En el silencio del Bosque... [Privado: Luna]

Me encontraba descansando tranquilamente en un asiento de un avión, los encargados se encontraban haciendo los últimos preparativos antes de despegar aquel avión que había comprado recientemente, unas enormes cajas negras estaban siendo subidas al compartimento de carga en la parte trasera del avión, al otro lado del estrecho pasillo del avión, se encontraba una chica, Luna, creo que ese era su nombre, me acompañaría a partir de este momento a un pequeño viaje para cumplir con una misión como miembros del clan US, al principio me encontraba molesto por la simple idea de que mis superiores me tuvieran que asignar a una especie de "tutora", todo para cumplir una simple misión de reconocimiento, una simple investigación, aparentemente habían ocurrido ciertas anomalías en un lugar al norte de los estados unidos, justo al noreste de Oregon, a 80 Kilometros de la ciudad de Portland. Se trataba de un bosque cercano al Monte Hood, resulta que habían comenzado a reportarse sobre criaturas extrañas en las noches e incluso durante el día en lo mas profundo del bosque. La serie de vídeos que se encontraban en la red, se podían aprecias solamente algunas siluetas, vídeos donde no se podían apreciar bien aquellas "criaturas".

Suspire mientras cerraba la portátil que tenia frente a mi, justo donde había tratado de analizar cada vídeo que se había subido y posteriormente borrado, era bueno tener dinero de sobra, así podía pagar los servicios de algunos hackers que borraran los vídeos justo después de que yo pudiera verlos, para el colmo, se habían empezado a reportar igualmente algunas desapariciones de personas que habían ido a acampar en aquel bosque, todo esto a inicios de las apariciones de aquellas criaturas, podría ser una coincidencia pero igualmente tendría que ser investigado. Volite a mirar por la ventana del avión, parecía que los preparativos para comenzar a volar habían terminado. los pilotos comenzaron a hablar por a través de aquella bocina, diciendo que despegaríamos muy pronto.

La aeromoza de turno paso por aquel pasillo ofreciendo golosinas e incluso un alimento en especifico, yo pedí una hamburguesa con doble carne, queso y tocino extra, acompañado de sus papas fritas y unos aros de cebolla, ¿como era posible pedir algo asi?, sencillo, el avión iba equipado con una pequeña cocina, una pantalla smart para ver no solo televisión, también entrar a diversas aplicaciones como redes sociales o en una de esas aplicaciones para ver una película en linea, claro que también incluía un buen baño para las necesidades. En fin, también pedí por educación y por cortesía una helado de chocolate para la chica que me acompañaría en esta misión.

Al principio no entendía el porque mis superiores ordenaron que ella y yo fuéramos a investigar juntos, aun que claramente pienso que tiene que ver con mi desempeño en mis misiones, no las complete perfectamente, pero al menos hacia todo lo que podía, uno que otro fracaso supongo que terminaron de hartarlos y por ello me colocaron junto a ella para hacer equipo, lo admito, soy un poco brusco para hacer las cosas y también un cabeza hueca, pero vamos, ¿que aventura sin un poco de adrenalina ni enfrentamiento directo seria divertida?, en fin, supongo que tendré que aceptar el hecho de tener alguien mas por compañera a demás de Mizuki, que claramente esta resguardada en aquellas cajas negras junto a los demás digimon que nos acompañan. Claro, no debo olvidarme de ellos, justo cuando la aeromoza regreso junto con mi pedido, le ordene que colocara discretamente algo de comida en la zona de equipaje, le dije que no se le ocurriera preguntar nada, que solo lo hiciera y posteriormente coloque un buen fajo de billete en la palma de su mano.

A lo lejos pude observar a mi nueva compañera, aquella chica de gafas, que devoraba velozmente un enorme helado de chocolate, supongo que seria para calmar sus nervios tras saber que iríamos de viaje a un continente al otro lado del mundo prácticamente, no la puedo culpar por nada, después de todo yo reaccionaria igual si se tratara de viajar en barco, pero por ello mismo prefería viajar en avión, finalmente los motores se encendieron, el despegue era inevitable y después de unos 10 minutos mas comenzamos a avanzar y a alzar vuelo, poco a poco los edificios se hacían mas pequeños conforme íbamos subiendo, ya estábamos por los cielos de Japón, en dirección hacia el bosque de un país con un misterio por descifrar.

Luna no solía quejarse sobre lo que le mandasen. Sabía que sus digimon no eran demasiado poderosos y ciertamente Luna no era amiga del peligro, así que no era algo que le preocupase. Pero usualmente no hacía misiones en compañía así que estaba un poco nerviosa. Aún así eso había quedado en papel secundario porque le asustaba la idea de montarse en el avión: al fin y al cabo, la última vez que lo hizo fue cuando se mudó desde Estados Unidos a Japón. “¿Cuántos años tenía para entonces?” se preguntó. El caso era que era muy pequeña. Se había puesto ropa cómoda, unos simples vaqueros y botas junto a una camiseta de tirantes y el acostumbrado gorro que le regalaron. Simple pero cómodo.

Apretó los nudillos pero se obligó a moverse. Usó la maleta con cuidado. ¡Qué envidia le daban esos digivices donde podían guardar al digimon! Lo único que se le había ocurrido era pedirles a Floramon y Leonardo que volvieran a sus formas infantil y meterlos en la maleta para que luego las llevasen a las cajas negras con la compañera del otro agente. Por suerte, los U.S tenían contactos y se habían asegurado que en las cajas negras tuvieran comida. “Aún así... supongo que así debe sentirse una mascota cuando la llevas de viaje. Me da algo de pena” pensaba Luna.

Se agachó junto a la maleta antes de que se la llevasen y masculló:

-¿Seguro que estaréis bien?-preguntó.

-No has de preocuparte, Luna-san, sólo serán un par de horas y ciertamente gozaremos de compañía-le dijo la voz de Flora, algo más aguda por hallarse en su forma bebé.

Luna dejó que se llevasen las maletas. Pensar en el viaje y en lo que les esperaba le daba dolor de cabeza, así que se tragó el helado de chocolate que la azafata le ofreció casi sin pensarlo: lo que les esperaba no eran florecillas después del viaje, sino un caso de investigación y además ella tenía tendencia a marearse en los transportes así que en el peor de los casos el helado acabaría encima de su compañero. Según la azafata él lo había pedido: bueno, eso indicaba que probablemente sería una persona tratable. “Argh, ¿qué voy a hacer si resulto un estorbo?”  pensó, dándole mordiscos de nervios al palo del helado y llevándose una mano a la cabeza, con rostro preocupado. Despegarían pronto, así que decidió sentarse. Sacó el billete en el que estaba el asiento, suponía que justo al lado o frente a su compañero. Comenzó a preguntarse qué pasaría si no estaba a la altura, hasta la fecha todos los tamers que había conocido eran malditas máquinas de guerras siendo más jóvenes que ella.

Se sentía un poco intimidada por ello siendo que su poder era el de una hormiga.

Se sentó justo al lado de un chico de cabello blanco y ojos rojos, bien parecido, pero no era su tipo. De hecho probablemente Luna no tuviera ningún tipo en mente. El asiento estaba a su lado, así que al menos no tenía que mirarlo frente a frente, le costaba mirar a la gente a la cara. Él estaba comiéndose una hamburguesa de aspecto apetitoso pero pesado, sin duda.

Se sentó, muy recta y mirando a un lado a otro, esperando oír en cualquier momento movimientos en el avión al despegar y por un segundo hubo un silencio incómodo. Se obligó a voltear levemente y saludar. No recordaba cuánto le costaba socializar.

-Ehm, hola. Supongo que salta a la vista pero yo soy tu compañera para esta misión. Gracias por el helado, por cierto-mordió más fuerte el palo del helado para aliviar nerviosismo pero no paraba de tartamudear igualmente-¡A-ah! ¡M-me llamo Lun-Luna, casi se me olvida! Me esforzaré y eso pero no soy la gran cosa, a mis compañeros y a mi nos falta entrenamiento...-masculló, mirando directamente al suelo.

Luego echó la mirada a través de la ventanilla y vio que el avión empezaba a moverse, interrumpiendo la contestación. Luna se echó a temblar al notar el movimiento y se agarró al reposabrazos del sillón con una mano, mirando hacia delante y visiblemente tensa. Con la otra mano se revolvía el pelo compulsivmente agarrando de vez en cuando la gorra para darse fuerza. Sus ojos azules se giraron hacia arriba.

-¡A...ay! ¡Espero que no se estrelle, no podría vivir en una isla desierta ni un solo día! ¡Los tiburones me comerían antes!-luego, empezó a hablar rápidamente, más para sí misma que para su compañero pero inevitablemente él la escuchaba. Si no estuviera medio histérica, se pararía a pensar que capaz pensaba que estaba loca por hablar sola, pero estaba muy nerviosa porque en verdad le daban miedo los aviones después de tanto tiempo-Los aviones son el medio de transporte más seguro, eso dijo Travis, ¡coger el bus cada mañana para la universidad es hasta más peligroso! No tengo que tener miedo, esto no se va a estrellar ni nada así, no tengo tan mala suerte... al menos, creo que llevo algún libro si tuviera que quedarme naúfraga, ¿no? ¡Argh, pero qué digo, no podría leer el mismo libro toda la eternidad! ¡Ni siquiera podría durar una eternidad, para empezar, soy un ser de interior!