Dos vidas se entrelazan [Prueba Kuroo y Harpuia]

Zona Habitacional/ Plaza Central - Mundo Real

Una tarde, fresca y de lluvia, no intensa pero constante que llevaba un par de días cayendo sobre la ciudad. Bajo las aparentes infinitas gotas un muchacho, joven que se mostraba algo extraño, era de esperarse ya que nadie queda del todo bien después de discutir con otra persona, menos con un padre.
Este chico, Harpuia, se dirigía ahora a la casa de un amigo, para ello necesitaba atravesar el parque para llegar a la Plaza principal y luego a la otra zona de viviendas. Tal vez no se daba cuenta pero la noche comenzaba a acechar, para llegar hasta el otro lado del parque había que cruzar un largo trecho y en el camino había muchas distracciones, como flores de intensos colores realzados por el reflejo que desprendían las gotas de lluvia posadas sobre los pétalos, como las aves y su canto tan particular que deleitaban el sentido del oído haciendo prácticamente innecesarios los demás.
Así que excusas había, pero una en particular, no tan notoria e increíble iba a retrasar la llegada de Harpuia a la casa de su amigo, tal vez por mucho tiempo.

OFF: En este caso el orden de posteo será el siguiente: Yo, Harpuia y Kuroo. Es para enlazar las dos historias más que nada.

Ya estaba a varios metros de casa, había olvidado mi paraguas, sin embargo, no iba a volver a ese lugar, no recuerdo cuánto tiempo había estado caminando, pero al parecer un poco menos de quince minutos, pues estaba en el parque.
La vista era atractiva, a pesar de que hubiera una llovizna como esa, no le quitaba el encanto al lugar. Estuve varios minuto ahí, sin reaccionar, hasta recordar el hecho de que debía llegar luego, ya estaba anocheciendo, y no era precisamente seguro estar aquí a estas horas.
Seguí caminando, yendo a la casa de mi amigo, no lo había pensado, pero quizá me hubiera precipitado, no sabría cómo iría a reaccionar, ni tampoco había planeado lo que le diría, "hola, me fui de casa y me quedaré contigo unos días", ridículo. Pero no podía volver, seguramente si lo hacía él se burlaría de mí, y me diría que soy un cobarde que no se atreve a tomar sus propias decisiones o que soy un inutil, y no le daría la oportunidad de eso.
Entonces, a lo lejos, vi algo, alguien, siendo más específico...

Existen diversos métodos para que las personas olviden sus problemas, mi predilecto es la meditación, solo y en silencio, correr es de gran ayuda ya que mi jadeo resulta ser una suerte de segunda voz interna que me escucha y me aconseja. Para mi, la meditación también es un medio de escape, de mis problemas, de mis inquietudes, de las visiones de pesadilla que me atormentan, en resumen, de mi vida. Pero como iba a saber que mi soledad pronto se vería interrumpida por un misterioso ser?
En la lluviosa noche de una fecha incierta, me encontraba nuevamente trotando, huyendo, de una sombra, de un ser inexistente.Estaba tan ocupado, tan sumergido en mis propios pensamientos que ni siquiera me tome un momento para apreciar la belleza de la lluvia, tampoco reaccionaba en lo mas mínimo al agua que se escurría por mi cuerpo.
-Que voy a hacer?...Pero, en ese caso...NO! eso sería inaceptable.- Incomprensibles murmullos salían de mi boca. El mundo que me rodeaba me era totalmente ajeno, las personas que rozaba y no me detenía a disculparme, los perros que me ladraban al notar mi paso acelerado, las aromáticas flores que tanto embellecen el gris paisaje de la ciudad. Solo me dedique a seguir trotando, y trotando, y trotando, hasta que de repente... me detuve.
Tan concentrado estaba en mis reflexiones que no me había percatado de la hora ni del lugar, ya era tarde: me encontraba en un callejón oscuro en las afueras de la ciudad. Un lugar lúgubre y tenebroso muy concurrido por los bandidos y la única iluminación era el parpadeante destello de un poste lejano.
De inmediato di media vuelta y me dispuse a correr lo mas rápido posible, pero al los pocos segundo me detuve: mis piernas estaban congeladas, no podía moverlas, una gran sensación de tinieblas me envolvió, pude percatarme de que mis hombros temblaban y el escalofrió que recorría mi espalda sacudía la gota de frió sudor que bajaba por mi nuca.
-Oh, acaso tienes alguna prisa?-Una misteriosa, pero estilizada voz me hizo pegar un salto.
-(maldición, esto no es bueno)-Susurre para mis adentros.
Me dispuse a reanudar mi marcha por el interminable callejón, pero una oscura silueta bloqueó mi camino.
-Tranquilo, no te haré daño, solo he venido a darte un mensaje- Me tomó un tiempo comprender las palabras de este individuo.
-M-m-mensaje?
-Así es. Pues verás, resulta que eres uno de los elegidos.- Una sonrisa se dibujo en su rostro al pronunciar estas palabras.
Entrecerré los ojos para distinguir a mi interlocutor, no tenía aspecto de delincuente, sin embargo, si era tenebroso. Se trataba de un hombre rubio de aproximadamente 2 mts que usaba un antifaz rojo y vestía un extraño traje con una capa negra, un atuendo bastante sospechoso si me lo preguntan.
-Quién eres tu!- Me atreví a preguntar inflando el pecho.
-Muestra más respeto por el señor Myotismon, humano!- Al parecer este sujeto, un tal Myotismon, no había venido solo.
-Tranquilo, Devimon, no hay necesidad de exaltarse de esa manera.- El segundo sujeto usaba un atuendo de cuero negro con alas corroidas.
-Aun así señor, no se por que tubo te tomarse la molestia de venir en persona- Y al decir esto clavó su mirada en mi con desdén.
-Solo quería ver con mis propios ojos si Kuroo es tan "digno" como se dice- Y al decir volvió a esbozar una sonrisa y al mirarme me guiño un ojo, al instante me ruboricé.
La intervención de Myotismon había hecho al ambiente mucho más ameno, sin embargo no sabía a ciencia cierta qué era lo que estos sujetos querían con migo...
-Disculpe mis modales, señor, pero cómo sabe mi nombre?- Pregunte cortésmente en reparo a mi ofensa.
-Lo ves Devimon? Todos podemos ser amigos- Devimon giro la cabeza con incredulidad.-Por favor, permíeme presentarme- dijo mirándome nuevamente -Mi nombre es Myotismon y el es mi ayudante Devimon. He venido a hacerte entrega de algo muy especial.
De su capa saco lo que al parecer era una pelota ovalada, se acercó lentamente y me la dió. Al tocarlo sentí un gran calor en mi corazón.
-Q-q-qué es esto?- Pregunté sorprendido, podía sentir la calidez de la pelota y un temblor que casi parecían latidos, casi como si estuviera viva.
-Eso, mi estimado Kuroo, es un Digihuevo.-Parecia muy emocionado al eplicarme esto -De él nacerá un Digimon, es decir un "monstruo digital".
-Qué?! Un monstruo saldrá del huevo?.
-Jajaja- Rió Myotismon con alegría- No tienes nada de que preocuparte, sé que te llevaras muy bien con él, después de todo, los monstruos suelen llevarse bien entre ellos.
Inmediatamente se puso serio de nuevo, me dió la espalda y dijo:
-Cuida a ese digimon, hazte fuerte junto con el y cuando sientas que estás listo, ven a visitarme a mi mansión, la dirección está agendada en tu Digivice.
-Digivi...-me detuve al observar una luz negra que brillaba en mi bolsillo, de inmediato metí la mano, pero no note nada a parte de mi viejo celular, lo saqué de todas formas. Grande fué mi asombro al notar que mi celular se había convertido en un extraño dispositivo de color negro.-Acaso esto es...- Alce la vista para ver a Myotismon, pero ya se había marchado - mi digivice?
No sabría decir cuanto duró ese momento, solo estaba yo, en un callejón en la oscuridad y bajo la lluvia.
Luego de un momento que pareció interminable me reincorporé y retomé mi camino, lento pero seguro, a través de la ciudad, nuevamente sumido en mis pensamientos. Pasó un tiempo antes de que volviera a la normalidad y notara la gran carga que mi cuerpo y mi mente habían soportado ese día. Busqué con la vista algún lugar para tomar un descanso, logré divisar la plaza central y me dirigí hacia ella al mismo tiempo que me sorprendía por lo lejos que había llegado. Me senté en la parada del autobús ya que contaba con un toldo.
Miré el huevo, comencé a acariciarlo y suspiré.-Así que un monstruo, eh? jajaja pués veamos si es cierto que podemos llevarnos bien.
Aunque pretendia tomarmelo a broma, no pude contener las lagrimas que bien ocultaba la lluvia...