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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
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y Sigrun Vinter
Reuniones inesperadas [Priv. Alexander]
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Reuniones inesperadas [Priv. Alexander]
- Narración - Megan - Luke - Papá - Mamá - Noah - Adam -
Viena – Austria
¿Agotador? No, claro que no, como podría serlo, obviamente no, ni en mis sueños ni pesadillas… ¡Mentira! Ni siquiera un entrenamiento de futbol americano era tan agotador como estar sentado en un avión de esos por casi catorce horas seguidas, bueno… Sin contar la escala en Ámsterdam que al menos fue un breve respiro antes de llegar a Viena. Ni siquiera estaba segura de porque debía venir, pero papá había insistido en que toda la familia tenía que estar presente en aquel singular evento al cual él había sido invitado, si “ÉL”. Y te preguntarás porque, porque obviamente papá había salido campeón del Super Bowl de este año, siendo uno de los eventos más grandes de América y de muchas partes del mundo. Ahora. ¿Qué tiene que ver eso con el viaje a Austria?… Simple, cada año, se realiza un evento dirigido hacia los mejores deportistas de todos los eventos de todo el planeta, un evento que reúne a deportistas y sus familias, un evento de confraternización y que permite solidificar las relaciones entre amantes de deporte de un tipo u otro.
Este año, se había decidido que la sede sería en Viena, una hermosa ciudad turística que siempre atraía a muchos por sus deportes extremos, sus aventuras y sus inolvidables fiestas. -¡Hey! Muévete de una vez pequeño hámster- Y de nuevo, aquella voz que derrochaba masculinidad; según sus amigas; proveniente de mí querido y adorado hermano entró en acción mientras con su mano despeinaba mis cabellos que de por sí estaban hechos ya un desastre por el vuelo. –No empieces con eso, Noah- respondí apartando su mano, y dándole una ligera palmada en esta como reproche aunque entre nos sabíamos que lo pelear no era lo nuestro a pesar de sus apodos para nada originales. –Vamos hijos, no empiecen con eso. Tu madre tiene un dolor de cabeza por el vuelo y no quiero que se agobie ni por sus rencillas menores- como siempre papá era el intermediario de nuestros intercambios de palabras, y esta vez no era una excepción. Ambos recogimos nuestras pertenencias y nos encaminamos donde mamá que estaba bebiendo un vaso de agua siendo ayudada por papá y Adam, mi otro hermano mayor.
-¡Noah! ¡Megan!- Mamá nos abrazó en el instante en el que nos vio, y es que había estado muy preocupada seguramente, todos en la familia sabíamos de lo difícil que era para ella tomar un vuelo, por el accidente que había sufrido hace ya muchos años su hermana menor, la tía que nunca conocí. –Estamos bien. No te preocupes- hable dándole el ánimo que necesitaba mientras mis hermanos realizaban lo mismo, y papá no perdía tiempo fotografiando el abrazo familiar. –Basta viejo. Me avergüenzas- Como siempre el rebelde de Adam, dejó el abrazo con ligera molestia y un leve sonrojo en el rostro, del cual todos nos burlamos y reímos sin parar. La llegada al hotel, no tuvo inconvenientes desastrosos pero si los más simples, como toda familia debe ser ¿no?
La noche llegó rápido, y el evento estaba por dar inicio de aquí unas horas, por lo tanto mi habitación estaba hecha un desastre por culpa de mi madre quien buscaba según ella el vestido perfecto que pudiera usar esa noche especial. Para mi padre y mis hermanos, era sin duda fácil pues solo bastaba por ponerse un traje y ya, pero no, no para mi progenitora quien me presionaba sobre el vestido, los zapatos, zarcillos, pendiente, peinado y demás. –Mamá, vas a volverme loca antes de la fiesta- y mi pesar era obviamente preciso pues las cosas que me ponía, y luego quitaba porque no le gustaba, lograban aburrirme demasiado. –No digas esas cosas Meg. Una señorita tiene que verse linda en momentos como este. ¿O planeas verte como siempre delante de Luke?- Y si, mi madre era de esas madres, que sabían que palabra usar en el momento exacto. -¡Mamá!- articulé, ocultando mi rostro en mis manos por culpa de la vergüenza, y es que Luke era mi mejor amigo, aquel confidente mío con el cual siempre podía contar y por sobre todo aquel chico con el cual tenía algo más que amistad.
-Ahora entiendes a lo que me refiero, hija mía- Y esta vez no hay forma de como negarme ante ella, ella es consciente de todo y ha ganado esta batalla con una simple afirmación, es por ello que dejo de quejarme y sólo aguardo a que termine con todo. Cuando lo hace vamos retrasados pues la fiesta va a comenzar en diez minutos, y aunque la distancia entre el hotel y la recepción no es lejana, siempre debemos estar precavidos por cualquier evento no anticipado. Pero nada sucede y llegamos a tiempo, para tomar nuestros asientos antes de que empiece el discurso de bienvenida del comité organizador, agradeciendo por la concurrencia, por las alegrías logradas y así. Termina pronto y para cuando lo hace la mayoría de personas se dispersan de sus asientos pues la fiesta ha dado inicio, las mesas son puestas a los costados dejando la parte central libre para que sea usada como una pista de baile. No pasa ni dos minutos cuando siento a alguien abrazarme por atrás, me congelo por ese acto pero el aroma a perfume que llega a mi nariz, calma mi temor, pues conozco perfectamente esa esencia y a quien pertenece. –Luke. ¿Qué crees que estás haciendo?- pregunto con soslayo falso, que él capta a la perfección pero desea seguir mi juego. – Abrazando a una hermosa y gruñona señorita- responde con calma pero sé que está sonriendo aunque no pueda verle.
-¡Luke!- Mi padres le llaman, y le saludan cordialmente pues ya se conocen, y aunque mamá luce radiante con ese vestido turquesa que destaca cada uno de sus encantos, papá esta algo receloso por ver los brazos del pelinegro abrazar mi cuerpo. –Qué bueno verte. Debo saludar a tus padres, no los veo hace mucho tiempo por sus viajes. ¡Oh! Y felicitar a tu hermana por el título en el Abierto de Australia- Mamá continúa hablando y esta vez papá se relaja al escuchar sobre otros deportistas, sin duda ama el deporte como nadie tiene idea. –Gracias por sus palabras. Señora Rodgers.- Con dichas palabras, el jefe de familia no puede evitar sentirse orgulloso y da la venía para que pueda quedarme con Luke el resto de la fiesta. Mis hermanos probablemente estén en plan de encontrar pareja o lo más probable hablando de fútbol y tenis con otros jugadores prometedores. El vestido que uso es de color blanco que llega hasta mis muslos, mis cabellos que siempre están amarrados andan sueltos pero aun llevo mi lazo rojo como una diadema. El collar copo de nieve luce sobre mi cuello desnudo, zarcillos pequeños adornan mis orejas, una pulsera simple plateada deslumbra en mi muñeca, con zapatos a juego del mismo tono. –Te parece si bailamos- Pregunta el pelinegro, y yo acepto con gusto. Estamos en una casi relación a escondidas, no somos nada formal por ahora y eso basta para mí, no es fácil para los dos pero no podemos hacer nada pues nuestros padres no son personas normales, y exponernos a nosotros mismos y a nuestras familias, sería un golpe grande que podría desestabilizarnos, ya que la prensa es terrible con todo tipo de escándalos. Por ello no necesitamos exponernos ni formalizar nada, la compañía que nos ofrecemos el uno al otro es suficiente.
¿Agotador? No, claro que no, como podría serlo, obviamente no, ni en mis sueños ni pesadillas… ¡Mentira! Ni siquiera un entrenamiento de futbol americano era tan agotador como estar sentado en un avión de esos por casi catorce horas seguidas, bueno… Sin contar la escala en Ámsterdam que al menos fue un breve respiro antes de llegar a Viena. Ni siquiera estaba segura de porque debía venir, pero papá había insistido en que toda la familia tenía que estar presente en aquel singular evento al cual él había sido invitado, si “ÉL”. Y te preguntarás porque, porque obviamente papá había salido campeón del Super Bowl de este año, siendo uno de los eventos más grandes de América y de muchas partes del mundo. Ahora. ¿Qué tiene que ver eso con el viaje a Austria?… Simple, cada año, se realiza un evento dirigido hacia los mejores deportistas de todos los eventos de todo el planeta, un evento que reúne a deportistas y sus familias, un evento de confraternización y que permite solidificar las relaciones entre amantes de deporte de un tipo u otro.
Este año, se había decidido que la sede sería en Viena, una hermosa ciudad turística que siempre atraía a muchos por sus deportes extremos, sus aventuras y sus inolvidables fiestas. -¡Hey! Muévete de una vez pequeño hámster- Y de nuevo, aquella voz que derrochaba masculinidad; según sus amigas; proveniente de mí querido y adorado hermano entró en acción mientras con su mano despeinaba mis cabellos que de por sí estaban hechos ya un desastre por el vuelo. –No empieces con eso, Noah- respondí apartando su mano, y dándole una ligera palmada en esta como reproche aunque entre nos sabíamos que lo pelear no era lo nuestro a pesar de sus apodos para nada originales. –Vamos hijos, no empiecen con eso. Tu madre tiene un dolor de cabeza por el vuelo y no quiero que se agobie ni por sus rencillas menores- como siempre papá era el intermediario de nuestros intercambios de palabras, y esta vez no era una excepción. Ambos recogimos nuestras pertenencias y nos encaminamos donde mamá que estaba bebiendo un vaso de agua siendo ayudada por papá y Adam, mi otro hermano mayor.
-¡Noah! ¡Megan!- Mamá nos abrazó en el instante en el que nos vio, y es que había estado muy preocupada seguramente, todos en la familia sabíamos de lo difícil que era para ella tomar un vuelo, por el accidente que había sufrido hace ya muchos años su hermana menor, la tía que nunca conocí. –Estamos bien. No te preocupes- hable dándole el ánimo que necesitaba mientras mis hermanos realizaban lo mismo, y papá no perdía tiempo fotografiando el abrazo familiar. –Basta viejo. Me avergüenzas- Como siempre el rebelde de Adam, dejó el abrazo con ligera molestia y un leve sonrojo en el rostro, del cual todos nos burlamos y reímos sin parar. La llegada al hotel, no tuvo inconvenientes desastrosos pero si los más simples, como toda familia debe ser ¿no?
La noche llegó rápido, y el evento estaba por dar inicio de aquí unas horas, por lo tanto mi habitación estaba hecha un desastre por culpa de mi madre quien buscaba según ella el vestido perfecto que pudiera usar esa noche especial. Para mi padre y mis hermanos, era sin duda fácil pues solo bastaba por ponerse un traje y ya, pero no, no para mi progenitora quien me presionaba sobre el vestido, los zapatos, zarcillos, pendiente, peinado y demás. –Mamá, vas a volverme loca antes de la fiesta- y mi pesar era obviamente preciso pues las cosas que me ponía, y luego quitaba porque no le gustaba, lograban aburrirme demasiado. –No digas esas cosas Meg. Una señorita tiene que verse linda en momentos como este. ¿O planeas verte como siempre delante de Luke?- Y si, mi madre era de esas madres, que sabían que palabra usar en el momento exacto. -¡Mamá!- articulé, ocultando mi rostro en mis manos por culpa de la vergüenza, y es que Luke era mi mejor amigo, aquel confidente mío con el cual siempre podía contar y por sobre todo aquel chico con el cual tenía algo más que amistad.
-Ahora entiendes a lo que me refiero, hija mía- Y esta vez no hay forma de como negarme ante ella, ella es consciente de todo y ha ganado esta batalla con una simple afirmación, es por ello que dejo de quejarme y sólo aguardo a que termine con todo. Cuando lo hace vamos retrasados pues la fiesta va a comenzar en diez minutos, y aunque la distancia entre el hotel y la recepción no es lejana, siempre debemos estar precavidos por cualquier evento no anticipado. Pero nada sucede y llegamos a tiempo, para tomar nuestros asientos antes de que empiece el discurso de bienvenida del comité organizador, agradeciendo por la concurrencia, por las alegrías logradas y así. Termina pronto y para cuando lo hace la mayoría de personas se dispersan de sus asientos pues la fiesta ha dado inicio, las mesas son puestas a los costados dejando la parte central libre para que sea usada como una pista de baile. No pasa ni dos minutos cuando siento a alguien abrazarme por atrás, me congelo por ese acto pero el aroma a perfume que llega a mi nariz, calma mi temor, pues conozco perfectamente esa esencia y a quien pertenece. –Luke. ¿Qué crees que estás haciendo?- pregunto con soslayo falso, que él capta a la perfección pero desea seguir mi juego. – Abrazando a una hermosa y gruñona señorita- responde con calma pero sé que está sonriendo aunque no pueda verle.
-¡Luke!- Mi padres le llaman, y le saludan cordialmente pues ya se conocen, y aunque mamá luce radiante con ese vestido turquesa que destaca cada uno de sus encantos, papá esta algo receloso por ver los brazos del pelinegro abrazar mi cuerpo. –Qué bueno verte. Debo saludar a tus padres, no los veo hace mucho tiempo por sus viajes. ¡Oh! Y felicitar a tu hermana por el título en el Abierto de Australia- Mamá continúa hablando y esta vez papá se relaja al escuchar sobre otros deportistas, sin duda ama el deporte como nadie tiene idea. –Gracias por sus palabras. Señora Rodgers.- Con dichas palabras, el jefe de familia no puede evitar sentirse orgulloso y da la venía para que pueda quedarme con Luke el resto de la fiesta. Mis hermanos probablemente estén en plan de encontrar pareja o lo más probable hablando de fútbol y tenis con otros jugadores prometedores. El vestido que uso es de color blanco que llega hasta mis muslos, mis cabellos que siempre están amarrados andan sueltos pero aun llevo mi lazo rojo como una diadema. El collar copo de nieve luce sobre mi cuello desnudo, zarcillos pequeños adornan mis orejas, una pulsera simple plateada deslumbra en mi muñeca, con zapatos a juego del mismo tono. –Te parece si bailamos- Pregunta el pelinegro, y yo acepto con gusto. Estamos en una casi relación a escondidas, no somos nada formal por ahora y eso basta para mí, no es fácil para los dos pero no podemos hacer nada pues nuestros padres no son personas normales, y exponernos a nosotros mismos y a nuestras familias, sería un golpe grande que podría desestabilizarnos, ya que la prensa es terrible con todo tipo de escándalos. Por ello no necesitamos exponernos ni formalizar nada, la compañía que nos ofrecemos el uno al otro es suficiente.
- Luke:
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :14Ficha :NPCs :Luke [Amigo de la infancia]Inventario :
Megan Rodgers
Re: Reuniones inesperadas [Priv. Alexander]
Múnich, Alemania.
Una esperada invitación llegó en conjunto de otra que no era siquiera imaginada. La primera de ambas era para mi padre, un famoso futbolista que incluso llego a alzarse con grandes títulos durante el presente año. De pocas formas se podían mejorar sus resultados y eso hacía obvia su participación en tal evento. La otra, aun me costaba creerla, llevaba en sus letras el apellido Kross, pero el nombre bajo el cual estaba preparada la misma, era específicamente el mío. Alexander Kross, un nombre que jamás habría imaginado ver dentro de una de dichas invitaciones, sin embargo ahora se encontraba justo frente a mí. Era cierto, había ganado el torneo juvenil de Alemania y mis resultados con la selección sub 20 fueron realmente destacados para mi edad, llegando a ser considerado como el jugador más valioso del torneo.
Aun así, la sorpresa era excesiva y ese hecho hizo que en casa hubiera una fiesta de grandes proporciones. A pesar de ello, escapé de la misma, era cierto, el hecho de que padre e hijo estuviéramos invitados era un desenlace que pocas veces se desarrollaba en eventos de tal magnitud. Sin embargo nunca fui partidario de las grandes fiestas o las celebraciones extravagantes. Una leve molestia para mi familia, sin embargo entendían ese detalle dentro de mi personalidad. Regresé un par de horas más tarde, cuando ya las cosas se habían calmado un poco, volviendo al ambiente que prefería tener. La fiesta continuaba, sin embargo ya era un poco más cerrada, algo más cercano.
Esa noche finalizó sin mayores inconvenientes ni eventualidades. La familia comenzaba a prepararse para el evento y yo, ahora tenía cupo para cuatro invitados. Al siguiente día me conduje a aquel lugar donde solíamos reunirnos algunos integrantes del equipo. Una nueva celebración estaba por efectuarse en ese lugar. Tres jugadores del mismo equipo juvenil habíamos recibido nuestro precontrato para el club campeón alemán. Dos de ellos formarían parte del equipo B, mientras que a mí, me ficharon directamente para el primer equipo. Los pases para el evento significaban una forma perfecta de condecorar los precontratos. Pero había alguien más a quien no debíamos dejar por fuera. Esa persona que se encargó de reunirnos en el mismo equipo y quien siempre estuvo apoyándonos en todo. La mánager de nuestro club, Stella.
Fue de esa manera que con el paso de los días el momento del viaje finalmente había llegado. Todos nos encontrábamos en el aeropuerto buscando viajar hasta el lugar donde se celebraría todo, Viena. El viaje sería relativamente largo, sobre todo para aquellos que no habían tenido viajes internacionales hasta ahora. Estaba acostumbrado a los mismos, después de todo mi padre residía en España y constantemente debía ir ocasionalmente para visitarle. No era fácil el hecho de vivir de esa manera, pero había sido una decisión familiar que debía ser respetada. Sin embargo para mis acompañantes la experiencia era algo completamente nuevo, podía verse en los rostros de algunos de ellos y sobre todo en el de la que inició todo esto. Solo disfruta el momento Stella – comenté mientras subíamos al avión.
Aun así, la sorpresa era excesiva y ese hecho hizo que en casa hubiera una fiesta de grandes proporciones. A pesar de ello, escapé de la misma, era cierto, el hecho de que padre e hijo estuviéramos invitados era un desenlace que pocas veces se desarrollaba en eventos de tal magnitud. Sin embargo nunca fui partidario de las grandes fiestas o las celebraciones extravagantes. Una leve molestia para mi familia, sin embargo entendían ese detalle dentro de mi personalidad. Regresé un par de horas más tarde, cuando ya las cosas se habían calmado un poco, volviendo al ambiente que prefería tener. La fiesta continuaba, sin embargo ya era un poco más cerrada, algo más cercano.
Esa noche finalizó sin mayores inconvenientes ni eventualidades. La familia comenzaba a prepararse para el evento y yo, ahora tenía cupo para cuatro invitados. Al siguiente día me conduje a aquel lugar donde solíamos reunirnos algunos integrantes del equipo. Una nueva celebración estaba por efectuarse en ese lugar. Tres jugadores del mismo equipo juvenil habíamos recibido nuestro precontrato para el club campeón alemán. Dos de ellos formarían parte del equipo B, mientras que a mí, me ficharon directamente para el primer equipo. Los pases para el evento significaban una forma perfecta de condecorar los precontratos. Pero había alguien más a quien no debíamos dejar por fuera. Esa persona que se encargó de reunirnos en el mismo equipo y quien siempre estuvo apoyándonos en todo. La mánager de nuestro club, Stella.
Fue de esa manera que con el paso de los días el momento del viaje finalmente había llegado. Todos nos encontrábamos en el aeropuerto buscando viajar hasta el lugar donde se celebraría todo, Viena. El viaje sería relativamente largo, sobre todo para aquellos que no habían tenido viajes internacionales hasta ahora. Estaba acostumbrado a los mismos, después de todo mi padre residía en España y constantemente debía ir ocasionalmente para visitarle. No era fácil el hecho de vivir de esa manera, pero había sido una decisión familiar que debía ser respetada. Sin embargo para mis acompañantes la experiencia era algo completamente nuevo, podía verse en los rostros de algunos de ellos y sobre todo en el de la que inició todo esto. Solo disfruta el momento Stella – comenté mientras subíamos al avión.
Vuelo hacia Viena.
El avión fue prácticamente nuestro, habían muchas personas en el lugar pero la atención había sido acaparada por mi padre. Por otro lado, como buenos jóvenes, decidimos situarnos en la parte trasera del avión, deseábamos nuestro espacio y así lo tuvimos. Juegos, bromas entre muchas otras actividades formaron parte del viaje – Ten Krossi – se escuchó de aquella voz femenina y coqueta que intentaba llevar un caramelo de café hacia mi boca. Ella sabía que era adicto al café y no perdía oportunidades para sacar provecho. No tenía en claro de si lo hacía por incomodarme, dejarme en una situación complicada o cual era el motivo de sus actos. El hecho es que ya le había visto desprender esa seguridad y acciones en otros momentos mientras se divertía con algunos. Ella era una amiga muy preciada, por lo que no quería ser uno más.
Acepté el caramelo siguiéndole el juego de alguna manera pero dejando en claro que se trataba solo de eso. Fue de tal manera que el tiempo de viaje transcurrió hasta nuestro posterior arribo a la ciudad de Viena. El frio clima invernal se mantenía siempre presente obligando a muchos a estar constantemente abrigados. Muchas cámaras y periodistas aguardaban la llegada de las estrellas del deporte que participarían en el evento, mientras que algunos otros iban en búsqueda de esos jóvenes prometedores que ahora fueron invitados.
Acepté el caramelo siguiéndole el juego de alguna manera pero dejando en claro que se trataba solo de eso. Fue de tal manera que el tiempo de viaje transcurrió hasta nuestro posterior arribo a la ciudad de Viena. El frio clima invernal se mantenía siempre presente obligando a muchos a estar constantemente abrigados. Muchas cámaras y periodistas aguardaban la llegada de las estrellas del deporte que participarían en el evento, mientras que algunos otros iban en búsqueda de esos jóvenes prometedores que ahora fueron invitados.
Viena, Austria.
Ya en el hotel cada uno de nosotros preparaba su atuendo para la ceremonia. Unos buscaban desde los vestuarios más llamativos mientras que otros nos inclinábamos hacia algo simple. Un traje color negro que se sobreponía a aquella camisa blanquecina decorada por una corbata carmesí, cerrando con un par de zapatos del mismo color del traje. Mi peinado era el que solía usar normalmente, no pretendía cambiar mi esencia por un evento. Para cuando todos estábamos listos nos destinamos hacia el escenario establecido por los anfitriones. La noche estaba por comenzar y los radiantes semblantes de mis compañeros no hacían más que expresar que sería un momento fantástico.
Ingresamos al lugar, el primero en hacerlo fue mi padre en compañía de mi madre. El resto de nuestros familiares no tardaron en avanzar también y tras todos ellos, el grupo de chicos que comenzaba a vivir un evento al que no estaban acostumbrados, si, esos éramos nosotros. Ingresé y ellos seguían mis pasos tal como sucedía en el equipo, ese del cual llegué a convertirme en el capitán. Una vez en el mismo, el ambiente prácticamente nos opacó por unos minutos. Tantas personalidades reunidas en una gala a la que por mi parte, sentía que aún no pertenecía. Pero eso no arruinaría el momento.
El evento comenzó y las condecoraciones no se tardaron en llegar, un premio especial iba a ser entregado esa noche, una sorpresa que marcaba lo que eran las nuevas e inesperadas invitaciones. Si, un galardón especial para premiar a quienes llamaban las estrellas del futuro, los diamantes que aún se estaban puliendo, las promesas en ascenso. Uno de esos era yo, el mejor jugador del torneo juvenil en Alemania y del campeonato europeo juvenil. Tomé aire y me dirigí hacia el lugar, buscando la condecoración que era ofrecida para mí, saludando al público y dejando que mi vista se cruzara con algunas caras conocidas.
La fase inicial finalmente concluyó y con ella todo el protocolo, ahora comenzaba lo que todo esperaban, esa fiesta de celebración, ese momento de relajación para compartir entre colegas a los que en muchas ocasiones se les considera rivales. Bailemos Krossi – Escuché mientras la música sonaba y mi brazo era tomado por la fémina de cabellos castaños, quien le abrazaba entre los suyos, poniendo incluso sus pechos peligrosamente cerca. Sabes que no se me da muy bien el bailar, Stella – contesté sin ceder ante los encantos y la coquetería de ella, conocía su forma de jugar y es por ello que respondía de la forma en la que llegué a hacerlo. El ambiente era perfecto, un momento alejado de todos los problemas, incluso de esa situación complicada que representaba mi compañero Monodramon. Aun así, de todos los lugares, de todas las personas, ahí estaba ella.
Ingresamos al lugar, el primero en hacerlo fue mi padre en compañía de mi madre. El resto de nuestros familiares no tardaron en avanzar también y tras todos ellos, el grupo de chicos que comenzaba a vivir un evento al que no estaban acostumbrados, si, esos éramos nosotros. Ingresé y ellos seguían mis pasos tal como sucedía en el equipo, ese del cual llegué a convertirme en el capitán. Una vez en el mismo, el ambiente prácticamente nos opacó por unos minutos. Tantas personalidades reunidas en una gala a la que por mi parte, sentía que aún no pertenecía. Pero eso no arruinaría el momento.
El evento comenzó y las condecoraciones no se tardaron en llegar, un premio especial iba a ser entregado esa noche, una sorpresa que marcaba lo que eran las nuevas e inesperadas invitaciones. Si, un galardón especial para premiar a quienes llamaban las estrellas del futuro, los diamantes que aún se estaban puliendo, las promesas en ascenso. Uno de esos era yo, el mejor jugador del torneo juvenil en Alemania y del campeonato europeo juvenil. Tomé aire y me dirigí hacia el lugar, buscando la condecoración que era ofrecida para mí, saludando al público y dejando que mi vista se cruzara con algunas caras conocidas.
La fase inicial finalmente concluyó y con ella todo el protocolo, ahora comenzaba lo que todo esperaban, esa fiesta de celebración, ese momento de relajación para compartir entre colegas a los que en muchas ocasiones se les considera rivales. Bailemos Krossi – Escuché mientras la música sonaba y mi brazo era tomado por la fémina de cabellos castaños, quien le abrazaba entre los suyos, poniendo incluso sus pechos peligrosamente cerca. Sabes que no se me da muy bien el bailar, Stella – contesté sin ceder ante los encantos y la coquetería de ella, conocía su forma de jugar y es por ello que respondía de la forma en la que llegué a hacerlo. El ambiente era perfecto, un momento alejado de todos los problemas, incluso de esa situación complicada que representaba mi compañero Monodramon. Aun así, de todos los lugares, de todas las personas, ahí estaba ella.
Alexander Kross
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