Kayla Evans y su compañero perruno(?)

Tamer

-Nombre: Kayla Evans

-Apodos: Aunque no sea muy normal,algunas personas la llaman Kay de un modo cariñoso. Strabimon,por su parte,tiende a llamarla según le apetezca,cosas como "Belleza" o "Víbora",entre otros muchos otros.

-Sexo: Femenino

-Edad: 18 años

-Digivice:

Digivice IC:

-Apriencia: Kayla es una joven que,en primer lugar,debemos destacar su altura. Mide un metro con setenta y dos centímetros y ronda los cincuenta kilogramos...Bueno,puede que más,pero sin llegar a los sesenta. Es una adolescente de buena figura,con curvas definidas y proporciones para envidiar. A pesar de esto,no es lo que se dice muy provocativa a menos que ella misma quiera,de hecho,prefiere llevar ropas anchas o masculinas para evitar ser el centro de las miradas. Su piel es de un tono claro,sin llegar a estar cual fantasma,pero tampoco es muy morena,eso sí,es muy suave y tersa,pareciendo incluso porcelana que puede romperse con el mínimo roce. Su cabello es de un color rosa pastel con un corte algo peculiar; su cabellera es corta,por encima de los hombros y con un toque despeinado,pero tiene el lateral izquierdo más largo y,curiosamente,ondulado de manera natural. Fino,sedoso y brillante. Sus ojos son de un hermoso y atractivo color azul grisáceo,aunque en algunas ocasiones se han podido ver en tonos verdes,pero nada más allá de meras ilusiones creadas por las luces y sombras. A pesar de lo que pueda aparentar,tiene mucha fuerza,destacando sus extremidades inferiores-piernas-ya que de pequeña-tal vez con diez o doce años-pertenecía a un equipo de atletismo. También se puede destacar su elasticidad,la cual seguramente se deba a que lleva haciendo yoga durante varios años. El día que no hacía atletismo,se dedicaba a las clases de yoga. Su forma de vestir es muy variada,depende del día. Por lo general suele vestir camisetas simples,pantalones cortos si hace calor,sudaderas en invierno...No la interesa la moda para nada,solo se pone lo primero que encuentra en su armario.

Kayla Evans:

-Personalidad: Kayla es una fémina que describirla es muy sencillo y a la vez complejo...Bipolar. Tiene una doble personalidad muy marcada,aunque pocas veces se ha visto su "lado malo" o,como ella lo denomina,"el lado oscuro de la luna". En primer lugar mencionaremos su sonrisa,la cual es atrayente,cálida,fría,distante,falsa...Puede sonreír de tantas maneras que es difícil descifrarla si no sabes como es ella en realidad. Es alguien calmada,sin prisa en la vida,perdiendo el tiempo sin hacer grandes cosas. Prefiere hacer actividades que no requieran mucho ejercicio o movimiento,pues podría decirse que no la agrada demasiado. Ya tuvo una infancia y adolescencia llena de ejercicio y deportes,ahora se ha tranquilizado y deshecho de gran parte de su hipercatividad. Divertida,siempre ve el lado positivo de las cosas. Directa,dice las cosas que piensa a la cara aunque esto pudiese ofender. Extrovertida,la encanta conocer gente nueva. Algo curioso sobre esta joven es que actúa,en algunas ocasiones,un tanto infantil e inocente,pero lejos de la realidad. Muestra lo que quiere que el resto del mundo vea,aunque cierto es que sabe actuar acorde a cada situación. Puede parecer tierna,pura un pequeño bebé que necesita ayuda constante...No,nada de eso,solo es un simple disfraz aunque...Aclaremos que,cuando está sola con su compañero,se vuelve la persona más cariñosa del mundo y,es en esos momentos,en los que sí deja ver esos lados que utiliza de disfraces-inocente,tierna,infantil,y sí,a pesar de que lo niegue,no sería capaz de vivir sin su compañero-. Ahora,hablemos de ese lado que rara vez muestra. Podría describirse como la personificación del mismísimo demonio. Su mirada se vuelve tan fría que lograría quemar. Sus palabras más directas y cortantes que nunca. Irónica,jocosa,utilizando un humor negro bastante llamativo. Meterse en una pelea es algo tan agradable como respirar aire de montaña. Golpea,grita y nunca da la espalda a su oponente. ¿Huir?¿Eso se come? En esos momentos no la importa nada ni nadie,solo ella misma y salir victoriosa. Odia perder.

-Historia: La historia de esta joven comenzó cuando un hombre estadounidense decidió viajar a Australia-para ser más concretos a Sidney-para conocer mundo,lo que él no sabía es que su mundo cambiaría al conocer a aquella joven mujer australiana. Kayla nació un frío veinte de enero con una hermosa luz de luna llena iluminando la habitación del hospital. A los siete años de edad se mudaron a Japón donde su padre había sido contratado. Allí pasaría el resto de su vida,pero profundicemos en los años claves,aquellos que merecen ser mencionados:

A los tres años de edad,cuando aún vivían en Australia,nació su hermana pequeña. Pasó una buena infancia,no hay mucho que destacar. A veces su hermana y ella tenían discusiones y peleas,pero algo normal entre hermanos. Era una chica muy activa,tanto es así que sus padres la apuntaron a un sin fin de actividades,entre ellas natación,esgrima,taekwondo; sin duda alguna,su deporte favorito y con el que más energía gastaba era atletismo. Siempre tuvo una facilidad envidiable para conocer gente y hacer amigos. Fue,a la edad de trece años,cuando uno de sus mejores amigos le enseñó un juego de cartas que cambiaría su vida por completo.

-¿Dig...Dig qué?-murmuró la joven.
-Digimon,cartas digimon.-respondió su amigo.
La australiana,no muy convencida de aquel juego,decidió comprar un sobre de cartas por la simple curiosidad. Tras hacer su compra en una pequeña tienda cercana se dirigió junto a sus amigos al parque. Allí abrió el sobre y su rostro se mantuvo inexpresivo. No sabía si sus cartas eran buenas o malas,débiles o poderosas.
-¡¿Cómo es posible que te haya tocado una carta de Beelzemon?!-exclamó uno de los chicos.
-¡Tienes demasiada suerte!
-Esto...¿Es algo bueno?-cuestionó la joven ya que no sabía nada.
-Sí,y muy bueno a demás.
Al final de la tarde Kayla volvió a su casa,dejando sus cartas en la mesa y dejándolas allí algo olvidadas.

Dos años después,mientras hacía un trabajo que su profesor de ciencias había mandado,abrió uno de los cajones de la mesa donde estudiaba y allí encontró aquellas cartas. Recordó el juego y mostró,por un momento,una pequeña sonrisa. Se acomodó en la mesa volviendo a guardar las cartas,todas menos una. La sostenía con ambas manos,sonriendo de nuevo sin saber el por qué.
-Así que Beelzemon,¿eh?-comentó dejando la carta apoyada en la pared,frente a ella-Lo sencillo que sería vivir en un mundo digital sin necesidad de estudiar para los exámenes y haciendo los muchos trabajos que mis profesores mandan.-suspiró volviendo a centrarse,aunque unos minutos después algo la hizo distraerse-Pero...¿Qué...?-masculló abriendo el cajón ya que del interior de este apareció una luz-¿Y esto que se supone que es?-se cuestionó al ver aquel aparato con zonas grises bastante oscuras y otras más claras.

Respiró profundamente negando con la cabeza,aquello no podía ser real. ¿Cajones que brillan y en su interior aparecen extraños aparatos? No,debía estar alucinando por el exceso de estudio. Decidió irse a dormir,mañana su mente estaría completamente despejada y se daría cuenta de que aquello había sido un mal sueño.

A la mañana siguiente despertó,como siempre,con el molesto sonido del despertador. Sacudió un poco su pelo aún con un pie en el mundo de los sueños y de su boca salieron una serie de ruidos que no podían considerarse ni palabras. Frotó sus ojos con ambos dedos índice y así logró abrirlos por completo. Al acercarse a su mesa de estudios y ver allí el aparato no supo reaccionar. ¿Cómo describir esos sentimientos? Una mezcla de curiosidad y miedo,emoción y frustración... A pesar de todo ello,mantuvo la calma,dejando aquello junto a la carta y se fue al instituto. Algo que ella no vio fue,que antes de cerrar su puerta para irse,el aparato se había encendido y pudo verse en él una pequeña bola negra con dos círculos amarillos y unas especies de orejas-botamon-.

Un año después de aquello,cuando cumplió los dieciséis su futuro cambiaría por completo. Como de costumbre se sentó en su silla para hacer los deberes,pero lo que no sabía es que,desde hacía un par de días,aquella criatura había modificado su aspecto. En uno de esos momentos que se distrajo pensando,al fin logró ver lo que había frente a sus ojos. Cuando cogió el aparato gris este comenzó a brillar. Cerró los ojos con fuerza debido a la luz y,al abrirlos,sobre su mesa había una pequeña bola de pelo azulada,con un aspecto felino pero sin patas.

-¿Pero qué...?-cuestionó muy sorprendida-Vale,debo estar loca por completo,tengo que ir a un psicólogo.-habló consigo misma pasando ambas manos por su cabello.
-¿Qué es un psicólogo?-preguntó aquel animalito.
-Has...Has...Has hablado...-murmuró de manera entrecortada-¿Qué se supone que eres?
-Soy un digimon.-sonrió dando botes en la mesa,feliz. Le explicó lo necesario para que no pensase que estaba loca.
-Espera un momento,quieres decir que me has estado viendo desde que ese aparato...Quiero decir digivice,-se corrigió a sí misma-me has estado observando,¿no?-lo miró arqueando una ceja y el digimon asintió-Eso quiere decir que me has visto cambiarme de ropa...-murmuró soltando aire por sus fosas nasales a modo de risa-¿Eres un pervertido?
-¿Eh?...No...No soy nada de eso. ¡Eras tú quien no sabía que estaba allí dentro!-dijo refiriéndose al digivice.
-¿Tu nombre era...?
-Wanyamon.-sonrió.
-¡¡¡Yo te mato pervertido!!!-exclamó cogiendo un cojín y persiguiendo a su compañero por toda la habitación-¡¡Ven aquí gato callejero!!

Así fue como ella y su compañero se conocieron. Poco a poco y con el paso del tiempo fueron uniéndose más. ¿Seguirán creciendo sus sentimientos en el futuro? Sí es así,¿hasta que punto sus lazos se harán más fuertes?

-Gustos:
~Los días fríos,la lluvia,las nubes.
~Animales,en especial los canes.
~El café. No es raro verla en cafeterías o bebiéndolo en su casa.
~Las noches con luna llena,estrellas y auroras boreales de Noruega.  Fue a pasar unas vacaciones a dicho país y se enamoró de aquellos cielos nocturnos.
~Música,por lo general,clásica. Calma su mente con ella.

-Disgustos:
~Ejercicios o cosas que la hagan sudar.
~Las discotecas,clubes o lugares muy ruidosos.
~Las altas temperaturas.
~Que la hagan enfadar puesto que aparece su otro yo.


Digimon

-Tipo de Digimon: Strabimon

-Apodos: Kayla tiende a llamarlo de muchas maneras,algunas agradables como "Pequeño príncipe" y otras desagradables como "Perro pulgoso".

-Personalidad: Perro,nada mejor para describirlo,junto con la frase "las apariencias engañan". A pesar de su aspecto físico tiene el corazón más blando y bondadoso que puedas conocer,aunque solo lo demuestra con su compañera. Es leal hasta la muerte,y nunca mejor dicho ya que daría su vida para proteger a Kayla. Obediente como ningún otro. Cualquier orden que reciba por parte de su compañera humana será acatada,ya sea algo considerado malvado o no. No soporta estar lejos de Kayla aunque una simple habitación los separe y odia que ella no sonría,ya sea por tristeza o cualquier otro motivo. Le duele mucho verla en ese estado y se maldice así mismo cuando él es el culpable-aunque en pocas ocasiones suceda-. Podría decirse que la australiana es su mundo,y no mentiríamos ya que es lo único que conoce y ella le ha demostrado amor al dejarle vivir en su casa,darle de comer... Cabe destacar su tranquilidad,le encanta dormir y si fuese por él lo haría las veinticuatro horas del día. Indiferencia también es una buena palabra,ya que no le gustan los problemas ajenos y prefiere evitarlos. Al igual que Kayla,también tiene ese "lado malo",aunque no creo que sea necesario explicarlo,aún así; es agresivo,violento,deja salir sus instintos más primarios,ataca a todo lo que se mueve,no le importa lo más mínimo si es alguien con menor poder o mayor,solo hace las cosas sin pensar en las consecuencias. Kayla se siente agradecida de que ese lado suyo no salga,ya que incluso ella temblaría de miedo al ver a un demonio encarnado.

-Apariencia:

Spoiler: