Lecciones militares y días soleados [priv. Alanna]

por Sigrun Vinter Dom Jun 17, 2018 11:30 pm

La valquiria había cambiado el Mundo Digital por el Humano. Llevaba unos dos meses haciendo el servicio militar obligatorio de Noruega pero sentía que el tiempo había sido mayor. La destinaron a Japón, concretamente a la base aérea de Matsushima, junto a la bahía de Ishinomaki. Sigrun convivía con el resto de efectivos noruegos, tanto hombres como mujeres, que también estaban destinados allí. Todos compartían horarios, barracones y entrenamientos, lo que al final se traduce en una mejor relación de equipo y unos mejores resultados. El hecho de que fuera destinada allí y no a Noruega la estaba ayudando a mejorar su japonés escrito, que al menos ya era entendible, además varios compañeros suyos tenían un nivel de japonés bastante alto por lo que en sus ratos libres le daban algunas lecciones.

Pero a pesar de que las cosas le iban muy bien, tanto en sus resultados como con sus compañeros, echaba de menos el Mundo Digital. Desde que empezó no había podido volver a ese mundo, de hecho había tenido que dejar la responsabilidad del clan en Ulforce que ahora lo llevaba en solitario, e incluso le confió su digivice, la primera vez que se desprendía de él tanto tiempo, ya que consideró que no iba a poder cuidar bien de él. Había tenido ocasión de hablar con sus seres queridos, incluidos los del Mundo Digital, por videollamada pero poco más, por eso mismo quería aprovechar ese permiso de fin de semana para ver a Ulforce y Draco. Estaba deseando que llegara.

Por ahora debía centrarse en su deber. Se encontraba en uno de los hangares que Japón había asignado para los cazas Noruegos realizando con dos compañeros el mantenimiento de un F-16. El trabajo lo iba supervisando su superior que se iba paseando alrededor de la aeronave observando el avance, bastante satisfecho con el resultado. Sigrun estaba justo bajo el avión, revisando el tren de aterrizaje. Este tipo de tareas le resultaban bastante tranquilas, lo cual era una alivio después de haber estado toda la mañana arrastrándose por el barro, realizando simulacros de combate en tierra y prácticas de tiro. Además, llevaba los cazas en la sangre, su padre le había enseñado mucho sobre aquellos aviones y eso hacía que aprendiese muy rápido todo lo que le enseñaban ahí, aunque también sentía que debía esforzarse más por eso mismo. Harald Vinter era un famoso piloto de la Fuerza Aérea Noruega, muy conocido por sus habilidades para el combate aéreo y llamado por sus compañeros como “brann drage” (dragón de fuego), porque eso es lo que parecía cuando entraba en combate y disparaba contra los objetivos.

En aquella base japonesa, los superiores y compañeros de Sigrun, observaban su avance para ver si la “hija del dragón” tenía las mismas habilidades que su padre.