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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
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El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
Etsu paseaba tranquilamente por uno de los pocos caminos que conectaban el mar con el pueblo, la temperatura era fría y el viento se hacía escuchar con fuerza. El cielo estaba encapotado y parecía que de un momento a otro iba a empezar a llover, pero eso no le importaba.
Desde hacía casi una semana tenía una sensación muy extraña en todo su cuerpo, parecía como si le observaran y se sentía inquieto, además de eso, había tenido una serie de sueños recurrentes que lo despertaban cubierto de sudor frio en mitad de la noche. En esos sueños dos criaturas se enfrentaban constantemente, un enorme demonio de color negro y un pequeño ser alado de color blanco. El sueño siempre terminaba de la misma forma, la pequeña criatura alada emitía un chillido al ser estrujado por las garras del demonio y este emitía una poderosa y tenebrosa carcajada que parecía resonar en sus oídos aún después de haber despertado.
Tiempo atrás, cuando apenas era un niño había vivido una situación similar pero con un final distinto. Él decía que todo era real y tanto sus podres como los médicos que lo atendieron, siempre le dijeron que era un producto de su imaginación. Todo había sido producto de las alucinaciones provocadas por el gas. Con los años había dejado de repetir una y otra vez lo ocurrido, pero él sabía que todo había sido cierto y tal y como le dijo el ángel, volverían a encontrarse.
Etsu levantó la cabeza y se dio cuenta de que sin siquiera pensarlo había llegado a la playa, una basta extensión rocosa con apenas arena, que se erguía impasible contra la ira de un mar embravecido por el temporal. Con cuidado, Etsu, bajó la ladera y se sentó en una de las enormes rocas que sobresalían de la tierra, antes de llegar al mar. Y allí se quedó, con la mirada perdida en el horizonte y la mente en sus recuerdos. Sin pensarlo, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó el pequeño digivice que siempre llevaba consigo.
Si alguien le preguntase si estaba roto, seguramente respondería con un rotundo si, aunque su mente incoscientemente le decía que no era así. Había ocasiones en las que por el rabillo del ojo podía ver un pequeño destello o escuchaba un pitido apenas audible, que solo él parecía percibir, y estaba convencido de que era ese pequeño aparato el que los emitía.
Incluso parecía estar vivo en ocasiones, cuando hacía frío y lo tocaba, parecía estar cálido e incluso parecía emitir un pequeño latido, que desaparecía junto al calor cuando lo cogía para comprobar si era verdad.
¿Estaría volviéndose loco?, esa pregunta que se había echo incontables veces a lo largo de su adolescencia, la cual parecía ser una vieja amiga y que al mismo tiempo le aterraba enormemente. Solo tenía 16 años, era muy joven para perder la cabeza. ¿Pero qué podía hacer? ¿cómo era posible que su mente creyese y no creyese al mismo tiempo en lo que pasó?
-¡Ahhhg! -exclamó sacudiendo su cuerpo y empezó a gritar -¡me estoy volviendo loco! ¿de verdad me estoy volviendo loco?
Tras eso soltó una sarcástica carcajada en voz alta y se abrazó las rodillas, mientras volvía a perderse en el horizonte y una fina llovizna empezaba a caer arrastrada por el viento. Debería irse, pero algo le decía que no debía hacerlo...
Desde hacía casi una semana tenía una sensación muy extraña en todo su cuerpo, parecía como si le observaran y se sentía inquieto, además de eso, había tenido una serie de sueños recurrentes que lo despertaban cubierto de sudor frio en mitad de la noche. En esos sueños dos criaturas se enfrentaban constantemente, un enorme demonio de color negro y un pequeño ser alado de color blanco. El sueño siempre terminaba de la misma forma, la pequeña criatura alada emitía un chillido al ser estrujado por las garras del demonio y este emitía una poderosa y tenebrosa carcajada que parecía resonar en sus oídos aún después de haber despertado.
Tiempo atrás, cuando apenas era un niño había vivido una situación similar pero con un final distinto. Él decía que todo era real y tanto sus podres como los médicos que lo atendieron, siempre le dijeron que era un producto de su imaginación. Todo había sido producto de las alucinaciones provocadas por el gas. Con los años había dejado de repetir una y otra vez lo ocurrido, pero él sabía que todo había sido cierto y tal y como le dijo el ángel, volverían a encontrarse.
Etsu levantó la cabeza y se dio cuenta de que sin siquiera pensarlo había llegado a la playa, una basta extensión rocosa con apenas arena, que se erguía impasible contra la ira de un mar embravecido por el temporal. Con cuidado, Etsu, bajó la ladera y se sentó en una de las enormes rocas que sobresalían de la tierra, antes de llegar al mar. Y allí se quedó, con la mirada perdida en el horizonte y la mente en sus recuerdos. Sin pensarlo, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó el pequeño digivice que siempre llevaba consigo.
Si alguien le preguntase si estaba roto, seguramente respondería con un rotundo si, aunque su mente incoscientemente le decía que no era así. Había ocasiones en las que por el rabillo del ojo podía ver un pequeño destello o escuchaba un pitido apenas audible, que solo él parecía percibir, y estaba convencido de que era ese pequeño aparato el que los emitía.
Incluso parecía estar vivo en ocasiones, cuando hacía frío y lo tocaba, parecía estar cálido e incluso parecía emitir un pequeño latido, que desaparecía junto al calor cuando lo cogía para comprobar si era verdad.
¿Estaría volviéndose loco?, esa pregunta que se había echo incontables veces a lo largo de su adolescencia, la cual parecía ser una vieja amiga y que al mismo tiempo le aterraba enormemente. Solo tenía 16 años, era muy joven para perder la cabeza. ¿Pero qué podía hacer? ¿cómo era posible que su mente creyese y no creyese al mismo tiempo en lo que pasó?
-¡Ahhhg! -exclamó sacudiendo su cuerpo y empezó a gritar -¡me estoy volviendo loco! ¿de verdad me estoy volviendo loco?
Tras eso soltó una sarcástica carcajada en voz alta y se abrazó las rodillas, mientras volvía a perderse en el horizonte y una fina llovizna empezaba a caer arrastrada por el viento. Debería irse, pero algo le decía que no debía hacerlo...
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
[ Lucemon ]
¿En qué momento se le habría dado la increíble idea de salir sin Yukari por las calles nubladas de Japón? Ella le había dicho incontables veces que tuviera cuidado, no que no entendiese por qué, lo bueno era que su apartamiento estaba cerca de la playa y se había dado cuenta que por el clima muchos estaban metidos en sus propias casas, curiosos los humanos, realmente curiosos. Se había vestido de una forma que muchas veces le había hecho ir por las calles con ella de compras: pantalones vaqueros, una camiseta con capucha para ocultar su dorada cabellera, era en momentos como aquellos que agradecía tener la capacidad de hacer desaparecer sus alas a pesar de que estuviese mucho más cómodo con ellas.
¿Preocupado por el peligro? No se podía decir que lo estuviese del todo... Después de todo, aunque tardó en acostumbrarse al constante movimiento de los coches y de la mera forma de vida que tenían los humanos, mientras siguiera por su propio camino, nada fuera de lo común o peligroso solía suceder... ¿Yukari? Ella había dicho tener clases... Clases de algo... ¿Violín quizás? Y claramente, Lucemon, demasiado curioso para permanecer en un mismo sitio había salido a hurtadillas sin preocuparse demasiado de las consecuencias, de todas formas planeaba volver antes de que su Tamer hubiese acabado, fingir que nada estaba sucediendo.
Pero quizás había olvidado que a veces, el destino les deparaba curiosos sucesos que impedía que las cosas siguieran su normal transcurrir de los hechos. Ante el mar, entreabrió sus labios, sorprendido ¿Aparecería algún Digimon como la primera vez? ¡No! Debía recordar, no estaba en el mundo digital, Yukari le había dicho que allí no habían peligros... ¿Entonces qué era aquél grito ¿Habían dicho loco? Bajó su atención y al dar de una silueta más allá, sentada sobre una roca sonrió para si. ¿Sería bueno acercarse? Bueno... Con ágiles saltos pasó de una roca a otra, aunque tuvo que admitir que no estaba acostumbrado a usar zapatos.
¿Loco? Eso no lo sé —Y sí, se metió en la conversación de alguien más con completa libertad, a pesar de que Yukari en su momento le había dicho, como a los niños, que no hablara con desconocidos— ¿Por qué crees estar volviéndote loco? —Sus ojos azul cielo se fijaron en el otro, sus manos en los bolsillos, aparentemente relajado, calmado, neutral como siempre.
¿Preocupado por el peligro? No se podía decir que lo estuviese del todo... Después de todo, aunque tardó en acostumbrarse al constante movimiento de los coches y de la mera forma de vida que tenían los humanos, mientras siguiera por su propio camino, nada fuera de lo común o peligroso solía suceder... ¿Yukari? Ella había dicho tener clases... Clases de algo... ¿Violín quizás? Y claramente, Lucemon, demasiado curioso para permanecer en un mismo sitio había salido a hurtadillas sin preocuparse demasiado de las consecuencias, de todas formas planeaba volver antes de que su Tamer hubiese acabado, fingir que nada estaba sucediendo.
Pero quizás había olvidado que a veces, el destino les deparaba curiosos sucesos que impedía que las cosas siguieran su normal transcurrir de los hechos. Ante el mar, entreabrió sus labios, sorprendido ¿Aparecería algún Digimon como la primera vez? ¡No! Debía recordar, no estaba en el mundo digital, Yukari le había dicho que allí no habían peligros... ¿Entonces qué era aquél grito ¿Habían dicho loco? Bajó su atención y al dar de una silueta más allá, sentada sobre una roca sonrió para si. ¿Sería bueno acercarse? Bueno... Con ágiles saltos pasó de una roca a otra, aunque tuvo que admitir que no estaba acostumbrado a usar zapatos.
¿Loco? Eso no lo sé —Y sí, se metió en la conversación de alguien más con completa libertad, a pesar de que Yukari en su momento le había dicho, como a los niños, que no hablara con desconocidos— ¿Por qué crees estar volviéndote loco? —Sus ojos azul cielo se fijaron en el otro, sus manos en los bolsillos, aparentemente relajado, calmado, neutral como siempre.
- Tamer & Digimon
- Digi Puntos :132Ficha :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :ChampionInventario :
Yukari
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
Ryusuke se encontraba caminando por la costa con su bolso de viajes al hombro, acompañado por su amigo Koromon comodamente acurrucado entre su ropa. Estaba ensimismado revisando su digivice, buscando la forma de regresar a su compañero a su etapa rookie. Habia probado deslizar todas las cartas que tenia pero estas ni siquiera se activaban.
- No te preocupes, luego de esa pelea con Devidramon es normal que yo me encuentre en este estado - y añadio emocionado - ¡Nunca habia usado nada ademas de mi katana! ese escudo dorado realmente es resistente.
- Aunque quiza no fue buena idea hacer explotar mi lugar de trabajo - comento Ryusuke un poco deprimido - Que suerte que pensaron que fue una falla mecánica, y encima nos indemnizaron.
-¿Indemni...? Bueno, de cualquier forma podria acostumbrarme a esto - dijo acomodandose aun mas entre la ropa el pequeño digimon, somnoliento y evidentemente cansado por los acontecimientos de la noche anterior.
Ryusuke sonrio al oirlo roncar desde su bolso y continuo revisando su digivice, extremadamente curioso. Aún le costaba creer todo esto, se sentia preocupado por el futuro, pero sumamente feliz. Continuó caminando por la arena rocosa, buscando algún lugar con conexión a internet para comunicarle a sus padres lo que paso con el barco (obviando ciertos detalles, claro esta) mientras seguia toqueteando el pequeño dispositivo azul y blanco. Tan inmerso se encontraba en sus pensamientos que no vio la gran roca que atravezaba su camino, por lo cual tropezo, dandole un susto mortal al ahora despierto Koromon, y arrojando su digivice a la arena. Al caer el aparato inmediatamente desplego un pequeño holograma desde su pantalla. Ryusuke lo obvervo mas de cerca; se trataba de un mapa de la costa, con su ubicación y un pequeño punto rojo que supuso se trataba de Koromon. Siguiendo la linea de la costa, unos cientos de metros mas adelante, se podia ver otro punto, un poco mas grande y de color amarillo.
- Debe ser otro digimon - comento el pequeño ser rosa a su compañero - habra que ir con cuidado.
- De cualquier forma deberiamos ver de que se trata - respondió Ryusuke incorporandose y reanudando la marcha.
Caminaron unos minutos hasta que a lo lejos pudieron distinguir dos figuras. Al acercarse mas vieron que se trataba de un muchacho un poco mas joven que Ryusuke y de un niño rubio con capucha. Al ver al niño Koromon se sintió inexplicablemente tranquilo.
Deberiamos acercarnos a saludar - dijo mirando a su Tamer - no creo que sean malos. Ese niño es el digimon del mapa.
- Que buen disfraz - reconoció el joven, aproximandose sonriente a los dos individuos con una mano en alto en forma de saludo
- No te preocupes, luego de esa pelea con Devidramon es normal que yo me encuentre en este estado - y añadio emocionado - ¡Nunca habia usado nada ademas de mi katana! ese escudo dorado realmente es resistente.
- Aunque quiza no fue buena idea hacer explotar mi lugar de trabajo - comento Ryusuke un poco deprimido - Que suerte que pensaron que fue una falla mecánica, y encima nos indemnizaron.
-¿Indemni...? Bueno, de cualquier forma podria acostumbrarme a esto - dijo acomodandose aun mas entre la ropa el pequeño digimon, somnoliento y evidentemente cansado por los acontecimientos de la noche anterior.
Ryusuke sonrio al oirlo roncar desde su bolso y continuo revisando su digivice, extremadamente curioso. Aún le costaba creer todo esto, se sentia preocupado por el futuro, pero sumamente feliz. Continuó caminando por la arena rocosa, buscando algún lugar con conexión a internet para comunicarle a sus padres lo que paso con el barco (obviando ciertos detalles, claro esta) mientras seguia toqueteando el pequeño dispositivo azul y blanco. Tan inmerso se encontraba en sus pensamientos que no vio la gran roca que atravezaba su camino, por lo cual tropezo, dandole un susto mortal al ahora despierto Koromon, y arrojando su digivice a la arena. Al caer el aparato inmediatamente desplego un pequeño holograma desde su pantalla. Ryusuke lo obvervo mas de cerca; se trataba de un mapa de la costa, con su ubicación y un pequeño punto rojo que supuso se trataba de Koromon. Siguiendo la linea de la costa, unos cientos de metros mas adelante, se podia ver otro punto, un poco mas grande y de color amarillo.
- Debe ser otro digimon - comento el pequeño ser rosa a su compañero - habra que ir con cuidado.
- De cualquier forma deberiamos ver de que se trata - respondió Ryusuke incorporandose y reanudando la marcha.
Caminaron unos minutos hasta que a lo lejos pudieron distinguir dos figuras. Al acercarse mas vieron que se trataba de un muchacho un poco mas joven que Ryusuke y de un niño rubio con capucha. Al ver al niño Koromon se sintió inexplicablemente tranquilo.
Deberiamos acercarnos a saludar - dijo mirando a su Tamer - no creo que sean malos. Ese niño es el digimon del mapa.
- Que buen disfraz - reconoció el joven, aproximandose sonriente a los dos individuos con una mano en alto en forma de saludo
- Tamer & Digimon
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Ryusuke
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
Estaba tan absorto en sus propios pensamientos, que se asustó de sobremanera al escuchar una voz al lado suyo. Un pequeño espasmo sacudió su cuerpo a la vez que dejaba de abrazarse las rodillas y estiraba las piernas. El pequeño aparato que siempre llevaba consigo se deslizó por la roca, pero lo agarró con un rápido movimiento a la vez que dirigía su mirada hacia el lugar de donde procedía la voz.
Se trataba de un niño, que por lo que calculó, debía tener en torno a diez años, no mas. Vestía unos pantalones vaqueros y una camisa con capucha, quizá una ropa un poco ligera para el temporal que se avecinaba. Por un instante recordó las palabras de su madre: "abrígate bien y no se te ocurra ponerte malo como excusa, ¡porque con fiebre te mando a clase!".
-No es nada, al parecer me "invento" cosas -contestó con una sonrisa poniendo énfasis en la palabra invento, e intentando parecer simpático -¿crees que los ángeles existen?
Al instante se arrepintió de haber dicho aquellas palabras, quizá el chico también pensase que estaba loco, pero solo era un crio siempre podía decirle que lo olvidase o que había sido una pregunta sin sentido.
Como siempre que estaba nervioso, empezó a juguetear con lo que tenía entre sus manos, en este momento el digivice, al cual empezó a darle vueltas entre los dedos.
-¿Qué haces tu aquí solo? -preguntó al joven, pues no era el mejor día para que un niño andase solo y sin supervisión cerca del mar -deberíamos volver, no creo que el temporal amaine y... ¡empezará a llover fuerte!
Ese niño trasmitía cierta sensación de paz y en cierto modo era como si lo hubiese conocido anteriormente o como si le recordase a otra persona, pero en esos momentos no podía decir a quién. Se dispuso a ponerse la capucha de su chaqueta, cuando a lo lejos vio a alguien que saludaba con la mano. Enseguida lo entendió, el niño venía con el adulto, era imposible que unos padres dejasen solo a su pequeño ante el temporal que se avecinaba.
-Creo que han venido a recogerte -dijo mientras la figura se aproximaba poco a poco con una mano en alto.
A lo lejos, mar adentro se vio un fogonazo de luz y pocos segundos después resonó el trueno que siempre acompaña al rayo.
Le daba igual mojarse, siempre podía refugiarse en una de las pequeñas cuevas del litoral si el tiempo empeoraba demasiado, pero ahora estaba más preocupado por el pequeño que por él mismo, por lo que sacó el pequeño paraguas de bolsillo y lo abrió mientras se lo tendía al pequeño con una sonrisa.
-No creo que resista mucho el viento, pero algo parará la lluvia -dijo mientras esperaba que el pequeño lo cogiese no querrás resfriarte, ¿verdad?
Se trataba de un niño, que por lo que calculó, debía tener en torno a diez años, no mas. Vestía unos pantalones vaqueros y una camisa con capucha, quizá una ropa un poco ligera para el temporal que se avecinaba. Por un instante recordó las palabras de su madre: "abrígate bien y no se te ocurra ponerte malo como excusa, ¡porque con fiebre te mando a clase!".
-No es nada, al parecer me "invento" cosas -contestó con una sonrisa poniendo énfasis en la palabra invento, e intentando parecer simpático -¿crees que los ángeles existen?
Al instante se arrepintió de haber dicho aquellas palabras, quizá el chico también pensase que estaba loco, pero solo era un crio siempre podía decirle que lo olvidase o que había sido una pregunta sin sentido.
Como siempre que estaba nervioso, empezó a juguetear con lo que tenía entre sus manos, en este momento el digivice, al cual empezó a darle vueltas entre los dedos.
-¿Qué haces tu aquí solo? -preguntó al joven, pues no era el mejor día para que un niño andase solo y sin supervisión cerca del mar -deberíamos volver, no creo que el temporal amaine y... ¡empezará a llover fuerte!
Ese niño trasmitía cierta sensación de paz y en cierto modo era como si lo hubiese conocido anteriormente o como si le recordase a otra persona, pero en esos momentos no podía decir a quién. Se dispuso a ponerse la capucha de su chaqueta, cuando a lo lejos vio a alguien que saludaba con la mano. Enseguida lo entendió, el niño venía con el adulto, era imposible que unos padres dejasen solo a su pequeño ante el temporal que se avecinaba.
-Creo que han venido a recogerte -dijo mientras la figura se aproximaba poco a poco con una mano en alto.
A lo lejos, mar adentro se vio un fogonazo de luz y pocos segundos después resonó el trueno que siempre acompaña al rayo.
Le daba igual mojarse, siempre podía refugiarse en una de las pequeñas cuevas del litoral si el tiempo empeoraba demasiado, pero ahora estaba más preocupado por el pequeño que por él mismo, por lo que sacó el pequeño paraguas de bolsillo y lo abrió mientras se lo tendía al pequeño con una sonrisa.
-No creo que resista mucho el viento, pero algo parará la lluvia -dijo mientras esperaba que el pequeño lo cogiese no querrás resfriarte, ¿verdad?
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
[ Lucemon ]
Lucemon frunció ligeramente el ceño, manos en los bolsillos permaneció quieto ante aquél humano, escuchándole hablar con calma, una que a pesar de su ligero disgusto, siguió presente. Había visto, si mal no se engañaba, un Digivice a punto de caer. ¿Sería un Tamer? ¡Un Tamer que lo había confundido con un niño! Oh, eso era bueno ¿Cierto? Porque de esa forma, no sería reconocido y era exactamente eso lo que Yukari quería... Solo que ¿ahora qué podía decirle?
¿En los ángeles? —Repitió. Bueno, él de alguna forma había sido creado de los datos de aquello que los humanos consideraban "ángeles"— Si —Afirmó, rápido, directo, sin el menor miramiento— Lo que llevas ahí ¿Es un Digivice? —Bajó unas cuantas rocas más, saltando con bastante soltura, a pesar de que todo habría sido más fácil si no fuese porque se había visto obligado a ocultar sus alas. Pero Yukari le había dicho que allí eso no sería normal...
¿Yo? —Claro... ¿Quién más?— Yuki estaba ocupada, salí de paseo —¿Qué mal había en decir la verdad? Decir la verdad... Claro, una verdad a medias, aunque le disgustara tener que estar mintiendo, pero si eso era lo que la humana quería... Al volver siempre podría tomar otra forma, la de Cupimon, para entrar en la casa y no llamar la atención. Con suerte sus padres le creerían un muñeco y acabaría de nuevo en los brazos de su querida amiga— Un paraguas... No necesito eso, tú pareces necesitarlo más —Después de todo él tenía una capucha.
Desvió su atención también hacia delante, donde otro humano se acercaba, sonriente a ellos. ¿El otro chico pensaba que él le iba a recoger? Negó con un gesto de la cabeza, casi indignado— No le conozco —A pesar de todo, no sonó descortés, sino calmado, como siempre. Levantó una mano hacia su cabeza, retirando la capucha que más que cubrirle le estaba incordiando y sonrió un poco más— ¿Quienes sois? —Inquirió finalmente.
Entonces, en su mente resonó la frase de Yukari "La cortesía dicta que seas el primero en presentarte"
Parpadeó. ¡Cierto! Eso se lo había dicho hacía ya mucho. ¿Pero cómo presentarse? Sonrió un poco más notorio, algo animado— A mi, pueden llamarme Luce —Aunque también habría estado bien decirles "Lucemon" ¿Cierto? Después de todo... Si los otros dos también eran Tamers, no habría peligro... ¿O si? Aunque sin Yukari cerca... Por desgracia no podía evolucionar.
¿En los ángeles? —Repitió. Bueno, él de alguna forma había sido creado de los datos de aquello que los humanos consideraban "ángeles"— Si —Afirmó, rápido, directo, sin el menor miramiento— Lo que llevas ahí ¿Es un Digivice? —Bajó unas cuantas rocas más, saltando con bastante soltura, a pesar de que todo habría sido más fácil si no fuese porque se había visto obligado a ocultar sus alas. Pero Yukari le había dicho que allí eso no sería normal...
¿Yo? —Claro... ¿Quién más?— Yuki estaba ocupada, salí de paseo —¿Qué mal había en decir la verdad? Decir la verdad... Claro, una verdad a medias, aunque le disgustara tener que estar mintiendo, pero si eso era lo que la humana quería... Al volver siempre podría tomar otra forma, la de Cupimon, para entrar en la casa y no llamar la atención. Con suerte sus padres le creerían un muñeco y acabaría de nuevo en los brazos de su querida amiga— Un paraguas... No necesito eso, tú pareces necesitarlo más —Después de todo él tenía una capucha.
Desvió su atención también hacia delante, donde otro humano se acercaba, sonriente a ellos. ¿El otro chico pensaba que él le iba a recoger? Negó con un gesto de la cabeza, casi indignado— No le conozco —A pesar de todo, no sonó descortés, sino calmado, como siempre. Levantó una mano hacia su cabeza, retirando la capucha que más que cubrirle le estaba incordiando y sonrió un poco más— ¿Quienes sois? —Inquirió finalmente.
Entonces, en su mente resonó la frase de Yukari "La cortesía dicta que seas el primero en presentarte"
Parpadeó. ¡Cierto! Eso se lo había dicho hacía ya mucho. ¿Pero cómo presentarse? Sonrió un poco más notorio, algo animado— A mi, pueden llamarme Luce —Aunque también habría estado bien decirles "Lucemon" ¿Cierto? Después de todo... Si los otros dos también eran Tamers, no habría peligro... ¿O si? Aunque sin Yukari cerca... Por desgracia no podía evolucionar.
- Tamer & Digimon
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Yukari
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
Ryusuke llego finalmente hasta donde se encontraban el muchacho y el digimon. Se acerco a ellos sorteando algunas rocas de la costa.
- ¡Hola! Gusto en conocerlos. Mi nombre es Ryusuke - saludó sonriente con un ademán - Nos preguntabamos como llegar a la ciudad mas cercana. El barco en el que viajabamos sufrio un... eh, percance.
Notó cierta confusión de parte de sus interlocutores, que no entendían porque el joven se expresaba en plural. En ese momento Koromon saltó de su improvisado escondite para colocarse en la cabeza de Ryusuke.
- Ademas descubrimos que habia un digimon cerca, asi que decidimos pasar a dar un vistazo - comentó el pequeño ser observando al digimon de cabello rubio - ¿Ustedes son compañeros Luce? Lucemon ¿Verdad? - añadió reconociendo al otro digimon.
De repente un relampago iluminó el cielo grisaceo y una lluvia bastante intensa se precipitó sobre ellos, a lo que Ryusuke no le prestó mucha atención, ya que su bolso afortunadamente era impermeable, y le gustaba la lluvia, pero en consideración de los otros propuso - Deberiamos resguardarnos en algun lugar, esta tormenta solo va a empeorar.
Comenzaron a andar sobre las resbaladizas rocas, los dos jovenes con algo de esfuerzo y Luce con una facilidad sorprendente, mientras el cielo se iluminaba con fogonazos violáceos de tanto en tanto y el viento marítimo empezaba a ganar velocidad, como preludio a la gran tormenta que se estaba formando. Ryusuke y Koromon se encontraban hambrientos por deambular toda la mañana por la playa, por lo que acordaron comer las provisiones que el muchacho habia preparado apenas estuviesen resguardados de la lluvia.
- ¡Hola! Gusto en conocerlos. Mi nombre es Ryusuke - saludó sonriente con un ademán - Nos preguntabamos como llegar a la ciudad mas cercana. El barco en el que viajabamos sufrio un... eh, percance.
Notó cierta confusión de parte de sus interlocutores, que no entendían porque el joven se expresaba en plural. En ese momento Koromon saltó de su improvisado escondite para colocarse en la cabeza de Ryusuke.
- Ademas descubrimos que habia un digimon cerca, asi que decidimos pasar a dar un vistazo - comentó el pequeño ser observando al digimon de cabello rubio - ¿Ustedes son compañeros Luce? Lucemon ¿Verdad? - añadió reconociendo al otro digimon.
De repente un relampago iluminó el cielo grisaceo y una lluvia bastante intensa se precipitó sobre ellos, a lo que Ryusuke no le prestó mucha atención, ya que su bolso afortunadamente era impermeable, y le gustaba la lluvia, pero en consideración de los otros propuso - Deberiamos resguardarnos en algun lugar, esta tormenta solo va a empeorar.
Comenzaron a andar sobre las resbaladizas rocas, los dos jovenes con algo de esfuerzo y Luce con una facilidad sorprendente, mientras el cielo se iluminaba con fogonazos violáceos de tanto en tanto y el viento marítimo empezaba a ganar velocidad, como preludio a la gran tormenta que se estaba formando. Ryusuke y Koromon se encontraban hambrientos por deambular toda la mañana por la playa, por lo que acordaron comer las provisiones que el muchacho habia preparado apenas estuviesen resguardados de la lluvia.
- Tamer & Digimon
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Ryusuke
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
- Di no al metarol:
- Ryosuke, tu solo puedes controlar lo que hace tu PJ, es decir si yo dirijo un puñetazo a tu cara, tu tienes la opción de esquivarlo o no, si digo que te doy un puñetazo en la cara, no hay vuelta atrás, ¡te he roto la nariz!
Por esta vez pasa, pero fíjate la próxima vez, ¿OK?
PD: En este rol, personalmente me da igual, no voy a morir por subir unas piedras, ¡o puede que si! Pero en otros foros he visto que se penaliza bastante por esto. No te reocupes, también lo hice jaja
El tiempo empeoraba por momentos, pues la lluvia cada vez se iba haciendo más intensa. El niño rechazó el paraguas paraguas de una manera que a Etsu le pareció un tanto brusca, pero no le dio apenas importancia, él también reaccionaría igual si fuese un niño y un adolescente le ofreciese algo sin pedir nada a cambio. Sonroí ligeramente y retiró la mano, elevando el paraguas sobre su cabeza.
El niño aseguraba no conocer al hombre que sin apenas darse cuenta había llegado a la altura de los dos. El pequeño se había presentado como Luce, ¿sería un nombre francés? Pensó Etsu, y el otro chico, que parecía mayor que él, se presentó como Ryusuke, al parecer había sufrido un contratiempo.
-Hola, encantado, yo soy Etsu -dijo alegremente mientras extendía la mano para estrechársela a Ryusuke.
De repente algo salió de la bolsa que llevaba consigo, un ser redondo, rosa y con largas orejas, que se presentó a si mismo como Koromon. No puedo evitarlo, dio un pequeño bote hacia atrás, lo que hizo que, con las rocas mojadas, sus pies resbalasen y terminara dándose un culetazo contra el suelo. Su digivice cayó con ély fue a parar frente a los pies de los dos jóvenes. En ese momento no se acordó de cierta experiencia similar que sufrió en el pasado.
-¿Q.. qu…qué es eso? -dijo tartamudeando y señalando con un tembloroso dedo a Koromon, luego giró la cabeza hacia el niño -¿y tu… Lucemon?
Etsu empezó a ponerse en pie, manteniendo las distancias con los demás. Tantos nombres terminados en mon lo estaban mareando, cuando de repente se acordó.
-¡Vosotros sois como Puttimon! -exclamó al recordar al pequeño digimon que antaño había conocido -¿sabéis dónde está Puttimon?, ¿eh, eh, lo sabéis?
De un momento a otro había pasado del temor a la euforia, se acercó a los jóvenes y se agachó para recoger el digivice, que limpió con cariño y metió de nuevo en el bolsillo de la chaqueta. Otro relámpago cruzó el cielo de lado a lado, provocando que durante un instante el mundo pareciese ser de color blanco y dos segundos después, un poderoso trueno retumbó con su ensordecedor sonido. Ryosuke propuso resguardarse, por lo que Etsu emprendió el camino tras él, con cuidado de no volverse a caer, porque sus nalgas todavía estaban algo entumecidas por el dolor de la caída.
-Ahí podemos refugiarnos -dijo señalando una pequeña oquedad en la pared de un acantilado -es pequeña, pero valdrá…
Y tras salir del terreno rocoso, tomó la delantera y se dirigió hasta la pequeña cueva, la cual tenía las paredes manchadas de sal y estaba oscura y fría. Medía apenas dos metros de profundidad, por metro y medio de ancho y quizá tres metros de alto, pero al menos estaba seca. Al fono había algo de leña semiquemada y restos de una hoguera. Ya tenían algo para entrar en calor, si conseguía cómo encender el fuego.
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
[ Lucemon ]
¿Ciudad más cercana? —Repitió, ladeó suave su cabeza hacia un costado, pensativo antes de dar un paso hacia atrás, giró un poco y señaló hacia su izquierda con un dedo— ¿Esta ciudad no está bien? —No entendía en realidad qué quería decir el otro con sus palabras, pero tampoco se preocupó demasiado por no saberlo.
Lo que sí le sorprendió, fue ver al pequeño Digimon saltar de la bolsa de viaje del humano. Sonrió, algo divertido por la situación. Sí, ese chico también debía ser un Tamer, pero lo que no entendió fue porque el otro se sorprendió tanto hasta caer al suelo, sobretodo después de que hubiese visto su Digivice— Es Koromon —Respondió simple a la cuestión del otro antes de negar con la cabeza de un lado a otro, negando.
No lo somos, acabo de conocerlo también. Yukari es mi compañera... No vive lejos de aquí, pero está ocupada y yo estaba aburrido —Fue su excusa. Se encogió de hombros, despreocupado a pesar de saber que se estaba alejando de ella a pesar de que le hubiese dicho de tener cuidado. Pero no estaba lejos de todas formas— Y, —Comenzó nuevamente, esta vez observando al primero de los muchachos, aquél que se había asustado y que luego simplemente pareció alegre— no lo conozco. Pero es bastante genérico... ¿No? Mi propia evolución precedente es Puttimon —A pesar de que hacía mucho que no tomaba aquella forma.
Siguiendo la indicación, avanzó junto a los otros hasta llegar a lo que supuso ser una cueva. No le gustaban demasiado las cuevas... Movió rápido la cabeza, quitando las gotas de lluvia como si se tratase de un cachorro y al final, volteó hacia los otros— ¿Se perdieron. Tú y Puttimon? —Leña más al fondo, giró en dirección al Koromon y sonrió expectante— ¿Puedes encender el fuego? —Pero que mala suerte la suya... Estaba lloviendo, quizás ella se terminaría molestando si no lo encontraba en cuanto hubiese terminado con sus clases.
¿Y él? ¿Qué excusa tenía? ¿Había sido atrapado por la lluvia y terminado por pasar el rato con dos Tamers y un Digimon? Bueno... Con algo de suerte ella no se molestaría realmente con él por eso. Pero ahora había otra incógnita ¿Qué había sucedido con el Digimon del chico? Porque... Si no estaba cerca suya...
Lo que sí le sorprendió, fue ver al pequeño Digimon saltar de la bolsa de viaje del humano. Sonrió, algo divertido por la situación. Sí, ese chico también debía ser un Tamer, pero lo que no entendió fue porque el otro se sorprendió tanto hasta caer al suelo, sobretodo después de que hubiese visto su Digivice— Es Koromon —Respondió simple a la cuestión del otro antes de negar con la cabeza de un lado a otro, negando.
No lo somos, acabo de conocerlo también. Yukari es mi compañera... No vive lejos de aquí, pero está ocupada y yo estaba aburrido —Fue su excusa. Se encogió de hombros, despreocupado a pesar de saber que se estaba alejando de ella a pesar de que le hubiese dicho de tener cuidado. Pero no estaba lejos de todas formas— Y, —Comenzó nuevamente, esta vez observando al primero de los muchachos, aquél que se había asustado y que luego simplemente pareció alegre— no lo conozco. Pero es bastante genérico... ¿No? Mi propia evolución precedente es Puttimon —A pesar de que hacía mucho que no tomaba aquella forma.
Siguiendo la indicación, avanzó junto a los otros hasta llegar a lo que supuso ser una cueva. No le gustaban demasiado las cuevas... Movió rápido la cabeza, quitando las gotas de lluvia como si se tratase de un cachorro y al final, volteó hacia los otros— ¿Se perdieron. Tú y Puttimon? —Leña más al fondo, giró en dirección al Koromon y sonrió expectante— ¿Puedes encender el fuego? —Pero que mala suerte la suya... Estaba lloviendo, quizás ella se terminaría molestando si no lo encontraba en cuanto hubiese terminado con sus clases.
¿Y él? ¿Qué excusa tenía? ¿Había sido atrapado por la lluvia y terminado por pasar el rato con dos Tamers y un Digimon? Bueno... Con algo de suerte ella no se molestaría realmente con él por eso. Pero ahora había otra incógnita ¿Qué había sucedido con el Digimon del chico? Porque... Si no estaba cerca suya...
- Tamer & Digimon
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Yukari
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
La incesante lluvia formaba una cortina de agua que bloqueaba la entrada irregular de la cueva, dando cierta sensación de aislamiento con el exterior. Las paredes y el suelo rocoso se encontraban sorprendentemente secos pero muy frios. Ryusuke se quito la chaqueta empapada y la colgó en una pequeña estalagmita a la entrada del improvisado refugio. Se sentó de espaldas a la pared rocosa con Koromon en su regazo y se dispuso a compartir un rapido tentempié con su amigo.
- No puedo encenderlo - respondió un poco triste Koromon a Lucemon apenas hubo terminado de comer - no puedo digievolucionar a mi forma de BushiAgumon, creo que utilice demasiada energia cuando peleamos anoche con un Devidramon.
Un segundo - Ryusuke comenzó a revisar su bolso y por fin saco una pequeña libreta y un encendedor - esto deberia bastar.
Apilo la leña semi quemada de forma cónica, separando varios trozos pequeños de corteza y relleno la improvisada hoguera con varias bolas pequeñas de papel de su libreta y con los pedazos de la corteza de los troncos. Encendió el papel y comenzo a avivarlo con pequeños soplidos hasta que se formo un fuego pequeño pero estable. Satisfecho con el resultado volvio a sentare con Koromon entre sus piernas y extendió las manos para calentarlas un poco.
- Asi que Etsu - observo al joven por encima del fuego - ¿Que fue lo que sucedio con Puttimon? ¿Eran compañeros? - al decir esto inconsientemente acarició distraido la cabeza de su digimon.
- Quiza podamos encontrarlo con el digivice - propuso inocentemente Koromon - Digo, asi fue como encontramos a Luce. Tiene una especie de rastreador, quiza podriamos ayudarte a buscarlo.
El escaso fuego calentaba muy lentamente el ambiente, proyectando tenues sombras del singular grupo alli reunido. Ryusuke y Koromon habian notado lo preocupado que se encontraba Etsu por su digimon y sin intercambiar una palabra habian decidido ayudarlo de alguna forma.
- No puedo encenderlo - respondió un poco triste Koromon a Lucemon apenas hubo terminado de comer - no puedo digievolucionar a mi forma de BushiAgumon, creo que utilice demasiada energia cuando peleamos anoche con un Devidramon.
Un segundo - Ryusuke comenzó a revisar su bolso y por fin saco una pequeña libreta y un encendedor - esto deberia bastar.
Apilo la leña semi quemada de forma cónica, separando varios trozos pequeños de corteza y relleno la improvisada hoguera con varias bolas pequeñas de papel de su libreta y con los pedazos de la corteza de los troncos. Encendió el papel y comenzo a avivarlo con pequeños soplidos hasta que se formo un fuego pequeño pero estable. Satisfecho con el resultado volvio a sentare con Koromon entre sus piernas y extendió las manos para calentarlas un poco.
- Asi que Etsu - observo al joven por encima del fuego - ¿Que fue lo que sucedio con Puttimon? ¿Eran compañeros? - al decir esto inconsientemente acarició distraido la cabeza de su digimon.
- Quiza podamos encontrarlo con el digivice - propuso inocentemente Koromon - Digo, asi fue como encontramos a Luce. Tiene una especie de rastreador, quiza podriamos ayudarte a buscarlo.
El escaso fuego calentaba muy lentamente el ambiente, proyectando tenues sombras del singular grupo alli reunido. Ryusuke y Koromon habian notado lo preocupado que se encontraba Etsu por su digimon y sin intercambiar una palabra habian decidido ayudarlo de alguna forma.
- Tamer & Digimon
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Ryusuke
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
Todo era muy extraño, más incluso que su repentino cambio de actitud. Tendía a ser bipolar en ocasiones, bueno siempre, pero en ocasiones se le notaba en exceso. Aunque con la medicación estaba mucho mejor que cuando empezó a tener estos cambios.
Lucemon dijo que no conocía a Puttimon, que incluso él había sido uno en el pasado y que era compañero de una tal Yukari. Por otro lado el pequeño digimon rosa que se hacía llamar Koromon se apenaba por no poder evolucionar a BushiAgumon para encender el fuego, que no le quedaban fuerzas. Al final, fue Ryusuke el que encendió la llama como cualquier humano haría.
Si no fuese por la chaqueta impermeable, estaría calado hasta los huesos, sin pensarlo demasiado, se la quitó y me sentó contra la pared, mirando fijamente a sus compañeros de cueva. Tenía tantas preguntas y no sabía como pronunciarlas.
Las llamas empezaron a arder con fuerza, inundando la cueva de una cálida luz anaranjada, que parecía reconfortar mas incluso que el propio calor que desprendían. El olor de la madera quemada se mezcló con el del salitre, haciendo a Etsu recordar su infancia.
Por un momento se quedó pensativo, era hora de empezar a aclarar todo el asunto, y también le habían preguntado que cómo se había separado de Puttimon.
Una pregunta, ¿cuando eras Puttimon, te llamabas Puttimon? Es decir, no tenéis nombres como nosotros preguntó a Lucemon es esperó por la respuesta.
Una vez que eso le quedó aclarado, asintió con una leve inclinación de cabeza, se acercó a la llama y se cruzó de piernas. Cogió aire y empezó a relatar su historia con los ojos cerrados y reclinándose ligeramente hacia atrás. No quería olvidarse nada.
-Todo comenzó cuando tenía diez años, sin saber por qué esto llegó a mi casa -dijo poniendo el dispositivo electrónico en su regazo -venía en u paquete a mi nombre y a mi madre no le gustó nada, porque fue un regalo de un videojuego en el que registré. Nunca llegué a jugar, pero el caso es que lo descargué y sin saber cómo, esa noche me dormí y al despertarme allí estaba Puttimon.
Al principio nos asustamos el uno del otro, pero conforme fueron pasando las horas y tras un plato de comida, él evolucionó hasta convertirse en Cupimon. Hablé mucho con él, al parecer huía de ciertos digimon, cuyo objetivo era sembrar el caos y que decía que ban tras él, porque estaba destinado a tener un tamer, y que eso asustaba a estos digimon. Fue atacado poco después de nacer y los digimon de su zona lo mandaron al mundo humano, hasta mi casa.
Luego, sin previo aviso salió corriendo de casa, yo lo seguí y escuché como explotaba algo en mi habitación. Había aparecido una mujer demonio y parecía mal herida. Luego cambió de forma a un demonio de alas rotas y brazos largos, mientras se quejaba de que el cansancio le había obligado a volver a otra forma anterior.
De un momento a otro nos iba a descubrir, así que Cupimon se sacrificó por mi y fue a encontrarse con ese digimon, corrí tras él ty de repente tanto mi dsipositivo, como Cupimon brillaron, lo que asustó al digimon. Pero de todas formas Cupimon estaba malherido.
Creía que ese era el final cuando una hermosa mujer ángel apareció, recuperó el cuerpo de Cupimon y me lo dio a mi, a la ve que se giró y clavó una flecha de luz en el corazón del demonio.
Tras eso, tanto Cupimon como el demonio se convirtieron en huevos y flotaron hasta una especie de portal. No se mucho mas, solo que el ángel dijo que Puttimon era afortunado y tras tocarme la cabeza me desmayé.
Recuerdo despertarme en la cama del hospital y según los médicos, hubo una explosión de gas, por culpa de un cortocircuito en mi ordenador. Por suerte estaba lo suficientemente lejos como para no recibir el impacto y solo inhalar el gas. Salí a la calle en busca de ayuda y me desmayé, dicen que todo fue una alucinación, ¡pero yo se que no lo fue!
Acababa de contar otra vez esa historia, una historia que le hacía parecer un loco cada vez que la contaba, ya no era un niño con mucha imaginación- Con 16 años, si contabas eso a cualquiera, estabas poco menos que loco. Esperaba que no se lo tomasen de la misma manera. Aunque ahora que había conocido digimon... ¡eso demostraba sin duda alguna que podía ser cierta! De todas formas se pellizcó una mano, por detrás de su espalda, con la intención de descubrir si estaba soñando.
-Desde ese momento, no lo he vuelto a ver -dijo apenado mientras volvía a abrazarse las rodillas y se miraba la rojez del pellizco -¿cómo conocisteis a vuestro compañero?
Lucemon dijo que no conocía a Puttimon, que incluso él había sido uno en el pasado y que era compañero de una tal Yukari. Por otro lado el pequeño digimon rosa que se hacía llamar Koromon se apenaba por no poder evolucionar a BushiAgumon para encender el fuego, que no le quedaban fuerzas. Al final, fue Ryusuke el que encendió la llama como cualquier humano haría.
Si no fuese por la chaqueta impermeable, estaría calado hasta los huesos, sin pensarlo demasiado, se la quitó y me sentó contra la pared, mirando fijamente a sus compañeros de cueva. Tenía tantas preguntas y no sabía como pronunciarlas.
Las llamas empezaron a arder con fuerza, inundando la cueva de una cálida luz anaranjada, que parecía reconfortar mas incluso que el propio calor que desprendían. El olor de la madera quemada se mezcló con el del salitre, haciendo a Etsu recordar su infancia.
Por un momento se quedó pensativo, era hora de empezar a aclarar todo el asunto, y también le habían preguntado que cómo se había separado de Puttimon.
Una pregunta, ¿cuando eras Puttimon, te llamabas Puttimon? Es decir, no tenéis nombres como nosotros preguntó a Lucemon es esperó por la respuesta.
Una vez que eso le quedó aclarado, asintió con una leve inclinación de cabeza, se acercó a la llama y se cruzó de piernas. Cogió aire y empezó a relatar su historia con los ojos cerrados y reclinándose ligeramente hacia atrás. No quería olvidarse nada.
-Todo comenzó cuando tenía diez años, sin saber por qué esto llegó a mi casa -dijo poniendo el dispositivo electrónico en su regazo -venía en u paquete a mi nombre y a mi madre no le gustó nada, porque fue un regalo de un videojuego en el que registré. Nunca llegué a jugar, pero el caso es que lo descargué y sin saber cómo, esa noche me dormí y al despertarme allí estaba Puttimon.
Al principio nos asustamos el uno del otro, pero conforme fueron pasando las horas y tras un plato de comida, él evolucionó hasta convertirse en Cupimon. Hablé mucho con él, al parecer huía de ciertos digimon, cuyo objetivo era sembrar el caos y que decía que ban tras él, porque estaba destinado a tener un tamer, y que eso asustaba a estos digimon. Fue atacado poco después de nacer y los digimon de su zona lo mandaron al mundo humano, hasta mi casa.
Luego, sin previo aviso salió corriendo de casa, yo lo seguí y escuché como explotaba algo en mi habitación. Había aparecido una mujer demonio y parecía mal herida. Luego cambió de forma a un demonio de alas rotas y brazos largos, mientras se quejaba de que el cansancio le había obligado a volver a otra forma anterior.
De un momento a otro nos iba a descubrir, así que Cupimon se sacrificó por mi y fue a encontrarse con ese digimon, corrí tras él ty de repente tanto mi dsipositivo, como Cupimon brillaron, lo que asustó al digimon. Pero de todas formas Cupimon estaba malherido.
Creía que ese era el final cuando una hermosa mujer ángel apareció, recuperó el cuerpo de Cupimon y me lo dio a mi, a la ve que se giró y clavó una flecha de luz en el corazón del demonio.
Tras eso, tanto Cupimon como el demonio se convirtieron en huevos y flotaron hasta una especie de portal. No se mucho mas, solo que el ángel dijo que Puttimon era afortunado y tras tocarme la cabeza me desmayé.
Recuerdo despertarme en la cama del hospital y según los médicos, hubo una explosión de gas, por culpa de un cortocircuito en mi ordenador. Por suerte estaba lo suficientemente lejos como para no recibir el impacto y solo inhalar el gas. Salí a la calle en busca de ayuda y me desmayé, dicen que todo fue una alucinación, ¡pero yo se que no lo fue!
Acababa de contar otra vez esa historia, una historia que le hacía parecer un loco cada vez que la contaba, ya no era un niño con mucha imaginación- Con 16 años, si contabas eso a cualquiera, estabas poco menos que loco. Esperaba que no se lo tomasen de la misma manera. Aunque ahora que había conocido digimon... ¡eso demostraba sin duda alguna que podía ser cierta! De todas formas se pellizcó una mano, por detrás de su espalda, con la intención de descubrir si estaba soñando.
-Desde ese momento, no lo he vuelto a ver -dijo apenado mientras volvía a abrazarse las rodillas y se miraba la rojez del pellizco -¿cómo conocisteis a vuestro compañero?
Re: El reencuentro [Priv. Etsu, Ryusuke, Yukari]
[ Lucemon ]
Era en esos momentos que deseaba que Yukari estuviese cerca. No por nada, si bien compartían aventuras y diversión, cierto era también que cuando estaba a su alrededor, al menos para él, todo era mucho más calmado y, queriendo o no, siempre encontraban solución a todo. ¿Qué estaría haciendo ahora su compañera? Sola en aquella habitación, con su violín en el hombro... Quizás la mejor idea había sido permanecer a su lado, tocaba bien, no se quejaba. Pero en su momento había tenido curiosidad.
Entonces pero, la voz de uno de los humanos llamó su atención. Parpadeó, claramente sorprendido por haber sido sacado de sus pensamientos, desvió a él su atención y se pensó un poco la respuesta— Supongo que sí... Quiero decir, Koromon se llama Koromon y otro Koromon se llamará también Koromon. Eso a menos que se nos de un nombre. Yukari solo abrevió el mío. Supongo que es algo complejo para ellos —Respondió con una vaga sonrisa a su cuestión. Al final se decantó por quitar la húmeda chaqueta que llevaba encima. Sería un problema si tomaba de nuevo su forma de ángel, aunque era mucho más cómoda que usar ropa humana.
Sin permanecer quieto, incluso cuando el otro empezó a contar su historia, comenzó a caminar a un lado y otro, observando con curiosidad las paredes de aquella cueva. ¡Eran iguales que las del Digimundo! Era sorprendente la semejanza entre un mundo y otro, tan curioso. Pero paró, volteó hacia el otro y parpadeó— También vi digimons convertirse en digihuevos —Pronunció de golpe, pensativo al respecto. Se acercó hasta el fuego, tomó asiento— En ese caso. Los Digimons nacimos en la Zona de Inicio. ¿No debería estar ahí tu digihuevo? A menos que haya eclosionado ya —Como había sucedido con él.
Al final se decantó por sentarse en el suelo, delante del fuego. No se iba a acercar, sabía que era peligroso— Yo desperté en la Zona de Inicio sabiendo que debía de buscar a alguien —Sonrió con dulzura— Así que viajé por el mundo digital hasta que Yukari apareció en una playa... Dijo que había sido tragada por una niebla extraña de camino a casa y no quiso creer lo que estaba sucediendo... —Había sido divertido, debía de admitirlo. Miró hacia Ryusuke y Koromon, silenciosamente curioso por cuál era su historia.
Entonces pero, la voz de uno de los humanos llamó su atención. Parpadeó, claramente sorprendido por haber sido sacado de sus pensamientos, desvió a él su atención y se pensó un poco la respuesta— Supongo que sí... Quiero decir, Koromon se llama Koromon y otro Koromon se llamará también Koromon. Eso a menos que se nos de un nombre. Yukari solo abrevió el mío. Supongo que es algo complejo para ellos —Respondió con una vaga sonrisa a su cuestión. Al final se decantó por quitar la húmeda chaqueta que llevaba encima. Sería un problema si tomaba de nuevo su forma de ángel, aunque era mucho más cómoda que usar ropa humana.
Sin permanecer quieto, incluso cuando el otro empezó a contar su historia, comenzó a caminar a un lado y otro, observando con curiosidad las paredes de aquella cueva. ¡Eran iguales que las del Digimundo! Era sorprendente la semejanza entre un mundo y otro, tan curioso. Pero paró, volteó hacia el otro y parpadeó— También vi digimons convertirse en digihuevos —Pronunció de golpe, pensativo al respecto. Se acercó hasta el fuego, tomó asiento— En ese caso. Los Digimons nacimos en la Zona de Inicio. ¿No debería estar ahí tu digihuevo? A menos que haya eclosionado ya —Como había sucedido con él.
Al final se decantó por sentarse en el suelo, delante del fuego. No se iba a acercar, sabía que era peligroso— Yo desperté en la Zona de Inicio sabiendo que debía de buscar a alguien —Sonrió con dulzura— Así que viajé por el mundo digital hasta que Yukari apareció en una playa... Dijo que había sido tragada por una niebla extraña de camino a casa y no quiso creer lo que estaba sucediendo... —Había sido divertido, debía de admitirlo. Miró hacia Ryusuke y Koromon, silenciosamente curioso por cuál era su historia.
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Yukari
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