Un día lluvioso. [Libre]

Era mediodía, pero apenas se notaba por que el cielo estaba cubierto de grisáceas nubes que no dejaban ver el sol. Había poca gente por la calle debido al día desagradable, sobretodo por el frío viento que soplaba y calaba hasta los huesos.

Kehio, un muchacho pelirrojo y de tez pálida, paseaba tranquilamente por el parque, ignorando las inclemencias del tiempo. Como hacía fresco se había puesto una sudadera gruesa de color butano chillón y tenía la capucha echada sobre los ojos. El chico portaba unos enormes cascos naranjas colgando del cuello, una guitarra amarrada a la espalda y un gatito azul, que a primera vista parecía un peluche, sujeto entre los brazos como si fuese un niño pequeño.
- ¿P-porqué salimos ahora? - Habló el Digimon en un susurro, erizando el pelo mientras se acurrucaba entre los brazos de su compañero. - Hace frío, brrrf...
- Por que pasear es bueno, Ronro. - Dijo simplemente. El Digimon miró enfurruñado al humano, inflando de un modo gracioso las mejillas, dejando claro que no le era suficiente como respuesta. - Además, me agobia estar todo el día en casa. - Ronro movió la cola disimuladamente, contentándose con la nueva respuesta.

Caminaron durante varios minutos hasta llegar a la zona del césped, la favorita de Ronro. El chico dejó en el suelo al Digimon, quién empezó a corretear entre la hierba para entrar en calor, haciendo tintinear los cascabeles que tenía en un collar muy tosco que siempre tenía puesto. Era gracioso verle intentar acechar a una pequeña mariposa de colores vivos. Ronro se intentaba acercar de forma sigilosa, pero el ruidito de los cascabeles parecía alertar al insecto, que siempre se apartaba en el momento justo para esquivarlo y se posaba un poco más lejos, como tentándole a seguir intentándolo.
Mientras tanto, Kehio se sentó en las raíces de un enorme cerezo, con la guitarra ya desenfundada y dispuesto a tocar, no sin antes afinarla.
El viento parecía amainar poco a poco, pero el cielo se oscurecía cada vez más, amenazando con lluvia.

el paseo al supermercado habia sido tranquilo, salí de mi casa ya entrada la tarde, despues de que Eth se habia retirado al digimundo a hablar con un conocido, mi alacena se habia quedado casi vacia esta semana, asi que aproveche mi tiempo libre para ir por mas viveres

me encontraba caminando, vestida con una sudadera verde larga hasta las rodillas, echa de lana, la traia abierta ya que el material la hacia muy buena conductora de calor, por debajo de esta mi ropa habitual se encontraba, en mis brazos traia dos bolsas llenas de alimentos y productos que usaria en estos dias, me gustaba sentir las corrientes de viento frio que se generaban en este dia, la temporada invernal se acercaba cada vez mas

pasaba por uno de los tantos parques que habia camino a mi casa, cuando algo me llamo la atencion, sobre el pasto habia una pequela figura saltando, a simple vista parecia un gato, pero cuando estuve lo suficientemente cerca me di cuenta de que se trataba de otra criatura

- Un Wanyamon - hable en tono bajo sorprendida de ver un digimon en esta zona, en ese instante note al chico que al parecer era su tamer, se encontraba afinando las cuerdas de una guitarra, cambie la direccion de mis pasos hacia donde ellos se encontraban, y al estar a unos metros de ambos mire el cielo un instante deteniendome

- ¡Oigan! - les grite para llamar su atencion - Se que no es de mi incumbencia pero si se quedan aqui se mojaran - volvi a ver al cielo dandoles a entender a que me referia, las nubes eran grisaceas, amenazando con soltar su agua en cualquier instante, quiza fuera por mi preocupacion por un digimon tan pequeño que me habia atrevido a hablarles, aunque solo me acercaba para hacerles esa observacion

- Deberias cuidar mas a tu digimon, en esa etapa podria enfermar bajo una lluvia fuerte - sabia que eran mas resistentes que nosotros, aunque mi instinto siempre me hacia cuidar de mis dos digimons cuando estaban asi de indefensos

Una vez afinadas las cuerdas, Kehio se disponía a empezar a tocar cuando se escuchó una voz femenina. El chico miró rápidamente a todas direcciones, no buscando a la chica que había voceado, que estaba a unos pocos metros de distancia y se la veía perfectamente, sino a su Digimon. - ¿Cómo no la he visto venir? - Se preguntó Kehio mirando de reojo a la chica.
Ronro, que también había oído a la muchacha, se había quedado inerte, inmóvil de golpe entre la hierba, intentando desesperadamente pasar inadvertido, aunque en el fondo sabía que ya era demasiado tarde, aquella chica le había visto de pleno y estaba demasiado cerca como para no diferenciarlo de un gato corriente. ¿Cuántas veces le había dicho su compañero que no debían verle moverse o hablar? - Meeeow... - Maulló, intentando disimular ante la chica y, a su vez, llamar la atención de Kehio, que parecía no poder distinguirle entre los hierbajos.

- Espera... ¿Qué? - El chico ignoró el aviso de lluvia y se centró en la siguiente frase. Se puso de pie, tomó la guitarra y con mucho cuidado guardó el instrumento en su funda, se notaba que le tenía cariño. - ¿Digimon? ¿Etapa? - Se acercó a la chica hasta quedar frente a ella. Era una chica de cabello largo y negro como ala de cuervo. La miró inquisitivamente, una vez hecho el vistazo rápido sonrió ampliamente. -¿Habré encontrado a alguien que sepa explicarme qué clase de animal es Ronro? - Sin mucha educación le dio la espalda a la muchacha, se alejó un poco y rebuscó entre la hierba, hasta tomar en brazos al Digimon, que fingía de mala manera ser un peluche, ya que temblaba levemente por los nervios de ser descubierto.

Se acercó de nuevo a la chica y le tendió a Wanyamon, como invitándola a cogerlo, aunque el pobre Ronro no parecía contento con la idea de estar en brazos de otra persona. - ¿Y si me secuestra? La chica me cogerá, saldrá corriendo y me venderá a un zoo por mucho dinero... y no volveré a escuchar a Kehio y tendrá que pagar por verme tras unos barrotes y, y, y, y cuando le hable para pedirle que me saque de allí alguien me escuchará hablar y me diseccionarán para saber que soy y... - Muchas ideas bastante pésimas se aglomeraron en la cabeza de Ronro, que se ponía cada vez más y más nervioso. Seguía manteniéndose inmóvil, pero algún que otro escalofrío y el gesto de disgusto en su rostro dejaban muy claro que no era un juguete.

- Soy Kehio y este es Ronro - Su presentación era bastante simple. - ¿Tú quién eres? ¿Qué sabes sobre Ronro? Le has llamado Digimon
- ¡¡Noooo!! ¡No me presenteeees! - Exclamó el Digimon, saltando de brazos de Kehio para colarse dentro de la capucha de su compañero, ocultándose de la extraña.

aquel digimon se habia quedado completamente inmovil, antes de mascullar un falso miau como tratando de aparentar que era un gato, lo cual solo me saco una sonrisa, era demasiado obvio para mi lo que era, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por las constantes preguntas de su tamer, el cual repetia las palabras claves de lo que acababa de decir

se acerco hasta quedar frente mio - ¿He... dicho algo malo? - pense viendolo con intriga, lo observe girarse e ir por su pequeño digimon que estaba agazapado entre la hierba, lo tendio frente a mi, como incitandome a tomarlo con mis brazos, vi las bolsas que cargaba conmigo "no estaba pensando que podia tomarlo asi, ¿verdad?", aunque lo que mas me intrigaba era la actitud completamente asustadiza del pequeño digimon

fui cuestionada por aquel chico, quien se presento como Kehio y menciono el nombre que habia puesto a su digimon - Ronro - dije en tono bajo antes de oirlo gritar y esconderse, lo cual causo que me riera levemente antes de responder, al parecer no sabia nada del digimundo

- Soy Elith, mucho gusto... y te dire que me sorprende que tú no lo sepas - baje mis bolsas con cuidado antes de proseguir - Tu pequeña mascota es un digimon, o digital monster, unas pequeñas criaturas digitales de otro mundo - señale el bulto en su ropa

- Dile que no se preocupe, no le hare daño, soy compañera de dos digimons - puse mi mano sobre mi menton pensativa, si su digimon no se lo habia explicado solo podia significar una cosa - Tu digimon es conocido como Wanyamon, aunque Ronro igual es un buen nombre - saque mi digivice para mostrarselo - Deberias tener un aparato como este, es un digivice, una especie de vinculo con tu digimon que le permite cambiar de forma o etapa... aunque hay algo que no me explico, generalmente los digimons saben lo que son y se encargan de explicarselo al tamer ¿donde encontraste a ese pequeñin? - tenia la sospecha de que estuviera perdido, o que por algun motivo no recordara nada del digimundo, habia muchas posibilidades

La muchacha se rió al ver la reacción de Ronro, el Digimon rodeó su redondito cuerpo con la cola, asustado, pero no se asomó más para ver a la extraña que se presentó como Elith.
Kehio ladeó levemente la cabeza, escuchando atentamente lo que Elith decía. - Digital Monster... ¿Monstruo digital? - Se rascó la mejilla con un dedo, le costaba imaginarse a su pequeño y adorable compañero como un monstruo, dada la horrible fama de esos seres que lo destruían todo a su paso, pero en cierto modo era una posibilidad, aunque no se la fuese a tomar muy en serio. Además lo digital no podía salir de los ordenadores, los móviles y la televisión ¿No? Solo eran programas y bits encerrados en chismes metálicos - ¿De otro mundo, dices? - Enarcó las cejas. Ese comentario si que hizo que Ronro se asomara lo suficiente como para dejar entrever sus amarillentos ojos tras la capucha, curioso.

- Venga, sal, no te va a hacer daño, ¿No la oyes? - Dió un par de toquecitos cariñosos en la capucha, pero Ronro era demasiado desconfiado como para fiarse de la palabra de una chica que acababan de conocer, así que simplemente se limitó a erizar el pelaje y a rodear el cuello de su compañero con la cola, dando a entender que no saldría. - ¿Has oído eso Wan-ya-mon? -Comentó con sorna en cuanto supo el nombre real del Digimon, haciendo una breve pausa tras cada sílaba del nombre.
- ¡No me llames así! ¡¡No me gustaaaa!! - Soltó el cuello de Kehio y se revolvió dentro de la capucha, quitándosela a su compañero a modo de protesta y quedando un bulto extraño dentro, colgando en la espalda, haciendo parecer que el pelirrojo tuviese una chepa o algo por el estilo.
Kehio rió abiertamente, le encantaba hacer rabiar a Ronro.

El muchacho abrió los ojos sorprendido en cuanto Elith le mostró el Digivice. El tenía uno muy parecido a ese. Se palpó con algo de prisa los bolsillos, como buscando algo, al no encontrar nada se metió las manos en los bolsillos, rebuscando.
- ¡Pss! ¡¡Pssss!!... En el bolsillo del pantalón... - Susurró, asomando la cola por el agujero de la capucha. Kehio se centró en los bolsillos del pantalón y... ¡Bingo! Sacó un Digivice IC de color anaranjado.
- Siempre había pensado que era un teléfono móvil... ¿Cómo se supone que funciona?

Las nubes no dieron más treguas y empezó a llover. Al principio era un chispeo sin importancia, ni siquiera empapaba, pero a los pocos segundos las nubes no aguantaron más su carga y lo soltaron todo con fuerza, encharcando el suelo en cuestión de medio minuto. Ronro se asomó y, rápidamente, tomó los cascos de Kehio con la boca y se volvió a ocultar en la capucha. No quería que se mojaran, era de lo poco que le calmaba cuando se ponía nervioso. Al muchacho en cambio, poco le importó la lluvia, ni se molestó en cubrirse la cabeza con la capucha.
- A Ronro lo encontré en un nido de pájaros, no era más que un huevo. - Tomó una de las bolsas de la chica del suelo para ayudarla a cargar, si se iba a ir por la lluvia había decidido que la acompañaría, tal vez así puediese ver a los dos Digimons que Elith decía tener de compañeros.
- ¿Podrías explicarme mejor todo esto? No entiendo que quieres decir con eso de que Ronro es digital, o de que viene de otro mundo. ¿Me estás diciendo que es un alienígena?

el chico saco un digivice igual al mio pero de un color anaranjado, preguntando como funcionaba

- Es un... tanto dificil de explicar - antes de poder decirle algo mas la lluvia comenzo a caer, me apresure a recoger una de las bolsas que traia, mientras Kehio me ayudo con la otra explicando que habia encontrado a wanyamon en un nido de pajaro - Extraño - pense en voz alta, hasta ahora los tamers que conocia no eran casos similares a este

camine hacia mi casa, mientras aquel chico me preguntaba mas acerca de su digimon - No se si se pueda decir de esa manera, no viene de otro mundo, es un mundo... por decirlo de alguna forma, paralelo a este - pense un poco en Eth, seguramente esas explicaciones él las podria hacer mejor - Vamos alla - señale una banca techada que estaba en otro parque, al menos la lluvia no seguiria mojandonos, ya que mi hogar estaba un poco retirado

al llegar al lugar y dejar mis cosas en el suelo seco tome mi cabello tratando de quitarle un poco el agua - Creo que me entenderian mejor con un digimon - deje mi cabello y saque mi digivice - Kotemon, por favor sal - al instante el digivice desprendio una luz materializando a mi kotemon, el cual se apresuro a hablar

- ¿Necesitas algo Elith? - pregunto dandose cuenta en ese momento que no estabamos solos - Oh... mucho gusto, soy kotemon, el digimon guardian de Elith - se presento formalmente, haciendome soltar una risa nerviosa, odiaba que se llamara asi, lo hacia parecer mas un guardaespaldas que un compañero

- Ignoren eso, es uno de mis amigos del digimundo - mire a kotemon - Ellos dos no saben que es el digimundo, y creo que su digimon bebe tambien desconoce cualquier informacion - kotemon los observo pensativo

- Es algo peculiar, aunque puede pasar, que los datos de memoria se hayan perdido ¿Donde se encontro? -

- En este mundo - respondi de inmediato

- Quiza los perdio en el camino a materializarse en el mundo humano - observo el bulto en la ropa de Kehio- ¿Es él? - le pregunto a su tamer - Parece demasiado asustadizo - en ese instante una luz lo envolvio transformandose en una estapa anterior, una pequeña bolita con cola color azulada, con un casco que cubria la mitad de su cabeza, con unos picos sobresaliendo, aunque no sabia si su idea funcionaria

- Esta es mi forma equivalente a la de tu digimon, mi nombre es caprimon, esperemos que de esta forma tenga un poco mas de confianza... los detalles te los explicare luego - lo cargue en mis brazos - Tu digimon al igual que yo venimos de un mundo creado a partir de datos de computadora, gobernado por dioses digimons quienes deciden el futuro de nuestro mundo, un mundo alterno, si lo quieres ver asi, los humanos pueden llegar a ir a ese mundo y conseguir compañeros digimons si tienen suerte, es algo meramente al azar, aunque nosotros sabemos eso desde que nacemos, estamos conformados por datos, razon por la cual puedo estar en ese pequeño aparato llamado digivice... al igual que una computadora podemos perder datos por muchas razones, quiza es lo que le paso a tu digimon, pero no somos programas, igual que los seres vivos habitan en este mundo los seres digitales vivimos en el digimundo - dejo hasta ahi su charla para disipar cualquier duda y dejar que Kehio asimilara la informacion

Kehio acompañó a Elith durante todo el camino, hasta llegar a una banca con un pequeño tejado que serviría para refugiarse de la lluvia torrencial. La muchacha se explicó mejor sobre el Digimundo y la imagen que tenía Kehio en la cabeza de un OVNI lleno de Ronros o Wanyamons, como Elith decía que se llamaban, cruzando el espacio hasta llegar a la tierra se desvaneció.
Mientras la chica se secaba el pelo el pelirrojo dejó a sus pies la bolsa de la compra y se rascó la cabeza, sacudiendo el pelo y salpicando un poco, aunque no parecía importarle demasiado estar empapado.

Al poco de quitarse parte del agua del pelo, Ethil sacó de nuevo el "teléfono móvil" raro del bolsillo. Kehio no recordaba bien el nombre de aquel trasto, pero tampoco le pareció ser algo de importancia. Con una educada frase el Digivice comenzó a brillar como por arte de magia y, al poco, salido de la nada, apareció un Kotemon. - ... Parece un diablillo practicando Kendo... - Se guardó el comentario para si mismo, pero no pudo reprimir una risita ante la idea de que el hijo de un demonio estuviese presente ante él.
Ronro, al oír la presentación se asomó por encima del hombro de su compañero, saliendo completamente de la capucha, con los cascos rodeándole el cuerpo. Miró con curiosidad al otro Digimon, pero sin abandonar la seguridad que sentía al estar cerca de Kehio.

El Kotemon se presentó de tal manera que, más que un amigo, parecía un guardián o un sirviente. El pelirrojo se puso de cuclillas y posó una mano sobre la cabeza, o mejor dicho, el casco del digimon, acariciándole como si se tratase de un niño pequeño. - ¿Estás cómodo ahí dentro? - Preguntó, refiriéndose al interior del Digivice de la chica. A Kehio no le gustaba la idea de meter a Ronro en el "teléfono móvil", no le gustaba la idea de estar separado de él, por poco que fuera, pero si era un lugar agradable quizá debiera dejarle probar, aunque fuese solo por una vez.

Ronro pegó un saltito hasta el suelo, con el ceño fruncido y las mejillas hinchadas, envalentonado ante el comentario de Kotemon - ¡Yo no soy asustadizo! - Exclamó el pequeño digimon, pegándose a las piernas de su compañero, que seguía de cuclillas y abrazando uno de sus tobillos con la cola. - ¡Solo no quería salir por que hace frío! - El wanyamon lo decía con un tono levemente orgulloso, pero perdía todo el efecto al tener un tembleque gracioso en la voz y al aprisionar con algo más de fuerza el tobillo de Kehio a cada palabra que decía.
El pelirojo sonrió y le rascó la cabeza de Ronro, quien movió las orejas, pero no se relajó.

En ese momento una luz brillante, como la que habían visto minutos antes en el digivice de Elith envolvió el perfil de Kotemon durante un segundo. Cuando el resplandor terminó el digimon no medía mucho más que Ronro y era parecido a un zorrito sin patitas con un casco vikingo. - ¡Vaya! Como mola - Kehio parpadeó un par de veces y miró a Elith con sorprendido. - ¿Pueden cambiar de forma a placer? ¿Ronro también podría?
Wanyamon erizó el pelo durante un segundo, a la defensiva, mirando inquisitivamente al Caprimon, luego lo olfateó, como si realmente se tratase de un gato y saltó a los brazos de su compañero. Desde luego, el gesto del Caprimon había funcionado, Ronro se veía bastante más cómodo al ver a alguien como él y más tranquilo ante la presencia de Elith. Kehio se puso de pie en el mismo instante en el que Elith tomaba en brazos a Caprimon, dejando a ambos digimon a la misma altura. Se quedó en silencio, escuchando todo lo que decía el digimon hasta que hubo terminado y se quedó unos minutos en silencio, un silencio un tanto incómodo.
- Dices que los humanos podemos ir a vuestro mundo. Quiero que Ronro conozca su hogar ¿Cómo puedo ir? - preguntó finalmente, mirando al pequeño Caprimon. Wanyamon miró a su compañero con una expresión de duda en el rostro.

Off:

Gatomon y yo atravesamos un portal dimensional por culpa de Mirtha, pues nos lanzó a todos a sitios diferentes tras nuestro combate. Para colmo perdí de vista a mi digimon se volvió data delante de mi en el portal.

-¡GATOMOOOON!!!-Grité con todas mis fuerzas llamándola cerrando los ojos con fuerza con lágrimas goteando por toda mi  cara.

Cuando abrí los ojos, estaba en un cesped húmedo procedente de un jardín cercano, quizá de alguna biblioteca o algo por el estilo, la cosa esque estaba detrás del edificio. Delante de mi llovía pero yo no estaba mojada, miré hacia arriba y vi que una parte del techado del edificio me protegía de la lluvia. Mire a mi alrededor había gente paseando con paragüas, algunos corrían para evitar mojarse demasiado. Definitivamente no estaba en el Mundo Digimon sino en mi mundo.

-¿Gatomon?-pregunté puesto que no la veía en ninguna parte. No obtuve respuesta.
Me examiné y vi que llevaba la misma ropa que tenía en la batalla con Lucemon, también tenía mi Digivice atado al cuello y las cartas en el bolsillo de atrás de mi pantalón. Examiné mi D-power en busca de alguna pista que me llevara a mi digimon, pero estaba vacío, ni siquiera salía un mapa para poder localizarla...-"¿No será que los digimon no pueden materializarse en este mundo?"-me entristecí al pensar eso y no volver a  ver más a mi digimon, se hizo un ovillo y me lamenté por unos instantes. "Si al menos hubiera podido despedirme de ella..."-pense cuando levanté la cara y en una valla de la carretera me pareció verla como si fuera un fantasma, bajo la luz de un semáforo. Me levanté y corrí hacia alli bajo la lluvia.

-¡Gatomon!-grité pero cuando llegué había desaparecido. Quizá solo fue mi imaginación...

- Dices que los humanos podemos ir a vuestro mundo. Quiero que Ronro conozca su hogar ¿Cómo puedo ir? - dijo una voz cerca de mi.

Miré hacia un banco que había al lado de la carretera y bajo su repisa había una pareja, ¿tenían peluches? no espera...

-¡Sois tamers! Oye, por favor, decirmelo ¿no habéis visto a una Gatomon por aquí?-dije yo acercándome a ellos y ya de paso resguardándome de la lluvia.

- Ronro podra aunque les toma algo de tiempo, experiencia y lazos con el tamer para llegar a otras etapas - respondi a su primer pregunta, kotemon asintio ante mi respuesta

- yo solo puedo cambiar 2 veces por encima de esta, y cada una es mas poderosa que la anterior - presumio un poco mi pequeño digimon

- Sí, podemos ir al digi... - en ese momento fuimos interrumpidos por una chica que se acerco corriendo con mirada de desesperacion, preguntando por otro digimon

tanto kotemon como yo negamos con la cabeza - Lo siento pero no hemos visto mas digimons - esa chica que parecia haber salido de una batalla, me recordo ese tipo de eventos, los cuales algo que pocas veces se veia, a mi me habia pasado algo similar al encontrarme con mi digimon, con portales abiertos al azar, quiza el digimon habia caido a él, o visceversa

caprimon volvio a su forma de kotemon al instante, con una mirada que denotaba seriedad - Creo que es hora de un viaje - supuso antes de escuchar la historia - Ethrios podra alcanzarnos mas tarde, encargate de los detalles, yo regreso en unos momentos - dijo antes de volver a cambiar de forma a wizarmon, tomando las bolsas y volviendose invisible, probablemente iba a dejar un recado y las compras a la casa, tome asiento en la banca que se encontraba a nuestras espaldas haciendole una señal a la chica de acompañarnos un momento, tenia que calmarse antes de empezar su busqueda de ser necesario

- ¿Cuentanos como te separaste de tu digimon? por lo que se podria estar en el digimundo, de ser asi podemos ayudarte a buscarlo, de paso ronro puede conocer el mundo del cual proviene - propuse a ambos, esperando sus respuestas

La conversación se vio interrumpida por el grito de una chica que se acercaba a la carrera, preguntando con tono de súplica por un digimon. La muchacha tenía, para que engañarse, un aspecto horrible, como si hubiese estado peleando hace poco; sumándolo al gesto de preocupación que tenía en el rostro y a que estaba calada hasta los huesos, la impresión que daba no mejoraba nada.
Wanyamon había desaparecido de entre las manos de su compañero humano de golpe. Como impulsado por un muelle, había saltado de sus brazos a sus hombros, ocultándose dentro de la capucha nuevamente, asustado ante la nueva visita.
- Esto... ¿Te encuentras bien? - Preguntó mirando a la chica, enarcando las cejas sorprendido. - No, no hemos visto ninguno por aquí. - Echó un vistazo rápido alrededor, buscando por encima todo lo que pudiese considerarse un digimon, pero no había nada parecido.

El Caprimon se puso serio de golpe y, rodeado por una tenue luz cambió de forma una vez, volviendo a ser aquel gracioso diablillo con una espada y luego, casi acto seguido, otra luz volvió a rodearle y cuando esta desapareció, había algo muy parecido a un hombrecillo, con la piel azulada y un gorro picudo. A Kehio no le dio tiempo para fijarse mucho más en él, porque, literalmente, tomó las bolsas de Elith y se volvió invisible. - No creo que tenga la necesidad de ocultarse de ese modo, si no le hubiese visto cambiar de forma habría jurado que era un humano disfrazado. - Pensó mientras palpaba con un pie el lugar donde escasos segundos antes había estado el Wizardmon.

Un trueno retumbó por todo el lugar e iluminó el oscuro cielo gris. Parecía que el día no mejoraría pronto, se levantaba un viento frío y muy desagradable para aquellos que se habían mojado.
Ronro se revolvió en la capucha y se asomó para mirar a la nueva chica. Tenía una carita entristecida y las orejas agachadas. - ¡N-nosotros te ayudamos a buscarlo! - Exclamó con cierto nerviosismo. A Wanyamon no le hacía ninguna gracia que dos amigos se separasen y, por la cara de la chica, se notaba que su digimon y ella eran buenos amigos.

Acababa de volver del mundo digital y aun no se creía lo que le pasaba, volvía a estar en su casa, con el pijama, con una pequeña marca en la mejilla por los sucesos, y el dispositivo en la mano. No entendía lo que había pasado, pero tenía clara una cosa, no era un juego. lo había comprobado por si misma.

Estresada, agobiada, y necesitando relajarse, tomó su cámara, y su bolso, se vistió y salió a la calle donde el cielo comenzaba a nublarse. Caminó un rato, no conocía la ciudad, y, finalmente, encontró un buen lugar donde hacer fotos. Un angulo, otro, la luz era perfecta, daba un aspecto tétrico al parque.

Alzó la vista de su objetivo, ese lugar, era tan parecido a donde encontró el digivice, le traía recuerdos. Sonrió a la nada, recordando. Quería empezar su búsqueda, había visto la amistad entre Sigrun y sus digimons, ella, ahora que se encontraba sola en un lugar desconocido, también quería algo así. Su gatita Mimi era adorable, pero, por desgracia no hablaba.

Mientras volvía a hacer "click" con su objetivo, una gota de agua le cayó encima. Alanna guardó la cámara con rapidez, y comenzó a correr intentando volver a su apartamento antes de que empeorase el tiempo. Nlo logró. El agua comenzó a caer con fuerza mientras la chica avanzaba por las calles semidesiertas de la ciudad.

Mientras corría, de repente, un gato tropezó con ella, lanzándosele a la cabeza, pero no era un gato normal, parecía un peluche. Mientras el agua caía cada vez con más fuerza, la chica cogió al gato que se había enredado a ella y parecía negarse a soltarla.

- Ey, por favor, no puedo respirar.- después de forcejear un poco, logró apartarlo de su cara. Miró al gato, tenía rayas en la cola, y unos enormes ojos gatunos.- Hola- sonrió la chica.- Tu debes ser otro digimon, ¿cierto? ¿Quién es tu compañero? te ayudaré a buscarlo.- se ofreció tomando en brazos al gato y comenzando a andar a esperas de una respuesta, tal vez pudiera decirle cuando y donde se habían separado, aunque la chica no conocía muy bien la ciudad, en realidad, no la conocía para nada, tenía pasos más largos que el digimon y podría encontrar antes a su compañero.- Soy Alanna, por cierto, ¿y tu?- se presentó mientras la lluvia seguía empapándola.

Al menos la cámara estaba a buen recaudo en una bolsa impermeable, "Con lo caras que son, me faltaba que se mojara" pensó en su fuero interno, agradecida de haberse llevado esa funda y no otra.

En mi cabeza tenía recuerdos difusos, creo que tras evolucionar volví a ser Gatomon... pasé por un portal y... Ash, ¿A dónde se fue Ash? Intenté despertarme y me sentí atada con miles de tubitos y cacharritos rodeando mi cuerpo.

-No te muevas, o no podré copiar tus datos, Gatomon-dijo una voz robótica cerca de mí.

Abrí los ojos y miré a mi alrededor, estaba como... como en un almacén de servidores informáticos, máquinas y muchas lucecitas y monitores. Ante mi había un datamon toqueteando botoncitos.

-¿Eh... dónde? ¡Hey! ¿Qué se supone que haces?-no reconocía donde estaba solo vi que en frente de mi había otra copia idéntica a mi pero con los ojos vidriosos, como sin vida.

-Keramon te trajo hasta aquí, él es mi socio para traer a los digimon a este mundo y conquistarlo jaja-contestó Datamon

-¿Pero qué mamarrachadas dices? ¿Dónde está Ashely? ¡habla saco de circuitos y suéltame!-grité yo debatiéndome entre las cuerdas y los cables que me rodeaban.

-¡Cálmate, tu copia está casi completa!-dicho esto a los pocos segundos le dio a un botón que ponía "send" (enviar) y el Gato-copia desapareció.

-¿Para qué copias mi data? Por que si es para mandar un acoso masivo a Ulforcín me apunto jaja-dije yo empezando a liberarme de las ataduras y hablaba para ganar tiempo.

-No se de que me hablas, mi plan es llenar el mundo humano de digimons para conquistarlo y hacer mas grandes nuestros dominios

-Pues Ulforcín es... Ulforcin jeje... ¡Wag!-cuando ya estaba casi libre un Keramon con la cabeza hacia abajo se puso delante de mi cara como sosteniéndose con los tentáculos en el techo.

-Kera-kera!!-dijo el digimon

-¡GOLPE DE GATO!-me salió sin pensar y lo estrellé contra Datamon, aproveché la confusión para escabullirme de allí.

-¡Maldita Gatomon, recupérala!-gritaba Datamon a Keramon, poco después un ejército de kuramons y keramons me seguían

-Maldito, Datamon! ¿Es que acaso ha hecho copias también de kuramons y keramons?-dije yo subiendo las escaleras que me permitían escapar de ellos.-¡MMEEEAAAAWWWHHHH!!!-salí a otro piso donde había un montón de humanos que trabajaban en la oficina, quizá estaba en alguna empresa informática o algo por el estilo.

Ellos me miraron asustados o bien por que nunca antes habían visto un gato digimon o bien por todo el séquito que me seguía, no lo se ni tampoco me quedé a averiguarlo, resbalé entre las mesas y los papeles y salté por la ventana rompiendo el cristal a mi paso.


-Nosotras vinimos del digimundo a través de un portal dimensional, tras librar una batalla con un lucemon y una kazemon. Solo recuerdo que la vi desaparecer delante de mi, pero en cambio la he visto aparecer tenuemente por ahi... Pensaréis que estoy loca....Por cierto soy Ashely Shirley.¿Quiénes sois vosotros y como que vuestros digimon se materializan sin problemas? -pregunté observando al wanyamon y al wizardmon.-Yo también quiero regresar al digimundo, este no es mi país, no reconozco nada de aquí, ni siquiera se donde estamos, ni cómo encontrar a mi digimon....-dije algo triste.

No lejos de allí se materializó la copia de gatomon delante de una joven. A pesar de las muchas preguntas que le hacía la chica el solo podía decir:

-Meaw! Meaw!

Despues de escuchar su historia acerca de una pelea y como habian tratado de escapar, me quede un poco pensativa, asi que habia muchos problemas en el digimundo ahora mismo

- La verdad wizarmon puede hacerlo desde que lo tengo, al igual que mi impmon, ambos estan conmigo la mayor parte del tiempo en el mundo humano... aunque no lo habia pensado con detenimiento, quiza algunas zonas son mas faciles de cruzar a este mundo para los digimons - puse una mano en su hombro tratando de consolarla

- Se lo que dices, igualmente me he separado de ellos, pero todos estamos dispuestos a ayudarte, hay un portal algo retirado de aqui, oculto entre ese bosque - señale hacia el noroeste, era una zona que prohibia el paso, la cual habia cruzado ya muchas veces para llegar al digimundo, aunque se encontraba a varios kilometros

- Solo debemos esperar a wizarmon -

- Ya llegue - dijo mi digimon quitando su ilusion y volviendo a aparecer frente a nosotros con una mirada feliz, y varios paraguas de la casa en sus manos, eso habia sido rapido - He dejado una nota en la casa, en caso de que Eth aparezca, ahora vamos - le dio uno a ashley, uno a Kehio y el ultimo a mi, volviendo a su etapa de caprimon para ahorrar espacio entre ambos, me levante antes de hablar

- Soy Elith - dije abriendo el paraguas - este de aqui es un digimon aliado que tengo, Ethrios es mi digimon, quiza lo conozcas mas tarde -

- Mucho gusto - hablo caprimon con cortesia

- Vamos, entre mas rapido lleguemos al digimundo, mas rapido encontraremos a tu compañera - comence a avanzar con caprimon en mi hombro, solo debian seguirme, el portal estaba a lo mucho a una hora caminando desde este lugar, esperaba que tuvieran buena resistencia - ¿En que zona del digimundo estaban antes de separarse? - le pregunte a ashley con la intencion de ir directamente a ese lugar, si no la encontrabamos ahi por lo menos podriamos buscar pistas que nos llevaran a ella

Kehio se rascó la nuca, escuchando con total atención la historia de Ashely, aunque se le hacía difícil imaginar a aquella muchacha peleando contra nadie. - Yo soy Kehio y este enano es Ronro. - Dijo haciendo un gesto con la mano, señalando al digimon. - Prrr... - Ronroneó a modo de saludo, inclinando su cuerpecito hacia delante, como si fuese una reverencia.
El pelirrojo no se molestó en responder la segunda pregunta de Ashely, más que nada porque no la entendía. - ¿A qué se referirá con lo de materializarse...? - Miró a su Wanyamon, desde luego, este estaba bien definido, como lo había estado siempre.

Elith tenía claro que marchando al digimundo encontrarían al Gatomon perdido. La chica señaló hacia el noroeste, asegurando que allí había un portal que les llevaría a otro mundo, como si supiese de memoria la ubicación de estos.
Kehio dio un respingo en cuanto Wizardmon apareció de golpe, salido de la nada. El digimon también había pillado por sorpresa a Ronro, que, asustado, pegó un brinco y se metió de nuevo en la capucha. El wizardmon, con varios paraguas en la mano, repatrió uno a cada uno antes de volver a su forma más pequeña con un destello de luz.
- ¡Oh! Gracias, peque. - Tomó el paraguas con una sonrisa, salió del sitio techado y lo abrió, cubriéndose de la lluvia con él.

Elith y Caprimon se presentaron y al segundo empezaron a avanzar. Kehio, ignorando donde se encontraba el portal, que ni se había molestado en mirar donde había señalado antes Elith, se limitó a seguirla, tarareando distraídamente una canción bastante animada. Pudiera parecer que el pelirrojo fuese un poco insensible, dado que Ashely estaba preocupada por su compañero, pero la cancioncilla parecía tranquilizar a Wanyamon, que ronroneaba, aún dentro de la capucha de Kehio y la cola, que asomaba, se movía lentamente de un lado a otro.

Estuvieron caminando un rato bastante largo, tardaron en llegar ante el bosque que buscaban. El lugar era un poco tétrico a decir verdad, el bosquecillo era frondoso, con un follaje oscuro que se acentuaba por el cielo nublado y la tierra embarrada por culpa de la lluvia, además, un cartelito de "Prohibido el paso" era la guinda del pastel, que le daba al lugar un aire de típico cuento infantil de brujas.
- ¿D-de verdad vamos a entrar...? Susurró el digimón, asomando la cabeza y mirando con sus ojos verdes el cartel. - No deberíamos ¡Está prohibido! ¿No lo lees? - Ronro le aconsejaba con cierta alarma en la voz, pero Kehio lo ignoró por completo.
Cerró el paraguas, lo enganchó entre las correas de la funda de su guitarra y, sin dejar de tararear, entró el primero en el bosque, saltando encima de un charco de barro. Se giró hacia las chicas con una sonrisa amistosa. - ¿Señoritas? - Le tendió una mano a cada una, con una cortesía notablemente fingida. Daba la impresión de que Kehio quería ayudarlas a cruzar el charco de barro para que no se manchasen, pero si alguna le daba la mano se aseguraría de que esta terminase de morros en el el fango.

-Un placer en conocerte, Elith y a ti también Kehio y Ronro! pero sinceramente no creo que Gatomon esté en el Digimundo, ella vino conmigo aqui, al Mundo Real. Siento que está cerca pero se ha debido de perder o algo así, yo la he visto ¡no estoy loca!-dije yo parandome en seco y negándome a ir al digimundo de nuevo, al menos sin mi digimon.-Y sinceramente, nos echaron del lugar en el que estábamos, abriendo un digiportal que nos trajo hasta aquí, no creo que aparezcamos en la misma zona oscura de la que venimos y ni ganas de volver a ese lugar, gracias.-dije yo.

Pronto vino su wizardmon amigo y nos dió el paraguas

-Gracias, Wizardmon.-agradecí abriendo mi paraguas para ir con ellos a lo mejor por la zona donde estaba el digiportal dl que hablaban estaba gatomon, aunque lo que más deseaba a parte de encontrar a mi digimon era un baño caliente y ropa limpia, pero qué se le va a hacer... si apareciera el hombre de mis sueños en esta aventura estaba lo menos que presentable o aceptable para descubrirle ahora... jeje.

En el bosquecillo, además de ser tétrico y horripilante, me recordaba mucho a la zona en la que acabábamos de estar, estaba infestado de kuramons, iba a pasar el charco de barro cuando el digivice que pendía de mi cuello comenzó a pitar.

-¡Gatomon!!-grité esperanzada de que quizá mi D-power reaccionara por fin y me revelara la posición de mi digimon.-Disculparme un momento...-me volví a adentrar en la ciudad siguiendo las señales de mi aparato y a pocos pasos de allí encontré un enorme campo digital y por la zona más nítida del campo pude vislumbrar que envolvía a un edificio como de oficinas y a una Iglesia.
-¡Gatomon tiene que estar allí!-atravesé el campo digital y ante mi vi un edificio medio destrozado con un datamon y un Bastemon librando un combate alrededor de muchas personas mirandolos asustados.

En la Iglesia había un Greymon que también estaba causando furor al interrumpir una misa.

-¡Gatomon! ¡Gatomon! ¿estás ahi?-llamé y de una manera extraña el Bastemon pareció mirarme como aludida, lo que hizo que recibiera un ataque del datamon.



Cuando caí del edificio tuve la suerte de que, a pesar de ser un digimon, tenía la misma facilidad de los gatos para caer siempre de pie, eso si me hice mogollón de daño en mis patas. Los kuramon y keramon parecieron haberse dispersado en un bosquecillo cercano o quizá hubieran entrado en la iglesia de al lado de las oficinas, que se yo. Solo se que el datamon me seguía y apareció ante mi de repente.

-¡MEEAAW!-maullé sorprendida.

-¡No escaparás de mí tan fácilmente, gatita!-dijo datamon bloqueándome la salida.-Mi campo digital no dejará traspasar tus datos, al mundo humano jajaj, en otras palabras, sólo te manifestarás aquí dentro del campo digital.

Mire a mi alrededor y vi que una neblina digital nos ocultaba de ojos ajenos de cualquiera que no fuera tamer y pudiera cruzar el campo.

-¡Maldito, roboto! ¡Por tu culpa, Ashe no podrá encontrarme!¡ONE, TWO, NEKO PUNCH!-ataqué pero ese estúpido robot bloqueó mis zarpas con sus largos brazos impidiéndome realizar el ataque.

-Un champion como tú, jamás podría igualarme en poder ¡BOMBAS DE CONEXIÓN!-atacó el abriendo una compuertitas de sus dedos dejando caer en mis manos unas bombas

-¡MEEAAWWHHAAY!!-grité de dolor saliendo despedida de él pero aun manteniendome dentro del campo digital

Tenía las zarpas destrozadas y para colmo Ashely no estaba cerca para que pudiera digievolucionar. ¡Maldición! Pero si no derrotaba a ese payaso, no podría salir del campo digital. Tenía que ganar tiempo, quizá Ashe viera el campo y podría entrar en él y encontrarme... pero no las tenía todas conmigo...

-Ahora morirás! ¡NANO CRU.. !¡OH!-Datamon se paró en seco y detuvo su ataque al ver la carita que acababa de poner para ganar tiempo, agaché mis orejas y le miré con lástima con unos ojos grandes y llorosos como platos.

-¡NEKODAMASHI!-me giré rápidamente y le propiné una patada en la cara ganando el suficiente tiempo para correr.

-¡AGGGHH! ¡Maldita Gatomon!-se quejaba datamon de dolor.-¡Te atraparé!

Corri y corrí por el campo digital con mis patas doloridas. Tenía que hacer algo."Vamos Gato, piensa, piensa! Tienes que poder hacer algo aunque sea sin Ashely... Deberías poder evolucionar en Lady sin Ash cerca..."-pensé y de pronto recordé cuando de forma errónea evolucioné a BlackGatomon."¡No! ¡Ni de broma! me juré y perjuré que no volvería a caer en la oscuridad..."-Algo me atrapó el trasero mientras pensaba en esas cosas.

-¡Ah! ¡Atrevido!-protesté mientras el brazo extensible de datamon me cogía del trasero y me traía de nuevo hacia él.

-Ya te dije que no puedes escapar de mí, gatita.-decía datamon a medida que yo me acercaba a él.-Ahora te finiquitaré, jiejiejie-decía

-¡¡Eres muy irritante y de veras me estás cabreando mucho, maldita bombilla con patas!!-rugí de frustración y de pronto volví a tener aquella horrible sensación que me revolvía las entrañas, la misma que cuando evolucioné a blacktailmon.-¡Perdóname, Ashely!-Fue lo último que dije antes de envolverme en una luz oscura.

-¿Qué demonios haces?-se extrañó Datamon soltándome de repente.

-¡BASTEMON! ¡Vampire Dance!-de pronto Bastemon comenzó a bailar alrededor de Datamon con una danza que le hacía menguar las fuerzas a Datamon.

-¡No, para! ¡Detente, endemoniada criatura!-datamon estaba confuso, tan confuso que se hirió a si mismo. jiji

Finalmente al estar tan confuso datamon, bastemon aprovechó y arañó, cruzando sus dos manos en el ataque la máscara de Datamon.

-He, he, he, he! ¡MUERE DE UNA VEZ MALDITA MÁQUINA!-gritaba Bastemon eufórica de poder.