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El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
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-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
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y Sigrun Vinter
Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
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Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
La chica escuchó murmurar al joven a quien estaba atendiendo, al principio le costó entender, pero cuando lo hizo no pudo evitar sonrojarse, ¿su tipo? no sabía que quería decir eso exactamente, ¿le gustaban las chicas como ella? Pero... ¿cómo era ella? Estaba bastante loca, estaba claro que eso había quedado claro y patente, pero quién no lo estaba, todo el mundo guarda un punto de locura escondido, para bien o para mal. Finalmente, aun con un ligero sonrojo, sonrió y rió un poco de forma muy suave, dando toquecitos suaves con el hielo.
Escuchó con atención como, azorado, el chico intentaba decir, no hay de que, a su propio modo, era una forma curiosa, y, si ella estaba loca, él no se quedaba atrás, no todos llaman idiota a una persona la misma noche que la conocen, y, posiblemente, si hubiera sido otra persona, lo habría malinterpretado, pero Alanna no, ella distinguía lo que escondían las palabras, el ceño fruncido y los ojos oscuros del chico, su profesión la había cualificado para ello, para bien o para mal. Hisame no pretendía, ni mucho menos, insultarla, tampoco parecía incomodo por que ella intentara tratar su golpe, pero si daba la impresión de no estar acostumbrado.
Era como un gato callejero, parecía tener miedo de acercarse a alguien, daba la impresión de arañar, y, había visto por si misma, que podía llegar a hacerlo, sin embargo, cuando alguien le tendía una mano cálida, poco a poco se acercaba a ella. Sus teorías, podía comprobar al escuchar en silencio, eran algo raras, protegía a las chicas, pero no parecía tener problemas en enfrentarse a ellas si era necesario. No obstante, parecía tan serio y seguro de lo que decía que la chica solo era capaz de asentir con una sonrisa, dando a entender que entendía lo que quería decir.
Notó una servilleta en su mejilla, y vio la seriedad del chico al decir que, si nadie a quería por una pequeña heridita en la mejilla, sería él quien se casara con ella. Los colores subieron a la cara de la chica, ¿y ella era la loca? ¿Acababan de proponerle matrimonio? No podía creerlo, y, al final, decidió tomarlo como una broma. Rió con suavidad durante unos momentos, lo cierto es que era todo tan raro que resultaba gracioso, no tenía que sentirse responsable por una heridita de nada de la que, en unos días ya a penas habría marca y que, tras un par de semanas, ya no se vería ni la sombra, sobre todo porque la idea de ir a esa cafetería había sido suya, él solo se había visto totalmente arrastrado. Con suavidad le dio con un dedo en la frente, mientras sonreía.
- No has de tomarte esto tan en serio, solo es una heridita de nada- intentó calmarlo.- y no puedes proponerle matrimonio a la primera chica a la que defiendas- rió un poco-, ¿qué pasa si alguna dice que si y por eso te pierdes la oportunidad de conocer a la persona perfecta?- Preguntó con una sonrisa suave mirandolo a los ojos, no sabía si existían las almas gemelas, hacía mucho que había dejado de creer en esas cosas, su familia no era precisamente el mejor ejemplo de amor y cariño, pero que para ella no hubiera ese tipo de cosas, no quería decir que para los demás tampoco, incluso, a veces, se sorprendía a si misma buscando entre sus recuerdos algún amor de infancia, inexistente, pero quien sabía, cualquiera puede enamorarse.- No se dónde se han metido los demás, el del portatil parecía entusiasmado, como si acabasen de bajar las musas, la camarera... ni idea, debe haberse ido al baño cuando la pareja ha abandonado el local.- supuso ella respondiendo a la pregunta que había ignorado antes intentando evitar sus propios pensamientos.
Asintió a la propuesta de acompañarla a casa, al fin y al cabo, solo era una pequeña hamster acompañada por una gata dormilona y un gato callejero. En su casa había pomada contra los moretones, tal vez podría darle un poco al chico, así igual, entre el hielo y la crema, no llegaría a salirle el moretón.
- ¿Vamos?- preguntó cediendole el hielo y tomando a su mascota en brazos, mientras esta protestaba por haber sido alejada de las caricias, haciendo reir a su dueña.
Escuchó con atención como, azorado, el chico intentaba decir, no hay de que, a su propio modo, era una forma curiosa, y, si ella estaba loca, él no se quedaba atrás, no todos llaman idiota a una persona la misma noche que la conocen, y, posiblemente, si hubiera sido otra persona, lo habría malinterpretado, pero Alanna no, ella distinguía lo que escondían las palabras, el ceño fruncido y los ojos oscuros del chico, su profesión la había cualificado para ello, para bien o para mal. Hisame no pretendía, ni mucho menos, insultarla, tampoco parecía incomodo por que ella intentara tratar su golpe, pero si daba la impresión de no estar acostumbrado.
Era como un gato callejero, parecía tener miedo de acercarse a alguien, daba la impresión de arañar, y, había visto por si misma, que podía llegar a hacerlo, sin embargo, cuando alguien le tendía una mano cálida, poco a poco se acercaba a ella. Sus teorías, podía comprobar al escuchar en silencio, eran algo raras, protegía a las chicas, pero no parecía tener problemas en enfrentarse a ellas si era necesario. No obstante, parecía tan serio y seguro de lo que decía que la chica solo era capaz de asentir con una sonrisa, dando a entender que entendía lo que quería decir.
Notó una servilleta en su mejilla, y vio la seriedad del chico al decir que, si nadie a quería por una pequeña heridita en la mejilla, sería él quien se casara con ella. Los colores subieron a la cara de la chica, ¿y ella era la loca? ¿Acababan de proponerle matrimonio? No podía creerlo, y, al final, decidió tomarlo como una broma. Rió con suavidad durante unos momentos, lo cierto es que era todo tan raro que resultaba gracioso, no tenía que sentirse responsable por una heridita de nada de la que, en unos días ya a penas habría marca y que, tras un par de semanas, ya no se vería ni la sombra, sobre todo porque la idea de ir a esa cafetería había sido suya, él solo se había visto totalmente arrastrado. Con suavidad le dio con un dedo en la frente, mientras sonreía.
- No has de tomarte esto tan en serio, solo es una heridita de nada- intentó calmarlo.- y no puedes proponerle matrimonio a la primera chica a la que defiendas- rió un poco-, ¿qué pasa si alguna dice que si y por eso te pierdes la oportunidad de conocer a la persona perfecta?- Preguntó con una sonrisa suave mirandolo a los ojos, no sabía si existían las almas gemelas, hacía mucho que había dejado de creer en esas cosas, su familia no era precisamente el mejor ejemplo de amor y cariño, pero que para ella no hubiera ese tipo de cosas, no quería decir que para los demás tampoco, incluso, a veces, se sorprendía a si misma buscando entre sus recuerdos algún amor de infancia, inexistente, pero quien sabía, cualquiera puede enamorarse.- No se dónde se han metido los demás, el del portatil parecía entusiasmado, como si acabasen de bajar las musas, la camarera... ni idea, debe haberse ido al baño cuando la pareja ha abandonado el local.- supuso ella respondiendo a la pregunta que había ignorado antes intentando evitar sus propios pensamientos.
Asintió a la propuesta de acompañarla a casa, al fin y al cabo, solo era una pequeña hamster acompañada por una gata dormilona y un gato callejero. En su casa había pomada contra los moretones, tal vez podría darle un poco al chico, así igual, entre el hielo y la crema, no llegaría a salirle el moretón.
- ¿Vamos?- preguntó cediendole el hielo y tomando a su mascota en brazos, mientras esta protestaba por haber sido alejada de las caricias, haciendo reir a su dueña.
- Tamer & Digimon
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Alanna Tale
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Se vio un poco sorprendido ante lo dicho por aquella chica, no entendía de lo que estaba hablando y si lo había propuesto había sido por algo ¿no? , aunque Alanna era su tipo eso no quería decir que estuviese enamorado de ella, de hecho era lento para esas cosas y debía conocer mucho a una persona para sentir ese tipo de cosas, aunque en toda su vida recordaba haberse enamorado de alguna mujer o persona en general. Aunque si había tenido amores platónicos, alguna que otra vez alguna vez una mujer lo había hecho ruborizarse porque el con las palabras indicadas podía caer a los pies de cualquiera que lo conociese lo suficientemente bien- ¿Y qué?, puedo como no… no creo en el amor a primera vista. Si en el amor platónico, por ejemplo platónicamente me gusta Dave Howell, el tranquiliza mi corazón- admitió bastante calmado refiriéndose a un hombre, no era como si le importase admitir que un tipo le gustaba, él no era el tipo de persona que se enamorara específicamente del sexo de una persona si no por otras cosas. Aunque era tan cabeza dura que ese cascaron para él no era fácil de resquebrajar- ¿quién dice?, tal vez tu podrías ser una persona con la que podría compartir toda mi vida, aunque no te conozco aún así si pienso que eras una chica muy buena y dulce. Y las mujeres de ahora se espantan con los vestidos blancos y comprometerse con un hombre- pensó seriamente, aunque él no se creía ese tipo de persona. Aun así debía hacerse cargo de aquella herida que estaba en el rostro de aquella chica, no estaba bien que una muchacha fuese por ahí con la cara lastimada.
Cuando la chica acepto la propuesta del peli negro y el pequeño gatito dejo de estar en su regazo el solo accedió a levantarse para marcharse, aunque antes tomo el pastel que estaba en su plato lo tomo con una servilleta, no se lo había terminado y pensaba en terminarlo así que ¿qué mejor manera de hacerlo mientras iba caminando? ; salió con la chica del negocio y comenzó a seguirla, ya que no sabía por dónde vivía aunque debía ser cerca de donde se habían encontrado así que no debía ser demasiado lejos de aquella pastelería de eso seguro- Este pastel estaba bueno- se relamió un poco los labios y busco un cesto de basura cercano para arrojar la servilleta, no le gustaba tirar papeles en la vía publica le generaba cierto sentimiento de culpa además veía esa actitud como algo “sucio”. Así que luego de haber hecho dicha acción apresuro un poco el paso para alcanzar a la joven chica que estaba más adelante. Después de haber comido aquel trozo de pastel, quería fumarse otro cigarro no recordaba que había hecho con el otro pero seguramente lo había apagado antes de entrar al local, desperdiciar un filtro le molestaba un poco era como deshacerse de un deseo insatisfecho así que nuevamente terco con la idea de fumar nuevamente saco de uno de sus bolsillos la dichosa caja de cigarros y tomo uno nuevamente pero esta vez se detuvo en el camino para poder encenderlo con aquel pobre mechero que parecía tener poco combustible, sus débiles chispas no resultaban ser de mucha ayuda para que aquel triste cigarro se encendiera. Logro algo después de unos segundos y de mucho insistir, cuando logro encender aquella cosa se sintió más tranquilo y menos irritado por toda la pelea que le había dado el maldito encendedor.
- Dime… ¿qué hace una niña a estas horas de la noche?, ¿no deberías ir a la escuela mañana?- cuestiono el más alto recordando que él también debía asistir a clases, le quedaban pocas horas de sueño, así que seguro que para cuando llegase a su hogar solo lograría tomarse una ducha e irse directamente al hospital, ese día tenían una visita para ver distintos tipos de pacientes así que no sería una clase normal.
Cuando la chica acepto la propuesta del peli negro y el pequeño gatito dejo de estar en su regazo el solo accedió a levantarse para marcharse, aunque antes tomo el pastel que estaba en su plato lo tomo con una servilleta, no se lo había terminado y pensaba en terminarlo así que ¿qué mejor manera de hacerlo mientras iba caminando? ; salió con la chica del negocio y comenzó a seguirla, ya que no sabía por dónde vivía aunque debía ser cerca de donde se habían encontrado así que no debía ser demasiado lejos de aquella pastelería de eso seguro- Este pastel estaba bueno- se relamió un poco los labios y busco un cesto de basura cercano para arrojar la servilleta, no le gustaba tirar papeles en la vía publica le generaba cierto sentimiento de culpa además veía esa actitud como algo “sucio”. Así que luego de haber hecho dicha acción apresuro un poco el paso para alcanzar a la joven chica que estaba más adelante. Después de haber comido aquel trozo de pastel, quería fumarse otro cigarro no recordaba que había hecho con el otro pero seguramente lo había apagado antes de entrar al local, desperdiciar un filtro le molestaba un poco era como deshacerse de un deseo insatisfecho así que nuevamente terco con la idea de fumar nuevamente saco de uno de sus bolsillos la dichosa caja de cigarros y tomo uno nuevamente pero esta vez se detuvo en el camino para poder encenderlo con aquel pobre mechero que parecía tener poco combustible, sus débiles chispas no resultaban ser de mucha ayuda para que aquel triste cigarro se encendiera. Logro algo después de unos segundos y de mucho insistir, cuando logro encender aquella cosa se sintió más tranquilo y menos irritado por toda la pelea que le había dado el maldito encendedor.
- Dime… ¿qué hace una niña a estas horas de la noche?, ¿no deberías ir a la escuela mañana?- cuestiono el más alto recordando que él también debía asistir a clases, le quedaban pocas horas de sueño, así que seguro que para cuando llegase a su hogar solo lograría tomarse una ducha e irse directamente al hospital, ese día tenían una visita para ver distintos tipos de pacientes así que no sería una clase normal.
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
- Sería bonito si todos pensaran así.- comentó en un susurro mirando al cielo.
Andó en silencio mientras el chico se comía el pastel, ella habría cogido el suyo, pero temía que hubieran saltado al dulce restos del plato roto, dentro de su gabardina, Pierce parecía volver a adormilarse, esa gatita era un caso, se escapaba, la hacía pasar frío y luego se dormía tranquilamente sin sentirse siquiera culpable. Sin embargo, Alanna no podía enfadarse con ella, era la única compañía que tenía allí ya que Sigrun pasaba la mayor parte del tiempo en el digimundo y era, también, su única compañera de piso, tenía claro que la gatita era importante, y por eso, por muchas trastadas que hiciera, por mucho que la llegara a preocupar, nunca la regañaría.
Sonrió ante el comentario del chico, que parecía satisfecho con el dulce, lógico, la señora que normalmente llevaba la tienda, una anciana realmente amable, no esa chiquilla que mascaba chicle. era quien hacía toda la repostería, y valía la pena caminar un poco por esos pasteles tan sabrosos. El frío se volvía más fuerte, y la noche más oscura, las nubes comenzaban a cubrir el cielo, parecía que pronto empezaría a llover.
Le gustaba la lluvia, era agradable escuchar el tac tac de las gotas contra la ventana, y el aroma a tierra húmeda por la mañana, también le gustaba mojarse con el agua clara, aunque siempre acababa acayendose al suelo, resvalando con el agua y embarrandose la ropa, no le importaba, le gutaba la lluvia, lo que no le hacía tanta gracia era esa oscuridad que la anticipaba, sin luna o estrellas, sin sol, no importaba que, ninguna luz traspasaba las gruesas nubes de agua. Mientras se encontraba ensimismada, notó como Hisame se situaba a su lado y, diría ella, en tono de broma, le preguntaba que hacía una niña a tan intempestuosas horas. ¿Niña? rió un poco, con suavidad, ante esa palabra. Hacia mucho que nadie pdría considerarla una niña, al fin y al cabo, estaba a medio curso de terminar su carrera, por no hablar de sus 21 años y de todo el tiempo que hacía que se cuidaba sola, el tiempo que hacía que nadia se preocupaba por ella, el tiempo que hacía que había dejado de ser pequeña.
- Esta niña mañana tiene el día libre, y estaba trabajando en su ordenador sobre unas fotografías cuando cierta gata se ha escapado.- siguió la broma.- A la escuela hace tiempo que no voy, solo me queda el proyecto para acabar la carrera, así que no he de ir más que a entregarlo y presentarlo el día que me avisen.- explicó mientras seguía avanzando y se escuchaban los primeros truenos.- ¿Y que hace un chico por la calle a estas horas de la noche? ¿No estudias?- preguntó mientras las primeras gotas de lluvia caían de forma pausada, tímida.
Ya había empezado a llover. Por la calle, el silencio se volvió más profundo al poder oirse el golpeteo del agua al chocar contra el pavimento, y, por el fondo, entre la ligera capa de agua, que parecía volverse fuerte poco a poco, se podían ver acercarse a un grupo de chicos, más o menos de su edad, que, a pesar de la lluvia, andaban de forma calmada. Esos, al contrario de lo que había sucedido con Hisame, no le daban muy buena espina.
**************************************************
Off: He encontrado wifi *^*
Andó en silencio mientras el chico se comía el pastel, ella habría cogido el suyo, pero temía que hubieran saltado al dulce restos del plato roto, dentro de su gabardina, Pierce parecía volver a adormilarse, esa gatita era un caso, se escapaba, la hacía pasar frío y luego se dormía tranquilamente sin sentirse siquiera culpable. Sin embargo, Alanna no podía enfadarse con ella, era la única compañía que tenía allí ya que Sigrun pasaba la mayor parte del tiempo en el digimundo y era, también, su única compañera de piso, tenía claro que la gatita era importante, y por eso, por muchas trastadas que hiciera, por mucho que la llegara a preocupar, nunca la regañaría.
Sonrió ante el comentario del chico, que parecía satisfecho con el dulce, lógico, la señora que normalmente llevaba la tienda, una anciana realmente amable, no esa chiquilla que mascaba chicle. era quien hacía toda la repostería, y valía la pena caminar un poco por esos pasteles tan sabrosos. El frío se volvía más fuerte, y la noche más oscura, las nubes comenzaban a cubrir el cielo, parecía que pronto empezaría a llover.
Le gustaba la lluvia, era agradable escuchar el tac tac de las gotas contra la ventana, y el aroma a tierra húmeda por la mañana, también le gustaba mojarse con el agua clara, aunque siempre acababa acayendose al suelo, resvalando con el agua y embarrandose la ropa, no le importaba, le gutaba la lluvia, lo que no le hacía tanta gracia era esa oscuridad que la anticipaba, sin luna o estrellas, sin sol, no importaba que, ninguna luz traspasaba las gruesas nubes de agua. Mientras se encontraba ensimismada, notó como Hisame se situaba a su lado y, diría ella, en tono de broma, le preguntaba que hacía una niña a tan intempestuosas horas. ¿Niña? rió un poco, con suavidad, ante esa palabra. Hacia mucho que nadie pdría considerarla una niña, al fin y al cabo, estaba a medio curso de terminar su carrera, por no hablar de sus 21 años y de todo el tiempo que hacía que se cuidaba sola, el tiempo que hacía que nadia se preocupaba por ella, el tiempo que hacía que había dejado de ser pequeña.
- Esta niña mañana tiene el día libre, y estaba trabajando en su ordenador sobre unas fotografías cuando cierta gata se ha escapado.- siguió la broma.- A la escuela hace tiempo que no voy, solo me queda el proyecto para acabar la carrera, así que no he de ir más que a entregarlo y presentarlo el día que me avisen.- explicó mientras seguía avanzando y se escuchaban los primeros truenos.- ¿Y que hace un chico por la calle a estas horas de la noche? ¿No estudias?- preguntó mientras las primeras gotas de lluvia caían de forma pausada, tímida.
Ya había empezado a llover. Por la calle, el silencio se volvió más profundo al poder oirse el golpeteo del agua al chocar contra el pavimento, y, por el fondo, entre la ligera capa de agua, que parecía volverse fuerte poco a poco, se podían ver acercarse a un grupo de chicos, más o menos de su edad, que, a pesar de la lluvia, andaban de forma calmada. Esos, al contrario de lo que había sucedido con Hisame, no le daban muy buena espina.
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Alanna Tale
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
-Ah… ¿Universidad?, hubiese jurado que eras unos años más pequeña que yo- pero al parecer debían tener la misma edad o eso creyó el peli negro, prefirió no darle tanta importancia a la edad de la chica. Y si ya estaba terminando la universidad, eso quería decir que era un “sénior”, tal vez era un poco más grande- Así que eres un “senior”. Genial yo recién estoy en segundo año de enfermería – comento mientras miraba hacia adelante y observaba unas figuras a la lejanía que se acercaban hacia ellos. No le dio mucho tiempo a inmutarse por aquella pequeña que comenzó a caer sobre ellos, pues estaba más concentrado en saber que haría si aquellas personas eran tipos problema, lo cual parecían serlo completamente ya que pudo reconocer completamente quienes eran a la distancia, darse la vuelta seria problemático porque seguramente comenzarían a seguir a los dos. Solo les quedaba hacerles frente, además el peli negro no era el tipo de persona que retrocediera o juzgara fácilmente a otros solo por su apariencia, pero podía percibir los problemas cerca.
-Alanna, no te adelantes demasiado- comento en voz baja el muchacho mientras se quitaba la chaqueta roja que llevaba puesta y se la ponía a la rubia por encima cubriéndole un poco la cara con la capucha de la misma.- Tranquila, no creo que sean tan estúpidos de meterse en una pelea- dijo un poco divertido por aquello, tenía años de boxeo así que si había pelea cuerpo a cuerpo lo más seguro es que pudiese bajar a uno de un golpe, al ser peso crucero tenía mucha ventajas en el ataque especialmente con tipos que lucían tan delgados como esos y que con suerte superaban el 1,75. No iban a querer meterse con él para una pelea y como él tampoco la quería seguramente pasarían de largo así que prefirió quedarse tranquilo caminando junto a la rubia mientras intentaba fumar el cigarro que se había comenzado a mojar con la lluvia y húmedo obviamente no lo podía fumar pues fácilmente se apagaba.
Ya eran 2 veces que desperdiciaba un cigarrillo y la verdad era que no estaba para nada de humor, si aquellos tipos decían algo el no dudaría para nada en comenzar una pelea su humor estaba en el punto que comenzaba a ser negro y obviamente no soportaría que un imbécil dijese algo. El camino por el que pasaban era estrecho y no iban a poder pasar todos juntos, pero por cómo era Hisame ellos dos serían los que pasarían primero no tenía por qué andar apartándose ellos no eran de la realeza ni tenía que actuar como si fuese su sirviente abriéndoles las puertas. Gracias a esa actitud tuvo una mala respuesta por parte de la contra parte que se iba acercando, porque si bien eran 4 tipos ellos querían ser los que pasaran primero por aquel estrecho camino.
“¡Apártate imbécil!”, le dijo uno de los tipos con muy mala leche a lo cual el peli negro solo contesto- Huh ¿quieres pelea infeliz?- la cara de ambos se tornó sombría y casi aterradora, aquello seguramente terminaría mal y hubiese sido de esa forma si uno de los que estaba allí no hubiese visto a la chica que lo acompañaba. “¡Deténganse!” dijo el tipo que parecía mandarles y se acercó un poco hasta donde la rubia, eso hizo que el peli negro le gruñera un poco por aquella cercanía, pero aquel tipo lo único que hizo fue sacar su celular.
“¡Soy tu fan amo tus fotografías! ¿podría sacarse una fotografía conmigo?. “, dijo aquel hombre un gamabarrero que la verdad sorprendió bastante al peli negro. No se esperaba ese tipo de petición ¿Alanna era tan conocida?, parecía ser popular.
-Alanna, no te adelantes demasiado- comento en voz baja el muchacho mientras se quitaba la chaqueta roja que llevaba puesta y se la ponía a la rubia por encima cubriéndole un poco la cara con la capucha de la misma.- Tranquila, no creo que sean tan estúpidos de meterse en una pelea- dijo un poco divertido por aquello, tenía años de boxeo así que si había pelea cuerpo a cuerpo lo más seguro es que pudiese bajar a uno de un golpe, al ser peso crucero tenía mucha ventajas en el ataque especialmente con tipos que lucían tan delgados como esos y que con suerte superaban el 1,75. No iban a querer meterse con él para una pelea y como él tampoco la quería seguramente pasarían de largo así que prefirió quedarse tranquilo caminando junto a la rubia mientras intentaba fumar el cigarro que se había comenzado a mojar con la lluvia y húmedo obviamente no lo podía fumar pues fácilmente se apagaba.
Ya eran 2 veces que desperdiciaba un cigarrillo y la verdad era que no estaba para nada de humor, si aquellos tipos decían algo el no dudaría para nada en comenzar una pelea su humor estaba en el punto que comenzaba a ser negro y obviamente no soportaría que un imbécil dijese algo. El camino por el que pasaban era estrecho y no iban a poder pasar todos juntos, pero por cómo era Hisame ellos dos serían los que pasarían primero no tenía por qué andar apartándose ellos no eran de la realeza ni tenía que actuar como si fuese su sirviente abriéndoles las puertas. Gracias a esa actitud tuvo una mala respuesta por parte de la contra parte que se iba acercando, porque si bien eran 4 tipos ellos querían ser los que pasaran primero por aquel estrecho camino.
“¡Apártate imbécil!”, le dijo uno de los tipos con muy mala leche a lo cual el peli negro solo contesto- Huh ¿quieres pelea infeliz?- la cara de ambos se tornó sombría y casi aterradora, aquello seguramente terminaría mal y hubiese sido de esa forma si uno de los que estaba allí no hubiese visto a la chica que lo acompañaba. “¡Deténganse!” dijo el tipo que parecía mandarles y se acercó un poco hasta donde la rubia, eso hizo que el peli negro le gruñera un poco por aquella cercanía, pero aquel tipo lo único que hizo fue sacar su celular.
“¡Soy tu fan amo tus fotografías! ¿podría sacarse una fotografía conmigo?. “, dijo aquel hombre un gamabarrero que la verdad sorprendió bastante al peli negro. No se esperaba ese tipo de petición ¿Alanna era tan conocida?, parecía ser popular.
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Alanna asintió al chico, sabía que su aspecto daba a entender que era bastante más pequeña de lo que era en realidad, en muchos lugares incluso necesitaba mostrar el carnet de identidad para poder entrar o comprar según que cosas, al fin y al cabo, los materiales para revelar fotos no los podía comprar cualquiera, eran tóxicos en muchos casos, y no vedían esas cosas a los niños. Cuando la llamó Senior, comprendió que, a pesar de lo que parecía, él era más joven que ella. Eso podía explicar el ímpetu que mostraba en sus acciones.
Se sentía relajada hasta que vió aparecer a esos tipos en la lejanía, que parecían fantasmas entre las gotas de lluvia y que cruzaban por esa calle estrecha como si fuera suya. La chica tragó saliva y no se lo pensó dos veces ante la advertencia del chico. Se situó al lado de este con cuidado. Notó la chqueta del joven caer sobre ella, tapandole un poco la cara con la capucha de esta. Miró desde su baja estatura, medio escondida por la tela a Hisame, y se enganchó con un par de dedos de la camiseta de este, no queriendo molestarle, pero algo austada por la presencia desagradable que se acercaba a ellos.
Efectivamente, eran buscaproblemas, al cruzarse, no quisieron apartarse, e incluso insultaron a su acompañante llamandolo imbecil. Hisame, ya había comprobado, no era de los que reniegan de una pelea, y su respuesta no se hizo esperar, aunque, como él había dicho, dudaba que fuera una buena idea para esos chiquillos escuchimizados meterse con el joven de pelo oscuro que parecía sacado de un ring de boxeo. Al mirar hacia arriba, la capucha se calló hacia atrás y, de pronto, se pudo escuchar una voz algo más profunda desde uno de los chicos maleducados, que detuvo al resto. Debía ser quien mandaba.
Alanna, asustada, retrocedió hasta la pared al verlo acercarse con tanta decisión, no era capaz de verle los ojos, pues el chico los tenía ocultos entre su pelo, y su aura era ciertamente amenazadora, por ello, cuando ya estuvo pegada a la fría piedra no sabía ya donde esconderse y tragó saliva antes de que el chico, sacando su propio móvil, la mirase con inocencia y le pidiera una foto con ella.
La cara de Alanna fue un cuadro, no esperaba eso, ¿su fan? ¿Tenía fans? tartamudeó un instante, dudosa, no acababa de cree lo que sucedía. Solo había sacado un único book, y solo había participado en una exposición con la foto de un campo de flores en un amanecer, no es que tuviera especial renombre, por eso le resultaba tan increible que alguien la conociera.
- ¿De... De verdad sabes quien soy?- Preguntó aun sin creerselo.
- Claro, vi la foto de la exposición, fue la que más me gustó de todas, transmitía tanta... alegría, no había filtros era muy... pura, muy veraz, no sabría decirlo pero desde entonces sigo tu carrera.- Cuando escuchó decir eso, la chica casi llora de alegría, pero se contuvo.
- Muchas gracias, es la primera vez que alguien me dice que es mi fan.- No estaba acostumbrada a hacerse fotos, no se encontraba cómoda frente al objetivo, prefería estar tras él, pero siendo su primer fan, no podía negarse. Por ello, en silencio, pidió permiso para tomar el teléfono, alzó el brazo, sintiendose, nuevamente, pequeña y, tras posar, hizo la foto, salió muy sería, claramente nerviosa, pero sus ojos se veían emocionados.- Por favor, continua siguiendo mi trabajo.- pidió devolviéndole el telefono antes de que los dejasen pasar.
Dejándolos ya atrás, Alanna se despidió con una mano mientras la gatita mauyaba, quejandose por todo el movimiento que su ama hacía. Se acercaban ya a su casa, y, al final, la noche, gracias a las travesuras de Pierce, había sido interesante.
- No me creo que me hayan reconocido.- dijo ilusionada sin darse cuenta de que aun llevaba sobre los hombros la chaqueta del chico, que debía estar empapandose. Cuando, tras un par de pasos más lo notó, ya era algo tarde.- ay, lo siento, no te la he devuelto, encima que te preocupas por mi, perdona perdona, ya casi hemos llegado a mi piso, pasa, al menos, a secarte, por favor, que todo lo que ha pasado esta noche es culpa mía.- se disculpó, y pidió con ojos medio llorosos, tal vez por el sueño, tal vez por la culpabilidad, pensando que, definitivamente, el chico debería entrar a secarse, al menos, el edificio de apartamentos estaba ya frente a ellos, en cuanto pusiera un pie en la finca, se lo diría, sobretodo porque era culpa suya que el pobre tuvier a un ojo morado y, para colmo, estuviese empapado.
Se sentía relajada hasta que vió aparecer a esos tipos en la lejanía, que parecían fantasmas entre las gotas de lluvia y que cruzaban por esa calle estrecha como si fuera suya. La chica tragó saliva y no se lo pensó dos veces ante la advertencia del chico. Se situó al lado de este con cuidado. Notó la chqueta del joven caer sobre ella, tapandole un poco la cara con la capucha de esta. Miró desde su baja estatura, medio escondida por la tela a Hisame, y se enganchó con un par de dedos de la camiseta de este, no queriendo molestarle, pero algo austada por la presencia desagradable que se acercaba a ellos.
Efectivamente, eran buscaproblemas, al cruzarse, no quisieron apartarse, e incluso insultaron a su acompañante llamandolo imbecil. Hisame, ya había comprobado, no era de los que reniegan de una pelea, y su respuesta no se hizo esperar, aunque, como él había dicho, dudaba que fuera una buena idea para esos chiquillos escuchimizados meterse con el joven de pelo oscuro que parecía sacado de un ring de boxeo. Al mirar hacia arriba, la capucha se calló hacia atrás y, de pronto, se pudo escuchar una voz algo más profunda desde uno de los chicos maleducados, que detuvo al resto. Debía ser quien mandaba.
Alanna, asustada, retrocedió hasta la pared al verlo acercarse con tanta decisión, no era capaz de verle los ojos, pues el chico los tenía ocultos entre su pelo, y su aura era ciertamente amenazadora, por ello, cuando ya estuvo pegada a la fría piedra no sabía ya donde esconderse y tragó saliva antes de que el chico, sacando su propio móvil, la mirase con inocencia y le pidiera una foto con ella.
La cara de Alanna fue un cuadro, no esperaba eso, ¿su fan? ¿Tenía fans? tartamudeó un instante, dudosa, no acababa de cree lo que sucedía. Solo había sacado un único book, y solo había participado en una exposición con la foto de un campo de flores en un amanecer, no es que tuviera especial renombre, por eso le resultaba tan increible que alguien la conociera.
- ¿De... De verdad sabes quien soy?- Preguntó aun sin creerselo.
- Claro, vi la foto de la exposición, fue la que más me gustó de todas, transmitía tanta... alegría, no había filtros era muy... pura, muy veraz, no sabría decirlo pero desde entonces sigo tu carrera.- Cuando escuchó decir eso, la chica casi llora de alegría, pero se contuvo.
- Muchas gracias, es la primera vez que alguien me dice que es mi fan.- No estaba acostumbrada a hacerse fotos, no se encontraba cómoda frente al objetivo, prefería estar tras él, pero siendo su primer fan, no podía negarse. Por ello, en silencio, pidió permiso para tomar el teléfono, alzó el brazo, sintiendose, nuevamente, pequeña y, tras posar, hizo la foto, salió muy sería, claramente nerviosa, pero sus ojos se veían emocionados.- Por favor, continua siguiendo mi trabajo.- pidió devolviéndole el telefono antes de que los dejasen pasar.
Dejándolos ya atrás, Alanna se despidió con una mano mientras la gatita mauyaba, quejandose por todo el movimiento que su ama hacía. Se acercaban ya a su casa, y, al final, la noche, gracias a las travesuras de Pierce, había sido interesante.
- No me creo que me hayan reconocido.- dijo ilusionada sin darse cuenta de que aun llevaba sobre los hombros la chaqueta del chico, que debía estar empapandose. Cuando, tras un par de pasos más lo notó, ya era algo tarde.- ay, lo siento, no te la he devuelto, encima que te preocupas por mi, perdona perdona, ya casi hemos llegado a mi piso, pasa, al menos, a secarte, por favor, que todo lo que ha pasado esta noche es culpa mía.- se disculpó, y pidió con ojos medio llorosos, tal vez por el sueño, tal vez por la culpabilidad, pensando que, definitivamente, el chico debería entrar a secarse, al menos, el edificio de apartamentos estaba ya frente a ellos, en cuanto pusiera un pie en la finca, se lo diría, sobretodo porque era culpa suya que el pobre tuvier a un ojo morado y, para colmo, estuviese empapado.
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Alanna Tale
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Aquella rubia era increíble, un matón seguía sus trabajos y eso hizo sorprender hasta el mismo Hisame, ¿Alanna era así de increíble? Pues debía ser una chica muy talentosa o ese tipo un otaku de la fotografía; no comprendía bien esas cosas y dudaba algún día que el supiese demasiado sobre el trabajo que hacia Alanna pero debía admitir que era increíble por el simple hecho de ser popular entre chicos así. De hecho parecía haber enamorado a todos esos matones con esa carita bonita e inocente que tenía, incluso era de su tipo así que no le extrañaba algo como eso. A los hombres como el siempre terminaban gustándole las chicas que lucían más delicadas y tímidas, porque si bien se llevaba muy bien con las mujeres que tenían mucha actitud siempre terminaba a las malas con ellas. Tenía una conocida que era una sukeban, con la que de vez en cuando se juntaba fuera de los supermercados para consumir alguna bebida o fumar un cigarro, podían pasar hablando horas y además tenían muchos temas en común, pero siempre terminaban a los golpes, en su último encuentro de la furia le había arrancado un piercing de la ceja y ella le había pegado un palo que le dejo con 5 puntos en la cabeza, tenía muchas diferencias con ellas y siempre solía tratarlas demasiado como un igual por lo que no media su fuerza, aunque con mujeres tan monstruosas como esas era normal ser de esa forma.
Saliendo de aquellos pensamientos y escuchando a la pequeña Alanna solo soltó un suspiro, gracias a ella aquello no había terminado mal así que al más alto no le importó. De hecho le pareció un poco adorable que se pusiera así y se echara la culpa, daban ganas de molestarla- Obviamente no te perdonare, chica problemática- luego de decir aquello se rio suave y llevo su mano hasta la cabeza de la chica para desordenarle un poco los cabellos mojados. Lucia algo atemorizada luego de esa escena- Tranquila, eres popular entre chicos problemáticos. Deberías tener cuidado, mira si empiezas a tener un novio yakuza. No vayas a meterte con tipos así ¿entendido?- esta vez le acomodo bien su chaqueta sobre el cuerpo a la chica y cubrió nuevamente la cabeza de esta con su capucha; el abrigo le quedaba gigantesco si bien ella media lo normal como para una mujer estándar, el resultaba ser más alto que un hombre estándar así que sus cosas obviamente le quedarían gigantescas a esa chica, además era muy delgada- Está bien…creo que Alanna es increíble, quiero saber que trabajo te hace tan popular ¿podrías mostrármelo?- cuestiono tranquilamente el peli negro volviendo a su posición para seguir caminando cerca de esa chica. Según ella no estaban muy lejos de su hogar así que, podría llegar y dejarla allí tranquila, además él se sentiría relajado de saber que la muchachita había llegado bien a su hogar sin tener ningún tipo de problema; si había un problemático en ese lugar era el, además el que más debería pedir disculpas seria el por ser tan directo y busca pleitos.
-Por cierto, ¿me pasarías tu celular?. O si quieres yo te paso el mío y piensas si llamarme o no. A veces tengo entradas gratis para el parque y tal vez a ti te interesen- pues esa era la verdad, como él trabajaba en un parque de diversiones era normal que a veces tuviese de esas entradas pero por lo general nunca tenia a quien darle entradas, porque por lo general la gente que conocía no era del tipo “normal” y la última vez que le regalo entradas a sus conocidos brabucones estos ocasionaron más de una pelea, fue realmente un desastre ese día.
Saliendo de aquellos pensamientos y escuchando a la pequeña Alanna solo soltó un suspiro, gracias a ella aquello no había terminado mal así que al más alto no le importó. De hecho le pareció un poco adorable que se pusiera así y se echara la culpa, daban ganas de molestarla- Obviamente no te perdonare, chica problemática- luego de decir aquello se rio suave y llevo su mano hasta la cabeza de la chica para desordenarle un poco los cabellos mojados. Lucia algo atemorizada luego de esa escena- Tranquila, eres popular entre chicos problemáticos. Deberías tener cuidado, mira si empiezas a tener un novio yakuza. No vayas a meterte con tipos así ¿entendido?- esta vez le acomodo bien su chaqueta sobre el cuerpo a la chica y cubrió nuevamente la cabeza de esta con su capucha; el abrigo le quedaba gigantesco si bien ella media lo normal como para una mujer estándar, el resultaba ser más alto que un hombre estándar así que sus cosas obviamente le quedarían gigantescas a esa chica, además era muy delgada- Está bien…creo que Alanna es increíble, quiero saber que trabajo te hace tan popular ¿podrías mostrármelo?- cuestiono tranquilamente el peli negro volviendo a su posición para seguir caminando cerca de esa chica. Según ella no estaban muy lejos de su hogar así que, podría llegar y dejarla allí tranquila, además él se sentiría relajado de saber que la muchachita había llegado bien a su hogar sin tener ningún tipo de problema; si había un problemático en ese lugar era el, además el que más debería pedir disculpas seria el por ser tan directo y busca pleitos.
-Por cierto, ¿me pasarías tu celular?. O si quieres yo te paso el mío y piensas si llamarme o no. A veces tengo entradas gratis para el parque y tal vez a ti te interesen- pues esa era la verdad, como él trabajaba en un parque de diversiones era normal que a veces tuviese de esas entradas pero por lo general nunca tenia a quien darle entradas, porque por lo general la gente que conocía no era del tipo “normal” y la última vez que le regalo entradas a sus conocidos brabucones estos ocasionaron más de una pelea, fue realmente un desastre ese día.
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Notó el tono jocoso del chico ante su disculpa, y sonrió aliviada, se alegraba de que el joven no se hubiera enfadado, le caía bien, tenía la impresión de que era un buen chico, y no le gustaría llevarse mal con un chico que le daba la impresión de ser tan amable y tener tan buen fondo, era el tipo de gente que valía la pena conocer y mantener cerca.
Sin saber si su siguiente afirmación era sincera o simple broma, asintió con una sonrisa, intentaría no meterse en líos, aunque, ciertamente, era rara la vez que se complicaba la vida. Ella podría considerarse, desde fuera, un espíritu libre, alguien que va y viene sin un lugar fijo y que, si un día se encontraba en un sitio, era probable que, al poco, se la encontrase en otro, muchos la comparaban con el viento, o con la luz, no son algo que pueda controlarse, el viento baila a su antojo, la luz se esparce por doquier, y ella, al igual que esos elementos, se movía a su propio ritmo y modo.
Dejó que el chico le recolocase su chaqueta, sintiendose, de nuevo, pequeña y delicada, más de lo que se había sentido nunca debido a lo gigantesca que le quedaba esa chaqueta, en ese intante si que se sentía como un hamster, un hamster que porteaba a un gatito remolón y que era cuidada por un gato callejero, sin embargo, tal vez no fuera nada malo ser un hamster. Se rió de su propio pensamiento, y, nuevamente, asintió a la petición del chico.
- Estaré más que encantada de enseñarte mis trabajos, aun no soy muy buena, ni tan increible como dices que soy.- comentó sonrojada-, pero... me gusta, y creo que eso se nota en las fotos. - sonrió algo colorada, ya ante su apartamento.
Allí, el joven le pidio su número de móvil, por supuesto que se lo daría, pero no podía dejar que se fuera con un ojo a la virulé y totalmente empapado, por ello, asintió pero puso una condición.
- Claro, pero sube a secarte y a que te de una pomada, al menos, luego te prestaré un paraguas para que puedas volver a casa sin mojarte más, es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que has hecho por mi esta noche.- dijo antes de comenzar a subir las escaleras hasta su rellano.
Abrió la puerta y dejó que Pierce se adentrase en la casa, que, al haber tenido la calefacción encendida todo el tiempo, estaba agradablemente cálida. Se quitó los zapatos y las chaquetas, dejando la puerta abierta para que el chico pudiera seguirla al interior y, adentrandose en la casa, metió la chaqueta del joven en la secadora, no tardaría más de una media hora en secarse. Luego se dirigió al baño y tomó dos toallas y una pomada y un par de tiritas para, después, salir de nuevo al salón.
- Pasa, no te quedes ahí, cuando acabe de curarte ya estará seca tu chaqueta, no quiero que pilles un catarro por culpa mía.- sonrió pasandole una de las toallas mientras secaba su pelo húmedo con la otra, ella después podría ponerse el pijama y acostarse en su cama entre sábanas cálidas, pero el chico volvería a salir a la lluvia para poder llegar a su apartamento, no era justo que, después de todo, tuviera que irse herido y mojado.
Sin saber si su siguiente afirmación era sincera o simple broma, asintió con una sonrisa, intentaría no meterse en líos, aunque, ciertamente, era rara la vez que se complicaba la vida. Ella podría considerarse, desde fuera, un espíritu libre, alguien que va y viene sin un lugar fijo y que, si un día se encontraba en un sitio, era probable que, al poco, se la encontrase en otro, muchos la comparaban con el viento, o con la luz, no son algo que pueda controlarse, el viento baila a su antojo, la luz se esparce por doquier, y ella, al igual que esos elementos, se movía a su propio ritmo y modo.
Dejó que el chico le recolocase su chaqueta, sintiendose, de nuevo, pequeña y delicada, más de lo que se había sentido nunca debido a lo gigantesca que le quedaba esa chaqueta, en ese intante si que se sentía como un hamster, un hamster que porteaba a un gatito remolón y que era cuidada por un gato callejero, sin embargo, tal vez no fuera nada malo ser un hamster. Se rió de su propio pensamiento, y, nuevamente, asintió a la petición del chico.
- Estaré más que encantada de enseñarte mis trabajos, aun no soy muy buena, ni tan increible como dices que soy.- comentó sonrojada-, pero... me gusta, y creo que eso se nota en las fotos. - sonrió algo colorada, ya ante su apartamento.
Allí, el joven le pidio su número de móvil, por supuesto que se lo daría, pero no podía dejar que se fuera con un ojo a la virulé y totalmente empapado, por ello, asintió pero puso una condición.
- Claro, pero sube a secarte y a que te de una pomada, al menos, luego te prestaré un paraguas para que puedas volver a casa sin mojarte más, es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que has hecho por mi esta noche.- dijo antes de comenzar a subir las escaleras hasta su rellano.
Abrió la puerta y dejó que Pierce se adentrase en la casa, que, al haber tenido la calefacción encendida todo el tiempo, estaba agradablemente cálida. Se quitó los zapatos y las chaquetas, dejando la puerta abierta para que el chico pudiera seguirla al interior y, adentrandose en la casa, metió la chaqueta del joven en la secadora, no tardaría más de una media hora en secarse. Luego se dirigió al baño y tomó dos toallas y una pomada y un par de tiritas para, después, salir de nuevo al salón.
- Pasa, no te quedes ahí, cuando acabe de curarte ya estará seca tu chaqueta, no quiero que pilles un catarro por culpa mía.- sonrió pasandole una de las toallas mientras secaba su pelo húmedo con la otra, ella después podría ponerse el pijama y acostarse en su cama entre sábanas cálidas, pero el chico volvería a salir a la lluvia para poder llegar a su apartamento, no era justo que, después de todo, tuviera que irse herido y mojado.
- Tamer & Digimon
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Alanna Tale
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
El más alto solo se limitó a observarla, de verdad era mucho más pequeña que él y obviamente con esa chaqueta se veía súper linda no podía evitar pensar que se veía como un pequeño animal protegiéndose de la lluvia, soltó una suave risa por eso y luego apoyo su mano sobre la cabeza de la chica para darle un par de palmadas- Oh, el pequeño hámster no acepta mis halagos - el peli negro se le dio por molestar un poco a la chica por eso, porque bueno le daban ganas de bromear un poco con ella, solo para que no se tirara tan abajo ese tipo de cosas no le gustaban demasiado después de todo. A él le costaba mucho la carrera que hacía y era torpe, también era un idiota pero lo hacía porque le gustaba y obviamente porque creía que podía hacerlo podía conseguirlo. – Deberías ver a Shia LaBeouf, tal vez te motive un poco con esa autoestima tan baja que tienes “Just do it”- dijo mientras apuntaba con su dedo índice hacia el horizonte, siempre tenía esas manías extrañas de alentar a la gente o llorar como un imbécil cada vez que una persona daba todo de sí, tenía una manera muy especial de ser, pensar y sobre todo expresarse.
Finalmente cuando llegaron al lugar en donde vivía aquella chica y escucho la invitación de esta solo pensó que ese tonto y pequeño hámster dejaba pasar a un chico extraño como el a su casa y que de verdad era extraña, era una mujer después de todo no podía descuidarse de esa forma, ya se lo había advertido pero aquella muchacha parecía ser tan cabeza dura que no le haría caso y seguramente lo obligaría a entrar al lugar si él se negaba a pasar a su casa. Así que sin vacilar entro al apartamento de la joven, obviamente siguiendo el protocolo antes de pasar por completo a ese lugar- Ah, con permiso- observo el apartamento de reojo y luego escucho a la chica, también tomo la toalla que le presto para secarse, incluso pensaba curar su herida a pesar de que ella no tenía la culpa de haber causado la misma, de verdad resultaba ser una chica muy inocente- Ah, para ser una “senior” pareces mucho más pequeña que yo- Hisame se comenzó a secar con la toalla que le había prestado la muchacha y luego la observo a la chica con detenimiento- Hey, tu… no permitas que otro hombre pase a tu casa ¿entendido?. Eres una señorita y hay lobos feroces allí afuera que solo piensan en comer a damiselas en apuros como tú- intento advertirle como si se tratase de una pequeña niña, después de todo siempre estaba lleno de pervertidos y bueno, no estaba de más advertirle a una muchachita tan despistada como aquella.
-Incluso yo, podría querer comerte. – confeso algo divertido aunque obviamente bromista en cuanto a eso, después de todo el sería incapaz de hacer algo tan deshonesto como eso- Por cierto, aplícame la pomada. Veremos qué tan buena eres con eso- el muchacho se sentó en el suelo y espero a que la chica hiciera lo suyo.
Finalmente cuando llegaron al lugar en donde vivía aquella chica y escucho la invitación de esta solo pensó que ese tonto y pequeño hámster dejaba pasar a un chico extraño como el a su casa y que de verdad era extraña, era una mujer después de todo no podía descuidarse de esa forma, ya se lo había advertido pero aquella muchacha parecía ser tan cabeza dura que no le haría caso y seguramente lo obligaría a entrar al lugar si él se negaba a pasar a su casa. Así que sin vacilar entro al apartamento de la joven, obviamente siguiendo el protocolo antes de pasar por completo a ese lugar- Ah, con permiso- observo el apartamento de reojo y luego escucho a la chica, también tomo la toalla que le presto para secarse, incluso pensaba curar su herida a pesar de que ella no tenía la culpa de haber causado la misma, de verdad resultaba ser una chica muy inocente- Ah, para ser una “senior” pareces mucho más pequeña que yo- Hisame se comenzó a secar con la toalla que le había prestado la muchacha y luego la observo a la chica con detenimiento- Hey, tu… no permitas que otro hombre pase a tu casa ¿entendido?. Eres una señorita y hay lobos feroces allí afuera que solo piensan en comer a damiselas en apuros como tú- intento advertirle como si se tratase de una pequeña niña, después de todo siempre estaba lleno de pervertidos y bueno, no estaba de más advertirle a una muchachita tan despistada como aquella.
-Incluso yo, podría querer comerte. – confeso algo divertido aunque obviamente bromista en cuanto a eso, después de todo el sería incapaz de hacer algo tan deshonesto como eso- Por cierto, aplícame la pomada. Veremos qué tan buena eres con eso- el muchacho se sentó en el suelo y espero a que la chica hiciera lo suyo.
- omh:
- {Off: Perdón babu, ¡acá estoy!...ngh fuck te voy a dar un regalo por la espera ;3;. Perdón, perdón...seguro te olvidaste de mi por tanta espera. Mucho love para tu (?)}
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Se sonrojó un poco ante la pequeña burla del chico, ciertamente, no le gustaba ensalzar demasiado su trabajo, aun no se consideraba lo bastante buena como para poder presumir, simplemente le gustaba lo que hacía, disfrutaba de ello. Aun así apuntó mentalmente el nombre francés que el chico le había dicho, asintiendo aun algo roja, entendía lo que quería decir, tal vez debiera apreciar más su esfuerzo y los resultados de este, ser muy dura no siempre era bueno.
Cuando el joven finalmente accedió, la chica sonrió aliviada, al menos podría curarle la herida y, con algo de suerte, no se le notase la inchazón al día siguiente. Mientras el chico se secaba el pelo con la toalla blanca que ella misma le había prestado, la chica, arrodillada en el suelo del salón, con la puerta del piso ya cerrada, apagó su portatil y abrió el botiquín de primeros auxilios. Dentro había varias gasas, esparadrapo, pomadas anti-inflamatorias, pastillas, algunos inhaladores, un par de sueros, colirio, tiritas y vendas, estaba bien equipado para cualquier contratiempo de la vida diaria.
La chica alzó la cabeza cuando escuchó la voz reflexiva del joven, si, ciertamente tenía un aspecto muy juvenil, muchas veces incluso le pedían el carnet de identidad porque no pensaban que dijese la verdad sobre su edad, pero si algo tenía su familia era que se conservaban bien, al menos, si, como ella, no tomaban nada raro. El siguiente comentario del chico, no pudo si no, incitarla a bromear, ella era una chica joven, si, pero lejos estaba de ser un corderito, o, al menos, eso le gustaba pensar a ella, de otro modo no sería capaz de vivir sola en un apartamento, tan lejos de todo, aunque no es que echase nada en falta de su hogar en el norte de Europa.
-Es una amenaza, o una provocación?- preguntó bromeando, con una suave risa, mirandolo de reojo.- tranquilo, no es la primera vez que hago esto, las modelos se golpean continuamente con los decorados.- explicó con una sonrisa mientras se giraba a mirar al chico con pomada, gasas y esparadrapo en las manos.- intentaré que no duela.- dijo en un murmullo acercandose a él.
Cuando estuvo a unos pocos centímetros, comenzó a aplicar la pomada con cuidado, cubriendo el golpe sin acercarse al ojo, cuidando de que no le entrase nada de pomada. la extendió con suavidad, con la llema de los dedos, dejando el típico color blanco de la pomada sobre el golpe, para que se absorviera. Puso la venda con delizadeza, y la sostuvo son presión alguna, para que el chico no se resintiera, si no le dolía ya, pronto empezaría a dorlerle, y le puso dos trozos de esparadrapo para que la gasa se sostuviera a la piel.
- Ya está, siento si te ha dolido.- se disculpó limpiandose las manos con unas toallitas humedas que había sobre la mesa, para quitarse el olor y el pringue de la pomada usada, se giró a guardar los objetos usados mientras seguía hablando.- Calculo que mañana ya podrás quitarte la venda, y con algo de suerte, entre el hielo y la pomada, todo irá bien.- explicó con una sonrisa amable, aliviada por haber sido de ayuda, aun arrodillada e la moqueta.[/color]
Cuando el joven finalmente accedió, la chica sonrió aliviada, al menos podría curarle la herida y, con algo de suerte, no se le notase la inchazón al día siguiente. Mientras el chico se secaba el pelo con la toalla blanca que ella misma le había prestado, la chica, arrodillada en el suelo del salón, con la puerta del piso ya cerrada, apagó su portatil y abrió el botiquín de primeros auxilios. Dentro había varias gasas, esparadrapo, pomadas anti-inflamatorias, pastillas, algunos inhaladores, un par de sueros, colirio, tiritas y vendas, estaba bien equipado para cualquier contratiempo de la vida diaria.
La chica alzó la cabeza cuando escuchó la voz reflexiva del joven, si, ciertamente tenía un aspecto muy juvenil, muchas veces incluso le pedían el carnet de identidad porque no pensaban que dijese la verdad sobre su edad, pero si algo tenía su familia era que se conservaban bien, al menos, si, como ella, no tomaban nada raro. El siguiente comentario del chico, no pudo si no, incitarla a bromear, ella era una chica joven, si, pero lejos estaba de ser un corderito, o, al menos, eso le gustaba pensar a ella, de otro modo no sería capaz de vivir sola en un apartamento, tan lejos de todo, aunque no es que echase nada en falta de su hogar en el norte de Europa.
-Es una amenaza, o una provocación?- preguntó bromeando, con una suave risa, mirandolo de reojo.- tranquilo, no es la primera vez que hago esto, las modelos se golpean continuamente con los decorados.- explicó con una sonrisa mientras se giraba a mirar al chico con pomada, gasas y esparadrapo en las manos.- intentaré que no duela.- dijo en un murmullo acercandose a él.
Cuando estuvo a unos pocos centímetros, comenzó a aplicar la pomada con cuidado, cubriendo el golpe sin acercarse al ojo, cuidando de que no le entrase nada de pomada. la extendió con suavidad, con la llema de los dedos, dejando el típico color blanco de la pomada sobre el golpe, para que se absorviera. Puso la venda con delizadeza, y la sostuvo son presión alguna, para que el chico no se resintiera, si no le dolía ya, pronto empezaría a dorlerle, y le puso dos trozos de esparadrapo para que la gasa se sostuviera a la piel.
- Ya está, siento si te ha dolido.- se disculpó limpiandose las manos con unas toallitas humedas que había sobre la mesa, para quitarse el olor y el pringue de la pomada usada, se giró a guardar los objetos usados mientras seguía hablando.- Calculo que mañana ya podrás quitarte la venda, y con algo de suerte, entre el hielo y la pomada, todo irá bien.- explicó con una sonrisa amable, aliviada por haber sido de ayuda, aun arrodillada e la moqueta.[/color]
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Alanna Tale
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
-¿Modelos?, haha…vaya que sorprendente. ¿Para quién trabajas?- Hisame solo cuestiono de curioso, aunque la verdad no le interesaba demasiado saber para quien trabajaba la chica, no era algo de su incumbencia, pero bueno no estaba de más preguntar después de todo la muchacha podía decidirse por no contestar la pregunta y decirle que no le interesaba darle una respuesta, el peli negro tomaría bien algo como eso. Espero con paciencia que la mayor le aplicara la pomada y cuando comenzó a hacerlo, sintió que aquella zona caliente debajo de su ojos comenzó a sentirse más fresca y Alanna era tan delicada al aplicar la pomada que prácticamente ni lo sentía; su tacto era demasiado suave y además ella olía bien, era extraño ser atendido por una chica de aquella forma y solo por molestarla fingió un poco de dolor cuando comenzó a tocar una zona, pero luego el más alto comenzó a reírse por eso, al parecer le gustaba molestar a la muchacha y de por mas, debía haberle agarrado confianza en poco tiempo, no debió ver malas intenciones en ella por ninguna parte de hecho desconfiaba más de sí mismo, era el que estaba en la casa de una chica que parecía confiar en el mundo las muchachas así de verdad eran arriesgadas o más bien inconscientes de los que el mundo podría darles si no tenía más cuidado.
Pasado un rato aquella chica termino de aplicar la medicina sobre la herida de aquel chico y se sintió un poco mejor, seguramente se curaría en seguida y no se hincharía tanto si en el lugar que estudiaba lo veían así podrían intentar suspenderlo por el simple hecho de que había estado entrometido en una pelea aún si sospechaban que lo había estado, si bien sus notas estaban dentro del promedio de “bien” porque era un alumno que se esforzaba mucho en esa carrera, era demasiado conflictivo y no era alguien muy sobresaliente como para que tuviesen el cuidado de conservarlo, así que debía ser extremadamente cuidadoso en parte había dejado de lado las peleas por eso mismo, incluyendo al boxeo- Gracias, me ha salvado. Si esa vieja llegase a descubrir el golpe me regañaría de nuevo, no tengo la culpa de que busquen pelea conmigo- se excusó Hisame mientras hacia un puchero por eso, ni siquiera había podido devolver el golpe así que en parte se sentía frustrado.
- Serias una excelente enfermera, atiendes de manera muy dulce a tus pacientes. A mí no me molestaría ser golpeado si sé que después unas manos así van a pasar por mi cara- confeso sonriente y obviamente pasándose como persona sincera, siempre decía lo que pensaba sin mucho cuidado. – Por cierto, hueles bien. ¿Usas algún perfume de Givenchi?, por lo general los aromas dulces no me agradan pero debo decir que algunas chicas le quedan muy bien y se adaptan de manera perfecta a su piel- no era un experto en perfumes, pero sabía de ellos por diferentes cosas de su vida, que obviamente no venían al caso. No se podía entretener por mucho rato haciéndole preguntas a la chica y a este punto que ya estaba curado lo mejor que podía hacer era retirarse del hogar de aquella muchacha, pero no podía sin su chaqueta, era la única que tenía disponible como para ir al día siguiente a clases o más bien para ir dentro de un par de horas a la misma, ese día debía empezar temprano las clases y de tan solo pensarlo le daba algo de sueño, seguramente no alcanzaría dormir ni 3 horas, pero ya a esa altura del partido sus costumbres por una buena siesta ya no existían casi.
Pasado un rato aquella chica termino de aplicar la medicina sobre la herida de aquel chico y se sintió un poco mejor, seguramente se curaría en seguida y no se hincharía tanto si en el lugar que estudiaba lo veían así podrían intentar suspenderlo por el simple hecho de que había estado entrometido en una pelea aún si sospechaban que lo había estado, si bien sus notas estaban dentro del promedio de “bien” porque era un alumno que se esforzaba mucho en esa carrera, era demasiado conflictivo y no era alguien muy sobresaliente como para que tuviesen el cuidado de conservarlo, así que debía ser extremadamente cuidadoso en parte había dejado de lado las peleas por eso mismo, incluyendo al boxeo- Gracias, me ha salvado. Si esa vieja llegase a descubrir el golpe me regañaría de nuevo, no tengo la culpa de que busquen pelea conmigo- se excusó Hisame mientras hacia un puchero por eso, ni siquiera había podido devolver el golpe así que en parte se sentía frustrado.
- Serias una excelente enfermera, atiendes de manera muy dulce a tus pacientes. A mí no me molestaría ser golpeado si sé que después unas manos así van a pasar por mi cara- confeso sonriente y obviamente pasándose como persona sincera, siempre decía lo que pensaba sin mucho cuidado. – Por cierto, hueles bien. ¿Usas algún perfume de Givenchi?, por lo general los aromas dulces no me agradan pero debo decir que algunas chicas le quedan muy bien y se adaptan de manera perfecta a su piel- no era un experto en perfumes, pero sabía de ellos por diferentes cosas de su vida, que obviamente no venían al caso. No se podía entretener por mucho rato haciéndole preguntas a la chica y a este punto que ya estaba curado lo mejor que podía hacer era retirarse del hogar de aquella muchacha, pero no podía sin su chaqueta, era la única que tenía disponible como para ir al día siguiente a clases o más bien para ir dentro de un par de horas a la misma, ese día debía empezar temprano las clases y de tan solo pensarlo le daba algo de sueño, seguramente no alcanzaría dormir ni 3 horas, pero ya a esa altura del partido sus costumbres por una buena siesta ya no existían casi.
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Cuando el chico frunció el ceño, con aspecto dolorido, la chica retiró la mano un segundo, preocupada, le habría hecho daño, sin embargo, el joven pronto empezó a reir, haciendo que Alanna suspirase aliviada y sonriera para seguir con el tratamiento, mientras pensaba como explicarle al joven donde trabajaba, ya que, en realidad, no tenía un sitio fijo, estaba rodando de lado a lado de contrato temporal en contrato temporal, rascando para sacar un sueldo decente. Lo lograba, y, afortunadamente, empezaba a tener cierto renombre entre algunas revistas conocidas, pero, al no disponer de estudio ni ayudantes, no solían contratarla a no ser que necesitasen a alguien que se desplazara.
- La verdad es que voy rodando, no tengo un puesto fijo, aunque quiero ver si me cogen como profesora de ballet en la escuela de baile del barrio.- Comentó guardando las vendas y demás.
Se mantuvo en silencio unos segundos, cerrando el botiquín y dejandolo sobre la mesa, junto al portatil, se apartó el pelo de la cara y escuchó como el chico le daba las gracias, girandose a mirarlo con una sonrisa amable, no había hecho nada más que devolverle en una muy pequeña parte todo lo que él había hecho por ella esa noche, pero se alegraba de haberle sido de utilidad. Conocía bien a ciertos profesores, tan estrictos que no podías tropezarte sin que preguntasen, aunque, lo cierto es que, ojala cuando ella era pequeña hubiera tenido profesores así.
- Tengo buena fama entre los profesores, si quieres, un día voy a recogerte a la salida de la facultad, seguro que dejan de molestarte tanto.- le propuso con una sonrisa.
A medida que el chico seguía hablando, empezó a subirle el sonrojo a la cara, no sabía si solo quería hacerle un cumplido y se había pasado de amable, o si simplemente lo decía en serio, pero sonrió en respuesta, encogiendose un poco de hombros, avergonzada. Para, alzar la vista extrañada, aumentando la rojez de su tez clara, ¿olía bien? ¿Perfume?Casi nunca se echaba nada, ese días no se había puesto ninguna colonia, y normalmente solo usaba aromas frescos. Extrañada, pensó si había cocinado algo dulce o similar ese día, pero no, excepto por la noche, no había entrado en casa, y ni siquiera había cenado, ¿se le habría pegado el aroma del pastel? No, imposible, ni siquiera lo había tocado...
- No llevo nada, no suelo usar perfumes.- dijo con sinceridad al tiempo que sonaba la alarma de la secadora.- Ah, tu chaqueta.- Comentó levantandose del suelo.- Eso es que ya está seca.- comentó ya de pie, intentando dar un paso, tropezandose con sus propios pies.
Tal fue su torpeza, que comenzó a caer, llegando a parar de lado, al regazo del chico. Sin poder levantarse, con un ligero dolor de tobillo por el tropezón, miró al joven avergonzada por su torpeza mientras Pierce dormitaba en el sofá sin percatarse de nada de lo que sucedía a su alrededor.
- E... lo... lo siento...- se disculpó azorada.
- La verdad es que voy rodando, no tengo un puesto fijo, aunque quiero ver si me cogen como profesora de ballet en la escuela de baile del barrio.- Comentó guardando las vendas y demás.
Se mantuvo en silencio unos segundos, cerrando el botiquín y dejandolo sobre la mesa, junto al portatil, se apartó el pelo de la cara y escuchó como el chico le daba las gracias, girandose a mirarlo con una sonrisa amable, no había hecho nada más que devolverle en una muy pequeña parte todo lo que él había hecho por ella esa noche, pero se alegraba de haberle sido de utilidad. Conocía bien a ciertos profesores, tan estrictos que no podías tropezarte sin que preguntasen, aunque, lo cierto es que, ojala cuando ella era pequeña hubiera tenido profesores así.
- Tengo buena fama entre los profesores, si quieres, un día voy a recogerte a la salida de la facultad, seguro que dejan de molestarte tanto.- le propuso con una sonrisa.
A medida que el chico seguía hablando, empezó a subirle el sonrojo a la cara, no sabía si solo quería hacerle un cumplido y se había pasado de amable, o si simplemente lo decía en serio, pero sonrió en respuesta, encogiendose un poco de hombros, avergonzada. Para, alzar la vista extrañada, aumentando la rojez de su tez clara, ¿olía bien? ¿Perfume?Casi nunca se echaba nada, ese días no se había puesto ninguna colonia, y normalmente solo usaba aromas frescos. Extrañada, pensó si había cocinado algo dulce o similar ese día, pero no, excepto por la noche, no había entrado en casa, y ni siquiera había cenado, ¿se le habría pegado el aroma del pastel? No, imposible, ni siquiera lo había tocado...
- No llevo nada, no suelo usar perfumes.- dijo con sinceridad al tiempo que sonaba la alarma de la secadora.- Ah, tu chaqueta.- Comentó levantandose del suelo.- Eso es que ya está seca.- comentó ya de pie, intentando dar un paso, tropezandose con sus propios pies.
Tal fue su torpeza, que comenzó a caer, llegando a parar de lado, al regazo del chico. Sin poder levantarse, con un ligero dolor de tobillo por el tropezón, miró al joven avergonzada por su torpeza mientras Pierce dormitaba en el sofá sin percatarse de nada de lo que sucedía a su alrededor.
- E... lo... lo siento...- se disculpó azorada.
- Tamer & Digimon
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Alanna Tale
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
-¿De verdad?, entonces debo parecer un pervertido porque me guste tu aroma corporal- contesto bastante calmado y sin vergüenza alguna, en ocasiones podía pasar algo como eso pero ahora sabía qué tipo de fragancias podrían quedar bien en la piel de aquella chica que ahora mismo se había retirado después del pitido que había dado al parecer su secadora de ropa. Hisame espero con paciencia a que la muchacha volviese con su chaqueta y mientras tanto solo observaba al pequeño Pierce dormitar sobre el sillón, era sumamente lindo observarlo dormir o estirarse, daban ganas de ir a molestarlo o acariciarlo siempre le había tentado tener un gato solo para martirizarlo o hacerle churias, después de todo solían enfadarse con facilidad. – Ah, genial-contesto el peli negro observando ahora a Alanna después de notar que se acercaba a él con la chaqueta que le había prestado la chica; había pensado en levantarse para recibir la prenda pero para la suerte de Alanna no lo hizo y solo pudo ver como “en cámara lenta” la chica comenzaba a caer, con tanta suerte que cayó sobre el regazo del chico. Aquello fue tan justo que dejo en blanco al oji plateado, esas cosas por lo general no pasaban y a veces la física podía ser tan extraña.
Por un rato largo hubo un silencio incomodo por parte de Hisame después de que escucho la disculpa de Alanna, no sabía de qué forma tomarse aquello pero al rato comenzó a reírse nuevamente, eso había sido tan extraño la caída de la chica realmente había resultado ser de lo más torpe- Pfff…hahaha, te tropezaste con tus propios pies. HAHAHAHAAHHA, vaya además de torpe eres suertuda, la física está a tu favor- confeso el chico muy divertido burlándose un poco de Alanna, pero más que nada creyendo que esa situación era de lo más graciosa y no podía parar de reírse, porque de verdad le había causado mucha gracias todo eso- Ah, ya…- acaricio la cabeza de la muchacha y luego observo sus pies, aquella caída había sido tan fuerte que si hubiese caído diariamente en el suelo podría haberse hecho bastante daño.
- Por cierto ¿estás bien?, ¿no te hiciste daño? ¿no?- pregunto observando los movimientos de la chica. De verdad era pequeña y además linda, caer sobre su regazo de manera tan perfecta había sido una suerte bastante extraña, podía decirse que era afortunada por eso. Aunque parecía un poco perturbada por lo que había sucedido, no era como si se la fuese a comer de verdad por ello- Tranquila, no te voy a hacer daño.- aclaro el chico mientras siguió acariciando la cabeza de la muchacha, no tenía idea de que le podía doler el tobillo a la chica. Pero si se hubiese dado por aludido seguramente hubiese reaccionado de manera instantánea.
Por un rato largo hubo un silencio incomodo por parte de Hisame después de que escucho la disculpa de Alanna, no sabía de qué forma tomarse aquello pero al rato comenzó a reírse nuevamente, eso había sido tan extraño la caída de la chica realmente había resultado ser de lo más torpe- Pfff…hahaha, te tropezaste con tus propios pies. HAHAHAHAAHHA, vaya además de torpe eres suertuda, la física está a tu favor- confeso el chico muy divertido burlándose un poco de Alanna, pero más que nada creyendo que esa situación era de lo más graciosa y no podía parar de reírse, porque de verdad le había causado mucha gracias todo eso- Ah, ya…- acaricio la cabeza de la muchacha y luego observo sus pies, aquella caída había sido tan fuerte que si hubiese caído diariamente en el suelo podría haberse hecho bastante daño.
- Por cierto ¿estás bien?, ¿no te hiciste daño? ¿no?- pregunto observando los movimientos de la chica. De verdad era pequeña y además linda, caer sobre su regazo de manera tan perfecta había sido una suerte bastante extraña, podía decirse que era afortunada por eso. Aunque parecía un poco perturbada por lo que había sucedido, no era como si se la fuese a comer de verdad por ello- Tranquila, no te voy a hacer daño.- aclaro el chico mientras siguió acariciando la cabeza de la muchacha, no tenía idea de que le podía doler el tobillo a la chica. Pero si se hubiese dado por aludido seguramente hubiese reaccionado de manera instantánea.
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
El silencio se hizo eterno mientras la chica, con la chaqueta del joven en las manos, intantaba descubrir como reaccionar, ante su propia torpeza, siempre iba tropezandose con sus propios pies, andar no era su fuerte, y no sería por no mirar por donde pisaba, lo cierto es que intentaba ser cuidadosa con sus pasos, pero era tan atrotinada, tan sumamente torpe, que no había día que no se callera. La diferencia era que, normalmente, no se hacía daño, pero lo cierto es que le dolía un poco el tobillo.
De pronto, escuchó la risa clara del joven, y alzó la mirada para verlo, era tal su expresión, y su risa tan contagiosa, que Alanna comenzó riendo con suavidad para acabar con carcajadas finas y brillantes como el cristal, contagiada por la alegría del chico, era increible, ella callendose de sueño, y él riendo como si hubiera dormido dos días seguidos. En cierto modo, y teniendo en cuenta las leyes de la probabilidad, como decía el chico, tenía suerte, raro era que, con su torpeza natural, no se hubiera roto ya la crisma.
Notó mientras calmaba su risa, antes de que lofinass vecinos se quejasen, una mano en la cabeza, y al chico acariciandole el pelo, al parecer, era, sin duda aguna, una especie de mascotita, sonrió y asintió a la pregunta del chico, era raro, pero tenía confianza con ese chico, no es que tuviera, si no, más bien, que el se la inspiraba.
- Estoy bien.- sonrió mientras se levantaba ignorando el dolor del tobillo, pensando que no sería nada.- ten, la chaqueta, está seca y calentita después de salir de la secadora.- dijo abrazandola para notar el calor de la ropa, antes de tendersela.- Oh, si, toma- dijo dandole su telefono movil- apunta tu número, antes me has dicho que me lo darías, ¿recuerdas?- Le sonrió nuevamente.
A penas quedaban unas 4 horas hasta el amanecer, pero la lluvia aun caía con fuerza chocando suavemente contra los cristales de las ventanas del pequeño apartamento. Antes de que el chico se fuera, le dejaría un paraguas, no iba a dejar que un junior se fuera de allí con la que caía y sin nada para cobijarse de la fuerte tormenta.
De pronto, escuchó la risa clara del joven, y alzó la mirada para verlo, era tal su expresión, y su risa tan contagiosa, que Alanna comenzó riendo con suavidad para acabar con carcajadas finas y brillantes como el cristal, contagiada por la alegría del chico, era increible, ella callendose de sueño, y él riendo como si hubiera dormido dos días seguidos. En cierto modo, y teniendo en cuenta las leyes de la probabilidad, como decía el chico, tenía suerte, raro era que, con su torpeza natural, no se hubiera roto ya la crisma.
Notó mientras calmaba su risa, antes de que lofinass vecinos se quejasen, una mano en la cabeza, y al chico acariciandole el pelo, al parecer, era, sin duda aguna, una especie de mascotita, sonrió y asintió a la pregunta del chico, era raro, pero tenía confianza con ese chico, no es que tuviera, si no, más bien, que el se la inspiraba.
- Estoy bien.- sonrió mientras se levantaba ignorando el dolor del tobillo, pensando que no sería nada.- ten, la chaqueta, está seca y calentita después de salir de la secadora.- dijo abrazandola para notar el calor de la ropa, antes de tendersela.- Oh, si, toma- dijo dandole su telefono movil- apunta tu número, antes me has dicho que me lo darías, ¿recuerdas?- Le sonrió nuevamente.
A penas quedaban unas 4 horas hasta el amanecer, pero la lluvia aun caía con fuerza chocando suavemente contra los cristales de las ventanas del pequeño apartamento. Antes de que el chico se fuera, le dejaría un paraguas, no iba a dejar que un junior se fuera de allí con la que caía y sin nada para cobijarse de la fuerte tormenta.
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Alanna Tale
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Con aquel accionar, esa muchacha había logrado relajarse un poco las risas habían sido realmente contagiosas y la situación un poco bochornosa pero más que nada divertida, Hisame no era el tipo que podría considerarse correctamente japonés en esos casos de hecho era más “libertino” con respecto a esas cosas y a veces parecía que no tenía un pudor demasiado “normal” por así decirlo. Observo con atención a la chica al momento de que esta se levantó sola de aquel lugar y cuando esta lo hizo, el peli negro no pudo evitar notar un pequeño detalle. La castaña había cojeado por unos segundos y lo seguía haciendo, era un movimiento involuntario del cuerpo, cuando uno estaba lastimado o esguinzado sucedían esas cosas, el menor no era consciente de eso solo porque estudiaba enfermería sino también porque ya había visto ese tipo de cosas en el deporte que el practicaba, para él era habitual ver gente lesionada y ver como caminaban, así que aquello ya era un conocimiento que tenía desde hace tiempo- Boba, ¿te torciste el tobillo? No fuerces demasiado tu pie- dijo al instante Hisame ignorando lo del número de celular y aprovecho para levantarse de su lugar mientras tomaba la chaqueta que le extendía la mayor.
-Vamos deberías sentarte, te revisare- el más alto se adelantó y cargo a la muchacha para que no tuviese que caminar ese tramo, una torcedura podía doler bastante y obviamente no era linda la sensación de un tobillo desacomodado, era muy doloroso, además todo empezaba a hincharse de a poco lo cual imposibilitaba aún más que la otra persona pudiese moverse con libertad. Debía cuidar que Alanna no se levantase o hiciera movimientos más bruscos, si bien no parecía ser grave, no empeoraría el asunto haciéndola caminar de manera innecesaria- Veamos señorita torpeza- el oji plata se agacho lo suficiente como para poder revisar mejor el pie de aquella chica, era cuidadoso e intentaba no tocarla demasiado por miedo a que le doliera mucho a la castaña, de igual forma tendría que comprobar de que se trataba aquello- Bien, dime ¿te duele aquí?-se atrevió a hacer una presión apenas sutil y leve sobre una zona del pie de la fotógrafa, esperando que esta reaccionase de algún modo. Podía dolerle o no, pero debía comprobar que aquello solo se trataba de una simple torcedura y no algo peor, aunque dudaba que fuese algo malo, solo se esperaba las respuestas correctas para saber que la chica se encontraba medianamente bien.
- Pierce, cuidas a una ama bastante torpe ¿eh?- le pregunto al gatito que yacía en ese sillón, anteriormente había estado dormido pero Hisame ni se había fijado en cómo estaba ahora ya que sus orbes estaban completamente enfocadas en el pie de Alanna, estaba más concentrado en su trabajo que en cualquier otra cosa.
-Vamos deberías sentarte, te revisare- el más alto se adelantó y cargo a la muchacha para que no tuviese que caminar ese tramo, una torcedura podía doler bastante y obviamente no era linda la sensación de un tobillo desacomodado, era muy doloroso, además todo empezaba a hincharse de a poco lo cual imposibilitaba aún más que la otra persona pudiese moverse con libertad. Debía cuidar que Alanna no se levantase o hiciera movimientos más bruscos, si bien no parecía ser grave, no empeoraría el asunto haciéndola caminar de manera innecesaria- Veamos señorita torpeza- el oji plata se agacho lo suficiente como para poder revisar mejor el pie de aquella chica, era cuidadoso e intentaba no tocarla demasiado por miedo a que le doliera mucho a la castaña, de igual forma tendría que comprobar de que se trataba aquello- Bien, dime ¿te duele aquí?-se atrevió a hacer una presión apenas sutil y leve sobre una zona del pie de la fotógrafa, esperando que esta reaccionase de algún modo. Podía dolerle o no, pero debía comprobar que aquello solo se trataba de una simple torcedura y no algo peor, aunque dudaba que fuese algo malo, solo se esperaba las respuestas correctas para saber que la chica se encontraba medianamente bien.
- Pierce, cuidas a una ama bastante torpe ¿eh?- le pregunto al gatito que yacía en ese sillón, anteriormente había estado dormido pero Hisame ni se había fijado en cómo estaba ahora ya que sus orbes estaban completamente enfocadas en el pie de Alanna, estaba más concentrado en su trabajo que en cualquier otra cosa.
Re: Vuelta en la madrugada [Priv.Alanna]
Lo cierto es que le dolía, pero la chica no quería preocupar al joven, si estaba de practicas en el hospital como le había dicho al principio de la noche, debería entrar pronto, y solo le quedarían unas cuantas horas de sueño, debería irse a dormir incluso parecía que se le empezaban a distinguir ojeras bajo as largas pestañas. Sin duda, lo mejor sería que descansara, y pronto.
-No, estoy bien.- le dijo al chico, intentando no preocuparle.
Sin embargo, su pequeña mentira sirvió de poco, Hisame se apresuró a tomar la chaqueta, alzarse de su lugar en el suelo, y levantar la en volandas, como si no pesara más que un almohadón de plumas. Avergonzada, y algo asustada por el repentino movimiento, se sostuvo del cuello del chico sin saber si quiera que decir para protestas, encima que el chico se tomaba la molestia de preocuparse por ella, no quería parecer maleducada. Le resulto gracioso que, diciéndole que se sentase, fuera él quien la dejara en sobre el sofá.
Se mantuvo quieta, sin moverse, no queriendo entorpecer lo que fuera a hacer el chico, no solía ir al medico, siempre le había asustado que vieran todas sus heridas, y moretones, por ello, siempre que había tenido una lesión, se las había apañado para curarse sola, ni siquiera le gustaba decírselo a Sig, por miedo a que la obligara a ir al medico, que la cuidaran, era algo nuevo, y había llegado de parte de. ni más ni menos, un chico al que acababa de conocer, las figuras masculinas nunca habían estado patentes en su vida, tras la desaparición de su padre, poco o nada se había preocupado por los hombres, pensando que no se preocupaban por nadie, tal vez debería confiar algo más en los demás.
- Lo siento- respondió avergonzada porque, efectivamente, era muy torpe, aunque al principio fuera por justificar sus numerosas heridas, algunas de las cuales aún eran visibles, se había acabado volviendo parte de si misma.- No me duele, de verdad, estoy bien, si mañana empeora, prometo ir al médico- Le sonrió al chico, preocupada por que alzase más su pantalón y viera las marcas de cortes que, muchos años atrás, le hiciera su madre al romper una botella de cristal en el suelo, cerca de ella.- Gracias por preocuparte- le sonrió con dulzura al chico, enternecida por su reacción.
Había aprendido a ocultar su dolor con una facilidad tremenda, tal vez, demasiado, por ello sabía que el chico no vería ningún rastro de dolor en su rostro o su voz, y que, si el tobillo no se hinchaba demasiado pronto, quería decir que tendría tiempo para, mañana, alzarse, cubrir las heridas con maquillaje, e ir al médico, era lo mejor que podía hacer si no quería que un chico al que acababa de conocer y que, sinceramente, le parecía encantador, descubriese algo de su pasado, que, probablemente, espantaría incluso a quienes la conocían de toda la vida.
- Estoy bien, lo prometo, además, como tu has dicho, Pierce cuida de mi- afirmó con una sonrisa dulce apartando el pie de las manos del chico.- Estoy bien- Repitió, tal vez más para si misma, que para él.
-No, estoy bien.- le dijo al chico, intentando no preocuparle.
Sin embargo, su pequeña mentira sirvió de poco, Hisame se apresuró a tomar la chaqueta, alzarse de su lugar en el suelo, y levantar la en volandas, como si no pesara más que un almohadón de plumas. Avergonzada, y algo asustada por el repentino movimiento, se sostuvo del cuello del chico sin saber si quiera que decir para protestas, encima que el chico se tomaba la molestia de preocuparse por ella, no quería parecer maleducada. Le resulto gracioso que, diciéndole que se sentase, fuera él quien la dejara en sobre el sofá.
Se mantuvo quieta, sin moverse, no queriendo entorpecer lo que fuera a hacer el chico, no solía ir al medico, siempre le había asustado que vieran todas sus heridas, y moretones, por ello, siempre que había tenido una lesión, se las había apañado para curarse sola, ni siquiera le gustaba decírselo a Sig, por miedo a que la obligara a ir al medico, que la cuidaran, era algo nuevo, y había llegado de parte de. ni más ni menos, un chico al que acababa de conocer, las figuras masculinas nunca habían estado patentes en su vida, tras la desaparición de su padre, poco o nada se había preocupado por los hombres, pensando que no se preocupaban por nadie, tal vez debería confiar algo más en los demás.
- Lo siento- respondió avergonzada porque, efectivamente, era muy torpe, aunque al principio fuera por justificar sus numerosas heridas, algunas de las cuales aún eran visibles, se había acabado volviendo parte de si misma.- No me duele, de verdad, estoy bien, si mañana empeora, prometo ir al médico- Le sonrió al chico, preocupada por que alzase más su pantalón y viera las marcas de cortes que, muchos años atrás, le hiciera su madre al romper una botella de cristal en el suelo, cerca de ella.- Gracias por preocuparte- le sonrió con dulzura al chico, enternecida por su reacción.
Había aprendido a ocultar su dolor con una facilidad tremenda, tal vez, demasiado, por ello sabía que el chico no vería ningún rastro de dolor en su rostro o su voz, y que, si el tobillo no se hinchaba demasiado pronto, quería decir que tendría tiempo para, mañana, alzarse, cubrir las heridas con maquillaje, e ir al médico, era lo mejor que podía hacer si no quería que un chico al que acababa de conocer y que, sinceramente, le parecía encantador, descubriese algo de su pasado, que, probablemente, espantaría incluso a quienes la conocían de toda la vida.
- Estoy bien, lo prometo, además, como tu has dicho, Pierce cuida de mi- afirmó con una sonrisa dulce apartando el pie de las manos del chico.- Estoy bien- Repitió, tal vez más para si misma, que para él.
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Alanna Tale
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