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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Ficha: Silver & Maiden
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Ficha: Silver & Maiden
Nombre y apellido: Silver Stellar
Apodo: Sil-Sil
Sexo: Masculino
Edad: 15 años
Apariencia: Sus ojos son de un suave color ambarino que parecen encenderse cuando alguna de sus emociones llega al punto más intenso, esencialmente cuando realmente está enfadado. Su pelo, anteriormente castaño oscuro, no se libra del tinte plateado desde su llegada a Italia, que lo recoge en una pequeña cola de caballo para evitar peinarlo sin un aparente resultado, quedando igualmente despeinado.
Su altura ha variado a través de los años. Cuando era muy joven, con 5 años su altura apenas llegaba al metro, rozándolo con dificultad. Pero una vez habiendo llegado a Italia, llegó a crecer hasta la altura media, incluso algo por encima, hasta el metro sesenta y cinco a día de hoy.
La piel blanca del chico fue oscurenciéndose hasta tostarse ligeramente. El estar recorriendo las calles de Nápoles de Norte a Sur y de Este a Oeste durante muchos años hizo que por muchos dulces y caramelos que devorase, no llegase a engordar quedando con una constitución básica; no estaba gordo de ninguna manera, pero tampoco es una figura atlética, aunque en una carrera de fondo tenía una gran resistencia.
Tiene una nariz respingona, relativamente pequeña. El estado natural de sus ojos es pensativo, haciendo creer que siempre está maquinando algo, para bien o para mal. Sus labios son finos y de poca carne, siempre clavados en una mueca de seriedad que, junto a su mirada, hacen que sea una persona bastante críptica a primera vista.
En cuanto a la ropa, siempre lleva consigo el único recuerdo de su Inglaterra natal, la gabardina negra de su padre. Además, es bastante cerrado en cuanto colores, nunca saliendo del mismo esquema cromático: negro, rojo y gris. Todo su armario está lleno de ropa de esos colores, aunque el amarillo o el morado son tolerables, no como el blanco, el color que más detesta.
Personalidad: La personalidad de Silver fue forjada a través del abandono y la soledad, de lo pasado en la calle y, sobre todo, de la perdida de la inocencia. Desde que vio al padre que lo abandonó siendo acosado por unos cobradores de impuestos, supo que el mundo estaba mal. ¿Cómo puede ser que haya personas que amenacen a otras por dinero? No podía ser, para su cerebro de niño de cinco años aquello no tenía sentido y acabó pensando que vivían en un ciclo del mundo donde reinaban las personas con dinero y que, aquellas personas que no lo tuviesen, serían condenadas a ser desgraciadas para siempre y aquello marcó uno de sus grandes disgustos en toda su vida: la gente con dinero que no ayuda a los demás y desde pequeño trató de combatir esta situación, tanto en Inglaterra como en Italia, sin demasiado éxito. Confió en una serie de personas para que le ayudasen, pero lo único que hicieron fue delatarle para conseguir ellos una cantidad de dinero que les sirviese para subsistir. Y ahí supo que mientras el parné estuviese de por medio, no lograría su objetivo de hacer un mundo mejor.
Después de todo aquello, dejó de soñar como un niño. Simplemente pensó en su supervivencia, por lo que desarrolló dos grandes manías: la adicción a los caramelos y dulces en general, como un incentivo a la supervivencia, un premio para si; y la otra tener la mano ocupada, durante un tiempo fue con una navaja vieja que encontró en la calle, pero desde que obtuvo el D-Racer, no para de moverlo entre sus dedos para mantener la mano ocupada y parecer que puede reaccionar en cualquier momento. En ese sentido, es una persona muy defensiva, busca intimidar sin que sea necesario buscar pelea.
Pese a todo, nunca lo verás con la sonrisa fuera de su rostro. Sea sincera, sarcástica o maligna, siempre va a mantenerla hasta que se derrumbe porque sonreír es la mueca más intimidante que hay, es la forma más clara de decir "No das miedo" sin levantar la voz, sin amenazar y sin tensarse. Una sonrisa que además se apoya en constantes chistes, principalmente hechos para atacar. Bromas punzantes hacia otras personas, digimon, entidades, lo que sea. Silver no se deja intimidar ante nadie y, a no ser que se ataque directamente a Maiden, cuando entonces si dejará la sonrisa a un lado para cambiarla por una mueca de desagrado que buscará hundir a quien se haya atrevido, no dejará de sonreír.
Desde que volvió del Mundo Digital, ha vuelto a empezar a tener sueños. En ellos, aparece él frente a un gran grupo de personas y, con su compañera, saltan desde un pequeño pilar de piedra con una inscripción: "Aquí yace el Mundo Antiguo". Él cree que toda esa gente son personas como él, que han sufrido toda su vida y quieren crear un mundo nuevo y mejor, acabando el ciclo de inicio y fin de este. Bajo cualquier coste.
Digivice: D-Racer de color morado y rojo suave
Digimon comapañero: Sistermon Blanc/Sistermon Ciel/LadyDevimon/Lilithmon
Aspecto Sistermon Blanc (Maiden): Maiden, como llamó Silver a su compañera, no cambia de aspecto normalmente pero durante su etapa Rookie tiene un un cambió. Tanto por presión del chico como por diferentes gustos al del resto de la especie, cambia su vestido blanco por uno de color gris pero este limita sus acciones así que no podría usarlo para pelear, además de que no quisiera romperlo, teniendo en cuenta de que se consiguió su compañero con el poco dinero que gana de sus trabajos.
Personalidad Sistermon Blanc (Maiden): Maiden se comporta de un forma mas introvertida que el resto de Sistermon al darse cuenta de que ella no tiene una "hermana" que cuide de ella hasta que evolucione. Pero la confianza que tiene con Silver ha llegado a tal punto que ella lo mire con ojos diferentes, lo más parecido a la hermana que debería haber tenido. Por ello, Maiden da todo lo que tiene para proteger a su compañero humano.
Historia: Silver nació bajo la estrella de la mala fortuna, que iluminaba aquella noche la ciudad inglesa de Londres. Nada más nacer, ya se había cobrado una victima: su propia madre, quien no había podido resistir el parto. Una familia ya pobre de por si, con una madre ama de casa y un padre que no encontraba trabajo. Taylor Stellar, el padre del bebé, no podría hacerse cargo de su retoño en la situación económica y, entre lágrimas y alientos cortados, envolvió al chico entre su larga gabardina negra de hombros anchos y lo dejó en la puerta de un orfanato.
Tres años en ese lugar, según el chico, infernal. La comida allí rara vez no tenía moho, conocía bien el sonido del cuero sobre la carne y el sonido del silencio, ya que al mínimo llanto que se escuchase, no tardaba en ser callado bien fuese a base de amenazas de eliminar la poca comida que tuviesen o bien en base de nuevo a las cintas de cuero usadas para azotarles. No era una buena vida para un grupo de niños de tres, cuatro o cinco años, ni para nadie. Y la vida fuera del orfanato, desde la ventana, aunque lejana, no parecía imposible. Sabían que podían llegar. El mayor de los chicos, un niño de 7 años llamado Blake estuvo recogiendo los juguetes de todos durante una semana entera. Silver confió en el, dándole no solo sus juguetes más sólidos, si no también platos que había robado del comedor por si acaso. Blake les miró con sus ojos negros como el carbón y, en la "sala de juegos", una habitación húmeda con el suelo roto y muebles devorados por las polillas, les dijo que el plan era lanzar los juguetes lo más rápido posible a las ventanas, ya que el edificio era una planta baja y huir en todas direcciones. Y todos los niños confiaron en el, incluso Silver. Craso error.
El día señalado, hubo tres heridos leves, cinco heridos graves y un muerto. Blake los había traicionado. Dándoles los juguetes y platos al dueño del orfanato y los había usado en contra de sus compañeros para conseguir un plato de sopa caliente recién hecha. Silver estaba en la habitación del chico que murió, golpeado en la cabeza por un teléfono de plástico hasta que dejó de llorar y por sus mejillas corría conjuntamente a las lágrimas, un hilo de sangre, y fue herido cuando sufrió el ataque del adulto, quedándole una cicatriz en su mejilla derecha del trozo de plato con el que fue agredido. No mucho después de aquello, llegó la policía, apresando al hombre y a Blake, que aún estaba dispuesto a agredir a más de sus compañeros con sus muñecos de palos. El castaño había logrado huir durante la masacre, refugiándose en un edificio abandonado no muy lejos de allá. Allí paso dos años más, sobreviviendo a base de mendigar y robar.
Un día, con la gabardina del padre puesta y un recipiente para monedas, comida u otras cosas, se encontró con un hombre alto, de pelo castaño y ojos ambarinos, una barba bastante poblada y unas gafas sobre su nariz ganchuda. Silver, viéndose reflejado en un charco vio que, salvo la nariz, ese hombre adulto, entrado ya en sus treintas, era idéntico a él. ¡Debía de ser su padre, al fin, luego de todo ese tiempo! Se dispuso a correr hacia el cuando chocó con varios hombres trajeados que llevaban en sus manos una serie de papeles. Se dirigieron al supuesto padre, amenazándole de que, como no pagase lo lamentaría. El hombre pidió un mes más, casi postrándose de rodillas, que ya había encontrado un trabajo y que podría pagar todas sus deudas. Silver no entendía del todo que estaba pasando, pero nada bueno. Echó a correr tan rápido como sus piernas le permitieron, agarrando con fuerza la navaja que llevaba acompañándole desde que huyó de aquel lugar maldito. Y desde ese momento en adelante, supo que el mundo estaba equivocado, no podía ser que un mundo tan bonito como en el que vivía hubiese gente como el encargado del orfanato, Blake o aquellos hombres que acosaban a su padre. Entonces, Silver decidió sonreír. Sonreír para dar miedo. Sonreír para dar impresión de seguridad. Sonreír para acabar con el mundo y hacerlo de nuevo, donde todos pudiesen ser felices y nadie tuviese que sufrir nunca.
Los siguientes años pasaron sin pena ni gloria para el chico. Pocas veces tuvo que usar su navaja para algo que no fuese cortar el pan duro o pelar una manzana que le ofrecieron. Su permanente sonrisa hizo que más de una persona se amedrentase y evitase acercarse a él, viviendo en un Déja Vu constante en el que comía, defendía su territorio de bandas callejeras y dormía. En su mano derecha, siempre danzando entre sus dedos, su fiel hoja que tanta ayuda le había proporcionado mientras que en la mano izquierda solía sostener un libro. Quizás lo único bueno que había sacado de aquel campo del infierno es que les enseñaron a leer y las calles bajas de Londres solían haber libros extraviados o dejados allí para alimentar a las ratas. Silver no perdió el tiempo y devoró todo libro que le llegase a la mano, tales como "Viaje al centro de la Tierra" de Jules Verne, "El príncipe de las espinas" de Mark Laurence o "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry, libros que le dieron fé, que hacían pensar al chico que, lejos de aquella miseria de vida, había un mundo inexplorado que nadie del "Antiguo Mundo", como él llamaba al sistema, podría ver jamás.
Poco tiempo después, con seis años, consiguió ganarse un renombre por las calles de la capital inglesa, tanto que la policía lo tenía en el punto de mira. No porque hubiese hecho algo, aparte de robar para su subsistencia, si no para buscarle un hogar fuera de las frías y húmedas paredes de su edificio abandonado, algo que él no sabía. Silver por ese entonces había dejado de tener sueños de mundos desconocidos, lugares inexplorados o una vida mejor. Se resignaría con sus calles neblinosas, a la fría lluvia y al pan duro. Su inocencia era algo que lastraba su supervivencia en la competitiva ciudad y donde un día sin comer puede ser tu ruina, no podía permitirse perder la carrera hacia la vida. Pero aún con todo, los gendarmes se hicieron un inconveniente mayor de lo esperado.
Luego de un día de mendigar, había conseguido por primera vez en mucho tiempo un trozo de pan fresco y unos caramelos de limón y estaba completamente dispuesto a celebrar ese banquete sentado en su cartón, tapado por sus trapos cuando se encontró de cara a un cuerpo de agentes rastreando su edificio, en busca de algo que indicase su paradero. No era seguro quedarse allí, así que corrió hacia el otro sitio donde sabía que era relativamente seguro, el puerto del Thamesis. Allí se encontró un carguero de juguetes que, según varias personas que se subían al barco, iba con destino a Japón, una idea que al castaño agradó enormemente, creyendo que al fin podría ver mundo, fuera de sus húmedas calles, la fría lluvia y el pan duro. Sin pensarlo dos veces y con mucho sigilo, teniendo en cuenta que llevaba años escondiéndose sin que nadie supiese su paradero hasta ese momento, y entró a la bodega del barco. Una de las cajas que llevaba la mercancía estaba mal cerrada, así que aprovechó la ocasión para meterse en ella, quedando lo suficientemente oculto para que ningún tripulante sospechase que un niño de 6 años que poco a poco parecía recuperar la ilusión.
Pasaron dos días, dos días en completo silencio en que el joven pudo recuperar energías, comer el pan y los caramelos y, beber de una botella que había encontrado tirada en la bodega. Entonces vio que habían llegado a tierra firme. Silver no se lo pensó dos veces y salió igual de sigiloso que cuándo entró pero esta vez para ver que no estaba en Inglaterra, si no en una tierra nueva llamada... ¿Italia? Al parecer, la tripulación tuvo que hacer un alto en tierras itálicas para reponer suministros y combustible. Aún así, era algo que no tenía importancia para el chico quien al fin había dejado todo su pasado atrás. Lo único que había que aun le atase a la isla era su inseparable gabardina negra que poco a poco iba quedándole menos pequeña y la cicatriz en la mejilla.
Aunque intentó recuperar su vida anterior de vivir bajo cualquier edificio abandonado, mendigando y robando, la gente italiana en su lugar decidió darle ideas para que saliese hacia adelante como una persona honrada, algo que de primeras chocó con el perfil arisco que Silver había visto y conocido de los ingleses. Y les dio la absoluta razón, luego de ver que en 6 meses no había conseguido nada de lo que tenía en Reino Unido. Y así estuvo trabajando para la gente de un pueblo próximo a Nápoles durante nueve años. Hizo de todo un poco: ayudaba en la cocina a los ancianos, colaboraba en compras y en obras pequeñas estuvo presente transportando materiales o ayudando con los labores de carpintería. Consiguió dinero suficiente para tener un pequeño pero acogedor piso, ropa nueva y comida fresca. Cuando su situación comenzó a estabilizarse, se dio algún que otro capricho, el mayor de todos fue el decidir teñirse el pelo para toda su vida del mismo color que su nombre, un plateado brillante que ahora lleva orgulloso en su pelo.
Silver tenía quince años cuando sintió que algo le llamaba. Las bolsas que llevaba estaban cargadas de verduras, carne y otros productos, las cosas que la casera le había pedido a cambio del alquiler de ese mes. Era una voz suave, femenina, casi de niña. No sabía de donde venía exactamente así que, antes de empezar a recorrer nuevamente las calles del pueblo, entregó la compra a la señora de cuarenta y tres años que llevaba el piso. Nada más darle las bolsas de plástico, ella le dijo que había llegado un viejo extraño con un paquete. Le dijo a la casera que era importante y que debía colocárselo a Silver lo antes posible, así que la mujer le dio la copia de las llaves del joven al hombre y bajo su mirada vio que instalaba un ordenador. No era un ordenador moderno, ni mucho menos pero ahí estaba, como le había dicho la casera. Un ordenador negro que estaba encendido con la pantalla bloqueada en un mensaje, una pregunta. "¿Te harías cargo?" Cuando el chico se acercó al monitor para verlo bien, las llamadas por su nombre y apellido eran más fuertes. El propio ordenador le estaba llamando y quería que se hiciese cargo. Él pulsó el Sí que había en la caja de diálogo haciendo que saliese un huevo de gran tamaño de color blanco decorado con triagulos grises y negros desde la pantalla. De eso debería hacerse cargo, al parecer.
Poco después de que obtuviese el huevo, este comenzó a agitarse y a romperse, haciendo que un nuevo ser viese el sol de la tierra mediterránea y la cara de Silver. Una pequeña criatura, con forma de medusa blanca, unos ojitos redondos y pequeños y una boca que trataban de hacer algún sonido, dando solo resultado en la palabra "poyo".
-Así que voy a tener que vivir contigo, ¿verdad? Que remedio... Ahora tendré que hacer comida para dos.
Apodo: Sil-Sil
Sexo: Masculino
Edad: 15 años
Apariencia: Sus ojos son de un suave color ambarino que parecen encenderse cuando alguna de sus emociones llega al punto más intenso, esencialmente cuando realmente está enfadado. Su pelo, anteriormente castaño oscuro, no se libra del tinte plateado desde su llegada a Italia, que lo recoge en una pequeña cola de caballo para evitar peinarlo sin un aparente resultado, quedando igualmente despeinado.
Su altura ha variado a través de los años. Cuando era muy joven, con 5 años su altura apenas llegaba al metro, rozándolo con dificultad. Pero una vez habiendo llegado a Italia, llegó a crecer hasta la altura media, incluso algo por encima, hasta el metro sesenta y cinco a día de hoy.
La piel blanca del chico fue oscurenciéndose hasta tostarse ligeramente. El estar recorriendo las calles de Nápoles de Norte a Sur y de Este a Oeste durante muchos años hizo que por muchos dulces y caramelos que devorase, no llegase a engordar quedando con una constitución básica; no estaba gordo de ninguna manera, pero tampoco es una figura atlética, aunque en una carrera de fondo tenía una gran resistencia.
Tiene una nariz respingona, relativamente pequeña. El estado natural de sus ojos es pensativo, haciendo creer que siempre está maquinando algo, para bien o para mal. Sus labios son finos y de poca carne, siempre clavados en una mueca de seriedad que, junto a su mirada, hacen que sea una persona bastante críptica a primera vista.
En cuanto a la ropa, siempre lleva consigo el único recuerdo de su Inglaterra natal, la gabardina negra de su padre. Además, es bastante cerrado en cuanto colores, nunca saliendo del mismo esquema cromático: negro, rojo y gris. Todo su armario está lleno de ropa de esos colores, aunque el amarillo o el morado son tolerables, no como el blanco, el color que más detesta.
- Spoiler:
Personalidad: La personalidad de Silver fue forjada a través del abandono y la soledad, de lo pasado en la calle y, sobre todo, de la perdida de la inocencia. Desde que vio al padre que lo abandonó siendo acosado por unos cobradores de impuestos, supo que el mundo estaba mal. ¿Cómo puede ser que haya personas que amenacen a otras por dinero? No podía ser, para su cerebro de niño de cinco años aquello no tenía sentido y acabó pensando que vivían en un ciclo del mundo donde reinaban las personas con dinero y que, aquellas personas que no lo tuviesen, serían condenadas a ser desgraciadas para siempre y aquello marcó uno de sus grandes disgustos en toda su vida: la gente con dinero que no ayuda a los demás y desde pequeño trató de combatir esta situación, tanto en Inglaterra como en Italia, sin demasiado éxito. Confió en una serie de personas para que le ayudasen, pero lo único que hicieron fue delatarle para conseguir ellos una cantidad de dinero que les sirviese para subsistir. Y ahí supo que mientras el parné estuviese de por medio, no lograría su objetivo de hacer un mundo mejor.
Después de todo aquello, dejó de soñar como un niño. Simplemente pensó en su supervivencia, por lo que desarrolló dos grandes manías: la adicción a los caramelos y dulces en general, como un incentivo a la supervivencia, un premio para si; y la otra tener la mano ocupada, durante un tiempo fue con una navaja vieja que encontró en la calle, pero desde que obtuvo el D-Racer, no para de moverlo entre sus dedos para mantener la mano ocupada y parecer que puede reaccionar en cualquier momento. En ese sentido, es una persona muy defensiva, busca intimidar sin que sea necesario buscar pelea.
Pese a todo, nunca lo verás con la sonrisa fuera de su rostro. Sea sincera, sarcástica o maligna, siempre va a mantenerla hasta que se derrumbe porque sonreír es la mueca más intimidante que hay, es la forma más clara de decir "No das miedo" sin levantar la voz, sin amenazar y sin tensarse. Una sonrisa que además se apoya en constantes chistes, principalmente hechos para atacar. Bromas punzantes hacia otras personas, digimon, entidades, lo que sea. Silver no se deja intimidar ante nadie y, a no ser que se ataque directamente a Maiden, cuando entonces si dejará la sonrisa a un lado para cambiarla por una mueca de desagrado que buscará hundir a quien se haya atrevido, no dejará de sonreír.
Desde que volvió del Mundo Digital, ha vuelto a empezar a tener sueños. En ellos, aparece él frente a un gran grupo de personas y, con su compañera, saltan desde un pequeño pilar de piedra con una inscripción: "Aquí yace el Mundo Antiguo". Él cree que toda esa gente son personas como él, que han sufrido toda su vida y quieren crear un mundo nuevo y mejor, acabando el ciclo de inicio y fin de este. Bajo cualquier coste.
Digivice: D-Racer de color morado y rojo suave
- Spoiler:
Digimon comapañero: Sistermon Blanc/Sistermon Ciel/LadyDevimon/Lilithmon
- Spoiler:
Aspecto Sistermon Blanc (Maiden): Maiden, como llamó Silver a su compañera, no cambia de aspecto normalmente pero durante su etapa Rookie tiene un un cambió. Tanto por presión del chico como por diferentes gustos al del resto de la especie, cambia su vestido blanco por uno de color gris pero este limita sus acciones así que no podría usarlo para pelear, además de que no quisiera romperlo, teniendo en cuenta de que se consiguió su compañero con el poco dinero que gana de sus trabajos.
Personalidad Sistermon Blanc (Maiden): Maiden se comporta de un forma mas introvertida que el resto de Sistermon al darse cuenta de que ella no tiene una "hermana" que cuide de ella hasta que evolucione. Pero la confianza que tiene con Silver ha llegado a tal punto que ella lo mire con ojos diferentes, lo más parecido a la hermana que debería haber tenido. Por ello, Maiden da todo lo que tiene para proteger a su compañero humano.
Historia: Silver nació bajo la estrella de la mala fortuna, que iluminaba aquella noche la ciudad inglesa de Londres. Nada más nacer, ya se había cobrado una victima: su propia madre, quien no había podido resistir el parto. Una familia ya pobre de por si, con una madre ama de casa y un padre que no encontraba trabajo. Taylor Stellar, el padre del bebé, no podría hacerse cargo de su retoño en la situación económica y, entre lágrimas y alientos cortados, envolvió al chico entre su larga gabardina negra de hombros anchos y lo dejó en la puerta de un orfanato.
Tres años en ese lugar, según el chico, infernal. La comida allí rara vez no tenía moho, conocía bien el sonido del cuero sobre la carne y el sonido del silencio, ya que al mínimo llanto que se escuchase, no tardaba en ser callado bien fuese a base de amenazas de eliminar la poca comida que tuviesen o bien en base de nuevo a las cintas de cuero usadas para azotarles. No era una buena vida para un grupo de niños de tres, cuatro o cinco años, ni para nadie. Y la vida fuera del orfanato, desde la ventana, aunque lejana, no parecía imposible. Sabían que podían llegar. El mayor de los chicos, un niño de 7 años llamado Blake estuvo recogiendo los juguetes de todos durante una semana entera. Silver confió en el, dándole no solo sus juguetes más sólidos, si no también platos que había robado del comedor por si acaso. Blake les miró con sus ojos negros como el carbón y, en la "sala de juegos", una habitación húmeda con el suelo roto y muebles devorados por las polillas, les dijo que el plan era lanzar los juguetes lo más rápido posible a las ventanas, ya que el edificio era una planta baja y huir en todas direcciones. Y todos los niños confiaron en el, incluso Silver. Craso error.
El día señalado, hubo tres heridos leves, cinco heridos graves y un muerto. Blake los había traicionado. Dándoles los juguetes y platos al dueño del orfanato y los había usado en contra de sus compañeros para conseguir un plato de sopa caliente recién hecha. Silver estaba en la habitación del chico que murió, golpeado en la cabeza por un teléfono de plástico hasta que dejó de llorar y por sus mejillas corría conjuntamente a las lágrimas, un hilo de sangre, y fue herido cuando sufrió el ataque del adulto, quedándole una cicatriz en su mejilla derecha del trozo de plato con el que fue agredido. No mucho después de aquello, llegó la policía, apresando al hombre y a Blake, que aún estaba dispuesto a agredir a más de sus compañeros con sus muñecos de palos. El castaño había logrado huir durante la masacre, refugiándose en un edificio abandonado no muy lejos de allá. Allí paso dos años más, sobreviviendo a base de mendigar y robar.
Un día, con la gabardina del padre puesta y un recipiente para monedas, comida u otras cosas, se encontró con un hombre alto, de pelo castaño y ojos ambarinos, una barba bastante poblada y unas gafas sobre su nariz ganchuda. Silver, viéndose reflejado en un charco vio que, salvo la nariz, ese hombre adulto, entrado ya en sus treintas, era idéntico a él. ¡Debía de ser su padre, al fin, luego de todo ese tiempo! Se dispuso a correr hacia el cuando chocó con varios hombres trajeados que llevaban en sus manos una serie de papeles. Se dirigieron al supuesto padre, amenazándole de que, como no pagase lo lamentaría. El hombre pidió un mes más, casi postrándose de rodillas, que ya había encontrado un trabajo y que podría pagar todas sus deudas. Silver no entendía del todo que estaba pasando, pero nada bueno. Echó a correr tan rápido como sus piernas le permitieron, agarrando con fuerza la navaja que llevaba acompañándole desde que huyó de aquel lugar maldito. Y desde ese momento en adelante, supo que el mundo estaba equivocado, no podía ser que un mundo tan bonito como en el que vivía hubiese gente como el encargado del orfanato, Blake o aquellos hombres que acosaban a su padre. Entonces, Silver decidió sonreír. Sonreír para dar miedo. Sonreír para dar impresión de seguridad. Sonreír para acabar con el mundo y hacerlo de nuevo, donde todos pudiesen ser felices y nadie tuviese que sufrir nunca.
Los siguientes años pasaron sin pena ni gloria para el chico. Pocas veces tuvo que usar su navaja para algo que no fuese cortar el pan duro o pelar una manzana que le ofrecieron. Su permanente sonrisa hizo que más de una persona se amedrentase y evitase acercarse a él, viviendo en un Déja Vu constante en el que comía, defendía su territorio de bandas callejeras y dormía. En su mano derecha, siempre danzando entre sus dedos, su fiel hoja que tanta ayuda le había proporcionado mientras que en la mano izquierda solía sostener un libro. Quizás lo único bueno que había sacado de aquel campo del infierno es que les enseñaron a leer y las calles bajas de Londres solían haber libros extraviados o dejados allí para alimentar a las ratas. Silver no perdió el tiempo y devoró todo libro que le llegase a la mano, tales como "Viaje al centro de la Tierra" de Jules Verne, "El príncipe de las espinas" de Mark Laurence o "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry, libros que le dieron fé, que hacían pensar al chico que, lejos de aquella miseria de vida, había un mundo inexplorado que nadie del "Antiguo Mundo", como él llamaba al sistema, podría ver jamás.
Poco tiempo después, con seis años, consiguió ganarse un renombre por las calles de la capital inglesa, tanto que la policía lo tenía en el punto de mira. No porque hubiese hecho algo, aparte de robar para su subsistencia, si no para buscarle un hogar fuera de las frías y húmedas paredes de su edificio abandonado, algo que él no sabía. Silver por ese entonces había dejado de tener sueños de mundos desconocidos, lugares inexplorados o una vida mejor. Se resignaría con sus calles neblinosas, a la fría lluvia y al pan duro. Su inocencia era algo que lastraba su supervivencia en la competitiva ciudad y donde un día sin comer puede ser tu ruina, no podía permitirse perder la carrera hacia la vida. Pero aún con todo, los gendarmes se hicieron un inconveniente mayor de lo esperado.
Luego de un día de mendigar, había conseguido por primera vez en mucho tiempo un trozo de pan fresco y unos caramelos de limón y estaba completamente dispuesto a celebrar ese banquete sentado en su cartón, tapado por sus trapos cuando se encontró de cara a un cuerpo de agentes rastreando su edificio, en busca de algo que indicase su paradero. No era seguro quedarse allí, así que corrió hacia el otro sitio donde sabía que era relativamente seguro, el puerto del Thamesis. Allí se encontró un carguero de juguetes que, según varias personas que se subían al barco, iba con destino a Japón, una idea que al castaño agradó enormemente, creyendo que al fin podría ver mundo, fuera de sus húmedas calles, la fría lluvia y el pan duro. Sin pensarlo dos veces y con mucho sigilo, teniendo en cuenta que llevaba años escondiéndose sin que nadie supiese su paradero hasta ese momento, y entró a la bodega del barco. Una de las cajas que llevaba la mercancía estaba mal cerrada, así que aprovechó la ocasión para meterse en ella, quedando lo suficientemente oculto para que ningún tripulante sospechase que un niño de 6 años que poco a poco parecía recuperar la ilusión.
Pasaron dos días, dos días en completo silencio en que el joven pudo recuperar energías, comer el pan y los caramelos y, beber de una botella que había encontrado tirada en la bodega. Entonces vio que habían llegado a tierra firme. Silver no se lo pensó dos veces y salió igual de sigiloso que cuándo entró pero esta vez para ver que no estaba en Inglaterra, si no en una tierra nueva llamada... ¿Italia? Al parecer, la tripulación tuvo que hacer un alto en tierras itálicas para reponer suministros y combustible. Aún así, era algo que no tenía importancia para el chico quien al fin había dejado todo su pasado atrás. Lo único que había que aun le atase a la isla era su inseparable gabardina negra que poco a poco iba quedándole menos pequeña y la cicatriz en la mejilla.
Aunque intentó recuperar su vida anterior de vivir bajo cualquier edificio abandonado, mendigando y robando, la gente italiana en su lugar decidió darle ideas para que saliese hacia adelante como una persona honrada, algo que de primeras chocó con el perfil arisco que Silver había visto y conocido de los ingleses. Y les dio la absoluta razón, luego de ver que en 6 meses no había conseguido nada de lo que tenía en Reino Unido. Y así estuvo trabajando para la gente de un pueblo próximo a Nápoles durante nueve años. Hizo de todo un poco: ayudaba en la cocina a los ancianos, colaboraba en compras y en obras pequeñas estuvo presente transportando materiales o ayudando con los labores de carpintería. Consiguió dinero suficiente para tener un pequeño pero acogedor piso, ropa nueva y comida fresca. Cuando su situación comenzó a estabilizarse, se dio algún que otro capricho, el mayor de todos fue el decidir teñirse el pelo para toda su vida del mismo color que su nombre, un plateado brillante que ahora lleva orgulloso en su pelo.
Silver tenía quince años cuando sintió que algo le llamaba. Las bolsas que llevaba estaban cargadas de verduras, carne y otros productos, las cosas que la casera le había pedido a cambio del alquiler de ese mes. Era una voz suave, femenina, casi de niña. No sabía de donde venía exactamente así que, antes de empezar a recorrer nuevamente las calles del pueblo, entregó la compra a la señora de cuarenta y tres años que llevaba el piso. Nada más darle las bolsas de plástico, ella le dijo que había llegado un viejo extraño con un paquete. Le dijo a la casera que era importante y que debía colocárselo a Silver lo antes posible, así que la mujer le dio la copia de las llaves del joven al hombre y bajo su mirada vio que instalaba un ordenador. No era un ordenador moderno, ni mucho menos pero ahí estaba, como le había dicho la casera. Un ordenador negro que estaba encendido con la pantalla bloqueada en un mensaje, una pregunta. "¿Te harías cargo?" Cuando el chico se acercó al monitor para verlo bien, las llamadas por su nombre y apellido eran más fuertes. El propio ordenador le estaba llamando y quería que se hiciese cargo. Él pulsó el Sí que había en la caja de diálogo haciendo que saliese un huevo de gran tamaño de color blanco decorado con triagulos grises y negros desde la pantalla. De eso debería hacerse cargo, al parecer.
Poco después de que obtuviese el huevo, este comenzó a agitarse y a romperse, haciendo que un nuevo ser viese el sol de la tierra mediterránea y la cara de Silver. Una pequeña criatura, con forma de medusa blanca, unos ojitos redondos y pequeños y una boca que trataban de hacer algún sonido, dando solo resultado en la palabra "poyo".
-Así que voy a tener que vivir contigo, ¿verdad? Que remedio... Ahora tendré que hacer comida para dos.
Re: Ficha: Silver & Maiden
Ficha aprobada
Ahora te toca completar los huecos del perfil con los enlaces de la línea evolutiva y la ficha.
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
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