Cactus? I Prefer Flowers [Libre]

por **Yukari** Sáb Ago 26, 2017 12:27 pm

CACTUS? I PREFER FLOWERS
—Spin Forest /❣/ Tema Libre

☀☀☀

Auch —Se echó a un lado, dando un rápido y pequeño salto, asegurándose de no terminar golpeando con su brazo otro cactus. En serio ¿Por qué estaban metidos en un bosque de plantas puntiagudas? Porque, se supone que estaba en un mundo de datos, así que... No debería de doler cuando se lastimaba ¿O no? Pero parecía ser que nuevamente estaba equivocada.

Paró su paso, miró por el pequeño y largo sendero que llevaba a quién sabe donde y se preguntó internamente si seguían caminando en esa dirección llegarían a pisar algo nuevo que no fuese un desierto árido y aburrido, o un bosque de cactus tan poco natural... ¿O quizás existían incluso en la tierra? Lo cierto era que nunca antes había pisado Egipto u otros países donde pudieran haber desiertos, la playa; claramente no contaba, porque a la playa sí había ido, y si se daba que habían uno que otro cactus, al menos no era un bosque literalmente.

Miró hacia arriba, donde Lucemon estaba avanzando a su paso, pero volando ¡Ah! ¡Que oportuno debía ser poder volar! ¿Quizás ella también podría? Si era datos... Probablemente lograría hacerlo... O puede que no, y tampoco sabría de todas formas como hacerlo. Acercó su mano a una de las puntas de los cactus, comprobando que efectivamente la punchaban.

¿Por qué entramos aquí? Es molesto —Se quejó lo suficientemente alto como para que el digimon ángel la escuchara. Lucemon bajó su atención a ella y voló más cerca del suelo, como si el volar se le hiciese más genuino que incluso caminar— Porque elegiste el camino de la izquierda. Te dije que era a la derecha —Debía admitir que tenía razón.

Le miró fijamente, levantando un poco la cabeza al estar él aún volando por encima de las malvadas plantas desérticas. Debía admitir que tenía la razón, hasta ese momento, Luce había tenido siempre razón. Era ella la que parecía querer ir en contra suya, quizás para descubrir que pasaría al hacerlo. Él en cambio, se mantenía sonriendo, como si en realidad le hiciese gracia que ella se metiese constantemente en problemas por querer ir a la inversa. Quizás empezaría a hacerle caso... Sí.

Soltó un suspiro, volviendo a avanzar mientras, desde el cielo el pequeño ángel volteó también y siguió su dirección. Lo que, sinceramente no esperaba, era escuchar algún siseo entre los cactus, porque, eso nunca era una buena señal.

por **Fukuro** Sáb Ago 26, 2017 7:23 pm

De los cactus emergió una figura alada, con un largo de dos metros, carente de extremidades. Completamente blanca y con un siseo de su larga al manejar por los aires, movida por el par de alas a los costados de su cabeza. Coatlmon sin embargo, no parecía buscar hostilidad para con la rubia. Cayó al suelo, herida, arrastrándose hacia ellos. — Sss... Ay... Ayuda... —Pidió mirando a la joven desde el suelo, cuando los cactus de los que había emergido repentinamente fueron cortados por el filo de un arma desconocida. — Está... Loco... —Dijo aterrada mirando a los ojos de la humana, suplicante.

Con un parche cubriendo uno de sus ojos, y siendo dorado el que se podía percibir, un castaño vistiendo un traje oscuro con algunas partes de armadura como una muslera, y una hombrera, adheridas al mismo. Con una larga espada japonesa en la diestra, se acercó sonriente a la criatura, pisándola en el suelo. — ¿¡Ya te vas a rendir!? —Gritó mientras maltrataba a la víbora alada, pateándola para que se moviese. — Vete, te dejaré vivir, la próxima vez que quieras atacar a alguien mientras duerme... Procura que no pueda matarte —Gruñó guardando nuevamente su sable en la vaina que colgaba de su cintura. No había advertido la presencia de ambos seres, hasta que posó su único ojo brillante sobre el rostro de la joven. — Una humana... ¿Quieres morir? —Preguntó llevando la diestra a la empuñadura de su sable. La víbora ya había huido, y el viento del desierto mecía sus cabellos desarreglados.

por **Yukari** Sáb Ago 26, 2017 8:18 pm

Pegó un ligero salto y mató el grito de sorpresa que iba a escapar de sus labios en cuanto algo a su lado se removió. Claro, recordemos que Yukari seguía teniendo una especie de imagen que proteger, aunque aquella imagen fuese humana y no digital; pero daba lo mismo. Así que, cuando vio a la víbora sisear hasta sus pies para pedir auxilio, internamente sintió pena por la serpiente y se agachó, acariciando su cabeza.

Todo eso, al mismo tiempo que Lucemon bajaba un poco para observar la escena con curiosidad y un violento hombre apareciera entre los cactus que ella tanto habría maldecido si solo su vocabulario no fuese el de una señorita... ¡Pero espera! ¡Que no había forma que la escucharan decir algo inapropiado! Aún así, tanto las amenazas del chico como el maltrato a la serpiente causaron que frunciera el ceño.

Digimon o no, serpiente o no, seguía siendo una especie de animal y la idea de lastimar un animal por cualquier motivo, le desagradaba— O... —Iba a quejarse, eso si la serpiente siguiese cerca suya, pero, en cambio notó como salía corriendo, o siseando, pues se dio cuenta que no tenía piernas para ello.

Nnh.. ¿Esa es la forma en que saludas a alguien? "Una humana... ¿Quieres morir?" —Parecía ser sacado de alguna extraña película de temática variada— No, lo siento. No quiero morir, Lucy tampoco. Pero sí, encantada de conocerte yo también —Sonrió. Que sujeto más raro, amenazar con una espada... ¿De donde la habría sacado? Pues de saberlo, se habría hecho con un fioretto también.

por **Fukuro** Sáb Ago 26, 2017 8:28 pm

— No es un saludo, los humanos solo estorban —El castaño se agachó ignorando las palabras de la rubia, observó por unos momentos la arena y tomó un poco de la misma para posarla en su lengua, en la cual pudo notar rastros de humedad, más no era salada. Gruñó al reincorporarse nuevamente, bramando como un toro al observar a la humana y su digimon. — ¿Encantada? Cómo sea, ve a perderte por el desierto, con suerte un digimon salvaje como el de recién te encontrará y te comerá —Tomó desde uno de sus bolsillos superiores un mapa hecho pedazos, y un D-Scanner completamente negro y demacrado, con grietas en su totalidad.

Llevó su mirada al oeste, confirmando en ese mapa sus sospechas. Sabía que había un oasis en las cercanías, y hacía allí planeaba dirigirse. — Human Spirit, Evolution —Comandó cuando códigos fractales aparecieron en su zurda, siendo escaneados con el dispositivo de su diestra. Las sombras lo cubrieron, y su figura se volvió mas esbelta cuando se hubo convertido en Yaksamon. Devolvió su mirar a la pareja, y gruñó nuevamente. Tras ello, se dispuso a caminar con calma hacia la dirección marcada, cortando cada cactus que se pusiese en su camino con ambas espadas de madera.

por **Freddy** Sáb Ago 26, 2017 9:29 pm

~[Narrador]~

¿Cómo habían terminado allí? Realmente era una razón algo tonta y sin sentido. 3 siluetas deambulaban por el desierto, y todo por el capricho de la más importante de esas 3: la silueta humana. Un humano irracional y bastante aleatorio hiso un berrinche horas en el pasado, un berrinche que forzó a la segunda silueta, una ángel, a cumplir con su deseo. ¿Qué cual era? Simplemente viajar por los portales que el ángel podía crear a voluntad. Quería experimentar un viaje rápido, y gracias a ese capricho, los 3 terminaron deambulando por el desierto. La tercera silueta, un BlackGabumon, solo podía refunfuñar ante la debilidad de la ángel al cumplir un capricho tan tonto, mientras que esta solo podía aceptar su error y hacerse responsable. No podía crear otro portal, no tenía suficiente energía y el calor no ayudaba.

Neh… Marlone, ¿crees que haya un oasis cerca? –Pregunto el humano, con sus brazos cruzados en su nuca- comienza a darme sed…
Egh… no lo sé… aunque mira –Señalo un montón de cactus a la distancia- si hay tantos cactus por allí, seguramente podamos tomar algo de su agua… y si no, podríamos buscar señales de algún oasis, porque de algún lugar estarán tomando el agua para subsistir
¡Me parece bien! ¡Adelante entonces! –Sin esperar una respuesta de los 2 que lo acompañaban, el humano empezó a correr hacia el oasis-
Este día será más pesado de lo que podría imaginar –Comento el digimon bestia, mientras que la ángel hacia sombra con sus alas- muchas gracias Merry
No hay porque… solo espero que el pobre no haga la tontería de abrazar un cactus si ve que tiene 2 “brazos” alzados…

por **Yukari** Sáb Ago 26, 2017 10:00 pm

¿Estorban? ¿Por qué? —Frunció ligeramente el ceño, observándolo agacharse al suelo y... ¿Probar arena? ¿Qué iba a esperar lograr con eso? Se echó un poco hacia atrás al escucharle desearle ser devorada por un digimon salvaje y por un instante le pareció ver en Lucemon, usualmente calmado, el fruncimiento de su ceño, como si no le gustara nada lo que estaba escuchando— ¿Por qué tanto odio hacia los humanos? ¿No eres tú también un hu...?

Retrocedió un paso, abriendo grande sus ojos por la sorpresa ¡¿Qué había sido eso?! ¡Eso no era la digievolución de un Digimon! ¿O sí? Ignorados olímpicamente tanto ella como Lucy, no pudieron hacer más que mirarse el uno al otro con cierto desconcierto— ¿Volvemos atrás, Yuki? —Propuso de golpe, acercándose a la Tamer hasta sujetarla con suavidad del brazo.

Espera, vamos a seguirlo, parece un tipo interesante —Su compañero no pareció del todo conforme con su decisión, pero miró al frente y la soltó nuevamente— Parece peligroso... —Musitó en bajo, receloso— Entonces tendremos que proponernos no molestarlo —Parecía simple dicho de aquella forma. Volvió a avanzar, siguiendo el ahora despejado camino gracias al extraño chico que se había dedicado a cortar todo aquello que estuviese en su camino.

Procuró quedar a una prudente distancia del otro, mientras que Lucemon nuevamente volvía a estar por encima de ella, observándolo todo desde lo alto. Quizás fue precisamente por eso que de la nada pareció fijar su vista en algo y desde allí, avanzó al frente por su cuenta, sobrevolando las plantas de desierto con absurda facilidad. Cuando Yukari le perdió de vista se preocupó un poco y apresuró su paso ¿Qué...?

Otro humano —Fue la voz del pequeño ángel que resonó, parando de golpe, algo más allá, donde otro humano de castaño cabello estaba corriendo. Supuso que, tanto el, ahora Yaksamon, como ese chico, estaban dirigiéndose hacia la misma dirección y, dado que Yukari había decidido seguir al samurai, se dirigiría hacia allí también. Eso era oportuno. Lucemon sonrió abiertamente, pero no se movió, sino que permaneció mirando al chico desde encima de la hilera de cactus.

por **Fukuro** Sáb Ago 26, 2017 10:17 pm

Cuando llegó a la zona del Oasis, observó como pequeñas palmeras formaban una hilera que por las hojas resguardaba ligeramente del impío sol que levantaba la temperatura a casi 50ºC. Él no tenía calor, pero el cuerpo humano se podía deshidratar y él lo sabía de primera mano. Cortó con sus espadas un par de palmeras, de forma simétrica, y las juntó a la mas alta para asegurarse de esa forma una suerte de sombrilla improvisada que cubría parte del oasis. El digimon tomó asiento cuando al poco caminar llegó al borde del oasis. Volvió a su forma humana tras notar que no habían enemigos, o digimon hostiles en las cercanías, y acercó una cantimplora al cuerpo cristalino de agua. La llevó, cerró con sumo cuidado y procedió a tomar con ambas manos un poco de agua para hidratarse.

Sentía como el agua fresca gracias al amparo de las palmeras fluía por su garganta reponiendo sus energías, pero al mismo tiempo una amarga sensación lo inundaba. Se sentía débil en ese cuerpo que no reconocía como propio, suspiró observando su reflejo tras unos momentos, tomó nuevamente agua entre manos y se empapó el rostro buscando, tal vez, borrar ese rostro. Pero no hubo caso.

Caminó hacia una de las palmeras, buscó en su pequeño bolso una bolsa de tabaco para armar y unos papeles engomados para poder armar un cigarro. Se posó contra la palmera, descansando en la suavidad de la arena, puso un poco de tabaco en el cigarro, lo enrolló con milimétrico cuidado y lo selló lamiendo uno de los bordes como si fuese una carta. A falta de mechero, solía usar una pequeña llama de digisoul violácea con un dejo rojizo en sus bordes. Con el cigarro armado entre los labios, exhaló una bocanada de espeso humo antes de retomar la lectura del mapa que consigo portaba.

por **Freddy** Sáb Ago 26, 2017 11:05 pm

~[Narrador]~

El humano continúo corriendo a toda velocidad, quitándose su larga chaqueta en el camino, para no solo aligerar peso, si no también librarse del abrigo que podría acabar con su vida si seguía sobre su cuerpo. Mientras tanto, los 2 digimons seguían caminando, un poco más rápido, para estar cerca del humano en todo momento y prevenir cualquier accidente. El BlackGabumon tuvo que cargar el abrigo que había lanzado el humano, mientras que la ángel, una Mastemon, lo observaba con preocupación al verlo cerca de los cactus, y finalmente ocurrió lo que ella temía. El humano se lanzó a abrazar un cactus con espinas bastante grandes y separadas entre sí, más un tallo gigante de rosa que un cactus en sí. Extendió sus alas y alzo vuelo rápidamente, levantando una capa de arena sobre el BlackGabumon que aún tenía el abrigo.

La Mastemon se apresuró a llegar junto al humano, al cual tomo y comenzó a buscar cualquier indicio de heridas, pero no tenía nada… de hecho, no parecía reaccionar. Sacudió un poco al humano, el cual hecho la cabeza hacia atrás, con los ojos completamente perdidos. Efectivamente le había dado un leve golpe de calor que lo había dejado fuera de combate. Ella suspiro aliviada, y gracias a ese alivio, se percató de que había una humana acompañada de un digimon ángel presentes en esa escena. Se puso ligeramente nerviosa, al no saber qué hacer, pero para su fortuna, el BlackGabumon ya estaba llegando.

¿Qué le paso? ¿Se desmayó? –Pregunto con cierto desinterés, suspirando con resignación- mejor ni me respondas… necesitamos mojar su cabeza rápido antes de que empiece a balbucear y… -El digimon rookie observo a la humana y a su digimon acompañante- … hola… ¿no sabrán de alguna fuente de agua por aquí cerca? Nuestro amigo de verdad necesita hundir la cabeza en agua…

por **Yukari** Sáb Ago 26, 2017 11:31 pm

Curiosamente había perdido el rastro del otro hombre que de la nada se transformó en un digimon, aunque decir que había perdido el rastro sería erróneo, porque era bien claro el camino que había seguido, no por nada, pero habían cactus tirados a un lado y otro. Así pues, tras hacer un esfuerzo por ver hacia arriba por culpa del sol, siguió a Lucemon, quién estaba poco más allá, aparentemente entretenido por algún motivo.

¿Lucy? ¿Qué...? —Calló de golpe... ¡Vaya! ¿Qué eran ellos? ¿Más digimons? ¿Y el chico inconsciente en brazos de la mujer ángel? ¿Serían digimons malos como lo habían sido aquellos que intentaron atraparla? Pero nuevamente su compañero pareció saber algo más acerca de todo eso— Abrazó un cactus —Sentenció. Yukari le miró, desconcertada y parpadeó ¿Qué acababa de decir? ¿Abrazar un cactus? ¿Por qué? Al menos, no era culpa de esos dos.

¿Un oasis? —¡Ojalá estuviese uno cerca! Pero se temía que no, no había forma. Si seguía mucho más rodeada de cactus y con la cabeza al sol, seguro acabaría abrazando un cactus también, aunque fuese por una ilusión— Lo hay, un poco más al frente —Yukari frunció el ceño y lo miró con duda. Tenía alas, podía volar ¿Por qué no le había dicho que había uno? ¿Por qué no sufría por culpa del calor?

¡Yo también quiero ir! —¡Agua! ¡Tenía que haber agua! De un pequeño salto quedó de lado, mirando hacia arriba a su compañero quién no tardó en moverse un poco a un lado también, señalando con un dedo en dirección norte: donde el otro sujeto extraño había ido... ¿Será que se lo iba a encontrar allí también? Lucemon siguió y avanzó en la dirección señalada, Yukari le siguió también.

En cierto momento miró por encima del hombro a los otros dos digimons. ¿Estarían acompañando al humano también?— ¿Están bien? —Preguntó con suavidad. Un poco más allá, Lucemon pareció haber parado, probablemente ya en el oasis que todos buscaban, vislumbró allí, apoyado contra una palmera al humano y sonrió, acercándose un poco, alejándose así de Yukari y los otros dos— Entonces sí estabas aquí —Pronunció el pequeño ángel, cruzándose de brazos aún levitando por encima de la cálida arena.

por **Fukuro** Dom Ago 27, 2017 12:37 am

No eran alucinaciones, imágenes confusas vinieron a su mente de manera repentina con la primer calada del cigarro. Eran rostros, personas, voces, palabras. Posó la diestra sobre su sien, aplicando presión para que estas ideas distorsivas se alejasen. Sabía que esos recuerdos no le pertenecían, pero se preguntaba, ¿Porqué lo inundaban de esa manera? Todo tipo de emociones llegaban con cada recuerdos, desde las mas tristes hasta las mas puras y alegres, pero de todas formas, no eran suyas, no las deseaba.

Suspiró intentando que en ese suspiro se alejasen los pensamientos intrusivos, tomó nuevamente su cigarro entre labios y dio una pitada del mismo. Una voz jovial lo removió de sus pensamientos, girando la cabeza rápidamente hacia su dirección. Era el ángel que acompañaba a la humana que había conocido momentos atrás, despues del incidente del Coatlmon. Bramó liberando humo del cigarro desde su fosas nasales, y frunció el ceño. — Sí, aquí estoy, ¿No serás acaso el digimon mas astuto? —Replicó de mala gana, llevando su mirada nuevamente al oasis. No le molestaba la presencia del digimon más que la de cualquier otro, no tenia nada en su contra, más si contra la compañía en general.

— Tu tamer... ¿Viene en ésta dirección? Si es así me marcharé, el desierto era lo suficientemente extenso para no tener que vernos las caras de nuevo —De todas las dunas, había que cruzarse nuevamente en el mismo oasis. Esperaba que no viniese intentando hacer sociales, o que se acercase mas gente. Maldijo en voz baja cuando al fin se había relajado, pero al menos la confusión se había disipado por el momento.

por **Freddy** Dom Ago 27, 2017 5:01 am

~[Narrador]~

La ángel cargaba al humano en brazos, mientras que el pequeño animal ensombrerado arrastraba el abrigo del mismo. Seguían lo que parecía ser un rastro de destrucción de cactus, bajo la indicación del pequeño ángel que parecía acompañar a la humana. En el camino, la Mastemon comenzó a retirar algunas espinas que si habían llegado a clavarse en el cuerpo del humano, el cual comenzaba a balbucear cosas tan típicas como “quiero un helado de chocolate” o “la resolución a la ecuación del doctor Viscoso es pudin”, entre muchas más incoherencias. El BlackGabumon escucho la pregunta de la humana y suspiro levemente, adelantándose un poco para caminar junto a ella, queriendo asegurarse de que pudiera escucharlo hablar. La ángel no podía responder, tenía que tener cuidado con no lastimar al humano a la hora de retirar las espinas, razón suficiente para que la pequeña bestia con sombrero respondiera.

Algo así… terminamos aquí por un capricho de ese niño al que la dama está retirando las espinas… normalmente podríamos irnos, pero ella no se encuentra en un estado que le permita gastar energía en todo momento, menos para resolver lo que nos trajo aquí en primer lugar

A medida que el grupo avanzaba por el sendero de cactus, la ángel pudo divisar el oasis que buscaban. Se apresuró a llegar, ignorando la presencia de los otros 2 individuos en primera instancia. Se acercó al agua y dejo al humano a un lado, solo para tomar agua con sus manos y dejarla caer sobre la cabeza del mismo.

Vamos… reacciona… ¿Cómo es que alguien que puede volverse la parca puede ceder tan fácilmente…? –Comenzó a buscar por el lugar algo para tomar más agua, y observo las palmeras cortadas por un momento- eso servirá… con permiso –Se acercó al humano y al digimon, tomando una hoja del árbol desértico, y una vez con ella, la uso como un pequeño tazón para cargar agua y dejarla caer sobre el humano inconsciente-

por **Yukari** Dom Ago 27, 2017 10:39 am

Al serafín no pareció molestarle la réplica contraria, permaneció levitando (pues no estaba moviendo sus alas de hecho) a pocos más de un metro del suelo y, observaba con sosiego al misterioso y oscuro hombre, permaneció cruzado de brazos y en cierto momento se atrevió a preguntar— ¿Estás bien? —Sonaba bastante extraño, pero eso de alguna forma aprendió a decirlo por culpa de su Tamer: siempre que algo parecía estar mal, ella lo preguntaba. Ahora, él, solo imitó lo que alguna vez vio a ella. Era simple en ciertas ocasiones; pasar tanto tiempo juntos que sin quererlo se terminaba adoptando formas de expresarse ajenas— Yuki... Ella...

Yukari en cambio avanzaba con una ligera sonrisa de diversión en sus labios, más que nada por los delirantes susurres del otro chico. Vale, quizás fuese peligroso acabar abrazado un cactus y perder la consciencia por culpa del sol y del golpe... Pero si susurraba ese tipo de cosas... ¿No significaba que estaba lo suficientemente bien? Escuchó las palabras del BlackGabumon con atención, volviendo la mirada al frente al ver ya a su compañero alado quieto— Entiendo... Pero, si ella recupera su energía podrán volver a irse ¿no? —No sabía como funcionaba eso, pero por como lo decía, parecía ser algo parecido.

Observó a la alada Digimon adelantarse con el chico en brazos y cuando ella también llegó, solo segundos después, Lucemon tenía su azulada mirada fija en ella, parecía haber estado a punto de decir algo, pero la repentina llegada de Mastemon lo interrumpió. Cuando la humana avanzó y vio al oscuro hombre de antes, parpadeó con cierta sorpresa— ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres un Digimon? —Avanzó solo unos pasos más hacia el otro pues no parecía del todo grato de hablar con otros humanos.

Pero le había visto claramente transformarse en un digimon... Y a nadie más se lo había visto hacer... Así que era extraño y maravilloso para ella... De hecho, quería preguntar tantas cosas, pero por culpa de la situación, no pudo hacerlo. Se preguntó si el humano estaría bien, y si se recuperaría y despertaría con con agua. Agua... También quería agua... Pero por desgracia no podía hacerlo todo a la vez.

por **Fukuro** Dom Ago 27, 2017 3:33 pm

Clavó su ojo dorado sobre el pequeño ángel, preguntándose porqué se preocupaba por él sin conocerlo. No le encontraba sentido a ello, y cómo todo a lo que no me encontraba sentido decidió desestimarlo. — Estoy en un desierto con un humano cerca... —Pero decidió corregirse al notar que nada menos que tres individuos llegaron, con un humano a cuestas. — Dos... Por supuesto que no estoy bien —Gruñó masajeando su sien en un intento de no convertirse para intentar despellejar al castaño, y a la rubia. Al menos uno de ellos parecía desmayado, eso era positivo, los humanos desmayados eran casi tan buenos para él como los humanos muertos, pero de todas formas el olor de los mismos le resultaba repelente.

Posó entre labios el cigarro, realizó la mecánica acción de inhalar y exhalar el humo, y después posó su amenazante mirar sobre los ojos de la ajena. — Pídele a tu Lucemon que cierre los ojos y te diga si siente a un humano, o a un digimon —Gruñó nuevamente antes de poner el ojo en blanco en señal de hartazgo. Posiblemente ella sería como el Sanjô, y se asustaría tras un rato conversando con él para retirarse corriendo por aquel bosque espinoso. Tomando la espada que ahora reposaba a su lado, se levantó del suelo sacudiendo parte de la arena en sus ropajes.

La joven era aproximadamente un pulgar mas alta que él, pero la diferencia no se hacía notoria por el porte del salvaje mercenario. Se acercó a ella hasta posicionarse a no mas de veinte centímetros de su rostro, y le entregó una sonrisa retorcida que mostraba sus dientes como las fauces de una bestia. — Soy un digimon de los malos, de esos que secuestran humanos, los asesinan, se los comen... Especialmente a las rubias que tientan a su suerte insistiendo donde no deben hacerlo —Su tono gutural finalizó con una carcajada, en su totalidad sarcástica puesto no se estaba divirtiendo. Se alejó de ella nuevamente para posarse contra la palmera, colocando su cigarro entre labios y cruzando los brazos.

por **Freddy** Dom Ago 27, 2017 10:25 pm

~[Narrador]~

BlackGabumon observo de reojo a la humana, asintiendo ante la duda que le había planteado. Si la Mastemon recobrara la suficiente energía, podría crear un portal para transportarlos a todos a una zona menos sofocante, pero claro, pasaría un buen rato para que eso ocurriera.

Habiendo llegado junto con la humana, el BlackGabumon observo de reojo al humano con parche. No le agradaba esa actitud que tenía, pero tampoco diría nada, al fin y al cabo, no se estaba metiendo con él directa o indirectamente; y tampoco hacia nada que le molestara realmente, después de todo, si su agresión iba contra la humana y no contra él, no importaba. Dejo caer el abrigo del humano inconsciente y se acercó a la ángel, quien seguía dándole agua. Se quedó observándolo un momento, y sin esperarse más tiempo, le piso el estómago. Aquello hiso que el humano en cuestión se despertara, escupiendo algo de agua que entro en su boca, así como logro que se sujetara el estómago adolorido. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del digimon bestia, quien tomo distancia para evitar cualquier tipo de respuesta física agresiva.

¡¿Por qué hiciste eso?! ¡No es justo atacarme cuando no puedo defenderme, Marlone! –Grito el humano, levantándose, aun sujetándose el estómago- aunque lo agradezco… comenzaba a soñar con donuts cubiertos de salsa de fresa… egh… donuts…
Lo siento por ser tan brusco, pero te recuerdo que estamos aquí por tu culpa –Dicho eso, el BlackGabumon se acercó al agua para beber un poco- ahora, ¿Por qué no te presentas? No estamos solos
Egh… bueno, si eso quieres… -Se volteo para ver a los demás individuos de la escena- soy Augusto el Grande III, un gusto en conocerlos

El humano sonrió con picardía, mientras que “Marlone” simplemente giraba los ojos en señal de ironía. El tonto acababa de mentir, o de bromear, cualquiera de las 2 era igual de tonta; aunque seguramente estaría aburrido y por eso quería bromear.

por **Yukari** Dom Ago 27, 2017 11:53 pm

Vaaale... Sin duda tenía un problema con los humanos ¿Pero por qué? Eso, sin duda alguna no lo llegaba a entender del todo. Porque, al menos ella, dudaba haber hecho algo lo suficientemente cruel como para molestarle... Bueno ¿Quizás intentar ayudar a la víbora? Y se preguntó, finalmente ¿Si le iba a preguntar a Lucemon él sabría responderle? El pequeño ángel parecía entre contrariado y curioso por la actitud del oscuro hombre, supuso que le llamaría la atención.

Y aunque le hubiese dicho que se trataba de un Digimon malo, no se movió de donde estaba, le sostuvo la mirada, neutral pero interesada— Seré honesta, no creo saber bien —Admitió de golpe al verle alejarse y solo volteó hacia el otro humano a las orillas del lago cuando este gritó, causando que su vello se erizara. Volteó y le observó con curiosidad. ¿Qué había pasado allí? Debía de tratarse, seguramente, de algún tipo de lucha amistosa.

Augusto el Grande III ¡¿Qué tipo de extraño nombre era ese?! Se cruzó de brazos, carraspeó un poco y sonrió— Está bien, Augusto entonces... Que nombre tan... Grande... Mucho gusto. Mi nombre es Yukari —Su nombre japonés ¿Qué tal si hubiese usado el extranjero? Bueno, daba igual. Volteó hacia el otro hombre, aquél que llevaba un perche en uno de sus ojos— ¿Estaría bien para ti decirnos tu nombre? —Porque, prefería saberlo sinceramente, porque saber un nombre simplificaba a veces mucho las cosas.

Lucemon en cambio, estaba en el suelo, al lado del lago, agachado para usar sus manos como cuenco y llevar agua a sus labios para beber. Aunque no se quejara del calor, sí necesitaba comer, beber y dormir como toda una persona normal— Yuki —Al escuchar aquél apodo la humana volteó hacia su compañero— Pruebala —Aconsejó y, siguiendo sus palabras se acercó, arrodillándose también para poder beber, solo ahora dándose cuenta del calor que hacía en realidad.

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