First Performance: ¡Navajas y Mandolinas! [Libre.]

por **Gilbert Gale** Sáb Ene 07, 2017 7:40 pm

Ya llevaba dos semanas en el digimundo, aún hay tantas cosas que no comprendo de él que no puedo evitar sentir un temblor en el pecho cuando pienso en ello. El idioma es para mí desconocido, aunque eso no es algo nuevo, en el mundo humano como lo llaman los digimon, tampoco puedo leer demasiadas palabras. Los digimon son curiosos, los hay grandes y pequeños, con aspectos atemorizantes y algunos muy tiernos. – Baskerville, ¿olfateas algo de interés? –Pregunté sentado sobre unas cajas de madera apiladas, a aproximadamente dos metros del suelo, tocando mi mandolina, posada sobre la pierna derecha. Baskerville se encontraba sentado a mi lado observando a todos, me recordaba a los gatos cuando observan a todos desde las alturas, pero siendo un conejo… un conejo bastante feo.

- No tengo nada que decirle a un descerebrado como tú que le regala nuestra comida a un niño que ni conoce, sucio y desnutrido, te aborrezco –Me dijo el Gazimon, molesto por haberle regalado una horma de pan a un pequeño mendigo hoy a la mañana. Bajé al suelo de un salto, y dejé escapar una risa animada, mientras seguía tocando la mandolina para animarlo, sabía que la música lo ponía de buen humor, ¿A quién no?

La gente comenzó a acercarse de a poco hacia nosotros, y Gazimon tomó mi pandereta desde el fajín de tela de mi cintura. Comenzó a tocarla en armonía con mi mandolina y fue entonces cuando la gente comenzó a aplaudir, y a depositar Bits en el estuche abierto de la mandolina. - ¡Publico conocedor que sabe lo que quiere y como lo quiere! ¡Bienvenidos al show de este par de locos viajeros, y aventureros! –Hice una profunda reverencia ante las personas, que no eran más que veinte vamos, pero todo público es bien recibido. - Sepan que todo donativo será más que bien recibido, y las chicas que lo deseen pueden mostrarme sus bragas sin compromiso –La gente comenzó a reír, pero está bien, al menos no intentaron lincharme como esa vez en Manchester.

- Muchas gracias por su afecto, pero este par de viajeros ha de seguir su paso por esta hermosa ciudad, plagada de malandrines y criminales como su servidor, ¡pero seguramente ninguno tan simpatico! -Con un rasgueo final de la mandolina, tomé el estuche lleno de bits y seguí camino junto con Baskerville por las calle, puesto ya habia conseguido suficiente para cenar y posiblemente dormir en una linda posada con camas humedas, y las paredes rotas, esa noche.

La ciudad era movida, alegre, aunque tenia sus partes feas y sus suburbios. Los policias aquí decian llamarse Union Savers, no ponian demasiadas normas, pero todos parecían sectarios persiguiendo al diablo... el imperio de algo, no recuerdo bien qué. Tambien se podia ver en la entrada de edificios importantes, y de apariencia pomposa a unos caballeros enormes con espadotas, de esos tambien me hablaron, los caballeros eran como el clero, los policias eran el estado y los del imperio eran terroristas. Así lo entendía, y con eso me bastaba, no me interesaba ninguno de los tres grupos, y se que los tres aterrorizaban a mi mamifero parlante.

Al poco andar, acercandome a una de las plazas principales de la ciudad, un digimon con forma de pelota electrica pasó tan rapido a mi lado que no solamente me chocó, evitando que reaccione, sino que me derribó y al caer los bits que portaba en mi estuche, ahora abierto con la mandolina en el suelo, se desparramaron por la calle.

- ¡Ten cuidado por donde vas, pigmeo! -Grité molesto a ese digimon, quien se volteó aun mas molesto con sus guantecitos blancos cargados de electricidad. - ¿¡Como me llamaste, humano!? -Inquirió con una voz chillona e igual de estatica que su apariencia. Baskerville vino corriendo a ocultar detras de mí, posando sus manos sobre mis hombros, tembloroso. - O-Oye, idiota, es un digimon mas poderoso que yo, ¿por que lo molestas? -Me levanté acariciando suavemente la cabeza de mi digimon, y tomé la navaja de mi fajín apuntando al digimon esferico. - ¿¡Quieres que te deje como recorte de periodico, saturno desinflado!? -Inquirí con relativo temblor en mi voz, y en mis rodillas, obviamente.

por Roku Ginshô Sáb Ene 07, 2017 8:23 pm

Es un pellejo seco, ajado, muerto. Tumbado en la cama, aprieta los hierros de las piernas que le permitirán andar un día más, y evaluando su estado, calcula que aún tiene tiempo, o eso quiere pensar. Se coloca el traje, y está bien, no se nota el truco de las prótesis. Los guantes cubren las marcas de las manos, va bien. El parche, una tela que tapa un ojo muerto. Sombrero, todo en orden. Todo dispuesto, solo queda empuñar el bastón, y levantarse. Debería ser lo más fácil, ya no ve su cuerpo enfermo, ni él ni nadie. Lo intenta, pero no puede. Sabe que está enfermo, moribundo, pero piensa que su ingenio y voluntad le permitirá seguir adelante. Sin duda, es un iluso. Quiere moverse, necesita moverse, pero no puede. Respira pesadamente, hoy tiene una cita importante, y no puede llegar tarde.

-Vamos, muévete de una maldita vez...-con su ojo sano, busca ayuda por esa habitación alquilada, donde ha dormido estos días- Debo ir a la reunión -pero solo encuentra a ese gato, blanco, de ojos dorados, que lo vigila, día y noche- ¿Y tú qué haces aquí? Si no tengo ningún encargo vuestro, soy libre de hacer lo que quiera, ¿no?-asiente el animal- Pues entonces, ¡¡lárgate!!

Reaccionando al grito, se va, con movimientos dubitativos, nerviosos. Sven le tiene miedo, le ha visto ser... Azazel. Y ningún niño debería ver esa monstruosidad. ¿Niño? Los digimons no tienen edad, al menos, no en parámetros humanos. La posición de los brazos, la distancia, los movimientos de sus ojos y labios, todo es distinto de cuando fueron presentados. Sí, sin duda le tiene miedo. Es algo normal. No hay tiempo para pensar en ello.

-Bien...-se levanta- ¿A qué hora quedamos? Debo ir antes, o llegaré tarde.

Con dificultad, empieza su andar. Souta Mochizuki, un tamer de verdad al que tuvo la suerte de conocer, acabó implicándose en sus negocios. Por suerte, no en el mal sentido, pues trabajaba para él. Un chico despierto, vitalista, curioso, todo lo que necesitaba. Si bien otros tantos gestionaban sus ganancias, necesitaba a alguien ajeno a los clanes, pero que conservara su posición como “tamer”, un elegido del mundo digital. Debía hablarle de las medidas, de que hacer cuando él... No pudiera más, cuando acabara siendo Azazel, o si buscaban uno nuevo. Las medidas necesarias para matarle de un modo definitivo, pues para eso era la fortuna acumulada, sin más.

Debe moverse, pero las voces, nacidas del spirit, ya empiezan otra vez. Con Bakemono sí las experimentaba, en ocasiones, cuando usaba a Gaiomon o a SkullBaluchimon, pero ahora le atormentaban incluso en su forma humana. Era un sonido horrible, desagradable, y lo peor de todo, constante. En vano, se tapa los oídos, respirando con dificultad, esperando a que se mitiguen, pues que desaparecieran era un pensamiento utópico, y estúpido.

A Sven, en cambio, le sorprendió otro sonido más agradable e inesperado. Paseando por las calles, acude, curioso, a un espectáculo dado a cabo por un muchacho humano y un digimon. Casi inconscientemente, acompaña el son de los músicos dando palmas, y olvida sus problemas con Roku, se divierte, hasta sonríe. Pero la música, como todo lo que le gusta, muere, y es por culpa de un digimon que, altivo, amenaza al grupo. El chico saca un arma para defenderse, y el Spadamon, enfadado, prepara su arma.

-¿No... Música?

por **Plasma Inazuma** Dom Ene 08, 2017 12:05 am

~[Plasma]~

Durante mucho tiempo estuve viajando, perdido, sin memoria, solo con el apoyo de Magnamon, y el "reciente" integrante del grupo, Zero. Busque los Espíritus Luminosos o Digispirits que conforman parte del alma de Magnamon, en un intento por revivirlo pero… he llegado a un bache infranqueable. Tengo a mi disposición el razonamiento humanitario de Magna… y al mismo tiempo, el poder de la bestia relámpago que alguna vez fue, según me cuenta el. Combinando esos 2 rasgos puedo lograr que despierte Zero, una forma alternativa de Magna que denota todo lo que él no es ni fue: violencia e indiferencia. Aun con todo lo que poseo actualmente… no es suficiente para Magna… no porque él lo vea insuficiente, si no porque sigue en ese estado tan… deplorable y frágil. Es solo un espíritu actualmente… y se supone que con los fragmentos de su alma, debería hacerse mas y mas fuerte, hasta adoptar una forma solida; aunque sea, la forma de una estatuilla para que el D-Scanner pueda recomponer su código digital en base a mi cuerpo… pero no… aun faltan partes, y no se cuales o cuantas. Hasta la fecha, siempre pensé que, como con Zero, solo debía esperar, madurar y averiguar cómo desplegar el máximo potencial de las piezas que ya tenía… pero no es así. He visto otros digispirits que despliegan un poder abrumador… un poder que me impide hacer nada frente a ellos. Antes tuve la desgracia de enfrentarme a un digimon de nivel "Mega"; y lo cierto es que ni siquiera Zero pudo hacer nada… en esa ocasión, tuve suerte de que Magnamon me dijera que hacer… si no, bueno, sería otra persona la que tuviera que buscar espíritus por ahí… y no serian precisamente los de Magnamon. Sea como sea… ¿Qué me trajo aquí exactamente? No lo sé… supongo que la desesperación… necesito información… tengo que averiguar quién fue ese pistolero que inicio todo ese conflicto… y tratar de quitarle la información que tiene sobre Magna.

Sea como sea… el motivo por el que me encuentro en una gran ciudad, es ese. Solo vengo por información… o eso se suponía que haría. Lo cierto es que tan pronto como comencé a caminar por la zona, vi varios policías, forzándome a cambiar de dirección para no tener que lidiar con ellos. No es como si me amenazaran o dijeran nada, era mi voluntad… no deseaba acercarme a un policía, ni mucho menos deseaba que uno se me acercara. Por ello, cada vez que veía a un uniformado, me alejaba rápidamente, tomando la calle equivocada o volviendo sobre mis pasos hasta empezar de nuevo. Es así como llegue a una situación muy… extraña pero cómoda de algún modo. Termine parado frente a una casa de música… o tienda de música… no sé realmente, supongo que a falta de pasar y detenerme como turista en pueblos y ciudades, desconozco varias cosas… y Magnamon tampoco es la mejor fuente de información cuando se trata de cosas cotidianas… él es más bien una enciclopedia de combate.

… son muchos instrumentos… reconozco algunos pero otros… no -Me quede observando todo el equipamiento musical que tenía ese sitio…- es tanto para humanos como para digimons… Magna, ¿tú reconoces algo de todo esto?
Mis conocimientos musicales son pobres, asique no puedo decir nada sobre ninguno de estos artículos… ¿no quieres entrar y curiosear? -Desde hace tiempo Magna ha logrado aclarar su voz fuera del D-Scanner, pero aun siguen siendo raras las ocasiones en que realmente habla-
(No tenemos tiempo para curiosear en una tienda de cosas musicales) -Zero, a diferencia de Magna, es incapaz de hablar por fuera del D-Scanner, aunque no sé porque todavía- (¡Vámonos de aquí!)
Zero, Plasma ya ha tenido bastantes problemas para venir hasta aquí y evadir a todos esos agentes policiales… ¿Por qué no intentamos camuflarnos un poco entrando a una tienda? -Aquí viene un debate…- además, Plasma parece tranquilo frente a esto… ¿no podemos simplemente entrar y echar un vistazo?
(¡No! ¡No podemos simplemente echar un vistazo y entrar! ¡Si nos quedamos quietos ese pistolero insufrible aparecerá de nuevo!) -Zero es la parte agresiva de este grupo que habla con lógica- (¡¡DE NINGUN MODO VAMOS A PERDER…!!) -Para cuando nos quisimos dar cuenta, ya estábamos observando los instrumentos de esa tienda- (No tienen idea de CUANTO los odio…)
Tienen de todo un poco… -Ver la cantidad de instrumentos que había allí… me daba leves "flashbacks" de memoria… sentía que había vivido una situación así en el pasado- … ¿tendrán un bajo…?
¡Oh! ¿Buscabas un bajo, humano? -Escuchar una voz tan aguda e irritante era molesto… pero el hecho de que el dueño de la tienda, un Gekomon, no pudiera verme con los ojos centrados, era perturbador- tengo algo que podría interesarte, desarrollado con la mejor tecnología sonora -La rana saco una gran baja debajo de su mostrador, y al abrirla, enseño un bajo de color plateado con varios botones y cosas muy extrañas- ¿te interesa?
No comprendo… ¿eso… es un bajo aquí?
¡Oh no! No es un simple bajo, es un bajo mejorado al máximo -Gekomon sonrió ampliamente- tiene una batería que alimenta a un amplificador incorporado, el cual permite que el sonido pase sin problemas, ¿Qué dices? ¿Lo quieres? Puedo dejártelo a unos… mmm… 15.000 bits en 3 pagos
Si… creo que paso de eso… -No tengo dinero alguno… y dudo conseguir tanto en poco tiempo- creo que debí escuchar a un amigo y alejarme de este sitio… adiós…

Al final, sali de esa tienda; escuchando los sermones y quejas de Zero, mientras que Magna intentaba defenderme diciendo que ya he hecho suficientes acciones y que he tomado suficientes riesgos como para no darme algún lujo. Aunque desgraciadamente, Magna termino perdiendo la discusión… porque yo le di la razón a Zero. Quería ese instrumento, aunque sea para relajarme y ver si podía desplegar mi memoria sin necesidad de los digispirits de Magna… pero sin dinero, solo fue una pérdida de tiempo el ir a esa tienda. De cualquier forma, al salir de esa tienda comencé a caminar porque si… algo desmotivado, y termine llegando a un parque donde divise una situación extraña. Se trataba de un digimon pequeño, con una especie de rayo en la cabeza, discutiendo con un humano… el cual portaba una navaja, como si pudiera hacerle algún daño al digimon. Me quede observando un instante y decidí retirar mi digivice, dispuesto a transformarme si hacía falta… aunque no creo que la hiciera, ese no era mi problema… y no tenia porque serlo… aunque bueno, desde que escape… he tenido la necesidad de hacer los problemas los demás, míos.

Oigan, no creo que deban pelear en vía publica… para eso existen los callejones amplios -Me quede observando la situación, esperando a que alguien hiciera algo- … oye amigo… ¿si sabes que una navaja… no le hará nada a un digimon, verdad? -Ese humano no parece tener mucha idea de los digimons… bueno, yo tampoco es que la tenga-

por **Gilbert Gale** Lun Ene 09, 2017 12:13 am

A mi mente vino aquellas tardes lluviosas en las que los pequeños nos colábamos por las puertas traseras de los cines para robarles a las personas distraídas en medio de las funciones, y de vez en cuando nos quedábamos viendo las funciones. Las películas de cowboys me gustaban bastante, y el momento en que ese digimon esférico estuvo frente a mi navaja amenazante me recordó al momento en que dos pistoleros se enfrentaban a las doce del mediodía en mitad del pueblo. La única diferencia es que yo era un navajero, contra un monstruo volador eléctrico que parecía pelota de bowling de mal carácter. La conmoción de la discusión al parecer fue atrayendo a un par de personas, pero no desvié mi vista de encima del ser volador cabreado.

Un joven, al parecer humano por su voz, me habló diciéndome que no podría hacerle siquiera un rasguño con mi navaja a un digimon. Sonreí de lado, ciertamente cuando saqué la navaja y lo amenacé no pensé en que haría después, solamente reaccioné motivo por la emoción de defender lo mío en el momento. ¿La verdad?, estaba por mearme del miedo, tenía las piernas duras en el lugar y mis rodillas aun temblaban como gelatina. – No me importa si es un digimon, un humano, o un monstruo, nadie tira al suelo el dinero que me he ganado, me amenaza y asusta a mi amigo sin que me defienda –Repliqué con determinación en la mirada, mis ojos estaban firmes sobre los del digimon.

Thunderballmon por su parte conforme pasaban los segundos, comenzaba a calmarse y ante la desventaja numérica, a asustarse. - ¿¡Sabes que!? Lo dejaré pasar por esta vez maldito malviviente, pero que no se repita, pulgoso –Gritó junto con otros improperios antes de salir volando a gran velocidad como si nada hubiese pasado. Cuando se alejó, caí al suelo sobre mi trasero, soltando mi navaja y riéndome a carcajadas por la adrenalina que me recorría. - ¡Joder, pensé que iba a matarme! –Exclamé a los cuatro vientos sin dejar de reír por unos momentos.

Soundtrack

Baskerville estaba juntando los bits que habían caído al suelo de manera diligente, sin decir ni una palabra al respecto de lo que acababa de suceder y visiblemente asustado aun por las amenazas de un digimon de nivel champion. Yo me levanté tras unos segundos, tomando mi mandolina y guardándola nuevamente en su estuche tras comprobar que no estuviese rota o golpeada. – Muchas gracias, colega, verdaderamente no sé qué hubiese pasado si nadie se acercaba, tal vez ahora sería un gitano carbonizado –bromeé en torno al chico que había intercedido sugiriéndonos que vayamos a pelear a otro lado, después me dirigí hacia un pequeño digimon en armadura que había sacado su arma para meterse en el conflicto para a no tener nada que ver. Me acuclillé para quedar a su altura, y acaricia su cabeza como si fuese un gatito. – Y mil gracias a ti también amiguito, lamento no haberte visto, estaba bastante asustado a decir verdad –Le dije sonriendo de oreja en oreja.

Baskerville, aun con el orgullo herido por lo que pude notar, se acercó a mi con los bits entre las manos y yo procedí a guardarlos dentro del fajín de mi cintura de manera que los tenga mas controlados. - ¿Por que no vamos a comer algo en agradecimiento? Baskerville y yo queremos invitarlos, y si puedo agregar, ¡Me muero por algo de comida! -Sugerí a ambos interventores.

por Roku Ginshô Lun Ene 09, 2017 1:03 am

Una mano se posó en la crin de Sven, y con una sensación que desconocía, como lo era el simple cariño, meció sus cabellos, que se desordenaban en remolinos. Cuando acabaron las caricias, el pequeño colocó sus garras sobre su cabeza, y aunque a ojos de los demás pudiera parecer que quería peinarse, restaurar su look, la intención era otra. Quería conservar el calor, la sensación de otro humano tocando su cabeza sin ninguna intención más que darle las gracias, sin intenciones ocultas. Era una sensación nueva, cálida y agradable, y al pequeño Sven le encantaba. Pero también le gustaba la música, la cualcesó por culpa de esa pelota metálica. Podía acabar con ella, era fácil, aplastarla como a un bicho. ¿Qué podría salir mal?

Azazel

Si atacaba, los guardias se fijarían, y empezarían los problemas. Azazel vendría, y acabaría con todos, sí. Con un precio que el Spadamon pagaría caro. Se enfadaría con él, y no quería verle enfadado. Debía portarse bien. Mantener un perfil bajo. Sí, sería un buen chico. El digimon que acompañaba al humano músico parecía nervioso, y Sven podía ayudar. Se acercó a él, y simplemente permaneció a su lado.

-Blue brave.

Un aura azul rodeó al león, y esta pasó a imbuir al Gazimon, alejando la sensación de miedo poco a poco. No era un talento especialmente poderoso, pero no todos los digimons podían alejar los temores con solo dos palabras. Su cola empezó a balancearse a los lados, pues a sus oídos llegó algo de su interés.

-¿Comer?

Y como un niño pequeño, lo que en realidad era, alzó su zarpa buscando la mano del chico, y sosteniéndola, esperaba a que este indicara a dónde debían ir.

por **Souta Mochizuki** Lun Ene 09, 2017 2:26 am

Souta

Admito que estaba muy nervioso. Había sido citado a Ciudad Central por aquél hombre, mi jefe. No sabía qué nombre debía usar para referirme a él en una situación así. Tenía tantos pseudónimos, que temía mucho equivocarme y usar uno al azar en la situación equivocada. Pensé que sería correcto llamarlo jefe o señor, pero no había nada que me hiciera sentir 100% cómodo.

Quizás la razón de mi incomodidad sería que no tenía mucha idea de por qué me había llamado tan... repentinamente. No veía una razón específica, salvo que tuviese un nuevo trabajo para mí. ¿Qué podría hacer hoy? Podría ser el espía que necesitaba, o quizás sólo tendría que ponerme en la calle a cantar para hacer de cortina de humo. Trabajos simples. Trabajos bien pagados.
-No tienes por qué estar tan tenso. -Tinkermon finalmente habló, sentada en mi hombro. Su cabellera solía estar agarrada en una cola de caballo alta, pero ahora había optado por llevarlo en dos coletas bajas. No entendía la razón del cambio, pero no quería tener problemas con ella por preguntar. -Todo saldrá bien, no te va a comer. -Canturreó con gravedad, y yo puse los ojos en blanco. Era como un libro abierto para ese hada y no podía hacer nada para evitarlo.

Había ido a una tienda cercana a la posada donde me estaba quedando en la ciudad para comprar algo que me hiciese quedar bien con el jefe. Yo no era mucho de esas cosas, pero Tink sugirió que era buena idea. A final de cuentas no había conseguido nada de mucho interés, y no planeaba retrasarme más.

Caminando, me topé con la escena de cómo un digimon había hecho enfadar a un artista de calles. ¿Qué instrumento era ese? Man... Mando... Mandoalgo. Lo tenía en la punta de la lengua. Me quedé sumamente fijado en él, no estaba prestando atención a los demás. No soportaba no conocer de algo tan natural para mí como era la música, era humillante.
-¡Garh! -Solté un alarido después de ser halado de la oreja por mi compañera. -¿Ahora qué?
-Oniichan. -Me llamó con severidad, señalando al Spadamon que le había visto últimamente cerca al jefe.

¿Cuál era la palabra correcta para describir el sonido que hice? Era una melodía torpe llena de miedo y cobardía, muy desafinada. Estaba asustado, ¿tan tarde era? No me podía permitir aquello. Podía huir, pensé, pero no era lo conveniente. Mientras más pronto me disculpara con el jefe, menos probabilidades tendría de ser devorado.

Me acerqué al grupo que estaba con el artista y su digimon, más que nada para ponerme al lado del Spadamon, y posteriormente hice una reverencia dirigida a él.
-Disculpe, ¿llegué muy tarde? ¿Y el jefe? -Omití cualquier tipo de nombre o referencia directa, más que nada por mi seguridad.
-¡Yaho! -Tinkermon saludó enérgicamente a todos los presentes, usando ambas manos. Me enderecé poco después, y la tomé como si fuese una muñeca, depositándola en mi bolsillo con las cartas de mi digivice.

El hada comenzó a lloriquear y quejarse, entonces fingí que no escuchaba nada y esperé a las siguientes palabras del digimon, aunque dudaba de si respondería. No estaba seguro si debía presentarme a los demás por mi cuenta, o si sería algo inoportuno de mi parte. Decidí morderme la lengua discretamente para controlar mis impulsos de torpeza.

por **Plasma Inazuma** Mar Ene 10, 2017 5:36 am

~[Plasma]~

La pelea se detuvo rápidamente. No hiso falta el recurrir a la fuerza bruta para convencer a ese digimon esférico de que se retirara pacíficamente... aunque claro, se le notaba bastante agresivo en cuanto a su habla. Pude relajarme aunque fuera por un momento, pero la repentina aparición de otros individuos me quito cualquier sensación de tranquilidad que pudiera tener. No me preocupaba demasiado el pequeño gato/león/felino de color blanco con armadura azul... pero el otro humano que salió de la nada, el si me extrañaba, principalmente porque no sabía quién era. Posiblemente seria un peatón mas que se acerco al ver un conflicto pero... ¿qué me lo aseguraba? Nada realmente... y pensando de ese modo, tampoco podía fiarme del otro humano; menos ahora que nos acababa de invitar a almorzar... ¿por qué tanta amabilidad? No intervine más que por medio del habla... ¿para qué realizar un gesto tan amable a alguien que solo había hablado por hablar? No lo se... y tampoco me gustaba. Me dispuse a alejarme pero al darme la vuelta para marcharme, me vi con una escena bastante... molesta. Una patrulla de policía pasando cerca del parque; y yo sin ningún medio no llamativo para huir además de... aceptar esa invitación.

Volví a darme la vuelta, con el rostro bajo y sin interés de ver a nadie; cuanto menos se familiarizaran con mi rostro, mas posibilidad tendría de huir y que me olvidaran en poco tiempo. La voz de Zero resonó en mi cabeza, diciéndome que debí haberme ido cuando pude, que no debí detenerme solo para darme un "lujo"... y estaba de acuerdo con él en aquello. Fue un error, ahora estaba acorralado... y mi única salida era mantenerme con este grupo de desconocidos sospechosos hasta que un camino de huida se abriera ante mí.

... con una botella de agua me basta... no necesitas gastar dinero en alimento para mí -Fue mi única respuesta, mientras me apartaba de todos, aunque no lo suficiente como para que alguien ajeno pensara que estábamos en grupos distintos- ... este ambiente es tenso... ¿quien será el primero en hacer las presentaciones? -Aunque era casi una broma, lo decía en serio... necesitaba nombres, identificaciones, pseudónimos, apodos... lo que fuera que me permitiera reconocerlos rápidamente a la hora de iniciar una conversación-
(Tenemos que darnos prisa y huir... nadie aquí me agrada... todos son sospechosos... en especial el recién llegado... ese no me agrada para nada) -Zero solo se limitaba a recordarme lo que ya tenía claro, para variar-
(Hay que ser cuidadosos... ahora estamos en una situación frágil... un movimiento en falso y llamaremos demasiado la atención... vayamos con cuidado) -Magnamon también se mantenía serio ante esta situación-

por **Gilbert Gale** Mar Ene 10, 2017 6:25 am

Tras haberse solucionado la situación anterior y al haberlos invitado a comer todo parecía resuelto en ese momento, sin embargo el pequeño leoncito blanco le hizo algo a Baskerville que pareció revolucionarlo. Mi conejo cobardica comenzó a lanzar golpes al aire, exultante de energía y buen animo, bueno, algo similar al buen animo. - ¿¡Por que dejan que se escape!?, ¡Como vuelva le voy a dar una lección con estas dos maquinas de matar que tengo por patas! -Baskerville saltaba de un lado a otro moviendose frenetico, y yo dejé escapar una gran risa al ver a mi compañero tan animado. - Vale, amigo, ¡mejor guarda un poco de esa energía para luchar con la comida! -Le dije sonriente, antes de notar que el mismo leoncito que había llenado de vitalidad a mi Gazimon me tomaba la mano para que lo lleve sin separarnos. En cierta forma me recordó a mis pequeños del campamento, así que con ternura acaricie su mano usando mi pulgar, y sin soltarlo.

- ¡Ustedes tambien vengan si conocen a mi pequeño amigo! -Dije energico al pequeño rubio que había llegado con su hadita acompañandolo ¿Serían los dos digimon? no sabía con exactitud que era un digimon, y que no, pero lo mas probable es que todos menos el chico que me había ayudado lo fuesen. Escuché sus palabras, sin haberme dado cuenta previamente de ello, y asentí con la cabeza varias veces. - ¡Cieeeerto! Me olvidé de presentarme, perdón, es que soy medio distraído con esos detalles, y he llegado hace poco a este país -Refiriendose claramente al digimundo. - Mi nombre es Gilbert Gale, y mi conejo es Baskerville, venimos del Reino Unido y llegamos hace dos semanas, somos parte del circo que se presentará en esta semana-Baskerville, aun con ese shock de adrenalina que le había propinado el pequeño plateado, tomó la pandereta que cargaba atada a mi cinturón de cuero y a medida que caminabamos hacia la posada donde nos quedabamos, comenzó a tocar una canción jovial, aunque bastante simple, a medida que iba acompañando al grupo.

Los transeuntes que pasaban escuchando la alegre marcha de la pandereta, aplaudían contentos siguiendo el ritmo o felicitando al conejo. Yo, por mi parte, saludaba a los espectadores con ligeras reverencias sin soltarme del Spadamon. - No se que me has hecho, pero te lo agradezco colega, ahora siento que puedo luchar con todo un ejercito de málditos hijos de @#$% -El Gazimon pese a estar de buen humor y dirigirse con amabilidad al Spadamon, aun tenia la boca de un pirata.

por Roku Ginshô Miér Ene 11, 2017 12:24 am

Con sus ojos llenos de curiosidad, disfrutaba del modo en que el músico le agarraba la mano. Era de un modo cálido, distinto a los modos de Astaroth, que le sostenía de un modo recto y firme, teniendo su nuevo amigo un estilo más cordial. Era agradable. Ensimismado por esta nueva sensación, no atendió a los efectos de su habilidad en el digimon, y le costó percibir la llegada de Souta y su compañera el hada. Siendo uno de los “amigos” de Azazel, del nuevo Azazel, Sven no podía confiar en él, y menos, siendo un humano. Pero por su jovialidad, o por ser, como él, un muchacho, si bien no lo estimaba... Podía soportarlo. Al menos, hasta la fecha no había dado ninguna señal o problema para odiarlo. Sí, estaba bien hacer excepciones, o eso quería pensar, pues su corazón no aguantaría otra traición.

-Tarde no... -musitaba para el rubio, pues su Blue Brave no infundía valor a sí mismo- Azazel, ocupado, vistiéndose, ¡tarde no! -con la frase desordenada, e intentando tener un tono firme, parecía enfadado, pero solo quería que se le escuchara.

Preocupado por no saber qué tono o maneras usar, suspiró. Le costaba hablar con humanos, y con Azazel. Prefería seguir órdenes, no pensar, o estar cerca de Astaroth, el único que le dejaba ser él mismo sin regañarle. Todos se presentaban, y como le decía el digimon, debía ser educado y cortés, siempre, incluso con sus presas.

-Sven -dijo en voz baja-, no soy de ningún sitio... Creo...

No sabía la palabra. ¿Huérfano? ¿Sin hogar? ¿Expósito? Eran muchas, pero no conocía ninguna. Prefería cuando Azazel o Astaroth hablaban por él, dando esas explicaciones. Hablar era difícil. Por suerte, en el camino solo debía centrarse en la mano del tamer, que seguía siendo una situación agradable, y más cuando la música volvió. Era difícil dar palmas con una mano, y como solución, usaba esa zarpa para golpear su pechera y seguir el ritmo. El digimon bestia, al llegar a la posada, le dio las gracias, algo nuevo. No sabía muy bien cómo responder.

-Yo... Nada -empezaba- Tú... ¿Amigo?

por **Souta Mochizuki** Dom Feb 12, 2017 10:32 am

Souta

-¿Eh? -No escuchaba al Spadamon. Era... ¿Tímido? Le había visto únicamente con el jefe, y nunca tuve la oportunidad de cruzar palabras con él, pero no pensaba que su timidez fuese tan grande. Me acerqué un poco más para tratar de discernir sus palabras, y me removí al escuchar su grito. Apreté los dientes y me tensé un poco, al igual que Tinkermon se había revolcado en mi bolsillo. Reí un poco y alcé la mano con la intención de alborotar la cabellera del digimon, pero me detuve al escuchar a un tercero pedir presentaciones. Me incomodé un poco y llevé la diestra a mi nuca, desviando la mirada.

El león se había presentado sin más, pero yo no sabía si debía hacer eso. Caminé hacia el niño, que era llevado también por los artistas, y suspiré. Entonces aquel tamer era un novato también, podía sentirme un poco más seguro, aunque no debía confiarme del todo. Miré de reojo al albino, que era el que menos confianza me inspiraba. Presentarme... ¿como Seiryu? No era algo que debía tomar muy a la ligera. No llevaba máscara, o maquillaje, no tenía manera de ocultarme a plena luz del día. Tinkermon salió de mi bolsillo y voló hasta sentarse en mi hombro nuevamente, en silencio. Entendía lo delicados que se estaban volviendo mis pensamientos.

Me adelanté un poco al paso de los demás, siguiendo accidentalmente el ritmo de la pandereta del digimon. Ignorarlos, debía ignorarlos y así no tendría que rendir cuenta alguna sobre mí, pero era tan difícil con lo agradables que parecían.
-Me adelantaré un poco. -Advertí a Sven con cierta vaguedad, y le sonreí ampliamente, alzando un pulgar hacia él, para posteriormente adentrarme en la posada. Confiaba en la fuerza del niño; si el jefe lo tenía tan de cerca, era porque algo podía hacer bien.

-¡Phew! ¡Cuánta tensión! -Tinkermon habló una vez dentro del lugar. -¡Me agobias! -Me reí de su falso cansancio, incluso los jadeos que hacía se notaban muy poco reales.
-Anda, a buscar. -La tajé con una voz temblorosa, que buscaba no reírse más, y comencé a caminar por la instalación en búsqueda de aquel hombre. ¿Qué hora era? ¿Se había adelantado después de todo? El jefe no parecía ser alguien que atendiese tarde a sus asuntos. Miré a un reloj de pared, y, efectivamente, estaba a tiempo. ¿Qué habría pasado? ¿Sería muy poco prudente el buscarlo en el Area de las habitaciones?

por **Plasma Inazuma** Vie Mar 03, 2017 10:59 pm

~[Plasma]~

Conseguí lo que buscaba en parte… el humano que había invitado a todos a comer se presentó junto con su compañero, e inclusive el digimon felino blanco se presentó… pero alguien se dio el lujo de no hacerlo. El chico rubio paso eso de presentarse y cambio de tema, alejándose de todo el grupo luego de un rato. Si él podía evitar presentarse, yo también… asique eso hice, simplemente me quede callado y guarde distancia del grupo, evitando hablarles de cualquier forma… buscando un modo de irme sin “preocuparlos”… tratando de encontrar una excusa creíble para poder irme sin ser muy maleducado o grosero. Sé que todos me parecen sospechosos pero también son algo cordiales… supongo que debo ser igual de cordial, aunque sea para guardar cierta apariencia.

Llegamos… bueno, ellos llegaron, a una especie de posada tocando una canción o improvisando un ritmo agradable todo el camino. Realmente poco puedo decir al respecto, lo único que pude hacer durante todo el camino fue quedarme observando al peculiar grupo mientras este hacia música. Instintivamente (supongo) me puse a tararear esa melodía, tratando de seguirle el ritmo… y aunque sé que no debería, me fue imposible. Como si fuera algo automático en mí, seguí ese peculiar e improvisado ritmo; haciendo enojar a Zero enormemente, y sorprendentemente, molestando un poco a Magnamon. No es que le molestara a este último el que siguiera el ritmo, si no, el hecho de que en mi mente comenzara a resonar con tanta… intensidad. Era algo extraño, pero realmente me sentía bien pensando en no solo ese ritmo, si no en cualquier otro… era algo que nunca me había puesto a pensar con claridad; ni siquiera en esa tienda de música de hacía ya un rato. De cualquier forma, una vez llegamos a esa posada me quede fuera un rato… quizás de ese modo, no notarían que me fui hasta que fuera demasiado tarde… pero como siempre, los problemas o “puentes rotos” llegaron para molestarme.

Una mera patrulla doblo una esquina, lo cual me resulto demasiado incómodo. Me sentí forzado a entrar en el edificio con el peculiar grupo y… eso hice efectivamente. Entre sin mayor remedio y teniendo que soportar las mil quejas que tenía Zero para gritar a todo volumen. De no ser porque mi rostro es incapaz de expresar emociones o sensaciones, habría hecho una mueca de dolor y disgusto tan grande, que seguramente pensarían que tengo ganas de asesinar… lo que no estaría del todo alejado a lo que en realidad me ocurriría.

Supongo que tendré que aguantar esto de ser “invitado a almorzar” otro rato… egh… -Verdaderamente no me sentía a gusto con esa idea… o quizás solo eran las quejas de Zero las que no me dejaban estar a gusto realmente-

por **Gilbert Gale** Mar Mar 14, 2017 10:47 am

El grupo era lo más heterogéneo posible, y eso me resultaba bastante entretenido pese a no estar todos unidos en la despreocupada marcha musical que tanto Baskerville como yo habíamos emprendido de camino a la posada más cercana. Animar al chico de cabellos plateados, e inclusive al pequeño rubio inquieto que se nos acababa de unir, podría ser un desafío ideal para mis tareas como maestro de ceremonias. ¿Podría llamarme un trabajador del espectáculo público, o un hombre que proporcionaba entretenimiento a los demás si no lo lograba?, había muchas cosas que desconocía, que no entendía, pero la risa y la diversión era algo que sin importar en que mundo te encontrases, de que país fueses o que idioma hablases, tenía un solo sentido. – Bueno, compañero Sven, supongo que los demás se han olvidado sus nombres del hambre que tienen, ¡Hasta se han comido sus presentaciones! –Bromeé al haber sido prácticamente ignorado por los dos jóvenes, y habiéndose uno inclusive ido dejándonos rezagados por nuestro ritmo musical.

La taberna que también funcionaba como posada se hizo visible, era tosca, sucia y con la madera de sus instalaciones en mal estado. Las caras de las personas cercanas tampoco era la mejor, y al abrir las puertas pude notar ese inconfundible olor a barrio marginal, mezclado con fosa séptica y resina de fábrica textil. Era como estar en casa. - ¡Bien, bien! Ustedes tomen asiento en una mesa libre, yo iré a traer las bebidas –Estaba emocionado, inspiré con energía sonriendo vital. En el interior todos los clientes me observaron, para bien o para mal, deteniendo brevemente sus actividades por lícitas, reguladas, ilícitas o turbulentas fuesen.

- ¿Amigo?, claro que sí, seré amigo de todo el que no me toque los cojones -El conejo realizó un gesto obsceno con la mano libre haciendo referencia a sus genitales, y sonrió palmeando el hombro del Spadamon a su lado. – Además, tú te ves bien, es una corazonada, pero ser alguien valiente es algo que admiro –Baskerville se encogió de hombros, poniendo la pandereta sobre su cabeza antes de ir a sentarse en una de las mesas amplias de aquella taberna. – Yo no soy muy valiente que digamos, pero tampoco soy un cobarde… Es como… Que preferiría conservar todas mis extremidades, y el idiota de Gilbert es tan… ¿suicida?, siempre hace las cosas sin pensar, y sin motivo, es molesto, es débil y no le importa –Suspiró finalmente resignado, mientas yo me mantenía lejos de ellos regateando el precio de las cervezas con el tabernero, y preguntando si podría interpretar algo para el público. – Pero es escurridizo, y un buen sujeto, me ha cuidado pese a no saber nada de este mundo, o sobre ser un buen tamer –Gazimon terminó acomodándose en su taburete, subiendo sus zarpas llenas de suciedad a la mesa aunque sin importarle.

por Roku Ginshô Jue Mar 16, 2017 10:46 pm

Nadie depararía en aquel Dracumon saliendo de la taberna, pues ninguno había pedido habitación alguna. Era la única forma que tenía Roku para desplazarse, ya que la corrupción solo enfermaba su lado humano, y era una suerte disponer de este recurso aún. Dejó una nota, para que se la entregaran a alguien de rasgos muy concretos: un chico humano, y pocos detalles más. Acostumbrados a moverse en grupo, los tamers solían tener otros métodos para comunicarse, pero esta vez era una urgencia. El escrito posponía la reunión unas horas, y aunque pudo reconocer al grupo entrando en el lugar, debía atender a un asunto más apremiante: sus piernas humanas.

Al tiempo de su partida, Sven disfrutaba de la compañía de aquel grupo, salvo por el comentario que hizo el muchacho músico. No por ofensivo o soez, sino porque en toda su vida no había oído una broma tan inocente, sin malicia alguna. Era algo nuevo, y no sabía cómo reaccionar, pues el juglar se estaba dirigiendo a él. Sonrió, pero apartó la mirada, estaba nervioso y no sabía bien cómo corresponder. De igual modo, el lenguaje del compañero digimon también se le escapaba, y de nuevo, no tenía idea sobre cómo debía comportarse. En este tipo de casos, Sven solo quería ser “normal”, poder decir lo mismo que cualquiera, y no estar limitado a las parcas expresiones que dominaba.

-Amigos...-decía, en voz baja, agarrando con sus uñas el pantalón de Gilbert- ¿Puedo, puedo ir contigo?

Odiaba a las personas. Solo le mentían, le hacían daño, lo usaban, pero esos dos eran distintos, no le pedían nada más que seguir siendo él mismo, ser simplemente “Sven”, y era agradable, le gustaba. No quería separarse de ellos y volver a la rutina. Por una vez, quería disfrutar del momento, negándose a soltar lo que antes sería una “presa”, pero ahora era un “amigo”.

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