Serial Killer — [Priv. Fukuro]

por **Hibiki Sanjō** Lun Ago 13, 2018 3:58 am

Para variar, ya yacía una vez más en aquel territorio, las Islas, zona que, por demás, parecía estar concurriendo de forma bastante seguida, pues al final, una que otra cosa siempre terminaba llevándome hasta ahí, como mi primer encuentro con Kyrie, aquella ocasión en la cual me encontré con Yukari, incluso cuando salvé a Eddeana de aquel Dinohumon que se estaba aprovechando de la situación. ¿Cuál era la razón que esta vez me hacía visitar tales terrenos?, una vez más, los altos rangos de la Union Saver parecían haber reconocido extrañas lecturas, o que más bien, todos los tamers reconocidos por la zona circundante desaparecían, dejando sus lecturas en simples ondas de vacío, como si su vida se hubiese extinguido. ¿Cuál era la mejor idea que podían tener?, claro, enviarlo a mi, otro tamer más, que a pesar de ser quizás algo más experimentado que otros, no me volvía menos susceptible a vivir el mismo destino.

Aún acepté, atendiendo a mis convicciones, acepté sin rechistar. Esta vez, conmigo yacía para variar el pequeño dragón alado, sin embargo, Yumi, la gatita, había sido una vez más llamada por los altos mandos para unas extrañas lecturas de las cuales, por alguna razón, no tenía autorización de saber de qué concretamente, mas por otra parte, el ser alado, aquel DemiDevimon bufón sí me acompañaba. A diferencia de varias otras ocasiones, no parecía molesto, y eso era, en parte, un gran alivio para mi, pues no tendría que aguantar sus berrinches.

—Ya estamos aquí —murmuré, viendo a mis dos acompañantes —Nada asegura que esto será rápido, pero debemos encontrarlo, y llevarlo de alguna forma con nosotros —agregué, esperando una afirmativa de ambos, que segundos después aconteció con un movimiento de cabeza de ambos.

Suspiré.

—Y ahora... ¿para dónde? —¿por qué siempre me entregaban tan poca información de todo?, que fastidio.

por **Fukuro** Lun Ago 13, 2018 6:17 am

En mitad de la espesura, en una de aquellas islas flotantes, una silueta oscura se distinguía entre los árboles. Contrastaba con el verde natural del frondoso forraje, y los rayos de luz que caían sobre la tierra despejada que conducían los senderos que los transeuntes, normalmente, recorrerían en su travesía a través de aquella isla. La silueta oscura era silenciosa, amenazante, y en cierta forma sigilosa, oculta en su propia aura amenazante.

Se camuflaba consigo mismo para lograr eludir la atención indeseada, esperaba sentado sobre una de las ramas en el tronco de los titanes guardianes inmóviles de aquel bosque. Expectante por su presa, con la mano firme sobre la empuñadura de su sable oriental. — ... —Apenas sintió movimiento, unas voces en la distancia, unas presencias entrando en el territorio que receloso vigilaba; hizo su movimiento. Esperó el momento exacto, puntual, cronometrado. Entonces saltó, desenfundando su sable metálico con tal presteza que no hubo fricción en su proceder. Aterrizó con ambos pies trasladando la inercia del impacto a través de su cuerpo hasta llegar a sus brazos, y el movimiento de su espada fue, impulsado por la energía de la caída, hacia el cuello de la víctima.

No obstante, a escasos milímetros de concretar su asesinato, lo detuvo. Posó su único ojo, tan álgido como dorado, sobre el rostro del ajeno. Lo conocía, y eso lo detuvo. Chasqueó la lengua con visible molestia. — Te dije que no quería volver a verte —Fue su saludo después de tanto tiempo, antes de envainar ese sable que estuvo a punto de decapitar al contrario, nuevamente.

por **Hibiki Sanjō** Jue Ago 16, 2018 2:36 am

En completa parsimonia se había mantenido el de cabello oscuro a pesar de lo tétrica que terminaba siendo la situación. En las proximidades, cierta presencia había sentido, y no por alguna habilidad sobrenatural, sino por el movimiento constante de pequeñas ramas, sonido poco probable ocasionado por ráfagas de viento. De la nada, frente a él, observó como cierto cuerpo se acercaba, y a instantes de recibir lo que parecería ser un golpe brutal, se echó un paso hacia atrás y colocó la diestra recubierta de Digisoul para que funcionase como un escudo, sin embargo, y tras que los movimientos habían concluido, observó como cerca de aquella misma mano que había echado hacia el frente, yacía el filo de una espada. Una ráfaga de viento que movió pequeñas hojas se apareció por el piso, y al mismo tiempo que él hablaba y envainaba su arma, el de ojos rojos recobró una postura más calmada.

—¿Acaso se supone que tenía que saber que estabas por aquí? —respondió con el ceño parcialmente fruncido, para que el mismo desapareciese rápidamente en una expresión más relajada, y es que de hecho, soltó incluso una ligera carcajada. —Ha pasado tiempo, Fukuro —agregó, ya pasando a saludarle también, como correspondía.

¿Tamers asesinados?, ¿Fukuro?, por desgracia las piezas comenzaban a encajar, y honestamente, pocas ganas tenía de creer que tendría que enfrentarse al de cabello oscuro, sin embargo, de ser necesario se vería en la obligación de hacerlo. Se habían vuelto poderosos.

—¡Fukuro! —vociferó también el dragón. Por su parte, el DemiDevimon solo le analizó de arriba a abajo.
—Dime que no eres tú el que ha estado asesinando tamers por aquí —suspiró —Por favor —

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