Alba Sans

Tamer

-Nombre: Alba Sans

-Sexo: Femenino

-Edad: 16

-Digivice: D-1

-Emblema:


Encontrar el valor de la verdad, es esto lo que hará el emblema de Alba brillar.

Una chica como ella, con la cabeza por las nubes y la mirada perdida, con frecuencia se aísla de la realidad y el mundo que la rodea. El aquí y ahora se pierden en el inmenso océano que es el pasado y el futuro.

Sin embargo, para avanzar y lograr cumplir todas las expectativas que su mente homenajea, será necesario para ella ceñirse a la realidad y avanzar a través del camino de ésta. Es entonces cuando liberará su potencial y, más que trabajar para un mundo de fantasía, trabajará en pos del mundo en el que habita.

Emblema:

-Apriencia:

Alba es una chica de estatura promedio, tal vez un poco más baja, acercándose ya casi al metro con sesentaicinco centímetros. Tiene piel clara, largo cabello rojizo y ojos que, ante la luz, pueden llegar a parecerse al color de su pelo.

Suele tener la sensación de que en el digimundo se ve más guapa, es en éste donde lleva una falda corta que, debido a su inseguridad, no llevaría ni muerta en el mundo real. Una larga blusa gris acompaña la ya mencionada falda roja, mientras que cuando se trata de calzado, lleva un par de sandalias blancas.

Lo único que se mantiene de éste atuendo en el mundo real es el moño que adorna su cabeza, atando en éste parte de su pelo y despejando un tanto su cara.

Algo parece cambiar en ella tan pronto como cambia de mundos, es algo casi imperceptible y ni ella puede describirlo bien, pero está casi segura de que luce diferente. Hay algo en su rostro, no sabe describirlo, o quizá su pelo se oscurece o… no, la ropa no parece quedarle tan bien, o tal vez…
No, no hay forma alguna de describirlo.

De todos modos, prosiguiendo a la vestimenta que ocupa en su día a día, sería difícil resumirlo en un solo atuendo, pero generalmente consiste en blue jeans con alguna polera de su agrado. De vez en cuando, si se anima, puede llevar shorts o incluso vestidos pero no, no siente lucirlos con tanta comodidad como su vestido en el Digimundo, y ni ella sabe muy bien el por qué.

Alba:

-Personalidad:

Alba no se considera normal, sus amigos la ven como alguien inusual; aun así al divisarla en medio de la gente, no diferiría demasiado de su alrededor.

Se trata de una chica que nunca se encuentra completamente en el “aquí y ahora”. Piensa demasiado, idealiza demasiado, recuerda demasiado. En un momento está charlando alegremente y, en unos cuantos segundos de silencio, parece perderse en algún punto del horizonte con su mirada.

Es que hay demasiadas cosas por ser pensadas y escenas por ser imaginadas. A veces hay cosas que no pasan pero, como deberían, hay que dedicarles un espacio en la imaginación. Es por ésto que la mente de Alba se ha convertido en un santuario para cosas que no ocurrieron, no ocurren ni ocurrirán.

Le incomoda el ruido excesivo y los lugares con multitudes de gente, motivo por el que, a pesar de estar en una edad perfecta para salir de fiesta, casi no asiste a ninguna.

No quita ésto que, dentro de todo, sea Alba un ser sociable. Se considera a sí misma casi demasiado dependiente de la gente. Le gusta la atención y que reconozcan cuán bien hace las cosas, igual que el saber cuán importante es para aquellos a su alrededor.

Es bastante amigable y sabe bien como mantener una conversación—eso siempre y cuando no caiga presa nuevamente de su fantasiosa mente—. Puede llegar a ser un poco parlanchina, pero es que disfruta poder compartir su mundo con otros. A veces se le escapa un poco más de lo que quisiera, terminando por mencionar cosas que era mejor no contar.

Y es que Alba es un libro abierto. No puede ocultar nada, ni mentiras, ni  secretos, ni emociones. A penas empiece a esconder algo te darás cuenta en el instante, se pone nerviosa y no sabe cómo actuar, qué decir, ni qué hacer. Peor es cuando intenta tapar bajo alguna fachada sus emociones, que está triste, enojada o celosa, pues sus ojos parecen gritar constantemente sus sentimientos al mundo.

Es bastante sentimental, al punto en el que llega a ser un problema. Su corazón se revoluciona ante el más mínimo incentivo y comienza a reproducir emociones en una potencia exorbitante. Es por ésto que Alba suele reír o llorar demasiado, o enamorarse con demasiada facilidad. No es algo de lo que esté orgullosa, es más, desearía a veces ser más fría o poder controlar mejor lo que siente.

-Historia:

No digamos que la historia de Alba es demasiado emocionante—al menos hasta que el digimundo se involucra—, pues, al igual que todo sobre ella, puede confundirse con algo común de forma bastante simple.

Alba nació una tarde a finales de Junio y abrió los ojos por primera vez ese mismo día para conocer a sus padres. Era una pareja bastante sencilla que, a pesar de no estar casados, ya llevaban tres años juntos. Para cuando Alba cumpliera los dos años, esa cifra crecería a cinco, y de ahí en adelante se quedaría congelada cuando éstos se separaran.

A pesar de ésto, Alba creció sin mayores traumas. Los recuerdos de la separación se habían borrado de su memoria y su rutina consistía ahora en asistir al colegio, volver a casa con su madre y visitar a su padre por los fines de semana.

Su madre vivía con su abuela y sus dos hermanas, y por consecuencia ella vivía aquí también. Era la consentida de las mujeres de la casa y por ende nunca le faltaron los juguetes ni los postres al regresar de la escuela. Aprendió a leer a temprana edad, antes que el resto de sus compañeros, todo ésto gracias a la dedicación de su abuela.

A la edad de seis años llegó a casa un computador, y ya que tenía un dominio básico sobre las letras fue capaz de buscar cosas simples en 'Google', tales como sus programas favoritos o fotos de animales que le gustaban. Meses después descubriría las páginas con juegos, y de ahí en adelante sacarla de la pantalla se volvería un problema.

A los doce ya se creía una adulta. Ocupaba maquillaje y salía de compras con sus amigas, hablaba de chicos a pesar de nunca haber salido con uno e incluso, un año más tarde, fumó su primer cigarrillo. La verdad, ninguna de éstas cosas le parecían muy interesantes, pero era lo que sus amigas hacían, así que decidió ser parte de aquel juego.

Durante los catorce años comenzó a distanciarse de aquel círculo y, un año más tarde, se consideraba una estúpida por haber sido así de influenciable. Su círculo de relaciones se hizo más reducido, pero a ella realmente no le importaba. Se lo pasaba bien con los amigos que tenía y, además, le quedaba tiempo de sobra para estudiar o leer uno que otro libro.

Fue durante el próximo año que conoció a Salu—como suele llamar a su compañero—. Para aquel entonces no tenía orejas ni patas y ni siquiera hablaba. El por qué lo mantenía siempre le pareció una irracionalidad, pero la idea de que en su habitación viviese una criatura—salida de un huevo, que a su vez fue salido de su computadora— estuviera viviendo con ella le parecía emocionante.

Se preocupaba de alimentarlo y mantenerlo abrigado, hasta lo llevaba al colegio con tal de no dejarlo solo. Era como un gato, más redondo, más hambriento y más dependiente. Pero claro, todas éstas cosas a Alba le agradaban.

Pasó casi un mes hasta que, cierto día, su computadora decidió vomitar algo más desde su pantalla. Se trataba de un dispositivo, "similar a un tamagochi", fue lo que Alba pensó. Tan pronto como lo tomó empezó éste a brillar y, como por arte de magia, el gato-no-tan-gato que vivía en su habitación comenzó a sufrir una súbita metamorfósis.

Lo que dormía ya en su cama ya no era una bola de pelos sino... algo completamente diferente. Éste era blanco, regordete, de largas orejas y unos escalofriantes colmillos ocultos tras una cara adorable. El sentido común de Alba le rogaba a gritos que se asustara, sin embargo ella no pudo sentir temor por la criatura ante sus ojos.

El ser comenzó a gritar su nombre emocionado, saltando a su regazo con lo que parecía ser una sonrisa en su rostro. Entre aterrorizada y emocionada, Alba no supo muy bien cómo reaccionar. Aquél era el que había sido su compañero, estaba segura. Aún así, le costaba superar que luciera tan... diferente.

Tardó unos cuantos días en acostumbrarse al cambio, pero finalmente todo volvió a la normalidad. Él siguió acompañando a Alba a la escuela, fingiendo ser un peluche recostado en su bolso. Vivía en su habitación, dormía en su cama, e incluso veían series juntos—era un buen compañero con quién comentar los sucesos de cada capítulo.

Todo iba bien hasta que cierto día Digital Inc comenzó a aparecer. Al principio Alba no le dio importancia, pues pensó que se trataría de alguna compañía de informática. Vio sus camionetas cerca del colegio o su casa varias veces, e incluso una vez pilló a uno de sus empleados conversando casualmente con su madre.

La cosa empezó a volverse extraña cuando se dio cuenta de que uno de ellos se estacionaba por largas horas frente a la ventana de su cuarto.

Desde aquel día cerraba las cortinas el día completo y salía lo más cubierta posible, de preferencia nunca sola. Nada de lo que pasaba le daba buena espina y cada vez tenía más miedo. Dentro de unas semanas, uno de los empleados se acercaría a hablarle y preguntarle sobre "fenómenos de la computación". Al llegar a su casa aquel día, lo comentó con Tokomon.

"Debemos huir al Mundo Digital," fue lo que él propuso, Alba nunca pudo siquiera imaginar que una cara tan inocente podría guardar en su expresión tanta severidad.

Aún así no hizo caso, prefirió arriesgarse y continuar con la rutina por otro par de días. Asistió a clases como siempre hacía y salió con sus amigos como lo haría cada semana. El día que pasó todo, estaba en su casa leyendo una novela.

Alguien llamó a la puerta y, en un acto de curiosidad, se asomó a ver qué pasaba. Entonces los vió. Dos empleados de Digital Inc, afuera de su casa, hablando con su madre. Asustada, Alba cerró la puerta y apresuradamente le contó todo a su Digimon. Tokomon se angustió y nuevamente salió con la misma solución.

"Huyamos al Mundo Digital..."

Escuchó pasos en la escalera y estaba asustada. Consideró saltar de la ventana, más no tenía caso. Se volteó hacia Tokomon quien insistió con la misma idea una vez más, finalmente sucumbiendo ante la desesperación del momento y siguiendo las indicaciones de su compañero.

Guiada por sus palabras tomó el Digivice, apuntó con éste al computador y, engullida por un haz de luz, desapareció de la escena.

Digimon

-Tipo de Digimon: Salamon
-Personalidad:

Salamon es un Digimon orgulloso de su independencia y cabeza fría. Le gusta estar al mando y, por ende, tiende a tratar a su compañera con cierta inferioridad, llegando a frustrarse cuando ésta no obedece sus órdenes. Es por ésto que le gusta Digievolucionar y odia aquel momento en el cual, agotado, se ve obligado a volver a su forma Rookie o inferiores.

Es un gran estratega, aunque con frecuencia pierde su sentido común cuando de competencias se trata. Su orgullo lo ciega y ganar es lo único en lo que puede pensar.

Alba con frecuencia termina frustrándolo, pues la considera llorona o incluso "tonta". Aún así, se ha convertido en lo que más quiere y su seguridad se siempre su primera prioridad. En cierto modo admira la forma en qué ve el mundo y la forma en que habla de él. Le gustaría poder soñar más, pero considera que ésta acción está fuera de su rol.

Es fiel a morir a sus principios, por lo que siempre llevará a Alba a seguirlos también—siendo ésta la más influenciable de los dos—. Es ésta la razón por la que ambos terminan metidos en el clan de los Royal Knights, en la que Salamon termina por ser el más entusiasta y, aparentemente, el líder del curioso dúo que éstos dos hacen.

-Apariencia:

Salamon: