Haciendo amistades en Central Park (Priv. Allana Tale)

Paseaba por el parque, cansada y aburrida, había ido por un trabajo que no había acabado del modo esperado. La chica a la que debía fotografíar era una modelo antipática y maleducada que se negaba a seguir los consejos que ella le daba para que se viera mejor la ropa, o la luz no le crease reflejos en la piel, acusandola a ella de mala fotografa, en lugar de pensar que, tal vez, si ella se cuidase más, no tendría tanta grasa en la piel y no debería advertirle de los reflejos.

Suspiró mientras se sentaba en una banqueta mirando las fotos de la camara, pasandolas como si no las viera, no había una sola que fuera válida. Miró al cielo mientras se planteaba que hacer, el reportage versaba sobre el arte, por eso todos habían pensado en hacer fotos de modelos, para que se viera que no solo los cuadros son artísticos. Ella no había estado de acuerdo, peor había aceptado a regañadientes y se había dispuesto a hacer las fotos con la ilusión de siempre. Sin embargo, esa ilusión se le había esfumado.

Volvió a bajar la vista ensombrecida a la cámara y decidió borrar las fotos, no, ya había intentado no ser fiel a sus principios, y se había encontrado con una idiota de remate que no quería colaborar, así la mujer no llegaría lejos. Era hora de seguir su propio instinto. Alzó la vista con los ojos en el objetivo, y fotografió el cielo. Suspirando aliviada, así estaba mejor.

Siguió mirando por el objetivo de la cámara hasta localizar a un chico rubio sentado en un árbol con lo que parecía un blog de dibujo, justo frente a ella. Casi por inercia, se levantó dejando que su vestido se removiera a su alrededor con la suave brisa mientras el pelo se le apartaba del cuello, se acercó y, a una distancia corta, hizo una foto de la mano de joven sostiendo un carboncillo y los primeros trazos que este había hecho, se notaba que tenía talento. Notó lo que acababa de hacer, y bajó la cámara sonriendo.

- Perdona, que me he ensimismado.- se disculpó.- Cuando veo pasión, he de captarla.- dijo señalando la cámara.- Soy Alanna, encantada de conocerte.- Se presentó intentando que fuera algún tipo de disculpa.

Vio con sonrisa amable como el chico temblaba de nerviosismo, intentó entender el nombre entre sus tartamudeos, sin acabar de comprender, ¿ponía nerviosa a la gente? Si tenía un aspecto bastante dócil, en realidad, poca amenaza podía representar con su escasa altura, su figura delgada y proporcionada y sus ojos grandes y expresivos, en todo caso, debería ser ella la que siempre tuviera miedo, pero era tan sumamente despistada, que ni siquiera se paraba a pensar en ese tipo de cosas.

Mientras intentaba aclararse con lo que había dicho el chico, vió aparecer ante ella un pequeño Digimon de color azul que saltó entusiasmado a corregir lo que, al parecer para él, había sido una pobre presentación por parte de su compañero, le hizo gracia, aumentando su sonrisa, le recordaba a Cat, en cierto modo, era como su digiespiritu, pero en gracioso, en su bolsillo, el digivice temblaba esperando que la presentasen.

- Encantada Chibomon.- dijo agachandose.- Yo soy Alanna, y ella es Cat, mi compañera,- comentó sacando su digivice y mostrando a la gatomón que se mostraba en la pantalla- tiene un poco de mal genio, pero es muy buena.- susurró al pequeño, haciendo rabiar a su compañera.- Encantada- Respondió al chico, que parecía haberse calmado tras la intervención del pequeño Digimon.- Tienes razón, vine por trabajo, pero... al final no salió bien del todo, y decidí relajarme, me gusta fotografias cosas bonitas, y tu dibujo era increible, eres un artista.

Comentó casi sin darse cuenta mientras pasaba fotos de su cámara, buscando la que había sacado de su mano tomando el lapicero y haciendo trazos rápidos, calculados, finos y perfectos que dibujaban una preciosa figura a penas distinguible en sus inicios. Se la mostró al chico cuando la tuvo delante, solo su mano, el blog de dibujo y el lapiz eran visibles, la luz del sol se colaba entre las ramas del árbol bajo el que se había sentado el chico dandole un brillo y una luz especiales a la fotografía, casi como si el artista se hubiera abstraido tanto que hubiese sido capaz de trasladar su mundo de fantasía al mundo real. Era la mejor fotografía que había hecho en meses.

- Mira, tienes un gran talento.- señaló medio murmurando sin darse cuenta, mostrandole la pantalla de la cámara.