La luna me sabe a poco [Mision]

Espíritus crueles sedientos de sangre. Bestias que no solo protagonizarían cualquier pesadilla, si no que la volverían la realidad absoluta, al punto en que Freddy Krugger lloraría en una esquina asustado. Oscuridad absoluta que consumiría cualquier alma descuidada, y todo simplemente para abrir los ojos y despertar en una habitación común y corriente, con el ventilador encendido y las ventanas abiertas. El bullicio de la ciudad también ayudaba a despabilarse, pero no callaban los gritos de su cabeza. Sin saber que ocurría por el mero hecho de apenas despertar, froto su cabeza y luego aparto la mano, asqueado por sentir tanto sudor en su frente. Se levantó y de camino al baño se cruzó con un espejo, para ver algo que ya no era normal en su día a día… sus venas eran negras.

El humano rubio al ver aquello, se tocó inmediatamente, y no sentía nada, pero allí estaban: sus venas de color negro y sobresaliendo a la altura de su rostro. Llamo a su parasito rogando que fuera su culpa, y para su alivio y desgracia así era. Su espíritu le dio una indicación clara: “ve al mundo digital si la cura quieres hallar; padeces de una enfermedad muy inusual, que solo el sabio del gran bosque podría curar, y de ser tú me iría a la de ya”. Por si tener un espíritu que lo mataba lentamente solo por estar presente en su vida, tener que preocuparse por una enfermedad desconocida ya era el colmo. Rechino los dientes y obligado por más de un motivo para variar, tuvo que alistarse y encaminarse a la estación de trenes más cercana para viajar al dichoso mundo que tanto odiaba, y para mejorar las cosas: a un bosque. Ryu no era un amante de los animales. No los odiaba pero no toleraba su presencia; no disfrutaba tener animales cerca, es por eso que casi siempre se mantenía encerrado en casa, y que de ir al mundo digital, evitaba zonas de aspecto salvaje porque seguramente allí habitarían varios animales… y ahora estaba obligado a ir.

Tomo su agenda electrónica y se encamino hacia la estación de trenes en cuanto termino de arreglar su cabello exageradamente extravagante. Su vida podía correr un peligro mucho mayor al usual, pero ya estaba acostumbrado a ir con su tipo de peinado sin importar el que. Una vez allí, el viaje fue bastante ordinario. Estar sentado en un asiento del tren por varias horas, unas 13 horas aproximadamente, resultaba bastante incomodo a la larga, aunque él podía aguantar porque en su departamento ya vivía sentado todas esas horas por su trabajo y descuido personal en varias ocasiones; y si consideraba la suavidad de los asientos, bueno, algo más para tolerarlo.

La estación de llegada era bastante pequeña en realidad; y parecía descuidada, seguramente porque prácticamente nadie la usaría. Eso explicaría porque el Trailmon que llevo al humano se sorprendiera tanto cuando le pidió que lo llevara a esa zona en concreto del bosque. La zona Norte, una zona relativamente salvaje y que por ende, pocos necesitarían viajar allí o de allí. Fuese como fuese, una vez llego a su destino, el humano abandono el tren se acercó a un mapa de la zona que tenía la estación. Estaba metido en un marco con un vidrio de por medio, por lo que el papel se conservaba lo suficientemente bien como para leer y poder orientarse; aunque de todos modos tomo una fotografía para tener el mapa a la mano.

Vale… ¿Cuál es el lugar donde vive ese “sabio del gran bosque”, Fukushu? Me vendría bien ir en cuanto antes para que me quite estas… cosas que seguramente tú causaste –Comento con ironía mientras se cruzaba de brazos en espera de la respuesta-
¿Puedes ver ese verde claro sobre el papel mapeado? Pues allí deberías ir encaminado si quieres ser curado –El espíritu se proyectó y poso su dedo sobre el punto en específico- aquí es donde recuerdo haber escuchado sobre el sabio; cuando aún vivía y aprendía de mi versión débil sobre la vida… claro que todo puede haber cambiado y este mapeado ya no sea valido
Bueno… es mejor que nada… supongo que no queda más remedio… egh… -tocio un poco y se rasco la mejilla- ¿puedes decirme al menos el nombre de esta enfermedad…?
Lo desconozco totalmente, pero sé que es lo que tienes… es un virus, muy insignificante al mío, pero igual de insípido… habrá aparecido luego de darte tu primer espíritu, la armadura del león al que le tienes tanto temor –El junto al humano comenzaron a caminar fuera de la estación- crearla con prisas ha terminado por acelerar el fin de tu vida
Egh… y solo la use una sola vez… -Volvió a tocarse el rostro- … si la sigo usando en este estado, ¿Qué pasara?
Seguramente morirás, por eso no la usaras –Afirmo el ChaosDukemon fantasmagórico- debes vivir si mi objetivo quieres cumplir… por eso la armadura solo aparecerá cuando tu vida sea amenazada
… me mataras solo por estar aquí, querrás que asesine a un caballero sagrado para cumplir tus deseos de venganza y posiblemente termines por matarme cuando lo cumpla… pero hasta que eso pase, se ve que te preocupo –Con esas palabras, el humano callo y continuo caminando, adentrándose en la espesa flora-

El camino se mostró bastante ordinario, aunque conforme avanzaba por la zona, el humano comenzó a notar algo muy extraño. Habían muchas plantas, pero animales ninguno, inclusive los insectos se mostraban bastante inusuales con su inexistencia. Los únicos ruidos que se producían eran por las pisadas del humano y por el viento que movía las ramas de los arboles; hasta que un olor conocido comenzó a inundar sus fosas nasales: la ciudad. Se detuvo en seco y continuo sintiendo ese aroma tan peculiar y muy contrario a la jungla. No podía decir que fuera un experto en el tema, pero sabía que el aroma que sentía, el aire en sí mismo, era diferente; y ya con abrirse paso por unos cuantos árboles y arbustos, llego a una colina donde pudo verla claramente: una ciudad en mitad del bosque.

Se froto los ojos, incrédulo de lo que se mostraba ante él. Le sorprendió pero también le resulto algo maravilloso. Una ciudad en mitad de una zona salvaje; sin animales, solo gente civilizada y con capacidad de hablar y entender; de razonar e inclusive de progresar. No le importaba en lo absoluto que el paisaje de la naturaleza se viera opacado por la fría civilización; de hecho le parecía lo mejor, aunque claro, no tardo en caer en la realidad: no estaba allí para ir a una ciudad, si no a visitar a un sujeto que pudiera tratar su enfermedad. Fue con esa caída de realidad que se mostró confundido: ¿Por qué estaba eso allí? ¿Por qué nadie se había enterado del asunto? Le costaba entender toda la situación, pero no podía hacer nada estando a la distancia solo observando.

Simplemente asumió que quizás, se había equivocado de lugar, que su espíritu tenia razón y que quizás las cosas habían cambiado; no lo podía en duda, al fin y al cabo era un espíritu más viejo que toda su familia. Se mostró resignado y estuvo por darse la vuelta, cuando un papel llego volando por mera casualidad. Lo vio atorarse entre las ramas de un árbol cercano y sin perder nada, se acercó para verlo. El rostro del rubio se mostró sorprendido y algo pálido en cuanto vio lo que ponía.

S… O… S… -murmuro bajo mientras el viento resoplaba y lo despeinaba ligeramente. Se giró y vio la ciudad fijamente- … ese sitio… no es civilizado…
Un mensaje de auxilio caído en manos de quien debe ser socorrido… vaya ironía más lamentable ha terminado por presentarse –Comento el fantasma, materializándose nuevamente- creo que ese papel estaba destinado a perder… atorarse en un árbol luego de ser arrojado… quien quiera que lo escribiera lloraría si esto viera
Tenemos que avisar a las autoridades de esto… por suerte desde lo del pantano y el volcán, aprendí una cosa importante –Comenzó tomando su agenda- y es que incluso este mundo tiene su autoridad competente… Maya, ¿puedes ver las coordenadas? Envíalas a alguna oficina de los Union Savers… con algo de suerte vendrán a investigar todo esto –Dicho eso, apunto la cámara al papel y tomo una fotografía- adjunta la foto del mapa de la estación de trenes…
De Acuerdo Señor, Pero, ¿Qué Hará Usted Mientras Tanto? –Pregunto la habitante de la agenda- Tardare En Obtener Señal, Y Una Vez Enviado El Mensaje, Quizás Tarden Horas O Días En Llegar…
Pues… supongo que deberíamos ver que podemos hacer desde nuestro alcance…
¿Y eso que sería? ¿Ir con su policía? Creo que es mejor estarse alejado y esperar que lleguen los experimentados
Yo también, pero… allí quizás este el sujeto que puede curarme… y si solo esperamos quizás no la cuente, lo que me dejara a mi sin salvación… No digo que nos carguemos el sitio pero… quizás podamos, no se… ¿convencer a la gente de algo? Eres un fantasma, solo tengo que dar mi digivice a alguien y tú te encargas del resto… -Se cruzó de brazos observando la ciudad con bastante duda- sea como sea… parece que no tenemos más remedio que intentar ir y pasar desapercibidos…
No Lo Sé, Ya Es Bastante De Noche, Y Dudo Que Un Humano Pase Desapercibido Señor
Gracias Maya, tu comentario me anima bastante a seguir con esto –Comento irónico para luego bajar la colina y encaminarse hacia la ciudad- sé que terminare arrepintiéndome de todo esto… egh… solo espero que no haya digimons bestias en ese sitio o si no todo será infinitas veces mas difícil…

Sin demasiado que objetar, el espectro simplemente se disolvió en el aire y dejo que el humano hiciera lo que quisiera. Se acercó a los muros que separaban la ciudad del bosque; oculto por la oscuridad de la noche. Trago saliva y comenzó a caminar rodeando el muro hasta que dio con una puerta de acceso. Sin más opciones, se acercó esperando poder entrar.

El humano no sabía si sentir asco o no. Consiguió entrar casi por impulso. Llego a la puerta esperando poder entrar de forma legal, como un simple viajero que buscaba un hotel o algo, pero por la falta de guardias en ese momento y la influencia de su espíritu, termino colándose dentro. Sentía asco de eso; simplemente se dejó guiar por un espíritu que no tenía consideración por nada ni nadie. Quiso darse la vuelta para volver por donde vino, salir y esperar a que alguien llegara para presentarse formalmente y quizás entrar de mejor forma, pero una mano le impidió hacerlo, atrayéndolo a un callejón para finalmente cubrir su boca. Vio pasar a varios guardias y entonces supo que ya no tenía escapatoria. Por culpa de su espíritu debería tragarse el peor trato posible. Lo maldecía.

Finalmente fue arrastrado hasta el final del callejón para entrar en un edificio extraño con una puerta que claramente no aguantaría la menor de las redadas. Observo a su alrededor y llego a la clara cuenta de que en ese sitio, no había nadie que le agradara visualmente. Plantas y quizás animales camuflados en la oscuridad. Le entro un escalofrió de pensar que estaba rodeado de animales inútil y estúpidos; pero el peor trago llego cuando comprendió que él era un prisionero allí al estar literalmente atado de brazos. Suspiro resignado y observo a los presentes con gran desinterés e inclusive con molestia, mas no iba a decir nada de lo que se cruzaba por su mente porque entonces, seria echado fuera y estaría en una peor situación… si es que era posible.

Para comenzar, esta es una terrible forma de tratar a quien se jugó el cuello viniendo con la necesidad de ayudarlos, les daré 2 puntos de 10 asique plantéense mejorar ese apartado para cuando venga otro imbécil, ¿okey? –Se giró para ver a la Palmon- también es bastante grosero exigir nombres sin presentarse anteriormente, pero hare caso omiso a eso porque… yo también he sido grosero colándome en una ciudad cuando mi intención era llegar a la puerta y tratar de entrar legalmente
Jaja, vaya forma de reaccionar tiene la gente de esta ciudad, me comienzan a agradar aunque a ti solo te lleguen a fastidiar –Comento el espectro, observándolo todo en su forma fantasmal- quizás deberías colaborar aunque ellos no sean más que un grupo de bestias
… escúchenme, mi nombre es Otoya Kurenai, pueden decirme Otoya si quieren, me da igual… y vine aquí porque encontré un mensaje atorado en un árbol que decía claramente “S.O.S”… y a juzgar por este sitio fuera de los ojos de esos supuestos matones de allá fuera, me doy cuenta de que de verdad necesitan ayuda –Comento en seco, observándolo todo con detalle- miren, yo no conozco a nadie aquí, pero no estoy de acuerdo con la gente que toma un lugar por la fuerza… en especial cuando toman la vida de otras personas –comento un poco enfadado, rodando sus ojos hasta el espectro quien solo rio- … tampoco me gusta que usen la tecnología y la ciencia de una forma tan degradante… hacen parecer a la gente como yo, que trabajo con computadoras, como los villanos de las películas
Películas mal, a menos que te puedas transformar –aclaro el fantasma, desvaneciéndose-
Egh… por lo que veo todos ustedes son en su mayoría digimons del tipo planta, insecto y… bestia… no es por insultarlos pero, ¿saben cómo manejar computadoras? Lo dudo mucho… mi punto es que yo puedo ayudarlos a arreglar este aparente problema que tienen… -Guardo silencio un momento- aunque también llame a fuerzas especiales antes de entrar, aunque… Maya, ¿conseguiste señal?
Lo Siento Señor Otoya, Pero Necesito Llegar A Un Lugar De Gran Altura… Por El Momento No He Podido Enviar El Mensaje
Bueno, ahí lo tienen… hasta que el mensaje no se pueda enviar soy el único que sabe que necesitan ayuda asique… ¿me dejaran ayudarlos o seguirán escondidos?