¿Golden Egg?¿Black Egg?¿Bendición o Corrupción? Algunos juegos están hechos para que otros pierdan[Mirtha]

Muchos seres en el mundo llevan a cabo sus acciones por diversos motivos, algunos lo hacen por sus deseos de justicias y heroísmos, otros por llevar a cabo sus perversos planes de dominar el mundo, causar dolor  los demás; pero yo… yo solo hago las cosas porque me apetecen; estoy aburrido  o simplemente no tengo nada mejor que hacer. Hoy era una noche de esas, noches en las cuales el trabajo era demasiado monótono como para concentrarse y no lo suficientemente aburrido para dormir una siesta entre papeleo y documentos intrascendentes.

-¡Yawn!- un leve bostezo casi involuntario se escapó de mi boca cuando unos  cuantos informes pasaron frente a mis ojos, eran una cantidad de números y datos tan poco importantes que si los quemaba nadie lo notaria, pero claro eso no era la mejor opción –Arg!!!  Espero que todo esto arda convirtiéndose en cenizas- aunque ya estaba lo suficientemente arto como para destruirlo todo… no, no podía. Detuve mi mano de realizar cualquier acción impropia y volví a sumergirme en el trabajo. Diez minutos!!! Tan solo ese fue el tiempo en el que mi mente mantuvo la concentración en lo que hacía.

En un proceso pensante paulatino un concepto fue tomando forma lentamente, para convertirse sin mucho esfuerzo en una idea. Al fin había encontrado el perfecto escape ante tan aburrida rutina, solo necesitaba una víctima cuyo desenlace no debía ser necesariamente malo, es más, hoy me sentida lo suficientemente generoso como para ayudar a otro a desarrollarse. –¡Ja! ¡Es simplemente fantástico!- usando el respaldo de mi asiento como base acomode mi cuerpo hacia atrás colocando mis brazos detrás de la cabeza y mis piernas sobre el escritorio. Aunque quedaba mal que yo lo dijera aquella idea simplemente me parecía demasiado eficiente.

Rápidamente me levante deshaciendo aquella pose tan cómoda y rebusque entre los cajones de mi escritorio encontrando dos artículos que necesitaría para aquello –¡Supongo que con esto será suficiente!- levantando mi mano izquierda no pude evitar cerrar mis ojos ante el brillo que emanaba el objeto ubicada en esta; era un pequeño huevo dorado, en contra parte en mi otra mano se hallaba uno de color tan oscuro como la noche y casi un poco más pesado que el otro. Balanceando ambos huevos entre mis manos me mantuve contemplándolos mientras afinaba algunos datos, la idea era elegir a un miembro de la base cuyo rango fuera inferior y hacerlo que me acompañara como si esto se tratara de una misión, aunque claro todo estaba arreglado, los enemigos serían unos cuantos gestionados por mí y otros al azar –Si, al azar ¿Por qué no? Eso le dará algo de diversión- Antes de siquiera pensar de quien sería el candidato guarde ambos huevos en cajas idénticas y Salí de la base a toda prisa rumbo al bosque más cercano, allí coloque una de las cajas en una especie de ruinas y la otra la mantuve siempre conmigo asegurándome que solo yo sabría cuál era el que mantenía en mi poder.

-Primer parte completada- por el camino de regreso me asegure de propagar una impresionante noticia. Por unos cuantos bits un pequeño digimon se preocupó de vociferar a los cuatro vientos  “!Ha aparecido un misterioso huevo que puede cumplir cualquier deseo!” rápidamente aquellas palabras viajaron de boca en boca, cambiando cada vez la original oración “Un poderoso artilugio capaz de conquistar los mundos se ha revelado” fue el último murmullo que pude escuchar en el pueblo próximo a la base.

-Los idiotas siempre serán idiotas- era imposible no regocijarse ante tal espectáculo, el plan marchaba sobre el agua y era casi increíble ver con la rapidez que la noticia se propago por las zonas adyacentes. Un poco cansado y con el sol apareciendo sobre el cielo logre arribar a la base con suficiente tiempo para contactar algunos contactos, darles ciertas indicaciones y por sobre todo no actuar de forma letal… por el momento.

-Entonces…  ¿estas pidiendo que simplemente seamos tus marionetas en tu momento de aburrimiento?- aunque enojada la voz que sonaba por el dispositivo de comunicación mostraba un toque de miedo al pensar en las consecuencias que llevaban no desobedecerme, aunque siendo honestos en esta ocasión podría dejarlo pasar, pero claro no era lo suficiente benevolente como para decírselo.

-Tu solo dedícate a cumplir lo que te digo, recuerda que me debes un favor- las conversaciones subsiguientes siguieron más o menos el mismo patrón, pero como siempre existe una excepción los más locos aceptaban de buena gana, casi celebrando ser elegidos para un juego tan absurdo.

-Tengo el cebo, los enemigos, las trampas las colocaran en el momento, solo falta una cosa…-Con lápiz y papel a mano comencé a subrayar los objetivos cumplidos. No siendo un experto en computadoras, debía admitirlo mis capacidades científicas aunque buenas eran inferiores a mi paciencia –soy un ser de datos escritos- buscando en la basta base de datos del clan y mirando muchos nombres di con el indicado –Mirtha…- haciendo uso de la memoria pudo recordar tener cierto encuentro con aquella muchacha, pero por más que rascara mi cabeza en busca de refrescar mi cerebro  estos solo eran meras imágenes fugaces  -¡Aquella muchacha servirá!- no tenía nada que perder, si ella lograba superar el juego bien podría usarla para otros fines y si acaso llegara a fallar… bueno me detendría antes de que resultara muerta.

Con letra casi perfecta y clara escribí una carta, en ella detallaba los datos de la misión, así como lo maravilloso de este huevo y como información extra agregué una mentira extra. Para ver cuál de los datos podía interesarle le hacía saber que existía un homologo a aquel huevo, pero este era negro y poseía la capacidad de corromper a cualquier digimon. Mirando la carta no sabía si reír ante tales mentiras o sentirme un tanto decepcionado por no tener en posesión unos objetos con tal calidad.

Con solo presionar un botón un digimon apareció frente a mí, este no era otro más que un subordinado encargado de llevarse todo lo que necesitara ser entregado –¡toma!- le dije confiando la carta en sus manos  -Asegúrate de entregársela a su destinatario sin falta, y si descubro que no la ha recibido… bueno tú ya sabes lo que te espera – si bien uno pensaría que él se amedrantaría con aquellas palabras todo fue al contrario.

-Entendido señor será un placer llevarla a su destino… y también sufrir el castigo…- lo último fue dicho en voz baja a tiempo que este abandonaba el cuarto perfilándose hacia su misión.

-Qué clase de… ¡bah! olvídalo- sin tener ánimos de quejarme y con el tiempo suficiente me acosté en una cama improvisada que poseía cerrando mis ojos. No saldríamos en al menos unas cuantas horas y como había especificado el lugar de reunión seria a la salida de la base.