Starry Night, Showtime. [Priv. Lia, Roku]

por **Gilbert Gale** Dom Feb 05, 2017 7:07 am

¡Las nubes daban paso a una mañana soleada para ti, para mí, para todo el mundo! La carvana del circo con los carromatos de madera automatizados con toquecitos de hechicería que en realidad yo no entendía se había asentado en las afuera de ese pueblo en la noche anterior. Mis tareas junto con Baskerville consistían en ayudar en el armado de la gran carpa de tela, sus cimientos y la preparación de las gradas de madera para los espectadores. - ¿Por qué si él tiene todos esos poderes… mágicos, debemos preparar las cosas a mano? –Pregunté a Pierrot refiriendome a Wise, quien pese a ser el jefe de la compañía también ayudaba a preparar los decorados, y a desempacar los elementos para la función.

- Es simple, se trata de que todos pongamos lo mejor de nosotros para que haya una mayor recompensa al final… No a nivel monetario, si no en cuanto al orgullo de lograr las cosas a costa de nuestro sacrificio, y nuestros deseos de ayudarnos mutuamente… Ahora deja de holgazanear, que te estoy observando –Me había pescado, pero sus palabras aunque eran muy complicadas, llevaban razón. En el campamento siempre decían que no había mejor cosa que no deberle nada a nadie, y aunque la enseñanza era distinta, la “autosuperación” o la independencia eran la consigna básica de ambas.

Una vez todos los elementos que podía mover con mis brazos humanos quedaron colocados, y listos para su uso, tomé un pedazo de pan de ayer conmigo y lo guardé adentro de mi fajín de tela carmín. Busqué en el interior del mismo, y tomé un pequeño frasco de cristal semejante a perfume en apariencia, con una tonalidad rojiza y burbujeante en su contenido. – Viejo, me voy a conocer la villa y hacer promoción –Dije correteando antes de salir de la carpa con Baskerville siguiéndome el paso de mala gana.

- Oye, maldito, éste lugar es una porquería, no hay nada interesante, solo hay bebes, y gente que los cuida… Pero prefiero estar aquí a la Ciudad Congelada –Baskerville nunca decía casi nada de su pasado, pero conocía bastantes lugares de éste mundo. Cuando lo conocí era un dragón negro, y parecía… más valiente, y salvaje que ahora, aunque igual de maloliente. – Pero es un nuevo lugar, con nueva gente que conocer y nuevas experiencias, vale la pena vivirlas –Dije a mi compañero, antes de tomar un trago de esa pócima que portaba en la zurda.

Una nube de color violáceo me cubrió, y no solo mi apariencia física, si no que mi atuendo se había visto modificado una vez ese humo se dispersó. Con cabellos naranjas, vestimenta de payaso e inclusive una mano esquelética, me adentré hacia el interior de la pequeña villa, risueño y coqueto. A medida que avanzaba por la villa, saludaba con la mano de apariencia espectral a todos los digimon con forma de pequeñas pelotas, sin extremidades visibles, solo siendo pequeños seres que rebotaban y parecían gelatinosos en sus contexturas.

Sabían que el circo se acercaba, y estaban contentos, emocionados, y ansiosos por la función nocturna. Habían salido de las pequeñas chozas en las que vivían y de los comercios en los que ayudaban, o pasaban el día, siguiendo al par de artistas ambulantes hacia la plaza central de la pequeña villa.

- Vale, recuerda, una sonrisa con ganas y ritmo –Susurré a Baskerville, quien comenzó a tocar la mandolina amarrada a su espalda, generando un ambiente festivo y marcando el ritmo en el cual yo llevaría mi acto principal. - ¡Publico, y publica! ¡Mi nombre es Garland, malabrista y viajero! –Bromeé para el agrado de los espectadores. – El circo ambulante los invita a su función nocturna, el precio estará en cuanto ustedes quieran y puedan aportar, siendo obligatorio llevar… GANAS DE PASARLA BIEN –Danzando junto con las notas del instrumento de cuerdas, hice aparecer una a una pelotas de colores para la faena circense del malabarismo.

Apariencia de Gilbert como Garland

por Roku Ginshô Dom Feb 05, 2017 6:37 pm

-¿Qué estás haciendo? ¿Qué es eso? -”koromon” era la especie de esa babosa digimon- ¿No te cuesta moverte con la silla?
-A ver... -seguía relegado a la silla de ruedas por su enfermedad- No es tan difícil: estoy buscando setas, y como no puedo agacharme, uso esto, que es un palo. Las pincho y extraigo del suelo, ¿entiendes? -el grupo de bebés rebotaban a su alrededor, curiosos- Simplemente, por esta zona deduje que no habría problemas en encontrar especímenes porque, bueno... No tenéis brazos.
-¡Oye! -algunos enseñaban los dientes- La carne crece en todas partes, ¡¿quién querría esas “setas”?!
-Exacto. En mi mundo las diferentes especies van teniendo propiedades , y estas se amplifican o deniegan según se cocinen. Lo que me refiero es que los bebés no las buscáis porque no le veis sentido, pero sería interesante ver cómo afecta a vuestro crecimiento una dieta variada -seguía su búsqueda, y aunque no sabía cuáles eran venenosas y cuales comestibles, esta recolección era necesaria para atender a su fin último-. ¿Sigue ahí? ¿Sigue intentando esconderse?
-Sí, y no lo hace muy bien -apuntó uno de los pequeños- ¿Quién es? ¿Las setas para él?
-Yo le digo Sven, para ustedes supongo que será un Spadamon -ya tenía la cesta del regazo más o menos llena-. Y no, nadie puede comerlas hasta que identifique sus propiedades. Si alguien come una, y se pone enfermo, no sería agradable, ¿verdad?
-Suponemos...

El león les acechaba, curioso. Quería recoger esas cosas apetecibles, parecía divertido, pero no quería acercarse. “Azazel”, la forma en que él llamaba a Roku, le daba miedo. Aún recordaba aquellas veces donde había visto la ira de este, y aunque su función era vigilarlo, le aterraba estar cerca. No era como el resto de humanos, a los que odiaba. Para él, Roku no era un humano. Era el peor monstruo que había conocido. Como una pesadilla, o el malo de un cuento, le hacía daño, y su instinto le decía de alejarse, de mantener una distancia con respecto a él.

-¿Cuántos días lleva sin comer en condiciones? -se preguntaba Roku- Ya, ya sé, “crece carne en todas partes”, pero cebándoos dudo que crezcáis de un modo sano. Los niños deben comer en condiciones.

Vio una manzana en un árbol, e intentó alcanzarla. La vara no llegaba, si tan solo pudiera levantarse... No, era simplemente imposible. Una vez más, ganaba la enfermedad. Resignado, decidió ver si en el pueblo alguien vendía fruta. Debía hacer que Sven empezara a comer bien, tanta carne acabaría haciéndole enfermar de gota. No sabía si los digimons podían agarrar dicho mal, u otro similar, pero era mejor no arriesgarse. Enfermo no le serviría de nada. Él se movía ya hacia aquel espacio urbano, seguido de los curiosos bebés y, por supuesto, de Sven intentando ser discreto.

Ya en aquel sitio, mientras buscaba lo que él pensaba que eran manzanas, un payaso irrumpió. No era un insulto, ni mofa hacia aquel personaje, pues ciertamente representaba a un circo. Un lugar destinado al ocio simpático, puede que desde un enfoque infantil, ya que parecía ir destinado a aquellos bebés y a los digis que los atendían en el lugar. Roku no pudo evitar pensar que ese tipo, un humano, fuera el tamer de ese perro que lo acompañaba. Le alegró ver que no todos se dedicaban a la guerra ni, como él, a otros asuntos más oscuros. No pudo evitar sonreir.

-¡Sven! -sabía que estaba cerca, el león se asomó, con una cara que intentaba simular su pánico- Vamos a ir al circo, y no podré pagar tu entrada, así que por hoy habrá tregua. ¿Harías el favor de ir a informarte de dónde y cuándo es la función?
-S-sí... -se acercó al lugar, moviendo las orejas, le gustaba la música- A ver, preguntar -una colorida pelota acaparó su atención, recogiéndola, pero al voltear la vista, se fijó en él- ¿Perrito?

por Lia White Lun Feb 06, 2017 11:22 pm

Mientras caía desde lo mas alto, todo mi alrededor se encontraba formado por datos, cortinas y nubes de números bañaban mi cuerpo al atravesarlas con fuerza mientras la gravedad me llevaba hacía abajo. No estaba segura del por que había terminado en este pequeño espacio. Al terminar de caer, me quede flotando en un lugar, un lugar muy oscuro en donde los números ya no se podían ver, solo la oscuridad en la que me encontraba –¿En donde estoy?- Pregunte abriendo mis ojos sin poder reconocer algo de vida a mi alrededor. El eco de mis palabras era lo único que me acompañaba en esos momentos.

Me quede flotando unos cuantos minutos sin saber que era lo que estaba ocurriendo, si bien estaba asustada, frustrada por no conocer de lo que se trataba. Si bien, el conocimiento me daba mucha seguridad, pero en este caso estaba completamente sola, sin saber nada, sin datos, sin esperanza…

Pasados unos cuantos segundos mas, una gran luz comenzó a brillar del suelo, algo me llamaba, no estaba segura que era, pero esa luz comenzó a atraerme lentamente junto con mis cosas que se encontraban flotando a mi alrededor. Sin esperarlo una gran corriente me absorbió escupiéndome en un colchón muy grande rebotando un par de veces –¡Auch!- Dije al terminar de rebotar.

Nuevamente había llegado a otro lugar, pero este se pintaba un tanto mas ''normal'' por así decirlo, pero dentro de lo normal, no podía creer que los edificios a mi alrededor estaban construidos con extraños cimientos, parecían especies de juguetes para pequeños infantes. Observe que mis cosas estaban tiradas bajo mis pies, por suerte lo necesario como lo era mi videocámara estaban a salvo –Funcionas?- Me pregunte a mi misma y al parecer esta estaba en buen estado y con la batería completamente llena. Tome mi bolso recogiendo mis cosas para después bajar del gran colchón.

Comencé a caminar por el lugar, aunque, parecía que me encontraba en un mundo completamente diseñado para bebes o niños pequeños, todo a mi alrededor se trataba de juguetes, juegos y el aroma era a dulce. Solté un gran suspiro para después bajar un poco la mirada –Creo que estoy perdida- Mis ánimos bajaron un poco, no sabía en donde me encontraba ni mucho menos cual era mi paradero.

-Oye ¿Te encuentras bien?- Escuche que me hablaban. Levante la mirada para ver frente a mi a un pequeño conejo de color rosado. Ciertamente me sorprendí al verlo; en sus pequeñas manos llevaba una especie de huevo con lunares de colores –¿Acaso es pascua?- Dije intentando relacionar todo esto a lo que el pequeño conejo comenzó a reír –¿Pascua? No seas tontita, aquí no es el mundo humano, no celebramos ese tipo de cosas. Te encuentras en el Digimundo, yo soy Cutemon- Las palabras del pequeño ser me daban a entender que ya no me encontraba en casa, ahora estaba en… ¿Otro mundo? Tal parecía que había terminado en un sitio completamente desconocido.

Me agache un poco para quedar a nivel del pequeño –¿Dices que te llamas Cutemon? Podrías por favor explicarme que es este lugar- Ya que me encontraba aquí lo mejor era tener un poco de información para saber de que se trataba. El pequeño asintió lentamente –Te encuentras en el Valle del Inicio, es aquí donde los nuevos Digimon nacen, yo soy uno de los encargados de cuidar los Digihuevos, como este que tengo aquí, ahora si me disculpas tengo un poco de trabajo- El pequeño conejo rosado comenzó a caminar –¡Espera por favor!- Tome mi cámara de vídeo para filmar un poco lo que sucedía ya que nadie me creería esta historia. Si bien era un tanto curioso este mundo, lo mejor sería quedarme a ver de que se trataba todo esto.

Algo llamo nuestra atención mientras caminábamos, un chico se encontraba gritando un par de cosas a lo que no entendí muy bien. Cutemon levanto sus orejas un tanto intrigado –¿Puedes sostener el Digihuevo y llevarlo a esa zona? Iré a ver de que se trata, no esperaba mas visitas por aquí- Tome en mis brazos el cálido huevecillo para asentir e ir a una especie de zona donde habían muchas cunas, en ellas miles de huevecillos se encontraban descansando –¡Asombroso!- Con una de mis manos libres comencé a filmar todo lo que pudiera…

Pasado un rato Cutemon regreso a donde estaba –Gracias por cuidarlo, puedes colocarlo en una de las cunas. Al parecer un circo llego al Valle, darán una función en la noche, sería bueno para los bebes Digimon tenerlos entretenidos no crees?- Escuche con atención las palabras del conejo mientras colocaba el huevo en una cuna –¿Un circo?- Quizá y sería bueno quedarme a ver un poco mas…

por **Gilbert Gale** Mar Feb 07, 2017 3:07 am

El movimiento de las esferas en el aire era casi hipnótico, con curvaturas y pasos de baile que se mostraban independientes de mis coordinadas manos le agregaba cierta dificultad a la tarea, que generaba en los espectadores gran entretenimiento. Unos tres, o cuatro minutos habían pasado desde que comencé el acto, y mis brazos ya comenzaban a entumecerse como señal de que debía parar si quería rendir en la noche. - ¡Y ahora para el final de mi acto, demostraré por que los artistas somos unos muertos de hambre! –Lancé las pelotas que iba capturando en mi diestra hacia lo más alto, esperando una a una a que caigan para capturarlas en mi boca. La ilusión había culminado ese acto, y los bebes saltaban, vitoreaban, y festejaban.

Realicé una sentida reverencia, y Baskerville detuvo la música para poder imitarme de forma que no le diésemos nunca la espalda a los espectadores. Cuando saludaba a mi izquierda, el saludaba a mi derecha, y viceversa. – Si este pequeño acto para hacer aún más amena esta tarde soleada les ha gustado, ¡los espero en la noche para continuar jugando y divirtiendonos! –El comunicarme con las criaturas era lo que más me gustaba de viajar, junto con visitar paisajes cambiantes y completamente distintos al mundo que acostumbraba.

La multitud se diluyó, y yo tomé asiento en el borde rocoso de la fuente a mis espaldas. Bebí un poco de agua, y suspiré. Baskerville por su parte estaba por guardar la mandolina en su estuche, cuando fue interrumpido por una voz conocida, sobresaltándolo al principio. Ambas miradas se dirigieron al pequeño, peludo y albino con su peto cerúleo. - ¡Oh, eres tú! Mi amigo de la valentía, ¿cómo estás?, ven sientate con nosotros –Baskerville sonrió contento y sacudió suavemente la diestra del ajeno para expresar su felicidad al volver a verlo. - ¿Qué haces en este lugar?, no esperábamos encontrarnos con nadie conocido, ¿Podrá ser que hayas venido a ver el circo? –Espetó el payaso, pese a que posiblemente su apariencia no fuese reconocida por el digimon.

por Roku Ginshô Miér Feb 08, 2017 7:55 am

El espectáculo se alargaba más de lo que la paciencia de Roku toleraba. No le desagradaban los ademanes, chistes y gracias de los dos bufones, pues ciertamente mostraban pericia en su número, y acaparaban la atención de todos los pequeños. Entendía la duración, pues querrían que el público incrementara ante el jaleo de los bebés digitales, emocionados por la llegada del circo. Solo que él no gustaba de perder el tiempo en algo que era, en sí, un anticipo de lo que vería aquella noche. Un último vistazo a Sven, que aplaudía ilusionado, bastaba para ver que la inesperada llegada de aquellos payasos alegraran, aunque fuera un poco, a Roku.

Sven le tenía miedo, pánico. Pero no podía alejarse de él, pues su deber consistía en vigilar a Azazel, el portador del digivice que alberga esa extraña corrupción, digital o como sea, que lo mataba lentamente. Recordó la silla, pues sus piernas ya estaban castigadas por ese mal, y decidió alejarse. Para que Sven disfrutara sin su presencia y, por qué no, para intentar olvidar sus preocupaciones con un paseo.

-Al menos la función me ayudará a no pensar -no, nunca podía dejar de pensar-. Aunque claro, igual no quiere sentarse cerca de mí...

Moviéndose sin un rumbo determinado, deparó en una zona llena de cunas, pero más atendió a quien estaba allí. De cabellos y ojos claros, podría ser un digimon del tipo ángel o marioneta, habiendo conocido algunos así en el pasado. No obstante, el lugar era una zona infantil, y por sus dimensiones no era un bebé, ni despedía el poder típico del guardián o cuidador de la zona, por lo que decidió preguntar, acercándose a ella.

-Disculpe señorita. ¿Es usted una tamer? -deparó en que estaba hablando con un rosado conejo- Oh, lo lamento, no quería interrumpirles.

Mientras tanto, Sven aplaudía siguiendo el compás de la música como podía, con los ojos muy abiertos, disfrutando de los trucos y de esa música que tanto amaba. Una música familiar, amigable y, para el chico atrapado en el cuerpo de un león, especial. Odiaba a los humanos, a todos. Solo le habían hecho daño, engañado y hacerle sentir mal. Pero no veía al tamer del perro músico, lo que le dejaba... Triste... En el digimundo había conocido a personas más agradables, sí. Quedaba la duda, el miedo a que se repitiera pero... Pero debía confiar, ¿no? Al menos, ellos no le habían hecho daño. Aún.

Finalizada la actuación, se acercó al dúo, pues aunque no conocía al humanoide, el otro lo identificaba como aquel simpático perro que conoció tiempo atrás. La forma de hablar, y que lo reconociera, dibujó una sonrisa en la cara de Sven, ¡¡pues era su amigo!! Estaba feliz, una sensación que solía verse forzado a suprimir, pues Azazel no toleraba errores. Sí, era el perrito, pero el otro...

-...Soy Sven, un Spadamon, amigo de perrito -le saludaba con la mano-, pero a ti no te conozco. ¿Eres Payasomon? No... ¿Malabaristamon? No... No conozco tu especie de digimon. Pero me gusta lo que puedes hacer, es como magia.

por **Gilbert Gale** Lun Abr 17, 2017 3:41 am

Al notar que el pequeño no me reconoció poco mas hice que reír con la naturalidad que su inocencia me producía, me acerqué a su oreja acercando mi mano detrás de la misma para, tras un gesto de prestidigitación, hacer aparecer una moneda de una libra, la cual puse en su pata derecha. - Así es, si quieres llamarme Payasomon estará bien, pero nos hemos visto antes, aunque no me reconozcas, compañero Sven -Pese a mostrar una apariencia distinta a la que usaba cuando el pequeño, Baskerville y el grupo de variopintos caballeros nos conocimos, le dí una sonrisa de lado igual a la que le mostraría tuviese la apariencia que tuviese. Sin embargo, Baskerville empujó mi pierna para que me corriese, alejándome del pequeño.

El conejo con las manos a los lados de la cintura, me observó antes de escupir el suelo con su boca espumosa por la saliva acumulada que siempre le daba una apariencia rabiosa. - Quítate, maldito, deja a los digimon hablar entre ellos, tú ve a perseguir faldas -Gruñó el Gazimon, antes de palmear suavemente el hombro del Spadamon. - ¿Que haces en esta ciudad? No soporto a los bebés, son molestos, no tienen extremidades, y solo sirven para comer... ¡Y lloran a la mínima! -Le hubiese respondido "Son iguales a ti pero sin la parte de los golpes", pero me limité a tomar asiento en el borde de la fuente, mientas tomaba la mandolina que Baskerville acababa de guardar.

- Deberías hablar bien de nuestros espectadoras, Baskerville -Coloqué la mandolina sobre mis piernas, y comencé a tocar una canción de notas suaves, joviales, para el pequeño león que con mi digimon acompañante charlaba.

Canción

por Roku Ginshô Lun Abr 17, 2017 7:15 am

La presentación del bufón dejó a Sven más confundido, pues su forma de hablar le evocaba al tamer del Gazimon, pero lo que el oído identificaba el ojo no, y la capacidad deductiva del pequeño, limitada por su conocer, le impedía llegar a la deducción lógica. Una vez más, se encerró en un ensimismamiento y confusión que le impedía avanzar, intentando adivinar dónde estaba Gilbert o la verdadera identidad de Payasomon. Por suerte, Baskerville pudo sacarle de este estado, y aunque él fingía ser un digimon, accedió a ir con este.

-Los bebés lloran, y hacen ruido. No me gusta que dejan las popós por ahí, y me toca limpiar...-explicaba- Son tontos, aunque les hables no entienden, ni quieren entender, pero... Llevan días nacidos, así que es normal, ¿no? Azazel está interesado en ellos por ser pequeños, muy pequeños, pero no sé qué quiere. Yo solo ayudo a limpiar -habiendo explicado esto, pasó a lo que le importaba- ¿Y dónde está el músico? ¿Está... Está bien?

Por suerte, la respuesta llegó con una dulce melodía, que le hizo sonreír y dar palmadas, como aquella primera vez.

por **Gilbert Gale** Lun Abr 17, 2017 8:35 am

Baskerville se rascó la cabeza, sacándose una enorme garrapata del mundo humano antes de observarla durante unos segundos y comérsela. Prestaba atención al pequeño, asintiendo antes las palabras de su amigo por sentirse completamente de acuerdo con ellas. - ¡Así es! -Gritó con su característica voz ronca. - Me molesta que se quejan por tonterías, dicen tonterías, viven cagando por doquier sin que nadie los regañe, coman cuando quieran, duerman cuando quieran y hagan que los demás limpien sus desastres sin que los regañen... ¡Me muero de envidia! -El puño del conejo se ondeó en el aire, solo para escuchar la risa serena del payaso en la distancia, quien le sonreía con calidez sin dejar de interpretar la serena melodía.

Cuando se hubo calmado, ladeó la cabeza pensativo al tener que asociar que el pequeño león desconocía a Gilbert como Garland, y viceversa. Con cierta sorpresa señaló al pierrot, haciéndoselo notar a Sven. - Es él, pero está maquillado... Cómo... Cómo un disfraz para que las actuaciones sean mas divertidas para la gente, por eso los colores, y las cosas como la mano -Dio dos saltos usando las cuatro patas hasta su tamer, moviendo suavemente la manga de su zurda para mostrar el brazo esquelético que, pese a ser una ilusión, presentaba Garland. - Baskerville, si te escucha alguno de los bebés se pondrá muy triste... Garland es Garland, Gilbert es Gilbert -Aclaró guiñando un ojo para los dos pequeños, antes de detener su tocar. - Por cierto Sven, mencionaste a Azazel, ¿Cierto? ¿Es tu papá, tu jefe o algo así? -Guardó el instrumento, asegurándolo con las amarras gastadas de cuero a modo de precinto en el viejo estuche.

- ¿Para que mierda le preguntas, puto loco? -El Gazimon le pateó la rodilla a su tamer, generando que este cayese al suelo, revolcándose de dolor antes de morderle la pierna a su propio digimon, generando el mismo efecto en el mismo. La pareja terminó mordisqueándose mutuamente en el suelo, pese a que Baskerville tuvo que contener su fuerza para no herir de verdad a su tamer. Tras unos breves segundos, quince tal vez, terminaron pellizcándose los mofletes mutuamente. - Maldito perro rabioso, me llenaste de saliva el traje recien lavado -Exclamó sonriente, mientas se quitaba la espuma sobrante de su impoluto traje.

por Roku Ginshô Mar Abr 18, 2017 7:06 am

Sven asentía, emocionado, al pensar que había dicho algo inteligente. Ambos, perro y niño, discutían sobre la excreción infantil y los llantos proferidos por este colectivo. No era un debate trascendental, pero para los dos servía de conversación amena. Luego llegó la parte difícil, una especie de enigma donde Gilber y Garland eran dos personas distintas, pero que Baskerville afirmaba que eran la misma. Los engranajes cerebrales se movían lentamente, llegando incluso a ignorar la pregunta sobre Azazel.

Sven seguía pensando, esforzándose, hasta que vio el espectáculo improvisado donde el digimon mordía a su tamer, este era mordido por el humano a su vez, y quejas y pellizcos se alternaban. A Sven le daba envidia este juego, así que, sin aplicar fuerza en las mandíbulas, se sumó a la fiesta de mordisco, sin importarle el blanco de estos. Quizás estimulado por el juego, llegó a la conclusión de que el bardo y el payaso eran la misma persona, o Baskerville no tendría valor para atacarle de ese modo.

Dos ideas brillantes en un mismo días. Estaba inspirado. Quedaba, sin embargo, la pregunta inicial, que acabó recordando.

-Azazel es un señor que debo vigilar, pero me dice que le ayude con sus trabajos. Es como un jefe -sí y no, pues este Azazel no era como los demás-, a veces es otra cosa. Hoy me dijo que me llevaría al circo, y un jefe no hace eso, ¿no? Yo nunca he ido a uno, ¿cómo es?

por **Gilbert Gale** Miér Abr 19, 2017 7:33 pm

Salté con un ligero impulso sobre el borde de esa fuente, posando con movimientos de contorsionista mezclados tal vez con el histrionismo de un baile, parecía un lento ballet entregado para el pequeño. - ¡Un circo! -Anuncié parándome de manos antes de, aun sobre ese borde, reincorporarme con un salto mortal para caer sobre mis pies. - Un circo es un espacio mágico, siempre adentro de una carpa, donde los mas pretenciosos artistas buscan hacer felices a la gente. ¡Somos personas entrenadas para entregar una sonrisa a quienes ven nuestros actos! Pero no podemos quedarnos mucho tiempo en un lugar, por que debemos viajar buscando darle felicidad a quienes lo necesiten, ¡Y vaya que lo necesitan! -Estaba exultante de emoción, y alegría, incesantemente moviendo las manos de un lado a otro en el aire para contarle con precisión.

- Los miedos, los dolores, las penas, los malos recuerdos, ¡Todo desaparece adentro de la carpa! Nos esforzamos mucho para que todo sea lo mas bello posible, aunque sea una ilusión, un truco, una historia, una broma ¡Todo para nosotros en esa carpa será tan real como la imaginación lo permita! -Baskerville también se había trepado al borde de aquella fuente, aunque el fue mas ambicioso y escaló hasta subirse a mis hombros, en una demostración de nuestro entrenado equilibrismo. Llevé una pierna hacia atrás, doblando mi cuerpo hacia adelante con los brazos hacia los costados, parecía un avión sostenido por una pierna con Baskerville parado de manos sobre mi espalda, quedando ambos con la mirada en Sven.

por Roku Ginshô Miér Abr 19, 2017 8:09 pm

El leoncito atendía a la explicación, asintiendo al mismo tiempo que procuraba entender el juego de luces y espejos circense, donde la verdad y la mentira borraban sus fronteras en un pacto que auspiciaba, simple y llanamente, el entretenimiento, la alegría, una sonrisa, una carcajada, y nada más. Nadie perdía, y todos ganaban, pese a que mentir estaba mal, ¿no? Sven mentía, pues al igual que Garland, lo que la gente veía de él no era más que un disfraz, la piel de Caliburn que vestía. Una coraza para intentar olvidar su pertenencia al colectivo que tanto daño le había hecho: la humanidad.

Gilbert y su compañero no parecían preocupados por la farsa, sino orgullosos. Su mentira atendía a un fin: la felicidad, errando por el mundo. Le parecía una buena vida, una buena meta, pero, ¿podría él ser como ellos? Con gestos torpes, intentaba imitar los movimientos de la pareja, sin mucho éxito. Tropezó, cayendo de bruces, pero se levantó y prosiguió en su empeño. Quería ser como ellos, tan feliz, sin pensar en lo que estaba bien o mal. Aún tenía dudas, como qué era una carpa, y una que despertaba más inquietudes, e ilusión, en su animo.

-¿Vuestro trabajo es hacer reír? Parece muy divertido. ¿Podría ver el circo? ¿Podría, podría trabajar en el circo? Por favor, me gustaría -ciertamente, quería seguir escuchando la música, viendo a la gente feliz, y dejar de pensar en esas cosas que le dolían-. Sven quiere ayudar y ser un buen chico...

por **Gilbert Gale** Miér Abr 19, 2017 8:20 pm

No lo hice esperar mas que medio segundo antes de reincorporarme, haciendo que Baskerville rodase hasta caer adentro de la fuente. Estaba asintiendo contento ante la petición del pequeño, verdaderamente ver el circo antes de las funciones no era del todo sorprendente, pero la idea de que nuestro amigo nos ayudase ciertamente me ponía contento. - ¡Claro que puedes ayudar, será muy divertido! -Tras unos segundos del agua emergió el conejo, visiblemente molesto y empapado. Trepó hasta el borde de la fuente, con su mugroso pelaje tembloroso por el shock del agua fría de forma repentina.

Saltó hasta bajarse de la fuente, y de la misma forma que los perros comenzó a sacudirse. Sin embargo, Sven no fue afectado ya que con mi capa llegué a cubrirlo de manera que la mugre, el lodo, las pulgas y los pedazos de comida ya olvidados impactasen contra el pedazo de tela violácea, y mi espalda. - Vaya, vaya, parece que hemos adelantado tu baño mensual, ¿Eh, compañero? -Le sonreía antes de acariciar la cabeza de mi molesto digimon, quien trató de morder salvajemente mi mano, y lo hubiese logrado de no ser ágil como... como algún animal ágil.

- Hijo de pu... Oye, ¿No deberías avisarle a tu jefe que vendrás con nosotros? -Se detuvo antes de despotricar en contra de mi madre, o de alguna de ellas posiblemente. Llevó su mirada a Sven, rascándose debajo del cuello con sus largas garras por la comezón de que le producía esa sarna "digital". - No sería bueno que te regañen por nuestra culpa, sería lo contrario a hacer feliz, ¿por que no vamos a conocerlo? ¡Tal vez quiere venir a divertirse! -Exclamé contento, intentando junto con mi compañero el animar a nuestro amigo.

por Roku Ginshô Sáb Abr 22, 2017 8:33 am

-No, no es mi jefe -Sven, sorprendido por el gesto de que le protegiera de algo tan nimio como la suciedad-. Tengo jefes, y ellos me dicen que vigile a Azazel, y que le haga caso, pero no es mi jefe. Es como un jefe, pero menor. No sé cómo se dice -divagaba sobre la jerarquía y esas cosas, en las cuales no solía pensar mucho-. Bueno, si queréis conocerlo...

Estaba feliz, porque no querían que le regañaran, pero con cierto temor, pues le preocupaba la idea de un Azazel atacando a sus amigos.Fantaseaba durante el paseo con la vida circense, pensando cómo sería que le aplaudieran, o que coreasen su nombre, aunque debería ponerse uno más artístico, como Gilbert. Yéndose a lo fácil, añadió una letra a su nombre para que quedara “Seven”. Sí, “Siete”, ya podía oír al jefe del circo gritando “Seven, la séptima maravilla del mundo”. Un plan perfecto, y como viajaban, su hermana podría ir a verlo, y le diría que es fantástico, y sonreiría mucho.

-Es un curioso efecto. ¿Qué pretendéis?

Azazel estaba allí, postrado, iluminando su mano con códigos, a los cuales acudían resquicios de digimons que rondaban por la zona, buscando encarnar pronto, acudiendo a esa luz como una esperanza de volver a estar vivos. Disipándola, estos fantasmas volvían a descomponerse, regresando al espectro invisible, a partículas ínfimas, diminutas, prácticamente inexistentes.

-Oh, hola Sven, ¿cómo vas? ¿Por qué has traído a los circenses?

por **Gilbert Gale** Dom Abr 23, 2017 4:49 am

Baskerville sabía mas de palabras complicadas que yo, por lo que dejé la respuesta a nuestro estimado compinche a él. Yo me limité a preparar el estuche de la mandolina de forma que ésta vez no se abriese a mitad de camino. - Un jefe que es menos que jefe... Es tu... ¿Compañero? -Preguntó, el tampoco sabía a ciencia exacta las palabras complicadas del mundo humano o los términos de éste mundo siquiera. Durante unos momentos lo observé, sintiendo en mi interior una ligera angustia por él. Decidí no pensar demasiado en ese tipo de cosas, mientras cerraba correctamente las ranuras.

En mi interior solía sentir que Baskerville había tenido el peor de los compañeros con los que terminar, nunca me sentí muy humano entre los humanos, ni me siento muy digimon entre los digimon, verdaderamente soy una persona sin mucho talento alguno mas que hacer reír a la gente, pero en lo que a confianza respecta, aquel que dependa de mí sin duda sería poco mas que un caso perdido. No quería eso para mi estimado amigo, cuya cabeza palmeé suavemente.

- ¿Que te pasa, idiota? -Preguntó con su voz chillona, aunque notándose sorprendido por que me acercarse con la mirada perdida a acariciarle. - Nada, nada, pensaba en que cómo no consigamos dinero para mañana, te tendremos que cocinar a ti en la sopa... -Repliqué risueño antes de echar a andar junto con Sven guiándonos.

Grata fue mi sorpresa cuando conocí a aquel hombre en silla de ruedas. Parecía juguetear con colores en su mano, pero eran distintos a los que me salen a mí. Tomé su mano casi de imprevisto, para sacudirla al escuchar sus palabras, en lo que a mi parecer era un estrechón de manos. - Es un placer conocer a un colega, soy Gilbert, nice to meet you -Le sonreía como un niño pequeño al conocer a quien, desde mi perspectiva ignorante, era el compañero de Sven como yo lo era de Baskerville. - Yo soy Baskerville, no lo olvides -Casi me empujó el mugroso digimon, para tomar entre sus zarpas la mano del hombre, y sacudirla con la misma energía que yo.

por Roku Ginshô Dom Abr 23, 2017 5:05 am

-¡Garland! -gruño- ¡¡Se llama Garland, no Gilbert!!-cruzó los brazos sobre su pecho, en actitud desafiante, como si de verdad estuviera ofendido por la presentación del gitano- ¡Cuando va así es Garland! Y es un payaso, y malabarista, y músic... ¡No! El músico es Gilbert, creo...

Abandonó la posición a la defensiva para llevarse las manos a la cabeza, frotando su pálida melena en un vano intento de ayudarse a pensar, de comprender, si es que podía, eso que en su mente era lógico pero en su boca no. Las palabras constituían su más acérrimo enemigo, y es que no había matices por la cantidad de palabras que conocía, siendo sus frases pobres y directas.

-Ah, que el caballero tiene un seudónimo -fue la reacción de Roku-. Entonces si el caballero es Gilbert, pero le llaman Garland... Yo sería Seimei, pero debería decirme Azazel, ¿no? -correspondió al apretón de manos, sorprendido por la efusividad de este- Agradezco que hayan traído a Sven, la verdad es que la idea de ir al circo le hace especial ilusión...

El león atendía a las expresiones que estaba usando, pues para él era como la música, algo que podía oír, pero no entender. Magia sonora, algo inexplicable, curioso y fascinante. Se giró hacia Baskerville, dejando a los mayores hablar de sus temas, y con verdadera curiosidad, imitó:

-Perrito, ¿tienes un seudónimo?

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