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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
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不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
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不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
El ave dorada vigilaba al pescador anodino. Los Frey, las rapaces sirvientes de los Valkyrimon, se habían convertido en un seguro para saber dónde estaba Roku en todo momento. Seguía siendo un objeto de estudio y juicio, mezquino y benévolo al mismo tiempo, destructor y sanador, y pese a las discusiones y veredictos, mantenía un status quo difícil de ignorar. No podían condenarlo, ni tampoco absolverlo, solo restringir su libertad y esperar que siguiera manteniendo el control. Cada día controlaba mejor la corrupción de Belphemon, regenerando las partes dañada gracias a fuentes externas, como era conextarse a fuentes de poder puro o la propia naturaleza. Repartiendo el dolor y la carga negativa de esta madera, garantizaba su existencia.
¿Qué pasaría si simplemente dejara salir toda esta maldad en el océano?
No eliminaría el problema, solo retrasaría lo inevitable. Debía aprender a minimizar los daños que causaba esta liberación. Existían organismos capaces de asimilar esta marca y purificarla, transformándola en algo efímero, liviano. Del mismo modo que los árboles sintetizan el dióxido de carbono, debería haber una forma de que el miasma quedara suprimido. De no existir, los ángeles no podrían retirar la corrupción de los digimons en su misma tesitura, claro que a un grado menor. De momento, usaba el anillo santo entregado por los Valkirs, que sumado a su fuerza de voluntad, permitía restituir sus datos.
Su cuerpo, otrora necrosado, ahora se sentía bien, y el regreso a ejercicios y rutinas despertó en él, una vez más, el deseo de autosuperación. Cada mañana, antes de sus encargos, destinaba un tiempo a las katas de su esgrima nacional, a la que sumaba otras actividades, ya fueran paseos, pesas, escalada o lo que le apeteciera ese día. El proceso se repetía a la noche, hasta que agotado dormitaba, perdiéndose en las páginas de alguna lectura amena.
Ese día, sin embargo, decidió descansar los músculos para evitar la fatiga. Fue a pescar. Era una afición que, aunque nadie lo diría, le complacía. Y todo empezó por una antigua práctica marcial. Se sentaban a ver su propio reflejo, y la fluctuación de este acababa siendo percibida como el “aura” o “ki” que ellos mismos desprendían. Esta alucinación era simplemente el ojo acostumbrándose a los posibles movimientos de uno mismo. Con esto, el guerrero adquiría práctica en la anticipación del oponente, deduciendo su próxima acción antes de que este la llevara a cabo.
No solo la vista, Roku quería agudizar el resto de sus sentidos. Oía el ciclo de la marea, y con su olfato intentaba evaluar la salinidad de su zona de acción. Intentaba detectar así a los peces, adaptando su respiración y ritmo al de estos. Se relajó, pues la agresividad tendía a espantar a las futuras presas, y esperó. Pronto, pudo notar que algo había picado, y tiró con fuerzas.
¿Qué pasaría si simplemente dejara salir toda esta maldad en el océano?
No eliminaría el problema, solo retrasaría lo inevitable. Debía aprender a minimizar los daños que causaba esta liberación. Existían organismos capaces de asimilar esta marca y purificarla, transformándola en algo efímero, liviano. Del mismo modo que los árboles sintetizan el dióxido de carbono, debería haber una forma de que el miasma quedara suprimido. De no existir, los ángeles no podrían retirar la corrupción de los digimons en su misma tesitura, claro que a un grado menor. De momento, usaba el anillo santo entregado por los Valkirs, que sumado a su fuerza de voluntad, permitía restituir sus datos.
Su cuerpo, otrora necrosado, ahora se sentía bien, y el regreso a ejercicios y rutinas despertó en él, una vez más, el deseo de autosuperación. Cada mañana, antes de sus encargos, destinaba un tiempo a las katas de su esgrima nacional, a la que sumaba otras actividades, ya fueran paseos, pesas, escalada o lo que le apeteciera ese día. El proceso se repetía a la noche, hasta que agotado dormitaba, perdiéndose en las páginas de alguna lectura amena.
Ese día, sin embargo, decidió descansar los músculos para evitar la fatiga. Fue a pescar. Era una afición que, aunque nadie lo diría, le complacía. Y todo empezó por una antigua práctica marcial. Se sentaban a ver su propio reflejo, y la fluctuación de este acababa siendo percibida como el “aura” o “ki” que ellos mismos desprendían. Esta alucinación era simplemente el ojo acostumbrándose a los posibles movimientos de uno mismo. Con esto, el guerrero adquiría práctica en la anticipación del oponente, deduciendo su próxima acción antes de que este la llevara a cabo.
No solo la vista, Roku quería agudizar el resto de sus sentidos. Oía el ciclo de la marea, y con su olfato intentaba evaluar la salinidad de su zona de acción. Intentaba detectar así a los peces, adaptando su respiración y ritmo al de estos. Se relajó, pues la agresividad tendía a espantar a las futuras presas, y esperó. Pronto, pudo notar que algo había picado, y tiró con fuerzas.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
El inicio de mi viaje había comenzado, ahora mismo ya tenía un poco de información acerca de lo que significaba este páramo digital lleno de criaturas y una belleza indescriptible. Todo un mundo de fantasías fabricado por computadoras y viejos datos que habían sido olvidados por mucho tiempo por los seres humanos.
Ahora mi mente se encontraba impregnada de curiosidad y diferentes cuestiones acerca de la naturaleza de mi Digivice junto con los DigiSpirits. El único informe que había obtenido de aquel extraño ser llamado Leviamon que constantemente aparecía en mis sueños, constaba en los DigiSpirits que debía reclamar, se encontraban bajo el mar, el primero se hallaba en las profundidades, dentro de un templo marino. Desgraciadamente no contaba con alguna descripción así que la búsqueda sería mas prolongada.
A pesar de que la misión que ahora tenía era importante, me dispuse a explorar un poco más los alrededores y con ello conocer a los habitantes acuáticos que habitaban por estos rumbos. El Trailmon que recorría los mares me mostraba un gran paisaje digno de admiración. Me había comenzado a percatar de lo maravilloso que resultaba ser este mundo y la belleza que en el existía, no era algo tan diferente como el mundo humano.
Llegando a una Ciudad conformada por corales, piedras y diversos tipos de formaciones rocosas, lucía como un palacio ancestral en donde diferentes Digimons habitaban y se paseaban por los alrededores. Una especie de isla se encontraba en la parte superior, la cual fue a la que accedí luego de bajar del amable Digimon con forma de tren –Hemos llegado a la terminal de Mizu no kodomo-tachi, espero que disfrutes tu estadía y encuentres lo que tanto andas buscando- Dijo aquel Trailmon con un tono amable y amistoso…
Luego de bajarme en la terminal, pude notar como el Digivice reaccionaba produciendo un extraño sonido que duró por lo menos unos cuantos segundos –Me pregunto para que servirá esto- Me cuestioné a mi misma mientras miraba la extraña estatuilla que se mostraba en la pequeña pantalla del Digivice, esta tenía la forma de una concha cerrada –Bueno, después me encargare de descubrirlo- Guardé en mi bolso el dispositivo para comenzar a caminar por un puente hecho de madera llegando al centro de la Ciudad.
Los Digimon habitantes de esta Ciudad parecían ser muy pacíficos y tranquilos. Los establecimientos y tiendas eran un tanto llamativas, por lo que pude ver, en una de estas se vendían diferentes baratijas y curiosidades. Me llamo la atención ver una tienda donde vendían diferentes tipo de piedras, sin pensarlo mucho opté por acercarme un poco.
Buscando entre las piedras, logre encontrar una gema muy parecida a un zafiro. Me entusiasme y quise comprarla para hacer un collar con ella, pero desafortunadamente el dinero humano no tenía valor en este mundo. Pero tenía algo en mente, usando mi astucia logré que el Digimon que atendía la tienda lograra intercambiarme la gema por un kit de maquillaje que traía en mi bolso, aunque no me imaginaba para que un Digimon querría usar maquillaje.
Habiendo explorado parte de la Ciudad, llegue al punto donde un pequeño risco mostraba la vista al océano net. Una interminable manta de agua rodeaba el lugar, pero por desgracia, mi torpeza me llevo a resbalar cuando una roca se desprendió debajo de mis pies haciéndome perder el equilibrio y caer al agua… Afortunadamente era una buena nadadora y aproveche la oportunidad para mirar debajo del agua intentando alcanzar ver algo… Desgracia tras desgracia, lo que parecía ser un gancho de pesca se había atorado en la parte trasera de mi blusa jalándome con fuerza.
Una vez levantada por aquel cordel para pescar, mire un tanto molesta aquel pescador encargado de levantarme de esa manera –Bueno ¿Creo que te pescaste algo bueno no?- Dije con los brazos cruzados y con un tono de voz un tanto sarcástico.
Ahora mi mente se encontraba impregnada de curiosidad y diferentes cuestiones acerca de la naturaleza de mi Digivice junto con los DigiSpirits. El único informe que había obtenido de aquel extraño ser llamado Leviamon que constantemente aparecía en mis sueños, constaba en los DigiSpirits que debía reclamar, se encontraban bajo el mar, el primero se hallaba en las profundidades, dentro de un templo marino. Desgraciadamente no contaba con alguna descripción así que la búsqueda sería mas prolongada.
A pesar de que la misión que ahora tenía era importante, me dispuse a explorar un poco más los alrededores y con ello conocer a los habitantes acuáticos que habitaban por estos rumbos. El Trailmon que recorría los mares me mostraba un gran paisaje digno de admiración. Me había comenzado a percatar de lo maravilloso que resultaba ser este mundo y la belleza que en el existía, no era algo tan diferente como el mundo humano.
Llegando a una Ciudad conformada por corales, piedras y diversos tipos de formaciones rocosas, lucía como un palacio ancestral en donde diferentes Digimons habitaban y se paseaban por los alrededores. Una especie de isla se encontraba en la parte superior, la cual fue a la que accedí luego de bajar del amable Digimon con forma de tren –Hemos llegado a la terminal de Mizu no kodomo-tachi, espero que disfrutes tu estadía y encuentres lo que tanto andas buscando- Dijo aquel Trailmon con un tono amable y amistoso…
Luego de bajarme en la terminal, pude notar como el Digivice reaccionaba produciendo un extraño sonido que duró por lo menos unos cuantos segundos –Me pregunto para que servirá esto- Me cuestioné a mi misma mientras miraba la extraña estatuilla que se mostraba en la pequeña pantalla del Digivice, esta tenía la forma de una concha cerrada –Bueno, después me encargare de descubrirlo- Guardé en mi bolso el dispositivo para comenzar a caminar por un puente hecho de madera llegando al centro de la Ciudad.
Los Digimon habitantes de esta Ciudad parecían ser muy pacíficos y tranquilos. Los establecimientos y tiendas eran un tanto llamativas, por lo que pude ver, en una de estas se vendían diferentes baratijas y curiosidades. Me llamo la atención ver una tienda donde vendían diferentes tipo de piedras, sin pensarlo mucho opté por acercarme un poco.
Buscando entre las piedras, logre encontrar una gema muy parecida a un zafiro. Me entusiasme y quise comprarla para hacer un collar con ella, pero desafortunadamente el dinero humano no tenía valor en este mundo. Pero tenía algo en mente, usando mi astucia logré que el Digimon que atendía la tienda lograra intercambiarme la gema por un kit de maquillaje que traía en mi bolso, aunque no me imaginaba para que un Digimon querría usar maquillaje.
Habiendo explorado parte de la Ciudad, llegue al punto donde un pequeño risco mostraba la vista al océano net. Una interminable manta de agua rodeaba el lugar, pero por desgracia, mi torpeza me llevo a resbalar cuando una roca se desprendió debajo de mis pies haciéndome perder el equilibrio y caer al agua… Afortunadamente era una buena nadadora y aproveche la oportunidad para mirar debajo del agua intentando alcanzar ver algo… Desgracia tras desgracia, lo que parecía ser un gancho de pesca se había atorado en la parte trasera de mi blusa jalándome con fuerza.
Una vez levantada por aquel cordel para pescar, mire un tanto molesta aquel pescador encargado de levantarme de esa manera –Bueno ¿Creo que te pescaste algo bueno no?- Dije con los brazos cruzados y con un tono de voz un tanto sarcástico.
- Tamer
- Digi Puntos :233Cuentas :Elisa AyaseFicha :Relaciones :Cronologia :Nivel On Rol :Beast SpiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Blizzed
ChampionIcono :Rango y Unidad :Eli Ayase
Rango: Soldado
División: Seven Hells
Unidad/Sub-division: Envious AligatorInventario :
Eli Ayase
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
-No tanto. Dudo que la señorita sea comestible -la respuesta fue casi automática, pues la celeridad ocultaría su turbación, en perfecto contraste con las claras aguas-. Aunque claro, esto no aplica a quienes podrían habitar estas aguas.
Con cuidado, afianzaba el agarre de la caña, y paulatinamente colocó a la muchacha en la menuda embarcación. Vistiendo él como un pescador del más puro estilo clásico, retiró su chaleco para abrigarla, ofreciéndoselo. Por una parte, pensó quer era extraño encontrarse a alguien en esas aguas, al menos atendiendo a su indumentaria. Por otra, siendo este el digimundo, lo más normal es que se tratara de la compañera de un digimon marino o la usuaria de un spirit de propiedades similares.
Ya en el pasado había conocido a tamers cuya forma digimon era la de sirenas, aunque suponía que existirían toda clase de peces, anfibios, dragones y criaturas acuáticas que podrían desempeñar su mismo rol y función. Y a todo esto la opción de que su compañero la hubiese perdido o, peor aún, el caso opuesto. También había que contemplar la idea de que quizás estuviera ante un intento de secuestro marino. Ocupaba su mente con estas elucubraciones mientras avanzaba hasta la costa, remando con parsimonia.
-Disculpa -dijo, rompiendo un poco el hielo-. Pero si no secamos esa ropa, padecerá una hipotermia. Si le parece bien, en la costa podremos hacer un fuego -no sería difícil, la mayoría de sus formas disponían de la función “lanzallamas”-. También me interesaría saber qué diablos hacía nadando cuando, bueno... Existen equipos y ropa para ello, sin duda más cómoda -seguía con los remos, tranquilamente-. Claro que si está pensando en huir por causas que no quiere revelarme, claro que puede saltar al agua, pero en ese caso -lo siguiente podría ser interpretado como una amenaza, pero era mejor dejarlo claro- devuélvame mi chaleco.
Con cuidado, afianzaba el agarre de la caña, y paulatinamente colocó a la muchacha en la menuda embarcación. Vistiendo él como un pescador del más puro estilo clásico, retiró su chaleco para abrigarla, ofreciéndoselo. Por una parte, pensó quer era extraño encontrarse a alguien en esas aguas, al menos atendiendo a su indumentaria. Por otra, siendo este el digimundo, lo más normal es que se tratara de la compañera de un digimon marino o la usuaria de un spirit de propiedades similares.
Ya en el pasado había conocido a tamers cuya forma digimon era la de sirenas, aunque suponía que existirían toda clase de peces, anfibios, dragones y criaturas acuáticas que podrían desempeñar su mismo rol y función. Y a todo esto la opción de que su compañero la hubiese perdido o, peor aún, el caso opuesto. También había que contemplar la idea de que quizás estuviera ante un intento de secuestro marino. Ocupaba su mente con estas elucubraciones mientras avanzaba hasta la costa, remando con parsimonia.
-Disculpa -dijo, rompiendo un poco el hielo-. Pero si no secamos esa ropa, padecerá una hipotermia. Si le parece bien, en la costa podremos hacer un fuego -no sería difícil, la mayoría de sus formas disponían de la función “lanzallamas”-. También me interesaría saber qué diablos hacía nadando cuando, bueno... Existen equipos y ropa para ello, sin duda más cómoda -seguía con los remos, tranquilamente-. Claro que si está pensando en huir por causas que no quiere revelarme, claro que puede saltar al agua, pero en ese caso -lo siguiente podría ser interpretado como una amenaza, pero era mejor dejarlo claro- devuélvame mi chaleco.
- Tamer
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Roku Ginshô
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
Aquella extraña escena se hizo un tanto divertida, puesto había sido pescada por un chico en una pequeña embarcación. Al ponerme de pie en la cubierta decidí primeramente secar mi cabello exprimiéndolo de un solo movimiento con mis manos, mientras escuchaba las palabras de aquel joven muchacho.
A decir verdad no esperaba encontrarme con nadie por este lugar, era un tanto desolado, pero tras pensarlo un poco mas, puede que se encontrara pescando cerca de donde yo me encontraba, era bueno saber que por lo menos había tenido suerte, de no haber sido así tendría que haber nadado a la orilla con la ropa húmeda.
Sonreí por el amable gesto del chico quien me abrigaba con gentileza –Muchas gracias- Dije mientras continuaba exprimiendo ahora un poco la blusa –Estoy verdaderamente empapada- Era mas que obvio que tenía razón al mencionar que podría enfermarme, pero no estaba del todo segura de cambiarme y menos con un extraño que recién me había pescado –Creo que optaré por quedarme con la ropa húmeda, a menos que tengas algo que pueda usar- Pense durante un segundo que con un simple pedazo de tela podría modificarlo y crear un pequeño vestido que usar mientras la ropa mojada se secaba.
Pensando en que hacer con mi ropa, presté un poco de atención a mi alrededor, los pequeños archipiélagos que se encontraban a unos cuantos metros, parecían ser especies de cuevas, y debajo de nosotros el agua era completamente cristalina, tanto que se podía ver un poco las profundidades como continua el castillo que sobresalía de la isla –¿Sabes que clase de lugar es este?- Pregunté mientras me sentaba sobre un barril de madera que estaba cerca mío.
No estaba del todo segura si mostrarle mi Digivice y platicar acerca del los DigiSpirit que estaba buscando. Aunque también era muy extraño ver a otro humano en el Digimundo, no me había topado con ninguno durante el inicio de mi viaje –Es muy extraño sabes, no hace mucho llegue a este extraño mundo y eres el primer humano con el que me topo- Me quede en silencio durante unos cuantos segundos meditando –Eso quiere decir que hay mas humanos rondando el Digimundo- Solté un gran suspiro aliviada.
Por meses había pensado que era la única humana en este lugar y que estaría atrapada por el resto de unas cuantas eras en lo que buscaba la manera de regresar a casa, ahora no me sentía tan sola después de todo…
A decir verdad no esperaba encontrarme con nadie por este lugar, era un tanto desolado, pero tras pensarlo un poco mas, puede que se encontrara pescando cerca de donde yo me encontraba, era bueno saber que por lo menos había tenido suerte, de no haber sido así tendría que haber nadado a la orilla con la ropa húmeda.
Sonreí por el amable gesto del chico quien me abrigaba con gentileza –Muchas gracias- Dije mientras continuaba exprimiendo ahora un poco la blusa –Estoy verdaderamente empapada- Era mas que obvio que tenía razón al mencionar que podría enfermarme, pero no estaba del todo segura de cambiarme y menos con un extraño que recién me había pescado –Creo que optaré por quedarme con la ropa húmeda, a menos que tengas algo que pueda usar- Pense durante un segundo que con un simple pedazo de tela podría modificarlo y crear un pequeño vestido que usar mientras la ropa mojada se secaba.
Pensando en que hacer con mi ropa, presté un poco de atención a mi alrededor, los pequeños archipiélagos que se encontraban a unos cuantos metros, parecían ser especies de cuevas, y debajo de nosotros el agua era completamente cristalina, tanto que se podía ver un poco las profundidades como continua el castillo que sobresalía de la isla –¿Sabes que clase de lugar es este?- Pregunté mientras me sentaba sobre un barril de madera que estaba cerca mío.
No estaba del todo segura si mostrarle mi Digivice y platicar acerca del los DigiSpirit que estaba buscando. Aunque también era muy extraño ver a otro humano en el Digimundo, no me había topado con ninguno durante el inicio de mi viaje –Es muy extraño sabes, no hace mucho llegue a este extraño mundo y eres el primer humano con el que me topo- Me quede en silencio durante unos cuantos segundos meditando –Eso quiere decir que hay mas humanos rondando el Digimundo- Solté un gran suspiro aliviada.
Por meses había pensado que era la única humana en este lugar y que estaría atrapada por el resto de unas cuantas eras en lo que buscaba la manera de regresar a casa, ahora no me sentía tan sola después de todo…
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Eli Ayase
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
Arribando a la costa, atendió a las palabras que la chica le iba diciendo. La pregunta le pareció un poco obvia, ya que la única respuesta a la incógnita era decirle “una playa”, a no ser que se refiriera a la barca. Quizás se refiría al mundo de Yggdra, llamado comunmente “digimundo”, pero todos los humanos que acababan en este estaban bajo el amparo de un compañero, de una tutela, o mínimo, de la herramienta que todos los tamers disponían. La ausencia de un digimon descartaba las dos primeras opciones, y de quedar la tercera, se manifestaba un problema: nadie le había explicado su nueva condición.
Podría darse también la condición de que se hubiera visto involucrada en algún evento o trato con tamers, dando lugar a una confusión, o accidente, que la hubiera traído a este lugar. Si se daba ese caso, estaba en la obligación de llevarla nuevamente a su hogar, alterando sus memorias para que no pudiera dar testimonio de ese mundo secreto. No era agradable, pero garantizaba su seguridad a futuro. Cuando logró encallar el cascarón de nuez en la arena, le ofreció su mano para bajar de la embarcación. Al menos, por el agarre podría deducir la confianza en sí misma y las fuerzas de las que disponía. Si había estado sumergida amplio tiempo, apenas podría sostenerse.
-¿De veras piensas que soy humano? -esa acepción se desprendía de él cuando se transformaba en una descomunal masa de fuego y odio- Eso quiere decir que ya te has topado con otros habitantes de este lugar, y que su aspecto no te parecería muy “típico” -cogió la caña de la barca y comenzó a caminar-. ¿Y ninguno de ellos te resolvió esa duda? ¿Cuánto tiempo llevas por aquí?
Recorriendo el lugar, procuró buscar rocas, y cerca de los árboles que se distanciaban unos metros de la zona, recoger hojas y ramas que descansaban, ya secas, en tierra. Luego, indicando con la mano que le diera unos minutos, se encaramó para recoger hojas más verdes. Su condición, similar a la de una palmera, atendía perfectamente al cometido que preparó para estas.
Acercándose de nuevo a la chica, hizo un círculo con las piedras, y en su centro colocó los matojos yertos. Con dos rocas, dio fuertes golpes para que una chispa los prendiera, sirviendo los minerales de aislante. Asegurada la fuente de calor, desmontó la caña, y ofreció la vara a la chica.
-Sostenme esto unos segundos, por favor -con el hilo y el sedal, fue haciendo un trabajo simple pero laborioso: emplearía esa fina cuerda para unir las hojas en un improvisado ropaje, similar a un poncho, que cubriera a la muchacha en su mayoría-. Con esto podrás cubrirte, y con ese palo, colocaremos la ropa cerca del fuego para secarla. Así tardará menos. Si tienes reparo en cambiarte frente a mí, dado que no creo que confíes en un “no miraré”, esas palmeras te servirán de vestidor. Y volviendo a tus dudas, me saltaré algunas informaciones introductorias para ir a lo importante: ¿dispones de alguna maquinaria inusual? Suelen tener forma de reloj o móvil, y según la respuesta, deberé darte un trato u otro.
Podría darse también la condición de que se hubiera visto involucrada en algún evento o trato con tamers, dando lugar a una confusión, o accidente, que la hubiera traído a este lugar. Si se daba ese caso, estaba en la obligación de llevarla nuevamente a su hogar, alterando sus memorias para que no pudiera dar testimonio de ese mundo secreto. No era agradable, pero garantizaba su seguridad a futuro. Cuando logró encallar el cascarón de nuez en la arena, le ofreció su mano para bajar de la embarcación. Al menos, por el agarre podría deducir la confianza en sí misma y las fuerzas de las que disponía. Si había estado sumergida amplio tiempo, apenas podría sostenerse.
-¿De veras piensas que soy humano? -esa acepción se desprendía de él cuando se transformaba en una descomunal masa de fuego y odio- Eso quiere decir que ya te has topado con otros habitantes de este lugar, y que su aspecto no te parecería muy “típico” -cogió la caña de la barca y comenzó a caminar-. ¿Y ninguno de ellos te resolvió esa duda? ¿Cuánto tiempo llevas por aquí?
Recorriendo el lugar, procuró buscar rocas, y cerca de los árboles que se distanciaban unos metros de la zona, recoger hojas y ramas que descansaban, ya secas, en tierra. Luego, indicando con la mano que le diera unos minutos, se encaramó para recoger hojas más verdes. Su condición, similar a la de una palmera, atendía perfectamente al cometido que preparó para estas.
Acercándose de nuevo a la chica, hizo un círculo con las piedras, y en su centro colocó los matojos yertos. Con dos rocas, dio fuertes golpes para que una chispa los prendiera, sirviendo los minerales de aislante. Asegurada la fuente de calor, desmontó la caña, y ofreció la vara a la chica.
-Sostenme esto unos segundos, por favor -con el hilo y el sedal, fue haciendo un trabajo simple pero laborioso: emplearía esa fina cuerda para unir las hojas en un improvisado ropaje, similar a un poncho, que cubriera a la muchacha en su mayoría-. Con esto podrás cubrirte, y con ese palo, colocaremos la ropa cerca del fuego para secarla. Así tardará menos. Si tienes reparo en cambiarte frente a mí, dado que no creo que confíes en un “no miraré”, esas palmeras te servirán de vestidor. Y volviendo a tus dudas, me saltaré algunas informaciones introductorias para ir a lo importante: ¿dispones de alguna maquinaria inusual? Suelen tener forma de reloj o móvil, y según la respuesta, deberé darte un trato u otro.
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Roku Ginshô
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
Mi objetivo no estaba completamente fijo, únicamente sabía que tenía el deber de encontrar mis propios DigiSpirits, los cuales me ayudarían abrir mas puertas para saber que es lo que me depara en este mundo. Aquel enorme Digimon de mis sueños continuaba apareciendo, pero cada vez se acercaba mas y mas a mi; los mensajes que traía consigo eran diferentes cada vez, pero por suerte, sus palabras me indicaban a donde debía dirigirme, como si este conociera exactamente donde se encontraban los DigiSpirit que debía reclamar.
Algo en todo esto me resultaba un tanto sucio, como si se tratara de una extraña redada de ese misterioso Digimon. Fuertes pensamientos llegaban, ¿En que momento estaría lista para saber de lo que soy capaz? ¿Cuándo podré descubrir que es lo que he venido hacer al Digimundo? Y muchas cuestiones mas atormentaban mi cabeza.
Al atrancar en tierra firme pude sacudir un poco mi ropa mojada y exprimir mejor mi cabello. El chico resulto ser amigable, por lo que todo el nerviosismo que tenía dejo de fluir tan solo un poco. Sus palabras se escuchaban un tanto extrañas, me daba a entender que debía ser precavida o que quizá el no era lo que aparentaba, muchas dudas comenzaron a surgir por lo dicho de su parte.
Lo mire un tanto extrañada por su primer cuestionamiento –Supongo que lo eres, luces como un humano, no creo que seas un Digimon disfrazado de uno- Levante los hombros a modo de duda para después mirar a mi alrededor mientras continuaba escuchando sus palabras.
Caminé en círculos mientras terminaba de escuchar la siguiente cuestión de parte del pescador –A decir verdad, no recuerdo exactamente cuantos días llevo en este mundo- Mis palabras se volvieron un tanto serias –No se mucho, la única información con la que cuento hasta ahora, es que este mundo esta habitado por criaturas digitales llamadas Digimon a base de datos y … - Hice una gran pausa mordiendo uno de mis labios.
Por un momento, estuve a punto de mencionar que me encontraba en búsqueda de mis DigiSpirits, pero la indicación de aquel gran monstro estaba clara en mi mente, no debía mencionar nada a nadie, únicamente debía buscarlos sola, y si alguien se llegaba a enterar podría correr riesgo mi propia vida y los recuerdos en mi mente de mi madre.
Al tiempo de mi silenció, pude ver como el chico iba a buscar diferentes elementos para prender fuego sobre una pequeña fogata. Habiendo concluido su tarea y realizado un extraño traje con unas simples hojas de palmera sonreí algo alagada por aquel gesto de ayuda –Gracias, creo que le haré unas mejoras mas tarde, pero por el momento puede servir- Dije indicando con mi dedo que se volteara mientras yo iba a donde las palmeras para quitarme la ropa húmeda.
No tarde mas que unos cuantos minutos en desvestirme y colocarme aquel vestuario improvisado. Inmediatamente tome el palo colocando mis prendas no muy cerca del fuego y aprovechando la brisa para que esta se secara mas rápido.
Tome asiento cerca del fuego respondiendo aquella ultima pregunta –No, no estoy segura a lo que te refieres, únicamente estoy vagando un tanto perdida en esta ciudad, pero se que aquí podre encontrar lo que busco- Dije regalándole una sonrisa ocultando mi bolso y posando mis manos sobre el fuego para calentarme un poco.
Mire nuevamente al chico para cuestionarle un tanto curiosa –Bueno ya que he respondido tus preguntas, supongo que también puedo hacerte algunas- Llevé ambas manos a mi cabello y comencé a soltar las ligas que traía puestas dejándolo completamente suelto –¿Cuál es tu nombre y que haces en este lugar?- Sin conocerlo me dio un aspecto un tanto misterioso, no estaba segura si solo se encontraba pescando por la zona, o de igual manera buscaba lo mismo que yo… Tan solo quizá…
Algo en todo esto me resultaba un tanto sucio, como si se tratara de una extraña redada de ese misterioso Digimon. Fuertes pensamientos llegaban, ¿En que momento estaría lista para saber de lo que soy capaz? ¿Cuándo podré descubrir que es lo que he venido hacer al Digimundo? Y muchas cuestiones mas atormentaban mi cabeza.
Al atrancar en tierra firme pude sacudir un poco mi ropa mojada y exprimir mejor mi cabello. El chico resulto ser amigable, por lo que todo el nerviosismo que tenía dejo de fluir tan solo un poco. Sus palabras se escuchaban un tanto extrañas, me daba a entender que debía ser precavida o que quizá el no era lo que aparentaba, muchas dudas comenzaron a surgir por lo dicho de su parte.
Lo mire un tanto extrañada por su primer cuestionamiento –Supongo que lo eres, luces como un humano, no creo que seas un Digimon disfrazado de uno- Levante los hombros a modo de duda para después mirar a mi alrededor mientras continuaba escuchando sus palabras.
Caminé en círculos mientras terminaba de escuchar la siguiente cuestión de parte del pescador –A decir verdad, no recuerdo exactamente cuantos días llevo en este mundo- Mis palabras se volvieron un tanto serias –No se mucho, la única información con la que cuento hasta ahora, es que este mundo esta habitado por criaturas digitales llamadas Digimon a base de datos y … - Hice una gran pausa mordiendo uno de mis labios.
Por un momento, estuve a punto de mencionar que me encontraba en búsqueda de mis DigiSpirits, pero la indicación de aquel gran monstro estaba clara en mi mente, no debía mencionar nada a nadie, únicamente debía buscarlos sola, y si alguien se llegaba a enterar podría correr riesgo mi propia vida y los recuerdos en mi mente de mi madre.
Al tiempo de mi silenció, pude ver como el chico iba a buscar diferentes elementos para prender fuego sobre una pequeña fogata. Habiendo concluido su tarea y realizado un extraño traje con unas simples hojas de palmera sonreí algo alagada por aquel gesto de ayuda –Gracias, creo que le haré unas mejoras mas tarde, pero por el momento puede servir- Dije indicando con mi dedo que se volteara mientras yo iba a donde las palmeras para quitarme la ropa húmeda.
No tarde mas que unos cuantos minutos en desvestirme y colocarme aquel vestuario improvisado. Inmediatamente tome el palo colocando mis prendas no muy cerca del fuego y aprovechando la brisa para que esta se secara mas rápido.
Tome asiento cerca del fuego respondiendo aquella ultima pregunta –No, no estoy segura a lo que te refieres, únicamente estoy vagando un tanto perdida en esta ciudad, pero se que aquí podre encontrar lo que busco- Dije regalándole una sonrisa ocultando mi bolso y posando mis manos sobre el fuego para calentarme un poco.
Mire nuevamente al chico para cuestionarle un tanto curiosa –Bueno ya que he respondido tus preguntas, supongo que también puedo hacerte algunas- Llevé ambas manos a mi cabello y comencé a soltar las ligas que traía puestas dejándolo completamente suelto –¿Cuál es tu nombre y que haces en este lugar?- Sin conocerlo me dio un aspecto un tanto misterioso, no estaba segura si solo se encontraba pescando por la zona, o de igual manera buscaba lo mismo que yo… Tan solo quizá…
- Tamer
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Eli Ayase
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
-Los digimons no solo pueden disfrazarse de humanos, algunos pueden incluso transformarse -había visto ese talento por medio de verdaderos expertos en la materia-, y son idénticos a una persona cualquiera, por lo que basarte solo en lo que tus ojos ven es lo que podría llamarse un “error de novato”. Yo podría ser cualquier cosa -se encogió de hombros al tiempo que imaginaba todos los aspectos que podía adoptar-. ¿Sabes ese cuento donde al besar a una rana aparece un príncipe? -recurriendo al imaginario colectivo de los cuentos, pensó que quedaría más clara la explicación- Pues este mundo funciona justo al revés, cualquiera puede volverse un monstruo.
Mientras decía esto, procuraba disponer de la pesca (que no era abundante, pero seguía siendo comida), y tras retirar las tripas y empalar esos cuerpos, los dispuso en el fuego para que fueran cocinándose. Esperando a que la carne pudiera comerse, intentaba deducir si de verdad era una muchacha perdida, o si disponía de un digivice. Podría atajar las cosas fingiendo un atraco, o forzando la situación para arrebatarle el bolso. De poseer uno, no lo guardaría en las ropas (abultaría) ni mucho menos en las hojas que acababa de entregarle.
Pero, ¿cómo convencerla de que estaba en peligro? Si no tenía digivice, cualquiera podría retenerla o secuestrarla, dando pie a diversas situaciones en las cuales el trabajo forzado o el tráfico se situaban. Y en caso de ser tamer, si no sabía usar el único arma disponible era como salir de caza sin utensilio alguno. Entonces, ¿qué debería hacer él para que se diera cuenta de su contexto?
-¿Hum? Yo recibo muchos nombres, y no tengo por qué darte ninguno -eso era cierto, y más atendiendo a la ausencia de una presentación-. No puedo confiar en una persona que evade las preguntas y esconde información -la apuntó con el dedo, acusándola-. Afirmas que estás buscando algo, pero no manifiestas tu condición de tamer ni el digivice. Por mí, puedes comer algo y partir cuando tu ropa se haya secado. Ahora, no puedo implicarme con una persona que se aventura sola por este mundo. Espero que se comprenda.
Y, con un palo, comprobó el estado del pescado, y si se podía comer ya.
Mientras decía esto, procuraba disponer de la pesca (que no era abundante, pero seguía siendo comida), y tras retirar las tripas y empalar esos cuerpos, los dispuso en el fuego para que fueran cocinándose. Esperando a que la carne pudiera comerse, intentaba deducir si de verdad era una muchacha perdida, o si disponía de un digivice. Podría atajar las cosas fingiendo un atraco, o forzando la situación para arrebatarle el bolso. De poseer uno, no lo guardaría en las ropas (abultaría) ni mucho menos en las hojas que acababa de entregarle.
Pero, ¿cómo convencerla de que estaba en peligro? Si no tenía digivice, cualquiera podría retenerla o secuestrarla, dando pie a diversas situaciones en las cuales el trabajo forzado o el tráfico se situaban. Y en caso de ser tamer, si no sabía usar el único arma disponible era como salir de caza sin utensilio alguno. Entonces, ¿qué debería hacer él para que se diera cuenta de su contexto?
-¿Hum? Yo recibo muchos nombres, y no tengo por qué darte ninguno -eso era cierto, y más atendiendo a la ausencia de una presentación-. No puedo confiar en una persona que evade las preguntas y esconde información -la apuntó con el dedo, acusándola-. Afirmas que estás buscando algo, pero no manifiestas tu condición de tamer ni el digivice. Por mí, puedes comer algo y partir cuando tu ropa se haya secado. Ahora, no puedo implicarme con una persona que se aventura sola por este mundo. Espero que se comprenda.
Y, con un palo, comprobó el estado del pescado, y si se podía comer ya.
- Tamer
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Roku Ginshô
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
Había pasado poco tiempo desde que mi estadía en el Digimundo se había convertido en algo permanente por el momento. Estuve estudiando mucho acerca de este páramo digital, sabía que había una forma de regresar, pero desde que ese monstruo había aparecido en mis sueños recurrentemente, tenía que descubrir de que se trataba y por que aparecía frecuentemente en mis pensamientos.
Tenía pensado continuar estudiando la naturaleza de los DigiSpirit, este lugar era uno de los mas importantes, ya que con la información que había obtenido en la biblioteca, recién llegando, pude descubrir que aquí podrían explicarme un poco mas acerca de aquel símbolo que había visto y el cual, frecuentemente reaccionaba a mi Digivice.
Hundida en mis pensamientos, había olvidado que el muchacho aun seguía ahí. Prestándole atención logre escuchar sus palabras, ya había visto en alguna ocasión la transformación pero aun me quedaban muchas dudas de ello, no estaba del todo segura en que conllevaba todo eso. Ahora solo quería descubrir como accionarlos.
Me levante de donde me encontraba sentada, camine unos cuantos pasos hasta llegar al palo que sostenía mi ropa, la cual parecía estar un poco mas seca –El aire de esta playa parece haber hecho un buen trabajo secando la ropa, pero creo que esperare un poco mas, aun esta algo húmeda- Dije en un tono de voz no muy alto, simplemente como un comentario de mas.
Pude escuchar la referencia de aquel cuento infantil y tras esto, solté una leve sonrisa –Es uno de mis cuentos favoritos- Solté un gran suspiro –Sabes, todo este mundo parece sacado de un cuento, no me puedo explicar como puede existir este tipo de vida artificial, es un mundo completamente diferente al nuestro y se encuentra tan al alcance de los humanos- No podía describir mi curiosidad, de por que hasta ahora, con toda la tecnología habida, este mundo estaba apartado del nuestro, aunque la línea de separación fuera un simple computador.
Tome de nuevo asiento en aquella fogata, mientras el mayor respondía la pregunta que le había hecho. Me sorprendió un poco aquella acusación tan de repente, pero en cierto modo tenía algo de razón, no había sido completamente sincera con el, pero podría quizá darle un poco de información que no descubriera por completo la oscuridad que llevaba conmigo.
Tome mi bolso y de este saque mi Digivice –Creo que esto es a lo que te refieres, si tengo uno, pero… Por el momento no se utilizarlo del todo, simplemente reacciona de vez en cuando y marca unos objetos extraños en la pantalla- Pensaba que no tenía nada de malo en mostrárselo, aunque, ahora que lo pensaba, el también se encontraba solo como yo, y habiendo escuchado sus palabras anteriores, no tenía algún Digimon compañero, así que restaba que fuera un humano transformista.
Pude notar como el chico verificaba el estado de la comida –Ahora, no haz respondido a mi pregunta. ¿Tienes algún interés en este sitio?- Me giré a ver el enorme castillo que se encontraba en la lejanía de la isla –Lo único que yo puedo saber, es que tengo que dirigirme a ese lugar- Señale con el dedo.
Posteriormente opte por revisar el bolso, esperando que las cosas que traía conmigo no se hubieran perdido en el agua…
Tenía pensado continuar estudiando la naturaleza de los DigiSpirit, este lugar era uno de los mas importantes, ya que con la información que había obtenido en la biblioteca, recién llegando, pude descubrir que aquí podrían explicarme un poco mas acerca de aquel símbolo que había visto y el cual, frecuentemente reaccionaba a mi Digivice.
Hundida en mis pensamientos, había olvidado que el muchacho aun seguía ahí. Prestándole atención logre escuchar sus palabras, ya había visto en alguna ocasión la transformación pero aun me quedaban muchas dudas de ello, no estaba del todo segura en que conllevaba todo eso. Ahora solo quería descubrir como accionarlos.
Me levante de donde me encontraba sentada, camine unos cuantos pasos hasta llegar al palo que sostenía mi ropa, la cual parecía estar un poco mas seca –El aire de esta playa parece haber hecho un buen trabajo secando la ropa, pero creo que esperare un poco mas, aun esta algo húmeda- Dije en un tono de voz no muy alto, simplemente como un comentario de mas.
Pude escuchar la referencia de aquel cuento infantil y tras esto, solté una leve sonrisa –Es uno de mis cuentos favoritos- Solté un gran suspiro –Sabes, todo este mundo parece sacado de un cuento, no me puedo explicar como puede existir este tipo de vida artificial, es un mundo completamente diferente al nuestro y se encuentra tan al alcance de los humanos- No podía describir mi curiosidad, de por que hasta ahora, con toda la tecnología habida, este mundo estaba apartado del nuestro, aunque la línea de separación fuera un simple computador.
Tome de nuevo asiento en aquella fogata, mientras el mayor respondía la pregunta que le había hecho. Me sorprendió un poco aquella acusación tan de repente, pero en cierto modo tenía algo de razón, no había sido completamente sincera con el, pero podría quizá darle un poco de información que no descubriera por completo la oscuridad que llevaba conmigo.
Tome mi bolso y de este saque mi Digivice –Creo que esto es a lo que te refieres, si tengo uno, pero… Por el momento no se utilizarlo del todo, simplemente reacciona de vez en cuando y marca unos objetos extraños en la pantalla- Pensaba que no tenía nada de malo en mostrárselo, aunque, ahora que lo pensaba, el también se encontraba solo como yo, y habiendo escuchado sus palabras anteriores, no tenía algún Digimon compañero, así que restaba que fuera un humano transformista.
Pude notar como el chico verificaba el estado de la comida –Ahora, no haz respondido a mi pregunta. ¿Tienes algún interés en este sitio?- Me giré a ver el enorme castillo que se encontraba en la lejanía de la isla –Lo único que yo puedo saber, es que tengo que dirigirme a ese lugar- Señale con el dedo.
Posteriormente opte por revisar el bolso, esperando que las cosas que traía conmigo no se hubieran perdido en el agua…
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Eli Ayase
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
Con una improvisada vara, golpeaba las incandescentes ascuas, procurando que el fuego no muriese, comprobando el estado e intensidad de las llamas. No podía evitar trazar el paralelismo con su condición. ¿Era él mero alimento para el Lampranthus? Verdaderamente, aceptar esa premisa era derrotista en exceso, y por ello, al ver el digivice, notó cierto malestar, pues si aquella herramienta era ajena a la voluntad de Yggdrassil, si se vinculaba a un alma sórdida o, como era su caso, a un poder sellado, la vida de aquella muchacha estaba condenada a la penuria. Claro que, el desconocimiento de quién podría ser el responsable de ese digivice le daba el reconocimiento de la duda, o lo que era lo mismo, que hasta que no pasase “nada malo”, él no tenía derecho de pensar que, verdaderamente, “era malo”.
El problema de esta situación nacía en que, una vez revelado su digivice, él no podría identificar el suyo, ya que podría pensar que su verdadera intención era arrebatarle sus spirits o, pensando lo opuesto, que la chica fingiera inocencia para arrebatarle los suyos. Y en este caso, perecería pasto de las llamas que manifestaba Belphemon. No sabía si esto nacía de su voracidad, de la rabia que sentía el demonio contra todos, o simplemente las llamaradas eran inherentes a su existencia. No es como si tuviera una vía de comunicación clara y directa con él, clarificar sus orígenes e intereses era imposible.
Puede que sí existiera la posibilidad de que el espíritu, entidad, presencia o como quisiera llamarse la entidad tras ese digivice, se interesara por manipular su voluntad, ya fuera como un parásito o una voz dominante que le empujase a cometer dichas acciones. Eso explicaría la situación donde ella andaba a la deriva, aunque claro, carecía del contexto para indagar en las verdaderas causas de ese evento. Inculpar a un desconocido por ausencia de datos se le hacía pueril e innecesario.
Se encogió de hombros, concluyendo que no era problema suyo y que, ciertamente, de nada servía preocuparse por esto. No obstante, al girarse hacia su embarcación, no pudo ignorar el jaleo nacido de un grupo de surfistas que, ociosos, sorteaban las olas entre risas. El ruido espantaría los peces, por lo que cualquier intento de pesca era inútil. “Estupendo”, se decía, teniendo que respirar profundamente para opacar su impulso de hundir sus cabezas en el agua hasta que dejaran de salir burbujas. También se preguntaba de dónde habían salido, hace unos minutos no estaban.
-Si vas a ir a ese palacio -ya que debía hacer tiempo hasta que los cenutrios dejaran de picar la mar-, lo mejor es que lleves algún regalo. No todos se muestran amables con los humanos, y antes que depender de la condición de tamer para entrar, deberías preparar un regalo -señaló la costa por la que caminaban-. Por ejemplo, si recoges algas y pescados, podrías cocinar algo que les sorprenda. O improvisar algún abalorio con conchas. Cualquier detalle te agilizará las cosas allí.
El problema de esta situación nacía en que, una vez revelado su digivice, él no podría identificar el suyo, ya que podría pensar que su verdadera intención era arrebatarle sus spirits o, pensando lo opuesto, que la chica fingiera inocencia para arrebatarle los suyos. Y en este caso, perecería pasto de las llamas que manifestaba Belphemon. No sabía si esto nacía de su voracidad, de la rabia que sentía el demonio contra todos, o simplemente las llamaradas eran inherentes a su existencia. No es como si tuviera una vía de comunicación clara y directa con él, clarificar sus orígenes e intereses era imposible.
Puede que sí existiera la posibilidad de que el espíritu, entidad, presencia o como quisiera llamarse la entidad tras ese digivice, se interesara por manipular su voluntad, ya fuera como un parásito o una voz dominante que le empujase a cometer dichas acciones. Eso explicaría la situación donde ella andaba a la deriva, aunque claro, carecía del contexto para indagar en las verdaderas causas de ese evento. Inculpar a un desconocido por ausencia de datos se le hacía pueril e innecesario.
Se encogió de hombros, concluyendo que no era problema suyo y que, ciertamente, de nada servía preocuparse por esto. No obstante, al girarse hacia su embarcación, no pudo ignorar el jaleo nacido de un grupo de surfistas que, ociosos, sorteaban las olas entre risas. El ruido espantaría los peces, por lo que cualquier intento de pesca era inútil. “Estupendo”, se decía, teniendo que respirar profundamente para opacar su impulso de hundir sus cabezas en el agua hasta que dejaran de salir burbujas. También se preguntaba de dónde habían salido, hace unos minutos no estaban.
-Si vas a ir a ese palacio -ya que debía hacer tiempo hasta que los cenutrios dejaran de picar la mar-, lo mejor es que lleves algún regalo. No todos se muestran amables con los humanos, y antes que depender de la condición de tamer para entrar, deberías preparar un regalo -señaló la costa por la que caminaban-. Por ejemplo, si recoges algas y pescados, podrías cocinar algo que les sorprenda. O improvisar algún abalorio con conchas. Cualquier detalle te agilizará las cosas allí.
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Roku Ginshô
Re: 不明な水域 (En aguas desconocidas) [Priv. Eli Ayase]
Un tenue silencio se apodero de la fogata, se podía escuchar el crujir de las ramas que ardían ante el brillante fuego. Parecía que el muchacho se entretenía preparando el alimento sobre las brazas de la fogata. No obstante, continúe con lo que estaba haciendo, revise todo lo que traía en mi bolso, dejándolo caer a la arena.
Una cámara instantánea, un pañuelo blanco, una lámpara y el Digivice eran las únicas cosas que habían podido sobrevivir al baño que me había dado en el mar. Las hojas de una vieja libreta, donde apuntaba las cosas importantes que había hecho, estaban muy maltratadas y humedecidas tanto que al contacto se comenzaban a desgarrar –Creo que lo mas importante se encuentra bien – Ordene por separado las cosas para que se secaran no muy distante a la fogata.
Me devolví a mi lugar, frente a chico, quizá y era hora de ser un poco mas sincera, dejando las evasiones y mentiras de lado. Sabía que los espíritus digitales que poseía, provenían de otro lado que no fuera Leviamon, estaba casi segura que ese Demonio marino, los había hurtado y ocultado para su propio beneficio. Si los libros decían la verdad, este era uno de los lugares mas importantes que debía visitar. Estaba segura que aquí encontraría respuestas sobre los orígenes de mis Digispirits.
Solté un gran suspiro y mire fijamente al chico de frente mío –Te contare la verdad del por qué estoy aquí y mi interés en ese palacio – Hice una breve pausa para mirar hacia la lejanía del océano –No todo es mentira, solo omití ciertas cosas que creo que son importantes. Soy portadora de espíritus Digitales, si bien he sabido que son preciados para muchos, por ello me quede en silencio y no hablo mucho de estos, pero si quieras adueñarte de ellos, lo hubieras hecho desde un principio, no soy lo suficientemente fuerte para defenderlos, sería muy fácil arrebatármelos – El comentario se comenzó a tornar mas sincero y sin muestra de chiste –Estoy intrigada en este lugar. Lo que estudie en la biblioteca de la Zona Imperial, decía que dentro de ese palacio, adoraban al espíritu de agua, supuse que sería buena idea que me dieran información mas acerca de ellos – Tome mi Digivice y lo mostré al chico.
No tenía mucha idea de lo que estaba haciendo, tenía todo en contra, si el extraño quería huir con el Digivice era una buena oportunidad, pero no estaba en posición de pelear por el, solo una vez había logrado conectarme con los espíritus y lograr una transformación, pero después de eso, no volví a escuchar las voces que provenían del Digivice.
Estaba segura, de las respuestas que buscaba se encontrarían en ese lugar, pero no era del todo bueno ir sin saber nada acerca de lo que podría encontrarme dentro, tal vez se trataba de una civilización celosa y resguardada, que no aceptaba visitantes imprevistos. O podría tratarse de una comunidad muy amable y que abría sus puertas a todo público.
En este momento, me encontraba hundida en mis pensamientos. Necesitaba saber mas acerca de los Digispirit que poseía. No podían ser originarios de Leviamon, el tenía la fuerza necesaria para manipularnos, mas no para crearlos. Mi mente no dejaba en paz el querer saber su origen…
Una cámara instantánea, un pañuelo blanco, una lámpara y el Digivice eran las únicas cosas que habían podido sobrevivir al baño que me había dado en el mar. Las hojas de una vieja libreta, donde apuntaba las cosas importantes que había hecho, estaban muy maltratadas y humedecidas tanto que al contacto se comenzaban a desgarrar –Creo que lo mas importante se encuentra bien – Ordene por separado las cosas para que se secaran no muy distante a la fogata.
Me devolví a mi lugar, frente a chico, quizá y era hora de ser un poco mas sincera, dejando las evasiones y mentiras de lado. Sabía que los espíritus digitales que poseía, provenían de otro lado que no fuera Leviamon, estaba casi segura que ese Demonio marino, los había hurtado y ocultado para su propio beneficio. Si los libros decían la verdad, este era uno de los lugares mas importantes que debía visitar. Estaba segura que aquí encontraría respuestas sobre los orígenes de mis Digispirits.
Solté un gran suspiro y mire fijamente al chico de frente mío –Te contare la verdad del por qué estoy aquí y mi interés en ese palacio – Hice una breve pausa para mirar hacia la lejanía del océano –No todo es mentira, solo omití ciertas cosas que creo que son importantes. Soy portadora de espíritus Digitales, si bien he sabido que son preciados para muchos, por ello me quede en silencio y no hablo mucho de estos, pero si quieras adueñarte de ellos, lo hubieras hecho desde un principio, no soy lo suficientemente fuerte para defenderlos, sería muy fácil arrebatármelos – El comentario se comenzó a tornar mas sincero y sin muestra de chiste –Estoy intrigada en este lugar. Lo que estudie en la biblioteca de la Zona Imperial, decía que dentro de ese palacio, adoraban al espíritu de agua, supuse que sería buena idea que me dieran información mas acerca de ellos – Tome mi Digivice y lo mostré al chico.
No tenía mucha idea de lo que estaba haciendo, tenía todo en contra, si el extraño quería huir con el Digivice era una buena oportunidad, pero no estaba en posición de pelear por el, solo una vez había logrado conectarme con los espíritus y lograr una transformación, pero después de eso, no volví a escuchar las voces que provenían del Digivice.
Estaba segura, de las respuestas que buscaba se encontrarían en ese lugar, pero no era del todo bueno ir sin saber nada acerca de lo que podría encontrarme dentro, tal vez se trataba de una civilización celosa y resguardada, que no aceptaba visitantes imprevistos. O podría tratarse de una comunidad muy amable y que abría sus puertas a todo público.
En este momento, me encontraba hundida en mis pensamientos. Necesitaba saber mas acerca de los Digispirit que poseía. No podían ser originarios de Leviamon, el tenía la fuerza necesaria para manipularnos, mas no para crearlos. Mi mente no dejaba en paz el querer saber su origen…
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