¡¿Mil bits por un puñetero vaso?! ¡¡Y luego los delincuentes somos nosotros!! ¡¡Voto a brios, menuda desfachatez!! -haciendo ademán de coger un arma mientras farfullaba, intentaba sonar amenazante- ¡¡¿¿Qué pasa con vosotros??!!
-La cosecha de grog escasea, señor, pero disponemos de otros licores para satisfacerles, como cava, vino o...
-¡¡Uvas incomibles pisoteadas!! ¡¡Eso no lo degustaría ni un Numemon resfriado!! ¡¡¿¿Crees que somos tontos??!! ¡¡Parece que quieres que prendamos el lugar contigo dentro!!
-Y parece que usted quiere que su Eminencia llame a los US y, ya sabe, airee “ciertas cosas”.
El silencio ocupó la estancia como un sibilino y mortuorio mensajero, hasta que las risotadas de los propios piratas, como andanadas de cañón, asesinaron aquella paz. Les daba igual el dinero, en realidad, pues les sobraba tras su regreso y ciertamente ansiaban el grog, un placer insustituible, y más en contraste con esos licores suaves.
Y a pesar del ruido y el creciente olor a alcohol, sí era cierto que “alguien” entró, y por sus atuendos eran más semejante a la idea de mensajero de la muerte. Con solo un golpe seco en la mesa llamó la atención de todos, pero más que el ruido fue la fuente de este. Una botella que dejaba ver un líquido parduzco que, con los reflejos de la lumbre, dejaba ver un halo dorado.
El solitario hombre se sirvió del exótico producto y lo bebió, bufando. El fuerte olor de la bebida hizo acallar a las bestias salvajes, hipnotizadas por el movimiento de aquella agua azabache. Pronto, el digimon que antes protestaba por la calidad del grog se acercó.
-¿Qué es eso que bebes, amigo? Parece...
-Ron -declaró, sirviéndose otro vaso-. Si no sois iletrados sabréis lo básico de altamar, y es algo tan simple como que el “grog” es esto licuado con agua azucarada y limón -bebió una vez más resoplando-. Este es del puro, y tengo de sobra, pero... Es una reserva privada.
Señalaba un palé de madera donde se apostaban varias botellas del tesoro pirata. No hacía falta ser un genio para ver que esto despertaba los profundos apetitos de la tripulación digimon por una buena borrachera. El extraño sonrió, sacando una botella y colocándola en la mesa.
-¿Jugamos? Mi alcohol contra vuestros tesoros.
-¡Jeh! ¡Cree que puede jugar con los piratas! Bueno, bueno... ¡Traedme el dinero del licor, que vamos a “pagar” a este tipo como se merece!
-”Se bueno conmigo, onichan” -dijo en voz baja.
-¿Qué juego usaremos?
-”Dado pirata”, obviamente.
Todos conocían las reglas. Todos sabían la norma no escrita de “nunca te fies de un pirata”. Y pese a esto, el desconocido ganó el juego en todas las ocasiones, sin importar si los propios bucaneros intentaran timarle a él, en todas las ocasiones siempre acababan perdiendo al juego, hasta que el licorero se cansó.
-Bueno, ya van varias veces que hemos aplicado el “todo o nada”. ¿Seguiréis haciendo el ridículo o...?
-¡¡Bah, es imposible!! ¡¡Da igual las veces que juguemos, siempre gana!! ¡¡Está haciendo trampas, seguro!!
-Comprueba mis dados si quieres -por más que se lanzaban estos, el número siempre era diferente-. Una acusación muy fea... ¿Tienen algo con lo que seguir el juego?
-Grrrr -la tripulación estaba empezando a demostrar su descontento ante la pérdida de los fondos destinados al alcohol- ¡¡Una tirada más!!
-Me temo que no, a no ser que ofrezcáis algo. Si no se os ocurre nada, creo que podemos jugarnos MI tesoro contra vuestras...
-¡¿Nuestras qué?!
-Cartas de navegación, mapas, diarios de ruta, ya sabéis. Información
-¡¡Bah!! ¡¡Tengo lo que necesitas!! ¡¡Traedla, total, nadie sabe usarla!!
-Vale, eso llama mi curiosidad...
Unos digimons de aspecto similar a una foca colocaron una especie de “caja china” en la mesa, de proporciones semejantes a un maletín. Algunos piratas farfullaban, disgustados, por desprenderse de aquella pieza, otros simplemente reclamaban el ron, pero quien los lideraba simplemente repetía “No sabrá sacarle provecho”. La lámina plasmada recogía “La tortuga duerme en la flor de Lis”, con un extrafalario dibujo de la adivinanza y espacios donde apuntar la respuesta en digimoji. La tirada tuvo un resultado obvio, ganando el desconocido.
-¡¡Bah, callaos!! ¡¡Ya he dicho que no sirve!! ¡¡Es como perder una bota, callaos!!
-¿Qué se os ha perdido en el norte?-dijo, señalando la solución al acertijo inicial- Oh, así que se abre y deja paso a la siguiente pista, qué divertido.
Todos se sorprendieron mientras veían que el extraño ya había colocado la respuesta y el maletín se plegaba al segundo nivel, revelando una segunda lámina. Rápidamente sacaron las armas, pues una cosa era darle aquello a quien no pudiera desentrañar su enigma nunca, pero aquel tipo lo había resuelto en diez segundos.
-Eh, ¡eh! Gané justamente el juego varias veces, ¿qué se supone que estáis haciendo?
-Bueno, la verdad es que ¡¡ahora en vez de al “dado pirata” jugaremos al “paseo pirata”!! ¡¡Por la quilla, obviamente!!
-Vale, entiendo, no solo sois unas ratas de alta mar, también sois idiotas. Si armáis escándalo aquí vendrán los US.
-¡¡Eh, chicos!! ¡¡El humano piensa que aquí los US pintan algo!! -todos empezaron a reirse- ¡¡Aquí ellos son un chiste hombre!! ¡¡La piratería es legal en esta isla, grumetillo!!
-¡Aaaaahhh! Así que los US no pintan nada aquí, ¿verdad? -empezó a reírse- Menos mal, ¿sabéis por qué? Porque lo que mas disfruto hacer, es enseñarles a los suicidas como vosotros lo necesario que son los US... Con el miedo -de su gabardina extrajo la funda de una pequeña daga-. ¿Empezamos la masacre?
-¡¡¿¿Ese sablecito contra nosotros??!! ¡¡El mejor chiste de la noche!!
-Oh, esto no es un sablecito, es mi espada. ¿Quieres oír su nombre? Bate las alas, Shiratorimaru.
La vaina y la empuñadura eran lo único similar a un arma, pues en su interior solo estaba el d-scanner del muchacho, seleccionando ya la forma deseada. Las cadenas de datos lo rodearon y, mientras se finalizaba la transformación, la caja que albergaba todas las botellas de ron ya se quebraba en el aire al haber golpeado con esta la mesa.
A continuación, con un movimiento seco de espada, un dragón de llamas recorrió el espacio, convirtiendo la preciada mercancia en bombas de metralla y fuego griego que hirió a varios de los bucaneros, constituyendo, aparte, una amenaza flamígera que se extendía por el local de madera. La humedad y proximidad al mar debería impedir la propagación de este, pero aquella madera había absorbido ya cientos de copas vertidas y prácticamente pedía arder, deseo que cumplió el ahora samurai.
Viendo amenazado su tesoro, los piratas intentaron apaciguar las llamas ya fuera con sus ataques o saliendo al exterior armados con cubos, vasos o sus propias manos para poder arrojar agua a aquel infierno apestoso. Al cabo de unos minutos la empresa tuvo éxito, salvo por un pequeño detalle.
-No está, no está, ¡la rata no está! ¡Peinad la ciudad! ¡Tiene el mapa del capitán Long! ¡Hay que recuperarlo, o el Olonés pedirá nuestras cabezas! ¡¡Moveos!! ¡¡¡Moveos!!!
Pero no llegaron a encontrarlo, por supuesto, ya que abogó por la solución más simple: salir por una ventana y arrojarse al mar, no sin antes envolver aquella pieza artesanal con las telas de las que disponía Musyamon. Lo buscarían por el puerto y la playa, pero solo debía bordear la zona hacia otro de los posibles accesos de la zona, sin prisa, dejándose llevar por la marea.
-”Los US no pintan nada”, piratas moviéndose con libertad, productos de lujo incluso en las zonas alejadas de la capital... ¿Qué ocurre en esta ciudad, Bakemono? Seguramente dirías algo como “¿que los Trailmons US se hunden?” o te reirías imaginándotelo. Pero ahora estoy solo. Y es el momento de investigar.
Dos meses explorando aquel lugar, suficiente para aprender su geografía, sus leyes e incluso su idioma. Ya iba siendo hora de dominar el digimoji, y aunque aún costaba entender las expresiones más largas empezaba a dislumbrar vocablos sueltos. Así, las peculiaridades de Sable Bourdeaux eran:
-La zona es una isla, dividida en tres sectores.
-Los tres diponen de mercancías de lujo.
-El tercer sector, los puertos, albergan piratas y negocios relacionados con el alcohol, la pesca, etc.
-El segundo sector, el poblado, ocupa la mayor parte de la isla, y es donde se producen la mayor parte de bienes agrícolas y ganaderos por medio del cultivo.
-Primer sector, distrito rico, donde se gestionan los otros y se organizan entre ellos.
-La ropa es obligatoria en toda la isla.
-Nadie avisa a los US, los cuales solo hablan con los del sector rico.
- III:
- 3º Sector: Los puertos.
Bordeando un gran sector de la isla, abarca el 40% de su costa, siendo el resto una densa foresta tropical que no se explota por las dificultades del terreno. El olor a alcohol casi opaca los aromas del mar, atrayendo a los marineros como cantos de sirena. La amplia gama de locales es el principal reclamo para que las rutas marítimas estimen el lugar. Sus principales lugares son:
-”Le bureau”: La oficina que administra este distrito. Gestionado por varios Shortmon, se encargan de hacer inventario de las mercancías que llegan, cobrar los pagos de los locales, confeccionar los censos... Por lo que siempre andan ocupados, siendo secos y directos en el trato. A no ser que seas algún viejo “amigo” conocido como “soborno”.
Se escudan en informes y leyes para poder favorecer sus intereses y retrasar o reprimir a quienes incordien, por lo que la opinión de estos en el pueblo es extremista. Los favorecidos los apoyan a un nivel extremista y los reprimidos deben callar para poder seguir con sus negocios.
Conectado directamente con el sector rico, su lealtad es doble. Por supuesto, la nobleza del lugar que es quien les ampara, pero por otra, defienden la piratería como “un negocio más”. Prueba de ello es que las bandera que enarbolan son la de la zona y, además, la pirata.
-Secretarios: Shortmons varios
-”El Errante”: Un enorme galeón pirata casi imposible de ignorar. De varios pisos, y con armas dispuestas a babor y estribos, es una fortaleza marina móvil, siempre vigilada por su tripulación. Ondea orgullosa la bandera de “El Olonés”, un violento capitán pirata que ha convertido la isla en una base de operaciones. Sin embargo, es extraño. Que un barco de dimensiones tan gargantuéscas ignore los controles US o pueda abordar a los diferentes barcos. ¿Qué secretos guarda su interior?
-Capitán pirata: El Olonés, del que nadie quiere hablar.
-”La galería”: Una sucesión sin fin de tiendas, locales y puestos hasta donde alcanza la vista. Estos, a su vez, se distribuyen según la fidelidad al gobierno, estando los más pobres cerca de la zona de conflicto (los embarques pirata) y los más exquisitos en el centro del lugar, así como por la propia playa. La arquitectura es desigual, dejando ver claramente la situación de la isla, creando un siniestro contraste.
-Comerciantes: Digimons Deep saber y Nature Spirit, principalmente
-”La catedral del Mar”: Situada en el acantilado que pone fin al puerto, antaño sirvió de lugar de culto para pedir a las deidades marinas riquezas y viajes seguros. A día de hoy se encuentra abandonada, y aunque se pensó derribar para edificar un nuevo Faro, las historias de fantasmas y maldiciones comenzaron a despertar profundos miedos en la población. La muerte de los constructores determinó que el lugar se conservara. Hay quien dice que de noche se ven fuegos fatuos en ella, e incluso algún que otro alarido...
- II:
- 2º Sector: Arcadia.
A un tiro de piedra se extiende un vergel de diversas plantas destinadas a abastecer ambos sectores de los materiales esenciales para movilizar la economía: frutas, flores, carne, especias... Todo se cultiva en esta amplia zona, donde no es raro ver a cientos de digimons trabajando las tierras para permitir la vida utópica de las zonas ricas... O el alcohol que relaja a las zonas pobres.
-”Las acequias”: Las venas que alimentan todas las plantaciones del lugar, estructurando los ríos y canales de un modo útil, propocionando a cada sector el agua que necesita, de un modo justo y necesario. Al parecer, toda el agua dulce de la isla se distribuye con este sistema, y ha sido así durante años, aunque nadie evalúa el lago del que se extrae...
-”Los trenes”: La central de Trailmons de la isla se dispone en este sector, pudiendo permitir viajes entre las diferentes zonas y, a su vez, entre las diferentes plantaciones. Sin embargo, estos digimons no informan a los US muy a menudo, ni hablan con la gente. ¿Será por la isla, o simplemente son tímidos?
-”El Spa”: Un complejo rico donde los trabajadores van a descansar tras la jornada. Recibe muchos nombres, pero ya que también admite turistas ha acabado teniendo ese alias. Saunas, piscinas, catas de vino, paseos por la naturaleza... Todo es posible en este lugar maravilloso. Si tienes dinero.
-Director del local: Meramon y los Candmon
-”Los viñedos”: Las diferentes plantaciones que abastecen la isla. Hay de todo, desde café hasta solomillo, y por supuesto, cada una se destina a las diferentes castas de los lugares, pues los productos de lujo no van a las zonas pobres. Por supuesto, lo más importante es el cultivo de la uva, el producto más lujoso.
-Capataz/es: Depende de la zona, pero suelen ser digimons relacionados con la vegetación.
- I:
- 1º Sector: Sable Bourdeaux
La lujosa urbe, apostada en el centro de la isla. Sus límites son marcados de forma natural por una cordillera, edificándose, pues, sobre el propio valle. Es obvio a dónde van a parar las riquezas recaudadas en las otras zonas, pues solo hay que atender a la delicada arquitectura empleada en el lugar, que hace uso de los más delicados (y caros) materiales. Para acceder se necesita un permiso especial de los dirigentes de las otras dos zonas (una acreditación espendida por Le bureau o el Spa), representantes directos del Gobernador.
-”Las calles”: Es imposible dar dos pasos sin encontrarse una boutique y productos de lujo, ya sean vestidos, perfumes o pasteles. Los precios son astronómicos, pero los resultados (al parecer) los merecen. Algunos de ellos se exportan a otras islas.
-”El ayuntamiento”: Residencia del Gobernador y sede neurálgica de toda la gestión de la zona. Es un palacio, y de hecho su extensión es un tercio de la propia ciudad (entre edificios, salas, jardines...). Vive junto con sus allegados en un boato absoluto, ignorando la situación de las otras zonas, donde ha delegado en sus secretarios. La gestión de la zona, sin embargo, no presenta problemas.
-Gobernador: Weddinmon
-”El instituto”: Una universidad de estudios náuticos y botánicos, es donde se centra todo el saber del lugar. Museos de leyendas marinas, viajes al espacio, cultivos de comidas y enfermedades... Todo tiene su lugar en este amplio complejo, y aunque su información sea extremadamente positivista, quizás alguien sepa sacarle provecho.
-Director: Datamon.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: [Saga de Davy Jones 0] 言葉は銀である、沈黙は金色です (Las palabras son plata, el silencio es oro) [En construcción]
Un extraño y dorado navío apareció en el horizonte. En el mascarón de proa llevaba la efigie de un SaberLeomon esculpida en oro o simplemente con un baño de oro que imitaba a la perfección el elemento, los pelos del digimon se extendían por la quilla y el casco del barco como si fueran llamas. El casco lucía negro como el azabache, hecho de madera y acorazado en metal lo que le otorgaba una gran resistencia, justo en la parte media del casco había filas de cañones por ambos lados. En la parte trasera de la embarcación podía verse el nombre de la nave en letras doradas Flaming Lion o el León llameante si lo traducimos del inglés. De lejos podía parecer un velero pirata más, de hecho lucía su propia bandera: un cráneo de león con una melena de fuego con dos tibias felinas cruzadas sobre fondo negro, sin embargo, eso solo era para aparentar, realmente era un barco tripulado por los US cuyo capitán, perdón! capitana estaba amparada por ese clan para abordar, detener o asesinar maleantes, piratas y contrabandistas, pero estaban de incógnito.
Para ser un barco de grandes dimensiones, solo tenía unos pocos tripulantes, una simple familia que viajaba por placer y no de servicio por los mares digitales, pero no por ello menos poderosa: la capitana de este navío es la reconocida Angy "la fiera", mote debido a su forma beast, Bastemon, pues es una tamer al servicio de Ophanimon. Como segundo al mando esta su marido, un hombre con el spirit de garudamon, sin embargo odia tanto los viajes en barco que prefiere pasarselos dormido en una hamaca, como resto de tripulantes sólo están Ashely, su acosadora digimon, Gatomon y su aliado Blurr, el Strabimon, los miembros visibles de los US pero que de momento no hay nada en su indumentaria que les delate como tales, solo son unos aventureros en viaje de placer y luego como último miembro está lucemon, el grumete de la embarcación que responde al nombre de Jack (en realidad es un niño con el poder de los digispirits pero adora más su forma digital que su forma humana, por eso siempre le veremos en esta forma). Mientras en la zona de bajo cubierta...
-Oye mamá, y cuánto de lejos de aquí está Atlantis? Dónde dices que iras a reencontrarte con tu vieja amiga-pregunté yo a la capitana mientras Gatomon y Blurr seguían con sus constantes peleas
-Humm no estoy segura... es díficil encontrar la posición de esa zona aunque vengas con un mapa pero de momento atracaremos en esa isla que se ve en el horizonte, descansaremos un poco y compraremos algo de provisiones.-contó la capitana.
-Miau! Nosotras ya estuvimos en Atlantis, Madre. Pero llegamos vía Trailmon, en barco la verdad es que no sabría llegar.-intervino de pronto Gatomon escuchando la conversación pues había dejado a Blurr que despotricara él solo, pero pronto se calló pues mi padre le tiró algo a la cabeza para que se callara y le dejara dormir. Cabe decir que Gatomon llama Madre también a mi madre porque el espíritu del que ella es poseedora fue su madre antaño, otra gatomon.
-Si, la comunicación Trailmon es la forma más rápida de llegar pero elegimos este transporte para nuestras vacaciones, Gatomon jeje. Tenía ya ganas de que viajaramos todos juntos en mi viejo barco... me trae tantos recuerdos...-comentó ella nostálgica mientras ascendía por las escaleras hacia cubierta.
-TIERRA A ESTRIBOR! TIERRA A ESTRIBOR!-gritaba Jack desde lo alto del mástil pues parece ser que se volvía más nítida en el horizonte la tierra que vimos antes, por lo que mi madre se dirigió al timón y viró todo a estribor segun las indicaciones del coronamon
-Recibido, Jackie cariño! AVANTE TODA!-Gritó Angela feliz de manejar otra vez aquel viejo timón que tantas desdichas le llevó manejarlo antaño y que ahora manejaba feliz entre sus manos.
Tras ella subí yo a cubierta con mi compañera en brazos y me acerqué a la cabina del timón con ella.
-Oye mamá! Qué isla es esa? no la había visto antes...-pregunté yo mientras Gatomon, en mis brazos, escuchaba atentamente.
-Sable Bourdeaux, una simple ciudad costera según el mapa, alguna vez estuve aqui, es una bonita ciudad rica en zonas tanto salvajes como de la ciudad más lujosa de todo el Digital World. Solo he venido aqui por asuntos de trabajo, cuando lleguemos vosotros 3 podréis investigar la zona, hay muchos piratas camuflados, os vais a hartar jaja mientras yo iré a la zona rica a ver que tal andan los negocios de esta ciudad hablando con el Gobernador, mientras tu padre irá a por provisiones y demás cosas para el viaje hacia Atlantis, por cierto vete a despertarle seguro que se alegra de que pisemos tierra jaja-explicó Angela.
-Vale, pero... mamá... Quién cuidará el barco?-pregunté yo mostrando mis dudas de dejarlo solo en una zona con tanto criminal suelto.
-Había pensado dejar a Jackie al mando pero... es tan pequeño que no se... y si dejaras con el a Blurr? Al menos es un buen guardián y puede evolucionar no?-preguntó ella.
-Si, claro pero... solo shinkea a Champion...-dije yo
-Suficiente, aun asi dale ese walkie q usais a veces, tu padre y yo llevaremos otros asi si ocurre algo podrá llamarnos a alguno e iremos corriendo a ayudar, te parece? -propuso mi madre.
-De acuerdo-dicho esto. Mi madre se fue hacia la zona rica, mi padre se dirigió junto con nosotras a la zona portuaria mientras Blurr y Jack permanecieron en el Flaming Lion
Para ser un barco de grandes dimensiones, solo tenía unos pocos tripulantes, una simple familia que viajaba por placer y no de servicio por los mares digitales, pero no por ello menos poderosa: la capitana de este navío es la reconocida Angy "la fiera", mote debido a su forma beast, Bastemon, pues es una tamer al servicio de Ophanimon. Como segundo al mando esta su marido, un hombre con el spirit de garudamon, sin embargo odia tanto los viajes en barco que prefiere pasarselos dormido en una hamaca, como resto de tripulantes sólo están Ashely, su acosadora digimon, Gatomon y su aliado Blurr, el Strabimon, los miembros visibles de los US pero que de momento no hay nada en su indumentaria que les delate como tales, solo son unos aventureros en viaje de placer y luego como último miembro está lucemon, el grumete de la embarcación que responde al nombre de Jack (en realidad es un niño con el poder de los digispirits pero adora más su forma digital que su forma humana, por eso siempre le veremos en esta forma). Mientras en la zona de bajo cubierta...
-Oye mamá, y cuánto de lejos de aquí está Atlantis? Dónde dices que iras a reencontrarte con tu vieja amiga-pregunté yo a la capitana mientras Gatomon y Blurr seguían con sus constantes peleas
-Humm no estoy segura... es díficil encontrar la posición de esa zona aunque vengas con un mapa pero de momento atracaremos en esa isla que se ve en el horizonte, descansaremos un poco y compraremos algo de provisiones.-contó la capitana.
-Miau! Nosotras ya estuvimos en Atlantis, Madre. Pero llegamos vía Trailmon, en barco la verdad es que no sabría llegar.-intervino de pronto Gatomon escuchando la conversación pues había dejado a Blurr que despotricara él solo, pero pronto se calló pues mi padre le tiró algo a la cabeza para que se callara y le dejara dormir. Cabe decir que Gatomon llama Madre también a mi madre porque el espíritu del que ella es poseedora fue su madre antaño, otra gatomon.
-Si, la comunicación Trailmon es la forma más rápida de llegar pero elegimos este transporte para nuestras vacaciones, Gatomon jeje. Tenía ya ganas de que viajaramos todos juntos en mi viejo barco... me trae tantos recuerdos...-comentó ella nostálgica mientras ascendía por las escaleras hacia cubierta.
-TIERRA A ESTRIBOR! TIERRA A ESTRIBOR!-gritaba Jack desde lo alto del mástil pues parece ser que se volvía más nítida en el horizonte la tierra que vimos antes, por lo que mi madre se dirigió al timón y viró todo a estribor segun las indicaciones del coronamon
-Recibido, Jackie cariño! AVANTE TODA!-Gritó Angela feliz de manejar otra vez aquel viejo timón que tantas desdichas le llevó manejarlo antaño y que ahora manejaba feliz entre sus manos.
Tras ella subí yo a cubierta con mi compañera en brazos y me acerqué a la cabina del timón con ella.
-Oye mamá! Qué isla es esa? no la había visto antes...-pregunté yo mientras Gatomon, en mis brazos, escuchaba atentamente.
-Sable Bourdeaux, una simple ciudad costera según el mapa, alguna vez estuve aqui, es una bonita ciudad rica en zonas tanto salvajes como de la ciudad más lujosa de todo el Digital World. Solo he venido aqui por asuntos de trabajo, cuando lleguemos vosotros 3 podréis investigar la zona, hay muchos piratas camuflados, os vais a hartar jaja mientras yo iré a la zona rica a ver que tal andan los negocios de esta ciudad hablando con el Gobernador, mientras tu padre irá a por provisiones y demás cosas para el viaje hacia Atlantis, por cierto vete a despertarle seguro que se alegra de que pisemos tierra jaja-explicó Angela.
-Vale, pero... mamá... Quién cuidará el barco?-pregunté yo mostrando mis dudas de dejarlo solo en una zona con tanto criminal suelto.
-Había pensado dejar a Jackie al mando pero... es tan pequeño que no se... y si dejaras con el a Blurr? Al menos es un buen guardián y puede evolucionar no?-preguntó ella.
-Si, claro pero... solo shinkea a Champion...-dije yo
-Suficiente, aun asi dale ese walkie q usais a veces, tu padre y yo llevaremos otros asi si ocurre algo podrá llamarnos a alguno e iremos corriendo a ayudar, te parece? -propuso mi madre.
-De acuerdo-dicho esto. Mi madre se fue hacia la zona rica, mi padre se dirigió junto con nosotras a la zona portuaria mientras Blurr y Jack permanecieron en el Flaming Lion
Última edición por Ashely_mellorine el Vie Jul 29, 2016 12:06 pm, editado 1 vez
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :312Cuentas :Ficha :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :MegaNivel On Rol de los Digi Aliados :UltimateIcono :Rango y Unidad :Ashely Shirley
Rango: Oficial
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Green Light Speed
Gatomon
Rango: Oficial
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Green Light SpeedRango y Unidad Digi Aliado :Blurr
Rango: Sub-oficial
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: The Huntress MoonInventario :
Ashely_mellorine
Re: [Saga de Davy Jones 0] 言葉は銀である、沈黙は金色です (Las palabras son plata, el silencio es oro) [En construcción]
Souta
Desde que Tinkermon y yo habíamos decidido explorar un poco más el mundo digital, las cosas se habían vuelto algo complejas para los dos. Procurábamos no meternos en peleas muy grandes, pero si era necesario trazábamos rutas de escape y nos preparábamos para lo peor. El luchar en este mundo era parecido al vídeo juego, solo que era yo el que debía tener cuidado de no lastimarse en demasía, había descubierto que el poder de Tinkermon es proporcional a mi energía, sin embargo había una variable en mi ecuación que aún no lograba comprender. ¿Acaso debería tener una energía gigantesca para lograr que ella digievolucionara? Me costaba mucho creer que todo se basaba en la intensidad de mis emociones, quería creer que había algo más concreto en lo que podría basarme y lograr que Tinkermon alcanzase la siguiente etapa. Nuestro siguiente problema era la alimentación; muchas veces los bits no nos eran suficientes y buscábamos maneras de hacer un poco más de dinero digital muy variadas. Alguna vez decidimos trabajar como meseros, otra como niñeros, incluso me había puesto a bailar en las calles (y la verdad no me fue mal con ello, en realidad). Esta vez habíamos decidido probarnos a nosotros mismos y entrar en un lugar donde nuestras habilidades pudieran ser explotadas, queríamos ser bandidos. Escuché de esa isla por parte de un Mamemon, quien había dicho que era un lugar especial ya que la policía digital, los Union Saver, escaseaban ahí. Era perfecto. No era que tuviésemos la necesidad de robar, o que encontráramos placer en ello... Por lo menos yo no. La realidad era que comprendí que en un mundo donde incluso un chiquillo puede tener el poder necesario para combatir un monstruo, la supervivencia del más fuerte era algo que debía estar en mi cabeza.
Tink y yo tomamos un Trailmon hacia la susodicha isla, y mientras viajábamos por mar pudimos apreciar bastantes barcos llegado y saliendo del lugar. Los pequeños ojos de Tinkermon se iluminaron al verlos, al igual que el brillo de sus alas se intensificó en sobremanera.
-¡Oniichan! ¡Son piratas! -Exclamó mientras revoloteaba por el ventanal, tratando de tener un mejor ángulo de un enorme barco.
-Seguramente. -Burlé incrédulo y me puse en pie cuando el tren se detuvo. -Andando, Campanita. -Continué y me dispuse a salir del digimon transporte. Dirigí una mirada a mi compañera, quién había inflado sus mofletes y se había sentado en mi hombro refunfuñando cosas sobre estereotipos insultantes y cuentos mal relatados. Por mi parte, me dispuse a analizar el lugar y caminé con las manos en los bolsillos de mis bermudas. Mis cascos, conectados a mi reproductor, se acomodaban alrededor de mi cuello, con el volumen lo suficientemente fuerte para que tanto Tink y yo pudiésemos escuchar la melodía. Sabía que venía a una isla, así que decidí vestirme lo más fresco posible, pero no contaba con que el clima estuviese bastante agradable. Había unos cuantos digimon paseando, otros vendiendo vegetales y más. Miré de reojo al mar, parecía haber un alboroto bastante grande, porque incluso a una distancia considerable del puerto se podía apreciar el caos. Apresuré el paso buscando alejarme lo suficiente para evitar hacer contacto con un montón de marinos furiosos.
Mientras más me alejaba de la zona comercial, más me acercaba a la zona de viñedos. Había una gran variedad de cosechas, no había estado en un lugar tan refrescante desde que era pequeño. El aroma de los vegetales era delicioso, o tal vez era que tenía hambre. Muy por encima de la melodía que sonaba en mis cascos, escuché rugir el estómago de mi compañera, pero ella trató de disimularlo cantando la canción.
-Ah oh, hey ey ey ehh. -Tarareaba el hadita. Resoplé antes de dejar salir una carcajada y continué buscando una víctima apropiada. Necesitaba encontrar a alguien que tuviese cosechas buenas, y que quitarle algo de ellas fuese como arrancar un pelo a un gato. Recorrí la zona un par de veces, pero cuando el hambre me ganó fue cuando decidí que nuestra presa sería una cosecha de uvas por la que estábamos cerca.
-¡Muy buenas! -Sonreí a Ponchomon, el digimon que estaba recolectando la cosecha. El digimon me saludó igualmente y prosiguió con su trabajo, pero lo interrumpí torpemente. -¡Disculpe! ¿Tiene un momento? -Me puse frente al camino del digimon, tratando de no pisar nada importante, saltando las hierbas.
-No tengo tiempo, niño, debo entregar quinientas cajas de racimos para esta tarde. -Me contestó y después siguió con su camino, empujando un carrito con cajas de medio metro de lado. Puso un último racimo en la que estaba abierta aún y la selló con una tabla de madera a la medida. Mi estómago prácticamente gritó y me quedé sin ganas de pensar alguna distracción, simplemente fui al grano.
-¡Tink! -Llamé a mi compañera y esta se coló por encima de los paquetes.
-¡Ho-la! -Saludó de manera animada y extendió sus manos hacia la cara del fantasma vegetal. -¡Fairy Powder! -Exclamó y roció un polvo dorado en la cara del cactus, quién tosió varias veces hasta convertirse en Tanemon.
-¡Oye! -Gritó su protesta en una aguda voz, y yo me apresuré a tomar la última caja que el digimon había sellado. Comencé a correr con el paquete mientras el hechizo de Tinkermon estaba activo, aunque no duré demasiado, puesto encontré un callejón a un par de cuadras de haber entrado en el área comercial.
La verdad es que no necesitábamos una caja entera, pero razoné las cosas en el último momento. Podría vender las uvas en un precio razonable, después de desayunar, y así sobrevivíamos un rato más.
-¿Tinkermon? -Suspiré y me dejé caer en el suelo. El hada estaba volando sobre mi cabeza, emocionada y gritando cosas sobre qué tan bien se sintió con la adrenalina. Abrí la caja con mucho esfuerzo (y la ayuda de las garras de mi compañera) y arranqué un puñado del fruto, llevando a mi boca el botín.
Re: [Saga de Davy Jones 0] 言葉は銀である、沈黙は金色です (Las palabras son plata, el silencio es oro) [En construcción]
La noche era oscura, y de no haber sido por la presencia de la niebla, el mar sería aún una tela más oscura, uniendo el firmamento y las aguas en una fusión de color donde se superponía el negro de la tinta con el negro de la sombra. Un pequeño barco maltrecho, pequeño y de maderas chirriantes y agrietadas se deslizaba en la curiosa “soledad” de los muelles húmedos del distrito tres de Sable Bourdeaux, ése que albergaba a unos rufianes controlados con una correa de alcohol. Aunque desfilaban diferentes digimon y humanos llevando mercancías, o simplemente, con una mano en la cintura de alguna cortesana y con la otra en el cuello de una botella que seguro tenía alcohol, nadie tendría ojos para ver los asuntos y negocios ajenos por amorales que fueran, nadie los vería a menos que le interesasen verlos. Era por eso que conceptos como fuerzas de seguridad eran poco más que un puñado de locos sin potestad para nada, pues allí la ley la imponía aquel que había hecho desfilar a más almas por la quilla. Todo estaba impregnado del olor de grog -demasiado pobres como para permitirse ron en unas cantidades tan grandes que sirvieran como perfume a aquellas maderas-, lo cual hizo que la nariz de una de las figuras distinguibles en aquella tartana se arrugase con desagrado. Aquello que surcaba con lentitud y disimulo las aguas no era más que un barco pesquero pequeño y muy modesto, nada comparado con los gigantes galeones piratas apostados en aquel puerto, pero era perfecta para no llamar la atención de ojos indiscretos. “Sólo algunos miserables que pescan en la noche creyendo en ese cuento viejo de que la luna bendice el ejercicio de la pesca” pensarían, si es que se molestaban en fijarse en tres simples vagabundos de mar -como todos los que estaban en aquel puerto-.
El barquero hundía el remo en el agua, moviendo los brazos para seguir avanzando hasta acercarse a un pequeño rincón entre dos grandes galeones pirata, cuyas tripulaciones hacían ruido en las cubiertas, celebrando, bebiendo y luchando. La única guía para el modesto barco que pasaba sigilosamente entre los dos gigantes era un farolillo de aceite que no era rival para las sombras de los cascos de aquellos gigantes marinos. Quien sostenía el faro, con manos tensas era una de las tres figuras -una de ellas un digimon cánido, otra una digimon planta y una tercera que era humana- que además del barquero, ocupaban la tartana. El rostro humano era iluminado por la mortecina luz y sombreado con la semipenumbra, lo cual junto a su piel pálida y ojeras acentuaban un aspecto cansado, hasta cadavérico. Los iris nerviosos del barquero, un strabimon corrían hacia aquel acantilado de madera que los barcos habían formado a su alrededor, corrían temerosos por temor a que despertasen, como si los barcos fueran lobos de mar que dormían y cuyos ruidos de cubierta fueran poco más que ronquido. Se había asegurado de no atracar cerca de “El Errante”, aquel titán de titanes, que como una extraña brújula se erigía visible desde todo el sector portuario; se decía que si su dueño, el temible Olonés, ordenaba fuego, aquel puerto quedaría reducido a recuerdos de astillas. El morro del barquito besó la beoda madera del muelle, y el strabimon lanzó una cuerda que anudó con destreza a un palo.
Luna trató de mantener el equilibrio al ponerse en pie, cosa para la que fue ayudada por Leonardo. Las maderas del muelle, cuando notaron el contacto de las botas de cuero marrón de la chica, se quejaron. Se ajustó la camisa blanca gastada avolantada y se puso bien los cintos, también la chaqueta verdiazulada bucanera con hombreras de tela bordadas, mientras que su digimon observaba, curiosa, el paraje. Ciertamente en Ciudad Central había muelles y puertos, pero eran de cemento y no de madera. Floramon recordó que Leonardo le había insistido en lo diferentes que eran las costumbres en esos ambientes y en no hacer ni decir nada improcedente. Ambos digimon, a su vez, también llevaban ropajes dado a que eran de uso obligatorio si no querían desentonar, cosa que a Flora le agradaba; ella, al ser criada entre humanos y verlos siempre vestidos nunca se había acostumbrado del todo a que los ropajes en los digimon era algo opcional e infrecuente.
El strabimon alargó la mano, pidiendo la cantidad acordada por llevarlos hasta el lugar, con cierta impaciencia, al oír a lo lejos cierto escándalo. No era como si las juergas con demasiado alcohol no acabasen en peleas de tabernas usualmente, así que no prestó mayor atención pero no quería estar envuelto en una guerra entre bandas. Aunque era un trato más que justo -llevarlos hasta Sable Bourdeaux con la mayor premura y discreción posible- sin duda estaba dispuesto a sacar algo más de ello, así que al recoger un par de monedas que el gaomon lanzó, mientras las contaba, dirigió al trío una pregunta socarrona:
-¿Y qué negocios se trae una tripulación tan reducida en Sable Bourdeaux?
Leonardo esperaba y sabía que probablemente el silencio no sería gratis, así que le tendió unas cuantas monedas más mientras añadía cortante:
-Una “gratificación” para que la gastes en una buena botella de grog que se lleve toda las preguntas con una buena cogorza.
-Por supuesto, que los mares os sean propicios, je,je-el strabimon tras encender otro farol y colgarlo en el extremo del palo que usaba de remo comenzó a mover los brazos, perdiéndose en la oscuridad y niebla del puerto, sonriendo al imaginar cómo el calor del grog calentaría sus húmedos huesos.
El escándalo que había oído el strabimon se intensificó. Luna vio cómo varios digimon llevaban cubos de agua hacia una taberna cercana, cuyos ventales grasientos parecían haberse roto -ella no podía saber que el motivo de la rotura era porque el causante del jaleo se había lanzado a través de ella al agua-, poniendo todo sus esfuerzos en salvar ese agujero donde se ahogaban en alcohol como si fueran al rescate de la más delicada de las princesas griegas.
-Esto es...-se lamentó la humana, mirando a su alrededor. Se sentía metida en un agujero de rufianes, y lo peor es que ese tipo de personas olían el miedo.
-¿Deberíamos...?
-No, Floramon-la interrumpió Leonardo algo bruscamente.
Leonardo intentó añadir de manera más amable, mirando a Floramon con calidez, aunque sin quitar el gesto serio. No quería sonar desagradable, pero quería hacer entender a Floramon que la piedad era asociada con debilidad en ambientes así. Y ser débil en ese lugar era ser una víctima potencial que robar, atacar u otra cosa peor. No podía permitir que nada de eso les ocurriera ni a Luna ni a Flora. Luna parecía haber entendido mejor la situación en la que se encontraban ya que la humano lo veía como equivalente a caminar por un barrio peligroso de cualquier ciudad humana.
-Créeme; aquí todo es diferente.
-¿Nos vamos? Podríamos acabar metidos en un lío por el simple hecho de no seguir a lo nuestro-propuso Luna, algo asustada y deseando llegar a ese “territorio amigo” del que hablaba la misiva. No comprendían por qué, pero repentinamente lo que parecía una rencilla de taberna, se tornó más serio, con más urgencia despertando crispación en el cánido.
-Vamos, esto sólo se pondrá peor y no nos interesa estar aquí cuando ocurra-insistió Leonardo, que les hizo un gesto para que le siguieran por una callejuela para pasar desaspercibidos a ojos de los piratas. Luna caminaba, y giró la cabeza curiosa ante los gritos de alguien que movía los brazos muy alterado. “No está, no está, ¡la rata no está! ¡Peinad la ciudad! ¡Tiene el mapa del capitán Long! ¡Hay que recuperarlo, o el Olonés pedirá nuestras cabezas! ¡¡Moveos!! ¡¡¡Moveos!!!”. Luna se preguntó cómo sería el tal Olonés, pero sin duda, no quería conocerlo en persona, y mucho menos como un enemigo. Como fuera, Leonardo las guió caminando con rapidez y moviéndose con destreza entre las callejuelas, en parte guiándose por lo que había leído sobre el lugar, en parte usando la improvisación.
Caminaron hasta un lugar llamado "Le bureau" tal y como les indicaba la misiva; “Le bureau” se trataba de una oficina donde rostros secos con expresión desganada se repetían tras las mesas de los escritorios, en los que se extendían papeles, censos, impuestos mercantiles... Luna se dijo que al final, después de todo, incluso dentro de aquella ciudad sin ley había cierta burocracia, aunque seguramente era decorativa y más que regular algo esos digimon sólo querían "tomar un poco del pastel".
-Y nunca mejor dicho-dijo para sí la humana, reprimiendo una risita. Luna no podía evitar sentir cierta nostalgia al ver a los Shortmon, pues le recordaban a que podía estar en cualquier cafetería del mundo humano tomando un trozo de pastel, en lugar que en aquel hoyo de delincuencia y madera.
Al parecer, para llegar al lugar acordado, necesitaban un permiso especial. Ellos no sabían nada de la administración del lugar pero en la misiva se adjuntaba un documento que “arreglaría cualquier tipo de problema o pregunta”. Exteriormente sólo era una misiva normal con un sello de cera.
-Necesitamos el permiso para entrar en la ciudad-fue lo que dijo Leonardo, acercándose a una mesa, donde un Shortmon los miró y seguía sellando cartas.
-Bueno, no es tan fácil-inquirió secamente el oficinista mientras subía y bajaba la mano para sellar la montaña de documentos a su lado-Y yo no quiero perder mi tiempo con vosotros si no tenéis argumentos que me interesen.
Leonardo miró a Luna, que del bolsillo de su chaqueta sacó aquel documento, enrollado y sujeto por una cuerda, además de sellado. El Shortmon miró el emblema en el sello y comentó: “Ah, conque los Stevenson”. No tardó en meterlo en un cajón a la par que sacaba otro papel enrollado, sellándolo con rapidez y tendiéndoselo a Luna.
-Ahí lo tenéis. Bienvenidos a Sable Bourdeaux y que los negocios sean propicios-dijo, con una actitud complaciente y amable. “Ha cambiado completamente su actitud. Esos Stevenson parecen ser importantes aquí” pensó Luna, mientras veía a Floramon corresponderle con un: “Gracias por su amabilidad”.
Siguiendo las instrucciones de la misiva, se adentraron en la urbe; parecían mundos distintos, ya que la arquitectura no eran tambaleante como las maderas del puerto sino que se habían utilizado los materiales para crear calles empedradas y farolas que iluminaban el los caminos a cuyos lados se apostaban mansiones lujosas. La luz del farol que Luna llevaba en la mano, tan necesaria para esas calles estrechas y oscuras en el puerto, era innecesaria ahora, así que lo apagó de un soplido.
-Una de estas ha de ser la morada de los señores Stevenson-comentó Floramon, observando a Leonardo, que le había pedido a Luna la carta recibida y la revisaba para hacerse una idea de qué casa buscaban-Leonardo-kun, gracias por guiarnos pues yo no habría sabido desenvolverme.
-No me lo agradezcas aún. No sabemos qué querran esos Stevenson-dijo él, modesto como siempre.
-Por cierto, Leonardo-kun, he de decir que esa capa de color vino te sienta muy bien, resalta tu belleza-el cánido dijo algo inteligible y se sonrojó tras un “gracias” algo más claro.
-Sean quienes sean tienen influencias. ¿Visteis cómo le cambió la cara al digimon pastel cuando comprobó el sello? Además de dinero. Menudos caserones...-comentó Luna, girándose y dando pasos hacia atrás, observando las casas. Le encantaban aquellas calles empedradas y aquellas farolas al más puro estilo siglo XIX, ¡podía asegurar que probablemente cuando estaba a punto de anochecer, un farolero las encendía! A Luna ese tipo de cosas la hacían amar el digimundo, porque podía ver paisajes que en el mundo humano sólo eran atrezzo fílmico, sin embargo, no tardaba en ver que al ser un lugar de verdad, vivo, con su gente de verdad, surgían problemas, disputas y peleas, donde entraba en juego la fuerza bruta de los digimon.
-Aquí es-Leonardo señaló a una de las mansiones, la cual estaba protegida con una verja negra. La edificación tenía ventanas cuadradas divididas en celdas, con un segundo piso y formas geométicas en la construcción, alternando en la fachada ladrillos y piedras de tonos terrosos. Era grande incluso comparada con las casas de aquella zona residencial.
Aquella era la mansión de los Stevenson. Un kamemon, vestido de mayordomo los esperaba, y los recibió con una inclinación.
-Espero que hayan tenido un viaje seguro a través de la ciudad. El señor Stevenson les espera en el despacho-dicho esto, comenzó a guiarlos dentro de la mansión, la cual estaba llena de cuadros, alfombras y candelabros, todo lleno de lujo tal y como Luna esperaba de la parte rica de la ciudad. Finalmente llegaron al despacho, donde un Gekomon estaba sentado en una silla de madera frente al escritorio, pluma en mano. Había tres sillones preparados al otro lado del escritorio.
-Por favor, tomad asiento-eso hicieron. Luna paseó la mirada por los mapas que hacían las veces de cuadros decorativos, además de los estantes con libros y pequeñas miniaturas de barcos dentro de botellas-Supongo que ya os habéis hecho una idea de por qué os advertí que actuáseis discretamente. La voz de un U.S aquí no vale nada, es más, os hacéis un favor si no vais llamando la atención. Sin embargo, a pesar de la fama que teneis por aquí, mis contactos me han dicho que por algunas tierras, los U.S son afamados por ser confiables y capaces. Y ciertamente en esta ciudad, no encontraré a nadie del que pueda decir que destaque por su confianza. Podría encargarle esto a un lobo de mar, pero nada me aseguraría que se largase con el adelanto que me exigiera. Además, muchos han crecido oyendo la leyenda sobre ése lugar y aunque chismorrean sobre el lugar, no podrían poner un pie en él. Pero no debería divagar.
-Si quiere que entendamos algo, sería lo suyo...-musitó Luna muy bajito.
-Por favor, necesitaríamos una explicación de la misión que desea encomendarnos desde el principio a fin de tener claro el objetivo para cumplirla con profesionalidad-pidió Flora educadamente.
-Vaya, estos son más modales de lo que esperaba de cualquiera de esos del muelle-comentó el Gekomon con una risita, mientras sacaba un medallón con un relicario; dentro, había una pequeña ilustración de una ranamon vestida de época, la cual llevaba un colgante-Cuando era joven, me enamoré de esta preciosa dama. Hoy día tengo a mi esposa, y a Ygdrassil pongo por testigo de que la quiero más que a nada, pero eso no quita que no quisiera que mi querida Helen siguiera viva. El caso es que ya no está en este mundo, pero tengo un hermoso recuerdo de ella, aunque un gran remordimiento; de su madre, sólo le quedaba ese colgante que lleva en su cuello, pero la mala fortuna quiso que se extraviase. Quiero recuperarlo. Siento que, desde el otro lado, ella desearía que el colgante estuviera en su lugar de descanso. Es de oro, y ciertamente vale lo que pesa, pero para mi tiene un valor incalculable; sólo así podré aliviar mi conciencia, mis sentimientos, y su recuerdo. Por eso necesito a hombres de confianza para esta tarea. Lo que menos querría es que cualquiera de esos tipos se fuera con el colgante para no volver.
-¿Tiene idea de dónde se encuentra? El colgante. Porque es un objeto suceptible a ir de mano en mano ya sea porque alguien lo haya vendido, robado o cualquier cosa-preguntó Leonardo pensando en lo difícil que podía ser localizar ese objeto en un lugar con tanto movimiento comercial... tanto “legal” como “ilegal”.
Luna se preguntó si aquella necesidad de buscar la pieza había sido suscitada por la aparición de un alma en pena rondando al Gekomon en sueños. Se dijo que era muy gótico, en cierta manera. ¿O simplemente es que sentía que tenía que terminar de enterrar a la tal Helen? Luna no lo sabía muy bien. Los temas sobre amor le eran extraños. Lo que conocía sobre esto era por la situación entre Leonardo, Ulforce y sinceramente le resultaba triste. Era triste. “¿Por qué estoy pensando en esto ahora?” se preguntó, apretando los puños, y notando cómo su espalda se tensaba sobre el terciopelo del respaldo del sillón.
-Ella era muy devota, a pesar de ser -el digimon rana carraspeó, como si el hecho fuera malo, y probablemente en su momento lo había sido- de baja clase. Solía rezar en la catedral , la catedral del mar. Ella no le temía a esas cosas que decían que había allí, pero yo personalmente, nunca me atreví a acompañarla a sus rezos. Ella decía que nada pasaría y que al menos estaba más segura que en los muelles. Una vez me dijo que por temor a que desvalijasen su choza en los muelles, tenía un escondite secreto en la capilla para que allí residieran las dos cosas que más amaba; su fe y el único recuerdo de su madre.
-Qué doncella de alma tan bella-dijo Floramon, impresionada.
-Sí. Era muy bonita, por fuera y por dentra-le respondió Gekomon, con una sonrisa cálida. Leonardo supo que realmente, aquel digimon había amado a aquella dama.
-Dijiste antes que había leyendas del lugar, ¿no?-se interesó Luna.
-Oh, sí. No sois de aquí, así que no lo sabéis. ¿Veis todos esos lobos de mar violentos? Bueno, cuando se trata del lugar, corren como ratas y tienen la valentía de una vieja supersticiosa.
-¿No creeis en esas cosas?-preguntó Leonardo directamente. El movimiento nervioso del Gekomon reveló que a pesar de todo lo dicho, creía en ello.
-Iban a construir un faro, ¡todo estaba planeado! Su ubicación, en el acantilado, hace que sea el sitio perfecto para poner un faro y evitar todos esos naufragios que hacen que parte de las mercancías se pierdan, ¡y con ellas parte de los beneficios! Pero los constructores murieron. Fue una muerte accidental, pero muy violenta. Como si fuera una... ¡una maldición!-dijo todo esto nerviosamente. Volvió a asegurar con mucha seriedad-Se investigó y no había otro modo; esas personas no fueron asesinadas, no pudieron ser asesinadas de hecho, así que fue un accidente macabro y sin explicación, si nos regimos por la lógica.
-Qué terrorífico...-musitó Floramon, recordando el tipo de películas que veía Luna a veces, y cuyas apariciones eran hostiles y a menudo hacían daño a los protagonistas.
-Así que el lugar está encantado-Luna dijo esto con una semisonrisa. Le gustaba ese tipo de sitios. Aunque dudaba que fuera verdad; Luna pensaba que los digimons al ser seres digitales no podían llegar a tener cosas como espectros o fantasmas. Curiosamente, a pesar de ser fan de lo paranormal no tenía una respuesta a la pregunta sobre si lo creía o no.
-Y los piratas no se atreven a ir-completó Leonardo-¿Qué uso tuvo la catedral antes de ser abandonada?
-Bueno, son de la opinión de que a un fantasma no se le puede detener con fuerza bruta. Se solían pedir plegarias para que los viajes fueran seguros y propicios. ¿Alguna pregunta más?-apoyó los codos sobre la mesa y se inclinó hacia delante-Por supuesto, haré una generosa donación a vuestro clan si tenéis éxito además de contar conmigo como contacto en este lugar, siempre y cuando seais discretos; no es como si fuera a predicar que soy leal a los U.S, es más bien que le debo un gran favor personal a tres viajeros. Pero a mis amigos cercanos y confiables, les hablaré bien de vosotros y de vuestro clan, por si ellos quieren vuestros servicios. Siempre que consigais volver, claro. En cuanto a dónde está la catedral, no tiene pérdida pero Kamemon os dará la dirección.
-De acuerdo.
-Haremos todo lo posible por encontrar ese objeto de tanto valor sentimental para usted, señor Stevenson-los tres se levantaron de sus sillones, y afuera el kamemon abrió la puerta, con exactitud milimétrica.
-...y lo posible por conseguir volver-añadió Luna, amargamente y en un susurro. Pero antes de pasar por el umbra, la chica se giró y no pudo evitar preguntar- ¿Quién es ese tal Olonés?
-Lo único que debes saber es que cuanto más lejos estés de él mejor-repuso seriamente el Gekomon-Fíjate en ese gigantesco barco atracado. Es suyo. Es su fortaleza marina y dentro, él es el rey. Nadie que tiene una audiencia “privada” con él dentro de esa cosa vive para decir qué secretos guarda.
Luna sintió un escalofrío en la espalda. Ciertamente eso la hacía sentir más asustada que su cometido actual. Alcanzó a Flora y Leonardo, que oían las indicaciones de Kamemon. Luna asió el farol y apretó los labios. En el viaje de vuelta por los muelles, no pudo evitar mirar aquel al que llamaban “El errante”. Gigantesco se quedaba corto para describirlo pero lo que a Luna dejó más aterrorizada fue que estaba lleno de cañones, y que sabía que si aquella ciudad seguía en pie era por que al tal Olonés no le había dado por bombardearla. “¿Qué sucederá cuando...?” Sus pensamientos comenzaron a interrumpirse porque debían tener cuidado donde pisar, pues las maderas y pasarelas terminaban para dejar paso a una espinosa calzada natural, donde aunque oían el agua rasgar el acantilado, no podían verla por la espesa niebla. Luna adelantaba el farol cerca del suelo para que el grupo viera dónde pisaban y no tener accidentes graves... -aunque no se libró de tropezar varias veces, pasar tramos a gatas y demás- ¡no quería imaginar cómo quedaría un cuerpo al caer por el acantilado!
Finalmente, allí estaba. A lo lejos podían verla. La capilla. La noche había llegado a su punto álgido y el viento ululaba. Estaban solos, en tierra hostil y sólo podían valerse de sus propios y limitados recursos. Luna se sentía aterrorizada al pensarlo, y se planteó proponer en voz alta dejar la misión. Pero Floramon y Leonardo ya se encaminaban al edifcio, que los esperaba tras una cuesta.
El barquero hundía el remo en el agua, moviendo los brazos para seguir avanzando hasta acercarse a un pequeño rincón entre dos grandes galeones pirata, cuyas tripulaciones hacían ruido en las cubiertas, celebrando, bebiendo y luchando. La única guía para el modesto barco que pasaba sigilosamente entre los dos gigantes era un farolillo de aceite que no era rival para las sombras de los cascos de aquellos gigantes marinos. Quien sostenía el faro, con manos tensas era una de las tres figuras -una de ellas un digimon cánido, otra una digimon planta y una tercera que era humana- que además del barquero, ocupaban la tartana. El rostro humano era iluminado por la mortecina luz y sombreado con la semipenumbra, lo cual junto a su piel pálida y ojeras acentuaban un aspecto cansado, hasta cadavérico. Los iris nerviosos del barquero, un strabimon corrían hacia aquel acantilado de madera que los barcos habían formado a su alrededor, corrían temerosos por temor a que despertasen, como si los barcos fueran lobos de mar que dormían y cuyos ruidos de cubierta fueran poco más que ronquido. Se había asegurado de no atracar cerca de “El Errante”, aquel titán de titanes, que como una extraña brújula se erigía visible desde todo el sector portuario; se decía que si su dueño, el temible Olonés, ordenaba fuego, aquel puerto quedaría reducido a recuerdos de astillas. El morro del barquito besó la beoda madera del muelle, y el strabimon lanzó una cuerda que anudó con destreza a un palo.
Luna trató de mantener el equilibrio al ponerse en pie, cosa para la que fue ayudada por Leonardo. Las maderas del muelle, cuando notaron el contacto de las botas de cuero marrón de la chica, se quejaron. Se ajustó la camisa blanca gastada avolantada y se puso bien los cintos, también la chaqueta verdiazulada bucanera con hombreras de tela bordadas, mientras que su digimon observaba, curiosa, el paraje. Ciertamente en Ciudad Central había muelles y puertos, pero eran de cemento y no de madera. Floramon recordó que Leonardo le había insistido en lo diferentes que eran las costumbres en esos ambientes y en no hacer ni decir nada improcedente. Ambos digimon, a su vez, también llevaban ropajes dado a que eran de uso obligatorio si no querían desentonar, cosa que a Flora le agradaba; ella, al ser criada entre humanos y verlos siempre vestidos nunca se había acostumbrado del todo a que los ropajes en los digimon era algo opcional e infrecuente.
- Ropa que llevan:
*Ropa de Luna
*Ropa de Flora
*Ropa de Leo
El strabimon alargó la mano, pidiendo la cantidad acordada por llevarlos hasta el lugar, con cierta impaciencia, al oír a lo lejos cierto escándalo. No era como si las juergas con demasiado alcohol no acabasen en peleas de tabernas usualmente, así que no prestó mayor atención pero no quería estar envuelto en una guerra entre bandas. Aunque era un trato más que justo -llevarlos hasta Sable Bourdeaux con la mayor premura y discreción posible- sin duda estaba dispuesto a sacar algo más de ello, así que al recoger un par de monedas que el gaomon lanzó, mientras las contaba, dirigió al trío una pregunta socarrona:
-¿Y qué negocios se trae una tripulación tan reducida en Sable Bourdeaux?
Leonardo esperaba y sabía que probablemente el silencio no sería gratis, así que le tendió unas cuantas monedas más mientras añadía cortante:
-Una “gratificación” para que la gastes en una buena botella de grog que se lleve toda las preguntas con una buena cogorza.
-Por supuesto, que los mares os sean propicios, je,je-el strabimon tras encender otro farol y colgarlo en el extremo del palo que usaba de remo comenzó a mover los brazos, perdiéndose en la oscuridad y niebla del puerto, sonriendo al imaginar cómo el calor del grog calentaría sus húmedos huesos.
El escándalo que había oído el strabimon se intensificó. Luna vio cómo varios digimon llevaban cubos de agua hacia una taberna cercana, cuyos ventales grasientos parecían haberse roto -ella no podía saber que el motivo de la rotura era porque el causante del jaleo se había lanzado a través de ella al agua-, poniendo todo sus esfuerzos en salvar ese agujero donde se ahogaban en alcohol como si fueran al rescate de la más delicada de las princesas griegas.
-Esto es...-se lamentó la humana, mirando a su alrededor. Se sentía metida en un agujero de rufianes, y lo peor es que ese tipo de personas olían el miedo.
-¿Deberíamos...?
-No, Floramon-la interrumpió Leonardo algo bruscamente.
Leonardo intentó añadir de manera más amable, mirando a Floramon con calidez, aunque sin quitar el gesto serio. No quería sonar desagradable, pero quería hacer entender a Floramon que la piedad era asociada con debilidad en ambientes así. Y ser débil en ese lugar era ser una víctima potencial que robar, atacar u otra cosa peor. No podía permitir que nada de eso les ocurriera ni a Luna ni a Flora. Luna parecía haber entendido mejor la situación en la que se encontraban ya que la humano lo veía como equivalente a caminar por un barrio peligroso de cualquier ciudad humana.
-Créeme; aquí todo es diferente.
-¿Nos vamos? Podríamos acabar metidos en un lío por el simple hecho de no seguir a lo nuestro-propuso Luna, algo asustada y deseando llegar a ese “territorio amigo” del que hablaba la misiva. No comprendían por qué, pero repentinamente lo que parecía una rencilla de taberna, se tornó más serio, con más urgencia despertando crispación en el cánido.
-Vamos, esto sólo se pondrá peor y no nos interesa estar aquí cuando ocurra-insistió Leonardo, que les hizo un gesto para que le siguieran por una callejuela para pasar desaspercibidos a ojos de los piratas. Luna caminaba, y giró la cabeza curiosa ante los gritos de alguien que movía los brazos muy alterado. “No está, no está, ¡la rata no está! ¡Peinad la ciudad! ¡Tiene el mapa del capitán Long! ¡Hay que recuperarlo, o el Olonés pedirá nuestras cabezas! ¡¡Moveos!! ¡¡¡Moveos!!!”. Luna se preguntó cómo sería el tal Olonés, pero sin duda, no quería conocerlo en persona, y mucho menos como un enemigo. Como fuera, Leonardo las guió caminando con rapidez y moviéndose con destreza entre las callejuelas, en parte guiándose por lo que había leído sobre el lugar, en parte usando la improvisación.
Caminaron hasta un lugar llamado "Le bureau" tal y como les indicaba la misiva; “Le bureau” se trataba de una oficina donde rostros secos con expresión desganada se repetían tras las mesas de los escritorios, en los que se extendían papeles, censos, impuestos mercantiles... Luna se dijo que al final, después de todo, incluso dentro de aquella ciudad sin ley había cierta burocracia, aunque seguramente era decorativa y más que regular algo esos digimon sólo querían "tomar un poco del pastel".
-Y nunca mejor dicho-dijo para sí la humana, reprimiendo una risita. Luna no podía evitar sentir cierta nostalgia al ver a los Shortmon, pues le recordaban a que podía estar en cualquier cafetería del mundo humano tomando un trozo de pastel, en lugar que en aquel hoyo de delincuencia y madera.
Al parecer, para llegar al lugar acordado, necesitaban un permiso especial. Ellos no sabían nada de la administración del lugar pero en la misiva se adjuntaba un documento que “arreglaría cualquier tipo de problema o pregunta”. Exteriormente sólo era una misiva normal con un sello de cera.
-Necesitamos el permiso para entrar en la ciudad-fue lo que dijo Leonardo, acercándose a una mesa, donde un Shortmon los miró y seguía sellando cartas.
-Bueno, no es tan fácil-inquirió secamente el oficinista mientras subía y bajaba la mano para sellar la montaña de documentos a su lado-Y yo no quiero perder mi tiempo con vosotros si no tenéis argumentos que me interesen.
Leonardo miró a Luna, que del bolsillo de su chaqueta sacó aquel documento, enrollado y sujeto por una cuerda, además de sellado. El Shortmon miró el emblema en el sello y comentó: “Ah, conque los Stevenson”. No tardó en meterlo en un cajón a la par que sacaba otro papel enrollado, sellándolo con rapidez y tendiéndoselo a Luna.
-Ahí lo tenéis. Bienvenidos a Sable Bourdeaux y que los negocios sean propicios-dijo, con una actitud complaciente y amable. “Ha cambiado completamente su actitud. Esos Stevenson parecen ser importantes aquí” pensó Luna, mientras veía a Floramon corresponderle con un: “Gracias por su amabilidad”.
Siguiendo las instrucciones de la misiva, se adentraron en la urbe; parecían mundos distintos, ya que la arquitectura no eran tambaleante como las maderas del puerto sino que se habían utilizado los materiales para crear calles empedradas y farolas que iluminaban el los caminos a cuyos lados se apostaban mansiones lujosas. La luz del farol que Luna llevaba en la mano, tan necesaria para esas calles estrechas y oscuras en el puerto, era innecesaria ahora, así que lo apagó de un soplido.
-Una de estas ha de ser la morada de los señores Stevenson-comentó Floramon, observando a Leonardo, que le había pedido a Luna la carta recibida y la revisaba para hacerse una idea de qué casa buscaban-Leonardo-kun, gracias por guiarnos pues yo no habría sabido desenvolverme.
-No me lo agradezcas aún. No sabemos qué querran esos Stevenson-dijo él, modesto como siempre.
-Por cierto, Leonardo-kun, he de decir que esa capa de color vino te sienta muy bien, resalta tu belleza-el cánido dijo algo inteligible y se sonrojó tras un “gracias” algo más claro.
-Sean quienes sean tienen influencias. ¿Visteis cómo le cambió la cara al digimon pastel cuando comprobó el sello? Además de dinero. Menudos caserones...-comentó Luna, girándose y dando pasos hacia atrás, observando las casas. Le encantaban aquellas calles empedradas y aquellas farolas al más puro estilo siglo XIX, ¡podía asegurar que probablemente cuando estaba a punto de anochecer, un farolero las encendía! A Luna ese tipo de cosas la hacían amar el digimundo, porque podía ver paisajes que en el mundo humano sólo eran atrezzo fílmico, sin embargo, no tardaba en ver que al ser un lugar de verdad, vivo, con su gente de verdad, surgían problemas, disputas y peleas, donde entraba en juego la fuerza bruta de los digimon.
-Aquí es-Leonardo señaló a una de las mansiones, la cual estaba protegida con una verja negra. La edificación tenía ventanas cuadradas divididas en celdas, con un segundo piso y formas geométicas en la construcción, alternando en la fachada ladrillos y piedras de tonos terrosos. Era grande incluso comparada con las casas de aquella zona residencial.
Aquella era la mansión de los Stevenson. Un kamemon, vestido de mayordomo los esperaba, y los recibió con una inclinación.
-Espero que hayan tenido un viaje seguro a través de la ciudad. El señor Stevenson les espera en el despacho-dicho esto, comenzó a guiarlos dentro de la mansión, la cual estaba llena de cuadros, alfombras y candelabros, todo lleno de lujo tal y como Luna esperaba de la parte rica de la ciudad. Finalmente llegaron al despacho, donde un Gekomon estaba sentado en una silla de madera frente al escritorio, pluma en mano. Había tres sillones preparados al otro lado del escritorio.
-Por favor, tomad asiento-eso hicieron. Luna paseó la mirada por los mapas que hacían las veces de cuadros decorativos, además de los estantes con libros y pequeñas miniaturas de barcos dentro de botellas-Supongo que ya os habéis hecho una idea de por qué os advertí que actuáseis discretamente. La voz de un U.S aquí no vale nada, es más, os hacéis un favor si no vais llamando la atención. Sin embargo, a pesar de la fama que teneis por aquí, mis contactos me han dicho que por algunas tierras, los U.S son afamados por ser confiables y capaces. Y ciertamente en esta ciudad, no encontraré a nadie del que pueda decir que destaque por su confianza. Podría encargarle esto a un lobo de mar, pero nada me aseguraría que se largase con el adelanto que me exigiera. Además, muchos han crecido oyendo la leyenda sobre ése lugar y aunque chismorrean sobre el lugar, no podrían poner un pie en él. Pero no debería divagar.
-Si quiere que entendamos algo, sería lo suyo...-musitó Luna muy bajito.
-Por favor, necesitaríamos una explicación de la misión que desea encomendarnos desde el principio a fin de tener claro el objetivo para cumplirla con profesionalidad-pidió Flora educadamente.
-Vaya, estos son más modales de lo que esperaba de cualquiera de esos del muelle-comentó el Gekomon con una risita, mientras sacaba un medallón con un relicario; dentro, había una pequeña ilustración de una ranamon vestida de época, la cual llevaba un colgante-Cuando era joven, me enamoré de esta preciosa dama. Hoy día tengo a mi esposa, y a Ygdrassil pongo por testigo de que la quiero más que a nada, pero eso no quita que no quisiera que mi querida Helen siguiera viva. El caso es que ya no está en este mundo, pero tengo un hermoso recuerdo de ella, aunque un gran remordimiento; de su madre, sólo le quedaba ese colgante que lleva en su cuello, pero la mala fortuna quiso que se extraviase. Quiero recuperarlo. Siento que, desde el otro lado, ella desearía que el colgante estuviera en su lugar de descanso. Es de oro, y ciertamente vale lo que pesa, pero para mi tiene un valor incalculable; sólo así podré aliviar mi conciencia, mis sentimientos, y su recuerdo. Por eso necesito a hombres de confianza para esta tarea. Lo que menos querría es que cualquiera de esos tipos se fuera con el colgante para no volver.
-¿Tiene idea de dónde se encuentra? El colgante. Porque es un objeto suceptible a ir de mano en mano ya sea porque alguien lo haya vendido, robado o cualquier cosa-preguntó Leonardo pensando en lo difícil que podía ser localizar ese objeto en un lugar con tanto movimiento comercial... tanto “legal” como “ilegal”.
Luna se preguntó si aquella necesidad de buscar la pieza había sido suscitada por la aparición de un alma en pena rondando al Gekomon en sueños. Se dijo que era muy gótico, en cierta manera. ¿O simplemente es que sentía que tenía que terminar de enterrar a la tal Helen? Luna no lo sabía muy bien. Los temas sobre amor le eran extraños. Lo que conocía sobre esto era por la situación entre Leonardo, Ulforce y sinceramente le resultaba triste. Era triste. “¿Por qué estoy pensando en esto ahora?” se preguntó, apretando los puños, y notando cómo su espalda se tensaba sobre el terciopelo del respaldo del sillón.
-Ella era muy devota, a pesar de ser -el digimon rana carraspeó, como si el hecho fuera malo, y probablemente en su momento lo había sido- de baja clase. Solía rezar en la catedral , la catedral del mar. Ella no le temía a esas cosas que decían que había allí, pero yo personalmente, nunca me atreví a acompañarla a sus rezos. Ella decía que nada pasaría y que al menos estaba más segura que en los muelles. Una vez me dijo que por temor a que desvalijasen su choza en los muelles, tenía un escondite secreto en la capilla para que allí residieran las dos cosas que más amaba; su fe y el único recuerdo de su madre.
-Qué doncella de alma tan bella-dijo Floramon, impresionada.
-Sí. Era muy bonita, por fuera y por dentra-le respondió Gekomon, con una sonrisa cálida. Leonardo supo que realmente, aquel digimon había amado a aquella dama.
-Dijiste antes que había leyendas del lugar, ¿no?-se interesó Luna.
-Oh, sí. No sois de aquí, así que no lo sabéis. ¿Veis todos esos lobos de mar violentos? Bueno, cuando se trata del lugar, corren como ratas y tienen la valentía de una vieja supersticiosa.
-¿No creeis en esas cosas?-preguntó Leonardo directamente. El movimiento nervioso del Gekomon reveló que a pesar de todo lo dicho, creía en ello.
-Iban a construir un faro, ¡todo estaba planeado! Su ubicación, en el acantilado, hace que sea el sitio perfecto para poner un faro y evitar todos esos naufragios que hacen que parte de las mercancías se pierdan, ¡y con ellas parte de los beneficios! Pero los constructores murieron. Fue una muerte accidental, pero muy violenta. Como si fuera una... ¡una maldición!-dijo todo esto nerviosamente. Volvió a asegurar con mucha seriedad-Se investigó y no había otro modo; esas personas no fueron asesinadas, no pudieron ser asesinadas de hecho, así que fue un accidente macabro y sin explicación, si nos regimos por la lógica.
-Qué terrorífico...-musitó Floramon, recordando el tipo de películas que veía Luna a veces, y cuyas apariciones eran hostiles y a menudo hacían daño a los protagonistas.
-Así que el lugar está encantado-Luna dijo esto con una semisonrisa. Le gustaba ese tipo de sitios. Aunque dudaba que fuera verdad; Luna pensaba que los digimons al ser seres digitales no podían llegar a tener cosas como espectros o fantasmas. Curiosamente, a pesar de ser fan de lo paranormal no tenía una respuesta a la pregunta sobre si lo creía o no.
-Y los piratas no se atreven a ir-completó Leonardo-¿Qué uso tuvo la catedral antes de ser abandonada?
-Bueno, son de la opinión de que a un fantasma no se le puede detener con fuerza bruta. Se solían pedir plegarias para que los viajes fueran seguros y propicios. ¿Alguna pregunta más?-apoyó los codos sobre la mesa y se inclinó hacia delante-Por supuesto, haré una generosa donación a vuestro clan si tenéis éxito además de contar conmigo como contacto en este lugar, siempre y cuando seais discretos; no es como si fuera a predicar que soy leal a los U.S, es más bien que le debo un gran favor personal a tres viajeros. Pero a mis amigos cercanos y confiables, les hablaré bien de vosotros y de vuestro clan, por si ellos quieren vuestros servicios. Siempre que consigais volver, claro. En cuanto a dónde está la catedral, no tiene pérdida pero Kamemon os dará la dirección.
-De acuerdo.
-Haremos todo lo posible por encontrar ese objeto de tanto valor sentimental para usted, señor Stevenson-los tres se levantaron de sus sillones, y afuera el kamemon abrió la puerta, con exactitud milimétrica.
-...y lo posible por conseguir volver-añadió Luna, amargamente y en un susurro. Pero antes de pasar por el umbra, la chica se giró y no pudo evitar preguntar- ¿Quién es ese tal Olonés?
-Lo único que debes saber es que cuanto más lejos estés de él mejor-repuso seriamente el Gekomon-Fíjate en ese gigantesco barco atracado. Es suyo. Es su fortaleza marina y dentro, él es el rey. Nadie que tiene una audiencia “privada” con él dentro de esa cosa vive para decir qué secretos guarda.
Luna sintió un escalofrío en la espalda. Ciertamente eso la hacía sentir más asustada que su cometido actual. Alcanzó a Flora y Leonardo, que oían las indicaciones de Kamemon. Luna asió el farol y apretó los labios. En el viaje de vuelta por los muelles, no pudo evitar mirar aquel al que llamaban “El errante”. Gigantesco se quedaba corto para describirlo pero lo que a Luna dejó más aterrorizada fue que estaba lleno de cañones, y que sabía que si aquella ciudad seguía en pie era por que al tal Olonés no le había dado por bombardearla. “¿Qué sucederá cuando...?” Sus pensamientos comenzaron a interrumpirse porque debían tener cuidado donde pisar, pues las maderas y pasarelas terminaban para dejar paso a una espinosa calzada natural, donde aunque oían el agua rasgar el acantilado, no podían verla por la espesa niebla. Luna adelantaba el farol cerca del suelo para que el grupo viera dónde pisaban y no tener accidentes graves... -aunque no se libró de tropezar varias veces, pasar tramos a gatas y demás- ¡no quería imaginar cómo quedaría un cuerpo al caer por el acantilado!
Finalmente, allí estaba. A lo lejos podían verla. La capilla. La noche había llegado a su punto álgido y el viento ululaba. Estaban solos, en tierra hostil y sólo podían valerse de sus propios y limitados recursos. Luna se sentía aterrorizada al pensarlo, y se planteó proponer en voz alta dejar la misión. Pero Floramon y Leonardo ya se encaminaban al edifcio, que los esperaba tras una cuesta.
Última edición por YatterwaAgain el Jue Jul 28, 2016 2:00 am, editado 2 veces
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
Champion
Icono :Rango y Unidad :Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Flora
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Rango y Unidad Digi Aliado :Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TortuleInventario :
Luna Kobayashi
Re: [Saga de Davy Jones 0] 言葉は銀である、沈黙は金色です (Las palabras son plata, el silencio es oro) [En construcción]
Durante mis viajes me había encontrado con todo tipo de situación y creo que ya era hora de comenzar a recordar lo que era la paz, tranquilidad de una suave noche llena de estrellas sintiendo en la cara el roció húmedo del mar...
En esta ocasión nos encontrábamos en una Isla, la cual por su historia se hallaba llena de leyendas sobre diferentes aspectos, aun ignorando una de las famosas catedrales del Digimundo que en esta se encontraba. Si no era nada diferente al mundo real, por su puesto toda comunidad del mundo digital se encontraba con su propia cultura, especies de religión y diferentes actividades que también se realizan en mi mundo, después de todo no eramos tan diferentes...
Me encontraba rentando una de las cabañas que se encontraban ubicadas en una especie de selva tropical. Cabañas hechas de madera, palma y un techo fresco de hojas enormes que cubrían la mayor parte de esta cabaña, exceptuando un pequeño cuadro que hacía como ventanal al cielo nocturno... Como un buen centro turístico en esta Isla se encontraban hoteles, restaurantes, mercados y todo tipo de actividades recreativas, un buen lugar para distraerse de la vida cotidiana, y por que no, adquirir alguna baratija de recuerdo...
-Te agrada la tranquilidad de este lugar no es así? A mi me parece un poco rustico a pesar de todo- Dijo aquella Biyomon que respondía al nombre de Rose que le había dado un cierto tiempo atrás, Rose llegaba aleteando a la parte trasera de la cabaña que daba hacía el mar, teniendo una linea de tablas que daban hacía el mar abierto y uno que otro establecimiento se podía ver, si algo me daba tranquilidad era escuchar el mar tranquilo. -Siempre me ha gustado la tranquilidad de las zonas retiradas de las grandes ciudades- Respondí la pregunta de mi compañera meneando mis pies con leve suavidad mientras estos se encontraban hundidos en el agua... -No nos equivocamos al escoger este lugar para tomar un descanso, después de todo hemos estado muy atareadas con tanto problema, mas que nada en patrullar nuestra zona, es muy cansado andar de noche y de día siempre- Rose aleteó hasta quedar a mi lado botándose sobre el piso de madera mirando al cielo -Espero esta vez si podamos descansar, no que siempre sucede algo que nos interrumpe- Bufo un poco decepcionada de que nuestros viajes de descansos anteriores habían sido desperdiciados en resolver problemas... Una leve sonrisa broto en mi rostro mientras volvía mi vista hacía la infinidad del mar...
Un gran sonido y estruendo comenzó a sonar a lo lejos. Desde el punto donde me encontraba sentada se podía ver como comenzaba a arder en llamas una extraña población de edificios, pero las llamas comenzaron a disminuir poco a poco por alguna razón, quizá los mismos aldeanos comenzaban a tomar medidas de prevención y mas que nos encontrábamos en un lugar húmedo resultaba un poco extraño que un incendio se tornara muy peligroso...
Aquellos estruendos comenzaban a escucharse mas cerca, lo que parecía ser disparos comenzaba a sonar entre las paredes de la cabaña. Rose se despertó enseguida y se levanto del suelo de madera mirándome fijamente. Sin dejarla si quiera cuestionarme algo que era obvio me referí a ella -Si! lo he escuchado, venga echemos un vistazo- Saque mis piernas del agua y con una toalla que tenía a un costado seque con cuidado estas para después entrar a la cabaña. Rose comenzó a caminar detrás de mi entrando en la cabaña -Me pondré algo encima que comenzará a hacer frío- Le dije a mi compañera emplumada mientras iba por un suéter color neutro que se encontraba en una pequeña maleta en mi habitación , ya que solo contaba con una blusa de tirantes y un pantalón arremangado con el cabello recogido en dos trenzas... -Todo listo vayámonos-
Tome mi Digivice que se encontraba en la mesilla principal y salimos de la comodidad de la cabaña -Lo ves! te dije que siempre sucedía algo que ocasionaba que no estemos tranquilas- Rose comenzó a volar a mi lado mientras miraba a su alrededor tratando de localizar lo que ocasionaba los disparos o algo que estuviera fuera de su lugar -Solo vamos a echar un vistazo y ver que todo este bien- Comencé a caminar entre las hojas caídas de las palmeras y lo que parecían ser tozos de paredes de casas -Si si! siempre me dices lo mismo y terminamos metiéndonos en problemas- Aquel comentario de Rose me hizo un tanto de gracia, pero siempre ella se encontraba a mi lado a pesar del los problemas que teníamos que afrontar...
Terminando de curiosear por el lugar no pudimos encontrar algo que ocasionara aquel disturbio, solo se podía ver Digimons de un lado a otro y otros encerrándose en sus casas, cerrando ventanas, puertas y todo modo de entrar en las casas. Rose y yo nos miramos un poco extrañadas por las actitudes que tomaban los Digimons residentes. A lo lejos pude escuchar como un Gomamon gritaba ''Piratas Piratas, han llegado los Piratas''. -Rose, puedes alzar el vuelo y ver si a lo lejos ves algo que pueda interesarnos?- Mi Digimon accedió y se levanto tomando altitud por sobre las palmeras y arboles que nos impedían la vista de lejos. Enfocando su mirada comenzó a analizar a lo lejos los lugares que podrían estar implicados en algo -Iggy! por aya! se puede ver humo y luces de disparos- Rose con una de sus alas señalo en la dirección para dirigirnos -Vale!- Comencé a correr en la dirección requerida y ciertamente se comenzaba a escuchar el bullicio junto con disparos. Mas Digimons pero en esta vez se encontraban corriendo de un lado a otro mientras, seres entrapajados con una extraña vestimenta recorrían cada casa del lugar ocasionando problemas y gritos...
Uno de los estos se acerco a mi -Eh! chiquilla! usted no ha visto a un sujeto, un humano- Se refirió a mi con una actitud un tanto imponente y déspota -Ciertamente he visto muchos humanos, pero no creo que sea a quien estés buscando- Rose llego a mi lado al momento de esto -No hemos visto a nadie, pero es necesario hacer tanto alboroto por un sujeto?- Pregunto un tanto molesta por el miedo que causaban a los ciudadanos de esta Isla -Ustedes no saben lo que nos ha hecho, debemos atrapar a ese sucio ladrón!- Dijo el sujeto que parecía ser un Ogremon -A pero si de ladrones hablamos- Comento Rose a modo de chiste hacía el Digimon pirata quien obviamente se molesto y con el hueso que llevaba se disponía a atacar a mi compañera -No te atrevas a hacer eso, si no, tendré que meterme en esto- Intervine inmediatamente antes de que Rose fuera golpeada -JA! Una chiquilla como tu me va a detener?- Supuse que tratar con Digimons como este no saldría nada bueno así que tome mi Digivicé. Lo que parecía haber intimidado al Ogremon fue ver mi dispositivo el cual al verlo lo hizo correr lejos de nosotras. Algo sumamente extraño pero aun no tenía idea de como un simple Digivice lo había asustado tanto...
-Continuemos- Le dije a mi compañera para que comenzaramos a calmar a los Digimons que se encontraban asustados por los ataques... -Ahora quiero que entren a sus casas y no salgan hasta nuevo aviso por favor- Aquellos Digimons comenzaron a resguardarse en sus viviendas y todo comenzó a tranquilizare... -Me pregunto que habrá sido todo eso-
En esta ocasión nos encontrábamos en una Isla, la cual por su historia se hallaba llena de leyendas sobre diferentes aspectos, aun ignorando una de las famosas catedrales del Digimundo que en esta se encontraba. Si no era nada diferente al mundo real, por su puesto toda comunidad del mundo digital se encontraba con su propia cultura, especies de religión y diferentes actividades que también se realizan en mi mundo, después de todo no eramos tan diferentes...
Me encontraba rentando una de las cabañas que se encontraban ubicadas en una especie de selva tropical. Cabañas hechas de madera, palma y un techo fresco de hojas enormes que cubrían la mayor parte de esta cabaña, exceptuando un pequeño cuadro que hacía como ventanal al cielo nocturno... Como un buen centro turístico en esta Isla se encontraban hoteles, restaurantes, mercados y todo tipo de actividades recreativas, un buen lugar para distraerse de la vida cotidiana, y por que no, adquirir alguna baratija de recuerdo...
-Te agrada la tranquilidad de este lugar no es así? A mi me parece un poco rustico a pesar de todo- Dijo aquella Biyomon que respondía al nombre de Rose que le había dado un cierto tiempo atrás, Rose llegaba aleteando a la parte trasera de la cabaña que daba hacía el mar, teniendo una linea de tablas que daban hacía el mar abierto y uno que otro establecimiento se podía ver, si algo me daba tranquilidad era escuchar el mar tranquilo. -Siempre me ha gustado la tranquilidad de las zonas retiradas de las grandes ciudades- Respondí la pregunta de mi compañera meneando mis pies con leve suavidad mientras estos se encontraban hundidos en el agua... -No nos equivocamos al escoger este lugar para tomar un descanso, después de todo hemos estado muy atareadas con tanto problema, mas que nada en patrullar nuestra zona, es muy cansado andar de noche y de día siempre- Rose aleteó hasta quedar a mi lado botándose sobre el piso de madera mirando al cielo -Espero esta vez si podamos descansar, no que siempre sucede algo que nos interrumpe- Bufo un poco decepcionada de que nuestros viajes de descansos anteriores habían sido desperdiciados en resolver problemas... Una leve sonrisa broto en mi rostro mientras volvía mi vista hacía la infinidad del mar...
Un gran sonido y estruendo comenzó a sonar a lo lejos. Desde el punto donde me encontraba sentada se podía ver como comenzaba a arder en llamas una extraña población de edificios, pero las llamas comenzaron a disminuir poco a poco por alguna razón, quizá los mismos aldeanos comenzaban a tomar medidas de prevención y mas que nos encontrábamos en un lugar húmedo resultaba un poco extraño que un incendio se tornara muy peligroso...
Aquellos estruendos comenzaban a escucharse mas cerca, lo que parecía ser disparos comenzaba a sonar entre las paredes de la cabaña. Rose se despertó enseguida y se levanto del suelo de madera mirándome fijamente. Sin dejarla si quiera cuestionarme algo que era obvio me referí a ella -Si! lo he escuchado, venga echemos un vistazo- Saque mis piernas del agua y con una toalla que tenía a un costado seque con cuidado estas para después entrar a la cabaña. Rose comenzó a caminar detrás de mi entrando en la cabaña -Me pondré algo encima que comenzará a hacer frío- Le dije a mi compañera emplumada mientras iba por un suéter color neutro que se encontraba en una pequeña maleta en mi habitación , ya que solo contaba con una blusa de tirantes y un pantalón arremangado con el cabello recogido en dos trenzas... -Todo listo vayámonos-
- Vestimenta usada:
Tome mi Digivice que se encontraba en la mesilla principal y salimos de la comodidad de la cabaña -Lo ves! te dije que siempre sucedía algo que ocasionaba que no estemos tranquilas- Rose comenzó a volar a mi lado mientras miraba a su alrededor tratando de localizar lo que ocasionaba los disparos o algo que estuviera fuera de su lugar -Solo vamos a echar un vistazo y ver que todo este bien- Comencé a caminar entre las hojas caídas de las palmeras y lo que parecían ser tozos de paredes de casas -Si si! siempre me dices lo mismo y terminamos metiéndonos en problemas- Aquel comentario de Rose me hizo un tanto de gracia, pero siempre ella se encontraba a mi lado a pesar del los problemas que teníamos que afrontar...
Terminando de curiosear por el lugar no pudimos encontrar algo que ocasionara aquel disturbio, solo se podía ver Digimons de un lado a otro y otros encerrándose en sus casas, cerrando ventanas, puertas y todo modo de entrar en las casas. Rose y yo nos miramos un poco extrañadas por las actitudes que tomaban los Digimons residentes. A lo lejos pude escuchar como un Gomamon gritaba ''Piratas Piratas, han llegado los Piratas''. -Rose, puedes alzar el vuelo y ver si a lo lejos ves algo que pueda interesarnos?- Mi Digimon accedió y se levanto tomando altitud por sobre las palmeras y arboles que nos impedían la vista de lejos. Enfocando su mirada comenzó a analizar a lo lejos los lugares que podrían estar implicados en algo -Iggy! por aya! se puede ver humo y luces de disparos- Rose con una de sus alas señalo en la dirección para dirigirnos -Vale!- Comencé a correr en la dirección requerida y ciertamente se comenzaba a escuchar el bullicio junto con disparos. Mas Digimons pero en esta vez se encontraban corriendo de un lado a otro mientras, seres entrapajados con una extraña vestimenta recorrían cada casa del lugar ocasionando problemas y gritos...
Uno de los estos se acerco a mi -Eh! chiquilla! usted no ha visto a un sujeto, un humano- Se refirió a mi con una actitud un tanto imponente y déspota -Ciertamente he visto muchos humanos, pero no creo que sea a quien estés buscando- Rose llego a mi lado al momento de esto -No hemos visto a nadie, pero es necesario hacer tanto alboroto por un sujeto?- Pregunto un tanto molesta por el miedo que causaban a los ciudadanos de esta Isla -Ustedes no saben lo que nos ha hecho, debemos atrapar a ese sucio ladrón!- Dijo el sujeto que parecía ser un Ogremon -A pero si de ladrones hablamos- Comento Rose a modo de chiste hacía el Digimon pirata quien obviamente se molesto y con el hueso que llevaba se disponía a atacar a mi compañera -No te atrevas a hacer eso, si no, tendré que meterme en esto- Intervine inmediatamente antes de que Rose fuera golpeada -JA! Una chiquilla como tu me va a detener?- Supuse que tratar con Digimons como este no saldría nada bueno así que tome mi Digivicé. Lo que parecía haber intimidado al Ogremon fue ver mi dispositivo el cual al verlo lo hizo correr lejos de nosotras. Algo sumamente extraño pero aun no tenía idea de como un simple Digivice lo había asustado tanto...
-Continuemos- Le dije a mi compañera para que comenzaramos a calmar a los Digimons que se encontraban asustados por los ataques... -Ahora quiero que entren a sus casas y no salgan hasta nuevo aviso por favor- Aquellos Digimons comenzaron a resguardarse en sus viviendas y todo comenzó a tranquilizare... -Me pregunto que habrá sido todo eso-
- Tamer
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :0Cuentas :
Haruhi DaudojiFicha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Human SpiritIcono :Rango y Unidad :Iggy
Rango: Teniente
División: Eden Army
Unidad/Sub-division: Holy Wings of LawRango y Unidad Digi Aliado :Rose
Rango: Cabo
División: Eden Army
Unidad/Sub-division: Holy Wings of LawInventario :
Iggy
Re: [Saga de Davy Jones 0] 言葉は銀である、沈黙は金色です (Las palabras son plata, el silencio es oro) [En construcción]
Oscuras calles empedradas, perfumadas con el aroma de alcohol y mil años de luchas contra el jabón; cuyos ríos de peste y mal vivencia rebosaban de su fauna natural, los seres mas ebrios, ruines, egoístas, codiciosos y penosos Digimons de todas las especies posibles. Ningún ser con poder suficiente para resistir las simples tentaciones del puerto, ni el espíritu para negar la temporal relajación de una bebida embriagante y una buena compañia. Pero donde hay bebidas y mujeres siempre le acompañaran las apuestas y sed insaciable de luchas sin piedad, es así como luego de pasar un laberinto oscuro, pestilente y subterráneo uno llega a lo que anteriormente era un refugio contra la ley y ahora se alza como la principal arena de pelea legal y casino de toda la isla.
-y allí va la tempestad, un golpe directo de su puño y la belleza del mar deja a sus adversario fuera de combate ¡¡¡El océano no tienen piedad y estos hijos suyos tampoco!!! - con entusiasmo el narrador de las peleas, que seguro desde su habitación junto a su micrófono, relata como una Ranamon usa el agua (Aqua Needle) que antes había invocado (con su técnica Rain Stream), para crear dos puños enormes de agua y golpear sin piedad a sus tres oponentes, los cuales había sido lanzados hacia ella por sus dos camaradas, un Coelamon que aturdió a su victima con un cabezazo; y un ser humanizando enmascarado que no era ningún digimon que el publico pudiera reconocer...pero ni que les importes mientras ganen sus apuestas o corra suficiente data; este misterios ser había logrado acertar un puñetazo al estomago de su competidor para tomarlo de una de sus extremidades y lanzadlo hacia el golpe final que realizaría la chica rana.
Estas tres figuras claramente no eran novatos y menos desconocidos por los habitantes de la arena, quienes les aclamaban desde ya unas semanas, cuando de la nada llegaron a estas tierras buscando gloria y fama en las batallas desiguales y tramposas que esta comunidad les otorgaba. Meros mercenarios en busca de fama, guerreros desterrados por su ser de sangre, era muchos los rumores que corrían sobre ellos entre los espectadores, aunque nada que permanezca mucho en sus mentes, solo un claro truco publicitario de los dueños de la arena para poder conseguir mas audiencia y apuestas. La verdad es que este trió aunque aparentes rufianes, no eran mas que desconocidos para todos los habitantes de la isla, lo cual les favorecía.
Ase casi un mes que este trió había pisado las maderas podridas y sueltas del puerto, pedazos de leños con miles de historia para contar pero sin ningún santo en ellas, exceptuando quizá por este grupo. Habiendo salido desde la base de los Union Saver, estos soldados de la le había empezado una larga travesía para entrenar y conocer el digimundo de manera que su querido compañero y auto-nombrado líder del grupo, pudiera ser lo suficientemente fuera para lograr su sueño mas anhelado, adquirir el titulo de Banchou, un puesto que no se gana por contactos sino por poder y puro sudor. Aunque él nunca reconocería que quería el titulo, puesto ningún Banchou seria capaz de hacer lo, sus camaradas...no su familia le conocían bien y lo apreciaban lo suficiente para hacer todo para ayudarle a conseguir su meta. En fin, no fue mucho tiempo después de empezar su viaje por mar que se toparon con unas embarcaciones destruidas flotando a la deriva, meras ruinas de barcos, solo la decoración de unos tablones flotantes eran lo que dejaban rastro de la grandeza y podría que tenían estas naves ¿que podría haber destruido semejantes armas flotantes? era lo que pasaba por su mente mientras recorrían aquel cementerio flotante. Entonces entre las maderas podridas encontraron a un Jijimon, con vestimenta algo extravagante para este tipo de Digimon. Este vestía ropa de marinero de alto mando, aunque esta estaba rasgada y desgastada, clara señal de haber estado presente en aquella batalla. Aunque con falta de un gorro, le pañuelo sobre su cabeza y el parche en donde se creería que estaba su ojo tras todo ese pelaje, eran lo mas llamativo que tenia.
- buenos días jóvenes marinos - les saluda como si no estuviera flotando a la deriva, expresando amabilidad y una sonrisa que aunque algo cálida, claramente falsa por las circunstancias - ¿podrían ayudar a este viejo lobo de mar? - aunque sospechoso, na tuvieron motivos para no ayudar le...claro intentaron sacar le información de lo ocurrido, lo cual llevo a relatos inconsistentes sobre una gran batalla en la que su barco termino destruido. Aunque hubo entusiasmo por sus emocionantes narraciones, Rony sabia que no deberían fiarse por completo de aquel pirata, exacto era notorio su aire de ladrón y mentiroso, pero bueno no estaban aquí para hacer cumplir la ley, debido al entrenamiento de Carlos, se encontraban fuera de servicio de momento, sin ningún indicio de ser partes de las fuerzas del orden. Afortunadamente aquel encuentro del destino los llevo a una tierra que jamas debía ser pisada por Union Savers que no contaran con un gran apoyo militar, un lugar donde la ley era la de los ladrones y el caos gobernaba las calles...el lugar perfecto para que estos tres aventureros pudieran entrenar y pelear contra los peores rufianes y tramposos del Digimundo, una manera perfecta para conocer todas las artimañas de aquellos que luego deberían detener algún día en el futuro. Fue así como no tardaron en ser parte del circulo de peleadores de la arena, adquiriendo en el proceso mascaras, pasados falsos, fans y nombres nuevos.
- ¡¡¡JOJO!!! ¡¡¡SEÑORAS Y SEÑORES, LA TEMPESTAD A GANADO ESTA IMPRESIONANTE Y REÑIDA BATALLA!!! ¡¡los ataques combinados del Leviatan y Poseidon, lograron confundir al enemigo para que la hermosa Eudine pudiera acabar con todos de un solo y fulminante golpe!! - Rony, Carlos y Le-Amien.
-y allí va la tempestad, un golpe directo de su puño y la belleza del mar deja a sus adversario fuera de combate ¡¡¡El océano no tienen piedad y estos hijos suyos tampoco!!! - con entusiasmo el narrador de las peleas, que seguro desde su habitación junto a su micrófono, relata como una Ranamon usa el agua (Aqua Needle) que antes había invocado (con su técnica Rain Stream), para crear dos puños enormes de agua y golpear sin piedad a sus tres oponentes, los cuales había sido lanzados hacia ella por sus dos camaradas, un Coelamon que aturdió a su victima con un cabezazo; y un ser humanizando enmascarado que no era ningún digimon que el publico pudiera reconocer...pero ni que les importes mientras ganen sus apuestas o corra suficiente data; este misterios ser había logrado acertar un puñetazo al estomago de su competidor para tomarlo de una de sus extremidades y lanzadlo hacia el golpe final que realizaría la chica rana.
Estas tres figuras claramente no eran novatos y menos desconocidos por los habitantes de la arena, quienes les aclamaban desde ya unas semanas, cuando de la nada llegaron a estas tierras buscando gloria y fama en las batallas desiguales y tramposas que esta comunidad les otorgaba. Meros mercenarios en busca de fama, guerreros desterrados por su ser de sangre, era muchos los rumores que corrían sobre ellos entre los espectadores, aunque nada que permanezca mucho en sus mentes, solo un claro truco publicitario de los dueños de la arena para poder conseguir mas audiencia y apuestas. La verdad es que este trió aunque aparentes rufianes, no eran mas que desconocidos para todos los habitantes de la isla, lo cual les favorecía.
Ase casi un mes que este trió había pisado las maderas podridas y sueltas del puerto, pedazos de leños con miles de historia para contar pero sin ningún santo en ellas, exceptuando quizá por este grupo. Habiendo salido desde la base de los Union Saver, estos soldados de la le había empezado una larga travesía para entrenar y conocer el digimundo de manera que su querido compañero y auto-nombrado líder del grupo, pudiera ser lo suficientemente fuera para lograr su sueño mas anhelado, adquirir el titulo de Banchou, un puesto que no se gana por contactos sino por poder y puro sudor. Aunque él nunca reconocería que quería el titulo, puesto ningún Banchou seria capaz de hacer lo, sus camaradas...no su familia le conocían bien y lo apreciaban lo suficiente para hacer todo para ayudarle a conseguir su meta. En fin, no fue mucho tiempo después de empezar su viaje por mar que se toparon con unas embarcaciones destruidas flotando a la deriva, meras ruinas de barcos, solo la decoración de unos tablones flotantes eran lo que dejaban rastro de la grandeza y podría que tenían estas naves ¿que podría haber destruido semejantes armas flotantes? era lo que pasaba por su mente mientras recorrían aquel cementerio flotante. Entonces entre las maderas podridas encontraron a un Jijimon, con vestimenta algo extravagante para este tipo de Digimon. Este vestía ropa de marinero de alto mando, aunque esta estaba rasgada y desgastada, clara señal de haber estado presente en aquella batalla. Aunque con falta de un gorro, le pañuelo sobre su cabeza y el parche en donde se creería que estaba su ojo tras todo ese pelaje, eran lo mas llamativo que tenia.
- buenos días jóvenes marinos - les saluda como si no estuviera flotando a la deriva, expresando amabilidad y una sonrisa que aunque algo cálida, claramente falsa por las circunstancias - ¿podrían ayudar a este viejo lobo de mar? - aunque sospechoso, na tuvieron motivos para no ayudar le...claro intentaron sacar le información de lo ocurrido, lo cual llevo a relatos inconsistentes sobre una gran batalla en la que su barco termino destruido. Aunque hubo entusiasmo por sus emocionantes narraciones, Rony sabia que no deberían fiarse por completo de aquel pirata, exacto era notorio su aire de ladrón y mentiroso, pero bueno no estaban aquí para hacer cumplir la ley, debido al entrenamiento de Carlos, se encontraban fuera de servicio de momento, sin ningún indicio de ser partes de las fuerzas del orden. Afortunadamente aquel encuentro del destino los llevo a una tierra que jamas debía ser pisada por Union Savers que no contaran con un gran apoyo militar, un lugar donde la ley era la de los ladrones y el caos gobernaba las calles...el lugar perfecto para que estos tres aventureros pudieran entrenar y pelear contra los peores rufianes y tramposos del Digimundo, una manera perfecta para conocer todas las artimañas de aquellos que luego deberían detener algún día en el futuro. Fue así como no tardaron en ser parte del circulo de peleadores de la arena, adquiriendo en el proceso mascaras, pasados falsos, fans y nombres nuevos.
- ¡¡¡JOJO!!! ¡¡¡SEÑORAS Y SEÑORES, LA TEMPESTAD A GANADO ESTA IMPRESIONANTE Y REÑIDA BATALLA!!! ¡¡los ataques combinados del Leviatan y Poseidon, lograron confundir al enemigo para que la hermosa Eudine pudiera acabar con todos de un solo y fulminante golpe!! - Rony, Carlos y Le-Amien.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :232Cuentas :Ficha :Cronologia :Nivel On Rol :UltimateNivel On Rol de los Digi Aliados :Champion
Icono :Rango y Unidad :Ronaldo Antonio Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue Dragon
Carlos Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonRango y Unidad Digi Aliado :Le-Amien Kooi
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: East Blue DragonInventario :
Rony & Carlos
Temas similares
» Se busca colaboradores/participantes para la saga de los Digtal Inc.
» [En Construcción] Diablo
» Kodoku ID [En construcción]
» Zero y Corona[Construcción]
» Destiny ID[Construcción]
» [En Construcción] Diablo
» Kodoku ID [En construcción]
» Zero y Corona[Construcción]
» Destiny ID[Construcción]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Nov 27, 2023 2:03 am por Garrod Ran
» [Gazimon/ Plutomon]
Dom Feb 24, 2019 2:25 pm por Pancho"Gaito"
» Introduccion
Vie Dic 14, 2018 11:32 pm por Milespinas
» [Candlemon/Wizardmon/Mystimon]
Sáb Nov 24, 2018 9:54 pm por Scott Desaster
» La aventura del Apócrifo comienza
Miér Nov 07, 2018 11:12 pm por Guillem Telast
» Danger? (priv. Roku)
Mar Nov 06, 2018 2:48 am por Yuri Matsuoka
» ATLAS DE LOCALIZACIONES REALES DE DIGIMON
Mar Oct 23, 2018 5:35 pm por Pieddark
» Petición de Lineas Evolutivas
Dom Sep 30, 2018 11:59 am por Scott Desaster
» Cuenta Alternativa! [Registro]
Jue Sep 27, 2018 10:57 pm por Koh