Torneo de Año nuevo: Ashely y Gato vs Elluka (concurso)

El estadio ardía en vitoreos, emocionados y expectantes por el encuentro a presenciar. Salí por la puerta este de la instalación, mientras que mi oponente, Minervamon salía por el extremo oeste. Sonreí de lado, tratando de mostrarme segura, a pesar del brillo de la Arena.

Mi oponente era también un miembro del clan, había visto a su tamer algunas veces por la base. Ashely, creo que ese era su nombre. Otra compañera que servía en nombre de los olímpicos, pero nunca había trabajado codo a codo con ella. No había un lazo que me forzara a retenerme.
-Vaya, vaya. -Exclamé aplaudiendo. Emocionada por la energía que desbordaban mis contrincantes al saludar al público. -Bonne chance! -Alcé mi hipócrita voz, sacudiendo mi diestra con lentitud para saludar tanto a la muchacha como a la digimon. -Vous en aurez besoin. -Me burlé por lo bajo y friccioné la mano zurda, cubierta de datos, por el lector de mi digivice. -Double spirit! Evolution! -Grité al aire, y el público parecía reaccionar a mi canto.

Yo estaba participando como representante del Metal Empire. La campeona de los Chessmon debía ir a defender el poderío de los nobles del imperio. Todo estaba a mi favor. Estábamos en mi casa, mi terreno. La euforia del público incrementó cuando me terminé de transformar en Mastemon con un destello. Era natural, la mayoría eran súbditos del Metal Empire que portaban con orgullo su emblema.
-¡Deja de lucirte y a pelear! -Protestó la peliazulada, cargando con gran velocidad hacia mí mientras arrastraba ferozmente su espada. Me removí e inmediatamente alcé el vuelo, evadiendo por poco. -¡Cobarde! -La Minervamon me trataba de alcanzar, dando potentes saltos, pero era inútil tratar de golpearme en el aire.
-Mucha agresividad, poca gracia. -Sonreí de lado a la guerrera e inmediatamente abrí un grupo de portales tanto en el cielo como en el suelo con un chasquido, ganándome un gruñido de mi rival al introducirme en la puerta de energía.

Uno, dos, tres, cuatro, y al quinto segundo había reaparecido a espaldas de Minerva, y con mi Holy Sword hice intento de atravesarla. Quizás fui muy lenta, o quizás ella fue muy rápida, pero el asunto era que logró tomar mi afilado brazo para desviarme.
-¡Agh! -Soltó un alarido ante el caliente contacto con mi mano de energía, y yo caí al suelo al mismo tiempo. Me había quedado clarísimo que me superaba en fuerza bruta. Me levanté y la miré, sorprendiéndome por aquella sonrisa que no terminaba de entender. Cargó nuevamente contra mi, y yo bufé al ponerme de pie y darme cuenta de las cosas. Antes de un contacto, salté al siguiente portal, escuchando a la distancia un segundo gruñido.

Uno, dos, tres, y al cuarto segundo había reaparecido en el cielo, disponiendome a disparar un Chaos Degrade hacia la guerrera que se movía constantemente en la arena.
-¡Fuego! -Disparé con gran potencia, pero fue en vano, puesto mi rival había partido a la mitad mi ataque. Sí, una ráfaga de viento se desató en todas direcciones, pero la digimon se las arregló para mantenerse en pie.
-¡Sigue intentando! -Se burló de mi, y entonces fui yo quién gruñó. ¿Quería que de verdad lo intentara? Pues entonces comenzaría a pensar.

Yo sabía ahora cómo se manejaban las de su tipo. Sin problemas reales, gozando de aventuras casuales. La fuerza bruta era su especialidad, así que solo debía ser más lista que ella. Debía volverme un depredador. Comencé a disparar una serie de esferas de energía a uno de los portales del aire, y luego cambié de dirección hacia el que estaba a unos metros en diagonal. Minerva comenzó a correr al instante, pero no había a donde huir.

Uno, dos, y al tercer segundo las esferas habían comenzado a hacer un recorrido por toda la Arena, dirigiéndose al siguiente portal conectado. Ella aún evadía. Más. Necesitaba más. Seguí disparando a diferentes direcciones, y ahora sí podía sentir la presión de Minervamon. Comencé a jadear, me estaba agotando, pero sabía que el encuentro ahora estaba en mis manos. Había encontrado mi pase a la victoria.

Cerré una, cerré dos, tres, cuatro, cinco, diez puertas, hasta quedar en un triángulo donde circulaban aún mis esferas de energía. Sonreí desde los aires a la agotada diosa, no tenía donde moverse ya. Me lancé contra ella con todas mis fuerzas, y nos dejé caer en un último portal.

Uno, y al segundo segundo estábamos en el área de entrenamiento de las divisiones generales de los Union Saver. Habíamos caído juntas, pero mi golpe fue amortiguado por el cuerpo del oponente. Inmediatamente me levanté y volé de regreso al portal de donde habíamos caído, cerrándole con una risa triunfadora.

La Arena estaba en silencio, aun cuando yo regresé del portal.

Uno, y la gente de mi imperio comenzó a festejar. Yo fui la que había ganado.