Conectarse
Últimos temas
Click en los botones para ir a los respectivos temas
El descubrimiento de las ruinas del Monasterio Draco, tallado en lo alto de una desolada montaña en el valle de los dragones, ha despertado un gran interés por todo el Digimundo. Principalmente porque según los tallados de la pared exterior dentro de las ruinas se encuentra un obre mágico que contiene en su interior la data y poder del treceavo Royal Kinght, la cual sera dada a quien reclame dicho objeto. Según la historia grabada en los murales, el obre fue dejado allí por el mismo Royal Kinght en caso de que su poder sea necesario para derrotar al mal que se alce en el futuro...por desgracia semejante premio también a llamado la atención de quienes usarían el poder para sus propias metas egoístas. Por lo que esta aventura ahora se a vuelto una carrera por ver quien consigue el gran premio.
6 meses despues de la ultima carrera, un BanchoLeomon reune al viejo equipo de organizacion para dar un nuevo espectaculo, pero en esta carrera, el misterioso patrocinador ha enviado a un "Aspirante a Campeon" con un extraño y unico Digivice. ¿Que es lo que sucedera a lo largo del evento y como funciona este nuevo digivice?.
¿Quién está en línea?
En total hay 306 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 306 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 451 durante el Jue Nov 21, 2024 11:02 am
Staff
Los posteadores más activos del mes
No hay usuarios |
Mejores posteadores
Scott Desaster (2239) | ||||
cadejo (2039) | ||||
Roku Ginshô (1249) | ||||
Fuji Raikomaru (1033) | ||||
Sigrun Vinter (1013) | ||||
Kurai (909) | ||||
Diana S. Bennet (844) | ||||
Ed Elric (640) | ||||
Ralian (621) | ||||
Luna Kobayashi (589) |
Creditos
-Skin hecho por Hardrock de The Captain Knows Best.
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
-Imagenes realizadas por Runari Wildy
y Sigrun Vinter
Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Página 3 de 4. • Comparte
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Un digimon de nivel mega se estaba formando... parecía estar formándose por datos. No podían enfrentarlo, así que lo mejor era huir.
—¡Sólo somos científicos freelance!—exclamó el hombre ante la insistencia de Sigrun—¡Queríamos investigar este sitio!
En el nuevo pasillo podían verse restos de todo tipo de maquinaria. Corrían todo lo que podían. Leonardo se anotó el detalle. Se temía que era Digital I.N.C o el C.E. El hombre no parecía tener digivice, y en teoría, sólo los que lo tuvieran podían acceder al mundo digital. Para hacerlo sin eso, hacían falta métodos fraudulentos y orquestados por científicos y hackers de talento, pero también de una estructura económica que los respaldase. Digital I.N.C se ajustaba a esto.
Sin embargo, tenían un MetalGarurumon tras ellos, y corría muchísimo más. Eventualmente los alcanzaría a los cuatro. Probablemente, la cercanía y las altas probabilidades de morir hicieron que el científico decidiera dejar las reservas. Los guió por un camino, una especie de sala donde había más maquinaria, aunque esta vez montada. No era el punto en el que habían desaparecido el resto del equipo, sino más bien un lugar aclimatado para guardar piezas que se rompieran o el lugar donde llevaban el equipo que se malograba. El hombre, sudando a chorros, se acercó a una moderna computadora con teclado y pantalla holográficos, y comenzó a teclear como loco.
Leonardo se quedó mirando las máquinas lilas. Gizmons, del modelo AT. Había unos veinte. “¿Cuando avanzaron del prototipo?” pensó Leonardo. Los brazos se desplegaron y el brillo del ojo sintético apareció en las veinte máquinas, que lanzaron sus rayos hacia el MetalGarurumon de datos. El digimon se enzarzó con ellos, y aunque pudo contra los veinte, quedó herido, lo suficiente para retirarse.
—¡Pensé que nos mataría! Oh no, están completamente rotos... serán irreparables—se lamentó, observando que los robots estaban completamente destrozados y más allá de cualquier reparación. Eran muy valiosos, Digital I.N.C poseía un cupo limitado de éstos, más que nada porque crearlos a unas cantidades industriales era algo fuera del alcance económico de la compañía.
—Conozco esas máquinas—los había visto muchas veces mientras trabajaba Digital I.N.C, y eran su seña de identidad-Gizmons. Un modelo más avanzado que el prototipo.
Aunque él esbozó una cara sorprendida, se le notaba nervioso. Masculló algo. El hombre se resistía. Los contratos millonarios de Digital I.N.C eran explícitos en cuanto a qué ocurría si no se respetaban esas cláusulas de confidencialidad, aunque sólo eran unas engañabobos: si Digital I.N.C reclutaba a científicos, no les daba oportunidad de negarse e irse sabiendo todo eso. Era muy peligroso para la salud declinar la “amable oferta” de la compañía.
Un potente aullido hizo que el científico tuviera que taparse los oídos, adolorido (Wild Bark). Leonardo no estaba dispuesto a dejar que se callase lo que supiera. “¿Quieres que te deje a merced de esas cosas?”lo amenazó abiertamente.
—¡Está bien! Digital I.N.C contrató a un equipo entero para venir al mundo digital e investigar expresamente estas ruinas y la zona; dijeron que hay una especie de código o cadena de datos capaz de borrar otros. Nos pagaron millones por aceptar a trabajar en el mundo digital y aceptar someternos a aquel viaje, aceptar que por primera vez, no operaríamos en casa y aceptar que éramos un equipo pequeño, sin escoltas ni nada. Incluso nos drogaron, por miedo a que pudiéramos hablar sobre cómo hicieron para que viajásemos hasta aquí. Yo más bien me encargaba de mantener la maquinaria, así que estaba afuera cuando... hicieron lo que sea hicieron. Revisaba los escáneres que habíamos instalado en toda la zona para evitar que nadie nos interrumpieran. El escáner indica puntos donde se concentran una cantidad de datos y según esta cantidad lo clasifica como “digimon de determinada etapa”, “humanos digitalizados”, o simplemente concentraciones de datos en determinados artefactos o áreas. Repentinamente vi una luz y al mismo tiempo, los escáneres se volvieron locos. Completamente. Todos esos puntos que eran mis compañeros empezaron a desaparecer, simple y llanamente. Cuando fui a buscarles me di cuenta de que las mediciones del radar eran correctas... el resto del equipo se había esfumado.
Se echó a llorar. Sin duda haber perdido a todo su equipo lo había puesto en un estado emocional lamentable, y era incapaz de enmascarar la información. Leonardo estaba muy preocupado; no sólo resultaba que Digital I.N.C estaba en el mundo digital, sino que además, habían encontrado maneras de meter a humanos sin digi-vices de manera ilegal. No debía ser fácil, ni tampoco seguro si necesitaban tanto dinero para convencer a sus propios científicos, además a juzgar por lo dicho debía ser imposible aplicarlo a un número masivo de personas. Pero el hecho de que pudieran trasladar personas que ellos eligieran... ¿y si lo perfeccionaban y conseguían trasladar ejércitos de aquellos biohíbridos? No era una amenaza inminente, pero Digital I.N.C era experta en mantener un perfil bajo, él lo sabía.
“Maldita sea, ¿cuándo Digital I.N.C se volvió tan poderosa?”pensó Leonardo. Por otro lado, estaba lo que buscaban. Borrar datos. En el mundo digital TODO estaba hecho de datos. Una cadena de datos capaz de borrar otros podría destruir a cualquier cosa del mundo digital.
—¿No sabíais qué forma tendría esa cadena de datos?—insistió Leonardo.
—Íbamos a ciegas en ese sentido, aunque el encargado de la búsqueda decía que él creía que probablemente estaba escondida en un objeto—consiguió responder el operario.
Leonardo trató de poner en consideración eso con los gritos que habían oído. ¿Podía ser que esa niña...?
—Esto es malo. Algo capaz de borrar datos, podría acabar no sólo con los datos de cualquier digimon sino con los propios datos que conforman el propio mundo digital. No sabemos qué alcance o poder pueda tener ahora, pero si alguien manipula ese algo para maximizar su poder, tendría prácticamente el control de todo. En el peor de los casos, ni el propio Ygddrassil sería inmune a esto. Incluso si ahora mismo la cantidad de datos que pudiera borrar sea pequeña, la simple posibilidad de que alguien intente maximizar esa potencia hace que sea peligroso-sabía que conseguir tal poder podría dar la supremacía a los U.S sobre otros clanes, pero era un equivalente a tener una bomba nuclear. Era demasiado peligroso, demasiado fácil que se descontrolasen y no pudieran pararlo. Miró hacia UlforceVeedramon y a Sigrun, no se olvidaba de que ellos probablemente querían lo mejor para los R.K—No sé si desde el punto de vista de los R.K sea una herejía o no, pero nadie debería tener ese poder. Ni siquiera vosotros. Además, no sabemos hasta qué punto es poderoso. Y no sabemos qué es.
Leonardo bajó la mirada. No podía quitárselo de la cabeza. ¿Y si era un ser vivo? ¿Otro caso como los digimon X, que la única elección que tenían era unirse a los R.K o morir? No. Lo permitió una vez, y porque no tenía el poder suficiente para impedirlo.
No lo permitiría una segunda.“Lo juro por mi honor que no dejaré que ningún R.K lo ejecute si esa amenaza resulta ser un digimon” pensó Leonardo, mirando directamente a Ulforce, y diciéndole muy serio:
—Si es un objeto y puedo hacerlo, lo destruiré. Cuando dije que nadie debería tener ese poder, me refiero a que nadie debe tenerlo, ni siquiera los R.K o los U.S. Pero si es una persona, digimon o no, o pero aún, se trata de esa niña que ha gritado, no contéis con que me quedaré mirando una ejecución sin hacer absolutamente nada. Lucharé.
—¿Un...ser vivo....?
—Es una posibilidad. Una bastante horrible.
* * *
El dorumon emitió un gruñidito y se acercó a Luna con recelo. Rechazó el contacto físico, y se le erizó el pelo, como un gato, y aunque Luna se temió haberlo hecho enfadar, el digimon mantuvo una actitud no hostil y revisó a Luna con la mirada.
—Humana, ven.
La dorumon -el timbre de su voz era femenino- comenzó a caminar. Este era uno de los Dorumon que previamente había accedido al trato con el fantasma, Dracmon, o mejor dicho, con Roku Ginshô. Luna por un momento se quedó algo extrañada ante la brevedad de las palabras del digimon.
—¡Espera!—Luna comenzó a caminar; de ningún modo iba a quedarse ahí dentro sola si resultaba que alguien más conocía un camino. Aunque tuvo que caminar rápido para igualarse al paso de la Dorumon—¿Te has perdido, o algo? ¿Cómo te llamas?
Luna era consciente de que había muchas especies digimon que no conocía, así que no llegaba a aventurar lo especial que era aquella especie de digimon. El digimon se quedó parado unos segundos, mirando a un lado, pensativo. Luna creyó que el digimon dudaba por temerla, así que se presentó:
—Yo me llamo Luna.
—Fuimos llamados dorumon—respondió finalmente la dorumon. Luna no pudo evitar decirse que aquello iba a estar complicado, el tal dorumon no parecía muy comunicativo—No estoy perdida, este es el lugar en el que habito.
—¿Tu casa...? ¿Vives aquí?—Dorumon se limitó a asentir—Aún no me has dicho dónde vamos.
—Un intruso se preocupa por los humanos. Quiere sacarlos de aquí y nosotros queremos que se vayan. Nuestros objetivos son los mismos.
—¿Nosotros?—¿sería la presencia de más digimon o sólo de más dorumon?
—Sí. No soy el único de mi especie.
Así que allí había una comunidad de dorumons. Aunque le sorprendía el uso de“único”, pero se dijo que probablemente se refería a que “no era el único digimon”, también le parecía raro haber omitido su nombre y el hecho de que el digimon no hubiera hecho ni una sola pregunta, pero supuso que aunque no la hubiera atacado, no quería confraternizar con ella. Vivía allí con otros, y repentinamente había llegado mucha gente del exterior; probablemente era por eso que aquel digimon hablaba lo justo y lo necesario, no le agradaba toda esa presencia. Pero, ¿todo ese tiempo viviendo allí y nadie sabía nada de eso? ¿Qué tenían que ver ellos con lo que fuera que guardasen las ruinas? ¿Y la voz?
Mientras caminaban, Luna siguió viendo aquellos engaños ilusorios, pero se centró en seguir al digimon, aunque había momentos en los que mirar hacia atrás en busca de la silueta de su padre era instintivo: Dorumon se dio cuenta de ello y miró la piedra luminiscente que llevaba Luna.
—Esa piedra que tienes ahí no sólo sirve para iluminar, sino para ahuyentar a esas ilusiones.
Salieron del laberinto. A pesar de que Luna seguía viendo aquellos engaños ilusorios, la Dorumon no parecía afectada por ello.
—Eres inmune a ellas, ¿no?
No respondió. Salieron del laberinto, y Luna oyó una voz: “¡Por ahí no!”. Entre las piedras vio una figura familiar escondida. Luna reconoció la suave voz, era la de Floramon, que había tenido que esconderse y dejar atrás a los monstruos.
—Si seguís por esa dirección, probablemente os lo crucéis. Pude escapar ilesa—miró a la digimon dinosaurio, con cierta preocupación—Sin embargo, uno de tus compañeros parecía necesitar ayuda. Tenía el pelaje blanco, y estaba... muy triste—explicó la digimon flor, pero no recibió contestación más allá de un “hay que apresurarse”.
—Es probable que sea quien dijo aquello. Yo también la oí—Luna no pudo evitar poner gesto de urgencia—Lo siento, Flora, vi a mi padre y no sé qué..—la digimon sonrió y aferró las manos de la tamer, con gesto de que no debía disculparse. Con Floramon alrededor se sentía algo mejor.
—No te preocupes, Luna-san—la digimon miró a Dorumon, e hizo una reverencia—Déjame agradecerte que hayas ayudado a mi tamer. Mi nombre es Floramon.
Luna miró hacia la Dorumon, que no hizo ápice de importarle. Se limitó a decir: “Vamos”. Luna se encogió de hombros.
Tuvieron que dar un rodeo para evitar el pasillo en el que se hallaban aquellos enemigos. La digimon dinosaurio conocía bien las ruinas, y no encontraba problemas en trazar rutas alternativas. El grupo caminó hasta llegar al punto acordado al trato.
—¡Sólo somos científicos freelance!—exclamó el hombre ante la insistencia de Sigrun—¡Queríamos investigar este sitio!
En el nuevo pasillo podían verse restos de todo tipo de maquinaria. Corrían todo lo que podían. Leonardo se anotó el detalle. Se temía que era Digital I.N.C o el C.E. El hombre no parecía tener digivice, y en teoría, sólo los que lo tuvieran podían acceder al mundo digital. Para hacerlo sin eso, hacían falta métodos fraudulentos y orquestados por científicos y hackers de talento, pero también de una estructura económica que los respaldase. Digital I.N.C se ajustaba a esto.
Sin embargo, tenían un MetalGarurumon tras ellos, y corría muchísimo más. Eventualmente los alcanzaría a los cuatro. Probablemente, la cercanía y las altas probabilidades de morir hicieron que el científico decidiera dejar las reservas. Los guió por un camino, una especie de sala donde había más maquinaria, aunque esta vez montada. No era el punto en el que habían desaparecido el resto del equipo, sino más bien un lugar aclimatado para guardar piezas que se rompieran o el lugar donde llevaban el equipo que se malograba. El hombre, sudando a chorros, se acercó a una moderna computadora con teclado y pantalla holográficos, y comenzó a teclear como loco.
Leonardo se quedó mirando las máquinas lilas. Gizmons, del modelo AT. Había unos veinte. “¿Cuando avanzaron del prototipo?” pensó Leonardo. Los brazos se desplegaron y el brillo del ojo sintético apareció en las veinte máquinas, que lanzaron sus rayos hacia el MetalGarurumon de datos. El digimon se enzarzó con ellos, y aunque pudo contra los veinte, quedó herido, lo suficiente para retirarse.
—¡Pensé que nos mataría! Oh no, están completamente rotos... serán irreparables—se lamentó, observando que los robots estaban completamente destrozados y más allá de cualquier reparación. Eran muy valiosos, Digital I.N.C poseía un cupo limitado de éstos, más que nada porque crearlos a unas cantidades industriales era algo fuera del alcance económico de la compañía.
—Conozco esas máquinas—los había visto muchas veces mientras trabajaba Digital I.N.C, y eran su seña de identidad-Gizmons. Un modelo más avanzado que el prototipo.
Aunque él esbozó una cara sorprendida, se le notaba nervioso. Masculló algo. El hombre se resistía. Los contratos millonarios de Digital I.N.C eran explícitos en cuanto a qué ocurría si no se respetaban esas cláusulas de confidencialidad, aunque sólo eran unas engañabobos: si Digital I.N.C reclutaba a científicos, no les daba oportunidad de negarse e irse sabiendo todo eso. Era muy peligroso para la salud declinar la “amable oferta” de la compañía.
Un potente aullido hizo que el científico tuviera que taparse los oídos, adolorido (Wild Bark). Leonardo no estaba dispuesto a dejar que se callase lo que supiera. “¿Quieres que te deje a merced de esas cosas?”lo amenazó abiertamente.
—¡Está bien! Digital I.N.C contrató a un equipo entero para venir al mundo digital e investigar expresamente estas ruinas y la zona; dijeron que hay una especie de código o cadena de datos capaz de borrar otros. Nos pagaron millones por aceptar a trabajar en el mundo digital y aceptar someternos a aquel viaje, aceptar que por primera vez, no operaríamos en casa y aceptar que éramos un equipo pequeño, sin escoltas ni nada. Incluso nos drogaron, por miedo a que pudiéramos hablar sobre cómo hicieron para que viajásemos hasta aquí. Yo más bien me encargaba de mantener la maquinaria, así que estaba afuera cuando... hicieron lo que sea hicieron. Revisaba los escáneres que habíamos instalado en toda la zona para evitar que nadie nos interrumpieran. El escáner indica puntos donde se concentran una cantidad de datos y según esta cantidad lo clasifica como “digimon de determinada etapa”, “humanos digitalizados”, o simplemente concentraciones de datos en determinados artefactos o áreas. Repentinamente vi una luz y al mismo tiempo, los escáneres se volvieron locos. Completamente. Todos esos puntos que eran mis compañeros empezaron a desaparecer, simple y llanamente. Cuando fui a buscarles me di cuenta de que las mediciones del radar eran correctas... el resto del equipo se había esfumado.
Se echó a llorar. Sin duda haber perdido a todo su equipo lo había puesto en un estado emocional lamentable, y era incapaz de enmascarar la información. Leonardo estaba muy preocupado; no sólo resultaba que Digital I.N.C estaba en el mundo digital, sino que además, habían encontrado maneras de meter a humanos sin digi-vices de manera ilegal. No debía ser fácil, ni tampoco seguro si necesitaban tanto dinero para convencer a sus propios científicos, además a juzgar por lo dicho debía ser imposible aplicarlo a un número masivo de personas. Pero el hecho de que pudieran trasladar personas que ellos eligieran... ¿y si lo perfeccionaban y conseguían trasladar ejércitos de aquellos biohíbridos? No era una amenaza inminente, pero Digital I.N.C era experta en mantener un perfil bajo, él lo sabía.
“Maldita sea, ¿cuándo Digital I.N.C se volvió tan poderosa?”pensó Leonardo. Por otro lado, estaba lo que buscaban. Borrar datos. En el mundo digital TODO estaba hecho de datos. Una cadena de datos capaz de borrar otros podría destruir a cualquier cosa del mundo digital.
—¿No sabíais qué forma tendría esa cadena de datos?—insistió Leonardo.
—Íbamos a ciegas en ese sentido, aunque el encargado de la búsqueda decía que él creía que probablemente estaba escondida en un objeto—consiguió responder el operario.
Leonardo trató de poner en consideración eso con los gritos que habían oído. ¿Podía ser que esa niña...?
—Esto es malo. Algo capaz de borrar datos, podría acabar no sólo con los datos de cualquier digimon sino con los propios datos que conforman el propio mundo digital. No sabemos qué alcance o poder pueda tener ahora, pero si alguien manipula ese algo para maximizar su poder, tendría prácticamente el control de todo. En el peor de los casos, ni el propio Ygddrassil sería inmune a esto. Incluso si ahora mismo la cantidad de datos que pudiera borrar sea pequeña, la simple posibilidad de que alguien intente maximizar esa potencia hace que sea peligroso-sabía que conseguir tal poder podría dar la supremacía a los U.S sobre otros clanes, pero era un equivalente a tener una bomba nuclear. Era demasiado peligroso, demasiado fácil que se descontrolasen y no pudieran pararlo. Miró hacia UlforceVeedramon y a Sigrun, no se olvidaba de que ellos probablemente querían lo mejor para los R.K—No sé si desde el punto de vista de los R.K sea una herejía o no, pero nadie debería tener ese poder. Ni siquiera vosotros. Además, no sabemos hasta qué punto es poderoso. Y no sabemos qué es.
Leonardo bajó la mirada. No podía quitárselo de la cabeza. ¿Y si era un ser vivo? ¿Otro caso como los digimon X, que la única elección que tenían era unirse a los R.K o morir? No. Lo permitió una vez, y porque no tenía el poder suficiente para impedirlo.
No lo permitiría una segunda.“Lo juro por mi honor que no dejaré que ningún R.K lo ejecute si esa amenaza resulta ser un digimon” pensó Leonardo, mirando directamente a Ulforce, y diciéndole muy serio:
—Si es un objeto y puedo hacerlo, lo destruiré. Cuando dije que nadie debería tener ese poder, me refiero a que nadie debe tenerlo, ni siquiera los R.K o los U.S. Pero si es una persona, digimon o no, o pero aún, se trata de esa niña que ha gritado, no contéis con que me quedaré mirando una ejecución sin hacer absolutamente nada. Lucharé.
—¿Un...ser vivo....?
—Es una posibilidad. Una bastante horrible.
* * *
El dorumon emitió un gruñidito y se acercó a Luna con recelo. Rechazó el contacto físico, y se le erizó el pelo, como un gato, y aunque Luna se temió haberlo hecho enfadar, el digimon mantuvo una actitud no hostil y revisó a Luna con la mirada.
—Humana, ven.
La dorumon -el timbre de su voz era femenino- comenzó a caminar. Este era uno de los Dorumon que previamente había accedido al trato con el fantasma, Dracmon, o mejor dicho, con Roku Ginshô. Luna por un momento se quedó algo extrañada ante la brevedad de las palabras del digimon.
—¡Espera!—Luna comenzó a caminar; de ningún modo iba a quedarse ahí dentro sola si resultaba que alguien más conocía un camino. Aunque tuvo que caminar rápido para igualarse al paso de la Dorumon—¿Te has perdido, o algo? ¿Cómo te llamas?
Luna era consciente de que había muchas especies digimon que no conocía, así que no llegaba a aventurar lo especial que era aquella especie de digimon. El digimon se quedó parado unos segundos, mirando a un lado, pensativo. Luna creyó que el digimon dudaba por temerla, así que se presentó:
—Yo me llamo Luna.
—Fuimos llamados dorumon—respondió finalmente la dorumon. Luna no pudo evitar decirse que aquello iba a estar complicado, el tal dorumon no parecía muy comunicativo—No estoy perdida, este es el lugar en el que habito.
—¿Tu casa...? ¿Vives aquí?—Dorumon se limitó a asentir—Aún no me has dicho dónde vamos.
—Un intruso se preocupa por los humanos. Quiere sacarlos de aquí y nosotros queremos que se vayan. Nuestros objetivos son los mismos.
—¿Nosotros?—¿sería la presencia de más digimon o sólo de más dorumon?
—Sí. No soy el único de mi especie.
Así que allí había una comunidad de dorumons. Aunque le sorprendía el uso de“único”, pero se dijo que probablemente se refería a que “no era el único digimon”, también le parecía raro haber omitido su nombre y el hecho de que el digimon no hubiera hecho ni una sola pregunta, pero supuso que aunque no la hubiera atacado, no quería confraternizar con ella. Vivía allí con otros, y repentinamente había llegado mucha gente del exterior; probablemente era por eso que aquel digimon hablaba lo justo y lo necesario, no le agradaba toda esa presencia. Pero, ¿todo ese tiempo viviendo allí y nadie sabía nada de eso? ¿Qué tenían que ver ellos con lo que fuera que guardasen las ruinas? ¿Y la voz?
Mientras caminaban, Luna siguió viendo aquellos engaños ilusorios, pero se centró en seguir al digimon, aunque había momentos en los que mirar hacia atrás en busca de la silueta de su padre era instintivo: Dorumon se dio cuenta de ello y miró la piedra luminiscente que llevaba Luna.
—Esa piedra que tienes ahí no sólo sirve para iluminar, sino para ahuyentar a esas ilusiones.
Salieron del laberinto. A pesar de que Luna seguía viendo aquellos engaños ilusorios, la Dorumon no parecía afectada por ello.
—Eres inmune a ellas, ¿no?
No respondió. Salieron del laberinto, y Luna oyó una voz: “¡Por ahí no!”. Entre las piedras vio una figura familiar escondida. Luna reconoció la suave voz, era la de Floramon, que había tenido que esconderse y dejar atrás a los monstruos.
—Si seguís por esa dirección, probablemente os lo crucéis. Pude escapar ilesa—miró a la digimon dinosaurio, con cierta preocupación—Sin embargo, uno de tus compañeros parecía necesitar ayuda. Tenía el pelaje blanco, y estaba... muy triste—explicó la digimon flor, pero no recibió contestación más allá de un “hay que apresurarse”.
—Es probable que sea quien dijo aquello. Yo también la oí—Luna no pudo evitar poner gesto de urgencia—Lo siento, Flora, vi a mi padre y no sé qué..—la digimon sonrió y aferró las manos de la tamer, con gesto de que no debía disculparse. Con Floramon alrededor se sentía algo mejor.
—No te preocupes, Luna-san—la digimon miró a Dorumon, e hizo una reverencia—Déjame agradecerte que hayas ayudado a mi tamer. Mi nombre es Floramon.
Luna miró hacia la Dorumon, que no hizo ápice de importarle. Se limitó a decir: “Vamos”. Luna se encogió de hombros.
Tuvieron que dar un rodeo para evitar el pasillo en el que se hallaban aquellos enemigos. La digimon dinosaurio conocía bien las ruinas, y no encontraba problemas en trazar rutas alternativas. El grupo caminó hasta llegar al punto acordado al trato.
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
Champion
Icono :Rango y Unidad :Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Flora
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Rango y Unidad Digi Aliado :Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TortuleInventario :
Luna Kobayashi
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Sólo científicos. Esa fue la respuesta que les dio mientras corrían por unos pasillos donde se encontraba maquinaria. Ambos se percataron de esto, pero estaban demasiado ocupados tratando de huir de ese digimon como para fijarse lo suficiente en esas máquinas para averiguar su origen. Aquél hombre les guió en su persecución hasta una sala con más maquinaria, aunque esta parecía estar mejor montada y en funcionamiento. Sigrun y Ulforce observaron el lugar mientras el misterioso científico tecleaba algo ante unas pantallas, no les había revelado gran cosa, más bien casi nada. Ni su nombre, ni siquiera su venía de algún clan. Pero pronto descubrieron la verdad. No muy lejos de aquél hombre, había unas dos decenas de máquinas lilas que provocaron un escalofrío en la sublíder, seguido de una ola de ira. Gizmons, aunque parecían un modelo distinto a los que ella vio. No había duda alguna, aquél científico era de Digital Inc.
- Miserable…- murmuró apretando el puño, generando algunas llamas digitales azules.
La llegada del MetalGarurumon la distrajo lo suficiente como para no pensar en ello, pero solo fue unos instantes. En cuanto se activaron los Gizmons su ira regresó. No pudo hacer nada durante la pelea, aunque ella tenía ganas de destrozar esas máquinas. Por suerte, el ser de datos los destrozó a todos y se marchó herido. Era hora de algunas explicaciones, así que dejó que Leonardo se encargara de obligarle a “cantar”. Si se negaba, intervendría ella.
El científico habló, y los Royal Knights escucharon con atención todo lo que tenía que decir. Se quedaron sorprendidos ¿agentes de Digital INC en el Mundo Digital? ¿Sin digivice? Por si fuera poco habían logrado traer esas horribles máquinas hasta allí. Ahora estaban destrozadas, pero si habían logrado traerlas, podrían traer más. La valquiria no estaba segura de si sería algo a corto o largo plazo, pero sentía que las cosas iban a cambiar y que su clan debería estar aún más alerta. Si lo que contaba era cierto, él era el único que quedaba ¿pero que habría pasado con los demás? No es que le importara, pero tenía que saber si el mismo peligro lo corrían ellos también.
- Una cadena de datos capaz de borrar otros datos… - pensaba Ulforce a lo que dijo también el científico- Si Digital INC se hiciera con el poder de borrar cualquier dato… este mundo estaría condenado.
Leonardo habló, explicando también la gravedad de la situación. Al final añadió que de ser esa cadena de datos un ser vivo, no les permitiría que lo eliminaran.
- ¿Sigrun, puedo hablar un momento contigo?- pidió Ulforce seriamente.
- Claro. Leonardo, vigila a ese tipo un momento, por favor- le pidió.
Ambos se alejaron de ellos quedando al otro lado de la sala. Aunque no los perdían de vista, si estaban lo suficiente lejos como para que no pudieran escucharlos.
- Eso de lo que habló el humano, lo que está buscando Digital INC…
- ¿Sabes algo?
- Recuerdo algo de mi anterior vida, aunque no está muy claro. Una vez, antes de una batalla, oí hablar a Alphamon y Omegamon de un poder capaz de borrar cualquier dato. Algo que nos ayudaría a ganar esa batalla. Lo podía usar nuestro líder, pero lo que no consigo recordar es que pasó después.
- ¿Es posible que Alphamon dejara su poder aquí por propia voluntad?- preguntó Sigrun.
- Tal vez lo hiciera porque era seguro en su día, pero está claro que ya no lo es- dijo el Veemon- Si lo que hay oculto en estas ruinas es ese poder, no puede permanecer aquí más tiempo.
- Si fuese así, y aunque sea propiedad ahora de Ralian, tal vez lo mejor sea destruirlo si vemos que el traslado a nuestra base resulta imposible- propuso Sigrun- No podemos permitir que caiga en manos de Digital INC, ni siquiera de los Union Saver y mucho menos del Chaos Empire.
Ambos estuvieron de acuerdo, tratarían de llevarse ese poder de regreso a la base y si el riesgo era demasiado alto tendrían que destruirlo. Obviamente Leonardo trataría de impedirles que se lo llevaran o eliminaran si resultaba ser un digimon, pero no tenían otra opción. A Sigrun no le gustaba tener que eliminar digimons por tener data x o como en aquél caso, pero era su deber y debía pensar en el bien del Mundo Digital, aunque fuera duro.
Regresaron y se reunieron con Leonardo y el científico. La valquiria fue directamente hacia el hombre.
- No me he presentado antes, así que vamos a dejar las cosas claras. Mi nombre es Sigrun Vinter, sublíder de los Royal Knights.- le dijo con seriedad- El que nos hayas liberado de ese MetalGarurumon no te exime de todos los crímenes que acumula Digital INC, así que quedas arrestado de manera indefinida. Por ahora, y hasta que logremos salir de aquí, vendrás con nosotros y después quedarás a disposición de los Deadly Rose. Supongo que es mejor que regresar y decirles a tus superiores que nos has contado todo lo que se esforzaron en ocultarnos.- sonrió con malicia- ¿Algo que objetar?
Ella ya sabía lo que era estar en las celdas de los Deadly Rose, la encerraron allí mientras esperaba a un veredicto por sus errores con el Ruin Mode. Se pasaba frío y era muy incómodo dormir allí, apenas se descansaba y ella era la sublíder. ¿Qué haría Fuji con un prisionero de Digital INC en sus celdas? Lo más seguro era que no saliera con vida, y lo más seguro era que, comparando, la estancia de Sigrun en aquella celda fuera un lujo comparado con lo que le esperaría a él. Si trataba de resistirse o huía, ella usaría su DigiSoul. Ulforce no podía evolucionar allí, pero ella sabía defenderse y tenía sus llamas en las que apoyarse.
- Miserable…- murmuró apretando el puño, generando algunas llamas digitales azules.
La llegada del MetalGarurumon la distrajo lo suficiente como para no pensar en ello, pero solo fue unos instantes. En cuanto se activaron los Gizmons su ira regresó. No pudo hacer nada durante la pelea, aunque ella tenía ganas de destrozar esas máquinas. Por suerte, el ser de datos los destrozó a todos y se marchó herido. Era hora de algunas explicaciones, así que dejó que Leonardo se encargara de obligarle a “cantar”. Si se negaba, intervendría ella.
El científico habló, y los Royal Knights escucharon con atención todo lo que tenía que decir. Se quedaron sorprendidos ¿agentes de Digital INC en el Mundo Digital? ¿Sin digivice? Por si fuera poco habían logrado traer esas horribles máquinas hasta allí. Ahora estaban destrozadas, pero si habían logrado traerlas, podrían traer más. La valquiria no estaba segura de si sería algo a corto o largo plazo, pero sentía que las cosas iban a cambiar y que su clan debería estar aún más alerta. Si lo que contaba era cierto, él era el único que quedaba ¿pero que habría pasado con los demás? No es que le importara, pero tenía que saber si el mismo peligro lo corrían ellos también.
- Una cadena de datos capaz de borrar otros datos… - pensaba Ulforce a lo que dijo también el científico- Si Digital INC se hiciera con el poder de borrar cualquier dato… este mundo estaría condenado.
Leonardo habló, explicando también la gravedad de la situación. Al final añadió que de ser esa cadena de datos un ser vivo, no les permitiría que lo eliminaran.
- ¿Sigrun, puedo hablar un momento contigo?- pidió Ulforce seriamente.
- Claro. Leonardo, vigila a ese tipo un momento, por favor- le pidió.
Ambos se alejaron de ellos quedando al otro lado de la sala. Aunque no los perdían de vista, si estaban lo suficiente lejos como para que no pudieran escucharlos.
- Eso de lo que habló el humano, lo que está buscando Digital INC…
- ¿Sabes algo?
- Recuerdo algo de mi anterior vida, aunque no está muy claro. Una vez, antes de una batalla, oí hablar a Alphamon y Omegamon de un poder capaz de borrar cualquier dato. Algo que nos ayudaría a ganar esa batalla. Lo podía usar nuestro líder, pero lo que no consigo recordar es que pasó después.
- ¿Es posible que Alphamon dejara su poder aquí por propia voluntad?- preguntó Sigrun.
- Tal vez lo hiciera porque era seguro en su día, pero está claro que ya no lo es- dijo el Veemon- Si lo que hay oculto en estas ruinas es ese poder, no puede permanecer aquí más tiempo.
- Si fuese así, y aunque sea propiedad ahora de Ralian, tal vez lo mejor sea destruirlo si vemos que el traslado a nuestra base resulta imposible- propuso Sigrun- No podemos permitir que caiga en manos de Digital INC, ni siquiera de los Union Saver y mucho menos del Chaos Empire.
Ambos estuvieron de acuerdo, tratarían de llevarse ese poder de regreso a la base y si el riesgo era demasiado alto tendrían que destruirlo. Obviamente Leonardo trataría de impedirles que se lo llevaran o eliminaran si resultaba ser un digimon, pero no tenían otra opción. A Sigrun no le gustaba tener que eliminar digimons por tener data x o como en aquél caso, pero era su deber y debía pensar en el bien del Mundo Digital, aunque fuera duro.
Regresaron y se reunieron con Leonardo y el científico. La valquiria fue directamente hacia el hombre.
- No me he presentado antes, así que vamos a dejar las cosas claras. Mi nombre es Sigrun Vinter, sublíder de los Royal Knights.- le dijo con seriedad- El que nos hayas liberado de ese MetalGarurumon no te exime de todos los crímenes que acumula Digital INC, así que quedas arrestado de manera indefinida. Por ahora, y hasta que logremos salir de aquí, vendrás con nosotros y después quedarás a disposición de los Deadly Rose. Supongo que es mejor que regresar y decirles a tus superiores que nos has contado todo lo que se esforzaron en ocultarnos.- sonrió con malicia- ¿Algo que objetar?
Ella ya sabía lo que era estar en las celdas de los Deadly Rose, la encerraron allí mientras esperaba a un veredicto por sus errores con el Ruin Mode. Se pasaba frío y era muy incómodo dormir allí, apenas se descansaba y ella era la sublíder. ¿Qué haría Fuji con un prisionero de Digital INC en sus celdas? Lo más seguro era que no saliera con vida, y lo más seguro era que, comparando, la estancia de Sigrun en aquella celda fuera un lujo comparado con lo que le esperaría a él. Si trataba de resistirse o huía, ella usaría su DigiSoul. Ulforce no podía evolucionar allí, pero ella sabía defenderse y tenía sus llamas en las que apoyarse.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Irina se detuvo y miró a Eisenheim sin girar el cuerpo del todo hacia él, tratando de ocultar disimuladamente su mano manchada de sangre y su herida, aunque el color de su chaqueta la ocultase. Él tomó su forma de Wizardmon e iluminó el camino con una esfera de luz. Aquello preocupó un poco a Irina, haciendo que se preguntara si con aquello podría ver lo que le ocurría. El mago preguntó sobre el destino de Witchenly si este mundo desaparece o si aquella amenaza podía acceder a ese otro mundo. Sin embargo el habló de ese lugar como “nuestro”, incluyendo también a Irina. ¿Por qué hacía eso? ¿Por qué la consideraba parte de su hogar aún sin saber que su rey era su Espíritu Digital?
- Nuestro mundo…- murmuró sin poder evitarlo.
Aunque MedievalGallantmon fuera su “compañero” ella no tenía ningún vínculo con Witchenly, no había nada. ¿Acaso sospecharía algo? No, era imposible. Irina estaba segura que, de saber que su rey seguía vivo, habría intentado hablar con él. Sacó su D-Scanner del bolsillo y lo observó. Ella había viajado a un mundo completamente desconocido pero el espíritu que albergaba ese dispositivo pertenecía a otro totalmente nuevo. Esa era la dimensión que realmente ansiaba ver con sus propios ojos. Suspiró y volvió a meter su digivice en el bolsillo, atendiendo de nuevo a las palabras de Eisenheim.
- En este mundo debe haber millones de vidas. Si no hiciera nada por ayudar mi conciencia no soportaría esa carga. No es el Mundo Humano, pero aquí también he pasado por buenos momentos.
Haciendo un repaso de sus viajes, se percató que no todo habían sido persecuciones por parte de Duskmon. Había conocido gente maravillosa, entre ellos aquél rey que ahora habitaba en su mente y el mago que acompañaba sus pasos. Sería incapaz de no hacer nada por el mundo en el que los conoció a ambos. Unos pasos irrumpieron sus pensamientos provocando que se pusiera alerta y metiera la mano limpia de sangre en el bolsillo, sujetando su digivice. Se les acercó una chica de cabellos rosados preguntando si estaban perdidos. Irina observó como ella también tenía la mano en su bolsillo ¿sería por lo mismo que ella? ¿Estaría sujetando su digivice? No parecía tener intenciones de pelear pero no parecía del todo relajada, así que dio el primer paso y sacó la mano de su bolsillo, dejando dentro su digivice. Haciéndole ver que ella no pretendía pelear. Lo que menos necesitaban ahora era más enemigos.
- Quedamos atrapados aquí pero más que salir lo que buscamos es ayudar a alguien. Hemos oído la voz de una niña que parece estar en apuros- le informó a la pelirosada- ¿Quién eres tú?
Mientras Irina hablaba, la sangre de su mano empezó a resbalar por sus dedos, hasta que cayeron algunas gotas al suelo. Sin embargo, aquello solo era un reflejo de la gravedad de la herida sobre su estómago. Le dolía y por mucho que quisiese ocultarlo pronto eso se veria reflejado en su rostro ¿Pero de que serviría preocupar a Eisenheim? Al menos eso pensó en un principio, pero cada minuto que pasaba le iba pareciendo una estupidez por su parte.
- No tiene buena pinta, Irina- le dijo la voz de MedievalGallantmon en su mente- No es bueno que sigas caminando o empeorará más.
- Maldito, Velgemon…- pensó la joven, por lo visto sus garras causaron más daño de lo que ella creyó.
- Nuestro mundo…- murmuró sin poder evitarlo.
Aunque MedievalGallantmon fuera su “compañero” ella no tenía ningún vínculo con Witchenly, no había nada. ¿Acaso sospecharía algo? No, era imposible. Irina estaba segura que, de saber que su rey seguía vivo, habría intentado hablar con él. Sacó su D-Scanner del bolsillo y lo observó. Ella había viajado a un mundo completamente desconocido pero el espíritu que albergaba ese dispositivo pertenecía a otro totalmente nuevo. Esa era la dimensión que realmente ansiaba ver con sus propios ojos. Suspiró y volvió a meter su digivice en el bolsillo, atendiendo de nuevo a las palabras de Eisenheim.
- En este mundo debe haber millones de vidas. Si no hiciera nada por ayudar mi conciencia no soportaría esa carga. No es el Mundo Humano, pero aquí también he pasado por buenos momentos.
Haciendo un repaso de sus viajes, se percató que no todo habían sido persecuciones por parte de Duskmon. Había conocido gente maravillosa, entre ellos aquél rey que ahora habitaba en su mente y el mago que acompañaba sus pasos. Sería incapaz de no hacer nada por el mundo en el que los conoció a ambos. Unos pasos irrumpieron sus pensamientos provocando que se pusiera alerta y metiera la mano limpia de sangre en el bolsillo, sujetando su digivice. Se les acercó una chica de cabellos rosados preguntando si estaban perdidos. Irina observó como ella también tenía la mano en su bolsillo ¿sería por lo mismo que ella? ¿Estaría sujetando su digivice? No parecía tener intenciones de pelear pero no parecía del todo relajada, así que dio el primer paso y sacó la mano de su bolsillo, dejando dentro su digivice. Haciéndole ver que ella no pretendía pelear. Lo que menos necesitaban ahora era más enemigos.
- Quedamos atrapados aquí pero más que salir lo que buscamos es ayudar a alguien. Hemos oído la voz de una niña que parece estar en apuros- le informó a la pelirosada- ¿Quién eres tú?
Mientras Irina hablaba, la sangre de su mano empezó a resbalar por sus dedos, hasta que cayeron algunas gotas al suelo. Sin embargo, aquello solo era un reflejo de la gravedad de la herida sobre su estómago. Le dolía y por mucho que quisiese ocultarlo pronto eso se veria reflejado en su rostro ¿Pero de que serviría preocupar a Eisenheim? Al menos eso pensó en un principio, pero cada minuto que pasaba le iba pareciendo una estupidez por su parte.
- No tiene buena pinta, Irina- le dijo la voz de MedievalGallantmon en su mente- No es bueno que sigas caminando o empeorará más.
- Maldito, Velgemon…- pensó la joven, por lo visto sus garras causaron más daño de lo que ella creyó.
Irina Giorgatos
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
-Yo... bueno, mi opinión es distinta. La gente se acostumbra a ser salvada por alguien con más poder, y en lugar de mejorar, se estanca. Pasa tanto en el mundo digital como en el humano. Por ejemplo, en mi época, todos alzaban la mirada, esperando que Dios bajase y que, desinteresadamente, nos ofreciera su misericordia. ¿Por qué un ser de tal poder tendría que cuidar de unas hormigas como nosotros? No es su obligación. Si nos dio la razón-me llevé la mano a la sien- es para que nos defendiéramos, de la misma manera que le dio a los osos sus garras para defenderse. Pero, durante toda mi vida humana, lo único que vi, fue gente esperando un milagro, hincados de rodillas, simplemente, esperando...
Me quedé callado.
-Uno debe salir a buscar aquello que quiere. El mundo, la humanidad y los digimon deben salvarse a sí mismos a través del aprendizaje, no esperar salvadores. Eso es lo que creo.
No puedo negar que me sentía algo nervioso por que Irina me juzgase como alguien de corazón vil, pero también soy demasiado viejo como para achantarme y esconder cómo soy. Mi rey decía que le gustaba que, al contrario que la mayoría de cortesanos, yo era directo y sincero hacia aquellos que de buena fe, correspondían con la misma sinceridad. Creo que fue lo que me salvó de unirme a esa panda de Judas que eran sus consejeros.
Una chica de cabellos rosado y belleza exuberante -aunque, personalmente, odio los colores tan estrafalarios para el cabello- se nos acercó, al parecer extraviada. Lo más importante del todo -más allá de la aparición de esa chica- era que si la entrada era pública para todos esas ratas saquea-tumbas con síndrome de Diógenes. ¿Por qué bandidos deciden almacenar las pertenencias de hombres sabios como simples trofeos y deshonrar así el propósito al que sirven de verdad? Sólo se me ocurre pensar que sus mentes insignificantes recogen todo lo que encuentran como cuervos tomando sin propósito todo lo que brilla.
Si esas malditas ratas iban en busca de lo mismo que yo, podían despedirse de ello. ¡No dejaría que Witchenly se vea infestada por una plaga de ovejas idiotas que conviertan a base de balidos lastimeros nuestra espléndida nación de magia en una oda a la idiotez humana y digital!
-Tenía la intención de preguntar si habéis sido lo suficiente... -carraspeé- osada como para venir aquí sola y por tu cuenta. Misterios y peligros desconocidos moran aquí, no es un sitio para venir a saciar la sed de curiosidad.
Era mejor mantenerla a nuestro lado y vigilar sus movimientos. Bien podía presentarse como una dama en apuros para que nosotros le abriéramos la senda por peligros que no pudiera afrontar. Desde lo de ese Duskmon, prefiero no bajar la guardia, ni siquiera ante una melena de color peculiar, así que no le quitaría el ojo de encima. Y tendría preparado un rayo para partirla en dos si resultaba ser un esbirro de Duskmon... espero que Irina no malinterprete el motivo por el que no le quitaré ojo de encima.
Me fijé en que bajo Irina, el suelo tenía algunas gotas de sangre... además, tenía un rostro compungido. ¿Podía ser que estuviera herida a raíz de la batalla anterior?
-Antes de pensar en ayudar a alguien más, deberías pensar en ayudarte a ti misma-señalé a Irina, encarnando una ceja, y tratando de sonar severo-De nada nos servirá llegar donde queremos si llegar sin una gota de sangre en tu cuerpo.
He de reconocer que a pesar de sonar tranquilo, me hallaba sumamente nervioso. Maldito viejo curandero, ahora hubiera necesitado de sus dotes curativas, tal y como las usó para salvarme de la peste para convertirme en su sirviente y esclavo. Él no me las enseñó. Y se rió cuando le dije si podría salvarme de usar sanguijuelas... la medicina de la Edad Media no es que fuera muy fiable, según él me explicó. “¡Humano-idiota! ¿De dónde crees que viene eso de llamar a los médicos matasanos!”había dicho. Luego me había golpeado tan fuerte con su bastón, que me hizo sangre. ¡Ese maldito viejo curandero tenía una horrible personalidad y mis tiempos con él fueron terribles! Pero a pesar de ser un loco agita bastones, era el mejor remendando heridas y me hubiera gustado heredar aunque fuera la quinta parte de su conocimiento... eso hubiera bastado para esta situación...
Me quedé callado.
-Uno debe salir a buscar aquello que quiere. El mundo, la humanidad y los digimon deben salvarse a sí mismos a través del aprendizaje, no esperar salvadores. Eso es lo que creo.
No puedo negar que me sentía algo nervioso por que Irina me juzgase como alguien de corazón vil, pero también soy demasiado viejo como para achantarme y esconder cómo soy. Mi rey decía que le gustaba que, al contrario que la mayoría de cortesanos, yo era directo y sincero hacia aquellos que de buena fe, correspondían con la misma sinceridad. Creo que fue lo que me salvó de unirme a esa panda de Judas que eran sus consejeros.
Una chica de cabellos rosado y belleza exuberante -aunque, personalmente, odio los colores tan estrafalarios para el cabello- se nos acercó, al parecer extraviada. Lo más importante del todo -más allá de la aparición de esa chica- era que si la entrada era pública para todos esas ratas saquea-tumbas con síndrome de Diógenes. ¿Por qué bandidos deciden almacenar las pertenencias de hombres sabios como simples trofeos y deshonrar así el propósito al que sirven de verdad? Sólo se me ocurre pensar que sus mentes insignificantes recogen todo lo que encuentran como cuervos tomando sin propósito todo lo que brilla.
Si esas malditas ratas iban en busca de lo mismo que yo, podían despedirse de ello. ¡No dejaría que Witchenly se vea infestada por una plaga de ovejas idiotas que conviertan a base de balidos lastimeros nuestra espléndida nación de magia en una oda a la idiotez humana y digital!
-Tenía la intención de preguntar si habéis sido lo suficiente... -carraspeé- osada como para venir aquí sola y por tu cuenta. Misterios y peligros desconocidos moran aquí, no es un sitio para venir a saciar la sed de curiosidad.
Era mejor mantenerla a nuestro lado y vigilar sus movimientos. Bien podía presentarse como una dama en apuros para que nosotros le abriéramos la senda por peligros que no pudiera afrontar. Desde lo de ese Duskmon, prefiero no bajar la guardia, ni siquiera ante una melena de color peculiar, así que no le quitaría el ojo de encima. Y tendría preparado un rayo para partirla en dos si resultaba ser un esbirro de Duskmon... espero que Irina no malinterprete el motivo por el que no le quitaré ojo de encima.
Me fijé en que bajo Irina, el suelo tenía algunas gotas de sangre... además, tenía un rostro compungido. ¿Podía ser que estuviera herida a raíz de la batalla anterior?
-Antes de pensar en ayudar a alguien más, deberías pensar en ayudarte a ti misma-señalé a Irina, encarnando una ceja, y tratando de sonar severo-De nada nos servirá llegar donde queremos si llegar sin una gota de sangre en tu cuerpo.
He de reconocer que a pesar de sonar tranquilo, me hallaba sumamente nervioso. Maldito viejo curandero, ahora hubiera necesitado de sus dotes curativas, tal y como las usó para salvarme de la peste para convertirme en su sirviente y esclavo. Él no me las enseñó. Y se rió cuando le dije si podría salvarme de usar sanguijuelas... la medicina de la Edad Media no es que fuera muy fiable, según él me explicó. “¡Humano-idiota! ¿De dónde crees que viene eso de llamar a los médicos matasanos!”había dicho. Luego me había golpeado tan fuerte con su bastón, que me hizo sangre. ¡Ese maldito viejo curandero tenía una horrible personalidad y mis tiempos con él fueron terribles! Pero a pesar de ser un loco agita bastones, era el mejor remendando heridas y me hubiera gustado heredar aunque fuera la quinta parte de su conocimiento... eso hubiera bastado para esta situación...
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :183Nivel On Rol :Beast SpiritInventario :
Yatterwa
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Era una sala distinta. La decoración no era cuneiforme, no eran grabados en la roca, sino esculturas, figuras en tres dimensiones. Un trono se encontraba apostado en el ábside de la habitación, y en él, una figura humanoide, cubierto con los restos ajados de una capa castigada por el tiempo, reveló su mano, la cual vestía un guantelete que se alzaba, esperando algo. Los dorumons se los ofrecieron, pequeños dispositivos, digivice, y estos, irrandiendo energía blanca, pura, se movieron hasta él, quien empezó a examinarlos con la vista.
Con mucho tacto, empezó a inspeccionar esas pequeñas maquinarias, todas diferentes, en forma y color. Una llamó su atención, negra, que ocupaba sin problemas la palma de la mano. Abrió los ojos, procurando hallar en él lo que buscaba. Lo que querían encontrar. Accionó uno de los botones, esperando una acción, y la llamarada surgió del acero. Conformando un torbellino, la energía dibujo la forma de un extraño ser, humanoide, pero con rasgos de bestia, y el crepitar del fuego simuló el rugido de un animal iracundo.
-Silencio -musitó el caballero-. Veo en ti a un demonio, antiguos enemigos de mi clan. No, de mi familia -con un gesto, el dibujo ardiente quedó inmóvil, dibujándose en él una cuadrícula de luz-. Pero el rencor, con el tiempo, desaparece. Igual que las guerras, los recuerdos, todo se borra. ¿Entiendes, criatura? “All-delete”.
Abriendo la mano, el circuito luminoso fue opacando el resplandor de las llamas, devorándolas. Durante unos segundos, todo fue blanco, pulcro, tranquilo. Incluso el grito de este ser desapareció. Y es que, tras unos segundos, no quedó nada. Cogió el digivice de nuevo, y lo examinó, comprobando una pequeña llama que empezaba a nacer de él.
-Una fuente de maldad y corrupción, que se regenera. Sin duda, buscan nuestra ruina, todos ellos. Dijiste que no lograste cazar al portador, ¿no? Localizadlo, y traedlo aquí. Tiene preguntas que responder...
-¿Y qué hacemos con ellos?
Atrapados en celdas, rostros humanos y de otros digimons, temerosos ante la manifestación de poder de aquel ser. Les habían quitado los digivice, estando indefensos. Y más, viendo que con un gesto tan simple como estirar los dedos, podrían desaparecer. Morir.
-Si también han traído la ruina a este lugar santo, se someterán a mi juicio. Pero, de momento, tenemos otros problemas, ¿verdad? Caza a ese pernicioso diablo, y recuerda... Aunque puedas convocar la espada, no es la Ouryuken. No lo ejecutes. Solo yo decido sobre la vida y la muerte, ¿entendido?
-Sí, como ordenéis, Lord Alpha.
Los Dorumons se retiraron, buscando más presas, más invasores. Quienes habían traído el mal a ese lugar, de forma consciente, como Digital INC, o por error, como esa pequeña llama, oculta en el pelaje del Dorumon, que iba creciendo, alimentada por sus dudas y miedos. Poco a poco, se extendía, afectando a su juicio.
-¿Y cómo dices que funciona esto?-preguntaba Roku- ¿Obedecéis al único digimon que ha podido evolucionar aquí? ¿Es vuestro líder?
-Es más complicado, es nuestro “padre”. No podemos evolucionar por ser escisiones suyas, y, siendo imperfecto, si morimos, es para siempre. Por eso tenemos miedo de los invasores, ¿entiendes? No os deseamos ningún mal, pero tampoco podemos fiarnos de cualquiera. Aunque no puedas entenderlo, la muerte nos aterra, porque es definitiva.
-Puedo hacerme una idea, -siendo humano, su situación era la misma- os entiendo.
-Yo no, y me ofende que no penséis en MÍ. La inmortalidad tampoco es tan buena... Aquí dentro no hay tacos, ¡y tengo hambre!
Con mucho tacto, empezó a inspeccionar esas pequeñas maquinarias, todas diferentes, en forma y color. Una llamó su atención, negra, que ocupaba sin problemas la palma de la mano. Abrió los ojos, procurando hallar en él lo que buscaba. Lo que querían encontrar. Accionó uno de los botones, esperando una acción, y la llamarada surgió del acero. Conformando un torbellino, la energía dibujo la forma de un extraño ser, humanoide, pero con rasgos de bestia, y el crepitar del fuego simuló el rugido de un animal iracundo.
-Silencio -musitó el caballero-. Veo en ti a un demonio, antiguos enemigos de mi clan. No, de mi familia -con un gesto, el dibujo ardiente quedó inmóvil, dibujándose en él una cuadrícula de luz-. Pero el rencor, con el tiempo, desaparece. Igual que las guerras, los recuerdos, todo se borra. ¿Entiendes, criatura? “All-delete”.
Abriendo la mano, el circuito luminoso fue opacando el resplandor de las llamas, devorándolas. Durante unos segundos, todo fue blanco, pulcro, tranquilo. Incluso el grito de este ser desapareció. Y es que, tras unos segundos, no quedó nada. Cogió el digivice de nuevo, y lo examinó, comprobando una pequeña llama que empezaba a nacer de él.
-Una fuente de maldad y corrupción, que se regenera. Sin duda, buscan nuestra ruina, todos ellos. Dijiste que no lograste cazar al portador, ¿no? Localizadlo, y traedlo aquí. Tiene preguntas que responder...
-¿Y qué hacemos con ellos?
Atrapados en celdas, rostros humanos y de otros digimons, temerosos ante la manifestación de poder de aquel ser. Les habían quitado los digivice, estando indefensos. Y más, viendo que con un gesto tan simple como estirar los dedos, podrían desaparecer. Morir.
-Si también han traído la ruina a este lugar santo, se someterán a mi juicio. Pero, de momento, tenemos otros problemas, ¿verdad? Caza a ese pernicioso diablo, y recuerda... Aunque puedas convocar la espada, no es la Ouryuken. No lo ejecutes. Solo yo decido sobre la vida y la muerte, ¿entendido?
-Sí, como ordenéis, Lord Alpha.
Los Dorumons se retiraron, buscando más presas, más invasores. Quienes habían traído el mal a ese lugar, de forma consciente, como Digital INC, o por error, como esa pequeña llama, oculta en el pelaje del Dorumon, que iba creciendo, alimentada por sus dudas y miedos. Poco a poco, se extendía, afectando a su juicio.
-¿Y cómo dices que funciona esto?-preguntaba Roku- ¿Obedecéis al único digimon que ha podido evolucionar aquí? ¿Es vuestro líder?
-Es más complicado, es nuestro “padre”. No podemos evolucionar por ser escisiones suyas, y, siendo imperfecto, si morimos, es para siempre. Por eso tenemos miedo de los invasores, ¿entiendes? No os deseamos ningún mal, pero tampoco podemos fiarnos de cualquiera. Aunque no puedas entenderlo, la muerte nos aterra, porque es definitiva.
-Puedo hacerme una idea, -siendo humano, su situación era la misma- os entiendo.
-Yo no, y me ofende que no penséis en MÍ. La inmortalidad tampoco es tan buena... Aquí dentro no hay tacos, ¡y tengo hambre!
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
-No es doble post-
Ya que ha pasado más de un mes desde la última respuesta (la mía), y nadie ha seguido la norma de "si en una semana uno no postea, se salta al siguiente", resulta que me vuelve a tocar a mí. Y yo no voy a congelar el evento. Así que ya saben, o van posteando, o esto sigue.
-Por alguna razón, Padre se encuentra aquí -narraba el digimon-, y estando solo, decidió crearnos, tal vez para ayudarle en su tarea, tal vez para hacerle compañía...-se encogió de hombros- No tenemos idea, pero preferimos estar en paz que haciendo frente a invasores como ustedes.
-No somos invasores, esta cosa salió de la nada y la inmensa mayoría se cayeron dentro.
-Bueeeeno -saltó el fantasma-, igual CIERTAS PERSONAS se cargaron las primeras defensas y por eso acabó saliendo, ¿verdad? Sabes de quiénes estoy hablando, ¿no?
Sí, Digital INC. Atraídos por las leyendas de aquel poder que pedía crear de la nada vida, harían cualquier cosa para acceder a este. Un grupo de “niños” no podrían hacer frente a los recursos de la empresa, y si él había conseguido no solo infiltrarse, sino incluso causarles tantos problemas en cinco minutos, a saber qué tendrían preparado aquellos científicos.
Mientras, regresando a los prisioneros, el caballero, postrado en su trono, evaluaba con la mirada a los adultos y niños resguardados en las celdas. Para él, todos eran iguales: intrusos, y a medida que avanzara el tiempo, su destino se iba tornando más y más oscuro. Con un ademán, los borraría, y ni sus restos podrían ser recuperados, pues no quedaría nada.
Cansado por el ataque de antes, empezó a entornar sus ojos, cayendo en un sopor momentáneo. Supieron aprovechar este momento de debilidad, y es que un técnico de Digital INC, más que probable líder de aquella célula, extrajo algo inofensivo, una especie de silbato, para nada tecnología punta, ni mucho menos uno de esos digivices que tantas sospechas despertaba, y, soplando, emitió un zumbido que todos los Dorumons de la sala notaron, pero sin mayor riesgo.
Los digimons que servían de mano de obra, poseídos por engranajes y espirales negras, se activaron a esta llamada. Habían sido apartados a otra sala, pues desprovistos de mente, no parecían reaccionar a la intimidación ni a otros estímulos. El silbato, sin embargo, no los despertaba. Al igual que los demás, ahora se encontraban atrapados en su forma rookie, y eso limitaba mucho sus opciones. Y por ello, este último recurso: trasladas aquellos dispositivos de muchos a unos pocos. La legión pasó a un reducido número, pero sus datos se sobrecargaban, ya que la energía usada para el control mental, nacida de una sola de estas máquinas, ahora le alimentaba más y más.
Eran rookies, sí, pero de unas dimensiones monstruosas, casi similares a las de un champion. Experimentando dolor por esta pseudo-evolución, gritaron, para poco después salir de esa sala. Su deber no era liberar a los presos, sabiendo que poco podrían hacer con el santo guardián del lugar. Localizar aquello que les estaba debilitando, y destruirlo. Así, recuperarían su poder natural, y aquel dolor se haría más soportable y llevadero. Se movían, torpemente, destruyendo muros y dejando grandes pisadas, pues esa forma antinatural, sumada a las descargas que buscaban fortalecerles, los convertía en masas enfurecidas de mente aún más primitiva.
-Oye, ¿qué ha sido ese sonido? -dijo Roku- Sonaba como a un, ¿derrumbe? Esto no se vendrá abajo ahora, ¿verdad?
-Lleva en pie años y años, tranquilo. Será algún intruso revoltoso, pero no debemos preocuparnos. No puede evolucionar, y en la etapa infantil, poco destrozos puede hac...
Antes de terminar su frase, ambos, y el fantasma, pudieron divisar un gigantesco agumon que a duras penas podía moverse por aquel pasillo. Clavó sus ojos, sus pupilas dilatadas, en ellos, abriendo la boca.
-No pasa nada, corre, solo es un digimon rookie, corre, y por tanto, pocos destrozos podrá hacer, corre... ¡¿Por qué no estás corriendo?!
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
El científico no pudo evitar expresar su asombro cuando Sigrun se presentó, y de ahí en adelante se puso tremendamenete nervioso: era evidente al ver que sudaba copiosamente y temblaba.
—¿R.K? ¿Eres la líder de uno de esos grupos extremistas que quieren aniquilar a los humanos y al mundo humano? Pero... si eres... bueno, eres humana. ¿Y tu familia...? ¿Dejarás que la maten? ¡Son simplemente datos con forma de monstruos que podrían arrasar ciudades y matar a mucha gente! ¡Deben ser detenidos!
El científico dirigió una mirada tanto hacia Leonardo como hacia Ulforce y en ella se podía ver una mezcla de miedo y asco hacia ellos. Quizás no era su culpa pensar que estaba ante monstruos: al fin y al cabo, probablemente Digital I.N.C había pensado estratégicamente qué decirles y cómo manipularles para que considerasen que estaban haciendo algo "bueno", para que pensasen que protegían al mundo humano y a sus familias.
Tras unos segundos de silencio miró a Sigrun a los ojos y preguntó:
—Me vais a matar, ¿verdad?
—Cálmate—trató de tranquilizarlo Leonardo, al ver que en sus ojos había una chispa de pánico. Evidentemente aquel hombre estaba convencido de que, después de sacarle la información, esos R.K lo matarían. Para Leonardo tampoco era fácil evitar dejarse llevar y categorizarlo como la escoria que para él era Digital I.N.C. Lo difícil de todo aquello es que muchos de los que trabajaban allí no sabían qué era lo que hacían, pues Digital I.N.C se habría encargado de engañarlos—Si tengo que luchar para que no te maten aquí mismo, lo haré. Pero sólo si tú colaboras.
—¡Pero permitirás que me arresten! ¡Es prácticamente lo mismo que dejar que me maten, simplemente lo harán en otro lugar! ¡Si eres una especie de de policía, tienes que sacarme de aquí!—su voz se agudizó por la desesperación.
Leonardo se quedó callado. Tenía razón en lo que decía: pero no pensaba ir más allá por alguien de Digital I.N.C, se negaba en rotundo, por él y por todos los que habían muerto a manos de los horribles experimentos. Aún así, intentó razonar para que entendiera que en su peliaguda situación era mejor colaborar:
—El digimon de Sigrun es el más rápido del digimundo en su forma mega, así que dudo que llegásemos muy lejos. Además, hay un despliegue de R.K estudiando las ruinas que nos detendrían. No hay manera de llevarte a un lugar bajo la jurisdicción de los U.S. Intentarlo sólo te condenaría definitivamente por haberte resistido. ¿Eso es lo que quieres?
El hombre se quedó pensando en que si el digimon de la chica no estaba en forma mega quizás podía intentarlo. Se debatió unos instantes: ¿podría hacerlo? Quizás sí. Quizás tendría suerte. Eso era lo que el desesperado hombrecillo pensaba en vano, sin ver que objetivamente era imposible. Pero estaba demasiado asustado por la perspectiva de morir, así que intentó huir.
—Tsk—Leonardo se cruzó de brazos—Está en pánico.
Sus pasos seguían resonando por la semipenumbra. La luz de la piedra se atenuó poco a poco hasta apagarse, quedando inservible al ser alejadas de su fuente de energía. Luna se deshizo de ellas cuando quedaron inservibles, excepto de una. "Será un recuerdo guay que poner en la habitación" se dijo. Si es que volvía. Para no asustarse nunca se planteaba mucho que cualquiera podía ser la última misión, pero realmente podía serlo, y no lo veía emocionante precisamente. Por suerte, las posibilidades de sobrevivir aumentaban. La Dorumon las llevaba a través de pasillos y pasadizos que sorteaban mortales trampas. Luna esperaba que Leonardo no tuviera que lidiar con ellas, pero a decir verdad, él era el más experimentado en ese tipo de cosas. Si alguien sobrevivía, sería él, era el más apto.
Repentinamente la Dorumon se quedó quieta. Alzó la cola y el cuello, y abrió los ojos, como si hubiera oído algo... a Luna le pareció como un perrito oyendo algo que le llamaba la atención. Poco después de eso, hubo un temblor, y Luna se tuvo que agarrar a la pared. Se temía que las ruinas caerían, pero, ¿cómo?
—Caminad más rápido. No sé a qué habéis venido los de vuestra especie, pero no os queremos aquí.
—Muchos simplemente se quedaron atrapados, y lo único que quieren es salir. No sé si haya alguno intentando echar abajo esto o exterminaros, pero desde luego no todos queremos eso. ¡Por poco me abro la cabeza al caer aquí!—trató de explicar Luna. Aunque estaba de acuerdo en eso de caminar más rápido. No le gustaba nada oír todos aquellos estruendos: daba la sensación de que todo se vendría abajo y eso no le sentaba bien a sus nervios.
—¿No sabes lo que los humanos piensan, aún siendo humana?
—Los humanos no somos una mente colmena ni nada así—intentó explicarse Luna. La Dorumon emitió una especie de resoplido, como si no los entendiera pero tampoco quisiera hacerlo.
Los sonidos eran cada vez más cercanos y parecía que de hecho, iban directamente hacia ellos, de cabeza. Preguntó varias veces si estaba segura de que era por ese camino y la Dorumon asentía. Luego, a la pregunta nerviosa de que si sabía qué eran aquellos ruidos, simplemente negaba con la cabeza para entender que no tenía la más remota idea. Sin embargo, pronto distinguieron rugidos de algo muy furioso: cuando giraron uno de los pasillos vieron que al fondo de uno, un Dracmon y dorumon estaban ante un digimon gigantesco y enfurecido. Luna vio que uno de ellos no se movía, uno de los dorumon.
Lo más normal sería correr y huir, pero probablemente el digimon estaba tremendamente asustado como para moverse. Luna conocía el sentimiento, así que miró a Floramon que, como siempre, si era para hacer algo bueno por alguien en peligro estaba dispuesta a intervenir por imponente que fuera la situación. Luna se dijo que querría ser así, por su parte estaba completamente asustada, a pesar de que corría directamente hacia el digimon gigante. Tenía que colocarse relativamente cerca de la contienda para ver cómo ir ayudando.
Floramon iba delante. Alargó a todo lo que podía sus lianas, enrollándolas en el cuerpo del dorumon paralizado para apartarlo de la trayectoria del golpe. Floramon emitió un gruñido de esfuerzo porque además, lo levantó del suelo y lo lanzó hacia Luna, que abrió los brazos para recogerlo al vuelo. La cosa no salió tan bien: el digimon pesaba y la humana cayó sentada hacia atrás. Bueno, al menos le había amortiguado la caída ella misma y el dorumon estaba bien. La humana le dijo al dorumon: “¡Aléjate de aquí! ¡Nos encargaremos!” aunque para sí pensaba que no tenía ni idea de cómo hacerlo.
Floramon por su parte intentaba hacer fuerza para que al accidentado avance del gigante se viera aún más entorpecido por sus lianas, las cuales ahora enrollaba en torno al gran cuerpo del agumon a la par que tiraba, empleando todas las fuerzas que podía para que las lianas opusieran resistencia. Pero la diferencia de tamaños provocó lo inevitable: el enemigo hizo un brusco giro que levantó a Floramon del suelo y la hizo chocarse contra una de las paredes de los costados.
Luna, al ver que Floramon había salido volando comenzó a buscar una carta para cubrirla hasta que pudiera recuperarse del impacto. Floramon tan sólo consiguió lanzar una nube de polen desesperada que, en teoría, debería calmar al digimon, pero que no consiguió nada y seguía en aquella posición tan desfavorable. Tenía algo de miedo de que no funcionase, de la misma manera que había ocurrido con la evolución, pero probablemente si no la defendía el gigantesco agumon descargaría sus garras contra ella.
La Dorumon lanzó una bolita de metal directamente bajo el ojo del agumon, con intención de dejarlo ciego de un ojo. Por suerte o por desgracia, falló y le dio justo por encima del párpado, dejándole un moratón lila que se iba a ir hincando y que, aunque consiguió hacer que su primitiva mente no se centrase en Floramon, lo enojó aún más. El digimon aspiró aire y de entre sus fauces brillaron unas llamas. Una bola de fuego. Luna no sabía explicar por qué científico, pero estaba segura de que meter una explosión dentro de un espacio pequeño era muy mala idea, así que Luna emitió una orden clara: “¡No le dejéis usar ataques de fuego aquí!” Floramon, aún desde el suelo, usó sus lianas para asirlas en torno al morro de agumon, tratando de cerrárselo para impedirle exhalar la llama.
Luna comenzó a buscar entre sus cartas. Tenían que noquearlo ya: era demasiado peligroso. No sabía si funcionarían: aunque había probado una, era la de evolución. Y además, poco más quedaba por hacer si el polen de Floramon era insuficiente para sumirlo en un letargo y aplacar su agresividad.
—¡Carta leída! ¡Paschomon, Comando A: Evil Snore!—exclamó Luna, notando cómo el poder del D-Arc aún le hacía cosquillas en la yema de los dedos. Parecía que a pesar de que la evolución hubiera sido sellada, el D-Arc seguía teniendo el suficiente poder para usar cartas.
De Floramon emergió una onda de energía que al alcanzar al agumon gigante, logró que este poco a poco dejase de resistirse... hasta que se quedó completamente dormido, causando un fuerte estruendo al sentarse en el suelo. Sus fuertes ronquidos resonaban en todo el pasillo, pero se había quedado dormido como un bebé, algo inquieto aún por el dolor pero sin duda más calmado. Floramon se alegró al ver que lo habían parado sin violencia y le dedicó a Luna una mirada y sonrisa de agradecimiento, y se giró hacia el Dracmon y los Dorumon:
—¿Habéis recibido algún tipo de herida que pueda atenderos?—les preguntó Floramon, solícita como siempre—No nos tengais temor, por favor, pues no deseamos traer destrucción. Esta humana es mi estimada compañera humana, Luna. En cuanto a mí, soy Floramon. Es un gusto conocerlos a pesar de las circunstancias aciagas—Floramon hizo una reverencia hacia ellos al presentarse. Luego, miró hacia el Dracumon—Vos no parecéis ser un residentes de estas antiguas ruinas, y la Dorumon que nos acompañaba hablaba de un digimon que se preocupaba de las seguridad de los humanos del lugar. ¿Qué suerte aciaga te trajo hasta aquí? ¿Tienes compañeros que necesiten ser socorridos?
Mientras tanto, Luna acarició la cabeza del digimon gigante. Le parecía muy lindo, aunque se sentía mal al ver como, aún en sueños, se revolvía. La primera vez, creyó que despertaría y apartó la mano pero luego se percató de que el digimon era simplemente, presa de dolores. Lo acarició la cabeza —hasta donde llegaba-, intentando calmarlo un poco, pero también examinándolo: su D-Arc lo registraba como un agumon, pero dudaba que los agumones usualmente tuvieran aquel tamaño y más si era de nivel rookie. La experiencia le decía que los digimon rookies eran del tamaño de Floramon, por ejemplo.
—¿Vivía este amiguito vuestro aquí?—preguntó Luna a la Dorumon.
—No. Aquí sólo vivían los de nuestra especie—respondió la Dorumon con gesto neutro—Por cierto: mi cuenta está saldada. La vida de uno de mi especie por la vida de una de los tuyos.
Luna asintió. Vaya, así que si no hubieran tratado de salvar al dorumon, aquella digimon no habría movido un dedo: en el fondo, tenía sentido. Lo más fácil era dejar que todos murieran, ya fuera por las trampas como por inhanición.
Luna siguió acariciando al digimon mientras la conversación entre Floramon y los digimon a los que acababan de salvar se sucedía. Sin embargo la humana encontró algo: un engranaje adosado a la espalda del digimon. Parecía hundirse entre sus datos y la carne de la pobre criatura.
—Este digimon tiene algo incrustado aquí detrás. Probablemente eso explique que no pareciera tener el control sobre sí mismo—dijo Luna en voz alta, para que tanto Floramon como el Dracmon se enterasen del hallazgo. Preguntó a todos—¿Alguno sabe algo?
—Estoy bastante seguro de que son cosas del mundo de fuera. Nunca vi algo así en estas ruinas—dijo la Dorumon.
—Pobre alma. Intentaré hacer algo para minimizar su dolor—Floramon se acercó y sus pétalos comenzaron a brillar levemente y de estos un polen brillante curativo comenzó a flotar en el aire. La falta de sol hacía que su poder curativo, el Gaia Healing, no fuera tan potente como usualmente, pero los cortes y arañazos más superficiales del digimon se iban calmando.
—¿Por qué haces eso? Es un malgasto de energía—preguntó la Dorumon con frialdad. Luna comprendía que era un punto de vista lógico, aunque muy descarnado.
—Quizás, pero... no lo sé. Siento que mi corazón se agrieta un poco al pensar en dejarlo sufrir sin intentar nada—la Dorumon se quedó mirando a Floramon como si estuviera viendo a un ser de otro planeta que no podría comprender, y se limitó a echarse en el suelo hasta que decidieran ponerse en camino.
—¿R.K? ¿Eres la líder de uno de esos grupos extremistas que quieren aniquilar a los humanos y al mundo humano? Pero... si eres... bueno, eres humana. ¿Y tu familia...? ¿Dejarás que la maten? ¡Son simplemente datos con forma de monstruos que podrían arrasar ciudades y matar a mucha gente! ¡Deben ser detenidos!
El científico dirigió una mirada tanto hacia Leonardo como hacia Ulforce y en ella se podía ver una mezcla de miedo y asco hacia ellos. Quizás no era su culpa pensar que estaba ante monstruos: al fin y al cabo, probablemente Digital I.N.C había pensado estratégicamente qué decirles y cómo manipularles para que considerasen que estaban haciendo algo "bueno", para que pensasen que protegían al mundo humano y a sus familias.
Tras unos segundos de silencio miró a Sigrun a los ojos y preguntó:
—Me vais a matar, ¿verdad?
—Cálmate—trató de tranquilizarlo Leonardo, al ver que en sus ojos había una chispa de pánico. Evidentemente aquel hombre estaba convencido de que, después de sacarle la información, esos R.K lo matarían. Para Leonardo tampoco era fácil evitar dejarse llevar y categorizarlo como la escoria que para él era Digital I.N.C. Lo difícil de todo aquello es que muchos de los que trabajaban allí no sabían qué era lo que hacían, pues Digital I.N.C se habría encargado de engañarlos—Si tengo que luchar para que no te maten aquí mismo, lo haré. Pero sólo si tú colaboras.
—¡Pero permitirás que me arresten! ¡Es prácticamente lo mismo que dejar que me maten, simplemente lo harán en otro lugar! ¡Si eres una especie de de policía, tienes que sacarme de aquí!—su voz se agudizó por la desesperación.
Leonardo se quedó callado. Tenía razón en lo que decía: pero no pensaba ir más allá por alguien de Digital I.N.C, se negaba en rotundo, por él y por todos los que habían muerto a manos de los horribles experimentos. Aún así, intentó razonar para que entendiera que en su peliaguda situación era mejor colaborar:
—El digimon de Sigrun es el más rápido del digimundo en su forma mega, así que dudo que llegásemos muy lejos. Además, hay un despliegue de R.K estudiando las ruinas que nos detendrían. No hay manera de llevarte a un lugar bajo la jurisdicción de los U.S. Intentarlo sólo te condenaría definitivamente por haberte resistido. ¿Eso es lo que quieres?
El hombre se quedó pensando en que si el digimon de la chica no estaba en forma mega quizás podía intentarlo. Se debatió unos instantes: ¿podría hacerlo? Quizás sí. Quizás tendría suerte. Eso era lo que el desesperado hombrecillo pensaba en vano, sin ver que objetivamente era imposible. Pero estaba demasiado asustado por la perspectiva de morir, así que intentó huir.
—Tsk—Leonardo se cruzó de brazos—Está en pánico.
* * *
Sus pasos seguían resonando por la semipenumbra. La luz de la piedra se atenuó poco a poco hasta apagarse, quedando inservible al ser alejadas de su fuente de energía. Luna se deshizo de ellas cuando quedaron inservibles, excepto de una. "Será un recuerdo guay que poner en la habitación" se dijo. Si es que volvía. Para no asustarse nunca se planteaba mucho que cualquiera podía ser la última misión, pero realmente podía serlo, y no lo veía emocionante precisamente. Por suerte, las posibilidades de sobrevivir aumentaban. La Dorumon las llevaba a través de pasillos y pasadizos que sorteaban mortales trampas. Luna esperaba que Leonardo no tuviera que lidiar con ellas, pero a decir verdad, él era el más experimentado en ese tipo de cosas. Si alguien sobrevivía, sería él, era el más apto.
Repentinamente la Dorumon se quedó quieta. Alzó la cola y el cuello, y abrió los ojos, como si hubiera oído algo... a Luna le pareció como un perrito oyendo algo que le llamaba la atención. Poco después de eso, hubo un temblor, y Luna se tuvo que agarrar a la pared. Se temía que las ruinas caerían, pero, ¿cómo?
—Caminad más rápido. No sé a qué habéis venido los de vuestra especie, pero no os queremos aquí.
—Muchos simplemente se quedaron atrapados, y lo único que quieren es salir. No sé si haya alguno intentando echar abajo esto o exterminaros, pero desde luego no todos queremos eso. ¡Por poco me abro la cabeza al caer aquí!—trató de explicar Luna. Aunque estaba de acuerdo en eso de caminar más rápido. No le gustaba nada oír todos aquellos estruendos: daba la sensación de que todo se vendría abajo y eso no le sentaba bien a sus nervios.
—¿No sabes lo que los humanos piensan, aún siendo humana?
—Los humanos no somos una mente colmena ni nada así—intentó explicarse Luna. La Dorumon emitió una especie de resoplido, como si no los entendiera pero tampoco quisiera hacerlo.
Los sonidos eran cada vez más cercanos y parecía que de hecho, iban directamente hacia ellos, de cabeza. Preguntó varias veces si estaba segura de que era por ese camino y la Dorumon asentía. Luego, a la pregunta nerviosa de que si sabía qué eran aquellos ruidos, simplemente negaba con la cabeza para entender que no tenía la más remota idea. Sin embargo, pronto distinguieron rugidos de algo muy furioso: cuando giraron uno de los pasillos vieron que al fondo de uno, un Dracmon y dorumon estaban ante un digimon gigantesco y enfurecido. Luna vio que uno de ellos no se movía, uno de los dorumon.
Lo más normal sería correr y huir, pero probablemente el digimon estaba tremendamente asustado como para moverse. Luna conocía el sentimiento, así que miró a Floramon que, como siempre, si era para hacer algo bueno por alguien en peligro estaba dispuesta a intervenir por imponente que fuera la situación. Luna se dijo que querría ser así, por su parte estaba completamente asustada, a pesar de que corría directamente hacia el digimon gigante. Tenía que colocarse relativamente cerca de la contienda para ver cómo ir ayudando.
Floramon iba delante. Alargó a todo lo que podía sus lianas, enrollándolas en el cuerpo del dorumon paralizado para apartarlo de la trayectoria del golpe. Floramon emitió un gruñido de esfuerzo porque además, lo levantó del suelo y lo lanzó hacia Luna, que abrió los brazos para recogerlo al vuelo. La cosa no salió tan bien: el digimon pesaba y la humana cayó sentada hacia atrás. Bueno, al menos le había amortiguado la caída ella misma y el dorumon estaba bien. La humana le dijo al dorumon: “¡Aléjate de aquí! ¡Nos encargaremos!” aunque para sí pensaba que no tenía ni idea de cómo hacerlo.
Floramon por su parte intentaba hacer fuerza para que al accidentado avance del gigante se viera aún más entorpecido por sus lianas, las cuales ahora enrollaba en torno al gran cuerpo del agumon a la par que tiraba, empleando todas las fuerzas que podía para que las lianas opusieran resistencia. Pero la diferencia de tamaños provocó lo inevitable: el enemigo hizo un brusco giro que levantó a Floramon del suelo y la hizo chocarse contra una de las paredes de los costados.
Luna, al ver que Floramon había salido volando comenzó a buscar una carta para cubrirla hasta que pudiera recuperarse del impacto. Floramon tan sólo consiguió lanzar una nube de polen desesperada que, en teoría, debería calmar al digimon, pero que no consiguió nada y seguía en aquella posición tan desfavorable. Tenía algo de miedo de que no funcionase, de la misma manera que había ocurrido con la evolución, pero probablemente si no la defendía el gigantesco agumon descargaría sus garras contra ella.
La Dorumon lanzó una bolita de metal directamente bajo el ojo del agumon, con intención de dejarlo ciego de un ojo. Por suerte o por desgracia, falló y le dio justo por encima del párpado, dejándole un moratón lila que se iba a ir hincando y que, aunque consiguió hacer que su primitiva mente no se centrase en Floramon, lo enojó aún más. El digimon aspiró aire y de entre sus fauces brillaron unas llamas. Una bola de fuego. Luna no sabía explicar por qué científico, pero estaba segura de que meter una explosión dentro de un espacio pequeño era muy mala idea, así que Luna emitió una orden clara: “¡No le dejéis usar ataques de fuego aquí!” Floramon, aún desde el suelo, usó sus lianas para asirlas en torno al morro de agumon, tratando de cerrárselo para impedirle exhalar la llama.
Luna comenzó a buscar entre sus cartas. Tenían que noquearlo ya: era demasiado peligroso. No sabía si funcionarían: aunque había probado una, era la de evolución. Y además, poco más quedaba por hacer si el polen de Floramon era insuficiente para sumirlo en un letargo y aplacar su agresividad.
—¡Carta leída! ¡Paschomon, Comando A: Evil Snore!—exclamó Luna, notando cómo el poder del D-Arc aún le hacía cosquillas en la yema de los dedos. Parecía que a pesar de que la evolución hubiera sido sellada, el D-Arc seguía teniendo el suficiente poder para usar cartas.
De Floramon emergió una onda de energía que al alcanzar al agumon gigante, logró que este poco a poco dejase de resistirse... hasta que se quedó completamente dormido, causando un fuerte estruendo al sentarse en el suelo. Sus fuertes ronquidos resonaban en todo el pasillo, pero se había quedado dormido como un bebé, algo inquieto aún por el dolor pero sin duda más calmado. Floramon se alegró al ver que lo habían parado sin violencia y le dedicó a Luna una mirada y sonrisa de agradecimiento, y se giró hacia el Dracmon y los Dorumon:
—¿Habéis recibido algún tipo de herida que pueda atenderos?—les preguntó Floramon, solícita como siempre—No nos tengais temor, por favor, pues no deseamos traer destrucción. Esta humana es mi estimada compañera humana, Luna. En cuanto a mí, soy Floramon. Es un gusto conocerlos a pesar de las circunstancias aciagas—Floramon hizo una reverencia hacia ellos al presentarse. Luego, miró hacia el Dracumon—Vos no parecéis ser un residentes de estas antiguas ruinas, y la Dorumon que nos acompañaba hablaba de un digimon que se preocupaba de las seguridad de los humanos del lugar. ¿Qué suerte aciaga te trajo hasta aquí? ¿Tienes compañeros que necesiten ser socorridos?
Mientras tanto, Luna acarició la cabeza del digimon gigante. Le parecía muy lindo, aunque se sentía mal al ver como, aún en sueños, se revolvía. La primera vez, creyó que despertaría y apartó la mano pero luego se percató de que el digimon era simplemente, presa de dolores. Lo acarició la cabeza —hasta donde llegaba-, intentando calmarlo un poco, pero también examinándolo: su D-Arc lo registraba como un agumon, pero dudaba que los agumones usualmente tuvieran aquel tamaño y más si era de nivel rookie. La experiencia le decía que los digimon rookies eran del tamaño de Floramon, por ejemplo.
—¿Vivía este amiguito vuestro aquí?—preguntó Luna a la Dorumon.
—No. Aquí sólo vivían los de nuestra especie—respondió la Dorumon con gesto neutro—Por cierto: mi cuenta está saldada. La vida de uno de mi especie por la vida de una de los tuyos.
Luna asintió. Vaya, así que si no hubieran tratado de salvar al dorumon, aquella digimon no habría movido un dedo: en el fondo, tenía sentido. Lo más fácil era dejar que todos murieran, ya fuera por las trampas como por inhanición.
Luna siguió acariciando al digimon mientras la conversación entre Floramon y los digimon a los que acababan de salvar se sucedía. Sin embargo la humana encontró algo: un engranaje adosado a la espalda del digimon. Parecía hundirse entre sus datos y la carne de la pobre criatura.
—Este digimon tiene algo incrustado aquí detrás. Probablemente eso explique que no pareciera tener el control sobre sí mismo—dijo Luna en voz alta, para que tanto Floramon como el Dracmon se enterasen del hallazgo. Preguntó a todos—¿Alguno sabe algo?
—Estoy bastante seguro de que son cosas del mundo de fuera. Nunca vi algo así en estas ruinas—dijo la Dorumon.
—Pobre alma. Intentaré hacer algo para minimizar su dolor—Floramon se acercó y sus pétalos comenzaron a brillar levemente y de estos un polen brillante curativo comenzó a flotar en el aire. La falta de sol hacía que su poder curativo, el Gaia Healing, no fuera tan potente como usualmente, pero los cortes y arañazos más superficiales del digimon se iban calmando.
—¿Por qué haces eso? Es un malgasto de energía—preguntó la Dorumon con frialdad. Luna comprendía que era un punto de vista lógico, aunque muy descarnado.
—Quizás, pero... no lo sé. Siento que mi corazón se agrieta un poco al pensar en dejarlo sufrir sin intentar nada—la Dorumon se quedó mirando a Floramon como si estuviera viendo a un ser de otro planeta que no podría comprender, y se limitó a echarse en el suelo hasta que decidieran ponerse en camino.
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
Champion
Icono :Rango y Unidad :Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Flora
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Rango y Unidad Digi Aliado :Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TortuleInventario :
Luna Kobayashi
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Sonreí ladina al notar la dinámica entre el dúo que había encontrado. La humana era la del corazón noble, y el digimon era el cauteloso ¿o amargado?, al juzgar por las respuestas de ambos. ¿Me podría fiar de eso? No sabía hasta dónde llegaban los límites de poder de estos dos, y era mucha la ventaja visible contra mí, que (por lo menos hasta encontrar una solución) no era más que una simple humana. Acaricié la plata del agarre de mi digivice, y me adelanté entonces hacia ellos con cierto recelo.
-Me temo que sí. La osadía es mi pan de cada día. Pero no, no vengo sola. -Contesté al pequeño hechicero. Seguí su dedo con la mirada, que apuntaba sin preámbulo a la tamer. Analicé su postura, su figura. Era el tipo de belleza que se encontraba en los aventureros, pero algo andaba mal. -Soy Elluka Clockworker, un amigo y yo paseamos de curiosos, y nos terminamos separando eventualmente. -Mentí a pesar de que la chica humana se veía sumamente heroica y confianzuda, pero nada me aseguraba que no eran algún tipo de agente de Digital INC. Miré al suelo posteriormente, y noté las gotas de sangre. Lo más seguro es que se habían aventurado a luchar contra los extraños digimon que se materializaban del suelo. ¿Serán idiotas? pensé de inmediato. No, el digimon se veía exageradamente precavido. ¿Los habrían acorralado? Iba descartando lentamente su relación con el grupo criminal.
Tras meditarlo un par de segundos, me animé a ofrecer una mano a la muchacha castaña.
-Concuerdo con su compañero, señorita. Debería preocuparse primero por esa herida. -Mi voz se mostraba para parecer suave e inocente, con puras intenciones de ayudar. Contaba con que la herida cayera fácilmente en la fachada, pero no estaba tan segura del Wizardmon. -Sé primeros auxilios. ¿Me permitiría atenderle? Lo único que pediré a cambio serán sus nombres. -Sonreí a ambos y abrí la boca para hablar nuevamente. No obstante, un ruido llamó mi atención súbitamente, y terminé poniéndome en guardia una vez más.
A unos metros de nosotros se estaba materializado otro de los sombríos digimon, que parecían más que nada hechos a base de fango. Mientras más me concentraba, mejor podía discernir en su figura. ¡Era un Palmon del tamaño de un Togemon! Hice una mueca de disgusto que no pude controlar, y clavé mis ojos en el digimon aliado. ¿Qué tan fuerte sería Wizardmon contra esa amenaza? Instintivamente invoqué una cadena de datos en mi zurda.
-Spirit Evolution. -Musité y traté de pasarla por el lector de mi digivice. Para mi desgracia, la misma fuerza de hace rato estaba separando mi mano del aparato, como si fueran polos idénticos de un imán. -Tch... Creo que lo más prudente es ir por otro lado, y ahí la trataré, señorita, Wizardmon. -Susurré con un tono diferente, quizás autoritario, tal vez muy agresivo, pero notoriamente asustado. No sabía cuánto tiempo más podría seguir evadiendo a esos digimon, me sentía completamente vulnerable sin poder utilizar mi digivice.
-Me temo que sí. La osadía es mi pan de cada día. Pero no, no vengo sola. -Contesté al pequeño hechicero. Seguí su dedo con la mirada, que apuntaba sin preámbulo a la tamer. Analicé su postura, su figura. Era el tipo de belleza que se encontraba en los aventureros, pero algo andaba mal. -Soy Elluka Clockworker, un amigo y yo paseamos de curiosos, y nos terminamos separando eventualmente. -Mentí a pesar de que la chica humana se veía sumamente heroica y confianzuda, pero nada me aseguraba que no eran algún tipo de agente de Digital INC. Miré al suelo posteriormente, y noté las gotas de sangre. Lo más seguro es que se habían aventurado a luchar contra los extraños digimon que se materializaban del suelo. ¿Serán idiotas? pensé de inmediato. No, el digimon se veía exageradamente precavido. ¿Los habrían acorralado? Iba descartando lentamente su relación con el grupo criminal.
Tras meditarlo un par de segundos, me animé a ofrecer una mano a la muchacha castaña.
-Concuerdo con su compañero, señorita. Debería preocuparse primero por esa herida. -Mi voz se mostraba para parecer suave e inocente, con puras intenciones de ayudar. Contaba con que la herida cayera fácilmente en la fachada, pero no estaba tan segura del Wizardmon. -Sé primeros auxilios. ¿Me permitiría atenderle? Lo único que pediré a cambio serán sus nombres. -Sonreí a ambos y abrí la boca para hablar nuevamente. No obstante, un ruido llamó mi atención súbitamente, y terminé poniéndome en guardia una vez más.
A unos metros de nosotros se estaba materializado otro de los sombríos digimon, que parecían más que nada hechos a base de fango. Mientras más me concentraba, mejor podía discernir en su figura. ¡Era un Palmon del tamaño de un Togemon! Hice una mueca de disgusto que no pude controlar, y clavé mis ojos en el digimon aliado. ¿Qué tan fuerte sería Wizardmon contra esa amenaza? Instintivamente invoqué una cadena de datos en mi zurda.
-Spirit Evolution. -Musité y traté de pasarla por el lector de mi digivice. Para mi desgracia, la misma fuerza de hace rato estaba separando mi mano del aparato, como si fueran polos idénticos de un imán. -Tch... Creo que lo más prudente es ir por otro lado, y ahí la trataré, señorita, Wizardmon. -Susurré con un tono diferente, quizás autoritario, tal vez muy agresivo, pero notoriamente asustado. No sabía cuánto tiempo más podría seguir evadiendo a esos digimon, me sentía completamente vulnerable sin poder utilizar mi digivice.
- Tamer
- Digi Puntos :532Cuentas :Ficha :Relaciones :NPCs :Nivel On Rol :Ancient SpiritNivel On Rol de los Digi Aliados :
Mega
Ultimate
Icono :Rango y Unidad :Elluka Clockworker
Rango: Demi God
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Venus Dove
Rango y Unidad Digi Aliado :Aleron
Rango: Oficial
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Venus Dove
Lion
Rango: Cabo
División: Olimpo Heros
Unidad/Sub-division: Venus DoveInventario :
Elluka Clockworker
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Parecía que la desconocida nos sería útil, pues se ofreció a usar primeros auxilios en Irina. Al parecer no venía sola: genial, más idiotas pululando por unas ruinas sobre la que desconocían. La estupidez es infinita.
-Eisenheim. Encantado de conocerla, señorita-no había que perder las formas ni siquiera en un sitio oscuro, sucio y lóbrego como este. Por este tipo de cosas echaba de menos los grandes salones palaciegos de Witchenly-Si eres lo suficientemense lista para quedarte con nosotros la posibilidad de que los peligros te alcancen será menos.
No es que fuera a protegerla expresamente. Pero si estaba con Irina, por extensión lo haría. Y con algo tenía que devolver el favor. No me gusta deberle nada a nadie, y además, soy un hombre justo.Diablos. ¿Por qué diantres la mala suerte me seguía? Irina no solamente se hallaba herida, sino que además, los rugidos de lo que parecía una bestia furibunda inundaron el lugar. Vi algo que se acercaba hacia nosotros, algo de gran tamaño. Era una especie de digimon, un Palmon, aunque de tamaño inusualmente grande. Sin embargo... parecía desbocado, claramente ni siquiera tenía el raciocinio de los idiotas medios que pueblan el mundo digital.
-¡Atrás!-Eisenheim alzó el báculo, y les dijo tanto a Irina como a la chica de pelo rosa-Reduciré a cenizas a esta molestia. Vosotras buscad un sitio para guardeceros y recuperaros. No os preocupeis, esta cosa no tiene oportunidad contra mi magia.
Me giré hacia el Palmon, que emitió una especie de polen que se quedó en el aire (Totemo Kusai Nioi). Comencé a toser. Veneno. Usé la capa para filtrar un poco las partículas y no respirarlas, a la par que alzaba el vuelo para evitar enredaderas que, salidas desde sus manos, intentaban agarrarme y paralizarme (Poison Ivy).
-No por este camino-claramente no me entendía. Su comportamiento era primitivo, así que agité el cetro y una ráfaga de aire despejó el polen que había lanzado y hizo retroceder al palmon (Blink Breeze). Jeh, puede ser muy grande, pero yo soy más poderoso. El digimon emitió una expresión claramente enojada y volvió a la carga, esta vez, sus lianas iban más rápidas y eran más numerosas. Mi imagen se dividió en varias, dejando a la Palmon sin saber a cual atacar, pero sus lianas eran lo suficiente numerosas como para coger a todos. Los estrelló contra el suelo, y estos se deshicieron. (Thron Throw). El original, osea, yo, estaba en el suelo, preparando su siguiente movimiento. Palmon emitió un gesto de sorpresa al ver una luz proveniente de un Wizardmon al que no había atacado. Sonreí bajo mi capa. La esfera eléctrica cobró forma tras unos momentos de concentración.
-¡Thunder Cloud!-no tan grande como su gentileza, pero directo. Una esfera de puros rayos cayó sobre él, y al tocarlo, envolvió al Palmon en sierpes eléctricas y luz. Parecía una lámpara, tintineando. Finalmente, cayó derrotado y tendido en el suelo, y yo me dejé caer sobre su espalda. Di un golpecito leve con mi bastón, y vi que había algo clavado en su espalda-¿Una especie de control mental?
Sería una buena explicación. No me importaba mucho su suerte, pero era cierto que si Irina o yo éramos sometidos a ese control mental sería problemático. La rueda oscura emitió un tintineo de metal cuando la volví a golpear con la punta del bastón, aunque esta parecía que durante el combate se había agrietado.
-Eisenheim. Encantado de conocerla, señorita-no había que perder las formas ni siquiera en un sitio oscuro, sucio y lóbrego como este. Por este tipo de cosas echaba de menos los grandes salones palaciegos de Witchenly-Si eres lo suficientemense lista para quedarte con nosotros la posibilidad de que los peligros te alcancen será menos.
No es que fuera a protegerla expresamente. Pero si estaba con Irina, por extensión lo haría. Y con algo tenía que devolver el favor. No me gusta deberle nada a nadie, y además, soy un hombre justo.Diablos. ¿Por qué diantres la mala suerte me seguía? Irina no solamente se hallaba herida, sino que además, los rugidos de lo que parecía una bestia furibunda inundaron el lugar. Vi algo que se acercaba hacia nosotros, algo de gran tamaño. Era una especie de digimon, un Palmon, aunque de tamaño inusualmente grande. Sin embargo... parecía desbocado, claramente ni siquiera tenía el raciocinio de los idiotas medios que pueblan el mundo digital.
-¡Atrás!-Eisenheim alzó el báculo, y les dijo tanto a Irina como a la chica de pelo rosa-Reduciré a cenizas a esta molestia. Vosotras buscad un sitio para guardeceros y recuperaros. No os preocupeis, esta cosa no tiene oportunidad contra mi magia.
Me giré hacia el Palmon, que emitió una especie de polen que se quedó en el aire (Totemo Kusai Nioi). Comencé a toser. Veneno. Usé la capa para filtrar un poco las partículas y no respirarlas, a la par que alzaba el vuelo para evitar enredaderas que, salidas desde sus manos, intentaban agarrarme y paralizarme (Poison Ivy).
-No por este camino-claramente no me entendía. Su comportamiento era primitivo, así que agité el cetro y una ráfaga de aire despejó el polen que había lanzado y hizo retroceder al palmon (Blink Breeze). Jeh, puede ser muy grande, pero yo soy más poderoso. El digimon emitió una expresión claramente enojada y volvió a la carga, esta vez, sus lianas iban más rápidas y eran más numerosas. Mi imagen se dividió en varias, dejando a la Palmon sin saber a cual atacar, pero sus lianas eran lo suficiente numerosas como para coger a todos. Los estrelló contra el suelo, y estos se deshicieron. (Thron Throw). El original, osea, yo, estaba en el suelo, preparando su siguiente movimiento. Palmon emitió un gesto de sorpresa al ver una luz proveniente de un Wizardmon al que no había atacado. Sonreí bajo mi capa. La esfera eléctrica cobró forma tras unos momentos de concentración.
-¡Thunder Cloud!-no tan grande como su gentileza, pero directo. Una esfera de puros rayos cayó sobre él, y al tocarlo, envolvió al Palmon en sierpes eléctricas y luz. Parecía una lámpara, tintineando. Finalmente, cayó derrotado y tendido en el suelo, y yo me dejé caer sobre su espalda. Di un golpecito leve con mi bastón, y vi que había algo clavado en su espalda-¿Una especie de control mental?
Sería una buena explicación. No me importaba mucho su suerte, pero era cierto que si Irina o yo éramos sometidos a ese control mental sería problemático. La rueda oscura emitió un tintineo de metal cuando la volví a golpear con la punta del bastón, aunque esta parecía que durante el combate se había agrietado.
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :183Nivel On Rol :Beast SpiritInventario :
Yatterwa
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Arena en el viento. Remolinos de esta se propagaban por la sala, en un calmado ulular, acompasado con la respiración, cada vez más fuerte, del caballero. Reposado en su trono, con la diestra en el mentón, evaluaba si sus actos habían sido los correctos. Merecían un juicio, claro que sí, él no era ningún bárbaro, ningún déspota, ningún monstruo... ¿Cierto? Mas la duda lo atormentaba, un pesar enterrado durante eras hasta la llegada de esos intrusos. El sello de su otro yo se debilitaba, explicando la llegada de esos invasores. ¿Por qué ahora? ¿Por fin le habían perdonado sus pecados? No, aún no era libre, no podía salir.
Indagando en esto, sus cautivos miraban, con horror, lo que antes fue un hombre, ahora reducido a polvo. Osó atacarlos, activando a esas... “Cosas”. Le hubiera gustado asegurar a su pueblo que no pasaba nada, que no tuvieran miedo. Hubiera bastado un gesto para extinguir los terrores y esas bestias a la nada, pero a medida que su hogar se vinculaba más y más al exterior, su fuerza se disipaba. ¿Libertad? Eso no existía para él. Se inclinó en su trono, y pudo notar el frío hálito de la muerte, de la duda... Del miedo.
Al tiempo de esto, gritos y demás podían oírse por los pasillos, y es que la caza ya había empezado. Esas quimeras contra el pueblo de los Dorumons, y a su vez, los tamers invasores. Tres frentes luchando, a muerte, sin saber muy bien por qué. El número de vidas cobradas era injusto pues, ¿a qué se debía? A los caprichos de un hombre asustado, que activó a esos engendros antes de querer intentar un diálogo. Fallo que le costó la vida, y con la suya, otras tantas.
-¡Ey, ey! -empezaba a decir- Dime, ¿tienes algún plan de acción? -inmóvil, evaluaba al saurio y su forma de actuar- Bueno, quizás deberías, no sé, proceder. Eres el Azazel más pasivo que me he echado en cara... ¡¿Hay alguien ahí, hola?!
-A ver, Bakemono, dime otra vez. ¿Qué habilidades dispongo? -ni se molestaba en moverse, pensando en su nuevo cuerpo- Ya sabes, ahora que soy un digimon.
-...¿Bakemono? ¿Qué es eso? Como sea un insulto...-por el tono serio, pensaba que no lo era- Bueno, los Dracumon pueden acumular energía en sus garras, que en sí nace de su frustración, odio, y esas cosas tan guachis... Luego...-repasaba lo que hasta ahora habían hecho- Ah, sí, inmovilizar a los objetivos con los ojos de las palmas, es una maldición, pero contra algo tan grande no sirve. Lo de las garras tenemos una variante con los dientes y ya...-se esforzaba en repasar- ¡Ah, sí! Podemos detectar la mala vibra, las emociones negativas, identificarlas, y comérnoslas. Es bastante práctico, pero... ¿Y lo de Bakemono?
-En mi cultura, un “Bakemono” son los fantasmas que habitan en los objetos antiguos. Eres un Dracumon, pero siendo una raza, considero que mereces un nombre propio. No es muy elaborado, pero creo que servirá. A no ser que te disguste y prefieras otro.
-Nah, me gusta eso de “mono”, de "adorable", "kawaii", así que... Me vale.
Y mientras se reía, Roku comprobaba eso de detectar pasiones con la vista. En el monstruo, ahora derribado e inconsciente, podía detectar miedo, dolor, desesperación... Y todo naciendo de esos engranajes incrustados en su piel. Con la zarpa, los fue extrayendo y machacando, perdiendo ese ser tamaño y fuerza. Una vez acabó, notó que toda la estructura, ya fuera el piso y los muros, manifestaban una emoción similar: una ausencia plena de esperanza. Era como un hilo, y aumentaba la madeja conforme el pasillo se hacía más y más profundo.
-Creo que te hablan, campeón.
-¿Eh? Ah, sí... -se dirigió al Dorumon- Oye tú, vuestro líder se conecta a este espacio, ¿no? Puedo ver la ruta hacia él -se calló el factor “miedos”-, creo que llegados a este punto, reagruparnos y explicar el caso a todos sería lo mejor. Tanto los tamers como vosotros deseáis el fin de todo esto -empezó a andar, invitando a que lo siguieran con la zarpa-. Mejor hablar las cosas que seguir atacándonos por la desinformación que tenemos ahora, así que vamos, moveos.
-Ehmmm. Sé que tiene razón -dijo, liberándose del abrazo- ¡pero la forma en que lo dice da miedo! Vamos -sugirió a la otra de su misma especie-, una tregua temporal nos ayudará a deshacernos de este caos, y luego ya que nos expliquen qué hacen aquí...
Indagando en esto, sus cautivos miraban, con horror, lo que antes fue un hombre, ahora reducido a polvo. Osó atacarlos, activando a esas... “Cosas”. Le hubiera gustado asegurar a su pueblo que no pasaba nada, que no tuvieran miedo. Hubiera bastado un gesto para extinguir los terrores y esas bestias a la nada, pero a medida que su hogar se vinculaba más y más al exterior, su fuerza se disipaba. ¿Libertad? Eso no existía para él. Se inclinó en su trono, y pudo notar el frío hálito de la muerte, de la duda... Del miedo.
Al tiempo de esto, gritos y demás podían oírse por los pasillos, y es que la caza ya había empezado. Esas quimeras contra el pueblo de los Dorumons, y a su vez, los tamers invasores. Tres frentes luchando, a muerte, sin saber muy bien por qué. El número de vidas cobradas era injusto pues, ¿a qué se debía? A los caprichos de un hombre asustado, que activó a esos engendros antes de querer intentar un diálogo. Fallo que le costó la vida, y con la suya, otras tantas.
-¡Ey, ey! -empezaba a decir- Dime, ¿tienes algún plan de acción? -inmóvil, evaluaba al saurio y su forma de actuar- Bueno, quizás deberías, no sé, proceder. Eres el Azazel más pasivo que me he echado en cara... ¡¿Hay alguien ahí, hola?!
-A ver, Bakemono, dime otra vez. ¿Qué habilidades dispongo? -ni se molestaba en moverse, pensando en su nuevo cuerpo- Ya sabes, ahora que soy un digimon.
-...¿Bakemono? ¿Qué es eso? Como sea un insulto...-por el tono serio, pensaba que no lo era- Bueno, los Dracumon pueden acumular energía en sus garras, que en sí nace de su frustración, odio, y esas cosas tan guachis... Luego...-repasaba lo que hasta ahora habían hecho- Ah, sí, inmovilizar a los objetivos con los ojos de las palmas, es una maldición, pero contra algo tan grande no sirve. Lo de las garras tenemos una variante con los dientes y ya...-se esforzaba en repasar- ¡Ah, sí! Podemos detectar la mala vibra, las emociones negativas, identificarlas, y comérnoslas. Es bastante práctico, pero... ¿Y lo de Bakemono?
-En mi cultura, un “Bakemono” son los fantasmas que habitan en los objetos antiguos. Eres un Dracumon, pero siendo una raza, considero que mereces un nombre propio. No es muy elaborado, pero creo que servirá. A no ser que te disguste y prefieras otro.
-Nah, me gusta eso de “mono”, de "adorable", "kawaii", así que... Me vale.
Y mientras se reía, Roku comprobaba eso de detectar pasiones con la vista. En el monstruo, ahora derribado e inconsciente, podía detectar miedo, dolor, desesperación... Y todo naciendo de esos engranajes incrustados en su piel. Con la zarpa, los fue extrayendo y machacando, perdiendo ese ser tamaño y fuerza. Una vez acabó, notó que toda la estructura, ya fuera el piso y los muros, manifestaban una emoción similar: una ausencia plena de esperanza. Era como un hilo, y aumentaba la madeja conforme el pasillo se hacía más y más profundo.
-Creo que te hablan, campeón.
-¿Eh? Ah, sí... -se dirigió al Dorumon- Oye tú, vuestro líder se conecta a este espacio, ¿no? Puedo ver la ruta hacia él -se calló el factor “miedos”-, creo que llegados a este punto, reagruparnos y explicar el caso a todos sería lo mejor. Tanto los tamers como vosotros deseáis el fin de todo esto -empezó a andar, invitando a que lo siguieran con la zarpa-. Mejor hablar las cosas que seguir atacándonos por la desinformación que tenemos ahora, así que vamos, moveos.
-Ehmmm. Sé que tiene razón -dijo, liberándose del abrazo- ¡pero la forma en que lo dice da miedo! Vamos -sugirió a la otra de su misma especie-, una tregua temporal nos ayudará a deshacernos de este caos, y luego ya que nos expliquen qué hacen aquí...
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Ella observó como aquél caballero destruyó a ese ser de fuego, oculta tras una estatua y amparada en la sombra que esta ofrecía. Tuvo miedo de ese ser pero se sintió aliviada al ver que era destruido con tanta facilidad. Él era poderoso. No se imaginaba a ningún enemigo capaz de hacerle un rasguño. Si, su padre era el digimon más poderoso que conocía y deseaba ser como él, por eso solía verlo a menudo a esa sala a hacerle alguna visita. Ese día no podía estar allí, le dijeron que debía buscar a esos invasores y dar parte de los lugares en los que los viese, pero ella quería estar allí un rato y ver a su adorado padre. Aquél que cuidado tanto de ellos, los Dorumons, sus hijos.
Cuando el resto de sus hermanos se retiró ella sintió la necesidad de toser e hizo un poco de ruido y, temiendo que su padre la escuchara, se marchó de allí por un túnel que había oculto tras la estatua. Era su pasaje secreto para ir allí. Como el resto de sus hermanos ella era una Dorumon incapaz de evolucionar y que desaparecería definitivamente si muriera pero tenía algo distinto. Su pelaje. Era totalmente blanco, tan blanco como la nieve que sólo podía imaginarse y que jamás había visto. Era hermoso… y mortal. Todo se debía a una alteración en su código cuando fue creada. Algo salió mal y eso desde siempre le hizo ser más débil que el resto de sus hermanos. Enfermaba a menudo y siempre tenía que tener a alguien cuidándola, por suerte su padre siempre estaba a su lado para animarla. La quería mucho y ella a él.
Él la llamó Kara “la salvaje”. Decía que algún día se volvería fuerte y poderosa, que nadie ni siquiera su enfermedad se atrevería a hacerla daño. Lo gustó mucho ese nombre, era como un regalo.
Por desgracia las cosas se complicaron con el paso del tiempo. Esa anomalía se agravó y ahora amenazaba con hacer colapsar su código y matar a la joven Kara, que no tendría la oportunidad de renacer. Todos los días Alphamon revisaba su código sin poder hacer nada por ayudarla. Era cuestión de días tal vez, dos semanas como mucho. Se detuvo para toser, el cuerpo le dolía cada vez que le ocurría y sentía miedo de que ya hubiera llegado su momento. Por suerte no fue así, la tos paró y Kara pudo seguir caminando.
…
- Los humanos somos solo seres que hemos destruido bosques, contaminado mares y arrasado con especies enteras ¿Deben detenernos? – le dijo, dando la vuelta a las palabras que dijo el hombre- Los digimons no han atacado a los humanos sin provocación, todo es culpa vuestra. Vosotros habéis entrado en este mundo creyendo que sois los amos. ¡Habéis destruido familias, amistades y torturado vidas hasta la muerte! ¡Si ellos buscan venganza, si ahora hay humanos en peligro por los digimons, es todo culpa vuestra! ¡Vosotros habéis empezado todo eso! ¿Y encima te crees con el “deber” de detenerles?!
Ese científico estaba asustado, podía verlo, pero mientras que Leonardo trataba de hablar con él, ella trató de tranquilizarse. No negaba que tenía ganas de golpearlo, de devolverle el sufrimiento que otros habían tenido la desgracia de recibir a manos de su gente. Pero de eso se ocuparía Fuji, él se encargaría de sacarle toda la información de Digital INC que sepa. Después… Bueno, eso a ella no le importaba en absoluto. No le importaba el destino de ese hombre.
Pero las cosas se complicaron. El hombre entró en pánico y salió huyendo. Instantáneamente, Sigrun salió corriendo tras él y su compañero la siguió. La valquiria no iba a dejar que escapara, no iba a dejar que regresara a esa organización y siguiera participando en esas torturas. Jamás lo permitiría. Poco a poco se iba adelantando. En esa etapa, las piernas de su compañero eran más cortas que las suyas, por lo que Sigrun podía correr más rápido. Tampoco tardaría en alcanzar a ese hombre, ella entrenaba todos los días y estaba en forma. Ese científico, en cambio, parecía no haber corrido en mucho tiempo. No tardó mucho en alcanzarlo en uno de los largos pasillos de aquellas ruinas. Lo empujó y lo tiró al suelo, y antes de que pudiera levantarse para seguir huyendo le puso la rodilla en el cuello, ejerciendo algo de presión para hacerle entender que era mejor quedarse quieto en el suelo.
- Si quieres morir huye una vez más- le dijo mientras generaba sus llamas en su mano derecha- Con esto he golpeado y resquebrajado armaduras de digimons megas ¿Probamos lo que pasa con un cuerpo humano? – esperó unos segundos, generando más fuego para intimidarle - ¿Vas a volver a huir como una rata o te vas a quedar tranquilito sin hacer nada?
Ulforce llegó y se situó junto a Sigrun mientras vigilaba a ese tipo, aunque en cierto momento miró hacia atrás para ver si Leonardo les había seguido.
Cuando el resto de sus hermanos se retiró ella sintió la necesidad de toser e hizo un poco de ruido y, temiendo que su padre la escuchara, se marchó de allí por un túnel que había oculto tras la estatua. Era su pasaje secreto para ir allí. Como el resto de sus hermanos ella era una Dorumon incapaz de evolucionar y que desaparecería definitivamente si muriera pero tenía algo distinto. Su pelaje. Era totalmente blanco, tan blanco como la nieve que sólo podía imaginarse y que jamás había visto. Era hermoso… y mortal. Todo se debía a una alteración en su código cuando fue creada. Algo salió mal y eso desde siempre le hizo ser más débil que el resto de sus hermanos. Enfermaba a menudo y siempre tenía que tener a alguien cuidándola, por suerte su padre siempre estaba a su lado para animarla. La quería mucho y ella a él.
Él la llamó Kara “la salvaje”. Decía que algún día se volvería fuerte y poderosa, que nadie ni siquiera su enfermedad se atrevería a hacerla daño. Lo gustó mucho ese nombre, era como un regalo.
Por desgracia las cosas se complicaron con el paso del tiempo. Esa anomalía se agravó y ahora amenazaba con hacer colapsar su código y matar a la joven Kara, que no tendría la oportunidad de renacer. Todos los días Alphamon revisaba su código sin poder hacer nada por ayudarla. Era cuestión de días tal vez, dos semanas como mucho. Se detuvo para toser, el cuerpo le dolía cada vez que le ocurría y sentía miedo de que ya hubiera llegado su momento. Por suerte no fue así, la tos paró y Kara pudo seguir caminando.
…
- Los humanos somos solo seres que hemos destruido bosques, contaminado mares y arrasado con especies enteras ¿Deben detenernos? – le dijo, dando la vuelta a las palabras que dijo el hombre- Los digimons no han atacado a los humanos sin provocación, todo es culpa vuestra. Vosotros habéis entrado en este mundo creyendo que sois los amos. ¡Habéis destruido familias, amistades y torturado vidas hasta la muerte! ¡Si ellos buscan venganza, si ahora hay humanos en peligro por los digimons, es todo culpa vuestra! ¡Vosotros habéis empezado todo eso! ¿Y encima te crees con el “deber” de detenerles?!
Ese científico estaba asustado, podía verlo, pero mientras que Leonardo trataba de hablar con él, ella trató de tranquilizarse. No negaba que tenía ganas de golpearlo, de devolverle el sufrimiento que otros habían tenido la desgracia de recibir a manos de su gente. Pero de eso se ocuparía Fuji, él se encargaría de sacarle toda la información de Digital INC que sepa. Después… Bueno, eso a ella no le importaba en absoluto. No le importaba el destino de ese hombre.
Pero las cosas se complicaron. El hombre entró en pánico y salió huyendo. Instantáneamente, Sigrun salió corriendo tras él y su compañero la siguió. La valquiria no iba a dejar que escapara, no iba a dejar que regresara a esa organización y siguiera participando en esas torturas. Jamás lo permitiría. Poco a poco se iba adelantando. En esa etapa, las piernas de su compañero eran más cortas que las suyas, por lo que Sigrun podía correr más rápido. Tampoco tardaría en alcanzar a ese hombre, ella entrenaba todos los días y estaba en forma. Ese científico, en cambio, parecía no haber corrido en mucho tiempo. No tardó mucho en alcanzarlo en uno de los largos pasillos de aquellas ruinas. Lo empujó y lo tiró al suelo, y antes de que pudiera levantarse para seguir huyendo le puso la rodilla en el cuello, ejerciendo algo de presión para hacerle entender que era mejor quedarse quieto en el suelo.
- Si quieres morir huye una vez más- le dijo mientras generaba sus llamas en su mano derecha- Con esto he golpeado y resquebrajado armaduras de digimons megas ¿Probamos lo que pasa con un cuerpo humano? – esperó unos segundos, generando más fuego para intimidarle - ¿Vas a volver a huir como una rata o te vas a quedar tranquilito sin hacer nada?
Ulforce llegó y se situó junto a Sigrun mientras vigilaba a ese tipo, aunque en cierto momento miró hacia atrás para ver si Leonardo les había seguido.
- Tamer & Digimon
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :642Cuentas :Ficha :Relaciones :Cronologia :NPCs :Nivel On Rol :Burst Mode/Future ModeNivel On Rol de los Digi Aliados :Draco: Ultimate [BlackMetalGreymon]
Kara: Rookie [Dorumon]Icono :Rango y Unidad :Sigrun Vinter
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)
Ulforce
Rango: Hand of the King y Holy Knight
Unidad: Todo el clan (Blue Thunder Dragons)Rango y Unidad Digi Aliado :Draco
Rango: Knight
Unidad: Dragons DestroyersInventario :
Sigrun Vinter
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
—Sólo queríamos proteger a los humanos y a nuestras familias del poder de esos monstruos...—susurró el científico, sollozando—Y de vosotros, sólo sois niños jugando con un gran poder...
Leonardo suspiró siguiendo a Sigrun, que no tardó en alcanzar al hombre. La R.K estaba entrenada... y dudaba que ese señor corriera siquiera una vez al mes.
El silencio que hubo tras la advertencia de Sigrun confirmó que el científico se quedaría tranquilo. Leonardo se limitó a cruzarse de brazos ante la mirada suplicante del científico:
—Te lo advertí—se limitó a decir con cierta tranquilidad—Sigamos adelante.
* * *Luna se encogió de hombros al ver que el Dracmon parecía un poco abstraído. "Supongo que entonces no necesitará nada" pensó, al ver cómo Floramon se quedaba sin respuestas. Luna preguntó un: "¿Seguro?", pero el Dracmon se dirigió al Dorumon, comentando que podía ver la ruta hacia su "líder".
—Yo veo acertada la vía diplomática que Dracmon propone. Al fin y al cabo, nuestro cometido y deseo es que todos estén bien—dijo Floramon con una sonrisa. Acarició la cabeza del Agumon herido—Quizás a estos digimons pueda ayudarles también.
El Dorumon saltó de los brazos de Luna al suelo para guiarlos hasta el supuesto líder. Lo cierto es que le daba un poco de miedo siquiera hablar con el líder. Lo que se decía feliz no iba a estar, así que ¿y si se limitaba a...?
—...bueno, a lo que sea que supuestamente hagan a los intrusos—pensó—Apuesto a que es un bicho muy grande, muy poderoso y sobre todo, muy cabreado. ¿Hasta qué punto estará dispuesto a hablar con nosotros?
Luna no pudo evitar pedir en alto a ambos Dorumon:
—¿Podríais hacer algo para que no esté tan enfadado? No me gusta la idea de acabar presa o algo así... o que le de por eliminarnos. ¿Creéis que querrá hablar?—añadió esto último nerviosa.
—El juicio de nuestro líder es acertado, firme y absoluto—se limitó a responder la Dorumon.
—¿Drástico, te refieres?
—Puede—la indiferencia de la Dorumon le resultaba pasmosa. ¿Le importaba algo de lo que pasaba?
—Maravillosamente fantástico—comentó Luna sarcásticamente.
Leonardo suspiró siguiendo a Sigrun, que no tardó en alcanzar al hombre. La R.K estaba entrenada... y dudaba que ese señor corriera siquiera una vez al mes.
El silencio que hubo tras la advertencia de Sigrun confirmó que el científico se quedaría tranquilo. Leonardo se limitó a cruzarse de brazos ante la mirada suplicante del científico:
—Te lo advertí—se limitó a decir con cierta tranquilidad—Sigamos adelante.
* * *
—Yo veo acertada la vía diplomática que Dracmon propone. Al fin y al cabo, nuestro cometido y deseo es que todos estén bien—dijo Floramon con una sonrisa. Acarició la cabeza del Agumon herido—Quizás a estos digimons pueda ayudarles también.
El Dorumon saltó de los brazos de Luna al suelo para guiarlos hasta el supuesto líder. Lo cierto es que le daba un poco de miedo siquiera hablar con el líder. Lo que se decía feliz no iba a estar, así que ¿y si se limitaba a...?
—...bueno, a lo que sea que supuestamente hagan a los intrusos—pensó—Apuesto a que es un bicho muy grande, muy poderoso y sobre todo, muy cabreado. ¿Hasta qué punto estará dispuesto a hablar con nosotros?
Luna no pudo evitar pedir en alto a ambos Dorumon:
—¿Podríais hacer algo para que no esté tan enfadado? No me gusta la idea de acabar presa o algo así... o que le de por eliminarnos. ¿Creéis que querrá hablar?—añadió esto último nerviosa.
—El juicio de nuestro líder es acertado, firme y absoluto—se limitó a responder la Dorumon.
—¿Drástico, te refieres?
—Puede—la indiferencia de la Dorumon le resultaba pasmosa. ¿Le importaba algo de lo que pasaba?
—Maravillosamente fantástico—comentó Luna sarcásticamente.
- Tamer & Digimon
- Faltas :1Prueba de Rol :ADigi Puntos :402Ficha :Nivel On Rol :RookieNivel On Rol de los Digi Aliados :Leonardo
Champion
Icono :Rango y Unidad :Luna Naitoenjeru
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Flora
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield Tortule
Rango y Unidad Digi Aliado :Leonardo
Rango: Soldado
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TortuleInventario :
Luna Kobayashi
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Sus heridas no pudieron seguir ocultas mucho tiempo, pero tal vez fue lo mejor. Ambos tenían razón. Necesitaba ayuda si quería seguir avanzando y descubrir el misterio de esas ruinas. ¿Pero dónde encontrarla? No hizo falta esperar mucho. Tras presentarse, Elluka se ofreció a ayudar a Irina con su herida. Lo único que pidió a cambio fue su nombre y el de su acompañante.
- Irina Giorgatos – se presentó, haciendo una pequeña pausa debido al dolor- Te agradezco tu ayuda.
Sin embargo un extraño ser interrumpió la ayuda. Se trataba de un Palmon pero había algo extraño. ¿Desde cuándo existen Palmons tan grandes? Debía de ser por culpa de esas ruinas, tal vez fuera algún guardián que intentaba proteger el lugar de intrusos. Al menos eso fue lo primero que pensó Irina. Ella no podría recibir las curas hasta que se deshiciesen de ese ser, de todos modos, aun estando ella herida, seguían siendo más. Eisenheim y Elluka podrían hacerse cargo sin problemas. A no ser que la pelirrosada fuera una tamer con compañero y se hubiera separado de él. No fue así. Sacó un D-Scanner pero algo ocurrió. Hubo cadena de datos pero no hubo evolución. ¿Qué había pasado? Irina no podía comprenderlo. Observó su digivice con curiosidad preguntándose el motivo de que no pudiera evolucionar.
No había tiempo. Había que ocuparse antes de aquella amenaza. Por suerte, Eisenheim en ese momento fue su carta del triunfo. Se lanzó contra ese digimon que poco pudo hacer frente a sus ataques y su magia. Seguramente por la diferencia de nivel, tal vez el tamaño extra de ese ser no significara que fuera más poderoso. Aún con su victoria, no podían descartar que estuvieran a salvo. Podría no ser el único enemigo y tal vez no tengan tanta suerte la próxima vez y el poder vaya a la par del tamaño.
Irina se alejó del perdedor de aquella batalla, no quería tenerlo cerca por si estuviese aún vivo. Aunque lo dudaba bastante. Encontró una zona despejada de escombros y se sentó en el suelo, apoyando la espalda en la pared. No se había dado cuenta de lo cansada que estaba hasta que se sentó allí.
- No me gusta depender de la ayuda de nadie pero…- miró a Elluka- Es bueno admitir cuando uno necesita ayuda y esta es una de esas veces.
Si ella era capaz de ayudarla y eso le permitía poder defenderse de esos posibles seres que quedaban, estaría en deuda con ella. Y el rey también lo estaría.
- ¿Qué ocurrió antes cuando intentaste usar tu D-Scanner?- le preguntó, no ocultaba que sentía curiosidad por aquél extraño suceso.
- Irina Giorgatos – se presentó, haciendo una pequeña pausa debido al dolor- Te agradezco tu ayuda.
Sin embargo un extraño ser interrumpió la ayuda. Se trataba de un Palmon pero había algo extraño. ¿Desde cuándo existen Palmons tan grandes? Debía de ser por culpa de esas ruinas, tal vez fuera algún guardián que intentaba proteger el lugar de intrusos. Al menos eso fue lo primero que pensó Irina. Ella no podría recibir las curas hasta que se deshiciesen de ese ser, de todos modos, aun estando ella herida, seguían siendo más. Eisenheim y Elluka podrían hacerse cargo sin problemas. A no ser que la pelirrosada fuera una tamer con compañero y se hubiera separado de él. No fue así. Sacó un D-Scanner pero algo ocurrió. Hubo cadena de datos pero no hubo evolución. ¿Qué había pasado? Irina no podía comprenderlo. Observó su digivice con curiosidad preguntándose el motivo de que no pudiera evolucionar.
No había tiempo. Había que ocuparse antes de aquella amenaza. Por suerte, Eisenheim en ese momento fue su carta del triunfo. Se lanzó contra ese digimon que poco pudo hacer frente a sus ataques y su magia. Seguramente por la diferencia de nivel, tal vez el tamaño extra de ese ser no significara que fuera más poderoso. Aún con su victoria, no podían descartar que estuvieran a salvo. Podría no ser el único enemigo y tal vez no tengan tanta suerte la próxima vez y el poder vaya a la par del tamaño.
Irina se alejó del perdedor de aquella batalla, no quería tenerlo cerca por si estuviese aún vivo. Aunque lo dudaba bastante. Encontró una zona despejada de escombros y se sentó en el suelo, apoyando la espalda en la pared. No se había dado cuenta de lo cansada que estaba hasta que se sentó allí.
- No me gusta depender de la ayuda de nadie pero…- miró a Elluka- Es bueno admitir cuando uno necesita ayuda y esta es una de esas veces.
Si ella era capaz de ayudarla y eso le permitía poder defenderse de esos posibles seres que quedaban, estaría en deuda con ella. Y el rey también lo estaría.
- ¿Qué ocurrió antes cuando intentaste usar tu D-Scanner?- le preguntó, no ocultaba que sentía curiosidad por aquél extraño suceso.
Irina Giorgatos
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
-Será mejor que nos pongamos en marcha, no tenemos tiemp...-antes de terminar la frase, un seísmo amenazó la estructura, haciendo que el suelo bajo los pies del Dorumon se viniera abajo- ¡Oh!
Antes de pensar, el Dracumon se abalanzó sobre él, recogiéndolo e iniciando juntos una caída libre. Los temblores aún siguieron varios minutos más, réplicas que no sorprendían a nadie al ser lo habitual con los terremotos, pero el hoyo originado, así como las fisuras, grietas y derrumbes, volvían a conformarse, compitiendo con las ondas del temblor. Una vez finalizados estos, la gruta quedó exactamente igual que en sus inicios, como si nada hubiera pasado.
-Me parece, digno adversario, que va siendo hora de asumir la derrota -una espectral figura se manifestó en la sala del trono, un humano enfundado con un traje regio pero de adornos futuristas, resplandecientes como si el neón alimentara sus entrañas-. Tu error ha sido pensar que nuestro acceso fue fortuito. Una de tantas faltas, me temo.
-¿Quién se supone que sois? -el caballero apuntó con su mano al extraño, amenazando con borrarle de la existencia- Identificáos o...
-¿O qué? -le sonreía, sabiéndose victorioso- Yo ni siquiera estoy aquí. Solo soy una imagen y un audio proyectado en esta sala. Un capricho para anunciar mi triunfo, no puedo negarlo -podía notar la forma en que el caballero intentaba detectar su procedencia-. Verás, antes de movilizar mis tropas a tu terreno, les sometimos a un simple proceso “de mejora” -narraba como si su propia voz fuera digna de elogio y adulación-. Les dijimos que era para adaptarse a la “atmósfera” de este “terreno hostil” -remarcaba las comillas-, claro que eso, era falso. Solo les dispusimos de lo necesario para registrar lo que pudieran ver y oír. La información es poder y, claro, una vez te encontraran -abrió los brazos, dirigiéndose así al titán sentado- ¡poder decirte que estás acabado!
-¿Qué...-con muchos esfuerzos, agotado tras la reconstrucción de las diferentes salas y pasillos, se alzó- has...-su figura, imponente, eclipsó al resto de los allí presentes, pues su sombra colosal se proyectaba sobre ellos- dicho?
-Vaya, creo que herí tu hombría, ¿no? -lejos de manifestar emoción alguna, encaró al gigantesco paladín- Lo repetiré por si te cuesta asimilarlo: ya habéis perdido. Los humanos no somos tan débiles como os pensáis, hemos aprendido mucho tras años y años de guerra -incluso se tomó la licencia de atusarlo con el dedo-. Llegamos a tener armas y tácticas que, para evitar nuestra extinción, fueron prohibidas. Claro que esto solo aplica a la “humanidad”, no a monstruos como vosotros. Y dime, ¿conoces el concepto de “guerra biológica”?
Por supuesto que no. Aunque existieran digimons capaces de liberar toxinas y virus, era entendido como una capacidad innata, lejos de poder programarse un ataque tan concreto como el liberado por Digital INC. Con la misma tecnología que permitía generar una simbiosis con los organismos de ese mundo, habían sintetizado una “enfermedad inteligente”, una plaga dispuesta como última carta de triunfo.
-Mira, ahí hay otros como yo, ¿les podemos pedir ayuda? -indicaba el desorientado Dorumon- Quizás así sepamos qué provocó el temblor.
-No estoy seguro -apuntando con su ojo, Roku se dio cuenta de algo-. ¿En este mundo existe la “rabia”?
-Creo que en cualquier mundo existen malos sentimientos como ese, pero no creo que eso sea relevante.
-No esa clase de rabia... ¡Corre!
Antes de pensar, el Dracumon se abalanzó sobre él, recogiéndolo e iniciando juntos una caída libre. Los temblores aún siguieron varios minutos más, réplicas que no sorprendían a nadie al ser lo habitual con los terremotos, pero el hoyo originado, así como las fisuras, grietas y derrumbes, volvían a conformarse, compitiendo con las ondas del temblor. Una vez finalizados estos, la gruta quedó exactamente igual que en sus inicios, como si nada hubiera pasado.
-Me parece, digno adversario, que va siendo hora de asumir la derrota -una espectral figura se manifestó en la sala del trono, un humano enfundado con un traje regio pero de adornos futuristas, resplandecientes como si el neón alimentara sus entrañas-. Tu error ha sido pensar que nuestro acceso fue fortuito. Una de tantas faltas, me temo.
-¿Quién se supone que sois? -el caballero apuntó con su mano al extraño, amenazando con borrarle de la existencia- Identificáos o...
-¿O qué? -le sonreía, sabiéndose victorioso- Yo ni siquiera estoy aquí. Solo soy una imagen y un audio proyectado en esta sala. Un capricho para anunciar mi triunfo, no puedo negarlo -podía notar la forma en que el caballero intentaba detectar su procedencia-. Verás, antes de movilizar mis tropas a tu terreno, les sometimos a un simple proceso “de mejora” -narraba como si su propia voz fuera digna de elogio y adulación-. Les dijimos que era para adaptarse a la “atmósfera” de este “terreno hostil” -remarcaba las comillas-, claro que eso, era falso. Solo les dispusimos de lo necesario para registrar lo que pudieran ver y oír. La información es poder y, claro, una vez te encontraran -abrió los brazos, dirigiéndose así al titán sentado- ¡poder decirte que estás acabado!
-¿Qué...-con muchos esfuerzos, agotado tras la reconstrucción de las diferentes salas y pasillos, se alzó- has...-su figura, imponente, eclipsó al resto de los allí presentes, pues su sombra colosal se proyectaba sobre ellos- dicho?
-Vaya, creo que herí tu hombría, ¿no? -lejos de manifestar emoción alguna, encaró al gigantesco paladín- Lo repetiré por si te cuesta asimilarlo: ya habéis perdido. Los humanos no somos tan débiles como os pensáis, hemos aprendido mucho tras años y años de guerra -incluso se tomó la licencia de atusarlo con el dedo-. Llegamos a tener armas y tácticas que, para evitar nuestra extinción, fueron prohibidas. Claro que esto solo aplica a la “humanidad”, no a monstruos como vosotros. Y dime, ¿conoces el concepto de “guerra biológica”?
Por supuesto que no. Aunque existieran digimons capaces de liberar toxinas y virus, era entendido como una capacidad innata, lejos de poder programarse un ataque tan concreto como el liberado por Digital INC. Con la misma tecnología que permitía generar una simbiosis con los organismos de ese mundo, habían sintetizado una “enfermedad inteligente”, una plaga dispuesta como última carta de triunfo.
-Mira, ahí hay otros como yo, ¿les podemos pedir ayuda? -indicaba el desorientado Dorumon- Quizás así sepamos qué provocó el temblor.
-No estoy seguro -apuntando con su ojo, Roku se dio cuenta de algo-. ¿En este mundo existe la “rabia”?
-Creo que en cualquier mundo existen malos sentimientos como ese, pero no creo que eso sea relevante.
-No esa clase de rabia... ¡Corre!
- Tamer
- Faltas :Una por cada double.Prueba de Rol :ADigi Puntos :1060Ficha :NPCs :Nivel On Rol :Ancient spiritNivel On Rol de los Digi Aliados :Sven-Hyper SpiritIcono :Rango y Unidad :Roku Ginshô (Adam Odysseum)
Rango: Holy General
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleRango y Unidad Digi Aliado :Sven
Rango: Teniente
División: Four Holy Beast
Unidad/Sub-division: North Shield TurtleInventario :
Roku Ginshô
Re: Cristales Gemelos [Libre][evento/cap]
Otro temblor. A ese paso las ruinas se nos caerían encima y no habíamos descubierto nada. ¡Eso me llenaba de rabia! Capté a un digimon de aspecto extraño nos estaba espiando, escondido tras un par de rocas. Alcé una ceja y me acerqué al microbio, molesto. ¿Cómo osaba insultar nuestra inteligencia así? No me importaba lo desconocido que fuera. Ah, pero debi presuponer que algo extraño pasaba con la bola de pelo, porque comenzó temblar... aunque he de reconocer que pensé que era por mi regia presencia. Lo agarré de la piel del lomo y tiré de él hacia arriba para mirarlo cara a cara.
—Tú, insecto, más te vale que me digas ahora mismo si eres amigo o enemigo.
El maldito bicho violeta me dio un bocado en la mano. Solté un grito y lo dejé caer. El digimon seguía con el pelo erizado, pero a mi era lo que menos me importaba. Noté la sangre en la mano de la mordida. Normalmente fulminaría a aquel que osase hacerme sangrar, pero me sentía inusualmente mal.
—C...creo que no me encuentro muy bien...—tuve que admitir, llevándome una mano a la cabeza. ¿Qué me ocurría? Tuve que sentarme en el suelo, tratando de respirar. Calma. ¡Se me pasaría enseguida! ¡He soportado miles de cosas, un simple desfallecimiento no puede hacerme daño!
Pero no era algo tan simple como un desfallecimiento. Todo se puso oscuro, y sin saberlo, me había transformado en Pegasusmon: era una mezcla extraña de inconsciencia y consciencia, porque podía verme alzar los cascos al aire mientras emitía un largo relincho. ¡Mis fuerzas estaban tan drenadas que ni siquiera podía enfadarme por ese instinto! O resistirme siquiera a correr. Lo único que acerté a hacer es intentar golpearme la cabeza contra la pared para volver en mí, pero era tarde. Me había desbocado y embestía a todo lo que tuviera al paso.
—Tú, insecto, más te vale que me digas ahora mismo si eres amigo o enemigo.
El maldito bicho violeta me dio un bocado en la mano. Solté un grito y lo dejé caer. El digimon seguía con el pelo erizado, pero a mi era lo que menos me importaba. Noté la sangre en la mano de la mordida. Normalmente fulminaría a aquel que osase hacerme sangrar, pero me sentía inusualmente mal.
—C...creo que no me encuentro muy bien...—tuve que admitir, llevándome una mano a la cabeza. ¿Qué me ocurría? Tuve que sentarme en el suelo, tratando de respirar. Calma. ¡Se me pasaría enseguida! ¡He soportado miles de cosas, un simple desfallecimiento no puede hacerme daño!
Pero no era algo tan simple como un desfallecimiento. Todo se puso oscuro, y sin saberlo, me había transformado en Pegasusmon: era una mezcla extraña de inconsciencia y consciencia, porque podía verme alzar los cascos al aire mientras emitía un largo relincho. ¡Mis fuerzas estaban tan drenadas que ni siquiera podía enfadarme por ese instinto! O resistirme siquiera a correr. Lo único que acerté a hacer es intentar golpearme la cabeza contra la pared para volver en mí, pero era tarde. Me había desbocado y embestía a todo lo que tuviera al paso.
- Prueba de Rol :ADigi Puntos :183Nivel On Rol :Beast SpiritInventario :
Yatterwa
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Temas similares
» (Trama) Cristales gemelos
» Paseando junto a los cristales [Prueba Rena Ryuugu]
» [Evento] The New Race
» ¡Al fin, un día libre! ... O eso creo [Libre]
» Sugerencia para Evento
» Paseando junto a los cristales [Prueba Rena Ryuugu]
» [Evento] The New Race
» ¡Al fin, un día libre! ... O eso creo [Libre]
» Sugerencia para Evento
Página 3 de 4.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Nov 27, 2023 2:03 am por Garrod Ran
» [Gazimon/ Plutomon]
Dom Feb 24, 2019 2:25 pm por Pancho"Gaito"
» Introduccion
Vie Dic 14, 2018 11:32 pm por Milespinas
» [Candlemon/Wizardmon/Mystimon]
Sáb Nov 24, 2018 9:54 pm por Scott Desaster
» La aventura del Apócrifo comienza
Miér Nov 07, 2018 11:12 pm por Guillem Telast
» Danger? (priv. Roku)
Mar Nov 06, 2018 2:48 am por Yuri Matsuoka
» ATLAS DE LOCALIZACIONES REALES DE DIGIMON
Mar Oct 23, 2018 5:35 pm por Pieddark
» Petición de Lineas Evolutivas
Dom Sep 30, 2018 11:59 am por Scott Desaster
» Cuenta Alternativa! [Registro]
Jue Sep 27, 2018 10:57 pm por Koh