El viejo oeste, un tanto diferente [Priv. Acubens Altaf ]

Ciertamente, viajar en los Trailmon se ha hecho costumbre, bueno es razonable, no hay mejor forma de recorrer grandes distancias en el mundo digital, ¿Cuál era su destino? No lo tenían muy claro, fue tan simple como abordar el primer Trailmon que apareció, este explico que iba a las zonas áridas, no especifico nada mas al respecto, ya que parecía tener prisa por que abordaran, tal vez iba tarde para algo, no lo sabía.

Aunque no sabía a dónde exactamente terminarían, al menos, gracias a las ventanas, podría apreciar los exteriores que ciertamente eran zonas áridas, similares a las que hay en el mundo humano, incluso habían plantas rodadoras, como las del viejo oeste, aunque si lo pensaba bien, realmente ese ambiente le recordaba a esas películas y series de vaqueros, con los duelos al medio día, el sheriff y el malvado del pueblo, que aterrorizaba y robaba los negocios “Seria gracioso que nos dejara en un pueblo, como el de las películas”.

Entonces, el Trailmon comenzó a ir mas lento, se escuchaba el sonido chirriante de sus ruedas frenando, para terminar deteniéndose con precisión en la estación.

-Hemos llegado, por favor abandonar los vagones-

-Bueno parece que hemos llegados – Dijo Kai, quien se levanto de un salto de su asiento.

-Sí, veamos que nos espera en este lugar, parece que se vuelve costumbre que a donde vayamos terminemos teniendo una especie de aventura –

Ambos rieron, ya que realmente era cierto, pero al risa se termino, cuando al bajar e irse el Trailmon, apareció de la nada un Digimon con apariencia de estrella dorada y grandes lentes de sol, a Hyoga realmente le parecía familiar ese digimon, como si lo hubiera visto antes, pero no recordaba su nombre.

-¡Identifíquense forasteros! De lo contrario tendré que arrestarlos- Proclamo aquel digimon.

-Tranquilo solo estamos de paso por esta zona, llegamos en el Trailmon- Mientras Kai le explicaba la situación, Hyoga solo los miraba intentando recordar el nombre de ese digimon, claro podría mirarlo en su digivice, pero quería hacerlo por sí mismo. Lo tenía en la punta de la lengua, estaba seguro que algún niño le mostro una carta de él “era Su….Super…”.

-¡Ya lo tengo!- Exclamo en tono alto, lo cual dejo confundido a Kai y al Digimon, ya que ellos no podían leer su pensamiento.

-Eres SuperStarmon ¿verdad?-

-En efecto, veo que me conoces, no es sorpresa, ¿quién no conocería al gran comisario SuperStarmon?-

-¿Comisario? Acaso…-

-Exacto, yo soy el Comisario de este pueblo, soy el encargado de mantener la paz en este lugar y así que brille la justicia, tanto como yo-

Hubo un momento de silencio, en el instante en que SuperStarmon posaba tras su frase, mientras una planta rodadora pasaba por el lugar, Hyoga no podría cree que, justamente lo que estaba pensando terminara siendo verdad, aunque ya debería saber, que tiene que esperar encontrarse con cualquier cosa en este mundo.

Tras el silencio momentáneo SuperStarmon procedió a seguir con la explicación de las normas del pueblo- Bueno, ya que son visitantes, mi debes es escoltarlos y mostrarles el pueblo, eso sí, si cometen algún delito, no dudare en impartir justicia- Aclaro la estrella brillante, incluso más brillante que de costumbre, ya que con el fuerte sol que hacía en aquel lugar, cuando estos rayos se reflejaban en su cuerpo era como ver directamente al Sol.

Realmente el pueblo era idéntico a como lo suelen mostrar en las películas con esa temática, edificios de madera, bebederos para cabellos, la típica pequeña puerta doble que se empuja para abrirla, aunque se preguntaba que otros digimons habría en ese lugar, ya que de momento, no podía divisar ninguno.  En ese momento una voz desconocida se hizo notar, los tres voltearon observando a aquel hombre de cabello azul y ojos rojos.

-Buenas tardes- respondieron Kai y Hyoga a la vez, sonando sus voces como una sola, parecía que ya se les estaba haciendo costumbre hablar de manera sincronizada.

-Otro forastero, parece que estamos en temporada de turistas. Bueno síganme les mostrare el pueblo- exclamo SuperStarmon mientras caminaba hacia los edificios, Hyoga y Kai lo siguieron, aunque Hyoga observaba de reojo al desconocido “él no a llegado en un Trailmon ¿acaso habra caminado hasta aquí?” se cuestionaba mientras seguía a SuperStarmon en su recorrido turísticos.

-Bien, por aquí tenemos el mercado, ahí podrán encontrar lo que necesiten- Mientras la estrella dorada explicaba, tanto Kai como Hyoga observaban como algunos digimons se asomaban por las ventanas, seguramente con curiosidad de quienes serian ellos.

-Y por aquí está la taberna,  si deseas refrescarte con un buen trago y una deliciosa comida, no dudes en entrar-
-De hecho, no estaría mal comer un poco- A ambos les rugia el estomago, el viaje había sido largo y ya era hora de comer, así que, verían que tan fiable era la publicidad del Sherif.

-Bueno entonces te escoltare para que te abastezcas de lo que necesites- Insisto la estrella brillante, incluso a él le resultaba extraño aquel joven que había aparecido tan repentinamente desde la lejanía de aquel árido lugar sin compañía alguna, así que de momento lo vigilaría de cerca después de todo su deber era proteger el pueblo.

-Entonces nosotros iremos a la taberna por algo de comer- menciono Kai. Así SuperStarmon paso a estar al lado de Acubens, mientras que Kai y Hyoga se disponían a entrar a la taberna.

- Vamos, no hay tiempo que perder- Invito la estrella a seguirle hacia el mercado.

Mientras tanto Hyoga y Kai al entrar a la taberna, se dieron cuenta que estaba relativamente llena, había varios digimons sentados bebiendo y comiendo, además de algunos que hacían de meceros, cocineros y de taberneros, parecía un lugar tranquilo a decir verdad, no era como en las películas, donde por cualquier cosa, se armaba una pelea que terminaba con alguien siendo pateado fuera del lugar, todo estaban tranquilos, concentrados en lo suyo.

Ambos se acercaron a la barra, donde quien atendía era un Meramon. Ambos se sentaron y esperaron ser atendidos.

-¿En qué les puedo ayudar?- menciono el Meramon mientras se colocaba frente a ellos.

- Buenas, quisiéramos algo para comer, por favor- Enseguida el Meramon tomo la orden y fue a la cocina, donde habían unos Burgermons, los cuales prosiguieron a cocinar la orden. Todo estaba tranquilo mientras ambos esperaban su comida.