Veneno Friki, ¿Se cura? [Priv: YatterwaAgain]

Han pasado cerca de 2 meses desde que este parasito “espiritual” reemplazo mi sangre con su veneno. Siento como cada día se vuelve más pesado que el anterior, pero solo el inicio. Mis tardes se vuelven más llevaderas y siento como todo resulta más sencillo de lo que es en principio. Pero eso no quita que todo sea un infierno al comenzar el día… igual que despertar en un abismo oscuro, no sé por dónde pisar; choco con cada mueble de mi habitación y siempre termino cayendo de cara al piso frente al baño… aunque eso ya ocurría antes de Fukushu, con él en mi vida, ahora es algo de todos los días. Sea como sea… aun cuando ya pasaron 2 meses y debería haberme acostumbrado de algún modo… no es así; es como si siempre fuera el primer día. Despierto sudando y con un gran dolor en el pecho, mi temperatura corporal da la sensación de estar enfermo pero luego de unos minutos regresa a la normalidad… inclusive mi vista se borra, aunque eso ultimo puede deberse a que soy miope de por sí. Trato de buscar formas para que esto no ocurra, desde dormir con un pequeño ventilador encendido hasta dormir solo en ropa interior, pero nada funciona… siempre es lo mismo, siempre parece que estuviera padeciendo una enfermedad seria.

No me siento mal al comenzar la mañana, solo siento que es más difícil avanzar. Supongo que es una desventaja para poder llevar una tarde… ¿mejor? No lo sé, solo sé que es más sencillo progresar a lo largo del día. De todos modos no podía preocuparme por algo así, menos en un día tan poco apetecible como el de hoy. “Resultados de exámenes de sangre”. Una cosa es tener que ir a ver exámenes de sangre al hospital por problemas más comunes como saber si puedo operarme o si puedo realizar una donación… pero estos son algo fuera de lo común. Desde ese accionar de Fukushu, mi sangre muestra anomalías que muchos médicos no pueden explicarse… y cuando me internaron por primera vez, quedaron tan perplejos que se me dio una orden directa: todos los meses un examen de sangre para determinar las anomalías en mis venas. Naturalmente los doctores esperaban poder tener una respuesta luego del primer mes pero… no fue el caso. Es casi como si mi sangre les diera problemas a sus computadoras para analizarla; aunque me doy una ligera idea de porqué.

Tener que levantarme 2 horas antes de lo que acostumbro es un dolor de cabeza bastante serio, y no lo hago porque deba estar desde muy temprano, sino porque me toma bastante tiempo acomodar mi cabello a como me gusta. Si bien no llevo el estilo de peinado más… usual o normal del mundo, es uno con el que llegue a encariñarme. Debo admitir que el fallo de ese peluquero cuando tenía 12 se volvió algo que agradezco mucho hoy en día, ya que me hace sentir más… único en cierto modo. No es como que me guste la idea, pero tampoco me desagrada tener algo tan distintivo como un cabello que recuerda a un pino invertido.

Egh… necesito contratar a alguien para que haga esto… hacerlo solo lleva demasiado tiempo –Aproximadamente 3 o 4 horas me toma aplicar el gel y peinar apropiadamente las puntas- Maya, ¿hay estilistas cerca de la zona con alto nivel de aprobación? Voy a tener que contratar a alguien para cuando tenga que ir al hospital por “ese” problema…
En Seguida, Señor Paradox –Tener una agenda con inteligencia artificial como Maya es muy útil- 12 Resultados En Su Búsqueda, Señor Paradox
Bien, cuando regrese del hospital iré a ver qué tal… a menos que cierto fantasma venenoso este en contra de eso –Fukushu normalmente hace de las suyas cuando terminan estas visitas- te hablo a ti Fukushu…
Sabes que siempre estaré en contra de todas tus acciones si estas no me ayudan a realizar mis objetivos, Paradox –El espíritu del caballero se vio reflejado en un espejo cercano- Por cierto… tengo curiosidad, ¿Qué son esos libros que empaquetabas anoche?
¿Libros…? Oh, te refieres a los mangas… son libros ilustrados de una franquicia japonesa que me gusta bastante, “Kamen Rider” y “Super Sentai” –Oh los Kamen Riders y Super Sentais… si no fuera porque tengo cosas que hacer, me pondría al día con sus productos- los descubrí gracias a una adaptación norteamericana llamada “Power Rangers”… deberías verlo Fukushu, quizás te distraería de tanta venganza
Paso, pero si te gustan tanto deben tener algo positivo… bueno, sea como sea, deberías darte prisa o llegaras tarde con esos humanos a que te digan que aún no saben que hay de raro en tu sangre –Sin mediar más palabra, el fantasma se desvaneció en el espejo- por cierto, lleva tus anteojos, no me preguntes porque, solo hazlo
No sé porque siento que planeas hacer algo con mi sentido de la percepción…
Porque precisamente hare algo con tu sentido de la percepción

Sin nada más que aportar, no tuve más remedio que hacer lo que el demonio dijo. Tome mis lentes, guarde el móvil y tome un abrigo. El viaje seria relativamente largo, después de todo debía tomarme 2 trenes para llegar al hospital, además de cruzar un pequeño parque; pero realmente no sería demasiado tiempo si viajaba desde temprano. Aunque no tenían previsto tener mis resultados hasta medio día aproximadamente, por lo que salir tan temprano no tenía caso… a menos que no tuviera algo más que hacer, cosa que si tenía. Lo cierto es que no viajaría tan temprano a un lugar relativamente cercano si no fuera porque tenía otro encargo, y ese encargo lo conozco por el nombre de “Hebi”. Un sujeto simplemente extraño, del cual soy amigo. No se prácticamente nada de él más que le gustan los videojuegos, mangas, animes… cosas de frikis supongo, u “otakus” como se le conoce a este tipo de personas en occidente. Tengo que asegurarme de que vaya al hospital también, ¿Por qué? No lo sé, creo que tenía que hacerse unos exámenes médicos antes de entrar a un torneo de artes marciales… egh… yo me pregunto, ¿Por qué soy su amigo? No nos parecemos en nada… aunque bueno, no creo que eso deba importar… después de todo, él no es la clase de personas que me molesten demasiado.

He de ser realista en muchas cosas, y una de ellas es que Hebi se toma bastante en serio sus exámenes médicos. Solo fue llegar a su departamento y ver que no solo estaba preparado para el frio de una montaña, sino que también tenía una mochila con paquetes de galletas sin sabor, alfajores de arroz varios, paquetes de algas para acompañar, un termo con agua caliente y 4 frascos de orina para realizar análisis. Honestamente, no estoy seguro de que tanto le preocupan estas cosas… pero desde luego, come sano y variado, aunque el motivo de que trajera tanta comida solo se debe al hecho de que ha estado en ayunas… desde 2 días antes. Sabía que los humanos podemos soportar una semana a base de agua, pero nunca vi a nadie que pusiera eso en práctica. Nuevamente, Hebi ha demostrado ser la clase de personas que merecen ser estudiadas… al menos a mi parecer, pero claro, luego uno se percata de esa obsesión por los videojuegos, mangas y demás… y sencillamente se pierde ese punto de “investigación”.

Fuese como fuese, el viaje al hospital fue bastante tranquilo, a excepción del tráfico. Habremos llegado por sobre las 10:30, mucho antes de lo que esperábamos, pero eso estuvo bien. Hebi pudo comenzar a hacer sus exámenes desde antes ya que quienes tenían cita para las revisiones antes no se presentaron. La suerte le sonríe a ese torpe… y yo deberé esperar por un buen rato hasta que me toque. Honestamente no tenía mucho que hacer, más que aguardar tranquilo. Para mi fortuna solo era, como me dijo Fukushu, ir y escuchar decir al doctor que no sabía que había de raro en mi sangre y que deberían de tomarme otra muestra. Para mi buena fortuna eso sería de inmediato, por lo que cuando llegara la hora de la “verdad”, podría almorzar por la zona… aunque claro, también tendré que quedarme todo el día hasta cerca de las 18:00 PM solo para que digan si Hebi está en condiciones.

Realmente estar esperando en el pasillo del hospital no era algo gratificante, por lo que simplemente me levante y comencé a deambular. Conocía el lugar bastante bien, quizás demasiado. Me tuvieron internado unos días cuando lo de Fukushu en el parque… egh… aún sigo sin creer que reemplazo mi sangre por… su veneno; de hecho, aún sigo sin creer que me estoy muriendo más rápido pero a un paso exageradamente lento. Quiero decir, obviamente estoy muriendo más rápido porque moriré antes de llegar a mi límite de edad física… pero es una muerte tan lenta solo me quitara… ¿Cuánto dijo ese parasito? ¿30 años? No lo sé… ni siquiera él lo sabe… lo único que sabemos es que puedo dar por perdidos 30 años de mi vida.

Egh… realmente… ¿Por qué esto me tuvo que ocurrir a mi…? –En mi paseo por el lugar, pase por el vestíbulo del edificio. En ese momento se me ocurrió comprar un paquete de caramelos de café en las máquinas expendedoras, pero había alguien enfrente- … déjame adivinar, ¿la maquina se atascó porque si? –Era una chica de pelo negro y con gafas, y su cara hablaba por si sola- a ver, que estas cosas siempre se atascan –Golpee ligeramente el costado de la máquina y esta dio un par de “brincos”, dejando caer la bebida- ale, ya está…
¿A qué se debe esa amabilidad? ¿Acaso sientes familiaridad? –Ya me preguntaba porque no había rimado esta mañana-
Te demoraste mucho en rimar parasito mío, ¿acaso hoy estabas feliz y por eso no rimaste para torturarme? –Inserte un par de billetes en la máquina y esta dejo caer una bolsa con caramelos de café- por favor, no me fastidies Fukushu…
No gracias, prefiero verte tratar personas; al fin y al cabo estas desesperado, quizás por eso eres amigo del examinado –¿Examinado? ¿Se referiría a Hebi?-

No realmente, vine a comprar caramelos de café y justamente te tenia al lado con este problema… créeme, a mí también me fastidiaba las primeras veces que vine aquí y esta chatarra se comía mi dinero –Suspiro levemente, agachándose para tomar la bolsa con caramelos de la maquina adyacente- como sea… quizás deberíamos ir a decirle a algún recepcionista que hay que cambiar la máquina, ya lo intente antes y no hubo caso…

El humano no era de los que sociabilizaban o entablaban conversaciones porque sí, pero ciertamente no tenía nada mejor que hacer, y hablar con un humano normal le vendría bien. Hasta la fecha, no conocía realmente muchos humanos que no estuvieran peligrosamente relacionados con el mundo del cual procedía su parasito. Suspiro leve y abrió la bolsa de caramelos. Quería comerse uno, pero no podía aun; no obstante, el hecho de que la abriera se debió única y exclusivamente a que se dispuso a ofrecerle uno a la chica de los lentes. Esas bolsas traían aproximadamente de 15 a 20 caramelos. No iba a morir si le ofrecía uno como señal de amabilidad, aunque también era en parte compasión por ser otra víctima de la máquina expendedora.

Él se apartó un poco de la humana, y en ese mismo instante, llevo una mano a su cabeza con una gran expresión de dolor. Rechino los dientes ligeramente y cerró con fuerza los ojos; solo para que al momento de abrirlos, todo se volviera muy borroso. Comenzó a maldecir en inglés, esperando que nadie pudiera entender lo que decía, aunque igualmente mantuvo un tono ligeramente bajo. Sabía que su parasito estaba haciendo cosas con su sistema de la percepción, como había admitido esa misma mañana.

Stupid ghost… you fucking and toxic spirit… -En ese momento, saco unos lentes de su bolsillo y se los puso inmediatamente- Como te odio, Fukushu…
Oh vamos, ¿Qué tiene de malo?, solo quiero que te relaciones con otro humano, para que tengas quien pueda echarte una mano –Menciono el fantasma, apareciendo junto a él, aunque como siempre, sin que nadie más se diese cuenta- Además tu empezaste, asique no quieras escaparte
Juro que si pudiera, te mataba –Pensó molesto- egh… odio estos dolores de cabeza…

Luna no pudo evitar sonreír con cierta sorna al oír que no le habían hecho caso. por supuesto, ¿qué urgencia era cambiar una vieja máquina expendedora?

—Ah, los burócratas, ya sabes... creo que ese desprecio por la importancia de la comida demuestra que son reptilianos—bromeó con una risita. A veces le salían ese tipo de bromas automáticamente, la cual la hacían parecer un poco extraña.

El chico abrió una bolsa con caramelos. Tras exclamar un alegre: "¡Oh!", agarró uno y se lo metió en la boca.

—Mmm, limón...

Por suerte, los análisis de sangre ya se habían terminado, sólo quedaban radiografías. La noche anterior no había comido, por todo eso de que comer alteraría los resultados del análisis de sangre. El chico puso gesto de digusto. Por los gestos, parecía bastante fastidiado por alguna jaqueca o algo así, tanto que lo hizo maldecir entredientes en inglés.

—¿You´re talking to a ghost?—preguntó Luna ladeando la cabeza con curiosidad aunque aún sonriendo algo nerviosa mientras Ryu se ponía unas gafas—Estadounidense—explicó ella antes de señalar la bolsa—¿No tomas uno?

Bien, lo primero para conectar con la gente era tener cosas en común: intereses, visiones de la vida, circunstancia... incluso idiomas. Al fin y al cabo, ella era estado unidense. El inglés era su idioma natal.

Los ojos del humano se abrieron como platos al escuchar habla inglesa. Se volteo rápidamente para ver a la humana de pelo negro. No sabía si reír, llorar o ambas cosas, ciertamente. Hasta la fecha, las únicas personas que sabía que podían hablar inglés y que lo hablaban eran sus propios parientes. Nunca escucho a ningún japonés hablar en inglés a menos que fuera con un extranjero, y aun en esas situaciones no era un inglés muy fluido que digamos. Era como encontrar una flor en el desierto; pero no iba a dejarse llevar, en parte porque acababa de insultar a un fantasma y… ella lo había comprendido todo. Pensando en que nadie allí entendería un inglés más fluido y sin acento japonés, simplemente insulto a libre pulmón… y ahora tendría que pensar en un motivo o excusa para explicar tan tonto acto.

Al escucharla decir “estadounidense”, Ryu nuevamente se sintió como un imbécil. Quería que la tierra lo tragara, y por la forma en que acomodo sus gafas para intentar disimular su vergüenza lo dejaban totalmente en claro. Rechino los dientes y comenzó a murmurar todo tipo de maldiciones hacia el espíritu, quien solo se reía en voz baja observando la situación de brazos cruzados.

N-no… the ghost don’t exist… i-it was only your imagination… -Realmente nunca había mantenido una conversación en inglés, por el mero hecho de que en Japón, se hablaba japonés, y él ya tenía como lengua materna el español; realmente le costaba mucho siquiera manejarse sin su traductora- egh… -la vio señala la bolsa y rápidamente la guardo en su bolsillo, recobrando la compostura- no puedo, espero a que me llamen para unos análisis y luego inmediatamente me sacaran sangre… así han sido los últimos 2 meses…

Hablo nuevamente, dejando de lado el inglés para no tener que pensar tanto en aquello. Solo suspiro levemente y se acomodó los lentes. Hacía tiempo que no los usaba, por el mero hecho de que su visión no era tan mala. Un par de cirugías y ya podía ver relativamente bien, pero claro, el humano prefirió conservarlos para cualquier emergencia… solo que no esperaba que dicha emergencia fuera un fantasma que lo mataba lentamente.

Hubo un pequeño silencio incomodo, en parte porque Ryu no sabía que hacer o decir. Rara vez socializaba, si es que a eso se le podía llamar socializar. El mero hecho de encontrarse con otra estadounidense representaba casi un milagro, pero claro, no podía dejarse llevar por la emoción; técnicamente él ahora era 100% aunque tuviera problemas hablando su propia lengua.

… ¿y a ti que te ocurrió? –pregunto repentinamente, queriendo sacar un tema de conversación- si no te importa decírmelo… eh… no se me ocurren temas de conversación…

En ese mismo instante, Ryu deseaba… no, ROGABA que Hebi apareciera pronto para salvar la situación; solo él podría iniciar una conversación o hacer algo para que ese momento no resultara tan incómodo y pesado.

Luna ladeó la cabeza al ver que el chico reaccionaba como si le hubiera pillado hablando sobre colocar una bomba en el hospital. Bueno, no era muy normal hablarle a un fantasma, pero Luna no veía tan descabellada la existencia de médiums, o quizás simplemente estaba mal de la cabeza, pero con todo lo que había visto en el digimundo y la gente rara que había conocido... aquel chico era bastante normal. Se acomodó las gafas, gesto que a Luna le pareció muy lindo.

Pero Luna no era una gran socializadora. Se le ocurrieron cosas ingeniosas que decir pero se bloqueaba. Fue él quien tuvo que sacar tema de conversación, preguntándole qué le había pasado.

-¿A mi, dices?-preguntó, señalándose a sí misma abriendo los ojos con sorpresa. Las gafas se le deslizaron hasta la punta de la nariz. No podía contarle la verdad, y se preguntó qué equivaldría el mundo normal el hecho de no ser capaz de activar un artefacto para que un monstruo digital lograse evolucionar. Pero dentro de lo que cabía intentó ser lo más honesta posible-Bueno, últimamente me siento cansada todo el tiempo, apenas tengo energía. Así que me preguntaba si podía ser algo en mi cuerpo. Supongo que es culpa mía por no venir a revisar “la máquina” más a menudo. Hacía siglos que no pisaba un hospital, realmente, lo cual no es algo de lo que deba quejarme...

Se rió leve y nerviosamente de su propio despiste antes de continuar. Interrumpió su risa al ver que alguien desde los asientos la miraba recelosamente por reírse, una señora mayor que volvió la vista de nuevo a la revista que estaba leyendo. Luna suspiró.

-Debe ser duro. Hacer tantos análisis en tan sólo dos meses, sobre todo por eso de que en muchos debes evitar comer... ¿a ti qué te ocurre?-luego añadió para intentar relajar la tensión y el nerviosismo de ambos-Si no es indiscreción también, claro. Creo que los dos nos parecemos en eso de no saber sacar temas, así que no te preocupes... estás ante una planta de interior.

Luna se llevó la mano a la sien, como si recordara algo.

-Soy Luna por cierto, Luna Kobayashi. Encantada.

La respuesta de esa chica llamo bastante su atención. Internamente comenzó a preguntarse si tendría algún tipo de gripe severa, ya que esos síntomas por más normales que sonaran, en conjunto no podían ser buena cosa. No obstante no iba a inmiscuirse más donde no le llamaban; al fin y al cabo él no tenía derecho ni autoridad para saber más acerca del asunto. Fuera como fuera, cuando llego el momento de responder, sencillamente no sabía cómo explicar el hecho de que su sangre tenía una especie de contaminante imposible de detectar e identificar correctamente; y que todo era por culpa de un fantasma digital. Al llegar el momento solo se limitó a responder como le era posible.

Me desmaye en vía publica hace unos cuantos meses y perdí mucha sangre –respondió con honestidad, para luego acomodar sus lentes- cuando me hicieron un análisis, descubrieron un patógeno extraño y único en mí, pero parece que no pueden determinar su origen ni mucho menos saber con exactitud si es peligroso o no… básicamente tengo algo en la sangre, pero los expertos no saben el que exactamente

Una vez dicho eso, hubo algo más de silencio, pero rápidamente la contraria se presentó. Claro, es cierto. Se supone que la gente se presentaba cuando se conocían. Por un momento se cuestionó si realmente tenia sangre francesa en su interior, pero al final paso del tema, simplemente decidió seguir el ejemplo. En cuanto escucho el nombre de la chica arqueo una ceja, ¿de verdad era estadounidense con un apellido japonés? Bueno, podría ser que simplemente tras mudarse, al igual que él, su apellido cambio para adaptarse al país.

Ryu Baltasar Le Blanc Paradox… puedes dejarlo simplemente en “Ryu” –Comento tranquilamente, caminando hasta unos asientos junto con Luna para sentarse- ojala se den prisa en decirme que no saben que tengo para sacarme más sangre… o que ese torpe termine para tener algo que hacer
¿Eh de suponer que yo soy el torpe, dragón? –Se escuchó una voz repentina y el rubio se giró para ver a un sujeto de cabello negro y con varias banditas pegadas en el rostro- te recuerdo que no fui yo el que perdió un cuarto de sangre por desmayarse en un parque
Cállate Hebi –respondió con un tono antipático- ¿y bien? ¿Qué te dijeron?
Puedo participar en el torneo por el lado médico, ahora solo queda que la policía firme mis permisos –rio entre dientes y miro de reojo a la chica- ¿Quién es la chica adorable? Buenas, soy Hebi –sonrió con tranquilidad- ¿Cómo te llamas chica adorable?

Luna puso expresión de sorpresa al oír aquello. Sonaba bastante mal, sobre todo lo de perder sangre. ¿Cuánta decían que había en el cuerpo en total? ¿Dos, cinco...?

—¡Uah! ¿Un patógeno? ¿No has viajado a algún país exótico o algo así y quizás hayas pillado algo allí...?

Bueno, Luna no sabía qué era exactamente uno, pero le sonó a algo no muy bueno. Estaba segura de que su padre habría sabido qué era  un patógeno y capaz se hubiera interesado en querer investigarlo. Pero se alegraba de que al menos no fuera algo que lo mantuviera en cama... aunque quizás sería lo mejor. “¿Y si se desmayase en mitad de la carretera y lo atropellasen?” fue lo que vino a su pesimista mente.

Iba a decir algo, preguntarle por su apellido francés, de hecho, pero una voz de una tercera persona se hizo oír. Cuando Luna se giró y le vio todo lleno de tiritas se preguntó si se había metido en un agujero lleno de erizos o algo.

Debían ser bastante amigos, por cómo se hablaban. Así que se llamaba Hebi y quería participar en algún tipo de torneo: ¿sería alguno deportivo?  Dejó de preguntarse cosas cuando la miró de reojo e hizo el gesto instintivo de bajar un poco la cabeza y tirarse levemente de un mechón de pelo al oír aquello de adorable:

—Oh, g...gracias. Soy Luna. Tu amigo Ryu me salvó de una buena, la máquina no quería darme lo que me correspondía como buena ciudadana que paga sus impuestos—le respondió con una risita nerviosa intentando hacer un chiste.

La señora volvió a mirarlos mal, probablemente disgutada por que hicieran vida social en el hospital. Luna dejó caer los hombros con un suspiro, quizás estaba hablando demasiado alto.

En cuando la chica se presentó, el nuevo integrante del grupo se quedó mirándola un momento, levantando la vista de arriba abajo sin preocupaciones. Finalmente se llevó una mano al mentón y con una sonrisa bastante despreocupada, soltó una risa tranquila. El rubio por su parte guardo silencio; no sabía que solía pasar por la cabeza de su amigo, pero desde luego no sería nada que le resultara gracioso puesto ambos tenían conceptos muy distintos de un buen chiste, aunque tampoco le importaba demasiado.

Ya veo, asique el dragón te salvo… y eso que él no es un héroe ni mucho menos, de hecho yo lo veo más como el villano –bromeo tranquilamente- pero bueno, es un gusto conocerte Moony, todos los que hablen con el antipático y no se aparten son buenos candidatos a ser amigos cercanos míos –comento con una sonrisa en el rostro, tomándola por los hombros y sentándola en una silla, quedando el a su lado- ¿aún no te llaman, dragón?
No deberían tardar mucho –comento casi indiferente ante su amigo, antes de escuchar el anuncio que se le solicitaba en una sala- bueno, parece que ya esta… intentare acabar con esto lo más rápido posible
No te preocupes, tomate tu tiempo –comento tranquilo- Moony y yo estaremos bien, ¿verdad que si Moony?
… ten cuidado Luna… este tipo es bastante raro y eso lo hace peligroso –comento antes de marcharse por el pasillo-

Después de eso, hubo bastante silencio. Hebi simplemente cerro los ojos y apoyo su cabeza en el respaldo de su asiento, mientras que esperaba a que el tiempo pasara; aunque no le tomo ni 5 minutos aburrirse de aquello y sentarse firme en su silla. Giro un poco la cabeza y observo a la chica a su lado, y con una sonrisa despreocupada metió su mano en su bolsillo, buscando algo dentro de su chaqueta. Durante un segundo, su chaqueta comenzó a moverse como si hubiera algo dentro, pero rápidamente se detuvo en cuanto el hombre saco su mano del bolsillo interno.

Oye Moony, ¿te gustan los videojuegos? –pregunto despreocupado, abriendo una pequeña consola- tengo de todos los géneros, tu di y yo buscare algo para jugar los dos, normalmente se tardan mucho con Ryu
Ma… -Una pequeña voz sonó de pronto, pero el hombre metió su mano libre dentro de su chaqueta-
Creo que deje el móvil encendido… deja que lo apague –le dejo la consola a la chica- tu juega mientras busco ese aparato… como soy de sangre fría, no quiero quitarme la chaqueta

Hebi rió tranquilamente. Lo cual contrastaba bastante con las risas nerviosas de Luna, pero aún así a ella no le pareció mal. De hecho,  le gustaba mucho la gente como esa. Siendo que se ponía nerviosa al instante, tener a gente tan despreocupada a su lado la llevaba a contagiarse un poco de ello así que casi por mímica sonrió cuando oyó a Hebi reírse. Luna se sorprendió: ¿Moony? Era un apodo bastante bonito. Aunque se puso algo nerviosa cuando notó las manos de Hebi en el hombro, se dejó sentar. Luna podía ser tan mansa como una oveja.

Ryu fue llamado a una sala, y el, como Hebi se refirió, “dragón”, le advirtió sobre la rareza de Hebi. Bueno, desde que le cayó en gracia a Freddy, consideraba que la gente que podía calificar como peligrosa para ella era relativa. Además, alguien que se reía tanto no podía ser malo, ¿o sí? El subconsciente de Luna era demasiado confiado cuando alguien la trataba bien.

Luna no sabía como iniciar una conversación, aunque en verdad quería. Lo cierto era que aquel dúo de amigos se le hacía interesante: ¿cómo se llevaban bien a pesar de ser tan diferentes? Debía ser algo parecido a lo suyo con Travis. Ser tan diferentes que se complementaban como una pieza de puzzle.

Hebi parecía inquieto o simplemente aburrido de esperar. Enseguida metió la mano en la chaqueta. Lo cierto es que no esperaba que se tratase de una consola, y a Luna, automáticamente se le iluminaron los ojos como a un perrito cuando ve una galleta: ella era una friki de mucho cuidado a la que a pesar, de estar en la universidad, le seguían encantando los videojuegos. Aunque no era especialmente buena en jugarlos.

—M...¡me encantan!—sus palabras eran transparentes en cuanto a la emoción que transmitían, parecida a la alegría de un sediento al encontrar un oasis en el desierto—Pues me gustan casi todos los tipos. Excepto los shooter, la mayoría de los shooters me marean...—dijo eso bajando el tono de voz, algo avergonzada por eso. Hizo el ofrecimiento con cierta timidez pero al menos ahora podía hablar—Podríamos jugar algún juego de luchas o carreras... suelen ser los mejores para pasar un rato diver compitiendo contra alguien. Ya sabes...—se llevó una mano a cabeza con una sonrisa, animándose a hacer una pequeña broma—porque darte de golpes contra alguien virtualmente es lo mejor para estrechar lazos y fundar amistades.

Miró hacia Hebi, con gesto de inseguro, como dándose cuenta de que quizás podía haberlo molestado sin querer. Había mucha gente algo proteccionista con sus consolas. Así que dijo entrecortadamente:

—¿En verdad no te molesta jugar conmigo? E...estoy bien mirando si no te apetece...

El hombre continúo con la mano metida dentro de su chaqueta durante un par de minutos, hasta que finalmente la saco, curiosamente con varias marcas de dientes y un poco de sangre, pero afortunadamente en los bolsillos externos de la chaqueta tenía varias tiras adhesivas listas para pegarlas en sus distintas nuevas heridas. En todo momento se mostró tranquilo, y cuando escucho la pregunta de su nueva amiga apodada Moony, simplemente aguanto su risa. Se cruzó de brazos y se quedó observándola, con la consola a su disposición.

Moony, si me molestara jugar con otras personas, ¿preguntaría si te interesa jugar? –contrarresto la pregunta de la contraria sin mucho esfuerzo- vamos, elige tú el juego y juguemos, solo tengo una consola asique tendrá que ser por turnos –Se estiro tranquilamente en su asiento y cerró los ojos- si hubiera sabido que conocería a una chica adorable y que además le gustan los videojuegos, habría traído más de una consola para pasar el rato

Una vez dicho eso, Hebi se quedó observando a su acompañante jugar un juego de carreras despreocupado. Tenía la consola muteada para que el ruido no molestar a nadie del hospital, pero conforme pasaba el rato, la chaqueta del hombre volvía a moverse de forma rara. Hebi en numerosas ocasiones tuvo que ceder su turno de jugar para calmar lo que fuera que movía su chaqueta, lo cual era bastante raro.

Fue durante su pequeño forcejeo que el hombre se calló de pronto. De pronto comenzó a temblar y se levantó de pronto, corriendo al baño. De allí soltó un gran grito de dolor y cuando salió, estaba sujetándose el estómago.

Moony, juega tu todos los turnos… yo creo que voy a quedarme aquí… -se sentó con cuidado, estirándose en la silla y acariciando su estómago- tranquilo… quieto… y sin moverme hasta que regrese el dragón… perdona
Maaaaa…
Maaaaaas quieto… egh…