Fuji y Fuji, Real e Impostor, la Royal Knight aparece [Priv. Sigrun]

La escena le resultaba al veterano casi bizarra, aquel impostor gritaba en todo momento exigiendo que le entregasen Bits con falsas amenazas. No había nave alguna que lanzase rayos, pero las personas no parecían saberlo puesto un par de incautos rookies le entregaban el poco dinero que poseía antes de salir corriendo como si hubiesen visto un fantasma. Sin embargo, tras las palabras del peliverde, el falso impostor le gritó un par de palabras subidas de tono. - ¡Soy el gran Fuji Raikomaru! ¡Le diré a la base del Chaos Empire que te destruya! ¡Te mandaré mis Kimeras! –respondió ante la petición educada de silencio del verdadero Fuji, quien dio otro sorbo a su café ignorándolo totalmente. - ¡No me ignores, basu…! –pero sus palabras fueron interrumpidas por la curiosa llegada desde el cielo de una tamer, de cabellos albinos y un hermoso rostro, aunque un tono de voz firme a la hora de referirse al delincuente. Estaba acompañada de dos digimon de la familia Dragon Roar, dos de ellos tenían según sus evoluciones conexiones con los Royal Knight, y por las palabras de la joven era normal asumir que ella también, pero solamente tuvo que observarla un momento para reconocerla, era alguien a quien había estudiado muy bien mientras estaba oculto bajo la historia del fallecido sublider. – De modo que la sublider de los Royal Knight ha llegado por un caso de esta índole… me siento halagado –murmuró terminando su taza de café, y depositando la porcelana con suavidad sobre la mesa. Se levantó con calma de su asiento, viendo como un pequeño Dracomon evacuaba a todos los presentes de manera organizada. Pero su interés no estaba puesto en irse, y mucho menos en ser menospreciado como uno más de la multitud. - ¿¡Y tu quien diaboromon eres!? –preguntó a la escandinava aquel hombre de aproximadamente treinta años, ignorando totalmente la identidad de la joven.

Con firmeza en cada uno de sus pasos se acercó al impostor, palmeó su hombro suavemente para que este desviase su atención hacia él, y con la diestra le propinó una bofetada con tal poder, que aquel hombre no tuvo mas remedio que caer al suelo. – Tu imitación es mediocre… primero que nada, “Tu nave de rayos” jamás existió puesto todas las naves que usaba en el Chaos Empire eran exclusivamente de transporte –elevó dos dedos de la mano, enumerando todas las fallas de aquel hombre que mas que molesto, parecía aterrado, puesto el peliverde desprendía un aura de grandeza inquietante cuando sus ojos dorados, carentes de emoción alguna en su interior, se posaban sobre los ajenos. – La segunda cosa en la que has fallado, es que nunca me ha gustado el uso personal de quimeras exceptuando misiones de asedio… -lo tomó del cuello de la ropa con suavidad y lo elevó del suelo, haciendo alarde de su gran fuerza física. Frunció el ceño y con la zurda le arrancó el parche sin dudar, sonriendo de lado. – No usaba el parche por ser el último hito de la moda, si no por que carecía del órgano ocular… derecho –explicó con una sonrisa, antes de lanzarlo a una fuente con agua. - ¡No el izquierdo! –exclamó elevando el tono de su voz, aunque sin gritar, puesto los caballeros nunca perdían la calma y, curiosamente, el tampoco.

Buscó en sus bolsillos su caja de cigarros, y encendió uno de ellos como si no estuviese haciendo nada importante en aquel momento, no dejaba de mostrar esa sonrisa tétrica en el rostro que hacía temblar de pavor al impostor. – Pero han sido dos errores los que han sentenciado tus actos… el primero fue suplantarme, puesto, uno no debe aceptar imitaciones de mala calidad –hizo una pausa, exhalando el humo de su cigarro en dirección contraria a Sigrun, para después señalarla con la zurda. - tu segundo error, ha sido llamar la atención de la sublider de los Royal Knight, Sigrun Vinter… -negó con la cabeza, acomodando su sombrero con una actitud ahora despreocupada en su proceder. – como sublider del Metal Empire, tanto así como del Chaos Empire, estudié a todos y cada uno de los posibles peligros del clan… así que al desconocer a la mano derecha de Ralian, mi viejo amigo, acabas de demostrar que no eres Fuji Raikomaru –murmuró tomando su digivice listo para evolucionar y asesinarlo, pero, posiblemente por su cambio de mentalidad de los últimos meses, desistió, llevando su mirada a la albina.

- Es un placer conocerla al fín, he escuchado mucho de usted, señorita Vinter, mi nombre es Fuji Pierre Raikomaru Roseworth… -realizó una reverencia, antes de asentir con la cabeza sonriente usando un tono de voz dulce y amable en comparación al frío, taciturno y firme que acababa de mostrar. – lamento haber “empapado” a tu presa, pero simplemente no puedo permitir que un mal imitador vaya por ahí diciendo mi nombre con soltura, creo que usted haría lo mismo, ¿cierto? –le preguntó dando nuevamente una calada a su cigarro, tras remover la ceniza de la punta y para después exhalar el humo. El imitador se levantó de la fuente de agua, empapado, humillado y aterrado; y señaló tembloroso a Fuji. - ¡Se suponía que estuvieses muerto! –gritó con todas sus fuerzas, era obvio que quería vengarse del peliverde, pero el temor que le producía se hacía evidente en ese par de rodillas temblorosas.

Con un ademan de ambas manos, se encogió de hombros sonriente el verdadero ex-sublider y sonrió de lado. – El infierno era demasiado acogedor, y el diablo me temía –replicó risueño con simpleza, antes  de caminar hacia la motocicleta del hombre y empujarla con el pie. Al caer, parte de pintura cayó, demostrando que era una simple motocicleta  hecha con chatarra para parecerse a Behemot. – misterio resuelto… -murmuró metiendo las manos en los bolsillos.

Su atención, reflejándose por la seriedad de su rostro mientras escuchaba a la dama palabra por palabra. De pronto, una de sus cejas esmeraldas se enarcó al escuchar la frase “tal vez incluso antes…” su curiosidad se encendió como la fogata en medio de una excursión, más veloz que la ira de un Orochimon borracho. Se acomodó en el asiento, cruzó nuevamente las piernas, tamborileó con los dedos sobre la mesa y sonrió de lado. – vaya… Fuji Raikomaru, un Royal Knight de Yggdrassil… -murmuró para sí mismo, mientras llevaba su mirada a la mesa, pensativo. Observó su diestra y se quitó un anillo de oro del dedo índice, lo hizo girar sobre la mesa por unos segundos antes de taparlo con la palma. – si me aliase al bando de Yggdrassil, podría generar el cambio que busco… podría cuidar el digimundo a mi manera, e inclusive limpiar mi nombre –comentó analizando los puntos positivos, y negativos de la oferta, llevando sus ojos dorados hacia los digimon acompañante de la joven.


- No soy bueno con los equipos, pero al estar cerca de ustedes podré vigilar que no se metan en problemas más grandes de los que puedan controlar, ¿cierto? O ho ho, en caso de aceptar usaré un uniforme personalizado, no me gusta el sentido de la moda que tienen los Royal Knight actualmente… mientras se me de libertad para actuar como yo lo considere mejor, les daré mi fuerza, mi intelecto y mi carisma –comentó sonriente mientras se levantaba de la mesa, para encender un cigarro. – soy un especialista en ejecución, aunque para mí es un arte, por lo que siempre lo hago con la mayor elegancia posible… soy una persona manipuladora, narcisista, cruel y ácido... pero leal, y recuerdo siempre los favores que me hacen -explicó sonriendo con dulzura antes de realizar una sentida reverencia frente a los tres. - cuenten conmigo de ahora en mas, será un honor trabajar con ustedes... este favor que me acabas de hacer, Sigrun, te lo pagaré en un futuro... no te debe quedar duda -finalizó acomodando su sombrero de manera que la sombra del ala cubra sus ojos, devolviendo a ese caballero su típica apariencia misteriosa e intimidante; el habia sido sin duda, uno de los pocos criminales que podían convertir sus delitos en arte.

Les sonreí a todos y asentí acomodando mi sombrero son la diestra, observé el cielo; parecía brillar más fuerte que de costumbre, o al menos así se sentía, pese a ser un cliché era lindo sentirse de vez en cuando apreciado. Tomé la mano de la sublíder, y no la estrechó, si no que la tomé con firmeza. Los modales así lo decían, a los hombres se les estrecha, a las damas se las sostiene.

– Será un placer trabajar con ustedes, pero ahora deberán excusarme, debo resolver asuntos un poco turbulentos, y seguir luchando contra mi pasado, nos veremos por la base sin duda –Palmeé suavemente la cabeza de Dracomon, antes de retirarme con una ligera reverencia de allí.

Planeaba buscar a Lily, debía hacer que mi secretaria vuelta a mi lado. Cortar lazos con el CE había sido difícil, pero ahora me tocaba una nueva vida como Royal Knight. debía usar las herramientas que había adquirido para buscar a Louise y contarle lo sucedido.