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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Beyond the Shadows {Priv. Ryu P.}
Página 1 de 1. • Comparte
Beyond the Shadows {Priv. Ryu P.}
Podía sentir como algo me mecía, todo a mi alrededor se movía en un sentido de izquierda a derecha de forma constante, vibrante; el sonido de los metales trabajando a la par para hacer funcionar algo y un silbido estridente era mi arrullo, o al menos así se podría interpretar; la realidad era un tanto lejana, y es que lo que me hacía soñar era el inevitable cansancio de estar caminando por horas y horas sin rumbo fijo, hasta que por fin encontré un punto que me brindaba calma y seguridad.
Hasta hace unos días yo me hallaba perdida en los pantanos y otros sitios tenebrosos de este peculiar y nuevo mundo, acompañada de Baal y alguno que otra persona junto con sus amigos digimon; pero justo hoy, hace ya varias horas, me encontré con unos rieles que me llevarían a una parada de tren, y no cualquier tren, era un tren digimon. Cada día me quedo más anonadada por las sorpresas que nos trae este mundo.
- La siguiente parada será en la Ciudad Imperial. Repito, estamos entrando a la Zona imperial, la siguiente parada será en la Ciudad Imperial –se escuchó una voz con tonalidad grave hablar a los pasajeros.
- ¿Una ciudad? –llamó mi atención y, tomándome mi tiempo, pasé de estar recostada en aquel asiento a estar sentada, erguida. Miré hacia mi derecha, y ahí se hallaba él, mi compañero soñando. Baal tenía una forma muy dulce de dormir pues se cubría completamente el cuerpo con sus dos alas más grandes, no pude evitar quedarme apreciandolo unos instantes, antes de tener que despertarlo- Baal –lo llamé por su nombre, o al menos, era la forma en que me había acostumbrado a llamarle.
El murciélago se agitó un poco antes de descubrirse por completo y, con un tono de voz un poco más suave que el que acostumbra usar, preguntó- ¿Qué pasó? ¿Necesitas algo? –mostrando somnolencia en su mirar.
- No en realidad –respondí, acompañado de una sonrisa suave en mi rostro- Pero escuché al Trailmon decir que estábamos por llegar a una ciudad, llevamos tiempo buscando una, ¿No deberíamos detenernos aquí? –
- ¿Una ciudad? … -parecía que aún no terminaba de despertar del todo, en ocasiones seguía agitándose para ayudarse a ello, estirando sus cortas piernas- Sí, está bien. Las ciudades suelen ser la cúspide de la información, ahí podemos hallar bibliotecas u otros mercados que nos sería de ayuda.
- Espero haya un sitio ahí donde puedan explicarnos mejor el uso de estos cromas –comenté, observando el par de cubos resguardados dentro de mi bolso, un bolso que me di el lujo de comprar en el pueblo playero cuando fui de visita.
Al paso de unos minutos el Trailmon hizo la parada esperada y ambos salimos de ahí, no sin antes agradecer al gran digimon por llevarnos cómodamente en sus interiores. Una vez en la estación, que había atravesado más allá de la entrada de la ciudad y nos había dejado en una especie de zona céntrica ahí, me di cuenta de que efectivamente estaba perdida, era casi como estar en el pantano, aunque aún existía la diferencia en temperaturas, solidez del suelo y aromas- Aunque… sigue dando grima, como si nos hubiéramos metido en un sitio peligroso… -pensaba, encogiéndome un poco y acariciando mis brazos suavemente.
- Ya que estamos aquí deberíamos explorar. No te lo pienses demasiado, estamos en una ciudad,no en terreno hostil, nadie te morderá aquí –me diría Baal, posiblemente tras notar mis nervios iniciales al observar este nuevo lugar. No pude evitar sonreírle de vuelta antes de responderle.
- De acuerdo, adelante -
Hasta hace unos días yo me hallaba perdida en los pantanos y otros sitios tenebrosos de este peculiar y nuevo mundo, acompañada de Baal y alguno que otra persona junto con sus amigos digimon; pero justo hoy, hace ya varias horas, me encontré con unos rieles que me llevarían a una parada de tren, y no cualquier tren, era un tren digimon. Cada día me quedo más anonadada por las sorpresas que nos trae este mundo.
- La siguiente parada será en la Ciudad Imperial. Repito, estamos entrando a la Zona imperial, la siguiente parada será en la Ciudad Imperial –se escuchó una voz con tonalidad grave hablar a los pasajeros.
- ¿Una ciudad? –llamó mi atención y, tomándome mi tiempo, pasé de estar recostada en aquel asiento a estar sentada, erguida. Miré hacia mi derecha, y ahí se hallaba él, mi compañero soñando. Baal tenía una forma muy dulce de dormir pues se cubría completamente el cuerpo con sus dos alas más grandes, no pude evitar quedarme apreciandolo unos instantes, antes de tener que despertarlo- Baal –lo llamé por su nombre, o al menos, era la forma en que me había acostumbrado a llamarle.
El murciélago se agitó un poco antes de descubrirse por completo y, con un tono de voz un poco más suave que el que acostumbra usar, preguntó- ¿Qué pasó? ¿Necesitas algo? –mostrando somnolencia en su mirar.
- No en realidad –respondí, acompañado de una sonrisa suave en mi rostro- Pero escuché al Trailmon decir que estábamos por llegar a una ciudad, llevamos tiempo buscando una, ¿No deberíamos detenernos aquí? –
- ¿Una ciudad? … -parecía que aún no terminaba de despertar del todo, en ocasiones seguía agitándose para ayudarse a ello, estirando sus cortas piernas- Sí, está bien. Las ciudades suelen ser la cúspide de la información, ahí podemos hallar bibliotecas u otros mercados que nos sería de ayuda.
- Espero haya un sitio ahí donde puedan explicarnos mejor el uso de estos cromas –comenté, observando el par de cubos resguardados dentro de mi bolso, un bolso que me di el lujo de comprar en el pueblo playero cuando fui de visita.
Al paso de unos minutos el Trailmon hizo la parada esperada y ambos salimos de ahí, no sin antes agradecer al gran digimon por llevarnos cómodamente en sus interiores. Una vez en la estación, que había atravesado más allá de la entrada de la ciudad y nos había dejado en una especie de zona céntrica ahí, me di cuenta de que efectivamente estaba perdida, era casi como estar en el pantano, aunque aún existía la diferencia en temperaturas, solidez del suelo y aromas- Aunque… sigue dando grima, como si nos hubiéramos metido en un sitio peligroso… -pensaba, encogiéndome un poco y acariciando mis brazos suavemente.
- Ya que estamos aquí deberíamos explorar. No te lo pienses demasiado, estamos en una ciudad,no en terreno hostil, nadie te morderá aquí –me diría Baal, posiblemente tras notar mis nervios iniciales al observar este nuevo lugar. No pude evitar sonreírle de vuelta antes de responderle.
- De acuerdo, adelante -
Diana S. Bennet
Re: Beyond the Shadows {Priv. Ryu P.}
~[Narrador]~
No estaba allí porque fuera obligado o porque tuviera algún objetivo que conseguir. Más allá del objetivo de su parasito digital, que era destruir a su versión débil, ciertamente no tenía motivaciones para estar donde estaba. La zona medieval del digimundo, una zona que según el humano, estaba atrapada en un momento bastante barbárico del tiempo humano. El único motivo por el que estaba allí, para variar, era porque así lo quería. Ryu no solía tener interés por el mundo digital, pero saber de esa ciudad le causaba cierta intriga. Una ciudad medieval habitada por digimons. Tenía verdadera curiosidad de saber cómo funcionaría aquello, y al momento de llegar era como lo esperaba: caballeros, vendedores, artistas callejeros y varias posadas. Era una visión bastante tranquila para un mundo que no había hecho más que causarle estrés y más estrés.
Su parasito no tuvo objeciones con visitar aquel lugar puesto estaba fuertemente ligado con aquel grupo donde formaba parte su versión débil: los Royal Knights. Sería un sitio ideal para investigar, y si además conseguía mantener al humano controlado y feliz para que obedeciera de forma más eficiente sus instrucciones, bueno, era una victoria para todos ciertamente. Aunque no ser capaz de pasearse personalmente por la ciudad causando el temor y respeto que antaño causaba era algo molesto, Fukushu sentía cierta nostalgia agradable. Era como volver a su vieja casa, mas no podía decir hogar puesto jamás tuvo algo como eso. Aquello que creyó que era su hogar una vez, no fue más que un campo de batalla. En ese sentido, se sentía más apegado al humano; como si él fuera su hogar, claro que jamás diría algo como eso, ya que lo consideraba innecesario y por encima de todo: inútil. El espíritu del ChaosDukemon no necesitaba un hogar, necesitaba venganza. Debía destruir a su versión débil, asesinarla con sus propias manos; solo eso podría darle paz a su alma antes de dejar de existir, de perderse en la oscuridad infinita del corazón de aquella montaña.
Ryu por otra parte, solo podía pensar en qué hacer para librarse de su parasito. Si bien sabía que la única forma real de quitárselo de encima seria cumpliendo con sus objetivos, quería creer que existía otra forma. No sabía si sobreviviría el tiempo suficiente para lograr lo que Fukushu quería; y no quería involucrar a nadie más con ese fatídico espíritu sediento de sangre. Sabía que si formaba una familia cuando su tiempo de utilidad real expirase, el fantasma iría a por alguien de ese círculo interno para que prosiguiera con la tarea que el humano no pudo, posiblemente su hijo o hija si llegara a tenerlo. No tenía interés real en una familia, pero tampoco quería morir sabiendo que había liberado un potencial mal que sería capaz de arruinar tantas vidas fuera necesarias para lograr lo que se proponía. No era ningún justiciero, pero tampoco era alguien con tan baja moral como para quedarse de brazos cruzados.
Tenía ya un par de días en la ciudad, y se mantenía en una posada bastante… desalineada, usando algo de dinero que había conseguido tras ayudar a un pueblo del bosque a librarse de un tirano tecnológico. Algo había aprendido en ese tiempo, la moneda del digimundo podía tener distintos valores en distintas zonas al igual que el dinero humano. El valor que se daba de un sitio a otro podía tener una variable considerable, y precisamente el dinero de ese pueblo de bosque era bastante pobre en otros lugares. Tuvo suerte de encontrar un lugar donde aceptaran esa moneda, mas su suerte termino cuando tuvo que aceptar haber trabajos como sacar la basura y lavar los platos si quería tener acceso a un desayuno y cena. Aquel día esperaba que fuera el último, y lo usaría para investigar más sobre ese mundo, o al menos, sobre los caballeros para saber que esperar o que buscar visualmente cuando se tratara de la misión de su parasito.
Tan pronto término de lavar los platos del desayuno se fue directamente hacia la biblioteca central. Tardo cerca de 30 minutos en ir a pie, pero en el camino pudo relajarse. Cruzo por la estación de trenes y de paso observo los horarios de salida para planificar su retirada una vez terminara de investigar. Al llegar a la biblioteca, lo primero que vio fue a un par de digimons discutir sobre la existencia de algo, aunque no le dio demasiada relevancia puesto se trataban de un “Agumon” (Como tenía entendido que se llamaban esos dinosaurios cabezones) de color negro, un armadillo, un Biyomon y un Hagurumon.
Jamás entenderé porque dejan que animales como esos anden sueltos… aunque seguro el Hagurumon los controla –Pensó mientras pasaba junto a ellos ignorando gran parte de su charla-
Siempre tan cruel con las bestias, pero tan respetuoso con los mechas –Comento el parasito, tomando su forma espectral mientras observaba el edificio- hoy pasara algo interesante, tenlo bien presente; quizás sea algo que te beneficie, si no termina por destruirte
Tu siempre alentándome a quedarme en este mundo y ayudarte…
Ryu Paradox
Re: Beyond the Shadows {Priv. Ryu P.}
Nuestro recorrido comenzó siguiendo el mismo camino de los rieles del tren hasta llegar, no muy lejos de nuestra posición actual, con un par de caballeros que resguardaban los alrededores de la estación. Estos, al vernos, fijaron sus frías miradas en nosotros pero ni mi compañero ni yo nos inmutamos; yo ya estaba acostumbrada a tratar con personas que imponían esa intimidación, y aunque usualmente a mi me trataban con respeto, sus ojos eran bastante similares; por otro lado podría decir que en el caso de Baal, él era más bien un digimon al que rara vez lo verás tiritando o sintiendo remordimiento de sus palabras o acciones, simplemente él no era así, incluso podría decir que eso lo vuelve un tanto obstinado.
- Disculpen caballeros, ¿Podrían indicarnos en qué dirección se encuentra el centro de lectura de esta ciudad?
- Si está buscando una biblioteca podrá encontrarla yendo por ese camino –el caballero con el que hablaba, usando su mano libre, me apuntaría el camino señalado- Si va por ahí pronto se encontrará con un letrero bifurcado donde le irá indicado los caminos a tomar, no es difícil llegar ahí. Tiene suerte de estar en la zona centro.
- Cuento con ello –respondí, sonriendo leve- Se los agradezco. Con su permiso. –me incliné leve hacia delante en señal de despedida y con su debido respeto, encaminándome luego hacia aquel sitio. Baal me siguió sin reparos, sin molestarse siquiera en despedirse de los digimon en armadura.
Aquella ciudad era bastante lúgubre pero tenía un decorado que, en lo personal, me agradaba mucho. Podía comparar sus edificios y otra clase de estatuas como los grandes reinos de hace mucho tiempo, como lo era la Gran Roma antes de que cediera con el paso de los años; sí, sentía un tanto de nostalgia, pero asimismo este lugar carecía de luz y es que sus estructuras de gran tamaño por lo general cubrían los rayos del sol que iluminaban el cielo. No tenía un reloj ni cómo saber qué hora era actualmente, pero a juzgar por la tonalidad del cielo, estábamos cerca del clímax de la tarde; es decir, en pocos minutos alcanzaría el crepúsculo para después anochecer.
- Si llegamos a quedarnos aquí, Baal, vamos a necesitar además encontrar un refugio ¿Tiene algún lugar en mente? -
- No me lo preguntes a mí, por lo general en mis tiempos de antaño solía venir a esta clase de ciudades únicamente por la información y luego me desaparecía, no tenía que estar por ahí pidiendo posada ni tonterías del estilo -
- Vaya, para ser un consumidor de distintas clases de información casi nunca tienes datos sobre los lugares a donde vamos, ¿Es eso una coincidencia? –
El murciélago chasquearía la lengua, mostrando su disgusto con el comentario que hice, y desviando la mirada solo respondió- No molestes. No creo en las coincidencias, es solo que hemos estado visitando sitios donde no frecuentaba mucho, es todo –no era mi intención hacer molestar a mi compañero, por lo que prudentemente decidí permanecer en silencio el resto del camino.
Minutos más tarde, cuando el cielo ya no se notaba tan brillante como antes, pudimos arribar al sitio que buscábamos, nuestra primera parada pero no por ello la más importante: la biblioteca. El exterior ya pintaba un cierto decorado gótico que hacía que mi piel se erizara un poco, reaccionando únicamente tras sentir la pesada mirada de mi compañero posada sobre mí, como si con su fruncido ceño me reclamase “¿Y qué estamos esperando? Entremos de una vez”. Aunque no me lo haya dicho lo sobreentendí, así que lo hicimos.
Como era de esperarse, considerando que nos hallábamos en la biblioteca céntrica de una ciudad con tan alto renombre, el edificio tenía muchos digimon de distintos colores y tamaños abundando en los pasillos. Baal mostró una mueca de disgusto por ello, él detestaba las multitudes casi más que cualquier otra cosa, pero no se quejó por ello.
- ¿Nos separaremos aquí, o…? –antes de que pudiera continuar la pregunta, él me interrumpiría.
- No. No dejaré que te separes de mí, no sabemos que clases de peligros puedan haber en este lugar.
- ¿Pero no habías sido tú el que dijo que no estábamos en terreno hostil? Deberías tomar tu propio consejo y relajarte un poco.
- … Pero… -su mirada firme comenzó a flaquear por instantes, pero aunque parecía que estaba perdiendo rigidez, en realidad esto solo provocó que se enfureciera más- ¡Está bien! Solo espero que al menos una vez no te metas en problemas, y te lo advierto, no salgas de aquí sin mí –
Me ponía algo incómoda recibir órdenes de alguien más, eso incluía a Baal, por lo que de forma inconsciente fruncí mi ceño. Mas no por eso iba a comenzar una discusión, de lo contrario podrían torcerse las cosas y al final no saldría nada bueno- No tiene nada por qué preocuparse, le doy mi palabra –
Él permaneció en silencio unos instantes, juzgándome con sus ojos dorados, pero al final acabó cediendo y se encaminó hacia alguno de los pocos pasillos vacíos o con menos clientes; tras verlo marchar yo también emprendí mi camino en busca de la información que a mí me resultaría más útil, siendo en este caso las de los Chrome Digizoid. Pensaba primero ir a buscar un sitio donde me instruyera en que clase de estante vendría la información que busco, o séase, como estaban organizados los libros, pero mientras iba en camino me topé con una escena que llamó mucho mi atención.
Un réptil de escamas oscuras, bípedo y ojiverde, estaba teniendo una discusión con otras tres criaturas, a juzgar por la conversación que tenían, el trío de digimon le reclamaban al reptil que era demasiado soñador, que sus ideas estaban demasiado fuera de la realidad y que tan solo era un fracasado.
- ¡No es verdad! Se los juro. Todas, cada una de las historias que vienen en este libro, son reales. Lo he visto, he visto a muchas de estas leyendas en la vida real –trataba él de excusarse con cierta desesperación notándose en su tono de voz.
- ¿Ah sí? Pues ya saben lo que dicen, “Ver para creer”.
- ¡Eso, eso! Sí estás tan seguro de tus palabras, ¿Por qué no nos traes una prueba? Solo de esa forma dejarás de ser el hazmerreír, BlackAgumon.
- Aunque, déjame serte sincera, lo tienes MUY difícil.
Aquel grupo comenzó a reírse a pleno pulmón frente al “BlackAgumon” quien trataba difícilmente de guardar sus lagrimas.
- C…Callense, ustedes no saben nada, ¡Son unos incrédulos! Se los probaré, hoy mismo se los probaré, ¡Por que…! –hizo un pequeño intermedio mientras buscaba con suma rapidez y precisión entre las muchas hojas del libro que llevaba entre sus manos- …¡Porque aquí está uno de los antagonistas de los más grandes mitos! El causante de muchas tortuosas muertes, ¡El vampiro enmascarado! –deteniendose en una de las páginas señaló con una de sus garras la nota que hablaba del supuesto “vampiro enmascarado”.
El trío de digimon se quedó mirando un instante la nota pero solo siguieron burlándose, diciéndole al ilusionado que solo estaba dejándose engañar por cuentos de terror. Incapaz de permanecer más tiempo callada me atreví a entrometerme en la discusión.
- ¿Estan hablando del “vampiro enmascarado”, no es así? –en ese momento sentí como ocho ojos se fijaron única y exclusivamente en mi, pero no por eso me intimidé y seguí con mi actuación- Deberían creerle a su amigo, yo también lo he visto, está justo aquí en esta ciudad.
- ¿Cómo es que lo has visto? ¿Qué forma tiene? –tuve que pensar rápidamente en respuestas que dar, que fuesen precisas y no se contradijeran la una con la otra.
- No tiene una forma exacta, por que su cuerpo se encuentra cubierto. ¿No lo saben? Es muy peligroso, los que lo atraparon lo tienen amarrado y cubierto para que nadie pueda verlo ni él pueda ver a nadie más; es una manera única para evitar que su sed de sangre le domine y le dé más fuerzas –agradecida por mi conocimiento de distintas historias de terror de antaño fui cubriendo la mentira de tal manera que sonase creíble.
- ¡Pues yo no voy a creer nada hasta que lo vea, ya lo he dicho!
- Ah, pero tampoco puede negarlo –el digimon que antes repelaba se quedó en silencio- Así es. No hay pruebas de que existe, pero tampoco se puede asegurar que no es así; por nuestra parte… -miré al BlackAgumon- ¿Qué tal si buscamos pruebas que corroboren nuestras palabras, le parece bien? –
Los ojos verdes del digimon brillaban con ilusión, como si estuviese a punto de llorar, por mis palabras; y con grandes ánimos respondió- ¡Me parece una estupenda idea! –yo le sonreí cálidamente- Entonces está decidido. Comencemos a trazar nuestro plan para acceder a esa zona, ¿Vamos? –
Y así, con un gesto, nos despedimos del resto de abusones que solo se quedaron gruñendo por lo bajo. En lo personal… no sabía en que me había metido exactamente, pero de cierta forma me emocionaba un poco- ¿Será que ya me metí en un problema sin saberlo? Espero que a Baal no le moleste –pensaba.
Ambos nos detuvimos cuando nos alejamos lo suficiente de aquel grupo tóxico, creo que era momento de dejar las cosas en claro, aunque esto pudiera resultar incluso más difícil que antes.
- Disculpen caballeros, ¿Podrían indicarnos en qué dirección se encuentra el centro de lectura de esta ciudad?
- Si está buscando una biblioteca podrá encontrarla yendo por ese camino –el caballero con el que hablaba, usando su mano libre, me apuntaría el camino señalado- Si va por ahí pronto se encontrará con un letrero bifurcado donde le irá indicado los caminos a tomar, no es difícil llegar ahí. Tiene suerte de estar en la zona centro.
- Cuento con ello –respondí, sonriendo leve- Se los agradezco. Con su permiso. –me incliné leve hacia delante en señal de despedida y con su debido respeto, encaminándome luego hacia aquel sitio. Baal me siguió sin reparos, sin molestarse siquiera en despedirse de los digimon en armadura.
Aquella ciudad era bastante lúgubre pero tenía un decorado que, en lo personal, me agradaba mucho. Podía comparar sus edificios y otra clase de estatuas como los grandes reinos de hace mucho tiempo, como lo era la Gran Roma antes de que cediera con el paso de los años; sí, sentía un tanto de nostalgia, pero asimismo este lugar carecía de luz y es que sus estructuras de gran tamaño por lo general cubrían los rayos del sol que iluminaban el cielo. No tenía un reloj ni cómo saber qué hora era actualmente, pero a juzgar por la tonalidad del cielo, estábamos cerca del clímax de la tarde; es decir, en pocos minutos alcanzaría el crepúsculo para después anochecer.
- Si llegamos a quedarnos aquí, Baal, vamos a necesitar además encontrar un refugio ¿Tiene algún lugar en mente? -
- No me lo preguntes a mí, por lo general en mis tiempos de antaño solía venir a esta clase de ciudades únicamente por la información y luego me desaparecía, no tenía que estar por ahí pidiendo posada ni tonterías del estilo -
- Vaya, para ser un consumidor de distintas clases de información casi nunca tienes datos sobre los lugares a donde vamos, ¿Es eso una coincidencia? –
El murciélago chasquearía la lengua, mostrando su disgusto con el comentario que hice, y desviando la mirada solo respondió- No molestes. No creo en las coincidencias, es solo que hemos estado visitando sitios donde no frecuentaba mucho, es todo –no era mi intención hacer molestar a mi compañero, por lo que prudentemente decidí permanecer en silencio el resto del camino.
Minutos más tarde, cuando el cielo ya no se notaba tan brillante como antes, pudimos arribar al sitio que buscábamos, nuestra primera parada pero no por ello la más importante: la biblioteca. El exterior ya pintaba un cierto decorado gótico que hacía que mi piel se erizara un poco, reaccionando únicamente tras sentir la pesada mirada de mi compañero posada sobre mí, como si con su fruncido ceño me reclamase “¿Y qué estamos esperando? Entremos de una vez”. Aunque no me lo haya dicho lo sobreentendí, así que lo hicimos.
Como era de esperarse, considerando que nos hallábamos en la biblioteca céntrica de una ciudad con tan alto renombre, el edificio tenía muchos digimon de distintos colores y tamaños abundando en los pasillos. Baal mostró una mueca de disgusto por ello, él detestaba las multitudes casi más que cualquier otra cosa, pero no se quejó por ello.
- ¿Nos separaremos aquí, o…? –antes de que pudiera continuar la pregunta, él me interrumpiría.
- No. No dejaré que te separes de mí, no sabemos que clases de peligros puedan haber en este lugar.
- ¿Pero no habías sido tú el que dijo que no estábamos en terreno hostil? Deberías tomar tu propio consejo y relajarte un poco.
- … Pero… -su mirada firme comenzó a flaquear por instantes, pero aunque parecía que estaba perdiendo rigidez, en realidad esto solo provocó que se enfureciera más- ¡Está bien! Solo espero que al menos una vez no te metas en problemas, y te lo advierto, no salgas de aquí sin mí –
Me ponía algo incómoda recibir órdenes de alguien más, eso incluía a Baal, por lo que de forma inconsciente fruncí mi ceño. Mas no por eso iba a comenzar una discusión, de lo contrario podrían torcerse las cosas y al final no saldría nada bueno- No tiene nada por qué preocuparse, le doy mi palabra –
Él permaneció en silencio unos instantes, juzgándome con sus ojos dorados, pero al final acabó cediendo y se encaminó hacia alguno de los pocos pasillos vacíos o con menos clientes; tras verlo marchar yo también emprendí mi camino en busca de la información que a mí me resultaría más útil, siendo en este caso las de los Chrome Digizoid. Pensaba primero ir a buscar un sitio donde me instruyera en que clase de estante vendría la información que busco, o séase, como estaban organizados los libros, pero mientras iba en camino me topé con una escena que llamó mucho mi atención.
Un réptil de escamas oscuras, bípedo y ojiverde, estaba teniendo una discusión con otras tres criaturas, a juzgar por la conversación que tenían, el trío de digimon le reclamaban al reptil que era demasiado soñador, que sus ideas estaban demasiado fuera de la realidad y que tan solo era un fracasado.
- ¡No es verdad! Se los juro. Todas, cada una de las historias que vienen en este libro, son reales. Lo he visto, he visto a muchas de estas leyendas en la vida real –trataba él de excusarse con cierta desesperación notándose en su tono de voz.
- ¿Ah sí? Pues ya saben lo que dicen, “Ver para creer”.
- ¡Eso, eso! Sí estás tan seguro de tus palabras, ¿Por qué no nos traes una prueba? Solo de esa forma dejarás de ser el hazmerreír, BlackAgumon.
- Aunque, déjame serte sincera, lo tienes MUY difícil.
Aquel grupo comenzó a reírse a pleno pulmón frente al “BlackAgumon” quien trataba difícilmente de guardar sus lagrimas.
- C…Callense, ustedes no saben nada, ¡Son unos incrédulos! Se los probaré, hoy mismo se los probaré, ¡Por que…! –hizo un pequeño intermedio mientras buscaba con suma rapidez y precisión entre las muchas hojas del libro que llevaba entre sus manos- …¡Porque aquí está uno de los antagonistas de los más grandes mitos! El causante de muchas tortuosas muertes, ¡El vampiro enmascarado! –deteniendose en una de las páginas señaló con una de sus garras la nota que hablaba del supuesto “vampiro enmascarado”.
El trío de digimon se quedó mirando un instante la nota pero solo siguieron burlándose, diciéndole al ilusionado que solo estaba dejándose engañar por cuentos de terror. Incapaz de permanecer más tiempo callada me atreví a entrometerme en la discusión.
- ¿Estan hablando del “vampiro enmascarado”, no es así? –en ese momento sentí como ocho ojos se fijaron única y exclusivamente en mi, pero no por eso me intimidé y seguí con mi actuación- Deberían creerle a su amigo, yo también lo he visto, está justo aquí en esta ciudad.
- ¿Cómo es que lo has visto? ¿Qué forma tiene? –tuve que pensar rápidamente en respuestas que dar, que fuesen precisas y no se contradijeran la una con la otra.
- No tiene una forma exacta, por que su cuerpo se encuentra cubierto. ¿No lo saben? Es muy peligroso, los que lo atraparon lo tienen amarrado y cubierto para que nadie pueda verlo ni él pueda ver a nadie más; es una manera única para evitar que su sed de sangre le domine y le dé más fuerzas –agradecida por mi conocimiento de distintas historias de terror de antaño fui cubriendo la mentira de tal manera que sonase creíble.
- ¡Pues yo no voy a creer nada hasta que lo vea, ya lo he dicho!
- Ah, pero tampoco puede negarlo –el digimon que antes repelaba se quedó en silencio- Así es. No hay pruebas de que existe, pero tampoco se puede asegurar que no es así; por nuestra parte… -miré al BlackAgumon- ¿Qué tal si buscamos pruebas que corroboren nuestras palabras, le parece bien? –
Los ojos verdes del digimon brillaban con ilusión, como si estuviese a punto de llorar, por mis palabras; y con grandes ánimos respondió- ¡Me parece una estupenda idea! –yo le sonreí cálidamente- Entonces está decidido. Comencemos a trazar nuestro plan para acceder a esa zona, ¿Vamos? –
Y así, con un gesto, nos despedimos del resto de abusones que solo se quedaron gruñendo por lo bajo. En lo personal… no sabía en que me había metido exactamente, pero de cierta forma me emocionaba un poco- ¿Será que ya me metí en un problema sin saberlo? Espero que a Baal no le moleste –pensaba.
Ambos nos detuvimos cuando nos alejamos lo suficiente de aquel grupo tóxico, creo que era momento de dejar las cosas en claro, aunque esto pudiera resultar incluso más difícil que antes.
Diana S. Bennet
Re: Beyond the Shadows {Priv. Ryu P.}
~[Narrador]~
El humano solo se dedicó a ojear las portadas de los libros. Muchos estaban en idiomas que no reconocía, pero afortunadamente tenía a su fantasma y su celular, en el cual su memoria aprendía poco a poco. Si bien Maya, la inteligencia artificial del dispositivo, aprendía con gran velocidad, tenía problemas para traducir el idioma digital, y con buenas razones. Eran símbolos jamás vistos por ella o por un humano común y corriente; y el rubio tenía que aguardar la traducción que le daba su parasito de cada palabra para luego el enseñarla a la máquina y que esta lo memorizara. Era un proceso largo y tedioso, que pocas veces había podido realizar por la escasez de momentos de biblioteca que tenía; pero en ese lugar podría darse el lujo de tomar todo el tiempo necesario para tener el diccionario lo más actualizado posible.
Se pasó allí un buen rato, en una mesa que daba cerca a unas escaleras directas al segundo piso de la biblioteca, con varios libros. Tenía uno para sí mismo, leyendo sobre distintas historias; Maya tenía uno también, pero solo se dedicaba a traducir las palabras que podía, tratando de comprender el alfabeto digital. El espectro por su parte solo caminaba por el lugar, invisible para todos, pero siempre frio, como un fantasma real. Todo iba bien, hasta que el pleito se hiso presente.
Repetidas discusiones sobre realidad y falsedad, mito y mentira. Dirigió su mirada hacia el grupo de antes de entrar a la biblioteca, y los reconoció a todos y cada uno de ellos. El mismo reptil oscuro, armadillo con cara de tonto, pájaro rosado y engranaje parlante. Tenían una discusión sobre la veracidad de los mitos; algo que el humano no compartía realmente, pero en ese mundo… bueno, casi todo era posible hasta donde había podido ver. Se dispuso a levantarse y se acercó para tratar de hablar, más no para apoyar a ninguno de los bandos, si no para decirles que se callaran y discutieran fuera del santuario de la paz, el silencio y el aprendizaje individual. No obstante, se detuvo antes de llegar y observo como una humana joven detenía la discusión, diciendo algo sobre un “vampiro enmascarado”.
En ese momento cierta intriga cruzo la mente del humano, quien escucho atentamente la descripción del susodicho monstruo chupa sangre. Sonaba como algo salido de una película, y seguramente la humana se lo habría inventado… al menos eso quería creer. Le costaba pensar en que algo así ocurriera de verdad, pero como ella le dijo al engranaje: no podía negarlo así como no podía aceptarlo. Una vez el grupo se apartó, el rubio se acercó y observo de brazos cruzados a los otros tres digimons que al verlo se mostraron ligeramente molestos.
No me importa que quieran meterse con las demás personas… pero háganlo en un lugar distinto –hablo tajante- la biblioteca es para leer e investigar… si solo van a estar ahí molestando a todos los demás, sería ideal que ese vampiro enmascarado apareciera y los matara
¡¿Qué?! ¡¿Con que derecho nos hablas así hu…?! –El armadillo no termino de hablar antes de que el humano siguiera de largo, ignorándolo por completo- ¡Oye! ¡No me ignores cuando te hablo!
Deberías buscarte amigos de verdad, Hagurumon –fue lo único que se limitó a decir- rodearte de bestias sin cerebro no te hará quedar bien –Y con eso, regreso a su mesa, tomando su teléfono para irse a otra sección de la biblioteca-
Lo poco que pudo escuchar el humano fueron quejas por parte del Biyomon y el armadillo, diciendo que ellos no eran bestias, pero simplemente le dio igual. Al final un Wizardmon llego para echarlos del edificio por gritar tanto, algo que el humano agradeció infinitamente.
Pasaron unos minutos hasta que Ryu llego a otra sección de la biblioteca, donde se cruzó con el dúo temerario caza vampiros enmascarados. Vio a la humana tomar unos libros de una estantería alta mientras el reptil oscuro, rodeado por pilas de libros, leía casi desesperado, cambiando de un libro a otro. Curioso, el rubio se aproximó y observo los libros. No entendía prácticamente ninguna palabra, más tuvo la fortuna de reconocer un par de libros que ponían en sus portadas “Diccionario”.
… oigan… ¿Qué se supone que hacen? –Pregunto, arqueando una ceja y acercándose- ¿Por qué las torres de libros y diccionarios? ¿Acaso no iban a buscar a un vampiro?
¡Ah! Es que… eh… el libro que cuenta el mito no tiene mucha información… es un libro de recopilaciones, no da todos los detalles que necesitamos para buscar y… eh… ¿escucho eso señor…?
Si no fuera por ella –observo de reojo a la humana- les habría dicho que se fueran a discutir a otro sitio… como sea, tienes muchos diccionarios… dudo que puedas traducir tantas veces libros viejos –Se inclinó y tomo uno bastante viejo- … (Fukushu, ¿puedes leer esto?)
Claro que puedo leerlo, no soy analfabeto –Respondió el fantasma, cruzando una estantería para ojear el libro- ¿Acaso los quieres ayudar? ¿Es que quieres comprar la realidad?
Cállate y traduce –El fantasma resoplo y simplemente tradujo una página que hablaba del tema- … “Aterrado, el viejo pueblo de Enraltel pidió ayuda, y sus plegarias fueron escuchadas; un caballero de armadura dorada apareció y enfrento al vampiro sediento de sangre… fue una batalla ardua, pero el caballero se alzó con la victoria, pudiendo así atrapar al vampiro en cadenas forjadas con agua bendecida por HolyAngeomon, apresándolo…” –Guardo silencio y suspiro- el resto parece estar borroso por la edad del libro… si encontramos una versión menos maltratada quizás sea más fácil de traducir
Realmente, el fantasma podía seguir leyendo, pero tal y como el narraba, siempre lo hacía en rima; y Ryu ya no podía aguantar tantas rimas. Necesitaba hacer una pausa antes de volver a someterse a semejante tortura.
Ryu Paradox
Re: Beyond the Shadows {Priv. Ryu P.}
- ¿Y cuál será nuestro primer movimiento? ¿Recuerdas en que lugar viste al vampiro enmascarado? … Vaya, nunca me hubiese imaginado que una humana sabría algo de este tipo de temas ¡Lo siento si hablo mucho! Es que no puede caber en mi la emoción, ¡Estoy muy, pero muy emocionado! –el BlackAgumon se la pasaba hablando y expresando su contento en todo nuestro camino, hasta que ya no pude seguir con la farsa y, apenada pero con firmeza, le tomé suave del hombro obligandolo a detenerse- Ah, ¿Quieres decirme algo? –
- BlackAgumon… Disculpe, ¿Ese es su nombre verdad? –el reptil asentiría con la cabeza, permitiéndome continuar.
Me dediqué a hablarle con la verdad, que había irrumpido en la discusión únicamente para evitar que él siguiese recibiendo burlas y demás, y que en realidad todo lo que había dicho me lo había inventado de cierta manera, inspirada en otra clase de historias que en mi mundo son catalogadas igualmente como mitos o incluso como hechos de asesinos seriales a la hora de su ejecución o encarcelamiento. Mientras más iba hablando yo, el rostro del dinosaurio oscuro iba empalideciendo.
- O sea que… ¿Todo fue una mentira para ayudarme?... –yo solo me limité a responderle, con ambas manos sujeta sobre la otra en señal de disculpa- …¡Eso ha estado… muy mal! ¿No lo entiendes? Me has metido en un gran predicamento, ahora que les hemos prometido pruebas me las van a exigir, ¡Y si no las tenemos a más tardar mañana, me van a hacer la vida imposible! Toda… mi vida… estará arruinada –el BlackAgumon estaba inconsolable por el gran lío que, sin querer, le había metido.
Escuchando sus palabras me di cuenta de que en gran parte tenía razón, si él ahora estaba en ese problema era porque yo me había entrometido con una mentira, y como tal debía hacer algo para solucionarlo. Era ahora mi responsabilidad.
- Usted tiene toda la razón, y lamento mucho haberle metido en semejante lío, pero… le doy mi palabra que haré algo para solucionarlo –respondería con seriedad.
- ¿Solucionarlo? ¿Y cómo piensas hacer eso? Porque desde mi perspectiva esto no tiene ninguna solución…
- Escuché que lo había dicho antes de que yo interviniera, recuerdo perfectamente que estaba seguro de la existencia del vampiro enmascarado, asimismo contó que él estaba aquí mismo ¿Eso era una mentira?
- ¡Por supuesto que no! –respondió con firmeza- Lo que dije es verdad, hay libros que corroboran esa información. Es solo que… están en un idioma muy antiguo, he pasado gran parte de mi vida estudiando ese idioma pero apenas lo he dominado por la mitad, creo que ni eso –admitió con la mirada clavada en el suelo. El silencio se hizo presente, y pensando que esa era una buena forma para tomar de punto de partida, inquirí.
- ¿Podría mostrarme esa información? Quizá con variedad de intérpretes sea más sencillo llegar a una conclusión, podríamos ver en qué punto exacto de esta zona se encuentra el vampiro, y de ser así tendríamos pruebas.
- …Suena a algo muy difícil, ¡Pero está bien! Mi reputación y el resto de mi vida pende de un hilo, así que no tengo ninguna alternativa. Andando.
Enseguida de ello nos dirigimos a unos de los estantes más alejados, aquellos que hablaban exclusivamente de mitos y leyendas de toda la región. Estuvimos ahí como unos minutos buscando el o los libros de los que hablaba BlackAgumon pero ciertamente la búsqueda parecía interminable, y es que yo no podía hacer mucho, tanto los títulos como el interior de las enciclopedias estaban escritas en letras o numerologías ajenas a las existentes en mi mundo, ni siquiera podía hallar una relación a alguno de los idiomas que conozco como para tomar una base de ello. El idioma antiguo del que hablaba él era sin duda interesante- Puede que algún día, cuando haya más calma, le pida a un experto que me instruya en esto. Sin duda resultaría de ayuda –pensaba mientras ojeaba uno de los libros que acababa de tomar de la repisa alta.
Pronto, una voz no conocida interrumpiría el silencio entre ambos. Se trataba de una persona, un ser humano, aunque su cabello sin duda era llamativo. Rubio, largo, y con mechones púrpuras que era difícil no observar éticamente por un tiempo moderado; sus ojos eran dorados, y alrededor del derecho tenía unas marcas bastante curiosas, podría tratarse de una marca de nacimiento o simplemente era lo que se denominaba como “tatuaje”, incluso puede ser un poco de ambos.
El nuevo mantuvo una conversación con BlackAgumon mientras yo me quedaba anonadada con su aspecto bastante fuera de lo habitual, quería conocerlo más y poder preguntarle acerca de esa marca cerca de su ojo y si eso tenía algún significado especial para él, pero no era el momento. Aparentemente había estado pendiente de nuestro problema a través de la discusión antes generada, y no me sorprendía, pues era cierto que en su momento el grupo hablaba tan fuerte que me sorprendía no hayan sido echados de la biblioteca en poco tiempo. Lo siguiente que hizo, para sorpresa del BlackAgumon y mía, era que pudo traducir sin muchos problemas una cita del libro que hasta hace unos momentos trataba de descifrar el réptil con gran esfuerzo.
- Asombroso… ¿Conoce el idioma? –me atreví a preguntarle; me era imposible ocultar el asombro que eso provocaba en mí. Quería hacerle más preguntas, pero por cortesía, decidí guardarlas por ahora. BlackAgumon, por otro lado, se había quedado en un estado pensativo por minutos antes de continuar con el tema en discusión.
- ¿El viejo pueblo de Enraltel? … Ese nombre me suena mucho… ¿Dónde lo he escuchado antes?... –
- Por qué ese pueblo fue conquistado y reconstruido, ahora no es más que un anexado a esta Ciudad. La zona imperial.
- Esa voz… -sentí un escalofrío por instantes, como si hubiese sido atrapada haciendo algo prohibido. Cuando giré mi mirada, ahí estaba él, el DemiDevimon juzgándome con su mirada.
- Aunque tengo curiosidad, ¿Por qué estás buscando información sobre el pueblo de Enraltel? Dudo mucho que sea eso lo que viniste en primer lugar a buscar a la biblioteca, sin mencionar que además toda clase de información de ese pueblo se encuentra en un idioma antiguo que no creo que conozcas –por su forma de hablarme y su mirada aguda parecía que estaba intentando sonsacarme la información, como si ya supiera de antemano lo que estaba ocurriendo y me estaba poniendo a prueba.
- Baal, no me hables con ese tono. Estoy ayudando a BlackAgumon en un embrollo, solo eso –
- Sí, un embrollo en el que ella me metió –añadió el reptil, yo solo permanecí en silencio como si ya no tuviese más que decir o como defenderme.
- Sí, bueno, en realidad no me sorprende –suspiró, para después fijar su mirada en el otro humano- ¿Y tú quién eres? -
- BlackAgumon… Disculpe, ¿Ese es su nombre verdad? –el reptil asentiría con la cabeza, permitiéndome continuar.
Me dediqué a hablarle con la verdad, que había irrumpido en la discusión únicamente para evitar que él siguiese recibiendo burlas y demás, y que en realidad todo lo que había dicho me lo había inventado de cierta manera, inspirada en otra clase de historias que en mi mundo son catalogadas igualmente como mitos o incluso como hechos de asesinos seriales a la hora de su ejecución o encarcelamiento. Mientras más iba hablando yo, el rostro del dinosaurio oscuro iba empalideciendo.
- O sea que… ¿Todo fue una mentira para ayudarme?... –yo solo me limité a responderle, con ambas manos sujeta sobre la otra en señal de disculpa- …¡Eso ha estado… muy mal! ¿No lo entiendes? Me has metido en un gran predicamento, ahora que les hemos prometido pruebas me las van a exigir, ¡Y si no las tenemos a más tardar mañana, me van a hacer la vida imposible! Toda… mi vida… estará arruinada –el BlackAgumon estaba inconsolable por el gran lío que, sin querer, le había metido.
Escuchando sus palabras me di cuenta de que en gran parte tenía razón, si él ahora estaba en ese problema era porque yo me había entrometido con una mentira, y como tal debía hacer algo para solucionarlo. Era ahora mi responsabilidad.
- Usted tiene toda la razón, y lamento mucho haberle metido en semejante lío, pero… le doy mi palabra que haré algo para solucionarlo –respondería con seriedad.
- ¿Solucionarlo? ¿Y cómo piensas hacer eso? Porque desde mi perspectiva esto no tiene ninguna solución…
- Escuché que lo había dicho antes de que yo interviniera, recuerdo perfectamente que estaba seguro de la existencia del vampiro enmascarado, asimismo contó que él estaba aquí mismo ¿Eso era una mentira?
- ¡Por supuesto que no! –respondió con firmeza- Lo que dije es verdad, hay libros que corroboran esa información. Es solo que… están en un idioma muy antiguo, he pasado gran parte de mi vida estudiando ese idioma pero apenas lo he dominado por la mitad, creo que ni eso –admitió con la mirada clavada en el suelo. El silencio se hizo presente, y pensando que esa era una buena forma para tomar de punto de partida, inquirí.
- ¿Podría mostrarme esa información? Quizá con variedad de intérpretes sea más sencillo llegar a una conclusión, podríamos ver en qué punto exacto de esta zona se encuentra el vampiro, y de ser así tendríamos pruebas.
- …Suena a algo muy difícil, ¡Pero está bien! Mi reputación y el resto de mi vida pende de un hilo, así que no tengo ninguna alternativa. Andando.
Enseguida de ello nos dirigimos a unos de los estantes más alejados, aquellos que hablaban exclusivamente de mitos y leyendas de toda la región. Estuvimos ahí como unos minutos buscando el o los libros de los que hablaba BlackAgumon pero ciertamente la búsqueda parecía interminable, y es que yo no podía hacer mucho, tanto los títulos como el interior de las enciclopedias estaban escritas en letras o numerologías ajenas a las existentes en mi mundo, ni siquiera podía hallar una relación a alguno de los idiomas que conozco como para tomar una base de ello. El idioma antiguo del que hablaba él era sin duda interesante- Puede que algún día, cuando haya más calma, le pida a un experto que me instruya en esto. Sin duda resultaría de ayuda –pensaba mientras ojeaba uno de los libros que acababa de tomar de la repisa alta.
Pronto, una voz no conocida interrumpiría el silencio entre ambos. Se trataba de una persona, un ser humano, aunque su cabello sin duda era llamativo. Rubio, largo, y con mechones púrpuras que era difícil no observar éticamente por un tiempo moderado; sus ojos eran dorados, y alrededor del derecho tenía unas marcas bastante curiosas, podría tratarse de una marca de nacimiento o simplemente era lo que se denominaba como “tatuaje”, incluso puede ser un poco de ambos.
El nuevo mantuvo una conversación con BlackAgumon mientras yo me quedaba anonadada con su aspecto bastante fuera de lo habitual, quería conocerlo más y poder preguntarle acerca de esa marca cerca de su ojo y si eso tenía algún significado especial para él, pero no era el momento. Aparentemente había estado pendiente de nuestro problema a través de la discusión antes generada, y no me sorprendía, pues era cierto que en su momento el grupo hablaba tan fuerte que me sorprendía no hayan sido echados de la biblioteca en poco tiempo. Lo siguiente que hizo, para sorpresa del BlackAgumon y mía, era que pudo traducir sin muchos problemas una cita del libro que hasta hace unos momentos trataba de descifrar el réptil con gran esfuerzo.
- Asombroso… ¿Conoce el idioma? –me atreví a preguntarle; me era imposible ocultar el asombro que eso provocaba en mí. Quería hacerle más preguntas, pero por cortesía, decidí guardarlas por ahora. BlackAgumon, por otro lado, se había quedado en un estado pensativo por minutos antes de continuar con el tema en discusión.
- ¿El viejo pueblo de Enraltel? … Ese nombre me suena mucho… ¿Dónde lo he escuchado antes?... –
- Por qué ese pueblo fue conquistado y reconstruido, ahora no es más que un anexado a esta Ciudad. La zona imperial.
- Esa voz… -sentí un escalofrío por instantes, como si hubiese sido atrapada haciendo algo prohibido. Cuando giré mi mirada, ahí estaba él, el DemiDevimon juzgándome con su mirada.
- Aunque tengo curiosidad, ¿Por qué estás buscando información sobre el pueblo de Enraltel? Dudo mucho que sea eso lo que viniste en primer lugar a buscar a la biblioteca, sin mencionar que además toda clase de información de ese pueblo se encuentra en un idioma antiguo que no creo que conozcas –por su forma de hablarme y su mirada aguda parecía que estaba intentando sonsacarme la información, como si ya supiera de antemano lo que estaba ocurriendo y me estaba poniendo a prueba.
- Baal, no me hables con ese tono. Estoy ayudando a BlackAgumon en un embrollo, solo eso –
- Sí, un embrollo en el que ella me metió –añadió el reptil, yo solo permanecí en silencio como si ya no tuviese más que decir o como defenderme.
- Sí, bueno, en realidad no me sorprende –suspiró, para después fijar su mirada en el otro humano- ¿Y tú quién eres? -
Diana S. Bennet
Re: Beyond the Shadows {Priv. Ryu P.}
~[Narrador]~
Al terminar de leer la cita y escuchar la pregunta de la humana, el rubio quiso responder, pero una voz se hiso presente y al percatarse de quien era su dueño, se quedó callado. Su mirada se apagó poco a poco, rodando los ojos para dejar de ver al murciélago que se había único al grupo. No lo conocía de nada, no sabía quién era, solo sabía que era un murciélago, y por ende, un animal. El único motivo por el cual hablaba con el reptil oscuro como si fueran “iguales” era porque en sí, lo hacía para ayudar a la humana y saciar al mismo tiempo su propia curiosidad. Si no fuera por alguno de esos factores, tranquilamente no habría hecho nada, simplemente habría tomado un libro y habría intentado traducirlo por cuenta propia; pero no, quería ver hasta donde llegaba esa historia.
Fue escuchar la pregunta del murciélago hacia él, y no respondió. No tenía ganas de tratar con animales; simplemente comenzó a ojear otros libros, intentando buscar uno que tuviera información más clara; pero sentir la mirada de todos sobre sí mismo esperando una respuesta no era algo agradable. El rubio solo soltó un aire de resignación y cerro el libro que tenía en mano.
Ryu –Fue su única respuesta ante la pregunta de quién era, luego giro el rostro para ver a la humana- y respondiendo a tu pregunta de antes… digamos que sí, conozco el idioma… tengo un profesor que sabe casi todo de la era antigua del digimundo… claro que si se digna a enseñarme lo que quiero o no es cosa suya
Yo no tengo problemas con enseñarte, siempre que aprendas a comportarte –Respondió el fantasma en su cabeza, algo molesto- ¿y que fue eso de otro libro? Con el que tenías podía seguir el hilo
Cállate, tú me hablas en rimas y eso es agobiante –respondió en su cabeza antes de dejar el libro que tenía en la mano sobre la pila de libros junto al reptil oscuro- soy alguien curioso que se sorprendió de que… unas criaturas –hablo con cierto desagrado, mientras observaba a los digimons presentes- cuestionen la existencia de algo tan simple como un vampiro… no se mucho sobre este mundo o sus habitantes, pero he visto suficiente para saber que existen los vampiros… y quiero saber qué hace al que buscan tan especial para que cuestionen su existencia
Lo cierto es que también me da curiosidad, ¿Qué ocultara la leyenda? –El fantasma rio por lo bajo mientras comenzaba a esfumarse- quizás descubramos algo aterrador, pero que nos de beneficio
Tan raro como de costumbre –fue su última respuesta mental antes de cruzarse de brazos- oigan… creo que será más fácil buscar información en las mesas… además de que aquí no tengo toda la luz que me gustaría para leer algo
Sin esperar ninguna respuesta, el humano tomo un par de libros y se alejó a una zona con varias mesas con lámparas de lectura. Allí comenzó a abrir los libros y a leer, o más bien, a fingir que leía mientras su espíritu se dedicaba a traducir de forma lenta y concisa, intentando minimizar el número de rimas posibles para no hacer enloquecer al humano. Si no encontraba un libro que brindara más información pronto, el terminaría hablando en rima.
Ryu Paradox
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