Más allá de los limites [Priv. Astolfo]

Había transcurrido tan solo un par de horas después de que los soles del mundo digital habían salido de su escondite. El día de hoy Kinu había despertado más temprano de lo usual, siendo motivada por el sueño que acababa de tener. En aquel sueño, Kinu pudo ver que "El gran árbol del presagio" había florecido de una buena vez; ese árbol, por aquellos que no lo conozcan, es muy sonado en las bocas de los habitantes de los pueblos de alrededor, ellos hablan de ese roble como uno de los más antiguos del digimundo cuya magia no es más que una simple leyenda, a diferencia de otros con verdadera importancia, y es que varios de ellos afirman que ese árbol no tiene ningún patrón que revele cada cuanto florece, ya que dicen que cuando eso sucede augura para muchos digimon que lo vean "el cambio" o entre otra clase de predicciones interpretativas para cada uno, y sin especificar nada. Claro que, como dije antes, no es más que una leyenda de los digimon más veteranos, posiblemente solo es un cuento para digimon bebés como lo era Kinu; sin embargo ¿No es esa la verdadera "magia" del asunto?

Por supuesto que Kinu creía completamente en esa historia y juraba que el sueño que acababa de tener le indicaba que el árbol estaba a punto de dar flor. Esa mañana, Butterflamon preparó un par de tostadas con miel para desayunar, pero Kinu tenía tanta prisa que tan solo se comió la miel que había por encima y partió rápidamente hacia el pueblo que colindaba con los limites de la zona; y sí, hablo de aquel límite que su propio cuidador le había indicado JAMÁS sobrepasar debido al peligro que abunda del otro lado.

El "límite" es bastante visible incluso para los más despistados. Las hojas y la hierba cambia de color, se vuelve más densa y oscura; la hierba es más alta, el aire que se respira incluso se siente diferente y cuentan las malas lenguas que se siente el peligro tan solo con cruzar una pata o antena del otro lado; también, en medio de ambos lados hay unos rieles para Trailmon que, al parecer, hace mucho que no son utilizados.

- Si no me falla la memoria... -Dijo el digimon larva quien, tras llegar a la aldea, se fijó en un mapa cincelado en piedra ubicado en el centro de aquel pueblo que, efectivamente, el gran árbol del presagio se encontraba a una distancia más allá de los límites. Kinu tragó saliva, se le notaba nerviosa, no le gustaba para nada la idea de desobedecer las órdenes exactas de su cuidador, pero si vive toda su vida fuera del peligro del bosque ¿Entonces como podría protegerlo? ¡No podría ser llamada una "Guardabosques"! Así fue que se armó de valor, nadie ni nada iba a detenerla, ella tenía que ver a ese árbol florecer.