El Rey del Rock [Privado Togata]

Los ojos grisáceos del muchacho, que se encontraban debajo de sus gafas negras de montura circular, se abrieron, contemplando un cielo azul despejado, sin ningún tipo de cirrocúmulo plasmado en el mismo. El chico, tratando de levantarse, apoyó sus manos en el suelo y, nada más hacerlo, sus ojos parecían salirse de sus órbitas. Aquello que estaba tocando era hierba, propia de un prado.

¿Qué demonios...?- apoyando sus manos protegidas por unos guantes escarlata, se levantó lentamente, formando un ángulo de noventa grados entre su cuerpo y el árbol que se encontraba tras de sí.

Entonces lo vio todo. Un extenso y verde prado se podía apreciar, rodeándole. A su vez, un montón de huevos ovalados pero de distintos colores y con diferentes decoraciones se extendían a lo largo de la susodicha llanura, plagándola como si fueran flores o cualquier otro vegetal que solía pulular por esos lugares...

Pero eso no era lo más extraño del lugar. Unas extrañas rocas se encontraban también dispersadas por lo largo y ancho del lugar, aunque en un menor número a esos huevos de tamaño desproporcionado. Flexionando sus piernas, pudo levantarse y comprobó que no se encontraba cansado en absoluto, a pesar de que había estado ensayando pasos de baile.

Entonces, decidido, comenzó a caminar hacia esas pequeñas esculturas de piedra, que no debían ser mucho más grandes que esos huevos. Una vez, cerca de una de ellas, la más próxima, pudo ver que se trataba de una cuna. Dentro de ésta, una especie de babosa de color plateada y apariencia metálica dormía plácidamente.

Eres nuevo por aquí ¿eh?- una voz susurró detrás de Akira. Al volverse, éste vio lo que parecía ser un dinosaurio en miniatura de color rojo, con la panza y otras partes de su cuerpo de color blanco. Portaba, además, unos cascos en su cabeza y un micrófono de pie en una de sus manos.

¿Qué...?- comenzó a decir el muchacho de oscuro y revuelto cabello, mientras se quitaba las gafas, las limpiaba y se las volvía a poner, como si no creyera que un aparente ser prehistórico bípedo estuviese entablando una conversación con él.

El primer sentimiento que tuvo fue una punzada de dolor en las costillas, al abrir los ojos vio que se encontraba en una especie de prado repleto de huevos enormes y unas rocas con el aspecto de excrementos de gran tamaño, el cielo estaba completamente despejado y el sol brillaba con fuerza por lo que la temperatura del lugar era bastante alta incluso con la brisa que soplaba en ese momento.

Al intentar levantarse el dolor que sintio en las costillas se incremento haciendo que sus intentos de ponerse en pie se vieran frustrados durante un tiempo, tras lo que le parecio una eternidad consiguio reunir las energias para sobreponerse al dolor y apoyarse de pie en el tronco de un arbol para tener mejor perspectiva del lugar en el que se encontraba, hacia el norte habia una especie de aldea aunque por la distancia no podia estar muy seguro y en el sur habia un bosque en el cual se podian ver unos cubos gigantes de colores entre los arboles, lo cual extraño bastante al muchacho.

Muy bien, que la suerte decida mi destino, si cae por arriba al pueblo y si cae con la suela hacia el bosque. Tras decir aquello Togata se quito un zapato y lo lanzo hacia arriba, como el zapato cayo con la suela hacia arriba Togata se dirigio hacia el bosque, aun cercano debido al dolor en sus costillas tardo un rato muy largo en el cual el sol no ayudo mas que en dejar sediento al muchacho.

Una vez llegado al bosque Togata se puso a buscar un sitio del cual poder conseguir agua, al cabo de un rato encontro un pequeño lago y fue directo hacia el agua sin percartarse del ser que asomaba la cabeza por encima de la superficie.

Largo de aqui humano, este es mi territorio y no pienso permitir que entres en el para mancillar el lugar, vete ahora o sufriras las consecuencias. Una rana roja con 2 trompetas a la espalda y una coleta al estilo samurai emergio del centro del lago con aire amenazante pero debido a la sed que tenia en ese momento Togata decidio ignorarla pensando que solo seria una imaguinacion suya debido a la fatiga y a la desidratacion, cuando se puso a beber la rana pego un brinco enorme y se posiciono a la espalda del muchacho con intenciones hostiles, este al darse cuenta que no era su imaguinacion y que ese ser existia de verdad se quedo mas fascinado que asustado debido a que siempre soño con tener una rana con la que vivr aventuras y debido a su envelesamiento no pudo esquivar el golpe que le lanzo la gran rana u por el cual perdio el conocimiento.

¿Acaso te ha comido la lengua el gato? Se supone que si te saludan, debes hacer lo mismo, ¿o es que los humanos no tenéis educación en vuestro mundo?- contestó de manera ligeramente arrogante aquél monstruo de color carmesí, que, dado el objeto que poseía en una de sus manos, parecía ser un cantante... O algo similar.

No, verás...- tragó saliva, intentando recomponerse del shock que le había causado al verse en un lugar completamente distinto del que recordaba... Y no sólo eso, también estaba lo de ese monstruo- No todos los días me encuentro a un dinosaurio capaz de hablar... Y mucho menos uno tan... Colorido- los ojos grisáceos del chico habían vuelto a su estado habitual. Sin embargo, no podía evitar intentar interrogar a aquél monstruo con su mirada silenciosa, fijándose en cada detalle que recorría el cuerpo de éste.

¿Dinosaurio? ¿Qué es un dinosaurio?- preguntó la criatura rojiza, clavando el micrófono sobre la hierba que estaba pisando y cruzándose de brazos, inclinando ligeramente hacia un lado su cabeza- Yo soy un Digimon, un Shoutmon para ser más exactos. Y, por cierto, me llamo Arsene- Arsene, era un nombre raro para un bicho que jamás había visto... Aunque, ¿quién sabe? Quizá era lo más normal por allí... Pero de algo estaba seguro.

No estoy en La Tierra, ¿verdad?- preguntó el bailarín, no sin antes inspirar para así tratar de sacarle toda la información posible a ese monstruo. No parecía violento. Y si lo era, no parecía querer hacerle ningún daño en ese preciso instante... Sin embargo, hablaría con cuidado. Lo que estaba claro era que un "Digimon" no era un animal ordinario.

Sí y no- contestó Arsene, encogiéndose de hombros, como si fuese algo demasiado difícil de explicar... O quizá es que, simple y llanamente, le daba pereza- Acompáñame a mi aldea. La vieja Baba te aclarará todas tus dudas- el monstruo volvió a agarrar su micrófono y, con su mano libre, le indicó que le acompañase. Akira no sabía qué otra cosa hacer, por lo que, aunque aún no se fiase del todo de ese "Shoutmon", por lo pronto le haría caso... ¿Quién sabe qué cosas podía descubrir?