Olas que van y vienen [priv. Alanna]

-Gracias.- dijo algo roja, no acostumbrada a los cumplidos, cuando el digimon la felicitó mientras descendían para llegar junto a Sigrun y Draco.

Bajó de un salto de su puesto en la cabeza de Ulforce y tomó en brazos a Draco, quem asustado y feliz, corrió hasta ella saltandole en brazos para que lo cogiera. El pobre parecía haberlo pasado mal, era demasiado adorable para ser creible. Alanna lo achuchó y levantó la cabeza cuando Sig habló con ella.

- No ha sido nada, ya sabes que estoy como una cabra.- afirmó sonriendo avergonzada.

No muy lejos, lo que parecía una pantalla de ordenador se encendió iluminandose con una luz verde. Alanna sejó a Dracon en el suelo, y seacercó curiosa, preguntandose que haría por ahí tirado un ordenador. No es que fuera de ultima generación ni mucho menos, pero no era normal ver un pc en el suelo, y menos medio enterrado en arena. Se agachó con su digivce en la mano y la camara colgada al cuello y miró de cerca. Fue entonces cuando una luz salió de su dispositivo iluminando la pantalla y, de nuevo, sin tener siquiera tiempo de despedirse, simplemente dando un grito de susto, fue absorvida por la pantalla.

Cruzando el portal de luces por segunda vez, acabó callendo sobre su sofá, frente a su portatil, con su pijama, su digivice y una imagen alejada de Sigrun, Ulforce y Dracon en la pantalla, así que.... así funcionaba, bueno, al menos ya sabía ir y volver, aunque para regresar necesitases encontrar algún ordenador tirado por alguna parte.

- Em... Sig, ¿me escuchas?- Preguntó desde su casa- Bueno, si me oyes, ya me pegas un toque y quedamos, creo que tienes que contarme muchas cosas.....- dijo incredula antes de que la pantalla se pusiera negra y volviera a mostrar su editor de fotos. Se repantigó en el sofá y miró al techo, que cosas más raras pasaban por el mundo.