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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Concurso de Terror (Cerrado)
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Concurso de Terror (Cerrado)
- Temática: Una Historia de Terror en el Digimundo. Pueden usar sus pj y los de otros usuarios (con permisos de los dueños) para el relato; o usar otros pj inventados. También pueden utilizarse los clanes y demás cosas del foro on rol. Aunque los Digimons estén presentes no hace falta que se limite solo a su universo.
- Mínimo de líneas: no hay.
- Cantidad de Trabajos: Solo uno (pueden cambiarlo una sola vez).
- Fecha de Entrega: Hasta el 1/11/2013.
- Día de la votación: aproximadamente, se abrirá la votación el 2/11/2013.
Quienes deseen participar, solo posteen su trabajo en este tema.
Lista de Trabajos:
No lo ignores (Haruka Aizawa)
Tortura en los Sueños de la Realidad (Scott-x)
Venganza se escribe con V (Sigrun Vinter)
Pesadilla carmesí (Yattewaagain)
Desorden (Anónimo)
Última edición por cadejo el Dom Nov 03, 2013 2:21 pm, editado 4 veces
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :1579Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Super UltimateIcono :Rango y Unidad :Cadejo Shiroi
Rango: Chaos Lord
División: Todo el clan
Unidad/Sub-division: Todo el clan
Commandramon
Rango: Chaos Lord y Líder de la D-Brigade
División: Todo el clan
Unidad/Sub-division: Todo el clanInventario :
cadejo
Re: Concurso de Terror (Cerrado)
''No lo ignores''
Esto ocurrió no hace mucho tiempo, era una noche oscura, la recuerdo perfectamente... he vivido muchas cosas que puedo considerar emocionantes, fantásticas, e incluso algunas que en cuestión de lógica se volvería imposible, pero… nunca había sido testigo de algo a lo que perfectamente puedo llamar ‘’Paranormal’’. Muchos de ustedes me conocen, lo sé, me llamo Rena Ryuugu… tengo 15 años, también sé que la mayoría de ustedes no me considera aptamente una persona… ehm… ¿Cómo decirlo…? ‘’Cuerda’’ quizás sea la palabra correcta pero ESTO QUE LES CUENTO REALMENTE OCURRIÓ es enserio… ustedes me conocen y saben que no soy capaz de mentir cuando me siento nerviosa y ¿Ven mis manos? Tiemblan… sudan… he estado así desde aquél día, mi cabeza se ha nublado y no puedo dejar de tener pesadillas después de eso; tengo miedo… tengo miedo de volver al psiquiátrico, pero esta vez por un caso diferente, tengo miedo de que todos se alejen de mi… TENGO MIEDO DE QUE ‘’ESO’’ SUCEDA. Ahora… ¿Se preguntan de que estoy hablando? …¿No? Repito que fue una historia verdadera… bueno, no importa, si no quieren escuchar lo que les digo… les recomiendo que se abstengan de seguir este relato, y los que si, lo mejor es que presten mucha atención ya que no lo repetiré dos veces, si lo hiciera, lo ultimo que me queda de cordura se desatará y no mediré mis futuras acciones… jejejeje... Jejejejeje…
Todo comenzó en una noche oscura… ¿Qué? ¿Qué ya dije esto? Lo siento… mi memoria está fallando… ahora mismo lo único que recuerdo fue ‘’eso’’ que vi. Muchos sabrán que soy miembro de un clan llamado ‘’Chaos Empire’’ en un principio éste puesto no fuera para mi algo más que una forma de parecer más que otras personas, divertirme con misiones y destruyendo lo que sea sin tener miedo a que mi reputación se viniera abajo… era una vida de ensueño para mi, podía hacer lo que quisiera… Pero ¿Por qué califican todos ‘’peligroso’’ al Chaos Empire? Si le preguntas a alguien eso te responderán cosas como ‘’Roban los datos de digimon inofensivos para hacer criaturas sedientas de sangre’’, o ‘’Matan hasta al alma mas inocente por solo diversión’’ ¿Saben que?... Todo eso no se compara en NADA con el verdadero peligro, algo a lo cual ni siquiera debí haber visto, muchos me lo habían advertido… pero yo y mi estúpida curiosidad me impulsaron a hacer de algo que hoy en día me arrepiento con toda mi alma.
Este clan del cual soy parte tiene en sí miles de habitaciones y una muy extraña composición, ¿A que me refiero con esto? Bueno… con decirles que un día duermo en una habitación y otro día duermo en otra diferente creo que me doy a explicar bien, ésta base es mas confusa que un cubo de Rubik completamente desarmado y nunca es igual al día de ayer, mas sin embargo, todas las habitaciones son accesibles… a excepción de algunas que otras que se pueden distinguir bien por que tienen una gran marca con el símbolo del Chaos Empire, estas habitaciones se podría decir que solo pueden acceder los miembros del clan con un rango superior debido a su enorme peligrosidad… ¿Creen que entré a una de estas habitaciones? Ya me hubiera gustado haber hecho eso… yo soy fuerte, o al menos me considero de esa manera, y no me asustan las quimeras ni otras abominaciones que solo pueden ocurrírsele a mi enloquecido líder pero… lo que hice fue algo más allá de eso.
Pese a que he sido miembro del Chaos Empire desde hace tiempo, la base la conocía tal y como se las he descrito hace unos momentos, pero jamás me hubiese imaginado… que en una de esas puertas habría una marca diferente; estaba escrita de un color, no morado como el símbolo del Chaos Empire, si no de un color rojo… rojo oscuro y se podía ver como si cuando la pintura aun estaba fresca se hubiese derramado, no puedo describirles muy bien la forma de esa extraña figura, pero parecía una especie de circulo o garabato que venía escrita muchas figuras y símbolos raros… y no, no es lenguaje digital, era otro completamente diferente. Las letras o dibujos estaban fuera de mi conocimiento absoluto, pero en cuanto las miré fue como si un susurro me dijese ‘’No entres’’ ‘’Lárgate’’ ‘’Date la vuelta’’ todos en unísono ‘’¿Así que eso significa?’’ Fue lo que pensé en esos instantes, heh… debí haber hecho caso a esas advertencias, pero mi maldita curiosidad me obligo a forzar el picaporte para poder abrir la puerta.
Cuando ésta se abrió, con un poco de dificultad… pues la puerta en sí se veía demasiado vieja, nada renovada, e incluso se notaba su oxidación. Pude sentir como un escalofrío me recorría por completo, pero en ese momento llegué a pensar que se trataba solo del viento… ésta base se encuentra a miles de metros del suelo y por eso mismo los pasillos suelen estar fríos incluso en días de Verano, las habitaciones tienen un regulador de temperatura para evitar sufrir éste desagradable gran frío pero… era obvio que si esta habitación a la cual estaba por accesar yacía abandonada desde… ¿Cuánto? ¿Los inicios de la base? Tal vez incluso más… cómo sea, era obvio que no tuviese ningún tipo de regulador de temperatura- Tsk… que frío… -comencé a frotar mis manos en mis brazos contrarios, tal vez de esta manera entre más rápido en calor y me olvide de cuanto odio le tengo a las temperaturas heladas.
Antes de haber descubierto esta puerta, para ser mas precisa, los primeros días en los que me uní a la base ya había sido advertida por los diversos peligros que uno puede encontrar en ésta base, tambien me explicaron sobre las ‘’habitaciones prohibidas’’ de los Chaos Empire, que ya expliqué antes, pero… ¿Una habitación ‘’perdida’’? Esto era algo que nunca había escuchado antes, y por lo tanto, el pensar que pudiese descubrir algo que antes nadie en el Chaos Empire ha logrado descubrir… ¡Me parecía estupendo, una verdadera aventura! ….Qué estúpida fui.
- Éste lugar necesita remodelación, y una muy urgente… -pensé, además del frío, la habitación se encontraba completamente a oscuras y, por más que buscaba una conexión que me permitiera encender las luces, no había ni una… pero podía ver con claridad gracias a las luces del pasillo que más adelante habían unas escaleras de acero, igual o incluso mas oxidadas que la puerta- No me gusta… ¿Debería regresar? –al preguntarme esto en mis adentros pude sentir como el viento soplaba con fuerza, en ese momento lo pensé ‘’¿Qué está intentando decirme? ¿Quiere que me aleje…. O que entre? – No creo que haya nada malo adentro… y si lo es, seguro se tratara de una quimera extraviada, si es así… me tardaré solo unos momentos en noquearla para poder escapar –dije eso para mi misma, solo quería calmar mis temores para poder armarme de valor y entrar.
Al final, todos esos alaridos del viento que solo querían alejarme no sirvieron de nada debido a mi ingenuidad e ignorancia a las lenguas muertas, así que entré… pero ¿Me creerán si les digo que a los dos pasos que di la puerta se cerró de golpe? En esos momentos solo me dio un leve susto… pero ahora creo que era como si esa presencia que me intentaba antes alejar se hubiese enfadado conmigo y me dijera ‘’Hasta aquí llegaste’’- Ja…ja… que viento más molesto… -‘’¿Debería abrir la puerta?’’ pensé, pero no… quería mantener mi cordura y el poco valor que había logrado juntar, así que solo fijé mi mirada hacia al frente y saqué las gafas especiales que el uniforme llevaba consigo, éstas gafas eran geniales… me servían para muchas cosas, y esta vez me servirían para utilizar los dos pares de luces integradas a los costados, de esa forma, pude iluminar fácilmente mi camino.
El lugar era realmente sucio… era definitivo que nadie había estado aquí antes, o al menos eso era lo que uno pensaría… yo lo pensé. A cada paso que iba sentía un cosquilleo en mi interior por culpa del miedo de pensar que estas escaleras no llegasen a soportar mi peso y, de una forma u otra, se terminaran rompiendo y cayese al suelo. No importaba el hecho de que pudiese convertirme en Taomon, o Sakuyamon que tienen la capacidad de volar, de una forma tan desprevenida no tendría el tiempo de hacerlo y podría decirle ‘’adiós’’ a mi vida. Por suerte, más adelante pude ver una puerta… ésta estaba hecha sorprendentemente de madera, y tenía una marca muy similar que la anterior, era una marca diferente pero estaba pintada de la misma forma: los mismos colores y llevaba la sensación de que la pintura se hubiese derramado, además de que tenía letras inentendibles para mi comprensión- ¿Qué habrá adentro…? ¿Debería entrar? –bueno, ya había cruzado un sucio camino hacia aquí… ‘’¿Qué podría perder?’’ Primero llevé mi mano hacia mi bolsillo para tener en mano mi digivice en caso de que dentro de esa puerta se encontrara una quimera hambrienta esperando a una presa indefensa para devorar, aunque por alguna razón no sentí nada… no importa, seguro estaba en el otro bolsillo. Me armé de valor y abrí el picaporte.
La puerta fue igual o incluso más difícil de abrir que la anterior por el hecho de que parecía estar atascada, pero cuando entré sorprendentemente había un hilo mas arriba de mi posición, al jalarlo un foco titilante se encendió, pero no parecía querer durar mucho ya que no dejaba de parpadear. La puerta no tenía absolutamente nada encima, no entendía la razón por la cual me había costado tanto abrirla… como si hubiese un mueble enfrente que impidiera el paso, cómo sea, para hacer sencillas las cosas: la habitación era una cámara de videos… ¿Cómo que una cámara de videos? Bueno… justo en frente de mi había una televisión, era una televisión demasiado vieja… como si fuese de las primeras en ser construidas. A los lados habían estantes llenos de cintas de video, si… de las VHS, todos estos estantes e incluso las cintas se encontraban casi de color blanco por culpa de todo el polvo que había- ¿Cuánto tiempo habrá estado este lugar…? Ni siquiera el Chaos Empire parece ser demasiado viejo como para tener tecnologías tan pobres y una habitación tan… deprimente –di unos pasos más adelante y… nuevamente… nuevamente ese viento lloroso se hizo presente… ¿Cómo?... Yo también me lo pregunto, la puerta estaba cerrada… y en esta habitación ni en los pasillos había ventana alguna. De pronto lo escuché, algo se caía, se trataba de una de las miles de cintas de videos, de nuevo… de nuevo la curiosidad se había apoderado de mi en esos momentos.
Con curiosidad, con mi maldita curiosidad, levanté la caja de video. El dibujo en ella era completamente abstracto, no podía entenderlo, y las letras que yacían sobre el decía algo… algo en ese idioma que aun no comprendía, pero que decía algo como ‘’No lo ignores’’ ¿Por qué lo creo? No estoy muy segura… solo son suposiciones mías. Cómo sea, no quiero hacerles el cuento demasiado largo, no creo que tenga el suficiente tiempo por más que quisiera… así que les contaré: Me atreví a colocar la cinta de video. Al principio la maquina lectora de la cinta tardaba un poco en comenzar a reproducir, incluso hacía sonidos extraños que no eran tan extraños esperándolo de una maquina tan vieja y maltratada, así que simplemente esperé con temor que nadie me sorprendiera estando yo tan nerviosa- Ah, al fin –dije para mis adentros aliviada, pues la cinta ya había comenzando a ser leída.
El video comenzaba parpadeante, entre colores blancos, tono sepia y negro, habían incluso algunas fibras que se interponían en el video como en cualquier película que lleva… ¿Cuánto? ¿60 años de antigüedad? No estoy muy segura, incluso me impresionaba que un lugar como el Chaos Empire que no creo que tenga siquiera 10 años en la cabeza tuviese una cinta como esta en un lugar tan terriblemente maltratado. Antes de que comenzara a andar la cinta se vio el rostro de una chica que miraba atentamente a la cámara, a pesar de que el video no tuviese ni una pizca de color más que los habituales blanco y negro, se podía ver con claridad que la chica tenía los ojos rojos… como si hace unos momentos hubiese llorado demasiado, después parecía que murmuraba algo en un idioma que no lograba entender… ¿Qué estaba intentando decirme? No estoy muy segura, la chica sufría… era obvio… tenía ya unos minutos hablándome en un idioma completamente extraño con un hilo de voz que, estando el video a todo volumen, apenas podía alcanzar a apreciar- Sálvame… -fue lo único que alcancé a entender después de tanto tiempo murmurando inentendibles dialectos, después, finalmente logró hablarme en el idioma que yo hablo- Tu… tu eres una persona con mucha suerte… ¿Lo sabes? -¿Porqué me estará diciendo esto? Nunca me he quejado de mi vida… pero tampoco es que pueda decir que tengo mucha suerte- …No dudes… nunca dudes… tu eres una persona con mucha suerte… -¿Nuevamente lo repitió? Podía sentir como si su voz se quebrara poco a poco- …Yo… yo no tengo suerte… he sufrido mucho… estoy sufriendo ahora mismo… un señor loco me ha tenido encerrada por mucho tiempo en esta habitación… no puedo salir… mis llantos no son escuchados… mi garganta me duele… mis manos… -en cuanto dijo esto, mostró a la cámara sus manos, no podía creer lo que veía… los dedos de sus manos estaban completamente desgarrados, pese a que el video estuviese en blanco y negro, podía captar perfectamente que en el lugar donde deberían ir sus uñas no había más que un pedazo desnudo de músculo, no había piel- …estoy cansada… de intentar romper estas puertas… nadie me abre… nadie me escucha… y solo vienen a mi para tomar provecho de mi, abusan de mi… -no sabía que decir, sentía escalofríos recorrer mi cuerpo mientras veía como los ojos de la niña que antes miraban a la cámara se posaban sobre mi, si, sentía que me estaba viendo a mi… a mis ojos…- ¿Tu tambien vas a ignorarme…? Tu tienes mucha suerte… ¿Pero sabes que…? Tu suerte acaba de terminar… por venir hacia aquí, por ignorar mis lamentos, te supliqué que te alejaras… pero tu… tu me ignoraste… -la chica poco a poco comenzaba a sonreírme, como si toda pizca de cordura se hubiese borrado de su mirada, sus ojos se habían clavado en los míos… me sentía aterrada, quise levantarme de mi silla pero antes de hacer un movimiento en falso la chica… grito con todas sus fuerzas, era un grito desgarrador que perforaba mis oídos; las luces comenzaron a parpadear como si su grito las hubiese alterado, y no solo ellas, la pantalla tambien parpadeaba entre los colores de antes: blanco, sepia, negro, blanco, sepia, negro, blanco, negro, sepia, blanco… y… la niña había desaparecido, solo se veía el escenario que había de fondo sin nadie ahora que me hablase, y pude notarlo… algo que me había dejado más pálida de lo que estaba… el lugar de donde ella había filmado el video era precisamente la habitación en la que yo me encontraba.
La puerta detrás de mi se cerró violentamente, y al voltearme… podía ver la puerta completamente desgarrada, tal y como ella lo había dicho, ella… había intentado con anterioridad romper esta puerta con sus uñas- ¡NO! –tiré la banca que usaba de silla hacia la televisión y ésta impacto con el suelo rompiéndose en pedazos. Corrí de inmediato hacia la puerta e intenté abrirla una y otra vez, pero ésta no se abría- ¡ABRAN POR FAVOR, QUE ALGUIEN ME SAQUE DE AQUÍ! –gritaba hasta quedarme afónica. Fue entonces cuando se me ocurrió- ¡Mi digivice! –lo busqué en mi bolsillo rápido, pero… para mi desgracia… lo había dejado en el bolsillo de mi uniforme que había mandado a lavar, sentía entonces que ahora solo me quedaba hacer una cosa… algo que incluso a mi me asustaba… pero de todas formas lo hice: intenté romper la puerta con mis uñas, la madera… me dolía… mis uñas se quebraban por las astillas que a veces se incrustaban en la piel de mis dedos, la puerta se encontraba manchada de un color rojo por culpa de mis intentos por abrirla- Por favor… que alguien me salve… -sollocé por ultima vez, sintiendo después como si alguien tomara mi hombro. Con el corazón en la mano, volteé mi mirada lentamente… para poder solamente ver esos ojos enrojecidos en el llanto, una sonrisa macabra que no podrías describirles ahora, después de eso… no recuerdo nada.
¿Qué? ¿Por qué esa cara? Oh… hasta ahora lo noto… has tenido esa cara todo el momento desde que comencé mi relato, ¿No?... Heh… ¿La noticia de mi desaparición llegó tan lejos? Me sorprende mucho que les haya importado aunque sea un poco… nadie quiso escuchar mis llantos, nadie quiso escuchar mis pedidos de auxilio… todos me ignoraron… de la misma forma que yo la ignoré a ella… Jajajaja… Oyeeeee… ¿Sabes…? Eres alguien con mucha suerte… Pero adivina que… tu suerte acaba de terminar… Jajaja… JAJAJAJAJAJAJA
- La imagen se torna en blanco -
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :354Cuentas :Ficha :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :MegaNivel On Rol de los Digi Aliados :UltimateIcono :Rango y Unidad :Haruka Aizawa
Rango: Holy Knight
Unidad: Dragon Spirit
Dracmon
Rango: Holy Knight
Unidad: Dragon SpiritRango y Unidad Digi Aliado :Gaomon
Rango: Knight
Unidad: Dragon SpiritInventario :
Haruka Aizawa
Re: Concurso de Terror (Cerrado)
"Tortura en los sueños de la realidad"
¿Por qué me siento pesada?... ¿Por qué siento mi cuerpo entumecido?... o mejor dicho… ¿Por qué no me siento como suelo sentirme?... libre y con el viento chocando con mi cuerpo y haciendo que mi pelaje se levante… esto es… extraño… solo recuerdo esa luz… esa luz blanca… pero… no recuerdo… ahora solo veo… un techo blanco… paredes sin color… una puerta de acero… y a unos hombres extraños hablando entre sí… ¿Qué dicen?... no puedo escucharlos bien… solo alcanzo a escuchar “estado grave”, “ataque cerebral”, “falla muscular”… ¿a que se refieren?... ¿hablan de mi?... ¿Qué me paso?... ¿Qué esta pasándome ahora?...
Haaa… ¿Qué… me pasa?... a-ayuda… haaa… no siento… mi cuerpo… hack… ¿Qué me sucede?... –dije débilmente observando a uno de los hombres que hablaba- o-oigan… respóndanme… que… hack… ¿Qué me paso?... ¿Quiénes son ustedes?...
¿Ah?... oh… despertaste… que alivio… por unos momentos creímos que te perderíamos querida -¿querida?... ¿Por qué me dijo así?... yo no lo conozco… dios… ¿Qué está pasando ahora?- escucha… no te asustes pero… estas en un estado crítico y puede que… mueras… pero hacemos todo lo que podemos para ayudarte a sentirte mejor… solo… quédate quieta y no hagas ningún ruido, ¿entendiste? -¿Qué estoy por morir?... ¿Qué pasa?... que alguien me diga que sucede… ¡¿Qué diablos me ocurrió?!-
Haaa… haaa… ¡HAAA! A… Ayuda… a… auxilio… haaa… hack… haaa… -comencé a temblar de pánico, ¿voy a morir?... no quiero… tengo mucho por que vivir… aun no estoy lista para morir… que me ocurre… ¡QUE ALGUIEN ME SALVE POR FAVOR!-
¡Wow! ¡Wow! ¡Tranquila! ¡No te vas a morir! ¡No dejaremos que te mueras! –el hombre me sujeto del brazo y al verlo… vi que mi pelaje no estaba… de hecho… ya no me sentía normal… sentir mi cuerpo… extraño… alcance a verme la punta de los pies… 5 dedos… todos sin pelaje… ni garras… solo uñas… ¿Qué… que ocurrió conmigo?- escucha… seguro estas confundida… te diremos todo lo que te paso… ¿entendido?... solo… cálmate
Al momento en que el hombre me dijo eso, solo pude verlo con ojos vacios y sin vida, de por si estaba confundida por el motivo de mi apariencia… nueva, por así decirlo… pero como sea, igualmente escuche todo lo que me dijo. Peo creo que sería mejor hacer una cita a sus palabras… no quiero tener que pensar en explicar todo lo que me conto en unos pocos minutos… u horas… no lo sé… me quede perdida desde el inicio de la historia… pero bueno… así es la vida… jeje… creo… no lo sé… como sea… ahora mismo… diré todo lo que me dijo a mi… por mas incomodo que me resulte.
Bueno… cito: “escucha con atención, lo que te ocurrió puede ser algo horrible… aparentemente fuiste secuestrada, no sabemos por quien, la policía esta en eso, sea como sea, el caso es que alguien te secuestro y te llevo no muy lejos de este hospital” –hiso una pausa para respirar- “mira, en el lugar donde te encontraron, habían muchas cosas, desde maquinas de tortura… hasta cadáveres de otras jovencitas que al igual que tu… fueron secuestradas… y parece que todas por la misma persona… bueno… en ese lugar, además de elementos de tortura y cuerpos sin vida… había muchos DVD’s… y una computadora…” –nuevamente se tomo su tiempo para respirar y me observo a los ojos- “cuando la policía puso los DVD’s… pudieron notar desde el primer segundo que eran videos… de abuso… fuera cualquiera el hombre que te secuestro… en cada DVD tenía una máscara… y en cada video… se mostraba a una chica diferente… siendo abusada… torturada de muchas formas… ya fuera desde escribirle en su cuerpo con un cuchillo… hasta pintarla con su propia sangre” –en esos momentos me sostuvo por el gran miedo que tenia, si eso le paso a otras chicas… ¿Qué me paso a mi?- “y en cuanto a ti… creo que te hiso sufrir más… por que por lo que vimos… te disfrazo como un animal y abuso de ti muchas veces… incluso te llamaba de una forma rara… no recuerdo como… creo que te decía “BR”… sinceramente no lo recuerdo… borre todo lo que pude de ese video de mi cabeza… fuera como fuera… parece que el tipo escapo… pero no te preocupes, la policía está vigilando tu habitación y te seguirá vigilando cuando te recuperes” –me sonrió cálidamente y se fue caminando con el resto de los hombres- “descansa y procura olvidar todo lo que pasaste”.
¿En verdad abusaron de mi cuerpo?... ¿en verdad alguien me hiso todo eso?... ¿realmente… nunca fui lo que creí ser?... ¿alguien… me disfrazo y me hiso creer que yo era un Digimon?... ¿entonces… realmente jamás existí?... si… ahora todo tiene sentido… nunca existieron datos de mi… nunca fui aceptada por nadie… pero… entonces… ¿Por qué eh dormido tanto tiempo?... ¿Por qué soñé a los Mercenarios Infernales?... ¿acaso representarían algo para mí?... podría ser mi familia en este mundo pero… realmente… me siento patética… dormida… fuera de la realidad… mientras alguien… me usaba como un juguete para su placer y goce personal… eso… me da ganas de llorar… pensar que toda mi vida… fue desperdiciada completamente por nada… y ahora… solo sé que me llamo “BR”… por que ahora… no recuerdo mi verdadero nombre…
Luego de esa pequeña “historia” de que me ocurrió… cerré los ojos para dormirme… realmente… no quería volver a abrirlos… quería volver a mi realidad de sueño… y morir en este mundo tranquilamente… pero cuando cerré los ojos… los abrí en unos momentos por que escuche una puerta… y en esos momentos… ya no me encontraba en la habitación blanca del hospital… no… ahora estaba en una habitación de un edificio… abandonada por que había hierba creciendo del suelo… las ventanas estaban rotas… y los muebles caídos… ¿ahora dónde estoy?... todo lo que sé es que… tengo miedo… por que en las paredes… hay muchas manchas de sangre… y todas… son frescas… por que están derramándose… y para colmo… hay alguien frente a mi… y parece causarle gracia el verme…
- Imagen de la habitacion:
Haaa… ¿Quién eres?... ¿Qué… que quieres?... ¡¿Qué quieres de mi bastardo?! –le grite y sentí mis huesos quebrarse, realmente era un dolor muy profundo que recorría mi cuerpo lentamente, y al verme, nuevamente tenía mi apariencia salvaje… ¡¿Qué rayos esta pasándome?!- hack… haaa… duele… haaa…
Jeje… ¿Qué pasa?... ¿ya no eres tan ruda como antes?... ¿eh, BlackRenamon?... ¿o prefieres BR?... jeje… -esa figura se rio de mi un rato, su voz era irritante, incluso parecía la voz de una grabación y además estaba aguda, demasiado, era… tan irritante que me dolían los oídos de solo pensar en esa irritante risa que hacia- bueno… creo que debería presentarme… ¿no crees?... –al decir eso, se mostro un hombre con la cara vendada excepto un ojo y la boda, tenía una especie de boina color rojo sangre, incluso parecía chorrear sangre, su cuerpo estaba totalmente vendado y también parecía que la sangre que escurría de la boina le manchara las vendas… era…- soy yo… Mummymon… el digimon al que quemaste vivo… jeje… aun me duele eso… sabes… nunca me trague que una basura como tú me matara… pero adivina que… jamás exististe… asique mi razón de muerte… es desconocida… pero en mi mente tu tuviste que ver con ello… asique sorpresa, sorpresa… -sonrió macabramente, mostrando sus colmillos cubiertos de sangre con los ojos rojos- te hare sufrir el mismo dolor que yo sufrí cuando me incineraste… maldita zorro asquerosa… -me dio un puñetazo lanzándome por la ventana-
¡AAAAHHHH! ¡AAAAHHHH! ¡Duele! Haaa… hack… -aterrice sobre un auto oxidado y algo destruido, aunque con mi cuerpo, termino de destruirse, ya que caí justo sobre el… abollando el techo y rompiendo completamente los vidrios… incluso clavándomelos en algunas partes del cuerpo dejando salir sangre- haaa… duele…
¡Jajaja! ¡Perfecto! ¡Excelente! ¡Maravilloso! –salto de la ventana y aterrizo sobre mi rompiendo mis últimos huesos en condiciones más o menos aceptables como para poder levantarme- jeje… perdón… supongo que debo ser pesado… pero bueno… no creo que importe… después de todo… tuviste a alguien aun más pesado sobre ti por meses… disfrutando de tu cuerpo… haciéndolo llegar a su límite… ¿Qué se sintió ser abusada hasta perder la noción de la realidad? -¡¿QUE?! ¡¿ENTONCES REALMENTE ABUSARON DE MI?! ¡¿REALMENTE NUNCA EXISTI?! ¡¿QUE ESTA OCURRIENDO?! ¡¿SI NUNCA EXISTI COMO ES QUE MUMMYMON ME RECUERDA Y CONOCE?! ¡ESTO NO TIENE SENTIDO! ¡ESTO NO PUEDE SER VERDAD!- ¡JAJAJA! ¡BUENO! ¡AQUÍ COMIENZA TU VIAJE DE DOLOR! ¡ESPERO QUE TE DUELA! ¡NO! ¡ESPERO QUE SUFRAS VIENDO LO QUE MAS PUEDE DOLERTE! –me sujeto de la cabeza y me lanzo contra el edificio, rompiendo la pared, dejando mi cuerpo sangrante justo en medio de una habitación, que en un abrir y cerrar de ojos… se volvió totalmente oscura-
Haaa… a-ayuda… por favor… hack… sálvenme… no… no quiero morir… -murmuraba o más bien gritaba con todas las fuerzas que tenia para que se pudiera escuchar mi voz… de forma débil… realmente… los golpes… la caída y el lanzamiento… me rompieron la garganta… apenas puedo hablar… apenas si puedo pensar con claridad… por favor… sálvenme…- ayúdenme… por favor… sálvenme…
Al decir eso, una gran luz cubrió mi cuerpo, era una especie de reflector, después otros reflectores se encendieron… mostrando extraños objetos… al principio me confundí… pero después los identifique a la perfección… eran… eran los objetos más preciados de mi familia… todos sus tesoros… rotos… desgarrados… totalmente destruidos frente a mi… y frente a cada tesoro… había una televisión… todas con una nota…
Cada nota decía lo mismo… “disfruta del video…”. Primero me acerque al tesoro de mi maestro… BlackWarGreymon… tuve que arrastrarme como podía… y para colmo… el piso estaba recubierto de papel de lija… por lo que arrastrarme me dolió mas a cada momento… pero cuando llegue… y puse PLAY al video… pude ver… algo horrible… algo espantoso para mis ojos… vi… vi a mi maestro… vi a BlackWarGreymon… siendo golpeado en el rostro… siendo apuñalado en el cuerpo… mientras estaba encadenado al suelo y al techo…
Las escenas eran espantosas… BlackWarGreymon estaba sufriendo totalmente… gritaba y pedía ayuda… pero solo se escuchaban risas… no tenia su armadura… sus brazos estaban llenos de heridas y coceduras… tenía muchas cuchillas clavadas en su cuerpo que lo atravesaban completamente… era algo… realmente espantoso… incluso le arrancaron su casco… y comenzaron a cortarle el rostro… haciéndolo sangrar completamente… mientras que usaban su escudo… su tesoro más preciado… parar golpearlo y romperle los huesos… hasta que finalmente… dejo de gritar y moverse… lo mataron… y mi maestro… BlackWarGreymon murió colgado… solo desencadenaron sus pies… para que su cuerpo se moviera… aun estando muerto.
Después de eso, sentí como las demás televisiones se encendían… y en cada una… pude ver un video de cómo torturaban a cada uno de mis familiares… frente al collar de Samanta… la LadyDevimon que estaba enamorada de Cerberusmon… había un video de cómo un montón de Vilemons abusaban de ella sin dejarla descansar ni un segundo… atada a una mesa… mientras le inyectaban miles de cosas… y pintaban su cuerpo con insultos y ofensas. Luego vi un par de guadañas… eran… eran los… los brazos de Kyukimon… cubiertos de sangre… y en su video… pude ver como usaban sus propios brazos parar abrirle todo el cuerpo… y luego vi como le quitaban sus órganos y los tiraban como si no fueran nada… y después lo cerraron… para dejarlo llorando sangre… mientras que también escurría la misma de su boca… al igual que de sus heridas…
Luego de eso… me arrastre a la televisión de quien me importaba mucho mas… y pude verlas… las orejas de Labramon… su orgullo… después vi como en su video el trataba de escapar de su habitación… mientras miles de brazos lo sujetaban y jalaban de su cuerpo para mantenerlo sujetado… realmente no sabía que querían hacerle… pero parecía que a Labramon no le importaba en lo mas mínimo…. Seguramente estaba preocupado por otra cosa… pero fuera como fuera… lograron sujetarlo contra el suelo… mientras alguien se acercaba a él… era el mismo Mummymon… que con sus garras le abrió el estomago… sin importarle lo mucho que Labramon gritaba… le abrió el estomago y comenzó a jugar con sus órganos… mientras los apretaba sin importarle lo mas mínimo lo cuanto que Labramon gritaba, suplicaba y lloraba, ese monstruo… solo se reía de él, y cuando termino de jugar con sus órganos… le dio una patada a Labramon lanzándolo contra una pared… después tomo una especie de esfera y se la medio por la gran herida de su estomago… y al metérsela, Labramon comenzó a gritar con mucha más fuerza… el dolor que sentía… era inmenso… pero lo que más me dolió… fue ver como comenzaba a rodearlo una especie de energía oscura… no como la de Scott… no… era peor… era verdadera y pura rabia… odio… y dolor…
Realmente quería dejar de ver… quería romper esa televisión despertar de esta pesadilla… pero cuando quise golpear la televisión, esta se pauso… o más bien se apago… por que deje de ver el video… la pantalla se puso negra… y luego todas las demás luces… las pantallas… tesoros de mis familiares… todo se apago… menos la luz sobre la televisión de Labramon… y después se encendió otra… detrás de la televisión… y al verla… vi algo horrible… lo más horrible que podría ver en toda mi vida después de esas torturas macabras de los videos… era… eran… los tesoros de Scott… su digivice totalmente roto… su pantalla estaba quebrantada… luego vi su espada de madera… rota… quemada incluso… solo quedaban unos pedazos hechos carbón… y su bufanda estaba colgando del mango… quemada… desgarrada… y ensangrentada… finalmente note que no había televisión… no lo entendí… y realmente… no quería saber el por qué no había ninguna televisión…
¿Por qué… no hay?... ¿Qué significa esto?... no entiendo… hack… no entiendo… ¿Qué pasa? –de mis ojos brotaron muchas lagrimas… definitivamente… mi llanto… me dolía… no solo por mis huesos casi totalmente destruidos y por el hecho de mis dolencias por ver a mis familiares torturados hasta la muerte… si no porque no quería pensar en que podría haberle pasado a Scott… siendo el… lo más importante que tengo- sniff… ¿Qué le hiciste?... sniff… ¿Qué le hiciste a Scott?... sniff…
Je… je… je… ¿Qué le hice?... oh… yo no le hice nada… no… no podría hacerle nada a él… después de todo… él era muy duro… je… de hecho… el aun sigue luchando… je –mis ojos se abrieron totalmente al escuchar esas palabras… “sigue luchando”… ¡¿Qué le están haciendo a Scott?!- ¿quieres ver?... –Mummymon salió de la nada y me sujeto la cabeza y me levanto… no podía mover ni brazos ni piernas… asique no pude hacer nada más que ver hacia donde él me dirigía- el… está en una discusión… con su… perro… je… -mis ojos dejaron de llorar cuando una luz se encendió mostrando una habitación llena de cadáveres… con Scott dentro… y un Dobermon-
No… no… ¡NO! ¡ESTO NO PUEDE SER! ¡¿LABRAMON?! ¡¿ESE ES LABRAMON?! ¡NO! ¡EL NO PODRIA HABER DIGIEVOLUCIONADO ASI! ¡EL MURIO! El… no… es verdad… el no murió… no lo sé… su video… se apago antes de terminar… eso significa… que… torturarían a Scott… con lo que más le dolería… su propio compañero y mejor amigo… en verdad… duele. Scott no tenia zapatos… solo tenía su ropa de siempre… quitando su bufanda… y no tenia arma para defenderse… estaba solo contra Dobermon que lo atacaba sin parar… lo embestía… lo sujetaba contra la pared… le clavaba sus garras y trataba de arrancarle la carne del cuerpo… y Scott solo podía patearlo y darle puñetazos para tratar de hacerlo reaccionar… pero nada serbia… solo podía golpearlo hasta matarlo… pero Scott nunca podría matar a su compañero… aunque este… en este estado… no dudaría en matar a Scott… porque ya no es Labramon… ahora es un monstruo salvaje. Finalmente… luego de 20 minutos de dolor… Dobermon acorralo a Scott… y le clavo las garras en las piernas… y en los brazos… y cuando pudo… le mordió el cuello a Scott… y le arranco un gran pedazo de carne… dejando salir descontroladamente toda la sangre… mientras que Dobermon seguía mordiendo por donde pudiera hasta finalmente… dejar el cuerpo de Scott totalmente abierto… sangrando sin control… y cuando Dobermon se alejo… se activo una especie de panel que… rápidamente lo sujeto y encadeno… después Dobermon comenzó a jalar para quitarse las cadenas… pero lo único que consiguió… fue que las cadenas fueran jaladas hacia las paredes… rompiéndole el cuello… y finalmente arrancándole la cabeza…
Scott… Labramon… sniff… hack… no…. No… ¡NO! ¡DEJAME! ¡DEJAME! ¡POR FAVOR PARA! ¡DETENTE! –comencé a llorar sin fuerzas mientras que Mummymon me dio vuelta para que lo viera- sniff… basta…
Creo que ya te destruí bien por dentro… ahora solo me falta por fuera… jeje –al decirme eso, Mummymon sonrió tranquila pero macabramente, su sonrisa era horrible… me traumo solo tener que ver esa sonrisa… después levanto el brazo que tenia libre ya que me sujetaba solo con uno… y con ese brazo libre… me sujeto el brazo derecho- jeje… ¡MUERETE! –comenzó a jalarme con tanta fuerza que además de dislocarme el brazo… me lo arranco… me arranco el brazo dejando ver parte de mis huesos… logrando que mi sangre saliera sin control y manchara todo el piso… manchando el vidrio que separaba mi posición con la habitación donde había muerto Scott- ¡JAJAJAJA! ¡¿TE GUSTA EL DOLOR?! ¡ASI ME SENTI YO CUANDO ME INCINERASTE! ¡AHORA SIENTE EL DOLOR! ¡JAJAJA! ¡MUERE MALDITA ANIMAL!
Luego de que me arrancara el brazo derecho, me arranco el brazo izquierdo y me lanzo contra el vidrio, rompiéndolo completamente, y cuando caí, caí sobre el cadáver de Scott… su mirada sin vida estaba perdida y estaba dirigida al techo… y cuando la levante… vi a Mummymon saltar del vidrio aterrizando sobre mí de nuevo… pero esta vez el impacto fue tan fuerte que me saco mucha sangre… como si me hubiera exprimido como a una naranja… después… mi vista se perdió… y cuando la recupere… estaba de nuevo en ese hospital…pero había algo diferente… la puerta estaba abierta… y no había nadie fuera… y al ver hacia delante, vi una figura con una televisión… y al verla, vi un ojo rojo… después se acerco a mí y me obligo a levantarme, y al hacerlo… vi los cadáveres de todos los policías… y de los doctores… después vi levemente al sujeto que me sonrio y me empujo contra el suelo.
Como mis huesos estaban débiles, no pude ni siquiera arrastrarme, pero no importa… el hombre me sujeto de la pierna y me arrastro contra la pared, después levanto mi mirada y encendió la tele… y lo vi… todo… era un video… no solo de mi siendo abusada… si no… que era un video de mi en mi forma de BlackRenamon… experimentando todo el dolor… de cómo fui golpeada… y obligada a ver esos videos… y de cómo… morí… y desperté aquí… entonces… ¿Qué fue todo eso?... lo viví en realidad… o… ¿Qué?... no entiendo absolutamente nada… sea como sea… el sujeto se quito la máscara que tenia… y vi a Mummymon… quien inmediatamente me levanto y me llevo contra la ventana… ¿Cómo se todo esto?... bueno… ahora mismo estoy frente a Mummymon… quien me sonríe de esa forma perversa… y ya tiene sus manos… listas parar romperme el cuello… y lanzarme por la ventana… y no dudo que lo haga… ese monstruo… me odia con toda su alma… y ahora… que no parezco ser una digimon… no tengo oportunidad de revivir… ahora… moriré.
Jeje… adiós… BR… fue un placer gozar de tu cuerpo… y disfrutar de tu miedo… -hiso un movimiento de manos… y… me mato-
fin
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :707Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :DNA Evolution (Super Ultimate)Nivel On Rol de los Digi Aliados :Nova: Mega
BR: MegaIcono :Rango y Unidad :Scott Shadowest Musahrahjy
Rango: Hades Knight
División: Hades Titans
Unidad/Sub-division: Titans
Labramon
Rango: Hades Knight
División: Hades Titans
Unidad/Sub-division: TitansRango y Unidad Digi Aliado :Nova (BlackWarGreymon)
Rango: Hades Knight
División: Hades Titans
Unidad/Sub-division: Titans
BR (Renamon)
Rango: Soldado
División: D-Brigade
Unidad/Sub-division: Shadow LizardInventario :
Scott Desaster
Re: Concurso de Terror (Cerrado)
Los Royal Knights siempre hemos sido respetados por muchos, y cada uno de ellos tenía una cualidad única que lo hacía imprescindible para el clan: la inteligencia de Duftmon, la fuerza de Dynasmon, el poder helado de Sleipmon… y la velocidad de UlforceVeedramon. Sin embargo, a veces nuestras mejores cualidades se vuelven contra nosotros o suponen nuestra mayor desgracia. Esta es la historia de mi clan, yo soy Alphamon, el único que puede contaros esta historia.
Esto sucedió hace años en el Mundo Digital, concretamente en un lugar remoto al que sólo unos pocos pueden acceder: la base de los Royal Knights. Aquél día, los RK nos habíamos reunido para entrenar en el coliseo como hacían de vez en cuando. UlforceVeedramon, el miembro más joven era el que destacaba, su velocidad era tal que lograba esquivar mis ataques casi sin esfuerzo. Nadie era capaz de superarle en velocidad y agilidad por lo que poco a poco fue ganando batallas hasta que nadie fue capaz de derrotarlo. Fuera del coliseo, UlforceVeedramon era amigable con todos pero la envidia empezó a apropiarse de sus compañeros, no eran capaces de entender como alguien tan joven como él era el único que recibía mis felicitaciones.
Una noche, decidieron reunirse a escondidas de UlforceVeedramon y planearon deshacerse de él. Creyeron que una vez fuera, podrían volver a destacar en los entrenamientos y todo volvería ser como era antes de que el caballero azul entrara al clan. Todos estuvieron de acuerdo así decidieron que actuarían durante una patrulla de UlforceVeedramon, de esa manera yo no sospecharía nada, y siempre podían decir que fue un ataque de los Chaos Empire.
Al cabo de unos días, UlforceVeedramon patrullaba por el Mundo Digital durante la noche para vigilar que ni el Chaos Empire ni ningún otro digimon pudiesen en peligro ese mundo. El caballero azul aterrizó en la Zona Prehistórica, para hacer una pausa en su camino y vigilar con más detalle el lugar. Nunca se imaginó lo que ocurrió después. Sus compañeros aparecieron y sin mediar palabra comenzaron a atacarle sin piedad cegados por la envidia, pero UlforceVeedramon no quiso defenderse, no dejaban de ser sus compañeros, aquellos con los que había luchado tantos años. Cuando lo derribaron a base de golpes y ataques de todo tipo, Examon le arrancó la V de su pecho destrozándole la armadura. En ese momento Omegamon se acercó a él y desenvainó su espada, sin piedad le cortó las alas para que nunca más pudiera volver a volar y usar su velocidad. Cuando aquello terminó, lo creyeron muerto y se marcharon de allí llevándose las alas de UlforceVeedramon para ocultarlas en algún lugar de la Zona Imperial ¿la razón? Nadie lo sabe… puede que la envidia les cegara demasiado y no quisieron que UlforceVeedramon conservase sus alas ni aun estando muerto.
Cuando regresaron a la base, yo les pregunté si sabían algo de UlforceVeedramon, no veía normal en él que se retrasase tanto. Tras negar que le hubieran visto los demás intentaron hacer vida normal, pero apenas un par de horas después del asesinato, LordKnightmon empezó a mostrarse demasiado nervioso. Los demás intentaron tranquilizarlo y le recomendaron que se fuera a dormir que ya era tarde y había sido un día agotador. Duftmon le contó que había oído yo me marcharía para vigilar los límites con el Dark Area, así que tampoco había peligro de que descubriese nada.
A la mañana siguiente, Magnamon esperaba a LordKnightmon en el coliseo pero se retrasaba demasiado, así que fue a buscarlo a su cuarto pensando que se había dormido. Cuando abrió la puerta, se quedó completamente helado. LordKnightmon estaba muerto y ensangrentado, colgando del techo con sus cintas. Aquello fue una visión horrible para el caballero dorado que quiso correr para alejarse de allí, pero antes de que pudiese si quiera mover las piernas sintió una presencia fría a su alrededor y un fuerte dolor en los ojos que empezaron a sangrar.
Alertados por los gritos de Magnamon, los demás fueron a ver que estaba ocurriendo pero cuando llegaron encontraron al caballero de los milagros muerto y, no muy lejos de los cuerpos de LordKnightmon y Magnamon había una V escrita con sangre. Creyendo que aquello no podía ser posible, Gallantmon, Omegamon y Examon regresaron al lugar en el que mataron a UlforceVeedramon pero allí ya no había nada, el cuerpo había desaparecido. A pesar de eso sintieron una presencia helada alrededor.
- Traidores…- susurró una voz que parecía venir de todas partes.
Esa voz era de UlforceVeedramon, pero aquello no podía ser posible, estaba muerto cuando se fueron. Los tres caballeros decidieron irse de allí y regresar a la base para alejarse de ese lugar maldito, poco podían imaginarse que allí se encontrarían algo peor…
Cuando llegaron, escucharon gritos de dolor, choques de espadas seguidos de un relincho que helaría la sangre al más valiente. No entendían lo que estaba ocurriendo pero no se esperaban encontrarse aquella escena cuando entraron al coliseo. La arena estaba teñida de rojo por la sangre de los Royal Knights que yacían muertos en el suelo, la mayoría llevaban cortes profundos o flechas clavadas en el pecho. De repente se escuchó un relincho agonizante, más adelante estaba Sleipmon frente a Duftmon. El caballo rojo escupía sangre, estaba malherido y apenas ponía mantenerse en pie, además presentaba numerosos cortes graves. Duftmon tenía la espada ensangrentada además de varias flechas clavadas, flechas que pertenecían al caballero del hielo. ¿Qué había pasado allí?
Ambos caballeros se miraron con una rabia asesina, antes de abalanzarse el uno contra el otro. Era como si no se recordase, como si estuviesen siendo controlados por algo o alguien.
- ¡Deteneos!- gritó Omegamon.
Pero ya era tarde, una flecha atravesó el corazón de Duftmon y cayó muerto al suelo, pero antes tuvo tiempo de clavarle su espada a Sleipmon matando también a su compañero.
- ¿Qué se siente al ver a amigos matarse entre ellos? – dijo de nuevo la voz de UlforceVeedramon mientras una V escrita en sangre apareció en la pared.
…
Las horas pasaron y con ellas llegó la noche, Examon estaba cada vez más nervioso. Se sentía impotente por no poder defenderse ante un espíritu que clamaba venganza.
- No parará hasta que nos mate a todos- dijo el dragón rojo.
En aquél momento, únicamente Omegamon, Gallantmon y Examon seguían con vida, habían decidido permanecer en la base para esperar mi llegada. Pero los nervios del dragón rojo empezaron a hacer mella en Gallantmon.
- Te traeré un vaso de agua a ver si te calmas un poco de una vez- dijo antes de dirigirse hacia la cocina.
- No te preocupes, cuando regrese Alphamon buscaremos una solución- le dijo Omegamon al dragón.
Los minutos fueron pasando pero Gallantmon no regresaba, y eso puso aún más nervioso a Examon. Aguantó unos minutos en silencio y en aparente calma hasta que vio algo en la pared que le provocó un escalofrío: una V escrita en sangre en la pared.
- ¿C… cuándo apareció eso?- dijo Examon temblando.
- No lo sé pero… hasta ahora esa marca solo aparece cuando… ¡Gallantmon!- en cuanto se dio cuenta de algo, Omegamon salió corriendo en la dirección en la que se fue su compañero.
Examon le siguió, con todo lo que estaba pasando no quería quedarse solo. Además también se había dado cuenta de lo mismo. Gallantmon hacía rato que no volvía y esa marca sólo aparecía con la muerte de algún Royal Knight. No tardaron en encontrar a Gallantmon en uno de los pasillos, pero no había nada que hacer por él. Le habían clavado su propia lanza y ahora estaba colgado en la pared. La alfombra roja disimulo la sangre pero aún así, en la pared era más evidente.
- ¡Ya no lo soporto más!- gritó Examon antes de correr y salir de la base volando.
- ¡Espera!- le dijo Omegamon yendo tras él.
Examon voló todo lo rápido que pudo intentando alejarse de aquella pesadilla pero enseguida empezó a notar una presencia fría tras él, sabía que no era Omegamon.
- Sabes que yo soy más rápido- le dijo la voz de UlforceVeedramon.
El dragón rojo sintió un dolor en las alas, alguien le había provocado un corte en las alas. ¿Cómo era eso posible? ¿Cómo podía un fantasma hacer daño físico? Aquel corte le siguió más, los ataques de aquel fantasma eran rápidos y precisos y Examon no podía hacer nada por predecirlos, ni siquiera veía a su agresor. Llegó el momento en el que sus alas estaban tan heridas que no pudo mantener el vuelo y se precipitó al suelo. Tal vez fue el destino, o la intención de UlforceVeedramon pero en el lugar del suelo, el dragón cayó sobre unas formaciones rocosas que parecían estacas donde había una V escrita en sangre.
Omegamon decidió poner fin a todo y se marchó a la Zona Prehistórica, allí fue donde me encontré con él durante mi camino de regreso. Me lo confesó todo, el complot para matar a UlforceVeedramon, las muertes extrañas que estaban sucediendo y su hipótesis de que era el fantasma del caballero azul. No sabía cómo reaccionar a eso pero, no me hizo falta hacerlo, era evidente que UlforceVeedramon había decidido tomarse la justicia por su mano y vengarse de los que le mataron a traición. Yo no iba a detenerlo, si le habían matado de aquella manera tan cruel tendrían que recibir su merecido, y por lo visto en último que quedaba era Omegamon.
- Omegamon, Omegamon…- se escuchó la voz de UlforceVeedramon.
- No te ayudaré- le dije antes de que se le ocurriese pedirme ayuda- Mataste a uno de los tuyos y tienes que pagar por ello.
Sin saber que contestar a eso, intentó huir de ahí. Tenía miedo, era raro en él pero comprensible en una situación como esa. De todos modos no llegó muy lejos porque justo delante de él empezó a acumularse niebla que tomó la forma de UlforceVeedramon, pero sin las alas.
- ¡No caeré ante ti!- le contestó Omegamon atacándole con su espada pero era como atacar el humo, no le hizo nada.
- Tú me cortaste las alas pero yo…- dijo sacando su espada- ¡Te cortaré los brazos!
La niebla desapareció pero la presencia del Royal Knight aún seguía ahí, y en un par de segundos se escuchó el sonido de una espada rasgar el viento. Los brazos de Omegamon cayeron al suelo derramando sangre y produciéndole un dolor inimaginable. Observé impasible como Omegamon se desplomó en el suelo y se desangraba hasta morir. Era mi mano derecha pero eso no lo libraba de asumir su castigo.
Levanté la mirada y vi la silueta de UlforceVeedramon envuelta en niebla desapareciendo en el cielo dedicándome una sonrisa amistosa. Esa fue la última vez que lo vi, ahora que había cumplido con su venganza podría descansar en paz.
Han pasado varios meses desde que ocurrió aquella tragedia que marcó a mi clan para siempre, pero decidí intentar que los Royal Knights volviésemos a ser lo que éramos antes. Por eso, busqué nuevos miembros: Sigrun, Zereck, Kuro… son algunos de ellos. Nunca les dije nada sobre lo que ocurrió con los antiguos miembros, tampoco quiero que se hagan ideas erróneas sobre el clan o huyan, porque sé que son buenos como Royal Knights y no me gustaría perderlos.
Aunque puede que ya sospechen algo, porque algunas noches es posible escuchar los lamentos de los antiguos Royal Knights que se atrevieron a matar a uno de los suyos…
The end
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Concurso de Terror (Cerrado)
Es un ficazo, no por bueno, sino por extensión. Seguro que tiene lagunas argumentales, pero es que, fue inspiración pura. xD
Pesadilla carmesí
Prólogo:Lectura relajada.
"Bienvenido, bienvenido. Ven, toma asiento. Si te preguntas mi nombre, soy Travis...soy algo así como un secretario de los U.S, una mezcla de secretario y relaciones públicas, por si hay problemas con la justicia o simplemente nuestros agentes necesitan tratamiento psicológico leve. Me encargo, entre otras cosas, de hacer informes y ordenarlos en archivos de tal formas que conozco todo lo que ocurre en los U.S, o al menos, en los niveles bajos y medios. Es un trabajo interesante porque ves de todo y encuentras informes como éste. Peculiar. No sé si atemorizante o no, ni siquiera puedo asegurar que tenga sentido -al fin de al cabo, lo escribió un loco-pero desde luego peculiar. Me pregunto si te han traído obligado o simplemente has venido por voluntad propia. No puedo tener idea de si estás sentado, aunque presuponga que sí, pero como sea, relájate. Tanto para ojear algo por simple entretenimiento como para intentar leer algo para desentrañarlo hay que estar cómodo. Esto se llama la autoridad del espectador; puedes leerlo relajadamente como una historia de terror-si es que tienes la sangre fría para ello o estás predispuesto, gran parte del terror se basa en la predisposición-, o intentar desentrañar este pequeño juego, ¿quién sabe? Aunque yo no me lo tomaría en serio, ya dije que este informe está hecho por alguien que estaba...je, tocado, por así decirlo así que puede no tener sentido. O quizás seamos demasiado simples para comprenderlo. Te advierto que es largo... no te pierdas, ¿de acuerdo?"
Luna dejó sonar el teléfono, con gesto cansado. En ese momento, Luna sostenía un lápiz y dibujaba en el marco de su libreta mientras intentaba sacar la evolución de aquella palabreja. Se había tenido que levantar temprano, al fin de al cabo, era sábado y debía entregar esa tarea para el martes... y como sabía que eso se le daba mal estaba segura que de hecho, debió ponerse antes, pero se había tomado el viernes como descanso. El tono de su móvil la había “interrumpido”. Leonardo, que estaba sentado en la cama, leyendo, miró el móvil.
-¿No piensas cogerlo? Puede ser importante.
-Probablemente alguna compañía que quiera fastidiar. Es curioso, llaman mucho por la mañana... pero madre mía, que son las ocho de la mañana, no son horas...y yo debería estar durmiendo y no hacer tarea-al ver la mirada de Leonardo decidió seguir con su tarea...era como tener a un padre controlador cerca. En el fondo, Luna echaría de menos si esto no ocurriera por mucho que dijera que la molestase la actitud del digimon. Flora llegó con una bandeja.
-Deberíamos desayunar, hoy te has levantado temprano. Toma un leve descanso antes de seguir-aconsejó Flora, que venía con el delantal puesto. Pudo ver que Leonardo desviaba la mirada al libro, sonrojado y asentía; Luna se preguntaba porqué el digimon tenía tanta debilidad a las cosas como las enfermeras y las amas de hogar.
Mientras desayunban, el móvil comenzó a vibrar al recibir un mensaje de texto. Luna lo cogió, con una galleta en la boca y diciendo un inteligible: “Qué fastidio”. Cuando la abrió encarnó una ceja;
RED QUEEN
HELP ME
RED QUEEN
HELP ME
1121131
PLEASE
M.0.R.G.4.N
-Pff, spam-dijo, Luna. Al ver la cara de extrañeza de Flora, explicó-Es correo basura que no dice nada y que se envía a mucha gente.
-A ver...-Leonardo cogió el móvil, mirando el texto del mensaje. Se tomó unos segundos con el ceño fruncido y la taza de café humenado en la mano-Va dirigido a ti. Los números son letras del abecedario. Once representa la letra ele. Veintiuno es la letra u. Trece es ene. Uno es la a claramente.
Ambas miraron a Leonardo. Realmente jamás se le había ocurrido ni a Luna ni a Flora por lo que lo miraron como si fuera un extraterrestre, Luna no se llevaba bien ni con los números ni con los puzles.
-Qué raro. Algún amigo podría haberte querido hacer una broma, quizás-dijo Flora. Luna emitió una sonora carcajada.
-No le di mi número de móvil a ningún tamer. Y no tengo amigos, así que...esto suena a spam, quizás algo personalizado, pero spam...-Luna tomó otra galleta y se le cayó dentro de la taza llena de leche. Leonardo le dijo que eso le pasaba por no mirar lo que estaba haciendo.
A los quince minutos, otro mensaje, o sms, llegó al teléfono. Cuando pasaron dos horas y siguieron llegando más de esos mensajes, hasta el punto de tener quedarse los tres en mitad de la habitación mirando el teléfono móvil.
-Quince minutos-dijo Leonardo muy serio-Son intervalos de quince minutos.
-¿Y...qué hacemos?-preguntó Floramon muy asustada.
-Avisar a los U.S...
-¿En serio?¿Por spam?-Luna no comprendía. Pero era cierto que los mensajes no paraban de llegar, estuvieron llegando mensajes hasta el teléfono de Luna durante toda la mañana. Escribió por mail a las oficinas centrales de los U.S explicando la situación y pidiendo que alguien lo investigase.
-¡Qué útil es poder contactar a los U.S por mail!-exclamó Flora al ver cómo un simple click podía trasladar un problema. Luna envió el mensaje y se hechó hacia atrás, guardando la tarea que había avanzado. No pasaron cinco minutos y ya tuvieron contestación. Luna se preguntó quién era capaz de tener la voluntad de trabajar tan rápido, ella era una vaga redomada por ejemplo.
-A ver...-Luna abrió el mensaje-me dicen que lleve tanto el móvil como el D-Arc a la digicentral, que desde allí lo llevarán a la base. A ver, tengo que llevarlo sobre las una de hoy sábado y dicen que posiblemente lo tengan para esta tarde a última hora... y ahora son las doce, así que debo vestirme ya.
Luna se vistió perezosamente, mientras suspiraba y bostezaba. Flora estaba lavando los platos del desayuno subida en un taburete para llegar hasta el fregadero. Leonardo, comenzó a refunfuñar cuando vio que Luna se cayó sobre la mesa por intentar ponerse las medías con una mano mientras que con la otra, cogía un bolígrafo.
-Ay, dios...-el digimon perro se llevó la mano a la frente, con gesto exasperado- ¿Sabes hasta no hace mucho las medias eran tan preciadas que se usaban guantes para subirlas?¡Luego te quejas de que se te rompen!¿Y sabes que deberías cambiarte en tu cuarto y no en el salón?-Luna entornó los ojos hacia arriba mientras se quitaba la camisa del pijama y se ponía otra, lo cierto es que cuando Leonardo se ponía así, ella le solía ignorar-¡Debiste haber salido ya! ¿Por qué eres tan lenta?
-Porque me gusta tomarme mi tiempo...-Luna se acercó a Leonardo y le plantó un beso entre las orejas. Ahora que lo pensaba ya no recordaba como era darle un beso a su padre en la mejilla-para despedirme como debo. Imagínate que me desnuco ahí fuera.
-¡No lo digas ni en broma!-exclamó él, algo sonrojado. Luego añadió con gesto de preocupación-¡Flora, dile tú algo!
-A Luna no le pasará nada, porque su ángel de la guardia, la ayudará. Estoy firmemente segura de eso-Flora dijo esto girando la cabeza y mirando a ambos con una sonrisa. Luna sonrió, curioso que lo dijera una digimon cuya forma perfeccionada era un ángel. Luna le dio a ella un beso en la mejilla también-¿Necesita que te dicte la lista de víveres?
-Voy tarde, así que intentaré acordarme... -abrió la despensa y la nevera y comenzó a repetir una y otra vez mentalmente todo lo que debía comprar en el supermercado al volver. No quería tener que volver a salir y prefería hacerlo todo de golpe. Agarró una magdalena antes de salir y bajó corriendo.
-Esta niña... no cambiará nunca-musitó Leonardo. Flora emitió una risita, mientras llenaba un par de jarras de agua para regar las plantas.
* * *
Luna se preguntó desde cuando en los U.S te enviaban el trabajo a casa. Había recibido un mail muy buracrático en el que se le avisaba de que ya habían procedido a analizar sus pertenencias -el teléfono móvil y el D-Arc que le dio a un digimon, pro supuesto, asegurándose de que le enseñase la placa- y que el resultado se lo mandarían con instrucciones sobre las ocho de la tarde. Lo que Luna no esperaba era que a las siete le tocasen el timbre... resultó que era el agente. Era sábado así que estaba en pijama porque tras dejar su móvil y D-Arc en la central no tenía pensado salir.
-Es un hombre vestido con traje-Luna sonrió ampliamente, creía que era su padre. Un sábado lluvioso y un hombre con traje, era bastante probable de que fuera su padre. Aunque esperaba por fax el informe de los U.S no le importó, si realmente era su padre prefería estar con él. Jamás había estado desde hacía años en casa. Flora se encerró con Leonardo, que leía en su cuarto y emitió un suspiro mientras pensaba: "¿Cuando Luna va a aceptar que él jamás vendrá?Probablemente sea un vendedor, o algo así."
Al abrir Luna sintió su ilusión quebrándose encima de sus hombros. Travis se arregló la corbata. Era un hombre de unos veintitantos, con gafas y traje impoluto, aunque con el pelo revuelto y corto lo cual le daba cierto aire de joven e informal.
-Agente Luna, ¿verdad? Veo que la pillo en mal momento, a pesar de que avisamos-Luna se sonrojó, estaba en pijama y despeinada. El pijama de ositos no decía mucho en su favor y no le daba demasiada seriedad. Él le puso delante la identificación como miembro de los U.S.
-Oh, es que imaginé un fax-él sonrió más ampliamente y se quedaron unos segundos callados. Ella carraspeó mientras abría la puerta-¿Va a entrar?
Asintió. Luna lo invitó a sentarse en el salón, y les dijo a Leonardo y Flora que salieran para que tomasen asiento.
-¿Quiere café o algo así?-le dijo Luna, pero él hizo un gesto para que se sentase.
-Es que llevo prisa y quería terminar rápido-dijo sin dejar de sonreír.
-¿Y éste quién es?-espetó Leonardo, fulminándolo con la mirada. Él seguía muy sonriente, e incluso tarareó.
-Me encargué de ver los progresos que has hecho hasta hoy día, Luna-dijo el jovenzuelo con una sonrisita, mientras tomaba asiento y les invitaba a hacerlo-Soy Travis, empleado de los U.S.
-No te había visto nunca-dijo Luna con el ceño fruncido mientras tomaba asiento. No le gustaba demasiado el jovial empresario a decir verdad, sobre todo por las confianzas que se estaba tomando y porque hablaba como si la conocera.
-Soy quien resuelve los pleitos legales que puedan ocasionar nuestras actividades en el mundo humano, atiendo psicológicamente a los agente y redacto millares y millares de informes. Tengo mucho trabajo así no suelo pasarme por cafetería así que es natural que no nos hayamos visto-dijo él con una sonrisa amplia-Pero he seguido tus movimientos. Al fin de al cabo todo informe que se redacte y que vaya a los de arriba pasa por mí.
-¿Y en tu trabajo está leerlos? -preguntó Leonardo muy serio. Aquel tipo le parecía demasiado informal como para ser algo de los U.S.
-No, pero me tomo la libertad-seguía sonriendo. Sin embargo, ahora, apoyó los codos sobre la mesa, y miró a Luna directamente-Hemos terminado de analizar tanto tu D-Arc como tu teléfono móvil...mmm, veo que no tienes muchos contactos en la agenda, eres alguien más bien...
Leonardo agarró la corbata de Travis y tiró de él con gesto de furia en el rostro.
-¡Ni se te ocurra espiar a Luna, metomentodo!
Travis seguía calmado y sonriente. Luna tuvo que tirar de Leonardo para que lo soltase. Flora se sentía inquieta con todo aquello, con aquel hombre de perpetua sonrisa pero era quien tenía la actitud menos agresiva.
-Te metí mi móvil en la agenda, querida-se limitó a añadir. Luego, se ajustó la corbata con una sonrisa-A lo que iba. Tu D-Arc, es imposible de abrir.
-De todas formas pudimos examinar el mensaje de texto y hemos encontrado algo interesante. Morgan. Él te lo envió- explicó, sacando la foto de un hombre joven que rondaba la edad de Tracis pero bastante demacrado. Era una foto de hacía unos veinte años-Resulta que Morgan fue miembro de los U.S, científico exactamente y desapareció inexplicablemente. En los archivos aparece como muerto aunque quizás con esto simplemente haya que cambiarlo a atrapado, puesto que desencriptando el mensaje hemos dado con una referencia a una zona del mundo digital.
-¿Qué zona es?
-Ahí está la gracia, es una zona catalogada como desconocida, muy pequeña...apenas una casa-Travis emitió una risilla, como si le hubieran contado un chiste y no debiera reír- No es grande. No hemos podido rastrear exactamente cómo se ubica en la geografía del mundo digital. Morgan debe encontrarse ahí, y parece que nos está pidiendo que le saquemos. Así que debería ser fácil que le encontréis...
Luna estaba nerviosa...¿Una zona desconocida? ¿Y por qué tenía que ir ella? ¡Seguro que había agentes más capacitados.
-¿Yo?
-Los números formaban tu nombre. Si a Morgan puede ayudarle que seas tú quien vaya hasta allí, tendrás que ir... -Luna estaba a punto de decirle a Travis que no, que se busacasen a otro agente más cualificado para meterse en algo tan peligroso. “Al fin de al cabo he cumplido dando el aviso, ¿no?” pensó. Pero Travis se adelantó a sus protestas-Es una orden de arriba, Luna, además... ¡míralo positivamente, podría ser un ascenso si impresionas al jefe!
Se quedaron en silencio. Leonardo emitió un suspiro de resignación, y se puso su banda.
-¿Ahora?-preguntó Flora aquello era muy repentino.
-Claro, Luna se vestirá y nos vamos-esto era una clara orden, por mucho que siguiera sonriendo Travis.
-Así que por ESO tenía prisa...¿porqué se supone que debo trabajar en sábado?-refunfuñó Luna mientras se encerraba en su cuarto y se cambiaba. Aunque tenía una expresión de preocupación en el rostro, sentía que algo no iba bien y no le gustaba nada que el embrollo fuera personalizado.
Tras coger una sombrilla y ocultar como pudieron a Leonardo y Flora bajo unos abrigos, caminaron hasta la Digi-Central para llegar a la base de los U.S. Luna estaba mojándose con la lluvia porque con las prisas, se le había olvidado el paraguas y aunque Travis le ofreció que caminasen bajo el suyo, Luna se negó... no iba compartir paraguas con el que les había aguado el sábado. Llegaron a su conocida Digi-central y en cuestión de pocos minutos ya estaban en la base de los U.S situada en Ciudad Central. Pasaron por todas las salas conocidas para ellos de la base, Travis la llevó hasta una zona donde se le pedía autentificación para pasar, y finalmente tomaron un ascensor hasta una sala que parecía ser bastante antigua. Al abrirse la puerta del ascensor vieron una especie de laboratorio donde había muchas cápsulas.
-Bienvenidos al casco histórico de los U.S-Travis tenía razón, aquella sala parecía ser antigua y aunque la mantenían limpia, no parecía usarse mucho. La mesa de mandos que parecía controlar las cápsulas era antigua también aunque la bombillita verde que indicaba que estaba lista para funcionar, no tenía ni una sola mota de polvo. Si sabían que era antiguo, era por el tamaño de los altavoces y el exagerado grosor de unos cables que recorrían el suelo y parecían anacondas. Travis se acercó hasta una de las cápsulas y dijo con tono nostálgico mientras ponía la mano en el cristal de una-Ah, cuando aún no tomában los Trailmon parece ser que se utilizaba esto. Cápsulas de materialización, se llaman, y dándole los códigos del lugar, te llevan allí. Se diferencia en los portales de los RK que ésto sólo crea una copia de sus cuerpos en el mundo digital, por lo que quedaréis sumidos dentro en suspensión hasta que volváis. Era peligroso porque, si no se hacía bien, la gente quedaba en eterna suspensión.
-¿Qué es eso de suspensión?-Leonardo dijo esto con cierta sospecha.
-Un eufemismo de caer en coma. Técnicamente al entrar aquí caéis en un coma controlado mientras la máquina crea vuestras copias en el mundo digital que vuestro cerebro controla con total normalidad, como si fuera vuestro cuerpo, aunque en realidad estéis aquí dentro... se dejaron de usar porque lo de controlado era un eufemismo. Cualquier error en el panel de control, un código mal escrito... eso puede llevar al agente quedar por siempre en ése estado de coma, y sus digimon también-todos se quedaron callados al oírlo y aunque cada uno tenía sus reacciones dentro de sí, sabían que eran órdenes y que tenían que hacerlo-Pero tranquilos, tengo instrucciones de cómo utilizarlo, así que no habrá errores y volveréis...no os preocupeis por el proceso para traer a Morgan. Actuad con normalidad... si os caéis, os haréis daño igual.
A Luna no le pareció muy seguro, pero no podía discutir. Fue Travis quien se puso en los mandos y parecía que iba a supervisar. Travis dijo que no hacía falta el uniforme porque introduciría una variable que haría una copia de su uniforme sin necesidad de ponerlo. Luna, Leonardo y Flora entraron cada uno en una de las cápsulas y se echaron sobre la especie de estructura metálica que hacía de respaldo. Las cápsulas se cerraron con un chirrido y oyeron cómo comenzaba a llenarse las cápsulas de una especie de vapor. Oyeron a Travis desde un micrófono.
-Travis, ¿sabes usar esto para que no estemos por siempre en suspensión?-preguntó Luna, al sentir cómo las estructuras metálicas la aprisionaban-De hecho, ¿TENEMOS que correr el riesgo de quedarnos en coma?-Luna enfatizó en aquella pregunta, realmente no le agradaba la idea de que quizás no se despertaba- ¿Porqué no tomamos un Trailmon?
-Sólo es antiguo, no defectuoso. Y tengo las instrucciones. Veréis, es la única forma de llevaros, teniendo en cuenta que es un lugar tan recóndito y que no podemos localizarlo con exactitud en el mundo digital, es con un acceso directo. Recordad que no tenéis que alterar nada de dentro de la dimensión. Sólo tenéis que traer a Morgan... ya os dije que la extensión del lugar no es mayor de una casa así que deberíais estar aquí pronto. Buena suerte.
-Tengo miedo...-la voz amortiguada de Flora dijo esto mientras la luz de la cápsula comenzaba a apagarse poco a poco, como una habitación en penunbra.
-No te preocupes-fue lo que dijo Leonardo, moviendo más los labios que de costumbre para que Flora pudiera leérselos.
-Los U.S lo tienen todo controlado, que no te engañe el aspecto de Travis-la voz de Luna sonó débil por los gruesos cristales, pero tanto Leonardo como Flora pudieron oír los ánimos.
-Incluso si ellos fallan, yo os protegeré... no importa qué, tampoco el lugar...-fue lo último que dijo Gaomon y lo último que escucharon los cuerpo de Luna y Flora antes de entrar en suspensión.
[CONTINUA EN EL SIGUIENTE POST]
Pesadilla carmesí
"Bienvenido, bienvenido. Ven, toma asiento. Si te preguntas mi nombre, soy Travis...soy algo así como un secretario de los U.S, una mezcla de secretario y relaciones públicas, por si hay problemas con la justicia o simplemente nuestros agentes necesitan tratamiento psicológico leve. Me encargo, entre otras cosas, de hacer informes y ordenarlos en archivos de tal formas que conozco todo lo que ocurre en los U.S, o al menos, en los niveles bajos y medios. Es un trabajo interesante porque ves de todo y encuentras informes como éste. Peculiar. No sé si atemorizante o no, ni siquiera puedo asegurar que tenga sentido -al fin de al cabo, lo escribió un loco-pero desde luego peculiar. Me pregunto si te han traído obligado o simplemente has venido por voluntad propia. No puedo tener idea de si estás sentado, aunque presuponga que sí, pero como sea, relájate. Tanto para ojear algo por simple entretenimiento como para intentar leer algo para desentrañarlo hay que estar cómodo. Esto se llama la autoridad del espectador; puedes leerlo relajadamente como una historia de terror-si es que tienes la sangre fría para ello o estás predispuesto, gran parte del terror se basa en la predisposición-, o intentar desentrañar este pequeño juego, ¿quién sabe? Aunque yo no me lo tomaría en serio, ya dije que este informe está hecho por alguien que estaba...je, tocado, por así decirlo así que puede no tener sentido. O quizás seamos demasiado simples para comprenderlo. Te advierto que es largo... no te pierdas, ¿de acuerdo?"
Luna dejó sonar el teléfono, con gesto cansado. En ese momento, Luna sostenía un lápiz y dibujaba en el marco de su libreta mientras intentaba sacar la evolución de aquella palabreja. Se había tenido que levantar temprano, al fin de al cabo, era sábado y debía entregar esa tarea para el martes... y como sabía que eso se le daba mal estaba segura que de hecho, debió ponerse antes, pero se había tomado el viernes como descanso. El tono de su móvil la había “interrumpido”. Leonardo, que estaba sentado en la cama, leyendo, miró el móvil.
-¿No piensas cogerlo? Puede ser importante.
-Probablemente alguna compañía que quiera fastidiar. Es curioso, llaman mucho por la mañana... pero madre mía, que son las ocho de la mañana, no son horas...y yo debería estar durmiendo y no hacer tarea-al ver la mirada de Leonardo decidió seguir con su tarea...era como tener a un padre controlador cerca. En el fondo, Luna echaría de menos si esto no ocurriera por mucho que dijera que la molestase la actitud del digimon. Flora llegó con una bandeja.
-Deberíamos desayunar, hoy te has levantado temprano. Toma un leve descanso antes de seguir-aconsejó Flora, que venía con el delantal puesto. Pudo ver que Leonardo desviaba la mirada al libro, sonrojado y asentía; Luna se preguntaba porqué el digimon tenía tanta debilidad a las cosas como las enfermeras y las amas de hogar.
Mientras desayunban, el móvil comenzó a vibrar al recibir un mensaje de texto. Luna lo cogió, con una galleta en la boca y diciendo un inteligible: “Qué fastidio”. Cuando la abrió encarnó una ceja;
RED QUEEN
HELP ME
RED QUEEN
HELP ME
1121131
PLEASE
M.0.R.G.4.N
-Pff, spam-dijo, Luna. Al ver la cara de extrañeza de Flora, explicó-Es correo basura que no dice nada y que se envía a mucha gente.
-A ver...-Leonardo cogió el móvil, mirando el texto del mensaje. Se tomó unos segundos con el ceño fruncido y la taza de café humenado en la mano-Va dirigido a ti. Los números son letras del abecedario. Once representa la letra ele. Veintiuno es la letra u. Trece es ene. Uno es la a claramente.
Ambas miraron a Leonardo. Realmente jamás se le había ocurrido ni a Luna ni a Flora por lo que lo miraron como si fuera un extraterrestre, Luna no se llevaba bien ni con los números ni con los puzles.
-Qué raro. Algún amigo podría haberte querido hacer una broma, quizás-dijo Flora. Luna emitió una sonora carcajada.
-No le di mi número de móvil a ningún tamer. Y no tengo amigos, así que...esto suena a spam, quizás algo personalizado, pero spam...-Luna tomó otra galleta y se le cayó dentro de la taza llena de leche. Leonardo le dijo que eso le pasaba por no mirar lo que estaba haciendo.
A los quince minutos, otro mensaje, o sms, llegó al teléfono. Cuando pasaron dos horas y siguieron llegando más de esos mensajes, hasta el punto de tener quedarse los tres en mitad de la habitación mirando el teléfono móvil.
-Quince minutos-dijo Leonardo muy serio-Son intervalos de quince minutos.
-¿Y...qué hacemos?-preguntó Floramon muy asustada.
-Avisar a los U.S...
-¿En serio?¿Por spam?-Luna no comprendía. Pero era cierto que los mensajes no paraban de llegar, estuvieron llegando mensajes hasta el teléfono de Luna durante toda la mañana. Escribió por mail a las oficinas centrales de los U.S explicando la situación y pidiendo que alguien lo investigase.
-¡Qué útil es poder contactar a los U.S por mail!-exclamó Flora al ver cómo un simple click podía trasladar un problema. Luna envió el mensaje y se hechó hacia atrás, guardando la tarea que había avanzado. No pasaron cinco minutos y ya tuvieron contestación. Luna se preguntó quién era capaz de tener la voluntad de trabajar tan rápido, ella era una vaga redomada por ejemplo.
-A ver...-Luna abrió el mensaje-me dicen que lleve tanto el móvil como el D-Arc a la digicentral, que desde allí lo llevarán a la base. A ver, tengo que llevarlo sobre las una de hoy sábado y dicen que posiblemente lo tengan para esta tarde a última hora... y ahora son las doce, así que debo vestirme ya.
Luna se vistió perezosamente, mientras suspiraba y bostezaba. Flora estaba lavando los platos del desayuno subida en un taburete para llegar hasta el fregadero. Leonardo, comenzó a refunfuñar cuando vio que Luna se cayó sobre la mesa por intentar ponerse las medías con una mano mientras que con la otra, cogía un bolígrafo.
-Ay, dios...-el digimon perro se llevó la mano a la frente, con gesto exasperado- ¿Sabes hasta no hace mucho las medias eran tan preciadas que se usaban guantes para subirlas?¡Luego te quejas de que se te rompen!¿Y sabes que deberías cambiarte en tu cuarto y no en el salón?-Luna entornó los ojos hacia arriba mientras se quitaba la camisa del pijama y se ponía otra, lo cierto es que cuando Leonardo se ponía así, ella le solía ignorar-¡Debiste haber salido ya! ¿Por qué eres tan lenta?
-Porque me gusta tomarme mi tiempo...-Luna se acercó a Leonardo y le plantó un beso entre las orejas. Ahora que lo pensaba ya no recordaba como era darle un beso a su padre en la mejilla-para despedirme como debo. Imagínate que me desnuco ahí fuera.
-¡No lo digas ni en broma!-exclamó él, algo sonrojado. Luego añadió con gesto de preocupación-¡Flora, dile tú algo!
-A Luna no le pasará nada, porque su ángel de la guardia, la ayudará. Estoy firmemente segura de eso-Flora dijo esto girando la cabeza y mirando a ambos con una sonrisa. Luna sonrió, curioso que lo dijera una digimon cuya forma perfeccionada era un ángel. Luna le dio a ella un beso en la mejilla también-¿Necesita que te dicte la lista de víveres?
-Voy tarde, así que intentaré acordarme... -abrió la despensa y la nevera y comenzó a repetir una y otra vez mentalmente todo lo que debía comprar en el supermercado al volver. No quería tener que volver a salir y prefería hacerlo todo de golpe. Agarró una magdalena antes de salir y bajó corriendo.
-Esta niña... no cambiará nunca-musitó Leonardo. Flora emitió una risita, mientras llenaba un par de jarras de agua para regar las plantas.
* * *
Luna se preguntó desde cuando en los U.S te enviaban el trabajo a casa. Había recibido un mail muy buracrático en el que se le avisaba de que ya habían procedido a analizar sus pertenencias -el teléfono móvil y el D-Arc que le dio a un digimon, pro supuesto, asegurándose de que le enseñase la placa- y que el resultado se lo mandarían con instrucciones sobre las ocho de la tarde. Lo que Luna no esperaba era que a las siete le tocasen el timbre... resultó que era el agente. Era sábado así que estaba en pijama porque tras dejar su móvil y D-Arc en la central no tenía pensado salir.
-Es un hombre vestido con traje-Luna sonrió ampliamente, creía que era su padre. Un sábado lluvioso y un hombre con traje, era bastante probable de que fuera su padre. Aunque esperaba por fax el informe de los U.S no le importó, si realmente era su padre prefería estar con él. Jamás había estado desde hacía años en casa. Flora se encerró con Leonardo, que leía en su cuarto y emitió un suspiro mientras pensaba: "¿Cuando Luna va a aceptar que él jamás vendrá?Probablemente sea un vendedor, o algo así."
Al abrir Luna sintió su ilusión quebrándose encima de sus hombros. Travis se arregló la corbata. Era un hombre de unos veintitantos, con gafas y traje impoluto, aunque con el pelo revuelto y corto lo cual le daba cierto aire de joven e informal.
-Agente Luna, ¿verdad? Veo que la pillo en mal momento, a pesar de que avisamos-Luna se sonrojó, estaba en pijama y despeinada. El pijama de ositos no decía mucho en su favor y no le daba demasiada seriedad. Él le puso delante la identificación como miembro de los U.S.
-Oh, es que imaginé un fax-él sonrió más ampliamente y se quedaron unos segundos callados. Ella carraspeó mientras abría la puerta-¿Va a entrar?
Asintió. Luna lo invitó a sentarse en el salón, y les dijo a Leonardo y Flora que salieran para que tomasen asiento.
-¿Quiere café o algo así?-le dijo Luna, pero él hizo un gesto para que se sentase.
-Es que llevo prisa y quería terminar rápido-dijo sin dejar de sonreír.
-¿Y éste quién es?-espetó Leonardo, fulminándolo con la mirada. Él seguía muy sonriente, e incluso tarareó.
-Me encargué de ver los progresos que has hecho hasta hoy día, Luna-dijo el jovenzuelo con una sonrisita, mientras tomaba asiento y les invitaba a hacerlo-Soy Travis, empleado de los U.S.
-No te había visto nunca-dijo Luna con el ceño fruncido mientras tomaba asiento. No le gustaba demasiado el jovial empresario a decir verdad, sobre todo por las confianzas que se estaba tomando y porque hablaba como si la conocera.
-Soy quien resuelve los pleitos legales que puedan ocasionar nuestras actividades en el mundo humano, atiendo psicológicamente a los agente y redacto millares y millares de informes. Tengo mucho trabajo así no suelo pasarme por cafetería así que es natural que no nos hayamos visto-dijo él con una sonrisa amplia-Pero he seguido tus movimientos. Al fin de al cabo todo informe que se redacte y que vaya a los de arriba pasa por mí.
-¿Y en tu trabajo está leerlos? -preguntó Leonardo muy serio. Aquel tipo le parecía demasiado informal como para ser algo de los U.S.
-No, pero me tomo la libertad-seguía sonriendo. Sin embargo, ahora, apoyó los codos sobre la mesa, y miró a Luna directamente-Hemos terminado de analizar tanto tu D-Arc como tu teléfono móvil...mmm, veo que no tienes muchos contactos en la agenda, eres alguien más bien...
Leonardo agarró la corbata de Travis y tiró de él con gesto de furia en el rostro.
-¡Ni se te ocurra espiar a Luna, metomentodo!
Travis seguía calmado y sonriente. Luna tuvo que tirar de Leonardo para que lo soltase. Flora se sentía inquieta con todo aquello, con aquel hombre de perpetua sonrisa pero era quien tenía la actitud menos agresiva.
-Te metí mi móvil en la agenda, querida-se limitó a añadir. Luego, se ajustó la corbata con una sonrisa-A lo que iba. Tu D-Arc, es imposible de abrir.
-De todas formas pudimos examinar el mensaje de texto y hemos encontrado algo interesante. Morgan. Él te lo envió- explicó, sacando la foto de un hombre joven que rondaba la edad de Tracis pero bastante demacrado. Era una foto de hacía unos veinte años-Resulta que Morgan fue miembro de los U.S, científico exactamente y desapareció inexplicablemente. En los archivos aparece como muerto aunque quizás con esto simplemente haya que cambiarlo a atrapado, puesto que desencriptando el mensaje hemos dado con una referencia a una zona del mundo digital.
-¿Qué zona es?
-Ahí está la gracia, es una zona catalogada como desconocida, muy pequeña...apenas una casa-Travis emitió una risilla, como si le hubieran contado un chiste y no debiera reír- No es grande. No hemos podido rastrear exactamente cómo se ubica en la geografía del mundo digital. Morgan debe encontrarse ahí, y parece que nos está pidiendo que le saquemos. Así que debería ser fácil que le encontréis...
Luna estaba nerviosa...¿Una zona desconocida? ¿Y por qué tenía que ir ella? ¡Seguro que había agentes más capacitados.
-¿Yo?
-Los números formaban tu nombre. Si a Morgan puede ayudarle que seas tú quien vaya hasta allí, tendrás que ir... -Luna estaba a punto de decirle a Travis que no, que se busacasen a otro agente más cualificado para meterse en algo tan peligroso. “Al fin de al cabo he cumplido dando el aviso, ¿no?” pensó. Pero Travis se adelantó a sus protestas-Es una orden de arriba, Luna, además... ¡míralo positivamente, podría ser un ascenso si impresionas al jefe!
Se quedaron en silencio. Leonardo emitió un suspiro de resignación, y se puso su banda.
-¿Ahora?-preguntó Flora aquello era muy repentino.
-Claro, Luna se vestirá y nos vamos-esto era una clara orden, por mucho que siguiera sonriendo Travis.
-Así que por ESO tenía prisa...¿porqué se supone que debo trabajar en sábado?-refunfuñó Luna mientras se encerraba en su cuarto y se cambiaba. Aunque tenía una expresión de preocupación en el rostro, sentía que algo no iba bien y no le gustaba nada que el embrollo fuera personalizado.
Tras coger una sombrilla y ocultar como pudieron a Leonardo y Flora bajo unos abrigos, caminaron hasta la Digi-Central para llegar a la base de los U.S. Luna estaba mojándose con la lluvia porque con las prisas, se le había olvidado el paraguas y aunque Travis le ofreció que caminasen bajo el suyo, Luna se negó... no iba compartir paraguas con el que les había aguado el sábado. Llegaron a su conocida Digi-central y en cuestión de pocos minutos ya estaban en la base de los U.S situada en Ciudad Central. Pasaron por todas las salas conocidas para ellos de la base, Travis la llevó hasta una zona donde se le pedía autentificación para pasar, y finalmente tomaron un ascensor hasta una sala que parecía ser bastante antigua. Al abrirse la puerta del ascensor vieron una especie de laboratorio donde había muchas cápsulas.
-Bienvenidos al casco histórico de los U.S-Travis tenía razón, aquella sala parecía ser antigua y aunque la mantenían limpia, no parecía usarse mucho. La mesa de mandos que parecía controlar las cápsulas era antigua también aunque la bombillita verde que indicaba que estaba lista para funcionar, no tenía ni una sola mota de polvo. Si sabían que era antiguo, era por el tamaño de los altavoces y el exagerado grosor de unos cables que recorrían el suelo y parecían anacondas. Travis se acercó hasta una de las cápsulas y dijo con tono nostálgico mientras ponía la mano en el cristal de una-Ah, cuando aún no tomában los Trailmon parece ser que se utilizaba esto. Cápsulas de materialización, se llaman, y dándole los códigos del lugar, te llevan allí. Se diferencia en los portales de los RK que ésto sólo crea una copia de sus cuerpos en el mundo digital, por lo que quedaréis sumidos dentro en suspensión hasta que volváis. Era peligroso porque, si no se hacía bien, la gente quedaba en eterna suspensión.
-¿Qué es eso de suspensión?-Leonardo dijo esto con cierta sospecha.
-Un eufemismo de caer en coma. Técnicamente al entrar aquí caéis en un coma controlado mientras la máquina crea vuestras copias en el mundo digital que vuestro cerebro controla con total normalidad, como si fuera vuestro cuerpo, aunque en realidad estéis aquí dentro... se dejaron de usar porque lo de controlado era un eufemismo. Cualquier error en el panel de control, un código mal escrito... eso puede llevar al agente quedar por siempre en ése estado de coma, y sus digimon también-todos se quedaron callados al oírlo y aunque cada uno tenía sus reacciones dentro de sí, sabían que eran órdenes y que tenían que hacerlo-Pero tranquilos, tengo instrucciones de cómo utilizarlo, así que no habrá errores y volveréis...no os preocupeis por el proceso para traer a Morgan. Actuad con normalidad... si os caéis, os haréis daño igual.
A Luna no le pareció muy seguro, pero no podía discutir. Fue Travis quien se puso en los mandos y parecía que iba a supervisar. Travis dijo que no hacía falta el uniforme porque introduciría una variable que haría una copia de su uniforme sin necesidad de ponerlo. Luna, Leonardo y Flora entraron cada uno en una de las cápsulas y se echaron sobre la especie de estructura metálica que hacía de respaldo. Las cápsulas se cerraron con un chirrido y oyeron cómo comenzaba a llenarse las cápsulas de una especie de vapor. Oyeron a Travis desde un micrófono.
-Travis, ¿sabes usar esto para que no estemos por siempre en suspensión?-preguntó Luna, al sentir cómo las estructuras metálicas la aprisionaban-De hecho, ¿TENEMOS que correr el riesgo de quedarnos en coma?-Luna enfatizó en aquella pregunta, realmente no le agradaba la idea de que quizás no se despertaba- ¿Porqué no tomamos un Trailmon?
-Sólo es antiguo, no defectuoso. Y tengo las instrucciones. Veréis, es la única forma de llevaros, teniendo en cuenta que es un lugar tan recóndito y que no podemos localizarlo con exactitud en el mundo digital, es con un acceso directo. Recordad que no tenéis que alterar nada de dentro de la dimensión. Sólo tenéis que traer a Morgan... ya os dije que la extensión del lugar no es mayor de una casa así que deberíais estar aquí pronto. Buena suerte.
-Tengo miedo...-la voz amortiguada de Flora dijo esto mientras la luz de la cápsula comenzaba a apagarse poco a poco, como una habitación en penunbra.
-No te preocupes-fue lo que dijo Leonardo, moviendo más los labios que de costumbre para que Flora pudiera leérselos.
-Los U.S lo tienen todo controlado, que no te engañe el aspecto de Travis-la voz de Luna sonó débil por los gruesos cristales, pero tanto Leonardo como Flora pudieron oír los ánimos.
-Incluso si ellos fallan, yo os protegeré... no importa qué, tampoco el lugar...-fue lo último que dijo Gaomon y lo último que escucharon los cuerpo de Luna y Flora antes de entrar en suspensión.
[CONTINUA EN EL SIGUIENTE POST]
Última edición por YatterwaAgain el Dom Nov 03, 2013 1:03 pm, editado 1 vez
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
Champion
Icono :Rango y Unidad :Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Flora
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Rango y Unidad Digi Aliado :Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TortuleInventario :
Luna Kobayashi
Re: Concurso de Terror (Cerrado)
I-Camino de baldosas rojas.
Las hojas de otoño emitieron una sonora queja en forma de crujido al ser aplastada por tres cuerpos. Por lo demás el bosque estaba silencioso por completo y ni tan siquiera se oía el viento correr por las ramas de madera clara o mover las pequeñas hojas moribundas. Luna emitió un quejido por el aterrizaje tan forzoso que habían hecho, mientras que Leonardo ya se había puesto en pie. Flora ayudó a Luna a levantarse.
-Éste sitio parece muy tranquilo-dijo Luna, mirando hacia arriba. El cielo estaba nublado, y el ambiente húmedo, como si hubiera llovido no hacía mucho. El grisáceo de las nubes se contagiaba al bosque, cuyas hojas de otoño tenían un color marrón poco vivo.
A Floramon no le parecía tan buena señal. Como ser del bosque, sabía que el absoluto silencio no era demasiado normal; siempre había algún trino perdido de algún pájaro o simplemente, el viento. Pero estaba tan silencioso como un sepulcro. Silenciosamente, comenzaba a deslizarse la bruma hasta formar un banco de niebla que apenas les permitía ver la silueta de los árboles, y Leonardo no sabía de dónde podía venir aquella niebla, que parecía desenfocar un poco la visión. Se había alejado un par de metros, buscando el origen de la niebla, no estaba muy convencido de que fuera natural. Sin embargo le había parecido ver algo moverse a lo lejos, pero había tantos árboles y el ambiente estaba tan sumido en la semipenumbra por las nubes que le costaba dislucir si era imaginación o no. Cuando un fuerte y repentino viento huracanado les golpeó y levantó de golpe todas las hojas, Leonardo la vio avanzar.
A su paso, las hojas se teñían de rojo. Leonardo recordó cuántas veces en los libros el infierno eran valles cenicientos y grises con ríos rojos. Por unos segundos, los tres se quedaron mirando al ser que avanzaba inexorablemente, un ser cuyos ropajes rojos y negros destacaban en la sobriedad del bosque en el que predominaba un tono grisáceo si no se contaban las copas de los árboles, que se teñían de hojas carmesíes cuando ella avanzaba. A medida que se acercaba, podían ver cómo le salían cuchillas de la cintura cubierta por un corśe de alambres, que era exageradamente pequeña en comparación con las abullonadas mangas del traje y esa especie de concha que le servía de collarín. El ser era como una especie de mujer, de proporciones irreales que parecía vestir lo que era una escamada falda metálica, de la que se podían ver los trozos de alambre que daban forma a la prenda.
-Dis...disculpe...estamos perdidos en esta zona, ¿podría decirnos...?-comenzó a decir Flora. Si la escuchó no hizo ni un sólo gesto.
Luna había sacado el digivice, ¿qué clase de digimon era aquello? Pero la pantalla del D-Arc se puso a chisporrotear como si tuviera interferencias y su pantalla comenzaba formar números aleatorios que saltaban intermitentes con unas letras rojas:
xxxxxxxxxxxxxRED QUEENxxxxxxxxxxxxxxx
-No...¡no lo reconoce!-exclamó Luna, muerta de miedo al ver que el ser flotaba hacia ellos. Lo que hizo que los tres mirasen el D-Arc muy inquietos fue que comenzaron a oírse sonidos de interferencias entremezclados con gritos y sonidos extraños de fondo-¿Qué...?
Leonardo agarró a Luna y tiró de ella. El D-Arc les advirtió con más fuerza y vieron que el se comenzaba a flotar más rápido como si quisiera perseguirle.
-¡Vamos, vamos!-exclamó, comenzando a correr. Buscó la mano de Flora , que les siguió, pero que iba a menor ritmo. Repentinamente el ser comenzó a flotar más y más rápido hacia ellos. Ahora el viento que no sonaba, formaba remolinos en torno a ellos, levantando hojas, tantas que apenas tenían visibilidad. Estaban sumidos en un horrible torbellino rojo. Flora intentó mirar hacia atrás para saber si el ser estaba cerca, pero no veía nada más que hojas secas carmesíes y la intuición de una mancha roja seguida de un sonido de cuchillas arrastrando la tierra. Flora quería llorar, sentía que a ése ritmo se iba a quedar sola y aunque fuera lo mejor, tenía miedo. Sollozó un poco, girando la cabeza nerviosamente. Ni siquiera veía a Leonardo o Luna.
El lobo azulado corría cuanto podía, tratando de evolucionar, pero por alguna razón no podía correr e intentarlo. Sentía la mano de Luna aferrándose a él, y sabía que el ser iba tras ellos porque lo oía, pero le preocupaba Flora. Quería agarrarla de la mano también y poder aumentar el ritmo asegurándose que no se perderían ni separaran. Oyó los jadeos y los sollozos de ella, y consiguió distinguirlos de los de Luna que se centraba en ser tan rápida como Leonardo. El no sentir que estaban juntos, era lo que más preocupaba a Leonardo, incluso más que el acecho de la extraña criatura... necesitaba la mano de Flora también. El lobo azulado, extendió el brazo, tanteando entre la creciente tormenta de hojas
-¡Flora, toma mi mano!¡Tranquila, no te dejaremos sola, toma mi mano!- Flora consiguió encontrar la mano de Leonardo tras tantear y sintió que las hojas que necesitaba apartar le hicieron cortes en las manos, pero aún así, la mano enguantada de Leonardo la agarró con firmeza para seguir corriendo. Empezaba a oír campanas tañir que, como la niebla, venían de ninguna parte.
Luna se protegió con el antebrazo el rostro al sentir cómo una de las hojas le cortaba las mejillas y la hacía sangrar un poco. Flora hizo lo mismo, pero Leonardp sólo podía poner leves gestos de dolor al sentir aquellas hojas azotándoles el rostro. El arrastrar de las cuchillas estaban muy cercas, pero Leonardo, creía ver que el bosque daba su fin. Entre el aleteo de las malditas hojas y las cuchillas, creyó oír campanas tocar a lo lejos. Eso significaba que al menos la zona, no era todo bosque deshabitado aunque le sorprendió pensar que los U.S dijeron que era pequeña. Supuso que estaban dando vueltas en círculos. Sin embargo, Luna y Flora estaban cansadas, jadeaban y una sombra, la sombra de aquel ser les sobrevolaba.
-¡Un esfuerzo, cachorritas!-trató de animarlas Leonardo. Usaba ése apelativo pocas veces pero tenía que alentarlas... si les decía que tenían a ése ser demasiado cerca, sólo provocaría pánico lo cual sería desastroso.
-Leo...Leonardo...tengo...miedo...-Luna estaba llorando de terror, no podía correr más. Además, había visto de cerca al monstruo...la mano de la tamer estaba cubierta de sudor frío, la voz le temblaba y estaba llorando como una niña histérica. Leonardo se preguntó cómo era aquel ser de cerca, Luna parecía estar horrorizada.
Leonardo intentó otear al fondo de la espesa niebla que se estaba tiñendo de un rojo ennervante por momentos. Podía ver la sombra de algo, una gran torre en el cielo y podía oír campanadas más claramente. Luego, pudo ver la sombra de casas a lo lejos, tras los árboles.
-¡Un pueblo!¡Hay que llegar hasta allí!-exclamó, apretando más el paso.
Pero al llegar, vieron que sus aldeanos estaban tan asustados como ellos. Todos corrían desesperadamente hacia una capilla, situada al final de unas escalinatas de piedra cuyas campanas emitían un pesado sonar atronador, ése que Leonardo había oído de lejos. Las grandes puertas dobles de la capilla estaban abiertas de par en par, con personas preparadas para cerrarlas y todo el mundo se apresuraba por entrar, asustadas y gritando. A Leonardo le parecía una estampa de una ciudad medieval en pleno ataque de un ser del apocalipsis.
-¡Apresuraos!-gritó un hombre de barba y patillas espesas y canosas mientras les hacía un gesto para que se refugiasen en la capilla-¡Si desobedecéis las reglas de Yggdrasil, ella será la espada que os atraviese!
-¡Luna, Floramon, sólo un poco más!-las animó Leonardo. Luna era la que peor estaba, apenas podía ni respirar. Cuando iban subiendo, Luna se tropezó y se cayó hacia delante. Leonardo se agachó a su lado, para ayudarla a levantarse-¡Floramon, adentro!
La digimon iba a protestar al ver que ambos se habían quedado algo atrás, pero Leonardo bramó un “¡AHORA!” que no admitía discusión. La criatura ya estaba al pie de la escalera y comenzaba a subir, y Leonardo veía cómo la piedra de la escalera estaba siendo rayada por aquellas cuchillas. Aún así, ayudó a Luna a levantarse y consiguió llevarla hasta dentro de las puertas. Cuando estaban a punto de cerrarlas, Leonardo vio cómo el ser se asomaba frente a ellas y desaparecía entre un aura de óxido marrón. Luna estaba tirada en el suelo, llorando por el mal rato que había pasado, y haciendo ruidos de arcadas.
-¿¡Qué haces!?-gritó uno de los que cerraban las puertas al ver que Leonardo interponía el puño. Había visto al pie de la escalera a una niña, subiendo a cuatro patas...se le cayó un peluche escaleras abajo y se puso muy nerviosa, tratando de tantear. El monstruo apareció tras la niña que emitió un chillido-¿¡Y si entra la reina roja!?¡No podemos desobedecer las reglas sagradas!¡Quien las desobedece a de enfrentarse a la ira del supremo!
-¡Por favor, es inhumano dejar a esa niña fuera a manos de ese ser!-intentó mediar Flora con tono suplicante. Luna seguía conteniéndose las ganas de ensuciar aquel terreno tan "santo", pero ya no del susto sino por aquel comportamiento horrible.
Leonardo se puso a cuatro patas, y en un instante, fue sustituido por un robusto lobo de color ónice de mirada fiera. Esa mirada parecía querer fulminar todo lo que se pusiera en su camino.
-Me da igual quién sea esa reina roja, si la envía el diablo o Yggdrasil...¡O abres, o lo derribo yo mismo!-se limitó a decir con tono amenazante-¡YA!
Al ver que el hombre negó con la cabeza muy asustado sólo se limitó a morderse los dientes, y miró hacia los lados, buscando otra manera de salir. Fijó su vista en una vidriera, y al mismo tiempo que saltaba, gritó:
-¡A cubierto!-la vidirera en la que se representaba a un angemon quedó destrozada y los coloridos trozos de cirstal cayeron como una lluvia sobre Leonardo, que había atravesado la vidriera como una flecha oscura. Leonardo corrió hacia el ser. Giró la cabeza hacia la niña para indicarle con la mirada que huyera pero se dio cuenta de que esos ojos y ese tanteo significaba que era ciega. Tenía su peluche aferrado contra sí misma, mientras temblaba de miedo. El ser se giró con un chirrido mecánico hacia Leonardo que comenzó a rugir.
-¡Métete conmigo, maldita cosa! ¡No debes ser tan santa como dicen esos si eres capaz de meterte con una niñita ciega!- un torbellino oscuro salió de entre los dientes de Leonardo, rodeando a la reina. La niña gritó, asustada por la sensación de viento huracanado y el sonido de un rugido enorme. Leonardo dio dentelladas al ser, que no parecía servir, ya que sólo oía el entrechocar de sus dientes y el metal, así que aprovechó para ponerse a dos patas, dejando caer todo su peso sobre ella y usando sus garras para arañarla... no consiguió levantar ni la ya maltrecha pintura roja de aquella chapa semioxidada. Se apartó de un salto al oír el aire silbar, estaba moviendo sus cuchillas para atravesarle, pero ella era muy lenta. Cogió a la niña de las ropas de un bocado para apartarla y poder luchar sin temor a hacerle daño.
Pero incluso en aquella forma sintió algo de miedo cuando aquella...bueno más bien una de las caras de aquella cosa lo miró directamente.
Su cabeza era una especie de corona con velo, rodeada de aquel collarín rojizo, y tenía tres rostros, los tres máscaras blancas con los coloretes y los labios marcados. Los ojos eran rojos también, rojos sangre igual que el colorete y los labios, adornados con unas pestañas larguísimas dignas de una modelo. A Leonardo le pareció que aquella cosa sonrió un poco burlonamente al ver cómo sentía miedo al ver a aquella especie de parodia de mujer bella desproporcionada metida dentro de un traje victoriano de metal oxidado con restos de pintura roja. Las uñas de sus manos también acababan en cuchillas, que se unían con las que le salían de las caderas y las costillas. No sabía porqué, pero lo que más le chocaba era la silueta de la reina roja, le causaba terror y fascinación a la vez. Si no hubiera estado desproporcionada, esa cintura de abispa, esas costillas demasiado salidas hacia afuera que se notaban por debajo del traje, la curva de su cuerpo habría sido armoniosa. Le resultaba demasiado grotesco, una burla extraña entre la belleza y lo terrorífico que por alguna razón chirriaba en su cabeza. Repentinamente, sintió como su cuerpo, igual que su voluntad, volvió a ser más pequeño, el de un gaomon y aunque se miró sorprendido, alzó los puños, poniéndose en guardia.
La figura de una floramon con seis alas a la espalda y transformándose en un ángel apareció a través de la vidriera, dejando una estela de plumas mientras seguía tomando su forma de angewomon. Voló rápidamente hasta donde se encontraban, recogiendo a la niña y a Leonardo entre sus brazos y alzando el vuelo para alejarse del ser. Estaban seguros de que la criatura podía volar, pero por alguna razón, se marchó con el mismo aura de óxido. Flora aterrizó en la iglesia y dejó a la niña y a Leonardo en el suelo, preguntándoles si estaban bien. La niña movió la cabeza nerviosamente, y temblando pero asintió.
-¿Me...dejaron entrar...?-preguntó ella.
-Claro que sí, cariño-respondió Flora con una sonrisa tierna. Leonardo se sentó en uno de los bancos de madera de la capilla, junto a Luna, que miraba hacia el techo, respirando pausadamente y con el D-Arc en la mano y una carta roja.
-Este lugar...evolucionar es muy difícil-susurró Luna sintiendo otro ataque de arcadas. Estaba segura que si lo había conseguido era por que estaban en terreno, en teoría, sagrado y eso influía en las energías de Flora.
Leonardo apoyó los codos en las rodillas, jadeando. No era el cansancio. Aquella cosa seguía en su cabeza y se llevó una mano a la frente tratando de quitárselo. Sentía que no podía caer. Si él lo hacía Luna y Flora también lo harían. La representación de un Yggdrasil en la vidriera principal lo miraba directamente, pero no le pidió ayuda. Si era capaz de mandar a algo así a la tierra sentía que si existía era lo más desconsiderado y cruel que se había echado en cara.
-Leonardo...-la mano enguantada de angewomon lo sacó de sus pensamientos, y Leonardo sintió que le daba algo de fuerza. No por que era un ángel sino porque era Flora. Bajo el casco de ella se dibujó un gesto de preocupación-Tienes mal aspecto, ¿has resultado herido?
Él negó con la cabeza. La niña se acercó a Leonardo a tientas, que sonrió con gesto cansado. El resto de pueblerinos, tanto digimon como humanos se acercaron en torno a angewomon, fascinados, probablemente porque era un ángel.
-¿Quienes...sois...?¿Os...envió alguien?-preguntó uno de ellos.
-Más bien nos invitaron-respondió Luna, algo más repuesta y poniéndose en pie-¿Hay algún tal Morgan por aquí? Fue quien nos pidió ayuda. Supongo que ya hemos estado en “contacto” con el problema.
-¡Son herejes!¡Se han enfrentado a la reina roja!¡Yo vi cómo el lobo osaba atacarla!-dijo algún digimon de la multitud. Leonardo estaba aún sentado en el banco, pero al ver a la muchedumbre tan agitada, prestó atención a cualquier movimiento raro. "Tsk...odio a las personas tan exageradamente fanatistas y esta gente lo parece" pensó con una mueca de disgusto-¡Traen un ángel falso!¡Antes, ése digimon era una flor, y todos sabemos que los digimon sólo digievoucionan una vez y ellos...!¡Ya habéis visto al lobo azulado!
-¡Sí!¡Atravesó la vidriera, es una falta de respeto!-Luna y Floramon se echaron hacia atás, aquella multitud de fanáticos les asustaba. En ese punto Leonardo exclamó bastante alterado:
-¡Y volvería a hacerlo si es para salvar a alguien!
Un grupo de digimon y humanos se acercó al que consideraban hereje. La niña se aferró a él asustada, pero Flora se interpuso entre el tumulto furioso y Leonardo para explicarse:
-¡No...no sé si soy un ángel, pero en el lugar del que provenimos los digimon pueden evolucionar varias veces y adquirir distintas formas!-evidentemente en aquel lugar, ver a un digimon más alla del nivel roojie o uno vacuna era algo sumamente extraño así que Flora intentó calmar la confusión de los aldeanos.
-¿Vienen de...más allá del bosque? ¿De las tierras del otro lado del bosque...?¿Realmente hay algo allí?
El hombre de la barba canosa y patillas, se abrió paso entre la multitud. Llevaba una especie de sotana, así que Luna supuso que era un sacerdote. Entre sus manos nerviosas y peluditas movía nerviosamente un collar de cuencas rojas.
-Tranquilizaos-pidió al resto, que se calmaron-En cuanto a Morgan no hemos tenido noticia de nadie llamado así. ¿Sois de las tierras del otro lado del bosque?Realmente hacía tiempo que no veíamos a nadie de ése lugar...sois...extrajeros, entonces. Supongo que debemos ser condescendientes... no conocéis nuestros
preceptos sagrados...
Luna suspiró de alivio y agradeció que todos los pueblerinos se echasen hacia atrás, pero el sacerdote añadió ácidamente mirando a Leonardo:
-Aunque dudo que en cualquier tierra atravesar un ventanal con una imagen sagrada no sea algo irreverente.
Esta vez tuvo el buen juicio de quedarse callado, pensando en lo extraño que era que no hubiera ningún Morgan. Trató depensar en quién podía querer tenderles una trampa. Luna decidió asentir y decir que era de esas tierras...Travis les había advertido que tenían que ir y dejarlo todo tal y como lo habían encontrado, sólo recuperar a Morgan...y dudaba que revelarles que existían otras dimensiones fuera "dejarlo todo como estaba".
-Sí. Alguien llamado Morgan nos dijo que había un problema...nos encargaremos de... esa cosa...-respondió Luna. Enseguida comenzó otro murmullo iracundo.
-Señorita, creo que no comprende la situación. La reina roja no es ningún problema, ella es nuestro ángel-a Luna se le abrieron mucho los ojos, sin saber porqué su supuesto "ángel" les perseguía-Ella vigila que todos cumplan las reglas sagradas. Ella nos reúne en la iglesia cuando aparece el día y deja que hagamos nuestra
vida en las sombras de la noche.
Luna estaba bastante confundida; de toda la vida, en esas épocas donde no había linternas la noche era temida y el territorio de lo malvado, mientras que el día era lo bueno, pero a juzgar por sus palabras en este lugar era al revés. Además, admiraban como a un ángel a un ser aterrador.
-La reina roja nos protege de las criaturas del bosque, que acechan a las claras del día. Así que de día oramos y dormimos aquí mientras de que noche, hacemos nuestra vida diaria-dijo una anciana con una sonrisa cálida-Ella es quien Yggdrasil nos envía para ayudarnos a recordar los preceptos sagrados...y castigar a quien los descuide como por ejemplo, ignorar la llamada a la oración que se indica con las campanas de la iglesia.
-Pero...esa niña simplemente no podía llegar dada a su condición, no hizo nada malo a sabiendas-todo el mundo bajó la mirada, murmurando cosas inteligibles-¿La...consideráis pecadora por ello? Eso es horrible...
-¡Cállate, falso ángel!¡Ella dice que la reina roja es un demonio!¡Es una bruja si realmente puede distinguir a los demonios de los ángeles!¡Por eso no puede ver, se merece estar ciega!-la niña salió corriendo, alejándose de Leonardo y sollozando. Se encerró en un confesionario, situado cerca de un altar iluminado por la gran vidriera que representaba a Yggdrasil. Los sollozos de la niña hacían eco en el lugar. Luna apretó los puños y musitó: "Estarán contentos...¿en serio, dicen que una cría se merece estar ciega?"
Fue Leonardo quien no pudo aguantar más:
-¿¡Qué clase de dios encierra a sus fieles en una iglesia a la fuerza!?¿¡Es que no os escucháis hablar!?-bramó,levantándose del banco-¡Estoy harto de esto y ni siquiera he pasado una hora en éste lugar!¿¡No os da vergüenza pasar la mitad de vuestras vidas encerrados aquí y orando!?¡Ningún dios haría eso!¡Parece que
estéis adorando al diablo!
-Hay que tener fe, por eso nos "persuade" a orar, por eso nos regaló la vida-dijo algún digimon, aunque no sonaba muy convencido.
-¡La vida es para estar con la familia, disfrutar de la calidez de la naturaleza...!¡Es cualquier cosa excepto vivir con miedo a que las campanas de la iglesia suenen!¡Ésto es una tiranía, no vivir!¡Sólo os obliga a rezar, y estoy seguro de que la mitad sólo reza para que no le haga daño más que agradecer la vida!-Luna agarró a Leonardo, e intentó taparle el morro. "Lo van a linchar" pensó. Pero sólo hubo una especie de murmullo dubitativo con miradas al cielo, porque era bastante cierto que todos oraban porque la reina no les hiciera daño. La anciana de antes fue la primera en decir algo abiertamente.
-Yo...quisiera poder caminar bajo el sol...seguro que es cálido y le sienta bien a mis huesos. Porque si el sol lo creó Yggdrasil, no debe haber nada malo en disfrutarlo-la mujer cerró los ojos, tratando de imaginar cómo era caminar bajo un día radiante-Aunque siempre vendré a dejar flores rojas al altar.
-¡No digas herejías, madre!¡Seguro que poco a poco dejas de entregar flores y orar y te olvidarás de Yggdrasil!-le dijo una mujer, agarrándola del brazo. Pero otro digimon, un tentomon también apoyó a la anciana y aunque el resto lo hacían con reservas comenzaban a pensar en todo lo que se perdían ahí fuera.
-Quizás nos hayamos equivocado y los extrajeros no sean tan malos después de todo...
La niña asomó la cabeza desde el confesionario con una sonrisa al escucharlo. Por una vez en su vida en aquel pueblo, alguien estaba de acuerdo con ella. Luna sintió en la espalda la mirada de admiración que dirigía hacia Leonardo la niña.
-Si realmente hay seres peligrosos durante el día, nos encargaremos de que no os molesten y os dejen hacer la vida diaria dentro de los límites del pueblo-dijo Flora con una sonrisa amable y moviendo las alas de su espalda de felicidad.
-Y averigüaremos si ése ser es divino o diaból...-la poca luz del día que llegaba desde la vidriera principal de repente se apagó, y las palabras de Luna se quedaron interrumpidas. Vieron la larga sombra de la reina roja que la atravesó, dejando caer miles de cristales que refulgían en la luz del sol. Todo el mundo se giró con miedo al verla y se desató el pánico que hizo que la multitud corriera de un lado para otro, como rebaño atrapado.
* * *
II-Acogida a sagrado.
-¡Ha podido entrar!
Luna se agachó para evitar que los cristales se le clavasen, refugiándose en uno de los bancos de madera cercanos al confesionario, y le gritó a la niña que se escondiera dentro al ver su gesto de angustia y confusión por no saber qué ocurría con exactitud. Flora miró asustada hacia la reina, pero respiró profundamente y trazó una cruz con sus brazos:
-¡Todos, refúgiense tras mi espalda, por favor!¡Heaven´s charm!-se creó una especie de muro rosado que servía como escudo, sin embargo, no todo el mundo había podido refugiarse tras él. La reina extendió las manos, exageradamente grandes y colgando de unos brazos demasiado largos, completamente mecánicas y con una perfecta manicura.
-¡Aquí!-Leonardo volvó uno de los bancos de madera, y otro grupo de personas se refugiaron tras la improvisada barricada, sin embargo aquellos que no fueron lo suficientemente rápidos para refugiarse fueron atravesados por las cuchillas que se extendieron desde las uñas de la reina roja; las personas sangraban y los digimon se deshacían en datos. Luna, que se concentraba en gatear entre los bancos para llegar al confesionario y salvar a la niña, se detuvo por unos instantes al oír los gritos cortos de las víctimas, temblando pero se obligó a seguir gateando. Sin embargo, algo la detuvo; dos manos, aferrándose a su pantorrilla... eran arrugadas y de carne. Luna emitió un chillido de miedo, pero luego creyó ver unos ojos suplicantes y llorosos que desaparecieron al ser arrastrados violentamente.
Leonardo y Flora observaban impotentes cómo la misma anciana que había ansiado ver el sol se intentó deslizarse torpemente para alejarse del ser. La comisura de los labios de la reina se entreabrió y de esos labios carnosos de lo que parecía porcelana, salieron alambres que ataron a la mujer, y la arrastraron a pesar de su intento desesperado de agarrarse a algo.
-¡¡MAMÁ!!-gritó una mujer tras el escudo.
Leonardo se preparó para saltar por encima del banco pero lo que vio le paralizó; el corsé de la reina se había abierto, como si fuera la puerta a algún lugar y las costillas, de las que se balanceaban colgajos de alambre oxidados y trozos de chapa roja que se suponían que era el material del que estaba hecho el traje, parecían actuar como unas bisagras... el hueco, era capaz de albergar a una persona. Se repuso de esta extraña imagen, sobre todo por el detalle de que quien hubiera creado a la reina roja había tenido el extraño y grotesco detalle de construirle la forma de los pechos bajo el corsé. Pero comenzó a dolerle la cabeza por un extraño chirrido de fondo y eso lo retrasó, dándole tiempo a la reina a meter a la anciana dentro de sí. La anciana se debatía, aferrándose a las costillas para que no se cerraran, pero con el ruido de un muelle se cerraron parcialmente. Como si hubiera encontrado resistencia y se oyó un crujido, a la par que veían cómo los dedos de la anciana quedaban en una posición antinatural, mientras la mujer gritaba y pedía ayuda.
Luna consiguió llegar al confesionario, sana y salva, y tras susurrarle a la niña que todo iría bien, le tapó los oídos y ella misma cerró los ojos, acurrucándose en la esquina del confesionario para evitar la "cercanía y vista privilegiada" que tenía de la reina roja. El digivice volvía con los pantallazos, los chirridos y aquellos gritos de antes. Esperaba poder mantener lo que acababa de decir, pero temía que no fuera así. Y tenía miedo por lo que estuviera pasando fuera.
-¡Flora, ni se te ocurra bajar ése muro bajo ningún concepto!-gritó Leonardo al ver la cara de sufrimiento de Flora y temiéndose que hiciera un acto impulsivo, como intentar atacar para salvar a la anciana... si eso sucedía, el muro se disiparía y entonces,desprotegidos, se desataría el pánico...y la reina roja disfrutaría de un festín en su honor. Flora asintió, con los ojos llorosos y Leonardo se tomó unos instantes para repasar la disposición de los bancos, dos hileras una al lado de otra y separados por un pasillo de unos tres metros de ancho, para saber el movimiento que tenía que hacer para llegar hasta la reina sin ir desprotegido. Saltó con rapidez, y tal y como había calculado, le fue fácil esquivar los alambres que las otras comisuras de los labios le lanzaron gracias a que muchos se estrellaban contra la madera de los bancos. Sin embargo, unas gotas cayeron sobre su frente cuando ya estaba casi bajo la reina y el eco de la iglesia reverberó el sonido de lo que parecía una batidora. Oyó a Flora gritar al ver cómo las costillas machacaron los huesos de los dedos de la anciana al cerrarse y se tragaban a la mujer, mientras que a su vez las cuchillas que salían de la cintura de la reina se escondían. Entonces se oyó un griterío desgarrador de dolor, que se ahogó cuando la maquinaria de la reina comenzó a sonar y los gritos amortiguados desde dentro comenzaron a debilitarse. A Leonardo le cayeron más salpicaduras de sangre en el rostro, y uno de los rostros le sonrió de nuevo burlonamente al ver cómo el pelaje de la cara de Leonardo se había quedado completamente manchado y teñido de rojo. Bajo las faldas de la reina se comenzó a formar un charco carmesí, y Leonardo se pasó la mano por el rostro, sin creer que todo lo que tenía en la cara era sangre.
Por unos instantes el silencio fue atroz; incluso la hija de la mujer, dejó de llarmarla, y se quedó sin color y con los ojos saliéndose de las órbitas. Alguien gritó primero y luego vinieron los demás como una especie de avalancha de gritos. Luna se alegró de haberle tapado los oídos a la niña y se alegró de no haber visto lo que fuera que había provocado aquellos gritos de miedo. Mientras tanto, la reina seguía quieta e hierática, como una escultura que ya había terminado su trabajo. Ya atardecía y faltaba muy poco para que el último rayo de tarde se escondiera. La reina se puso en marcha de nuevo, y esta vez, la cuchilla atravesó un banco con un sonido desgarrador y levantando una nube de astillas.
-¡Leonardo!-chilló Flora, hundiendo en rostro en las manos mientras sollozaba. Luna abrió los ojos al oír el nombre de gaomon y lo buscó con la mirada, muy asustada por lo que le hubiera podido ocurrir... sentía un vacío fuerte de pensar que podía estar muerto, como si se estuviera asomando a un abismo. No podía pensar en perder a su padre adoptivo. Se acordó de que, quizás, cmo hizo en casa debió darle un último beso entre las orejas, pero ni siquiera de esa manera se sentía capaz de sobreponerse.
La reina se marchó flotando hacia atrás, por el mismo ventanal que había entrado, sin dar la espalda a los presentes que la miraban con horror y se perdió con el último rayo de sol tras los árboles. El sacerdote movió su collar de cuencas rojas nerviosamente, y aunque tenía la misma máscara de horror que cualquier presente sólo dijo con tono solemne, como si hubiera acabado de oficiar alguna ceremonia:
-Hoy, Yggdrasil nos ha regalado un día con menos rayos de sol. Oremos por las almas de los pecadores muertos y aprendamos de ello. Yggdrasil es grande y piadoso.
Luna dio un puñetazo al confesionario al oírlo mientras sollozaba y corrió hacia quien consideraba su padre adoptivo con lágrimas en los ojos.
* * *
Aquella que se preocupa
El sacerdote atrancó la puerta. Desde fuera, los pueblerinos acusaban a las extranjeras de haber provocado la ira de Yggdrasil, de haberle abierto las puertas a la reina roja y de haber traído la desgracia al pueblo al haberles quitado el único lugar seguro que tenían con su impura presencia.
Luna recostó a Leonardo en el lecho donde el sacerdote le indicó. Por suerte, “sólo” le había dejado un hombro pulverizado y destrozado, así que habían tenido que vendarlo y creer en la fortaleza de Leonardo como único lazo seguro para que siguiera viviendo. El sacerdote fue a preparar una jarra de agua, a petición de Flora, que tiritaba, de nuevo en su forma de floramon, sintiendo la necesidad de abrazarse las rodillas y llorar.
La puerta del hogar del sacerdote estaba siendo golpeadas por los aldeanos, la mayoría furiosos, y la tranca de la rústica cabaña medieval chirriaba. Luna buscó con la mirada desde la ventana del segundo piso a alguien que se preocupase tanto como ella y Flora por Leonardo. Vio que la niña, aunque ciega, tenía el rostro lleno de angustia y que apretaba su peluche nerviosamente. Luego, caminó y se alejó.
-Flora, dame la mano-dijo Leonardo, mirando a Flora. Ella asintió. Era una manía extraña que él tenía cuando algo que le afectaba sucedía, o se asustaba mucho, cuando ya el apático digimon no podía mantener la calma. Flora emitió un sollozo. Tras unos instantes la soltó y Leonardo añadió al mirar a Luna y Flora-No estéis así, no he salido malparado, teniendo en cuenta que me podía haber matado.
El sacerdote dejó la jarra en las manos de Flora, sin decir nada. Luna empezó a llorar, no de miedo, sino de furia, con la mano en el cristal de la ventana y mirando al suelo:
-¿¡Seguís pensando que ESO era un ángel!?-comenzó a golpear el cristal, y parecía que se iban a desencajar del marco-¡HA ESTADO A PUNTO DE MATAR A MI PADRE! ¡SE HA CARGADO A UN MONTÓN DE GENTE!
-Seguirán pensando así-respondió, suspirando el sacerdote- porque piensan que esa gente que ha muerto eran pecadores, igual que tu “padre”.
-No es justo...-intervino Flora, haciendo temblar la jarra-Nadie merece morir así. Sólo querían... yo...
-Son una banda de borregos-atajó Leonardo, pasándole el brazo a Flora por los hombros. Miró preocupado también hacia Luna, aquello parecía haberlas afectado mucho. Luna estaba apoyada sobre el cristal, y sus piernas parecían haberla dejado caer.
-No debimos aceptar ayudaros...-musitó Luna, temblando al ver la furia de la multitud y llorando aún-Sois unos malditos fanáticos que piensan que algo llamado “Yggdrasil” puede hacer todas las injusticias que le vengan en gana y no sé con qué derecho. ¡Nadie...tiene derecho a hacer algo así...!Sea humano, digimon...o dios...
-Si os sirve de consuelo-el cura dejó de mover su amuleto rojo por unos instantes, era como una especie de tic constante que el anciano tenía. Los miró con los ojos implorantes-Yo ya no sé a quién estoy rezando...si a dios o al demonio...por eso os pido que, por muy cabezotas que sean estas gentes, por muy arduo que todo resulte...por favor, no nos abandonéis si habéis conseguido llegar hasta nosotros. Nadie nunca lo había conseguido. Si habéis llegado es porque podéis derrotarla.
Se le cayó el amuleto y a pesar de que sólo eran unas bolitas de madera, sonó como si hubiera caído una vajilla entera contra el suelo. Luna se sintió menos enfadada, y pudo dejar de llorar.
-Mi nombre es Joseph, alcalde del este pueblo y sacerdote. Bienvenidos a Bell Chant...las normas son sencillas. Hagan caso al toque de queda...no blasfemen la palabra de Yggdrasil...-dijo, obviamente con ironía el sacerdote. Parecía bastante abatido-Yo...siento que somos ovejas acechadas por un lobo. Por favor, sed el cazador que lo mate... o dad muerte a este cansado rebaño. Demasiado tiempo... ya ha sido demasiado. Técnicamente soy su pastor así que de ser necesario, les doy permiso para hacerlo.
Los golpes se hicieron más fuertes. Si seguían así, echarían la puerta abajo y los lapidarían en la plaza pública. El sacerdote emitió un suspiro sonoro, extenuado:
-Voy a calmar a mis ovejas. Intentaré convecerles de que no sois una amenaza aunque...dudo mucho que se dejen convencer, pero al menos, no os apalearán en cuanto os vean caminando fuera de mi casa-dijo, llevando del nuevo la jarra de agua que Leonardo había apurado ya. Oyeron como el sacerdote bajaba con pasos pesados la escalera, apartaba la tranca y cerraba la puerta tras de sí.
-En este pueblo, están todos locos-fue lo que dijo Luna, acercándose a él y acariciándolo bajo las orejas con gesto preocupado.
-Técnicamente, nos ha dado vía libre para matarles a todos, con tal de no seguir bajo el acecho de esa cosa sea ángel o demonio-a Leonardo le recorrió un escalofrío-y no me extraña.
-Esta gente está desesperada-dijo Flora, que cogió un pañuelo y le limpió a Leonardo los restos de las manchas de sangre en su rostro-Hay que ayudarles.
-Yo quiero irme de aquí-se limitó a decir Luna, ahogando un sollozo-No volveré a ver una película de miedo en mi vida, dudo que vaya a poder dormir alguna vez otra vez...
El mismo mensaje del tal Morgan pidiendo ayuda llegó a su D-Arc. Luna lo tiró contra el suelo, con los nervios completamente descolocados.
-¡MALDITA SEA, ME QUIERO IR A MI CASA!¡QUE LES DEN A ESTOS FANÁTICOS ESTÁN LOCOS DE REMATE!¡QUE LE DEN A LA AYUDA, A LOS US Y A MORGAN!-bramó Luna. Incluso Leonardo y Flora se quedaron asombrados por aquel repentino brote de ira de Luna mientras lloraba.
-Luna, tranquilízate-fue lo que dijo él tras recuperar el habla-Si queremos volver, hay que encontrar a Morgan...
-¡Leonardo, dime cómo vamos a encontrar a ALGUIEN QUE JAMÁS SE SUPONE HA ESTADO AQUÍ!-Flora se quedó sobrecogida al ver cómo Luna le gritaba a Leonardo, que aunque en principio mostró la misma sorpresa, no tardó en reaccionar-¡Puede haber muerto!¡Haberse perdido en el camino!¡PUEDE HABER SUCEDIDO CUALQUIER COSA CON ÉL Y LO NECESITAMOS!
-¡No me levantes la voz, Luna!-sonó justo como un padre. Eso hizo que Luna pudiera simplemente respirar, aunque con el ritmo alterado, y un mechón de cabello más desordenado que lo normal pero al menos, dejó de gritar. Leonardo también se serenó respirando lento y siguió hablando-Dudo que eso sea cierto, eso de que Morgan jamás estuvo aquí. Dudo mucho de todo esto y tengo mis sospechas.
-Lo siento-Luna se sentó al borde de la cama, a escuchar a Leonardo. Flora sonrió al ver calmada la situación, no le gustaba que ambos se gritasen-¿A qué te refieres?
-Recapitulemos...se supone que ésta dimensión, según los U.S ,tiene como mucho, la extensión de una casa. Nosotros corrimos la distancia de un campo de fútbol mientras la reina nos perseguía-Luna levantó un poco la cabeza, mirando por la ventana... era cierto. El bosque rojizo se extendía hasta donde alcanzaba la vista y parecía eterno.
-¿Y si no estamos en el lugar correcto?-preguntó Flora- Quizás un fallo en el viaje nos hizo caer en otra zona desconocida, distinta a la que debíamos ir. Aunque Travis tuvo las instrucciones y las siguió era un equipo muy poco sofisticado...
-Siendo tan grande este sitio me cuesta creer que sea otra de esas zonas desconocida. Una islita puede no ser vista, pero, ¿algo tan grande como un continente? Me cuesta creerlo, al menos con la tecnología que cuentan los clanes hoy día-razonó él. Flora asintió-Pienso que estamos en el lugar que Morgan quería que estuviéramos, y que realmente los U.S nos han traído al sitio correcto. Pero, ¿qué es lo que quiere Morgan? ¿Y la U.S sabía qué nos deparaba este sitio? Empiezo a creer que podría ser una trampa, o que nos hemos metido en algo que alguien tenía escondido u olvidado.
-Entonces, hay que encontrar a Morgan. Nuestra misión sigue inalterable...ayudar a esta gente, sería un plus, por así decirlo-dijo Luna suspirando con pesimismo... pero Travis les advirtió que no cambiasen nada. Pero realmente no se sentía capaz de dejarles así, no al menos habiéndolo experimentado aunque hubiera sido durante unos instantes. Aún así se pusiera con lo que se pusiera no sabía por donde empezar.
-Sí, pero tenemos que tener cuidado. No sólo por quien haya implicado, sino porque nos puedan mentir. No creo que realmente esta gente no haya visto a ningún Morgan...quizás no lo recuerden, o simplemente, no quieran hacerlo.
-Leonardo, siguiendo tu razonamiento...-Flora se quedó pensativa-¿Piensas que el resto de clanes, es decir, R.K y C.E están implicados?
-Los U.S también. No es casualidad que el científico que se perdió fuera de los U.S, si realmente eso es verdad, aunque no encuentro ninguna razón en particular para hacernos esto, al fin de al cabo, somos sus agentes. Sospecho que la reina roja pueda ser algo creado por los R.K en un pasado, en fase de pruebas, para aplicarlo en nuestro mundo, pero que terminase como proyecto abandonado y por eso esta dimensión sea desconocida. “Castigar no importa cómo a los que consideramos malvados”. Es un razonamiento muy propio de ellos. O que sea el campo de recreo de los C.E donde prueban el poder destructivo de lo que sea que creen y quizás, realmente la reina roja sea un sistema de autodefensa que alguien ajeno hizo para ésta gente y por eso les impide salir cuando las creaciones de los C.E están cerca, es decir, cuando en esta dimensión cae el sol. Y por supuesto esta zona sería desconocida porque a ellos les interesaría ocultarla.
-Si eso fuera así, esta gente...¿son personas de veras?¿Son digimon?¿Hologramas?-sin embargo a Luna le costaba creerlo, sobre todo después de haberles visto morir...así. Se palpó a sí misma-¿Y nosotros?¿Seguimos...vivos? Puede que esa sea la razón de que nos cueste evolucionar... nos estamos volviendo como ellos...o peor...
Tras un silencio, Luna pronunció lo que estaban pensando los tres al recordar los peligros del viaje:
-Nos hemos quedado en ése estado de coma durante la llegada. Quizás ahora mismo, estemos en un hospital los tres en coma y no despertaremos jamás.
-No lo sé. No sé si eso ha sucedido. En cuanto a mis cavilaciones, sólo son conclusiones sin fundamentos, Luna, así que no te preocupes en preguntarte sobre ellas-Leonardo dijo esto con el ceño fruncido, y Flora se quedó pálida-Igualmente, si estamos perdidos en el coma o no, tenemos que hacer algo y como no hay nada seguro lo mejor es seguir con lo que se nos asignó. Ahora, hay que pensar dónde podría esconderse Morgan.
-Realmente, no hay mucho por donde buscar. Pueblo. Bosque-esquematizó Luna, señalando arriba y abajo-Y las tierras del otro lado, si realmente existen...
-Quizás de ahí venga la reina roja...y Morgan esté con ella-completó Flora. Recordaron cómo la anciana había sido tragada por ella, así que dentro de esa estatua sádica, no podía estar...vivo. Flora añadió con voz firme al ver la cara de Leonardo y Luna-Sé que eso significaría hacer frente a las criaturas de las que en teoría la reina roja protege a esta aldea o a la mismísima reina, pero debemos ser valientes. Eso explicaría porqué....porqué su actividad se volvió más hostil y violenta con nuestra llegada, ella puede tener retenido a Morgan, o peor aún, Morgan quiso atraernos a una trampa con su grito de auxilio...pero si para volver a casa debemos encontrarlo, sus intenciones no nos importan.
Se formó un silencio sepulcral. Sabían que era posible que estuviera detrás de ella, que fuese el tirititero de aquel horrible robot o sólo un prisionero, pero ni Leonardo ni Luna querían tomar esa línea de investigación si había otras antes.
-Durante estos días, recopilareis información en el pueblo, respetando el toque de queda mientras yo me recupero un poco-dijo Leonardo finalmente. En las misiones, sobre todo en momentos de crisis aunque Luna fuera la jefa del equipo a ojos de los U.S, Leonardo era quien daba instrucciones-Luego, iremos al bosque e intentaremos llegar a las tierras del otro lado.
Flora y Luna asintieron, y Leonardo les hizo una advertencia:
-Cuidado de quien os fiáis y de quién no. Puede que haya intereses en cuanto a proteger a la identidad de la reina roja-susurró, mientras les agarraba a ambas el brazo y las acercaba para que le oyeran bien- Si hay alguien que tiene “poder” sobre éste lugar y su gente, estoy seguro de que os dificultará la investigación...
[CONTINÚA EN EL SIGUIENTE POST]
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
Champion
Icono :Rango y Unidad :Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Flora
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Rango y Unidad Digi Aliado :Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TortuleInventario :
Luna Kobayashi
Re: Concurso de Terror (Cerrado)
* * *
III-Pozo de los deseos
Floramon abrió con cuidado la puerta de la capilla y salió sin hacer ruido ocultándose el rostro bajo un especie de capucha. Llevaba sobre sí misma una caperuza roja, para ocultarse si alguien la veía fuera. Y es que, aunque había buscado otra desesperadamente por los malos recuerdos que le traía el color, en aquel lugar sólo se tejían caperuzas rojas en honor a la reina. Igualmente, todas las flores que se cultivaban eran rojas; el resto, las mataban. Aquel mundo era rojo y gris. No había espacio para el verdor, todo parecía descromarse bajo aquel perpetuo cielo encapotado. Floramon trató de pensar en el cuento de caperucita para no pensar en algo rojo que estuviera relacionado con algo negativo, y es que aquellos días a veces hasta se sentía incómoda mirando el paisaje, la única gama cromática del lugar eran tonos marrones muy cercanos a grises y rojo, la única excepción y nota de color eran las vidrieras de la iglesia. Apenas habían pasado dos amaneceres -tenían que medirlo así, puesto que las horas de día y noche eran arbitrarias-pero Flora comenzaba a tenerle aversión al rojo. Sobre todo cuando Leonardo empezó a sangrar. Seguía con el hombro vendado, había empezado a sangrar. Y los digimon, a menos que fueran digispirit no sangraban. Era la primera vez que veía a alguien escupir tanta sangre y por desgracia, era la primera vez que la reina se limitaba a herir, así que nadie sabía qué hacer. Además, sus pupilas cada vez se agrandaban más y el iris de sus ojos apenas era un pequeño aro dorado imperceptible, un pequeño halo de ángel que desaparecía poco a poco. Aunque Luna sentía ganas de encararse con aquellos que añadían que ése sufrimiento era por ser un hereje, Flora se había unido a los rezos y había orado intensivamente para que Leonardo sanase, pero se sintió tan desesperada al ver que sólo empeoraba que hizo caso al sueño que tenía cada vez que echaba una cabezada o que se dibujaba cada vez que parpadeaba más de unos segundos.
Se trataba de un pozo, y alguien decía de día que fuera si realmente quería ver cumplido su deseo. Ése pozo estaba en el pueblo, pero Flora sentía miedo a salir de día. Cuando mientras sujetaba la cabeza de Leonardo, él escupió una bocanada de sangre que cubrió las manos de ella, fue cuando se decidió. El día, era nublado, gris y triste, y realmente no era apetecible, además de la continua sensación de inminente humedad, la inminente lluvia que nunca llegada. Bajó las escalinatas y todo estaba desierto y aparentemente calma. Se abrazó a su caperuza, intentando vislumbrar a algún monstruo o simplemente a la reina roja.
El silencio era pesado. Ni siquiera oía sus pasos, el viento, o cualquier otra cosa, era justo como la primera vez que visitaron aquel lugar en el bosque. Sin ningún tipo de sobresalto, sólo con la sensación de ser observada, Flora llegó hasta el pozo. Cogió una piedrecita del suelo y la dejó caer. Aunque formó ondas en el agua, no se oyó absolutamente nada y ella suspiró, pues albergaba la esperanza de que aquel pozo se hubiera librado de la condena de silencio. Cuando levantó la cabeza, la niña ciega estaba aferrando a su peluche justo al otro lado del pozo, hundiendo una mirada perdida en las aguas.
-¿Qué haces aquí? Es peligroso...
-Tranquila. Ése demonio no me hará daño-la niña se cubrió con la caperuza roja que llevaba. Tenía los ojos llorosos, más grandes que de costumbre-Ni a ti tampoco, no al menos mientras estemos protegidas. Estás muy guapa con esa caperuza roja...como la pequeña caperucita roja.
-Gracias-Flora apenas pudo sonreír-¿Qué te ocurrió? Tus ojos están llenos de lágrimas.
Flora echó una última mirada por encima del hombro. La última vez que alguien había negado la posibilidad de que la reina roja pudiera traspasar una línea, no sólo lo hizo sino que además provocó una masacre.
-Sois los primeros que os habéis preocupado por mí...cuando Luna llamó padre a ése digimon...me emocioné, y él... hizo ver a esas personas con sus palabras, aunque luego murieran. Incluso si muero luego, quisiera ver, alguna vez. Leonardo es como mi papá, no podría vivir encerrado como un animal, por mucho que se parezca a un perro. Mi papá... por eso él salió en busca de las tierras más allá del bosque. Era leñador. Se llevaba mal con mi mamá porque era bruja... como yo-la niña sonrió tímidamente y levantó la mirada del pozo con unos ojos azules tan claros como el cielo-Me...llamo Alicia. Ellos tienen razón en que soy bruja...pero no por eso distingo si la reina roja es demonio o no. Para mi, es un demonio que se llevó a mi papá.
Flora no se asustó. Sólo sintió pena por todo aquello, y toda aquella gente del pueblo, y sobre todo porque todo el odio resentido que no se atrevieran a tener hacia un dios sádico se lo tuvieran a una niña. Un estambre que salió desde sus flores acariciaron la mejilla húmeda de la niña. Entonces supo porqué la niña sabía sus nombres.
-Leonardo se parece a mi papá. Por eso quiero ayudarlo... a este paso, morirá-Flora se llevó las manos al pecho, deseando que eso no pasase-Flora, Leonardo morirá a este paso. Tienes que estar decidida a todo, si realmente quieres que se recupere.
-Claro. Desearlo no basta...-comprendió Flora. Sabía que estaba preparada para llegar donde hiciera falta y a hacer cualquier brujería o imprudencia.
-Ésa es la clave de éste pozo los deseos-dijo la niña, tomando con fuerza al peluche-Te prestaré mi magia para que tu plegaria llegue a los espíritus benignos que queden en el pozo...seguro que están dispuestos a ayudarte porque eres alguien muy pegada a la naturaleza.
Flora se asomó al pozo. El agua seguía estancada, pero poco a poco se oyó un chapoteo y unas risitas, como si algo en el agua hubiera despertado. “Por favor, mostradme la manera de que Leonardo se recupere”
En el agua comenzaron a formarse una imagen; era un pozo, muy parecido al de la aldea, perdido en el bosque. Sin que nadie le diera instrucciones, Flora supo que tenía que recoger agua de ése pozo. Emitió un largo suspiro, y miró hacia el bosque, ése bosque de copas rojizas tan característico y extraño, que parecía tener vida propia y mirarla con ojos golosos. Se estaba metiendo en la boca del lobo y lo sabía, pero no había otra manera.
-Sabes tu camino. Ahora sólo tienes que seguirlo...-la niña se acercó a Floramon a tientas, y le tomó de la mano. Entonces Floramon sintió que tenía algo entre ellas...cuando la niña retiró su mano, Floramon pudo ver que era un paquete de cerillas-Por desgracia, sólo hay una. Úsala si la reina te atrapa y prefieres...una muerte más apacible.
Floramon comenzó a temblar. Tenía más miedo al fuego que a cualquier otra cosa del mundo... ¿si las cosas salían mal tenía que escoger entre morir a manos de la reina roja y su crueldad o morir entre las llamas y el terror que le producían...?
-Cualquier fin es mejor que ser víctima de ella. Es más digno darte muerte, llegado el momento-le insistió la niña, haciendo que Flora cerrase los pétalos de sus manos sobre la cajita.
Flora asintió y se puso en marcha.
* * *
IV-Una sola reina
Luna se despertó, en mitad de una pesadilla. Suspiró, había soñado con la reina roja luchando contra otra como ella, similar pero de diferentes colores... tras descabezarla, la voz de una adolescente decía con ferocidad que sólo podía haber una reina, como anunciando a la ganadora, que era la reina roja y destrozaba a la otra. Luna ni siquiera podía recordar bien el otro color. Luna buscó a tienta sus gafas, mirando a su alrededor y se las puso. Estaba en el banco de la iglesia, completamente sola, con Leonardo en sus rodillas. Aunque sentía que estaba molida-desventajas de dormir en un banco de madera, supuso-eso no era lo que más le preocupaba, ni de lejos; limpió a Leonardo con una gasa la sange que había escupido y se le había quedado sobre el pelaje del pecho. Luna no tenía ni la más mínima curiosidad por saber por qué sangraba, sólo quería salvarlo, pero no sabía cómo... nadie le había dado ninguna respuesta, y a Leonardo se le acababa el tiempo. Quiso sollozar, recordando que no hacía tanto el les había dicho que se pondría mejor, y recordando que hacía poco, Luna estaba yendo a comprar comida, que Leonardo y ella habían bromeado con riñas y había besado a Floramon en las mejillas. Eso parecía muy lejano.
-¿Qué vamos a hacer?-preguntó en voz baja muy preocupada. Leonardo tenía abierto los ojos, y como si fuera un contador de su vida, su iris desaparecía. Luna buscó con la mirada a Flora-¿Flora?Hay que seguir buscando...-al no recibir contestación se cargó a Leonardo en la espalda-Habrá salido a tomar el aire, aunque es raro que no me haya avisado de que ya era hora de despertarse...
La buscó por todos lados, primero dentro de la catedral, y luego, salió fuera. Se dio cuenta de que la mayoría de la gente la rehuía. “Tsk, esta gente para ser religiosa es bastante mala...” pensó con algo de ira contenida mientras hacía lo posible por no doblarse bajo el peso del pequeño lobo. Iba tan obscegada en ello que se chocó con una figura con sotana; el padre Joseph se sobresaltó al verla así, aunque no la esquivó como el resto de pueblerinos e incluso le preguntó que dónde iba con tanta prisa y si necesitaba algo.
-Padre, es Flora, no la encuentro, ¿ha...?-la mirada del sacerdote hizo que Luna se alertase. Ella abrió los ojos, y no zarandeó al sacerdote porque llevaba a Leonardo en la espalda y temía caerse, pero su mirada fulminó al hombre de fe-¿¡Padre!? ¿¡Dónde ha ido Flora!?
-Le advertí que no lo hiciera. Al bosque-farfulló él, moviendo nerviosamente su pulsera de cuenquitas. Luna se temía que Flora había decidido tomar el asunto por los cuernos pero... “¿¡Pero ella sola!?¡Sé que la única manera de recuperar a Leonardo es enfrentar a esa reina roja, pero.... pero tenía qu haberme esperado...!¡Ni siquiera puede evolucionar sin mí!” pensó Luna, muy pálida. Su mirada buscó a un culpable y miró directamente a Joseph que añadió-Intenté detenerla pero no...
-¿¡QUÉ!?¡Tengo que buscarla!-Luna no esperó ni una palabra más e iba a salir corriendo, pero la mano del sacerdote la agarró del brazo para detenerla-¡Suéltame, tengo que ir a por ella!
-Es muy peligroso. ¿Te llevarás al herido contigo? Es una locura, si vas con él, morirá-Luna se mordió el labio dejando de forcejear, sobre todo porque era cierto que si querían ganar tiempo para encontrar una manera de ayudarle, necesitaban dejarle descansando-Permite que repose en mi hogar. Si accedes a aventurarte al bosque, será útil que lleves algunos enseres.
Luna asintió, y ambos se iban a poner en camino, pero tenían a su alrededor a los aldeanos, formando un corrillo que rodeaba al sacerdote y a Luna. Llevaban consigo instrumentos de labranza pero los empuñaban como si fueran armas.
-¡Apartaos, no tenemos tiempo!-exclamó Luna, sin percatarse de la finalidad de todas aquellas herramientas. Joseph alzó la voz con serenidad y pidió que volvieran a sus quehaceres, pero la respuesta fue rotunda.
-Padre Joseph... el pueblo le ha condenado a muerte por hereje.
-¿Qué?-fue lo único que pudo decir él antes de que le atravesase un tridente para ordenar la paja. El hombre no cayó al suelo, pero se dobló en dos tras una extraña contorsión. Luna se temió que ése anciano, si no había muerto, estaba a punto si nadie lo atendía.
-¿Por...qué...?-preguntó el sacerdote, apretando con más fuerza y con las manos temblorosas su amuleto. Luna dejó que se apoyase en su hombro para que no se desplomase y lo ayudó con una mano. Hizo un esfuerzo para sujetar también a Leonardo y que no se cayese hacia atrás. Por desgracia no podía moverse con rapidez ni mucho menos, ella no tenía fuerza para cargar con los dos.
-Quitaos de ahí-dijo Luna, intentando parecer amenazante. Pero lo cierto es que sólo parecía estar a punto de caer bajo el peso de ambos mientras jadeaba-¿¡Qué demonios os pasa!? ¡Habéis matado a vuestro cura!
-¡Y tú y el perro sereis los siguientes!-gritó el mismo aldeano. Pero una garra detuvo el tridente, y un strabimon se abrió paso.
-¿Has visto en lo que nos estamos convirtiendo? ¡Hemos herido al padre Joseph! ¡Y ahora, queremos matar a una niña y un moribundo! ¿¡Tú crees que por mucho que recemos Yggdrasil nos perdonará algo así de rastrero!?
-¡Apártate, sucio carpitero!-el humano del tridente estaba cada vez más nervioso, y el resto lo sabían así que muchas personas empezaron a abrir el círculo, espantadas por lo que acababa de ocurrir. El azador en cuestión, era un strabimon, pero de aspecto más bien bonachón, seguramente no era una persona que no quisieran en el pueblo. Al ver cómo quien había atacado al padre Joseph estaba dispuestos atacar a sus vecinon, otros se unieron a él para detener a los que aún seguían queriendo matarles.
Luna no tenía tiempo para ver cómo acababa aquello. Comenzó a caminar poco a poco, por la zona del círculo donde la gente se había dispersado y muchos se apartaron de ella como con cierto miedo. Un chaval de su edad, se abrió paso y se acercó, y sin decir nada, se cargó al padre Joseph.
-Geogfrey, tu padre...
-Estará bien, él tranquilizará a Ian-dijo el chico, que resultaba ser el hijo (Luna supuso que adoptivo) del strabimon que había salido en su defensa-Ahora, padre, camine conmigo, y por favor no hable, le atenderé las heridas.
-Gracias-consiguió decir Luna entre jadeos por intentar apretar el paso. No tardaron en llegar a la casa de Joseph, y Geogfrey puso la tranca a la puerta, por si acaso el ambiente no se calmaba. A Luna le causó simpatía y le dio mucha lástima no poder hacer más que cruzar una frase, algo tonta, pero estaba cansada, nerviosa y muy asustada así que no se le ocurrió nada mejor-¿A qué te dedicas?
-Oh, soy médico... en realidad, trato a los animales, pero también conseguí ayudar a algunos humanos y digimon a veces-miró hacia Leonardo, con gesto culpable- Aunque no podré hacer nada por él, lo siento.
-No importa, ya lo suponía-dijo Luna con una sonrisa forzada. A ella le hubiera gustado sonreírle de veras, pero estaba demasiado alterada. Geogfrey dejó al sacerdote en el lecho.
-Geogfrey, en aquella pared-por la manera del cura en la que señaló, Luna supo que estaba en las últimas, y no pudo evitar ahogar un sollozo. Geogfrey se acercó allí, y encontró una especie de pequeño habitáculo oculto-Metedle ahí, no le encontrarán, y colocad mi baúl delante, para disimularlo...- Luna envolvió a Leonardo en una sábana que Geogfrey le dio, y Luna se despidió de su pequeño lobo azul con un beso entre las orejas antes de que Geogfrey lo metiera en el escondite- En cuanto a ti, niña... dentro de ése baúl hay una caperuza y unos zapatos rojos... llévalos puestos. No sé si realmente impedirán que ella te toque, pero sí la tendrás más lejos de ti durante algo de tiempo.
Luna se los puso. Geogfrey intentaba tratar como podía al sacerdote y de hecho, consiguió hacer que dejase de sangrar, pero aún así, Luna sabía que en esa época tan medieval lo difícil era que el cura no muriera por una infección en la herida. Cuando iba a bajar las escaleras, sintió un tirón de la caperuza y vio cómo el sacerdote la miraba. El hombre emanaba miedo por los ojos, Luna estaba segura de que ése hombre no se había convencido de que hubiera nada tras morir. Se quitó la cuenca que tanto hacia danzar entre sus dedos nerviosos y se la colocó a ella en la muñeca:
-Un muerto...no necesita de la suerte. Ten...cuidado, y... recuerda... no nos abandones...
Luna asintió. “Ojalá el padre Joseph también se ponga bien” pensaba, mientras bajaba los escalones a toda prisa. No quería ni un herido más. Geogfrey la llamó antes de que saliera por la puerta:
-Eres genial por adentrarte en el bosque-Luna se sonrojó, no se esperaba que nadie le dijera en alto aquello, y menos viniendo de la gente de Bell Chant-Eres nuestra salvación, aunque no quieran verlo, vengas de donde vengas. Cuidaré de tu lobo. Corre al bosque... según he visto por la ventana, parece que la situación no está del todo calmada, y que están dispuestos a matarte, pero si te adentras en el bosque, con un sólo pie, ellos no te seguirán.
-Es...espero que tu padre esté bien-fue lo último que le dijo Luna antes de salir corriendo.
Y era cierto, la situación estaba muy agitada. Un guilmon se plantó ante ella, rugiéndole y a punto de usar sus garras para rebanarla, pero la llama bebé de un agumon seguida de un placaje del dinosaurio anaranjado, un agumon, lo apartó del camino de Luna. Ambos dinosaurios comenzaron a luchar entre sí. Luna siguió corriendo, sin quitarse de la cabeza el consejo de Geogfrey, pero se encontró con un musculoso labriego y su azada. Luna se echó hacia atrás, si eso le daba en la cabeza, se quedaba sin ella.
-Flora, Flora, Leonardo, Leonardo-pensaba temblando de arriba a abajo. Por suerte, consiguió reaccionar al recordar dónde estaban. Luna no supo cómo lo hizo, o más bien cómo sacó el valor y los reflejos para placar al labriego. Abrió los codos y alzó la rodilla, Luna sabía que no lo podía tirar con sólo el peso de su cuerpo así que no se le ocurrió otra cosa. Tuvo suerte, porque su codo se incrustó en la nariz del hombre, que dejó caer a un lado la azada mientras se agarraba la nariz, que sangraba abundantemente. Si no se oyeran sonidos de batalla, Luna habría asegurado que había conseguido crujirle la nariz a ése tío, pero no se quedó a admirar su golpe de suerte, sino que corrió como alma que llevaba el diablo al bosque.
Tenía tanto miedo mezclado con adrenalina, que Luna se chocó de cara contra el tronco de un árbol puesto que no había conseguido frenar a tiempo. Emitió un quejido, y se dio cuenta de que seguá corriendo. Por poco se dejó la cara y los hombros contra aquel tronco, pero no podía dejar de correr. Supuso que serían esos segundos de adrenalina desbordada, pero al pasar un minuto corriendo, se percató de que ni proponiéndoselo podía parar de correr... empezó a gritar, e intentó frenarse agarrándose a algo, pero era imposible, no paraba de correr, y Luna empezaba a sentir que las piernas le dolían mucho, en parte porque corría incluso en las zarzas, en parte porque sus piernas no estaban acostumbradas a correr así. Gritaba y lloraba de miedo, porque se acordó de cierto cuento infantil en el que se hablaban de unos zapatos rojos que hacían bailar al dueño hasta que caía muerto de extenuación... eso, era una metáfora de cierto aparato de tortura de la inquisición, unos zapatos de metal calentados al rojo vivo que se colocaban a las...
-...a las personas acusadas de brujería...-pensó Luna, abriendo mucho los ojos. Sus sollozos llenaban el bosque, pero estaba segura de que nadie la escucharía. Allí sólo había silencio, roto por ella, que era una nota discordante en todo aquel pentagrama coronado de rojo. Sin embargo, empezó a escuchar algo. Sus jadeos por correr durante ya quince minutos eran muy fuertes y le dificultaban la tarea, pero oyó el crepitar del fuego. “¿Fuego?”. Miró a su alrededor y era cierto; la niebla del bosque ahora era humo, y el gris comenzaba a pasar a naranja, un naranja que llegaba hasta las mismísimas copas de los árboles. Era un incendio, y se descontrolaba por momentos. Luna veía las llamas como lenguas de fuego que avanzaban, y ella era incapaz de dejar de correr... Luna se temía sellar su destino corriendo entre las llamas y no pudo evitar la imagen de su esqueleto, casi hecho cenizas, sólo con los zapatos puesto sin dejar de correr. Pensó en lo asustada que debía estar Flora entre todo aquel fuego, pero por mucho que lo intentaba, seguía corriendo sin ser capaz de parar-¿Qué voy a hacer...? Por favor, que alguien me ayude... Flora...
Por mucho que se lamentaba, no podía dejar de correr perdida entre los árboles y las lenguas de fuego, que se esparcían terriblemente rápido y parecían garras dispuestas a atraparla. Luna lloró de resignación... pero entonces, vio hacia dónde se dirigía aquella desesperada carrera. Ya los árboles quedaban atrás, aunque el fuego la siguiera y sintió la rozadura en el tobillo de un suelo pedregoso... estaba ante un acantilado, terriblemente profundo con los dientes esperándola. Oía las olas romperse contra él delante, oía el fuego siseando como una venenosa cobra detrás. Parecía que sus pies, querían darle una tumba de agua y no de llamas. Emitió un quejido, pero fue imposible pararse, y Luna, cayó por el acantilado junto con aquellos zapatos rojos, estirando una mano en vano para salvarse.
* * *
V-Canto
Leonardo se despertó súbitamente como de una pesadilla, sintiendo que los ojos le ardían, el humo le ahogaba y unas brasas calientes se instalaron en su estómago por el fuego de su corazón... suspiró, y se llevó una mano al hombro ahogando una exclamación de sorpresa al ver sus guantes manchados de sangre. Estaba envuelto en una sábana ensangrentada, igual que el pelaje de su pecho, así que supuso que había estado expulsando sangre por la boca. “Pero...¿cómo...?” pensó, mirando el extraño y viejo habitáculo en el que estaba metido. Asomó con cuidado la mirada por la puerta camuflada en la pared y reconoció que estaba en casa del sacerdote...afuera había una gran discusión, que parecía ser muy fuerte pero no podía ver nada.
-¿Qué está ocurriendo aquí?¿Y dónde están Luna y Flora?-pensó, mientras ponía atención.
Oyó un golpe muy fuerte que estremeció el suelo de madera. Luego, hubo una especie de silencio incómodo y la discusión, siguió. Leonardo bajó la mirada al suelo al ver que por el hueco entre el suelo y la puerta, se estaba filtrando sangre. Sus pies se mancharon de ella.
-¡El bosque arde!¡Es una señal de Yggdrasil, Joseph! ¿¡Es que no lo ves!?- la discusión se acaloró tanto que Leonardo distinguió perfectamente aquellas palabras-¡Puedes elegir entre darnos la espalda en tu último momento, como a hecho Geogfrey! ¡Puedes seguir a Geogfrey al infierno por hereje, o ir al paraíso como nuestro sacerdote, Joseph!
Lo último que hizo el sacerdote fue señalar el baúl que ocultaba la falsa pared. Luego, su brazo cayó, laxo y sin vida.
Leonardo le dirigió una mirada de desafío al tipo que, tras apartar el baúl de una patada, abrió la falsa pared golpeádola con su azada. El rostro del hombre estaba cubierto de sangre y tenía la nariz torcida, y a pesar de sus amenazas, Leonardo no suplicó en ningún momento cuando lo arrastró hasta afuera, en el centro de la habitación y comenzó a patearle. Lo sintió por el chico que yacía en el suelo, con la cara deformada por el fuerte golpe que le dio con la azada y si dijo algo, fue por él:
-Estáis enfermos-le dijo a aquel grupo de aldeanos, juzgándoles con la mirada.
-Ahora, te sacrificaremos por hereje. Tu cuerpo aplacará a Yggdrasil y a la reina y nos librará de que el fuego nos consuma a todo-dijo el hombre de la azada atando a Leonardo del cuello y las manos. Tiraron de él hasta las afueras del pueblo, donde había un viejo almacén de leña muy cerca de los árboles rodeado por una valla. El brillo del fuego era más intenso por la cercanía a la que estaban del bosque, que a ese punto, tenía sus hojas teñidas de flamígeo cabello, y al fondo, ya casi despuntaba el alba. Dejaron el extremo de la soga atado a la valla y se apresuraron a orar a la catedral. Leonardo se puso a cuatro patas, con un leve aullido de dolor y tiró de la soga, que le oprimió el cuello. Dio un segundo tirón y sintió que la vaya cedía un poco.
Pero era tarde. Tan pronto como había caído el primer invisible rayo de sol sobre las naranjas copas danzantes de unos árboles incendiados, ella salió del bosque... quemada, realmente una de sus máscaras había pasado del blanco porcelana al color de un papel quemándose en una hoguera. La reina roja estaba allí para tomar el sacrificio.
Leonardo consiguió desatarse las manos, y se ayudó de ella y tirones más rápidos y bruscos, aunque le hicieran daño y le resintieran el hombro. No iba a morir a manos de ella. Tenía mucho por lo que vivir como para eso. Éste pensamiento consiguió que el lobo azulado arrancase la verja. Con un gesto rápido, se quitó la soga del cuello.
-¡Hay mucho... por lo que vivir!-gritó, aullando entre con dolor y furia. Su tamaño creció, y una armadura azulada se posó sobre él. Acababa de pasar a su forma de miragegaogamon. A pesar de la evolución no recuperó sus energías y de hecho supo que sólo tenía una oportunidad, así que concentró todo su poder físico, mental, todo el poder de su corazón en lo más profundo de su pecho... todo ello se concentró en el cañón que tenía en el pecho, y un rayo de luz azulado por un instante lo cubrió todo. Dio de lleno a la reina.
Leonardo cayó de rodillas, completamente extenuado y dejando un charco de sangre en el suelo mientras tosía... cuando levantó la risa, no quiso creerlo... había arrasado la vaya, el suelo que había estado en contracto con la estela del rayo se había levantado, dejando un surco pero ella...
-...está intacta...-pensó, con horror, mientras seguía flotando. Leonardo emitió un grito, pero consiguió correr hasta el almacén. Cerró la puerta con una tranca, jadeando, pensando en lo inútil que había sido todo su poder, todo sus sentimientos, todo... no la habían rasguñado siquiera-¿Tan débil es mi corazón...?
Buscó una ventana, algún lugar por el que salir. No tenía sentido enfrentarse a algo que no podía matar, pero una voz le dijo a Leonardo que pensara qué haría una vez encontrase una salida. ¿Seguir huyendo? Ella podía teletransportarse perfectamente...
-Mis posibilidades, agotadas-musitó, caminando por el almacén y tocando la madera de los árboles mientras cerraba los ojos, pensando en si Luna y Floramon estarían bien-Voy a morir en este pueblo. Pero...
Las cuchillas atravesaron parte de la puerta y comenzaron a destrozarla. Sería cuestión de segundos que la reina entrase dentro. Leonardo vio un hacha, ya oxidada y cubierta de telarañas. La agarró, con gesto fiero y escupiendo más sangre.
-¡Moriré luchando!
La reina entró y el viento huracanado fantasmal tiró todas las astillas hacia Leonardo, que gritó cuando varias se le clavaron, pero no bajó el hacha. Le dio con el mango en su máscara de porcelana que comenzó a caerse, dejando ver una especie de vacío negro del que salieron millares de alambres que apresaron a Leonardo. Inmediatamente, su cabeza se giró y una de las máscaras laterales se pusieron en el lugar de la rota, mientras comenzó a llevárselo cerca de aquel corsé que se abrió.
-Si... tan sólo hubiera podido despedirme, mis niñas-pensó, con una lágrima en sus ojos. Pero oyó una voz, que provenía de la oscuridad del torso de la reina. Un canto amortiguado...
-Flora...¿¡FLORA!?-reconocería aquella voz cantando en cualquier parte, incluso si se hubiera quedado sordo, y su desesperación fue en aumento al oírla de entre las costillas de la reina roja. Desde dentro, la voz llorosa de Flora seguía cantando, algo rota, como si llevaba mucho tiempo intentando hacer que alguien la oyera-¡Flora!
A Leonard se le disipó cualquier chispa de miedo o duda. Mientras Luna o Flora le necesitasen, el quería seguir viviendo, incluso si no podía volver a dormir jamás por haber tenido a la reina roja tan cerca.
-¡No te preocupes, te salvaré aunque sea lo último que haga!-exclamó, metiendo el brazo herido dentro del resquicio entreabierto que dejó la reina entre sus costillas y el corsé. Tanteó en busca de la mano de Flora, mientras seguía buscando con la mirada alguna señal aparte del canto de ella-¡Me meteré ahí dentro, si hace falta!
La reina hizo un sonido mecánico para cerrarse. Gaomon recordó cómo había aplastado los dedos de la anciana sin ningún esfuerzo y cuando vio que aquella especie de puerta al mismísimo infierno comenzaba a mover sus goznes, lo único que se le ocurrió fue interponer el hacha entre las costillas, que al no poder cerrarse impedía que las perfectas bisagras se encajaran y sellasen el destino de Floramon.
-¡Suéltala, maldita cosa!-le dio un puñetazo en la máscara de porcelana nuevo, y se desprendió parte de ella, dejando ver debajo un cráneo en forma de metal-¡Puede que me mates, pero sacaré a Flora de ahí Y TE GOLPEARÉ A BASE DE BIEN DE PASO!
Siguió dándole puñetazos en en rostro, mientras la reina se quejaba con un chillido mecánico trozos de máscara, que caían al suelo y se rompían en polvo de porcelana. Al ver que por unos instantes parecía haber perdido la movilidad en la zona de las costillas, que ya ni siquiera intentaban cerrarse, Leonardo agarró el hacha y se lanzó dentro de las entrañas del monstruo.
“Quizás esperaba que actuase así” pensó Leonardo. Igualmente, si era así, no podía dejar a Flora allí dentro, incluso a riesgo de que sólo fuera una ilusión.
* * *
VI-Cazador valiente.
Cuando abrió los ojos, estaba en una especie de sala de laboratorio aún herido y hacha en mano; había una mesa de autopsias cubierta por una sábana usada llena de sangre, material quirúrjico e incluso una camilla. Del techo, colgaban aparatos más propios de una sala de torturas, como un serrucho, y ganchos. Todo estaba sumido en una oscuridad roja.
-¿Acaso estoy dentro de ella?-se preguntó en alto, caminando por la amplia sala. Sólo había una puerta hacia otra sala con la misma oscuridad roja que impedía distinguir nada. Empezó a gritar-¡Luna!¡Flora!¡Vine a salvaros!¡Os... lo prometí!
Leonardo comenzó a inspeccionar el lugar, pero sólo encontraba escabrosos aparatitos de tortura y material quirúrjico en los armaritos. Con ese filtro rojizo le costaba ver nada.
-Yo... me adentraría a los infiernos para salvaros...-Leonardo estaba agachado, mirando bajo la vieja sábana que cubría la mesa. Alguien al otro lado de la mesa, la levantó también, y vio que era la niña ciega, haciendo el mismo gesto de buscar algo, con su habitual peluche en las manos. No supo porqué, pero sintió la intuición de que era Alice su nombre-¿Qué...haces aquí, niña?
-Sabes que soy Alice-respondió ella, levantándose y dejando caer la sábana.
Leonardo fue levantándose poco a poco, y entonces lo vio... Alice era una extraña mezcla de lobo y humana, no, no era una especie de demonio peludo con expresión y voz de niña. El pelo, las orejas y los ojos, grandes e inquietantemente blancos y saltones, la hacían parecer una especie de lobo-monstruo. Se fijó en que su panza estaba hinchada. Se llevó una mano al vientre, con la otra aún sujetando el peluche, y sonriendo retorcidamente mientras se lamía los labios.
-Yo... sé dónde están Luna y Flora.
-¡No!¡NO!-chilló Leonardo-Tú eras... la reina roja. ¡TÚ ERAS LA REINA ROJA!¡Estabas actuando todo el tiempo...!¡Nos mentiste!
-Ella es mi mejor creación-rió Alice-Y esta ha sido la mejor actuación, el mejor guión que he interpretado. Flora realmente confió en la pobre niñita ciega “Alice”.
-Todo era mentira. Tú. Tu historia.
-Genial, ¿eh? Me las he apañado para haceros vivir este cuento enfermizo-dijo la niña-lobo con una sonrisa orgullosa-Y haceros formas parte él... me ha costado mantenerte hasta este punto, tú eres real o al menos lo fuiste. Pero es la magia de la literatura, te envuelve en su ambientación y... ¡ta-chan! -movió las manos, como si hubiera realizado un truco de magia y sonrió con los ojos muy abiertos- Pero ahora, no eres más que mi personaje. Mi querido y favorito personaje-monigote cuyo destino estoy escribiendo. Me estoy reservando un bonito final para ti.
Entonces Leonardo comprendió. Aquel mundo era una especie de relato. Aquella realidad era algo que no existía, una especie de decorado. Un simple mundo literario... al que habían accedido y en el que se habían metido. Alice... era la diosa creadora en aquel lugar, la creadora de sinos y fortunas de unas tristes marionetas... Leonardo supo que habían cometido un error al entrar en el juego. Comenzó a entenderlo. Alice era el Yggdrasil particular de aquel sitio, de Bell Chant.
-Si alguien se salía del guión...lo matabas. Necesitabas hacerlo para que éste mundo ficticio no se viniera abajo...-por eso había muerto aquella anciana. Por eso cualquiera que se apartase de su rol, sería eliminado, incluso la niña bruja.
-Fuisteis un fastidio; por vuestra culpa tuve que “vulnerar” un poco las reglas de la reina-hizo un gesto de fastidio, como si una gran obra de arte tuviera una mancha-Pero aún así, siempre podía explicarse con que, la presencia de herejes dentro de espacio sagrado ella pudo entrar. Para escribir, hay que guardar la verosimilitud... y respetar las reglas del mundo que creas.
-Las reglas de este mundo... sólo bastó que nosotros la asimilásemos para comenzar a dejar de ser un problema, involucrarnos en el relato... eso nos hacía más y más vulnerables-era como la ambientación de un relato, que te atrapaba. En este caso, era literal, y ellos habían cometido el rol de irse adaptando al papel que se les hubiera pensado.
-Es tarde. Si te hubieras percatado antes... por eso tuve que dejarte fuera de combate-explicó con un gesto de suficiencia. -Supongo que alguien tan... serio y estoico como tú, prefiere un final glorioso y épico, propio de tragedias-el peluche abrió la boca desmesuradamente, emitió el sonido de una uña pasando por una roca... de la boca del peluche, salió ella, intacta de nuevo. Leonardo abrió mucho los ojos, sin creerlo-Tu obra favorita es Hamlet, así que sé qué rollo te gusta. En eso coincidimos, me gustan las historias de desesperados que luchan hasta el final y mueren inútilmente como héroes consigo mismos. Te haré un final que te vas a morir de lo bueno que es.
Emitió una carcajada mecánica con su propio chiste mientras se arqueaba de la risa. Se secó las lágrimas, con la mano en la barriga de tanto reír. Leonardo no sabía qué hacer, y apretó el puño, aún con el hacha en la mano. Sabía que abrirle la cabeza no iba a servir, dudaba que en el guión ella pudiera morir. Era tan inmune como ellos al poner por primera vez el pie allí...por eso la reina roja no les alcanzaba en la persecución del bosque, por muy lento que fueran, por muy interminable que fuera el camino... e incluso si sabía que eran inmunes sólo quería que se metieran en la historia...entrar en su juego...
-Sería un giro de plot genial que entre tu guión de psicópata estuviera tu propia muerte. Eso le daría a esto algo más de categoría que un simple y previsible relatucho de miedo -le dijo Leonardo con una sonrisa tensa-¡Escríbeme una muerte, si es que puedes!
-No. No soy tan idiota. Tu historia acaba aquí, ya has cumplido tu papel de salvador de doncellas...ahora te toca el papel de héroe trágico... -la reina se abalanzó sobre Laonardo que gritó y se enfrentó a la reina. Saltó y le hizo un profundo corte a la altura del torso.
-¡Loca!¡Yo no soy ningún personaje que puedas manejar a tus anchas!¡Te lo demostraré!-la reina movió las cuchillas, y Gaomon tuvo que dar un salto hacia atrás para no ser cercenado en dos y rodó hacia la sala contigua. Era una morgue. Oyó a la reina flotar lentamente, lenta pero inexorable y, lo peor de todo, eficaz. Leonardo se metió dentro de una de las cajas, procurando no hacer ruido... antes cogió con la mano libre un puñado de bisturíes de un pequeño carrito con material médico ya oxidado. Se colocó bajo la sábana boca abajo y controló la respiración.
-Qué interesante...¡realmente estoy emocionada!¡Para ser un simple acompañante me das MUCHO juego!¡PERO TUS INTENTOS INÚTILES DE CAMBIAR LO ESCRITO, COMO LA FLOR, NO TE SALVARÁN DE TU MUERTE!-parecía segura de su victoria, pero mientras tanto se lo estaba pasando en grande. La reina se colocó frente a una caja, y la puerta salió volando, hecha añicos, como si algún poder telequinético la hubiera arrancado de cuajo. Leonardo lo oyó desde su escondite.
-¿Desde cuando tiene telequinesis?Bueno, se supone que puede tener cualquier poder, al fin de al cabo-pensó, mientras oía cómo repetía lo mismo con el resto de cajas mortuorias. Cada vez se aproximaba más.
-¡EL CLÍMAX DE ESTA HISTORIA!¡Atrapado, y cada vez oyendo al ser cada vez más cerca! ¡Oyendo a Flora cantar como un pájaro enjaulado...! ¡Luna aún no se ubica, después de despeñarse!-la niña empezó a reír de nuevo con esa carcajada mecánica y Leonardo cerró los ojos con gesto de dolor al oír levemente el llanto ya cascadísimo y cansado de Flora. Al ver que sólo quedaba una caja mortuoria, se acercó, y la reina roja se apartó. Gaomon oyó cómo la niña golpeaba la puerta, como llamando-Me he divertido mucho. ¿TÚ TE HAS DIVERTIDO, TE HAS DIVERTIDO? ¡Me alegra!¡ME HA ENCANTADO, ES COMO SI LO ESTUVIERA VIVIENDO TAMBIÉN YO! Nos ha quedado una historia de horror genial, Leonardo. Siento que tengamos que terminar, nos extendimos mucho hasta aquí... no te preocupes, te daré papeles en mis futuros proyectos muy brillantes porque tienes madera para ser un personaje. Que te vaya bonito, Leonardo-fue lo último que dijo, con sorna.
-Buena trama, supongo-fue lo que dijo Leonardo.
La niña se apartó y la reina se puso ante la última caja de la morgue. La puerta salió volando, y antes de que pudiera hacer nada, la reina roja tenía clavados en su cara un puñado de bisturíes. Se echó hacia atrás, emitiendo chisporreos.
-¡ME HAS AGUADO UN FINAL GENIAL, ESTÚPIDO!¿¡ES QUE ERES IDIOTA!?¡NO LA PUEDES MATAR!¡CON LO GENIAL QUE HUBIERA QUEDADO TU MUERTE ASÍ!
Emitió esa especie de rugido que hizo temblar todo, con voz de ultratumbra, furiosa Leonardo saltó hacia la niña, que sonrió. Leonardo se estrellaría contra la pared, no podía golpearla. Pero se equivocó. Cayó hacia atrás.
-¿¡Qué!?¡No puede ser!¡TU ESTÁS POR DEBAJO DE MÍ, ESTAMOS A NIVELES DISTINTOS!¡PLANOS DISTINTOS!¡YO SOY LA AUTORA!¡Y TÚ EL PERSONAJE!-gritó, hecha una furia. La reina roja se quedó parada como si se hubiera congelado. Leonardo agarró el cuello de la niña y apretó-¡UN PERSONAJE NO PUEDE MATAR A SU AUTOR!
-Es lo malo de emocionarse con las historias-añadió Leonardo, con una sonrisa cruel-Y de meterte mucho en ellas. Que te envuelven y te hacen parte de ella...
-¿¡Lo hiciste a posta...!?-la voz se le fue apagando porque Leonardo apretó. Odiaba aquella voz de niña mezclada con la voz de robot.
-Sólo te di un espectáculo lo suficientemente bueno como historia de miedo para que te emocionases...cometiste el error de decirme qué es lo que te gusta, con qué te emocionas... con quienes lo intentan hasta el final y luego mueren, ¿no? Sólo tengo que emocionarte y te bajaras al nivel de los mortales, junto con tu maldita reina. Tu propia medicina... si no me hubieras explicado, no se me habría ocurrido... al fin de al cabo es Luna quien escribe relatos y quien sabe de esto-Leonardo levantó el hacha y vio miedo en el rostro de la niña. Más que miedo. Pánico. Leonardo sonrió abiertamente, por lo general no le gustaba ser cruel, pero siempre supo que en su naturaleza siempre hubo cosas primarias y salvajes que si no hacía, era por restricciones morales consigo mismo. “Pero, ¿qué demonios? Hoy seré el malo de la película y el villano de la historia. Al fin de al cabo...” este pensamiento lo hizo sonreír ampliamente “...sólo es un relato”-¿Sabes...cómo termina el cuento de caperucita roja? Por cómo nos hiciste ver todo el lugar, la ambientación que nos diste, parece que te gustan los cuentos infantiles. ¿SABES CÓMO TERMINA CAPERUCITA ROJA? ¿Ésa versión en la que está incluido el leñador que las rescata?
-¿Qué...vas a hacer...? Ja,ja,ja, es inútil, cabeza hueca-era una risa muy nerviosa, y una gota de sudor recorrió la frente de la “niña-lobo” si es que a ése monstruo se le podía seguir llamando niña porque sabía cómo acababa-No puedes matarme. Harás lo que tengas en mente, incluso si me decapitases... me levantaría. Y la reina roja reaccionará y te matará... sólo has tenido suerte, suerte de que me emocionara un poco...
-Créeme que eso no ocurrirá-no. Estaba demasiado nerviosa. Tenía demasiado miedo, ya estaba a su mismo nivel. Estaba sintiendo todas y cada una de las letras que describían aquello-Mi objetivo es recuperar a Luna y a Flora, lo que te suceda, me es indiferente.
Leonardo levantó el hacha con la mirada sombría y llena de “justicia vengadora”.
-Oír a Flora cantar desde ahí dentro un minuto más me desquiciará-realmente era lo único que le importaba. No estaba loco, sólo sabía lo que quería y pasaría por encima de cualquiera así que sintió que estaba justificado-Siento no poder seguir hablando de literatura contigo. Puede que yo no crea en dios, pero aquí y ahora seré tu “justicia poética”.
* * *
VII-Fantasía final.
Ambas seguían inconscientes. Leonardo se alegraba de eso, les habría dado algo de ver todo aquello. Había dejado la mesa de disección hecha un desastre, nunca había hecho una vivisección y menos para sacar a nadie de dentro de... un monstruo. Por muy voz y forma de niña que tuviera. La reina roja se partió en pedazitos, como chatarra, y Leonardo decidió que el rostro de esa cosa no le volvería a... a Leonardo no le asustaba exactamente. Era algo extraño, una especie de atracción hacia toda la feminidad de esa criatura, pero repulsión al ver su distribución... así que decidió que la reina volvería de donde vino. Había encontrado alambre así que eso le bastó para volver a coser el canal de la niña. El canto de Flora había cesado en cuanto él la sacó. Cantaba medio inconsciente, con la esperanza de recibir ayuda, y aún envuelta en las tripas de esa cosa consiguió decirle con la mirada perdida que se alegraba de verlo... Leonardo prefirió gastar su tiempo en utilizar las sábanas de la morgue para limpiar a Luna y Flora... quién sabe cómo hubieran reaccionado al ver todo eso que tenían encima. Utilizó una silla de ruedas para llevar a Luna, no podía cargarlas a la vez, mientras que se cargaba a Flora en el hombro sano. Cuando cerró la puerta de la morgue, volvió a encontrarse en el pasillo, aunque esta vez ya no había un espectro de luz rojo como el de las salas anteriores sino que sólo era el pasillo, lleno del silencio normal, del silencio que lleva el susurro del viento colarse por las ventanas. Leonardo comenzó a mirar a su alrededor.
-¿Estaremos en el mundo real?-pensó. Aunque pasaba de puntillas, mirando por las puertas entreabiertas, las camas estaban vacías, y las sábanas sucias. Un pitido de alguna máquina hospitalaria moribunda sonaba. Pisaba restos de polvo, e incluso en la pared había pintadas. Sin embargo se detuvo. Luna gimió cabeceando y Leonardo suspiró, al menos sólo dormía. Pero no era eso lo que le había hecho detenerse; un halito de luz se colaba por una de las ventanas rotas...y las motas de polvo suspendidas en el aire no se movían. Se asomó por la ventana, y vio que no había paisaje, era como un simple fondo estático-Demonios, ¿así que así era esta zona desconocida en realidad? Ahora entiendo que nos dijeran en los U.S que era un lugar pequeño.
El pasillo terminaba pronto en un habitación, como las otras. La puerta se mecía empujada por el viento, y se podía oír el pitido no tan moribundo de la máquina, con el sonido de una especie de válvula contraerse y estirarse, echando aire. Leonardo entró, y se quedó helado al ver que había dos personas: uno de ellos, tenía una bata, así que Leonardo supuso que debía ser médico. La otra era una joven de la misma edad que Luna y parecía estar sumida en un estado comatoso o similar, así que probablemenete aquella aparatosa máquina con mil y un cables mantenía a la chica con vida.
-¡Doctor!-exclamó Leonardo, mirando a Luna, y dejando a Flora sobre un sillón que había para, probablemente las visitas-¡Necesito que la revise...!
-No soy la clase de doctor que crees-dijo con tono sombrío. Entonces Leonardo se fijó en el cuello del hombre. Estaba atado a aquella máquina con una cadena en el cuello. Y cuando se fijó en la chapa, lo supo. Morgan. Era él...-Soy científico, no médico...
-¡Tú fuiste quien nos trajo hasta aquí!-gritó Gaomon, acercádose a él, con los puños cerrados. Al pasar por el lado de la chica, reconoció su cabello, y su cara. Puede que la hubiera visto con forma de niña y monstruo pero era...Alice...diferente, tenía unos años más, pero ella era. Como supuso era una trampa, una trampa que por poco les cuesta la vida-¡Nos quisiste tender una trampa!¿¡Qué está pasando aquí!?¿¡Por qué colaborabas con ella!?¿¡Dónde estuviste este tiempo y porqué no volvimos al mundo real si la hemos destruido!?
-No...ella volverá...debéis daros prisa. No tengo tiempo para las pregruntas....vendrá, e iracunda-respondió Morgan temblando y con la mirada perdida-Otra...”apariencia” para este mundo,otra aún peor... otras reglas... y yo...más tiempo manteniendo sus...horribles planes. Más tiempo manteníendola con vida... mientras ella crea para deleitarse con el simple placer de retorcer, retorcerlo todo. Pudo... por Dios, pudo retorcer algo tan inocente como los cuentos...ella... lo único que puede ser tan malo es... el...
Leonardo miró hacia aquella máquina...así que esa era Alice de verdad. O parte de ella. Y si entendía bien le estaba diciendo que...¿la matase? ¿A alguien cuya vida dependía de una máquina? No podía. Una cosa era matar un ser que había creado conciencias artificiales para atormentarlas, por muy niña que fuera. Leonardo no entendía bien la situación...se grabó bien las palabras de el científico, para descubrir el engranaje que movía aquello verlo de lejos, y pasar página...realmente creía que todo había terminado, Alice, la reina, ... Pero comprendió que no era así al ver a Luna temblar en la silla, hundirse en ella, como si quisiera volverse invisible, intentar señalar al pasillo y mirar con los ojos vacíos mientras boqueaba. El resplandor de las luces rojas y el progresivo avance de la penumbra, seguidas de un rojo intenso y sonidos de chirridos, arrastrar, gritos y llantos le hizo saber que estaba furiosa.
-¿¡Por qué nosotros, Morgan!?¿¡Por qué a Luna!?¡Había tamers más poderosos!-Gaomon zarandeó a Morgan, exigiéndole la respuesta-¡Más capaces!
-Sólo...alguien con una imaginación similar...un poder creativo similar... podría acceder a éste lugar. Ella inconscientemente, Alice, buscaba a alguien tan creativo como ella, PERO SU ESTADO LE IMPEDÍA SIMPLEMENTE HACER NADA. Creí que eso la haría... sentir reconfortada, pero me equivoqué, sólo quería matarla sin dejarle tiempo a que demostrase si podía ser su rival...-Leonardo buscó el enchufe de la máquina, soltando a Morgan, al ver que Luna empezaba a alejarse del costado de la silla, intentando chillar. Lo hizo con tanta vehemencia que se cayó hacia un lado, e intentó arrastrarse, pero el cuerpo apenas del respondía. Luna estaba viendo a...la reina, aunque algo diferente. La niña vestía un traje victoriano, caminaba hacia delante con espasmos, chorreando sangre por la zona del estómago, que dejaba salir y arrastrar sus tripas y tenía la cuenca de los ojos negras frente a unos labios abiertos carmesíes... como una televisión defectuosa, su imagen chisporreaba. Arrastraba a la reina roja a trocitos, y el espectro rojo de luz se lo tragaba todo.
-¿¡Es que no podías haberlo hecho tú y antes!? ¿¡Tuviste que arrastrarnos a nosotros!?
-¡ES MI HIJA!-gritó Morgan, sacando una pistola de la parte delantera de su pantalón. Apuntó hacia sí mismo-¡No... no te dejaré castigarme!
-¡Insensato!-forcejeó con él para quitarle la pistola. Si Morgan moría, no sabrían cómo volver... y quedarse en esa dimensión... en el mejor de los casos, Luna podría crear un mundo cerrado, con una apariencia apetecible...pero aún así, la verdad sería que seguirían en un hospital abandonado en mitad de la nada del digimundo donde nadie podía acceder.
Leonardo, al ver que la corona de la reina y parte de ella comenzaba a asomar por la puerta de la habitación, forcejeó con Morgan y se hizo con la pistola. Disparó hacia la reina, que le dirigió una mirada y una sonrisa de dientes afilados como tiburones o peor aún, como las costillas de aquella reina roja que les atacó en la capilla, pero al ver que era inútil, volvió hacia el cableado de la máquina. Ya lo tenía en las manos, pero le temblaban. Luna no conseguía chillar, pero Leonardo podia oír las uñas de Luna aferrarse al suelo emitiendo un leve chirrido de desesperación, arañando como un gato recién nacido.
Morgan se lanzó hacia delante, y aunque la cadena le tiró, alargó la mano buscando la pistola. La alcanzó y se la puso en la garganta.
-¡JA!¡TE ODIO!¡TE ODIO!¡NO MÁS CONFINADO AQUÍ, NUNCA MÁS!-gritó quedándose casi afónico mientras apretaba el gatillo. La pistola hizo un ruido seco, y la reina emitió una especie de entrechocar de metales en sus cuerdas vocales que simulaba una chirriante risa mientras sus espasmos se volvían más violentos. Abrió la boca, mirando a Morgan-¡ALÉJATE, ALÉJATE!
Luna se hizo un ovillo en el suelo al ver que la reina se aproximaba, y que su boca parecía ser capaz de tragárselo sin masticar, pero claro... era un ser retorcido así que masticó, y unos colgajos de saliva entremezclados con sangre y tropezones cayeron al suelo.
Leonardo se dijo que tenía que hacerlo. No le importaba Morgan. Él les había llevado hasta aquella pesadilla, si se hubieran abierto las puertas del infierno para él le hubiera dado igual, pero sabía quién era la siguiente. Luna.
-Y eso no lo voy a permitir-musitó. Sabía perfectamente que con la muerte de Morgan ya no sabrían cómo volver, pero si tenían que estar allí, si realmente Luna podía conseguir construir un mundo en aquella dimensión, sería sin ella, sin miedos, sin reina roja. La joven Alice postrada en la cama, tenía que morir.
Leonardo tiró de los cables. La reina cayó hacia atrás en un ángulo imposible mientras la postrada en la cama buscaba aire que respirar. Tras un intento de levantarse, la joven de la cama, simplemente cayó sobre la almohada y la reina desapareció por completo.
-Luna...-preguntó Leonardo intentando acercarse. Todo le daba vueltas.
[FINAL EN EL SIGUIENTE POST]
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
Champion
Icono :Rango y Unidad :Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Flora
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División: Four Holy Beast
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Rango y Unidad Digi Aliado :Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TortuleInventario :
Luna Kobayashi
Re: Concurso de Terror (Cerrado)
Epílogo:La bendición de vivir
Travis dejó un ramo de flores sobre las camas de Luna y Leonardo. Ambos estaban bien, a Luna, habían conseguido estabilizarla y a Leonardo lo habían sedado. Todo había sido muy confuso, y podría decirse que la misión había sido todo un desastre, puesto que Leonardo había dicho que “la reina roja había matado a Morgan”. El trajeado hombre sonriente, se giró al ver cómo Leonardo movía un poco la cabeza... lo cierto es que lo sentía por lo que tendría que pasar en cuanto se despertase.
-¿Qué...haces aquí?-preguntó con ira, Leonardo, aún con los restos de sedante.
-Venía por asuntos de trabajo y a veros. ¿Te sientes mejor...?
-Maldito, ¿tú sabes lo que ha pasado?-Leonardo lo habría agarrado de la corbata si hubiera tenido fuerzas para moverse-¿Tú sabes dónde nos has metido?
-Ése es el asunto. Que no sabemos qué ha pasado ahí dentro y lo peor, es que aquí han pasado cosas horriblemente raras-Travis sacó un papel y un bolígrafo-Y tú eres el único en condiciones para contarme qué ocurrió-al ver el gesto de urgencia de Leonardo, Travis añadió-Luna, aunque parece haberse caído de varios metros y golpeado. En cuanto a Flora, la llevamos a la unidad de quemados, tiene un par de quemaduras. Ellas están bien ahora. En cuanto a ti... llegaste en un estado de nervios en el que no nos quedó más remedio que sedarte si no queríamos que te estallase el corazón. Todos estáis bien ahora...
-No estaremos bien Travis-añadió Leonardo, mirando hacia abajo recordando aquella pesadilla carmesí. Él podía vivir sin vivir, pero Luna y Flora no-En tu mundo de papeles y burocracia... estas heridas están en nuestra... mente...
-He pedido que os hagan un tratamiento de urgencia. Un borrado de memoria. Pero primero, Leonardo debo entrevistaros a los tres... exprimiros hasta que todo quede en un papel, ¿comprendes?Me saltaré a Luna y Flora, pero necesito que tú me lo cuentes-Leonardo asintió. No le importaba recordar cada segundo de aquella pesadilla si podía librar a Luna y Flora de ella.
-¿Qué ocurrió aquí? Nuestras vivencias fueron... muy extrañas-preguntó Leonardo.
-Pasasteis horas en las cápsulas. Todo iba bien... me extrañó la tardanza, pero cualquier movimiento os podía haber dejado en suspensión. Luna, durante unos minutos entró en ese estado; pero inmediatamente, volvísteis.En ése momento, me llamaron alertándome de que registrase un colapso en la central de la U.S por llamadas de ayudas simultáneas en todos los hospitales de la zona y de Ciudad Central... la luz se fue. Eso hizo que todas las personas conectadas a máquinas que realizasen funciones vitales murieron. Humanos y digimon. Cincuenta... -Leonardo hizo un gesto de horror y sientió el peso de la culpabilidad:Morgan les mintió. “Me dijo que lo hiciera porque sabía lo que pasaría y no era capaz de matar a tanta gente” pensó Leonardo, dejando escapar una lágrima-Dijiste que los mataste tú. Yo no te entendí hasta que me dijeron lo que había ocurrido y comprobé que en los minutos exactos en los que Luna cayó en coma, comenzó el corte de luz... me costó librarte de que te metieran en el calabozo junto con Luna y Flora, pero lo he hecho y ahora, están dispuestos a desmemorizaros una vez no os queden heridas. ¿Qué pasó con Morgan?
-Lo asesinó la reina roja. Un ente que nos atormentó, y controlado por una niña en estado de coma conectada a una máquina... parece ser que le retenía para que la máquina siguiera funcionando. Cuando intentamos traer a Morgan, le mató... y por poco nos mata a nosotros si yo no la hubiera asesinado-la mirada tras las gafas de Travis se tiñeron de preocupación. Sacó una libreta.
-Quiero que escribas lo que visteis. Tal y como lo viérais-Travis le dio una pluma y se llevó una mano a la cabeza y se ajustó la corbata-Yo... iré por café. Nos queda mucha noche de preguntas hasta que os llevemos a borraros esa pesadilla.
-¿Tiene que ser escrito?
Por un momento, Leonardo creyó ver la mirada de Alice bajo las gafas de Travis.
-Claro.
En fin, siento haberos matado con la extensión (?). Le haré la ola a quien lo lea, realmente me costó tiempo y esfuerzo xDDDD
Travis dejó un ramo de flores sobre las camas de Luna y Leonardo. Ambos estaban bien, a Luna, habían conseguido estabilizarla y a Leonardo lo habían sedado. Todo había sido muy confuso, y podría decirse que la misión había sido todo un desastre, puesto que Leonardo había dicho que “la reina roja había matado a Morgan”. El trajeado hombre sonriente, se giró al ver cómo Leonardo movía un poco la cabeza... lo cierto es que lo sentía por lo que tendría que pasar en cuanto se despertase.
-¿Qué...haces aquí?-preguntó con ira, Leonardo, aún con los restos de sedante.
-Venía por asuntos de trabajo y a veros. ¿Te sientes mejor...?
-Maldito, ¿tú sabes lo que ha pasado?-Leonardo lo habría agarrado de la corbata si hubiera tenido fuerzas para moverse-¿Tú sabes dónde nos has metido?
-Ése es el asunto. Que no sabemos qué ha pasado ahí dentro y lo peor, es que aquí han pasado cosas horriblemente raras-Travis sacó un papel y un bolígrafo-Y tú eres el único en condiciones para contarme qué ocurrió-al ver el gesto de urgencia de Leonardo, Travis añadió-Luna, aunque parece haberse caído de varios metros y golpeado. En cuanto a Flora, la llevamos a la unidad de quemados, tiene un par de quemaduras. Ellas están bien ahora. En cuanto a ti... llegaste en un estado de nervios en el que no nos quedó más remedio que sedarte si no queríamos que te estallase el corazón. Todos estáis bien ahora...
-No estaremos bien Travis-añadió Leonardo, mirando hacia abajo recordando aquella pesadilla carmesí. Él podía vivir sin vivir, pero Luna y Flora no-En tu mundo de papeles y burocracia... estas heridas están en nuestra... mente...
-He pedido que os hagan un tratamiento de urgencia. Un borrado de memoria. Pero primero, Leonardo debo entrevistaros a los tres... exprimiros hasta que todo quede en un papel, ¿comprendes?Me saltaré a Luna y Flora, pero necesito que tú me lo cuentes-Leonardo asintió. No le importaba recordar cada segundo de aquella pesadilla si podía librar a Luna y Flora de ella.
-¿Qué ocurrió aquí? Nuestras vivencias fueron... muy extrañas-preguntó Leonardo.
-Pasasteis horas en las cápsulas. Todo iba bien... me extrañó la tardanza, pero cualquier movimiento os podía haber dejado en suspensión. Luna, durante unos minutos entró en ese estado; pero inmediatamente, volvísteis.En ése momento, me llamaron alertándome de que registrase un colapso en la central de la U.S por llamadas de ayudas simultáneas en todos los hospitales de la zona y de Ciudad Central... la luz se fue. Eso hizo que todas las personas conectadas a máquinas que realizasen funciones vitales murieron. Humanos y digimon. Cincuenta... -Leonardo hizo un gesto de horror y sientió el peso de la culpabilidad:Morgan les mintió. “Me dijo que lo hiciera porque sabía lo que pasaría y no era capaz de matar a tanta gente” pensó Leonardo, dejando escapar una lágrima-Dijiste que los mataste tú. Yo no te entendí hasta que me dijeron lo que había ocurrido y comprobé que en los minutos exactos en los que Luna cayó en coma, comenzó el corte de luz... me costó librarte de que te metieran en el calabozo junto con Luna y Flora, pero lo he hecho y ahora, están dispuestos a desmemorizaros una vez no os queden heridas. ¿Qué pasó con Morgan?
-Lo asesinó la reina roja. Un ente que nos atormentó, y controlado por una niña en estado de coma conectada a una máquina... parece ser que le retenía para que la máquina siguiera funcionando. Cuando intentamos traer a Morgan, le mató... y por poco nos mata a nosotros si yo no la hubiera asesinado-la mirada tras las gafas de Travis se tiñeron de preocupación. Sacó una libreta.
-Quiero que escribas lo que visteis. Tal y como lo viérais-Travis le dio una pluma y se llevó una mano a la cabeza y se ajustó la corbata-Yo... iré por café. Nos queda mucha noche de preguntas hasta que os llevemos a borraros esa pesadilla.
-¿Tiene que ser escrito?
Por un momento, Leonardo creyó ver la mirada de Alice bajo las gafas de Travis.
-Claro.
Fin
En fin, siento haberos matado con la extensión (?). Le haré la ola a quien lo lea, realmente me costó tiempo y esfuerzo xDDDD
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
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Re: Concurso de Terror (Cerrado)
Desorden
Es de lo más normal que en cada familia existan características diferentes, casi únicas que las distinguen unas de otras, de lo contrario está claro que todas serían muy parecidas, por no decir iguales. Todas tienen ese toque distintivo el cual te hace llegar a pensar o también a decir más de una vez “Esta es mi familia”.
Más allá de que la ames o la odies, hay ciertos acontecimientos o situaciones que ocurren sólo cuando te encuentras en este ámbito familiar, más que características, una atmósfera que se siente en el aire y se respira; como el mutuo respeto entre todos, convivir siempre de forma solidaria, dar y recibir afecto pero también esa parte que por lo general queda excluida de la luz, la parte que no todos los ajenos a una familia pueden llegar a ver como el vivir constantemente entre el caos, la discordia, incluso discutir a los gritos, que si bien no es algo correcto o bien visto, es muy obvio y común, pasa en un grueso porcentaje de las familias. Puede que no se deba a la personalidad de cada uno, pero como dije antes, es el entorno el que saca a la superficie estos instintos de salvajismo, casi de animales por más profundos que se encuentren.
También están esas pequeñas manías, obsesiones y clichés que aportan cada una de las personas que las conforman y que pueden o no trasmitirse de una generación a otra; como una siesta luego del almuerzo, salir cada domingo a dar un paseo en familia, o ser limpios y ordenar cada pequeña cosa fuera de su lugar.
Este último era el caso de los Lodge, unos típicos ingleses del siglo pasado, clase media-alta, una vida muy cómoda, completamente normal a simple vista. Tal vez sólo un pequeño detalle que a muy pocos les podría llamar la atención, ellos eran pocos para la época, eran tres en total; el padre, su esposa y un hijo fruto de este matrimonio, un varón.
Muy respetados entre sus allegados y conocidos, pero aún más entre los que no lo eran tanto. Esto podría deberse a que el jefe de la casa, el padre, era gerente de uno de los bancos más conocidos de la nación británica, el Royal Bank. Eran también, bastante reservados con respecto a su vida privada, a lo cotidiano que ocurrían dentro de las cuatro paredes que conformaban su hogar. Como dije era una familia pulcra, muy obsesionada con la limpieza, el aseo, la sanidad, hasta el punto en el que podía llamárseles compulsivos, con acomodar cada mínimo detalle, la inclinación de los cuadros, la orientación de las tazas y copas en la vitrina, la distancia entre los muebles y las alfombras, en fin, todos esos pequeños rasgos eran tenidos en cuenta por ellos, y podría decirse que eso se notaba a simple vista, sólo con ver a estas tres personas caminar por las empedradas aceras. Y más aún cuando tenían invitados en casa, que si bien aquellas situaciones eran escasas, ocurrían, y dichos invitados quedaban maravillados al entrar en la imponente morada y ver cada objeto acomodado minuciosamente.
“¿Qué habrá de malo en todo esto? Yo no veo nada”, se dirán. Y es cierto no hay nada de malo en ello, al menos en ese punto, al menos hasta ahora.
Una noche, ya pasadas las diez, hora en la que todos los niños ya debían estar en sus camas descansando para otro día de escuela, ocurría una de esas escasas veces en la que ellos recibían a otras personas en su hogar, pero era por una situación de suma importancia, que no se debía negar. Las visitas no eran ni más ni menos que el superior de Harold Lodge, el dueño y jefe del banco para el cual él trabajaba, y su esposa. La cena era la típica reunión de ambas parejas por cuestiones laborales, que si bien se hablaban de temas de otra índole, esa era la razón principal.
Ahora, siento no haber dicho la completa verdad del asunto, no sé si lo hice a propósito o no, pero lo cierto es que me salteé un punto, creo yo, muy importante. A veces suele pasar, a cualquier persona le ocurre, y más a mí ya que no soy un escritor ni un narrador, estoy algo alejado de las letras y el lenguaje, aunque no tanto como mi hermano. Aun así, voy a tratar contar lo mejor que pueda esta historia.
Volviendo al tema, ese detalle del que les hablaba, podría decirse que es el lado oscuro de la familia, su más íntimo secreto, incluso hasta morboso. Ese lado tiene nombre y apellido; Caroline Lodge.
De apenas seis años de edad, Caroline era una niña que se encontraba en plena infancia, pero no por eso quiere decir que vivía esa etapa como se debía. Su apellido lo dice todo, era la hermana de Jake e hija de Harold y Susan Lodge. Era la más pequeña de la casa, su hermano le llevaba varios años, aproximadamente el doble, aunque esa no era excusa para que su vida sea un castigo del que nadie es merecedor.
La misma noche de la reunión, la niña se había despertado a la mitad de su sueño y con los ojos apenas abiertos pudo sentir, luego de pasar su lengua por el paladar, que su boca estaba seca y claro, ya una vez despierta no podía aguantarse la sed, después de todo, faltaba mucho para que fuera la hora de levantarse e ir a la escuela. La luz de la luna entraba por el pequeño ventanal que tenía su habitación. Así que sin pensarlo dos veces se destapó y puso sus pequeños pies descalzos en el frío suelo y comenzó a caminar dando pasitos hacia la trampilla que cubría una de las escaleras. Al levantarla, puso su mano sobre la barandilla y empezó a bajar. Luego de unos cuantos escalones, escuchó unas voces que venían por el pasillo, sus ojos se abrieron grandes y dando media vuelta corrió nuevamente a su pieza, tenía miedo puesto que unos ladrones habían entrado a su casa. Pero a mitad de la carrera se detuvo, logró reconocer una de esas voces, era la de su mamá, la risa de su mamá. Volvió por las escaleras y una vez abajo, tras cruzar el pasillo con cautela siempre tratando de no hacer ruido, asomó su cabeza por la pared y vio a sus padres que estaban despiertos aún, acompañados por otras personas desconocidas para ella, sentados en el comedor.
La cocina se encontraba atravesando esa sala y dudaba si ir a buscar agua o no porque sabía cómo su madre reaccionaba cuando otra gente la veía, ella se ponía furiosa y se desquitaba con la pequeña. Pero con la inocencia que sólo un niño tiene, pensó que esta vez sería una excepción ya que ella tenía mucha sed y un vaso de agua no se le niega a nadie, así que sin más meditación se dirigió cabizbaja hacia la cocina, pero no llegaría tan lejos. Susan, sorprendida, se levantó bruscamente de su asiento a tapar la presencia de su hija, esta inesperada acción llamó la atención de los demás comensales que ya se habían dado cuenta de la nueva presencia.
El jefe del banco y su esposa soltaron una sonrisa al ver a tan hermosa niña, tenía lindos rasgos y unos ojos brillosos oscuros, aunque le resultaba un tanto extraño que vestía un camisón que le cubría un poco más allá de las rodillas el cual estaba sucio con manchas y descocido en ciertas partes, también estaba algo despeinada, pero las ojeras del sueño respondieron al menos una de las interrogantes. Más allá de su ropa, su bello rostro y lo sereno de su mirada fueron las características que más llamaron la atención.
-Pero que niña más linda, ¿cómo es tu nombre, preciosa?
-Caroline- respondió la niña con voz baja.
-Es un muy buen nombre, viene del germánico, y significa fuerte e imponente. Y así es como te ves- dijo el propietario de Royal Bank.
-No sabíamos que tenían una hija, sólo nos hablaron de Jake.
-Es que no es nuestra hija- dijo Harold Lodge antes de que a alguien más se le ocurriera abrir la boca.
-De hecho es la hija de unos familiares nuestros y la tenemos que cuidar por unos días- completó su esposa-. Ahora tiene que ir a dormir.
-Ahh, entiendo. Entonces, que tengas buenas noches, Caroline, un gusto conocerte y que duermas bien.
-Lo mismo digo, señor.
Susan la tomó de los hombros mientras terminaba de decir estas palabras y la acompaño a su cuarto. Una vez arriba una cachetada sonaba como latigazo sobre el rostro de la niña, quedando esta tirada sobre el suelo con los ojos llorosos.
-¿Qué te digo siempre sobre mostrarte a las personas?
Ella no aguantó más y rompió en llanto.
-Mami tenía sed y fui a buscar un vaso con agua.
-A mí no me interesa, te aguantas hasta que no haya nadie. Luego hablaremos sobre esto.
Bajando por las escaleras, cerró la trampilla fuertemente y de algún modo logró trabarla desde el lado de afuera. La madre se integró una vez más a la reunión.
-Susan ¿qué te ocurrió en la mano?- preguntó la señora de Moore.
-¿Qué es?- mirándose el reverso de la mano que estaba colorada fruto del golpe-. Ahh, debe ser alguna clase de alergia de seguro, no se preocupe. Y perdón por la interrupción de hace rato, parece que no es criada apropiadamente, no sabe que no debe interrumpir charlas ajenas.
-Oh, para nada, no fue una interrupción. Al contrario fue de agrado ver a una niña tan bella. Con Robert estamos pensando tener un tercer hijo, y nos encantaría que fuera mujer.
-Así es, espero que así sea. Me dijiste que era hija de un familiar de ustedes, pensé que no había otros Lodge aparte de ustedes tres.
-Sí, bueno, en realidad es de mi hermano adoptivo, señor Moore. Usted sabe, aquel que vive en Nottin…
De repente y de forma orquestada, las bombillas de todo el hogar se atenuaron lentamente y una vez llegado el punto en el que todo quedaba sumido en pura oscuridad, comenzaron a parpadear con intensidad en aumento, aun aquellas que no estaban encendidas en el momento, cada vez más y más rápido hasta que cesaron abruptamente. Algunas simplemente apagándose y otras explotando dejando los cristales desperdigados por el piso.
-¿Se encuentran bien?
Caroline en su cuarto tiraba con toda su insuficiente fuerza de la argolla de acero forjado que estaba sujeta a la puerta, la que le abría el paso hacia el resto de la casa. Ella, de alguna forma, vivía aislada del resto, o al menos tenía su habitación separada de sus familiares. En lo sombrío del ático de la propiedad, tenía una cama de madera vieja y cutre, que parecía estar cayéndose a pedazos. Aguantaba bien el peso de la pequeña, pero seguramente cuando creciera, no lo haría más.
Rodeada de muebles a los que ella les daba su propio uso, sin importancia alguna para los Lodge, ya que, al ser una familia adinerada, tanto mesas como almacenes y estanterías, eran renovados cuando lo creían necesario para mantener cierto estatus dentro de su comunidad.
A este punto creo que se habrán dado cuenta de que esto no era correcto y que si bien parecía todo lo contrario, esta familia no era una del tipo modelo. Sólo apariencias.
Caroline, era la hija no deseada del matrimonio, considerada como un error por no mencionar uno de los tantos adjetivos denigrantes que usaba su madre para referirse a ella. Además de eso, Susan no la quería porque a diferencia del resto de su familia, no compartía su obsesión con el orden, esa cuasi enfermedad que los demás tenían, y no era por su edad, claro que no, porque su hermano incluso cuando era más pequeño, ya había adquirido los hábitos de sus progenitores, siempre guardando de forma específica y ordenada la abundante cantidad de juguetes en un cajón de madera que él tenía, por ejemplo.
La detestaba… la detestaba de tal forma que la escondía del resto de las personas, porque era la vergüenza de la familia, ensuciaba su apellido de forma inenarrable para ella. También la golpeaba a menudo, siempre en el cuerpo más casi nunca en el rosto, puesto que Caroline, asistía a la escuela y estoy en un ciento por ciento seguro de que las autoridades de la institución se darían cuenta de ello y podrían levantar denuncias en contra de su madre. Claro está que la niña tampoco hablaba al respecto, tal vez por inocencia o por el mismo miedo que sentía. En pocas palabras, tenía un mínimo de cuidado, sólo brindándole un techo bajo el cual dormir porque no le quedaba otra opción.
En cuanto a la relación con su padre… era absolutamente nula. Harold no sentía nada por ella más que una apatía infinita, era ignorada por completo, invisible ante sus ojos. Para él no existía más que su hijo, al cual mimaba y complacía todos sus caprichos y berrinches comprándole cuanto juguete o dulce quería, sin lugar a dudas malcriándolo de la peor manera posible.
Jake, su hermano menor, era malvado en todo sentido. No pasaba un momento en el que no le recordase lo mal que era tratada, siempre metiendo el dedo en aquella yaga emocional que nunca se cerraba. Comparando siempre como su padre los trataba, haciendo que la diferencia fuera más grande de lo que parecía
Pero ahí estaba, luchando por abrir esa puerta derramando lágrimas y preguntándose entre sollozos ¿Ahora que hice de malo? ¿Qué hice para merecer esto?
-Je, je, yo también me pregunto lo mismo.
Caroline, exaltada por una nueva voz que salía de la nada misma, enderezó su espalda y exhaló el aire de sus pulmones. Dudó un momento, pero luego de unos segundos se volteó rápidamente y para su sorpresa no había nadie más aparte de ella. La curiosidad de un niño es grande, así que en vez de guardar silencio, preguntó:
-Qué pregunta tan interesante. Aunque también es difícil de responder ¿No lo crees?
El miedo fue descartado en su totalidad por más curiosidad.
-N…no, es una pregunta fácil.
-Oh, ya veo. Entonces ¿quién eres tú?
-Soy Caroline Lodge. Ahora responde mi pregunta.
-Mmm, insistente. Pero no, eres aquello que llaman humano. Tu nombre es Caroline.
La muchachita, anonadada por las palabras de eso que aún no podía ver, inflo sus mejillas como muestra de descontento. Movió un poco su cuerpo y giró su cabeza para ambos lados, tratando de ver lo que se ocultaba entre las sombras, y pudo divisar algo que antes no estaba allá a lo lejos. Entre dos grandes y profundos roperos de roble, una figura tan alta como estos se erguía, pero era imposible de distinguir con claridad, sólo sabía que estaba justo ahí.
-¿Por dónde entraste a mi casa?- dijo la niña mientras se acercaba corriendo y se colocaba en frente del desconocido ser, que extrañamente se veía difuso.
-A ver, a ver… al parecer por esta pequeña caja que está en esta pared- dándole pequeños golpes con su nudillo.
-¿Y de donde vienes?
-Veo que eres curiosa. Vengo de muy, muy lejos.
-¿De otro país?
-No, de mucho más lejos.
-¿Más lejos? ¿Cómo de otro planeta?
-¿Y por qué no te oí llegar?
-Con tanto llanto, es difícil que oigas lo que ocurre a tu alrededor. Y dime ¿qué es lo que te hace llorar?
Aquella escena recién vivida, volvía a la mente de la pequeña y con ella las lágrimas.
-No… no es nada.
-Agh ¡Pero qué necia! Ya que no me respondes, tendré que irme.
-¡Espera, espera! ¡Mi mami me golpea y me regaña siempre! No quiero que haga eso, ¡yo la quiero!
-Bueno, ya. Shh, shh.
La delgada figura se arqueó muy despacio para colocarse a la altura de Caroline, y de las sombras unos fríos y largos dedos blancos salieron secando una lágrima que caía por la mejilla de la niña. Esto mano era lo único que se podía ver con claridad, puesto que ella estaba parada justo bajo el haz de luna que entraba por la ventana. Esta junto con la del sol, era la única fuente de luz que había en la habitación. Algo irónico sabiendo que la caja de electricidad principal de la casa, se encontraba justo ahí.
-No tienes que llorar por esas cosas que no tienen sentido y no importan en lo absoluto. Pff ¿qué es eso de que tú la quieres?
-Es mi madre, tengo que quererla.
-¡Qué mentira más vil! ¿Acaso ves que ella siente lo mismo por ti? Claro que no, de lo contrario no te golpearía de esa manera. Mira cómo te dejó el rostro, mañana se pondrá morado de seguro.
-Aún no me dijo su nombre señor.
-¿Por qué no vas a dormir? Prometo que luego te lo diré.
-De… acuerdo.
Así, Caroline dio media vuelta y regresó a su cama, subiéndose con cuidado y tapándose con la única frazada que tenía a disposición.
Luego de unos minutos en silencio, ella se sentó de repente en la cama.
-¿Qué ocurre?
-No puedo dormir.
-Agh, odio cuando ocurre eso. A ver, toma esto.
Un oso de peluche color azul, salió de la oscuridad y cayó a los pies de la cama, no medía más de treinta centímetros.
-Es un pequeño obsequio de mi parte, te ayudará a conciliar el sueño.
-¡¿Un obsequio?! Es el primero que me hacen, nunca antes tuve un oso de felpa, es muy lindo. Muchas gracias.
La emoción del regalo hizo que nuevas lágrimas comenzaron a brillar en sus ojos. Como había dicho, era el primero que recibía de forma bondadosa. Esa sensación de alegría era muy nueva para ella.
-Ahora duerme.
-Sí, señor… Disculpe señor.
-¿Ahora qué necesitas, pequeña Caroline?
-¿Mañana lo podré mañana?
-Si eso es lo que en verdad quieres y lo deseas con el corazón, por supuesto que me verás.
-Sí, entonces, hasta mañana.
-Hasta mañana.
-¿Qué habrá pasado?
-No lo sé, debe ser la nueva línea de electricidad que colocaron la semana pasada. Ya saben, recién están experimentando con lo del voltaje.
-Es muy probable, pero ahora ¿qué haremos con la reunión? La casa está a oscuras.
-No se preocupe, señor Lodge, de todas formas ya nos íbamos. Nos reuniremos una vez más, esta vez en mi casa, ya le avisaré qué día será. Espero que su esposa lo acompañe también.
-Oh, como usted diga, señor. Claro que asistiremos ¿cierto, Susan?
-Con gusto lo haré.
Una vez que las despedidas terminaron, ambos padres se dirigieron a la cama para descansar.
El Sol comenzaba su tarea rutinaria como todas las madrugadas, iluminando y calentando todo aquello que tocaba. La casa se encontraba vacía en su totalidad, a excepción del ático. Caroline recién lograba levantarse, como iba a una escuela pública el horario de entrada era un poco más tarde que la de la privada a la que iba su hermano, y sus padres se encontraban en su respectivo trabajo.
Lo primero que la niña hizo luego de abrir los ojos, fue mirar a la brecha entre los dos roperos para ver si el extraño visitante se encontraba ahí y no que resultara fruto de un mal sueño. A pesar de que era de día, ese lado de la habitación siempre permanecía oscuro, pero no podía distinguir nada, la tristeza se hizo presente en su cara y miró hacia abajo… ¡El oso estaba ahí! Estaba envuelto entre la frazada, así que lo tomó con sus dos manos y lo abrazó juntándolo contra su pecho muy fuertemente.
Más allá de la paliza que había recibido la noche anterior, estaba feliz, así que rápidamente se cambió de ropa, corrió al baño a lavarse los dientes, a peinarse y a tomar toda el agua que no había podido tomar la noche anterior, su mejilla estaba colorada e hinchada apenas, pero casi no se notaba, tampoco la apariencia a esa edad era importante para ella.
Bajó a la cocina, y buscó alguna sobra que los demás hubieran dejado. Un par de tostadas con mantequilla y los últimos sorbos de leche que quedaban en la botella de vidrio. Rápidamente tomó su bolso ya dañado y se dirigió a la puerta, al tomar la perilla algo hizo que se detuviera. La imagen de ese osito azul se apoderó de su mente, hizo un paso en falso más pero no resistió mucho la tentación. Corrió hasta el ático nuevamente tomó el peluche y lo puso en su mochila, y ahora con la conciencia tranquila, pudo partir hacia su escuela.
Pasó ese día, luego el fin de semana y Caroline no volvió a ver a ese extraño ser, aquel que la visitó noches atrás.
Cada vez que la Luna salía, luego de la cena, la niña se encerraba en su cuarto esta vez por su propia cuenta y se sentaba en su cama a hablarle al “señor” que nunca aparecía, en esa especie de ritual el cual era rutinario. Desafortunadamente, como era de esperarse, su madre se dio cuenta de la actitud diferente y por lo tanto sospechosa de su hija, no tomó mucho tiempo hasta que un día al pasar cerca de la escalera la oyera hablando.
Susan se paró al pie de las escaleras tratando de distinguir los sonidos que provenían de arriba sin resultado, por lo que se dispuso a subir y comprobarlo más de cerca. Para su sorpresa, sus sospechas eran correctas, ver a la niña sentada en el borde de su cama hablando hacia una de las paredes.
-¡¿Con quién hablas?!- viendo hacia cada rincón por si había alguien más.
-¡Mami!- inhalando aire del susto.- Con… con nadie.
-No me mientas, te escuché desde abajo.
-¡Ya te dije que con nadie, estaba hablando sola!
-Maldita niña, ¡no me levantes la voz! ¿No ves que estás loca? Ahora hablas con amigos imaginarios, ¡es el colmo! Por eso nunca te quise, ya deja de hablar sola. Eres una molestia para nosotros.
A continuación, es obvio lo que en realidad pasó, pero para aquellos que carecen de sentido común o intuición, les diré que Caroline, luego de una discusión corta, se llevó otra paliza por parte de su madre. Esta vez con una ira difícil de contener, fue golpeada una gran cantidad de veces, jalada del cabello, pellizcada. Claro que a pesar de que los gritos se sentían en toda la casa, tanto su padre como su hermano, no intervendrían en lo absoluto.
Una vez quedando conforme en cuestiones de violencia, pasó a levantar eso del suelo que le llamó la atención, el oso de peluche.
-¿Y esto? ¿De dónde los sacaste?
-Me… lo encontré.
-¿Dónde?
-De camino a la escuela.
-Jaja, pero que muñeco más feo. Ni siquiera vale la pena quitártelo.
Luego de esto, lo arrojó una vez más al piso cerca de donde estaba su hija, despreciándolo sólo por su apariencia poco normal y descuidada, tanto que parecía un fallo de manufacturación.
-Recuerda, no quiero oírte ni una vez más ¿entendido?
Sin dejar que respondiera se marchó por donde vino dejando una vez más encerrada a la pobre criatura.
-Mhm, te lo dije, yo tenía razón.
-¿Señor?
-Tengo razón, ella no te quiere. Nadie te quiere ¿acaso no te das cuenta? De lo contrario te hubieran ayudado al oír tus gritos y no lo hicieron jajaja.
-¿Por qué no me ayudó usted, señor?
-Habla despacio, recuerda lo que acaban de decirte ¿Acaso quieres recibir otra golpiza?
-Estuve llamándolo y nunca vino.
-Bueno, estoy bastante ocupado con mi trabajo ¿sabes? Algunas veces me tardo en contestar los llamados. Pero ahora estoy libre, y a tu disposición cuando quieras. Mmm, ¿cuántas palizas van esta semana? ¿Unas ocho, nueve?
-…
-¿Esa es la respuesta? ¿Quedarte callada sin hacer nada? No podrás estar así toda tu vida.
-Ya no quiero, no quiero que mi mamá me siga golpeando y que a los demás no les importe.
-Ohh, muy bien, eso está muy bien, je, je.
-Pero, no sé bien que hacer.
-Hmm, eso es algo en lo que yo podría ayudarte.
-¿En serio? ¿Qué puedo hacer?
-Jejeje, mmm, veamos, podrías… librarte de ellos más fácil de lo que te imaginas.
Días más tarde la esperada cena en casa de los Moore. Había quedado pactada para un viernes a la caída del crepúsculo. Esta vez habían invitado tanto a ambos padres como a Jake, la familia anfitriona tenía dos hijos de casi la misma edad, así que les parecía una buena idea que interactuaran entre ellos. Caroline, por supuesto, no estaba invitada. De hecho sí, pero Harold mintió, dijo que “por desgracia” ya había regresado a su respectiva casa con sus padres.
Así que ella quedó sola en casa una vez más, y como era de esperarse una vez llegada la noche, el hambre se hizo presente. Buscó en la heladera, en el horno y en las alacenas, pero no encontró comida alguna para saciar su necesidad. Así que no se le ocurrió mejor cosa que preparar la cena por su cuenta. No es que sabía cocinar, pero al menos lo intentaría el hambre la obligaba a hacerlo.
Fue cuestión de tiempo y de mezclar ingredientes hasta que algo semejante una masa quedó formada, luego fue puesta en una bandeja y a continuación al horno.
¿En qué momento habrá pasado todo ese tiempo en el que sus padres regresaron a casa? Se podía oír las llaves jugando con la cerradura y la puerta abrirse. A la pequeña no le dio tiempo para absolutamente nada, fue atrapada en la peor situación posible con la cocina convertida en un caos. Rastros de harina, manchas en el piso y en la mesada, recipientes sucios y el olor a quemado que desprendían ese intento de galletas. Sin dudas, una escena propia de una inexperta cocinera.
-¡¿Pero qué es lo que hiciste?! ¡Mira como ensuciaste la cocina! ¿Acaso no puedes hacer nada sin desacomodar todo y causar un gran desastre?
-Tenía hambre y no había nada para comer. Perdón, no volverá a ocurrir- sus ojos se comenzaban a llenar de lágrimas porque sabía lo que le esperaba.
-¡Eres una desgracia para nosotros Caroline!- se sumó el padre a la reprimenda.
Jake se reía mientras veía tal escena a espaldas de sus padres.
-Desearía que nunca hubieras nacido. Ahora limpia el desorden, ¡de inmediato!
“Limpia el desorden”, era lo que se decía siempre, se le repetía cada vez que ensuciaba o desacomodaba algo. Todo era un desorden.
Una vez llegaba de la escuela con los zapatos embarrados en lodo y al entrar a casa, dejó pequeñas huellas que conducían a su habitación. Pasó desapercibida los primeros minutos, pero después fue su hermano el que la delató contándoles a ambos padres lo que acababa de ver en el suelo. Una vez más “Limpia el desorden”.
Incluso cuando rompió uno de los vidrios de la vitrina junto con un par de copas. Las golpizas eran opcionales, pero en estas ocasiones eran obligatorias para Susan, aunque lo que nunca faltaba era el obvio “Limpia el desorden”. Palabras que ya resonaba en la cabeza de la pequeña todo el tiempo, era como si su propia voz, su propia conciencia la recordara día y noche hasta el punto del hartazgo y de querer callar sus propios pensamientos.
Más tarde en el ático…
-Señor, ya no lo soporto. Quiero terminar con esto.
-¿En verdad quieres terminar tu sufrimiento?
-Claro que sí. No me importa sacrificar nada para hacerlo.
-¡Grandioso! Jejeje, estuve esperando todo este tiempo para que lo dijeras. Necesitaba tu permiso.
-¿A qué se refiere?
-Bueno, si la pequeña Caroline necesita ayuda, yo tengo la solución perfecta.
-¿Y cuál es la solución?
-La muerte, por supuesto.
-¿La muerte? ¿Qué es eso?- preguntó con una inocencia peculiar.
-Es la solución a todos los problemas, y yo te la traeré.
-¡¿En serio me lo dice?!
-Por supuesto- saliendo de su escondite que eran las sobras de la habitación, mostrándose por primera vez ante los ojos de la niña.
-Entonces, quiero la muerte, señor payaso.
-Y la tendrás juju.
Caroline pasaba todo el tiempo con miedo, además de sola, usaba para aferrarse, como fuente de fuerzas, a su oso de peluche. Era el único juguete que tenía, y aún me pregunto como hizo para pasar tanto tiempo sin juegos, sin diversión y sin amigos.
Siempre lo llevaba con ella, al momento de la comida, cuando dormía, y cuando iba a la escuela, el peluche colgaba de su mochila.
Su madre lo miraba raro, a ella le resultaba un muñeco feo, desagradable a la vista, pero más allá de eso, su hija lo quería mucho, veía como lo abrazaba y lo mimaba a pesar de ser un simple objeto. Al principio no pensaba demasiado en eso, estaba contenta por el ascenso de su esposo en el trabajo, la cena con su jefe había sido todo un éxito y ahora poseía el cargo de gerente general del Royal Bank. Pero en el transcurso de los días, a medida que pasaba más tiempo cerca de “eso” como ella le llamaba, y a medida que más lo miraba, sentía nauseas, decaimiento y una profunda pesadez en el pecho, como si un gran peso se apoyara sobre su cuerpo. Esos ojos naranjas decaídos, con ojeras, disimulaba una sonrisa perversa entre labios cocidos entre sí, que a la noche la dejaban dormir, era confuso, y si bien uno era una persona supersticiosa, a Susan le daba mala espina. Así que no lo pensó más, una misma noche subió al cuarto de su hija que ahí estaba durmiendo plácidamente con el oso entre brazos. Con cuidado lo tomó con ambas manos, tratando de no despertar a Caroline, y bajo la luz de la luna salió vestida de forma vergonzosa para ella a la calle, de camisón y pantuflas y lo arrojó en el basurero más cercano que encontró y con un poco de alcohol y un fósforo, le prendió fuego. Se quedó mirando la llama hasta que se consumió por completo. Ese peso en su pecho se alivianó de forma instantánea, y quedó mucho más tranquila.
Minutos después, al entrar nuevamente a la casa, se dirigió al living, se llevó un susto al ver a su hija parada frente a ella, se había despertado.
-¿Qué haces aquí?
-Mami, ¿no viste a mi oso de felpa? Lo estoy buscando, lo tenía en mis brazos mientras dormía.
-Claro que sí.
-¿Y dónde está?
-Lo tiré a la basura, es el lugar que le corresponde. También lo incendié, ahora no es nada más que cenizas.
-¿Por qué lo hiciste, mami? Era mi peluche- con voz dulce.
-Pero era muy feo, niña, además ni te lo merecías. Ahora vete a dormir y no molestes.
Ese oso… no era un simple juguete, de alguna manera era el contenedor de todos los males y pensamientos negativos que se encontraban en el interior de Caroline, se cargó de los sentimientos y de la maldad producida por los mismos.
Cuando Susan abrió la puerta de su habitación, el infierno se había desatado. Rojo en las paredes, rojo en el piso, en su cama, en los muebles. Las pupilas dilatadas no veían más que rojo, y los cadáveres incrustados en una de las paredes goteando rojo, siempre rojo. El hombre de la casa con un tajo que le cruzaba lo ancho del abdomen y todos sus órganos a simple vista pendían de sí mismos, con un gran filo clavado en el pecho que lo suspendía en el aire. Y el pequeño muchachito colgaba de dos espadas incrustadas una en cada mano. Ambos desnudos, golpeados, cortados. Era la escena grotesca propia de una carnicería humana, de un circo enfermo, expositor de la aberración sustantiva.
Susan comenzaba a morir por dentro, todo lo que alguna vez y lo único que había amado se encontraba perdido, y de qué manera. Los cuerpos mutilados y violados, reconocibles sólo para ella, puesto que el espectáculo había sido montado en su honor. Charcos de sangre en toda su pieza, ¿quién iba a pensar que el cuerpo humano poseía tanta? Y aquellos cuerpos, que no eran más que pedazos, coronaban la obra de arte que con tanto empeño, le habían obsequiado.
Tanto las palabras como el aire faltaban, el oxígeno ahora remplazado por un aire caliente y fétido que entraba de manera entrecortada a los pulmones de la mujer. Para su fortuna, o desgracia pudo ver por ese espejo que ese encontraba al frente de sus ojos, sobre la mesa de noche, a su despreciada hija. Exóticos los ojos blancos que la miraban, rodeados por unos pómulos y frente esquelética que sobresalía de forma exagerada del rostro, y una mueca digna de temer que entonaba con una voz armónica de graves y agudos al unísono:
-Lo siento, pero te mentí la otra vez, es la primera vez que lo hago y espero que sepas disculparme. No estaba hablando sola, pero tampoco era un amigo imaginario. Estaba hablando con él, te presento al señor payaso, el señor Piedmon.
El delgado hombre salió del otro costado del espejo, de extraña y colorida vestimenta hasta donde el reflejo le permitía ver. De tal estatura que incluso con una postura encorvada, excedía los límites de lo imaginable. El shock y el cuerpo paralizado que le impedían moverse, no era un juego de su mente, era la pesadilla que Caroline pudo convertir en realidad.
-Qué pena mami, pero esta vez no podrás limpiar el desorden.
…Y el cuarto y frío filo restante que acariciaba la garganta de la mujer que una vez fue.
Mi nombre es Robert Lodge, hermano adoptivo de Harold Lodge. Soy psicólogo e hipnotista. Luego del asesinato de la familia de mi hermano, a pesar de nunca haber llevado una buena relación con ellos, la pequeña Caroline vino a vivir conmigo en la ciudad de Nottingham, ya que como soy el único familiar que le queda y por cuestiones, fui asignado como su tutor hasta que cumpla la mayoría de edad.
Hasta el día de la fecha nadie sabe quién fue el autor material del terrible hecho que les deparó a los padres y al hermano de ella, pero es obvio que la pequeña no fue. Según las autoridades policiales es imposible que una niña de su edad haya sido capaz de empuñar las tres espadas que se encontraron en la casa, y mucho menos clavar los cuerpos a la pared y decapitar a Susan con un corte limpio. Además de eso, dijeron que encontraron a Caroline inconsciente junto al cuerpo de su madre al día siguiente y despertó recién, días después. Si me dijeran que ella fue la responsable, nunca les creería. Pero aun así sé que algo anormal ocurrió.
No recuerda absolutamente nada de ese día, inclusive, ni siquiera una semana antes, como si su memoria hubiese sido borrada. Afortunadamente, la mente guarda todo en su subconsciente.
Desde hace un tiempo soy su psicólogo personal, pero también practico sesiones de hipnotismo con ella, me lo permitió siempre y cuando nunca le cuente o hable sobre las cosas que dice cuándo se encuentra en ese estado alterado, según, porque se niega a creer en esas cosas, no son más que un invento para ella. Pero crean que esto que ahora escribo es una síntesis de los relatos que me cuenta en las sesiones y de lo que los policías me dijeron alguna vez. Es la prueba de que algo fuera de mi entendimiento pasó ese día, ¿quién será ese hombre extraño que entró a su casa? ¿Acaso tiene alguna relación con ese nombre que grita en sus pesadillas, “Piedmon”?
Hay algo más raro aún, la foto que le saqué en los primeros días en los que se mudó conmigo, en ese entonces me dijo que era la primera vez que la fotografiaban, y le creo, no me extrañaría que mi cuñada nunca le hubiera tomado una. Siempre la tengo guardada bajo llave en un cofre, pero ahora la tengo en mis manos, no me pregunten por qué. Cada vez que la veo, siento una enorme depresión y angustia, es horrible, pero siento la necesidad de verla a menudo, como si me obligaran a hacerlo. Por un lado me reconforta saber que soy el único que la vio, pero por otro es un calvario. Hay noches en que me cuesta conciliar el sueño, pues no me puedo borrar la imagen de la mente, y desde mi cama veo fijamente ese cofre en mi estante.
- Spoiler:
Varias veces intenté quemarla, pero mis fuerzas flaquean. Nunca logro hacerlo. Por más decidido que esté, siempre caigo ante la tentación de mirarla. Y la miro, y la miro y la vuelvo a guardar en el cofre. Siempre es lo mismo, siento mucha impotencia por no poder hacerlo. Pero si la destruyo ¿qué? Aún quedan las palabras de mi sobrina resonando en mi cabeza, dudo que sea posible olvidarlas.
Con esfuerzo intentaré despejar mi mente y les diré ya pasaron siete años del asesinato, y Caroline de algún modo logró olvidar o al menos no llegar a sentir tristeza o pena por ello, al contrario se la ve muy viva y eso no parece existir en sus pensamientos. Ya se encuentra cursando el segundo año de la escuela secundaria, y en cuanto a todo respecto con los estudios, no hay problema alguno, tiene muy buenas notas y un buen promedio. Aunque últimamente me dijo en una sesión como psicólogo que hay unas tres niñas que la molestan a menudo, inclusive llegaron a encerrarla en un sótano oscuro por más de tres horas y hasta arrojarla por las escaleras de su colegio. ¿Acaso los directivos no se dan cuenta de lo que pasa en su establecimiento? Siento lástima por ella, su vida social no parece haber mejorado tanto. Me juró que se vengaría por lo que le hicieron, pero como adulto responsable es obvio que le dije que la venganza no es algo correcto. Además ¿de qué forma lo haría? Sería tonto de su parte. Espero hasta la semana que viene para tener una charla con los padres de esas jóvenes y poner las cosas en clar…
Pido perdón, pero sepan disculparme por no poder terminar de escribir esto en este momento, pero siento esa depresión y esa angustia nuevamente. Mi… mis manos no paran de temblar y siento escalofríos que bajan por mi columna. No, esta vez no es la foto, es que escucho a Caroline… hablar sola en su habitación.
Anónimo.
Diana S. Bennet
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